“El Problema Agrario de México” “Del total del territorio de la República Mexicana, probablemente no más del ocho por ciento, es por naturaleza, adecuado para fines agrícolas. Esto se debe principalmente a la fisiografía del país y a las condiciones climáticas peculiares. Añádase a esto el anacronismo de las grandes propiedades latifundistas y los métodos de cultivo defectuosos y primitivos que prevalecen, y se comprenderá por qué la producción agrícola ha sido tan limitada que México ha tenido que importar grano y otros alimentos casi en forma continua. Cuando por alguna razón los cultivos son cortos y la gente no puede satisfacer su hambre, es lógico y natural que instintivamente exijan una mayor producción de la tierra. Como no pueden conjurar las montañas en llanuras cultivables ni obligar a las nubes a enviar lluvia a los campos estériles, se vuelven contra el terrateniente que está monopolizando los grandes dominios fértiles, manteniendo una buena parte de ellos sin cultivar; y lo fuerzan, o intentan forzarlo, a compartir con ellos la propiedad y el uso de sus acres. El terrateniente, por supuesto, se niega a ceder incluso una parte de sus pertenencias, y luego se produce un levantamiento, sangriento y devastador, de las masas hambrientas contra el propietario que no está dispuesto a satisfacer el hambre de los campesinos de su propio bolsillo. Esta ha sido la causa fundamental de la guerra civil mexicana desde antes de la Conquista. Entonces el conflicto no fue entre los campesinos y los terratenientes, sino entre la tribu que cultivaba una región fértil y la tribu que deseaba esa región porque no podían subsistir en su propio territorio estéril. Los levantamientos coloniales y las revoluciones de los siglos XIX y XX han sido solo la repetición inevitable de los conflictos agrarios de los tiempos arqueológicos. Numerosos investigadores científicos, tanto nativos como extranjeros, han encontrado en el problema agrario la justificación de los trastornos aparentemente inexplicables y continuos a través de los cuales la nación mexicana ha pasado periódicamente. Todos coinciden en que si los mexicanos deben vivir una vida económica normal, las grandes fincas deben dividirse en pequeñas granjas, una medida que los gobiernos de México han estado tratando de introducir desde 1917 y cuya legislación se está promoviendo activamente en el país en el momento presente. La solución del problema agrario probablemente continuará en las siguientes líneas. El Banco Agrícola, recientemente establecido, se convertirá en la agencia para comprar y financiar las tierras de las grandes fincas que se necesitan para las pequeñas granjas. Impuestos muy altos se aplicarán a las porciones no cultivadas de las fincas. Por medio de la ley de patrimonio, la tierra entregada a los campesinos tendrá el carácter de propiedad individual en lugar de comunal, como ha sido el caso en el pasado y como sigue siendo el caso en ciertas partes del país. Se tomarán medidas apropiadas para evitar que estas pequeñas granjas se vendan a los grandes terratenientes, ya que esto equivaldría a restaurar el latifundio. Como complemento a este curso de acción, se están construyendo caminos para que los productos agrícolas puedan ser transportados al mercado. Además, se están trabajando en varios grandes proyectos de riego, y ya se han abierto seis grandes escuelas agrícolas y se iniciarán muchas más para la enseñanza práctica