El despertar de Alice 2

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CRISIS






CC 2014 Kasuo Wurray Laughtman Virtual Bread Editorial Libre El despertar de Alice Historia: Kasuo Wurray Arte: Laughtman Ilustración de portada: Diseño de portada: Corrección de estilo:

Laughtman Tourner Catalina Paredes, Tourner, Jonathan Yann Moreno Editor: Laughtman / Hideo Shirow Diseño editorial: Virtual Bread Logotipo original: Tourner

Agradecimientos especiales: Javi. Y a nuestros queridos lectores de prueba Hecho en colaboración Chile - México. Licencia: Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional


Virtual Bread Presenta:

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Historia:

KasuoArte: Wurray Laughtman


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ร ndice

Ilustraciรณn 1

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Crisis 13 Ilustraciรณn 2

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Ilustraciรณn 3

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Omake (regalo) 24 Prรณximamente

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Promo 29

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#2 Crisis

Esa mañana,

Eirian despertó agitado y más tarde de lo que debía; eran aproximadamente las 10 de la mañana. Todo su cuerpo estaba cubierto de sudor debido al extraño sueño que había tenido. —Soñé algo muy extraño, pero no puedo recordarlo… ¡Demonios! —dijo para sí mismo. No le importó el hecho de que llegaría inevitablemente tarde a clases porque en realidad estaba más preocupado por el sueño, pues sentía que olvidaba algo importante respecto a su propia seguridad. Eirian se duchó, se vistió y se dirigió a pie a la escuela. Prefirió no comer nada para al menos caminar con tranquilidad. Sin embargo, el hecho de no recordar el sueño lo tenía mirando a las ocasionales nubes de un cielo azulino, tratando de rememorar una y otra vez. Si quisiéramos describir un poco a este joven, podríamos decir que disfruta de pequeñas cosas en la vida, es calmado y que no pone demasiada atención a su alrededor, por lo mismo generalmente es callado y prefiere evitar problemas. Siempre tratará de resolver un asunto con palabras antes que golpes, literalmente. Es decir, Eirian suele responder con frases ofensivas e irónicas para que su contrincante no pueda continuar ningún tipo de discusión. Movimiento acertado, según él, ya que lo deja fuera de cualquier situación demasiado alterada. En su camino al colegio, Eirian pensó en todo aquello que le causa inquietud o anhelo. Luego de fallidos intentos por rememorar el sueño, se dio cuenta que era inútil, entonces dirigió su atención al deseo de aprender a utilizar una espada, ¿para qué? Ni él mismo lo sabía. 13~


“Me gustaría tener una novia…” pensó después, rindiéndose de la idea también, ya que sus relaciones anteriores no habían terminado como él hubiera querido. Se olvidó del tema, recordando en su lugar que no había hecho sus tareas y gracias a su falta de interés le dio una importancia miserable a este problema, prosiguiendo sin inconveniente su camino. Al llegar al colegio, un profesor lo detuvo en la puerta para preguntarle acerca del motivo de su retraso. —¿Qué importa, profesor? Usted y yo sabemos que debería ir a hablar con el rector, pero ¿no sería mejor que me dejara entrar de una vez? Yo vengo aquí a aprender y un ligero problema acontecido en la mañana me ha hecho llegar tarde; sin embargo, una larga e inútil conversación con el rector sólo me hará retrasarme en mis estudios. ¿Acaso eso quiere usted? Tal vez soy un genio, pero nunca seré alguien en la vida ya que usted no quiere que entre a mi clase inmediatamente —le respondió con toda la calma del mundo aunque de una manera no muy agradable. Eirian era conocido por decir este tipo de cosas para ahorrarse cualquier problema. —Haz lo que quieras, Eirian. El rector no está ahora, así que entra de una vez y, lamentablemente, las reglas están hechas para seguirlas —le respondió el profesor en un tono bastante neutral. El chico le extendió su mano y le dio las gracias, despidiéndose con un extrañamente amistoso apretón y corrió hacia su salón de clases pensando en que le tocaba Historia, algo un poco desagradable para él. Al llegar tocó la puerta y la profesora la abrió con la pronunciación inmediata de la pregunta: “¿Por qué llegaste tarde?”, a lo que Eirian respondió con un suspiro y fue a sentarse a su lugar. La joven maestra, anonadada, lo miró por un rato mientras los demás chicos permanecían en silencio. A los pocos instantes se dio por vencida y no le quedó más remedio que continuar como si nada hubiera ocurrido.

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Los amigos de Eirian comenzaron a reírse y también Alena, quien se integró a la clase recientemente y había intercambiado un par de palabras con Eirian. Parecían tener gustos bastantes similares. Sin embargo, la personalidad especial de este personaje le impedía desenvolverse completamente. ¿A qué personaje se refiere aquí? ¿A Alena o a Eirian? Considero que sería mejor reemplazar “este personaje” por el nombre para evitar confuciones en el lector. Entre los amigos que reían por la actitud del recién legado estaba Lawrence, amigo de Eirian desde la primaria. Siempre salían a “perder el tiempo” (frase dicha por Eirian) en la ciudad, a veces con más gente, pero la mayoría de las ocasiones sólo ambos y divirtiéndose siempre. Pero a Eirian, en sus momentos reflexivos, le incomodaba un poco el hecho de que no tenía peleas con su amigo de la infancia. Sólo era cuestión de divertirse para dejar de lado la idea. En el receso, Lawrence fue a hablar con Eirian. —¿Tarde? Eres distraído, pero nunca llegas tarde… ¿Qué te pasó? —preguntó realmente sorprendido. —Nada… Sólo me quedé dormido y tuve una pesadilla que no puedo recordar —suspiró y se echó para atrás en la silla-. Incluso me siento cansado. —¿Demasiados videojuegos o demasiadas películas de terror? Quizá ambas —respondió Lawrence riendo. Eirian lo miró pesadamente y suspiró nuevamente, como era su costumbre. —¿Quieres ir a “perder el tiempo” como dices tú? Han abierto un nuevo karaoke. —Paso, quiero dormir. —Para eso están las clases. No te hagas el responsable ahora —le dijo en reproche pero con actitud amistosa.

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—Silencio —le ordenó—. Yo hago lo que quiero con mi tiempo. Vete a perder el tuyo solo —Eirian le apuntó con su dedo índice y luego sonrió, a lo que Lawrence respondió con una carcajada al entender su broma. Así fue. Al final de la clase, Lawrence dijo que iría con otras personas fuera del colegio al supuesto karaoke nuevo. Eirian, por su parte, se dirigió a casa y en el camino apresuró el paso para alcanzar a Alena, a quien logró divisar por casualidad a mitad del trayecto.

—¿Vives en esta dirección? Quizá vivamos cerca –sugirió Eirian mientras se aproximaba, una vez que la muchacha se percató de su presencia. —Es probable… —dijo ella, realmente considerando la posibilidad—. Vivo en el edificio Los Reyes. ¿Tú dónde vives? ¿Eirian, cierto? —Acertaste, y vaya, vivimos en el mismo lugar —rio un poco—. ¡Quién lo diría! No te había visto. Vivo en el octavo piso, por cierto. —Llegué hace unos días y, de hecho, aún estamos ordenando todo; es un verdadero desastre. Vivo en el primer piso —de pronto, un sujeto pasó corriendo y empujó accidentalmente a Alena, quien cayó, sangrando su mano al impactar contra el suelo. Alena tuvo una reacción de molestia, pero no más que eso. —¡Ten más cuidado, imbécil! —gritó Alena al hombre (que no detuvo la corrida) mientras se reincorporaba, en vez de preocuparse por la sangre que lentamente brotaba de su levemente herida extremidad. —Tienes… una herida… —susurró Eirian muy nervioso. Comenzó a sudar y a respirar agitadamente. Súbitamente pegó un grito y cayó de rodillas en el piso, quedándose al lado de la chica herida, quien ahora se agachaba para ayudar a su compañero. Eirian recordó entonces lo que pasó una y otra vez con profundo miedo. 17~


Pánico, como si Alena fuese a morir, ¿o sería él mismo? Tenía miedo a algo, pero no lo entendía y, de hecho, ni siquiera buscaba la razón de ello. Con algunas lágrimas y una expresión vacía, Eirian miraba el suelo indirectamente pues su cerebro sólo mostraba el recuerdo de la mano ensangrentada de Alena e incluso creaba imágenes grotescas y sádicas de la misma situación. Respiraba con velocidad y su corazón se aceleró tanto que parecía que moriría ahí mismo. Alena supo lo que le ocurría al verlo por unos instantes en ese estado, llamarlo por su nombre decenas de veces a gritos y haberle preguntando qué le pasaba sin respuesta; se dio cuenta de que el joven tenía una crisis de pánico. Recordó que hace años a ella le pasaba lo mismo luego de haber presenciado en carne propia un accidente de tránsito. Muchas veces las crisis de pánico eran sin razón alguna pero otras pasaban justamente por estas circunstancias, cosas pequeñas que tenían el aspecto de graves para los afectados. —Vamos, Eirian, trata de relajarte, escúchame. Estarás bien; yo estaré contigo. Te llevaré a casa y comeremos algo — le dijo Alena con el tono más tranquilizador que su voz pudo proporcionarle. Trató de ser agradable, aunque ella misma consideraba que no era suficiente, dado que conocía la situación en la que se encontraba. La chica puso el abrazo de Eirian alrededor de su cuello y trató de hacerlo caminar con delicadeza. El joven de cabello negro luchaba dentro de su mente para mantener la compostura y logró obligar a su cuerpo a caminar, con gran esfuerzo. Finalmente, con mucho esfuerzo, llegaron al edificio. Mientras subían por el ascensor hasta el octavo piso, Eirian le dio a entender a su acompañante, entre breves escapes de voz casi incomprensible, en cuál apartamento vivía, e hizo tintinear sus llaves dentro del bolsillo para indicarle dónde estaban. ~18


—¿Hola? ¿Hay alguien en casa? —preguntó la chica al abrir la puerta con un poco de incomodidad al estar ahí sin que nadie la haya invitado. Únicamente deseaba asegurarse que su compañero no viviera el mismo infierno que ella enfrentó al momento de sufrir de su crisis.

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No hubo respuesta, así que le pidió a Eirian que la guiara hasta su habitación. Él susurraba fragmentos de palabras y con el movimiento de su cabeza indicaba si Alena se dirigía al lugar adecuado. Ella no tomó mucha atención del apartamento, pero notó que tenía un ambiente casi acogedor y más aún cuando se veía el lejano y bello atardecer a través del cristal principal. Finalmente recostó a Eirian en la cama. Tras recostarlo, lo observó, preocupada. La habitación era pequeña, aunque con un orden poco usual para que un chico de esa edad fuera su dueño. Todo parecía tener un lugar especial. —¿Necesitas algo? ¿Quieres que llame a tus padres? —le preguntó cuando percibió que se hallaba mejor, ya siendo capaz de hablar. —Estoy bien… Me siento mejor. Sólo estoy… agotado. Necesito dormir. Alena, muchas gracias; estoy en deuda contigo —contestó Eirian casi susurrando, ya que no podía esforzarse más allá de eso. Alena sonrió y le dijo con tono casi cariñoso que no importaba, que podía contar con ella siempre. La chica permaneció sentada en la orilla de la cama hasta que Eirian cayó profundamente dormido. Mientras miraba la cara relajada de Eirian, Alena aprovechó para secar sus lágrimas con las mangas de su blazer.

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#2

La crisis de pánico de Eirian fue efecto posterior al mundo Alice. Lo que pasa en ese mundo, posee un efecto en el nuestro de alguna forma. Eirian y Lawrence no pueden recordar lo que pasa en Alice. Mientras Eirian descansa, a la vez entra nuevamente a Alice, sin desearlo, sin que nadie más lo arrastre. Una vez que se entra a Alice, no es posible dejar de visitar ese mundo, siendo la única opción SOBREVIVIR.

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Omake

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Alena es el personaje femenino favorito del maestro Kasuo Wurray, y después de dibujarla también se convirtió en mi favorita. En serio es preciosa. Me preguntan ¿Por qué ese maquillaje? En los 80’s se utilizaba ese estilo, pero sólo es un pretexto, me gustó. Fuera del mundo de Alice, Alena es normal, tiene el cabello castaño claro. ~Laughtman

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KUSHUGOU

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Alena

www.virtualbread.blogspot.com

CC 2014 Kasuo Wurray / Laughtman Virtual Bread Editorial Libre El despertar de Alice Hecho en colacoraci贸n Chile - M茅xico. Licencia: Esta obra est谩 bajo una Licencia Creative Commons Atribuci贸n-CompartirIgual 4.0 Internacional


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