La Testadura no. 54: Marlon Albores Colín

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Dirección General: Mario Eduardo Ángeles. Textos: Marlon Albores Colín. Arte digital: Marlon Albores. sitio web: https://www.facebook.com/accionlimbo Consejo Editorial: Bardo Garma, David Morales, Miguel Escamilla, Cristian Martín Padilla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles y Jesús Reyes. Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Diana Isabel Enríquez, Paulina Romero, Flor de Liz, Tzolkín Montiel. Contacto: late stad ur al ite rari a@ g mai l.c om México, Octubre 2013. Síguenos por

Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. Cuida el planeta, no desperdicies papel.


CONTENIDO

El tiempo no estรก del lado de nadie Borrachos al servicio de la comunidad Las gorditas saben mejor remojadas




El tiempo no está del lado de nadie Y en efecto. Los relojes son mudos de este lado del espejo. En vez de tic tac sus manecillas son silenciosas. Solo giran en un sinfín de vueltas sobre los números. Y estos son peores. Uno sobre otro solo se reproducen. Aún restándolos siguen saliendo por doquier. Hasta por debajo del aliento y de La Testadura

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los parpadeos de los ojos. Entre más das más cerca estas del final de tu vida. ¿Y el tiempo? Calladito. Él solo se arrastra por debajo de nuestras almas, paseándose y platicando con las sombras de las personas dormidas. De las personas que lo ven pasar y a diario lo saludan. El tiempo se aburre pronto de la estimación de la gente. Los desprecia. En el correr de los momentos, en donde tan sólo algunos, se quedan rezagados y terminan llegando en el último lugar. Arrastrándose. Pero no lo hacen para sentir pena. Simplemente así son. Lo hacen porque eso es lo que deben de hacer. Llegar La Testadura

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siempre cuando ya todo se ha ido. Los momentos solos. Ahí se quedan. Mirando alrededor y esperando que alguien venga por ellos. Solo alguien sabrá si va por ellos o los deja. Las casitas de metal del tiempo están en las manos de todos. Amarrados cual grilletes a sus muñecas. Disfrazan estas cadenas con modernísimos artilugios de seudolujo y anti tecnología. Para estar viendo si siguen siendo esclavos a cada segundo de su vida. Pendientes siempre de que hora es. ¿Y si llego la hora de salpicar de sangre las paredes? ¿Seguirán apreciando tanto sus casitas de metal, La Testadura

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plástico? Seguro que sí. Hora de la defunción; es lo que todos al morir, escucharemos por primera vez.

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Borrachos al servicio de la comunidad Su nombre es Eder. Fue el ganador de la carrera anual del Diario de QuerĂŠtaro. Tiene dos trabajos, va a la universidad, es padre de dos lindas niĂąas y esposo amoroso de una guapa mujer. Solo tiene un defecto: No bebe. Y ayer me di cuenta de que cuando a alguien se le hace beber en exceso sabiendo que el susodicho no es bebedor La Testadura

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habitual los resultados pueden ser catastróficos, por así decirlo. Corría el año de 2006, el día era 14 de diciembre y eran aproximadamente las 8 de la noche. La comida del diario transcurría dentro de los cánones: parejitas bailando al compás de salsa y música norteña de esa en la que todos hacen el mismo paso, mesas repletas de botellas de ron y tequila hacina las delicias en las gargantas de los chicas y chicos bebedores, comentarios jocosos sobre la manera de bailar de tal, la enjundia que le metía Jeremías al baile, las contorsiones sabrosonas de la dama, etc. Normal. La Testadura

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Sólo que en una mesa estaba un cuerpo. Era Eder quien reposaba la monumental peda que llevaba por dentro. Acostado como si hubiese estudiado para su próximo examen de física quántica se encontraba con los brazos extendidos y su cabeza se posaba sobre un mantel azul. Ningún movimiento salía de él. Vaya con el borrachín. Qué oso. Dormido en plena mesa. Uff que dirán los Limantuor. Empero de pronto un estertor. Vómito desbocado salía de su tráquea sin control. Ayyy miren a ese chavo (comentario de una ñera) está vomitándose todo. Y en efecto Eder estaba convertido en todo un La Testadura

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Vomitron extra hard core de primera. La cantidad de vómito era increíble. Y su hedor era todavía más cabrón. Antes que yo Manolo se acercó para ver qué onda. Pero al acercarse a tan solo un metro el golpeteo del olor en sus fosas le hizo retirarse con prontitud. Futa madre casi vomito me decía tapándose la nariz. Me acerqué para ver si era cierto. Mis tenis fueron los primeros en percatarse de la extraña situación ya que la suela se pegaba al suelo debido a los jugos gastrointestinales depositados ahí por Eder. Le observé detenidamente para sacar conclusiones: Cara con vomit, camisa con voLa Testadura

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mit, pantalón con vomit, mesa con vomit, manos y brazos igual. Vomit por doquier. Gracias al cigarro casi no olía el hedor. Bueno ¿Qué hay que hacer? La primera en tomar manos a la obra fue madame CECI y Manolo. Los dos lo cargaron para llevarlo al jardín y lavarlo. Pero al ver que no iban a poder me acerque para ayudarles. Con cuidado de no ensuciar mi saco negro de gala garra lo tome del brazo y cargamos. Eder hedía y no se movía. Estaba ido. No respondía a ningún estímulo. Lo acostamos en el pasto. Trajimos botellas con agua para enjuagarle el rostro, su ropa y sus manos La Testadura

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con todo y brazos. El vomitón abarcaba todo su ser. Y no respondía. De nuevo muerto. Bueno más bien ultrapedo. Tras lavarlo (CECI lo hacía muy bien) los meseros daban soluciones y recordaban su primera peda. Manolo se comunicaba con todos los medios posibles para que una troca o cualquier cosa viniera por Eder y lo llevaran a su casa. Pero nadie sabe dónde vive. ¿Eder, me oyes, donde vives carnal? Ya, ya, estas mojado porque te lavamos. CECI vociferaba en contra de los cuates de Eder: ¡Porque lo dejaron solo! Eso no se hace. ¡Qué poca madre! Mientras Eder era alivianado por mis maLa Testadura

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sajes golpeadores en su espalda. Un poco más de agua. ¡Aguas! Va a volver a vomitar. Puarfff. Utss ya se le manchó su saco señor. No mamar voy a conocer a mis suegros. Más agua. Me salpica. Eder sin sentido. Un mesero trae café con coca -cola. Eder bebe y vomita. Tengo frió mucho. Mucho frío tengo yo. Claro Eder estás empapado. Tengo frío. Mmmm, bueno. Me quito el saco y se lo pongo. Ya que, otro día conoceré a los suegros. Lo cobijo lo mejor que puedo. El café con coca lo aliviana de pelos. Se levanta y no nos queda de otra que llevarlo en el carro de manolo. CECI se queda con mi dvd que La Testadura

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me gané en la rifa. El regalo de Eder desapareció desde hace rato. Lo metemos al auto no sin antes pasearnos por todo el hotel real de minas con el lindo bulto cargado. Lo acomodamos y partimos en búsqueda de su casa. La esposa de manolo, Doña Chonita, se encarga de ponerle una bolsa de la comercial en su boca por si vomitrón desea regresar. Mari, hija de Doña Chonita y manolo, se encarga de la diversión. Por fin llegamos a la casa de Eder quien sale disparado del carro sin decir nada y se va en otra dirección. La cual es correcta y llega a su casa. Tocamos y su esposa abre la puerta que al ver La Testadura

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a Eder suelta un ¡Ayyyy, dios mío!. Su rostro denota miedo y asombro. Ayy pásele joven. Eder se mete y tratamos de explicar lo sucedido. Eder sube al baño y no lo volvemos a ver. Le explicamos a su esposa como estuvo la onda y ta, ta, ta. Así que adiós. Mi saco ya está dentro de una bolsa. Yea gracias Doña Chonita. Ahora si me hacen el favor de dejarme en el museo de la ciudad para ver a Mariana y conocer de lejitos a mis suegros estaría bien. Me dejan en el museo. No hay nada. Voy a otro museo y no hay nada, igual. MMM me voy a un bar me tomo dos cervecitas, La Testadura

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luego mi casa y un telefonema. Todo bien. Yo me confundí. Pero al menos la escuché. Un día perfecto.

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Arte digital: Marlon Albores. sitio web: https:// www.facebook.com/accionlimbo


(sin tĂ­tulo)


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(sin tĂ­tulo)


La noche que Cthulhu se fue de la peda porque ya se estaba poniendo bien gruexa


La hicieron emputar se単orita


La teorĂ­a de la diarrea contemporĂĄnea


Homenaje a Kirby


Las gorditas saben mejor remojadas Justo se celebraba la comida de aniversario de la empresa donde trabajo. En cada mesa había botellas de tequila y ron barato. Yo tenía poco de entrar en este trabajo y pues casi no conocía a mis compañeros. Uno que otro era igual de bebedor que yo. Así que tomamos varias de las botellas que en otras mesas habían sido abandonadas para que en total La Testadura

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al final tuviéramos 4 de tequila y tres de ron para nosotros solitos. Entre brindis y cotorreo de mírale las nalgas a esa y checa como botan las tetas de aquella yo sentía que una mirada me abarcaba. Traté de quitarme ese pensamiento pero era inútil. Alguien me miraba y no sabía quién. Solo sentía que unos ojos se posaban sobre mí estando chupe y chupe. --Mira cabrón esa Julieta no te quita la mirada de encima. --¿Quién? --Julieta wey, y viene hacia acá. -- ¡Julieta? Y esa quien es. --Pues la gordita de cobranzas. La Testadura

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--Ahhh no mames. Pero si esta regorda. --Y eso que wey, yo solo te digo que ahí viene. Yo creo que quiere que bailes con ella. -- Nel que! A la verga si cree que voy a… --Qué onda Mariano… --(pinche gorda que quieres). Ah, hola, cómo estás! --¿Me vas a conceder esta pieza? --¿Cual si ni estoy comiendo? --Ay no que tontito eres. Si vas a bailar conmigo. En el trabajo me prometiste que bailarías conmigo toda la noche. Y pues La Testadura

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aquí estoy. -- Es que… pues estoy tomando Julieta. --Ay, ya ves como eres. --Además no se bailar. Nadita. --No le hace yo te enseño. Me jala del brazo y para no hacer el oso pues me paro y la sigo a: ¡LA pista DE baile! El tequila depositado en mi cerebro me permite no sentir tanta pena como debería así que como puedo le trato de seguir los pasitos salseros. Mientras siento como su lonja mayor roza con mi pecho observo a los demás danzantes. Ahí está La Testadura

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el licenciado Ricardo baile que baile con su amante secretaria, el chofer caimito dándole rico y sabroso al bailongo tratando de rozar las nalguitas de Paty la de computación que qué buenas piernas se carga; también esta Toñita bailando con Azucena las dos más feas de la empresa y que nadie pela, así que bailan como que muy quitadas de la pena pensando solo en desgracias, Pepillo Ojitel le arrima el pito a Magdalena de finanzas y ella se deja llevar por el ritmo de Edí Santiago y su fría eres tan fría como la lluvia o algo así. A mi cada vez me caga más que esta Julieta roce sus lonjas con mi panza. La Testadura

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También me toma de la mano fuerte fuerte para que no me vaya. Mi ánimo está cada vez más culero y solo arrastro los pies, dejo caer los hombros y bailo con una pendejez para ver si así esta gordis ya se harta y me manda a volar. Pero no. Me aferra con mas fuerza y ahora no solo sus lonjas se juntan a mi sino también su enorme vientre y montezote de Venus tratando de entrar en contacto con mi (en ese momento) dormido pito. ¿Pero que piensa esta mujer?¡Quiere verga y enfrente de todos! --Este ya me canse Julieta. --Ayy siii. Pues yo no. Nada más la que La Testadura

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sigue y ya. Ándale. --No es ke ya me tengo que ir. --Pues a donde. --Al bar. --A cual? --A uno que esta por el centro. --Y no me invitas? --Pero tú estas casada. --Y eso que. A mi esposo le valgo madres. (La neta no se ni porque he?) Pues como quieras pero yo ya me voy. Ya sabes cual ¿no?. --¿Es ese que se llama ―LA CalefaLa Testadura

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cción‖? --Ándale. Ese mero. --Pero no te vayas. Vamos a echarnos esta de la Sonora Santanera. --Ah ya a la verga ahí te ves. --Ayy que grosero. Pero ahí te veo he? Mejor no conteste. Me acerco a mi mesa y veo a Cristóforo (Así se llama de verdad) riéndose de manera pasada de lanza. --¿Uyyy no ke no bailabas monito? -- Pues que querías que hiciera ¿Qué la mandara a la verch? -- Pues mínimo un arrimón… La Testadura

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--Ella fue la que me lo dio y no precisamente sabrosón. --Entonces que le seguimos atorando. --Yo sí pero mejor en el bar ―LA Calefacción‖, ¿no? --Va pues yo te caigo al rato. --Utss que gay eres. Y pues ni modo a chupar solo otra vez. Me fui, tome un taxi y llegue sin retraso aunque nadie me esperaba. El barman muy amable me ofreció una amplia sonrisa al llegar. --¿Y donde están todos? --Pues nada más estoy yo. Así que sírveme lo de siempre. La Testadura

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Me miró como pensando pobre cabrón siempre viene solo. Y pues sí, siempre iba solo, y así me quedaría por un rato más. Me sambutí 7 chelas leves y una cuba, cuando de pronto por la puerta empiezan a ingresar algunos de los que dejé en la Fiestadeaniversariodelaempresa. Vaya, vaya, Cristóforo ya venía entonado machín, algunas secretarias borrachonas con las mejillas rojas reían al compás de ninguna canción, varios entes más se dejaban venir hacia la barra llenando de inmediato el lugar. Y como no si ―La Calefacción‖ es el clásico Pub Irlandés La Testadura

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de pequeñas dimensiones y le dicen la calefacción porque con más de 10 gentes ya se suda copiosamente. Y hablando de copias –―Sírvame otras que yo pago‖—se alcanza a escuchar el grito de uno de los agentes de ventas que ya venía con varias copitotas de más. Lo mejor del asunto es que este Don venia junto con su hija. La pobre era su secretaria privada pero no estaba nada mal. Más bien no está nada mal. Grandes caderas que dan salida a unas bellas nalgas rimbombantes y un par de senos súper chupables. Ahora si el barman sonreía de oreja a oreja y hasta se puso a acomodar las La Testadura

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mesas para formar una especie de October fest diminuto. Las bebidas empezaron a salir de por todos lados y yo con tanta sed…pues a darle gusto al gusto. Había tanta gente que no me había percatado de la presencia de la gorda Julieta. Solo hasta que sentí unas manos tratando de abrazarme y voltear y ver que era la regordeta bailadora con cara roja y sudorosa que rogaba por una pieza más fue que la vi. De nuevo. --Quiubo papito ¡bailamosh??? --Aguanta deja me termino mi trago. Pero cual trago mejor me moví y me senté junto a Cristóforo el cual ya denotaba La Testadura

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graves estragos etílicos. Demasiado para ser exactos. Su hablar se había hecho tríptico críptico in entendible. De su boca saltaban bolitas de saliva envueltas en cerveza que se estrellaban en mi cara u ojos. Yo me limpiaba y como nunca he sido de los que sienten ascos pues seguía tratando de platicar y entenderle. -- No mames—le decía yo—Se dejaron venir tochos morochos. --Así es—me contestaba el asintiendo sin control la cabeza --Pues que bueno que llegaron yo ya llevo medio cartón y con esta ya son diez chelas más lo que se acumule. La Testadura

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--Sí cabrón………… ya ando medio pedo. ¿No se me ve? -- No güey. Casi no. Pásame esa chela. Me pasó la chela y yo también ya sentía ese calorcito debajo de los ojos cuando de cuando a uno ya le quieren pegar las bebidas. Un sudorcito que se limpia con los dedos y no hay pedo. Al poco rato agarre valor y me puse a bailar con la hija del vendedor. La buenota. Ahh que diferencia señores. Eso sí que es otro pedo. Agarrando cinturita no que la otra no mas no se sentía nada. Aquí hay curvas y no topes como con la otra La Testadura

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mujer. La gordita me veía y me veía furiosa. Ja, me vale. Que se chingue por burra. Pero el que se chingo fui yo porque la reina se fue temprano y solo baile dos con ella. Agarre otro vaso, este ya tenía bacardí añejo con coca, ahhh chido buen cambio de sabor y me dije: -- Pues chingue su madre. También es doña y la neta no esta tan gorda. Así que me senté casi a su lado. Nuestras piernas quedaron justas para que mi rodilla; debajo de la mesa, pudiera frotar su cosita. Rodilla para acá, rodilla para allá. Veía como la gordis de pronto se puso rubicunda. Volteo a verme con un La Testadura

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rostro socarrón diciéndome: Ah que Mariano tan… mañoso. Pero ni así quito su vaginón de mi rodilla, la cual yo movía con mayor énfasis tratando de ser no muy notorio. Ella solo entrecerraba los ojos y seguí platicando muy quitada de la pena. Igual yo. Bebía y bebía y ella también. Con cada sorbo o trago del vaso mi verga se endurecía y veía a Julieta menos gorda cada vez. Después e paro y pensé: Utsss ya se emputo. Pero no. Todo lo contrario. --Ora si vamos a bailar ¿no Manolito? -- Pues vamos. En medio de la danza febril me agarraba las nalgas, me untaba sus tetas y La Testadura

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hasta me las enseñaba bajándose el escote, me sobaba la verga disimuladamente y se restregaba de manera soez. Pero que rico pensaba yo. Me empecé a imaginar a Julieta mame que mame y de ahí no pare. Mas baile más chelas más alcohol. De pronto de la nada apareció el Jefe de Jefes. --Ahh que bonitos. Todos como que bajaron su vaso y espantados quisieron hablar. Pero el jefe no nos dejó. -- Pásame dos bacardí blanco. Como que chelas. A ver dos botellas de bacardí La Testadura

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blanco con sus respectivas cocas y tehuacanes. --Yupiiii—La algarabía inundaba el lugar. Con más ganas se chupaba, se hablaba y se bailaba. Al cabo el jefe paga. No se diga más. Me canse de bailar y de mi pito estuviera duro y duro con la lonja de Julieta. Así que mejor nos sentamos y me dispuse a llenar de nuevo el tanque. Senteme a lado del jefe y de Cristóforo el cual, ahora si, ya estaba muy pedo. Demasiado. Tanto que el jefe resulto ser su mejor amigo y confidente. Cristóforo platicaba de lo lindo con el Boss con la clásica actitud La Testadura

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de: ―Cuando estamos pedos todos los hombres nos queremos‖. Lo abrazaba, le salpicaba la cara, le daba manotazos en la espalda, no no no. El clásico malacopa. Yo solamente observaba como Cristóforo iba disminuyendo en su capacidad de hacer lógica cualquier actividad en ese momento. Se servía de mas, tiraba las servilletas y los hielos, pedía cigarro a todo mundo y cantaba a todo volumen canciones rancheras. El colmo fue cuando se puso a llorar en el regazo del jefe y tiro una de las mesas del mini october Fest regando por el piso botellas y vasos enteramente llenos. La Testadura

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Ufff, no se puede ser así. De milagro alcance a salvar mi Chabela llena de Bacardí blanco y tequila con square (combinación ganadora papá). ME alce medio encabronado no tanto por el alcohol perdido si no por la pendeja actitud de Cristóforo. Bueno creo que el se fue o huyó. Cualquiera de las dos. El jefe pago y se fue. Más bien lo dejaron en su casa pero regreso. La gorda Julieta seguí con sus lances sexuales. Pero como en toda ocasión la botella le gano a la reina. Así que me fui a mi casa en automático total solo para recordar que dentro de La Testadura

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poco tendrĂ­a que ver de nuevo a Julieta y soportar su lance cachondo hacia mi humilde persona. ÂĄUff!, vaya que mi respuesta ni ella se la esperaba.

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MARLON ALBORES COLÍN. (México, D.F, 1973) Estudié diseño gráfico; actualmente me desempeño como obrero del Diario de Querétaro. Publicó en La Testadura no. 20 De mano en mano, de pantalla en pantalla

¡Que la voz corra!. La Testadura, una literatura de paso, hecha para olvidarse en salas de espera y/o lugares públicos.


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