Descubriendo
Bariloche
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RÍO NEGRO
VIERNES 20 DE DICIEMBRE DE 2013
Descubr Salimos de El Bolsón rumbo a la Capital Nacional del Turismo Aventura. La ciudad nos regaló muchos amigos, salidas en jeep y travesías en el lago Gutiérrez.
Fotos: Andrés Calla
JIMENA SÁNCHEZ lavidadeviaje@gmail.com
Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer la Argentina de sur a norte en bicicleta. Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com. / lavidadeviaje
Una no muy típica foto del Centro Cívico.
Nuestra salida de El Bolsón fue bastante particular: en lugar de ser dos las bicicletas que pedaleaban a la par, fueron tres. Unos días antes, mientras estábamos poniéndonos al día con los relatos y fotos del blog en una estación de servicio, conocimos a Jorge “Pedalgónico” Castro, un gran ciclista de la comarca andina del paralelo 42. Al enterarse de que estábamos uniendo Ushuaia con La Quiaca, quiso ser parte de esta historia y nos acompañó unos cuantos kilómetros arriba de su bici. ¿Qué estaremos tocando y despertando en las personas para que sucedan este tipo de conexiones? Nos quedamos pensando en esto hasta que nos damos cuenta de que son las 6 de la tarde y es hora de frenar, buscar un lugar donde armar la carpa, cocinar unos ricos fideos con aceite de oliva y dormir. Con el mapa en la mano, Andrés me dice que estamos en la Pampa del Toro a unos 55 kilómetros de Bariloche. El lugar es tan descampado que ni siquiera hay arbustos donde nos podamos esconder (por seguridad, una de nuestras reglas viajeras es acampar en espacios donde nadie nos vea). No queda otra que hacerse amigo de la situación y preparar todo para estar adentro de las bolsas de dormir lo más rápido posible antes de que se ponga el sol. La noche fue dura y la mañana
Juan Orqueda, uno de nuestros amigos de Bariloche.
Vista de la ciudad subiendo el cerro Otto.
también. Nos pusimos los polars y las camperas, salimos de la carpa y encontramos absolutamente todo cubierto de escarcha. El termómetro marca -10° y nos cuesta horrores arrancar con tanto frío. Una hora después logramos entrar en calor gracias a las tantas subidas que tiene la ruta 40 en este tramo, pero nos
La Cascada de los Duendes.
es inevitable pedalear algo tensos: son muchos los camiones, micros y autos que van en dirección a Bariloche. Todo toma otro color al llegar al lago Guillelmo: ver el color del agua, sentir su sonido y tener un mirador donde descansar nos alivia el estrés de la ruta. Estos son los pequeños placeres que te
Remando en las aguas del la
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riendo Bariloche TE RECOMENDAMOS
• Acampar en el Autocamping Lago Gutiérrez, ubicado dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. • Dar un paseo en los kayaks de travesía de Cuadrante Sur/ www.cuadrantesur.com • Comer unas “papas criminales” en Windmill, ruta 82 4227, Villa Los Coihues. • Subir el cerro Campanario para tener una de las vistas más lindas de Bariloche. • Tomar unos mates en bahía López.
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asado) que prometimos volver. Después de 20 minutos, retomamos la ruta y bordeamos el lago Gutiérrez donde también hicimos una parada técnica para descansar un poco.
“Jeepear” con Elba es una verdadera aventura.
regala el viajar en bicicleta: parás donde y cuando querés. Lo mismo hicimos al pasar por el lago Mascardi. Vimos una playita, estacionamos las bicis y nos sentamos en el primer tronco que encontramos. Nos dieron tantas ganas de quedarnos a acampar en ese lugar (donde hay hasta fogones listos para disfrutar un rico
ago Gutiérrez.
SUMANDO AMIGOS Ni bien pisamos el Centro Cívico nos fuimos a la casa de Felipe Albornoz, un ingeniero nuclear de 40 y pico de años que venía siguiendo nuestro viaje y que cuando supo que íbamos a pasar por Bariloche nos invitó a quedarnos en su casa. Nuestro anfitrión no sólo nos contó grandes historias de escaladores, sino que también nos cocinó chipás y tartas. Como durante el día trabaja en INVAP, con él compartimos cenas y charlas en el living comedor de su casa y por la tarde, salimos a pasear con Elba, docente de vocación, aventurera y soñadora de 50 años que al igual que Felipe, nos escribió a través del blog y nos invitó a dar unos paseos en su jeep Maruti color rojo. Con ella fuimos a “jee-
El Mascardi, uno de los lagos más lindos de Bariloche.
O GR
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pear” por el cerro Otto, nos llevó hasta la “Cascada de los duendes”, fuimos al balcón del lago Gutiérrez y a Villa Catedral. El único recuerdo que tenía de Bariloche era el de mi viaje de egresados y siempre pensé que esta ciudad era sinónimo de nieve, frío y mucha ropa, pero ahora cada vez que visitamos un cerro, un punto panorámico o caminamos por algún sendero, me imagino lo que será ver todo este paisaje en primavera o en verano. Caminando por sus calles observamos mucha gente en movimiento (caminando, pedaleando, trotando, patinando, en veleros, botes y barcos). Es una ciudad
con un espíritu tan joven que contagia y lo cierto es que no se puede estar quieto en Bariloche. A unos pocos kilómetros del centro y yendo para el punto cardinal que a uno más le guste, hay miles de opciones para desconectarse del ruido de la ciudad y una de ellas es salir a remar por el lago Gutiérrez. DESDE EL AGUA Los últimos días en la “Capital Nacional del Turismo Aventura” nos reunimos con Juan Orqueda, que también nos escribió para juntarnos y hablar sobre viajes y rutas. Gastronómico de profesión, trabajó quince años en una cadena de comidas rápidas y, cansado de vivir con un cronómetro en la mano, decidió venirse a Bariloche (donde ni siquiera usa reloj). Gracias a él, conocimos a Chris Castex, Pablo Fernández y Nati Zabaleta. Los tres comparten la pasión por los deportes náuticos y su oficina es el Lago Gutiérrez en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Con ellos nos subimos a un kayak y salimos a remar por el Gutiérrez. Vemos la 40 a lo lejos, el
“
“Éstos son los pequeños placeres que te regala el viajar en bicicleta: parás donde y cuando querés
cerro Ventana, la espalda del cerro Otto, los colores del invierno, la transparencia del agua, las gaviotas, los paredones de piedra… la magia de Bariloche también se siente desde el agua. Cerramos los ojos, nos dejamos llevar por el movimiento del lago y descubrimos un Bariloche diferente que nunca pensamos que íbamos a conocer. Cuando nos despedimos de nuestros nuevos amigos, me llega un mensaje de mi mamá diciendo: “Jime, la semana que viene salimos para Villa La Angostura a visitarlos”. Emoción total. ¡Voy a volver a ver a mi familia después de 4 meses! (En la próxima entrega, “120 días después”)