Suplemento Voy Diario Río Negro | Artículo 3 | 22-nov-2013

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Al encuentro del

Fitz Roy

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RÍO NEGRO

VIERNES 22 DE NOVIEMBRE DE 2013

A NT Z A S U CR

Ripio y huellas. Así es el camino de 35 km desde El Chaltén al lago del Desierto, bordeando el río de las Vueltas.

Al encuentro del Fitz Roy Si tuviéramos que elegir un camino para volver a recorrer, sin dudas sería el que une El Calafate con El Chaltén. Después de 15 días en este pueblo, llenos de energía, pedaleamos 125 kilómetros hacia el norte y nos vimos cara a cara con la vieja Ruta 40, ancha y enripiada. Teníamos muchas ganas de conocer El Chaltén. El tramo de la Ruta 40 que une El Calafate con este pueblo podría confundirse con uno de esos sueños de los que uno nunca quiere despertar. Vemos caballos que se mimetizan con el paisaje, largos arco iris que unen el cielo con la tierra y nosotros cruzando este oasis con las bicicletas, en una perfecta armonía con lo que sucede a nuestro alrededor. No bien llegamos al cruce de la Ruta 23, doblamos a la izquierda. Vemos a lo lejos una aguja que parece asomarse en el cielo y gracias a los pocos rayos que todavía iluminan la tarde podemos distinguir al Fitz Roy entre las nubes.

La vieja 40 a la altura del lago Cardiel.

JIMENA SÁNCHEZ

a lo lejos, nos invita a conocerlo de cerca.

lavidadeviaje@gmail.com

Tenemos ganas de seguir avanzando pero nos sentimos un poco cansados, así que empezamos a buscar un lugar donde armar la carpa al costado de la ruta y ahí pasamos la noche, esperando que la luna le deje su lugar al sol. Al otro día nos levantamos bien temprano. Nos sentimos desbordados de energía y nuestras piernas pedalean solas. Como dos polos opuestos que se atraen, el Fitz Roy nos cautiva con sus altas paredes, nos hace vibrar

Puente sobre el río Santa Cruz en la Ruta 40.

UN ENCUENTRO ESPERADO Bautizada como la Capital Nacional del Trekking, El Chaltén tiene infinidad de senderos para recorrer. Cuando llegamos, agarramos un mapa y marcamos todas las caminatas que queríamos hacer durante los próximos días. Coincidimos que la primer salida sería la laguna de los Tres que está justo al pie del Fitz Roy. Al otro día, preparamos el equipo y salimos a caminar bajo un cielo completamente despejado. Después de 5 horas, llegamos a la laguna y al verla nos tienta la idea de darnos

Típico paisaje de la estepa santacruceñ


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VIERNES 22 DE NOVIEMBRE DE 2013 Fotos: Andrés Calla

La laguna de los Tres es la caminata autoguiada más espectacular en el Chaltén, con una vista única del Fitz Roy.

un chapuzón en sus aguas heladas. “¿Quién sabe si este momento se va a volver a repetir?”, pensamos. No bien nos sumerg imos sentimos cientos de agujas pinchándonos la piel, el frío de los pies llegó a todo el cuerpo en cuestión de microsegundos y por un instante empezamos a sentir nuestro cuerpo vibrar, esa sensación que sólo se experimenta cuando se está viviendo un momento intensamente. Días después, nos fuimos con las bicicletas y la carpa hacia el lago del Desierto, un lugar que hace algunos años fue zona de conflicto entre argentinos y chilenos cuando se disputaba la propiedad de esta parte de la región. Caminamos bordeando la costa. Nos sentamos en un tronco. Comemos arriba de una roca. Nos cruzamos con otros viajeros en bicicleta. Tomamos el sendero para llegar al Glaciar Huemul y nos perdemos entre las rocas. Vemos desde arriba el lago y después de una tarde luminosa, nos vamos a dormir bajo un cielo completamente estrellado. El Chaltén no sólo se vuelve irre-

sistible por sus paisajes, sino también por las historias de su gente. Carpinteros, panaderos y almaceneros, terminan siendo escaladores, seducidos por lo que despierta el cerro Fitz Roy y los vecinos se convierten en rescatistas cuando hay algún accidente en la montaña, atraídos por ese espíritu comunitario y solidario que está presente en cada rincón del pueblo. CARA A CARA CON LA VIEJA 40 Después de 15 días, era hora de despedirnos. Con las energías recargadas pedaleamos el próximo tramo desolado y de ripio en tierras santacruceñas. Tanta fuerza nos contagió el Fitz Roy, ¡que ese día hicimos 125 kilómetros hasta llegar al pueblo Tres Lagos! Después de pasar la noche en la comisaría del pueblo, sabíamos que venía la parte di-

fícil donde íbamos a estar cara a cara con la vieja Ruta 40 de caderas anchas y rostro arrugado. Esa 40 sin asfalto y de naturaleza virgen. Imaginamos que íbamos a estar solos, pero después de 3 días y centenares de saludos a la distancia, los camioneros que estaban trabajando la ruta ya se podían considerar nuestros amigos. Una tarde, paramos a descansar en un viejo hotel abandonado y al rato escuchamos el motor de una camioneta que se acerca hacia nosotros. “Chicos, vayan a comer a nuestro campamento que está acá enfrente”, nos ofrece el capataz. Sin muchas vueltas, agarramos las bicicletas y cruzamos la ruta. Cuando entramos, vemos una gran mesa de pool que nos hace pensar que más que un puesto, eso era un hotel en plena

Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer la Argentina de sur a norte en bicicleta. Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com.

Amaneceres al costado del camino.

RECOMENDAMOS • Probar las tortas fritas del parador La Leona sobre la Ruta 40, camino a El Chaltén. • Disfrutar un amanecer o atardecer desde el mirador Los Cóndores con vista al Fitz Roy. • Comer las medialunas calentitas de la panadería La Nieve en El Chaltén. • Chequear el tiempo antes de realizar las caminatas, no sólo por una cuestión de seguridad sino también para poder apreciar mejor el paisaje. • Visitar la Cueva de las Manos, a 60 kilómetros de la localidad de Perito Moreno en el norte de Santa Cruz.

Ruta 40. Nuestros pensamientos son interrumpidos por una voz muy dulce que nos dice: “los estábamos esperando”. Era el cocinero que estaba cortando un tomate y sacando del horno el pollo y el pescado a la milanesa que hacía sólo una hora habían almorzado los muchachos de la ruta. Charlamos un buen rato con Silvio, el santo de la cocina que de postre nos dio dos porciones de duraznos en almíbar con dulce de leche. Y claro, todos en la ruta nos necesitamos y nos espe-

ramos. Nuestras historias de viaje fueron para ellos una brisa de aire nuevo y su hospitalidad fue una sorpresa que no esperábamos recibir. De a poquito fuimos llegando al límite con Chubut y terminando los casi 1.446 kilómetros de Ruta 40 en Santa Cruz. Terminamos la primer provincia, la más desolada y desierta, la más ventosa y extensa, la más difícil... pero la más hermosa. (En la próxima entrega, “Dejando puertas abiertas”)

Ruta alternativa para conocer la Cueva de las Manos.


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