La Testadura no. 40: David Aleph Chavero

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Coordinación editorial: Mario Eduardo Ángeles Fotografía de portada: Macaria España. Arte Plástico: Pedro Mo.Serrot. Consejo Editorial: Miguel Escamilla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles, Jesús Reyes. Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Diana Isabel Enríquez, Cristian Padilla, Tzolquín Montiel, Elas Itza, Enrique Ibarra, David Morales y Alejandro Angulo. Contacto: late stad ur al ite rari a@ g mai l.c om late stad ur lite ra ria@ hotm ail. co m México, Mayo 2013. Síguenos por Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. Cuida el planeta, no desperdicies papel.




Manifiesto corto a la conciencia David Aleph Chavero

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La ley del nacimiento, el crecimiento y la decadencia, que se creía propia de la efímera vida terrestre, es la ley que reina también en lo alto del cielo. Lo que se dijo acerca de los seres humanos: similares a hojas que se desarrollan frescas en la primavera y caen marchitas en el otoño, es también verdad para las estrellas. Esos inútiles fuegos fugaces son, igual que los hombres, mortales. Tan sólo hay una diferencia, que los hombres viven por espacio de millones de segundos y los astros viven millones de años, pero, resLa Testadura

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pecto de la eternidad, 驴hay en ellos alguna diferencia? El astr贸nomo desilusionado. Libro negro Giovanni Papini.

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Manifiesto corto a la conciencia La ciudad hace énfasis en la discordia, no sé a donde ir, parece buena idea quedarme aquí, a morir como los árboles. Qué más da si me es indiferente y no me permita afrontar mi naturaleza ígnea ¿Qué hay más allá de las murallas? ¿He nacido para eludir respuestas? Cuántos acontecimientos y cuántas formas, parece nostálgico abatir la realidad con ilusiones excretadas golpeando un djembe La Testadura

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con las manos tumefactas, ahítas de crúor báquico; conocí a Ariadna y perturbó mi razón. Nada es mío y yo no existo, no soy, no siento. He aquí la vida, la soledad magnífica y el silencio de mi alma, componiendo cánticos al amanecer de una vida nueva; si lo más desastroso puede lograrse ¿Por qué lo más hermoso y sublime no puede brillar con toda su intensidad ante los ojos de la conciencia? No parece tan complicado cuando lo expreso a través de símbolos, parásitos de las neuronas que devoran el verdadero significado de las cosas, de los seres, de los entes y de lo existente. Es fácil preLa Testadura

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guntar, no hay que descargar la inmanencia sobre los hombros, he aquĂ­ la vida, no la podemos eludir. Estamos condenados a vivir. Morir nos harĂĄ libres.

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II Entonces me detuve y pregunté – Señor, hombre, ser disparado entre murallas de bullicio delirante; ¿Qué ha ocurrido con mi memoria? ¿Soy yo, éste caprichoso ente? – Tocó mi frente con sus labios y musitó displicente – Quisiera saber las respuestas, desear no es suficiente, no te angusties, esto pasa y mientras pasa disfrútalo o ignóralo, cámbialo o confúndete entre su urdimbre, sobrevive a ti mismo, a pesar de ti, vive –. La Testadura

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Eran demasiadas palabras y mi mente quisquillosa en un gorrión excitado convirtió a mi corazón, tarde vehemente de aves fértiles, el hombre sintiendo cada lapso de tiempo en un planeta que no le corresponde. Decidí no desear más y provocar menos. Desaparecer y escabuirme entre la muchedumbre, y sí, lo acepto; heme aquí con los frutos hinchados y las venas dilatadas, con el esqueleto tiritando por tanta energía ¡Qué fluya en una eterna explosión de éxtasis y lujuria! Qué más da cuántos corazones carmesí se diluyan entre labios vírgenes sempiternos. Y ahí estaba frente a un festín de La Testadura

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alegorías, quimeras y suripantas; tan magnifico boato y pompa descomunal que vomité enfrente de las musas y los empresarios. Mientras, escribo estas líneas, divagando sobre la azotea de una ergástula marchita donde el amor duerme al acecho de la ruina. Amor, eso es lo que buscaba y cuando estuve con él, danzando a través de pastizales de luz, su faceta ineludible, vil; azoró mi alma por primera vez. Debí haberme sentido como ninfa desvirgada y esa vez, recuerdo bien, no sentí.

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III Bien, creeré que tengo las palabras adecuadas, para expresar lo que siento aunque no sea una noche de vidas desoladas. Ahora dime ¿A dónde fuiste esta madrugada? Escuché cuando mecías tu cabello a través del brillo de la luna, temí que irías a visitar al hombre despavorido; sé que su fuerza te domina y disfrutas con molicie cada una de las arremetidas de su bestial fisionomía. Como si me importaran tus delirios. Disculpa si algún día La Testadura

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dije que eras una puta, sí, la más hermosa de todas; no justifico mi estúpida masculinidad, esto del equilibrio me provoca náusea. Debo confesar que mi ser también hierve y no te preocupes, a cuántas ninfas conozco la prueba de mi debilidad se remite a mi energía. Triste desgaste, ser siempre una supernova, pronto nada tendrá sentido al evaporar mi esencia en la materia, en efecto vida mía, la nada es sólida. Es verdad, y al ser nosotros líquido, nuestro destino es diluirnos entre los límites del universo; siempre hay un cielo, pero siempre es un abismo. Más allá no La Testadura

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debería importarme y el sistema nervioso sigue funcionando. Estuve conversando con la doncella más torpe que ha existido nunca, aunque se le ignore en otras partes del mundo. Ella tiene un hermano bastante sombrío, con mirada agresiva pero mohín desolado. Su atención a mis movimientos supuso un acercamiento y me contuvo entre sus brazos mientras aquella doncella huía llorando desconsolada. Cuando cayó a través del espejo supuse que no volvería, aquel triste mancebo era sólo un legajo sobre la memoria. Descubrí los ojos de la luna y comprendí el maravilloso fluido de las galaxias, tan La Testadura

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inocentes. VerĂĄs, agradezco tus diatribas, tu cadalso amable y tus decepciones. Disculpa si no comprendo la vida como tĂş.

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IV Termina tus sueĂąos sobre tu sien, permite que el tiempo atraviese la [mirada, no intento detener el flujo normal de los [acontecimientos; bien sabemos que nada pasarĂĄ aunque entendamos el fin de forma [diferente, ÂżAcaso ese es el problema, no huir juntos [al mismo lugar? La Testadura

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No vamos a ningún lado, parece que no [estamos aquí. Agradezco tu compañía, soledad amable, no sacrificaré lo más hermoso por amor, la soledad es para siempre, cuando muera, la extrañaré.

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V Prefiero pequeĂąos agujeros dentro de la [mente de un conejo vehemente ĂĄvido por [masturbar los sueĂąos. Procuro no entender, no intentar, ser lo ininteligible y morir absurdo, con licor de menta en mi garganta [abrumada por horribles idilios en islas lejanas. Eras tan hosco y vulgar, La Testadura

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anticuado y repetitivo, ilusorio; la paz que gobernaba tu ánimo regresó a donde vio nacer su delirio. Amigo, crees tener razón suficiente, asesinar por gusto a la mujer de tu [prójimo, destruir miles de vidas porque la tuya, marchita y vacía, ya no tiene solución. Tú que creías en milagros, quien nunca perdió la esperanza, hoy te ves desconsolado, solo y [perturbado; todo por creer que el amor te pertenecía. La Testadura

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VI Sobre la peña la nave en el rastro Sobre mi mente el ruido irascible En la protuberancia de la noche No puedo olvidar mi destino No comprendo como es que lo recuerdo A veces quisiera irme con el viento A veces busco huir de mi cobardía Prometo no caer en más errores Prometo no ser más un triste imbécil Si pudiera aligerar esta carga La Testadura

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Si pudiera arrepentirme de mis actos No, la vida no tiene sentido sin el caos No, la catástrofe es constante y la [eternidad Un sueño vagabundo a través de un [páramo Un viaje censurado por la droga Algunas ilusiones marchitas gemebundas Algunas palabras que vagan más allá de [las imágenes Prometo no más cataratas y pleonasmos Prometo liberar el tiempo y ser libre de mi [libertad Si tan sólo supiera a donde me dirijo Si tan sólo supiera donde estoy. La Testadura

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VII Bitácora: día 8975 Hoy desperté otra vez confundido, los sueños han sido angustiantes, las últimas doce horas han resultado ser demasiado intensas. No puedo afirmar, coherente, que la vida es indeterminada, ¿acaso el saber que muero no es conocer el destino? No es primordial desdeñar la obra del hombre y es mucho más fácil soñar que desgastar el alma con la lengua. Si tan sólo pudiera entender que así La Testadura

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Pedro Mo. Serrot


tĂ­tulo: anciano orinando a un lado del camino


tĂ­tulo: arĂĄcnidos flotantes


tĂ­tulo: aves, otra vez


tĂ­tulo: golondrinas de lumbre


tĂ­tulo: pesadilla


tĂ­tulo: fantasmagorĂ­a


no funciona la vida, y que por el hecho de existir estoy y soy y luego me resisto con indiferencia; que maravilloso es tener una excusa para ceder a los instintos. Ya no sé qué es lo que quiero, en verdad no busco una vida cómoda y feliz, estoy destinado a la pobreza, a la paranoia, a la angustia de vivir rodeado de seres; soy contingente. Si pudiera entender por qué ya no pienso tanto, pues no soy un genio o una mente brillante, soy simple, soez, impulsivo y arrogante; ínfimo e insignificante, triste y decadente. Por supuesto así lograré todas mis metas, conociéndome desde lo más recóndito de mi naturaLa Testadura

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leza, del ser al que constituyo y me hace tal como el movimiento lo señala. ¡Soy el ser más dichoso del mundo, no le temo más a la muerte!

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VIII Un instante más Un suspiro sordo, un ave silenciosa, un punto desfigurado en línea, líneas, [trazos; la situación, la misma, siempre una idea, siempre la idea. Por momentos ácidos puedes encontrar una respuesta a lo [improbable, La Testadura

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por unos instantes recuerdas quien eres, a veces, tiempo, horas y suspiros. La nada es lo mismo, el tedio, la fúnebre silueta de la luna estólida, el eco del rugido del planeta diluyéndose a través de un sendero de galaxias que hilvanan el momento y lo preciso, las secuelas de la vida no se agotan en la [muerte, la presencia de la vida es imperecedera. Marcesible es el ego y sus deseos, los sueños son invisibles y las formas La Testadura

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[vapulean, seducen maravillosos monstruos bellos lejos de la fantasía y el ocio alucinógeno, descompuesto entre las voces de niños [ebrios jugando en laberintos que zozobran en el tiempo. Quería ser luz, energía pura, mover mis moléculas sin mí y guarecerme de la tormenta claudicando en las [neuronas, arrepentido por creer que existo ya ni siquiera el hastío me exaspera, La Testadura

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ya no siento, mis pensamientos cintilan evaporándose con el clamor de la lluvia. Apenas ayer viví lo inolvidable, rompí con las palabras y mi lengua secó, caí como siempre en el ardid de los [sentidos, ardí como pavesa devuelta a las llamas, volé con la mosca y conocí muladares, repté con anélidos y sentí la vida inerte tierra húmeda entre mis dientes de arena. Ahora recuerdo los parpadeos, los gemidos áureos, el sudor amable, La Testadura

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sin embargo ya no creo y no me encuentro borracho, la embriaguez se ha ido, no volveré a estar cuerdo. ¿De qué me jacto en el mundo de los [hombres? ¿Cómo me atrevo a blasfemar contra lo [absurdo? ¿Acaso no es evidente que el ser humano se derrumba entre sus propias ruinas? Ruinas de civilizaciones colmadas de [recuerdo, no intuyo los enigmas percibo los errores, La Testadura

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si aún puedes escucharme, hombre [sabio, la vida se transforma por eso existe la [muerte. ¿Y si me dejo llevar por las odas del [viento? ¿Acaso no es la nada una respuesta al [todo? Tan sólo tengo preguntas que al [difuminarse no me pertenecen más, pues nada me [pertenece; buscaré refugio para mí y para mi dama La Testadura

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la auténtica loca aún capaz de seguir al [idiota, lidiar con bestias filosóficas y contemplar [la decadencia humana, pero nada es tan miserable para no [admitir la gracia. La esperanza persiste pero en mí no [encuentra huésped, no la comprendo del todo y sólo sentir me [abruma, pero si sólo pensará tal vez no sabría [quien soy; las aves recorren un páramo gris, La Testadura

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una ciudad tan lejana como cercana a mí y a lo que constituyo cuando dejo de [serlo, pues sólo cuando no soy me sumerjo [prurito en un proceso para dejar de ser lo [explicable. Un instante más, los motores híbridos, cerebros que musitan en nervios de [asfalto, el hedor de los cuerpos que deambulan en esta célula humana que se evapora con el humo y los deseos La Testadura

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para mí todo es un parpadeo. Sin presente, lo actual es evidente, su faceta más sincera es la nostalgia y cada ente efímero disfruta creyendo en un paraíso eterno de frivolidades, el aroma del sol y la secuencia de la [tarde, un día más en la vida de un suspiro delirante.

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IX 8978 DespuĂŠs de toda resistencia no pude contra la fuerza de la realidad difusa las palabras no bastan. Puedo articular sonidos con mi lengua y las cuerdas vocales comprendo o creo entender lo que expreso y lo que digo La Testadura

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tan sólo porque lo siento y aunque lo niegue me sigue aunque lo ignore persiste ¿No somos prueba evidente de la existencia? Más allá de los prejuicios no justifico tormentos contemplar la vida frágil es no temer a la muerte.

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X Oda que se volvió elegía Siempre hay algo porque asombrarse, en las noches toscas, en los ojos de las [nubes, cuando las sátiras descansan sobre la [hierba, al precipitarse tenues las hojas líquidas [de los árboles oceánicos, cuando relámpagos insertan semillas en [el vientre de la tierra, La Testadura

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al calmarse una tempestad y sólo queda [el silencio de un murmullo, cuando el día despunta en la costumbre, al mirar un acto espontáneo de [inteligencia, en los escenarios melancólicos de los [callejones grises, al abrazar el frío, cuando besas el alma [de un amor intempestivo, maravilloso elixir de los platónicos [empedernidos; cuando nos rocía el clamor de la mañana al desbaratar las tierras y los enigmas. Verás, esta tarde volví a vagar La Testadura

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a través de avenidas cacofónicas, cedí al [buen uso del tiempo en una vida, al fin y al cabo, [finita; empuñé mi efigie, mi lanza carcomida por [la luna y marché sin conocer las consecuencias de asumir ser valiente ante lo inevitable ¿Cansado? Jamás. Tal vez desilusionado, quizás un poco descompuesto. Estaba recostado, como de costumbre, sobre rocas de pleonasmo creyendo que [eran almohadas, miré para cerciorarme que el trino La Testadura

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[de las aves no era la causa del índigo triste del cielo [nublado, creí haber encontrado una respuesta luego recordé que no hubo pregunta, [callé; dirigí mis dedos hacia una flor bella, dibujé en el aire odas y centellas, cantos [ultrasónicos, la flor abrió sus ojos profundos y diversos, no encontré palabras para expresar mi [ánimo pues no supe que sentir y en esto no [ordeno, La Testadura

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[desgasté la poca energía de reserva y esperé que [todo volviera a la normalidad o, en su defecto y en sus defectos; desaparecería.

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David “Aleph” Chavero (Querétaro, 1985), estudiante de Filosofía, pintor y escritor independiente; colaborador en los programas de radio universidad 89.5 "La puertita" cuyo productor se llama Eduardo Contreras "Lalok" y en "Humo en el agua" con José Andrade. Autor de La Testadura, una literatura de paso no. 21.

De mano en mano, de pantalla en pantalla

¡Qué la voz corra!. La Testadura, una literatura de paso, hecha para olvidarse en salas de espera y/ o lugares públicos.


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