La moneda visigoda en Cuenca y su contexto arqueológico. El hallazgo de tremises visigodos...

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LA MONEDA VISIGODA EN CUENCA Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO. EL HALLAZGO DE TESORILLO DE TREMISES VISIGODOS DE LA MINA ROMANA DE LAPIS SPECULARIS DE LA CONDENADA EN OSA DE LA VEGA © María José Bernárdez Gómez Juan Carlos Guisado di Monti Museo Histórico Minero Felipe de Borbón (ETSI-Minas Madrid)

Colección HUMANIDADES N.º 126 Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla.La Mancha. I.S.B.N.:978-84-9044-112-1. Páginas 159 - 1904 Imágenes: https://www.flickr.com/photos/lapis-specularis/sets/72157637239214746/


Introducción. La moneda visigoda en Cuenca «Tú eres, oh España sagrada, madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa de todas las tierras que se extienden desde el Occidente hasta la India. Tú, por derecho, eres ahora la reina de todas las provincias, de quien reciben prestadas sus luces no sólo el ocaso, sino también el Oriente. … Tú [Hispania] eres feracísima por tus caudalosos ríos, tú amarilleas en torrentes que arrastran pepitas de oro, tú tienes la fuente engendradora de buenos caballos, tú posees los vellones teñidos con púrpura indígena que centellea a la par de los colores de Tiro. En ti se encuentra la preciosa piedra fulgurante en el sombrío interior de los montes, que se enciende con resplandor parecido al del cercano sol...» (Isidoro de Sevilla: De laude Spaniae). -159En la laudatio de “la bella España”, Isidoro de Sevilla1, erudito y teólogo de época visigoda, se expresaba con encomio y lírico fervor, al referirse a los bienes más reputados y a la riqueza que en su tiempo distinguía y tenían las fértiles tierras de Hispania. En la mención del pasaje, junto al oro obtenido en los ríos, se alude también a una bella piedra que se encontraba en las entrañas de los montes y que se encendía con el sol, o más concretamente, que refulgía cuando los rayos del astro rey se proyectaban sobre ella. La valorada piedra o mineral en cuestión, no era otro que el lapis specularis o yeso especular, un recurso minero de la Antigüedad, característico y explotado especialmente en Hispania. Su evocación, como patrimonio representativo y relevante por San Isidoro en su laudatio (un estilo o género literario de alabanza y elogio a los recursos y productividad de un país o región), confirma y testimonia, aún en el periodo visigodo en que se escribe la obra, la importancia y el prestigio de una de las -160- producciones lapídeas (y por extensión su industria), con las que como tópico se identificaba y se reconocía todavía la fama y el potencial del solar hispano. Será pues en uno de estos antiguos minados de lapis specularis en los que se extraía el célebre y brillante yeso cristalino que identificaba a Hispania, donde en el año 2001 tiene lugar el descubrimiento arqueológico y numismático de un tesorillo visigodo exhumado en la mina de La Condenada, yacimiento arqueológico de Osa de la Vega (Cuenca). El tesorillo, compuesto por quince tremises visigodos de los últimos monarcas del Regnum Gothorum, es hasta el presente el único descubrimiento numismático de importancia en Cuenca de este periodo, al que habría que sumar el hallazgo en la cercana ciudad de Segóbriga de un tremís de Recaredo I, con el que se completaría el cómputo total de los ejemplares de monedas de época visigoda registrados hasta ahora en la provincia y que conforman por el momento el inventario general reconocido de Cuenca.

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Junto a la laudatio, Isidoro de Sevilla menciona también al lapis specularis en sus Etimologías (XVI-II: 3-9,437 y XIX-II: 10-20), aunque sus citas referentes al yeso especular, no dejan de ser sino una síntesis de datos al respecto tomados del lapidario de Plinio el Viejo, ya que las explotaciones mineras como tales no estarían ya activas.


Fig. 1: Planimetría de la mina romana de lapis specularis de La Condenada (OV.I-8) de Osa de la Vega (Cuenca), con la señalización del lugar del hallazgo del Tesorillo Visigodo de tiempos de Witiza. Dibujo de D. Fernando Villaverde Mora.

Otros conjuntos monetarios o tesaurizaciones de la Comunidad de CastillaLa Mancha en época visigoda El mayor tesorillo visigodo descubierto en la Comunidad de Castilla-La Mancha es el de la ciudad visigoda de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara), compuesto por un conjunto monetario de 90 piezas del siglo VI d. C., de las que 83 monedas serían visigodas (78 hispanas y 5 galas), 6 merovingias y una sueva. Las monedas fueron halladas por el arqueólogo José Cabré en el año 1945 en el baptisterio de la basílica, y su ocultación se fecharía durante la construcción de la misma entre los años 578-579 d.C. Ya del siglo VII d.C., es el más reciente descubrimiento del año 2006 en la Vega Baja de Toledo, que consta de 30 tremises de los monarcas Sisebuto (1), Suinthila (9), Sisenando (12) y Chintila (8), rey este último con el que se cierra el conjunto. Este atesoramiento, se concreta cronológicamente en función de sus amonedaciones entre los años 612-639 d.C., si bien los directores de la intervención arqueológica que dio lugar a su hallazgo en los restos de una vivienda visigoda destruida de la parcela R4 de la Vega Baja, contextualizan el mismo probablemente durante el reinado de Chindasvinto, momento histórico de inestabilidad y convulsión más propicio para que se produjera la ocultación del tesorillo. También de la Vega Baja de Toledo, es el conocido como Tesorillo del Asilo de Ancianos, por localizarse de manera casual próximo a una residencia -161- de tercera edad toledana mientras se realizaban unas obras de canalización de agua en el año 1957. El mismo, está constituido por 8 monedas de los monarcas Ervigio (1), Egica (3), y Egica y Witiza (4), así como por una pequeña barrita de plata circular. Su paralelismo en cuanto a conjunto y afinidad histórica con el tesorillo de La Condenada es innegable, aunque con un menor número de piezas en su haber y cerrado por la acuñación conjunta de los monarcas Egica y Witiza. La fecha de su ocultamiento sería durante los siglos VII-VIII, entre los años


695-702 d.C. Por último e igualmente en un espacio urbano como es el de Ello-Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete), contamos con un pequeño lote de 4 tremises de la última etapa visigoda, localizados arqueológicamente entre la basílica y el palatium de la ciudad. Concretamente, las monedas se corresponden con una pieza del correinado de Egica y Witiza, más otras 3 del rey Witiza en solitario, con lo que el conjunto se dataría en el siglo VIII d. C., tomando como acuñaciones finales del mismo las últimas piezas de Witiza. En el panorama de hallazgos de tesoros visigodos en la región, es destacable la aparición y recuperación generalizada de estos atesoramientos o tesaurizaciones monetales en el interior de núcleos urbanos, y dentro de éstos, en espacios emblemáticos de las mencionadas ciudades, a excepción del tesorillo de La Condenada, hallado en una antigua mina romana y en un entorno rural, si bien es cierto que en una órbita próxima a la cercana ciudad y sede episcopal de Segóbriga. -

El tesorillo de la Condenada y su contextualización arqueológica La mina romana de lapis specularis de La Condenada se encuentra al sur de la actual localidad conquense de Osa de la Vega, en una elevación yesífera que se conoce con el topónimo de “Las Horadás”o “Obradás”, en referencia a los diversos pozos y hundimientos mineros que allí se localizan como consecuencia de los intensos trabajos subterráneos que en época romana se llevaron a cabo en el lugar. El cerro donde se sitúan las minas, discurre de norte a sur durante un par de kilómetros y en paralelo al oeste de la carretera CM-3011, que une la localidad de la Osa con la cercana población de Belmonte. En el afloramiento geológico de yeso, se han localizado unos veinticinco minados (OV.I-1 a OV.I-25), que ocupan un espacio aproximado de unas ocho hectáreas. Este complejo minero, signado como OV-I (Osa de la Vega - I), cuenta -162- también con dos centros de procesamiento de mineral donde se trabajaba a boca de mina el lapis specularis o yeso especular, así como otra serie de espacios auxiliares e instalaciones relacionadas con la industria minera del momento. Aparte de la explotación romana, las minas de Osa de la Vega han sido reutilizadas por las distintas culturas que ocuparon el territorio de una forma u otra, de manera que su ocupación y empleo, se han mantenido prácticamente ininterrumpidas a lo largo de la historia y en mayor o menor medida hasta nuestros días. Si bien, su uso ha tenido más que ver con su utilización como lugar de refugio y sitio donde guarecerse, especialmente en momentos de inestabilidad y tiempos de crisis. Así hemos podido constatar, desde su función como escondite de buscados por la Santa Inquisición2, como el caso de Sebastián del Coso, vecino de la Ossa, que en el año 1610 dejó testimonio escrito de su estancia y paso por la mina con un grafiti inciso en uno de los yesos especulares del interior de La Condenada, hasta nuestra más cercana Guerra Civil, donde el minado se utilizó como refugio por los contendientes de uno u otro bando. Igualmente, la curiosidad y atracción que despierta el medio subterráneo como lugar de leyendas y ocultamiento de tesoros, han generado también en todas las épocas la suma de visitas continuadas en pos de las posibles riquezas y bienes escondidos, así como episodios de exploración al ámbito de los minados de la más variada índole y casuística. De algunas de estas exploraciones e incursiones, hay evidencias literarias que describen el interior de las minas, en busca de la explicación y respuesta a su posible función. Tal es el caso de Fray Cristóbal de los Santos3, que a finales del siglo XVII nos da la siguiente descripción de los minados: «A corta distancia de la Osa de la Vega hay una mediana eminencia, que llaman la Horadada, en cuyo distrito hay diferentes bocas de unas cuevas, donde entrando por ellas se encuentran edificios subterráneos, con diferentes salas con 2

D. Pérez Ramírez & F.J. Triguero Cordente: Papeles sueltos de la inquisición de Cuenca, en Departamento de Publicación de la Diputación Provincial de Cuenca. 1999, Cartas: legajo 812 – nº 6599. Año 1602, Mayo, Villaescusa. Carta de Pedro Ruiz Melero a la Inquisición de Cuenca diciendo enviar las informaciones sobre la limpieza de sangre de Sebastián del Coso, natural de la Osa y Ana Melera, su mujer, dos folios. 3 C. de los Santos: Historia del sagrado rostro de nuestro redentor. 1695, folio 75.


asientos y sillas labradas de las mismas piedras, todos vestigios demostrativos de haber vivido en ellas mucha gente, o ya gentiles, o ya de sarracenos».-163 En el siglo XVIII y en parecidas circunstancias, se expresa también el presbítero osense Pedro de la Torre y del Pozo4, que aporta la siguiente información sobre las minas: «A medio cuarto de legua de la población hay algunas canteras para hacer yeso, en las que se encuentran varios vestigios de las habitaciones que tenían los moros, de donde se han sacado diferentes monedas y formas de estatuas». La descripción del hallazgo de estatuas y monedas de tiempos de “los moros”, confirma la realidad arqueológica de las minas en cuanto a su empleo en el pasado y su aprovechamiento posterior como canteras de extracción de yeso, aunque su cometido como espacio subterráneo, tras el periodo minero romano sería totalmente distinto. Entre las posteriores ocupaciones y utilizaciones constatadas de las que tenemos evidencia, y especialmente en la mina de La Condenada, donde tuvo lugar el hallazgo del tesorillo de tremises, destaca su adaptación en época visigoda como espacio en el que se practicaron una serie de inhumaciones a modo de necrópolis colectiva y en donde se reutilizó el minal como singular cámara funeraria. La presencia romana y visigoda en La Condenada nos era conocida previamente a nuestra intervención, por haberse llevado a cabo una serie de trabajos iniciales a cargo del arqueólogo D. Martín Almagro Basch, que pese a no estar publicados, nos han sido relatados por los vecinos de Osa de la Vega que tuvieron constancia de los mismos o participaron directamente en ellos. Algunos de estos vecinos que acompañaron en sus incursiones a las minas a D. Martín Almagro, eran padres de los compañeros y amigos del pueblo que posteriormente han colaborado con nosotros en las excavaciones y trabajos posteriores en las minas5. De aquellas actuaciones, contamos con unas breves notas de referencia contenidas en la primera guía publicada de la ciudad de Segóbriga6: «… pero la más antigua, que tal vez sea de época romana, es la mina de Osa de la Vega, donde el pozo de explotación nos ofrece tres pisos y donde se pueden admirar unas amplias ventanas y chimenea o paso de acceso a la mina. La amplitud e importancia de esta mina, digna de ser visitada, está de acuerdo con las descripciones de los escritores antiguos».-164La intervención emprendida por D. Martín Almagro en La Condenada, se limitó y centró particularmente en la localización de las inhumaciones visigodas existentes en la mina, de las que se exhumaron y recogieron algunos restos, especialmente los cráneos como elemento más representativo para su estudio, y en donde se constató que la mayoría de las tumbas estaban ya expoliadas de antiguo, de manera que gran parte de los restos óseos de los enterramientos se encontraban en posición secundaria, removidos y alterados. Ya durante nuestros trabajos en la zona7 y por motivo de una reforestación en la finca donde se encuentran las minas, se descubrió un pozo minero al paso de la maquinaria, quedando éste abierto, lo que nos permitió acceder al interior de la mina (OV.I-9), en donde una galería tomaba la dirección hacia La Condenada, pero se cegaba por colapso a unos escasos metros (sin duda una misma realidad minera separada por derrumbes). No obstante, en la nueva galería pudimos documentar y constatar la presencia de restos humanos que también se encontraban bastante alterados en contexto, pese a que la mina se encontraba sellada y oculta desde hacía bastante tiempo. Otros hallazgos de tumbas visigodas en similares condiciones y circunstancias, se han podido localizar del mismo modo en el interior y en el exterior de la también mina romana de lapis specularis de los Morceguillos (A-3), situada en la localidad conquense de Alconchel de la Estrella y cercana igualmente a las 4

P. de la Torre y del Pozo: Historia del santísimo rostro de Jesús, que se venera en la villa de Osa de la Vega, (Diócesis y provincia de Cuenca).1874, pp. 11-12. 5 Nuestro agradecimiento personal a los mismos y especialmente a los miembros de la Asociación Cultural Silvano de Osa de la Vega, por su dedicación, esfuerzo y apoyo a lo largo de los años en el Proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga. 6 M. Almagro Basch: Segóbriga. Guía de su conjunto arqueológico. 1978, pp. 23. 7 Prospección para la Carta Arqueológica de Osa de la Vega (Cuenca). Dirección Bernárdez Gómez, M.J. y Guisado, J.C. –2003 JCCM.


minas de Osa de la Vega. En el complejo minero de Osa de la Vega, se han realizado hasta el momento una serie de intervenciones arqueológicas que han aportado importante información al conocimiento de la minería romana del lapis specularis. Las actuaciones, se desarrollaron en los distintos ámbitos que articulan la actividad minera, de manera que se excavaron selectivamente unas instalaciones de superficie en la finca de “los Espejares”en el año 1998, un pozo minero de extracción (mina OV.I-3) en el año 1999 y por último, se intervino en el interior de una de las minas, en concreto en la mina de La Condenada (OV.I-8), en el año 20018.

Fig. 2: Excavación arqueológica en la galería 77-A de La Condenada (OV.I-8). Fotografía Proyecto Cien Mil Pasos Alrededor de Segóbriga. La mina de La Condenada mantiene en su interior un trazado laberíntico, con un desarrollo practicable actualmente de cerca de un kilómetro de recorrido subterráneo. Básicamente se compone de tres niveles o pisos, accesibles -165- entre sí mediante contrapozos, pasos y galerías descendentes, que se adaptan a la morfología de explotación del minado en el seguimiento y provecho de los filones de yeso cristalino. Sería durante los trabajos de topografía en uno de los pozos interiores o contrapozos que interconecta los distintos pisos de la mina, y más exactamente en el último piso del pozo (p-7), donde de manera casual tendrá lugar el hallazgo de una moneda visigoda de Egica y Witiza9, que pondría sobre aviso del ocultamiento del tesorillo visigodo en una galería inmediata a donde esta moneda se encontró. 8 9

Dirección Arqueológica Bernárdez Gómez, M.J. & Guisado di Monti, J.C. –2001 JCCM. Moneda 1 (Inventario: 1-11-01)


Fig. 3: Galería 77 en la mina de yeso especular de La Condenada (OV.I-8). Fotografía Proyecto Cien Mil Pasos Alrededor de Segóbriga. Tras inspeccionar el fondo del pozo donde se halló la moneda, se pudo identificar en una de las paredes del mismo la presencia de una pequeña galería de unos seis metros casi cegada (galería 77-A), que se encontraba camuflada por el recrecimiento artificial de un murete de arcilla que disimulaba su acceso. La entrada de esta galería, donde aparecieron las monedas del tesorillo, se había cerrado de forma intencionada, de manera que quién accediera al nivel inferior de la mina, recorrería la galería 77 y llegaría al pozo de extracción, no viendo (porque alguien la cegó), que la galería continuaba en línea recta desde la pared frontal del pozo. Un lugar ideal donde esconder el atesoramiento-166-, en la parte más recóndita y de más difícil acceso de la mina, en una galería encubierta y coincidiendo con la última zona de explotación.


Fig. 4: Perfil de excavación lateral y sección estratigráfica de la galería 77-A una vez exhumado el tesorillo de monedas y en donde puede apreciarse el nivel de colmatación de estériles de la galería minera. Fotografía Proyecto Cien Mil Pasos Alrededor de Segóbriga. -167La posterior indagación y búsqueda tras el hallazgo de la primera moneda, dio con una segunda moneda también en superficie y a escasos dos metros del comienzo de la galería referida y anexa al pozo, donde a una profundidad de apenas 7-10 cm, se apreciaba la impronta más oscura y nítida (ya sólo en la tierra), de lo que debió ser una caja cuadrangular de madera que delimitaba el espacio que ocupaba la ocultación. En el lugar y en la mezcla de tierra y barro que rellenaban los restos de lo que fuera el contenedor, aparecieron once monedas más, que tras la excavación arqueológica y el cribado posterior de todo el sedimento de la galería (transportado a superficie en bolsas numeradas e inventariadas en la posición espacial que ocupaban en la galería minera para su registro), permitió la recuperación de un total de quince tremises y un tirador de hierro oxidado, presumiblemente el asa o agarradero de la caja que contenía el tesorillo. En lo referente a la presencia visigoda en la zona que pudiera justificar y explicar la relación y contextualización entre el tesorillo y la realidad visigoda del entorno, junto a la cercana ciudad de Segóbriga, contamos a escala más local con las evidencias de las vecinas necrópolis rurales hispanovisigodas de “El Cebadal”de Villaescusa de Haro, Hontanaya y Villar de la Encina, así como los hallazgos de Carrascosa de Haro y Belmonte, donde en esta última localidad, se han documentado una serie de enterramientos del periodo visigodo tanto en lo que actualmente es su Colegiata, como en unas tumbas situadas a escasos kilómetros de


la población. Estos yacimientos se encuadran cronológicamente en los siglos VII y VIII d.C. Igualmente, en el yacimiento de “Los Quintanares”, a escasos kilómetros de la mina y en el propio término municipal de Osa de la Vega, se ha podido constatar una continuidad en el asentamiento que va desde el periodo romano hasta época contemporánea, y en donde la etapa visigoda está también representada, tanto por sus restos materiales como por su secuencia de hábitat ocupacional. Esto, unido a los yacimientos anteriormente descritos, argumenta la existencia de enclaves hispanovisigodos de población en la zona orbital próxima a las minas, que testimonian y justifican su posible reutilización como lugar sepulcral y espacio subterráneo en donde se ocultó el tesorillo, La mina de La Condenada es una explotación de época romana alto imperial, que al igual que el resto de los minados de lapis specularis, no estaba en activo ni se encontraba operativa en lo que a producción minera se refiere en -168- época visigoda. No obstante, no es descartable, la existencia de cierta actividad de minería de circunstancia y aprovechamiento residual, en esos momentos. Este hecho, podría deducirse en función de los hallazgos de placas de lapis specularis empleadas como piezas de acristalamiento en el edificio palaciego de Pla de Nadal, yacimiento visigodo de Riba-Roja del Turia (Valencia). Con todo, si exceptuamos la afín y ya mencionada mina de lapis specularis de Morceguillos, en la también cercana localidad de Alconchel de la Estrella, las necrópolis antes mencionadas se corresponden con enterramientos hispanovisigodos al uso en espacios sepulcrales de superficie y no en interior de cavidades, como en el caso de La Condenada y de Morceguillos. Mientras que en las primeras, las tumbas se disponen en alineaciones y disposiciones organizadas y orientadas espacialmente, los enterramientos en las minas se ajustan a los espacios de cámaras mineras y cruces de galerías, adaptándose a las características del minado en sectores y lugares aleatorios sin un aparente orden, de manera que pueden diferenciarse perfectamente los dos modelos rituales de enterramientos como áreas cementeriales desiguales y claramente distintas. En lo que respecta a hallazgos visigodos realizados en antiguos minados en España, la referencia más antigua con que contamos se constata en el siglo XIX en la mina asturiana de cobre de El Milagro en Onís (Asturias), donde se encontró de manera casual un jarrito litúrgico de bronce de época visigoda. La mina explotada desde el Calcolítico, volvió a reactivarse en el siglo XIX, momento en el que se produjo el descubrimiento fortuito de la pieza durante las labores mineras. Últimamente, se ha propuesto como interpretación del hallazgo que, el mismo formase en origen, parte del ajuar de un posible enterramiento visigodo10, llevado a cabo en alguna de las galerías prehistóricas del antiguo minado y destruido por los modernos trabajos mineros. Igualmente relacionado con un contexto minero, es el ocultamiento y hallazgo de un tesorillo de tremises visigodos de época de Wamba (672-680) en una antigua mina de Sotiel Coronada (Huelva), donde a semejanza con las minas de lapis specularis las labores antiguas se secuencian exclusivamente en época romana, mientras que durante la etapa visigoda no se evidencia registro arqueológico alguno de explotación y actividad minera. Otros hallazgos monetales hispanovisigodos documentados en ambientes subterráneos y más concretamente en cavidades, sería en España el de la -169- Cueva Larga del complejo de la Horadada en Villaescusa de las Torres (Pomar de Valdivia –Palencia), donde junto al contexto de Cueva Larga de un ámbito de carácter sepulcral con materiales fechados en los siglo VI-VII d.C., se encontraron varias monedas visigodas junto a otros objetos no especificados en una cueva indeterminada y próxima. Igualmente en paradero desconocido y sin filiación concreta, es el hallazgo de un lote de tremises y dos boches de cinturón descubiertos en el desfiladero de La Hermida en Peñarrubia (Cantabria), probablemente formando parte también de un posible contexto funerario en cueva visigodo. Asimismo en la Septimania visigoda, en el yacimiento de la Grotte de Montou en Corbère-les-Cabanes en Pyrénées Orientales, se documentó en la cavidad un hábitat visigodo 10

L. Arias Páramo: “Jarrito litúrgico de la Mina Milagro”, en El Ciclo histórico del Beato de Liébana. Catálogo de la Exposición, Santander 2006, pp. 168.


contextualizado en las primeras décadas del siglo VIII d.C., con el interesante hallazgo monetal de dos tresmises de los monarcas Witiza y Akhila II respectivamente. De la antigua ciudad celtibera y romana de Contrebia Leucade, en Aguilar del Río Alhama en La Rioja, es el hallazgo de un tremis de Witiza hallado en la entrada de una antigua vivienda rupestre celtibérica que fue reutilizada en época visigoda como cripta funeraria colectiva. Al parecer el hipogeo o cueva artificial excavada de la construcción celtíbera, acogió en época visigoda un enterramiento múltiple donde únicamente dos de los cadáveres parecían haber recibido sepultura, mientras que las demás inhumaciones, realizadas seguramente en fases posteriores, fueron simplemente arrojadas al interior de la cámara sepulcral desde la entrada del panteón sin ningún orden ni concierto. A la hora de interpretar estos espacios sepulcrales en el interior de cavidades, ya sean éstas artificiales o naturales de época visigoda, es bastante sugestiva la hipótesis formulada por José Ángel Hierro Gárate11 en su estudio referente a la casuística y posible explicación de los mismos. Hipótesis que por semejanza, perfectamente podría ser válida para el contexto funerario de la mina de La Condenada. Hasta ahora, las distintas interpretaciones tradicionales aplicadas a los episodios de utilización de cuevas y otros lugares crípticos durante la etapa visigoda, se han venido interpretando desde la función de posibles usos eremíticos, hasta su ocupación como ámbitos propicios de prácticas rituales, -170- religiosas y funerarias, o simplemente como lugares de habitación temporal motivados por momentos de inestabilidad política y social (por ejemplo la invasión musulmana del 711). Otras explicaciones al respecto, justifican igualmente la cuestión con un uso vinculado al empleo y explotación de espacios marginales, o en el caso concreto de los enterramientos sepulcrales subterráneos, éstos han llegado incluso a interpretarse por su peculiaridad, como posibles espacios privilegiados de unas élites que escenifican unas prácticas funerarias atípicamente singulares y fuera de la norma. Por su parte, la interpretación que José Ángel Hierro propone al uso de cavidades como lugares sepulcrales, está basada en la investigación y en los registros arqueológicos conocidos tanto de Cantabria (especialmente en los casos evidentes y más estudiados de la cueva de La Garma en Omoño, cueva Las Penas en Mortera y cueva del Postillo del Arenal en Velo), como de otros contextos similares en cavidades del antiguo territorio visigodo de Hispania y Galia (Cueva de los Goros en Álava, Forada en Huesca, La Mora en Soria, Can Sant Vicenç en Girona, Aven de la Boucle en Gard, Cueva del Tejón en La Rioja, junto al mencionado yacimiento de Contrebia Leucade, y las minas de lapis specularis de La Condenada y Los Morceguillos en Cuenca, entre otros). Estableciendo así, una serie de pautas y características comunes que comparten y que son consustánciales a estos yacimientos sepulcrales en cuevas del periodo visigodo. En base a estos criterios y esquemas coincidentes de identificación, entre los que se encuentran la datación cronológica de las necrópolis en los siglos VII-VIII d.C., su ubicación en zonas interiores de las cavidades en sitios de difícil acceso, así como el predominio en los finados de individuos en edades jóvenes, en ocasiones mutilados probablemente durante su inhumación. Concluye que los mismos, así como la práctica funeraria que condiciona el empleo de lugares subterráneos como espacios cementeriales, se encuentran motivados por su idónea y conveniente situación donde depositar las víctimas de las epidemias que asolaron el Reino Visigodo principalmente en los siglos VII y VIII d.C. La plaga de peste que marcó profundamente la demografía y la población de la humanidad, apareció en Europa ya en época de Antonino y con mayor incidencia con Justiniano, precediendo a la terrible pandemia que asolaría la Edad Media; ésta última enfermedad, causada por la bacteria yersinia pestis, en tiempos de Justiniano fue debida a una variante del patógeno distinto y no emparentado con la posterior cepa que ocasionaría la devastadora peste negra -171- medieval, al que los expertos en recientes investigaciones y en 11

J.A. Hierro Gárate: “La utilización sepulcral de las cuevas en Época Visigoda: los casos de Las Penas, La Garma y el Portillo del Arenal (Cantabria)”, en Munibe n.º 62, San Sebastián, 2011, pp.351-402.


los análisis de ADN de algunas de sus víctimas, han conseguido secuenciar el genoma y catalogarlo como microorganismo en un callejón sin salida dada su inviabilidad evolutiva, ya que la bacteria murió y desapareció en un momento dado sin dejar rastro. Las secuelas epidémicas del brote de la peste de Justiniano, experimentaron una mayor virulencia en las recidivas que se producían en cada generación durante los últimos años del siglo VII y los primeros del siglo VIII. A causa de las mismas y su contagio, la corte real visigoda era itinerante y sólo pasaba el invierno en la capital toledana, donde en el invierno del año 709 o primeros meses del 710, moría posiblemente víctima de la peste el propio rey Witiza. Monarca que cierra en cronología las monedas del tesorillo de La Condenada. Las fuentes escritas de estos años hacen referencia a la plaga mortal y contagiosa que invariablemente marcaba el destino de muchos de los que la sufrían. El temor al contagio y el estigma de la situación de apestados aún después de muertos, condicionó la necesidad de desprenderse de los cuerpos y la utilización para las víctimas de unos recintos funerarios profilácticos, distantes y distintos a las habituales necrópolis cercanas a los núcleos poblacionales. Éste, podría ser el caso de la propia mina de La Condenada, donde las inhumaciones se practicaron aprovechando la morfología del minado y en donde los finados se localizan amontonados en disposiciones y posiciones anárquicas. La ocultación del tesorillo de La Condenada en el nivel inferior de la mina, y en uno de los lugares más recónditos de la cavidad, sirvió en su momento como garantía de custodia a quién realizó el ocultamiento monetario, al unir la dificultad física de acceso al lugar y el logrado e inteligente escondite que su propietario ideó en el interior para su resguardo, junto al rechazo que supone entrar en un espacio de necrópolis.

Descripción de las monedas El conjunto numismático de la mina de La Condenada, comprende un total de quince tremises, de los que la mayoría pertenecen a la acuñación conjunta de los correinantes Egica y Witiza (8), seguidas en número por las acuñaciones del reinado de Witiza (4), Ervigio (2), y una acuñación pseudo-imperial de imitación de Leovigildo. La descripción individualizada de las monedas es la siguiente: -172Moneda-1 (n. º inventario 01/11/01 Museo de Cuenca) - Egica y Witiza / Ceca Elvora. Anverso: INDINNEGICAP+ Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados y enfrentados de perfil, sus coronas tienen siete puntas, en medio cetro rematado en una cruz. En la leyenda en orla de lectura interna una cruz seguida de la formula abreviada en una de sus variantes de In Dei Nomine y el nombre del monarca EGICA, seguido del título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 751b.1 - Tipo 36a4)12. Reverso: VVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca ELVORA y en la orla leyenda interna iniciada por una cruz seguida del nombre del rey WITIZA con un glóbulo entre la Z y la A, a continuación el título real abreviado P+. (Tipo Elv6a). Peso: 1,2 gramos.13 Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,36 milímetros. -173-

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R. Pliego Vázquez: La moneda Visigoda. Número de Catálogo y tipos. El peso registrado de las monedas es el de antes de su restauración.


Fig. 5: Anversos del tesorillo de la mina de La Condenada de Osa de la Vega. Museo de Cuenca. Servicio fotográfico del Museo de Cuenca (Fotografía Aurelio Lorente). Moneda-2 (n. º inventario 01/11/02 Museo de Cuenca) - Egica y Witiza / Ceca Ispalis. Anverso: IDINHEGICAP+ Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados y enfrentados de perfil de los correinantes Egica y Witiza, con cetro en medio rematado en una cruz. En la leyenda en orla de lectura interna una cruz seguido de la fórmula abreviada en una de sus variantes de In Dei Nomine, con dos glóbulos o puntos enmarcando la letra D y el nombre del monarca EGICA, seguido del título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 742gg.1 -Tipo 36b). Reverso: INDINHEVVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca ISPALIS con dos estrellas de seis puntas en campo en el primer y segundo cuadrante, en la orla leyenda iniciada por cruz seguida del la fórmula en variante In Dei Nomine, más el nombre del rey WITIZA terminado con el título real abreviado P+. (Tipo Sp2h). Peso: 1,5 gramos. Diámetro: 20,8 milímetros. Grosor: 0,43 milímetros. Moneda-3 (n. º inventario 01/11/03 Museo de Cuenca) - Egica y Witiza / Ceca Córdoba. Anverso: INDINHNEEGICAP+ Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados de frente de los correinantes Egica y Witiza, con cetro en medio rematado en una cruz y en la parte inferior haciendo como de línea de exergo un florón o palma horizontal de siente puntas. En la leyenda en orla de lectura interna la formula abreviada de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca EGICA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 731h.1 - Tipo 39). Reverso: IDINHNEVVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca de CORDOBA, con seis caracteres aludiendo al nombre de la ciudad y su epíteto latino de prestigio PATRICIA. En orla leyenda interna abreviada en variante In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca WITIZA y título real en su formulación abreviada P+. (Tipo Co1). Peso: 0,8 gramos. Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,26 milímetros.


Moneda-4 (n. º inventario 01/11/04 Museo de Cuenca) - Egica y Witiza / Ceca Elvora. Anverso: INDINHNEEGICAP+ -174Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados de perfil de los correinantes Egica y Witiza, con cetro en medio rematado en una cruz. En la leyenda en orla de lectura interna inicio con cruz más la formula abreviada en variante de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca EGICA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 751c.1 - Tipo 36a4). Reverso: VVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca ELVORA, y en orla leyenda con el nombre del monarca WITIZA y título real en su formulación abreviada P+, más una estrella de cinco puntas. (Tipo Elv1a). Peso: 1 gramo. Diámetro: 21,1 milímetros. Grosor: 0,39 milímetros. Moneda-5 (n. º inventario 01/11/05 Museo de Cuenca) - Ervigio / Ceca Ispalis. Anverso: IDINNERVIGIUSP+ Descripción de Anverso: Busto diademado hacía la derecha con cruz en la mano. En la orla leyenda de lectura interna con la formulación abreviada In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca ERVIGIUS y el título real en su formula P+. (n. º Catálogo 648b.1 - Tipo 15c). Reverso: ISPALIPIUS Descripción de Reverso: Cruz sobre tres gradas y con cuatro glóbulos (uno en cada cuadrante del campo), dos enmarcando la primera grada y otros dos la tercera grada, configurando un esquema geométrico. Leyenda de lectura interna en orla e iniciado en epígrafe con cruz más estrella de seis puntas y a continuación el nombre de la ceca ISPALIS, seguido del epíteto laudatorio PIUS. (Tipo CSG). Peso: 1,5 gramos. Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,4 milímetros. Moneda-6 (n. º inventario 01/11/06 Museo de Cuenca) - Witiza / Ceca Egitania. Anverso: HNIVVITTIZAP+ Descripción de Anverso: Busto diademado hacia la derecha muy esquematizado, casi zoomorfo. Leyenda interna en orla iniciada con cruz más la formulación abreviada en variante de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca WITIZA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 785d.1 –Tipo 14d1). Reverso: EGITAIHAPIUS -175Descripción de Reverso: Cruz/Cetro sobre tres gradas con florón de tres ramas hacia abajo en el primer cuadrante del campo. Leyenda interna en la orla iniciada con cruz más el nombre de la ceca EGITANIA, seguida del epíteto laudatorio PIUS. (Tipo CSG). Peso: 1gramo. Diámetro: 21,3 milímetros. Grosor: 0,39 milímetros. Moneda-7 (n. º inventario 01/11/07 Museo de Cuenca) - Egica y Witiza / Ceca Ispalis. Anverso: IDINNEGICAP+ Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados de perfil de los correinantes Egica y Witiza, con cetro en medio rematado en una cruz. En la leyenda en orla de lectura interna inicio con cruz más la formula abreviada en variante de In Dei Nomine (con dos glóbulos o puntos enmarcando la letra D), seguida del nombre del monarca EGICA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 742ii.1 - Tipo 36b). Reverso: INHDINHEVVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca ISPALIS, y en orla leyenda interna la formula en variante abreviada In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca WITIZA y título real en su forma abreviada P+. (Tipo Sp3a). Peso: 1,3 gramos. Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,44 milímetros. Moneda-8 (n. º inventario 01/11/08 Museo de Cuenca) - Witiza / Ceca Córdoba.


Anverso: IDINMNEVVITTIZAP+ Descripción de Anverso: Busto de perfil del monarca muy esquematizado hacia la derecha y tocado con un casco spangehelm. Leyenda interna en orla con la formulación abreviada en variante de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca WITIZA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 777ª.3 - Tipo 18). Reverso: CORDOBAPATRICIA Descripción de Reverso: Cruz sobre tres gradas y tres glóbulos, estos últimos en paralelo y centrados bajo la grada inferior. Leyenda interna en la orla iniciada con cruz más el nombre de la ceca desarrollada CORDOBA PATRICIA. (Tipo CSG). Peso: 1 gramo. Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,34 milímetros. -176Moneda-9 (n. º inventario 01/11/09 Museo de Cuenca) - Ervigio / Ceca Toleto. Anverso: IDNMNERVIGIUSP+ Descripción de Anverso: Busto barbado esquematizado y hacía la derecha, tocado con stemma o corona clausa y vestimenta real con glóbulo. En la orla leyenda de lectura interna iniciada con cruz y la formulación abreviada en variante In Dei Nomine (con cuatro glóbulos enmarcando las dos N y una H del epígrafe), seguida del nombre del monarca ERVIGIUS y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 637k.6 - Tipo 17a). Reverso: TOLETOPIUS Descripción de Reverso: Cruz sobre dos gradas y debajo de la última grada en paralelo un glóbulo o punto entre dos medias lunas. Leyenda de lectura interna en orla iniciado en epígrafe con cruz y nombre de la ceca TOLETO, seguido del epíteto laudatorio PIUS. (Tipo CSG). Peso: 1,5 gramos. Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,35 milímetros. -177-

Fig. 6: Reversos del tesorillo de la mina de La Condenada de Osa de la Vega. Museo de Cuenca. Servicio fotográfico del Museo de Cuenca (Fotografía Aurelio Lorente).


Moneda-10 (n. º inventario 01/11/10 Museo de Cuenca)- Egica y Witiza / Ceca Emérita. Anverso: INDMIIEGICAP+ Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados de perfil de los correinantes Egica y Witiza, con cetro en medio rematado en una cruz. En la leyenda en orla de lectura interna inicio con cruz más la formula abreviada en variante de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca EGICA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 753e.5 - Tipo 38c). Reverso: INDMIIVVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca EMERITA resuelta con cuatro letras y en orla leyenda interna con la formula abreviada en variante In Dei Nomine (con tres glóbulos enmarcando las letras HI e I), más el nombre del monarca WITIZA, seguido del título real en su formulación abreviada P+. (Tipo Em1a). Peso: 1,5 gramos. Diámetro: 21,3 milímetros. Grosor: 0,34 milímetros. (Partida. 3 Frag.) Moneda-11 (n. º inventario 01/11/11 Museo de Cuenca) –Levigildo? / Ceca Galia?. Anverso: NVRVC CAVRVN Descripción de Anverso: Busto del rey a la derecha (cabeza a la derecha –torso frontal), con diadema o con tocado de corte al estilo bizantino en imitatio imperii, hombreras o fíbulas en los hombros, manto o capa militar de ceremonia paludamentum y cruz sobre el pecho. En la orla leyenda indescifrable en sucesión de letras sin significado conciso y de lectura interna, interrumpida por el torso del monarca. (Tipo pseudo-imperial leovigildiano). Reverso: LIITRVVRTZ ONO Descripción de Reverso: Victoria alada avanzando a la derecha con corona y palma, es una deformación con respecto a las que figuran en los sólidos y tremises de oro del Imperio Bizantino que se acuñaron en Constantinopla, de la que deriva este estereotipo. Alas alargadas y con estrías (en sustitución de las plumas), los apéndices que salen del cuerpo a manera de piernas o patas son reminiscencias del quitón o túnica que vestía a la Victoria o Νίκη, por lo que se ha venido a llamar a este tipo serie de “la cigarra”. En el exergo ONO (abreviatura de CONstantinopolitanum Obryzum - oro puro de Constantinopla). La leyenda de reverso es también indescifrable. Se trata de una imitación de una amonedación de Justino I o Justiniano I, acuñada quizá en las Galias. -178Peso: 1,5 gramos. Diámetro: 16,7 milímetros. Grosor: 0,41 milímetros. - (Recortada) Moneda-12 (n. º inventario 01/11/12 Museo de Cuenca)- Egica y Witiza / Ceca Ispalis. Anverso: IDNNEGICAP+ Descripción de Anverso: Dos bustos esquematizados de perfil de los correinantes Egica y Witiza, con cetro en medio rematado en una cruz. En la leyenda en orla de lectura interna la formula abreviada en variante de In Dei Nomine (con la letra D entre glóbulos o puntos), seguida del nombre del monarca EGICA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 742n.4 - Tipo 36b). Reverso: INDINNEVVITTIZAP+ Descripción de Reverso: Monograma de la ceca ISPALIS resuelta con cuatro letras y estrella de cuatro puntas en el campo. En orla leyenda interna con la fórmula abreviada en variante In Dei Nomine, más el nombre del monarca WITIZA, seguido del título real en su formulación abreviada P+. (Tipo Sp2c). Peso: 1,5 gramos. Diámetro: 21,3 milímetros. Grosor: 0,32 milímetros. (Partida 2 Frag.) Moneda-13 (n. º inventario 01/11/13 Museo de Cuenca)- Egica y Witiza / Ceca ¿… ?. Anverso: IND[---]+ Reverso: [---]VITT[---] Descripción de Anverso y Reverso: Fragmento de moneda 1/3, que parece corresponder al tipo emitido por EGICA y WITIZA. Ceca desconocida. Peso: 0,3 gramos. Diámetro: ¿---? milímetros. Grosor: 0,31 milímetros. (Incompleta)


Moneda-14 (n. º inventario 01/11/14 Museo de Cuenca) - Witiza / Ceca Emérita. Anverso: IDN[-]VVITIZAP+ Descripción de Anverso: Busto de perfil del monarca esquematizado hacia la derecha y tocado con casco y cintas. Leyenda interna en orla con la formulación abreviada en variante de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca WITIZA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 788f.1 - Tipo 14d1). -179Reverso: E[-]ERIiTAPIUS Descripción de Reverso: Cruz sobre tres gradas y dos glóbulos en paralelo a los lados del pie de la cruz. Leyenda interna en la orla con el nombre de la ceca desarrollada EMERITA y el epíteto laudatorio en epígrafe PIUS con la S invertida. (Tipo CSG). Peso: 1,3 gramos. Diámetro: 20 milímetros. Grosor: 0,35 milímetros. (Incompleta 3 Frag.)

Moneda: 15 (n. º inventario 01/11/15 Museo de Cuenca) - Witiza / Ceca Elvora. Anverso: INNDNVVITTIZAP+ Descripción de Anverso: Busto de perfil del monarca esquematizado hacia la derecha y tocado con casco y cintas. Leyenda interna en orla con la formulación abreviada en variante de In Dei Nomine, seguida del nombre del monarca WITIZA y el título real en su forma abreviada P+. (n. º Catálogo 786¿? -Tipo 14d1). -180Reverso: ELVORA Descripción de Reverso: Cruz sobre tres gradas y dos glóbulos en paralelo a los lados del pie de la cruz. Leyenda interna en la orla con el nombre de la ceca desarrollada ELVORA. (Tipo CSG). Peso: 1,2 gramos. Diámetro: 22 milímetros. Grosor: 0,36 milímetros (Incompleta 5 Frag.)

Interpretación y Conclusiones El tesorillo numismático de la mina de La Condenada de Osa de la Vega lo componen un conjunto de quince trientes de la última etapa del reino visigodo de Toledo. En general presenta un buen grado de conservación, aunque cinco de sus monedas están fragmentadas (números de inventario 10, 12, 13, 14, 15), y una de ellas (la número 13), se encuentra incompleta, conservándose aproximadamente un tercio de la misma. La moneda pseudoimperial de imitación de Leovigildo (número 11), ha sido manipulada en época y recortada -181- por la parte exterior de su gráfila, para sustraer y aprovechar sus recortes en una práctica que debió ser bastante habitual, a pesar de la restrictiva y dura legislación visigoda aplicada en los delitos de manipulación y falsificación de moneda, castigados con la tortura e incluso con la pena de muerte.


Fig. 7: Moneda pseudoimperial de Leovigildo (pieza n.º 11 del tesorillo de la Condenada), con busto a la derecha (torso frontal –cabeza girada) y reverso con Victoria-Nike avanzando a la derecha. Fotografía José Manuel Sanchis Calvete. En lo que concierne a la metalografía del tesorillo, carecemos hasta ahora de datos concretos y particulares de su composición, por no haberse podido llevar a cabo ningún estudio ni tipo de análisis pese a nuestro interés en este sentido. Solamente podemos deducir que estos trientes, aunque se acreditan como piezas nominales de oro, presentan un aspecto visual de envoltura y tono blanquecino, sobre todo en las piezas de amonedación conjunta de Egica y Witiza, donde es palpable a simple vista una acuñación con aleaciones de alto contenido en plata y de baja concentración aurífera. A este respecto, podemos hablar de una verdadera “cristalización”de la moneda, que unido al escaso grosor de sus flanes, las vuelve frágiles y extremadamente quebradizas, de ahí la fragmentación y roturas de algunas de las piezas del tesorillo. La metrología de las monedas se ha tratado mediante la indicación del peso de las mismas expresado en gramos, así los triens del tesorillo oscilan en peso entre los 1,51g de las monedas de Ervigio, a los 0,80g que pesa una de las piezas de Egica y Witiza, la de mayor degradación ponderal. Las cuatro monedas acuñadas por Witiza, son las de menor peso del conjunto y no superan los 1,20g, con una media de peso de 1g, y muy alejadas del 1,51g al que -182- se ajusta el peso teórico de referencia del tremis. Las medidas de diámetro y grosor de las monedas se han referido en mm, de manera que la pieza monetal de mayor campo tiene un diámetro de 21,3mm, mientras que la media normalizada de los ejemplares del tesorillo se sitúa en 20mm. La moneda recortada de Leovigildo por sus circunstancias, sería la de menor formato, con una medida de 16,7mm de diámetro. Los flanes por su parte tienen un espesor entre los 0,44mm de la moneda de mayor cospel, a los 0,26mm de la pieza menos gruesa, estando la media de las amonedaciones del conjunto en un ancho calibrado de unos 0,35mm.


Fig. 8: Cuadro sinóptico del tesorillo de trientes visigodos de la mina de La Condenada de Osa de la Vega (Cuenca).Fuente Proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga14 -183Con respecto a los tipos de las monedas del tesorillo, al igual que en el resto de las tipologías monetales presentes en las acuñaciones visigodas, poseen una calidad artística de marcado esquematismo y simpleza, rayando en su ejecución casi en la ingenuidad. Las representaciones son por lo general estilizadas y rudimentarias, pero expresando siempre en sus motivos una convicción y una identidad visigoda propia, no careciendo incluso de cierta originalidad e innovación en los diseños, pese a los notables aportes e influencias tanto de la moneda romana como bizantina de la que en origen provienen. A semejanza de su predecesora, la moneda del Imperio romano, la impronta de la moneda visigoda en la iconografía de sus tipos, leyendas y características, refleja también junto a su valor intrínseco económico como pecunia, una fuerte transmisión de propaganda ideológica y un potente ideario de marcado carácter político por parte del poder monárquico que la acuña y utiliza. Los modelos iconográficos del tesorillo lo componen en anverso las figuras esquematizadas de los monarcas en solitario, representados por sus bustos de perfil a la derecha (Leovigildo, Ervigio y Witiza), o afrontados con un cetro rematado en cruz en medio de ambos, en el caso de los correinantes Egica y Witiza (excepto en la particular y original variante de la ceca de Córdoba donde ambos reyes figuran de frente). Los monarcas suelen estar tocados con distintas variantes de cascos, coronas o diademas, siguiendo tipologías romano-bizantinas. Igualmente, las vestiduras y atuendos con los que están caracterizados, coinciden con indumentarias militares o vestidos de corte y ceremonia que son modelos de referencia o imitación también bizantina. El tipo de los correinantes en la moneda visigoda está inspirado claramente en la tipología bizantina (así es la forma de representación clásica del emperador y su heredero), 14

La moneda n,º 01/11/15 de nuestro cuadro sinóptico de tesorillo, fue publicada por nuestra colega Ruth Priego Vázquez en su Corpus de la Moneda Visigoda en la tabla 31 con el número 737b2, como un tremis de Egica y Witiza, de ceca de Eliberri, cuando en realidad es un tremis de Witiza y ceca de Elvora, tal como nosotros publicamos en el XIII Congreso Internacional de Numismática, y que pasa a ser ahora, la pieza 786 de su catálogo.


aunque más rudimentarios en su ejecución. De este tipo de iconografía hay una gran diversidad de estilos en las emisiones, por lo que se han establecido diferentes grupos para su definición y clasificación. Una de las particularidades interesantes de la acuñación visigoda es que en algunas de estas facturas se ve a ambos reyes agarrando la cruz que aparece entre ambos, una innovación visigoda que sería posteriormente también empleada y copiada en las monedas imperiales bizantinas. Para algunos investigadores, los bustos enfrentados de Egica y Witiza han sido identificados, como una imagen de compromiso y no de armonía cordial o asociación al reino, en donde ambos monarcas legitiman su respectivo poder figurando juntos en las amonedaciones como forma de equilibrio y de titularidad -184- pactada de sus reinos, en una entente o acuerdo concertado de reconocimiento mutuo y no conjunto. Esta teoría parte de una posible imposición de Witiza al rey Egica por los partidarios de Cixilo (mujer de Egica e hija de Ervigio, a quién Wamba hizo repudiar). La facción nobiliaria de apoyo a Witiza (por lo visto en rebelión en el año 693 y capitaneada por un tal Liuvigoto de presumible origen suevo), parece que invistió a Witiza como monarca en las Galias, antes de su asociación al trono como corregente en el año 694. Sobre este respecto, el epítome ovetense de Alfonso III menciona que el rey Egica, permitió a su hijo Witiza ser rey de los suevos desde Tude (Tuy), en el año 694. De esta manera se fijaría un gobierno compuesto o dividido, con un rey en la corte de Toledo para el territorio y pueblo visigodo, junto con un monarca asociado que reinaría a su vez sobre el antiguo territorio suevo desde la ciudad de Tude, sede que sería favorecida y primada con respecto a Bracara (la antigua capital del reino suevo). Con respecto a los tipos y figuras de los reversos en el conjunto del tesorillo, para los monarcas únicos sería la cruz sobre gradas (CSG) de Tiberio II, identificada en simbolismo con la cruz del calvario de Jerusalén y asimilada también como un distintivo cívico de las ciudades que la acuñan. La cruz sobre gradas, sustituirá desde el reinado de Leovigildo al modelo habitual de la victoria alada de los reversos monetales visigodos. En el caso de la moneda de Leovigildo del tesorillo, el reverso es justamente una victoria esquematizada, avanzando hacia la derecha y de tipología casi zoomorfa. Por su parte, las monedas de reinado conjunto, presentan siempre un reverso cuyo motivo principal es el monograma del taller emisor, en donde la ceca se traslada del campo de leyenda de la orla al reverso monogramático. El monograma, en su aplicación como tipo central y figura principal, es un diseño propio aportado por los visigodos para esta concepción. Así, el monograma en cruz es el resultado de enlazar las letras que forman la palabra de la ceca o la definen en abreviatura, en ejecuciones tipológicas que cuentan con sus variaciones y particularidades de acuñación. Las leyendas de las monedas, tanto de anverso como de reverso, tienen una grafía de poco relieve y su letra es de tipo latina cursiva romana, formulándose en leyendas de lectura interna circunscribiendo la orla y en la que figuran, en orden de importancia, el nombre del monarca, su título, el taller de acuñación y algún epíteto laudatorio. Como norma general, las leyendas comienzan con la figura de una cruz inicial, tomada como modelo de las inscripciones epigráficas del siglo VI -185- constantinianas que empiezan con una cruz (más decorativamente que con un posible significado religioso), seguidas de la fórmula laudatoria abreviada (inspirada también en inscripciones monumentales y funerarias romanas), de In Dei Nomine o In Nomine Domini, con variantes de combinaciones en su desarrollo epigráfico, y que precede al nombre del rey como evocación sacra del monarca en su atribución real, en una pretendida legitimidad divina. Los nombres de los monarcas figuran como ERVIGIUS en el caso de Ervigio, EGICA en su forma canónica de Egica, y WITTIZA para la denominación del rey Witiza. La moneda de Leovigildo carece de su nombre y es indescifrable en leyenda, salvo en su reverso donde figura la formula ONO en el exergo. Tras el nombre de los monarcas, figura siempre el sustantivo REX-REGES de forma abreviada y nexada. En las cecas desarrolladas en leyenda y no en monograma, el nombre de la ceca figura con el nombre latino antiguo de la ciudad, acompañado a veces de un epíteto


laudatorio, como es el caso de PIVS en las monedas de Witiza de Egitania y Emérita (n. º 6 y 14), así como las de Ervigio de Toleto e Ispali (n. º 9 y 5). Por su parte, el epíteto Patricia acompaña al nombre de la moneda de Witiza de Córdoba (n. º 8), que utiliza el antiguo calificativo de prestigio y distinción de la antigua capital de la Bética romana. Las monedas del tesorillo forman parte de algunas de las más importantes cecas fijas de la Hispania meridional, excepto el triente de Leovigildo de acuñación desconocida. La ceca mayoritaria del lote es Ispali con (4 piezas), tres del reinado conjunto de Egica y Witiza y una de Ervigio, seguida por Elvora (3 piezas), con dos monedas de Egica y Witiza, y la otra de Witiza en solitario. Córdoba Patricia (2 piezas), y Emérita (2 piezas), cuentan cada una con una moneda de Egica y Witiza, y otra de Witiza como monarca en solitario. Por último las cecas de Egitania (1pieza), y Toledo (1pieza), están representadas respectivamente por una moneda de Witiza, en el caso de la ceca de Egitania, y otra de Ervigio para la moneda toledana. Al conjunto, hay que añadir otra pieza de Egica y Witiza de ceca desconocida, de la que sólo se pudo recuperar un tercio de cospel y en la que no se puede concretar por su falta el taller de acuñación. Los talleres de amonedación presentes en las monedas del tesorillo de La Condenada se corresponden con las principales y más destacadas ciudades del reino visigodo, de manera que la antigua provincia Bética está representada por seis monedas (4 de la ceca de Ispali y dos de Córdoba Patricia), de la Lusitania, contamos igualmente con otras seis piezas (tres monedas de la ceca -186- de Elvora, dos de Emérita y una de Egitania), mientras que de la Carthaginensis se contabiliza un único ejemplar de la ceca de Toledo. En el caso de Elvora, el taller se identifica con la actual Talavera de la Reina, donde los patrones tipológicos son muy semejantes a los acuñados en la cercana capital visigoda. La ceca de Egitania por su parte, parece relacionarse con la localización de Idanha-a-Velha, ciudad al norte de Castelo Branco, en la Beira Alta (Portugal). La ocultación del tesorillo de La Condenada tuvo lugar a principios del siglo VIII, en los últimos años de Regnum. Como hallazgo arqueológico, nos informa de las circunstancias en las que se realizó la ocultación de unas monedas que estaban en circulación en el momento de su enterramiento y que formaban un monedero con piezas tanto de la Lusitania, como de la Bética y de la Carthaginensis. Los monarcas representados en las amonedaciones del tesorillo son Leovigildo, Ervigio, Egica y Witiza, soberanos de los siglos VI, VII y VIII. Si bien la fecha última ante quem del tesoro de monedas y su ocultación, la cierran y fijan las cuatro monedas acuñadas por Witiza, cuyo reinado finalizado posiblemente en el año 710 d. C. con su muerte presumiblemente por peste en Toledo, proporciona la cronología relativa del ocultamiento del tesorillo. Sería igualmente durante estas últimas etapas del Reino, cuando la ley de oro de las monedas visigodas sufriría de forma continua las mayores devaluaciones, intensificadas por la crisis y por las dificultades económicas del Estado. Como en el caso evidente y apreciable del tesorillo, la progresiva pérdida intencionada de contenido en oro llevó incluso a la casi amonedación de plata de los tremises junto a una disminución paulatina y paralela de peso, lo que unido a una reducción de la masa del numerario circulante dio como resultado el deterioro y la quiebra técnica del sistema monetario establecido. La historia del tesorillo de La Condenada, su análisis y estudio, al igual que el de la evolución de la moneda visigoda, facilita también una aproximación al entendimiento del mundo visigodo en algunos de sus aspectos y no solo en el económico. En el tesorillo están representados desde una pieza pseudoimperial de Leovigildo, innovador e iniciador de una nueva época numismática como reino consolidado e independiente, hasta la etapa de decadencia y desastre final, patente tanto en la calidad de las amonedaciones de los últimos monarcas como en las circunstancias de su ocultación, donde se evidencia el contexto histórico de una sociedad en crisis, unido a la inestabilidad que supuso el advenimiento de la conquista islámica del reino visigodo, aprovechando su debilidad manifiesta y el enfrentamiento propio interno. -187El ocultamiento del tesorillo se llevaría a cabo en este contexto y proceso crítico de


desarticulación del Estado e invasión musulmana. Las capitulaciones godas dieron lugar a la nueva realidad Omeya, constatada arqueológicamente en sus comienzos por los hallazgos de precintos de plomo con epigrafía islámica de lo que fueron los acuerdos y reparto de las tierras visigodas, y en clave de cierto continuismo numismático, en la emisión de los conocidos como solidi o dinares de indicción, piezas de oro con la leyenda abreviada de la shahada o profesión de fe islámica (en latín en sus comienzos 93/711-12), y con una base metalográfica que, en principio, parece estar compuesta por fundiciones del ya por entonces reciclado, reacuñado y prescindible numerario visigodo.

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