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Juego responsable: ¿Qué tanto funciona prohibir la publicidad?
from Betting Mgz 44
En lo que conocemos como mundo occidental, en muchos aspectos, Europa tiende a ser pionero o a marcar pautas, entre otras cosas, en lo que a regulación se refiere. Este fenómeno también se ha visto reflejado en nuestra industria, y en forma especial en los juegos con apuesta a través de Internet.
Si bien no en todos los países europeos existe una legislación en materia de juego en línea, sí es posible notar la influencia que la regulación de Europa ha tenido en el diseño regulatorio de varios países de Latinoamérica en este ámbito.
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Una de las tendencias más fuertes, seguida en países europeos en los últimos años, ha sido la restricción a la publicidad de juegos con apuesta –principalmente las deportivas. Desde Italia que prohibió por completo a los operadores de juego publicitar sus actividades, hasta países como España que no hace mucho impuso severas restricciones a la publicidad de actividades de juego; se puede percibir la inclinación de ciertas jurisdicciones hacia la limitación de la publicidad en la industria del juego.
Los argumentos son variados, pero en general destaca la protección de los sectores más vulnerables, como los jugadores problemáticos o los menores de edad.
Por lo que hemos podido observar, algunos gobiernos europeos han restringido la publicidad de los juegos con apuesta bajo el argumento de que, si estos no se anuncian, entonces no se juegan. La premisa parece sencilla, pero resulta reduccionista, es decir, es una simplificación exagerada o excesiva de algo complejo, porque deja de lado todos los factores sociales, económicos y psicológicos que están detrás de las adicciones. Veamos por qué.
Por lo que hemos podido observar, algunos gobiernos europeos han restringido la publicidad de los juegos con apuesta bajo el argumento de que, si estos no se anuncian, entonces no se juegan.
Autora
Andrea Avedillo Directora del área Legal
Lazcano Sámano, S.C.
Autor
Alfredo Lazcano Presidente
Lazcano Sámano, S.C.
Existen estudios, que inclusive son anteriores a las restricciones antes mencionadas, como el realizado por el Profesor Per Binde de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, en los que se concluye que no es considerable el impacto de la publicidad de actividades de juego con apuesta en el juego problemático, por lo que, la restricción de la publicidad, por sí sola, en realidad no ayuda a prevenir. Dado que se trata de un problema integral, su prevención y tratamiento también lo debe ser. En el mundo, existen un sinnúmero de herramientas para proteger a la población vulnerable, por ejemplo, los programas de autoexclusión o hasta la inteligencia artificial.
No obstante lo anterior, como lo demuestra la experiencia, es posible que en un futuro cercano, algunas jurisdicciones de América Latina empiecen a adoptar ese tipo de políticas restrictivas.
Ahora, el problema principal de una restricción a la publicidad de juegos no es (como algunos podrían erróneamente pensar) que los operadores de juego pierden la visibilidad de sus marcas al no poder anunciarse en los medios disponibles, sino que la actividad de los operadores de juego ilegales aumente, por ser estos los únicos que pueden publicitarse o promoverse sin restricciones. Irónicamente, la prohibición puede generar juego problemático y vulnerar los derechos de niños, niñas y adolescentes, pues se trata de operaciones ilegales o grises que no están su- pervisadas por las autoridades y que tampoco respetan los estándares mínimos de protección a los que sí se encuentran sujetos los operadores legales.
El fenómeno anterior es claro y se ha visto en infinidad de ocasiones: la hiperregulación y/o la regulación no entendida, no sólo no logran el objetivo de motivar una conducta deseada, sino que fomentan la ilegalidad de la actividad que se trata de regular. Las cargas resultan tan excesivas para los operadores que los dejan fuera del mercado, dando paso a quienes, por no sujetarse a la ley, no tienen obligación alguna que cumplir.
Si bien opinamos que es un error concebir a Latinoamérica como una región uniforme, en lugar de una serie de países con culturas, economías y condiciones político-sociales completamente diferentes, sí cabe extender un llamado generalizado para lograr el acercamiento de cada industria con su regulador local para compartir la información disponible, los ejemplos existentes y las experiencias de cada país a efecto de evitar diseños regulatorios ineficientes o ineficaces.