EtimologíasGrecolatinas

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Etimologías Grecolatinas Manual de bachillerato Héctor Alejandro Vázquez Zúñiga Compilador


Etimologías Grecolatinas Manual de bachillerato Primera Edición, 2009 Dirección de educación a distancia Eduardo Franco Padilla Coordinador editorial Alan Santacruz Farfán Compilación y revisión Héctor Alejandro Vázquez Zúñiga Asesoría Pedagógica Erika Alejandra López Estrada Diseño Gráfico de forros para la presente edición Diana Leticia Rebollo Jiménez Formación Daniela Alanis Barrón Universidad La Concordia Dirección de Educación a Distancia, Av Tecnológico 109 Col. Ejido de Ojocaliente, CP 20198, Aguascalientes, Ags. ISBN pendiente Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra – incluido el diseño– por cualquier medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor.


PRESENTACIÓN

El propósito fundamental de este libro es que el alumno analice la estructura etimológica de las palabras derivadas del griego y del latín, por medio de ejercicios que favorezcan habilidades como conocer, comprender, enunciar y clasificar, a fin de que pueda utilizar dichas habilidades, tanto en la vida diaria como en las diferentes áreas de conocimiento. Resulta importante conocer la etimología greco-latina del español, ya que es mediante el estudio de ésta que dominaremos cabalmente de la lengua que hoy hablamos. La etimología es aquella rama del estudio de la lengua que nos proporciona el verdadero sentido de las palabras; sin el estudio de ésta, nos quedaríamos en la superficie de nuestro propio idioma, sin comprender el verdadero alcance de sus vocablos. Por algo el Diccionario de la Academia de la Lengua es tan cuidadoso del aspecto etimológico. Uno de los fines que persigue el siguiente libro es la adquisición de conocimiento acerca de las raíces greco-latinas de nuestro idioma, lo cual nos brindará una extensa fuente de sinónimos y equivalencias castellanas que nos permitirán evitar esos anglicismos que suelen ser molestos. Se busca principalmente hacer hincapié en que la verdadera cultura radica en el conocimiento profundo de nuestra propia lengua para poder embellecer nuestra expresión con su riquísima gama de sinónimos y desplegarla. Lo anterior se pretende llevar a cabo mediante una serie de ejercicios que ayudarán al alumno a repasar las nociones y vocabularios aprendidos, en cada lección, así como a ampliar el léxico del mismo. En la unidad I. Comprenderá la clasificación de las lenguas, a través del estudio de la importancia de las etimologías, así como de los elementos morfológicos de las palabras en español, con fines de aplicación en las diferentes áreas del conocimiento. En la unidad II. Empleará los principales sustantivos, adjetivos y pronombres griegos que mediante el proceso de derivación formaron palabras en español, con fines de escritura y lectura. En la unidad III. Practicará las proposiciones, adverbios y partículas inseparables, por medio del estudio de su significado, para identificar la composición y formación de palabras griegas. En la unidad IV. Utilizará los principales sustantivos, adjetivos y pronombres latinos que, mediante elproceso de derivación, formaron palabras en español, así como los sufijos latinos más importantes, por medio de ejercicios que favorezcan la comprensión y lectura del latín. En la unidad V. Distinguirá las preposiciones y adverbios latinos, así como sus significados, enunciando correctamente los principales sustantivos y adverbios latinos, como también los pronombres y verbos más usuales, por medio de la realización de ejercicios de formación, con fines de análisis etimológicos.


UNIDAD I NOCIONES BÁSICAS Al término de la unidad, el alumno: • Comprenderá la clasificación de las lenguas, a través del estudio de la importancia de las etimologías, así como de los elementos morfológicos de las palabras en español, con fines de aplicación en las diferentes áreas del conocimiento. 1. Noción etimológica: las palabras y su origen. Introducción Toda actividad que relacione a dos o más personas requiere comunicación. Todas nuestras acciones, al ser contempladas por los demás, comunican algo. Los gestos, la posición, el silencio y las palabras, nos dicen cosas de los demás. De entre todas las formas, hemos privilegiado a las palabras, por varias razones: 1) Tenemos palabras para cada cosa existente en el mundo, a lo que llamamos nombres; en contraste, no tenemos señales, posiciones o gestos para referirnos a cada cosa. 2) Las palabras nos permiten no sólo señalar las cosas del mundo (como apuntar con el dedo a una manzana), sino además, con ellas podemos hablar de las cualidades de la manzana: “la manzana es roja”, “está rica”, “es más dulce de lo que pensaba”, y construir ideas aún más complejas. 3) Las palabras nos permiten decir de un modo más fácil muchísimas cosas sobre el mundo, que aunque tal vez no sería imposible comunicar con señas, resultaría complicado, tardado y poco preciso. Imagina cuánto tardarías en comunicarle a un amigo, a través de señas, que “cuando eras niño tu abuela siempre te daba una deliciosa manzana roja después de la comida”. 4) Una palabra no sólo nos sirve para nombrar una cosa, sino para transmitir algo más: amor, tristeza, amistad, confianza y democracia, son sólo algunos ejemplos de palabras maravillosas porque no se refieren sólo a cosas, sino a ideas. Esta capacidad de comunicarnos con palabras es posible gracias a que su significado es conocido y aceptado por la mayoría de las personas. Esto es así porque todas las palabras tienen una historia, y sólo funcionan realmente hasta que muchas personas se ponen de acuerdo o aceptan su significado. Si tú inventaras una palabra mañana, pero nunca le revelaras ni le dieras pistas a nadie sobre su significado, no te serviría para comunicarte con los demás. Es por eso que las palabras funcionan porque tienen detrás una historia y un significado que la gente que comenzó a usarlas conocía. Pues bien, la disciplina que conoceremos a través de este libro, se encarga de explicar qué significaban muchas de las palabras que usamos actualmente cuando fueron usadas por otras personas. Y nos explica también cómo muchas otras, tienen, de origen, un significado riquísimo, porque nacieron juntando dos o más palabras para crear con ello una sola idea.

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Etimologías greco-latinas

La palabra “etimología” tiene su origen inmediato en el latín etymologia y éste a su vez, se originó del griego Eτυμολογία, un compuesto de Eτυμος –étymos- (significado verdadero), y λόγος – logos- (estudio). “Etimología” significa pues, estudio del significado verdadero. Así que al estudio del significado verdadero (es decir, significado original) de las palabras le llamamos Etimología. Lo que acabamos de hacer es explicar etimológicamente la palabra “Etimología”. Hemos comenzado nuestro estudio. El conocimiento de las etimologías va encaminado hacia la comprensión significativa del lenguaje, tanto oral como escrito. Es importante porque favorece el uso adecuado y lógico de nuestra lengua; constituyendo, por ello, un valioso apoyo en la consolidación del aprendizaje. Las etimologías te conducen a un mayor dominio de la lengua; ya que aclaran y definen los objetos y las ideas, incrementando el alcance práctico de nuestra comunicación. Gracias a las etimologías puedes adquirir un conocimiento más completo de los términos que a diario empleas, ya sea en su forma oral o escrita; y gracias a ella, también, amplías tú léxico ilimitadamente, permitiendo con ello una mejor comprensión y expresión de las ideas pues brindan un significado preciso de los términos, debido a que investigan sus orígenes. Las etimologías ayudan memorizar el significado de los términos; puede servirte como puente para recordar palabras recién aprendidas. Sirven para reconocer el significado de las palabras derivadas. Conociendo las etimologías, puedes recordar más fácilmente los términos del vocabulario técnico y científico, puesto que éstos se derivan principalmente de palabras primitivas, en su mayoría griegas y latinas, de las cuales se derivan innumerables vocablos. Por ejemplo: la voz griega therapeia dio al español terapia conservando el significado: curación. Esta voz, terapia, por lo tanto, participa en la composición de algunos términos empleados en el campo de la medicina, entre los que se encuentran, por ejemplo, hidroterapia (del griego hydro, que equivale a agua: curación o tratamiento por medio del agua); helioterapia (del griego helios que significa sol: tratamiento que utiliza los rayos solares); psicoterapia (del griego psique, que significa mente, alma: curación o tratamiento por medios psíquicos). Las etimologías te facilitan la ortografía. Una de las mayores dificultades que se presentan al estudiante en el campo del lenguaje es el dominio de la correcta escritura. En nuestro vocabulario tenemos muchísimas palabras que no nacieron con el español, o dentro del español, sino que nacieron en otras culturas, o se crearon a partir de palabras que manejaban otras culturas. Palabras como “gol” del inglés goal, significa “meta” u “objetivo”; “almohada” que proviene del árabe mihaddad, y significa “donde se pone la mejilla” o “elote” que viene del maya elotl y que se usaba para decir ‘mazorca tierna’. Este libro, sin embargo, no se encarga de estudiar el significado de las palabras originarias de lenguas distintas. Nos limitaremos, como el nombre de la materia indica, a estudiar palabras que tienen su origen principalmente en dos culturas: la griega y la romana. Esta selección no es arbitraria, pues aunque sería interesantísimo que te propusieras conocer de dónde surgieron todas las palabras, aquellas que se conservan desde el griego y

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el latín son un importantísimo inicio, pues estas dos lenguas, con que se expresaron esas dos importantes culturas mencionadas antes, conforman la gran mayoría de nuestras palabras y no sólo eso, sino que son las culturas que podríamos considerar la base de nuestro saber. Si bien otras culturas heredaron mucho al mundo, fueron primero Grecia y luego Roma, las que conjuntaron el saber de los pueblos antiguos, y dieron origen formal a disciplinas como la matemática, la geometría, la lógica, el derecho, la medicina, la filosofía, la política, y muchas, muchas más que conforman gran parte de nuestro cuerpo total de conocimientos. 2. Clasificación morfológica de las lenguas. El género humano, por naturaleza, tiende a relacionarse; el hombre es un ser sociable. Vive en sociedad con otros de su especie y, por tendencia evolutiva, tiene la necesidad de comunicarse con sus semejantes; el lenguaje es el principal medio de enlace, vimos ya por qué, el vínculo de unión entre los diversos componentes de los grupos humanos. El sistema natural de expresar los sentimientos y pensamientos, puede ser inarticulado (gritos), mímico (gestos) o articulado que es el lenguaje propiamente dicho: palabras, sintagmas, frases, etc. La sociedad, los grupos humanos, aun siendo poco civilizados, normalmente, manifiestan lo que saben, piensan, creen y sienten por medio de sonidos expresados y organizados; y, solamente, al adquirir un nivel determinado de cultura, llega a representar estos sonidos por medio de signos gráficos (lenguaje escrito). Sin embargo, el lenguaje no es único, no se utiliza el mismo, sino que cada comunidad humana recurre a un sistema especial y propio de expresión. Este sistema particular de cada una de las sociedades se llama lengua: el instrumento que manifiesta su capacidad comunicativa. En la actualidad se hablan aproximadamente unas 2.500 lenguas, y en el pasado el número era con toda probabilidad mayor; de ahí la dificultad de establecer una clasificación universalmente aceptada. Una lengua se define por sus características diferenciadoras. A las distintas variantes que adopta localmente se les denomina dialectos, de los cuales uno de ellos, por razones políticas, históricas o culturales, a menudo se impone para servir como base de la lengua cultivada y literaria. Desde una perspectiva histórica, se entiende también que dialecto lo es toda lengua con respecto a aquélla de la cual procede; así, las lenguas romances (español, francés) pueden considerarse dialectos del latín. Introducción: diferentes criterios clasificatorios De acuerdo con la perspectiva adoptada se pueden establecer diversas clasificaciones de las lenguas. La primera y más evidente es la que distingue entre lenguas vivas, que son las habladas en la actualidad, y las muertas, desaparecidas del habla, aunque puedan continuar empleándose para uso escrito, como el latín. Según otros criterios se puede hablar también de lenguas oficiales, cuando han sido adoptadas por la administración de un país; de lenguas de civilización, si han servido de vehículo a una gran cultura; y de lenguas artificiales, creadas bien para su utilización dentro de grupos cerrados (las jergas) o bien con el objetivo de convertirse en instrumentos universales de comunicación(el esperanto es el ejemplo más significativo). Las lenguas disponen a menudo de varios registros según las necesidades de comunicación, y en este sentido se señala la distinción entre lengua vulgar y culta. También ofrecen grandes diferencias la lengua hablada y la escrita, las cuales aunque interrelacionadas, con frecuencia siguen caminos diferentes. La lengua escrita es mas explícita y precisa -le falta el apoyo del contexto compartido entre emisor y receptor de la conversación oral-, posee mayor riqueza en recursos expresivos y es más conservadora.

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Una variedad muy importante de la lengua escrita es la lengua literaria, usada frecuentemente con fines estéticos. Desde un punto de vista estrictamente lingüístico se puede establecer una clasificación según el parentesco tipológico de la estructura interna de las lenguas. De acuerdo con este criterio se han distinguido cuatro grupos fundamentales de lenguas: aislantes, aglutinantes, flexivas y polisintéticas. Las aislantes, entre las que se cuenta el chino, se caracterizan por formar las oraciones mediante la yuxtaposición de una serie de elementos léxicos monosilábicos e invariables. Las aglutinantes ofrecen una gran riqueza de afijos, partículas que forman palabras derivadas y que son completamente independientes en contenido y función; a este grupo pertenecen, por ejemplo, el turco y el finlandés. Las flexivas, que incluyen a las indoeuropeas y las semíticas, establecen las relaciones gramaticales por medio de modificaciones que experimenta la parte variable de la palabra. Por último, las polisintéticas, que comprenden algunas lenguas amerindias y las esquimales, ofrecen la peculiaridad de que sus palabras se presentan como conglomerados de elementos semánticos y gramaticales equivalentes muchas veces a una oración. De manera tradicional, no obstante, se ha tendido a clasificar las lenguas según su parentesco genético. Así, se agrupan en familias todas aquellas lenguas que tienen un mismo antepasado del cual derivan, sea conocido (como el caso del latín para las lenguas romances) o hipotético (como lo es la existencia de la primitiva lengua indoeuropea). El establecimiento del parentesco genético entre varias lenguas provoca con frecuencia grandes controversias, ya que, aun cuando se encuentren indicios favorables en favor de una hipótesis, pueden faltar datos concluyentes al respecto. Por otra parte, algunas lenguas se presentan aisladas sin que resulte posible hallar una vinculación clara con otros idiomas; tal es el caso del vasco. Lenguas del mundo La siguiente clasificación de las lenguas del mundo se atiene a la agrupación habitual según su parentesco genético. I. Familia indoeuropea: Es la indoeuropea la familia mejor estudiada y la que comprende un mayor número de lenguas. La patria original de los primitivos pueblos indoeuropeos, cuya lengua madre se ha llamado protoindoeuropeo, se hallaba probablemente en las estepas del Asia central. Hoy, las lenguas indoeuropeas se hablan fundamentalmente en Europa, Asia y América, continente este último al que las llevaron los europeos. Los grupos que se han distinguido dentro de ella son los siguientes: 1. Indoiranio. Comprende dos ramas: la irania incluye lenguas como el avéstico y el persa antiguo o medio, el persa moderno o farsi, el pashto o afgano y el kurdo. La indoaria tuvo como fuente originaria el sánscrito védico, que originaría el sánscrito clásico y su variedad vulgar hablada, el prácrito: de éste surgieron las lenguas modernas, entre las que cabe destacar el hindi (lengua oficial de la India), el urdu (Pakistán), el cingalés (Sri Lanka), el bengalí y el nepalés. 2. Armenio. Incluye solamente el armenio. 3. Céltico. Presenta el céltico dos ramas: goidélica o gaélica, que comprende el gaélico de Irlanda y Escocia, y el extinto manx (isla de Man); y britónica, con el bretón, el galés y el córnico (extinto).

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4. Germánico. El grupo germánico comprende tres ramas: oriental, a la que pertenecía la lengua gótica; nórdica, en la que se integran el noruego e islandés, como representantes de un subgrupo occidental, y el danés y sueco, que constituyen el subgrupo oriental; y occidental, que comprende el subgrupo anglofrisón, con el inglés y el frisón, y el subgrupo alemán, que incluye a su vez el alto alemán -con el yiddish y el alemán moderno- y el bajo alemán, con el neerlandés o antiguo bajo franconio del que derivan el flamenco, el holandés y el afrikaans (República de Sudáfrica). 5. Itálico. Al grupo itálico pertenecían los ya desaparecidos osco, umbro y latín. De este último proceden las lenguas romances o neolatinas: español, catalán, francés, provenzal, italiano, retorrománico, sardo, rumano, gallego y portugués (esta clasificación varía, no obstante, según los distintos autores). 6. Baltoeslavo. El grupo baltoeslavo comprende dos subgrupos: eslavo y báltico. El subgrupo eslavo presenta tres ramas: oriental, con el bielorruso o ruso blanco, el pequeño ruso o el pequeño ucraniano y el gran ruso o ruso propiamente dicho; el meridional, con el búlgaro, el macedonio, el servocroata y el esloveno; y el occidental, con el sorabo o vendo, el polaco, el checo y el eslovaco. El subgrupo báltico posee una rama septentrional, que incluye el lituano y el letón, y otra meridional, a la que pertenecía el antiguo prusiano, entre otras lenguas ya desaparecidas. 7. Griego. Su origen es el griego antiguo con sus dialectos, del cual, a través de la lengua común o koiné, que era básicamente un dialecto ático, procede el griego moderno. 8. Albanés. Cuenta sólo con la lengua albanesa, emparentada según algunas teorías con el ilirio, antigua lengua de los Balcanes occidentales. A la familia indoeuropea pertenecían además otras lenguas ya muertas no incluibles en ninguno de estos grupos. Así, el grupo anatolio, que incluía entre otras lenguas el hitita, el palaíta, el lidio y el cario, se empleaba en Anatolia, y el grupo tocario, que tenía dos variantes A y B, se hablaba en el moderno Turkestán chino. II. Familia uraloaltaica La familia de lenguas uraloaltaicas, también llamadas turánicas, comprende dos grandes grupos: urálico y altaico. 1. Urálico. El grupo urálico se divide en dos subgrupos: el samoyedo, que incluye diversas lenguas empleadas en Siberia, y el finougrio (o ugrofinés) que tiene su asiento fundamentalmente en Europa. Dentro de éste se distinguen tres ramas: lapona, a la que pertenecen las lenguas laponas; finopermia, que presenta la subrama permia (komi y udmurto) y la subrama finomordva, con el mordvo, el mari y el finés báltico, que comprende el finés, el carelio y el estoniano; y ugria, cuya subrama obugria cuenta con el ostiako y el vógul, en los Urales, y cuya subrama húngara tiene como único representante el húngaro. 2. Altaico. Las lenguas del grupo altaico ocupan una enorme extensión de Asia, desde el este de Siberia hasta Turquía. Pueden reconocerse tres grupos: turco, con el turco y las lenguas turcotártaras (azerbaijano, uzbeko, turcomano, bashkir y las lenguas kirguiz); mongol, con el mongol, monguor y daghur; y el manchú tungús, con el manchú y el tungús, que presentan numerosas variantes.

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III. Familia caucásica Comprende la familia caucásica un grupo muy numeroso de lenguas habladas en la vertiente meridional del Cáucaso, en territorio de la Unión Soviética. Se distinguen dos grupos fundamentales: el septentrional y el meridional. Dentro del primero se señalan dos ramas: chechenolesguiana, con el chechén, el avar, el andi y el igush; y abjasiocherquesa, con el cherqués, el ubiji y el abjasio. En el grupo meridional están el georgiano, el mingreliano y el laze. Familia camitosemítica. Comprende la familia camitosemítica dos grupos de lenguas: el camítico, extendido en el norte de África, y el semítico, también en el África septentrional y en el sudoeste asiático. 1. Camítico. En el grupo camítico se distinguen tres ramas: egipcia, con el copto, derivado del antiguo egipcio; libicoberéber, con el libio y el guanche, ya extinguidos, y el beréber, entre otras lenguas; y cusita, en la que se inscriben el somalí y el galla. 2. Semítico. Incluye el grupo semítico dos ramas: la acadia, con el acadio, conservado unicamente en caracteres cuneiformes, y la occidental. Dentro de esta última se distinguen las siguientes subramas: septentrional, con el cananeo (antiguo cananeo, fenicio, moabita y hebreo antiguo, el cual ha sido resucitado como lengua viva en el Estado de Israel) y el arameo; y meridional, con el árabe, el sabeo y el amárico (lengua oficial de Etiopía). IV. Otras familias Familia dravídica. Abarca la familia dravídica una serie de lenguas habladas en la India y zonas del sudeste asiático. Entre sus distintas ramas destaca la tamil-kurukh, con el tamil y el malayalam. Familia chinotibetana. Dentro de la familia de lenguas chinotibetanas se distinguen dos grandes grupos: chino, con diversas lenguas vernáculas entre las que sobresale el mandarín; y tibetanobirmano, dentro del cual las lenguas más importantes son el tibetano -central y occidentaly el birmano. Familia austroasiática. Los tres grupos que engloba la familia austroasiática son el munda, con el santalí y otras lenguas de la India, el mon-jmer, al que pertenece el jmer -lengua oficial de Kampuchea-, y el annamita-muong, con el vietnamita. Familia thai. Dentro de la familia thai, extendida por amplias zonas del sudeste asiático, donde se distinguen de manera fundamental: el thai propiamente dicho, el siamés y el laosiano. Familia malayopolinesia. La familia malayopolinesia o austronesia comprende un enorme número de lenguas habladas en el sudeste de Asia, archipiélago indonesio, Filipinas, Asia e inclusive Madagascar (malgache). Se distinguen dos grandes grupos: oriental, con las lenguas polinesias y seguramente las melanesias y papúes; e indonesio, con este propiamente dicho, el javanés, el malayo, el dayak (Borneo) y el tagalo (Filipinas). Familia paleosiberiana. Comprende la familia paleosiberiana una serie de lenguas habladas en el extremo nororiental de Siberia, como el chukcha y el gilyak. Familia aleutianoesquimal. Se inscriben en la familia aleutianoesquimal el aleutiano, hablado en las islas Aleutianas, y el esquimal, extendido en Alaska, Canadá y Groenlandia.

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V. Otras lenguas Lenguas negroafricanas. Se denomina de forma genérica como lenguas negroafricanas a las surgidas de forma autóctona en el continente africano. Dentro de su enorme variedad suelen distinguirse tres grandes familias: nilosahariana, que engloba las lenguas nilocharianas -sudanés oriental, dinka- y saharianas -kanuri-; nigerocongoleña, con las lenguas bantúes -swahili-, kwa -ibo- y mande, entre otras; y khoi-san, que incluye las lenguas bosquimanas y hotentotes. Lenguas amerindias. Las lenguas indígenas americanas, llamadas amerindias, presentan una enorme variedad, y en muchos casos las relaciones entre ellas no están determinadas o se hallan sujetas a polémicas. En América del norte destacan los grupos lingüísticos macroalgonquino, nadené, macrosiva y hokà. En Mesoamérica los más importantes son el uto-azteca -con el náhuatl- y el maya. América del sur y las Antillas son las zonas que presentan mayor complejidad, y las clasificaciones varían notablemente; suelen distinguirse los grupos macrochibcha, arawak, tupí -con el guaraní-, quechumará -con el quechua y el aimara-, y otros más minoritarios como el macro-ge, el tucanoa y el macro-pano-tamaca. Son también numerosas las lenguas existentes que quedan aisladas sin vínculo claro con otras. Ejemplos significativos son el vasco, tal vez relacionado con las lenguas caucásicas, el coreano y el japonés -independientes entre sí pero con notables semejanzas, que pueden estar emparentadas con el grupo altaico-, el aino del Japón, los dialectos de las islas Andamán y el burughaski de la India. Entre las lenguas muertas cuyo parentesco se ignora se encuentran el sumerio, hablado en Mesopotamia, y el etrusco, en Italia. Por otra parte, la clasificación aquí apuntada se halla sujeta a variaciones según autores, que pueden establecer unidades mayores o menores. Así, por ejemplo, la familia uraloaltaica se divide en ocasiones en dos familias independientes, urálica y altaica. Un caso contrario sucede con las lenguas del sudeste asiático, donde se han señalado las semejanzas entre las familias thai, chinotibetana, austroasiática y malayopolinesia, y donde determinadas lenguas se adscriben en unas u otras clasificaciones a diferentes familias. Cabe señalar, no obstante, que los intentos de “agrupar” estas familias se hallan en el terreno de las hipótesis con mayor o menor base, más que en el de los datos fehacientes. El latín y las Lenguas Romances o neolatinas Como ahora sabes, el latín es una lengua indoeuropea del grupo itálico, que solia ser hablado originariamente en el Lacio, una región del centro de Italia. Los romanos llegaron a dominar toda la Península Ibérica, aunque el control de la zona cantábrica nunca fue muy firme. El latín se impuso y todas las demás lenguas dejaron de usarse, con la excepción del vasco, que ha sido calificado por algunos autores dentro de esa familia, aunque como leímos, se cuestiona su pertenencia a este y otros grupos. La lengua latina realmente hablada no era exactamente el latín “clásico” que se empleó durante muchos siglos como lengua de cultura (de hecho, se sigue empleando). El latín hablado siempre fue más o menos diferente, y con el paso del tiempo ha dado origen a varias lenguas, las lenguas romances. Sin embargo, hasta la Edad Media sólo se escribió la lengua clásica, o al menos eso se pretendía. La lengua vulgar se transparenta en las inscripciones y se cita a veces en las obras clásicas (a menudo como ejemplo de lo que no debía decirse). La conversión del latín vulgar en los diferentes dialectos romances es un proceso continuo en el que no es posible trazar una línea divisoria precisa. En el Renacimiento, y aún después, los eruditos jugaban a construir frases que estaban en latín y en lengua romance al mismo tiempo. Como lengua de cultura y religión el latín nunca ha dejado de influir en las lenguas romances. Por otra parte, también en vasco hay muchas palabras de origen latino.

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Lenguas romances Se llama así a las lenguas en que se ha convertido el latín a través de los siglos. Además de las que se listan más abajo, son también lenguas romances el sardo, el italiano, el romanche y el rumano. Las lenguas romances de Hispania (excepto el mozárabe) nacen en el Norte de la Península y avanzan hacia el Sur a medida que los reinos cristianos van ocupando las tierras controladas por los musulmanes. A partir de los siglos IX-X empiezan a aparecer palabras romances en los textos en latín. Durante varios siglos las fronteras dialectales son fluidas, por la semejanza de todos los dialectos y la interferencia de varias normas lingüísticas. Los hablantes de los diversos dialectos no debían tener muchas dificultades para comprenderse mutuamente. Aquí una clasificación: Gallego y portugués. El gallego-portugués es la lengua de la poesía lírica más antigua de la península. Se empleó también fuera de su territorio. Oficialmente, en Portugal se habla portugués, en Brasil portugués brasileño y en Galicia, gallego. El gallego oficial se aparta bastante de las otras dos normas. Los dialectos hablados del gallego, sin embargo, se funden con los del otro lado de la frontera, por lo que se suele considerar que hay una sola lengua. Actualmente, las fronteras lingüísticas y políticas del portugués y el castellano (o leonés) no coinciden. En Valverde del Fresno (Cáceres) y Olivenza (Badajoz) se habla portugués. Astur-Leonés. A partir de Asturias se extendió hasta casi Andalucía. En la Edad Media se estimaba que el leonés era más refinado que el castellano, y por tanto preferible para la literatura. Más sin embargo, el castellano lo fue desplazando desde muy pronto. Actualmente se continuan hablando lenguas bables en Asturias, y dialectos leoneses en León, norte de Cáceres y Miranda, en Portugal Castellano. El castellano nace en lo que hoy es Cantabria, en íntimo contacto con el vasco. A lo largo del tiempo se fue implantando en la mayor parte de los territorios reconquistados, y absorbe al leonés, aragonés y mozárabe. En un principio, se consideraba al castellano menos elegante que el leonés o el aragonés. Los primeros textos tienden a transmitirse en esas lenguas, aunque algunos se compusieran en castellano, en especial la poesía épica (Poema de Mío Cid). Alfonso X de Castilla, el rey sabio, normaliza el uso del castellano como lengua oficial y culta. En el siglo XVI en el castellano meridional se produce una confusión de dos fonemas, confusión que es el rasgo más característico del dialecto de Andalucía. En las islas Canarias y en América se hablan dialectos del mismo tipo (en el norte se distingue “caza” y “casa”; en el sur se pronuncian igual).La lengua escrita es la misma en todos los países en que se utiliza el castellano, aunque en la lengua hablada hay diferentes dialectos, mutuamente inteligibles. En la Península los más característicos son el andaluz y las varias “hablas de transición”: riojano, extremeño y murciano. Ninguno de ellos es homogéneo, y raramente se escriben. El castellano es lengua oficial en toda España, y es hablada por una gran mayoría de la población (aunque tal vez una cuarta parte de los españoles sea bilingüe). Por este motivo, internacionalmente se suele hablar de “español” en vez de “castellano”, que es un término técnicamente más exacto. Catalán. El primer texto conocido en catalán son las Homilías de Organyà (s. XII). Durante la Edad Media el catalán se extiende a Valencia y Baleares;en Murcia retrocede frente al castellano. Actualmente el catalán es la lengua oficial de Andorra (estado semiindependiente de España y Francia) y de Cataluña, Valencia y Baleares (comunidades autónomas de España). También el Rosellón (Francia) y en Alguer, una ciudad de la isla de Cerdeña. Oficialmente, en las Islas Baleares se habla ‘catalán en su variedad balear’ (cierto), y en Valencia ‘la lengua valenciana’.

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Conclusión. La comunicación es posible de manera clara y práctica gracias a la lengua y el dominio que de ésta tengas. Para dominar el lenguaje, es importante conocer el origen de éste. El español es una lengua romance que tiene sus orígenes en el latín. El latín y el griego proporcionaron a nuestro idioma gran parte de sus palabras. Por ello es importante estudiar etimologías, ya que nos explican qué significado tenía originalmente las palabras en estas dos lenguas, que pertenecieron a pueblos que nutrieron con sus conceptos y conocimientos a nuestra cultura actual.

Ejercicio 1. Contesta las siguientes preguntas.

1. ¿De qué se encarga la disciplina llamada Etimología?

2. ¿De qué elementos griegos se compone la palabra Etimología?

3. Indica dos razones que justifican la importancia del estudio de las etimologías.

4. Reflexiona: ¿Por qué piensas que las etimologías te ayudan para adquirir una correcta ortografía?

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5. ¿A qué se le da el nombre de familia lingüística?

6. ¿Cómo se clasifican las lenguas de acuerdo al criterio morfológico?

7. Escribe dos razones por las que crees que es importante la familia lingüística indoeuropea.

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