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Los trabajadores latinos viven en un sistema laboral que los pone en peligro
Según las últimas cifras oficiales, pese a que los latinos representan alrededor del 10 % de la población de Carolina del Norte, sufrieron casi una tercera parte (31.7 %) de todos los accidentes fatales en un sitio de trabajo. Esta disparidad es mucho más acentuada en industrias como la construcción. ¿Existen avances para proteger la vida de nuestros trabajadores?
De las 63 muertes relacionadas con alguna actividad laboral en el 2022, unas 20 víctimas fueron latinos. Fallecieron 17 hombres y tres mujeres. El rango de edades de estos trabajadores va de los 19 hasta los 73 años, según los datos del Departamento de Trabajo de Carolina del Norte (NCDOL). La mitad de las muertes de estos trabajadores ocurrieron en la construcción, y más específicamente, las caídas fueron el principal incidente que provocó una muerte fatal en los trabajadores latinos. Lo más triste de todo es que buena parte de estas fatalidades se pudieron haber evitado. Con toda esta información disponible, ¿qué están haciendo las autoridades para prevenir estas tragedias? La respuesta parece ser: no lo suficiente.
Los latinos Vs. un sistema laboral indiferente Tristemente, Carolina del Norte no se caracteriza por ser un estado que proteja a sus trabajadores, especialmente a los latinos y mucho menos si son inmigrantes, pese a desempeñarse en industrias consideradas esenciales. Las leyes están diseñadas para cuidar las ganancias de las compañías, aun a costa de la dignidad o la integridad de sus trabajadores.
En cuanto a la dignidad, en el estado las empresas no están obligadas a dar vacaciones a sus empleados, ni siquiera un momento para que vayan al baño o almuercen, esto dependerá de la benevolencia del empleador. Además, el salario mínimo en el estado continúa siendo un insultante $7.25 la hora.
Diego Barahona A.
En cuanto a la seguridad de los trabajadores, las autoridades confían en que las empresas “hagan lo correcto”, pues en la práctica casi no hay inspectores de seguridad que revisen los sitios de trabajo.
Actualmente, el NCDOL cuenta con alrededor de 105 oficiales que realizan inspecciones para todo el estado. Un informe del Centro de Justicia estimó que ese número de inspectores tardaría más de 100 años en visitar cada lugar de trabajo. De estos 105 inspectores solo 11 hablan español.
Sanciones irrisorias y tardías
Pero ¿qué pasa si una empresa no “hizo lo correcto” y por su negligencia muere uno de sus trabajadores? Casi nada. En casos de muertes en el lugar de trabajo, las autoridades emitieron multas promedio de $4,100, lo que equivale a un 75 % menos que el promedio nacional, según el Centro de Justicia de Carolina del Norte.
Por su puesto, el dinero de esas multas no va a las familias de los trabajadores. El que una familia reciba una ayuda económica dependerá del seguro de compensación para trabajadores, y en la práctica, que contraten a un abogado y tengan mucha paciencia, puesto que estos casos pueden tardar varios meses en procesarse.
Evidentemente, las familias de trabajadores de la construcción, de la industria forestal, del transporte, de las fábricas, o del campo no siempre cuentan con los recursos o el conocimiento para navegar un sistema diseñado para embestir en su contra, mucho más si son inmigrantes.
Es necesario reformular nuestras caducas leyes laborales, incrementar el salario mínimo, invertir en formas más eficientes de inspección de los sitios de trabajo, en definitiva, de cuidar de las manos que están construyendo el presente y el futuro de Carolina del Norte: sus trabajadores.