Enero 2016 路 n煤mero 7
LA TRIVIAL Sociedad. Política. Historia. Literatura. Cultua. Emoción
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COORDINACIÓN Y DISEÑO: Roc Solà. CONSEJO DE REDACCIÓN: Pau Baraldés, Enric Parellada, Jordi Romano, Roc Solà, Frederic Sala, Víctor Tarruella, Lena Macau. LOGOS: David Díaz. PORTADA: Zoe Carné Las colaboraciones que aparecen firmadas en la revista no representan, necesariamente, la opinión de
La trivial ©, y sus autores son los responsables. El envio de textos o fotos implica el consentimiento de los autores para la reproducción libre de todos sus textos o fotografías.
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Editorial El número de La trivial© que tiene entre las manos gravita alrededor de un tema que la vertebra: La literatura.
berg en cinco párrafos. Asimismo, yo les exhorto galantemente a no enamorarse de Oscar Wilde. Miguel Labaila hace su aportación a Heart of Darkness, de Conrad y se pregunta si “¿pretende la novela ofrecer alguna solución o más bien pretende resaltar este juego de contradicciones para que cada uno saque su propia forma de tratar el asunto?”. También reeditamos el minucioso análisis hecho por Frederic Sala sobre Dogville. Para concluir esta publicación, la nostalgia suave portuguesa de Pedro Barata se mezcla con la capacidad para entender la vida de los italianos. Una bella descripción de la ciudad de Bolonia.
Pau Baraldés le insta a reflexionar sobre la poesía surfeando entre sus pensamientos con la tabla de Jorge Luis Borges. Enric Parellada ha tenido a bien reflexionar, con pluma en mano, sobre las cuatro definiciones de Terry Eagleton sobre la literatura. R.G.Celma destapa el frasco de las esencias de la creación literaria y revela el fragante métier que es el aromatizar a las personas con las frases justas e intransferibles. Marina Betés les plantea una pregunta acertada: ¿Podemos vivir solo de palabras?; y, con un trote grácil, les responde a través de una visita guida por las grandes obras de la literatura universal. Lena Macau escribe con pincel un texto que se lee por la forma. Dibuja la simplicidad de Saul Stein-
Todo ello amenizado por un trío de interludios que el equipo de La trivial© espera que haga más apacible la lectura mientras se acaba de hacer la comida el domingo. Y, ahora, como diría David Roas en su cuento Das Kapital, “el avión despega cómoda, limpiamente”. q
Texto: Roc Solà
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Diciembre 2015 - La trivial
Sumario
Diciembre 2015 - La trivial
• Página 6: ¿Qué es literatura?
Según las cuatro definiciones de Terry Eagleton
por Enric Parellada
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• Página 10: Interludio I
por Roc Solà
• Página 12: La poesía y Jorge Luis
Borges
por Pau Baraldés
• Página 15: “El perfume” y la
literatura
por R.G.Celma
• Página 16: ¿Podemos vivir solo de
palabras? por Marina Betés
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• Página 18: No te enamores de
Oscar Wilde por Roc Solà • Página 21: Interludio II
por Pau Baraldés • Página 22: Fácil y simple no son
sinónimos por Lena Macau • Página 24: Sobre Heart of
temática universal por Miguel Labaila • Página 27: Interludio III
por Enric Parellada • Página 28: Dogville en mi cabeza
por Frederic Sala • Página 30 : Bolonia es, sin duda,
una mujer. Pero... por Pedro Barata
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Darkness: la inmortalidad de una
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¿Qué es literatura? Según las cuatro definiciones de Terry Eagleton por Enric Parellada
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@PparelladaLJ
“E
n caso de que exista algo que pueda denominarse teoría literaria, resulta obvio que hay una cosa que se denomina literatura sobre la cual teoriza. Consiguientemente podemos principiar planteando la cuestión: ¿qué es literatura?”
D
El desarrollo de dichas ideas me conlleva a someter una mezcla de estas cuatro ya existentes a una hibridación entre ellas, haciendo surgir así una quinta opción. Seleccionando rasgos de una y compartiéndolos con características de la otra, surge una visión un poco personal, a pesar de la mayéutica que las palabras de Terry Eagleton y alguien más hayan supuesto en dicha visión sobre ¿qué es, realmente, literatura? De antemano, avanzo que no puedo decantarme estrictamente por una de las cuatro opciones expuestas por Eagleton en su texto –de hecho, al final de sus líneas constata que no podría hacerlo ni él mismo-, sin embargo, quizás estoy más de acuerdo, y me sitúo a favor, con lo que la segunda definición revela. Me adhiero a la sentencia “la literatura es un uso específico del lenguaje” por distintas razones, pero antes, vale la pena hacer una breve síntesis de lo que significa esta definición para el autor. Asimismo, podré intervenir intercaladamente con mi visión sobre la versión de Eagleton. Ciertamente no se podría devenir a una posición como esta sin preceder antes de la distinción entre “hecho” y “ficción”. No obstante pronto llegaríamos a concebir la literatura desde una visión en que “quizá haya que
Terry Eagleton
e este mismo modo, y cito, Terry Eagleton empezaba así su capítulo Introducción: ¿qué es literatura? En la extensión de su texto intenta distinguir entre cuatro puntos de vista sobre cómo poder disertar por escrito esta pregunta que plantea verdaderamente qué es literatura. La distingue como ficción, es decir que el texto contenga un discurso ficcional; como un uso específico del lenguaje; como un discurso no pragmático, haciendo referencia a que el texto no tiene utilidad práctica; y por último, a la exageración del término, un discurso valorado exageradamente, de una forma especial.
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Tiene que ver con la forma propia y específica del lenguaje. Lo que nos ayuda a distinguir qué es literatura o no. La literatura utiliza un lenguaje específico que comporta que cuando leamos un texto sepamos si eso que estamos leyendo es literatura.
Shklovsky plantea la teoría de la desautomatización o extrañamiento. El arte te ofrece realidad desde una nueva percepción, nos obliga a percibir la realidad desde otro punto de vista. Sin embargo, lo que interesa no es solo construir obras, sino fijarnos cómo están hechas.
El uso específico del lenguaje está vinculado al formalismo. El lenguaje del formalismo es la desautomatización, utilizar un lenguaje con uso distinto al cotidiano. Los formalistas rusos no tenían en cuenta la historia de la literatura, motivo por el que definían el lenguaje literario como literatura. A pesar de su intención, lo que hicieron fue intentar definir el uso del lenguaje literario y no la literatura. Para reconocer el uso del lenguaje que le da el lector a un texto, el lenguaje tiene que romper una norma con procedimientos literarios. Un ejemplo para este caso radica en la prosa. Su función era encontrar un “uso literario” al “lenguaje literario” que se aleja del “lenguaje cotidiano”. No toda la literatura utiliza ese lenguaje. Por lo tanto, la segunda definición que propone Eagleton es útil, pero no válida para toda la literatura. No todo el lenguaje de todas las obras literarias es lenguaje literario, sin embargo, sí es literatura. En su texto, el autor insiste constantemente en afirmaciones como “la literatura es una organización especial del lenguaje” y también se puede apreciar cuanto comparte con las bases de la ideología formalista, que considera “la obra literaria como conjunto más o menos arbitrario de recursos, a los que solo más tarde estimaron como funciones dentro de un sistema textual total”. Es aquí donde reside su mayor estado de descripción del tema, el lenguaje cotidiano, el que usamos cada día. No lo utilizamos para llevar a cabo lo que sería una obra literaria, sin embargo, más adelante cuestiona este hecho diciendo que esto depende según el punto de vista desde el que se observe. Para poder adentrarnos en esta perspectiva es antes necesario intentar delimitar la frontera entre el lenguaje litera-
rio y el lenguaje cotidiano. Será entonces cuando trataremos la perspectiva según en la que esté el lector.
El escritor británico supone que en lo que entendemos por una escena del día a día, como podría ser por ejemplo esperar en la parada del autobús, el horario que nos informa en que horas pasa y por qué parada, utiliza un lenguaje completamente estándar, claro y conciso. Se hace referencia aquí al lenguaje, es decir, por mucho que dicho lenguaje sea una tabla impresa con números que me indican determinadas horas del día, se entiende por lenguaje el hecho que no hay ambigüedad cuando vemos por ejemplo que el siguiente coche de línea pasará a las 9:45 de la mañana. No obstante, el lenguaje que se utilizaría en un chiste de Woody Allen -al margen de que no sea por escrito y teniendo en cuenta que estamos hablando de lenguaje y no de expresión escrita-, denota cierta ironía en sus palabras, relaciones entre lo que está diciendo y entre lo que realmente quiere decir. El juego con el vocabulario es lo que indica que puede haber distintos estadios de este mismo, los cuales podrían ser clasificables en su uso. La literatura, al igual que otros tipos de arte, divaga mucho sobre cualquier tipo de categoría que podamos implantar en el intento de razonar su funcionamiento. Se puede utilizar un vocabulario que, quizás ambiguamente, identificamos como cotidiano para designar una escena completamente caricaturesca, convirtiéndola así en literaria. Y viceversa, adquiriendo un registro literario en el momento de entablar una conversación con otra persona para bromear. Es desde este punto de vista en el que tenemos que intentar comprender esta definición desde otra perspectiva, es decir, desde la visión del receptor del mensaje, ya sea en el lenguaje literario o cotidiano. En estas circunstancias quizá Eagleton critica el considerar la literatura como los formalistas, que equivale a pensar que toda literatura es poesía. También en ese punto del texto hace el autor mención a un tema que yo querría remarcar. Trata los chascarrillos, las porras deportivas, los lemas o slogans, los encabezados periodísticos y los anuncios publicitarios, cuestionándolos, a pesar de que sean “a menudo verbalmente llamativos”, teniendo en cuenta su afirmación al respecto “generalmente no se clasifica como literatura”. Y cito: “el periodismo es ilegible y la
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definir la literatura no con base en su carácter novelístico o imaginario sino en su empleo característico de la lengua”, y estas son palabras de Eagleton.
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“Literatura es todo tipo de texto sin fin práctico, que consumimos por puro placer”.
literatura no es leída”. Palabras de Oscar Wilde que me vienen al dedillo para empezar con mi argumentación. Y aunque estas palabras se alejan un poco de lo que yo quiero aportar, podré llegar a una conclusión precedida de dicha frase y las definiciones de Eagleton. En los textos de Wilde sobre el periodismo, critica el mal uso del periodismo y afirma que es consecuencia de no leer.
de literatura ha variado a lo largo de la historia y aquí se plantea la definición desde el uso, lo cual nos puede servir para distinguir donde no situamos la literatura.
Tenemos en cuenta que la literatura, desde el punto de vista en que la leemos, puede serlo o no. Entonces, vemos muy claramente que esto podría formular un concepto demasiado confuso. No obstante, podemos articular palabras para que así no sea y conseguir de este modo lo que sería la quinta e hipotética definición que antes comentaba, procediendo de las definiciones de Terry. Si nos centramos en las bases de la segunda definición, literatura es todo aquel texto que empre un uso específico del lenguaje. Ya formulando mi propia definición, no podemos negar que todo texto tiene un fin práctico, afirmación que quizás esté en desacorde con el texto de Eagleton. La pragmática de un texto no está en la consideración del lector sino en la finalidad por la cual el autor escribe.
Cuando el crítico literario dice que los textos de prensa citados antes, utilizando el lenguaje literario atrae al lector, sin ser considerado lo que escribe “generalmente literatura”, podrían rasgos de la tercera definición ayudar a contradecir dicha afirmación anterior. Se dice que la segunda definición no es óptima para toda clase de literatura, pero la pragmática de un escrito, unida al punto de vista del lector, pueden hacer de cualquier texto una perspectiva que quizás también se podría tener en cuenta a la hora de definir qué es literatura. En la tercera definición, describimos literatura a partir del uso del texto, no en función de estructuras internas. Literatura es todo tipo de texto sin fin práctico, que consumimos por puro placer. Según el uso que le des a un texto, este va a ser una cosa u otra. Que sea el lector quien determine la propiedad del texto implica que no se puede partir de un patrón para clasificar la literatura. La idea
La afirmación “Pedro come manzanas” no es quizás una frase en la que podamos encontrar lenguaje literario, ni tampoco una frase que pueda tener ningún tipo de significado práctico a priori. Sin embargo, sí puede ser una frase la cual su autor utilice para po-
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propia cosecha, refleja la realidad que en la vida real se vivió en algún momento, en algún lugar determinado. Sin salir de la frontera que limita la pragmática de su texto, es decir, sin dejar de informar de algo que podría haber ocurrido en unas circunstancias que son reales, estructura los cementos de una narración ficticia allí. Es por esto que yo me quiero referir a los chascarrillos, porras y slogans “a menudo, generalmente llamativos”, para dejar a entrever que a partir de las herramientas que nos han proporcionado las definiciones de Eagleton, también podríamos considerar según qué trabajo periodístico como un texto literario.
Más que saber la receta de literatura, sería preferible no dejar de lado nada que se haya escrito. No tacharlo de “no literatura”. La segunda definición es la que más me representa, ya que creo que es mediante el uso del lenguaje que se puede conseguir todo tipo de literatura. Eagleton se refiere al uso del lenguaje literario quizá como algo que Góngora, Quevedo, Lope de Vega o Calderón tuvieron en su momento y que más adelante Borges, García Márquez, Pàmies o bien Monzó utilizaran otro adecuado a su época. En Lope de Vega hay un ejemplo de lo que quiero llegar a decir. Cuando se congenian unos preceptos sobre cómo debe realizarse la dramaturgia, en el siglo XVII llega Lope para establecer unos de nuevos. Me refiero que no podemos encontrar una definición exacta y perfecta de qué es literatura y sí, en cambio, definir modos de utilizar la literatura. Obviamente, esto estará abierto a nuevas aportaciones, pero sin embargo ya nos permitiría poder encontrar una posible definición en tanto qué es literatura. La literatura es un uso específico del lenguaje sin duda, pero no en el sentido de dejar de lado el vocabulario cotidiano, ni tampoco en el de afirmar si esto o aquello no es literatura. n
Jacobo Rivero es un autor de entre muchos que realiza trabajos periodísticos tan extensos y de tanta extratemporalidad, que para publicar sus textos no le es suficiente una simple columna de un medio como una revista o un diario. En cambio, decide publicar sus escritos en formato libro. Su finalidad no es otra que informar, por lo tanto ya tiene un carácter práctico que le alejaría de ser literatura a pesar de usar un lenguaje específico. A la vez, partiendo de vivencias y experiencias propias, es capaz de relatar un cuento ficticio, sin basarlo en hechos reales, pero sometiendo los personajes de su texto a una realidad que ha ocurrido en la historia real, fuera de la diégesis. Mediante una historia de su
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ner un ejemplo sobre que es o no es un microrelato. Por lo tanto, ya empezamos a ver más puntos de vista sobre la practicidad de un texto. Otro ejemplo podría ser unas instrucciones de montaje de algún objeto, o bien un prospecto sobre como consumir debidamente una medicina. Remontemos pues a la misma perspectiva que antes. Desde lo que relata la tercera definición, es literatura todo aquel texto que no requiere de un uso práctico, el cual consumimos por el simple hecho de recibir puro placer al leer. De este modo, no podemos decir que son literatura los dos ejemplos citados de textos instructivos (las instrucciones y el prospecto). Sin embargo ¿cómo podríamos definir unas instrucciones para subir las escaleras? Es aquí donde quería llegar para dar sentido a la referencia anteriormente mencionada del periodismo. Unas instrucciones son puramente con sentido y finalidad práctica, no obstante Julio Cortázar caricaturiza este punto de vista y es capaz de someter un texto instructivo cierto lenguaje literario, que a su misma vez podríamos considerar cotidiano, pero que por el simple hecho de leerlo en tal contexto, podemos denominarlo como literatura. En mi humilde opinión, pienso que esto puede suceder a la inversa.
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- Interludio I El típico pijama
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Autor: Roc Solà. Consumir preferentemente antes del: 18 de Febrero 2016 Calendario: Gregoriano. Lugar: Bologna, Italia. Temperatura: 9°C
abía salido esa noche con la intención de llevarme a esa mujer al catre. Había ordenado, antes de salir, la habitación para que pareciera pulcra cuando consiguiera seducir a aquella belleza mediocre que tanto me ponía. Ese ser del montón y desenvolverse con la precisa soltura. Esa chica tenía una timidez que parecía el llevar un vaso lleno hasta arriba de la cocina a la mesa del comedor. De vez en cuando, alguna gota, con la zozobra del querer y saber no poder, se vertía sobre la realidad mojándola de cariño imperfecto. Así es que se le escapaban anodinas frases: “— Estaré toda la tarde por el centro, cualquier cosa ya sabes…” o “— No sé si tengo tu teléfono…” Pero en seguida, volvía al tono neutro de la formalidad con juego.
Me saludó: media sonrisa aderezada con una inclinación maravillosa de los hombros. Tenía el pelo demasiado claro para mantener el equilibrio. Los labios parecían haberse jibarizado en forma de trébol de color manzana envenenada. Había una farola en la calle que iluminaba su ojo izquierdo más que su análogo en la derecha. Se daba el caso de una heterocromía iridis, muy típica de los Husky Siberianos. Tenía un ojo de color miel de lavanda y el otro, más oscuro, parecía la corteza de un nogal. Su piel se sabía enamorada del sol, de un color broncíneo muy atrevido. Me imaginé un Husky en una tumbona poniéndose crema solar.
Comimos bastante lentamente el carpaccio, que venía con un parmesano delicioso. Los postres, un pastelito de coco con chocolate fundido, los compartimos. En un momento determinado, ella se levantó informándome de que iba al baño, que pidiera la cuenta, por favor. Así lo hice, utilizando mi libertad para obedecer. Pasó tan cerca de mí para dirigirse al lavabo que me rozó con su negro vestido bombacho que tenía un relieve a base de invisibles líneas verticales. Esa mujer estaba en posesión de unas ancas que parecían dos perniles de Huelva, de calidad certificada. No llevaba tacones, y me daba cuenta de eso ahora. Me seguían gustando las mujeres sin tacones, qué le vamos a hacer.
Giré las dos calles que me faltaban para llegar al restaurante francés en el que nos habíamos citado, por sugerencia suya, y la vi esperando sentada dentro. Los cristales eran grandes; era un local que quería no esconder nada pero terminaba por enseñar demasiado. La puerta por la que pasé tenia una enredadera que parecía cabreada por ser de plástico. La puerta se conformaba con abrirse y cerrarse solo hacia fuera. Y allí estaba. De espaldas a mi, con el móvil en la mano, creo que estaba enviando un whatsapp. Hice un poco el payaso y me pasé de largo a propósito. Quería que me llamara ella, pero no lo hizo así que cuando estaba ya a punto de llegar a la cocina me giré e hice como que la veía por primera vez. Me senté dándome cuenta que era tarde para cenar porque no había ni dios en la sala.
Me levanté, me fui hacia el baño, justo en el momento en que salía ella, arreglándose el pelo que le caía por los laterales del cráneo. Quería utilizar sus orejas para sujetar aquellos bonitos cabellos bermejos. Se encontró conmigo de frente y le dije que iba al baño antes
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de irnos también. A pesar de tal anunciación la besé como besan las personas que acaban de cenar, sin lengua. Ella me lo agradeció con su sonrisa que había estado esgrimiendo toda la colación. Yo le narré al oído el motivo por el que contenía la lengua y, al verbalizarlo, se echó a reír. Algún escritor habría dicho que si consigues hacer reír a una mujer, puedes hacer que haga cualquier cosa. Pagamos entre miradas lúbricas. Subimos a mi coche no sin antes darnos otra ración de besitos y palpación anatómica. Yo insistí sobre todo en el culo. Pensé en pedir vacaciones solo para concentrarme en esa ocupación que me resultaba fascinante. Luego me retracté de haber planteado esa opción porque en esos día tenía muchos trabajo en la oficina. Se puede decir que iba un poco de culo, aunque mis manos perdían el mismo por seguir tocando el susodicho.
cionales. En un frenesí que no consigo aún explicarme, la llevé a la cama. Histriónicamente, y doblando con exageración la muñeca, la empujé con la fuerza justa para que tuviera que poner de su parte si quería llegar a la posición horizontal. Me puse encima suyo. No había ya cortesía. La orquestra nocturna de mi habitación empezó a tocar la sinfonía de nuestras respiraciones. Lo hizo en un allegro vivace que se acercaba al presto. Las paredes se dieron la vuelta para no mirar. Yo pensé que no era rubor, sino más bien envidia. Queríamos quitarnos la ropa. La piel es una amante muy posesiva. Pegajosa. Siempre quiere más. No se sacia. Fuera la ropa: se quedó solo con las braguitas; yo aún llevaba los pantalones. No era un tanga, eran braguitas. De color lila pastel con la goma disimulada. Iban con su carácter. Me gustaban porque el morado me seduce. Ella estaba deslizándose hacia abajo, la ayudé para que se pusiera cómoda. Cogió el cojín. Lo movió como una diosa debía haber movido las nubes en el olimpo. Pero el desastre hizo acto de presencia. Debajo de la almohada estaba mi pijama. ¡Qué desastre! El típico pijama que hace 6 meses que no lavas estaba allí clandestino. ¡Oh, no! Ella se desmayó al instante. ¡He ahí la hecatombe! Perdió el conocimiento. No me lo podía creer.
Llegué a mi piso más excitado que un catador de viagra. Me ponía mucho, pa’ qué nos vamos a andar con rodeos a estas alturas. Quisimos reproducir los actos de una pasión desmadrada. Me empotró contra el portal de mi propio hogar, con ese envite, ni Negrín se hubiera resistido a lo que pretendía la muchacha. Era contundente, pero no desvergonzada. Mantenía la clase pero no se alejaba de la presa. Jugaba con la situación y con mis ganas, aprovechando su timidez coqueta haciéndola parecer el comedimiento que te mantiene en vilo. Le di las llaves, abrió la puerta con el silencio de Harpo Marx. La agarré fuertemente por las caderas de donde brotaban unas nalgas demenciales, anticonstitu-
Tendría que haber ordenado mejor la habitación antes de salir. Por la mañana no se acordaba de su nombre. n
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El pijama del autor expuesto en el Museo del Vaticano.
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La poesía y Jorge Luis Borges por Pau Baraldés @Lupusesteparis
Soy esas cosas. Increíblemente soy también la memoria de una espada y la de un solitario poniente que se dispersa en oro, en sombra, en nada. Jorge Luis Borges, Yo, La rosa profunda, 1975. 12
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[Qué es la poesía]
que siente en palabras y las palabras en símbolos.
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.
Miguel Hernández, Llegó con tres heridas
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a poesía es como una fábula, las fábulas tienen un principio y un fin, pero no sabemos que es aquello que sucede por medio, la gracia del poema es en descubrir que es aquello que sucede. Cada poema, cada libro es diferente y cada lector también. En el acto de escribir un poema es el acto de reescribirse uno mismo y descubrirse quién es cada uno. Para el lector, el mismo libro cambia como el río heráclito, cambiamos contestamente e incluso el texto también. Cuando recordamos un libro que hemos leído también cambia nuestro recuerdo sobre cómo era el texto que habíamos leído y cambia en parte su significado. La literatura es expresión, está hecha de palabras y las palabras son un fenómeno estético en el poema, la estética corresponde al lenguaje y éste a la realidad.
Borges creía que el escritor debía de intervenir lo menos posible en reescribir su obra, ya que para él era esencial que la musa se encargue de ello. La musa, llamado también como el espíritu o el subconsciente. El poeta debe de ser entonces un transcriptor del símbolo, escribir de aquello que siente y sueña.
[El acto de escribir]
¿Qué es entonces la poesía? Para Octavio Paz, la poesía consiste en ver y sentir las imágenes del poema. El poema es capaz mediante el lenguaje de hacer recobrar su originalidad que es mutilada por la prosa y la habla cotidiana. La palabra en el poema toma completa libertad y se muestra en imágenes. El poeta como el artista, usa de los instrumentos para crear arte, crear belleza, el poeta usa del lenguaje y lo transforma en imágenes capaces de trascender. El artista como el poeta es entonces un creador de imágenes. Como Borges dice, cada poema existe por sí mismo, no tiene intención ni preferencia, cada poema es una creación individual, personal.
Para Borges una de sus justificaciones para escribir poesía era que en el acto de escribir, él mismo se estaba redescubriendo. Cuando alguien escribe poesía, se está escribiendo, está completando esa fábula que está incompleta. La infancia es una etapa importante en la vida de las personas y siempre ha sido objeto de estudio para la poesía. El poeta cuando vuelve a visitar en sus recuerdos a la infancia o a su juventud, vuelve a modificar su recuerdo que poco a poco va diluyéndose. El recuerdo y el sueño en la poesía es aquello que es mutable, que forma parte de un imaginario personal y el poeta va tratando de acordarse de aquello que es liviano, pasajero y dulce.
Sentimos la poesía como sentimos una fruta o un paisaje, y es en el acto de escribir un poema, que el poeta descubre una parte suya que desconocía. El poeta, como dijo Baudelaire, es el traductor de los símbolos. El poeta es capaz de ser sensible a todas las cosas y su oficio consiste en transformar aquellas cosas
La historia de la poesía, más que una historia de estéticas o de ideas, es una historia de individuos y personalidades diferentes que tienen en común que todas
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La poesía como dijo Gabriel Celaya, es un arma cargada de futuro. La diferencia entre la poesía y la historia, es que la historia explica lo qué fue el pasado y la poesía se ocupa en lo que podría ser. A Borges no le interesaba escribir (o reescribir) sobre el pasado, Borges mismo, en una edad muy avanzada continuaba afirmando que a él le interesaba vivir en el presente y en el futuro. La poesía entonces se ocupa sobre lo que podría ser. Para Borges, el tiempo es el gran enigma, es el problema, el tiempo pasa y seguimos siendo los mismos pero a su vez diferentes, porque cambiamos. Para Sócrates, el poeta era una criatura alada, leve y sagrada, que era poseída por el enthousiamos, era el oráculo, la voz de los dioses en la tierra. En la poesía todo es fantástico, el sentido de la vida es el sueño y se establece una relación íntima entre vida y sueño, la vida pasa a ser una forma de sueño o el sueño una forma de vida.
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sus vidas y obras son en sí son obras de arte. Lo que une a los poetas es la poesía, lo poético, más allá de las similitudes o reglas que puedan existir por determinadas estéticas. Es cierto que hay similitudes temporales y por características en poetas que son de una misma época o parecidos, pero la poesía es en sí intemporal y es el tiempo el gran canon, quien elije las poesías y los libros más remarcables que se van leyendo años después de haber sido escritos. La belleza en la poesía es lo que hace que un poema sea recordado.
[¿Para qué sirve la poesía?] No digáis que agotado su tesoro, De asuntos falta, enmudeció la lira: Podrá no haber poetas; pero siempre Habrá poesía.
Gustavo Adolfo Bécquer, Rima IV, Rimas y leyendas Quizá el sentido de la poesía es hacer vivo el lenguaje y que éste permanezca. Para Borges un gran verso que había permanecido durante mucho tiempo como gran ejemplo poético era: luna espejo del tiempo, origen de un poeta persa. La luna siempre ha sido objeto de tantos poemas y ha captado durante tanto tiempo el imaginario humano, la luna reflejada en el mundo es como un espejo y durante los siglos la luna es el gran medidor del tiempo. A su vez el espejo es algo frágil como el tiempo y la memoria. Para Borges este verso captaba la esencia de la poesía, como el hecho de escribir poesía en sí es la de crear arte y como este poema permanecía siglos después.
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Para mí estos dos versos de Antonio Machado son también muy poéticos en sí: Yo vi en las hojas temblando / las frescas lluvias de abril. La primavera llega como la lluvia fresca de abril y hace temblar las hojas, las hojas que pueden ser tanto los árboles como las hojas que el poeta ve y escribe en ellas. Leer estos dos versos es imaginarse la primavera, la lluvia y la humedad fría del abril. La poesía suscita una imagen y es la poesía capaz de jugar con las palabras y el espacio intemporal del poema, ese momento en que Machado escribe sobre las lluvias y las hojas.
¿Qué es entonces la poesía? Es el acto de escribirse uno mismo, el de reescribirse y el de encontrarse con uno mismo. El de conversar y sentir que el tiempo no pasa. La poesía es el fantástico mundo donde todo cobra sentido, todo es posible. La literatura nos enseña a pensar y en vivir en el mundo de los sueños. La poesía es la bella ciudad espléndida que Rimbaud profetizó: No obstante, en la víspera. Recibamos todos los influjos de fortaleza y de ternura real. Y el alba, armados de una ardiente paciencia, entraremos en las ciudades espléndidas. n Bibliografía
BLOOM, Harold (2005): Poemas y poetas, el canon de la poesía, Madrid, Páginas de espuma, 2015.
BORGES, Jorge Luis: Poesía completa, Barcelona, Debolsillo, 2015.
PAZ, Octavio: El arco y la lira: el poema, la revelación poética, poesía e historia, México D. F., Fondo de cultura económica, 1972.
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“El perfume” y la literatura por R.G.Celma http://laplumadeprometeo.blogspot.it
Eres más de escribir dejándote llevar e improvisando o de pensarlo bien y corregir una y otra vez? ¿Qué tienen en común el perfume y la literatura? Sigue leyendo y descubrirás el misterio -inspirado por el libro “El Perfume”, de Patrick Süskind-. Me llama la atención la forma de escribir de un querido amigo mío. La pluma se mueve rápida, sin pensar, todo sale de dentro, de las tripas. La tinta forma letras, las letras forman palabras y las palabras forman frases. Sus sentimientos se hacen uno con el papel, su negra angustia le abandona en forma de tinta y tras ella vuelve la paz. Tras un instante de pasión, todo termina. La obra ya está finalizada y no hace falta tocar ni una coma. Es en esta espontaneidad donde reside su valor. No trata de escribirlo, trata de darle vida. Pero yo soy más de otro estilo, del estilo artesanal. Me gusta pararme a pensar cada palabra, cada espacio, cada frase. Escribir me relaja y es un gran placer. Disfruto de alterar el orden de los párrafos y las oraciones, me deleito con cada sentimiento, con cada pensamiento y en la forma de plasmarlo en el papel. Las ideas se aclaran en mi cabeza y poco a poco la obra se muestra ante mí. Al terminar, la reviso una y otra vez, limando las asperezas, hasta que todo queda perfecto. ¿Es necesaria la perfección? No, la perfección no se puede alcanzar. Lo que importa es que sinceramente creas que no puedes hacerlo mejor. Algún día, alguien se esforzará en leer y comprender aquello que escribo y tengo que corresponder a su interés con lo mejor de mí mismo, esforzándome por lograr la perfección en cada frase, en cada obra. Es ahí donde reside el verdadero valor de la escritura y más en un mundo inundado de libros y otras distrac-
La literatura es como el perfume. Necesitas diez mil pétalos de rosas para extraer una sola gota de aroma. Los pétalos de flor son las experiencias que has vivido, los libros que has leído, tus pensamientos y las horas que pasas escribiendo. Necesitas practicar, escribir y volver a escribir, con calma y mucho mimo. Solo así lograrás crear una fragancia pura de rosas. Como dicen algunos, a escribir se aprende escribiendo. ¿Y dónde queda el talento? Sin duda es necesario, pues hay que saber bien que pétalos producirán un aroma de calidad y cuáles no. No solo se trata de trabajar y corregir durante horas en el taller, también tienes que saber dónde encontrar la inspiración, las ideas que necesitas. El olfato del artesano resulta esencial para lograr un buen perfume. Aún con el mismo material, dos escritores producirán obras diferentes. Es ahí donde reside la habilidad innata de cada uno, difícil de conseguir si no se tiene. Todas las fragancias ya han sido creadas, lo que diferencia a cada perfume son los aromas y la proporción de cada uno que se añade a la mezcla. En el fondo, todo escritor recibe las influencias de la sociedad, recoge el trabajo y la herencia del resto de artistas y le añade su propio toque, logrando así un perfume único. Como dijo Borges: “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. El escritor es como el alambique que destila poco a poco los pétalos, extrayendo la fragancia, y la literatura es como el perfume. Necesitas diez mil pétalos de rosas para extraer una sola gota de aroma. n
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ciones por doquier. Mi trabajo tiene que ser único, artesanal, que llame la atención y apetezca leerlo.
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¿Podemos vivir solo de palabras? por Marina Betés @MarinaBetes
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esde hace unos meses, me persigue la costumbre de releer con vicio y sin cesar fragmentos que me han marcado de las grandes obras de escritores magnánimos. Siempre encuentro alivio en ello, sea cual sea la emoción o la situación que me inflija en ese momento, un torrente de paz y tranquilidad se apodera de mis frustraciones, anhelos, protestas y desesperaciones, de la misma manera que una fuerza clarificadora arroja luz e inspiración a los proyectos o decisiones que habitan en los mil candados de mi alma. No importa quién escriba ni qué género literario practique, no importa la cultura del lector ni sus creencias y costumbres, no importa el formato en el que se lea ni las manos y los ojos por los que esas ideas hayan serpenteado; he aquí la magia de
la literatura. Esa magia disfrazada de palabras que obra milagros en las mentes más diversas: dota de alivio al angustiado, de carácter al conformista, de coraje al cobarde, de empatía al egoísta, de rebeldía al reprimido… dota de vida a la vida.
Es cierto que muchos escritos no consiguen en absoluto todos estos regalos que he mencionado. ¿De qué depende el éxito y el fracaso? Las palabras por sí solas no garantizan la victoria, por mucha sonoridad o fuerza que desprendan. Su triunfo tiene que ver con la funcionalidad en relación con las demás palabras y en relación con lo que se quiere expresar. Para ello no existe un manual de instrucciones, por lo que no es fácil encontrar el estilo y el orden más adecuados y eficaces que aseguren la calidad. Ese pegamento mágico que por ejemplo, anima a los personajes, les da vida y hace que exijan respeto por sí mismos. Mi
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profesora de literatura del instituto solía decir que para ella muchos de los personajes de las novelas estaban más vivos y habían marcado su vida más notablemente que algunos familiares. Ya lo dijo Oscar Wilde sobre un personaje de Balzac: “The death of Lucien de Rubempré is the great drama of my life”. Y es que en la literatura encontramos los amigos y las respuestas que ansiamos, las lecciones que necesitamos; la literatura nos hace crecer y encontrarnos a nosotros mismos.
Porque, ¿quién no valora y entiende mejor la amistad cuando habla con el Principito y lo ve tan orgulloso de su flor, de la Flor? ¿Quién no se ha visto a sí mismo siendo Bartleby, el escribiente, contestando a todo un “preferiría no hacerlo”? ¿Quién no ha sentido terror al explorar los abismos del género humano de la mano de los protagonistas de los cuentos de Poe?
Entiendes qué es el erotismo cuando intuyes, entre enumeraciones de calles y lugares, que Madame Bovary se está entregando por primera vez a Léon en la parte trasera de un coche de alquiler. Precisamente gracias al material oculto, a la ausencia de alusiones al cuerpo y palabras de amor, Flaubert consigue potenciar la inflamación y la sensualidad de la situación de los amantes.
De la misma manera, nunca podré olvidar las lecciones del gran maestro lord Henry Wotton, llenas de lógica aplastante y retórica impecable, capaces de aliviar hasta las culpas más intensas de Dorian Gray y, en definitiva, de todos. O la elegancia de Armanda al enamorar al lobo estepario Harry, dedicándose a ser niña, al pequeño juego de la vida del momento. Esa maravillosa mujer, esa artista de
la vida que consigue que Harry, a orillas de la desesperación, con su personalidad densa y sus pies de plomo que le impiden avanzar por el río de la vida, pueda disfrutar pequeños instantes de placer sencillo. Nos sentimos unidos a ellos, al todo, en esa fiesta llena de voluptuosidades y goces especialísimos; somos uno más, participamos en esa unio mystica de la alegría. Así podría seguir ad infinitum con escenas que me han marcado, que me han permitido jugar a tener muchas vidas, que me han mirado seductoras entre las letras de una página, que han aliviado la embriaguez de mis ojos y han hecho desaparecer los libros de mis manos. Me llaman la atención las personas que aún se preguntan por la practicidad de la literatura. En palabras de Mario Vargas Llosa: “Quienes dudan de que la literatura, además
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de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes”.
Y es que aún resulta un misterio el poder de las palabras, de las metáforas, las paradojas y las ironías, y la importancia de las historias. Ya desde la Edad Media, con el Decamerón o Las mil y una noches, se dieron cuenta de ello. Como apuntó Eduardo Galeano: “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias.” He aquí la respuesta al título que encabeza el escrito. n
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No te enamores de Oscar Wilde por Roc Solà @Roc10237
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odo álbum musical tiene homenajes escondidos. Homenajes de los artistas a los maestros. Revelación del terreno de donde las raíces de los músicos sacan su savia. Publicación de la fuente por la que emana su propia alma. De este modo, el presente texto busca rendir pleitesía a un hombre sobresaliente que cuando era inglés, era un genio, y que cuando era irlandés, era un homosexual. Ese Oscar Wilde que cuando le preguntaban por su vida, respondía: “Los dioses me concedieron casi todo. Tuve genio, un nombre distinguido, alta posición social, brillantez, audacia intelectual; hice del arte una filosofía y de la filosofía un arte; cambié las ideas de los hombres y los colores de las cosas; ninguno de mis actos ni de mis palabras dejó de asombrar a la gente. Tomé el drama, la más objetiva de las formas conocidas del arte, y lo convertí en un modo de expresión tan personal como el poema lírico o el soneto; al mismo tiempo amplié sus dominios y enriquecí sus características. Drama, novela, poema en prosa, poema rimado, diálogo sutil o fantástico: todo lo que toqué se volvió bello con una nueva forma de belleza. A la verdad misma le di lo falso no menos que lo verdadero como su legítima esfera, y mostré que lo falso y lo verdadero son nada más
formas de existencia intelectual. Traté el arte como la suprema realidad y la vida como una forma de ficción. Desperté la imaginación de mi siglo hasta hacerle crear mitos y leyendas en torno mío. Resumí todos los sistemas en una frase y toda la existencia en un epigrama”.
Oscar Wilde fue un universitario de primer orden. Pasó tres años en el Trinity College de su Dublín natal y de ahí, con veinte años, se fue al Magdalen College de Oxford en 1874, donde se graduó cuatro años después. Wilde fue un estudiante brillante y recibió durante esos años una muy sólida formación humanística. De esta formación da testimonio el hecho de que, entre los libros que Wilde leyó durante el tiempo que pasó en la cárcel estaban La Divina Comedia de Dante en el original italiano, y unos evangelios en griego clásico. Wilde sentía profunda admiración por los escritores ingleses John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida. El propio Wilde reflexionó irónicamente sobre este punto de vista cuando en El Retrato de Dorian Gray escribió que “Todo arte es más bien inútil”. Ni duda cabe de que Wilde con ese amor por la simulación anunciaba con mucho algunas de las tendencias más notables de la estética
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del siglo XX. El Retrato de Dorian Gray es la obra del esteticismo por excelencia, no en la exposición de la doctrina sino en la exhibición de sus peligros. La tragedia del esteticismo, en la que Wilde retrata su propia experiencia. Se identificaba con cada uno de los tres personajes de la novela: “Basil Hallward es lo que yo pienso que soy; lord Henry lo que el mundo piensa de mí, y Dorian lo que me gustaría ser, en otra época, quizá”. Juega con la moral hipócrita de la época victoriana: “Ser bueno es estar en armonía consigo mismo. Y no serlo es verse forzado a estar en armonía con los demás. Vivimos en una época que lee demasiado para ser sabía, y que piensa demasiado para ser bella.”; “Cuando somos felices siempre somos buenos, pero cuando somos buenos no siempre somos felices”; “El único camino para deshacerse de la tentación es ceder a ella”. En 1884, Wilde se casó con Constance Lloyd, de la que tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan. El escándalo que supuso todo el proceso de Wilde hizo que Constance se fuera a vivir a Italia con sus hijos y que se cambiaran el apellido: de Wilde pasaron a llamarse Holland. Cyril Holland fue voluntario a la Primera Guerra Mundial y murió en el frente. Vyvyan Holland vivió hasta los años sesenta. En 1966 prologó la edición de las obras completas de
su padre. El hijo de Vyvyan, Merlin Holland, único nieto de Oscar Wilde, vive todavía, y ha dedicado buena parte de su vida a la edición de las obras y cartas de su abuelo y al estudio de cómo el caso de Wilde afectó a su familia. El cariño de Wilde por sus hijos queda de manifiesto en los recuerdos de Vyvyan, quien describe a su padre jugando con ellos echado en el suelo, en una sociedad y una época en la que no era frecuente ese tipo de relación de los padres con sus hijos. También es significativo el hecho de que Wilde empezara a publicar cuentos a partir de las historias que les relata a sus hijos.
En 1895, en la cima de su carrera, se convirtió en la figura central del más sonado proceso judicial del siglo, que consiguió escandalizar a la clase media de la Inglaterra victoriana luego de ser arrestado. Wilde, que había mantenido una íntima amistad con Lord Alfred Douglas (conocido como Bosie), fue acusado de sodomía por el padre de éste, el marqués de Queensberry, irónicamente el inventor de las reglas para el boxeo, un deporte “varonil”. Se le declaró culpable en el juicio, celebrado en mayo de 1895, y, condenado a dos años de trabajos forzados, salió de la prisión arruinado material y espiritualmente. Durante esos dos años fue cuando murió su mujer, quien, a pesar de todo, no
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Jokanaan and Salome. Illustration by Aubrey Beardsley for the 1893 edition of Salome
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“Oscar Wilde era un ingenioso que casi siempre tenía razón
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le había pedido el divorcio, aunque se lo aconsejara su abogado. Unos meses después de salir de la cárcel, Wilde visitaría la tumba de Constance en Génova; ese viaje renovaría sus sentimientos de hundimiento anímico.
Jorge Luis Borges
Su mundo reducía esa utilidad únicamente a la actividad convertida en trabajo capaz de ser productivo bajo un determinado baremo. La actualidad de algunas críticas a tiempos pasados es siempre sugerente. Como si el pasado le hablara al futuro porque el presente no quiere escuchar. Un dandy declarándole al futuro, en un susurro resignado, la absoluta modernidad en la belleza.
Resulta que Oscar Wilde, su persona, sus ideas, sus emociones, sus gustos y hasta sus gestos no encajaban en el esquema moral de su época. Dos cosas entonces, parecen aflorar aquí con una fuerza particular, si algo queremos entender de la saña y la brutalidad con que se le reprimió, y finalmente se le aniquiló. Su homosexualidad por un lado, y sus ideas socialistas por otro, eran dos ingredientes definitivos para que todo el peso del canon disciplinario victoriano le cayera encima. Al lado de estos elementos, todo el dispositivo caricaturesco que Wilde montó con su dramaturgia sobre la moralidad burguesa, le representó en todo momento serios problemas éticos, políticos, estéticos y sociales.
Utilizando la acepción de la palabra “Cita”(1) que se puede encontrar en El diccionario del diablo, de Ambrose Bierce, hay que decir que para Wilde el placer perfecto debía ser algo exquisito y que le dejara a uno insatisfecho. Esperemos que, como mínimo, este artículo cumpla la segunda condición. n [1] “Cita, s. Repetición errónea de palabras ajenas.”
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“Podemos perdonar a un hombre por haber hecho una cosa útil mientras no la admire”. Cuando Wilde sostenía que el arte era inútil, se refería precisamente a su supuesta banalidad, predicada por años por una burguesía pragmática y estéril, que sólo confiaba en la industria para producir “cosas útiles”. ¿Y qué es trabajo útil?
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Bibliografía José Gabriel Rodríguez Pazos, Apología de Oscar Wilde, Revista Cálamo FASPE, 2013. María Isabel Álvarez Baños, Un griego nacido en Irlanda: Oscar Wilde, Estudios clásicos, 1998. Rodrigo Quesada Monge, Oscar Wilde (1854-1900): Del arte por el arte a una cena con panteras, Espéculo: Revista de Estudios Literarios, 2000.
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Interludio II
En tus recuerdos, abrázame;
por Pau Baraldés
Llegó el invierno y no consigo verte en esta mañana. En esta mañana vienen a visitarme los recuerdos, estoy sentado solo en un parque y los pajarillos parecen cantar. No suelo escribir sobre el presente e intento concetrarme leyendo un libro pensando que no existes, actuando con normalidad y creyendo que no importa. Si alguna vez consigues verme en tus recuerdos, abrázame; cuando son las horas oscuras la luna entra a través de los barrotes de las ventanas, yo también me he preguntado cuáles serán las palabras que entran más adentro.
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Llegó el invierno tal cómo se fue, callado y sosegado como los escaparates de las calles. El viento remueve algunos papeles usados, arrugados.
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FÁCIL Y SIMPLE NO SON SINÓNIMOS LA TRIVIAL Sociedad. Política. Historia. Literatura. Cultua. Emoción
por Lena Macau
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Me parecen admirables los autores literarios que reflexionan y trabajan en este espacio. Esto mantiene activas a las mentes; hace que leer no sea solamente quedar prendado del argumento de una historia; hace que después de leer se piense, se interprete y se cree tal complicidad autor-lector que sume exponencialmente el interés por la lectura. Más allá del arte escrito, este terreno se ha trabajado desde hace tiempo a nivel visual. Los retratos a Luís XIV estaban calculados hasta el más mínimo detalle. Consciente o subconscientemente quienes veían el cuadro captaban el poder del cetro y la espada. Se habían calculado los materiales que debían verse en segundo plano, la postura tenía que ser la justa, la boca cerrada, la posición de los pies. Todo. Cabe dudar, entonces, si un retrato es la expresión trasparente de lo que uno es o la herramienta de creación para que vean lo que queremos aparentar ser. Y para mí, unos de los reyes de las hipérboles y las metáforas son los ilustradores. Aquellos que trabajan en este espacio entre la ambigüedad y la emoción excitante. El misterio. Hoy, para Saul Steinberg (1913-1999). Nacido en Rumania y estudiante de Filosofía aunque posteriormente Arquitecto en Milán y mayormente conocido por su vida en New York y su relación con la revista The New Yorker, haciendo así cerca de noventa portadas y más de mil doscientos dibujos para esta. Además, destacar su serie Masks donde, hechas con papel o reusando bolsas, dibujaba caras para él y sus amigos que fueron fotografiados por Inge Morath. Con este trabajo, Steinberg hacía referencia a como él veía el mundo. Todos llevamos una máscara, ya sea real o metafóricamente. La gente inventa personas a través de la ropa, los peinados, los muebles y las posturas. Las ciudades se definen a sí mismas por su arquitectura, las naciones por sus iconos. A través de su estilo, su voluntad y sus ilustraciones demuestra que aquello mentalmente complejo puede nacer de una simplicidad formal. Ésta deja margen a la imaginación y permite que vayamos más allá para descifrarla. Normalmente este es el tipo de lenguaje visual para los niños, porque aparentemente es de fácil comprensión pero siempre permite viajar a través de él. No hay que olvidar que el buen camino hacia la simplicidad empieza con toda la complicación y va limándola y trabajándola para hacerla clara, pero llena por dentro. Como dicen: No todo lo que es oro brilla, ni todo lo que brilla es oro. n
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aben ese espacio que queda entre objetividad y subjetividad, ese hueco entre la denotación y la connotación, aquellas cosquillas en la barriga –positivas o negativas- cuando no sabemos si el mensaje enviado por el emisor es el que nosotros recibimos, si hemos tenido en cuenta toda la información que él quería que recibiéramos. Ese “esto va con segundas”.
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Sobre Heart of Darkness: la inmortalidad de una temática universal por Miguel Labaila
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racias a las contribuciones más destacadas de la crítica de Joseph Conrad, más en concreto de Heart of Darkness –pues hay quien parece no haber leído más que un libro, sin reparar en diferencias conceptuales al ampliar la mirada a una época–, que ha malgastado tiempo y papel en cuestiones que rayan el absurdo, como intentar suponer en un escritor del siglo XIX el mismo conocimiento del ideal de hipócrita tolerancia e individualismo egoísta, desinteresado y autocomplaciente que tenemos hoy en día, se hace casi obligatorio empezar cualquier tipo de trabajo sobre Joseph Conrad haciendo alusión al racismo que se ha visto desde nuestra perspectiva contemporánea, suponiendo algo parecido a que el texto se hubiese escrito en pleno siglo XXI. Es un proceso parecido al que sufre en estos días Mark Twain, es decir, un planteamiento de censura moral y ética de los que nunca ha estado exento el arte en su historia –piénsese en dos de los procesos más famosos del siglo XIX, el caso de Baudelaire y el de Flaubert, por ejemplo–.
de la novela era palpablemente racista; obviamente, la novela fue escrita en tiempos del imperialismo y la frenología. Entonces yo me pregunto ¿dónde hay que ver el racismo y África como lugar predestinado a la otredad y negación, en la novela o más bien en una época de la que la novela es testimonio? Si seguimos por estos derroteros me pregunto también cuánto tardaremos en ver en el Cantar de Mio Cid un libro antisemita. A veces es más útil entender por qué y desde qué presupuestos se escriben obras así que descalificarlas y suprimirlas del canon para relegarlas al anonimato y, con él, al olvido, perdiendo no solo la oportunidad de disfrutar de libros tan completos, complejos y paradójicos como Heart of Darkness sino también la posibilidad de desarrollar el mismo pensamiento crítico que ha permitido hacerle al propio libro dicha crítica. Al fin y al cabo, solo queda asentir con Hegel y decir que nadie es independiente a su época. Alejándonos de planteamientos reduccionistas que complican más la tarea de lo que la facilitan, vamos a abordar el principal eje temático de Heart of Darkness. Esta obra representa, a través de un sistema de alejamiento entre autor –justamente por eso no se puede hablar de racismo en la voz de Conrad– y narradores que cuentan sus historias, la experiencia de un viaje al
Es decir, se censura Heart of Darkness como si de una novela contemporánea se tratase. Cierto es que la mentalidad imperante durante el tiempo de la escritura
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Congo belga, en plena experiencia colonial. Este viaje está basado, como ha visto la gran mayoría de la crítica, en una experiencia biográfica del propio autor quien, aquejado por la monotonía de su vida y persiguiendo un sueño de infancia, decidió emprender la aventura que dará génesis a esta masterpiece de la literatura universal. La principal sustancia de toda obra con resonancia universal está en que los conflictos que presenta siguen teniendo vigencia para nuestros tiempos, dejando lugar a ambigüedades, dudas y especulaciones. Así se han visto barbaridades en el famoso Hamlet de Shakespeare como en el Quijote de Cervantes. En apariencia, Heart of Darkness se presenta como un relato de marineros, pues se cuenta en nada más ni nada menos que la cubierta de un barco que se encuentra ubicado en la desembocadura del Támesis. Este detalle no es para nada fruto del azahar, sino que está plenamente calculado para producir un significado especialmente revelador para entender la novela. El personaje que hará las veces de narrador de su propio relato a lo largo de la novela, Marlow, empezará un relato, que tratará sobre la experiencia colonial, con la referencia a la conquista romana de Britannia. En una labor introspectiva conseguirá situarse en la atormentada mente de un general romano enviado a la conquista. Se dirá que Britannia también fue una tierra de oscuridad, que todo lo que
sostiene una aventura colonial no es más que una idea y que todo conflicto no consiste en iluminar a otros por pura beneficencia sino en arrebatar a otros que se considera inferiores lo que interesa por criterios de propio beneficio egoísta y desinteresado para con lo humano que tiene cada uno de los conflictos que tanto ayer se produjeron como hoy en día se siguen produciendo. Es pues una obra que trata una temática universal, como hemos visto en esta anticipación, “prolepsis” para los amantes de la terminología del estudio narratológico, técnica literaria que consiste en el avance de información de la trama que veremos a continuación al continuar con la lectura de la novela. Otro de los factores que hacen de la novela una obra literaria de magna envergadura es el hecho de la riqueza alegórica y simbólica del lenguaje que despliega Joseph Conrad a lo largo de toda la novela. Este factor tiene una doble explicación: por un lado, la obra fue escrita a final de siglo y, por lo tanto, no está exenta de la influencia del impresionismo literario, movimiento –si podemos llamarlo así, ya que estas particiones histórico-literarias tienden a formularse en criterios propedéuticos que más bien en sus simplificaciones hacen más compleja la comprensión en la dimensión histórica de lo que la facilitan– que se basa en la representación mediante el
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“La principal sustancia de toda obra con resonancia universal está en que los conflictos que presenta siguen teniendo vigencia para nuestros tiempos, dejando lugar a ambigüedades, dudas y especulaciones”.
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“Estas preguntas muestran una contraposición constante, que se hace muy palpable en la novela, del ideal frente a la realidad”.
juego con el lenguaje que proyecta la experiencia exterior basándose en el criterio único, individual de cada autor, de forma que todo lo exterior se vuelve hacia el interior y alcanza unas resonancias, al presentarse en forma artística, que si bien puede interpretarse que solo reflejan la propia mirada del individuo también puede interpretarse que reflejan la mirada de una colectividad en tanto que hay un esfuerzo por el abordaje de dicha temática universal, como es el caso de esta obra; Por otro lado, habiendo hablado del juego con el lenguaje que dicha obra presenta, esta alegoría constante y esta dimensión simbólica se conjugan con el juego con el recuerdo de la antigüedad, con el recuerdo del mito y de los tiempos del mito, circunstancia que estaría en consonancia con la referencia al imperio romano, tiempo atávico, de expansión imperialista.
que desde presupuestos darwinistas es más apto para seguir evolucionando fracasa cuando se encuentra expuesto a las propias fuerzas reguladoras del orden natural? ¿Por qué la empresa colonial, que teóricamente cumple el propósito de hacer partícipes del progreso a todos aquellos que son vistos como inferiores, no hace más que llevar la esclavitud para extraer beneficios que se llevarán a la metrópolis para contribuir a su “grandeza” hasta el punto de matar a base de malos tratos a aquellos que se había propuesto ayudar? Estas preguntas muestran una contraposición constante, que se hace muy palpable en la novela, del ideal frente a la realidad. A partir de ahí, la novela lleva a un cuestionamiento de la esencia de lo humano y de lo occidental, al mismo tiempo que critica y denuncia todos esos valores. Lo que demuestra esta novela, al fin y al cabo, es que cultura y barbarie, civilización y salvajismo, racionalización e irracionalización, en definitiva, luz y oscuridad van de la mano en una yuxtaposición ineludible.
Hay quien ha visto en Heart of Darkness una epopeya al nivel de la Eneida y la Odisea. Efectivamente, en este recuerdo mítico del que hablábamos en el párrafo anterior, se hacen constantes referencias, prácticamente inabarcables en una primera mirada al texto, a la mitología griega, como la alusión a las hilanderas del destino que muestra el paso previo a la entrada al infierno o como una especie de recordatorio de lo poco que pueden hacer los hombres ante tan aciago destino, del poco potencial y poder de decisión que tenemos. En el viaje, Marlow, protagonista y narrador, no solo se desplaza espacialmente, sino interiormente. De hecho, la obra no es más que un bosquejo exhaustivo en la interioridad, en la oscuridad del corazón humano. A partir de la concepción mítica de la obra regresamos a un tiempo atávico que nos hace entrar en la crítica fundamental que se hace a la empresa colonial y a la dialéctica filosófica que la sostiene: ¿cómo el hombre
La novela, desde este punto de vista, ofrece más contradicciones que soluciones. Ahora bien, ¿pretende la novela ofrecer alguna solución o más bien pretende resaltar este juego de contradicciones para que cada uno saque su propia forma de tratar el asunto? En cuanto a perspectiva e intencionalidad poca cosa se puede decir a ciencia cierta de ella. El hecho de que alguien pueda haber visto una obra racista en Heart of Darkness demuestra esta complejidad interpretativa. Una obra como esta, por la temática que aborda y de la forma en que trata esta temática, no puede ser reducida a simplificaciones que tienen que ver con el criterio personal de un individuo. Es una obra que hay que leer y someter a una reflexión constante que no tal vez no lleve a conclusión alguna, ni siquiera en el último de nuestros días. n
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Interludio III CONSCIENTE
Del lat. mediev. interludium, y este der. del lat. interludĕre ‘jugar en medio o a ratos’. 1. m. Mús. Breve composición que ejecutaban los orga-
por Enric Parellada
nistas entre las estrofas de una coral, y modernamente se ejecuta a modo de intermedio en la música instrumental.
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Te acercas al día en que ya no podrás seguir viviendo ocupado. Una opción es no hacer nada, sin perder el tiempo. Cada uno lo gestiona como él quiere. Otra cosa no, pero tienes los días contados, el tiempo de vida es el derecho que reciben al nacer todas los seres vivos.
Desvirtúo la vida quizá con necias palabras, asimismo tanto pensar me ha hecho llegar hasta aquí. No tener ninguna motivación por mantenerme ocupado y ver personas que por no tener la capacidad – dejémoslo en no tener la disposición – de enfocar la gestión de su tiempo desde este crudo punto de vista, mueren ocupadamente felices. Envidia, compasión, rabia. El cansancio, la oscuridad, los reflejos e incontables factores más se encargaron de que mi vista viera a esas dos niñas – o eran niños –, la cuestión es que se agruparon en una combinación de elementos productores de esas imágenes en mi mente. No temo su presencia, no los menospreciaré. Si los quiero ver, no aparecen. Si no pienso en ellos… cruzan la calzada desde la línea discontinua hasta el arcén, reduzco la velocidad, desaparecen. Las acabo de ver. Quizás sea una metáfora en esta vida que me indica que la estructura de mi tiempo, la gestión que yo le aplique, ya está montada. No me preocupo en pensar lo que otros no van a pensar, no me preocupa ver cosas que los demás no ven. Y es que, cuando no piense que voy a encontrar algo, lo encontraré. Por lo contrario, de seguir estando dispuesto a ver esas dos niñas – o eran niños–, no las veré. Tendré que mantener mi tiempo ocupado, – ¿Cómo estúpido?– tratando de no querer saber lo que pasará mañana, sin antes atender a lo que me ha pasado hoy. n
Naces, pero ¿Empiezas a existir ese mismo día? ¿Cuál es tu primer recuerdo? ¿En qué momento sabes que eres tú mismo? Van pasando los años y – quizás por suerte – olvidamos pensar en esto. Creces creyendo saber que lo bueno es bueno, y lo malo es malo. Incluso así, sabiendo que mis padres no quieren que me desplace en mi vehículo al pueblo vecino, lo he hecho ya más de una vez y de dos. La verdad, ya no recuerdo cuantas veces lo he hecho sin que ellos lo supieran. La vida se encarga de colocar las cosas en su sitio, pero plantéate qué es vivir. Dónde está ese punto de inflexión, dónde está aquel diferenciante, eso que te hace destacar. Sentirte realizado. No es tan importante el vivir ocupado como el saber por qué lo quieres. Te interesas en hacer cosas como jugar, estudiar, trabajar, mantener una familia… Y sin cesar, la vida pasa como un tren. Volverá a hacer el mismo recorrido, pero nunca con los mismos pasajeros en los vagones. Enamórate – o no lo hagas – monta una familia, hazla crecer. ¿Qué viene cuando esto acabe? Tratamos de pasar ocupados la inmensa mayoría del tiempo de nuestras vidas y cuando no haces nada, malgastas tiempo por no hacer algo mientras envejeces.
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olvió a ocurrir. Regresaba del pueblo de al lado montado en mi moto y, es cierto, era tarde, de noche, pero volví a ralentizar el ritmo del motor como aquella primera vez. Juro que vi otra niña cruzar esa oscura carretera. Es amplia y muy transitada, pero a menudo, demasiado a menudo, ha habido graves accidentes de tráfico allí. No hace falta que me crean para que yo sea consciente de haber visto ya en dos ocasiones diferentes niñas, – o eran niños – pisando esa fantasmal calzada.
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Dogville en mi cabeza
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ogville (2003) es la decimonovena película de Lars von Trier. La película tiene varias características, que comparten la mayoría de sus films, como son el sexo, la religión, personajes muy profundos y la música clásica que acompaña a casi todas sus obras. Lo que llama más la atención al inicio de este largometraje es la escenario donde ocurre todo, no hay decorado, al principio uno puede creer que está viendo una obra de teatro grabada y pasada a la gran pantalla, pero no es así ya que forma parte de una estrategia del director. La película está ambientada aen los Estados Unidos de América, en las montañas del Colorado, una zona muy desértica tanto a nivel geográfico como demográfico. Contrastando fuentes y con guiños de la misma película podríamos decir que el tiempo en que transcurre el film es durante el crack del veintinueve, el cual puso el país y parte del mundo en un grave crisis económica y como veremos en el largometraje, quizás, también moral. Dogville es un pequeño pueblo casi aislado de toda civilización solamente conectado por una carrete-
por Frederic Sala @FredericSala
ra que lleva al pueblo del lado llamado Georgetown. En el pequeño pueblo solo viven siete familias cada una con sus peculiaridades y con sus personajes, que dan todo el sentido a la película. Aquí posiblemente una de las varias explicaciones de la falta de decorado. A lo largo de la película veremos como la llegada de una chica llamada Grace, (Nicole Kidman) todos y cada uno de los habitantes sufren una evolución incluida ella misma. Esta será un referente que transmita los valores de la humildad y la generosidad, entre otros, durante toda la película. La vecinos de Dogville intentarán y conseguirán abusar de ella, cosa que les llevará a pagar duramente por ello. La opción que toma Grace dejará al espectador el libre pensamiento sobre si la decisión ha sido acertada o demasiada estricta. ESTRUCTURA Dogville se divide en un prólogo y nueve capítulos, tal y como nos indica el narrador al inicio, nada más empezar la película. Y por otro lado se divide en las estaciones del año. SIMBOLOGÍA DE LAS ESTACIONES DEL AÑO: El orden normal de las estaciones lo
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entendemos como el otoño seguido del invierno, la primavera y finalmente el verano pero en la película si nos fijamos bien el orden es otoño-primavera-verano-invierno. Se sigue este orden para sincronizar las estaciones con los estados psicológicos de nuestra protagonista, Grace. Primer Otoño El otoño representa el periodo de madurez en que lo viejo cae y muere para dejar pasar un futuro, dar paso a lo nuevo y joven. En el caso de Dogville los habitantes maduran para dejar su xenofobia atas y aceptar a Grace en su comunidad. Primavera Nacimiento, juventud, primer día laboral de Grace (Lo que significa la integración de Grace en la comunidad de Dogville.) Nuestra protagonista nunca había trabajado lo que significa para ella como una suerte de encuentro con el mundo real lejos de su antigua y acomodada vida. Verano Se calienta el ambiente entre los habitantes del pueblo y su relación con Grace, una serie de problemas llevan a que se le complique su feliz vida que encontramos en la primavera.
Invierno Grace al igual que las flores se marchita y muere metafóricamente. Si el pueblo tenía alguna pizca de bondad ha muerto con el invierno junto Grace. Segundo Otoño Grace como las hojas cae, y se somete al mundo y a la naturaleza de Dogville. ELEMENTOS SIMBÓLICOS Y EL NÚMERO SIETE (Los siete pecados, las siete virtudes, las siete figuritas, las siete familias y los siete niños) Durante todo el largometraje aparece el número siete y evidentemente no es por el fruto de la casualidad. En Dogville hay siete familias en cada familia encontramos un personaje que lo podemos identificar con cada uno de los pecados capitales (Pereza, Vanidad, Avaricia, Lujuria, Ira, Ebriedad/Gula y Envidia.) En contraposición encontramos en Grace las siete virtudes divinas (Trabajo, Humildad, Genorosiad, Castidad, Paciencia, Templanza y Caridad.) El propio nombre de Grace significa “Gracia divina” o lo relativo a lo divino, la gracia de Dios etc.
MOISÉS (EL PERRO) Siguiendo con los nombres y antes de entrar con los siete niños encontramos al perro que ladra cuando Grace llega en el pueblo. El nombre del perro es Moisés al mismo tiempo el perro pertenece a la familia de los siete de niños de los cuales “curiosamente” ninguno de ellos tiene un nombre cristiano -Moisés es una figura ejemplar para Grace en dos aspectos ya que estos dos aspectos son las dos razones por las que Grace atraviesa las desgracias que vivió en Dogville :
I. Desconfía de los extraños: Si Grace hubiera desconfiado de los extraños y no hubiera confiado ciegamente en los desconocidos que la recibieron no se habría encontrado en la situación en la que se encontró. II. Reclama cuando se siente que le han irrespetado: Si Grace hubiera reclamado respeto jamás los habitantes del pueblo se habrían aprovechado de ella. Aquí pues vemos el simbolismo de la sabiduría de Moisés que es la sabiduría que adquirirá Grace y la liberará del dominio de Dogville tal y como el profeta Moisés hace en los diversos libros sagrados en los que aparece (Liberación del pueblo hebreo del dominio egipcio. SIMBOLISMOS DE LAS MANZANAS Las manzanas son el único producto alimenticio que se cosecha en el pueblo de Dogville. Las manzanas en varias religiones representan el pecado, la tentación y las bajas pasiones, lo que guarda absoluta relación con la actitud lujuriosa de los hombres hacia Grace. “Grace se había expuesto y colgaba de su frágil tallo como la manzana del Jardín del Edén. Una manzana tan madura, que casi chorreaba de jugo” Una metáfora de la provocación y apetitosa tentación de que representa Grace para los hombres.
DOGVILLE EN MI CABEZA Dogville es una película muy diferente a lo que uno se puede encontrar de forma de habitual en los cines o en la televisión. Desde el inicio del film, Lars Von Trier te enfrenta a un escenario hostil porque no hay decorado. Esta falta
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de decorado puede echarte atrás al empezar el largometraje pero poco a poco, como hace Grace, uno se acostumbra a Dogville y ya no se da ni cuenta de la falta de ese decorado, como si nosotros fuéramos un habitante más del pueblecito. Hay puntos muy fuertes en esta película como son las cuestiones filosóficas El quién falla a quien. ¿Dogville falla a Grace o Grace falla a Dogville? ¿Es relevante preguntarse eso? Por otro lado también es una buena película para entender las relaciones de fuerza, la xenofobia, la naturaleza del ser humano, el miedo, el trabajo la doble moral y muchas otras cosas que seguramente me dejo. Pero también podemos ver cosas “negativas” y lo pongo entre comillas ya que para mí no lo son y una de esas cosas es que la película no puede verse solamente una vez, si el film se mira solo una vez te quedarás con muy poco del contenido del increíble guión de Lars von Trier. También hay que tener en cuenta que la película va dirigida a una suerte de público curtido y con curtido quiero decir con un cierto dominio de las cuestiones sociológicas y antropológicas aunque se puede disfrutar también sin saber mucho de todo eso e incluso aprender. Todos los personajes son profundos y complejos dignos de un análisis individual luego un análisis colectivo y otra vez uno individual. Si uno trabaja un poco la película seguro que la pondrá al top ten de su lista personal. Para finalizar solo quiero decir que animo a “videar” y trabajar, ni que sea un poco, el largometraje con tal de poder disfrutar a fondo el guión, este guión que te seduce y atrapa un poco más con cada minuto que pasa tal y como le pasa a Grace con el pueblo. n
LA TRIVIAL Sociedad. Política. Historia. Literatura. Cultua. Emoción
Diciembre 2015 - La trivial
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Bolonia es, sin duda, una mujer. Pero...
por Pedro Barata
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olonia es, sin lugar a dudas, una mujer. Pero no una mujer común. Es la más paradoja de las mujeres. Te seduce lentamente pero con toques de vértigo. Esto significa que no te enamorará a diario. No quedarás permanentemente perplejo o atónito. Pero siempre que, en una casualidad detalladamente programada, entres en una plaza o te pier-
das en una calle bajo un pórtico, ahí tendrás una inyección de amor. Como si fuera poco, Bolonia es una mujer con un siniestro deseo de disfrazarse de hombre. Después de una tarde de exhibición de belleza, le gusta enmascararse al anochecer. Sale de su casa, en una calle con olor a pizza cuidadosamente hecha en un horno de leña, y en el verano se sienta de forma cutre en Piazza Verdi bebiendo cerveza de calidad dudosa y en Verano entra en un bar donde toma Limoncello, Amareto y todo la suerte de vinos de todo el tipo. Por la noche, le gusta ser sucia, guarra (o sucio y guarro, dado que el disfraz está tan bien hecho que ilusiona al más profundo conocedor) porque sabe que cuando salga el día volverá a irrumpir llena de sexualidad y brillo, dejando a todos (y todos, que por estas calles desde hace mucho que se sabe que
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el amor - o el placer - no mira a géneros) caídos a sus pies. Por ultimo, pero no menos importante, la paradojalidad Bolognesa se manifiesta por ser la más fiel de las mujeres infieles. Es infiel, porque desde tiempos distantes ha ido conquistando hombres que se curvaban a su pasaje, que bailaban con ella por breves pero marcantes instantes, hasta que otros llegarán y la bacanal seguirá en una espiral poligámica de proporciones hedonistas. Año tras año, década tras década, pasión tras pasión, Bologna nunca supo (ni tampoco ha querido) ser mujer de un hombre solo. Pero, dentro de su infidelidad, ella consigue nunca traicionar ni decepcionar a quien la ama. Dará a sus amantes lo que tenga, sin lugar a reservas. Esto es lo que me ha enseñado Bologna. n
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