La nostalgia de los muertos 6

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“Creo que no sabes por lo que estaba pasando, yo no lo dije por miedo a que te alejaras de mí, me veías con una sonrisa tan cálida cuando pensamos el nombre del bebé” Mucho había pasado en tan poco tiempo, nunca imagine que todo esto apenas era el principio del fin; Alicia y yo, habíamos encontrado a un grupo de supervivientes que se estaban refugiando en una estación de Metro bus, durante el trayecto escuchamos un rumor acerca de individuos que habían llegado al extremo de la locura, y en estos tiempos de crisis, se dedicaban a la cacería de carne humana para sobrevivir, sedientos de sangre y con un hambre terrible, pero los que eran tomados por rumores nos encontraron logrando, no solo eso sino también que uno de los suyos se infiltrara en la guarida y le prendiera fuego, Las palabras de aquel loco seguían escuchándose dentro de mi cabeza, pero lo que más me aterró fue recordar su mirada, cuando me lo dijo, los muertos sienten nostalgia de la vida, y por eso vienen por los que habitamos la tierra. Y aquí estábamos Alicia y yo corriendo por nuestras vidas, todo se había vuelto una locura, cuando el fuego comenzó muchos de los que estaban refugiados murieron calcinados y los que habían logrado salir primero ahora eran presas de las redes de los otros, eran arrastrados por aquellos hijos de puta, que buscaban comernos; Alicia y yo logramos correr lejos de la escena, pero unos bastardos nos vieron y nos seguían, tratamos de obstaculizarles el paso a los caballos pasando entre los autos abandonados de la calle, y por momentos conseguíamos salir de su rango de visión, pero con la terquedad de un perro no dejaban la carrera. -¡Dante, no creo poder seguir corriendo! –Gritaba Alicia mientras su respiración se hacía más pesada. -¡Vamos Alicia, no puedes detenerte ahora! no ahora –le conteste angustiado. A lo lejos pude ver una pequeña tienda de abarrotes en donde podíamos refugiarnos si lográbamos perder a nuestros perseguidores, no llevaba ningún arma pero no iba a dejar que lastimaran a Alicia, así que en la carrera, le dije a Alicia: 7


-Sigue corriendo, yo los distraeré en lo que corres a esa pequeña tienda, las puertas están abiertas –ella dijo que sí y siguió corriendo. Yo me detuve, respire un poco tomé una piedra del suelo y me subí a un auto lo suficientemente alto como para estar a la altura del jinete que nos venía persiguiendo, uno de ellos se percató de que me había detenido y comenzó a acercarse a mí de manera rápida, saco la red con la pretendía atraparme, yo estaba listo, cuando estuvo lo suficientemente cerca, lanzó la red, la cual pude esquivar, cuando estaba en una posición cómoda, lance la piedra a la cabeza del jinete, todo paso de manera rápida, pero mi golpe había sido efectivo, al notarlo mareado por el golpe, me lance sobre él, haciendo que cayéramos del caballo, el golpe fue muy brusco, casi se me partían las costillas, pero trate de mantener la compostura, y le di un golpe al jinete caído, el caballo estaba inquieto y llamó la atención del otro jinete, al darme cuenta de esto, le di otro golpe al jinete, un hombre de mediana edad que vestía en harapos, que me regresó una patada en el estómago, la que me hizo irme para atrás y chocar contra uno de los autos. Al caer, tome un pedazo de vidrio y pesar de que me estaba cortando la mano, lo clave en el cuello del jinete caído, le deje ir, el otro jinete gritaba por la muerte de su compañero, ya venía con un machete en la mano derecha, mientras sujetaba las riendas con la izquierda, yo me quite de su camino, y me arrastre hacia donde estaba la red del primer agresor, el segundo jinete volvió a echar carrera, pero pude arrojarle la red, que lo hizo perder el control del caballo, cayendo bruscamente, y rompiéndose la cabeza con el impacto. Me acerque al cuerpo, le escupí, ¿Cómo diablos era posible que este tipo de gente existiera? ¿Qué los hacía diferentes de los zombies? Noté que habíamos perdido a los otros, y que habíamos corrido un trecho bastante largo, pero algo interrumpió mis pensamientos. -¡Alicia!- Tomé el machete y corrí a la tienda. Al llegar no había ni un solo sonido, me sentí desconfiado pero preparado para lo que fuera a pasar, empuñe el machete en mi mano derecha, y me acerque lentamente a la entrada, esperaba que Alicia estuviera bien, pero no escuchaba ni un sonido, ni siquiera sabía si había logrado entrar a la tienda, pero seguí avanzando de manera firme, antes de 8


llegar a la entrada un infectado salió a mi encuentro gemía y avanzaba torpemente, pero antes de llegar a mí cayó ya sin vida, detrás de esa cosa, estaba Alicia, que se había defendido con un pica hielo, sonreí al verla. Al tener un poco de tranquilidad, seguimos caminando, ya estábamos cerca del Estadio Azteca, estábamos por una gasolinera, realmente habíamos corrido bastante, y estábamos agotados por la carrera, caminábamos con pesadez. Cuando llegamos al hospital que estaba por calzada de Tlalpan, las figuras de unos soldados aparecieron en el horizonte, nunca me había sentido tan feliz de ver a los soldados, realmente me sentía aliviado, los rumores de que existía centros de rescate podrían ser ciertos, y ahora todo sería diferente, Alicia también se veía feliz, tenía lágrimas en los ojos y estaba a punto de hincarse, pero seguimos caminando hacia ellos, al estar a una distancia corta, ellos hablaron. -Quédense donde están, si no obedecen abriremos fuego –nosotros inmediatamente nos detuvimos. Ellos se acercaron a nosotros con un poco más de confianza, puesto que habíamos obedecido la orden, y torpemente habíamos alzado las manos, soltando nuestras armas, Alicia y yo no parábamos de reír, me sentía tan aliviado, podríamos salir de esta sin problemas, cuando estuvieron lo bastante cerca, los soldados bajaron sus armas. -¿De dónde vienen? –Dijo uno de ellos. -Venimos del caminero, muchos se perdieron sólo quedamos él y yo- contesto Alicia. -¿Vienen del caminero? Pensábamos que esa zona estaba completamente infectada, y ya no se había intentado incursión alguna hacia esa zona, ¿Cuantos sobrevivientes eran? –Preguntó el segundo. -No los pudimos contar, pero eran bastantes, nosotros llegamos después pero muchos hombres de ese grupo ya habían intentado llegar con ustedes, ¿Alguno lo logró? -No, son los primeros que logran atravesar el territorio de los locos esos –dijo el primero- de hecho tampoco nos acercábamos a esa zona por esos bastardos que comen gente, carajo el mundo se ha ido a la mierda. 9


-Sabemos que se reúnen en el supermercado que está cerca de periférico, y que ahí se llevan a los que atrapan, podemos regresar a la base y mandar un comando para ese lugar, sólo necesitábamos saber que los rumores de supervivientes eran ciertos, sólo necesitamos algo de tiempo –dijo el segundo soldado- volvamos a la base… No terminó de decir la frase cuando un niño salto a los brazos del soldado que nos estaba hablando, mordiendo la mejilla, el soldado grito de manera horrible, Alicia y yo reaccionamos rápido, y comenzamos a golpear al niño, pero este no era un infectado, volteamos solo para ver a los jinetes que se acercaban a todo galope. -Los bastardos nos siguieron –grito Alicia. Ella tomo su pica hielos, y lo enterró en la frente del niño, que grito y murió de manera instantánea, los jinetes al ver esto gritaron y agitaron sus machetes, detrás de ellos, venían personas a pie, era un ataque total, los soldados no lo dudaron y comenzaron a disparar, Alicia y yo nos agachamos, muchos jinetes cayeron, al notar la perdida de miembros, los locos que venían detrás comenzaron a disparar flechas en contra de nosotros, Alicia y yo comenzamos a correr, hacia el Estadio, mientras los soldados se quedaban peleando, recordé lo que había pasado en el retén de la carretera, no iba a dejar morir a nadie más. Cuide que Alicia no se diera cuenta, me detuve, di media vuelta, y volví hacia donde estaban los soldados, con machete en mano, comenzamos a repeler a los que ya habían alcanzado a los soldados y que ahora los agredían con sus puños, logre matar a algunos, escuchaba los gritos de Alicia a lo lejos, pero seguía en el combate, logré matar a algunos, pero los malditos respondían con golpes a mi rostro. -¡Un zombie pega más duro que tú, hijo de puta! –Dije mientras le daba una golpe en su rostro. Los soldados seguían combatiendo a puño limpio, junto conmigo a pesar de que ellos también respondían de igual manera, a pesar de que nos golpearon de manera crítica, pudimos aguantar y comenzamos a darles muerte a nuestros enemigos ¿Estaba matando seres humanos sin infectar? Qué demonios, ellos querían hacerle daño a Alicia y no lo iba a permitir, si de verdad tenía que tomar cien vidas por cuidar a Alicia lo haría con mucho gusto, casi terminamos con el grupo cuando 10


escuche que Alicia me pedía ayuda, al voltear pude notar que uno de los jinetes había sobrevivido y golpeaba a Alicia con su fuete, ella se defendía con su pica hielos, pero no podía hacer mucho. Trate de acercarme a ella, pero los bastardos que aún seguían con vida no me dejaban avanzar, los soldados al percatarse de la situación trataron de ayudarme, y por fin pudieron sacar sus pistolas automáticas de sus cintos, dispararon contra los caníbales, a tan corta distancia que la sangre les manchaba el rostro, al sentirme con la libertad de mover mi cuerpo a mi voluntad, corrí hacia donde se había quedado Alicia, pero no pude llegar el bastardo le había logrado conectar un fuerte fuetazo en la mejilla, que la hizo llorar, yo sentí mi sangre hervir, pero al momento en que estaba corriendo, el agresor bajo del caballo y cargo a Alicia, iniciando la carrera, en dirección al caminero. -¡Alicia! ¡No! –Grité mientras veía como el maldito se llevaba a Alicia en el caballo. -¡Dante! ¡Ayúdame! –Gritaba mientras lloraba de angustia. Corrí lo más que pude, pero no pude alcanzarlos puesto que iban a todo galope, los que estaban combatiendo contra los soldados, habían huido también con rumbo al caminero, como los soldados estaban tan golpeados, no pudieron eliminar a ninguno de ellos, en un abrir y cerrar de ojos, había dejado que se llevaran a Alicia, y me habían lastimado bastante, caminé hacia donde estaban los soldados, se estaban poniendo de pie y tratando de comunicarse con su base de operaciones, yo tomé el machete y comencé a caminar, no iba a dejar que se la llevaran así de fácil. -Espera, son demasiados para ti debemos regresar a la base, después les daremos captura ahora que sabemos que son reales, debemos de terminar con esa escoria –decía uno de los soldados mientras ayudaba a su compañero a mantenerse de pie. -Me adelantaré, no dejare que le pase algo –les dije firme, mientras comenzaba a caminar otra vez. -Nosotros regresaremos a la base y prepararemos todo para alcanzarte, toma usa esto- me dio un comunicador. -Está bien, cuando me comunique vayan por nosotros. 11


-Buena suerte. –Dijo mientras emprendió camino hacia el Estadio azteca. Comencé a caminar sin pensar sólo quería llegar a la tienda donde los otros se estaban refugiando, con mucha ira en mi corazón ni siquiera les prestaba atención a los infectados que se cruzaban en mi camino, únicamente les daba un golpe con el machete y seguía mi camino, durante el trayecto sólo pensaba en Alicia, me invadía la rabia al pensar que algo pudieran estarle haciendo esos hijos de puta. -Espera, resiste un poco más –dije casi susurrando. Por fin había llegado al centro comercial, en donde me dijeron que los bastardos, estaban llevando a toda la gente, me metí por la parte trasera de la tienda, al ir caminando por los pasillos del almacén note un gran ruido de multitud, encontré una puerta pero estaba cerrada, camine un poco más, el sonido de la gente gritando se hacía más fuerte, al no encontrar una puerta, entre por una pequeña ventana del pasillo, al caer de nuevo noté como los anaqueles de la tienda estaban en las orillas de la tienda, los productos estaban por los suelos, y apestaba a muerte, pude ver por una pequeño hueco de los anaqueles y supe por qué los caníbales, estaban gritando casi en éxtasis. Alejandra, la mujer que nos había salvado de la trampa de los otros, había sido abierta en canal y sus intestinos estaban siendo comidos por los caníbales, que locos agradecían a un sujeto vestido de sacerdote que estaba en altar en donde había pedazos de carne, sangre y mujeres que le gritaban toda clase de obscenidades a la pobre víctima, que ya había perdido la vida, vomite, la escena me dio escalofríos ¿Qué clase de mente enferma puede pensar en hacer este tipo de cosas? Pero unos gritos determinados me hicieron volver la mirada. Al ver de nuevo tan terrible escena vi como Alicia, abrazaba a Elena, la chica con síndrome de down y a Karen su mentora, mientras retiraban la mirada de tan terrible escena, las tres mujeres gritaban y lloraban mientras los bastardos esos, reían y decían cosas obscenas, algunos se masturbaban al ver la escena, repugnante era poco, el que vestía de sacerdote habló. -Hijos míos es tiempo de que dejemos nuestros sagrados alimentos, y demostrar que ahora que hemos vencido la tentación de comer 12


productos del diablo, podemos juzgar a esta asesina, ¡mujer impura! –Decía mientras señalaba a Alicia, algunos hombres se acercaron a ella y con terror pude ver como la arrebataban de Elena y de Karen- hijos míos, hijos de la hermandad del nuevo día, ella es una asesina, como tal debe de pagar el precio, pero primero, limpiémosla, purifiquémosla con el fuego santo para que sea digna de ver a su creador. Los hombres con navajas comenzaron a rasgar los pantalones de Elena, la despojaron de su chamarra, ella forcejeaba y lloraba, los hombres solo la lamían de los brazos y la cara, eran unos malditos enfermos, mientras todo esto pasaba los locos de la hermandad cantaban alabanzas y rezaban de forma extraña, algunos de ellos comenzaban a copular entre ellos, algunos otros escupían a Alicia, ella solo lloraba, no íbamos a salir de aquí tan simple, había demasiados de esos cabrones, y a todos los quería muertos, tomé el comunicador, no dije nada, sabía que si ellos recibían una señal vendrían por nosotros, sólo teníamos que aguantar, y saldríamos vivos, sólo teníamos que aguantar. Ya habían amarrado a Alicia a un poste, desde donde colgaría sobre la hoguera y dejarla quemarse, no iba a permitir que eso pasara, esto era el infierno, incluso los infectados demostraban conservar más humanidad que estos locos, Alicia estaba llorando, mientras sentía las navajas cortar su playera, no pude más. -¡Esperen, por favor esperen! no la maten por favor, yo soy a quien buscan yo fui el que le dio muerte a sus hermanos, por favor no le hagan más daño es solo una niña, por favor ya no le hagan nada. –Grité angustiado. -¡Dante no por favor, huye de aquí! Los miembros de la hermandad del nuevo día, que estaban, quitaron los anaqueles en donde me escondía y me atraparon rápidamente, mientras que muchos gritaban que querían matar y violar a Alicia, pero todos guardaron silencio cuando el hombre que vestía de sacerdote, alzo las manos, las voces se fueron apagando, y el hombre comenzó a hablar. -Entonces ¿tú eres el que se interpone en los designios de dios? Nosotros sólo seguimos sus enseñanzas y sobrevivimos a su peste ¿Cómo te atreves a dejarnos maltratar a esta niña en nombre de tus pecados? –Dijo de manera altiva -¿Cuál es tu nombre, asesino? 13


-Mi nombre es Dante, y soy quien mató a tus siervos –dije mientras forcejeaba con los que me sujetaban. -Así que Dante, en tu nombre llevas la penitencia, pues desde los tiempos de los grandes poetas heroicos tu nombre está cargado de muerte y de penitencia, acaso será que pretendes de nuevo caminar los círculos del infierno por tu Beatriz, ¿acaso no te acompañaba un poeta? ¿De qué circulo vienes ahora?- Dijo mientras danzaba y movía la cabeza de manera extraña. -Es sólo un nombre, maldito psicópata –al decir esto recibí un golpe en el estómago. -¡Dante! –Alicia grito amargamente. -Los muertos sienten nostalgia de la vida, alegrémonos que esté pasando todo esto, es el designio divino que deban de perecer quienes no sigan sus enseñanzas, ustedes son los psicópatas, ustedes que fornicaron fuera del matrimonio, que aceptaron sus perversiones, nosotros somos ángeles, seres purificados en el purgatorio, no importa que hagamos ahora, se nos ha escogido para librar la batalla final contra los muertos, nosotros somos su pueblo, nosotros somos lo que combatimos contra la peste, necesitamos fuerza, vida, y aquellos que no aceptaron la buena nueva deben dar su vida, como estas chiquillas, míralas deben de estar en los reinos de los cielos, en los campos elíseos, nos comeremos su carne pero su alma ira a ser juzgada, y mientras nos da fuerzas a nosotros, los que anunciamos el nuevo día; pero tú Dante ya es tiempo de que saldes cuentas con los muertos. –Dijo mientras reía. -Detén tus discursos llenos de veneno, Sacerdote, dale muerte a este desgraciado y suelta a la mujer, que no tiene nada que ver en esto –se escuchó una voz a lo lejos. De entre los muchos que estaban ahí surgió la figura de una mujer, con túnica blanca, pero pensé que mi mente me estaba jugando sucio, se parecía tanto a ti, sólo las diferenciaba el peinado y la actitud, pero parecían dos gotas de agua, ¿acaso era ella? No sabía que pensar, ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso era una pesadilla? el verla a los ojos me paralizo, incluso los gritos de Alicia los escuchaba huecos, ¿en verdad había vuelto por mí? Pero no podía ser ella, en verdad estaba muerta. 14


Pero ¿Cuándo pude ver su cadáver? la persona que tenía frente a mí, era la viva imagen de mi difunta esposa, pero su aura, su energía era diferente, no sentí nada cuando los degenerados me tomaron de los brazos para amarrarme al poste de sacrificio, me quedé viendo a la mujer que los dirigía, mi mente me estaba jugando una mala broma, la mujer me miró con odio. -Dante, así que tu nombre es Dante –la escuche decir. Un grito horrible por parte de Alicia me hizo volver un poco a la realidad, sentí las cuerdas que ahora me tenían sujeto y que lastimaban mi piel, ya estaba amarrado al poste de los sacrificios, y de nuevo los rezos y cánticos de los seguidores de la mujer, comenzaron a hacerse escuchar, sentí como mis pies se alejaban del suelo, y el calor de la hoguera se hacía más fuerte, al llegar a cierto punto me despojaron con el mismo cuchillo con el que habían violentado a los otros, de mis ropas, al terminar de cortar mi camisa, me fueron acercando poco a poco al fuego, comencé a sentir mi carne arder, esto no podría estar pasando pero esperaba que mantuvieran la promesa de dejar ir a Alicia, si la podía salvar a ella, mi deuda estaba saldada con los muertos y podría verte a la cara una vez más, Judith, sé que estas muerta y esperándome con nuestro hijo, cuando sea el último momento abrázame, por el amor que nos tuvimos abrázame con todas tus fuerzas, espérame amor voy en camino. A lo lejos Alicia gritaba mi nombre. Continuará…

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