LO QUE QUEDA PARA EL FUTURO

Por Eduardo Perfecto Brito

Desandando los caminos del tiempo, vivo la realidad de un futuro absurdo, podrido de tempestades asustadas de la marginalidad de esta pobreza endeudada.

¿Quién soy?, me pregunto inútilmente, mientras veo esa realidad mundialista de la economía, o la doctrina eclesiástica llena del patriarcado intolerante que arribó con la conquista en esa cruzada por exterminar nuestras costumbres latinoamericanistas y convertirnos en lacayos imitadores de esa Europa que vagamente sobrevivió a la peste y al fascismo. Fueron los mismos que sometieron a la mujer y parieron la homofobia, esclavizando al hombre con sus doctrinas y el yugo vulgar de la superioridad racial y corporal. Todo lo incomprendido en estos tiempos de rebeldía entre banderas y marchas interminables, pero también reprimidas, golpeadas por quienes tienen el poder sobre las armas y la justicia.

Y seguimos viendo las verdades y las mentiras, la vanidad y la desinformación periodística que alimenta la violencia y el bolsillo de quienes se jactan de quitar y poner presidentes. Son caminos desolados que solo transitamos los absurdos, los peregrinos y escritores que aún buscan la realidad humana, o un parche en nuestra capa de Ozono, y no a quienes Kiev-nalizan las guerras, ni a los que Putin-vilizan las justificaciones. Desandamos un lenguaje amedrentado de discordia entre odios injustificados; de caminos también absurdos que encarcelan a los hombres, porque vine en busca de libertad y me encuentro encerrado de razones.