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Refuerza el sistema inmunológico, prepárate para el invierno

Defensas bajas

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Con la llegada de los primeros fríos otoñales y el invierno a la vuelta de la esquina, una de las preocupaciones del ser humano es mantener fuerte su sistema inmunológico y reforzar sus defensas para protegerse del ataque de agentes externos (virus, hongos y bacterias) o internos que puedan alterar la salud. De ahí la importancia de que la respuesta inmunitaria de nuestro organismo deba ser contundente en estos periodos estacionales. Asimismo, hay varios síntomas que nos pueden dar pistas sobre un sistema inmunológico deteriorado: infecciones, enfermedades leves cuya curación se demora más de lo normal, fiebre frecuente, manchas en la piel, caída del cabello o cansancio habitual, entre otras. En estos casos, con más razón se debe poner remedio y tratar de reparar las defensas del organismo con premura. Otras condiciones que pueden mermar nuestra salud tienen que ver con el estilo de vida: estrés, consumo de alcohol, sedentarismo, alimentación poco saludable.

A continuación, se detallan algunas de las vitaminas y minerales fundamentales para un adecuado mantenimiento del sistema inmunitario:

La vitamina A desempeña un papel importante manteniendo la integridad de las barreras naturales ante las infecciones, como son la piel y las mucosas. Se encuentra en la mantequilla, la nata, el hígado, el huevo y los lácteos.

La vitamina C (presente en cítricos, melón, fresas, tomates, pimientos y hortalizas en general) también contribuye al mantenimiento de las barreras frente a infecciones, ya que promueve la formación de colágeno y es, además, responsable del aumento de interferón, que posee actividad antivírica. Asimismo, la vitamina C ayuda a que la piel y las articulaciones se mantengan en óptimas condiciones, protege las células del estrés oxidativo, y reduce el cansancio y la fatiga.

La vitamina D también es un aliado del sistema inmunitario y contribuye al adecuado mantenimiento de huesos y dientes. Fundamentalmente, se sintetiza gracias a la exposición solar.

Las dietas ricas en grasas parecen tener un papel importante en la reducción de la respuesta inmunológica.

Nutrición

El ácido fólico y las vitaminas del complejo B son necesarios para mantener la adecuada respuesta inmunológica de los linfocitos y, por tanto, de los anticuerpos. Se encuentran presentes en hortalizas de hoja verde, legumbres, frutas y los cereales de desayuno. En alimentos de origen animal (como carne, vísceras, huevos, mariscos y lácteos) también se encuentra una elevada cantidad de vitaminas del complejo B.

Por otro lado, minerales como el hierro intervienen en la proliferación celular, y su deficiencia produce una disminución de la respuesta inmunológica. Este déficit se presenta con frecuencia en mujeres jóvenes y embarazadas. Su presencia es elevada en hígado, alimentos cárnicos, huevos y pescado.

Zinc y selenio

En cuanto al zinc, en situaciones deficitarias afecta a órganos linfoides, disminuyendo la respuesta inmunológica. Además, favorece el metabolismo de los hidratos de carbono, la función cognitiva, la fertilidad y la reproducción, el mantenimiento del cabello, la piel y las uñas. La carencia en zinc es frecuente cuando se realizan dietas hipocalóricas, en vegetarianos y en fumadores. Se encuentra de manera significativa en mariscos, hígado, quesos curados, legumbres, frutos secos, carnes, huevos, lácteos y pescados.

Por último, cabe destacar la actividad del selenio, capaz de mantener la actividad bactericida, la función de los anticuerpos frente a determinados tóxicos y el adecuado desarrollo de los linfocitos. Se encuentra en carnes, pescados, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras. Sin embargo, el hecho de aportar de manera extra estos nutrientes no implica reforzar el sistema inmunitario, puesto que si no existe una deficiencia no tiene ningún efecto en la respuesta inmune. Además, el exceso de algunos de estos nutrientes puede conllevar ciertos riesgos. Por lo tanto, cualquier suplementación de la dieta es conveniente siempre que sea supervisada por un dietista-nutricionista que la valore.

Grasas

Las dietas ricas en grasas parecen tener un papel importante en la reducción de la respuesta inmunológica. Por lo tanto, limitando el contenido de grasa en la dieta se puede contribuir positivamente al mantenimiento idóneo de la actividad inmunológica. Una reducción de grasas en la dieta es, asimismo, clave para controlar el peso, considerando no sólo la cantidad sino también la calidad de las mismas, es decir, optando por grasas procedentes de pescado azul, frutos secos, aceite de oliva, girasol, soja o aceite de linaza, para asegurar un aporte equilibrado de diferentes grasas esenciales para la salud. Factores como el ejercicio físico moderado y el descanso también contribuyen a mantener nuestras defensas en plenas facultades.

Por último, no debemos olvidar que el estrés psicológico influye negativamente en la inmunidad. Diversos estudios en animales e investigaciones en humanos evidencian que estas reacciones ante un desafío o demanda producen una alteración de la respuesta innata tanto humoral como celular, y por tanto reducen la efectividad de nuestro sistema inmunitario.

Cabe recalcar, entre todo lo mencionado, que cualquier suplementación de la dieta es conveniente siempre que sea supervisada por un dietista-nutricionista que la valore.

¿Habéis pensado alguna vez que nuestro cuerpo, en un siglo, ha visto duplicada su esperanza de vida?

aunque la naturaleza nos da un marco, gran parte de los factores pueden ser modificados a fin de conseguir una sonrisa estética. Los cambios pueden ser mínimos, sencillos o complejos dependiendo de cada persona. No tienen por qué ser agresivos, sino que muchas veces es solo un cambio en la percepción de la visión del diente sin tan siquiera tener que tocar el tejido sano.

Si al hacernos mayores queremos mantener el aspecto que un día disfrutamos, hemos de ayudarlo. Vivimos más, pero el cuerpo inevitablemente se envejece y con él la sonrisa. ¿Debemos modificar el envejecimiento? No, solo debemos ayudar a envejecer con dignidad.

¿Cuándo podemos decir que una sonrisa es bella?

Una sonrisa es bella, solo cuando se integra en nuestra personalidad, edad y nos da carácter. Y

¿Cómo envejece nuestra sonrisa?

La sonrisa joven expone los dientes, es brillante y fresca. Con la edad la relajación de la musculatura hace que los labios alteren la proporción de dientes que se exponen. Esto, sumado a que los dientes se acortan por el desgaste, se oscurecen y pierden brillo y las encías se retraen, le dan a la boca una apariencia envejecida.

¿Se puede evitar este envejecimiento?

Según el caso individual, se puede devolverle al diente el brillo, reponer las encías tal como las tuvo, mejorar la dinámica labial: estos tratamientos son ejemplos de cómo podamos conseguir que se vean más los dientes, signo inequívoco de juventud.

Cómo combatir la pérdida de masa muscular en la 3ª edad

Pérdida de fuerza

La pérdida de fuerza es algo que va asociado al envejecimiento, y se debe a la reducción natural de la masa muscular. Con los años, los músculos del cuerpo se van volviendo más delgados y sus tejidos se van deteriorando. Este proceso, completamente natural y que forma parte de la vida, es conocido como sarcopenia.

Pero la sarcopenia no solamente aparece en las personas mayores, sino que puede presentarse también de forma prematura en personas que lleven una vida sedentaria y dietas poco saludables. En personas con un estilo de vida sano, es a partir de los 40 años de edad cuando empieza a producirse la pérdida de masa muscular. Pero si realizamos ejercicios rutinariamente y practicamos una dieta sana, es posible retrasar la pérdida de masa muscular.

Además de estos aspectos que forman parte del estilo de vida, existen también otras causas que favorecen la aparición de la sarcopenia. Algunos de estos otros causantes son de naturaleza genética, neurológica u hormonal. Es por ello que es importante centrarse en los factores que podemos controlar y modificar, como los que tienen que ver con el estilo de vida.

Estilo de vida

Para empezar, es clave llevar una dieta saludable. Los alimentos que forman parte de una dieta dirigida a fortalecer la musculatura deben ser ricos en proteínas de alta calidad, como lo son los huevos, el pescado y la carne magra. Pero también hay muchas proteínas de origen vegetal que son importantes, como las procedentes de los cereales y legumbres que, además de tener altos contenidos proteicos, también aportan los aminoácidos esenciales. lecer la musculatura y evitar la sacropenia prematura. En personas mayores, este ejercicio debe adaptarse a la edad y condición física de la persona, pero es importante practicarlo, por poco que sea.

A la hora de realizar actividad física, la combinación ideal es de ejercicios aeróbicos, como caminar, ir en bici o hacer ejercicios acuáticos, juntamente con ejercicios anaeróbicos dedicados a fortalecer y desarrollar la musculatura.

Los ejercicios anaeróbicos incluyen el levantamiento de pesas y ejercicios de movimiento con resistencia, utilizando bandas elásticas. Por supuesto, según la condición física de cada persona, habrá que adaptar estos ejercicios y consultar con un médico antes de empezar a hacerlos. En algunos casos, sobre todo si la persona ha sufrido lesiones a lo largo de su vida, es recomendable hacer estos ejercicios bajo la supervisión de un fisioterapeuta. Con todo, podemos considerar el ejercicio físico como una terapia contra el envejecimiento. La rutina de ejercicios debe basarse en aumentar la masa y la fuerza muscular y eso evitará caídas y traumatismos que, a ciertas edades, pueden ser muy graves. Por otro lado, entrenar la resistencia muscular disminuye el riesgo de fracturas por osteoporosis.

A continuación, explicamos algunos de los mejores ejercicios de resistencia o de fuerza para que las personas mayores recuperen cierto porcentaje de su masa muscular: • Flexiones, abdominales y sentadillas. Con el propio peso del cuerpo puede ser suficiente para hacer trabajar algunos músculos clave del cuerpo que ayudarán a mantener un buen sentido del equilibrio. • Utilizar elementos como barras, mancuernas, pesas o bandas elásticas, aumentará la resistencia de los ejercicios y, por lo tanto, estaremos trabajando la musculatura todavía más.

Estos ejercicios, además de aumentar la masa y la potencia muscular, también son ideales para mejorar el equilibrio, la capacidad aeróbica y la flexibilidad del cuerpo.

Trabajar la fuerza es una de las formas más efectivas de combatir la sarcopenia y la fragilidad, tanto para su prevención como para su mejoría. Pero es muy importante, sobre todo en personas mayores, hacerlo teniendo en cuenta la intensidad y la duración de los ejercicios.

Así pues, según los expertos, lo más aconsejable es realizar ejercicios de resistencia dos o tres días por semana. Los ejercicios aeróbicos como andar pueden realizarse, de forma poco intensa, tanto como la persona desee.

En cuanto a la duración de cada sesión de ejercicios, lo mejor es realizar una, dos o tres series compuestas por ocho o doce repeticiones cada una. Según la condición física de cada persona, la cantidad de repeticiones se puede aumentar o disminuir, pero lo mejor es siempre trabajar entre ocho y diez grupos musculares mayores. Las sesiones de entrenamiento deben realizarse lentamente y, poco a poco, ir aumentando la intensidad. De este modo evitaremos lesiones provocadas por forzar demasiado.

Los beneficios de los ejercicios de recuperación de masa muscular son muchos para las personas mayores: • Ayuda a prevenir la fragilidad y evitar así la dependencia. • Previene el sobrepeso y la obesidad. • Previene enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis, entre otras. • Mejora la autoestima y la energía vital de la persona, a la vez que reduce el estrés, la ansiedad y el insomnio. • Evita que la persona deba tomar ciertas medicaciones y mejora las funciones cognitivas y de socialización.

La pérdida de masa muscular se puede combatir mediante ejercicios que potencien la fuerza muscular.

La “fisiotechnology” avanzada para la tercera edad

La fisioterapia juega un papel principal en la prevención, mantenimiento y recuperación de la salud de la población en general, pero sin duda alguna, es en el colectivo de la tercera edad donde adquiere un rol fundamental, y es que poder disfrutar de autonomía funcional llegados a mayores se convierte en una de los principales objetivos de esta profesión.

Aproximadamente a partir de los 60-65 años es cuando se produce mayor deterioro en ciertas capacidades musculo esqueléticas. Las articulaciones pueden perder movilidad, los músculos pierden fuerza y el equilibrio se puede ver comprometido, además de aparecer lesiones o patologías que cursan con dolor osteoarticular.

Adaptar y personalizar los programas a las necesidades reales del colectivo de gente mayor, es la clave del éxito de estas terapias, bajo la supervisión de profesionales de la salud como lo son los fisioterapeutas.

Uno de los grandes avances en fisioterapia es la aplicación de las últimas tecnologías en el campo de rehabilitación a la tercera edad. Éstas nos permiten conseguir mejores resultados, en menor tiempo y con mayor duración. Algunos de los equipos tecnológicos que aplicamos a este perfil de pacientes son: INDIBA: equipo de radiofrecuencia que se integra en la terapia manual que aplica el fisioterapeuta y que nos permite activar la circulación sanguínea, acelerando el metabolismo, para recuperar y revitalizar las células de los diferentes tejidos.

Sistema súper inductivo Emfield

Pro: magnetoterapia de alta intensidad 30.000 gauss (uno normal ronda los 800 gauss) para reducir el dolor, mejorar el tono muscular y la regeneración celular. Muy útil en lesiones óseas como fracturas, edemas, lesiones degenerativas como artrosis o lesiones de disco vertebral como hernias o protrusiones.

Physium: terapia de presión negativa mediante sistema de vacío que permite trabajar los músculos más profundos, permitiendo descontracturarlos de una manera efectiva e indolora

Imoove: trabajamos con el paciente sobre una plataforma de movimiento helicoidal que permite mejorar la movilidad de las articulaciones, reducir su dolor mediante la mejora de la lubricación y la disminución del hipertono muscular. Además de un trabajo del equilibrio y la coordinación, aspectos básicos a mantener en las personas mayores.

Alter G: cinta rodante anti gravedad con tecnología NASA que nos permite reducir de forma real el peso del paciente lesionado, con trastornos neurológicos (como por ejemplo los derivados de un ictus), con dificultades en la marcha por artrosis, fracturas o problemas degenerativos de columna, con sobrepeso o con fatiga crónica de manera que puede ejercitar su sistema cardiovascular y muscular caminando en un entorno 100% seguro y sin riesgo de caídas. Todos estos avances tecnológicos junto a un equipo multidisciplinar de médicos, fisioterapeutas y readaptadores, son los que nos permiten tratar con éxito al colectivo de gente mayor ayudándolos a mejorar su calidad de vida y su bienestar.

FISIOBCN

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