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Nacional: La Argentina escapa del

La Argentina escapa del default… por ahora

El pasado lunes 3 de agosto el Gobierno anunció la reestructuración de una deuda en bonos —por novena vez en su historia— equivalente a 65.000 millones de dólares evitando que Argentina entre en cesación de pagos, como en 2001. Con este “pan bajo el brazo”, Alberto Fernández intentará crear la ilusión de que se ha dado una vuelta de página y que, con mucho sacrificio y esfuerzo, la economía argentina comenzará a transitar —con el fin de la pandemia y muy lentamente— el camino de la recuperación.

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Es nuestro deber y obligación, porque hacemos el máximo esfuerzo por intentar defender los intereses de la clase trabajadora, alertar a nuestros compañeros y compañeras sobre el hecho de que no hay condiciones para una recuperación económica ni en el corto, ni en el mediano ni en el largo plazo.

En primer lugar, es preciso indicar que el monto total —actual— de la deuda pública asciende a 332.000 millones de dólares, equivalente a casi el 90% del Producto Bruto Interno (lo que produce la economía argentina en un año, sin descontar los gastos), y todos los años que sigan a este deberemos reestructurar nuevos vencimientos de deudas (64.000 Millones de dólares en 2021). ¡Un cuento de nunca acabar!

Según nuestros análisis, la Argentina se encuentra igual que los condenados a la silla eléctrica, esperando que su abogado consiga posponer la sentencia y así vivir un poco más. Si es que podemos llamar vida a tener que respirar, comer y dormir en el Pasillo de la Muerte. ¿De donde saldrán los dólares para pagar la deuda?

El actual Ministro de Economía Martín Guzmán (el abogado que consiguió sacarnos momentáneamente de la silla eléctrica), en una entrevista al diario Página 12 el domingo 2 de agosto, manifestó que el motor de la recuperación económica será el mercado interno, y que el sector PyME tendrá un rol central. Ya nos referiremos al estado del mercado interno que tanta fe produce en el Ministro, ahora la duda es… ¿cómo ese mercado producirá los Dólares que necesita el país para pagar los vencimientos de deuda?

En nuestro mercado interno —aunque los precios están dolarizados— las transacciones son en pesos argentinos. Los dólares que usa el Estado para pagar a los bonistas y al FMI, o para comprar insumos no producidos en el país (la futura vacuna contra el COVID-19, por ejemplo), provienen de las retenciones a las exportaciones y, como eso no alcanza, de los nuevos préstamos en dólares que todos los gobiernos desde Alfonsín hasta la fecha, se vieron obligados a contraer para que la Argentina no entre en cesación de pagos. Alimentando una deuda que a estas alturas es igual a usar un salvavidas de plomo.

Otra fuente de financiamiento, muy esperada por Macri durante su gobierno, podrían ser las esquivas inversiones externas. Pero este rubro tampoco nos trae buenas noticias. En un comunicado de prensa emitido por las Naciones Unidas el 16 de junio de este año, se estima que la inversión extranjera en América Latina se reducirá en un 50% durante el segundo semestre de 2020. Durante el 2019 las inversiones rondaron los 164.000 millones de dólares (unos 6.000 millones vinieron a la Argentina), pero el contexto recesivo mundial hace que los inversionistas sean mucho más conservadores a la hora de

soltar sus billetes.

Pero ¿qué ve Martín Guzmán en nuestro mercado interno que le da esperanza?

Durante el gobierno de Mauricio Macri —según datos de la AFIP— la diferencia entre las empresas que abrieron y las que cerraron, dieron un saldo negativo en 25.000, de las cuales el 90% empleaba a menos de 10 personas (PyMEs). Entre marzo y abril de este año, cerraron 18.500 empresas, dejando cerca de 285.000 trabajadores/as —un promedio de 15 empleados por empresa— en la calle . Más que el motor de la recuperación, el universo PyME se parece al de la extinción.

En un informe de la UCA publicado el 4 de agosto, se indica que 900.000 personas dejaron de percibir ingresos en lo que va del año. Aclara que el número abarcó al empleo formal e informal, y que la mayoría de las personas que dejaron de percibir ingresos, eran trabajadores no registrados. Para colmo estima que, en caso de que el gobierno retire los subsidios a las empresas, las pérdidas de empleos registrados “llegarán más adelante”.

Con cada vez menos empresas y trabajadores, y con el consumo por el piso

—según el INDEC más de la mitad de los supermercados vieron caer sus ventas un 40% durante junio— es imposible que el mercado interno, sin estímulos internos o externos, pueda empujar a la economía fuera del pozo.

Lo que viene: más emisión, más inflación y más devaluación.

En la actualidad la actividad económica —miserable como hemos visto— se sostiene gracias a los aportes del Estado a personas y empresas. Casi 7,8 millones de personas cobran el IFE de 10.000 pesos y cerca de 16 millones de personas perciben la AUH, de $3293. Por otra parte 194.000 empresas reciben el beneficio ATP (Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción).

Estas erogaciones significaron un gran aumento en el Presupuesto Nacional, aproximadamente un 73%, que se cubre con emisión monetaria —pesos sin respaldo en dólares—. Si hay más pesos en la calle y no entran dólares de afuera que los respalden, el resultado es que el valor real de esos pesos es cada vez menor. Por eso los comerciantes remarcan precios, para acompañar la pérdida de valor de los pesos con los que compramos. De ahí que la inflación se mantiene en un 50%, aunque se compre casi la mitad de los productos que en el mismo período del año pasado.

El próximo paso es que el dólar oficial, que está alrededor de 72.52 pesos (al 4 de agosto), en cualquier momento pegue un salto (devaluación) hasta alcanzar el valor no oficial —pero más “real”— que ronda los 128 pesos. Si el Gobierno sigue emitiendo pesos para mantener los planes sociales y los subsidios a las empresas, empuja la hiperinflación y la mega devaluación; si deja de hacerlo… la protesta social pondría en serio riesgo el mandato de Alberto Fernández.

Y mientras el Gobierno cuenta las moneditas para pagarle al FMI y a los bonistas, y nos miente a los trabajadores y las trabajadoras para que nos ajustemos nuevamente el cinturón con resignación (¿tiene más agujeritos?) los empresarios y políticos, artistas famosos y deportistas, continúan fugando capitales de nuestro país. Son 322.000 millones de dólares (un PBI argentino) los que acumulan estos chupasangres en bancos extranjeros ¡tanto esfuerzo para que unos pocos se la lleven toda y dejen el país en ruinas!

La Argentina Capitalista está muerta… ¡Larga vida a la Argentina Socialista!

Los números no mienten. No hay ninguna manera de que un gobierno capitalista, con una economía ultra dependiente de las potencias extranjeras, desindustrializado y endeudado hasta los huesos; pueda darle al pueblo humilde y trabajador de la Argentina no ya un futuro ¡sino un presente!

Mintió Alberto Fernández cuando dijo que no pagaría la deuda con el hambre del pueblo.

Mientras la pobreza extrema se extiende a toda velocidad y los capitalistas extranjeros y nacionales siguen llevándose las riquezas a las cuentas del exterior, el Gobierno sigue firmando y reafirmando acuerdos que solo sirven para exprimir al pueblo trabajador y no es capaz de tomar una medida contra los grandes empresarios (capitalistas) que aumentan sus fortunas personales en medio de la hambruna generalizada ¿O no se echó para atrás con la expropiación de Vicentín? Parece muy firme para retar a las familias que quieren volver a reunirse después de cuatro meses de aislamiento ¡pero recula ante los capitalistas que le deben a cada santo una vela!

Alberto Fernández será una decepción para millones de familias que lo votaron con esperanza, que creen que todo es culpa de la pandemia y que una vez terminada la cuarentena, podrán volver a trabajar. Pero eso no ocurrirá.

El capitalismo es un club muy caro que pagamos todos y todas, pero mientras la mayoría sufre lo indecible para pagar la cuota, una minoría lo disfruta desde el salón V.I.P.

Hace falta que las decisiones políticas más importantes sean tomadas por el movimiento obrero, que no tiene cuentas en el exterior ni se llena los bolsillos con la plata de la corrupción. Necesitamos un Gobierno de la Clase Trabajadora que no le pida al pueblo que “ponga el hombro”, para que los millonarios sean cada vez más millonarios y los pobres sean cada vez más pobres. Un Gobierno que tome las medidas necesarias para dejar de pagar la deuda externa y le devuelva el trabajo al pueblo, para poner en pie a la Argentina Socialista y dejar de vivir en el capitalismo, de rodillas.

¡No a la destrucción de la escuela pública! ¡Llamamos a toda la comunidad educativa a preparar la resistencia!

La crisis capitalista que estamos atravesando se aceleró y profundizo a partir de la caída de las bolsas a nivel mundial, que conllevo a la caída histórica del barril de petróleo y la declaración de parte de la Organización Mundial de la Salud como pandemia al Covid -19.

A nivel mundial la pandemia puso en evidencia la decadencia estructural que sufren los sistemas públicos de educación, con décadas de abandono y desinversión. En nuestro país podemos decir, que desde la dictadura cívico militar pasando por todos los gobiernos democráticos hasta el día de hoy, avanzaron en un plan sistemático de destrucción de la escuela pública, sobre tres ejes principales LA DEGRADACION que se manifiesta en la pauperización de contenidos, con el objetivo de contar con mano de obra barata semi analfabeta, para sostener la tasa de ganancia de las empresas. LA LIQUIDACION de las conquistas laborales, con los constantes ataques a los estatutos docentes (donde los hay) en busca de la flexibilización laboral y LA DESCENTRALIZACION del sistema público educativo, dejándolo en manos de las provincias y municipios. Si no pudieron avanzar más, fue por la resistencia que pusimos las/os trabajadoras/es de la educación.

Es en este sentido, en donde el gobierno de los Fernández junto a los gobernadores y en complicidad con la CTERA, avanza a nivel nacional con un plan de destruir la educación pública, atacando de conjunto: las obras sociales, las cajas jubilatorias los derechos laborales, falta de inversión en infraestructura escolar, el salario docente, etc.

Desde el mes de marzo, cuando se decretó en el país el Aislamiento Social Obligatorio, para tratar de frenar el contagio masivo del Covid -19, el gobierno no invirtió en ningún plan de infraestructura escolar para garantizar un regreso a las aulas ordenado, lo que hace que en las condiciones actuales en las que se encuentran la gran mayoría de las escuelas, resulte inviable.

El único plan que lleva adelante el gobierno, es seguir garantizando las ga

nancias a los empresarios, a las multinacionales y a los acreedores de la deuda externa, mientras tanto el sistema público de educación y de salud se desangran y es sostenido por las/os trabajadores, unos garantizando con su esfuerzo económico, con sobre explotación laboral y las/os compañeras/os de salud poniendo su propia vida en juego, quedando demostrado que el compromiso social de las/os trabajadores estatales es innegable y reconocido por la sociedad de conjunto

Es en este marco de situación mundial y nacional, donde el gobierno avanza sobre la destrucción de la escuela pública. Es vergonzoso que ofrezcan como reconocimiento salarial a las/os docentes, que realizan su trabajo en un contexto pandemia, los 1210 pesos mensuales por 4 meses, aclarando que esta suma de dinero ya se venía cobrando como una continuidad de los fondos del Fonid (Incentivo Docente), por lo que el acuerdo paritario salarial del segundo semestre es un aumento del 0%. Este ataque al salario docente el gobierno nacional y de las provincias lo pudo realizar, por contar con el apoyo unánime de CTERA y gremios provinciales. El lanzamiento de un Plan Nacional, a través del Banco Nación, para la compra de herramientas digitales (que no todos las/os docentes vamos a poder adquirir) anunciado con bombos y platillos por el ministro de educación Nicolás Trotta, demuestra que el único que conseguirá una ganancia es nuevamente el sector bancario ( en este caso el Nación), ya que vamos a tener que darle plata a ese banco para poder trabajar, sosteniendo con nuestro bolsillo a la educación pública, con cero inversión de parte del gobierno.

Mientras tanto la situación de los estudiantes en general y el terciario en particular sigue empeorando; la gran mayoría son trabajadores y estudiantes, quienes soportan sobre sus espaldas una situación precaria de trabajo con despidos, suspensiones y rebaja salarial.

Es una realidad que estamos viviendo una gran desintegración del tejido social, donde las madres y padres de nuestros estudiantes sufren los mismos ataques a sus condiciones de vida, cada día más paupérrimas, con el agravante que los medios de comunicación los bombardean con la exigencia de llevar adelante la educación de sus propios hijos. sin tener los recursos necesarios tanto de conocimiento, como las herramientas necesarias para realizar esa tarea

Decimos claramente que estamos viviendo un salto cualitativo en el avance de la Destrucción de la Escuela Pública que afecta no solo al sector sino que es un ataque al conjunto de la clase obrera y el pueblo

Llamamos a la unidad y coordinación de toda la comunidad educativa, a los sindicatos, agrupaciones sindicales, partidos políticos, etc., que estén dispuestos hacerlo para defender la Escuela Pública, la salud, las condiciones de estudio de nuestros estudiantes en las escuelas, en los profesorados, y a la defensa de los puestos de trabajo de las madres y padres de nuestros estudiantes.

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