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Un cambio de conducta
from 26-02-2023
Señor Director:
Chile atraviesa hoy una de las peores crisis de seguridad de toda su historia.
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La violencia terrorista que impera hace décadas en la Macrozona Sur, el incesante incremento de la delincuencia y el crimen organizado que asola el país, y el constante flujo de inmigrantes ilegales que se registra en la frontera norte, son parte de un fenómeno que mantiene atemorizado a los ciudadanos.
La respuesta del Estado para enfrentar estos graves problemas ha sido insuficiente y un verdadero fracaso. Ante el legítimo clamor de la población para que se adopten medidas eficaces que reviertan el escenario actual de inseguridad, el sistema político ha optado por utilizar a las
Fuerzas Armadas, destinándolas a cumplir labores de apoyo a las policías en el caso de la Macrozona Sur y Norte.
En el caso de la primera, una herramienta constitucional que es excepcional, como es el Estado de Excepción, se ha vuelto permanente, destinándose personal de las FF.AA. para hacer patrullajes preventivos. Y en el caso de la zona norte, ahora se destinará al personal militar a resguardar las fronteras. Esto supone dos inconvenientes. El primero es que se comienza paulatinamente a desnaturalizar la labor de las Fuerzas Armadas consagrada en la Constitución, referida principalmente a la defensa nacional, sobre todo, cuando para cumplir las labores que se le encomien- dan fuera de su ámbito, se limitan sus facultades, existiendo un alto riesgo de que no puedan desarrollar adecuadamente la tarea encomendada. Y aquí viene el segundo problema, que es que si no cumplen con las expectativas ciudadanas de revertir la actual inseguridad, se puede ver fuertemente comprometida la confianza e imagen de las instituciones castrenses. Si de verdad se quiere enfrentar este escenario adverso, las medidas deben ir por fortalecer las actuales instituciones a cargo de la seguridad pública en Chile, tanto en personal, recursos y atribuciones, y con un trabajo de inteligencia y coordinación acorde a la magnitud del problema y no usar a las Fuerzas Armadas como una suerte de comodín.
En ocasiones un cambio de conducta puede ser la solución. Ello puede ser la única salida a situaciones incomodas o alteraciones del comportamiento personal o del grupo al cual uno pertenece. Los cambios conductuales son aplicables, incluso, al vivir como grupo social que conforman los habitantes de un país.
La conducta es solamente la manera como los seres humanos se comportan en su vida y acciones, ya sea estas, en su entorno cercano, como en el hábitat social. Dando forma, esta ultima, al cómo es conocido el país en su conjunto social y, por ende, cuál es su cultura. Esta visión externa que muestra una sociedad tiene incidencia en la capacidad atractiva para la llegada de personas, ya sea, como turistas o como migrantes.
Ese conjunto de acciones con las cuales las personas responden a una situación es lo que, en algunas ocasiones, hay que tratar de cambiar, en positivo. Hoy, más que nunca, Chile como país social debe buscar modificar. Los cambios culturales se generan por medio de la enseñanza y más fácilmente por imitación. Esta tendencia de imitar a otros, tanto en su comportamiento como en su manera de mostrarse frente a otros, en determinados momentos, obedece a lo asimilado desde ambas fuentes. Una equivocada enseñanza o una mala imitación, da como resultado una peor conducta cultural.
Cuando en un lugar una parte de su población considera la apropiación de lo ajeno, como una actitud oportunista solamente, dejando el concepto de robo, permite el incremento de esta acción por imitación, sin considerar el robo
NORMAN MERCHAK como tal. Peor aún cuando este llamado “saqueo” apropiándose en forma violenta de los elementos guardados en un recinto, sin considerarle robo y con leyes que, muchas veces, no condenan en forma adecuada este tipo de delito, conforma, el conjunto, como una especie de cultura que afecta a la sociedad en su conjunto.
Es posible que el robo de caudales desde distintos “sacos” o instituciones, se convierta en una especie de saqueo, como se descubre de, tiempo en tiempo, en nuestro país y que las leyes, en forma algo superficial, considere solamente que, con una pequeña clase educativa y una más pequeña multa, se termina el asunto delictivo. No una, sino que repetidas veces como aquí.
Un cambio de conducta, con urgencia, se requiere en Chile. Así podremos vivir siendo mejor vistos.