Cómo empieza- BreveGatopedia- castellano

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B R E V E GAT OPE DI A I LUS T R A DA

• Zoraida Zaro



Zoraida Zaro Breve Gatopedia Ilustrada


Título original: Breve Gatopedia Ilustrada © del texto: Zoraida Zaro, 2016 © de las ilustraciones: Zoraida Zaro, 2016 © Lata de Sal Editorial, 2016 www.latadesal.com info@latadesal.com © del diseño de la colección y la maquetación: Aresográfico ISBN: 978-84-944698-6-2 Depósito legal: M-6705-2016 Impreso en España En las páginas interiores se ha usado papel offset de 160 g y se ha encuadernado en cartoné plastificado mate, en papel de 150 g sobre cartón de 2,5 mm. El texto se ha escrito en Eames Century Modern. Sus dimensiones son 210 × 297 mm. Y gracias a Logan y a Chasis sabemos que el saber gatuno sí ocupa lugar. El de nuestro corazón.



el GATó n D E B I B LI O T E C A

I

nsiste el señor Tejuelo (nieto y abuelo de bibliotecarios,

respetado miembro de la comunidad, amigo de sus amigos y despistada molestia de sus enemigos) en hablar de la existencia del misterioso Gatón de Biblioteca, mucho menos conocido que su homólogo roedor y, en teoría, responsable directo de los matojos de pelo que ruedan por las baldas más altas de las estanterías, entre los tratados de física cuántica y las tesis de zoología descriptiva. Convive pacíficamente con el Ratón de Biblioteca, porque sus intereses alimenticios son puramente literarios y parece ser de la opinión de que el ratón, pese a ser sonoro, es tipográficamente pobre. Conoce la teoría del elegante caminar de los felinos de

la sabana, la agilidad de los felinos selváticos y el hieratismo de los felinos egipcios, pero prefiere, con mucho, adoptar la postura de rosco invertido en cualquier estante, cuidando de que sus cuartos traseros reciban convenientes rayos solares al mismo tiempo que proyectan sombra sobre el libro que esté leyendo en ese momento, en un complicado ejercicio de contorsionismo bibliófilo que realiza sin aparente esfuerzo.



EL M . I . A . U .

T

odos los gatos nacen con un carnet del M.I.A.U. (Movimiento de

Intercambio Astronómico Universal). Están muy orgullosos de ello y no es para menos, por eso cada vez que se acuerdan lo proclaman a los cuatro vientos y todo son gritos de «miau, miau, que viva el M.I.A.U.». El carnet del M.I.A.U. les da derecho por nacimiento gatuno a unas cuantas estrellas pequeñas. Cuando la curiosidad les vence, se ponen en contacto con otro miembro y realizan un intercambio para ver cómo son las de los demás. Las reglas son simples: pueden jugar con ellas, pero no mordisquearlas, y hay que devolverlas antes de que se haga de día. Para disfrutar de sus estrellas, los gatos llevan a cabo misteriosos trámites que solo ellos conocen. Probablemente haya alguna relación con esos momentos en los que miran absortos el cielo nocturno mientras emiten largos ronroneos en voz baja. Pero lo que es seguro es que sus demandas siempre son atendidas, unas cuantas noches más tarde. Las estrellas no llegan por correo, ellas mismas encuentran su propio camino para reunirse con sus gatos. Los gatos, por su parte, en cuanto se quedan solos se dedican a abrir las ventanas, las trampillas, los armarios y hasta la taza del váter; cualquier sitio es bueno para que entren las estrellas. En invierno las peticiones crecen, porque las estrellas dan un calorcito estupendo, como todas las cosas pequeñas. De vez en cuando ocurre algo extraordinario. Se juntan varios socios y hacen una reserva colectiva. Si alcanzan el número estipulado, se reservan la Luna para ellos solitos durante unas cuantas horas. Y a eso se le llama ‘eclipse’.



Los Pe c e s G ato

E

l tema de conversación favorito de los perros lobo

de mar son los peces gato, esos felinos sirénidos de naturaleza esquiva con clara predilección por las aguas cálidas que disfrutan mordisqueando medusas y provocando desbandadas súbitas entre los bancos de atunes, y que son responsables directos de las tablas de madera arañadas que a veces se encuentran en las orillas de las playas. El mejor método de avistamiento consiste en arrojar un ovillo de lana atado a una caña de pescar mientras se dice, no muy alto, «bsbsbs», preferiblemente en un día cálido a la hora de la siesta.



EL G AT I LL O

L

a frase «¡Alto, o aprieto el gatillo!», que es un clásico de las

películas del Oeste, no siempre se refirió a lo mismo. Antes de que se inventasen las armas de fuego, las personas ya conocían el poder de persuasión de los gatillos originales, que no eran otra cosa que los gatitos más pequeños y revoltosos de las camadas. El gatillo es diminuto, pero su tamaño contrasta con su

naturaleza explosiva. Apretar un gatillo (suavemente en la tripa, o con un ligero pellizco en la cola) suele tener como consecuencia que salga disparado y que se lleve por delante como mínimo un jarrón de la abuela, dos fotos enmarcadas y un número de objetos frágiles francamente variable. Es imposible tener buena puntería apretando un gatillo, porque su trayectoria es totalmente imprevisible (aunque con toda certeza, si hay algo que pueda romperse, acabará roto). Apretar un gatillo es algo que realmente es mejor no hacer. Por eso, la frase de advertencia «Alto, o lo aprieto», normalmente funcionaba bien. Con la edad, los gatillos suelen volverse bastante más lentos y atascarse, aunque algunos conservan parte de su fogosidad y se disparan solos.



• Zoraida Zaro Reúne por primera vez los mejores libros ilustrados de gatos en una colección que dejará huella. Libros de cualquier parte del mundo con protagonistas enigmáticos, curiosos, independientes, elegantes... Para ronronear de emoción. Son libros para tus siete vidas. I S B N 978-8 4-94 4698- 6-2

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Colección Gat


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