● REPORTAJE
ARBOLEAS
VIAJE AL IMPERIO ROMANO
Hace unos 2.000 años los romanos sacaban de las entrañas de la tierra de Arboleas el espejuelo, el cristal de yeso, y lo llevaban hasta Roma y otras ciudades principales para acristalar las ventanas del Imperio. Ahora, el alcalde va camino de cumplir un sueño de décadas: recuperar estas galerías para que nos podamos transportar en el tiempo entre destellos de los prismas.
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ROSABEL RODRÍGUEZ FOTOGRAFÍA: R.R. / GARCÁN
ro, plata, cobre, mármol… Fue mucho lo que Almería le dio al Imperio romano. En ese mucho, se incluyen aportaciones cuyo valor excede lo material, como la conquista de la luz. Y es que la exportación de un tipo de yeso translúcido conocido como Lapis Specularis hizo posible que viviendas y edificios públicos a lo largo y ancho del Imperio transitaran del universo de lo sombrío al de lo diáfano. Ese mismo proceso al que tanto contribuyó la provincia se replica ahora en Arboleas, donde se trabaja precisamente en eso; en rescatar de entre las sombras una de las minas que la Legión Romana explotó en Almería para el aprovechamiento de este material con fines ornamentales pero, sobre todo, para acristalar las ventanas de las que, así, cayeron la madera y las cortinas que, hasta entonces, habían marcado el compás de una vida entre penumbras. Entre un momento y otro; un impasse de unos 2.000 años en los que la oscuridad se apoderó de este punto del subsuelo. Pero esa dinámica se empezó a quebrar en 1983 para dar hoy un giro completo gracias al que, pronto, cualquiera podrá sumergirse de nuevo en la historia del Imperio a través de unas galerías que, sin ser únicas en la provincia, lo serán al convertirse en las primeras que se abran al público para que, cualquiera, conozca in situ cómo se explotaban estos recursos. Tras el rescate de este tesoro de la historia, el empuje de una persona que, con el viento en contra, ha tenido que esperar más de tres décadas para empezar a dar forma a un sueño en el que ya no hay opción para la marcha atrás. «Tiene que
cumplirse». Lo confirma el alcalde de Arboleas, Cristobal García. Le descubrieron este lugar a principios de los 80 y, desde entonces, le rondaba una iniciativa que avanza camino de su ejecución. «Tenemos las ideas claras: queremos recuperar nuestro patrimonio y que el turismo pueda venir a nuestro pueblo con argumentos, no a sacarse una foto en la carretera». Para avanzar en esa línea, han tenido que pasar «34 años para empezar a trabajar». Los motivos de la espera los explica durante una visita a la mina una vez finalizada la primera fase de los trabajos y al borde de arrancar la segunda de las tres previstas para la apertura de un espacio tan exclusivo que solo cuenta con tres antecedentes en todo el país. «Aquí no había agua, no había caminos...», apunta en los aledaños
de la mina. En la distancia; Los Higuerales, antes un conglomerado de cortijadas que se contaban con los dedos de una mano; hoy, hogar de 400 personas. «Si esta gente no tenía agua para lavarse las manos, ¡cómo ibas a invertir en la mina!». La frase apunta motivos que han dilatado la puesta en marcha de un proyecto cuyo inicio se ralentizó además por la cantidad de permisos necesarios (medioambientales, de patrimonio, de ingeniería de minas, etc.), así como por la falta de apoyos de otras administraciones. «Han contado con un alcalde que lo tiene claro, que ha visto el valor que hay y que, a título personal y sin subvenciones, con fondos propios, se ha echado para adelante». Las palabras de Andrés García, director de la revista El Afa, espeleólogo y pieza clave para dibujar el mapa de recursos mineros de estos yesos durante el Imperio romano,
Las claves del Lapis specularis El conjunto de explotaciones del que forma parte la mina de Arboleas, así como las que se han identificado en Cuevas del Almanzora, El Alquián y Sorbas, surtían de Lapis specularis a todo el Imperio. Aunque el material se explotaba en otras zonas, España era la más importante. Pero, ¿qué es y para qué se usaba? t ¿Qué es? Traducido del latín como piedra de minas, es una variedad de yeso que cobró valor por una característica muy concreta: su transparencia. t ¿Dónde se encontraba? Aunque se extrajo de distintas zonas, como Chipre o la Capadocia, España se convirtió en el principal centro de explotación de un mineral que se encontraba bajo tierra. Una vez se localizaba un yacimiento, se abría una vía para su extracción. t ¿Por qué fue tan popular? Porque su transparencia extendió su uso para el acristalamiento de ventanas. Además de conseguir que la luz natural iluminara el interior de viviendas, templos y foros; así como de carros y otros vehículos, el Lapis specularis operó como aislante térmico. Otro uso fue el que se le dio para construir los invernaderos con los que ya en la antigua Roma se cultivaba fuera de temporada. t ¿Cuándo y hasta cuándo se explotó? Se utilizó durante los siglos I y II DC. Sin embargo, los romanos dejaron de explotar estas minas al cobrar protagonismo el vidrio por su menor precio, la facilidad para obtenerlo y los avances en su procesamiento. t ¿Dónde llegó el espejuelo español? A prácticamente cualquier rincón del Imperio. En Italia quedan muestras del Lapis specularis que se trasladó desde España en lugares como Roma, Murano o Pompeya.
FOCO SUR / 22