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Voz Vozla de mazarrón

y sus tradiciones. En Tomás Raja destacó no sólo su preocupación por la puesta en valor y la llamada de atención sobre el patrimonio, fruto de su evidente preocupación personal, sino también el compromiso que mantuvo en todo momento con la sociedad mazarronera.

Esta implicación se vio reflejada en su obra, surgiendo incluso algunas series pictóricas tado y obsoleto, tal y como lo calificaron ellos mismos en su momento. Nos encontrábamos ante el nacimiento de una pintura de vanguardia cuyos ecos llegan hasta hoy. Hay que tener en cuenta que entonces Mazarrón no disponía de salas expositivas y el tejido cultural del municipio aún estaba por desarrollar. En este sentido fue crucial el aporte expresamente dedicadas a beneficio de diversas entidades y asociaciones solidarias, para las que se donaban los fondos recabados en numerosas ocasiones. Una labor solidaria que trascendió el municipio de Mazarrón, como en aquella ocasión en la que, junto al artista Luis Marino, participó en la exposición benéfica "Arte por un sueño" (2003) del Colegio de Arquitectos de Murcia a beneficio de la Fundación Chinguetti. En aquel momento fueron un centenar de obras de otros tantos artistas murcianos las que integraron el evento benéfico.

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El Grupo Almagra

Tomás Raja perteneció al Grupo de Artes Plásticas Almagra desde su fundación, manteniendo siempre un papel activo siendo además de alma máter uno de los principales motores del grupo. Por aquel entonces, las puertas de la iglesia de San Andrés se abrían en 1985 para dar cabida a un conjunto de artistas autóctonos que – dicho en sus propias palabras – más allá de su quehacer pictórico y artístico, pretendían asumir y expresar las inquietudes de una generación de mazarroneros que llegaba repleta de sueños frente a una sociedad carente de respuestas. Todo ello en medio de un panorama cultural anquilosado, anacrónico, enquis- realizado por la Universidad Popular de Mazarrón que en aquellos años también daba sus primeros pasos. Precisamente fue vital el apoyo y proyección que se dio desde esta entidad al Grupo "Almagra", brindando una oportunidad única y pocas veces vista después en el municipio a los artistas locales, permitiendo así "el inicio de una larga andadura que nunca puso trabas ni límites a la expresión artística de sus integrantes que, como personas y como artistas, pudieron vivir en concordia siendo su modelo a seguir la total y absoluta libertad creativa", tal y como lo definirían ellos.

La iglesia de San Andrés fue el punto de partida de ese idealismo cultural que sobrevivió al Grupo. Esto explica la senda seguida desde entonces por sus integrantes donde se conjugaban las ideas artísticas con el propósito de un Mazarrón mejor, buscando siempre esa armonía entre la producción de la obra y los sentimientos que guardaban por el municipio. Muestra de todo ello podría ser la exposición "Orígenes" (2015), a través de la cual se quiso poner en valor el patrimonio local al tiempo que se conmemoraba el aniversario de la fundación del grupo.

Por este motivo, Orígenes ofrecía a la mirada del visitante obras que enlazaban claramente con la historia y las tradiciones del municipio. El propio Tomás Raja se lamentaba entonces de la dejadez que pesaba sobre el patrimonio local y hacía una llamada de atención sobre el mismo. En la temática de la exposición, cada uno de los miembros que conformaban el grupo en ese momento dedicó su trabajo a un aspecto concreto de la historia local. Así, Tomás Raja se centró en aspectos arqueológicos, Marcos Gómez en la minería reciente, Isabel Gómez sobre el patrimonio rural y Luis Marino ofreció una serie de fotografías en gran formato. El artista y su obra Tomás Raja es una figura que se nos muestra llena de una gran inquietud creativa y, por ello, no dudó en adentrarse en las más diversas facetas de la pintura. En su obra podemos apreciar producciones que pasan por estilos tan diversos como el surrealismo, el impresionismo, minimalismo, expresionismo e, incluso, el expresionismo abstracto.

En primer lugar, hay que destacar el dominio de la luz y del color, ya que el pintor lo supeditaba todo a estos dos aspectos clave dentro de la pintura. A partir de ahí, trabajó con todo tipo de técnicas, ya tarse por otros materiales que no necesitaban de tanto tiempo para el secado y le permitían trabajar mejor y más rápidamente en sus proyectos. De ahí que, con el tiempo se fuese inclinando más por el acrílico y, ya en su última etapa, por la acuarela, de la que decía ser un arte muy difícil por la frescura y la rapidez en la ejecución que exigía mucho del artista.

Su paso por el surrealismo nos dejó obras de marcado sentido simbólico, para las que buscó inspiración en algunos pasajes bíblicos. Otras veces fueron cuadros de carácter más costumbrista o emotivo. En cuanto al minimalismo, en realidad se trata de obra de gran formato pero que, lejos de engañar por eso, nos muestra pequeños objetos dispersos en ella, lo que obliga al espectador a pasearse por la planicie del cuadro en dirección al siguiente objeto. Estas pequeñas islas no son sino reminiscencias de su infancia y de ese tiempo perdido en el que el artista nos remite a figuritas de papel y materiales alegóricos a ese tiempo de aprendizaje, tal vez evocadores de su paso por aquella escuela de San Andrés. El trabajo con la materia y la inclusión de refuerzos expresivos lo podemos ver a partir de las series dedicadas a aparecía fragmentada e imprecisa en un horizonte áspero e indefinido. Por eso, en algunas de sus obras de aquella época no es difícil encontrar alguna porción de terra sigillata (cerámica de barniz rojo), de lucerna o, incluso, de ánfora. En cualquier caso, sería el proyecto de "Paisajes para el olvido" (1989) el que le hizo tomar contacto con el uso de la materia a gran escala en las obras. Mediante barnices y aglutinantes plásticos consiguió un increíble efecto realístico en cuadros de gran formato que recogían impecablemente el ambiente del entorno minero de Mazarrón. Además, las bases plásticas le permitían incluir todo tipo de materiales por lo que a la hora de construir una obra en cuestión solo cabía ceñirse a sus propias exigencias creativas dado que la base podía admitir tanto materias minerales como orgánicas o textiles.

En definitiva, y como podemos ver por lo apuntado hasta ahora, Tomás Raja no sólo ha sido un pintor de su tiempo, sino que gracias a su ingente trabajo y su propia inquietud creativa ha trascendido los límites de su época. Y esto ha sido posible, en primer lugar, porque ha explorado los caminos del arte y la expresión fuese óleo, acrílico, pastel, tinta, carboncillo o sanguina. En una primera época sí que se decantaba más por los colores al óleo, momento al que se adscriben sus realizaciones de corte surrealista y también la serie que realizó dedicada a la minería reciente de la localidad. Pero al final acabó por decan- la arqueología, en las que llegó a incluir pequeños fragmentos de cerámica original de época romana. Esto le permitía acentuar el carácter expresivo de aquellas obras que pretendían llamar la atención sobre el estado del patrimonio local, ofreciendo al espectador composiciones donde la cerámica artística en sus más diversas manifestaciones y, en segundo término, porque ha querido aplicar todo el potencial creativo que fue acumulando con la experiencia de los años a su realidad, al compromiso de que tomásemos conciencia del valor de los objetos patrimoniales que nos rodean.

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