Suplemento Voy Diario Río Negro | Artículo 11 | 17-ene-2014

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Sabores y paisajes

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RÍO NEGRO

VIERNES 17 DE ENERO DE 2014

Sabores y p Después de pedalear tres días desde San Rafael a Mendoza, gua Fotos: Andrés Calla

JIMENA SÁNCHEZ lavidadeviaje@gmail.com

Salimos de San Rafael y retomamos la 40 a la altura de Pareditas. Los tres días seguidos de ruta rumbo a Mendoza capital son tan fríos que pedaleamos hasta con agua nieve y para colmo, tenemos el récord de pinchaduras en nuestra historia de viaje. La culpa es de las rosetas que encontramos en la banquina (pequeñas pelotitas del tamaño de un carozo llenas de pinches) que nos obligan a parar y emparchar las cámaras de nuestras bicis unas 15 veces. A pesar de todo, seguimos pedaleando y a las 4 de la tarde llegamos a Mendoza donde nos esperan los primos de mi mamá. El volverme a sentir “como en casa” después de 7 meses me trae ansiedad y a la vez me hace pensar que si no hubiera tomado la decisión de vivir mi vida de viaje, nunca los hubiese conocido. Después de ponernos al día con varios mates de por medio nos dijeron que no nos podíamos ir de Mendoza sin visitar sus bodegas ni pasar un día en la alta montaña, así que decidimos dejar las bicis en el garaje, pasear los próximos dos días y tomarnos unos buenos vinos. Por suer te, conocimos a los chicos de Cepas Servicios Turísticos (una agencia de turismo que organiza paseos por bodegas y salidas de aventura) que nos invitaron a conocer otro lado de esta provincia. VIÑEDOS, OLIVARES Y LICORES Para los argentinos, es la capital del vino. Para el mundo, es la séptima capital por su sabroso malbec. En Mendoza hay 952 bodegas, de las cuales 110 están abiertas al público. Una de ellas es Vistandes, la primera bodega

Con toda la familia Ontanilla, que nos recibió en Mendoza capital.

La Ruta 7, uno de los caminos más lindos con curvas, contracurvas,

boutique que recorrimos. Cuando decimos boutique queremos decir que además de ofrecer vinos de autor, producen menos de 1 millón de litros al año a diferencia de otras bodegas más grandes. Vistandes tiene literalmente en frente la cordillera de los Andes. Las variedades de vinos que produce son malbec, cabernet sauvignon, torrontés y carménère (una variedad de uva emblemática de Chile que se la confundía y vendía como merlot hasta que después de un tiempo los enólogos descubrieron que se trataba de otra cepa). La segunda bodega que visitamos (también

YO U C

Una rica copa de vino en la bodega Vistandes.

boutique pero familiar) es Viña El Cerno. La diferencia con la anterior es que sus vinos son orgánicos y no utilizan pesticidas ni agregados. Su dueño siempre quiso tener su propia bodega y su sueño era que sus hijos trabajen con él. Toda esta historia se refleja en sus vinos: el vino “Filósofos” representa las personalidades de sus tres hijos, el “Utopía” comprueba que no existen sueños imposibles de cumplir y el “Wayna”, que significa hombre joven, hace referencia al nieto más joven de la familia. Después fuimos a Pasrai, una empresa familiar dedicada a la elaboración de frutas deshidratadas y aceite de oliva extra virgen. Degustamos aceites comunes y saborizados, pastas de aceitunas y

El viejo ferrocarril llegaba en su punto má


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rdamos las bicicletas y nos dedicamos a un doble placer: visitar las bodegas y conocer la alta montaña TE RECOMENDAMOS • Hacer los paseos “Bodegas y viñedos” y “Alta montaña” con Cepas Servicios Turísticos | www.cepas.tur.ar • Dar un paseo por la bicisenda que cruza el departamento de Godoy Cruz. • Subir al mirador de la municipalidad para contemplar los puntos cardinales de la ciudad.

, algunas montañas nevadas y otras casi sin vegetación.

Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer la Argentina de sur a norte en bicicleta. Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com. / lavidadeviaje

de tomates, tomates deshidratados y hasta pasas de uva al chocolate. Entre tantos viñedos y olivos, nuestra última parada fue en una destilería. “A la Antigua” nos preparó una mesa con pancitos y frascos llenos de cosechas saladas. El “top 3”: pasta de aceituna con morrón, aceitunas dulces (sí, dulces) en almíbar y pasta de morrón. Además probamos licores: con sabor a chocolate y banana, dulce de leche, anís, vainilla, piña colada, baileys, ferrero

ás alto a los 4.100 metros.

rocher… así da gusto conocer Mendoza. COLORES Al día siguiente nos levantamos bien temprano, alrededor de las 6:30. Desayunamos, armamos una viandita, guardamos la cámara de fotos y el anotador en la mochila y esperamos la combi que nos llevaría de paseo. Al rato, ya estamos sentados en los cómodos asientos conversando y compartiendo mates con nuestros compañeros de excur-

sión del día. La salida tiene varias paradas: el dique-embalse Potrerillos, la localidad de Uspallata, el centro de esquí Penitentes, el mirador del Aconcagua, el pueblo Las Cuevas y Puente del Inca, que en total sumarían unos 400 kilómetros. Encaramos hacia la 40 para después tomar la Ruta Nacional 7 que une al país de este a oeste. Entre todas las rutas que conocimos, creo que éste es uno de los caminos más lindos. El cielo está despejado y el sol ilumina la mejor cara de la cordillera de los Andes. No podemos despegar la cara de la ventanilla ni dejar de ver semejante macizo, el más grande de este continente. A unos 60 kilómetros y después de una curva, nos encontramos con el dique-embalse Potrerillos que tiene como objetivo regular el caudal del río Mendoza y proveer de agua potable a la ciudad. Los colores a nuestro alrededor se ven bien cálidos y es impresionante cómo el camino se pierde entre las montañas. Después de unos kilómetros llegamos a Uspallata, la ciudad andina por excelencia, cuyo nombre significa “valle silencioso”. En realidad para escuchar ese silencio hay que salir de la calle principal rodeada de minimarkets, hoteles y restaurantes listos para recibir al turista de montaña. Tenemos sólo media hora para recorrerlo así que en lugar de quedarnos en el ruido, caminamos por sus callecitas de tierra

Puente del Inca. Aquí funcionó un hotel de baños termales.

• Tomar unos mates en el dique-embalse Potrerillos, sobre el margen de la Ruta Nacional N° 7 y a 60 km del centro. • Estar atento a la agenda cultural y todas las actividades gratuitas que se lleven a cabo en museos y espacios culturales en la ciudad de Mendoza | www.ciudaddemendoza.gov.ar/agenda

Los colores a nuestro alrededor son cálidos y es impresionante cómo el camino se pierde entre las montañas.

y encontramos al verdadero pueblo detrás de lo comercial. Son dos lados de Uspallata diferentes que pocas personas se dan la oportunidad de conocer. La próxima parada es los Penitentes, la pista de esquí más cercana a la capital de Mendoza. Las montañas están tan cerca que sólo basta extender un brazo para tocarlas. Recorremos la villa y caminamos sobre la nieve. Además de pasear, uno puede subir a la primera pista de esquí con una telesilla que cuesta $80 por persona, pero el valor excede nuestro presupuesto así que nos quedamos en la base y vamos hasta donde termina el centro. Unos kilómetros más adelante, asomándose tímidamente entre las nubes, podemos ver el cerro Aconcagua, el pico más alto del mundo en nuestro continente con una altura de 6.960 msnm. Cruzamos el último puente y llegamos a un pueblito abandonado llamado Las Cuevas que

está muy cerca de Chile, donde sólo funcionan dos restaurantes y una chocolatería. Paramos para almorzar pero nosotros decidimos ir con nuestra viandita del día hacia las viejas instalaciones del antiguo Ferrocarril Trasandino, que años atrás unía la ciudad de Los Andes (Chile) con Mendoza (Argentina), y nos quedamos sorprendidos al ver el color azul intenso del cielo que contrasta con los blancos picos nevados. La última parada es Puente del Inca. Cuando llegamos, el guía nos cuenta que se trata de una formación rocosa natural sobre el río Las Cuevas dada por el retroceso de los glaciares. Las aguas termales cementaron la zona, lo que produjo su forma y tonos naranjas, amarillos y ocres. Su atractivo también está dado porque acá funcionaba hace muchísimos años un hotel de baños termales que se destruyó a causa de un derrumbe del cerro que está detrás del puente. Lo que no se vino abajo fue la capilla, a unos pocos metros: sólo se voló su techo, pero la nieve y las rocas que cayeron abrieron su paso quedando intacta. Miro el reloj y son las 5 de la tarde. Volvemos todos en silencio, quizás algunos estén cansados y otros, como yo, estén pensando en las bellezas que tiene nuestro país. (En la próxima entrega: “Qué lindo sos, San Juan”)

Distintos objetos expuestos al agua sulfurosa de Puente del Inca.


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