2 minute read

Chile, seguridad e inteligencia artificial, ¿Hacia dónde vamos?

VÍCTOR PARADA

Investigador Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería Académico Universidad de Santiago de Chile

Advertisement

Señor director: y, lo que es peor, se han ocupado todas las camas pediátricas para quienes deben quedar hospitalizados.

Cada día la inteligencia artificial nos sorprende con nuevas aplicaciones, un ejemplo actual es el chatGPT capaz de ofrecer respuestas que parecen escritas por una persona, inquietando a la población, quienes temen ser reemplazados en sus puestos de trabajo por este tipo de herramientas. La IA ofrece innumerables beneficios y mejoras en distintas áreas, quedando demostrado en su aplicación en sistemas de justicia de diversos países. Chile no es la excepción, un ejemplo es el trabajo realizado por la Fiscalía junto a la académica Lorena Pradenas, la herramienta busca mejorar la eficiencia, dar mayor transparencia al sistema judicial, además de impactar en la vida de las personas implicadas en el sistema de justicia penal y la profesión jurídica. El sistema mejora la confianza pública cuando la gente lo percibe una homogeneidad en penas y condenas, evitando sesgos de cualquier tipo.

Las herramientas de IA ya están disponibles y a partir de ahora, las soluciones a los diversos problemas que surgen en la sociedad pueden ser diseñadas e implementadas teniendo como punto de partida a tales herramientas.

La palabra “sincicial” procede de dos términos griegos: el adverbio “syn” que significa “con” y transmite la idea de “fusión” y el sustantivo “cytos” que significa “célula”. Así queda descrita la principal lesión anátomo-patológica que produce este virus: al destruir las membranas celulares en los puntos de contacto de unas células con otras se forman grandes masas protoplasmáticas que contienen los numerosos núcleos celulares que pertenecían a las células intactas y que se llaman “sincicios”.

En un año sin pandemia Covid, el VRS es por lejos la enfermedad respiratoria con más presencia a nivel nacional, llegando a cerca de 5 mil hospitalizaciones anuales.

Ahora la cosa es mucho más grave; no está del todo claro el número de fallecidos por este virus y –para agregar una nota deprimente y discordante– desde el prisma político, se advierten descalificaciones y acusaciones cruzadas, tanto del Gobierno anterior como del actual, respecto del manejo de una crisis sanitaria.

Decidir por sí mismos

Núcleo de Investigación en Accesibilidad e Inclusión PUCV

Señor director:

Imaginen que un día alguien decide por ustedes en qué van a trabajar, dónde van a vivir, con quiénes se van a relacionar o si van a tener o no familia. Esta realidad define la vida de muchas personas con discapacidad intelectual: son otros quienes escogen por ellas, quienes deciden por ellas, quienes hablan por ellas y, en definitiva, son otros quienes viven sus vidas por ellas. De hecho, la respuesta ante la discapacidad desde el ámbito científico ha estado condicionada por mitos infundados que han contribuido a generar imágenes estereotipadas de estas personas (“no saben, no pueden o no deben”). Sin embargo, a nivel internacional y hace más de una década, se viene planteando la necesidad de que las personas con discapacidad participen en diferentes instancias de la sociedad. Es así que la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD) ha planteado que esta población debe participar activamente en la construcción de políticas y leyes que les atañen, pero en la práctica las cosas son diferentes y aún existen prácticas discriminatorias para la población con discapacidad y en específico más aún si se habla de discapacidad intelectual. Frente a este problema también hace más de una década, se viene trabajando bajo el paradigma de la investigación inclusiva, la cual, entre otras cosas, representa sus opiniones y experiencias, mediante un proceso donde las personas con discapacidad intelectual juegan un rol activo (autor). Una tarea dificultosa y que quizás, no sea del todo comprendida, pero que cada vez es más urgente de convertir en un espacio valorado en el que el colectivo con discapacidad intelectual sea reconocido y valorado y como han señalado ellos mismos se les escuche, ya que por años “otros” han decidido por ellos.

This article is from: