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Al romper el día
Suena la alarma a las 7:00, cojo el autobús a las 8:10, miro por la ventana a los de Educación Física a las 8:46, salgo del instituto a las 14:25, llego a casa a las 14:50 y como con mi padre y mi hermano a las 15:00.
La rutina siempre es la misma. Lo único que puede variar es el momento en el que miro por la ventana. Muchos días los de Educación Física no están, y me limito a escuchar el ruido de los coches y del camión de basura que pasa todos los días a la misma hora y por el mismo lugar. Es difícil escuchar al profesor cuando esto ocurre. El camión de basura hace tanto ruido que, de hecho, una alumna del Stuyvesant High School de Nueva York, creyó haberlo escuchado a las 8:46 cuando en realidad lo que sus oídos acababan de percibir era el choque de un avión contra una de las Torres Gemelas.
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La mañana del 11 de septiembre de 2001 se produjo un ataque terrorista contra las Torres Gemelas. Cuatro aviones fueron secuestrados con el fin de impactar contra ellas.
Todo lo ocurrido lo presenciaron los alumnos del Stuyvesant High School, ubicado justo frente al World Trade Center, y que se percataron de que estaban ante un ataque terrorista cuando se estrelló el segundo avión. No soy capaz de imaginarme la incertidumbre, el miedo, la intranquilidad y el nerviosismo que debieron de sentir todos ellos al ver las Torres Gemelas derrumbándose poco a poco en vez de un camión de basura pasando por la carretera. Además, presenciaron cómo la gente que se encontraba dentro de ambos edificios saltaba al vacío al saber que no sería capaz de sobrevivir.
Los estudiantes del Stuyvesant High School fueron evacuados, y aunque tardaron en volver a sus casas debido a que los trenes no funcionaban, todos resultaron sanos y salvos.
Dos semanas después, publicaron lo ocurrido en el periódico de su instituto, The Spectator. Un periódico que, al igual que el nuestro, Las Crónicas del Joaquín Rodrigo, está escrito por los estudiantes del centro.
En ese número aparecieron testimonios de algunas personas explicando cómo se sintieron aquel día al ver que todo se venía abajo, y cómo se realizó la evacuación. Además, en la página 3 le dan las gracias a todo aquel que contribuyó a que no cundiera el pánico y a que la evacuación se pudiese hacer de una manera ordenada.
Al igual que nosotros, los cronistas del Stuyvesant High School tienen un lugar específico en el que realizan las reuniones. Ese día no pudieron ir a esa aula, pero eso no impidió que se reunieran en otro lado y publicaran el periódico dos semanas después. A pesar de las circunstancias consiguieron sacar el siguiente número.
The Spectator es para nosotros un ejemplo a seguir. Al igual que ellos, seguiremos publicando números sin importar los inconvenientes que se topen en nuestro camino. Pase lo que pase, prometemos seguir escribiendo, dibujando, fotografiando, maquetando e imprimiendo el periódico.
Así lo hizo The Spectator. Y así lo han hecho, lo hacen y lo seguirán haciendo Las Crónicas del Joaquín Rodrigo.






Portada conmemorativa del 11S de The Spectator, periódico del instituto Stuyvesant, publicada el 2 de octubre de 2001.