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¿Disciplina o maltrato infantil?

¿Cómo tener un balance en la disciplina de nuestros hijos?

Primero, es importante estar claros en cuál es la función principal de la disciplina. Hay quienes pueden pensar que la disciplina es para castigar a los hijos cuando hacen algo incorrecto.

Con el castigo físico, no estamos ayudando al proceso de aprendizaje de los niños. Al contrario, estamos dejando una huella de dolor que no es positivo para su salud emocional.

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En la cultura latina hemos aceptado con cierta normalidad y broma que aquel que no ha recibido un “chancletazo” o un “correazo” es porque no es latino. Esto se ha normalizado como una crianza firme y con disciplina, pensando que nos puede garantizar un ser humano de bien para nuestra sociedad.

El castigo físico como manera de crianza, que ha sido muy popular en nuestra cultura, choca con las leyes que se han desarrollado para prevenir el maltrato infantil. También, vemos que hoy en día la niñez conoce sobre sus derechos y amenazan a los padres y madres con llamar a Servicios Sociales para hacer una acusación de maltrato.

La realidad es que el propósito de la disciplina es un proceso de aprendizaje. Lo que queremos es que nuestros hijos aprendan a identificar las acciones incorrectas y puedan hacer mejores decisiones con sus conductas futuras.

Disciplina Vs. castigo n Tener una estructura familiar. Los niños necesitan horarios que les ayuden a organizar sus actividades (p.ej. comidas, horas de dormir, etc.). n Tener flexibilidad dentro de la estructura que se establece. Podemos dar espacio a la flexibilidad en situaciones especiales (p.ej. un viernes se pueden acostar un poco más tarde porque al otro día no hay clases) n Establecer reglas de funcionamiento en el hogar. Las reglas deben estar claramente definidas y discutidas por cada persona que forma parte de la familia. n Variar las reglas de acuerdo con las edades de los niños. n Establecer las consecuencias cuando una regla se desobedece (p.ej. no podrán usar un juego electrónico por una semana). n Ser razonables y justos con las consecuencias y estén basadas de acuerdo a la falta. n Darle espacio a los hijos para entretenimiento y actividades físicas. n Buscar ayuda profesional tan pronto sienta que tiene dificultades con la disciplina de sus hijos.

Como parte del proceso de aprendizaje, cada acción conlleva unas consecuencias y en la disciplina definimos claramente cuáles son las reglas del juego y las consecuencias si no seguimos esas reglas.

En el castigo, muchas veces queremos ver algún sufrimiento en el niño porque pensamos que esta es la única manera en que puede aprender. Es por eso que, cuando usamos el uso de fuerza física para castigar y no vemos que el niño llora o sufre, surge un deseo de pegarle más fuerte hasta verlo llorar.

Con el uso del castigo físico, no estamos ayudando al proceso de aprendizaje. Al contrario, estamos dejando una huella de dolor que no es positivo para su salud emocional, sumado a los riesgos que hay de lastimarlos si perdemos el control al pegarles bajo coraje.

¿Cuál es la mejor manera de disciplinar a nuestros hijos?

Estas recomendaciones no sustituyen una consulta con un profesional de la salud mental para situaciones particulares. Para mayor información pueden llamar al 984-974-3795.

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