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LAURA OVÍN ANAI

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LAURA OVÍN ANIA, MAESTRA ESCANCIADORA “No puede ser que en Asturies tengamos sidra para vender y que no se escancie al cliente”

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LAURA OVÍN ANIA (NAVA, 1975), PRIMERA MUJER EN GANAR EL CONCURSO DE ESCANCIADORES DE SU VILLA NATAL Y CAMPEONA DE ASTURIES EN EL AÑO 2000, EN LA ACTUALIDAD, ES JURADO DEL CONCURSO REGIONAL DE ESCANCIADORES E IMPARTE TALLERES PARA APRENDER A ESCANCIAR

¿Cómo empezó tu relación con el mundo de la sidra?

Comenzó cuando yo tenía diecisiete años, Mis padres abrieron una sidrería en Nava entonces no nos quedó más remedio a mi hermana, Susana, y a mí, que aprender a escanciar. Gracias a mi padre que para dar publicidad a la sidrería y que la gente nos conociese un poquito más fuera de Nava, nos llevaba a las dos a participar a los concursos de escanciadores. Imagínate hace treinta años, dos nenas rodeadas de paisanos. Nos veíamos allí y decíamos, «¿Qué hacemos nosotras aquí?». Así fue como empezamos en los concursos, abriéndonos camino entre tantos hombres hasta llegar a ser las dos, Campeonas de Asturies, yo en el año 2000. Nos gustaba participar en todos los concursos, pero al que más importancia le dábamos era al de Nava, quizá por eso de jugar en casa. Yo tengo el honor de ser la primera mujer en ganarlo.

Actualmente, ¿sigues vinculada?

Ahora ya no participo en los concursos desde hace unos años, pero formo parte del jurado del concurso de escanciadores. A mí la sidra me encanta y me gusta mucho todo lo relacionado con ella. Por eso, siempre que me llaman, trato de acudir. Este verano fui a representar a Asturies al Festival Intercéltico de Lorient, dando unas demostraciones de cómo se escancia y por qué.

¿La mujer ha ido ganando más protagonismo en los concursos?

Sí, cada vez se animan más a participar y no tiene nada que ver comparado con hace treinta años. Dependiendo de donde sea el concurso, suele haber siempre mínimo cinco mujeres. Me gustaría hacer hincapié en que se animan más todavía, porque hay muchas escanciadoras que trabajan en sidrerías y que lo hacen fenomenal, pero que por nervios no se atreven a ir a presentarse a los concursos.

“Asturies ye l’únicu sitiu del mundiu onde s’echa la sidre y eso hai que caltenelo vivo díi tres díi pa que nun acabe perdiéndose”

Impartes clase en los talleres de escanciado que se organiza en La Montera Picona de Ramón, ¿qué perfi l de gente va a estos cursos?

Estos talleres están fenomenal. Invito a todo el mundo a que vaya, da igual la edad y si sabes escanciar o no. Lo que único que te tiene que gustar es el mundo de la sidra. Nos encontramos con chicos y chicas jóvenes, matrimonios mayores... Son gente que quiere aprender a escanciar o van a que les des un consejo para hacerlo mejor.

“Hai que poner en valor y dar prestixu a los echaores, porque tan infravaloraos y ye bien abegoso ser un bon echaor”

¿Qué consejos les dais?

Se les dan cuatro nociones básicas de cómo coger la botella y el vaso antes de ponerse a practicar. Les explicamos que el vaso siempre tiene que estar en el centro del cuerpo, intentando moverlo lo menos posible. En cuanto a la botella, les decimos que hay cogerla con el dedo meñique en el culo y los otros tres dedos, de la mitad hacia atrás. Prácticamente es eso. Les corregimos un poco las posturas de los codos y los brazos. Es muy fácil y lo pasamos genial. Y luego, practicar y practicar, porque un escanciador se hace echando sidra. En los concursos de escanciadores, los que ganan son los que más practican las medidas.

Choca un poco que la gente se anime a aprender a escanciar, pero que luego falten escanciadores.

Sí que choca. Conozco bastantes hosteleros y se quejan de la falta de camareros, pero yo sé de chicos que han ido a estos talleres, dos o tres veces y que están buscando trabajo en una sidrería para compaginar con sus estudios. Es difícil de entender.

Se está intentando potenciar la cultura sidrera, pero el escanciado, que es el principal elemento diferenciador de esa cultura, se está perdiendo.

Lo es y mucho. Asturies es el único sitio del mundo donde se escancia la sidra y eso hay que mantenerlo para que las próximas generaciones conozcan el arte del escanciado y que no se pierda, y para conseguirlo, tiene que seguir vivo y estar presente en nuestro día a día. Tenemos que potenciar esto tan nuestro, creando escuelas donde haya personas cualifi cadas que enseñen a la gente a escanciar, porque es fundamental para la hostelería asturiana. Te mueves un poco por la región y hay zonas en las que hay camareros que no te escancian la sidra. No puede ser que en Asturies tengamos sidra para vender y que no se escancie al cliente. Apuesto por que si en tu negocio vendes sidra, tienes que tener alguien que la escancie o si no sabes, por lo menos, dejar al cliente que lo haga. Ya me pasó alguna vez que no me escancian, me puse yo a echar un culete y me dicen que allí no dejan escanciar y me quedé sorprendidísima, porque ¿cómo voy a tomar la sidra? Hay que saber qué producto se está vendiendo y qué requisitos mínimos tiene que tener: un echador de sidra y si no, un sitio para que el cliente la pueda escanciar porque hay muchos a los que les presta echarla.

Por tanto, es importante reconocer el trabajo de escanciador.

Hay que ponerlo en valor y darle prestigio, porque están infravalorados y es muy complicado ser un buen escanciador. Azotar la sidra en el vaso, lo hace cualquiera, pero un buen escanciado es mucho más, empezando por la actitud del camarero, la sidra tiene que estar a la temperatura idónea, que te la escancien bien, que si estás comiendo con sidra, venga cada poco el camarero y esté pendiente. En una sidrería, el escanciador, si lo quiere hacer bien, tiene muchísimo trabajo.

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