Suplemento Voy Diario Río Negro | Artículo 13 | 31-ene-2014

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Huaco, donde el tiempo se detiene


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RÍO NEGRO

VIERNES 31 DE ENERO DE 2014

Huaco, donde

Pedaleamos 186 kilómetros desde la capital provincial y después JIMENA SÁNCHEZ

TE RECOMENDAMOS

lavidadeviaje@gmail.com

Nos vamos de San Juan capital hacia Huaco y con sólo pedalear 186 km pasamos del cemento a las paredes de adobe, de los autos a las bicicletas y del ruido al silencio del valle. Si bien venimos por la Ruta 40, para entrar a Huaco nos desviamos hacia la vieja 40 que en su momento cruzaba el pueblo de punta a punta. El camino empieza a llenarse de árboles y vuelan cotorras en todas las direcciones. Vemos al fondo del pueblo un cordón de montañas moradas y después de una curva llegamos. La primera impresión que tenemos es que en este pueblo no se retrocede en el tiempo porque Huaco no es historia, en un lugar que se mantiene a su modo, en el aquí y ahora. Con aproximadamente 980 habitantes, en el aire se siente otro ritmo de vida, otra idiosincrasia, una pausa. La única conexión que hay es con la naturaleza y Huaco está rodeado de belleza. Todo convive en una perfecta armonía: sus casas, su gente, sus cielos, sus atardeceres, sus nenes corriendo y sonriendo, sus bicicletas rodando de un lado al otro yendo y viniendo al compás del pueblo. Tierra que quiere seguir siendo como es, sin pretender más asfalto que el que tiene con una mística y calidez que la hacen diferente. Huaco es bello desde lo alto y desde lo bajo, desde el aire y desde el suelo, desde la cuesta y desde el valle. Paramos en el único hostel que hay en el pueblo. Dejamos nuestras bicicletas y salimos a caminar con la cámara de fotos y un cuaderno en la mano por las pocas calles a la redonda que esconden a Huaco del resto de San Juan. Vemos formaciones rocosas esculpidas por el viento y el agua hace millones de años atrás, colores que cambian según los caprichos del sol, nubes que tiñen el cielo de blanco, brisas repletas de silencios, santuarios de aves con picaflores, jotes, chimangos, halcones, golondrinas y loros revoloteando por los aires orgullosos de ser parte de este pe-

• Descansar en “Hostería Huaco” | www.hosteriahuaco.com.ar • Visitar el santuario de aves “La Ciénaga”, ubicado en la quebrada del río Huaco, a 25 km de Jáchal. • Recorrer la cuesta de Huaco y parar a tomar unos mates en el

Sorpresas del camino: llegar a un puesto que se llama “Matagusanos”.

La Ruta 40 en San Juan.

No bien llegamos, frenamos en esta casa para almorzar.

queño gran lugar. Nos dicen que no nos vayamos de Huaco sin verlo desde su cuesta, asi que hacia allá vamos. Las curvas son muchas y bien marcadas, y cuanto más subimos,

Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer la Argentina de sur a norte en bicicleta. Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com. Llegamos a los 3.651 kilómetros de pura Ruta 40.

/ lavidadeviaje

mirador. • Salir a caminar por sus calles y captar con la cámara de fotos la esencia de Huaco. • Una noche acostarse en el pasto a ver las estrellas (Huaco tiene un cielo muy particular).

más angosto se vuelve el camino. La vista desde lo alto es tan linda que nos sentamos en el mirador, sacamos el mate y ahí nos quedamos, mirando todo a nuestro alrededor. Una pareja llega y le escuchamos decir que detrás de las montañas que vemos enfrente está el Parque Provincial Ischigualasto o Valle de la Luna, que no tuvimos la oportunidad de conocer pero que quedará pendiente hasta


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s nos desviamos hacia la vieja traza de la 40 para llegar a este pueblo de poetas, silencio y calles de tierra Fotos: Andrés Calla

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Increíble vista desde la cuesta de Huaco. Sacamos el mate y acá nos quedamos un buen rato.

El río que el puestero nos recomendó conocer.

nuestra próxima visita a San Juan. Después de varias fotos y mates, seguimos caminando y nos encontramos con una casita bastante abandonada donde vive un puestero, un hombre de unos 80 años al que nos cuesta entenderle porque habla muy cerrado. Le preguntamos qué otro lugar de Huaco deberíamos conocer y nos recomienda ir hasta un río escondido, a menos de 5 minutos. Nos dice que cuando veamos una roca gigante en el medio del camino, doblemos a la izquierda y ahí vamos a encontrar el río. Seguimos un sendero sin huella y a los pocos pasos vemos la roca. Cuando doblamos, nos sentamos a descansar y a la hora volvemos a dormir contagiados del espíritu de Huaco. Al otro día compar timos una charla con Francisco, el dueño del

La magia de Huaco aparece a cada paso.

Recorriendo las calles de Huaco.

hostel que se enamoró de este pueblo que eligió para trabajar y vivir. Dejó de dar clases de ingeniería y decidió dedicarse al turismo bajo el concepto de que los turistas interactúen con el medio ambiente y se involucren con el lugar que visitan. En cada rincón de “Hostería

Uno de los atardeceres más lindos e inolvidables que vimos.

Postal de un pueblo sanjuanino donde el pasado es presente.

Huaco” hay carteles que cuentan su historia, geografía y biología. Nos cuenta que es una tierra de poetas y nos pregunta si conocemos algunos de los poemas de Eusebio de Jesús; un periodista, músico y poeta nacido en Huaco en 1906 también conocido como “Buenaventura Luna” (así se lla-

maba un hombre que trabajaba en los campos que tenía su familia y que pasaba largas horas relatándole momentos de la vida del pueblo). Nos habla de sus letras, de su inspiración y con su guitarra nos canta: “porque para ser poeta hay que saber cómo es Huaco, tierra lozana, tierra linda

del algarrobo empacado, de las cumbres tranquilas, del silencio inspirado”. Nos vamos a dormir, encantados de esta magia de San Juan. (En la próxima entrega: “Volviendo a los orígenes en Talampaya“)


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