La reactivación como bien patrimonial y turístico de la mina romana de lapis specularis de la Mora Encantada de Torrejoncillo del Rey (Cuenca) © María José Bernárdez Gómez © Juan Carlos Guisado di Monti © Alejandro Navares Martín © Fran Rufián Fernández & © Fernando Villaverde Mora
Publicado en: Actas del IV Congreso Español sobre Cuevas Turísticas (CUEVATUR 2012 – Aguilar de Campoo - Palencia). Las cuevas turísticas como activos económicos: conservación e innovación / J.J. Durán y P. A. Robledo eds. – Madrid: Asociación de Cuevas Turísticas Españolas (ACTE), 2012. Depósito Legal: M-
34456-2012: Páginas 271-276. 448 p. 24cm.
La reactivación como bien patrimonial y turístico de la mina romana de lapis specularis de la Mora Encantada de Torrejoncillo del Rey (Cuenca) M.J. Bernárdez Gómez (1), J.C. Guisado di Monti (2), A. Navares Martín (3), F.J. Rufián Fernández (4), y F. Villaverde Mora (5). (1) Laboratorio de Innovación Tecnológica. Escuela Técnica Superior de Minas de Madrid. C/ Ríos Rosas, 21. 28003 - Madrid; mjbernardez@lapisspecularis.org (2) Museo Histórico-Minero Felipe de Borbón. Escuela Técnica Superior de Minas de Madrid. C/ Ríos Rosas, 21. 28003 - Madrid; jcguisado@lapisspecularis.org (3) Proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga. C/ Castrillo de Aza, 1 – Escalera derecha 8-C. 28031 Madrid; alejandronavares@lapisspecularis.org (4) Proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga. C/ Leganés 65 - 2° escalera B°-E 28904 - Getafe francisco.rufian@gmail.com (5) Proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga. C/ Ciudad de Columbia 104. 28760 - Tres Cantos (Madrid); fvillaverde@lapisspecularis.org
RESUMEN La mina romana de lapis specularis de la Mora Encantada de la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, es uno más de los cientos de minados que en Castilla-La Mancha y Andalucía, comprenden el patrimonio histórico-arqueológico de las antiguas explotaciones mineras de yeso especular que se llevaron a cabo en época romana en España. La mina de la Mora Encantada por sus peculiares características, posibilidades y facilidad de acceso a su interior, tras su investigación y estudio, se perfiló como una buena alternativa de difusión y didáctica donde hacer llegar al público en general, la exhibición del lugar y de su ámbito subterráneo como escenario ideal desde donde poder divulgar y mostrar in situ tanto las generalidades de la minería romana del yeso cristalizado, como las particularidades concretas de esta mina. La intervención sistemática de arqueología y exploración de la cavidad, abrió y dio paso a una dinámica de habilitación turística del minado, que persigue tras las diversas actuaciones de mejora y acondicionamiento realizadas en el mismo, la posibilidad de su puesta en valor como recurso turístico de la zona, aprovechando su atractivo y proyección como espacio subterráneo donde se conjugan patrimonialmente su riqueza geológica y minera, junto a los valores medioambientales, históricos y arqueológicos de esta singular mina romana. Palabras clave: Arqueología, lapis specularis, mina romana, patrimonio minero, recurso turístico.
The reactivation of the lapis specularis roman mine “La Mora Encantada” – in Torrejoncillo del Rey (Cuenca. Spain) as a patrimonial and touristic good ABSTRACT The lapis specularis roman mine “La Mora Encantada” in Torrejoncillo del Rey (Cuenca. Spain) is one of the hundreds mines in Castilla_La Mancha and Andalucia which have the old translucent gypsum mines from the roman times, as -271- a historical and archaeological heritage. After research and due to its characteristics and easy access “La Mora Encantada” mine, was identified as an appropriate alternative to be shown to the general public. The display of the underground sphere is the ideal setting to show “in situ” the characteristics of crystallized gypsum in a roman mine as well as the specific features of this mine.
This singular roman mine combines mining, geological and heritage wealth with environmental, historical and archaeological values. The cavity exploration and the archaeological works made in a systematic way have permitted the touristic fitting out of this mine. In addition, a variety of improvements have been made that add value to this area as a touristic resource, thanks to its attractiveness and projection as an underground space. Keywords: Archaeology, lapis specularis, mining heritage, roman mine, touristic resource.
Introducción y antecedentes históricos de un descubrimiento La mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada, se localiza en la actual comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, en su provincia de Cuenca y en el término municipal de Torrejoncillo del Rey. El minado, se halla aproximadamente a algo más de un kilómetro de la población, en una ligera elevación conocida con el topónimo de cerro o cueva de La Mora Encanta, lugar donde la tradición popular, sitúa uno más de los vestigios relacionados con las leyendas qué sobre “encantadas”, tienen como protagonistas del paisaje a cuevas y antiguas piedras de nuestras tierras.
Figura 1. Cerro de La Mora Encantada en Torrejoncillo del Rey (Cuenca). (Fotografía de Roberto F. García)
El fenómeno de las moras encantadas, forma parte del ideario colectivo del pueblo llano para identificar los lugares propios donde la tradición oral, sitúa episodios del pasado envueltos en -272- fantasiosos y mágicos relatos. La geografía española e incluso europea, está salpicada de numerosos parajes que con este nombre, aluden a misteriosas moradas de princesas encantadas y fábulas con moras hechizadas que esperan el solsticio del verano y su ritual de las hogueras para manifestarse. Durante siglos, el mito de las apariciones y encantamientos se ha mantenido en la memoria colectiva como dogma de fe de generación en generación, magnificado por las creencias aldeanas de lo que no se comprende pero se intuye en importancia. De manera que los entornos de cuevas y cerros arqueológicos, se convierten a veces por voz del pueblo en escenarios misteriosos donde sucesos históricos e inexplicables de nuestro pasado, son por arraigo y trayectoria objeto de seductora atención y especial relevancia local.
Las leyendas de las encantadas a modo de cuento y folklore universal, se asemejan en cuanto a su contenido en versiones e ideal narrativo, pese a incluso mediar en distancia miles de kilómetros de separación entre los lugares que concurren con manifestaciones de igual índole y nominación. En el caso que nos ocupa y en lo que respecta a nuestra Mora Encantada, el episodio objeto de leyenda se concreta a modo de ritual, en la aparición en el cerro en las noches de San Juan (momento temporal), de una princesa mora de cautivadora y singular belleza que peina sus cabellos con un peine de oro mientras se mira en un espejo. Al paseante que la sorprende en el lugar, lo deja allí encantado o recompensado en función de que acierte o no, un enigmático acertijo premiado en su posible resolución con su persona y con las riquezas de la cueva secreta en la que la mora habita. Si bien actualmente la ciencia se impone a la leyenda, en ocasiones en su trayectoria, historia y tradición se entrecruzan y solapan con el tiempo, entremezclando datos y sucesos que hacen del mito de los siglos incluso un destino que trasmuta y que continúa fraguando las leyendas. La fabulación popular, hizo que a mediados del siglo pasado en la década de los años cincuenta, un vecino del pueblo de nombre Pedro Morales Orozco, atraído por el lugar mágico y por las historias que del cerro de La Mora se contaban, iniciara una excavación con objeto de encontrar los presumibles tesoros ocultos y escondidos en las entrañas de la tierra. Con tal fin y animado por un presagio onírico que tuvo, en el que imaginó en un sueño encontrar una especie de ataúd de color blanco repleto de monedas de oro en el interior del cerro de La Mora, convenció a su vecino y amigo Alfonso Feijoo López, para que le ayudara en la tarea y búsqueda del exótico tesoro. Junto con también su futuro yerno Juan García Teruel, comenzaron los tres a excavar en la parte superior del cerro, si bien tras un primer intento, cambiaron su ubicación a la cota superior del montículo, donde a escasos metros sus trabajos incidieron en un pozo minero romano colmatado desde época y en el que su paulatino vaciado, fue dejando al descubierto las paredes regulares del mismo picadas a mano. Animados por el hallazgo del indicio, continuaron con la iniciativa hasta llegar a los veinticinco metros de profundidad, incidiendo en una gran cámara en las que pudieron ver en el interior unos grandes cristales brillantes de yeso junto a infinidad de galerías que evidenciaban el hallazgo de una gran cavidad subterránea.
Figura 2. Fotografía de 1954 en el cerro de La Mora Encantada. Juan García Teruel, Pedro Morales Orozco y Alfonso Feijoo López. (Fotografía cortesía de la familia Morales Orozco)
La repercusión y noticia del descubrimiento de la cueva de La Mora Encantada y su presumible tesoro por aparecer, motivo que el gobernador civil de la provincia ordenara que varias -273- dotaciones de la guardia civil de la misma, se personaran en la mina para confiscar e incautar la posible fortuna a encontrar. Al igual que los periódicos locales y nacionales del momento, editaron e imprimieron las portadas de sus diarios dando cuenta de la peculiar ciudad subterránea aparecida en Torrejoncillo del Rey. Con el hallazgo de la Mora Encantada, autoridades políticas e investigadores provinciales de la época, se personaron en la localidad atraídos por la noticia del críptico descubrimiento. Entre ellos, D. Gaspar de la Chica Cassinello comisario provincial de excavaciones en Jaén y director de las excavaciones arqueológicas de la cercana ciudad hispanorromana de Segóbriga. Gaspar de la Chica, identificó la cavidad cómo uno más de los minados conocidos de la zona relacionados con las explotaciones de yeso especular que los romanos explotaron en el territorio y exploró conjuntamente la mina con Pedro Morales, realizando unos croquis de la misma y recogiendo algunos materiales arqueológicos aparecidos en su interior. La expectación inicial y la atención que supuso el descubrimiento de la cavidad, con el paso del tiempo fue derivando en la lógica falta de interés e indiferencia ante la ausencia de la aparición del supuesto tesoro. Solamente Pedro Morales, con fe inquebrantable en su vaticinio de fortuna, continuó en pos de su búsqueda de riquezas hasta prácticamente el fin de sus días. Sus rebuscas y desescombres en el interior de la mina, aún hoy son visibles, de manera que es difícil encontrar una galería que no presente signos de haber sido parcialmente horadada o sometida a elementales sondeos en pos del pretendido ataúd de monedas de oro. La mina pasó así con el tiempo a ser un elemento más del entorno y paisaje del pueblo, citándose ocasionalmente en algunas publicaciones como un indicio más de la minería romana de espejuelo de la zona, sin mediar ningún tipo de investigación arqueológica o estudio serio de la misma, quedando sólo como atracción curiosa para propios y extraños. 274-
Figura 3. Vista desde el interior del pozo minero romano de extracción vaciado en su desescombro por Pedro Morales Orozco y con el que se descubrió La Mora Encantada. (Fotografía de Roberto F. García)
La minería del lapis specularis y los trabajos arqueológicos en La Mora Encantada Desde el año 2003, se inició el estudio de la mina de La Mora Encantada dentro del marco del proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga, que investiga la minería romana del lapis specularis. El proyecto sobre esta singular minería, se desarrolla en las actuales provincias españolas de Cuenca y Toledo en Castilla-La Mancha, así como en la provincia de Almería en Andalucía. La minería del lapis specularis se llevó a cabo en los siglos I y II d. C., durante el periodo Altoimperial romano. Los textos clásicos de la época, nos informan de los lugares del orbe romano donde se llevaron a cabo y desarrollaron este tipo de explotaciones lapídeas. Junto con las hispanas, otros sitios del Imperio como Italia (zona de Bolonia), Sicilia, África, Chipre y Capadocia fueron igualmente cotos mineros del yeso selenítico. Si bien, la piedra especular hispana, era según los autores clásicos la de mayor calidad y el lugar más importante en producción y número de explotaciones de todas las de la época. El naturalista romano Plinio el Viejo, sitúa el mayor coto minero en un área geográfica en torno a la ciudad hispanorromana de Segóbriga, adscribiendo el lugar de las explotaciones a un espacio de cien mil pasos alrededor de la ciudad (± 160 kilómetros), de donde se extraían los megacritales de yeso especular. Esta piedra especular o lapis specularis, no deja de ser una -275- variedad mineralógica del yeso (sulfato cálcico dihidratado: CaSO4·2H2O), denominada como yeso selenítico o selenita. Recurso minero que se encuentra en la naturaleza bajo tierra, en filones de gran pureza y transparencia dentro de otros yesos estratificados y microcristalinos que hacen de roca caja. Su configuración cristalina y laminar, permite su fácil tratamiento y exfoliación en láminas transparentes, de manera que éstas, fueron utilizadas por los romanos principalmente como cristal o cierre de ventanales entre otros usos. La investigación y los trabajos llevados a cabo hasta ahora principalmente en el distrito minero de Castilla-La Mancha, ha permitido confirmar la extensión e importancia de las explotaciones. Donde la consecuencia más significativa del desarrollo de esta minería del lapis specularis, sería la existencia y organización de una serie de complejos mineros romanos distribuidos por el territorio en el que se desarrollaron las explotaciones, así como el propio tratamiento del mineral. En base a ésta minería y su contexto asociado, se articularía el territorio y también el importante poblamiento asentado en la zona, de manera que la mayoría de la población de la región en ésta época, estaría implicada de una manera u otra en los trabajos y en la logística necesaria para el funcionamiento de la industria minera. Las prospecciones y trabajos arqueológicos realizados en la región de Castilla-La Mancha, computan un inventario de unos veinticinco complejos mineros de lapis specularis, en el que -276- el término municipal de Torrejoncillo del Rey, en donde se engloba la mina de La Mora Encantada, cuenta con dos complejos mineros o grupos de minas. Uno de ellos se localiza en la pedanía de Horcajada de la Torre (TR.HT), en una zona montuosa junto a la antigua carretera que se dirige a la localidad de Naharros. Este complejo, lo compone un único minado descubierto en el año 2007, al realizarse las obras de infraestructura del Ave CuencaMadrid a su paso por la localidad. El otro complejo minero en el que se incluye y al que pertenece la Mora Encantada, lleva el nombre genérico de Torrejoncillo del Rey (TR), localizándose al oeste del núcleo poblacional de Torrejoncillo. El complejo minero de Torrejoncillo del Rey, contabiliza un total de diez minados más y dos centros de procesamiento de mineral asociados (A y B). Varias de las minas de este complejo, fueron igualmente destruidas por las obras del Ave y de la Autovía de reciente construcción.
Figura 4. Sala principal de la mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada (Fotografía de José Martínez Hernández)
Con respecto a la Mora Encantada, inventariada como TR-1, es el mayor minado del complejo, con cerca de un kilómetro de desarrollo interior, siendo accesible su ámbito subterráneo y contando con tres niveles o pisos de explotación. El último nivel de la mina, se desarrolla por debajo del freático del cercano río Cigüela, con lo que en invierno, sus galerías más profundas suelen estar inundadas y cubiertas por las aguas. Sin duda su explotación en época romana, necesitó de un sistema de evacuación y achique del agua para poder continuar en profundidad y evitar que se anegaran las instalaciones y zonas de trabajo. En el exterior de la mina, se sitúan dos pozos mineros de extracción y un acceso horizontal por los que los mineros romanos accedían al minal. Al igual que en otros minados, su área inmediata cuenta con los restos arqueológicos de un centro de procesamiento y almacenamiento del mineral, así como con una zona metalúrgica donde se preparaba, reparaba y se ponía a punto el instrumental metálico necesario para el trabajo en la mina, Los restos de una serie de hornos de cocción de yeso ya de época moderna y contemporánea, evidencian el tratamiento que también en época romana se sometía al yeso para la obtención de yeso de fragua y escayolas como subproducto de la producción minera del espejuelo. El registro arqueológico asociado a la mina, establece una cronología de actividad del siglo I y II de nuestra Era, donde entre los restos materiales más destacables se encuentran cerámicas terra sigillatas, junto con abundantes restos anfóricos y grandes dolias, además de la habitual cerámica común y escombreras de estériles de espejuelo, con placas trabajadas de lapis specularis que muestran signos de haber sido seccionadas y cortadas con sierra.
El interior. La topografía de la mina Entre las tareas a abordar al iniciar el estudio de la cavidad, se encuentra su levantamiento topográfico que debemos, siendo rigurosos, acometer en dos fases complementarias. Una primera dedicada a la exploración, lo más competa posible, para una vez concluida poder reflejar ese espacio en una planimetría precisa y fiable. Así, de este modo, de la Mora
Encantada obtuvimos su morfología y singularidades, pudiendo determinar aspectos cuantitativos como cotas, extensiones o volúmenes propios. En definitiva, las características que singularizan el espacio objeto de nuestro estudio. Este trabajo se mostrará como una herramienta imprescindible -277- para planificar futuras actuaciones dentro del minado en el marco de su adecuación museística. Pues en él podremos incluir todo aspecto que sea necesario añadir o reflejar, permitiéndonos obtener después íntegramente, la información referida a infraestructuras de servicio (cableados, iluminación, luces de emergencia, puntos de agua, instalaciones en general...), o cuestiones tales como la ubicación más adecuada de las estaciones de monitorización y medición de los parámetros ambientales de la mina o diseñar por ejemplo su plan de emergencias.
Figura 5. Excavación y apertura del Pozo-2 en la mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada de Torrejoncillo del Rey (Cuenca). (Fotografía de Juan Carlos Guisado di Monti)
En el caso que nos ocupa, acometer esta tarea implicó una dificultad añadida dadas las muy especiales características físicas inherentes a una mina de lapis specularis. Pues a las ya hostiles que son propias del medio subterráneo como la oscuridad absoluta, lugares inundados, barro o humedad próxima a la saturación, hemos de añadir las específicas de estos minados como el polvo en suspensión, muy abundante en las zonas secas, el trazado laberíntico de la galerías o, en muchos casos, el exiguo espacio por el que hemos de progresar. Por todo lo cual, se hizo imprescindible adecuar un protocolo de trabajo adaptado a estas peculiaridades, pues el uso de cualquier aparato topográfico habitual fue sencillamente, por pura imposibilidad física y espacial imposible. Para ello, primero debimos desarrollar un equipo de medida que pudiera adaptarse a estas 278- especiales condiciones, en concreto a los espacios reducidos, y que ofreciera al mismo tiempo las suficientes garantías de éxito en cuanto a fiabilidad y calidad de resultados. En esta línea los ángulos horizontales se tomaron con una brújula de visor prismático con precisión de 0,5º (Silva Sight Master), a la que integramos un nivel de burbuja para su equilibrado así como también un láser alineado con el eje del aparato para precisar su correcto centrado sobre la estación topográfica. Los ángulos verticales fueron medidos mediante un clinómetro (Silva Clino Master), alineado con su respectivo láser a la par que con la brújula. Todo el conjunto se montó sobre un trípode fotográfico de pequeño formato, completándose el Low-tech con
un jalón telescópico en la estación de destino sobre el que se hacía puntería con el láser del clinómetro. Las distancias se tomaron con un telémetro láser (Leica A2). Este equipo se mostró muy fiable dadas las circunstancias antes descritas. En este sentido, para asegurar la precisión del trabajo, fuimos comprobando su grado de acierto cerrando las poligonales obtenidas tantas veces como el trazado de las galerías lo permitían. En la Mora Encantada, obtuvimos 32 cierres de poligonal con un error medio de tan sólo un 0,37 %. Establecimos un total de 415 estaciones topográficas, a una media aproximada de 2,60 m entre estaciones, lo que nos ofrece sin duda una idea del trazado intrincado y laberíntico de la cavidad. En cada estación se tomó con respecto a su siguiente inmediata la distancia, rumbo e inclinación, el ancho a derecha e izquierda y el alto en dos puntos diferentes, así como la altura de aparato. En total 10 medidas por estación, un total de 4150 datos para toda el minado. Todos los datos e información, se cargaron y trataron en la aplicación informática de topografía espeleológica (Visual Topo), capaz de generar en prestaciones alzados y plantas así como un modelo en 3D de la cavidad. Para averiguar el espesor de roca se calculó la malla del terreno sobre la mina, generando un modelo de elevación digital con puntos de elevación cada 5 metros. Por último, los planos finales se trazaron utilizando un programa de dibujo vectorial lo que permitirá después, si fuera necesario, ampliar, añadir o modificar cualquier aspecto que se desee plasmar en el documento. La mina conserva tres entradas abiertas: dos pozos, uno de 27 m de longitud y próximo a éste un segundo de 17 m, ambos de sección rectangular, que junto con un tercer acceso al norte de la cavidad que se abre por medio de rampas y escalones, convergen todos ellos en distintos puntos del mismo espacio (sala de Pedro Morales). La sala de un tamaño considerable para lo que conocemos en este tipo de minería (25x30m), y con un volumen aproximado de 2.200 m3 sin apenas apoyos o claves, se encuentra basculada fuertemente hacia el sur y parcialmente hundida en su sector oeste. A modo de centro de distribución, de diferentes puntos de ella, parte una complicada y laberíntica red de galerías de trazado generalmente rectilíneo entrecruzadas en disposición reticular que discurren rodeándola o bien debajo de la misma. El acceso al nivel inferior hoy sólo es practicable desde la sala principal. Pero no fue originalmente el único, pues podemos encontrar evidencias de otros conductos de nexo entre las galerías y la sala, actualmente completamente colapsados. Estos puntos de unión, junto a los posibles pasadizos o contrapozos a los que se pudiera acceder desde ellos, representan, es probable, las escasas opciones de continuidad que ofrece la mina, exhaustivamente explorada ya por su descubridor durante años tras su posible hallazgo. Temporalmente en coincidencia con periodos muy lluviosos, estos niveles inferiores pueden llegar a inundarse hasta el extremo en algunos puntos, de permanecer completamente sumergidos. Actualmente hemos 279- podido documentar un desarrollo topografiado de 1.089 m, encontrándose con respecto al acceso más elevado (cabecera del pozo de 20 m) su punto más profundo a - 38 m en el piso inferior que discurre bajo la sala principal.
Figura 6. Topografía de la mina romana de lapis specularis de La Mora Mor Encantada. (Dibujo y topografía de Fernando Villaverde Mora)
La habilitación bilitación turística de la Mora Encantada Junto nto con los trabajos arqueológicos que empezaron a desarrollarse en la Mora Encantada y dadas las características y facilidad tanto de acceso, como del recorrido interior de la mina, sobre todo en el primer nivel de la cavidad, fue ue cobrando fuerza la idea de utilizar el minado como un activo cultural, especialmente especialmente cuando cada vez que había que hacer un reportaje fotográfico, televisivo o enseñar el trabajo técnico que se viene desempeñando en las minas, la mina de la Mora Encantada era la primera elegida por su comodidad y representatividad en la variedad de elementos tanto geológicos, medioambientales y de contenido técnico minero y arqueológico, arqueológico que en la mina pueden observarse. Este potencial y su relativa facilidad de exhibición, hizo que la mina fuera seleccionada para su posible gestión turística y puesta en valor junto a otros elementos del patrimonio histórico minero del lapis specularis de la región, región con los que se pretende contribuir a la dinamización y al desarrollo de las comarcas en que se sitúan las minas. Consecuentemente con esta idea de difusión sociocultural y de la posible rentab rentabilidad pública -280- que son las minas, se planteó planteó una línea de trabajo encaminada a la proyección y a la recuperación patrimonial del yacimiento arqueológico para que éste se fuera acondicionando para un uso turístico.. De manera que cualquier intervención intervención realizada en La Mora Encantada desde entonces, see complementa con la posibilidad de aplicar una actuación de difusión social o que ayude a ir habilitando y mejorando la mina para su adecuación turística. Hasta que se lleve a cabo una futura apertura oficial y su gestión,, en la mina se han ido haciendo visitas organizadas y programadas con instituciones, estudiantes, grupos profesionales de colectivos, etc. Al A igual que se realizan jornadas de puertas abiertas con vecinos de la zona y la comarca, con objeto de darla a conocer e ir creando expectativas en grado positivo sobre la importancia y repercusión que supondría contar con tan interesante recurso como activo cultural y económico.
El interior minero El inicio de la explotación y los trabajos arqueológicos en la mina, sobre todo al realizarse la topografía y la toma de datos de la cavidad, evidenció que varías zonas de la misma y especialmente su primer nivel, mantenían un alto grado de deterioro, al acumularse los restos de basuras y desperdicios en la áreas internas próximas a los dos pozos y a la entrada de la mina. Así como una importante acumulación de sedimentos y colmataciones de elementos provenientes del exterior (piedras y vegetación), que distorsionaban y alteraban estéticamente la morfología y la estructura física del minado. Especialmente significativa, fue la dispersión y acumulación que había en la cavidad de un gran número de aparatos de telefonía, que presuntamente habían sido robados de la empresa Telefónica y qué ante su deterioro, imposibilidad de darles salida u otros motivos, se deshicieron de ellos trasladándolos hasta allí y arrojándolos por el pozo principal de la mina. Su dispersión y arrastre por la cavidad, hizo que restos de algunos de ellos, con el tiempo, llegaran a aparecer incluso en el tercer nivel de la explotación minera. Igualmente en función de su mejor o peor accesibilidad, paredes y techos, así como los cristales de yeso de la mina, mantenían ciertos niveles de degradación, con agresiones del tipo de pintadas, ralladuras y zonas ahumadas producto éstas últimas de las fogatas y hogueras que se hicieron en su interior. Algunos cristales (particularmente los más evidentes), presentaban también grafitis e incisiones recientes con objeto de dejar constancia del paso de sus autores o de mensajes grabados de mejor o peor gusto. Una vez establecidas las áreas deterioradas y evaluadas los distintos tipos de agresiones e incidencias localizadas, se procedió a la limpieza de la cavidad y a la retirada de desechos y elementos ajenos al contexto geológico y arqueológico de la mina. De manera que la misma, se fue adecuando a la imagen que probablemente presentaba y tendría cuando estaba históricamente en activo. En la adecuación practicada en el interior, una de las primeras actuaciones que se llevaron a 281- cabo, fue habilitar la zona de entrada a la mina que, hasta su limpieza y excavación, consistía en una rampa descendiente producto de la acumulación de estériles y que en su recorrido, presentaba cierta inestabilidad y peligro. Con el saneamiento y adaptación de la bajada de ingreso a la cavidad, apareció como piso de la misma, una escalera original romana tallada en la propia roca, que actualmente facilita un acceso seguro con el valor añadido de utilizar el mismo medio y sistema que emplearon los mineros romanos para entrar a la mina. Unas jornadas culturales sobre la Mora Encantada llevadas a cabo entonces en la localidad por el equipo de investigación y subvencionadas por la Diputación de Cuenca, permitieron sufragar los gastos de una puerta con rejas metálicas para controlar el acceso y dotar también de la necesaria seguridad a las instalaciones. Igualmente, se proyectó y diseño un recorrido turístico interno por la mina, en un vial circular que discurre por la sala principal y por el segundo nivel. Este espacio subterráneo accesible para el público visitante, se seleccionó por su facilidad de trayecto y se habilitó rebajando y adecuando los pasos y las alturas de las galerías, de manera que el tránsito fuera lo más realizable y cómodo posible para los visitantes. Si bien, en todo momento, los criterios de conservación y morfología original de la cavidad como patrimonio arqueológico y minero, se han mantenido y tenido en cuenta en aras de preservar la realidad y autenticidad del ámbito minero. En todo el recorrido visitable, se practicó una geotecnia (con resultado positivo), para garantizar la seguridad de los visitantes junto con la estabilidad estructural del minado. El circuito turístico de la mina, se complementó con balizamientos de seguridad y con carteles interpretativos e informativos en los distintos puntos del recorrido que se estimó adecuado
resaltar y acompañar de información. La selección de los espacios en donde se ubicaron los paneles y carteles, coinciden con las zonas donde pueden contemplarse los sistemas y técnicas del laboreo que se practicaban en la mina, al igual que en puntos que presenten principalmente elementos o áreas de interés geológico, histórico y medioambiental. Por último, y dentro de la iniciativa de desarrollo comunitario interregional “El Cristal de Hispania”, dotado con fondos europeos Proder-2. El grupo de acción local de la región CEDER-Alcarria conquense, llevó a cabo una actuación consistente en la iluminación eléctrica y lumínica del interior, como fase previa y necesaria para la consecución turística de la mina. En la intervención, se instalaron dispositivos leds que junto a su mayor duración y eficacia gracias a la utilización de luz fría, permiten controlar y minimizar en parte la proliferación de microorganismos y especialmente el llamado “mal verde”, verdadero enemigo de las cavidades turísticas.
Figura 7. Iluminación interior de la Sala Pedro Morales en la mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada de Torrejoncillo del Rey (Cuenca). (Fotografía de Ricardo del Olmo Muñoz)
El exterior En el cerro de la Mora Encantada, con financiación de la Consejería de Industria de la JCCM (Dirección General de Energías y Minas), se abordó un proyecto de seguridad minera y adecuación medioambiental del exterior y entorno de la mina. En el que se efectuó una limpieza de basuras y resto, así como la retirada de escombros piedras y un saneamiento de rocas sueltas que había en el talud del cerro y sobre la zona que da a la entrada de la mina. 282Igualmente, se llevo a cabo la construcción de un murete perimetral con verja metálica y puerta de dos hojas en el pozo superior y principal. El mencionado pozo, sólo estaba señalado con algunas balas de paja y representaba para la zona un grave problema de seguridad, ya que el mismo tiene una caída de más de veinte metros y su vano, antes de su cubrición, era de unos tres por dos metros. La actuación de seguridad minera permitió la habilitación ambiental del área de superficie de la mina con su limpieza y retirada de zonas inestables, así como con
el cierre de obra con verja se pudo asegurar lo que a todas luces, era una peligrosa trampa para los que hasta a la mina se acercaban. El segundo pozo de la mina, también fue protegido con una valla metálica y al encontrarse colmatado (sólo por un tapón en superficie), significaba un problema de seguridad tanto en el interior como en el exterior de la mina. En un primer momento, se intentó abrir con maquina mecánica hasta que el brazo de la pala excavadora que se utilizó no pudo, al ser imposible acercarse más y seguir profundizando. Por lo que los tres metros últimos de colmatación que aún tenía el pozo para su liberación, tuvieron que desescombrarse a mano en una arriesgada y dificultosa extracción de tierra. Se pretende igualmente que su despeje y apertura, sirva también como posible futura salida de emergencias o alternativa a la misma, por lo de contar con más de una salida al exterior desde dentro de la mina. También en el pozo principal y con medios propios de la asociación lapis specularis, se instaló -283- la recreación de un torno romano de época a escala real, como ficticio de recreación histórica en copia idéntica a los tornos romanos encontrados y recuperados en las minas portuguesas de Aljustrel, que son de la misma época. El torno y su emboquille en madera, se exhiben como ejemplo didáctico de la instalación y del funcionamiento del sistema de extracción del mineral, que utilizaron los mineros romanos en las minas de lapis specularis.
Figura 8. Torno minero romano de extracción reconstruido como recurso de recreación histórica en el pozo principal de La Mora Encantada. (Fotografía Juan Carlos Guisado di Monti)
Adenda La mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada es hoy en día uno más de los asociados de ACTE, en la idea de que la actividad turística de una cavidad, debe de gestionarse y coordinarse sin duda también desde la integración en un colectivo común y dentro de un sector tan importante como en España es la representación profesional de las cuevas turísticas.
La Mora Encantada aún en proceso de habilitación y pendiente de su modelo de gestión, es uno de los mejores ejemplos por sus características de minería subterránea llevada a cabo en época romana en España. Su buen estado de conservación, junto a sus abundantes recursos geológicos, medio ambientales y arqueológico-mineros, supondría poder contar mediante su conveniente proceso de musealización y adecuación turística, con un activo cultural de primer orden que en un futuro próximo, esperamos pueda convertirse en una más de las cavidades visitables e imprescindibles de nuestro patrimonio y panorama subterráneo. -284-
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