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CUÉNTAME CÓMO SE ESCRIBIÓ

CUÉNTAME CÓMO SE ESCRIBIÓ

os manuales de historia tienden a personalizar la gestación de la Carta Magna del 78 en los miembros de la ponencia que elaboraron el primer anteproyecto. Sin embargo, junto a los siete ‘padres de la Constitución’ trabajaron todos los parlamentarios de aquellas Cortes que integraron por La Rioja los senadores Carmelo Fernández, Domingo Álvarez Ruiz de Viñaspre, Aurelio Ibarrondo y Félix Palomo; y en el Congreso, Álvaro Lapuerta, Luis Apostua, José María Gil Albert y Javier Sáenz Cosculluela. Los únicos protagonistas vivos evocan aquel hito.

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De los 74 intensos años que lleva vividos como coprotagonista además de algunos de los momentos históricos más relevantes, Javier Sáenz Cosculluela siempre rescata de su memoria un puñado de momentos memorables. Y de entre ese selecto racimo de recuerdos siempre descuella el mismo: aquel día de 1978 que se aprobó la Constitución. No hay retórica en sus palabras. «Lo digo con absoluta sinceridad», garantiza uno de los diputados riojanos elegidos por la entonces provincia de Logroño en las elecciones del 15 de junio de 1977 y que participaron desde su puesto en Madrid en la gestación de la Carta Magna. La prueba definitiva de su franqueza es una confesión. Durante las innumerales reuniones (la mayoría sin hora de salida) donde aquellos padres de la Constitución debatían el texto, Sáenz Cosculluela tomaba anotaciones personales en su libreta. Pasados

los años, aquel manuscrito fue el «regalo íntimo» que un día entregó a su hija. «El país dio un salto fantástico en libertades, avances sociales, en respeto mutuo», opinaba entonces y reafirma ahora 40 años después. «Las actuales generaciones no tienen aquella experiencia vital, pero con la democracia y la Constitución se acabó una España negra, de súbditos y señores», reflexiona.

Una palabra hizo posible a su juicio aquel acuerdo que sólo unos pocos años antes ni siquiera era imaginable: cesión. «Cada uno de los bloques tuvo la capacidad de rebajar sus aspiraciones para permitir algo que ahora está

normalizado y al que no se le da el valor suficiente como es la alternancia de gobiernos de izquierda y de derecha bajo una misma Constitución». De aquellos vertiginosos meses en Madrid, Sáenz Cosculluela rescata aquella «generosidad recíproca» y algunos nombres de referencia en la lucha durante el franquismo más allá de los icónicos Rafael Alberti o ‘La Pasionaria’ Dolores Ibárruri.

También Félix Palomo comparte esa misma sensación de haber participado en un proceso único, de haberse ‘empapado’ del conocimiento de figuras ilustres con las que convivió y las hemorotecas no acostumbran a destacar en sus portadas al referenciar aquel hito como José Luis Sampedro o Juan María Bandrés. «Fue inolvidable», resume el senador entonces por Rioja Democrática. Las sensaciones de novedad ante el reto de articular una Constitución que asentara las bases de la convivencia eran incluso físicas. «En la primera legislatura en que debimos consuar los reglamentos –evoca– el edificio del Senado no estaba completado y todos los parlamentarios nos arracimábamos como sardinas en lata en la Carrera de San Jerónimo». Cuando la Cámara Alta abrió sus puertas, el espacio seguía siendo limitado y las reuniones «siempre llenas de fuerza y energía» se sucedían en despachos minúsculos donde no todas las opiniones convergían y las palabras debían limarse al máximo. Palomo recuerda, por ejemplo, la redacción del artículo 15. «Había una serie de senadores designados por el Rey, y en el punto de ‘queda abolida la pena de muerte’ hubo que apostillar para llegar a un acuerdo ‘salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra’». De aquella etapa «vivida como una emoción desbordante», Palomo subraya la «altura de miras» que imperó entre todos los protagonistas pese a sus diferencias.

Javier Sáenz Cosculluela Diputado PSOE

«Los que hablan del régimen del 78 no tienen ni idea de lo que dicen». Con esa contundencia se pronuncia Sáenz Cosculluela contra quienes cuestionan la Constitución que ahora se conmemora. «Algún día se valorará concienzudamente los logros que ha posibilitado», pronostica sin renunciar a una virtual reforma que debería guiarse por dos premisas: acordar qué puntos deben actualizarse y hacerlo con un consenso muy mayoritario. «Siempre me rebelaré contra quien crea que puede servir a todos un texto que una parte pretenda imponer», asegura desde Madrid.

Félix Palomo Senador Rioja Democrática

Reforma sí, pero sin «aventuras». Cuarenta años después de su aprobación, Félix Palomo se muestra consciente de que la sociedad española que se rige por la Constitución ha cambiado y, por lo tanto, el texto es susceptible de actualizarse. «Sin miedo, pero con sensatez», es la fórmula que él emplearía sin perder de vista el hecho de que «consensuar su redacción costó muchos esfuerzos y los resultados en este tiempo han sido fructíferos». «No se debería cambiar por cambiar, sino llegar a un acuerdo sobre qué es necesario modernizar y, en todo caso, hacerlo con el máximo acuerdo», concluye.

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