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Dirección General: Mario Eduardo Ángeles. Imagen de Portada: Verónica Posada. Consejo Editorial: David Morales, Miguel Escamilla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles y Jesús Reyes. Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Diana Isabel Enríquez, José Manuel Bañuelos, Paulina Romero, Flor de Liz, Tzolkín Montiel, Enrique Ibarra, Luis Alberto Arellano y Alejandro Angulo. Contacto: late stad ur al ite rari a@ g mai l.c om México, Julio 2013. Síguenos por
Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. Cuida el planeta, no desperdicies papel.
CONTENIDO AUTORES Gabriela Cano Adilenne M. H. P. y Alma Consuelo Hernández Olguín.
Espejos y Cartografía Punto de Ebullición The passenger Electricity Por Ejemplo Suelos ácidos Ride
por Gabriela Cano La Testadura
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ESPEJOS Y CARTOGRAFÍA Pienso en los mapas viejos, en la posibilidad de que lo dibujado desaparezca como la marca de un lápiz en un papel. Y qué tal si todo fuera como las marcas de un espirógrafo: la violencia de los trazos, la impresión de una fuerza locomotiva, la sensación del bricolaje como el sentido literal del da-sein, la experiencia que sencillamente ocurre. Subir al autobús para regresar o irse, mirar a la ventana para ver el paisaje que se aleja o para La Testadura
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recordar la leyenda que aparece en el retrovisor del coche: "Objects in mirror are closer than they appear".
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PUNTO DE EBULLICIÓN Ella debajo de las sábanas verdes. Las mismas sábanas en las que ha caído su cuerpo despojado de sensaciones en triunfo muerto: Hoy no simulan el sudario restañado y atontado por las emanaciones del amor. Hoy la cubren entumecida apenas conmovida por un encuentro más con una piel casi ajena. Hoy representan el agua que bulle en la estufa mientras el café soluble espera en el fondo de la taza su aniquilamiento. La Testadura
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THE PASSENGER Metida en el auto nota la existencia cierta del juicio no inocente. AsĂ como en movimiento los espacios se muestran por sĂ mismos, ante el ojo que siempre finge una mirada neutra, ella borra la frontera del viento afuera al bajar la ventanilla. Sabe a dĂłnde se dirige aunque la vigilia desusada y vuelta a usar sugiera lo contrario. Viento adentro lo reconoce: un todo se escapa. La Testadura
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ELECTRICITY De madrugada cuando prendo la luz apago mi cansado parpadeo. Secuestro el deseo de vagar en la oscuridad para caminar en ella y sin dormir voy conociendo el fracaso de llamarte en las horas de la noche. EstĂĄs bajo mi vientre igual que una carga elĂŠctrica como el rayo que se anida en la nube antes de convertirse en electricidad.
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foto: Mo. Eduardo テ]geles
POR EJEMPLO Me da no sé qué saber que siempre incurro en experiencias disfrazadas, extrañas a las originales. Puedo contarlas pero al cabo de un rato (justo al inicio) se tratan de un todo inventado, continuo y producto de mis imaginaciones igual que el sentido de una palabra oída al azar. A veces - con los ojos cerrados - me digo que se trata de una superposición de recuerdos y olvidos anacrónicos. Los más La Testadura
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antiguos algunas atmósferas. Los más recientes algunas imágenes casi corpusculares. Piernas, rostros, días, años y Nombres (siempre, Nombres). Por ejemplo, hoy es un día de abril de 2013.
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SUELOS ÁCIDOS Ella sostenía en sus piernas la cabeza de él. Él descansaba distraídamente en un jardín seguro y ella tenía un gesto tácito de flor de maceta. Ambos eran plantas de suelos ácidos. Ya era sabido que después, detrás de ambos, quedarían las puertas cerradas. Antes de eso había que buscar el cuerpo del otro para adivinar, en medio del gemido, la vida que seguiría. Piénsese del siguiente modo: en las pequeñas dosis que se entregan hay una intención cabal de integridad.
RIDE La expresión “luz visible” denota la radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano. Somos óptica. Cabalgamos aquí en forma de espectros.
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El Silencio Cruelty Comentarios
por Adilenne M. H. P.
EL SILENCIO Había una Mujer que, atormentada por su soledad, dedicaba cada momento libre a jugar al solitario con una baraja inglesa. Su familia y amigos habían abandonado cualquier intento de hacerle salir o de pronunciar palabra ante su testarudo silencio. Lo que nadie sabía es que ella cada tarde esperaba la llegada del amante y aquellos juegos de solitario constituían parte de la espera. La Testadura
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La tortura que se repetía día con día había durado veinte años. Aunque ella sabía perfectamente que él nunca volvería, no podía evitar seguir jugando y tirando las cartas una y otra vez hasta que la oscuridad la consumía y cerraba los ojos.
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Óscar Édgar López
CRUELTY ¿En donde se resume la crueldad? ¿En tu ausencia? ¿O en la ausencia de acontecimientos? ¿Hasta dónde se termina la crueldad? ¿Con tu llegada? ¿Con el tumulto del día? ¿Qué es la crueldad? La manía de verme sufrir. El goce que extraes de cada lágrima.
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Óscar Édgar López
COMENTARIOS Abrí la página y leí con avidez el artículo que anunciaba de forma tan evidente la impactante noticia. Cuando llegué al final, no pude evitar seguir adelante. Ahí, debajo de todas las líneas importantes, estaba la opinión de miles de personas queriendo ser escuchadas. ¿En qué nos hemos convertido? ¿En acaparadores de elogios electrónicos? La Testadura
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Eucalipto, la hoja
por Alma Consuelo Hernández Olguín
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Eucalipto, la hoja En una isla muy lejos de la zona inerte, vivía Eucalipto, esa frágil hoja, que gustaba por dormirse en los arbustos. Su aspecto más que el de una hoja parecía el de una leyenda de cine, con sus colores deslumbrantes, su andar tan espectacular, solía dejar marcada una estela de colores que daba la impresión de estar sumergidos en un sueño. ¡Qué bella dama!, solían suspirar los ríos, que La Testadura
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enamorados entonaban canciones que llegaban de su hermosura a plasmarse en el libro de los suspiros. Ese libro guardaba los momentos más sublimes de la Isla, como el momento en que Eucalipto nació. Ese día de 8 de enero, se conglomeraron los árboles, juntos bailaron una danza que duró por semanas, la tierra se sacudió de tal manera que llovió desde ese instante hasta el momento presente, una lluvia que al momento de tener contacto con la piel descuenta años a los humanos, de tal manera que ahora habitan solo niños, por lo que se escuchan los pasos de ellos cual duendecillos iluminaLa Testadura
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Imagen: Ver贸nica Posada
dos con la luz de las luciérnagas que aman acompañarlos desde el amanecer hasta la llegada de la noche. Desde ese momento todos las hojas voltean a mirar a Eucalipto, por ser la hoja elegida, esa que anunciaban las leyendas, la que haría de las hojas, la historia de cuentos e historietas, así de simple, como una hoja, ¿quién pensaría?, pues se escribieron poemas, canciones, sonetos,! todo para Eucalipto!, esa hojita que descendiente de las hojas sagradas de la isla sonora, cautivó a los habitantes con su hermosura. Sus pliegues perfectos, su aroma que eleva el La Testadura
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alma a su máximo elemento, así sigue caminando Eucalipto; enreda los pensamientos, alumbra los caminos, más no dejes de recordar a los humanos, ahora niños todos, que es el momento de descansar. Ese cruel tirano que los gobernaba no volverá, no habrá más arcoíris sangrientos, ni hilos de desesperanza, como niños solo pensarán únicamente en los globos, en los juegos, en atrapar insectos en las redecillas. Es el tiempo de soñar, ahora sí no tendrán límites, aquí no hay quién te diga qué hacer o cómo hacerlo, solo portas esa maleta que contiene miles de La Testadura
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ocurrencias, de respuestas y sonrisas. Come algodón de azúcar, camina desgarbado, no mires jamás las líneas del tiempo, son mortales, mira solo la eternidad, es a la que pertenecemos, es el verdadero alimento del alma. Eucalipto es la suave caricia, sus pasos ligeros dejan huellas en el piso y en el cielo; es amiga de los sonidos que aman acompasar cada movimiento con una canción, hay tantas canciones en la isla que no hay tiempo para hacer más actividades que cantar y ser escuchado, es la clave de la felicidad que reina en isla sonora. Desde la llegada de Eucalipto, La Testadura
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las hojas no son arrancadas, los árboles son sagrados, no son objeto para hacer cuadernos, el que tale un árbol podría sufrir la pena capital, esa de deambular cual fantasma por la eternidad, cargando el tronco pesado del árbol talado y los pensamientos malvados de los infames gobernantes del pasado, esos que deglutían los sueños de los habitantes, por eso esa gran etapa de insomnio, de gran oscuridad, nadie lograba conciliar el sueño, ni aunque desesperados buscaran algún remedio, ningún ser vivo lograba dormir. Eucalipto llegó, lo decían las abuelas, estaba escrito en las piedras, pero con el La Testadura
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insomnio no había quien lo leyera o si lo hacían de tanto cansancio no lograban asimilarlo, agotados los humanos solían instalarse en sillones y pasar horas largas con la mirada pérdida frente a una caja que iluminada les extraía lo poco que guardaban en su mente. Eran absorbidos por esa caja diabólica, era horrendo verlos desterrados, no salían de sus casas por quedarse a ser deshumanizados. Más no había que lamentarse, Eucalipto derrotaría al insomnio y la apatía, solo bastaba con seguir sus colores y entonar sus canciones para quedar enamorado para siempre, así como quedaron los habitanLa Testadura
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tes de la isla y de cada rinc贸n que mir贸 u escuch贸 el andar de cuan singular criatura.
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Gabriela Cano (Guanajuato, 1988) estudió Letras Españolas en la Universidad de Guanajuato. Su tesis de licenciatura, Voces y Memorias en Cartucho de Nellie Campobello recibió reconocimiento laureado. Ha publicado en revistas como Onomatopeya y Conspiración del Silencio y en suplementos como FELISMA y Hojas al aire. Actualmente cursa la Maestría en Enseñanza de Estudios Literarios en la UAQ. Adilenne M. H. P. (Querétaro, 1989) Es egresada de la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro. Asidua lectora y cinéfila, trabaja de momento en la apertura de un blog y en la colaboración con otros bloggers. Ha publicado en diferentes medios en la ciudad de Querétaro. Autora en La Testadura no. 29. Egresada de la Licenciatura en Lenguas Modernas en Inglés( U.A.Q.). Columnista de la revista electrónica Cinco Centros. Trabajó en el periódico cultural Direte. Ha publicado en diversos medios impresos y electrónicos. Autora de La Testadura Especial Colima 3.
¡¡¡La Testadura, una literatura de paso!!!