La Testad ura A l te rad a 1 Var i o s auto res
L a Te s t a d u r a a l t e r a d a E D I C I Ó N
E S P E C I A L
Textos: David Álvarez, David Cruz, Paco Robledo, Saga Lanuit, Marco A. García Mejía y Mo. Eduardo Ángeles. Imagen de portada: Marlon Albores Colín. Ilustración de portadilla: Andamos al 100 pariente por Manuel Bañuelos. Edición Mario Eduardo Ángeles. La Testadura, una literatura de paso. www.issuu.com/latestadura latestaduraliteraria@gmail.com elgallodeletras@gmail.com México, Mayo 2015. Síguenos por Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. La Testadura, una literatura de paso, hecha para olvidarse en los lugares públicos o salas de espera.
CONTENIDO Bailamos, le meto mano, bebemos… por David Álvarez Gatos como muertos y bebidas embotelladas por David Cruz Héroe de familia por Paco Robledo Lo más cercano al amor. (fragmentos de la novela ficción en la ciudad) por Saga Lanuit La violencia no es un cuento por Marco A. García Mejía Una oración alterada Todo bien, viejón por Mo. Eduardo Ángeles
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Bailamos, le meto mano, bebemos… por: David Álvarez Se escucha una excitante melodía surgida del estéreo; aquel ritmo, entremezclado con aires de polvo y pérfidas hierbas, nos dicta el ajetreo del cuerpo, pa´llá y pa´cá, al jadeante meneo de mis suspiros con el esbelto cuerpo de esa damisela nocturna. Mis ojos coloridos y entrecerrados orbitan sus caderas y seguimos danzando bajo el influjo del licor barato, 2x1 en la tienda. La desnudo poco a poco: primero la playera, precampaña de Loyola, y después las bragas estampadas con el rostro de Manuel Pozo, vestiduras de campaña electoral pa´los menos, que requieren más. Por último, le deshago el brasier de un solo mordisco y sus pechos, al descubierto, me observan con su par de pezones viscos. Le meto los dedos, le escarbo lo más recóndito de su cuerpo, entre su culo y el vientre, rosando aquella pielecita flácida e
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La Testadura Alterada 1 interior, provocando la humedad entre sus muslos que recorre hasta los pies. Bebemos, platicamos, bebemos, sudamos, bailamos, aspiramos, le meto mano, gime, bebemos, fumamos, aspiramos, gime, bebemos, le toco el culo, bebemos, bebemos… ¡Suelo! Me levanto encabronado, le suelto un putazo al estéreo y el culero, en un acto de total desfachatez y venganza, se apaga. Tomo aquel artilugio y lo lanzo a la chingada de aquí. Saco del bolsillo un papel empapado en solvente y le obsequio otro tanto a ella; no queda más que una lata amarilla a punto de extinguirse pa´ olvidar el mundo, ¡qué se vaya al carajo! Lo recibe, lo coloca entre su puño con la figura tierna de un pequeño caracol posando en su nariz junto a su boca… y aspira. Los ojos se le nublan, cae al suelo y termina arrumbada sobre el piso, al jalón de una mona por sus fosas nasales.
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Gatos como muertos y bebidas embotelladas por: David Cruz Ante el abrojo, el labrador, la severidad de su patrón, aquel al que debe seguir, él no es más que la vacía y triste mirada del animal de campo, yerma ante las extensiones inmensas de las propiedades que no tiene que entender, ni dividir para trabajar. Sus costumbres animalísticas representan la nada tranquila de la vacuidad simbólica de la vida, sin derecho a pensar nada más. En esto ocupaba sus pensamientos de emperador de la pequeña comarca, heredada por sus padres, Alberto Montemayor, dueño y señor de todas las tierras que eran trabajadas sin cesar por sus bellos hombres de toscas facciones. Contento de su brillantez, racionaba sus alegrías en orden de mantenerlas activas y productivas, enseñanzas simples que su padre y su padre antes de sus padres habían puesto en
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La Testadura Alterada 1 gruesos volúmenes a examinar, contento pues en dosis, admiraba desde el fondo de su alma, los trabajos firmes en los que se involucraba hondo, dispuesto pues a forjar vida de la grandeza humana del trabajo, la gloria efímera de los edificios construidos a su imagen y a su poder. Temprano al despertar el alba, el incansable señor se posaba en el alfeizar de su ventana contemporánea, en el pico de todas las ciencias, estás que daban respuestas de vejez más allá de todo concepto teológico que la imaginación privada de los hombres ilustres o con suerte pudieran elucubrar a lo largo de la trascendental historia de la humanidad, logrados solo en materia. Se fijó alguna vez, en el triste hombre que torpemente movía el arado de su grandeza, de su gloria magnificada con el sudor ajeno que la modernidad había arrebatado con dejos de arrogancia y substracción. Este hombre triste representaba todo lo mancillado de la moral auténtica que lo avanzaba siglos en el futuro logrado, real, en movimiento esotérico sin necesidad de
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La Testadura Alterada 1 retrocesos. Afrentas al nuevo milenio y nada más. Este caballero que sonaba con música propia e insípida ante las necesidades globales del trabajo no era más que el estorbo que Alberto Montemayor desdeñaba. Sin más, decidió darle un ultimátum. Está última gracia demostraba su eterno compromiso con los menos afortunados que él, un gesto que en los ecos del tiempo detonaría el ritmo cósmico del gran ecualizador. Siéntate pues Anselmo, descansa de tu sudor agrio y tus ropas de lino, siéntate ante mí y reclínate que hoy es para ti, dijo con todo amor a este insulso hombre de bajos instintos, cuéntame ¿cómo están tus hijos?. No tengo hijos respondió con la mirada perdida, ni familiares, solo soy yo trabajando en sus tierras, yo y mis tristezas, yo y mis galimatías, yo y la nada señor mío, siguiendo pues lo único que se me ha dictado en mi indecisión al accionar pobremente. ¿Por qué?, Señor Montemayor, es la respuesta del viento, es la respuesta del no estar, ideológica y estúpida tal vez pero no tengo nada más.
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La Testadura Alterada 1 Eso lo noto, dijo con altivez Alberto, (que solo esta vez me permitió llamarlo por su nombre) te he observado desde mis papadas gordas, te he observado con el desdén de los ojos grises y viejos de la treintena, desde el sudor del patrón con sombrero que se esconde de los rayos del sol, atónito del conformismo de los de tu especie, te hablo como el hermano que odia a su hermano por poco práctico por poco ambicioso. Destapando una botella le dio a beber al pobre Anselmo, bebió trementina con él, bebió noche y ego, y lo contagio con una grandeza absurda que no le correspondía compartir con el hombre común que sueña. Despertaron ambos por el medio día, muy tarde para trabajar, malogrados y desalineados se arrepintieron de su cobardía, gallardos aún así, se fueron a sus respectivos puestos repitiendo la pantomima durante muchos años. Acabados a su pesar, veían el lecho con vanas esperanzas de retiro, un leve deseo de retozar en los pastos de muerte, sin embargo una maldición se les hizo en el pecho, una marca
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La Testadura Alterada 1 que retozaba con ellos, y también comía de ellos, sin memorias ni chillidos. Eran colores, eran formas resquebrajadas y tornadas en metal y concreto, en alegrías ufanas que representarían para siempre en la actuación de sus papeles, conformes con esto crearon una nación cutre. En ese lugar vivo yo. En ese lugar viven muchos otros. A veces nos juntamos a bailar rumiando los discursos de la verdad y el sufrimiento Otras bailamos en los brazos del patrón Lloramos las muertes del inútil Imaginamos mierdas y miramos la luna. Recitando por siempre las frases sarnosas de aquellos dos hombres y de tantos otros Riqueza falta de clase, demostrada con claridad en las falsas esperanzas del rico sobre el pobre, mía la guerra y la capacidad de saciar el hambre, mía la gloría, la biblia del saber científico centrifugada en orden de permanecer para siempre. Respeten pues las tradiciones glotones,
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La Testadura Alterada 1 estudien necios, mueran tontos, que al fin de los tiempos la especie se carcome de preguntas absurdas que nos llevan gustosos a la muerte, sin final, sin espera de aquellos que vivieron más de una vez, formando para siempre el círculo engorroso de alguna humanidad. Veamos hoy las explosiones en el cielo abierto, los sabores extravagantes dulces/ salados de la cocina gurmet. Las nuevas artes, incapaces de pronunciar para Anselmo el torpe. La lingüística para programar un sistema ordenado en la modernidad absurda de la abstracción. Al final Anselmo se paró para reclamar a Montemayor, gritando tonterías con pancartas necesarias para toda esta revolución que clamaba, gritó sangre, gritó polvo, y ambiguamente se posó en la silla del patrón en mímica absurda. Años después el hijo Montemayor regresó de tierras lejanas, con nuevas letanías para reclamar lo suyo, empezando de labrador, abrojo
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La Testadura Alterada 1 al viento, recriminando los viejas rencillas de los muertos, reviviendo nombres, citando autores, desollando la génesis para entenderse a sí mismo, durmió en todas las instituciones, debatiendo con doctos, respondiéndoles con vida armónica y un dejo de sarcasmo, con fe en la vieja usanza del arado y la naturaleza, en la meditación y las drogas falsas del soma. Despertó viejo con esposa e hijos Grito a la nada por verdad Calló a la razón por practicidad. Terminó en mis zapatos, narrando barrabasadas ante la lágrima de sus amados, deseando nunca haber escarbado en los bienes irreales de la memoria y el saber colectivo, ebrio de piedad con una nueva esperanza que exigía un solo tributo, la objetividad. Tiempo desgastado en los andares del espacio. Viendo tras la vieja ventana de los Montemayor los colores del cambio, decidiendo darles el apelativo fantástico de la fanfarrea y el cansancio del asco, vomitando trementina.
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Héroe de familia por Paco Robledo Una camioneta de lujo pasa hecho verga aplastando la tierra con sus rines 26 los huevos me siembran y las ventanas de la casa retumban en la esquina está el conecte, pero ya no hay mota el gordo que despacha la piedra cuenta el dinero en la calle sin pena vuelve a pasar la camioneta, de las bocinas le salen disparos con ritmo de acordeón mi papá se asoma por la ventana, como es su costumbre de señora ignora lo que pasa, sube el volumen al estéreo y se mete a bañar la regadera salpica su llanto en mi padre, quien canta cosas de decapitados la última canción se terminó con un alarido
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La Testadura Alterada 1 el tipo seguía en su baño, volvieron a sonar disparos y gritos esta vez, ni ritmo tenían aún estaba en mi cuarto, viendo mis huevos cimbrar la música se detuvo, después de que ese disco ha dado más vueltas que la tierra dicen que se quitó el champú de los ojos, enredó una toalla en su cintura, y salió del baño el modular estaba callado y se reconoció un cierto olor a plomo en el ambiente la camioneta volvió a relinchar mientras mi padre camina a la puerta de la calle dos balas entraron por la ventana una accionó el estero, y las bocinas aullaron una ráfaga de metralla la otra, atravesó el ojo de mi padre, como en su música favorita.
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Lo más cercano al amor. por Saga Lanuit Eran como las cuatro de la madrugada en el cuarto de Esteban. Una amiga de la que no recuerdo su nombre y yo dentro de las cobijas nos tocábamos, sonaba decadente un jazz muy lento. Tanto el Doc. Carlos como el anfitrión, bajo una luz muy tenue, ante una mesa provista que estaba en la esquina del cuarto, entretenidos se alineaban unas rayas de cocaína, paseaban cerca de la plasta el fuego del encendedor y blanda la reducían a polvo con sus credenciales de elector, cada quien se hacia dos, ya tenían previamente doblado su billete de a 20 pesos en forma de popote y la apuraban por cada uno de los poros nasales. Esto llevaban haciéndolo regularmente con intervalos de 15 a 30 minutos durante toda la noche, platicaban bajo una luz tenue, yo ya los oía decir pura incoherencia. Le estaba metiendo el dedo en la raja a mi amiga y ella balanceaba la pelvis con cada sacudida de
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La Testadura Alterada 1 mi mano, le besaba el cuello haciéndola jadear suavemente, pero intentaba besarla en los labios y se alejaba poniéndome el cuello de nuevo, le quite el pantalón y me quite el mío, me metí entre sus piernas agarrándole las nalgas fuertemente hacia mí, empezando a frotarle. De pronto me dijo: -Quiero una- Saliéndose al momento de la cobija. Así en bragas como estaba, se quitó la blusa yendo directamente a la esquina del cuarto donde esnifaban mis amigos. Yo permanecí bien caliente con esperanza de llevar a cabo completa la empresa. La cabrona regresó con el espejo y el billete doblado, me lo extendió y me di las dos líneas por el mismo poro nasal. -Sí, he decidido joderme nada más el poro izquierdo, argumente rápidamente mientras notaba como mi voz hacia un eco bien extraño mientras se perdía, padecía un episodio de mareos y euforia mientras subía directo a mi cerebro. Le di un trago al whisky con hielos que tenía en la cómoda y sentí como bajaba el sabor del polvo por la garganta.
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La Testadura Alterada 1 Ella súbitamente arrancó la cobija que nos cubría y me sacó los calzones, se bajó los suyos y los dejó que se deslizaran hasta el suelo poniéndoseme encima al revés en posición de 69. Ante el espectáculo, besé, olí, unte la cara sobre sus óvalos esperando impacientemente que ella también hiciera lo suyo…pero no lo hizo, solo me masturbaba fuertemente y acercaba sus labios de punta a punta, sentía su aliento y su lenguaje corporal respondiendo al 100, pero no podía hacerla mía. Comenzaba a ser desesperante -ya chúpamela- pedí en voz baja. Ella la frotaba por las mejillas, la pasaba por sus ojos, por sus labios cerrados pero no se la metía entera a la boca, su mano terminaba agitándola furiosamente de abajo hacia arriba. Tratándole de convencer cada vez le metía más rápido y a fondo los dedos, estos resbalaban emitiendo un chasquido acuático de lo lubricada que estaba. De pedirle en voz baja comencé a gritarle que ya me la chupara, ella en respuesta hacia la
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La Testadura Alterada 1 misma faena pero cada vez más cachondamente. Así pasamos un rato. -Puedes hacerlo cuando quieras- me dijo al momento que yo me embarre profundamente al espiral doble que armábamos, a ese yin yang trabajando en automático, casi salido de la imaginación más perversa de Fibonacci. Un infinito natural logrado, interseccionando varios de los círculos de la geometría sagrada. No alcanzaba a ver pero debido a la satisfacción, a la proximidad, a la fuerza que tuvo y a la duración, estoy seguro que mi eyaculación le lleno la cara exageradamente y se le escurría, porque un goteo espeso caía sobre uno de mis muslos, de repente en la cara comencé a sentir cierta presión y alejé poco a poco el rostro para que fluyera. Una cascada abrió la vulva y se derramo sobre mi cara, fue tan fuerte el chorro que me empapó la cabeza entera y por un momento pensé que ella se había orinado sobre mí. Por como jadeaba y movía en círculos la cadera, por como resorteaba con las nalgas frotándose sobre mi rostro pude percatarme de que
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La Testadura Alterada 1 también se estaba viniendo. Al revés la abrazaba firmemente dejándola hacer. No me había sentido tan caliente en mi vida y sobre todo nunca había visto algo así, unas positivas veces sólo sentíanse contentas, otras se venían un poquito, otras lo normal, pero esto… Pasado el momento de la sorpresa, con la cara toda mojada atiné solo a reírme a carcajadas y ella también, se giró hacia mí abrazándome. Nos secamos lo más que se pudo con la sábana, acercamos nuestros rostros pegajosos y por fin nos besamos en la boca cerrando los ojos. -Eso es el amor- decía el Doc. Desde la silla donde estaba sentado ya sin voltear a vernos. O lo más cercano- respondía Esteban. - Satisface estar siempre apunto de tenerlo en el imposible de conseguirlo. Me quedé dormido y abrí los ojos de nuevo, porque ya se escuchaba aburrido el mismo jazz decadente, se había ido el Doc. Ella ya no estaba tampoco a mi lado, sólo el anfitrión sentado en la misma silla con el rostro fijo sobre su
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La Testadura Alterada 1 computadora, entre celofanes rotos y papeles, con la mano dirigiendo el mouse daba la impresión de estar conectado a la matrix, fugándose junto con los cables y la fibra óptica hacia el ciberespacio. Al cerrar la puerta de la habitación de mi amigo, cuando bajé lentamente las escaleras hacia la calle y froté los ojos al deslumbrarme la luz del día, traté de acordarme, pero hasta la fecha sigo sin poder encontrar en mi mente el nombre de esta mujer, estoy seguro lo dijo en algún momento. A estas alturas de mi vida ya no importa su nombre, lo único que me quedó y lo que compro, son las frases del Doc. : Eso es el amor.
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La violencia no es un cuento por: Marco A. García Mejía Consecuencia delincuencia una cosa es la acción y otra la conciencia. Así que tú o yo directito al panteón te mandé en la ocasión. Entre tanto bla, bla, bla lo maté con una bala habló a la patrulla y no contesta ordené redada. Bucanita y polvo para el susto algo que relaje mi sistema saco el truco y comienza mi tatema a pensar, maquilar, algo va a pasar. Una línea nada más ya empecé a pistear entro en shock,
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La Testadura Alterada 1 saca el gallo, préndelo esta noche nena sólo muévelo. Sólo quiero acción, algo pa’olvidar lo que pasó una bala lo enterró ¡cuánta sangre! Dios Lo recuerdo bien un balazo en la sien la venganza por traición a quien le tendí la mano y mordió aquel Tengo que decirlo lo tenía merecido no es un juego, te lo digo y por eso sigo vivo. Todos saben cómo es cada reo de esta red quien derrama sangre y tortura a flor de piel. Si alguien te pregunta nunca pongas ruta en el día te ejecutan tú no tienes armas de’ste lado se disfrutan.
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La Testadura Alterada 1 Ando loco de la mente por vivir lo que acontece ponte en mi lugar los zapatos cuelgas mientras pierdes libertad. Saco hierba pa’ fumar. la ceniza de un humano mås sólo quiero relajar pero ya mataron cientos antes de llegar.
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Una oraciテウn alterada por: Mo. Eduardo テ]geles Malverde, en ti confテュo; haz que mi cabeza no ruede y que mi cuerpo no se parta ni se deshaga que no le atinen con ese martillo a mis testテュculos y que el letrero que ha de colgar sobre mi pecho no tenga faltas
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La Testadura Alterada 1 de ortografĂa. Malverde, bendice la mano de mi sicario para que haga un buen trabajo, no asĂ la de mi torturador y a la mano que asesine y torture a esas manos.
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Todo bien, viejón Todo bien viejón, el sicario, la victima y la cabeza Todo bien viejón, las niñas, las fiestas y las drogas
por: Mo. Eduardo Ángeles
Todo bien viejón tú, yo, los otros y el dinero Todo... bien viejón.
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Dale, dale y dale no pierdas el tino porque en la cabeza tienen el desatino mo. eduardo รกngeles