EDICIÓN VIII 13_4
ENTORNOS CIUDAD ENTRE EL CAOS Y LA EMERGENCIA COLECTIVA
EDICIÓN VIII 13_4
ENTORNOS CIUDAD ENTRE EL CAOS Y LA EMERGENCIA COLECTIVA
BY LEANDRO IRIGOYEN BLUMENKAMP TUTORES FÉLIX DE LA IGLESIA SALGADO JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ CANTI
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Para Laura, Nora, Pedro y Beatriz
En primer término debo agradecerle a Dios por haber iluminado mi camino hacia la Universidad de Sevilla y por darme los recursos y el aliento necesarios para vivir esta hermosa experiencia. También quiero agradecer a la Universidad de Sevilla por haberme hecho sentir un hijo más de esta casa de estudios, desde el primer día hasta el último, y al MCAS por demostrar en cada gesto su inteligente y sensible calidad humana, de la cual quiero dar fe aquí mismo. Agradecer especialmente a José Enrique y a Félix quienes ante una crisis, aunque nos les sea propia, responden generosamente con creatividad, flexibilidad e ingenio... eternamente agradecido! Finalmente, a todos los compañeros que con sus aportes, debates y hospitalidad han hecho de este camino un generoso manantial del cual brota constantemente puro conocimiento, economía de la abundancia, libre y sin recortes... A todos, ¡Muchas Gracias!
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Advertencia al lector - WARNING! Como puntapié inicial de esta experiencia creo que es preciso aclarar aquí algunas cuestiones inherentes a este tal vez atípico, aunque no por eso menos válido, trabajo de investigación. Cabe destacar que si bien este trabajo fin de master (en adelante TFM) se encuentra inscripto dentro del Máster en Ciudad y Arquitectura Sostenibles de la Universidad de Sevilla, es a su vez la materialización física de una línea de pensamiento de la cual me siento parte activa e interesada; tal es así, que dentro de mi tesitura personal ante el escenario de los hechos creo que una de las aclaraciones que debo hacer desde el comienzo es que al hablar de “línea de pensamiento” probablemente esté apelando a una evocación geométrica injusta, ya que la línea es una sucesión continua de puntos trazados que representa el elemento más básico de todo grafismo, si bien puede ser dinámica y variada, la línea como tal queda radicalmente limitada a su esencia unidireccional en la cual se alternan sus polos, negativo o positivo, los cuales le dan sentido a su dirección. Ante lo expuesto, remarco que esa condición de “injusticia” se asienta en el hecho de que más que “línea de pensamiento” lo que aquí se trabajaran son “regiones conceptuales”. Estas son áreas flexibles, con bordes difusos y penetrables, donde las definiciones y conceptos se interrelacionan entre sí desde un abordaje holístico. Esta forma de entender, asumir y digerir las bases teóricas que sustentan el trabajo requiere un enfoque complejo y pluridireccional, abierto al cambio y al intercambio de materia, provocando de manera sustancial un creciente enriquecimiento conceptual, del cual ya se percibe su potencia desde la prematura etapa del “debate de las ideas”. Es allí, cuando al esbozar por primera vez nuestra “región conceptual”1, que se puede sentir cómo los saberes integrados, amplían el espectro y el campo visual hacia una matriz de ideas conectadas, vivas y latentes, justamente lo contrario a una línea. El paradigma lineal del pensamiento representa para mí, y más aún después de este trabajo, una característica involutiva en pos de la fragmentación social y el control de los pensadores, no solo de aquellos que se deben a los cuerpos académicos de las Universidades, sino incluso de aquellos que se sitúan fuera los límites de los fríos claustros universitarios y se consideran libres, o al menos lo intentan. En este sentido Ulrich Beck realiza una crítica al “conocimiento lineal” y lo considera una doble construcción del desconocimiento ya que: “en primer lugar, se bloquean y rechazan otras formas de conocimiento y, en segundo lugar, negamos nuestra propia capacidad de conocer”. 1 Alfredo Rubio: Seminario cuadro de comandos
Esta crítica es amplia y está dirigida tanto a los que se sitúan dentro del excelso grupo de “expertos”, dueños de los conocimientos formales y reglados, como de los grupos sociales de activistas e insurrectos que dogmatizan sus causas, es decir, que afirman como innegable algún principio discutible. Ambos forman parte de esta cadena de saber lineal, ya que “los primeros dan la espalda al futuro y operan en la falsa confianza en sí mismos, que proviene de haber negado su desconocimiento”, y los segundos “dogmatizan su (des)conocimiento con fines de intervención política”1. Otro aspecto del que quiero hacer mención en este primer impulso del lector, a fin de no crearle falsas expectativas respecto de este trabajo, es la evasión explícita y premeditada del formato clásico con el cual se estructuran históricamente de manera formal los trabajos académicos de investigación. He de decir al respecto, que aquel lector más próximo a las ideas rígidas y estructuradas, las cuales le aportan un norte seguro, un camino al desenlace deseado, puede caer en la desilusión al ver como este compendio de ideas se relacionan, se dilatan, se contraen y se reconectan las unas con las otras de forma multiarticulada, mediante una concepción de simultaneidad del vector tiempo-espacio. La falta de linealidad del trabajo, que no debe ser emparentada con la idea de caos, a menos que el lector quiera eludir la responsabilidad que requiere el entendimiento complejo, es propia del momento histórico en el que nos encontramos, en el cual los hechos, los actos, las revueltas e inflexiones sociales se suceden en distintas partes del mundo de manera desfasada o imbricada e intercomunicadas entre sí, sirviéndose las unas de las otras y generando un caldo de cultivo para nuevas acciones y reacciones. Esta situación expresa en su máximo potencial aquel “concepto lefebvriano de heteropía (radicalmente diferente al de Foucault)”, el cual “delinea espacios sociales fronterizos de posibilidad donde <<algo diferente>> es no solo posible sino básico para la definición de trayectorias revolucionarias”2. Es así como de la misma manera que el lector debió acceder previamente a las regiones conceptuales no lineales, deberá resignarse ahora a no encontrar aquí términos tales como: índice, caso de estudio, hipótesis de partida, estado de la cuestión, metodología de la investigación y conclusiones, ya que, como lo he mencionado anteriormente, la propuesta desarrollada poco tiene que ver con la mecanización del pensamiento y la sobrevaloración de las estructuras del saber. 1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España. 2 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Invito así a quien no pueda, o simplemente no desee correrse del paradigma academicista clásico, a que disfrute del doble desafío (y espero que le divierta) de encontrar por su propia cuenta en el transcurso de la lectura aquellas funciones indispensables que dichas nomenclaturas, supuestamente, le otorgan a los trabajos de investigación. Ya como cierre de este anticipado prólogo de advertencias, y espero que no sea tomado como un absurdo “manual de instrucciones” pues sino ya estaría alterando el trabajo tanto en esencia como en sustancia, quiero hacer referencia al “cuerpo” escrito del trabajo. Al igual que todo cuerpo, este posee “miembros” independientes con la capacidad de poder moverse (en nuestro caso sería leerse) de forma autónoma, ya sean independientes unos de otros o bien de manera coordinada, sin dejar de pertenecer al mismo propio cuerpo (TFM) y sin dejar de ser comandados por un único cerebro (las regiones conceptuales). Los miembros que forman este cuerpo escrito son tres y los he llamado “Entornos-Ciudad”. Cada uno de estos “Entornos-Ciudad” devienen consecuentemente de la deposición sobre el territorio de “layers informacionales tridimensionales”, que a lo largo de la historia, con sus particulares características, se han asentado sobre la superficie, interrelacionándose entre sí y configurando así una trama de relaciones en la que suceden los hechos analizados en este trabajo desde las diferentes entradas. Esta sucesión de layers, es decir de capas, con sus características intrínsecas, tales como forma de expresión y de pensamiento, cohabitan simultáneamente los espacios, entrando en un inevitable contacto, provocando tensiones y fricciones que producen las “chispas” incandescentes de las diferencias entre layers, proceso socio-territorial que da lugar a algo más complejo a lo que llamo “Entorno-Ciudad”.
Con estas aclaraciones, para mí pertinentes, no busco desde ningún punto de vista condicionar al lector ni mucho menos guiarlo hacia una lectura ya digerida. Por el contrario, considero vital e instó al lector a una lectura crítica e inconformista del material aquí presentado, que seguramente nutrirá aún más la propia divulgación de este material, el cual por su simple existencia porta en su ADN el espíritu de transferencia del código abierto, asentándose cada una de “mis” palabras (aunque considero que ninguna de ellas es realmente mía) en las bases de los derechos del “Copyleft”. Lo que he buscado en estas líneas es simplemente dar a conocer las expresiones y los posicionamientos, tanto teóricos como personales, que sirvieron de semillas para germinar un poliédrico trabajo que, lejos de lograr erosionar las bases profundas de lo impuesto, viene a cuestionarlo mediante la constante búsqueda de un entendimiento complejo de una realidad que excede de forma arrolladora los saberes encajonados del modelo academicista al que venimos asistiendo y asintiendo. Simplemente porque soy de la “libre” idea de que “Quedan muchas cosas por decir, pero debemos volver a lo básico: partimos del reconocimiento de la génesis social del saber. Nadie tiene ideas que no hayan sido directa o indirectamente influidas por las relaciones sociales que mantiene en las comunidades de las que forma parte, y si la génesis es social, el uso y disfrute, a su vez, debe permanecer social”1.
Cabe decir aquí que la chispa, como expresión mínima que incluso muchas veces es minimizada, es una descarga electrostática que hace que circule una corriente eléctrica repentina y momentánea entre dos objetos de distinto potencial eléctrico, con la capacidad de provocar fuego. La chispa a la que me refiero, no es menor, sino que por el contrario su significación es de una escala similar a la de aquella que circula por un pararrayos tras ser alcanzado por un rayo y es por eso que sería un error subestimarla. Como corolario conceptual y aclaratorio de esta idea recomendaría ver el cortometraje Sevilla en tres niveles del arquitecto Juan Sebastián Bollaín1.
1 www.youtube.com/watch?v=h1mVgcLWkC8
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1 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones.
ENTORNOS CIUDAD
Entornos Ciudad Entre el Caos y la Emergencia Colectiva Este trabajo surge desde la incomodidad que plantea nuestra consciente responsabilidad respecto del insostenible modelo de vida humano al que como especie y como sociedad nos estamos confinando. Dicha situación despertó en mi la inquietud de investigar el desarrollo emergente de nuevos escenarios sociales en los cuales distintos colectivos nacen, se asocian, se enredan y se relacionan para dar respuestas a necesidades y problemas planteados en una sociedad que ya no se siente representada por la propuesta oficial, y por tanto, está casi indefensa ante los sucesos que ocurren en lo que llamaremos la “Ciudad 1.0” (Layer 1.0), la cual sigue una marcha errante “como un viejo navío o como un viejo edificio irremediablemente inadaptado a nuestras necesidades actuales, la ciudad continúa en servicio, habitada porque no tenemos el valor de rechazarla y de permitir que el espíritu del Tiempo, del Lugar y del Hombre construya las nuevas ciudades que tanto necesitamos”.1
En este sentido, podríamos hablar de “polística”, término utilizado por Geddes al referirse a la “rama de la sociología que trata de las ciudades, de sus orígenes, de su distribución; de su desarrollo y de su estructura; de su funcionamiento interno y externo, material y mental; de su evolución, tanto particular como general. Desde el punto de vista práctico, y como ciencia aplicada, la “polística” debe desarrollarse a través de la experimentación, y convertirse, de este modo en un arte cada vez más eficaz, susceptible de mejorar la vida de la ciudad y de contribuir a su evolución”1. Nace así una región de pensamiento y de acción producto de la necesidad y la debilidad de ciudadanos que se ven aislados y sin voz, de forma que mediante la emergencia colectiva resisten ante el tormento constante de un modelo que exprime cada céntimo cúbico de sangre de la sociedad y que continúa su la creciente y expansiva metástasis con la que el capital se expande en cada rincón del “ser urbano” contemporáneo.
En un contexto de creciente desigualdad social en el cual tanto la tasa de desahuciados como el número de viviendas vacías se incrementa a diario, lo cual marca la pauta global y el carácter insostenible del sistema predatorio dominante, asistimos actualmente a un momento en el cual el ciudadano, al que ya se le ha negado la ciudad como propia, intenta enfrentarse al viejo y constante problema del acceso a la vivienda. De manera tal que, nutridos y fortalecidos por las herramientas que se encuentran a su alcance, y con la energía y la furia necesaria para detonar un estallido social, produce un accionar colectivo y autoorganizado, con el cual se cuestiona y exige un replanteo de las bases de lo impuesto por la coyuntura actual. En este sentido, el desarrollo de un fuerte tejido social es la parte vital de la vida en la ciudad, una ciudad invisible para el torpe ojo edilicio humano, una ciudad de relaciones humanas y vínculos cotidianos. “La creación de un medio circundante lo suficientemente rico en recursos humanos como para que nadie piense en abandonarlo voluntariamente, ni siquiera para realizar un crucero astronáutico, sería el objetivo que permitiría modificar el esquema completo de establecimiento humano”2.
La tiranía del capital se fortalece echando raíces en las distintas formas del urbanismo privado y en el dominio del acceso a la información, y por tanto, ambas gemas deben ser consideradas como camuflados artilugios estrella dentro del campo de “batalla” de la cotidianidad acelerada del espectáculo en la que vivimos. En medio del siniestro contexto actual en el que estamos inmersos, en el cual las complejas ingenierías económicas globales se encuentran al servicio del indecente terrorismo de Estado tanto en Oriente como en Occidente, el término “batalla” se presta a la exaltación, ya sea indebida o malintencionada, de su connotación criminal. A fin de contrarrestar esa potencial extorsión, lo cual devendría en la tergiversación de este trabajo y en una falta de respeto a la memoria de cualquier afectado por dicha violencia, rescato como propio en mi trabajo el espíritu antibélico con el que Stéphane Hessel se expresa en la siguiente cita: “El terrorismo no es la vía adecuada contra el totalitarismo actual, más sofisticado que el de los bombardeos nazis. Hoy se trata de no sucumbir bajo el huracán destructor del <<siempre más>>, del consumismo voraz y de la distracción mediática mientras nos aplican los recortes”2.
La formación emergente de un pensamiento colectivo y su mecanismo de funcionamiento en red es una de las herramientas con la cual la sociedad aborda problemas relativos al derecho a la vivienda, el derecho a la ciudad, la democratización del acceso al conocimiento, etc. 1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen. 2 Mumford, L. (1945). La cultura de las ciudades. Buenos Aires: Emecé.
1 Geddes, P. (1960). Ciudades en evolución. Buenos Aires: Infinito. 2 Hessel, S., Morin, E., & Alapont, R. (2012). El camino de la esperanza :Una llamada a la movilización cívica. Barcelona: Destino.
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El hombre diezmado, y de futuro hipotecado, se encuentra ante el perturbador escenario de la desolación, naufragando en un océano comandado por los vientos de la lógica dominante, a la cual le imponen un inhumano modo de vida que encuentra en cada unidad de medida de tiempo o su equivalente en dinero, donde cada segundo tiene su precio, las cosas ya no tienen un valor afectivo, sentimental, histórico o familiar, sino que representan un activo para su propietario: “la economía monetaria: ella es la que hace que tantos hombres pasen sus días pesando, valorando, calculando, cifrando, reduciendo los valores cualitativos a valores cuantitativos. La esencia del dinero, el cálculo, ha introducido en las relaciones entre elementos de la existencia, una precisión, una seguridad en la determinación de lo que es equivalente y de lo que no lo es, una certeza en las convenciones y en los acuerdos de los hombres entre sí”.1 Como respuesta a esta situación, que ha llegado al límite de lo soportable, las nuevas relaciones que se establecen desde los grupos colectivos y asociaciones proponen un escenario emergente, un camino inclusivo que responda a las legítimas percepciones de la búsqueda de un bien común, del servicio, la colaboración y la empatía. Un comportamiento propio de una serie de colectivos animales que prescinden de un líder pero responden de forma armónica a las necesidades del grupo. Bandadas de pájaros, colonias de hormigas o cardúmenes de peces son el modelo en los cuales se puede distinguir una intrigante inteligencia colectiva, una forma de accionar en la cual la sinergia se apodera de la esencia del grupo y justifica sus comportamientos reconociendo la limitación de cada uno de sus componentes de manera aislada, pero destacando de forma manifiesta el proceder colectivo. Hoy en día no podemos hablar de comportamientos coordinados de masas sin que esto sea entendido desde una base científica pre existente en el mundo animal, tal es así que los científicos intentan, en medio de discusiones que derivan en perspectivas encontradas y antagónicas entre los darwinistas y los creacionistas, descifrar dichos comportamientos para de esta forma aprehender las partes de un colectivo que de forma no anárquica responde a la búsqueda horizontal del bien común, sin jefe o líder de manada.
Cabe aclarar aquí que el término “relativamente no inteligente” es utilizado para enfatizar y resaltar el potencial de la unión de los individuos y no para subestimar la capacidad cognitiva de ninguna persona. Son sistemas ascendentes, no descendentes, que extraen su inteligencia de la base del mismo sistema. En un lenguaje más técnico, son sistemas complejos de adaptación que despliegan comportamientos emergentes. En estos sistemas, los agentes que residen en una escala comienzan a producir comportamientos que yacen en una escala superior a la suya: las hormigas crean colonias, los habitantes de una ciudad crean barrios, un software de reconocimiento de patrón aprende a recomendar libros. La evolución de reglas simples a complejas es lo que llamamos “emergencia”1. El objetivo general del trabajo es estudiar el desarrollo de esta “emergencia colectiva” como semilla y germen de los escenarios sociales y arquitectónicos de los distintos “Entornos-Ciudad” que cohabitan el espacio. La ciudad más aferrada al territorio y al poder es la base del proceso de cambio hacia una ciudad inmaterial, de pensamientos, de ideas y acción en la cual se desarrolla un tejido de relaciones sociales y conexiones en las redes de comunicación, mayormente instrumentadas y articuladas en el potente vehículo Internet, lo cual representa una de las más sabrosas paradojas a la que se enfrentan el sistema capitalista y la globalización, lo no pensado del sistema, su vacío “legal” se encuentra en el negativo de este espacio en el cual “abandonadas a la funesta política del presente, claro está, las ciudades de los pobres se convertirán casi con seguridad en ataúdes de la esperanza; pero por esa misma razón debemos empezar a pensar como Noé. Dado que la mayoría de los árboles gigantes de la historia ya han sido cortados, el nuevo Arca tendrá que construirse a partir de los materiales que una humanidad desesperada encuentre a mano en comunidades insurgentes, tecnologías pirata, medios de comunicación pirateados, ciencia en rebeldía y utopías olvidadas”2.
“¿Pero qué características comparten estos sistemas? En términos sencillos resuelven problemas recurriendo a masas de elementos “relativamente no inteligentes” en lugar de hacerlo recurriendo a un solo “brazo ejecutor” inteligente. 1 Simmel George, La metrópolis y la vida mental. Bifurcaciones: revista de estudios culturales urbanos, Nº. 4, 2005
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1 Johnson, S. (2003). Sistemas emergentes :Lo qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Madrid: Turner. 2 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona.
Aparecen aquí algunas preguntas retóricas que atraviesan el trabajo, abriendo en la maleza del caos sistémico algunos caminos, para mi aún inciertos, que tomaré para el desarrollo conceptual de la propuesta. Por ejemplo, ¿cuál es la importancia del desarrollo y el resultado de la ciudad 2.0? A priori diré, que es la concreción y materialización de nuevos escenarios basados en la emergencia, con los que se configurarían las bases territoriales de lo que llamaré “Ciudad 3.0” (layer 3.0). Entonces, consecuentemente y como contrapartida, es oportuno preguntarse ¿cuál es el riesgo de este entorno 2.0? A decir verdad muchos. Pero el más peligroso es la NO innovación, situación por nosotros muy bien conocida, ya que es característica intrínseca de la oxidada “Ciudad 1.0”. El ansioso trasvase con el que acecha el entorno 1.0 a cualquier campo virgen y fértil donde expandirse, sean estos los entornos 2.0, 3.0 o el X.0, es una constante de riesgo en la cual los mórbidos latidos del atrofiado cuerpo del capitalismo recobran energía y se readaptan para continuar su agonía en un nuevo estío. Este salto a un nuevo cielo implica la aparición de las viejas y anticuadas estructuras de poder dentro de la “emergencia colectiva”, de esta forma no solo significaría un pesado lastre para el desarrollo y concreción del escenario 3.0, sino que prostituiría el concepto de emergencia que prima en los colectivos en favor de la lógica dominante, una vez más la “perversión de la idea”. Una retórica situación en la cual el poder y el capital se hacen presentes para anclarse en los intersticios del tejido y aplicar todos sus mecanismos de control. Justamente algo similar a lo que sucede cuando hablamos de sostenibilidad. Este riesgo del que hablamos es una oportunidad manifiesta para que el caos prime dentro de las componentes de la propia complejidad y una vez allí se potencie aprovechándose de que “nunca como hoy el pensamiento de la comunidad permanece expuesto al doble riesgo del olvido y de la deformación, de la eliminación y de la tradición. Del olvido, sobre todo, porque el fin, la caída, del comunismo, de todo el comunismo y de todos los comunismos, ha producido un vacío de ideas, como un remolino donde la cuestión de la comunidad parece haber sido absorbida, caída en el descrédito y en la vergüenza de regímenes explosionados o implosionados bajo el peso de sus errores y horrores. Pero a este peligro de olvido de cancelación se une y superpone otro no menor y, es posible que aun más grave: el de la perversión de la idea de comunidad en su opuesto, en aquello que levanta muros, más que derribarlos.
Esto sucede lejos de nosotros, en la periferia del mundo, pero también en lo que está cerca, en el centro de nuestro mundo, desde el momento en el que la comunidad se empobrece y queda reducida a la simple defensa de nuevos particularismos, de pequeñas patrias cerradas y amuralladas en sus confines exteriores, contrapuestas y hostiles a todo lo que no pertenezca a ellas, a todo lo que escapa al vínculo obsesivo de la identidad y de lo propio”. 1 Para instrumentar el estudio de esta emergencia colectiva se plantean diferentes entradas en la cuales distinguir la presencia de los distintos entornos como partes no segmentadas de una misma realidad, es decir miembros autónomos de un mismo cuerpo. La primer entrada que se presenta es doble y corresponde al análisis de Hacktivismo como catalizador de lo que realmente es una revolución digital y no el simple término con el que definimos la tormentosa y constante aparición de nuevas tecnologías en favor de la hipercomunicación desterritorializada. La revolución digital de la que hablo es una revolución social hecha por personas, lo que aquí interesa son las relaciones que se establecen en la lucha del bien común y, si bien no prescinde ni de los hardware y ni de los software, lo que aquí se enfatiza es la emergencia social en red como paliativo de la censura opresiva y no la tecnocracia como divinidad materializada. En esta entrada veremos el carácter colaborativo del Hacktivismo y su desarrollo viral que incluye desde Anonymous hasta la Primavera Árabe.
1 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barcelona: Herder.
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Otra entrada corresponde al fenómeno social de los Indignados y el reclamo amplio del derecho a la ciudad y a la vivienda. La lógica inmobiliaria especulativa, con la que el neoliberalismo gobierna en las erosionadas y corruptas estructuras gubernamentales de Estados cada vez menos representativos de sus pueblos, encontró una fuerza de choque que mediante la autoorganización generó una red de relaciones entre distintos movimientos emergentes desbordados de espontaneidad. A través del mecanismo instrumental de “¡Pásalo!” estallan en un “aquí y ahora” de reacción ciudadana, que inmerso en la naturaleza pluridireccional de la condición espacio-tiempo es a su vez un “allí y ahora”. Esta entrada nos permite abordar, con una mirada contemporánea, el complejo e histórico problema de la vivienda y los aspectos inherentes al derecho social de acceso a la misma. Es una entrada en la que no solo son atendidos los aspectos físicos de la producción del espacio, su calidad y su renta, cuestiones que en el paradigma neoliberal están asociadas directamente con la función productiva de cada ciudadano, sino también su carácter social intrínsecamente relacionado con el desarrollo de las personas. La entrada al tema propuesto mediante el estudio de Indignados nos permitirá entender como la simple arquitectura de la emergencia colectiva se enfrenta a la complejidad y la violencia del insostenible modelo impuesto en la tiranía del hostil entorno de la “Ciudad 1.0”. A partir de allí y con las herramientas disponibles en el entorno creativo de las ideas (Ciudad 2.0), se ofrece resistencia en red y se intensifican las revueltas urbanas en busca de soluciones para el bien común social, dando paso a la ciudad abierta, viva y humanizada (Ciudad 3.0). Un rasgo distintivo de este fenómeno social es que por una parte han entendido que “la crisis de la vivienda -a la cual la prensa de nuestros días concede mucha atención- no reside en el hecho universal de que la clase obrera este mal albergada y viva en casas superpobladas e insanas. Esta crisis de la vivienda no es una particularidad del momento actual; no es siquiera uno de esos males propios del proletariado moderno, que lo distinguiría de todas las clases oprimidas que lo han precedido; muy por el contrario, todas las clases oprimidas de todos los tiempos se han visto más o menos afectadas en igual medida. Solo hay un medio para poner fin a esta crisis: eliminar pura y simplemente la opresión que ejerce la clase dominante sobre la clase trabajadora.
Lo que hoy entendemos por crisis de la vivienda, es la agravación particular de las malas condiciones de habitación de los trabajadores como consecuencia del brusco aflujo de la población hacia las grandes ciudades; es una subida de los alquileres, un hacinamiento cada vez mayor de inquilinos en cada casa, y es, para algunos, la imposibilidad de encontrar incluso un lugar en que vivir. Y si esta crisis da tanto de qué hablar, es porque no se limita a la clase obrera, sino que alcanza igualmente a la pequeña burguesía. La crisis de la vivienda es para los trabajadores y para una parte de la pequeña burguesía de nuestras grandes ciudades modernas, uno de los innumerables males de importancia menor y secundaria que resultan del actual modo de producción capitalista”1. Mientras que por otra parte, reclaman y no aceptan la concepción de una vida hipotecada a raíz del simple hecho de querer tener una vivienda, “cuando el banco presta a un consumidor para que se compre una casa y recibe a cambio un flujo de interés, hace que parezca como si en la casa hubiera algo que está produciendo directamente valor, cuando no es así. [...]. Cuando los bancos prestan para comprar suelos e inmuebles de los que se podrá extraer una renta entonces la categoría distributiva de la renta queda absorbida en el flujo de la circulación de capital ficticio. [...]. Lo que decía Marx es que el interés que se paga proviene de la producción de valor de algún otro lugar: impuestos o extracción directa de producción de plusvalor, o gravámenes e ingresos (salarios y beneficios). Y para Marx, por supuesto, el único lugar donde se crean el valor y el plusvalor es en el proceso laboral de producción. Lo que aparece como circulación de capital ficticio puede ser socialmente necesario para mantener el capitalismo; puede formar parte de los costes necesarios de producción y reproducción. Las empresas capitalistas pueden extraer formas secundarias de plusvalor mediante la explotación de trabajadores empleados por los pequeños comerciantes, bancos y fondos protegidos; pero lo que afirma Marx es que si no se produjera valor y plusvalor en la producción general, entonces esos sectores no podrían existir por sí mismos. Si no se produjeran camisas y zapatos, ¿qué venderían los comerciantes de ropa y calzado?2.
1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen. 2 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Finalmente, la última de las entradas se cristaliza en el análisis y estudio de diversas propuestas asociadas en torno a procesos de hibridación que permiten la configuración de una ciudad de código abierto. Esta entrada nos permitirá ampliar la mirada en red, desde distintos puntos cardinales, con diversas propuestas, recorriendo de forma transversal la fibra que compone la trama de cada uno de los layers, en un claro ejemplo de como la decadencia de un entorno obsoleto y falto de ingenio, como lo es la “Ciudad 1.0”, se transforma en oportunidad de cambio mediante un entorno creativo como el de la “Ciudad 2.0”, en donde se fluye a través de las ideas y las voluntades incansables hacia la configuración de los nuevos escenarios arquitectónicos que se materializan en propuestas de código abierto (Ciudad 3.0).
Este es el contexto en el que se sitúa el trabajo desarrollado. Como hemos brevemente descrito, estamos frente a un escenario de realidad compleja, transdiciplinar y sistémica, es por eso que en este trabajo no se intenta alcanzar conclusiones terminantes o cerradas como un círculo de cierre perfecto y hermético. Por el contrario, me complacería mucho saber que en el futuro estas ideas siguieron trabajándose, pensándose y que pertenecen, aunque sea por un instante, a quien sienta la necesidad de remodelarlas, debatirlas, negarlas y/o simplemente compartirlas. Porque “uno solo en su despacho, mirando por el microscopio, se queda con las ideas atrapadas ahí, encajadas en las preconcepciones iniciales que ya tuviera” mientras que “el flujo social de la conversación hace que ese estado sólido, privado, se convierta en una red liquida”1.
Esa viva y constante revisión holística de las ideas, es emergencia social e innovación.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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ENTORNO CIUDAD 1.0
ESTRUCTURAS DE PODER: NEOLIBERALISMO Y CAOS SISTÉMICO
“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse” Ernesto Sábato
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Entorno - Ciudad 1.0
Estructuras de Poder: Neoliberalismo y Caos Sistémico
Marco Zamora
En este apartado nos adentramos a un entorno muy familiar para cada uno de nosotros, tan familiar como caótico. Los layers que componen este entorno son la síntesis de los padecimientos cotidianos de ciudadanos, que enfrentados a tan hostil y poderoso medio han ido entregando, o mejor dicho perdiendo, sus banderas ciudadanas a manos de la maquinaria urbana de la violencia impuesta por los poderes. Por otra parte los poderes, y aquí entra tanto la esfera política, o mejor dicho los políticos de turno, como las corporaciones, no han ahorrado artilugios en pos de la acumulación, lógicamente, de más poder. Dentro de dichos artilugios distingo en este apartado tres, que si bien a lo largo de la historia han estado presentes, hoy representan a los vectores más determinantes de la ciudadanía en la vida urbana. Al hablar de vida urbana debemos asumir la pérdida de sentido que ha tenido en las últimas décadas la dicotomía históricamente planteada entre Campo y Ciudad, ya que si bien podemos seguir hablando de entornos rurales y entornos urbanos, el uno no es sin el otro, los vínculos, las conexiones y el carácter sistémico actual estrechan la relación y configuran una única existencia, tal es así que “todo lo que somos y todo lo que tenemos proviene del campo. Nuestros cuerpos están hechos de él y a él vuelven”1. Son muchos los factores que a lo largo del tiempo han ido acercando las partes hacia una mutua dependencia, los cuales estrecharon la relación de modo tal que hoy es absurdo seguir invirtiendo energía en una discusión de carácter retórico. 1 Fishman, R. (1982). Urban utopias in the twentieth century :Ebenezer howard, frank lloyd wright, and le corbusier. Cambridge, Mass. etc.: Massachusetts Institute of Technology.
Cabría destacar aquí, como mayor parte interesada en mantener tal estrecha relación, al dominio de las castas de terratenientes que mediante su permisiva política expansionista latifundista representan una fuente de poder sobre la propia urbe. Acaso, ¿alguien se imagina hoy un entorno urbano sin los alimentos y sin las rentas que provienen del “Campo”?, o viceversa, ¿resulta imaginable dentro de la lógica expansionista de los terratenientes, propia del capitalismo, una vida activa y rentable de producciones agropecuarias sin tener como destino lógico de consumo a la “Ciudad”? Tras esta aclaración, y volviendo a las capas que conforman al “Entorno-Ciudad 1.0”, hablaré de los “Equipamientos del poder” (Layer 1.1). Tener en claro de qué hablamos cuando hablamos de equipamientos del poder nos permite entender cuán importante resulta, para el dominio de una sociedad, la “Mercantilización del saber” (Layer 1.2). Es así como, en un escenario en el cual se configuran físicamente y se territorializan las distintas herramientas de control social, la institucionalización de “La progresiva privatización de la vida privada” (Layer 1.3) es llevada a cabo de manera descarada por Estados corrompidos, que asociados a los intereses privados de los cuales forman parte activa, pergeñan y legislan en pos de la corporativa lógica dominante del neoliberalismo. La interacción del trinomio de capas aquí presentado es lo que da pie a la construcción de una vasta región conceptual materializada en el neoliberalismo y caos sistémico que caracteriza al “Entorno–Ciudad 1.0”1.
1 www.youtube.com/watch?v=wCl25nd7I9g&list=PLBj4LGgPREvvWUQsOsXvdKWHTz1aHkrlV
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Layer 1.1 Equipamientos del poder y el modelo urbano Los equipamientos colectivos han acompañado y configurado a lo largo de la historia el crecimiento de las ciudades y la vida, y/o desarrollo, de sus sociedades. En los distintos modelos de ciudad o de urbanismo que podríamos identificar como existentes, ya sea en la práctica o en el intento de una utopía latente, vemos como la relación establecida entre los ciudadanos y dichos equipamientos se ha vuelto cada vez más estrecha. El primer equipamiento colectivo por orden de importancia que debemos distinguir es la propia ciudad como tal, como un equipamiento colectivo que ha venido a cumplir un doble objetivo, por una parte el de territorializar el capital institucionalizándolo, y por otra, el de desterritorializar las comunidades primitivas supercodificándolas mediante el pago de impuestos. De esta manera el capital institucionalizado se convierte en la cabeza del Estado y la ciudad en el sitial del poder por excelencia, en el cual son conservados y retenidos los elementos portadores de información, reservando su acceso a los flujos salvajes y divididos provenientes del capital productivo, de forma tal que en las ciudades “la condensación de información tratada por las administraciones y los grandes negocios parece crecer junto con el poder de decisión que les es conferido; la acumulación de las burocracias se manifiesta, entonces, como la prolongación de la acumulación del capital”1. Es importante aquí, y como punto de partida, remarcar el carácter fundamental que tiene el conocimiento y la información en el desarrollo de las sociedades y su consecuente cristalización espacial, tanto en el medio físico como en la potencialidad de la virtualización, “pues la ciudad retiene, conserva y transforma la información en saber, y el capital en stock”2. Este stock del saber juega un rol fundamental en el sitial del poder y la libertad de desarrollo de los pueblos, ya que negados a un acceso pleno a dicho stock, naufragan en un mar de confusión, ignorancia y verdades a medias lo suficientemente ilustrativo como para permitirle a cada ciudadano cumplir su función, como la de tributar dentro de la maquinaria del Estado. “<<Todo ciudadano debe saber leer, igual que debe pagar sus impuestos o tomar las armas>>, dice Victor Duruy en un memorándum remitido al emperador y hecho público en el Moniteur del 6 de marzo de 1865”. 1 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili. 2 Idem
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Así como hemos dicho que la ciudad per se es un equipamiento colectivo de suma importancia en donde se concentra el poder, y en consecuencia el más significativo de los equipamientos del poder, corresponde decir que desde la pretensión aprehensible y casi totalizante de las partes, característica propia de los equipamientos colectivos, el lenguaje representa el primer equipamiento colectivo “que permite una codificación de los elementos separados”1. El lenguaje, como equipamiento, reúne en la ciudad a las distintas partes que la configuran y, más allá de las diferencias que pudieran surgir de las interacciones de las partes a lo largo del tiempo, la flexibilidad del lenguaje permite que tal equipamiento colectivo permanezca acompasado con la historia y con el constructo social de la coyuntura del momento en un continuo y elíptico trabajo flexo-cohesionador en medio de un entorno espectáculo-alienador. Un equipamiento fenomenal de características globales que impulsa a las naciones a encontrarse en el único destino común de “la alienación del ser lingüístico, el desarraigo de todo pueblo de su morada vital de la lengua. Pero, por esto mismo, la época que estamos viviendo es también aquella en la que por primera vez se hace posible para los hombres hacer la experiencia de su propia esencia lingüística: no de este o aquel contenido del lenguaje, sino del lenguaje mismo, no de esta o aquella proposición verdadera, sino del hecho mismo del que se hable. La política contemporánea es este devastador experimentum linguae que en todo el planeta desarticula y vacía tradiciones y creencias, ideologías y religiones, identidad y comunidad”2.
1 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili. 2 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos.
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La ciudad es múltiple y compleja y por ende, no puede ser solamente considerada un objeto de la percepción, sea esta individual o colectiva, la ciudad es también y por sobre todo, “el producto de la actividad de numerosos constructores que modifican constantemente su estructura. Aunque pueda permanecer estable durante un cierto tiempo y en su aspecto más general, cambia sin cesar en sus detalles. Únicamente se puede ejercer un control parcial sobre su crecimiento y su forma”1. Por otra parte el lenguaje, tanto en su expresión escrita como hablada, en su condición de equipamiento colectivo funciona como una significativa herramienta para la lógica de territorialización del capital en el territorio y el consecuente desarrollo de carácter piramidal de las estructuras de poder a lo largo de la historia del urbanismo. Dice Fourquet respecto de la relación planteada entre el lenguaje y la ciudad: “la primera forma de escritura es la contabilidad, la cuantificación de cualquier cosa que no tiene ninguna razón para ser cuantificada: del des-flujo. Pero no todos los flujos, sino solamente aquellos que el déspota selecciona y saca para almacenarlos. De la misma manera, el capital no es otra cosa que el subproducto cristalizado. La ciudad reúne todos estos flujos, los junta, los corta y los reúne en todos los sentidos y cualquiera que sea su naturaleza: flujos de objetos materiales, flujos informativos, etc. La función de los equipamientos colectivos es registrar, fijar, almacenar los flujos”2. A partir esta lógica de territorialización del capital a través de los equipamientos colectivos observamos cómo la ciudad se convierte en un potente imán de atracción para las grandes masas ciudadanas en busca de los sustentos mínimos necesarios, en principio diremos, para su supervivencia. Un devenir migratorio, sea este interno o externo, que encuentra en el modelo de sociedad industrial su máximo referente y que, a partir de allí, ha seguido su marcha ascendente hasta la actualidad. La ciudad, como constructo socio-espacial, atesora los flujos informativos provenientes del capital que la modelan y los materializa en las instituciones de concentración del poder, tales imposiciones han sabido, con mucho recelo individual pero con un espíritu de red abarcativa y omnipresente, construir un modelo urbano que responda a sus demandas y favorezca su lógica, la cual consiste en expandir de manera constante el modelo productivista y, en consecuencia, sus dominios sobre la ciudad.
Esta instutionalización de la desmedida concentración del poder en manos de unos pocos, ha generado a lolargodeltiempounaseriede“estructurasférreas” que mediante la burocratización han intentado un dominio exhaustivo sobre el ciudadano, e incluso sobre la persona, que puesto al servicio de un sistema cada vez más demandante somete su vida, por una parte, al control policíaco de sus acciones por parte del Estado y, por otra, a la fragilidad de un sistema económico que responde a los intereses corporativos de nivel global y reparte las migajas de los dividendos a nivel local. Estas estructuras férreas se caracterizan, no solo por la burocratización sistemática de la existencia y la devoción por el capital, sino también por la penalización de las acciones que intenten cualquier corrimiento de la línea de acción, sean estas sublevaciones o innovaciones, entre otras. Mediante la atomización social, que garantiza el control unitario de cada una de las partes claramente identificables, el Estado cunde una “política general del miedo” que, legislada por el capital, intenta la diseminación social y el aislamiento de las ideas, evitando así la concatenación pluridireccional de información y, en consecuencia, las acciones ciudadanas conjuntas. Esta política general del miedo muestra su desequilibrio existencial en la paranoia manifiesta de su anverso, es tan temerosa como intenta ser temida, no soporta el rostro “anónimo” del poder social y le teme a su expresión colectiva. Dicho temor radica en la displicencia con que lleva a cabo sus acciones y movimientos ante la dinámica emergencia social.
1 Lynch, K. (2004). La imagen de la ciudad (1a , 6a tirada ed.). Barcelona: Gustavo Gili. 2 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili.
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La naturaleza hiperburocratizada de las estructuras férreas las hacen lentas, pesadas y torpes a la hora de enfrentarse a la desafiante inteligencia colectiva, el potencial que conservan estos enfrentamientos suponen incalculables intentos de erosión del poder y es por eso que resulta fundamental tener el dominio y el control, tanto del acceso a la información como de la vida privada de los seres atomizados y alienados, de modo tal que “en la sociedad espectacular es esta misma comunicatividad, esta misma esencia genérica…la que queda separada en una esfera autónoma. Lo que impide la comunicación es la comunicabilidad misma: los hombres están separados por lo que les une. Los periodistas y los mediócratas (como los psicoanalistas en la esfera privada) son el nuevo clero de esta alienación de la naturaleza lingüística del hombre”1. Es esta capacidad ilimitada de combinación, cambio y aprendizaje lo que resulta irritante para quienes gobiernan la escena política y los poderes que ilegítimamente representan. Una ciudad con vida propia, en la que los elementos más simples se relacionan y se organizan, de modo tal que los actores que componen dicha naturaleza se multiplican y generan una movilización colectiva contagiosa, representa un poderoso obstáculo que pone en peligro la continuidad histórica futura del modelo dominante.
Para poder comprender el constante desarrollo que ha llevado a cabo la lógica de la concentración y la acumulación en la ciudad, en especial desde la época posindustrial hasta la actualidad, debemos analizar cuáles son las variables del entorno que favorecieron su proliferación.
Más allá de los devenires que ofrece el capitalismo y la caótica desregularización sistémica impuesta por el neoliberalismo, resulta oportuno y alentador pensar que “el reino del disfraz siempre precede de cerca al ocaso de un reino. Sería un error hacer inclinar la máscara del lado de la dominación, puesto que ésta siempre se ha sentido amenazada por la noche, el salvajismo y la impersonalidad que la irrupción de la máscara pone en escena. Lo malo del Espectáculo consiste más bien en que los rostros se han petrificado hasta volverse semejantes a máscaras, y que una instancia central se ha erigido en dueña y señora de las metamorfosis”1. Sin que esta breve revisión se extienda demasiado, rescataré de entre los modelos de urbanismo que podemos mencionar dos propuestas que tuvieron distinta suerte y que son antagónicas entre sí. Dicha antagonía nos permite ejemplificar de forma clara la marcada diferencia de esencia que puede llegar a haber sobre las mismas sustancias, contraste con el que expondré las características e ideologías de dos potentes corrientes de pensamiento inherentes a la ciudad, de las cuales la primera ha primado en su aplicación sobre la segunda, al menos, en términos físicos-espaciales. Estamos hablando del urbanismo “progresista” y el urbanismo “culturalista”2.
1 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos. 2 Pizza, A., Montaner, J. M., Miranda, A., Martí, C., & Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante. (2007). Foro crítica: Construir con palabras. Alicante: Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante.
1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina. 2 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen.
Así es como, bajo el disfraz de turno más elegante -entiéndase sostenibilidad planetaria, democratización del saber o política del bien estar - se intenta disimular, en lo que es una clara apología del retorno, el nostálgico anhelo por las muy rentables, aunque pestilentes, ciudades industriales del siglo XIX. Algo así como aquel retórico y cínico axioma que reza: “Que cambie todo para que nada cambie”, una perversa dialéctica idealista basada en el “eterno retorno” al que hacía referencia Nietzsche: “lo mismo de siempre (el río, el árbol, el cielo) permanece vivo en su identidad fija porque no deja de cambiar. Como ideología del retorno, intenta convencernos de una falsedad: que las relaciones sociales de propiedad y producción son como el río, el árbol o el cielo: naturales”2.
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Es decir, para llegar a entender la metamórfica existencia y permanencia de las estructuras férreas -llámense también equipamientos del poder- de carácter histórico-urbano en la contemporaneidad, debemos acudir a un entendimiento elíptico de carácter histórico-conceptual del urbanismo, que por una parte fue el resultado biológico y consecuente de un capitalismo industrial, y por otra parte reconfiguró las bases territoriales que potenciarían y servirían como caldo de cultivo para la incasable y mórbida persistencia de dichas estructuras, en lo que sigue siendo el sitial del poder por excelencia, “la ciudad global y la sociedad del espectáculo”.
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El primero, desprendido de un humanismo racionalista, se rige por una imagen racional del hombre universal e intenta construir una ciudad que dé respuesta a las exigencias de un hombre como pieza funcional de un sistema, cuyas dinámicas urbanas se ven determinadas por la lógica del capital y la industrialización. Una tendencia socio espacial que se encuentra asistida, de forma manifiesta, desde el primer tercio del siglo XX por “La Carta de Atenas” redactada en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM). En dicho manifiesto se apostó por la zonificación de la ciudad en función de los usos y necesidades de la sociedad moderna tales como habitar, circular, trabajar y recrear tanto el cuerpo como el espíritu. Tras la convención de dicho manifiesto los proyectos de ciudad, y las ideas como capital intangible que se desarrollan y se justifican por y para tal fin, fueron adquiriendo una fisonomía propia en la que el orden y el pragmatismo funcional de las propuestas se basaron en un orden militar, montado bajo la rigidez desprendida de las líneas rectas del urbanismo moderno, con el cual “se nos quiere hacer creer que la repetición representa el orden. Por desgracia, en este mundo coinciden raramente la regularidad elemental y militar y los sistemas significantes de orden funcional”1.
Podríamos decir que se promueve una configuración de espacios estallados y diseminados en el territorio que están gobernados por el orden riguroso y esquemático de la actividad productiva y la velocidad motora. De esta manera las ciudades transformadas, tanto en sus medios de producción como de transporte, acentuaban la especialización funcional de los sectores urbanos en favor de los intereses de las industrias y las finanzas. Este urbanismo de exaltación por el capital como actor social dominante, situación que aun hoy se mantiene, es lo que llamamos un urbanismo “progresista”: “Una ciudad así se parece más a un hombre de negocios”1.
Propuestas con vías de comunicación racionalizadas, apertura de grandes arterias y estratégicos tendidos viarios que priorizaban el emergente carácter omnipresente que tendría el automóvil, configurarían las nuevas bases territoriales mediante las cuales un orden cuantitativo de las partes trató de fijar las leyes de crecimiento de dichas ciudades con un espíritu moralmente higienista. En una innegable apología de la eficacia y la racionalidad, que suceden consecuente y coherentemente al modelo industrial capitalista, dice Le Corbusier: “las autopistas serán de tránsito y discurrirán de la forma más directa, más sencilla: estarán totalmente ligadas al suelo…pero perfectamente independientes de los edificios o de los inmuebles que se pondrán más o menos cerca de ellas”2.
El urbanismo progresista se caracteriza por la ruptura y la abolición de las diferencias entre los hombres, así como enfatiza la primacía social del capital, estandariza al individuo humano como tipo, intenta racionalizarlo de forma tal que la ciencia y la técnica puedan resolver los problemas propios de las relaciones interpersonales y sociales. Evidentemente el modelo progresista está muy emparentado con la concepción desarrollista contemporánea en la que el hombre se disociada por completo de todas aquellas contingencias propias del binomio tiempo-espacio que le asigna su propia naturaleza y existencia, y a partir de allí brotan las propuestas genéricas propias de un análisis racional que: “va a permitir Esta numérica intención de exactitud por parte de esta corriente de pensamiento, y su consecuente e imprecisa aplicación, ha intentado eliminar la posibilidad de variantes y de exaltación de las diferencias propias del ser humano, un estéril orden militar en favor de la velocidad productiva con que los flujos del capital se territorializan, una lógica funcional que aumenta constantemente el superávit del control y el dominio social mediante la eficacia del modelo, de manera tal que: “El plan de la ciudad progresista no está más ligado a las presiones de la tradición cultural que a las peculiaridades del lugar; quiere ser la expresión de una demiúrgica libertad de la razón, puesta al servicio de la eficacia y de la estética”2.
1 Jacobs, J. (1967). Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid: Península. 2 Le Corbusier, & Giraudoux, J. (1989). Principios de urbanismo :(la carta de atenas). Esplugues de Llobregat Barcelona: Ariel.
1 Taine, H. A. (1960). Filosofía del arte. Barcelona: Iberia. 2 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen.
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Equipamientos del poder y el modelo urbano
En este sentido cabe destacar que esta apología de la eficacia es el devenir de un constructo sociocultural posterior a la primera guerra mundial, el cual está ligado a los progresos de la medicina y la fisiología y sus aplicaciones prácticas. Consecuentemente se empieza a dar mayor importancia a las cuestiones inherentes a la salud y a la higiene, generándose así una obsesión en torno al sol, las áreas verdes de la ciudad y los espacios abiertos. Como contrapartida de esa radical posición se fomenta la abolición de la calle, estigmatizada como vestigio histórico de la barbarie, sitio insalubre donde las peores situaciones sociales tenían lugar. Ya lo decía Le Corbusier abrazado al modelo progresista: “La calle no es, pues, abolida solamente en nombre de la higiene, sino en tanto <<simboliza en nuestra época el desorden circulatorio>>”1. Lo hasta aquí expuesto acerca del urbanismo progresista, corresponde a los lineamientos más elocuentes que caracterizaron su desarrollo e implementación a cargo del movimiento moderno durante parte del siglo XX, que ha basado los aspectos sociales propios de la arquitectura y el urbanismo en torno a un entendimiento conceptual de las masas y las sociedades como “capital humano”. El segundo modelo al que haré referencia se encuentra en las antípodas de este paradigma moderno y es un urbanismo de carácter más utópico, aunque no por eso inmaterial, que se corresponde con la escala del ser humano y que por consiguiente sueña estar hecho a medida de sus necesidades y sensibilidades. El llamado urbanismo “culturalista” es uno de los tantos modelos de urbanismo que hay dentro del abanico de prácticas y su mención resulta pertinente dado que representa el anverso del desarrollismo espectacular, en consecuencia, conceptualmente descansa sobre las bases nostálgicas de un “regreso” a un pasado, a diferencia del progresista, no industrial sino artístico cultural. Una mirada parcial y romántica que, asociada con el desarrollo humano que supusieron los fulgores artísticos desprendidos de la Edad Media, promueve un Estado al servicio del hombre y encuentra la clave de esta propuesta, que no es el progreso entendido en términos de desarrollismo y materialidad, sino en el cultural y espiritual del hombre en sociedad.
1 Le Corbusier. (1920; 1929). Urbanisme. Paris: Les editions G. Grès.
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Dentro de este orden de prioridades, y como parte del anverso del modelo progresista, la ordenación del espacio urbano se basa en modalidades menos rigurosamente determinadas. Mientras que el modelo progresista establecía los límites, precisos y claros, de hasta dónde, cómo y con qué función debían expandirse las grandes aglomeraciones urbanas, el pensamiento culturalista plantea, a manos de los ensayos desarrollados por Ruskin y William Morris, ciudades de menor escala con un orden orgánico y natural, de trazas irregulares y asimétricas, el cual teniendo en cuenta las particularidades de cada lugar, es capaz de integrar de forma sucesiva en una ciudad los distintos elementos dados por la historia. Con una naturaleza presente en su máximo estado salvaje e inspirado en el poder creador de la vida, el paradigma del modelo culturalista se caracteriza por la exaltación de la inteligencia humana y un entendimiento colectivo del desarrollo social. Sin prototipos ni estándares de producción espacial este modelo considera que cada edificio debe expresar su carácter específico y por consiguiente ser diferente a los demás, aunque se encargue de resaltar el carácter referencial de los edificios comunitarios y culturales en contraposición al “hábitat individual”, marcando así una diferencia de jerarquías y tensiones urbanas sobre el territorio, donde “la suntuosidad y el esmero arquitectónico de los unos contrastan con la sencillez de los otros”1. Respecto de la similitudes en la producción arquitectónica “sencilla” de la vivienda privada a la que se apuesta y de la estandarización seriada, se remarca el carácter personal de cada grupo humano en la producción del hábitat, ya que “pueden parecerse por el estilo y por la manera, pero cuando menos, quisiera verlas con unas diferencias que convinieran a los caracteres y a las ocupaciones de sus moradores.”2
1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen. 2 Ruskin, J., & de Solà-Morales, I. (1989). Las siete lámparas de la arquitectura. Murcia: Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Murcia etc.
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La ciudad del modelo culturalista se opone a la ciudad del modelo progresista, y marca una gran diferencia al considerar a la sociedad industrial como “un proceso letal, de una desintegración producida por una carencia de cultura que no puede ser combatida más que con una serie de medidas colectivas”1.Esta carencia de cultura solo se podría revertir a partir de un arte que, si bien se encuentra enfermo, no debe morir y tiene que “venir del pueblo, estar destinado a él y hecho por él”. Esta apertura a las artes y al conocimiento se basa en el consecuente entendimiento y desarrollo de una política tendiente al perfeccionamiento de las fórmulas democráticas por parte de una comunidad de alma colectiva y anti individualista. Otra característica de este modelo urbano es el análisis relacional, y ya no tipológico, que se hace de la calle como elemento y órgano fundamental de la ciudad, es decir se enfatiza el espacio público de la calle y las plazas no solo como lugares de paso, sino también como espacios de encuentro y sociabilización que serían, junto a los monumentos, la cura a “la enfermedad del aislamiento”2. Los planteos hechos por el modelo culturalista han recibido fuertes críticas debido a su fuerte énfasis totalitario y colectivo que se imponía por sobre cada una de las partes, y también por su imposición cultural que sobrepasa a la importancia de la propia ciudad. Una ciudad simbólica desbordada de representaciones en la cual “cada piedra es un signo, cada forma es un símbolo, y el hombre cultural implicado en esta concepción vive en una ciudad completamente animada por fantasías”3.
Al hablar de modelo urbano debemos reconocer el amplio trasfondo que es necesario para su implementación. En primer lugar, y de carácter terminantemente vinculante, se encuentra la voluntad político-económica, que por su “poder específico” relega a una segunda instancia a la muchas veces minimizada y ridiculizada aceptación ciudadana, la cual tras ser violentamente adulterada por los políticos de turno y sus mediócratas en pos de los “proyectos participativos”, pasa a formar parte de forma fáctica -aunque ficticiamente consensuada, aprehensible y vinculante- de las acciones llevadas a cabo en la ciudad. El espectáculo libidinal al que asistimos, en términos socio-espaciales, encuentra sus raíces en el modelo urbano progresista- desarrollista en su acepción más integral, es un modelo que se ha impuesto bajo unos regímenes económicos y políticos en los que la figura del Estado aparece como un Estado productor en un clima constante de “Capitalismo de Estado”.
Tras la breve descripción realizada sobre este par antagónico de fuerzas, somos capaces de distinguir cual es el enfoque y la raíz de cada una de ellos, y así, comprender qué camino, o mejor dicho cuál fue el modelo, que nos impulsó al espectáculo cotidiano contemporáneo. Las marcadas diferencias históricas que se desprenden del análisis de ambos modelos, se ven sintetizadas y se ponen de manifiesto, cuando analizamos la coyuntura actual que prima en la producción espacial urbana y los constantes reclamos sociales básicos que se manifiestan a diario en las ciudades.
1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen. 2 Sitte, C., Collins, G. R., & Collins, C. C. (1980). Construcción de ciudades según principios artísticos. Barcelona: Gustavo Gili. 3 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili.
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Equipamientos del poder y el modelo urbano
En este contexto, las ciudades como trama de relaciones ha involucionado en manos de un capitalismo avasallador y la cuantificación cronométrica del tiempo, así la sobreacumulación del capital, de la forma y con el costo socio-ambiental que sea, libera las endorfinas del neoliberalismo en decadencia, y busca más allá de cualquier límite existente, no dejar perecer su cuerpo y seguir su agónica y expansiva persistencia. “La ciudad tradicional ha muerto, asesinada por el desarrollo capitalista desenfrenado, víctima de su necesidad insaciable de disponer de capital sobreacumulado ávido de inversiones en un crecimiento urbano raudo e ilimitado, sin importarle cuales sean las posibles consecuencias sociales, medioambientales o políticas. Nuestra tarea política, sugería Lefebvre, consiste en imaginar y reconstruir un tipo totalmente diferente de ciudad, alejado del repugnante caos engendrado por el frenético capital urbanizador globalizado. Pero eso no puede suceder sin la creación de un vigoroso movimiento anticapitalista que tenga como objetivo central la transformación de la vida urbana cotidiana.”1. Como síntesis de lo expuesto en este layer, diré que estamos en un “Entorno-Ciudad 1.0” cargado de estructuras férreas impuestas por un “Capitalismo de Estado” que, en las sombras, es legislado por los intereses de las corporaciones.
En este contexto y en torno a una “ideología neoliberal que puede estar fatalmente herida”1, la sociedad ha sido abandonada a los mercados puramente libres y a la enfatización del paradigma de la propiedad privada, lo que en términos socio-ambientales, representa un camino nihilista hacia la destrucción humana y, en términos socio-culturales y en el plano del desarrollo cognitivo, significa el más pesado lastre para el mundo de las ideas y los entornos innovadores, de manera tal que asumimos la afirmación de que “un neoliberalismo sin Estado fue su propio mito. En realidad, claro, el Estado en diversas escalas nacionales, locales y globales contribuyó asiduamente por medio de la desregularización empresarial, los gastos militares, la política de la vivienda, la política de impuestos a las empresas, el desarrollo urbano, la represión social, las políticas de <<desarrollo>> global y la expansión de su propia iniciativa empresarial, al avance del proyecto neoliberal. Muchas de las instituciones y normas de esa época se mantienen firmes en su puesto con muy pocas alternativas coherentes a la vista”2, y como ha escrito Jürgen Habermas: “el neoliberalismo ha muerto pero sigue vigente”3.
“La burocracia siempre da pie a que reine un cierto estado de terrorismo” Lefevbre
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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1 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. 2 Idem 3 Foster, H., & Baudrillard, J. (1985). La posmodernidad. Kairós.
Layer 1.2 Mercantilización del saber Como hemos descrito anteriormente, la ciudad metaboliza recursos provenientes de su expansivo dominio y los concentra en torno al capital para la acumulación de poder, en este sentido, la información y el conocimiento juegan un papel clave en la actualidad, ya que representan una de las principales fuentes de producción de riqueza. Es por eso que este layer dedica sus esfuerzos a realizar un análisis pormenorizado relacional correspondiente a la institucionalización del saber, la mercantilización cultural, la lógica corporativa de las patentes, el falso escudo del copyright y la emergente contraofensiva basada en el copyleft. “El uso y el disfrute gustoso del fuego fatuo, esto es, del brillo espectacular que no ilumina pero que -como el resplandor que emite la putrefacción- nos ciega y nos impide ver la realidad de clase y casta. Frente a tal ofensiva el poder de la inteligencia y la ética no puede rendirse ante el mal: el Poder de las armas y el capital. Sabemos que las culturas, los estilos y las modas están dominadas, determinadas por las <<razones>> económicas desde la esclavitud del salvajismo a la servidumbre de la barbarie, a la salarización de la ciudadanía”1. Anteriormente hemos hablado de la importancia que tiene en las relaciones de poder el acceso a la información y, lógicamente, a la educación. La relación que se establece entre la sociedad y la información en la contemporaneidad, como el devenir consecuente de los avances tecnológicos, es abrumantemente nueva. A lo largo de la historia cada una de las apariciones tecnológicas, relacionadas con los medios de comunicación, que incrementaron la conectividad favoreciendo así la propagación de la información y, en consecuencia, ampliando el acceso a la educación, implicaron revoluciones plagadas de cuestionamientos. Apariciones tales como el telégrafo, la máquina de escribir, la imprenta, la radio, el teléfono y el televisor fueron sometidas a las enérgicas críticas de los actores sociales que veían afectados sus intereses por dichas históricas irrupciones.
1 Pizza, A., Montaner, J. M., Miranda, A., Martí, C., & Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante. (2007). Foro crítica: Construir con palabras. Alicante: Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante.
Las críticas más feroces las encarnaron siempre, tanto los polos de concentración de poder, que veían en las nuevas tecnologías una amenaza promotora de cambios nocivos para la matriz productiva de los saberes y sus monopolios, como aquellos estudiosos que pronosticaban la pérdida de pureza de las relaciones a manos de la tecnificación. Para hablar de revoluciones tecnológicas e informativas, y sus consecuencias sobre los horizontes económicos, podríamos remontarnos a los Estados Unidos del siglo XIX y la aparición del telégrafo, el cual comenzó sus andanzas en el año 1844 de forma muy lenta y escéptica. Esto fue el inicio de una revolución informativa que finalmente -y tras tomar varias medidas que instrumentalizaban de forma eficiente y amplia su utilización, tales como la ampliación de las redes de cableado- se extendió por todo el país como una tela de araña, ganando adeptos de forma exponencial en el mundo entero: a “ambos lados del Atlántico el entusiasmo por esta nueva forma de comunicación crecía sin parar y solo dos años después de instalar la primera línea norteamericana, la red abarcaba ya más de sesenta mil kilómetros de cables y seguía creciendo a toda velocidad. Cuando la red se consolidó, las relaciones económicas y las formas de comunicación empezaron también a cambiar y aquella transformación dejó una huella indeleble en la forma de llevar a cabo transacciones comerciales. Al mismo tiempo que la red telegráfica modificaba las formas de comercio, una comunidad nueva iniciaba su andadura. Individuos que jamás se habrían conocido personalmente y que se encontraban geográficamente muy alejados se comunicaban entre sí a gran velocidad”1. Desde las contextualizaciones adecuadas del caso, resulta increíble como un fenómeno que ocurrió hace más de 150 años guarde una similitud tan estrecha, casi calcada, con la revolución digital a la que asistimos actualmente a través de la Internet.
1 Solé, R. V. (2009). Redes complejas :Del genoma a internet. Barcelona: Tusquets.
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Mercantilización del saber
Los monopolios son los que se encargan de llevar adelante la batalla en contra de las innovaciones y no es de extrañar que así sea. El hombre cualquiera -aquel que ha construido su saber a través de la lógica tradicional del artesanado o bien ha accedido a la educación básica ciudadana mediante la escolarización de rigor- quedó relegado históricamente a un segundo plano en el cual, a diferencia de los monopolios de la información, pareciera condenado a una comunicación parcial de sus expresiones e ideas al disponer de un número limitado de relaciones. Esto es a lo que se temió desde siempre, y a lo que se sigue temiendo en la actualidad, de las euforias tecnológicas, la riesgosa y veloz escalada al acceso informacional fundamenta y constatalaviejahipótesisde“accesoesigualapoder”.
La particularidad de este acceso a la información es que “el énfasis no recae en la autoría de la obra, sino en la recién inaugurada posibilidad de comunicación <<de igual a igual>> en el gran circuito mass mediático. Desde entonces y hasta la actualidad, el video alternativo con vocación activista seguirá esa misma tendencia de creación anónima y colectiva, llegando incluso, en ocasiones, a ampararse en el anonimato más por necesidad que por voluntad”1. Hasta la segunda mitad del siglo XX y entendiendo la siguiente lógica desde un nivel general de los casos, los exclusivos titulados que ponían en práctica las competencias adquiridas mediante el saber reglado continuaban una lógica del saber en la que sus hijos, o sus aprendices, tomaban la posta del saber heredado y, gozando de una situación económica permisiva, seguían accediendo a la información más exclusiva y excluyente. De esta forma hereditaria, y basados en la construcción de saberes establemente reglados, era la “casta de especialistas”2 la que de alguna forma u otra construía las pirámides del poder. En el sistema capitalista actual ya no se acumula el dinero, la moneda como tal se ha postergado a un plano posterior, lo que importa y se persigue en la lógica de acumulación contemporánea son las relaciones de poder que se establecen y de esto ya habló Simmel hace más de 100 años. 1 Baigorri, L., & Zemos98. (2005). Creación e inteligencia colectiva :Zemos98-7 : [un espacio y un tiempo para la cultura audiovisual]. Sevilla: Asociación Cultural Comenzemos Empezemos. 2 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
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Si bien en términos macroeconómicos el dinero es un objeto esencial, y la eficacia del modelo se instrumentaliza mediante el flujo de sus intercambios, ya no es riqueza, sino la virtualidad de la misma1. Si cada uno de los poseedores en metálico de divisas lo guardara celosamente, de forma tal que el flujo se desmaterializara, el sistema económico contemporáneo se desmantelaría completamente, situación que no sucede con los valores territorializados de alguna u otra forma, como por ejemplo los grandes latifundios y los terratenientes dueños de regiones completas. Ellos correrán otro tipo de riesgo, pero no perderán su posición de privilegio ante un colapso financiero. “La moneda no existe como tal y sólo desempeña una función económica positiva mediante la circulación”2. Aunque resulte extraño decirlo, el dinero se ha convertido en un equipamiento del poder de carácter colectivo, que por medio de su incesante circulación ejercita constantemente un elíptico comportamiento convirtiendo lo público en privado y lo privado en público, involucrando a todos y cada uno de los actores sociales en una “inteligencia colectiva del mercado capitalista”. En términos socio-espaciales, pensar al dinero como la cinta de Möbius que configura los tejidos sociales en contemporaneidad resulta tan escalofriante como real a nivel mundial.
Vivir por y para el dinero es propio del Espectáculo, de manera que su cristalización refuerza las estructuras de los poderes dominantes, convirtiéndose así en un incentivo constante para el poder y la dominación, que al circular diariamente en pequeñas dosis líquidas en manos de millones de personas cumple una función inevitablemente colectiva, al igual que lo hace el lenguaje. El espectáculo es la relación social de las personas mediada por las imágenes, a tal punto que representa mediante las imágenes la sobre acumulación del capital expresado espacialmente en los equipamientos de poder, de forma tal que manipula la percepción social de una ciudad cargada de símbolos y legitimando como lenguaje al propio Espectáculo. “Lo que aparece es bueno, lo que es bueno, aparece”3. 1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós. 2 Idem 3 Debord, G. (2012). La sociedad del espectáculo (2a rev, 7a reimp ed.). Valencia: Pre-Textos.
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En base a lo expuesto hasta aquí vemos como las relaciones espectaculares establecidas entre el dinero, el lenguaje y los equipamientos colectivos llevan a una función convergente hacia la mercantilización del saber. “Esto significa que el análisis marxista viene integrado en el sentido de que el capitalismo… no se dirigía solo a la expropiación de la actividad productiva, sino también y sobre todo a la alienación del lenguaje mismo, de la naturaleza lingüísticocomunicativa del hombre, de aquel logos en el que un fragmento de Heráclito identifica lo común, la forma extrema de esta expropiación de lo común es el espectáculo, esto es, la política en la que vivimos”1. El surgimiento histórico de las innovaciones más sobresalientes ha sido siempre un punto álgido y de inflexión social. Los grandes hitos de la historia de la comunicación, por diversos factores, no han sido aceptados sin antes transitar un camino difícil de resistencia y difamación. La divulgación e implementación de las nuevas apariciones tiene por destino transitar una desgastante batalla en contra de los que ven amenazados sus intereses por dicha aparición. En la trinchera ferozmente institucionalizada del capitalismo se encuentran como primera línea en el frente de la batalla, las corporaciones, que resguardadas en el tergiversado y mutilado concepto de “derecho de autor”, intentan imponer un discurso ciego, sordo y mudo en la sociedad. En un intento desesperado de la industria por sostener el gran negocio que siempre fue la mercantilización del saber, la postura rígida, pesada y obsoleta que adoptan los mercaderes no hace más que dejar en evidencia la falta de razón y de asidero de un planteamiento ridículo que hoy esta socialmente deslegitimado. “El más oprimido de todos los pueblos será aquel que, en nombre de sus propias normas y derechos, acepte una tiranía llena de suavidad. El crimen legal se convertirá entonces en una especie de religión por la que los embaucadores y bribones entran en el Arca de la Alianza (Saint-Just)”2. El derecho de autor, que tanto dice defender la industria, a las claras no es otra cosa que un recurso de amparo que intenta presentar como legal un discurso cronológicamente ilegítimo. La aparición de la imprenta en su concepción moderna en el año 1440 aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg, dio pie a la consecutiva aparición de las primeras industrias en torno a la imprenta en forma de monopolios en Venecia. Las autoridades políticas le entregaban la exclusividad del mercado a ciertos impresores a cambio de lealtad política, en lo que es un claro ejemplo del vínculo 1 Agamben, G. (1996). La comunidad que viene. Valencia: Pre-Textos. 2 Pizza, A., Montaner, J. M., Miranda, A., Martí, C., & Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante. (2007). Foro crítica: Construir con palabras. Alicante: Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante.
histórico entre los políticos y los medios, afirmando así la definición de la política como “la esfera de los puros medios; es decir de la gestualidad absoluta e integral de los hombres”1. De la misma manera las primeras leyes que regulaban el copiado en Inglaterra estaban muy vinculadas a la censura y al control político. Como vemos en las primitivas incursiones legislativas respecto del control de los contenidos y de las copias, se intentó proteger los intereses de carácter político-económico de las esferas de poder y en ningún caso se tuvieron en cuenta los derechos del autor. “La primera legislación moderna del copyright, el Estatuto de la Reina Ana de 1710, era una ley de protección de la inversión que trataba la propiedad intelectual desde el punto de vista de las patentes”2. Con el paso del tiempo y mediante una larga batalla legal, en la que los escritores reclamaban recibir una remuneración por la venta de cada ejemplar, se generó en la sociedad de la época un debate sobre el interés público implícito en la propiedad intelectual y se empezaron a debatir, ya tempranamente, temas como la mercantilización del arte y la interesada censura, en defensa del poder político, por parte de los monopolios de la producción editorial. “La lucha por hacerse con el derecho de publicar determinado texto suscitó debates novedosos sobre temas como el monopolio y la piratería. La imprenta forzó la definición legal de aquello que pertenecía al dominio público. La propiedad común literaria quedó sujeta a ‘procesos de enclosure’ y el individualismo posesivo comenzó a caracterizar la actitud de los escritores hacia su obra”3.
Consecuentemente y dentro de la región conceptual que venimos abordando, cabe realizar aquí una aclaración respecto de los términos que acabamos de usar, tanto la mercantilización del arte como los monopolios de producción son dos sustancias distintas que llevan la misma esencia, ambos son Sujetos del Poder. Los primeros responden a los intereses hereditarios de las castas del saber reglado, mientras que los segundos, al sistema capitalista devoto del dinero y su virtual riqueza. 1 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos. 2 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones. 3 Eisenstein, E. L. (1997). The printing press as an agent of change :Communications and cultural transformations in early-modern europe (1 , repr ed.). Cambridge etc.: Cambridge University Press.
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Mercantilización del saber
Si son dos sustancias distintas: ¿por qué han generado el interés de la unión pública desde el siglo XVI hasta la actualidad? Porque tal como venimos desarrollando en este layer, ambas son construcciones acumulativas geométricamente expresadas mediante robustas pirámides en donde se concentra el poder. Ambos comparten esta misma esencia acumulativa que para existir y sostenerse necesita de una implicación, o bien podríamos llamarla imposición, colectiva a nivel social. Es decir, el plusvalor que genera la acumulación de conocimiento reglado en manos de las castas es plusvalor si y solo si existe una masa crítica humana sin dicho plusvalor. Aparece aquí la ignorancia, término que personalmente me desagrada sobremanera, como un equipamiento del poder de carácter colectivo; disponer de ella como recurso facilita amalgamar y unir las partes dispersas del tejido social y conducirlas hacia la dependencia eterna. Si todos accediéramos a la educación y/o información de forma abierta y gratuita no habría plusvalor, no habría diferencial excepcional y las receladas pirámides se derrumbarían, la gran masa humana instruida ya no dependería de los pocos sabelotodos del mundo, pesadilla a la que le ha temido históricamente la burguesía. Así, la mercantilización del saber responde a una lógica similar a la que emplea el capital, cuyo equipamiento de poder de carácter colectivo es el propio dinero en su expresión metálica. “Las multinacionales son el Sujeto de Poder. El Complejo Militar Industrial y Financiero, que nos arruina y envenena, es el sujeto de la enunciación; es el Poder actual sin rostro que nos ceba estabulados con las ideologías primero y con las consignas después. Así por ejemplo: <<La propiedad de los grandes medios de producción (aunque de origen colectivo) es, ha sido, y debe seguir siendo privada>>. El productor de ese mismo pienso plástico, el arquitecto artístico, el embellecedor encargado de dar forma y color al cadáver es, en el mejor de los casos, un subalterno, un despreciable pero útil sujeto del enunciado”1. De las batallas legales llevadas a cabo por los autores en contra de la forma de pago que establecían las editoriales, se desprendieron en el siglo XVIII las tempranas legislaciones que servirían como caldo de cultivo para el copyright.
1 Pizza, A., Montaner, J. M., Miranda, A., Martí, C., & Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante. (2007). Foro crítica: Construir con palabras. Alicante: Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante
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Abogando por la necesidad de salvaguardar el interés público vinculado explícitamente a la función difusora de los editores, al incentivo y a la creatividad que supone la remuneración del autor, las editoriales se convirtieron en una fábrica promotora de celebridades. Es decir, se concluyó en un montaje circular e íntegro del negocio, en el cual el autor estrella se veía avalado por los grandes consorcios editoriales que velaban tanto por sus intereses individuales y el derecho de autor como por el combate contra de “la piratería”. Es a partir de ahí que hablar derecho de autor requiere de un entendimiento complejo en el cual confluyen distintos vectores de acción y reacción. La alimentación y retroalimentación de cada uno de los autores se debe al carácter colectivo y los constructos sociales que sirven de herramientas para su producción, este tema no es nuevo y su debate data de la antigua Grecia. La noción de derecho de autor incluye, aunque no se reconozca dentro del discurso mutilado que se repite sistemáticamente, la participación social preexistente en cada una de las herramientas en las que se apoyan las producciones individuales. Lo que es igual a decir que cada creación nueva se sustenta en conocimientos previos, estén o no físicamente materializados, cada aparición en el mercado con el logo del copyright y bajo la ilegitima defensa del derecho de autor y la propiedad intelectual es la resultante de una colaboración colectiva y gratuita que a lo largo de la historia se dispuso al servicio de las elites y los Sujetos del Poder, aunque estos no la reconozcan. “Mediante los artefactos, nuestra percepción del mundo participa en la inmensa labor del hombre y en su dilatada inteligencia, aquí y ahora. El universo de objetos y de herramientas que nos rodea y que compartimos piensa en nosotros de mil formas diferentes. De este modo, una vez más, participamos de la inteligencia colectiva que lo ha creado. La comunidad científica, la iglesia, la burocracia estatal o la Bolsa encarnan formas diferentes de inteligencia colectiva, con sus distintos modos de percepción, de coordinación, de aprendizaje y de memorización.
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Las «reglas de juego» social, al presidir los tipos de interacción entre los individuos, modelan la inteligencia colectiva de las comunidades humanas, al igual que las aptitudes cognitivas de las personas que participan en ellas. Cada individuo posee un cerebro particular que, a grosso modo, se ha desarrollado bajo el mismo modelo que el de los demás miembros de la especie. Para la biología, nuestras inteligencias son individuales y parecidas (aunque no idénticas). Para la cultura, en cambio, nuestra inteligencia es altamente variable y colectiva”1. Ningún hallazgo es totalmente nuevo o azaroso, aquellas apariciones que se presentan como heurísticas o “mágicas”, no reparan en el simple hecho de que recorrer un camino, sea este con destino cierto o incierto, conlleva inevitablemente el potencial desprendido de la virtualidad del error. Es así como mientras que lo posible ya está preconfigurado y se mantiene fantasmagóricamente en un limbo latente a la espera de su realización, lo virtual, sin oponerse en absoluto a lo posible o a lo real, es un conjunto problemático cargado de potencialidades, es un “nudo de tendencias o de fuerzas que acompaña a una situación, un acontecimiento, un objeto o cualquier entidad y que reclama un proceso de resolución: la actualización...La realización de un posible no es una creación, en el sentido estricto de este término, ya que la creación también implica la producción innovadora de una idea o de una forma. Por lo tanto, la diferencia entre real y posible es puramente lógica”2. Las ideas aisladas y segmentadas por campos de conocimiento no funcionan, no prosperaran, tienen como plataforma de inicio una mirada sesgada. El conocimiento no es autista y necesita de la sociabilización, se retroalimenta mediante la interacción de entornos que favorecen el intercambio de energía e información. Así fue a lo largo de la historia como en muchas oportunidades, durante la búsqueda de lo posible, aparece el error y la consecuente virtualización con potencial de innovación, circunstancia particular pero frecuente a la que se definió como serendipia. Si bien en la historia de la ciencia son frecuentes las serendipias también existen casos de serendipias en obras literarias, obras en las que el autor escribía sobre algo que ha imaginado y que no se conoce en su época, y luego se demuestra que dicha invención ya existía contemporáneamente al momento en que el autor, sin conocerla, escribía sobre ella, hasta incluso con los mismos detalles.
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós. 2 Idem
Entonces ahí ¿A quién le correspondería el derecho de autor, o bien, de quién es la propiedad intelectual sobre dicho hallazgo? “Hace falta un sistema para capturar las corazonadas, y no es necesariamente el de agruparlas por categorías, porque las categorías pueden levantar barreras entre ideas dispares, confinarlas en sus propias islas conceptuales. La historia de la innovación humana no coincide con la historia natural en ciertos aspectos, y este es uno de ellos: que las ideas nuevas no prosperan en los archipiélagos”1. En base a lo anteriormente expuesto, al hablar del derecho de autor y de la propiedad intelectual debemos reconocer en términos románticos las características estéticas con las que se vincula al productor con el producto, al escritor con el libro, al pintor con el cuadro. Los sistemas modernos de copyright, basados en la lógica de las patentes, refuerzan las barreras de clases y reconocen en el dinero la exclusiva motivación de los artistas. La falta de constancia, los sistemas aislados y las celosas restricciones que impone el capital sobre el conocimiento representan las principales barreras de un entorno hostil para la innovación y el desarrollo social. Por el contrario, el crecimiento asociado del conocimiento requiere entornos densos propensos a poner en marcha la interconexión de las ideas, como lo son las ciudades. Allí se diseminan y dejan información latente, como mojones referenciales en el territorio, para el desarrollo de generaciones futuras. La ciudad cumple así la función esencial de red líquida de alta densidad que de manera simultánea fomenta la aparición de innovaciones mientras que las almacena, colaborando así al constructo de la inteligencia colectiva en manos de la sociedad. “Antes de la escritura, antes de los libros, mucho antes de Wikipedia, la red liquida de las ciudades guardaba el saber acumulado de la cultura humana”2.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner. 2 Idem
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Mercantilización del saber
Es así como cuando hablamos de democratización del espacio y el derecho a la educación, estamos hablando inexorablemente de una democratización general del acceso al conocimiento y a los productos del ingenio colectivo, un proceso que se salta las barreras geográficas y sociales. El nexo que existe entre el capitalismo y las innovaciones queda elocuentemente manifestado en la aparición de la imprenta. La estrecha relación que guardan entre sí discurre de forma plena en las configuraciones socio-espaciales de la ciudad, desarrollándose de forma colectiva. La potencia innovadora urbana basa su eficiencia en la velocidad con la que las ideas viajan y mutan debido a la proximidad de las personas dentro de un tejido social denso, así, la ciudad conectada y las relaciones establecidas entre ciudades en red funcionan como una red líquida que elude por default las estructuras capitalizadoras de ideas y, es por eso que, tanto la espacialización social como la sociabilización del espacio resultan fundamentales para los entornos democráticos y creativos. Tal es su importancia que, apoyados en Lefebvre, reconocemos la simultánea doble existencia socio-espacial, ya que “las relaciones formales que permiten la cohesión de los actos en su conjunto no se separan de las condiciones materiales de la actividad individual y colectiva…La racionalidad del espacio no resulta…de una cualidad o propiedad de la acción humana en general, del trabajo humano como tal, del <<hombre>> o de la organización social. Al contrario: él es el origen y la fuente (no lejana sino inmediata o más bien inherente) de la racionalidad de la actividad, origen oculto y sin embargo implicado por inevitable empirismo de los que se sirven de sus manos y de sus útiles, que componen o combinan sus gestos al emplear sus energías en tareas específicas”1.
1 Lefebvre, H. (2000). La producción del espacio Capitan Swing.
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La ciudad física y la ciudad humana, la ciudad material y la ciudad inmaterial son una misma y única ciudad, en donde las tensiones se acumulan y se disipan constantemente mediante el flujo comunicativo de las ideas. Allí tienen lugar lo posible, lo real y lo virtual, retroalimentándose los unos a los otros e incrementando así el potencial innovador de la inteligencia colectiva. Es por eso que los espacios abiertos y democráticos son los entornos ideales para el desarrollo social. “Una sociedad que se organiza alrededor de la plaza del mercado, en vez de los castillos o los claustros, distribuye la autoridad para la toma de decisiones entre una red mucho mayor de mentes individuales. La potencia innovadora de la plaza del mercado se deriva, entre otras cosas, de esta cuenta elemental: por muy “inteligentes” que sean los que mandan, hay mil mercaderes por cada señor del castillo, los primeros tendrán más ideas que los segundos. Las ciudades y los mercados consiguen reunir más cerebros dedicados al proyecto colectivo de explorar lo posible adyacente. Y, mientras se estén produciendo derrames de un cerebro a otro, habrá posiblemente más innovaciones apareciendo y propagándose entre la población general”1. Recorriendo nuestra región conceptual podemos combinar criterios y, en un intento de recapitulación, decir que los espacios de sociabilización democráticos tienden a ser entornos innovadores y creativos en donde germinan y se desarrollan los constantes flujos de ideas que migran velozmente entre las cabezas del tejido social, alimentando así una inteligencia colectiva, la cual se expande y se difunde más allá de cualquier estructura férrea dominada por los Sujetos del Poder. De esta manera la ciudad se transforma en una promotora y protectora de ideas, un territorio en donde los intereses privados de unos pocos se ven amenazados por los derechos colectivos de muchos. Como consecuencia de este amenazante contexto los Sujetos del Poder desarrollan sus estrategias policíacas, esta vez, para el control socio-espacial, como parte de un control totalitario, conformado por una tríada que se completa mediante el control socio-económico y socio-político. En este sentido la arquitectura juega un papel fundamental, ya que se utilizada como la herramienta fundamental de la configuración física de los espacios del Espectáculo y erige barreras protectoras y segregadoras, no solo catalizando e imponiendo los metamensajes de la opulencia y el despilfarro, sino que también enfatiza y acentúa las diferencias de clases.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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La espacialización antidemocrática de las barreras sociales es una intención manifiesta por la atomización del espacio, la alienación del individuo y el exhaustivo control de los archipiélagos sociales. Esta lógica fragmentaria, que es llevada cabo intencionalmente en favor del control de la emergente inteligencia colectiva y por consiguiente de la privatización de la vida privada, se sitúa completamente en contra de la sostenibilidad de los recursos socioambientales del planeta, a la que sin duda abogamos desde aquí. Las ciudades son convertidas en templos para el consumismo y el ocio, donde el tiempo libre de cada hombre tiene precio y no valor1. El Espectáculo se ha despojado del paradigma moderno del urbanismo desarrollista, en el cual se incluía la premisa de cultivar el cuerpo y el espíritu, no desea configurar espacios de encuentro y reflexión, en donde las personas puedan relacionarse. El Espectáculo le teme al pensamiento de las masas y es por eso que intenta controlarlo, atomizándolo, aislándolo en el refugio de la privacidad. “Las Vegas casi no tiene espacios comunes: apenas 1,4 acres por cada mil residentes, comparados con la mínima media nacional recomendada de 10 acres. Esta falta de parques puede significar poco para el turista que practica jet sky en el lago Mead o se pasea por la piscina del Mirage, pero define la empobrecida calidad de vida de los miles de trabajadores de servicios, con bajos salarios, que viven en las viviendas de estuco alineadas en las calles laterales del Strip. Las reclamaciones de Booster sobre los centenares de miles de acres de espacios de calidad para el recreo en el condado de Clark, se refieren sólo a los destinos accesibles en automóvil, no a los espacios despejados para llegar caminando desde casa o la escuela. Uno no sustituye al otro”2. Así como la ciudad emplea sus fuerzas en el control y dominio de una naturaleza salvaje y preexistente para lograr organizar y codificar un orden social estable, los Sujetos del Poder invierten parte de sus esfuerzos en el control de la ciudad y de las energías generadas a partir de las pulsiones sociales.
1 Simmel George, La metrópolis y la vida mental. Bifurcaciones: revista de estudios culturales urbanos, Nº. 4, 2005 2 Davis, M., & Khorasane, D. (2006). Ciudades muertas :Ecología, catástrofe y revuelta. Madrid: Traficantes de sueños.
En contrapartida al escenario ofrecido debemos destacar la existencia de una resistencia Underground que se opone al sistema impuesto como tal y a la acumulación de poder que significa la ilegítima industria del copyrigth. La máquina de hacer dinero del copyright está fuertemente estructurada por una cadena institucionalizada intermedia que une, aunque sería conveniente decir que en realidad separa, el origen y fin. Es decir, el problema no se halla en el escritor y en el lector, sino que el problema lo tienen el número infinito de intermediarios que ven afectadas sus siderales facturaciones a manos del flujo informativo y las propuestas de código abierto. La industria inflexible, lenta y temerosa, como toda estructura del poder, ha intentado buscar aliados en sus endiosados “autores” -sean estos escritores, actores, directores, científicos, etc.- para llevar a cabo la batalla social contra la “piratería” mediante la política del miedo y la difamación. Y ante la constante preocupación por si las empresas están perdiendo dinero hay que aclarar que “copia pirata = ejemplar no vendido” no tiene la menor lógica y muchas editoriales ya pueden dar testimonio de ello, ya que cuanto más circula una obra más vende. “Un usuario X se conecta a nuestro sitio y descarga, digamos, 54. Si lo hace desde el trabajo o la universidad y lo imprime allí mismo, no gasta ni un centavo. X lo lee y le gusta. Le gusta al punto tal que decide regalarlo y, por supuesto, no puede presentarse a la fiesta de cumpleaños con un engargolado de hojas tamaño carta. De modo que se dirige a la librería y lo compra. Una copia “pirateada” = un ejemplar vendido. Hay quienes tras descargar nuestro libro lo han regalado seis o siete veces. Una copia “pirateada” = varios ejemplares vendidos. Aun aquellos que no cuentan con dinero para hacer regalos pueden comentarle a sus conocidos que han leído el libro y que les ha gustado, con lo cual tarde o temprano alguien lo comprará o seguirá el proceso anteriormente descrito (descarga – lectura – compra – regalo)”1. 1 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones.
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Mercantilización del saber
Ya que la tergiversación, amiga íntima de la confusión inducida, es moneda corriente a cotidiano en los medios de comunicación que dominan tanto la política como la opinión pública, resulta oportuno definir de qué hablamos cuando hablamos de piratería. La piratería, como tal, es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo en que una embarcación privada o una estatal amotinada ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado. Con el propósito de robar cargas, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y/o apoderarse de las naves atacadas, la piratería, per se, se define como una actividad realizada con afán de lucro1. No es de extrañar que una vez más se utilice un término erróneo, dentro del discurso mutilado, para recurrir a la difamación mediante la evocación social. De la misma manera, que cuando nos hablan del derecho de autor intentan engañarnos haciéndonos creer que por culpa de la “promiscuidad” de la era digital los artistas se mueren de hambre, nos quieren hacer creer que el que comparte sin ánimo de lucro un libro, un disco, una película o un software está cometiendo un acto vandálico organizado “con el propósito de robar cargas, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y/o apoderarse de las naves atacadas”. ¿Acaso resulta tan doloroso para el mundo de las corporaciones, y no solo en sus gordos bolsillos sino también en su ego, que quienes no pueden pagar (llámense estos pobres) o que quienes simplemente no quieren pagar (llámense estos insurrectos) accedan libremente a los productos de los que ellos se adueñaron? Lo tragicómico de la paradoja que plantea el capitalismo en pos de la supuesta protección de los autores -queriéndonos hacer creer que son mentes brillantes e irrepetibles a las que hay que cuidar sin que cojan un resfriado o de lo contrario peligraría el futuro cultural de la humanidad, y no por el contrario, mostrándolos como los esclavos temerosos, perturbados y confundidos de una cadena de producción obsoleta impuesta por los monopolios a los que les pagan una parte mínima de la facturación de sus obras- es que plantea la problemática de una forma ridícula e infundada de forma tal que, si una persona compra un libro y automáticamente lo rompe, lo quema o lo arroja a la basura “NO ha cometido ningún ilícito ni atentado” y es considerado nuevamente como un potencial comprador, un santo y bienaventurado engranaje de la caja registradora.
1 Derecho Internacional, artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar
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Sin embargo, si ese hombre toma otra decisión y comparte el libro con alguien que no lo puede pagar, o bien hace fotocopias para facilitarle el acceso a la educación a quienes no pueden pagarlo, o en el peor de los casos, se toma la molestia de digitalizarlo para hacérselo llegar vía email a un colega en Tarija Bolivia, donde el sueldo promedio anual de un trabajador es de 250 u$s al año, ese hombre, según la legislación actual, “Sí ha cometido un ilícito” y por tanto es un pagano, un peligroso delincuente que debe ser condenado. Así es como la colaboración desinteresada y el altruismo son conceptos corruptos e incomprensibles que enervan la moral de los mercaderes del saber. Pero entonces, si descaradamente y con un espíritu lucrativo, como única motivación para las mentes creadoras, las corporaciones y los autores se adueñan de la inteligencia colectiva y, en contraposición, la sociedad conectada en red comparte conocimiento sin que esto represente ningún negocio más que la cultivación social libre, abierta y democrática ¿quién debería ser llamado “pirata”? (Ver video Internet Censorship & Copyright)1 Aquí es donde radica el principio ilegítimo y antidemocrático al cual vengo haciendo referencia, y que prospera gracias al imperio construido, en gran parte aunque no exclusivamente, por la tergiversación de la información y los monopolios de los medios de comunicación. Los Underground sabemos bien que en la era de la revolución digital es necesario expandir el conocimiento y que “gracias a las tecnologías que cancelan la distinción entre “original” y “copia”, usando redes telemáticas peer to peer (redes entre iguales, descentradas) para compartir los datos de sus propios discos duros, le dan la vuelta con astucia a cualquier obstáculo técnico o legislativo. Toman a contrapié a las multinacionales del entertainment y erosionan sus (hasta ahora) excesivos beneficios”2. (Se recomienda ver video Take the Power Back)3
1 www.youtube.com/watch?v=kZNDV4hGUGw 2 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones. 3 www.youtube.com/watch?v=MSYJoWoVnSY
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Durante miles de años las civilizaciones humanas han prescindido del copyright y la propiedad intelectual, lo que permitió el crecimiento colectivo mediante la lógica del artesanado y no a través de la corporativa. ¿Realmente alguien puede creer que las restricciones del copyright defienden a los autores? Bajo ese axioma, la humanidad no habría conocido ni “La epopeya de Gilgamesh, el Mahabharata y el Ramayana, la Ilíada y la Odisea, el Popol Vuh, la Biblia y el Corán,...,el Orlando enamorado y el Orlando furioso, Gargantúa y Pantagruel”1, no solo no habría conocido los originales sino que tampoco todos los frutos devenidos de las mezclas, reinterpretaciones, combinaciones, reescrituras y sus fructíferas transformaciones. Es decir, que lo que se denomina plagio asociado a la libre difusión es, y será, el motor creativo de los hallazgos más innovadores y relevantes de la humanidad, y que aunque no sea del agrado de ninguna mente corporativa forma parte de una inteligencia colectiva que precede a las leyes del copyright y todos sus artilugios. (Ver video ¡Copiad, malditos!)2 Por todo lo expuesto anteriormente, si seguimos situando el debate actual sobre la propiedad intelectual en el plano del derecho de autor tradicional, estamos prestándonos a una maniobra íntegramente estratégica del discurso dominante, el cual no solo evade por completo todo tipo de matiz, repitiendo como loros sus victimizados eslóganes, sino que incluso no puede hacer frente bajo ninguna circunstancia, desde el punto de vista ilustrado y bajo sus propias reglas, a que buena parte del comercio intelectual contemporáneo debería ser considerado ilegal. Lo que se plantea aquí es más que el simple reclamo humanista de que leer educa, la mercantilización del conocimiento y los monopolios son parte de un sistema, y a este es al que se cuestiona. “Se trata nada menos que de una antropodicea, es decir, de una definición del hombre teniendo en cuenta su apertura biológica y su ambivalencia moral. Pero sobre todo, se trata de la pregunta por cómo puede el hombre convertirse en un ser humano verdadero o real, ineludiblemente plantada desde aquí como cuestión mediática, si entendemos como medios aquellos instrumentos de comunicación y de comunión a través de cuyo uso los propios hombres se conforman en eso que pueden ser y que serán”3.
Es difícil alzar las banderas de la democratización del conocimiento si no levantamos la cabeza hacia un horizonte colectivo en el que la participación ciudadana sea más fuerte que el poder acumulado de unos pocos tal como lo es en el “EntornoCiudad 1.0”. Sin reflexiones al respecto seguiremos temerosamente autocensurándonos y peligrosamente convenciéndonos de que son mayores los beneficios derivados de la comercialización cultural y que la trasgresión en nuestros hábitos de consumo atenta contra el futuro cultural de la humanidad. “La movilización del mundo y los colectivos a una escala cada vez mayor, en efecto, multiplica los actores que componen nuestra naturaleza y nuestras sociedades. Pero nada en esa movilización implica un pasaje ordenado y sistemático del tiempo. Sin embargo, gracias a su forma tan particular de modernidad, los modernos van a ordenar la proliferación de nuevos actores, ya sea como una capitalización, una acumulación de conquistas o como una invasión de bárbaros, una sucesión de catástrofes. Progreso y dependencia son sus dos grandes repertorios y tienen el mismo origen. Sobre cada una de esas tres líneas se podría localizar a los antimodernos, los que mantienen la temporalidad moderna pero invierten su sentido. Para borrar el progreso o la degeneración desean volver al pasado, ¡cómo si hubiera pasado!”1. Por lo anteriormente expuesto es imposible pensar una práctica cultural distinta que tenga como punto de partida la propia historia de la humanidad, el reto es despertar del letargo que nos genera esa profunda conciencia intencionalmente alojada en nuestra moral y reconocer el carácter antidemocrático e ilegitimo que guarda mercantilización de la propiedad intelectual. Oponiéndonos fuertemente a eso y con el uso de las tecnologías disponibles, incluso a nivel doméstico, fomentaremos la consolidación de cauces informativos en beneficio de los intereses colectivos de la sociedad.
1 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones. 2 www.teledocumentales.com/%C2%A1copiad-malditos/ 3 Sloterdijk, P. (2006). Normas para el parque humano :Una respuesta a la carta sobre el humanismo de heidegger (4a ed.). Madrid: Siruela.
1 Latour, B. (2007). Nunca fuimos modernos :Ensayo de antropología simétrica. Madrid: Siglo Veintiuno.
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Layer 1.3 Progresiva privatización de la vida privada En el desarrollo de este layer completaré uno de los aspectos esenciales del “Entorno-Ciudad 1.0” y es el de la privatización de la vida privada. Ya hemos visto como se nos impuso el hecho antinatural de que hay que pagar por instruirnos y compartir ideas y ahora es el momento de completar un poco más el escenario de manera tal que entendamos que las regiones conceptuales que manejamos aquí forman parte de una realidad compleja. Una realidad que no se agota siquiera en los temas aquí desarrollados, ya que probablemente haya más cuestiones propias del “Entorno-Ciudad 1.0” que se estén generando continuamente y depositando en alguno de los layers que lo configuran. Cabe decir aquí que por más obsoleto, enfermo y moribundo que nos parezca el neoliberalismo que asiste con cuerpo y alma a las estructuras de poder, este sigue vivo y realiza todo tipo de maniobras para subsistir pese a que la sociedad reclame un cambio. Justamente una de las características de la política que nos gobierna es su capacidad para la no innovación, la no renovación y la no transformación del sistema de toma de decisiones. “La política, en la estructura y el sistema de reglas del estado-nación, supone la conservación y protección de las normas establecidas de juego democrático y económico, no el embarcarse hacia un nuevo territorio de fuerzas políticas, ni siquiera globalmente políticas, y hacia una sociedad del riesgo global. Lo político se aprehende y ejerce como una política gobernada por normas y aplicadoras de normas, pero no modificadora de normas, ni mucho menos inventora de normas; supone una variación en la ejecución de la política, pero no una política de la política”1.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España.
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Es decir, que la escenografía montada se pone en marcha realizando una inversión constante de energía y de aparatología gubernamentales en pos de las estrategias de gestión que permitan una conservación del status quo del poder en beneficio de los intereses a los que ellos deben sus campañas electorales, entre otros tratados indecentes. Esta inversión constante de energía a lo largo de la historia y el status quo, corrupto e inalterable, generó un fuerte desgaste en las bases sociales encargadas de, mediante al contractualismo, legitimar o no a los gobiernos. La atomización social a la que nos referimos cuando hablamos del Espectáculo también tiene que ver con esto, ya que en un intento por disimular la violencia de la opresión, la lógica del Espectáculo se constituye en un mecanismo de disipación de las ideas y de los flujos comunicativos. El concepto político como tal, tiene una parte visible e iluminada mientras que en su anverso reside la parte oscura que contrasta ante la luz, una zona olvidada en donde “la reflexión política moderna, deslumbrada por esa luz, ha perdido completamente de vista la zona de sombra que circunda o recorta los conceptos políticos, constituyendo el horizonte de sentido, de una forma que para nada coincide con su significado manifiesto”1. Al hablar de democracia, de poder o de política debemos saber que son términos irreducibles a la linealidad de una única palabra.
1 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barc: Herder.
Layer 1.3
La connivencia existente entre los intereses del capital, muchas veces globales, y los gobiernos locales, provoca una fuerte erosión del binomio indisoluble Estado-Nación. Dentro de la marcha constante de este debilitamiento socio-político, el hombre estandarizado y cuantificado intenta llevar a cabo una vida que crónicamente se somete a las presiones económicas de una existencia cíclica intencionalmente cosificada. Lamentablemente vivimos en una tecno-democracia de carácter global en la que “se extiende un mundo petrificado, un mundo de cosas en el que figuramos nosotros mismos, con nuestro yo, nuestros gestos y quizás incluso nuestros sentimientos, como meras cosas. Nada puede pertenecernos exclusivamente en semejante paisaje de muerte. Cada vez, nos parecemos más al exiliado, que nunca está completamente seguro de comprender lo que ocurre a su alrededor”1. En este sentido el hombre es considerado como “capital humano” que forma parte fundamental del sistema productivo, por lo tanto y cuanto volátil pueden ser los flujos, es necesario materializarlo, territorializarlo de forma tal que permanezca sujeto al desarrollo capitalista de la región. Desde la época industrial, hasta la actualidad, la producción habitacional resulta ser el artilugio por excelencia para mecanizar la territorialización del hombre estándar. De esta forma el hábitat humano, expresado en la vivienda mínima estándar, pasa a formar parte de los equipamientos del poder, y de la misma manera que el lenguaje, el dinero y la educación básica se convierten en un mecanismo de control social. Desde esta perspectiva funcionalista de los sistemas, aparece la vivienda mínima estándar como la imposición de lo que es obligatorio necesitar para habitar. Su producción en serie se ha promovido hasta el cansancio por el paradigma urbano progresista y su objetivo es simplemente responder de forma concreta a los satisfactores del sistema socio-económico al que se debe, soslayando plenamente cualquier tipo de característica cultural tanto del territorio como de sus habitantes para establecerse como una imposición, que con el paso del tiempo y desde una perspectiva tardo-capitalista, es incluso cultural. Esto se debe a que “el modelo o paradigma de la satisfacción habitacional funciona en muchas situaciones como una imposición, o como condición, planteada por conjunto social y por el sistema moderno de hábitat, de lo que es obligatorio necesitar, como requisito para pertenecer a la cultura de referencia de ese conjunto, es decir para no quedar excluido”2. 1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina. 2 Pelli, V. S. (2007). Habitar, participar, pertenecer :Acceder a la vivienda : Incluirse en la sociedad. Buenos Aires: Nobuko.
Tal es así, que bajo el paradigma productivista industrial, los arquitectos del urbanismo progresista comienzan a centrar sus esfuerzos en emplear sistemáticamente nuevos materiales que le permitieran tanto el cambio de escala y tipología como responder a la eficacia moderna mediante la estandarización y mecanización de los sistemas, racionalizando las formas a los prototipos de ensayo. La geometría se vuelve el paradigma que domina en las concepciones espaciales, en lo que es una clara condescendencia con la concepción del “hombre universal” dispuesto como “capital humano” en el orden militar del “urbanismo de cuchillo” que se practicaba. De forma tal que se disponía de elementos cúbicos ordenados mediante líneas rectas en lo que se reconoce como una ciudad-objeto, en la cual los espacios estallados y disociados se componen geométricamente en lo que es la génesis de la ciudad-espectáculo, en la cual la relaciones estaban medidas por la imagen, ya que “la cultura es un estado de espíritu ortogonal” y “la geometría es la base…Por tanto, toda la época contemporánea es, eminentemente, geométrica, orienta su sueño hacia las alegrías de la geometría. Las artes y el pensamiento moderno, tras un siglo de análisis, buscan más allá del hecho accidental, y la geometría los conduce a un orden matemático”1. Bajo estas premisas generales surgen las viviendastipo asignadas a la clase obrera circunscripta en un espacio mínimo, rígido e inmodificable, en las cuales los habitantes debían adaptarse a los esquemas de circulación y modo de alojamiento que el arquitecto ha creído conveniente. Esta proyección espacial de orden impuesto y carente de cualquier tipo de sensibilidad, creaba en los grupos humanos un clima mental particular, debido al abrupto cambio cultural al que se enfrentaban los nuevos habitantes, en el cual “la ruptura con el pasado se asume de manera agresiva; los nuevos valores (mecanización, standardizacion, rigor, geometrismo) quedan afirmados en un estilo de vanguardia y se exponen de algún modo al público, cuya adhesión se trata de ganar a través de una impresión de futurismo”2.
1 Le Corbusier. (1920; 1929). Urbanisme. Paris: Les editions G. Grès. 2 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen.
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Progresiva privatización de la vida privada
Las grave degradación de las condiciones de vida a la que se expone al hombre al considerarlo como capital humano implica una profunda crisis de insatisfacción dentro de un estado general de carencias, no solo emocionales, sino también laborales, sociales, etc. A este nivel, la vivienda impuesta y estandarizada representa algo más que un obstáculo en la evolución de la persona: “es una de las causas que concurren a un estado de destrucción constante, perceptible y acelerada de las personas que las sufren”1. Los grados de rigidez y de precisión que se pretenden imponer, no solo desde el aspecto físico-espacial de la vivienda sino incluso desde el discurso y el concepto, no se adaptan al carácter constantemente variable del hombre -por naturaleza y definición, “NO estándar” y subjetivo- quien se encuentra sujeto a los condicionantes de tiempo y lugar, como por ejemplo la vivienda. Realmente “plantearse un problema a partir de una idea formada a priori acerca de cuál es su solución, no parece ser la mejor manera de plantearse cualquier problema,…, pensar qué criterios de solución habitacional pueden responder con los recursos disponibles a los aspectos más urgentes y graves de la situación de toda la población en situación crítica. O sea: volver a plantear el problema, pero sin preconceptos sobre la solución”2.
1 Pelli, V. S. (2007). Habitar, participar, pertenecer :Acceder a la vivienda : Incluirse en la sociedad. Buenos Aires: Nobuko. 2 Idem
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Si bien la idea que socialmente prima sobre esta situación es simplemente una falta de cobijo para los más pobres, y aunque en los programas habitacionales oficiales, los políticos y urbanistas, suelen confundir el concepto de vivienda básica con una versión “miniaturizada” de la vivienda convencional “completa”, en ocasiones estando incluso esta por debajo de las necesidades funcionales, la vivienda básica es justamente lo opuesto: “un conjunto de componentes habitacionales (tangibles, como paredes, techos, etc., e intangibles, como ubicación urbana, calidad estética, regularización dominial, etc.), de dimensiones adecuadas a su función y de calidad consensuada como satisfactoria”. Lo expuesto hasta aquí nos permite ver cómo a lo largo de la historia, tanto desde la coyuntura económica capitalista como desde la política habitacional del hábitat de los gobiernos, la vivienda social funciona como un equipamiento del poder de carácter colectivo que territorializa el capital humano, una herencia dada que responde a la lógica progresista desde la era industrial y que sigue siendo en la actualidad un foco crítico de atención social, debido a que el problema de la vivienda no solo no es nuevo sino que tampoco es simple. Tanto para Engels como para Marx la vivienda es un aspecto parcial de un problema global y, por consiguiente, es un error intentar disociarla de su contexto económico y político que únicamente, según ambos, con la acción revolucionaria se resolvería.
Layer 1.3
Resulta alarmante la total vigencia que aún tienen los planteamientos que realizaba Engels como posibles soluciones ante el problema de la vivienda que, sin hablar del hoy tan nombrado concepto de decrecimiento, reconoce en la configuración física ya existente de las ciudades la capacidad de acogida necesaria para solucionar la crisis de la vivienda, la distribución y redistribución social de la vivienda sería una posible solución si es que esa fuera la real voluntad del sistema. Ante la histórica situación de acumulación de bienes que prima en la burguesía y la exclusión de la clase trabajadora dice tempranamente Choay: “lo cierto es que en las grandes ciudades hay ya bastantes inmuebles para habitar como para remediar sin demora, mediante su empleo racional, una verdadera <<crisis de la vivienda>>. Esto no se puede hacer, naturalmente, más que mediante la expropiación de los propietarios actuales, mediante la ocupación de sus inmuebles por los trabajadores sin cobijo o inmoderamente hacinados en sus casas; y, cuando el proletariado haya conquistado el poder político, esta medida exigida por el bien público será tan fácil de realizar como lo son hoy las expropiaciones y las requisas de viviendas por parte del Estado”1. Como dijimos anteriormente, la cuestión de la vivienda es y ha sido solo una parte dentro de un problema mayor, y por tanto, la solución de dicha crisis no es en absoluto la solución de los aspectos sociales, sino que, se resolverá la cuestión social mediante la solución del problema mayor que agobia a una sociedad de hombres estandarizados, proceso que se dará a través de la extinción del modelo productor capitalista, por ende y entre otras muchas consecuencias, se haría posible la solución de la crisis de la vivienda. Querer resolver esta cuestión mientras mantengamos al Espectáculo como base territorial en el “Entorno-Ciudad 1.0” es imposible, e impropio de la esencia del Espectáculo, ya que “esas
1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen.
grandes ciudades modernas no serán suprimidas si no es mediante la abolición del modo de producir capitalista y, cuando ese proceso esté en marcha, será otra cosa procurar a cada trabajador una casa en propiedad”1. El modo de vida que establece el capitalismo de Estado configura los espacios del Espectáculo de modo que los archipiélagos sociales comparten de forma individualizada una misma comunidad. Esta ambigüedad viene dada desde los orígenes del hombre en sociedad y los conflictos de intereses que se pueden generar cuando lo que es mejor para el desarrollo colectivo implica la anulación de un potencial destaque individual. “En otras palabras, la forma cultural de la indiferencia a partir de la que se constituyen los sistemas autoreferenciales se producen en el interior de esos sistemas y se inculca una y otra vez”2. Parecieran los dos lados de una misma moneda, pero comparar dicha situación con un objeto biplanar de estas características sería afirmar que el modelo dominante es el válido, y que inexorablemente el crecimiento personal solo sería posible mediante el individualismo y el egocentrismo, lo cual se enfrenta por antonomasia a los intereses colectivos. Este concepto, tan intencionado como sesgado, en el cual el desarrollo personal está íntimamente ligado al individualismo asocial, incluso con una misma naturaleza, suena lógico si aceptamos que el nihilismo y el autismo social conforman uno de los vectores que más interesa mantener activos y unívocos en beneficio del control social. Los acuerdos laborales han fagocitado al individuo como tal, de forma tal que, transmitiéndole el metamensaje egocéntrico propio del empresariado, han logrado que la sociedad del Espectáculo no se preocupe ni se fije en los problemas de sus vecinos, que ignore por completo la vida en sociedad. Esto es lo mismo que decir “yo, el empresario, te pago a ti y me desentiendo de lo que haces con tu dinero en tu tiempo libre, en tanto que tú te desentiendes de lo que yo hago y produzco con tu fuerza de trabajo durante las horas laborales por las que te pago”3.
1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen. 2 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España 3 Idem
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Progresiva privatización de la vida privada
En este escenario de control social y de polaridades, el urbanismo insostenible desarrollista pone el acento en la vivienda privada como “la primera cosa que hemos de cuidar”1. De esta forma el pueblo, en su totalidad pero fragmentado, se impregna de la cultura de la indiferencia y compite con las distintas herramientas y estrategias que están a su alcance para conseguir el gran anhelo que provoca la seguridad futura de una casa propia. Hay que entender aquí que cuando hablamos de pueblo se incluye a los pobres, los desheredados y los excluidos, de manera tal que con el mismo término designamos “tanto al sujeto político constitutivo como a la clase que, de hecho sino de derecho, está excluida de la política”2.
El pueblo es entendido así como una entidad de doble existencia, en la que por un lado, existe un conjunto general que forma un cuerpo político integral y que pretende abarcarlo todo sin excepción, bajo la forma de un Estado de ciudadanos integrados y soberanos, mientras que por otra parte coexiste el subconjunto pueblo formado por una “multiplicidad fragmentaria de cuerpos menesterosos y excluidos”, sean estos los miserables, los vencidos, los oprimidos, la burguesía dominante, etc. “El pueblo, pues, lleva ya siempre consigo la fractura biopolítica fundamental. Es lo que no puede ser incluido en el todo del que forma parte y no puede pertenecer al conjunto en el que está ya incluido siempre”3. Dentro de la lógica del subconjunto del pueblo y la fragmentación biopolítica, los espacios estallados del Espectáculo se configuran en base a los distintos intereses y grupos de hombres estándar del propio subconjunto, allí las partes del pueblo llevan a cabo una eterna lucha de clases que en la actualidad ha sufrido una “paroxística aceleración”. 1 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen. 2 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos. 3 Idem
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La histórica lucha de clases se pone de manifiesto en el urbanismo progresista desarrollista contemporáneo de diversas formas y la cuestión de la vivienda no queda exenta. El énfasis prioritario sobre la parte individual de la realidad ambigua del hombre y sobre la vivienda como cosa a alcanzar para cuidar, fomentó el desarrollo de un urbanismo incoherente en el cual viviendas -ya sea esta primera vivienda, segunda vivienda o bien el inmueble como capitalizador de flujos económicos- forman las distintas partes de una misma lógica especulativa sobre el territorio. De esta forma el capitalismo de Estado y la desregulación de los mercados inmobiliarios han permitido la aparición de las hipotecas privadas como actor social clave del “Entorno-Ciudad 1.0”. La propagación y aceptación, irresponsablemente avalada por los gobiernos neoliberales, de la lógica de la hipoteca bancaria como forma de acceso a los distintos tipos de viviendas derivados de la política especulativa del suelo, intenta disfrazar su especulativa y usurera existencia, tanto en sustancia como en esencia, en forma de préstamos para el desarrollo humano del hábitat y la política pública de viviendas. “Es un mundo en el que Ia ética neoliberal del intenso individualismo posesivo puede convertirse en pauta para Ia socialización de Ia personalidad humana. Su efecto es el creciente aislamiento individualista, Ia ansiedad y Ia neurosis en medio de uno de los mayores logros sociales (al menos a juzgar por su enorme envergadura y su generalización a todos los niveles) jamás construido en la historia de la humanidad para la realización de nuestros deseos más profundos. Pero las fisuras en el sistema son también muy evidentes. Vivimos en ciudades cada vez más divididas, fragmentadas y proclives al conflicto. La forma en que vemos el mundo y definimos nuestras posibilidades depende del lado de la barrera en la que nos hallemos y del nivel de consumo al que tengamos acceso”1. Cuando hablamos de irresponsabilidad por parte de los gobiernos en la liberación irrestricta de las andaduras hipotecarias, debemos saber que es una irresponsabilidad máxima, que incluso responde a la misma lógica llevada a cabo en materia de irresponsabilidad de las políticas nucleares actuales. Es decir, que en ambos casos hablamos de una irresponsabilidad organizada de forma tal que las instituciones encargadas de identificar, evaluar y regular los riesgos -sean estos económicos, sociales o ambientales- en un contexto cultural específico, se encarnan en la matriz configurada por los poderes legales de los Estados. 1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
Layer 1.3
“El concepto de irresponsabilidad organizada contribuye a explicar cómo y por qué las instituciones de la sociedad moderna deben reconocer ineludiblemente la realidad de la catástrofe mientras que, simultáneamente, niegan su existencia, ocultando susorígenes y excluyendo la compensación o el control”1. El mundo de las hipotecas para nada vino a dar una respuesta social a la cuestión de la vivienda, por el contrario, a sabiendas de que el problema es más complejo, las hipotecas responden a un mecanismo adaptado a la clase social más pudiente, la cual encuentra la posibilidad de incluso acceder a una segunda vivienda, y somete a un tren de vida inalcanzable en constante aceleración a la gran masa de trabajadores eternamente asalariado que ve en las hipotecas la única posibilidad de hacerse de un techo propio y potencialmente heredable para su descendencia. Estas prácticas socio-ambientalmente predatorias golpean especialmente a los más pobres, a la capa más vulnerable de la sociedad que ante cualquier factura impaga queda expuesta ante la situación crítica de un embargo preventivo sobre el propietario del inmueble, quien para enfrentar cualquier litigio legal debe acceder a un abogado y sus respectivos costos. Esta situación descontrolada e ilegal significa el mecanismo de presión psíquica con que el sistema controla el clima mental de una gran masa ciudadana temerosa de la pérdida de la propiedad de su domicilio, “<<domicilio que contiene en sí una potencia extraña, que no se entrega a él más que en la medida en que él le da su sudor>>, que no puede considerar como suya – en la que no puede decir: aquí estoy en mi casa -, se encuentra más bien en la casa de otro, en la casa de un extraño que todos los días lo acecha y lo expulsa, no paga el alquiler”2. La casa, como objeto, es la cosa a conseguir y cuidar aunque sea hipotecando su vida a manos de bancos privados. Esto es la herramienta más eficaz jamás instrumentada para la paulatina privatización de la vida privada del “Entorno-Ciudad 1.0”, y en él, el actor social que representa la mecánica especulativa de la hipoteca reúne “en su persona los rasgos de un estafador con los de un profeta”3.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España. 2 Marx, K. (2004). Manifiesto del partido comunista. Santa Fe: El Cid Editor. 3 García de Haro y Goytisolo,Ramón. (1980). Karl marx :El capital (2a ed.). Madrid: Magisterio Español.
La vivienda encierra históricamente en su interior el potencial aglutinador de las partes que forman una familia y esto no debe ser minimizado a lecturas románticas que simplifiquen o banalicen su importancia social. La vivienda es, entre otras cosas, la espacialización afectiva y formal de una familia que ha construido un hogar, siendo el hogar el corazón de congregación y de desarrollo, en su aspecto más amplio y abarcativo, de las distintas personas devenidas en calidad de ciudadanos que en él se refugian. El hogar es a la persona, lo que el vientre al feto o lo que el seno materno al crió. Por eso, debemos decir que cuando se induce a la ciudadanía a una mecánica hipotecaria de lógica especulativa para la adquisición de su primer vivienda, se está privatizando y diezmando el seno del desarrollo social tanto del ciudadano como de la persona, se está cosificando no solo la vivienda sino el hogar, a las claras creo que desentenderse de esto seguiría siendo un grave error que permitiría que la expresión cíclica de la historia reaparezca como el revival de un pasado cercano que aún nos mantiene presos, un pasado irresponsable en el que “las instituciones hipotecarias respondieron con gusto – prestando sin restricciones y cortocircuitando los controles reguladores – mientras que sus directores cosechaban enormes fortunas personales, todo ello en nombre del bienestar público y de la ayuda a la gente menos privilegiada para que disfrutara de los supuestos beneficios de la propiedad de su vivienda”1.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Progresiva privatización de la vida privada
Las instituciones financieras son el gran motor promotor del “milagro” de las hipotecas y se han sabido posicionar estratégicamente tanto en el conjunto pueblo como en el subconjunto pueblo, es decir afecta tanto al pueblo concentrado en su totalidad en la figura de Estado como a los fragmentos dispares que con sus diversos intereses forman parte del heterogéneo cuerpo llamado pueblo. Las estrategias especulativas de promoción, préstamo, producción y retorno, afectan a las diversas escalas regionales e institucionales, y van de lo general a lo particular. La reproducción del capital mediante los procesos de urbanización se canaliza por múltiples vías, y se dispone en el territorio como la capacidad del poder capitalista de dominar los procesos urbanos colectivos de las ciudades, de forma tal que el empresarialismo urbano ha afianzado los vínculos entre el sector público y el privado mediante operaciones de diseño especulativo en las que el sector público asume los riesgos y el privado los beneficios, gracias a la sospechosa y permisiva subordinación por parte de las administraciones a dichos procesos.
Estos modelos de desarrollo urbano no solo se caracterizan por remarcar las fisuras del tejido social y su espacialización, sino también “por su pésima eficiencia tanto en lo que a ocupación del territorio se refiere, como en lo que respecta al despilfarro de recursos y energía, lo que se está ya traduciendo en problemas de abastecimiento de agua y en un enorme déficit hídrico regional. De igual modo, se trata de un tipo de ciudad basado en la hípermovilidad motorizada, lo cual se manifiesta, incluso mediáticamente, en problemas evidentes como el permanente colapso circulatorio y la mala calidad del aire…Asimismo, este modelo está provocando el aumento de las servidumbres y usos indirectos del metabolismo urbano; la proliferación de infraestructuras de producción y desecho (vertedero, incineradoras, graveras, cementeras, depuradoras, centrales térmicas) concentradas inevitablemente en las zonas de menor renta de la comunidad”1. Esto implica ya no solo la dominación del capital sobre los aspectos del poder estatal y la clase política de ocasión a lo largo de la historia, sino también sobre toda la población sometida al urbanismo privado con el que el espectáculo configura la forma de vida de una ciudad, controla su capacidad de trabajo y marca sus pautas y valores culturales, en lo que es sin lugar a dudas la expresión máxima del control socio-económico que se puede alcanzar incluso en gobiernos establecidos democráticamente. Con este abordaje amplio que intenta ver la mayor cantidad de variables inherentes a la cuestión urbana se ve con claridad como la ciudad y los procesos urbanos representan importantes focos de la lucha política, social y de clase, y por consiguiente no podemos desentendernos de las consecuencias que dicha dinámica tiene tanto en la vida privada de cada ciudadano como en el desarrollo colectivo de la sociedad completa. “El auténtico problema a este respecto,.., no es el de los bienes comunes en sí, sino el de la incapacidad de los derechos de propiedad privada individualizada para satisfacer los intereses comunes tal como se supone que deberían hacerlo… Después de todo, Ia justificación liberal de los derechos de propiedad privada es que deberían servir para maximizar el bien común al integrarse socialmente mediante las instituciones del intercambio justo y el mercado libre. Los intereses privados en competencia, en un marco de fuerte poder del estado, debían dar Iugar, según Hobbes, a una riqueza común {commonwealth}”2.
1 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. 2 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Esta doctrina se predica actualmente con el apoyo institucionalizado y conjunto de las fuerzas empresariales y el Banco Mundial, quienes argumentan que la solución para el problema de Ia pobreza global sería una apertura mayormente abarcativa y de carácter liberal de los mercados en la que se acentúen los derechos de propiedad privada para todos los habitantes de los barrios y poblados chabolistas, así, el acceso a las microfinanzas por parte del estrato más vulnerable de la sociedad quedaría incluidos en un modelo de desarrollo en el que aumentaría la riqueza común y en consecuencia desaparecería el problema crónico de la pobreza. Suena extremadamente perturbador tomar de forma seria este posicionamiento, ya que si lo hiciéramos estaríamos desentendiéndonos precisamente de los jugosos beneficios que dicha situación le provocaría a los grandes financieros del mundo sin evitar que la brecha social siga creciendo. Muy por el contrario, al igualar a un simple hombre con una corporación en las arenas del aparato económico se estaría legalizando de modo ilegítimo la esclavitud eterna de la pequeña microfinanza en manos de la macrofinanza, es decir del hombre empobrecido en manos del aparato corporativo enriquecido.
“El papel de los gobiernos debería consistir en estimular una participación privada bien regulada […]. Establecer los fundamentos legales para contratos hipotecarios simples, ejecutables y prudentes sería un buen comienzo. Cuando el sistema de un país está más desarrollado y es más maduro, el sector público puede alentar un mercado hipotecario secundario, desarrollar innovaciones financieras y expandir Ia titularización de las hipotecas. Las viviendas que son propiedad de sus ocupantes, habitualmente el mayor activo como mucho de una familia, es importante en Ia creación de riqueza, Ia seguridad social y Ia política. La gente propietaria de su vivienda o que goza de una tenencia segura suele participar más activamente en su comunidad y es por tanto más probable que presione por una disminución del crimen, una gobernanza más fuerte y mejores condiciones medioambientales locales”1. Mensajes como los del Banco Mundial son los que priman en el “Entorno-Ciudad 1.0”, en el cual se evidencian los mecanismos institucionalizados para establecer las relaciones de poder que permiten tanto la mercantilización de los saberes como la privatización paulatina de la vida privada, situaciones que forman parte de un mismo problema llamado capitalismo de Estado. He querido mostrar aquí como el discurso político y de los medios sirven para camuflar, mediante el variopinto gramatical y la tergiversación, los aspectos ocultos que encierran la producción de las cosas, tal como lo planteaba Marx. 1 World Bank. (2011). World development report 2011. Washington, D.C.: World Bank.
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Progresiva privatización de la vida privada
El entendimiento amplio y complejo de las temáticas abordadas en esta región conceptual nos permite ver que en el modelo urbanístico desarrollista la ciudad es cosificada como aquel paquete de azúcar al que hacía referencia Lefebvre: “ese paquete de azúcar no es tan sólo un paquete que tenga tal peso y que está destinado a endulzar el café y el té; no es tan sólo una materia pagada con tal suma de dinero. Tanto el paquete como el dinero que ha servido para pagarlo, implican relaciones sociales, entre otras la relación “trabajo-capital”, el salario y la plusvalía, a la vez expresados, amagados, enajenados (cosificados) por las cosas, el dinero y la materia, la abstracción y el hecho práctico. Hoy en día, sucede otro tanto a través de la tendencia al mínimo espacio (excepción hecha de aquel destinado a la perpetuación de la <<naturaleza>> y, así y todo, el sentido de tal reservación vendría a confirmar, si se le examinase más detenidamente, la apreciación anterior...)1. Todas estas relaciones de intereses cruzados, generan tensiones y presiones sobre el tejido social del subgrupo pueblo y se ponen de manifiesto en el territorio de forma tal que la ciudad es una vez más reivindicada como el sitial del poder por excelencia y el escenario de la lucha de clases. El “Entorno-Ciudad 1.0” nos presenta este escenario como irreparable, naturalmente así, sin otra opción más que la unidireccional resignación del hombre estándar a una cuantificada e hipotecada vida abandonada a los vientos cambiantes de un neoliberalismo peligrosamente moribundo.
Esta dominación de lo cuantitativo por sobre lo cualitativo, la hiperburocratización de las instituciones públicas y privadas, la exacerbación por la competitividad, el despilfarro y los cada vez más opulentos beneficios económicos en manos de pocos, han degradado las solidaridades colectivas de forma tal que la sociedad atomizada se encierra en las esferas privadas que las trincheras del urbanismo privado les ofrece y es “allí donde existe, el bienestar mental tal como atestigua el consumo desenfrenado de drogas, ansiolíticos, antidepresivos y somníferos por parte de personas acomodadas. La finalidad del bienestar se ha degradado al concentrarse exclusivamente en las comodidades materiales. El desarrollo económico no ha aportado su equivalente moral. La aplicación de la cronometría, de la hiperespecialización, de la compartimentación en el trabajo, en las empresas, en las administraciones y, finalmente, en nuestra propias vidas, ha acarreado con demasiada frecuencia una burocratización generalizada, pérdida de iniciativa y miedo a las responsabilidades. Los progresos felices del individualismo han acarreado la regresión desdichada de las solidaridades”1. (Se recomienda ver video Know your Enemy)2
“Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística” Jorge Luis Borges
1 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península.
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1 Hessel, S., Morin, E., & Alapont, R. (2012). El camino de la esperanza :Una llamada a la movilización cívica. Barcelona: Destino. 2 www.youtube.com/watch?v=tXwSbDxSh3g
ENTORNO CIUDAD 2.0
PROCESO DE CAMBIO: REVOLUCIÓN URBANA Y DERECHO A LA CIUDAD
“No te rindas, aún estás a tiempo De alcanzar y comenzar de nuevo, Aceptar tus sombras, Enterrar tus miedos, Liberar el lastre, Retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, Continuar el viaje, Perseguir tus sueños, Destrabar el tiempo, Correr los escombros, Y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma Aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo...” Mario Benedetti
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PROCESO DE CAMBIO: REVOLUCIÓN URBANA Y DERECHO A LA CIUDAD Las insurrecciones socio-espaciales y los cuestionamientos a las políticas del capitalismo de Estado, llevadas a cabo de forma continua en las capas que estudiaremos a continuación, son una expresión elocuente de la lucha de clases desarrollada mediante la inteligencia colectiva por quienes no se resignan a ser simplemente parte de un sistema que se los devora. Los insurrectos, que enfrentando las consecuencias de sus actos no solo salen del somnoliento letargo sino que también dicen, proponen y hacen, configuran con sus potentes actos lo que he llamado el “Entorno-Ciudad 2.0”. Los procesos de cambios sociales pueden tardar en llegar, muchas veces se dilatan sin llegar a ser un cambio real y se frustran en hechos aislados que pasan al anecdotario mediático. Las resistencias a lo impuesto, a lo injusto o a lo indeseado, el cuestionamiento a las acciones fraudulentas de los gobernantes y el despertar ciudadano corren un riesgo explícito de desvanecerse en intenciones, o incluso, de sucumbir ante el desgaste retórico y sistemático planteado por la burocratización del poder. Esto no significa que los cambios sociales existan solo en el plano de la imaginación o sean utopías, de ningún modo es así. El cambio es posible, está en marcha desde hace tiempo y debemos tenerlo claro, ya que se distingue y se opone al “neoliberalismo y caos sistémico”, dos entornos opuestos que forman parte de un mismo espacio. Por lo tanto es menester de este apartado dedicarse a estudiar tres layers que caracterizan el proceso de cambio. Cada uno de ellos representa una revolución urbana reivindicativa de los derechos al conocimiento libre, a la vivienda digna y a la ciudad. Estas tres capas se depositan en el espacio flexible e interconectado, interactúan entre sí, son colaborativas, horizontales y basan su desarrollo continuo en la admisión de lo posible adyacente como constructo colectivo. Por otra parte, y al igual que lo plantea el modelo urbano culturalista, cada uno de estos layers asume la historia como base y humaniza sus reclamos en pos de un hombre “NO estándar”.
“Último hombre, hombre de la calle, hombre de la multitud, hombre de las masas, hombremasa, así es como en un principio UNO nos había presentado al Bloom: como el triste producto del tiempo de las multitudes, como el hijo catastrófico de la era industrial y del fin de todos los hechizos. Pero entre esas designaciones, también hallamos ese estremecimiento. UNO se estremece ante el infinito misterio del hombre común. Cada cual presiente que tras el teatro de sus atributos se esconde una potencia pura; una potencia pura que supuestamente todos hemos ignorado”1.
1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
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La potencia ciudadana se ve disminuida y diezmada cuando se la valora en su estado fragmentado y aislado, pero crece exponencialmente cuando los archipiélagos se conectan entre sí, salen de las islas, cruzan los mares y se convierten en inputs y outputs de una red neuronal amplia e ilimitada. Esta suma de las partes llamada sinergia conforma una inteligencia común de componentes con igual esencia pero de distinta sustancia, de forma tal que la heterogeneidad del “Entorno-Ciudad 2.0” es una tríada compuesta por el Hacktivismo participativo que colaboró con el desarrollo de diversas revueltas urbanas, sumado a la catalización de los Indignados puesta de manifiesto en el reclamo por la vivienda digna y el derecho a la ciudad a través del movimiento 15-M (Layer 2.2) y finalmente la llamada “Primavera Árabe” como fenómeno socio-político que se instrumentalizó a través de las distintas herramientas que estaban a su alcance para enfrentarse a las tiranías institucionalizadas, en lo que es a las claras una reivindicación de la significación del espacio público.
El “Entorno-Ciudad 2.0” se caracteriza por “comprender que una fase de la cultura ha llegado a su fin, y que leyes más duras no bastarán para detener una dinámica social que ya se puso en marcha y es arrolladora. Lo que se está modificando es la relación misma entre producción y consumo de la cultura, un cambio que involucra aspectos de mayor calado: el régimen de propiedad de los productos del intelecto en general, el estatuto jurídico y la representación política del “trabajo cognoscitivo”, etc. En cualquier caso, el movimiento real está dirigido a superar por completo la legislación en materia de propiedad intelectual y a reescribirla desde el principio”1. (Se recomienda ver video Toxicity)2
Una fase termina y otra empieza, está demostrado que los cambios son posibles, solo tenemos que sentir y creer que somos una parte mínima pero importante de un Universo que quiere alinearse.
1 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones. 2 www.youtube.com/watch?v=q4oBIZmn9Wc&list=RDq4oBIZmn9Wc
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Layer 2.1 Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio El activismo en la web es un fenómeno con distintas vertientes que se ha hecho visible en los medios de comunicación tradicionales de forma muy confusa. Lo cierto es que de las acciones llevadas a cabo a través de la Internet, las que más han sido difundidas en los medios son aquellas que son fáciles de catalogar. La emergente revolución digital, en constante redefinición, es un fenómeno no lineal e incatalogable que no se deja definir, sin caer en errores lógicos, por los motes cerrados que facilitarían su digestión por el aparato mediático. Su difícil aprehensión es insoportable para las herramientas de control social, resulta inadmisible no entender con claridad la mecánica que se desarrolla mediante la comunicabilidad espontánea y dinámica de las personas en un espacio virtual. “Políticos y mediócratas tratan de asegurarse el control de este espacio vacío, manteniéndolo separado de una esfera que garantiza el hecho de que sea inaprensible, e impidiendo que la propia comunicabilidad salga a la luz”1. La imposibilidad de control que representan las relaciones generadas en el ciberespacio ha hecho que los mediócratas apelaran al mote estigmatizador de hacker para condenar socialmente a toda aquella persona que realizase una acción informática, legal o no, legítima o no, en la que las estructuras férreas del capital puedieran verse amenazadas. Por eso no es extraño leer o escuchar en los medios de comunicación masiva expresiones tales como “un ataque realizado por hackers”, una expresión genérica que se usa tanto cuando se desfalca una cuenta privada como cuando se realiza un escrache, o bien para hacer referencia a una denuncia en la página web de un privado. Pareciera que da igual lo que se haya hecho y porque se ha hecho, lo importante a transmitir es que lo hicieron peligrosos hackers anónimos que habitan a sus anchas el indescifrable ciberespacio.
1 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos.
Pero ¿qué es realmente el ciberespacio? El ciberespacio, también llamado red, es el medio de comunicación emergente que resulta de la interconexión mundial de los ordenadores. Este concepto no se encierra simplemente en el aspecto técnico de las infraestructuras materiales que permiten la comunicación numérica, sino también en el creciente e inconmensurable océano de flujos informacionales que en él habitan, se reproducen y mutan configurando asi un universo de información y de seres humanos que navegan por él alimentandolo constantemente. El conjunto de inputs y outputs que surgen a partir de las prácticas en el ciberespacio es lo que se reconoce como “cibercultura”. Es así como este espacio socialmente activo y amorfo, se vuelve inabarcablemente peligroso para quienes quieren domarlo y, debido a esto, intentan minimizarlo a expresiones estigmatizadas socialmente, las cuales ellos mismos se han encargado de tergiversar y difamar. Al igual que cuando se habla de piratería, y en pos de tener en claro de qué hablamos cuando hablamos de hackers, deberíamos acudir a un análisis más preciso de los términos que nos imponen. La palabra hacker hasta el momento no aparece en el diccionario de la lengua española de la RAE, lo cual no es extraño, ya que es un anglicismo, y como tal es maleable y susceptible de ser mal definido. La definición de un hacker en el mundo de la informática es la de “alguien que intenta irrumpir en los sistemas informáticos. Típicamente, se trata de un programador o ingeniero con una preparación técnica suficiente para ubicar y comprender los puntos débiles de los sistemas de seguridad”1. La irrupción de dicho sistema puede ser en todo caso para distintos usos, algunos más cuestionables que otros, pero no todos delictivos. El ciberespacio y la cibercultura, por inmateriales que parezcan, no dejan de ser expresiones socio-espaciales y socio-culturales. “Estas erupciones individuales, condenadas a multiplicarse, constituyen otras tantas llamadas a la deserción y a la fraternidad para los que aún no han cedido al sueño cibernético. La libertad que afirman no es la de un hombre particular, dispuesto para un fin determinado, sino la de cada cual, la del género: un solo hombre basta para atestiguar que la libertad no ha desaparecido aún”2. 1 Jimeno García, M. T. (2011). La biblia del hacker :Edición 2012. Madrid: Anaya Multimedia. 2 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
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Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio
Acaso ¿las ideas no son inmateriales y sin embargo provienen de un constructo social y colectivo desarrolladas o comunicadas en entornos creativos físicamente palpables? Con esto he de cuestionar la carente concepción que se tiene de las actividades y expresiones sociales que se activan y se manifiestan en el ciberespacio. Pero, ¿qué pasa cuando esas acciones fuertemente gestadas en lo virtual se manifiestan de forma física en las ciudades? O bien, ¿qué sucede con aquellas que sin abandonar lo virtual afectan de forma directa los intereses de un entorno físico? Debemos aquí reconocer algo ambiguo y fundamental que muchas veces se intenta acallar e ignorar, y es que de forma habitual la potencia humana y social en plena era de la revolución digital fomenta constantemente una transferencia retroalimentada y no encasillada entre lo virtual y lo físico, lo cual viene a salvar las injustificadas diferencias entre dos mundos que hasta aquí se creyeron separados, el físico y el virtual. En este sentido el ciberespacio aparece como un espacio que intenta igualarnos, que intenta ser promotor de igualdades de recursos para quienes accedan a él, y es aquí donde aparece la ambigüedad a la que hago mención. El ciberespacio, definido como espacio, puede conllevar infinitas intenciones y entre ellas la de igualar posibilidades, recursos y acceso al conocimiento, pero esas intenciones existen como potencial latente tácito y no más, en tanto y en cuanto el acceso a las nuevas tecnologías no es el mismo para todos. Es decir que la tarea de salvar determinadas brechas sociales y las barreras de clases es evidentemente un escollo imposible de superar por los propios avances tecnológicos, no advertirlo sería no solo confuso sino incluso injusto, ya que más allá de las buenas intenciones con las que se plantee cualquier innovación no se le puede asignar tamaña función. Esta aclaración no va en desmedro de la Internet y todo lo producido en ella, muy por el contrario lo que busco aquí es calibrar en su justa medida los alcances y esfuerzos reales que cada actor social tiene en la complejidad de la escena, para de esta manera evitar converger en el error de buscar de forma sesgadamente unidireccional la salvación planetaria en un nuevo y endiosado paradigma, en este caso, tecnológico. No debemos olvidar, que de forma paradójica, el acceso que hoy tenemos a Internet está en manos de las más grandes corporaciones de telecomunicación mundial, a las cuales su indiferente uso y su ilimitada expansión les representa, a pesar de los constantes conflictos de intereses, un negocio inconmensurablemente rentable segundo a segundo, mega tras mega, sin importar si el flujo de información que allí discurra sea en pos de la liberación de un pueblo, el acceso al conocimiento libre y gratuito, o una red mundial de pedofilia. 52
Justamente es esta guisa de complementos rentables, usos e intenciones, las que deben ser claramente identificadas cuando hacemos mención a las potencialidades que tiene Internet, son estas, no más. En este sentido, las acciones cultivadas en el ciberespacio y puestas de manifiesto, tanto en el propio entorno virtual, aunque afectando los intereses del entorno físico, como directamente en el propio espacio físico, son trasvases socio-espaciales que deben ser considerados manifestaciones activistas del siglo XXI. Si nos remitimos a la Biblia del hacker vemos que se define al activismo como “la postura de tomar acciones con el propósito de lograr una meta social o política”1. Ahora bien, habiendo definido qué es un hacker y qué se entiende por activismo, nos damos cuenta de que lo que muchas veces no explican los medios es que los hackers son también aquellos que interrumpen un sistema informático para realizar acciones sociales. Esta distinción resulta fundamental si queremos hablar de las acciones realizadas en red cuyo fin es el bien común, tanto del conjunto pueblo como del subconjunto pueblo, fenómeno que llamaremos hacktivismo. La tarea de los hackers no es la de desfalcar bancos o atacar tarjetas de crédito a mansalva2, aunque haya quienes lo hagan, sino que “la práctica de los hackers se basa en introducir nuevas entidades en el mundo. Es decir, los hackers crean cosas que cuestionan conceptos pre-existentes y modos de representación establecidos”3. 1 Jimeno García, M. T. (2011). La biblia del hacker :Edición 2012. Madrid: Anaya Multimedia. 2 bits.blogs.nytimes.com/2014/09/18/home-depot-says-data-from-56million-cards-taken-in-breach/ 3 Kelty, C. M. (2008). Two bits :The cultural significance of free software. Durham: Duke University Press.
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Por lo tanto el hacktivismo, más allá de tratarse de la irrupción en sistemas informáticos con fines sociales o políticos, es un cuestionamiento social dinámico, de carácter participativo, con código abierto y en continua evolución. “El ciberespacio favorece las conexiones, las condiciones, las sinergias entre las inteligencias individuales, debido a que un contexto vivo está mejor compartido, los individuos o los grupos pueden orientarse mutuamente en un paisaje virtual de intereses o de competencias y se incrementa la diversidad de los módulos cognitivos comunes o mutuamente compatibles”1. Cada uno de los activistas que conforman las redes de movimientos sociales, definidas como hacktivismo, son cables discretos de una potente maya de interacciones, la cual se configura como un espacio comunicativo y de acción en donde se comparte una experiencia de lucha y de autoorganización, una propuesta horizontal en donde se germina un sentido compartido de las protestas. Cabe destacar aquí que más allá de la morfología social de las redes y las particulares acciones que el hacktivismo lleva a cabo allí, el ciberespacio se ha convertido en un espacio emergente en donde hacer política y su control, o dominio, es el desafío más difícil que le ha tocado enfrentar a la corriente civilizatoria del capitalismo global. Las redes han pasado a ser, por excelencia, la forma de operar tanto de los flujos del poder, las corporaciones y las finanzas, como de los pederastas, las mafias y el crimen organizado.
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
Las redes activistas se distinguen de estas otras redes en tanto que incorporan la lógica de los movimientos sociales promoviendo los procesos emancipatorios y las estructuras horizontales, con el ideal de dispersar el poder más que de concentrarlo. La estructura que se genera a partir de las conexiones sociales en red, lo que se asume como cibercultura, guarda una similitud con la lógica del enjambre que se distingue en la naturaleza. El hombre no debe ser comparado con un insecto, pero sí se pueden trazar similitudes en la ecuación incógnita que comanda ciertos comportamientos espontáneos de los colectivos, estén estos formados por seres humanos o animales. Esta comparación busca comprender el sistema de toma de decisiones individuales que provocan acciones grupales, las cuales vuelven a incidir sobre las decisiones individuales. En cuanto a la capacidad de autoorganización “a primera vista los seres humanos podemos parecer la especie más capacitada del planeta pero tenemos una fuerte competencia en las hormigas” y “aunque no hay una sola clave para el éxito de los insectos sociales, la inteligencia colectiva del sistema de la colonia desempeña un papel esencial. Lo llamaremos la lógica del enjambre: 10.000 hormigas -cada una limitada a un magro vocabulario de feromonas y habilidades cognitivas mínimas- se encargan de resolver colectivamente problemas que requieren sutileza e improvisación”1.
1 Johnson, S. (2003). Sistemas emergentes :Lo qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Madrid: Turner.
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Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio
Los enjambres se retroalimentan de la planificación descentralizada del modelo y se construyen en base a un sistema diseñado para aprender desde los niveles informacionales básicos, un sistema en el cual la macrointeligencia y la adaptabilidad provienen del conocimiento local. Los animales siguen comportamientos instintivos que se vuelven inteligibles en la medida en que desarrollan una coordinación sincronizada del funcionamiento colectivo para el bien común de la especie. Es por eso que, por ejemplo, se pueden observar en el cielo bandadas de aves de gran densidad moviéndose coreográficamente sin separarse los unos de los otros y manteniendo su patrón relativo de distancia, una conducta que permite que ninguna de sus partes quede aislada y expuesta ante un depredador, una clara conducta coordinada de los individuos en pos de salvaguardar un cuerpo colectivo. En este tipo de comportamientos reticulares no hay centros neurálgicos de tensión y poder, en una colonia de hormigas la llamada hormiga reina está limitada a la constante función reproductiva y no es la mandamás del hormiguero, de forma tal que en los sistemas emergentes bajo la lógica del enjambre “solo hay una pluralidad irreductible de nodos en comunicación de unos con los otros…El ejército moderno produjo al soldado disciplinado y capaz de obedecer órdenes, semejante al obrero disciplinado de la fábrica fordista, y la producción del sujeto disciplinado en las modernas fuerzas guerrilleras ha sido muy similar. En cambio, la lucha en red, de nuevo como la producción postfordista, no depende de la disciplina en ese mismo sentido, porque sus valores primordiales son la creatividad, la comunicación y la cooperación organizada…Ya no se asume una base formada por “el pueblo”, ni tomar el poder del estado soberano constituye ya el objetivo. Los elementos democráticos de la estructura guerrillera cobran un carácter más completo en la forma de red y la organización se convierte menos en un medio y más en un fin en sí misma”1. (Ver video La inteligencia de masas...)2.
1 Hardt, M., Negri, A., & Bravo, J. A. (2004). Multitud :Guerra y democracia en la era del imperio. Barcelona: Debate. 2 www.teledocumentales.com/la-inteligencia-de-las-masas/
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Los comportamientos colectivos coordinados, de la emergente cibercultura puestos en acción en el ciberespacio, de forma dinámica, emergente, cooperativa, que se actualizan e interpretan en tiempo real, son una de las características primordiales del hacktivismo y la lógica del enjambre, lo cual marca una abismal diferencia de agilidades respecto del órgano institucionalizado del control social. La exacta aparición del hacktivismo es incierta, por lo cual resulta difícil marcar cual sería “la caída del muro” en el mundo hacker, sería más preciso reconocer que la aparición del World Wide Web fue la “caída del gran muro” y que cada una de las acciones coordinadas que se realizaron a partir de ahí han sido liberaciones parciales que fueron surgiendo paulatinamente en un espacio multitemporal.
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Uno de los primeros eventos que fue documentado como hacktivista fue la "sentada en Strano Network", una huelga dirigida contra los ordenadores del Gobierno de Francia en 1995. Podemos decir entonces, que las sentadas web fueron el comienzo de este tipo de manifestaciones y, conforme la tecnología comenzó a ofrecer mayores y mejores alternativas comunicacionales, el hacktivismo se fue acompasando, con el paso del tiempo, a nuevas apariciones, sin que esto distorsione el propio sentido del activismo y sus reclamos. La aparición de las redes sociales, ya sea desde las primeras cadenas de e-mails (mail list) hasta el Twitter, ha representado para gran parte de la sociedad global la inmediatez informativa, la actualización del conocimiento de los hechos y la divulgaciones de realidades en tiempo real. Esta situación de hiperconectividad e inmediatez absoluta conlleva, por una parte, al aprovecho mediático de todo tipo de primicia que alimenta el morbo de una sociedad Espectáculo alienada frente al monitor y adicta al impacto, mientras que por otra parte, es la fuente motora para la evasión de todo tipo de barreras que intente fragmentar los flujos informativos de los espacios y el consecuente control de los espacios políticos. “La bárbara decapitación de los rehenes parece reenviarnos a la antigüedad premoderna de los suplicios en la plaza pública, con un toque hipermoderno constituido por la platea planetaria de Internet desde la que se puede asistir al espectáculo. Lo virtual, antes que algo opuesto a lo real, constituye en este caso, su más concreta manifestación en el cuerpo mismo de las víctimas y en la sangre que parece salpicar la pantalla. Nunca como en nuestros días, la política se practica sobre los cuerpos, en los cuerpos de víctimas inermes e inocentes. Lo que resulta más significativo de la actual deriva biopolítica, es el hecho de que la prevención respecto al terror de masas tiende a reapropiarse y reproducir ese modus operandi”1.
1 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barcelona: Herder.
En este contexto complejo, cada uno de los usuarios de la red, que a su vez deben ser entendidos como hombres, entra en un estado de pluralidad no consciente dentro del espacio de las emociones y la información. La inteligencia corporal motora del cuerpo colectivo de la cibercultura disipa de manera orgánica las presiones y el estrés que generan las tomas de decisiones a través de un cuerpo mayor repartido en el ciberespacio. A este accionar sin líder y sin rostro que se extiende por la kilométrica e instantánea red es también a lo que le teme el Sujeto de Poder. Si bien la era digital podría ser destacada por la conservación de datos y registros acumulados históricos como gran fuente de precisión estadística o cronológica, la constante multiplicidad de los hechos desborda cualquier capacidad reconstructiva que intente trazar una línea de tiempo. Es esta condición multitemporal y compleja la que nos invita solo a reconocer dentro de la historia del hacktivismo algunos hechos puntuales que marcan boyas de referencia dentro de un océano de causas abiertas en múltiples sentidos. “El hacktivismo persigue, desde sus orígenes, el derecho universal del acceso a la libertad de expresión y de información, incluso en los países oprimidos”. (Ver el vídeo Libertad en la Red)1.
1 www.teledocumentales.com/revolucion-virtual-libertad-en-la-red/
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Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio
Anonymous Uno de los grupos hacktivistas que han marcado el pulso de las acciones de protestas en el ciberespacio es el denominado Anonymous, el cual desde el 2008 se manifiesta en acciones de protesta a favor de la libertad de expresión, de la independencia de Internet y en contra de diversas organizaciones, servicios públicos, consorcios globales y sociedades de derechos de autor. El movimiento Anonymous no posee una jerarquía, ni un reglamento explícito que marque las pautas de conducta a sus miembros, situación por la cual los internautas de la cibercultura consideran que formar parte de Anonymous es un posicionamiento dentro del ciberespacio, una toma de partido intencionada con valores tácitos propios. “Los vivos son aquellos que comprenden por sí mismos que cuando el miedo y la sumisión alcanzan en el Bloom su semblante final de miedo y sumisión absolutos,…,la liberación de este miedo y de esta sumisión proclama la liberación, igualmente absoluta, de cualquier miedo y de cualquier sumisión. Llegado a este punto, quien indistintamente temía a cualquier cosa ya no puede temerle a nada”1. Ellos mismos se definen como “una sola voz, no voces i n d i v i d u a l e s ” 2 .El rostro anónimo que yace bajo la máscara de Guy Fawkes está compuesto por una infinita cantidad de rostros no anónimos que comparten una lógica del enjambre y que, consecuentemente, interactúan entre si respondiendo a la intención común de la propia bandada a la que pertenecen. La iconografía adoptada muestra la intención de un anonimato existente y disperso en el ciberespacio que se moviliza, se unifica y se traslada al espacio físico para luchar por sus intereses bajo una condición común de ese anonimato. La intención de utilizar la máscara de la película “V de Vendetta” es la de que “ninguno de nosotros es tan cruel como todos nosotros juntos. Miles de personas unidas que van a pelear contra algo más grande y van a ganar”3.
La iconografía juega hoy un papel fundamental en una sociedad que se relaciona a través de las imágenes, así como lo hizo cuando la Iglesia católica saco al exterior de sus edificios todo tipo de ícono para trasmitirle a la masa ciudadana no alfabetizada un mensaje evangelizador aprehensible. La imagen, como síntesis de un fenómeno social de mayor envergadura, disputa en los medios de comunicación una batalla que puede dispararse en diferentes direcciones, verdades y mentiras de una misma madeja informativa. “La verdad, el rostro, la exposición son hoy objetos de una guerra civil planetaria, cuyo campo de batalla es la vida social entera, cuyas tropas de asalto son los media, cuyas víctimas son todos los pueblos de la tierra. Políticos, mediócratas y publicitarios han comprendido el carácter insustancial del rostro y de la comunidad que este abre, y lo transforman en un secreto miserable cuyo control tratan de asegurarse a cualquier precio. El poder de los Estados ya no se funda en el monopolio legítimo de la violencia,…, sino fundamentalmente en el control de la apariencia”1. Las mutantes representaciones, imágenes, signos y mensajes de naturalezas variadas, tales como sonoros, visuales, táctiles, diagramáticos pueblan el espacio de las conexiones de forma que “las jaurías de signos, circulando por los caminos y ocupando las zonas de la topología, modifican el paisaje de los signos psíquicos de atracción”2.
“Knowledge Is Free We Are Anonymous. We Are Legion. We Do Not Forgive. We Do Not Forget. Expect Us.” 1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina. 2 www.teledocumentales.com/somos-legion-la-historia-de-loshacktivistas/ 3 Idem
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1 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos. 2 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
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Se cree que la génesis de Anonymous se situá en el año 2004 en el sitio web 4chan y su propósito inicial era el de compartir y comentar chistes gráficos sin ningún tipo de filtro o restricción, lo que dio como resultado la creación de entornos sin censuras y espacios creativos, en los cuales se generaron redes sociales brutalmente desprejuiciadas. A partir del 2008 las finalidades, de la cada vez mayor red de usuarios que allí se congregaban, comenzaron a ampliarse y los intereses que despertó el potencial de las acciones en red hicieron que Anonymous empiece sus andanzas en el hacktivismo, dejando de ser desde ese momento solo una serie de relaciones multifacéticas de usuarios que comparten conocimientos y técnicas. La primera manifestación activista fue en febrero de dicho año con una campaña en contra de la iglesia de la cienciología, campaña llamada Operation Chanology. Esta iglesia tiene como precepto que los humanos llegaron por primera vez a la tierra desde el espacio exterior hace 75 millones de años, mandados al exilio por un malvado jefe militar llamado Xenu, según se dice en los documentos de esta institución, y que cuenta con el apoyo de personajes de la farándula, entre ellos Tom Cruise, John Travolta, Nicole Kidman, Kirstie Alley y Lisa Marie Presley1. Parte de las prácticas que se le cuestionan a esta institución es la de impartirle a sus miembros enseñanza paga de técnicas utilizadas para intentar mover objetos inanimados, tales como ceniceros, que se “levantarán” y que se “sentarán”, terminando cada orden con un amable “gracias”. Este método de enseñanza de costo millonario se llama “el puente a la libertad absoluta” y fue dado a conocer por un reportero de la BBC gracias a una cámara oculta que logró infiltrar en una iglesia de la cienciología ubicada en Gran Bretaña. (Ver video Los secretos de la cienciología)2.
A partir de septiembre de 2010 Anonymous llevó a cabo lo que se denominó Operation Payback. La operación surge como una reacción por parte de Anonymous en contra de los oponentes de la piratería y defensores del copyrigth, quienes lanzaron ataques de denegación de servicio en sitios web de torrents, es decir a los que históricamente defendieron la libre circulación. El comienzo de este episodio se debe a la iniciativa tomada por varias compañías de Bollywood al contratar a la compañía Aiplex Software para perseguir y eliminar la libre circulación de sus productos a través de Internet. La medida tomada fue la de lanzar ataques DDoS contra sitios web que no respondieron a su advertencia de cierre, procedimiento de advertencia que se sujeta a la Ley de Limitación de Responsabilidad de Infracción X de Derecho de Autor del Derecho de los Estados Unidos. Operation Payback dirigió su ataque contra sitios que defienden los derechos de autor manteniendo los sitios desconectados de forma intermitente por un total de 30 horas. Tanto los servidores de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) como los de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica se vieron afectados por los ataques de Anonymous. Los reclamos continuaron y los focos de ataque se diversificaron posteriormente, atacando a una multitud de sitios afiliados con MPAA, la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos y la Industria Fonográfica Británica (BPI). Las manifestaciones se fueron popularizando en redes sociales tales como Twitter, Facebook, etc., y el mensaje fue tomando cada vez más adeptos a los reclamos. Los confusos intentos legales por frenar los ataques y las apariciones en escena de renombrados estudios de abogacía ampliaron los ataques a sus servidores, de forma tal que firmas como ACS:Law, Daveport Lyons y Dunlap, Grubb & Weaver también fueron atacadas. En un intento de restaurar sus servidores ACS:Law quedó informáticamente desprotegida y un archivo de e-mails, que estaba guardado en una copia de seguridad, fue expuesto. Esta reciente vulnerabilidad fue aprovechada por hackers que descargaron algunos de los e-mails de la firma y posteriormente los subieron a diversas redes y sitios p2p, en lo que podríamos llamar un hacktivismo participativo. A esto siguieron sucesivos ataques dirigidos a diversas plataformas, incluso llegando a sacar de Internet al sitio del Departamento de Propiedad Intelectual de Reino Unido a través de un ataque de denegación de servicio.
1 www.youtube.com/watch?v=XHzfwFj2NdY 2 www.teledocumentales.com/los-secretos-de-la-cienciologiasubtitulado/
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Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio
Las estrategias de las compañías afectadas se basaron en amenazas legales hacia el colectivo Anonymous, lo cual concentró y redirigió su atención a las páginas web de las empresas que más se encarnizaron en la disputa, entre ellas simmonsrecords.com y genesimmons.com, dejándolos fuera de servicio a ambos por un total de 1 día y 14 horas. La escalada legal y discursiva era cada vez mayor y la resistencia colectiva se iba ampliando cada vez más en contra de diversos actores atesoradores de información, de manera tal que el posicionamiento se fue radicalizando más, a la espera de que “a medida que la información accesible a través de Internet se haga más rica y las formas de interacción entre los ordenadores conectados entre sí sea más compleja, espero que Internet empiece a exhibir comportamientos emergentes que vayan más allá de lo que nadie haya programado explícitamente dentro del sistema”1 .Así fue como el 6 de diciembre en defensa de WikiLeaks la Operation Payback empieza su embestida en contra del banco suizo PostFinance (postfinance.ch) y PayPal (propiedad de eBay) al que le seguirían los posteriores ataques contra Mastercard y Visa 2 por la decisión de bloquear las cuentas de pago voluntario o donaciones a WikiLeaks.
1 Solé, R. V. (2009). Redes complejas :Del genoma a internet. Tusquets. 2 www.youtube.com/watch?v=dH5ZoOZ4fI4
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A finales de 2010, la organización WikiLeaks estuvo sometida a mucha presión debido a la filtración de documentos diplomáticos de los Estados Unidos. En respuesta, Anonymous anunció su apoyo a WikiLeaks. Debido a estos ataques, las páginas de MasterCard y Visa no estuvieron operativas el día 8 de diciembre, mientras que la página web del ministerio sueco fue sacada de internet cuando el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue arrestado en Londres y rechazada su libertad bajo fianza. Estos ataques también son conocidos con el nombre de Operation Avenge Assange. Los hechos que he mencionado aquí son solo algunos de una larga lista de interacciones, acciones y reacciones que tuvieron lugar a través del colectivo Anonymous, las cuales marcan de alguna manera uno de los tantos posibles recorridos que tiene el potencial de las relaciones sociales en la era digital, pero lo que no se debe perder de vista es que los hechos se deben a las voluntades humanas, a la capacidad de reflexión de la suma de las partes y no a la técnica en sí. “La red posee algunas propiedades especiales no muy distintas del clima o de la economía, como la existencia de tormentas de congestión, y un fascinante papel facilitador de los movimientos sociales. Pero la información intercambiada entre las máquinas que definen esta telaraña no es realmente manipulada por estas. Se envía y se recibe, se almacena o elimina. Los ordenadores no toman decisiones sobre qué información es relevante para sí mismos o cómo emplearla en su propio beneficio. La red aún es un sistema a nuestro servicio y tiene poco que decir como sistema autónomo, dado que hasta hoy somos nosotros los que tomamos las decisiones”1.
1 Solé, R. V. (2009). Redes complejas :Del genoma a internet. Tusquets.
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Occupy Wall Steet Otro de los mojones que quisiera destacar dentro del océano comunicativo e informacional en el emergente hacktivismo es la aparición de Occupy Wall Street, a menudo expresado en twitter mediante el hashtag #occupywallstreet o #ows37. Este movimiento hacktivista, que ha mantenido ocupado el Zuccotti Park of Lower Manhattan en la ciudad de Nueva York, es un desprendimiento de la acción de protesta Movimiento 15-O, nombre con el cual se conoce al conjunto de protestas pacíficas y de manifestaciones que tuvieron lugar el 15 de octubre de 2011 en 1051 ciudades de 90 países, idea en red germinada y promovida durante las protestas en España por la plataforma ¡Democracia Real YA! El movimiento 15-O fue una masiva muestra de resistencias locales en red a un sistema depredador de carácter global, un mismo reclamo de culturas distintas que saben que es necesario un cambio global de carácter urgente ante la situación económica, política y social actual. Bajo el lema “Unidos por un cambio global”, el 15-O pretendió ser un punto de inflexión para el panorama mundial, de forma tal que ciudades como Tokio, Buenos Aires, Santiago de Chile, Los Ángeles, San Francisco, Montreal, Sao Paulo, Sydney, Auckland, Kuala Lumpur, París, Roma, Helsinki, Copenhague o Bruselas protagonizaron manifestaciones con el objetivo de hacer llegar a los políticos y a las élites financieras el mensaje: “ahora somos nosotros, los ciudadanos, quienes decidimos cómo queremos que sea nuestro presente y nuestro futuro. No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. Más allá de todo tipo de lema de batalla lo importante es reconocer cual es el trasfondo común que moviliza a las distintas partes de este reclamo “glocal”, basado en denunciar a los poderes establecidos en beneficio de unos pocos y que desatienden los intereses y necesidades de la gran mayoría de la población, sin importarles los costos humanos y ecológicos que tengamos que pagar. Otros reclamos eran la oposición a las políticas de austeridad enfatizadoras de las desigualdades, los recortes de derechos sociales y el cuestionamiento al sistema político-económico responsable de la actual crisis que padecemos, ya que “no existe el problema social del desempleo, sino solo el hecho metafísico de nuestra desocupación. No existe el problema social de la inmigración, sino solo el hecho metafísico de nuestra extranjería. No existe la cuestión social de la precariedad o de la marginación, sino esta realidad existencial inexorable: que estamos completamente solos, solos para diñarla ante la muerte, que todos somos, desde la eternidad, seres finitos”1.
El mensaje y el sentido de los reclamos en red es lo que debe cobrar fuerza ante tamaña muestra de poder social, la técnica no deja de ser un instrumento inanimado del cual la sociedad debe servirse ávidamente en pos de la divulgación y la liberación de la información. Este es uno de los fundamentos que debemos rescatar del hacktivismo, su potencial carácter glocal lo distingue de cualquier minimización errónea con sesgo puramente técnico, el mensaje global del hombre local se expande estableciendo interrelaciones glocales de un mundo conectado a través del ciberespacio, el cual basa su instrumentalización en las redes técnicas establecidas en cada uno de los territorios de forma que “en el caso de las redes técnicas, no tenemos ninguna dificultad en reconciliar su aspecto local y su dimensión global. Ellas se componen de lugares particulares, alienados por una serie de ramificaciones que atraviesan otros lugares y que para extenderse requieren nuevas ramificaciones. Entre las líneas de la red, con total rigor, no hay nada: ni tren, ni teléfono, ni toma, ni televisor. Las redes técnicas, como su nombre lo indica, son mallas arrojadas sobre espacios y que no retienen más que algunos elementos raros. Son líneas conectadas y no superficies. No tienen nada de total, nada de global, nada de sistemático, aunque encierren superficies sin recubrirlas y se extiendan a lo lejos”1.
1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
1 Latour, B. (2007). Nunca fuimos modernos :Ensayo de antropología simétrica. Madrid: Siglo Veintiuno.
Esta es la raíz de donde nace Occupy Wall Street, cuya protesta se dirige en contra del poder monopólico de las corporaciones y las mayores evasiones fiscales sistemáticas del 1% de los contribuyentes más ricos de la sociedad norteamericana.
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Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio
Tras el colapso económico desencadenado por la crisis de 2008-2011, el escenario en muchos países era alarmante, de forma tal que se encontraban al borde de la bancarrota, con economías debilitadas y altos índices de desempleo. El disgusto generalizado y la preocupación ciudadana marcaban el pulso social de las ciudades, lo que dio pie a manifestaciones en distintos sitios del planeta. Como consecuencia de esto un grupo canadiense, los "Adbusters Media Foundation", más conocidos por sus anuncios libres de anticonsumismo de la revista llamada Adbusters, propuso una ocupación pacífica de Wall Street en señal de protesta en contra del liderazgo de las políticas del Gobierno de Estados Unidos y su fracaso para prevenir o hacer cambios efectivos en la crisis financiera global. La propuesta fue rápidamente cobrando adeptos y la convocatoria realizada por e-mail a los contactos de Adbusters se fue propagando de forma ramificada en todas las direcciones. Micah White, el editor de la revista, declaró al respecto: “Nosotros básicamente lanzamos la idea a mediados de julio en nuestra lista de correo electrónico y luego fue asumida de manera espontánea por todos los pueblos del mundo. Solo ha crecido a partir de allí como una bola de nieve”. Aunque la iniciativa fue llevada a cabo originalmente por un medio de comunicación institucionalizado, la masificación espontánea del fenómeno se desarrolló de manera horizontal, es decir carente de líderes, de organizadores oficiales, de portavoces y de un reglamento explícito. El mensaje y el interés común de las partes es el objeto cohesionador portador de un sentido común igualitario, lo cual lo distingue de cualquier expresión anarquista. La propuesta y el movimiento Occupy Wall Steet fue cobrando cada vez mayor relevancia a través de las redes sociales bajo el lema “we are the 99%”, de forma que el movimiento hacktivista Anonymous alentó a sus seguidores a formar parte de las protestas, lo que incrementó la atención recibida y el consiguiente apoyo. A esto se sumaron otros grupos como la Asamblea General de la Ciudad de Nueva York y el U.S. Day of Rage. La autoconvocatoria se fue desarrollando por los torrentes comunicativos de las redes sociales de tal forma, que el 27 de septiembre de 2011 hubo protestas simultáneas en 52 ciudades de los Estados Unidos, centrándose el foco mediático en Nueva York, Boston, San Francisco, Los Ángeles, Portland y Chicago. El desarrollo cronológico de este movimiento tuvo algunos puntos álgidos que merecen ser destacados.
El 17 de septiembre fue el inicio de las protestas con un estimado de 1.000 personas concentradas, quienes fueron rápidamente disuadidas por agentes del Departamento de Policía de Nueva York, hecho que llevó a las personas a caminar por Wall Street y concentrarse en Zuccotti Park. Lo que sucedía en Nueva York era constantemente compartido por las redes al mismo tiempo que en otras ciudades se convocaron protestas paralelas. Dos días después la Bolsa abrió en Wall Street en su horario regular y Occupy Wall Street empezó a captar la atención de una variedad de medios de comunicación que a partir de allí empezaron a cubrir las marchas. El 23 de septiembre las protestas en Liberty Square, a través de la calle en la sede financiera del One Liberty Plaza, fueron satirizadas por el programa The Colbert Report1 y cubiertas por los renombrados periódicos The Guardian y el New York Times, lo que fue realmente una popularización de las protestas a nivel masivo. El 27 de septiembre 700 pilotos de United, Continental Airlines y de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, se sumaron a las manifestaciones frente a Wall Street en Nueva York tras los fracasos de una negociación colectiva. Los pilotos iban de uniforme, y su reclamo decía: "¿Cuál es el costo de un piloto? Depende de tu punto de vista."2 Dos días después, manifestantes en San Francisco intentaron ocupar las sedes bancarias del Citibank y Chase en protesta contra las políticas capitalistas y la corrupción del mercado financiero. El 1 de octubre, más de 650 personas de Occupy Wall Street fueron arrestadas en el Puente de Brooklyn. Los manifestantes también se concentraron en Albuquerque, Nuevo México, Boston, Chicago, Los Ángeles y Seattle para expresar su solidaridad con el movimiento en Nueva York.
1 thecolbertreport.cc.com/videos/wvyk91/wall-street-under-siege 2 www.youtube.com/watch?v=65E2oiK_gZ8
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De igual manera y aprovechando el carácter instantáneo y sintético que caracteriza a Twitter, se crearon más de 100 perfiles dedicados a seguir las actividades relacionadas con Occupy Wall Street, el uso de los hashtag #occupywallstreet, o, #ows37 y la lógica del trending topic intensificaron la presencia de las manifestaciones en el ciberespacio y, aunque de forma errónea, muchas veces se crea lo contrario, reforzaron el rol clave que desempeñan los cuerpos en el espacio público cuando domina la alienación humana en la sociedad. “Lo que la plaza Tahrir mostró al mundo era una verdad obvia: que son los cuerpos en las calles y en las plazas, y no la jerigonza de sentimientos en Twitter o en Facebook lo que realmente importa”1.
La cronología de hechos que se movilizaron bajo el fenómeno Occupy Wall Street comenzó en 2011 y continúa hasta estos días, expresándose en el corazón financiero mundial, donde las miradas de los medios de comunicación internacionales están puestas a diario y, más allá de haber diversificado el foco de sus reclamos, la esencia es la misma. Cabe destacar aquí que las redes sociales han configurado los canales de transmisión instantánea por los cuales viaja la información en distintos formatos, conectando las distantes neuronas de una inteligencia colectiva. La masividad de Facebook incitó la creación espontánea de más de 400 páginas interesadas en informar acerca de los acontecimientos y encuentros que se realizan en las distintas ciudades.
Otra de las herramientas que diseminaron los hechos a través de la red ha sido el video en vivo, de forma tal que a través de más de dos mil sitios de videostreaming fueron transmitidas las protestas a pie de calle, encuentros con la policía, alocuciones de personajes o de voceros de las distintas asociaciones simpatizantes con el movimiento, y otros tantos acontecimientos. La calle aparece aquí una vez más con su función social más reforzada que nunca, los hechos no sucedían en el videostreaming sino en la calle, el primer espacio público por excelencia. “La confianza, en la calle, se establece a través de una larguísima serie de minúsculos contactos, cuyo escenario es la propia calle” y la comunicación nace del hecho de que unos y otros se detienen e interactúan de forma elemental, tal es así que “la mayoría de estos actos y de estas palabras son manifestaciones triviales; pero su suma no lo es. A nivel de barrio, el conjunto de los contactos fortuitos y públicos, generalmente espontáneos, es el que crea entre sus habitantes el sentimiento de personalidad colectiva y acaba por instaurar ese clima de respeto y de confianza cuya ausencia es catastrófica para una calle, pero cuya búsqueda tampoco podría institucionalizarse”2.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal. 2 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen.
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Hacktivismo: El despertar ciudadano en el ciberespacio
En definitiva, lo que queda en firme cuando la violencia y el poder intenta sucumbirlo todo, no son las virtudes técnicas de las tecnologías que nos asisten, ni los desarrollos físicamente rígidos que configuran el espacio, sino las acciones sociales y ciudadanas que ofrecen una resistencia en red, la cual se sostiene debido a su naturaleza colaborativa. El mensaje sumamente cargado de intenciones políticas es el vehículo cohesionador que aboga por el bien común y la igualdad social de la red, de forma tal que las minúsculas partes del todo son portadores y realizadores continuos de actos políticos colectivos.
La naturaleza biopolítica del hombre, se revela más allá de la tecnología, a ser confinado por el establishment a una existencia contranaturalmente apolítica, ya que el ser apolítico significa “no ser más que un espécimen de una especie animal llamada Hombre: eso es lo que les ocurre a quienes han perdido cualquier cualidad política diferenciada y se han transformado tan solo en seres humanos…La pérdida de los derechos humanos sobreviene cuando una persona se vuelve un ser humano en general -sin profesión, sin ciudadanía, sin opinión, sin actos con los que identificarse y particularizarse- y aparece como diferente en general, sin representar nada más que su propia y absoluta individualidad única, la cual, en ausencia de un mundo común donde pueda expresarse y sobre el que pueda intervenir, pierde toda significación. (El imperialismo)”1.
“Pero ahora existe, quizá por primera vez, un movimiento que se enfrenta explícitamente al partido de Wall Street y a su poder económico-financiero. La “Calle” de Wall Street está siendo ocupada -¡horror de los horrores!por los desahuciados y desheredados del planeta” Harvey
1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
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Layer 2.2 El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M Este layer se centra en el estudio y análisis de la reacción ciudadana ante la problemática histórica que lleva el hombre en su psiquis, que es la cuestión de la vivienda. Para hablar del drama existencial del hábitat humano debemos entender que se trata de una problemática mucho mayor de la cual el problema de la vivienda es parte muy importante. Las políticas neoliberales que comandan al capitalismo de Estado han intensificado el sometimiento de los ciudadanos a la dependencia privada de aspectos fundamentales para la vida del hombre, aunque más no sea como especie. La mercantilización del conocimiento, la sanidad privada, las desregulaciones laborales y la lógica hipotecaria se conforman como los mayores representantes del capitalismo en las estructuras sociales de orden básico, a lo que se le podrían agregar los pequeños males desprendidos de la hiperburocratización del ciudadano en desmedro de la calidad de vida cotidiana, tales como: “las interminables esperas ante las ventanillas, en las urgencias de los hospitales, al teléfono, los reenvíos de servicio en servicio, de ventanilla en ventanilla, resultado de la sobrecarga de empleados, unida está a la compartimentación -cada uno encerrado en su ámbito de competenciaasí como las reducciones de personal en nombre de la racionalización y la competitividad”1.
1 Hessel, S., Morin, E., & Alapont, R. (2012). El camino de la esperanza :Una llamada a la movilización cívica. Barcelona: Destino.
La permeabilidad institucional que han ofrecido los sucesivos gobiernos de distintas partes del mundo en favor de esta lógica, ha llevado a las ciudades a una crisis muy profunda que genera un convulsionado clima social. En este contexto se entremezclan los actores sociales con sus diversos reclamos que, a pesar de ser actores sociales distintos, poseen el patrón común de querer cambiar el panorama futuro de un Estado erosionado y corrompido, entendiendo que en “en el contexto actual la perspectiva es que un neoliberalismo atrofiado -muerto pero dominante- amontonará caos encima de la crisis”1. El problema es mayor y se debe al modelo global económico al que estamos sometidos, por lo tanto es el ecosistema completo que afecta al hábitat humano el que está siendo hipotecado en manos de unos pocos, de forma tal, que el caos global se extiende por todo el globo, con su acechante y desigual mezcla de neoliberalismo global con afecciones y sintomatologías locales, en las que el rasgo característico siempre es la contradictoria opulencia de algunos y la profundización de la pobreza para otros. Las variaciones que puede experimentar el caos dependerá de las diferentes respuestas por parte de la ciudadanía, ya que condenados a una muda existencia apolítica, solo la propia naturaleza biopolítica del hombre en sociedad podrá revertir dicha situación. Esto solo es posible en tanto y en cuanto cambiemos el paradigma heredado del siglo XX respecto de la biopolítica, en el que la vida humana puede ser salvada de la política; “se trata más bien de que la política hoy ha de ser pensada a partir del fenómeno de la vida. Pero, para que la vida pueda señalar un horizonte diferente para la política -literalmente: relativizarla-, es necesario que, a su vez, ella misma sea pensada en toda su complejidad; esto es, que sea rescatada de aquella reducción a la nuda base biológica que fue el sueño, trágicamente cumplido de la biopolítica nazi”2. Para acceder a un cambio de estas características, en el que la política ya no prime sobre la vida, sino que sea una política de la vida, debemos luchar contra el modelo de hombre estandarizado y cuantificable, modelo en el cual la vida es simplemente un hilo conductor que lleva al sujeto-objeto del nacimiento a la muerte. 1 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. 2 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barcelona: Herder.
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
La política de la vida, al igual que el hombre, es una política de la sociedad, amplia y abarcativa, que representa la opción de cambio para una sociedad fragmentada que debe enfrentar problemas comunes de un sistema mucho más grande que la propia vivienda del individuo aislado. Por esto, para poder reclamar el derecho a la vivienda digna debemos también reclamar el derecho a la ciudad y luchar así por todos los derechos vulnerados, tales como la educación gratuita, la sanidad pública y el empleo justo. “Los bienes públicos como la educación y la sanidad deben administrarse públicamente y estar a disposición de todos gratuitamente. Hay que acabar con los poderes monopolistas en los medios de comunicación. El fraude electoral debe ser declarado inconstitucional. Debe prohibirse la privatización del conocimiento y la cultura, así como debe reprimirse severamente y en último término ilegalizarse la libertad para explotar a otros y desposeerlos”1. El caos de orden sistémico es global y para una política de la vida debemos asumir que todos somos responsables de lo que suceda y por tanto no podemos quedarnos de brazos cruzados, esperando que en algún lugar de nuestra inteligencia colectiva se unan los políticos, los economistas, los intelectuales y los ciudadanos más representativos de nuestra sociedad para combatir la dictadura actual de los mercados financieros y “sus” políticas de austeridad. La indignación es responsabilidad de todos y no de unos pocos, de forma tal que “cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe seguir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia una mayor libertad, pero no hacia esa libertad incontrolada del zorro en el gallinero”2. La indignación nace de aquel estado de insatisfacción, muchas veces crónico, en el que el hombre o el ciudadano ve ultrajados sus derechos, de forma tal que su propio umbral de resistencia o flexibilidad, sea este alto o bajo, se ve superado por las indomables acciones externas de su entorno.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal. 2 Hessel, S., Sampedro, J. L., & Moreno Lanaspa, T. (2011). ¡Indignaos! :Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. Barcelona: Destino.
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La indignación tiende a la liberación, es un estado de combustión que pone en marcha el motor interno dirigido a la acción. Revisando la historia de los últimos cien años encontramos varios puntos álgidos por los cuales indignarse en distintas partes del mundo y a su vez encontramos muchos “Indignados” que pusieron en marcha el motor ciudadano y reaccionaron ante una situación crónica e insostenible que sometía a los pueblos, basta con mencionar la caída del muro de Berlín o la primavera Árabe para ver ejemplos de la indignación en su máxima expresión. Hoy en día resulta imposible dejar de asociar el término “Indignados” con España, asociación instantánea que poca gracia le causa al establishment que aboga por una “Marca España” distinta, pero esta asociación directa no se quedó peninsularmente aislada. España y gran parte de Europa viven, o han vivido, una versión transfigurada del “Estado de Bienestar” proveniente de los reclamos de posguerra y producto de la crisis generalizada a causa de la “Gran Depresión”. En búsqueda de una definición en las ciencias políticas del término “Estado del Bienestar” podemos encontrar distintas acepciones que guardan un origen común proveniente de la noción de “Estado Benefactor” y de la misma forma conllevan un final común que es el capitalismo. Por eso no es de extrañar que “en nuestra civilización la noción de bienestar se ha reducido a su sentido material, el cual implica comodidad, posesión de objetos y bienes, pero no comporta en absoluto lo propio del buen vivir: el florecimiento personal, las relaciones amorosas, la amistad, el sentido de comunidad. Hoy, el buen vivir debe incluir el bienestar material, pero ha de oponerse a una concepción cuantitativa centrada en perseguir y alcanzar el bienestar, a través del <<cada vez más>>; significa calidad de vida, no cantidad de bienes; engloba ante todo el bienestar afectivo, psíquico y moral”1.
1 Hessel, S., Morin, E., & Alapont, R. (2012). El camino de la esperanza :Una llamada a la movilización cívica. Barcelona: Destino.
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El sociólogo británico Thomas Marshall define al Estado de Bienestar como una combinación especial de la democracia, el bienestar social y el capitalismo. Mientras que el sociólogo político alemán Claus Offe lo define como un "Estado de Economía mixta" que hace posible la existencia del Capitalismo democrático. Vemos aquí que tanto Marshall como Offe nos brindan definiciones basadas en las prácticas llevadas a cabo en nombre del Estado de Bienestar, en las cuales el capitalismo aparece como actor clave de la escena, pero ¿era este el bienestar que reclamaba la generación llamada “Espíritu del 45”? (Se recomienda ver vídeo El espíritu del 45)1 ¿y es este el Estado de bienestar que defiende las relaciones sociales y la equidad social? Quizás lo deseable como definición teórica y no transfigurada del Estado de Bienestar sea: “El paso de una seguridad social solo para algunos, a una seguridad social para todos los ciudadanos marca la aparición del Estado de Bienestar. Los derechos de seguridad social, es decir, las pensiones, la sanidad, el desempleo, junto a los servicios sociales, el derecho a la educación, la cultura y otros servicios públicos aplicados al conjunto de los ciudadanos y no solo a los trabajadores, definirán la política de bienestar social como sello de identidad de las democracias europeas más avanzadas”2.
1 www.teledocumentales.com/el-espiritu-del-45/ 2 www.iniciativasocial.net/
Perseguir un tipo de pacto social de estas características, en el que se establece un reparto más equitativo de los beneficios y de la riqueza entre toda la población, tiene como objetivo fundamental disminuir la brecha entre los que más tienen y los que menos, una redistribución de los recursos que evite, entre otras cosas, un malestar social como el que llevó a las sociedades europeas a la Segunda Guerra Mundial. Karl Popper se refiere en el año 1956 a los logros alcanzados por la sociedad y a alguno de sus matices en términos de que “en ningún otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes los Derechos Humanos y la dignidad humana, han sido tan respetados y nunca antes ha habido tantos dispuestos a hacer sacrificios por otros, especialmente por aquellos menos afortunados que ellos... El poder todavía corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos todavía se comportan a veces como amos descorteses. Todavía abundan dictadores de bolsillo... pero todo eso no se debe tanto a falta de buenas intenciones como a la falta de habilidad e incompetencia”, y continúa, “Nuestro mundo libre ha casi, si no completamente, eliminado los grandes males que con anterioridad han asediado la vida social de los hombres...Veamos lo que se ha logrado, no solo aquí en Gran Bretaña a través del Estado del Bienestar, sino con algún método u otro en todas partes en el mundo libre”, y a modo de cierre resalta que "los males pueden ser resueltos o remediados por la cooperación social"1. Entendiendo el “espíritu del 45” con el cual nace el hoy tan manipulado Estado de Bienestar, y reconociendo que las definiciones prácticas que se nos brindan se basan precisamente en la descripción de facto que indujo a dicha manipulación, debemos caer en cuenta de que el Estado de Bienestar pleno se encuentra íntimamente ligado a los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y desarrollan su protección en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ICESCR) de 1966, el cual es un tratado multilateral de reconocimiento al que adscribieron, casi la totalidad y con muy pocas reservas, los países de Europa.
1 http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_del_bienestar “The History of Our Time: an optimist’s view” (en Proofs and Refutations, cap 19, p 370) Routledge, 1963
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
Pero ¿qué dicen esos derechos que considero tan relacionados con la acepción más social que tenemos del Estado de Bienestar? El Observatorio DESC de Barcelona (Derechos Económicos, Sociales y Culturales) es una plataforma fundada en 1998 que reúne entidades y personas con el objetivo principal de mostrar, promover y defender los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales como derechos humanos fundamentales en el mismo grado que se encuentran reconocidos los derechos civiles y políticos. Esta entidad define a dichos derechos como “las expectativas legítimas de individuos y colectivos ligadas a la educación, la salud, la vivienda, el trabajo, la alimentación, el medio ambiente o la cultura. Para poder acceder a una vivienda digna y asequible, disfrutar de la atención sanitaria necesaria y de una educación de calidad, disponer de alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias, vivir en un medio ambiente saludable, etc., constituyen condiciones materiales básicas de todas las personas para poder vivir dignamente, desarrollar libremente su personalidad y participar en asuntos públicos”1. (Ver video Spanish Revolution ¿Qué ha pasado aquí)2.
Con lo expuesto hasta aquí vemos como queda reflejado que el problema de la vivienda es un problema menor, no mínimo, de un mal mayor. Los derechos sociales tal como se plantean en los distintos pactos incumben a todas las personas, pero son los que se hallan en situación de mayor vulnerabilidad, ya sea desde el punto de vista económico, de género, origen étnico, etc., los principales interesados en reivindicarlos. Los más vulnerables han tocado fondo, los han endeudado de forma tal que confinados a una existencia hipotecada se han congregado y son hoy los “Indignados”. Un cuerpo formado por seres “apolíticos” que saben que la suma de las partes es la única potencia social existente, y que como tal “esta debe ir hasta el fondo de su propia impotencia y, renunciando a cualquier voluntad tanto de establecer el derecho como de conservarlo, quebrar en todas partes el nexo entre violencia y derecho, entre viviente y lenguaje, que constituye la soberanía”1.
“NOBODY EXPECTS THE SPANISH REVOLUTION”
1 observatoridesc.org/es/que-son-els-descs 2 www.teledocumentales.com/spanish-revolution-que-ha-pasado-aqui/
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1 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos.
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Movimiento 15-M En la actualidad vivimos en un mundo cada vez más urbanizado y urbanizador, en el cual las ciudades se están convirtiendo en las unidades territoriales claves de la organización económica, política y administrativa a nivel global. De forma tal que el proceso de concentración y acumulación, tanto de riquezas humanas y materiales como de poder, se manifiesta con esplendor en las aglomeraciones urbanas más importantes, en lo que se está dando a conocer por algunos autores como metropololinización1. Este término no solo pone de relieve su alcance económico, social, cultural y espacial, sino que también resalta a la ciudad como nodo atractor en donde se concentran tensiones, todo tipo de tensiones sociales, la ciudad ya no solo es el sitial del poder sino también de la tensión. Este foco de tensión supone a las ciudades un gran potencial como espacio de oportunidades donde mejorar las condiciones de vida de la población. Pero este espacio de oportunidad no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de sus habitantes, sino que al contrario, debido al modelo desarrollista neoliberal, se generan desmedidas concentraciones de renta y de poder que acentúan la segregación social y la exclusión, la desigualdad y la discriminación, la injusticia y la insostenibilidad. Derribadas hoy las barreras que han enfrentado históricamente al binomio campo-ciudad, y a sabiendas de su mutua necesidad para la existencia, vemos como ya a principios de siglo XX algunos críticos se referían a la atracción que generaba el “Imán-Ciudad” y las contradicciones que atentaban justamente contra la calidad de vida que en ellas se buscaba, de forma tal que resulta actual, aunque con matices, decir que “el Imán-Ciudad ofrece las ventajas de los salarios elevados, de las oportunidades de empleo y de las previsiones tentadoras de progreso; pero estas ventajas quedan ampliamente compensadas por unos alquileres y por unos precios elevados. La vida social que ofrece y sus lugares de diversión resultan muy atractivos: pero la excesiva jornada laboral durante el día y la noche, las distancias que separan del trabajo y el <<aislamiento de la multitud>> tienden en gran medida a reducir el valor de cosas tan agradables. Las calles muy iluminadas constituyen un gran atractivo, sobre todo en invierno; pero la luz del sol queda cada vez más eclipsada y el aire está tan viciado que los hermosos monumentos públicos, o los gorriones, se cubren rápidamente de hollín, y las estatuas más bellas se afean”2. 1 Ascher, F. (1995): Le logement en questions. Paris: L’Aube p.398 2 Choay, F. (1970). El urbanismo :Utopias y realidades. Barcelona: Lumen.
Las crecientes contradicciones del modelo urbano progresista desarrollista ha reactivado la discusión y la reflexión acerca de cómo ha empeorado en las ciudades a través de los procesos de privatización de los bienes y servicios, lo que hemos llamado la paulatina privatización de la vida privada, fenómeno que inevitablemente afecta y diezma la vida colectiva de las ciudades. En este sentido resulta oportuno señalar que cuando hablamos de derecho a la vivienda digna no podemos dejar de hablar del derecho a la ciudad, es decir el derecho de los ciudadanos a vivir en territorios propicios para la convivencia y ricos en usos diversos, en los que el espacio y los equipamientos públicos sean factores de desarrollo colectivo e individual. Es así que dicho derecho debe promover los entornos seguros que favorezcan el progreso personal, la cohesión social y la identidad cultural. Pero ¿quién puede reclamar el derecho a la ciudad? Podríamos caer en una trampa discursiva como sucede con muchos términos, algunos de ellos abordados en este propio trabajo, ya que al luchar por reivindicar el derecho a Ia ciudad, estamos suponiendo que ya no nos corresponde como propia, “además, el derecho a la ciudad es un significante vacío. Todo depende de quién lo llene y con qué significado. Los financieros y promotores pueden reclamarlo y tienen todo el derecho a hacerlo; pero también pueden hacerlo los sin techo y sin papeles”1, es decir los más vulnerables, los que se indignaron. Ellos reclaman el derecho a la ciudad y a la vivienda digna, son quienes construyen y mantienen la vida urbana, sus reclamos y acciones en pos de una ciudad humana, lo mismo que se reclamaba en el modelo culturalista, son los impulsos revolucionarios de las expresiones políticas más fundamentales, básicas y reivindicativas. Se reclama así, no lo que no les pertenece, sino lo que se les (nos) ha quitado. “Los grupos de la Alianza por el Derecho a Ia Ciudad constan principalmente de inquilinos de bajos ingresos pertenecientes a comunidades de color que luchan por un desarrollo que satisfaga sus deseos y necesidades; gente sin hogar que se organiza por su derecho a la vivienda y servicios básicos”2. Al reclamar el derecho a la ciudad no podemos omitir la figura de Henri Lefebvre, quien se oponía a la deshumanización de las ciudades, enfatizando al hombre como elemento principal, constructo y eje de la ciudad a lo largo de la historia. 1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal. 2 Idem
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
“Por una parte, la clase dominante y el Estado refuerzan la ciudad en tanto que centro de poder y de decisión política, por otra, el dominio de dicha clase y de su Estado hace estallar la ciudad… [El derecho a la ciudad] no se trata de un derecho en la acepción jurídica del término, sino de un derecho análogo a los que quedan estipulados en la célebre Declaración de los Derechos del Hombre, base constitutiva de la democracia. Estos derechos no son jamás literalmente cumplidos, pero se refiere uno constantemente a ellos para definir la situación de la sociedad”1.
En este reclamo colectivo en torno a la ciudad debemos poner el énfasis en la necesidad imperiosa de un cambio de política del uso de suelo por parte de las administraciones gubernamentales, quienes atendiendo dicho reclamo deben impedir las prácticas predatorias y especulativas, teniendo como único destino de todo tipo de plusvalías a los programas sociales que garanticen el derecho a la vivienda y la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos, es decir en lo que hemos definido como el ideal del Estado de Bienestar.
Las ciudades han cambiado, se han transformado en el territorio a recuperar como espacio para la integración social, en donde peligra constantemente lo que se consideró durante el siglo XX como el principal ámbito de crecimiento y desarrollo del hombre, la vivienda. Es por eso que ya no basta con la reivindicación de la vivienda y el barrio, hay que reconocer de forma urgente un entorno más amplio, un ecosistema en donde habita el ser urbano, en que se garantice el acceso a los equipamientos y servicios, a la movilidad, etc., hasta alcanzar la escala de ciudad y su entorno. De forma tal que surge así, nuevamente, el concepto de derecho a la ciudad, como posicionamiento radical y paliativo del problema mayor al que hicimos referencia al comienzo, en el cual también se incluye el derecho a la vivienda digna. Para ello, es necesario que el modelo político-económico de la ciudad no genere exclusión y garantice la heterogénea participación ciudadana, ya que el derecho a la ciudad es un derecho colectivo dado que “está en la naturaleza de los derechos humanos el hecho de que aunque se hayan formulado para ser disfrutados de forma individual,... sea preciso luchar por ellos y conquistarlos de forma colectiva, y solo puedan otorgarse de forma colectiva”2.
Dentro del ámbito de equidad y justicia social, cabe señalar que la vivienda es el espacio básico en el que se habita en sociedad y que lleva inscritos valores técnicos, estéticos, culturales, religiosos y espaciales propios de la colectividad, situación que no solo afecta a la forma de habitar la vivienda y la ciudad sino también a la forma de ocupación del espacio urbano, situación mediante la cual se refuerza el vínculo y la importancia que tiene la recuperación del espacio público como espacio social de convivencia e integración. Podemos decir así que el derecho a la ciudad recoge esta dimensión colectiva, amplia y pluriespacial en la que se inscriben los valores culturales, sociales y políticos de la vivienda, la ciudad y los espacios públicos. “Así pues, podemos estar de acuerdo en que Ia idea del derecho a Ia ciudad no surge primordialmente de diversas fascinaciones y modas intelectuales (aunque también las haya, evidentemente), sino de las calles, de los barrios, como un grito de socorro de gente oprimida en tiempos desesperados”1. Los Indignados son los oprimidos, son los vulnerables, y esto guarda la lógica básica de que los que son oprimidos y vulnerados constantemente, se indignan. La indignación nace debido a la violación sistemática y burocratizada del derecho a la ciudad y sus garantías ciudadanas, considerándose ciudadanos a todas las personas que habiten de forma permanente o transitoria en las ciudades, sin discriminación alguna. La lógica restrictiva del derecho, con la que los Sujetos de Poder han actuado a lo largo de la historia, ha encontrado en la participación ciudadana en el espacio urbano su máximo enemigo político.
1 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península. 2 Bauman, Z. (2009). Comunidad: En busca de seguridad en un mundo hostil (3a , 2a impr ed.). Madrid: Siglo Veintiuno de España.
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1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Los espacios públicos, devenidos en espacios sociales, llevan en su atmósfera una densa carga política que pone en peligro las estructuras férreas que conforman el entorno de los Sujetos de Poder. “El espacio no es un objeto científico separado de la ideología o de la política; siempre ha sido político y estratégico. Si el espacio tiene apariencia de neutralidad e indiferencia frente a sus contenidos, y por eso parece ser puramente formal y el epítome de abstracción racional, es precisamente porque ya ha sido ocupado y usado, y ya ha sido el foco de procesos pasados cuyas huellas no son siempre evidentes en el paisaje. El espacio ha sido formado y modelado por elementos históricos y naturales; pero esto ha sido un proceso político. El espacio es político e ideológico. Es un producto literariamente lleno de ideologías”1. La dimensión política tanto del espacio social como de la sociabilidad del espacio requiere para su plena existencia el acceso a la información como requisito fundamental que garantice la participación y los reclamos ciudadanos de forma veraz, adecuada y oportuna. Motivo por el cual vemos con claridad como el derecho a la ciudad está íntimamente ligado a la democratización del conocimiento y al rol que desempeñan los medios. Para garantizarnos el derecho a la ciudad y a la democratización de los espacios, debemos inevitablemente garantizarnos el acceso a la información sin restricciones, pues esto significa el mecanismo directo con el cual acceder al conocimiento de forma compleja, transversal y democrática. El desarrollo de la participación social plural en los espacios públicos encuentra un pilar fundamental en el conocimiento abierto y participativo, ejemplo de ello es el ciberespacio y el hacktivismo, ambos producto de las nuevas tecnologías informacionales que representan hoy en día un equipamiento colectivo, aunque con matices.
1 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península.
No es de extrañar que ante el paradigma del capitalismo dominante “un equipamiento colectivo destinado a producir información, o a realizar cirugía de reparación, es clasificado sin embargo, como improductivo (colectivo), a pesar de que la utilidad de su servicio no ofrece ninguna duda”1. En base a lo desarrollado hasta aquí, podemos sostener que el problema de la vivienda es un problema mayor que ha afectado al hombre a lo largo de la historia, de forma que el sistema en el que nos vemos inmersos ha hecho, y sigue haciendo, múltiples esfuerzos por mutilar la cohesión social sin que esta logre desarrollarse y, por consiguiente, sin que se nos permita el debate reflexivo de carácter político y económico, a nivel mundial, acerca de las políticas de Estado que nos comandan. La constante instrumentalización de las mecánicas opresoras, ilegitimadas constantemente por su carácter antidemocrático, han superado una vez más en la historia el umbral de resistencia de los que menos tienen, de aquellos que se sitúan en el subconjunto pueblo llamados “los más vulnerables”. Fue así que los que menos tienen se indignaron y tomaron la calle una vez más, pero esta vez se puso en crisis al sistema mediante lo que fue un estallido social a la luz de la inmediatez de las nuevas tecnologías al servicio de los ciudadanos, tecnologías que encarnan la paradoja de haber sido diseminadas por el mundo entero, y posteriormente interconectado, gracias a la desregulada y expansiva globalización, amiga íntima del capitalismo. El capitalismo enfermo del que ya hablamos, un capitalismo tardío y neoliberal, reflejó quizás una de sus crisis más aguda en el período que comenzó en el año 2008 y aún persiste. A priori, las circunstancias se volvieron favorables para un resurgir social de los ciudadanos de los países más castigados por la crisis económica y financiera, quienes cansados de los medios de participación política tradicionales, se indignaron, empezaron a organizarse, pasando por encima de cualquier tipo de barrera, de diferencias ideológicas y culturales, para reclamar de forma plural por lo que nosotros hemos desarrollado como el derecho a la ciudad en su sentido amplio.
1 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili.
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
“Nuestra carrera hacia el abismo ya ha suscitado en diversos puntos del planeta situaciones explosivas que explican y justifican la proliferación geográfica del movimiento de los indignados. El aumento de las desigualdades, el cinismo insolente de la corrupción, un paro endémico: he aquí algunos de los puntos comunes en el seno de los contestatarios de la primavera árabe, los indignados de España, Grecia, Israel y Chile, los disturbios de Londres y de las grandes ciudades inglesas, los manifestantes israelíes y los levantamientos indios. Tomemos conciencia del momento dramático que vivimos como especie humana, de sus ambivalencias, de los riesgos y peligros, pero también de las oportunidades”1. Así fue como en España, lo que hoy se conoce como el Movimiento 15-M, representó la explosión de un nuevo tipo de movimiento social que se articuló de forma espontánea en las redes sociales e Internet, el cual, tal como había sucedido en movimientos sociales anteriores a través del medio digital, gestó y desarrolló una protesta de forma acelerada con una progresión geométrica capaz de aglutinar en una red horizontal y no jerárquica, a miles de indignados de forma autoorganizada en menos de una semana. “Tales prácticas crean espacios heterotópicos en todas partes. No tenemos que esperar a que la gran revolución constituya esos espacios. La teoría de Lefebvre de un movimiento revolucionario es justamente la opuesta: lo espontáneo confluye en un momento de «irrupción» cuando diversos grupos heterotópicos ven de repente, aunque solo sea por un momento efímero, las posibilidades de la acción colectiva para crear algo radicalmente diferente… La centralidad tradicional de la ciudad ha quedado destruida, pero existe un impulso hacia su restauración y una aspiración a ella que resurge una y otra vez produciendo efectos políticos de gran alcance, como hemos visto recientemente en las plazas centrales de El Cairo, Madrid, Atenas, Barcelona y hasta Madison (Wisconsin) y ahora en el parque Zuccotti en Nueva York”2.
1 Hessel, S., Morin, E., & Alapont, R. (2012). El camino de la esperanza :Una llamada a la movilización cívica. Barcelona: Destino. 2 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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El Movimiento 15-M nace en un clima social hostil, de disconformidad e inseguridad institucional. Con una situación económica que se encuentra en caída libre, la ciudadanía sufre las consecuencias de la irresponsabilidad socio-política por la cual han sido, en primera instancia, inducidos a un sistema de hipotecas en el cual el riesgo lo asume solo el ciudadano, luego han sido desocupados de sus puestos de empleos por factores macroeconómicos sujetos justamente a dicha irresponsabilidad, para luego, ya acabadas las asistencias sociales heredadas del Estado de Bienestar, ser culpabilizados de sus realidades y de los despilfarros institucionales mediante la implementación de políticas de “austeridad y ajustes”.
La práctica de esta política del recorte disfrazada de austeridad significa nuevamente para nosotros la tergiversación de un término por parte de políticos y mediócratas, por lo que resulta oportuno señalar que en esta época de crisis energética y económica, la cual preocupa tanto a los grupos de poder como a los Estados centrales, para hablar de “austeridad” debemos reconocer en primer término que la crisis que nos ahoga es una crisis social de carácter global, y que para enfrentarla con auténtica austeridad se necesitan ciudades más humanas. “El hecho es que con austeridad han vivido siempre los trabajadores y que en la batalla por una ciudad a la medida del hombre los trabajadores no han esperado a la llegada de la crisis energética. Precisamente porque para los trabajadores los consumos sociales, la escuela, la sanidad, las zonas verdes, el deporte, son necesidades vitales, indispensables, con o sin crisis energética”1.
1 Campos Venuti, G. (1981). Urbanismo y austeridad. Madrid: Siglo veintiuno.
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Así es como desde una mirada humana sobre el tema, lo que aquí se pone de manifiesto, en cuanto al reclamo por el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad por parte de movimientos sociales como el 15-M, no es solo que se condene al ciudadano a trabajar para pagar los intereses de la hipoteca de una casa de eterna esencia ajena, sino que lo que se pone en crisis, llegando sistemáticamente a coartarlo, es la formación de los hogares de las personas. La palabra hogar, que proviene del lugar donde se encendía el fuego en una casa y donde la familia se reunía alrededor para calentarse y alimentarse, aparece con total sugerencia y potencia como lugar donde un individuo o grupo habita, creando en ellos la sensación de seguridad y calma necesaria para el desarrollo afectivo personal del individuo o del grupo que allí se congrega.
Como primer eslabón de esta cadena podemos reconocer en un principio los hechos conocidos como el movimiento 13-M de 2004, cuando alguien envió desde su teléfono móvil a su círculo de contactos un mensaje que decía:
Por tanto, la eclosión del fenómeno 15-M tuvo lugar en un contexto complejo y de profundo descontento social, que vino a ser el punto álgido de una serie de antecedentes inmediatos que sirvieron como caldo de cultivo. “La inercia cómplice de una Unión Europea pusilánime va contra nuestros intereses a largo plazo y contra la paz a medio plazo. La España rebelde y valiente de siempre puede favorecer este impulso hacia una Europa cultural, fraternal, y no una Europa al servicio de una financiarización del mundo”1. La rebeldía española que se manifestó en este hecho de tanto renombre, había estado gestando su cuerpo desde hace mucho tiempo atrás, incluso antes de la crisis actual, cuando los atropellos ya se insinuaban en otros aspectos que afectan a la sociedad.
“...Hoy 13-M, a las 18h. Sede PP, C/ Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!”. Este mensaje fue escrito por un madrileño en un estado desesperado de indignación que se debía a la política especulativa de comunicación del gobierno del Partido Popular tras los atentados del 11 de marzo, ocurridos en plena campaña electoral. A solo cuatro días de las votaciones y mediante la instrumentalización de la televisión pública española, se utilizó el atentado ocurrido en metro de Madrid -en el que hubo 191 fallecidos, 1.400 heridos y que dejó en estado de shock y vulnerabilidad a toda la sociedad- para condicionar la voluntad ciudadana mediante la manipulación de la (des)información. De forma tal que cuando la prensa internacional, e incluso los propios autores, habían reconocido la autoría de dicho atentado, el gobierno de José María Aznar y sus aliados mediócratas responsabilizaban de forma intencionada a ETA. Es sabido el estigma con el que carga la sociedad vasca debido a las acciones del terrorismo de ETA, por tanto esta tergiversación de los hechos no deja de ser una siniestra y repudiable maniobra política. “Nuestra época se caracteriza por la profusión de los medios y la confusión de las intenciones”1.
1 Hessel, S., Sampedro, J. L., & Moreno Lanaspa, T. (2011). ¡Indignaos! :Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. Barcelona: Destino.
1 Morin, E., & Hulot, N. (2008). El año I de la era ecológica :La tierra que depende del hombre que depende de la tierra. Barcelona: Paidós Ibérica.
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
Ese mensaje que recorrió de forma viral las redes de telefonía móvil, saltó a los foros de Internet y sin pasar por el tamiz que significan los medios de comunicación pasó a las calles, en donde se desencadenaron decenas de protestas espontáneas ante las sedes del Partido Popular de toda España. Esta reacción ciudadana es una clara muestra de, por una parte la potencia ciudadana que habita en cada ser “apolítico” que esté dispuesto a compartir, a accionar, a indignarse, mientras que por otra parte se pone de manifiesto una vez más, tanto la vital importancia que tiene el acceso a la información de forma abierta y democrática, como el ineludible carácter socio-político que configura la existencia del espacio público, en tanto y en cuanto queramos recuperar el derecho a la ciudad.
“La demanda de una información concentrada en propiedad de medios de comunicación, el incremento del conservadurismo de la mayor parte de las instituciones periodísticas, unos mínimos derechos y libertad, en combinación con un teléfono móvil, un correo electrónico, un foro o un blog, conforman un cóctel más que sugestivo para que se abran las puertas de fuentes alternativas de información, comentarios, acciones y manifestaciones. Es la transformación del ciudadano en consumidor, productor y medio de información. Entre la información y la opinión, se multiplican los ojos que empiezan a vigilar a los medios a través de sus weblogs, de los foros o de los mensajes cortos de móvil a móvil. Y cualquiera de nosotros se puede convertir en un observador de los medios, en un mediawatcher. Eso fue precisamente lo que ocurrió en España tras los atentados del 11-M”1. Otro de los antecedentes sobre los cuales se apoya este recorrido gestacional fue la iniciativa ciudadana #todos contra el canon llevada a cabo en el año 2009, en un enfrentamiento que intentó ponerle freno a los nuevos excesos propuestos por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), con los que intentó coartar la libre circulación de archivos, asignándole un canon a cada uno de los objetos que permiten dicha difusión. Un atropello más en desmedro de la democratización del conocimiento bajo el proteccionismo corporativo con el que resguardan las pretensiones de ilegítimas plusvalías provenientes del acerbo cultural colectivo. 1 Baigorri, L., & Zemos98. (2005). Creación e inteligencia colectiva :Zemos98-7 : [un espacio y un tiempo para la cultura audiovisual]. Sevilla: Asociación Cultural Comenzemos Empezemos.
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“A fin de justificar sus acciones, los dueños de copyright argumentan que sin una rigurosa vigilancia de la filtración digital, no podrían continuar haciendo dinero. Constantemente nos recuerdan que la distribución vía Internet y digital es diferente de la que hubo antes. Si bien esto tiene algo de verdad, lo que hacen es sacar de su contexto histórico la situación presente. Siempre que surge una nueva tecnología, las compañías de copyright reaccionan con la misma histeria y de manera hiperbólica. Después de todo, a principios del siglo XX se creyó que ¡el fonógrafo destruiría a la industria musical! Por supuesto, la industria musical debió reorganizarse, pero la música en sí misma no sufrió y en cambio, la industria creció muchísimo”1. A modo de síntesis, la propuesta impulsada por la SGAE detallaba canones en cada uno de los elementos considerados “nocivos” para la industria, de forma tal que a un ordenador con 160 gb de disco duro le correspondería un 22 de canon, a una regrabadora de dvd’s de ordenador: 16,67 de canon, una impresora multifunción: 10 de canon, una cámara de fotos con memoria para 200 fotos: 9 de canon, un reproductor de dvd de salón: 6,61 de canon, a un equipo de música de salón :0,60 de canon, a una línea de internet ADSL 1 MB le asignaron 35 de canon anuales, a 200 cd’s vírgenes le correspondía 50 de canon y a 100 dvd’s vírgenes: 140 de canon. Con lo cual una familia española con un ordenador pagaría unos 303 EUR de canon al año, a lo que siguiendo esa lógica deberíamos sumarle los canones desprendidos de situaciones cotidianas por las que aún no pagamos. ¿Alguien se imagina pagándole al arquitecto cada vez que entre en un edificio diseñado por él? ¿O que cada vez que pasemos un puente debamos pagarle al ingeniero que lo calculó? (Se surgiere ver video Todos contra el Canon)2. En la plataforma todos contra el canon se congregan 28 organizaciones y asociaciones de consumidores, internautas, empresas y sindicatos; 566 colectivos, representando a 475.800 personas y 179.688 particulares. Este heterogéneo grupo social comparte, por una parte la necesidad de sensibilizar a la sociedad sobre el impacto negativo que tiene la implantación del Canon Digital, ya que lo consideran indiscriminado y por otra parte la voluntad de estimular la industria discográfica y demás empresas del sector a buscar una nueva forma de negocio, ya que el cobro del canon, supondría un atraso para el avance de la Sociedad de la Información.
1 Stallman, R., Ming, I. W., Ming, I. W., & McLeod, K. (2008). Contra el copyright. México, D.F: Tumbona Ediciones. 2 www.youtube.com/watch?v=eXwZ1yRP9Cs
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“Pero en la época de la economía de la información y el conocimiento, más que renunciar a los derechos de propiedad sobre todos los productos culturales digitalizados...parece que se tiende hacia una sofisticación de los derechos de autor”, la cual “se persigue en dos direcciones: tránsito de un derecho territorial a un derecho de flujo y tránsito del valor de cambio al valor de uso”1. El último puntal que marcaremos en este camino, rumbo a la forma en la que se cristalizó en el 15M, es la huelga general del 19 de septiembre de 2010 convocada por los sindicatos mayoritarios contra la reforma laboral del mismo año, en lo que se conoció como Movimiento Obrero. La pertinencia de hacer mención a este hecho radica en el clima social, político y económico con el que se estaba reflejando el colapso sistémico de un capitalismo tardío, en lo que fue quizás su crisis más aguda. Dicha huelga fue convocada por las dos principales centrales sindicales españolas -Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores- contra la reforma laboral promovida por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y aprobada en el Congreso de los Diputados el 9 de septiembre de 2010 entrando en vigor el 19 de septiembre de 2010. Las políticas de recorte que se implementarían incluían reformas y reducciones de la inversión pública, motivo por el cual los sindicatos consideraban que se produciría un freno en el crecimiento económico y la creación de empleo, teniendo como principales víctimas a los trabajadores en paro. Para los sindicatos convocantes de la huelga, tanto las autoridades monetarias nacionales -Banco de España-, como internacionales -Banco Central Europeo y F.M.I-, han practicado una irresponsable política neoliberal de la desregulación de los mercados financieros que ha provocado la gran crisis financiera del 2008 con consecuencias internacionales, provocado así brutales cifras de desempleo en España. “Mientras el creciente caos sistémico parece inevitable, los resultado del caos no lo son. Podría ser un caos despiadado que no trae el bien, o podría ser un caos productivo. Podría ser un caos que trae una fuerte (o más fuerte) represión estatal o podría ser un caos que regurgita alternativas muy reales para la organización social”2. Podemos entonces decir que en este contexto local y global se dieron las favorables circunstancias para el resurgir social que significaron todos los movimientos generados en torno, o a partir, del 15-M.
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós. 2 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona.
El fenómeno que hoy se conoce como el movimiento 15-M, es decir 15 de Mayo, representa la explosión de un movimiento social espontáneo en el que se cristalizaron los reclamos de diversos actores sociales. Tal como he detallado anteriormente, el colapso social se fue gestado a través del tiempo y en diferentes manifestaciones, pero en el 15-M se alcanza un punto de inflexión que marca un antes y un después dentro de los reclamos sociales, ya que en él confluyeron distintas vertientes de reclamos espontáneos bajo una misma lógica autoorganizativa y discursiva. “El origen de esta inestabilidad se encuentra en un desorden que proviene de la fuerza no empleada, de una negatividad que no puede permanecer eternamente sin uso, so pena de destruir físicamente a quien la experimenta. Frecuentemente, esta negatividad permanece muda, aunque su contención se manifieste comúnmente como una formalización histérica de todas las relaciones humanas”1. La fuerte trascendencia de este movimiento atiende a diversos factores, por una parte la confluencia discursiva y práctica de diversos colectivos que apoyaron la propuesta de la Plataforma Democracia Real Ya, promotora de la manifestación del 15-M, entre los que se encontraban los colectivos Malestar.org, ATTAC, Anonymous, NoLesVotes y Juventud Sin Futuro. Por otra parte, y a diferencia de lo que ocurrió con la Huelga General, se rechazó sistemáticamente el apoyo de partidos políticos y sindicatos, así como tampoco se accedió a la estructuración jerárquica del propio movimiento.
1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
La característica plural del reclamo se puso de manifiesto tempranamente cuando desde la plataforma "¡Democracia Real YA!" se lanzó la propuesta en gallego, catalán, astur-leonés, euskera e inglés, convocando a protestas para el 15 de mayo en más de 60 ciudades españolas. No obstante, y a sabiendas de que el problema es de carácter global, la plataforma convocó también a protestas en Braga, Coimbra, Faro, Lisboa, Oporto, Dublín, Ámsterdam, París y Londres. “También tiene que decirse que la construcción de tal oposición coordinada en muchas partes será desafiada a menudo violentamente por un despliegue estatal de ideologías de estricta seguridad que pintan a los trabajadores en huelga, emigrantes, grupos étnicos, madres jóvenes, airados activistas del medio ambiente y contra la guerra como amenazas <<terroristas>>1”. El otro factor imprescindible a tener en cuenta es el papel que cumplieron las tecnologías TIC en la propagación y difusión de la propuesta. Una vez más podemos ver cómo el acceso instantáneo a la información producida a pie de calle provocó la eliminación de las barreras espacio-temporales, potenciando así la pluralidad de emisores y receptores de una red informática que se actualiza de forma constante y en tiempo real, fenómeno que se conoce como la “autocomunicación de masas”, es decir “una nueva forma de comunicación interactiva caracterizada por la capacidad para enviar mensajes de uno a muchos, en tiempo real o en un momento concreto, y con la posibilidad de usar la comunicación punto-a-punto, estando al alcance de su difusión en función de las características de la práctica comunicativa perseguida”2. En este sentido, el papel de las redes sociales, tales como Facebook, twitter y las webs como tomalaplaza.net, han dotado al movimiento de amplia capacidad de convocatoria, organización, difusión y movilización. La implementación y desarrollo de este nuevo paradigma comunicativo de la autocomunicación de masas y la espontánea reacción social en red ante los hechos que se suscitaban a nivel global han marcado al 15-M como un fenómeno socio-político de “multitudes inteligentes”, es decir “grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas -políticas, sociales, económicas - gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos”3.
1 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. 2 Castells, M., & Muñoz de Bustillo, F. (2011). La sociedad red, una visión global (2a reimpr ed.). Madrid: Alianza. 3 Rheingold, H. (2002). Smart mobs :The next social revolution. Cambridge, MA: Basic Books.
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En este contexto, la revolución digital que tanto se nombra, cobra sentido solo bajo el paradigma comunicativo de la autocomunicación de masas, que promueve la emergencia de multitudes inteligentes, las cuales a su vez se estructuran mediante la lógica horizontal y no jerárquica del enjambre para la reivindicación del derecho básico a la ciudad y por ende a la vivienda digna. Solo así podemos hablar de una revolución. “Sociedad red es aquella cuya estructura social está compuesta de redes potenciadas por tecnologías de la información y de la comunicación”1. Pero tal revolución se da, sí y solo sí, se utilizan las tecnologías en pos de llevarla a cabo, de lo contrario seguiríamos inmersos en el espectáculo que mediatiza nuestra existencia consumista imponiéndonos la necesidad de disfrutar de los beneficios únicos de objetos tecnológicos que captan nuestra atención, mientras estos han sido diseñados para obsolecer en tiempo real de forma tal que, estimulados por la constante actualización revolucionaria, incurramos nuevamente en el consumo de nuevas tecnologías. Dicho proceso poco tiene que ver con una revolución digital sino más bien con una treta más del capital por cuantificar nuestros esfuerzos y lograr así imponernos un mayor control. “Es posible decir que los medios digitales han estado lidiando con la “cuestión del control”. Al fin y al cabo, la cuestión del control descansa en el corazón de la revolución interactiva, desde el momento en que hacer algo interactivo implica un cambio de control, de la tecnología o de quienes mueven sus hilos”2.
1 Castells, M., & Instituto Europeo del Mediterráneo. (2004). Globalització i identitat= globalisation and identity. Barcelona: Iemed. 2 Johnson, S. (2003). Sistemas emergentes :Lo qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Madrid: Turner.
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La naturaleza horizontal del movimiento 15-M y las características descentralizadas y reticulares de los acontecimientos sucedidos a partir de su surgimiento, sitúan a dicho movimiento como un acontecimiento social de un alcance tan amplio que es incluso difícil de abarcar y comprender en su totalidad. Las convocatorias y la heterogénea suma de adeptos a los reclamos que se centran en torno al 15-M se han desarrollado a nivel global de forma orgánica, con una fuerte vocación de acción a largo plazo y dándole un rol fundamental de forma sostenida al espacio urbano. La “Acampada Sol” es una muestra fehaciente de esto, ya que fue la cristalización socio-espacial permanente del fenómeno, transformándose así en el punto de inflexión que representó al 15-M. La idea de la acampada nació de forma orgánica y espontánea desde el último puñado de manifestantes que aquel 15 de mayo decidieron no dejar la plaza para pasar la noche allí, lo que dio pie a una gran afluencia de medios de comunicación, los cuales despertaron el interés de gente que comenzó a acercarse allí y a participar, dándose en los sucesivos días el comienzo a una serie de asambleas ciudadanas improvisadas y abiertas. Los días fueron transcurriendo con una cada vez mayor vida socio-política en el espacio público, las calles y las plazas fueron los elementos centrales en donde se estructuraron las manifestaciones, grupos y comisiones que se coordinaban para trabajar organizando la información y ofreciéndola a quienes transitaban por la allí.
La Acampada Sol ha significado una expresión socio-política en el espacio público, dado que las prácticas desarrolladas y los significados otorgados al entorno urbano, han sido una respuesta consciente de los actores sociales a los significados y usos que esos espacios reciben de los poderes hegemónicos, poniendo en riesgo la lógica de control de los Sujetos de Poder, debido a que desde “su fase temprana (difícil de localizar), los riesgos y la percepción de los riesgos son “consecuencias no deseadas” de la lógica de control que dominan la modernidad. Política y sociológicamente, la modernidad es un proyecto de control social y tecnológico por parte del estado-nación, una empresa para la construcción del orden y el control”1. A pesar del desgaste que provocaba el cansancio y la represión social que hostigaba a los acampados, esta manifestación política apartidaria, espontánea y colectiva desempeñó un papel clave en la permanencia de un movimiento que promueve de forma sostenida un cambio de sistema en su acepción más amplia. La Acampada Sol fue levantada tras 28 días de permanencia en la Puerta del Sol de Madrid el domingo 12 de junio de 2011 bajo el lema «no nos vamos, nos expandimos».
La Acampada Sol ha reivindicado un gran número de prácticas y significados colectivos en el espacio público mediante la progresiva hibridación entre entornos online y offline, formato que indica cómo las tecnologías de la información se superponen en el desarrollo de prácticas colectivas en el entorno urbano, lo que también es conocido como ciberciudad, es decir “la imbricación y convergencia de dos relaciones en (y entre) los lugares urbanos: las mediadas por las nuevas tecnologías y las articuladas a través de la presencia humana y el movimiento”1.
1 VIVAS, P.; MORA, M.; VIDAL, T. [et al.] (2005). Ventanas en la ciudad: observaciones sobre las urbes contemporáneas. Barcelona: Edit UOC.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España.
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
¿Por qué estamos aquí? Estamos aquí porque queremos una sociedad nueva que dé prioridad a la vida por encima de los intereses económicos y políticos. Abogamos por un cambio en la sociedad y en la conciencia social. Demostrar que la sociedad no se ha dormido y que seguiremos luchando por lo que nos merecemos por la vida pacífica. Apoyamos a los compas que detuvieron tras la manifestación y pedimos su puesta en libertad sin cargos. Lo queremos todo, lo queremos ahora, si estás de acuerdo con nosotros ¡ÚNETE!1
La autocomunicación de masas, es decir el trabajo realizado a través de Internet, tanto por los colectivos como por los sujetos individuales que se aunaron en el 15-M, tuvo un papel fundamental para el desarrollo emergente de una movilización mayor a la originalmente realizada por el colectivo Democracia Real Ya. De forma tal que el mensaje se propagó en distintas ciudades españolas, en donde las manifestaciones se hicieron presente, en lo que es un claro ejemplo de una inteligencia colectiva de multitudes inteligentes en red. El entendimiento que posee la cibercultura respecto de las dinámicas de sociabilidad que se dan en Internet y de los aspectos técnicos que sustentan, tanto a las plataformas virtuales como al funcionamiento de redes sociales, permitió utilizar una estrategia de actualización y tendencia en el ciberespacio. Mediante la alternancia y el cambio de las palabras claves de los hashtags #15mani y #15M, se jugó una partida estratégica de actualización mediante el algoritmo que rige a Twitter, ya que este le otorga más valor a la novedad que a la popularidad, la cual se mantiene en el tiempo. De forma tal que los flujos informativos que circulaban en forma de red dieron sus frutos y el hashtag “#15mani fue, dentro de la red social Twitter, trending topic del 15 de Mayo en España y uno de los tres primeros a escala global”1. Por otra parte Democracia Real Ya utilizó en Facebook la herramienta de “evento” con el cual se informaba de forma muy clara y estructurada la fecha, hora, lugar y el mensaje de la movilización, de modo tal que esta claridad informativa favoreció enormemente la adhesión social y la viral propagación de potentes imágenes y slogans que con sintéticos, pero contundentes mensajes, se transformaron en la iconografía del 15-M. La inteligencia colectiva se seguía alimentando de forma tal, que miles de usuarios generaron cadenas de mensajes en diversas redes sociales y el carácter participativo de quienes se habían indignado en masa inundaron la red con los hashtag de Twitter #democraciarealya, #nolesvotes, #15 y #15Mani, lo que significó un crecimiento exponencial de la densidad de receptores y trasmisores que conformaban la cada vez más amplia retícula.
1 Acampada Sol. http://madrid.tomalaplaza.net/manifiesto-2/
1 blogs.elpais.com/trending-topics/2011/05/sorpresa-funciono.html
¿Quiénes somos? Somos personas que hemos venido libre y voluntariamente, que después de la manifestación decidimos reunirnos para seguir reivindicando la dignidad y la conciencia política y social. No representamos a ningún partido ni asociación. Nos une una vocación de cambio. Estamos aquí por dignidad y por solidaridad con quienes no pueden estar aquí.
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Los resultados de esta interacción abierta y plural fueron diferentes manifestaciones que tuvieron lugar la tarde del 15 de Mayo de 2011, de manera simultánea en diversas ciudades españolas, las personas consideradas hasta aquí como “apolíticas” pertenecientes al subconjunto pueblo, demostraron su descontento ante la corrupción, la falta de representatividad política y un sistema económico-financiero ilegítimo e inmoral, de forma tal que “la ciudad se esfuma; no hay más que las ciudades. Una red de ciudades. La dimensión espacial,… renace aquí, pero a nivel del territorio mismo”1. El entorno convulsionado e innovador que se hace presente en las interacciones de las multitudes inteligentes, sirve de caldo de cultivo para las innovaciones, que con facilidad germinan, crecen y se desarrollan en una inteligencia colectiva en pleno estado participativo. Las voluntades humanas, que exceden cualquier desarrollo tecnológico per se, surcan los caminos invisibles de las relaciones interpersonales, mantienen asambleas en los barrios, establecen actividades en diferentes plazas, y proliferan como nuevas herramientas participativas en las periferias abandonadas al olvido; así nacen ideas innovadoras. “Cuando la vida se vuelve creativa, tiene tendencia a gravitar en torno a ciertas pautas recurrentes, que pueden ser emergentes o autoorganizativas, e incluso creadas deliberadamente por individuos”2. La acción de las multitudes inteligentes es el mecanismo mediante el cual los ciudadanos acceden a movilizar a una ciudad hacia reclamos de gran calibre, tales como el recupero del derecho a la ciudad y la vivienda digna. Los acontecimientos de la primavera árabe llevados a cabo en torno a la plaza Tahrir del Cairo, la revolución islandesa en contra el salvataje de los bancos y las movilizaciones griegas amplían el panorama global, no solo del caos sino también de la respuesta ciudadana, que se despertó del letargo y que, ávida de nuevas herramientas, se organiza y mueve con la celeridad necesaria para eludir los históricos mecanismos de control que se perpetúan en el espacio.
La inteligencia colectiva y las multitudes inteligentes tienen la característica intrínseca de hibridar entornos y espacios, tanto el entorno online-offline como los espacios físico-virtual, vinculando así, y de forma simultánea, los espacios públicos urbanos de las distintas ciudades con la actividad generada en las plataformas virtuales conectadas en red. El resultado de esta realidad pluridimensional es el espacio híbrido y reticular en donde se llevan a cabo las manifestaciones socio-políticas para el abordaje de un problema global desde una realidad local. De manera tal que “un paso hacia la unificación de esas luchas, aunque no fuera en absoluto el último, sería el de concentrarse en esos momentos de destrucción creativa en que la economía de acumulación de riqueza se transfigura violentamente en economía de desposesión, reivindicando abiertamente el derecho de los desposeídos a su ciudad, su derecho a cambiar el mundo, a cambiar la vida y a reinventar la ciudad de acuerdo con sus propios deseos.
1 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili. 2 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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El derecho a la ciudad: Indignados y el Movimiento 15-M
Ese derecho colectivo, entendido a un tiempo como consigna de trabajo y como ideal político, nos retrotrae a la antiquísima cuestión de quién está al mando de la conexión interna entre urbanización y producción y uso del excedente. Quizá, después de todo, Lefebvre tenía razón, hace más de medio siglo, al insistir en que la revolución de nuestra época tiene que ser urbana, o no será”1. El Movimiento 15M y los fenómenos despertados a partir de él, tuvieron una gran repercusión a nivel nacional e incluso internacional, dejando la #SpanishRevolution y las máscaras de “V de Vendetta” plasmados como íconos de resistencia, incluso hasta en la actualidad. Pero lo más relevante que ha dejado en claro este movimiento es que los espacios híbridos, tal como los hemos definido, son espacios de resistencia por excelencia, que retroalimentan las actividades físicas y virtuales, cargándose constantemente de significaciones socio-políticas, de inputs y outputs que rescatan del nihilismo el gran potencial participativo de los ciudadanos, los cuales al #Tomarlacalle y al #Tomarlaplaza retroalimentan la construcción social del espacio urbano democratizado, ofreciéndose así los nuevos ágoras donde se debaten los derechos sobre la ciudad de forma plural. (Se recomienda ver video Indignado)2.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal. 2 www.youtube.com/watch?v=FW-V5nKEJII
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“Incluso si la vieja ciudad ha muerto, ¡larga vida a la ciudad!” Lefebvre
Layer 2.3 Multitudes Inteligentes: La indignación en cadena de Túnez, Libia y Egipto. Lo acontecido en el mundo Árabe de forma sorpresiva a partir del año 2010, nos ofrece una muy pertinente oportunidad para analizar el papel que ha tenido el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación en las revueltas sociales que allí se suscitaron. Desde los primeros hechos acaecidos en Túnez, y como una especie de dominó, hemos asistido a una continua caída de piezas, que provocaron a nivel regional un escenario socio-político inestable, en el cual algunos gobiernos se tambalearon, otros lucharon por afianzarse y definitivamente, en el peor
de los casos, algunos han irremediablemente condenado a los pueblos a más de lo mismo: regímenes de violencia. “Lo que cambia no son las cosas, sino sus límites. Es como si sobre ellas estuviese ahora suspendida algo así como una aureola, una gloria”, de forma tal que “lo irreparable no es ni una esencia ni una existencia, ni una sustancia, ni una cualidad, ni un posible, ni un necesario. Lo irreparable no es propiamente una modalidad del ser, sino es el ser que ya siempre se da en la modalidad, es su modalidad, es sus modalidades. No es así, sino que es ese su así”1. -
No todo es lo mismo, matices, diferencias y similitudes La llamada Primavera Árabe, también conocida como revolución democrática árabe, es el término con el que se conocen la serie de alzamientos populares en los países árabes acontecidos desde 2010 hasta la actualidad. Si bien la cadena de conflictos comenzó con la revolución tunecina en diciembre de 2010, hay quienes reconocen su germen en los enfrentamientos iniciados en noviembre de 2010 en el Sahara Occidental. La Primavera Árabe nació como una serie de protestas populares en varios países del mundo árabe, tales como Siria, Egipto y Yemen, de forma tal que su valiente desarrollo en cadena fomentó el interés social y sistemáticamente los alzamientos civiles tomaron protagonismo a nivel global. El uso de la expresión “primavera árabe” no hace referencia a la estación del año en sí, sino que se traza un paralelismo histórico con la “primavera de los pueblos” en 1848, cuando una serie de revoluciones sacudió a unos 50 regímenes en Europa y partes del mundo, incluso llegando a derrocar a algunos de ellos. Al respecto de este paralelismo hay grandes controversias por parte de los estudiosos, ya que existen diferencias sustanciales entre ambos acontecimientos. Cuestionamiento que existe incluso en el uso del propio término “primavera árabe”, dado que cuestiona la aceptación de un único y totalizador término para un fenómeno complejo proveniente de distintas vertientes y con distintos resultados, tal como sucedió en el mundo árabe.
Si bien no se trata aquí de desconocer los matices y las diferencias que existen en un fenómeno social pluridireccional como el sucedido en el mundo árabe, acudimos a este layer informacional en su conjunto bajo el mismo término ya que comparten una serie de rasgos que se encolumnan dentro del campo de interés de este trabajo, tales como el rechazo de regímenes en decadencia, la naturaleza esencialmente pacífica de los movimientos, la edad de los manifestantes, su situación socio-económica y la reivindicación del espacio público como espacio político. No obstante, cabe señalar que las características y semejanzas de las múltiples protestas llevadas a cabo, se han desarrollado en sociedades geográfica y económicamente diferentes. Desde Túnez y Libia en el Magreb hasta Siria en el Creciente Fértil, pasando por Egipto y sus 80 millones de habitantes, también el rico emirato de Bahrein y afectando a la pobre república de Yemen en la Península Arábiga, la expresión “primavera árabe” ha sido usada casi sin las distinciones que aquí acabamos de mencionar.
1 Agamben, G. (1996). La comunidad que viene. Valencia: Pre-Textos.
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Multitudes Inteligentes: la indignación en cadena de Túnez, Libia y Egipto.
Aunque nos parezca lógicamente razonable relacionar de forma directa las acciones y reacciones sucedidas en este eje de países del mundo árabe, debemos ser cautos y evitar la linealidad del efecto dominó que nos introduce en el imaginario social, puesto que “si las relaciones causales están mediadas por cadenas de interacciones, entonces predecir el curso de los acontecimientos bajo una crisis… puede ser una tarea muy ardua. Los cambios que se produzcan en un país dado, repercutirán sobre otros de forma más o menos importante, dependiendo no tanto de sus intercambios directos, sino de todas las posibles vías de conexión que permite la red”1. Habiendo marcado ya algunas similitudes y diferencias dentro de lo que entendemos por primavera árabe, cabe señalar aquí que las manifestaciones que han agitado al mundo árabe en dicho fenómeno tienen también otro punto en común entre sí, y es el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación al servicio de la autoorganización, convocatoria y movilización de los manifestantes.
Al igual que en el caso del 15-M, las movilizaciones sociales fueron llevadas a cabo a través de la lógica de la autocomunicación de masas, la cual fomentó el desarrollo de multitudes inteligentes, situación inédita y particular por la cual este aspecto se ha vuelto uno de los focos de atención al referirse al fenómeno de la “primavera árabe”, llegando incluso a implicar el uso del término revolución 2.0 del mundo árabe. En este sentido, “no es exagerado afirmar que grupos de ciudadanos han tomado la iniciativa temática en esta sociedad. Han sido ellos los que han llevado a la agenda social los temas de un mundo amenazado en contra de la resistencia de los partidos establecidos”1. (Ver video Links 2-3-4)2.
Factores principales, desencadenantes y de ayuda Así como se pueden trazar patrones comunes entre los movimientos llevados a cabo en diversas partes del mundo, resulta oportuno reconocer cuáles han sido los puntos de contacto o factores principales que fomentaron el desencadenamiento de los acontecimientos que, con los matices y las particularidades de cada caso, se enmarcan en el término de “primavera árabe”. Dentro de esos factores principales encontramos a la gerontocracia hasta aquí poco cuestionada, por la cual los líderes con mucha antigüedad en el puesto, mayores o incluso gravemente enfermos siguen el sistema de sucesión cuasi monárquico, de manera que los líderes afectados por las revueltas han tratado, de una u otra manera, de colocar a dedo a sus descendientes en la carrera sucesoria. Estos procesos sucesorios dictatoriales generan luchas de poder, tanto endógenas como exógenas, y tensiones sociales donde se hacen visibles las violentas cicatrices de la fragmentación social y la opresión, situación que afecta de igual manera a Túnez y a Egipto, y que tiene similitudes con Libia, Argelia y Siria. Otro factor fundamental es la falta de libertades y las violaciones a los derechos humanos que se presentan en la región, situación puesta de manifiesto en la ausencia de democracia, de participación ciudadana, en la cotidiana violencia de género y de la inexistente libertad de prensa. 1 Solé, R. V. (2009). Redes complejas :Del genoma a internet. Barcelona: Tusquets.
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1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España. 2 www.youtube.com/watch?v=cjiyYW3sjCU
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El ejercicio histórico de una corrupción institucionalizada mediante la cual se utilizan los cargos públicos para enriquecer las arcas personales, es otro factor común que azota a la región, degradando las bases político-económicas del Estado. Finalmente un rasgo propio regional, en el cual se identifica otro factor común, es el complejo coctel explosivo compuesto por el alto índice de desempleo de una población joven que no encuentra perspectivas localmente y que percibe un estilo de vida mejor en occidente: el llamado “estado de derecho y bienestar”, la desigualdad existente producto de una distribución de la renta excesivamente inequitativa que enfatiza la situación de vulnerabilidad de la masa ciudadana sumergida en la pobreza y el incremento de los precios en general tanto de alimentos como materias primas o energías. Si bien algunos estudiosos del caso especulan con el papel que tiene Occidente en las revueltas sociales, asociado al interés en el desarrollo de sistemas democráticos en la región, estos posicionamientos no han sido tenidos en cuenta como determinantes para el desencadenamiento de la “primavera árabe”, dado que su carácter exógeno no llegó ni a influenciar ni a mover a las masas sociales, las cuales son el actor social más afectado por los atropellos cotidianos de los regímenes y en consecuencia los promotores de las revueltas. En este sentido cabría aquí destacar una serie de factores,ya no principales,sino desencadenantes. Es decir, aquellos factores, que tomando como base el caldo de cultivo de los factores principales previamente explicados, provocan nuevos escenarios sociales. Por una parte podemos encontrar como factor desencadenante a los propios hechos puntuales incontrolables, tal como la inmolación del vendedor de fruta Mohamed Bouazizi en Túnez, quien tras ese dramático episodio se convierte en un héroe y símbolo de toda una revolución. Centrados en la figura de la propia inmolación como reclamo incontrolado e irrefrenable, este simple ser “apolítico” se convierte en un símbolo de la revolución, despertando así, por una parte, el costado más lógico y racional de una sociedad que empieza a percibir que las cosas no van bien y que se corrió un nuevo límite en el umbral de la tolerancia y, por otra parte, los aspectos colectivos que se relacionan con la sensibilidad, las emociones y la innovación, activando los deseos de libertad colectiva.
Otro factor desencadenante que se suma es el de las movilizaciones constantes. En un momento de la historia en el cual, de forma casi simultánea, se erigen manifestaciones y movilizaciones constantemente, el clima social empieza a sentir, y consecuentemente a responder a los impulsos sociales de carácter socio-espacial que colman la atmósfera de, en este caso, el “Entorno-Ciudad 2.0”. La mayoría de protestas se organizan a la salida de las mezquitas, lugares estratégicos donde el mensaje político de una insurrección, aunque sea pacífica, aprovecha su máximo potencial, ya que allí no solo es relevante la significación que viene dada por la representación del espacio, sino que también la red de pensamientos se vuelve más densa, la comunicación de ideas fluye a mayor velocidad y el entorno se vuelve creativo. Consecuentemente cada movilización es titulada de forma tal que capta aun más la atención de la sociedad, ejemplo de esto es el “día de la ira”, el “día de la dignidad” en Siria, o el “día de la despedida” en Yemen. “Lo urbano funciona pues, obviamente, como un ámbito relevante de acción y rebelión política. Las características propias de cada lugar son importantes, y su remodelación física y social, así como su organización territorial, son armas para la lucha política. Al igual que en las operaciones militares, la elección y conformación del campo de batalla desempeña un papel destacado en su resultado, lo mismo sucede con las protestas populares y los movimientos políticos en el entorno urbano”1.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Multitudes Inteligentes: la indignación en cadena de Túnez, Libia y Egipto.
Finalmente, existe un tercer grupo de factores considerados de ayuda, los cuales no suponen un desencadenante per se, pero contribuyen a que las revueltas cobren una dimensión mayor a la inicial. En este sentido el efecto contagio, es básico y colectivo. Cuando los ciudadanos logran percibir que sus vecinos han podido hacer aquello que desean pero no se atreven, disponen inmediatamente de un incentivo para la acción y la innovación, de forma tal que para que se desarrolle el efecto contagio es necesaria la sociabilidad y el acceso a procesos de comunicación abiertos. Lo cierto es que, “cuando uno banaliza la innovación, tanto en la naturaleza como en la cultura, ve que los entornos que construyen muros alrededor de las buenas ideas tienden a ser menos innovadores, a largo plazo, que los que las dejan a su aire. Quizá no se pueda afirmar que las buenas ideas quieren ser libres; pero sí que quieren conectarse, vincularse, recombinarse. Quieren reinventarse a sí mismas y cruzan las barreras conceptuales. Quieren competir entre ellas, pero también quieren completarse entre ellas”1. Un factor de ayuda considerado clave es el desarrollo tecnológico brindado por Internet y las redes sociales, el cual sirve fundamentalmente para circular la información de boca en boca, de manera abierta, ágil y participativa.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner
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Los medios de comunicación cobran un sentido aún más relevante como elemento político, de forma tal que Al Jazeera se consolida como medio de comunicación de referencia del mundo árabe a nivel internacional, mientras que Internet se convierte en la referencia de los hechos sucedidos a pie de calle, el periodismo participativo se ha convertido en el gran diferencial de la coyuntura actual de la comunicación. En este sentido, cabe señalar que los avances tecnológicos a los que asistimos encuentran rápidamente sus propios límites en tanto y en cuanto sean desposeídos de las personas que los utilizan, es decir que "las tecnologías por sí solas no producen los cambios, pero si han hecho posibles cambios profundos generados por la evolución de la sociedad. La globalización no sería posible sin la infraestructura tecnológica de que disponemos. Internet hace posible la comunicación de muchos a muchos entre diferentes lugares del mundo a bajo costo. La telefonía móvil permite la comunicación permanente. El nuevo sistema tecnológico acrecienta enormemente la productividad y por tanto el bienestar material, a condición de que se combine con educación y formación y con organizaciones flexibles. El conjunto de nuestra sociedad funciona según una lógica de comunicación en red, lo cual es positivo para los conectados y muy negativo para los desconectados"1
1 Castells, M., & Pascual, M. (2006). En qué mundo vivimos :Conversaciones con manuel castells (1ª , 1ª reimp ed.). Madrid: Alianza
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Una primavera glocal Una de las normas comunes que tiene el estado dictatorial es controlar férreamente los medios de comunicación, al tiempo que lleva a cabo labores de propaganda política para asegurarse la creación de las condiciones que garanticen su continuidad. En este sentido, guarda una gran similitud con otros gobiernos, incluso democráticos, ya que ambos han entendido la importancia que tiene el famoso cuarto poder, sea este en un sentido estricto el periodismo y en un sentido amplio lo medios de comunicación. En los aparatos gubernamentales a nivel global: “los medios de comunicación de masas, amenazan los mercados, hacen impredecibles las perspectivas comerciales, devalúan el capital y movilizan corrientes de votantes. Por consiguiente, las noticias de la tarde exceden incluso las fantasías de las disidencia contractual; la lectura del periódico se convierte en un ejercicio de crítica tecnológica”1. La censura de la información y el control de los contenidos a publicar que ejerce el Estado, significa el dominio de las tendencias y de la manera de pensar a nivel masivo, logrando imponer así sus ideas mediante la persuasión y la fuerza, lo que consecuentemente es la ilegítima y sesgada criminalización de la obtención de información por los canales alternativos no autorizados. Lo que busca la propaganda oficial, tanto democrática como dictatorial mediante el dominio de la voluntad popular, es seguir siendo la única fuente de difusión de información concreta, lo cual es un método más para la acumulación de poder y el control social.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España.
Los regímenes dictatoriales del mundo árabe han aplicado políticas de control de la información de forma tal que se aseguraron un control absoluto sobre los medios de comunicación, principalmente los audiovisuales, a los cuales se aplicó un rigor absoluto en el control sobre los contenidos trasmitidos. No obstante, de forma relativa y circunstancial, existe una relativa mayor tolerancia con la prensa escrita. Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en Marruecos, donde se permitió la difusión mínima de periódicos independientes cuyos discursos informativos son diferentes a los oficiales, mientras que, en contraposición, en otros países como Libia, Siria y Arabia Saudí, los regímenes no fueron flexibles a la existencia de ninguna prensa libre. Esta aparente permeabilidad hacia los medios escritos que existe en algunos países está estrechamente vinculada al restrictivo sistema educativo de las sociedades árabes, en las cuales el índice de analfabetismo llega a superar el 45 por ciento y la gran mayoría de los ciudadanos solo recibió educación primaria; este último grupo social está en condiciones de leer los periódicos pero no de entenderlos en su plenitud por lo tanto son considerados “cuasi analfabetos” para el mundo informativo1. Estas limitaciones educativas intensifican el rol comunicador que desempeña el mundo audiovisual, de forma tal que el espectáculo, es decir las relaciones sociales medidas por la imagen como mensaje, fue también creado a imagen y semejanza en el desierto informativo árabe. “La fascinación es la pasión desencarnada de una mirada sin objeto, de una mirada sin imagen. Hace mucho tiempo que todos nuestros espectáculos mediáticos han franqueado el muro de la estupefacción. Una exacerbación vitrificada del sexo, una escena vacía en la que no sucede nada, y que, no obstante, llena la mirada. También la información, o lo político: no sucede nada, y, sin embargo, nos sentimos saturados”2.
1 Unesco. (2005; 2007). La educación de jóvenes y adultos en américa latina y el caribe, hacia un estado del arte. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos OEI. 2 Baudrillard, J. (2001). El otro por sí mismo (4a ed.). Barcelona: Anagrama.
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Los hechos sucedidos en la “primavera árabe” se encolumnan dentro del grupo de revueltas urbanas llevadas a cabo bajo una lógica similar en las que el cuestionamiento social se enfrenta a los máximos referentes del Sujeto de Poder, ya no solo a nivel local sino global. Es decir que “los nuevos repliegues localistas pueden ser explicados como una suerte de rechazo inmunitario de la contaminación global constituida por la globalización. Cuanto más tiende a hacerse el <<si>> algo <<global>>, cuanto más se esfuerza por incluir aquello situado en su afuera, cuanto más busca introyectar toda firma de negatividad, tanto más se reproduce la inmunización”1. Lo sucedido en Túnez guarda su parentesco con protestas sociales tales como las acaecidas en Grecia en 2010 y 2011, el Movimiento 15-M, la Movilización estudiantil en Chile en 2011 y 2013 u Occupy Wall Street en los Estados Unidos, entre otras. El movimiento reticular en red, con una mayoría de los manifestantes jóvenes familiarizados con el potencial comunicativo que representa Internet, el recupero de la ciudad como espacio de representación sociopolítica y el enfoque, ya no solo local sino también global de la problemática a abordar, son algunas de las características comunes entre las protestas mencionadas en este “Entorno-Ciudad 2.0”, definido principalmente por ser un proceso de cambio.
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Tener presente el desarrollo de las nuevas tecnologías es esencial para un análisis cualitativo de los hechos, ya que las multitudes inteligentes se retroalimentan del constantemente cambiante paisaje digital, comenzando este a configurarse a partir de las interacciones dadas en especial en las redes sociales, hecho que cobra trascendencia máxima cuando hablamos de sociedades íntegramente aisladas y restringidas a la posibilidad de intercambio de flujos informacionales. La invasión tecnológica fomentada de occidente a oriente ha dado como resultado una transición tecnológica en la que, por ejemplo, 10 millones de usuarios árabes se han vuelto desde comienzos de 2010 en lectores cotidianos de la prensa internacional, papel determinante en la caída de los regímenes existentes en Túnez y Egipto.
El desarrollo real de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación en el conjunto de la región muestra disparidades muy pronunciadas entre los distintos países, de forma tal que, si bien se produjo un salto cuantitativo en el número de usuarios de Internet pasando de 2,5 millones en 2.000 a más de 60 millones en la actualidad, las cifras cambian considerablemente dependiendo del país en cuestión, ejemplo de esto es el hecho de que el 75% de la población en Emiratos Árabes Unidos accede a Internet mientras que solo el 1% lo puede hacer en Somalia. Esta disparidad que marca el acceso a la información, o su restricción, debe ser tenida en cuenta, al igual que el nivel de alfabetización y el resto de los oportunos condicionantes demográficos, como un parámetro determinante dentro de cualquier tipo de análisis socio-espacial que queramos hacer.
En el caso de Túnez, las arenas de la política se vieron afectadas por sitios como YouTube o MySpace, los cuales desempeñaron un papel considerable para la difusión de cierta información y como soporte expansivo de mensajes políticos, ejemplo de esto es la canción Raïs Lebled del joven rapero tunecino de 22 años conocido como El General, que se convirtió en el canto de adhesión a la protesta de toda la juventud contestataria del país, a quien el régimen se encargó de silenciar y arrestar, pero para ciertas cosas ya era tarde, otras voces ya transmitían el mensaje de la ira, fenómeno que se conoce como el punto de no retorno1. Otro de los actores tunecinos que fomentó los reclamos a través de Internet fue el bloguero Slim Amamou, quien egresó de la Universidad de Susa y era redactor de ReadWriteWeb. Amamou es un hacktivista que ya había protestado contra la censura en su país, organizando una manifestación el 22 de mayo de 2010 por la cual fue detenido e interrogado, no obstante continuó con el activismo desde su blog haciendo campaña contra la censura y la propiedad intelectual, en favor del software libre y la neutralidad de Internet; durante el período de las revueltas de la primavera árabe tunecina, siendo detenido, dejó activada la geolocalización de su teléfono móvil, lo que permitió que todos los usuarios que lo seguían pudieran acudir a la prisión pidiendo por su liberación.
1 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barc: Herder.
1 www.youtube.com/watch?v=JupZw4SOwVQ
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Lo que se teme de estas acciones insurrectas es que “más allá de los casos particulares, es un debilitamiento del poder soberano de los Estados, una ruptura de los confines jurídicos de los ordenamientos nacionales en favor de una forma, todavía por construir, de justicia internacional. En suma, se mire donde se mire lo que está sucediendo hoy en el mundo, ya sea desde el cuerpo individual al cuerpo social o desde el cuerpo tecnológico al cuerpo político, la cuestión de la inmunidad está en el cruce de todas las trayectorias. Lo importante parece ser el combatir por todos los medios la difusión del contagio donde quiera que este se pueda localizar”1. El contexto general de la primavera árabe está conformado por los hechos no solo sucedidos en Túnez sino también los ocurridos en países como Libia, Siria y Egipto que, mediante un efecto contagioso y en gran medida debido al acceso a la información de lo que estaba sucediendo en otros sitios del mundo árabe, han tenido sus despertares sociales. Debido a las diferencias que guardan las distintas características de los países, así como la diferencia en los resultados obtenidos, resulta oportuno hacer una breve reseña de cada una de esas revueltas para poder tener mayor precisión general incluso al aglutinar todo bajo el mismo término de “primavera árabe”.
1 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barce: Herder.
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Primavera tunecina Se puede hallar el comienzo de las revueltas asociadas a la “primavera árabe” en Túnez y a partir de ahí la primera gran oleada de protestas laicas y democráticas del mundo árabe en el siglo XXI. Las protestas sociales de Túnez estuvieron causadas por factores estructurales políticos-económicos que mantenían a un pueblo sometido a muy malas condiciones de vida, a una economía en constante devaluación y a una alta tasa de desempleo, bajo un autoritario régimen caracterizado por su alto grado de corrupción. La Revolución tunecina, conformada por una serie de revueltas ciudadanas, también conocida como la Revolución de los Jazmines o la Intifada de Sidi Bouzid, fue la causante del derrocamiento del gobierno autocrático de Zine El Abidine Ben Ali, quien tras derrocar en 1987 al presidente Bourguiba fue dictador de dicho país hasta el 14 de enero de 2011. La tensión social tunecina, que se fue acumulando durante todo el período dictatorial, encontró su punto más álgido y explotó cuando el viernes 17 de diciembre de 2010 el joven universitario y vendedor ambulante Mohamed Bouazizi se quemó vivo para protestar por la acción de la policía que, al no recibir por parte del joven el sobordo deseado para dejarlo seguir trabajando, decidió confiscarle su puesto callejero de venta de frutas, dejando así a Bouazizi en situación de calle y miseria absoluta.
“También ahí buena parte del trabajo de esas asociaciones consiste en mediar en los conflictos (por ejemplo, entre distintos vendedores callejeros), pero es así como se organizan los trabajadores precarios del llamado «sector informal»... Esa organización posee tentáculos que llegan hasta la cadena de abastecimiento del pescado y otros alimentos, por ejemplo, desde las áreas próximas. Mediante esos lazos puede movilizar fácil y rápidamente las capacidades insurreccionales de la población campesina y rural circundante, u organizar respuestas inmediatas en la ciudad a las masacres y represiones en el campo. Esos fuertes lazos geográficos se solapan con los de las juntas vecinales que encuadran a muchas familias campesinas inmigrantes, al tiempo que mantienen vivos sus vínculos con sus aldeas de origen”1.
Lo sucedido a partir de Bouazizi muestra la importancia que tiene el empleo, y la fatalidad que implica la pérdida de la fuente de alimento y subsistencia, para la cultura del campesinado, de las aldeas o de las comunas, todas ellas muy cercanas entre sus habitantes. Este engranaje social, constituido por los vendedores callejeros y los trabajadores del transporte, entre otros, es de máxima importancia no solo a nivel económico sino también informativo, son carriles por donde fluye la información producida y alterada a pie de calle.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Esto fue el comienzo de una serie de revueltas originadas en la ciudad de Sidi Bouzid, la zona más poblada del país, pero que pronto se expandiría hacia otras direcciones iniciándose así una serie de protestas demócratas, con gran presencia de jóvenes. Los hechos continuaron desarrollándose mediante la reacción orgánica de la población con fuertes protestas ante lo sucedido. Ante el convulsionado clima social, el presidente Ben Ali mandó a reprimir las manifestaciones propagadas por todo el país produciendo un total de 66 muertos en un mes. Luego, al ver como las revueltas se seguían extendiendo y la adhesión ciudadana crecía, de tal forma que los efectos desestabilizadores se mostraban imparables, ordenó el cese de los disparos indiscriminados contra los manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad. La fuerte presión social y la mirada atenta de los medios de comunicación a nivel internacional, desnudaron el desgaste institucional del régimen de Ben Ali que se vio obligado a anunciar que dejaría el poder, prometiendo también la libertad de información en todos los medios de comunicación, incluido internet. Como consecuencia de la constante presión social, y siendo el foco de las miradas de occidente, el 14 de enero de 2011 Ben Ali cedió el poder, después de 28 años, al primer ministro Mohammed Ghannouchi y se refugió en Arabia Saudita. El gobierno de transición de Ghannouchi duro solo hasta el 27 de febrero, ya que tras intensas manifestaciones en las que miles de manifestantes pedían su dimisión y la del resto del gobierno, debió ceder el cargo de primer ministro a Béji Caïd Essebsi, antiguo decano del Colegio de Abogados de Túnez, sentando de esta forma un precedente decisivo en el mundo árabe.
Una vez más, y al igual que con el 15-M, vemos como “la calle es un espacio público transformado con frecuencia por la acción social en un bien común del movimiento revolucionario, así como lugar ocasional de su represión sangrienta. Siempre ha habido una lucha sobre la producción y la regulación del acceso al espacio y los bienes públicos, a cargo de quienes debe estar y en beneficio de quien. La lucha por apropiarse de los espacios y bienes públicos en la ciudad para un objetivo común sigue en marcha; pero a fin de alcanzarlo con frecuencia es vital proteger el flujo de bienes públicos que subyacen bajo las cualidades de los comunes. A medida que la política neoliberal reduce la financiación de bienes públicos, también mengua el bien común disponible, obligando a los grupos sociales a buscar otras vías para mantener cada bien común (por ejemplo, la educación). Los bienes comunes no deben considerarse pues como un tipo particular de cosas o activos y ni siquiera de procesos sociales, sino como una relación social inestable y maleable entre cierto grupo social autodefinido y los aspectos de su entorno social y/o físico, existente o por ser creado, considerada sustancial para su vida y pervivencia”1.
“No existe abuso de poder, pues siempre y por doquier el Poder comete abusos” Lefebvre
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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Multitudes Inteligentes: la indignación en cadena de Túnez, Libia y Egipto.
Primavera libia La raíz de las revueltas acontecidas en Libia el 15 de febrero de 2011, también llamada por algunos medios de comunicación Guerra civil libia o Revolución libia, se debió a un conflicto internacional en territorio libio en el cual se enfrentó al gobierno de Muamar el Gadafi contra sus opositores. En las semanas anteriores se habían llevado a cabo las revueltas de Túnez y de Egipto, en donde los manifestantes lograron expulsar del poder a sus gobernantes dictatoriales impulsando así un proceso de cambio hacia reformas democráticas. En este contexto, Libia comienza con un proceso de revueltas sociales que se fue expandiendo por el país, de forma tal que los manifestantes llegaron a tomar el control de algunas ciudades, situación que fue reprimida por el régimen de Gadafi, derivando en un enfrentamiento armado que incluyó el uso del cuerpo de aviación libio. El coronel Muamar el Gadafi de Libia había llegado al poder en 1969 tras derrocar a la monarquía de ese país para luego autoproclamarse "Líder y Guía de la Revolución", constituyéndose de esa forma en uno de los dictadores con mayor poder del mundo. El clima tenso que reinaba en la sociedad libia había comenzado a tener, previos al 15 de febrero, una serie de confusos episodios sucedidos entre el 13 y el 16 de enero, en los que se involucraron mercenarios pertenecientes al grupo extremista Al-Qaeda en manifestaciones en contra del gobierno, en las que se reclamaba un plan de vivienda más amplio que el que se estaba llevando por un total de 2.000 viviendas; dichas revueltas se focalizaron principalmente en las ciudades de Derna, Bengasi y Bani Walid, en donde los manifestantes irrumpieron en unas 2.000 viviendas que el gobierno estaba construyendo. Como respuesta a los disturbios, el gobierno anunció el 27 de enero el lanzamiento de un fondo de inversión de 24.000 millones de dólares para proporcionar la vivienda e impulsar el desarrollo. “Del mismo modo que Marx calificó las restricciones a la duración de la jornada de trabajo como una primera etapa en una vía revolucionaria, reivindicar el derecho de todos a vivir en un domicilio y un entorno de vida decentes puede verse como una primera etapa hacia un movimiento revolucionario más general”1.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
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A finales del mismo mes, e inspirado en lo sucedido en Túnez y Egipto, el escritor y comentarista político Jamal al-Hajji llamó vía Internet a que la gente se manifestara en pos de aumentar la libertad de expresión, lo que condujo a su rápido encarcelamiento tras ser acusado de lastimar a alguien con su coche. Días después, Amnistía Internacional afirmó que al-Hajji había sido encarcelado por sus opiniones políticas no violentas; la verdadera razón de la detención habría sido la convocatoria de manifestaciones. En este clima, y tras 41 años de régimen, se suscitaron las primeras manifestaciones con demandas fehacientes de reformas políticas y económicas contra el gobierno dictatorial de Gadafi. La convocatoria lanzada en Internet por un grupo de jóvenes bajo el lema “Revuelta del 17 de febrero: Día de la ira en Libia”, se precipitó con la detención, el día 15 en Bengasi, de Fethi Tarbel, abogado defensor de presos de conciencia acusado por la policía de haber propagado el rumor de un incendio provocado en la cárcel de Abu Salim. Horas después, cientos de familiares de esos internos encarcelados tomaron las calles de Bengazi, reclamando la liberación de Tarbel ante la sede de una comisaría de esa ciudad. Los reclamos ciudadanos iban más allá de la liberación del abogado y las más de dos mil personas que allí se autoconvocaron corearon eslóganes con una fuerte significación sociopolítica, tales como “¡Bengazi, despierta, es el día que esperabas!” o “¡el pueblo derrotará a la corrupción!”1.
“Es de las crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias” Einstein
1 www.lavoz.com.ar/noticias/mundo/ola-protestas-llego-primera-vezhermetica-libia-al-gadafi
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Así es como, de manera anticipada, la protesta que estaba programada para el 17 de febrero paso de tener 2.000 a 9.600 seguidores, la inmediatez de los hechos que recorren las redes informativas de la inteligencia colectiva, activa a las multitudes inteligentes en lo que se puede denominar “la unidad de los actos de compra y voto. ¡Aquí no hay intermediarios organizativos, ni organismos representativos de la voluntad popular, ni burócratas, ni censo electoral, ni policía, ni cañones de agua, ni formularios para pedir que se autorice una manifestación! Es una forma de política y protesta directa, anarquista, aquí, ahora y en cualquier lugar, que muchas veces no cuesta nada y que, por expresarlo así, puede añadirse al menú”1. Tras estos enfrentamientos se produjo una contraofensiva en la que cientos de libios salieron por las calles más céntricas de Trípoli, Bengazi, Sirta y Sebha, con retratos del líder Muamar el Gadafi, a quien le reconocían su lealtad bajo el grito de “¡Sacrificamos nuestra sangre y nuestras almas por tí, nuestro líder!”. Bengazi era la ciudad más rebelde de Libia, desde la cual se extendieron rápidamente las manifestaciones por la Cirenaica, la parte oriental del país, tradicionalmente más hostil a Gadafi. “Y como demuestra la historia, esos acontecimientos no se han producido únicamente en centros urbanos aislados; en varias ocasiones el espíritu de la protesta y la rebelión se ha extendido contagiosa y notablemente a través de las redes urbanas”2.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España. 2 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
Los medios de comunicación no quedaron exentos, ya que los manifestantes pro-dictatoriales trataban de “despreciable” a la televisión satelital Al Jazeera, la cual trasmitía a nivel internacional los conflictos libios; en contraposición, la televisión pública libia Al Jamahiria difundió esa misma noche las imágenes de los fieles de Gadafi, pero ignoró la protesta de Bengazi. “El lugar político de la sociedad de riesgo global no es la calle sino la televisión. Su sujeto político no es la clase trabajadora y su organización, ni el sindicato. En vez de esto, los símbolos culturales se escenifican en los medios de comunicación de masas, donde pueden descargarse la mala conciencia acumulada de los actores y de los consumidores de la sociedad industrial”1. La batalla política comandada por los medios de comunicación masivos cobraron todo tipo de víctimas, consideradas como una amenaza para el régimen. La primera fue el escritor libio Idris el Mesmari, quien respondió por teléfono desde su casa a las preguntas de Al Jazeera y en consecuencia fue detenido mientras que su mujer fue golpeada durante su encarcelamiento, según señalaron sus amigos en Facebook. Por otra parte, el bloguero libio Asheim Muhamed también fue detenido junto con varias decenas de presuntos opositores al gobierno que operaban en red. Pese a las barreras impuestas por el régimen en las comunicaciones, diversos medios internacionales informaron sobre las acciones de represión extrema, incluyendo bombardeos indiscriminados en las ciudades por parte de la fuerza aérea, poniéndose una vez más el ojo occidental en los sucesos de la región. Hacia finales de febrero algunas ciudades de la zona occidental del país cayeron también bajo el control de los contrarios a Gadafi, quedando Trípoli, la capital del país, rodeada de ciudades controladas por los manifestantes que apoyados por soldados y políticos desertores, organizaron el Consejo Nacional de Transición con sede en Bengasi, estableciendo así un gobierno paralelo en las zonas fuera del dominio de Gadafi. Como consecuencia, el ejército gadafista, que había estado a la defensiva, empezó una ofensiva en el este y en el oeste, consiguiendo así recuperar diversas ciudades, principalmente en el oeste y la costa central del país y asediando Bengasi y Misurata, las principales ciudades bajo dominio opositor en lo que fue el comienzo de una guerra civil.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España.
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Multitudes Inteligentes: la indignación en cadena de Túnez, Libia y Egipto.
Los conflictos ocurridos en Libia han tenido repercusión a nivel internacional y no solo debido a la mediatización de los mismos, sino por el impacto en la economía y en la demografía, ya que no solo han provocado una suba en el precio del petróleo sino que también se estima una huida 110.000 residentes libios hacia países vecinos. “En el mercado mundial, en las relaciones, confrontaciones, perecuaciones que se forman o se desarrollan a esa escala, invisibles, difícilmente legibles, y, sin embargo, preñadas y apremiantes, la composición orgánica media proporciona el hito de referencia…relaciones entre los sectores y países a escala planetaria se concretizan de esta suerte en tanto que relaciones espaciales, y no ya separando el espacio geográfico del espacio económico, o del espacio político; o bien integrándolas a lo <<socio-económico>> y a lo <<socio-político>>. De esta guisa, la economía política de espacio cobra toda su dimensión. A esas alturas, el valor de utilización del espacio se torna político”1. La mayoría de los gobiernos occidentales manifestaron de inmediato, en esta oportunidad, un fuerte rechazo al gobierno de Gadafi y sus medidas represivas, exigiendo su renuncia. Por otra parte el 26 de febrero de 2011 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitió la Resolución 1970 advirtiendo a Muamar el Gadafi que los medios de represión empeados podrían considerarse como crímenes de lesa humanidad, mientras que le imponía sanciones al gobierno libio y sus dirigentes.
Las revueltas que se iniciaron tras 41 años de dictadura en un reclamo por un plan de viviendas más amplio, significó el comienzo de una cadena de hechos que llevó a Libia a una guerra civil armada con intervención internacional y que, a nivel regional, tiene patrones comunes a los sucesos ocurridos en otros países, sean estos factores principales, desencadenantes o de ayuda. La relación reticular que establece el cuerpo colectivo de la sociedad a través de las redes urbanas, en las que se concentraban los puntos de tensión, y las redes de conectividad informacional, por donde los flujos comunicativos se expanden con velocidad gracias a la densidad urbana, intensificaron la significación sociopolítica del espacio público libio y demostraron, una vez más, la importancia que tiene la batalla política de los medios de comunicación como medios. “Lo que se cuestiona en la experiencia política no es un fin más alto, sino el propio ser-en-el lenguaje como medialidad pura, el ser-en-un medio como condición irreductible de los hombres. Política es la exhibición de una medialidad, el hacer visible un medio como tal. Es la esfera no de un fin en sí, sino de una medialidad pura y sin fin como ámbito del actuar y del pensar humanos”1. Si bien, tras una innumerable cantidad de enfrentamientos en toda Libia, la guerra contra el régimen de Gadafi finalizó y dio comienzo a un proceso de transición mediante el Consejo Nacional de Transición, el cual se disolvió en agosto de 2012, la violencia en Libia no cesó. “Por esta razón, si es lícito avanzar una profecía sobre la política que viene, esta no será ya una lucha por la conquista o el control del Estado por parte de nuevos o viejos sujetos sociales, sino una lucha entre el estado y el no-Estado (la humanidad), disyunción insuperable de las singularidades cualesquiera y de las organizaciones estatales”2.
1 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península.
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1 Agamben, G. (2010). Medios sin fin :Notas sobre la política (1ª , 2ª imp ed.). Valencia: Pre-textos. 2 Idem
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Primavera egipcia El estallido que vino a culminar una crisis política en Egipto en el 2011, es también conocida internacionalmente con distintos nombres, tales como la revolución egipcia, la revolución de los jóvenes o la revolución blanca. Esta serie de manifestaciones sociales se alinean junto a la serie de sucesos que se desarrollaron en la región a partir de lo sucedido en Túnez. Las manifestaciones y revueltas egipcias comparten los factores principales, desencadenantes a los que venimos haciendo referencia, como eje vertebral de la primavera árabe. En el caso egipcio, el origen del disconformismo social explícito era a causa del exceso de autoridad y la brutalidad policial, las leyes de emergencia del Estado, las altas tasas de desempleo, el deseo de aumentar el salario mínimo, la carencia de viviendas y alimentos, la inflación, la corrupción, la falta de libertad de opinión y las pobres condiciones de vida.
La presidencia de Mubarak ha recibido históricamente la venia, tanto institucional como económica, por parte de Occidente gracias al apoyo que ha dado Egipto a las negociaciones de paz en el conflicto palestino-israelí, entre otras cosas. Situación por la cual, junto con la ofensiva militar en contra de los militantes islámicos, se convirtió en un aliado de Occidente, tal como alguna vez fue presuntamente Osama Bin Laden o Saddam Hussein. Otro de los rasgos característicos del gobierno de Mubarak fue la fuerte erosión institucional producto de la sistemática corrupción política en el Ministerio del Interior, en el cual se intensificaba cada vez más la presencia a de poderosos oligopolios de empresarios y acrecentaba la deslegitimación ciudadana. Los años de corrupción y de poder han situado a Hosni Mubarak entre los hombres más ricos del mundo, con un capital estimado en los 70 mil millones de dólares.
La manifestación convocada espontáneamente por un grupo de jóvenes a través de Facebook ocurrió el martes 25 de enero de 2011 en el día de homenaje a la policía. Representa actualmente un día histórico en el mundo árabe conocido como el “Día de la Ira”, el cual se llevó a cabo en la plaza Tahrir (plaza de la Liberación), que es la mayor plaza pública del centro urbano de El Cairo. Las protestas desencadenadas allí forman parte de los acontecimientos más graves de la sociedad civil en los últimos años y por tanto son consideradas como hechos sin precedentes en Egipto.
En las manifestaciones del “Día de la Ira” se produjeron incidentes en varias ciudades egipcias, tales como El Cairo, Alejandría, Suez e Ismailia, entre otras. Las fuerzas de choque se hicieron presentes en los distintos focos de tensión y se produjeron enfrentamientos que dejaron saldos negativos; en El Cairo, la policía lanzó gases lacrimógenos y utilizó cañones de agua contra los manifestantes, quienes a su vez lanzaron piedras a la policía hasta lograr su retirada total de la plaza. Mientras que en la ciudad de Suez, sitio donde se libraron las protestas más violentas, ocurrieron tres muertes de las siete muertes documentadas ese día. Cabe señalar que la policía paramilitar antidisturbios egipcia ampara sus operativos bajo la llamada “Ley de Emergencia” sancionada en 1967, la cual le otorga amplias facultades, de forma tal que los derechos constitucionales quedan suspendidos y la censura está legalizada.
A la luz de lo ocurrido en Túnez, el entonces candidato a la presidencia de Egipto Mohamed ElBaradei advirtió de una explosión política similar, situación que finalmente sucedió llevándose a cabo, principalmente, a través de las calles egipcias, y de manera concentrada, en la plaza central de El Cairo. Las revueltas comenzaron el 25 de enero, se prolongaron durante 18 días y fueron unas 15.000 personas las que protestaron en la plaza Tahrir, 20.000 en distintos lugares de Alejandría, 200 manifestantes en Asuán, 2.000 en Ismailia y 3.000 en Mahallah, en lo que representó la mayor manifestación en el país desde la Intifada del Pan de 1977. El reclamo generalizado tenía como principal meta forzar la salida del presidente Hosni Mubarak, quien llevaba en el poder casi 30 años tras suceder al presidente interino Sufi Abu Taleb el 14 de octubre de 1981, quien a su vez sucedió Anwar el-Sadat asesinado por radicales islámicos el 6 de octubre del mismo año.
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En este sentido, y entre otras cosas, la ley prohíbe cualquier actividad política no gubernamental, sean estas, manifestaciones callejeras, organizaciones políticas no autorizadas o donaciones financieras sin registrar. Esta ley se ha convertido en la mejor herramienta para garantizar la permanencia férrea de los Sujetos de Poder, librándose en consecuencia de cualquier tipo de oposición que pudiera llegar a ganar las elecciones parlamentarias, tal como ha sucedido con los Hermanos Musulmanes que podrían haber tomado el poder en Egipto si el gobierno de Mubarak no hubiera prescindido de las elecciones parlamentarias, confiscando sus principales posesiones financieras y detenido a los testaferros; acciones amparadas bajo la “Ley de Emergencia”. Los defensores de la democracia en Egipto argumentan que esto va en contra de los principios de la democracia, los cuales incluyen el derecho a un juicio justo y al libre sufragio. El comienzo de las revueltas ya venía inspirado en el modelo comunicacional ocurrido previamente en Túnez y desde el primer día no solo hubo fuertes enfrentamientos con la policía sino que también se censuró a la mayoría de los medios de comunicación dentro de Egipto, incluso llegando a tomar medidas para bloquear determinados sitios web que ayudaban a los manifestantes a permanecer informados acerca de los acontecimientos. Tal como hemos advertido con el 15-M, o mismo en el despertar tunecino, el potencial de los entornos abiertos y conectados es enorme, ya que es “un movimiento de gente en la calle que puede sembrar la semilla para nuevas formas de periodismo, discurso público, interactividad y comunidad”1. La familiarización de la juventud con los entornos digitales es una de las claves que ha tenido la organización de las protestas, ya que con el uso de las nuevas tecnologías fueron capaces de sortear, por momentos solo de forma parcial, los bloqueos del gobierno a los medios de comunicación. El miércoles 26 de enero continuaron los levantamientos de miles de manifestantes, aumentando así la tensión social y la presencia policial, en lo que fue una escalada violenta que dio como resultado el incendio de varios edificios del gobierno. En ese mismo día Gamal Mubarak, hijo menor de Hosni Mubarak, huyó a Londres junto a su mujer e hija a bordo de un jet privado desde El Cairo. Llegarían así las primeras críticas al gobierno egipcio provenientes de occidente, justamente, por parte del Secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, William Hague.
1 Baigorri, L., & Zemos98. (2005). Creación e inteligencia colectiva :Zemos98-7 : [un espacio y un tiempo para la cultura audiovisual]. Sevilla: Asociación Cultural Comenzemos Empezemos.
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El viernes 28, llamado el “Viernes de la Ira”, fue un día especial en el que el mismo grupo de Facebook que proclamó las protestas del martes 25 de enero programó para ese día una nueva revolución, que se destacaría por su instrumentalizacion innovadora, dado que los hacktivistas tenían en claro que quienes no accedían a Internet solo podrían enterarse mediante los medios informativos más rápidos y divulgativos que estaban a su alcance, y para ello utilizaron una arquitectura informativa tan trivial como poderosa: la calle. Es por eso que apelaron a una doble estrategia para estimular a la multitud inteligente, no solo continuaron su campaña a través de las plataformas virtuales sino que también empezaron a hacer correr la voz y el mensaje en los taxis, de forma tal que la valiosa información de que “algo iba a suceder el 28” pasó a estar en poder de los taxistas, quienes fueron los promotores de dicho evento con quienes no acceden, por diversos motivos, a Internet. (Se recomienda ver video Como Facebook...)1
1 www.teledocumentales.com/como-facebook-cambio-el-mundo-arabe/
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El “Viernes de Ira” se cargaba de intensidad tras haber recibido el apoyo de distintos actores sociales, tales como Los Hermanos Musulmanes y el líder de la oposición Mohamed ElBaradei, quien regresó de su exilio para estar presente este día declarándose abiertamente dispuesto a asumir el cargo de presidente durante el período de transición si Hosni Mubarak abandonaba el país. Los actos comenzaron 15 minutos después de las oraciones diarias, cuando decenas de miles de manifestantes comenzaron un levantamiento en las arterias urbanas, que en pocas horas llegaron a reunir a cientos de miles de personas. Ante el potencial informativo demostrado a través de las redes sociales que habitan en el ciberespacio, el gobierno egipcio decidió bloquear de forma total los servicios de Internet, produciendo incluso el corte de conexiones internacionales para de esta forma impedir que los manifestantes se organizaran a través de las redes sociales. Como consecuencia de los cortes y bloqueos, los enrutadores y BGPs no podían intercambiar tráfico con los servidores egipcios aunque algunos hacktivistas consiguieron comunicarse utilizando software alternativo. Por otra parte los operadores de telefonía móvil fueron obligados a suspender los servicios en determinadas zonas, situación que se encuentra amparada dentro de la legislación egipcia y los operadores estuvieron obligados a cumplir con ella. Sin embargo, La estrategia del gobierno de cortar las vías de comunicación en un pleno momento de estallido social produjo el efecto inverso al deseado, ya que al quedarse completamente incomunicada la gente que sabía que “algo estaba pasando” y que seguía los hechos a través de los medios de comunicación desde su casa, comenzó a salir a la calle voluntariamente y, de esta forma, se generaron nuevas manifestaciones espontáneas donde antes no las había. Un ejemplo de esto fue el barrio Imbala de El Cairo, es un barrio pobre de los más habitados de la ciudad hacia donde los activistas se desplazaron para informar boca a boca lo que pasaba logrando así que la gente se sumara a las manifestaciones producidas reticularmente en una red urbana de manifestaciones.
De esta forma el barrio aislado “funciona como una suerte de interfaz de usuario por la misma razón que lo hacen las interfaces de la computadora tradicional: hay límites para la cantidad de información que nuestros cerebros pueden manejar en un momento dado…Las ciudades son la solución para un problema similar, tanto en el plano colectivo como en el individual. Almacenan y trasmiten nuevas ideas útiles para la población general…El manejo de la información es el fin latente de una ciudad… Ese manejo de datos únicamente ocurre más adelante, como una suerte de idea resultante de la colectividad: he aquí otra macroconducta que puede predecirse a partir de micromotivos”1.Una vez más, y esta vez sin el apoyo de las nuevas tecnologías, la calle y la plaza aparecen como símbolos activos de la libertad, lugares con un innato poder de convocatoria, el espacio de representación por excelencia de los más vulnerables, de los indignados. Ese día, la policía disparó gases lacrimógenos contra la multitud, ocasionando violentos enfrentamientos entre las autoridades y el gobierno, por un lado, y los manifestantes, por otro. De forma tal que en todo el país se contabilizan cientos de miles de manifestantes, dando lugar a sucesos como la toma del control de una comisaría en Suez para liberar a los manifestantes que estaban detenidos, o bien lo sucedido en Puerto Saíd donde decenas de miles de manifestantes se reunieron e incendiaron varios edificios gubernamentales. Los hechos dejaron un saldo fatal de al menos 29 personas en las ciudades de El Cairo y Suez. Como consecuencia del álgido clima socio-político de Egipto el gobernante Hosni Mubarak en un mensaje a la nación prometió reformas y anunció la formación de un nuevo Gabinete.
La importancia del trabajo colaborativo en red es que de esta forma se supera el umbral de densidades bajas que tienen los barrios de forma aislada y se amplía la escala de la matriz de actores sociales, superando así los límites físicos del espacio.
1 Johnson, S. (2003). Sistemas emergentes :Lo qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Madrid: Turner.
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Al día siguiente las múltiples y generalizadas protestas continuaron con aproximadamente 50.000 personas que se reunieron en la Plaza de la Liberación, 10.000 en Kafr El Sheij, entre otros sitios, sin que el toque de queda previo de las 6PM, impuesto el día anterior por la policía, tenga prácticamente efecto. Los manifestantes también se reunieron frente al Ministerio del Interior, siendo tres de ellos asesinados por la policía cuando intentaron tomarlo por asalto y habiéndose registrado diversos actos de extrema violencia con saldos muy negativos en distintas ciudades egipcias. Las manifestaciones continuaron conforme pasaban los días, el clima social ganaba tanto en tensión como en un aumento de la moral de los manifestantes, la cual se incrementaba día a día. "Ustedes son los dueños de esta revolución. Ustedes son el futuro. Nuestra demanda principal es la salida del régimen y el comienzo de un nuevo Egipto en el que cada egipcio viva con honradez, libertad y dignidad"1. Otro punto de máxima tensión fue el martes 1º de febrero, día en el cual el mismo grupo de Facebook que fijó las protestas del martes 25 y el viernes 28 de enero, programó una marcha de un millón de manifestantes. La marcha congregó a miles de personas: dos millones según Al Jazeera, más de un millón según The Guardian y cien mil según la agencia EFE. La manifestación se desarrolló de forma pacífica esta vez y el pedido era que se marchara Mubarak, las pancartas proclamaban: "La gente ha despedido al presidente", "Mubarak vete", "¡Que se vaya, que se vaya!", "¡Fuera!" o "¡Basta ya!". La marcha partió desde la plaza Tahrir, la cual se encontraba fuertemente protegida por el ejército en colaboración con los manifestantes, y de dirigió al palacio presidencial de Mubarak, mientras que de forma simultánea se desarrollaban protestas en otras ciudades del país. "Las víctimas han ido aumentando cada día, con informaciones no confirmadas que sugieren que hasta 300 personas podrían haber muerto, que hay más de 3.000 heridos y cientos de detenidos…La población está claramente rechazando un sistema que les ha privado de sus derechos fundamentales, y que ha cometido un abanico de graves abusos, entre ellos el empleo muy extendido de la tortura"2.
1 Declaraciones abiertas de Elabid 2 Navanethem Pillay, del Alto Comisionado para Derechos Humanos de Naciones Unidas
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El miércoles 2 de febrero sucedió lo que se conoce como “la batalla de los camellos”, en la que hubo un muerto y unas 500 personas resultaron heridas tras los violentos enfrentamientos entre partidarios de Mubarak y manifestantes ocurridos en la Plaza de la Liberación1. Para el viernes 4 de febrero los mismos organizadores del “Día de la Ira” y el “Viernes de la Ira” convocaron por Facebook una protesta frente al palacio presidencial de Heliópolis, a la que denominaron el “Viernes de la Salida” con el objetivo de exigir que Mubarak dimitiera inmediatamente ese mismo día. Como contrapartida a este acto, los manifestantes progubernamentales declararon que ese sería el “Día de la Lealtad”. La plaza de la Liberación siguió tomando protagonismo dentro de la arquitectura reticular de un entorno híbrido e innovador, conformado por las redes urbanas y las redes informativas, de forma tal que la significación socio-política y su función evocativa de la plaza central se reforzaba día tras día. Centenares de miles se reunieron para participar en la oración del viernes en la Plaza de la Liberación, en donde se organizaron de forma espontánea las acciones para después de la oración. Los medios de comunicación se hicieron presente cubriendo los hechos y dando partes informativos para todo el mundo, tal es el caso del canal Al Jazeera estimando en más de un millón de personas en la Plaza Tahrir, y aproximadamente medio millón en Alejandría, ciudad donde los manifestantes le advirtieron al gobierno que si usaban la violencia contra los manifestantes cairotas, ellos marcharían hacia El Cairo para unirse a las manifestaciones. Incluso la cadena estadounidense ABC se hizo presente a nivel internacional logrando una entrevista con Mubarak, quien dijo que estaba “harto” de estar en el servicio público, y que ha tenido suficiente con 62 años, y añadió, “Me iría ahora mismo, pero si me voy habrá caos”. Este mensaje fue tomado como un impulso para los manifestantes que sentían que estaban cerca de lograr un hecho histórico.
1 www.rtve.es/noticias/20110707/batalla-del-camello-plaza-tahrirllevara-ante-justicia-25-dirigentes-egipcios/446205.shtml
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El jueves 10 fue un día reivindicativo para los reclamos sociales ya que en un discurso grabado y televisado a todo el país, Mubarak delegó sus responsabilidades de gobierno en el vicepresidente Omar Suleiman, y dejó en claro que su intención era en septiembre abandonar el poder tras la celebración de elecciones. En su discurso Mubarak hizo un forzado intento de pluralidad que, nuevamente, provocó el efecto contrario. Utilizando frases como: “nuestro movimiento de cambio no tiene vuelta atrás”, y, “la sangre de vuestros mártires no se va a perder” acentuó el malestar de los manifestantes presentes en la plaza Tahrir que veían el discurso en directo, llegando un nuevo “punto sin retorno” de las revueltas en el momento en que Mubarak postergó hasta septiembre su salida. El ejército egipcio una vez más apoyó a los manifestantes reconociendo que las demandas del pueblo eran justas y que por ese motivo lo protegerían. “<<Muramos por la revolución>>, sino al contrario: <<Si no queréis que muramos, haced la revolución pronto, de forma total.>> Dicha revolución mundial y total debería poner fin al Poder, a ese poder que domina a los seres humanos y al ser del <<hombre>> sin llegar a dominar ninguna de las fuerzas que emana de ellos y se vuelven en contra de ellos: ¡ni la ética, ni la demografía, ni el espacio! ¿Sobre quién se ejerce, pues? Sobre aquellos que podrían apropiarse de esas fuerzas que se han tornado extrañas, de esas realidades letales”1.
Finalmente el viernes 11, conocido como el “Día de la Despedida” miles de personas se concentraron a pesar de los consejos del ejército de desistir en las protestas. Motivadas por la negativa de Mubarak a abandonar el poder, las revueltas comenzaron a surgir nuevamente en el espacio público, mientras que los complejos acontecimientos, teñidos de confusión, eran dados a conocer a todo el mundo, no solo por los medios de comunicación masivos, sino que la máxima relevancia de lo que sucedía a pie de calle discurría a través de las plataformas virtuales, Facebook, Twitter y los servidores para la reproducción de videos en streaming, lo que es conocido como “periodismo participativo” en tanto que existe el “acto de un ciudadano o grupo de ciudadanos que juegan un papel activo en el proceso de colectar, reportar, analizar y diseminar información. La intención de esta participación es suministrar la información independiente, confiable, exacta, de amplio rango y relevante que una democracia requiere”1. Esa misma tarde, el vicepresidente Omar Suleimán emitió un comunicado en el que anunciaba que el hasta ahora presidente Mubarak había abandonado el poder, dejándolo en manos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, con Mohamed Hussein Tantawi, Ministro de Defensa, quien inmediatamente disolvió el Parlamento, suspendió la Constitución de Egipto y prometió levantar el estado de emergencia en Egipto, que llevaba en vigor 30 años. Tantawi declaró que habría elecciones libres en un plazo de 6 meses, situación por la cual a partir del mes de julio se sucedieron nuevas manifestaciones exigiendo la aceleración del proceso hacia la transición democrática, por lo que finalmente Tantawi, convocó a comicios electorales para jueves 21 de julio de 2011, día en el que fue elegido como presidente del pueblo egipcio Mohamed Morsi. Hosni Mubarak y su antiguo ministro del Interior, Habib al Adli, fueron condenados a cadena perpetua por su participación en la represión que se cobró más de 800 vidas durante la revolución. La sentencia fue dictaminada el sábado 2 de mayo de 2012 por el Tribunal Penal de El Cairo. Sin embargo, tanto Mubarak como al Adli fueron absueltos de los cargos de corrupción y desvío de fondos públicos de los que se les acusaba, ya que, según el tribunal, los cargos ya habían prescrito, al haber ocurrido presuntamente hace 10 años. Tras concluir la sesión, Mubarak fue trasladado a la prisión egipcia de Tora, donde cumpliría sentencia.
1 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península
1 Baigorri, L., & Zemos98. (2005). Creación e inteligencia colectiva :Zemos98-7 : [un espacio y un tiempo para la cultura audiovisual]. Sevilla: Asociación Cultural Comenzemos Empezemos.
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Mecanismos sociales de apropiación y reapropiación El layer desarrollado aquí viene a concluir de forma permeable una tríada de entradas a distintos hechos sociales, los cuales representan el esplendor de un proceso de cambio en la contemporaneidad. El “Entorno-Ciudad 2.0” es definido, en parte, por estas características adaptativas, plurales y metamórficas, con las cuales se comienza el proceso de cambio. Lo que he expuesto aquí han sido 3 ejemplos de las revueltas que se sucedieron en el mundo árabe en lo que es conocida como su primavera, no obstante, los conflictos regionales que se suscitan históricamente allí no son ni lineales ni aprehensibles en su totalidad, y es por eso que me he limitado a hacer referencia solo 3 países, en los que se puede demostrar fehacientemente como el potencial ciudadano permanece latente y se manifiesta en plenitud, en tanto y en cuanto, coopere hacia una inteligencia colectiva. Este entorno lo demuestra, el aislamiento y el nihilismo son la muerte en sociedad, una muerte a medias que nos lleva a un limbo del cual no podemos salir, por desconocer parte del mismo. “El Bloom es pues ese hombre al que ya nada puede proteger de la trivialidad del mundo. Un día, una mente sensata llegó a esta conclusión: En efecto, el Bloom es el hombre alienado. Pues no; el Bloom es el hombre que se ha confundido hasta tal punto con su alienación que sería absurdo querer separarlo”1.
1 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
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En efecto, el despertar de la conciencia social plural y colectiva se ve potenciado en la medida que esta se sirva de las herramientas que la sociedad posee a su alcance, o bien por las cuales debe luchar para conquistar o recuperar. Recuperar el derecho a la ciudad, lo que supone el acceso a la información libremente, es la batalla más importante a librar en pos de derrotar la piramidal tiranía de la lógica de acumulación y concentración del poder. La gerontocracia y las, hasta ahora, intocables castas del Sujeto de Poder. Sean estas del mundo oriental u occidental, se ven amenazadas por este cuerpo colectivo conformado por seres apolíticos. Un cuerpo social plural, configurado a partir de las autoconvocatorias espontáneas de masas y que mediante la lógica horizontal del enjambre le saca el máximo partido a la propia sinergia que los atrajo entre sí. Estamos hablando, pues, de un cuerpo colectivo “subpolítico”, el cual conforma a través de las actualizaciones de sus virtualizaciones en red un conjunto de multitudes inteligentes que tienen por objeto de su existencia colmar de significado socio-político al espacio reticular conformado por la yuxtaposición interrelacionada de la red de espacios públicos con la red de flujos informativos, es decir la significación del espacio híbrido. Cabe aquí señalar que el concepto de “subpolítico” tiene un sentido pleno y máximo, ya que se refiere a las acciones políticas hechas al margen de cualquier institución, en este concepto se pone de relieve la vital importancia que tienen los signos de autoorganización política que tienden a poner en movimiento todas las áreas de la sociedad.
Layer 2.3
“La subpolítica quiere decir política “directa”, es decir, la participación individual en las decisiones políticas, sorteando las instituciones de la formación representativa de la opinión…En otras palabras, subpolítica quiere decir configurar la sociedad desde abajo…la subpolítica libera a la política al modificar las normas y límites de lo político, de forma que se hace más abierta y susceptible de nuevos vínculos, así como capaz de negociarse y reconfigurarse”1. No solo se hibridan los espacios, sino que también el cuerpo colectivo subpolítico, a la vez que son muchos, representa al subconjunto pueblo mientras que se expande regionalmente al conjunto población, se desarrolla a nivel local y tiene inputs y outputs de carácter global. La hibridación, a la que hago mención, nos marca un camino complejo y pruridireccional para el accionar de las redes de sujetos colectivos que generan el accionar sistémico de mecanismo ciudadanos en pos del recupero de la ciudad y la reconstrucción de las bases erosionadas del EstadoNación. De modo que “a partir de las frágiles redes heterogéneas que forman desde siempre los colectivos, elaboraron totalidades homogéneas a las que no se podía tocar sin revolucionarlas totalmente”2.
La convocatoria masiva y las manifestaciones que tienen lugar en las calles y en las plazas de las ciudades árabes han tenido distintos resultados, sería oportuno seguir muy de cerca los devenires de dichos procesos de cambios, ya que la violencia institucionalizada es un actor latente dispuesto a reprimir cualquier tipo de revuelta que cuestione al poder. “No existe abuso de poder, pues siempre y por doquier el Poder comete abusos. La Revolución total debería poner fin a ese poder abstracto, que tiene fama de utilizar determinados medios con vistas a un fin desconocido, cuando de hecho, se ha convertido en su propia meta. Esa revolución le pondría fin, sustituyéndolo por los poderes, los de la apropiación y de la reapropiación. El concepto de subversión completa el de revolución. Su finalidad es la destrucción de la política, pues todo poder estatal es destructor. Contemplando más detenidamente, el primer objetivo por alcanzar es ante todo la limitación del poder. Para lograrla resulta imprescindible la amenaza de su total destrucción”1.
La educación pública se convierte en un bien común cuando las fuerzas sociales se apropian de ella y la protegen y mejoran para su beneficio mutuo (¡tres hurras para el PTA!). Las plazas Syntagma en Atenas, Tahrir en El Cairo y de Catalunya en Barcelona eran espacios públicos que se convirtieron en un bien común urbano cuando la gente se reunió allí para expresar sus opiniones políticas y proclamar sus reivindicaciones. Harvey
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España. 2 Latour, B. (2007). Nunca fuimos modernos :Ensayo de antropología simétrica. Madrid: Siglo Veintiuno.
1 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península
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ENTORNO CIUDAD 3.0
CIUDAD DE CÓDIGO ABIERTO: NUEVAS BASES TERRITORIALES PARA NUEVOS ESCENARIOS SOCIO-ESPACIALES
“Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil” Ernesto Sábato
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Entorno - Ciudad 3.0
CIUDAD DE CÓDIGO ABIERTO: NUEVAS BASES TERRITORIALES PARA NUEVOS ESCENARIOS SOCIO-ESPACIALES La coexistencia pluriespacial de los diversos entornos genera desprendimientos no lineales que se esparcen por el territorio como nuevas semillas. El oxidado pero activo caos sistémico institucionalizado cohabita en constante tensión con los procesos de cambio y las revueltas urbanas, de manera tal que la convivencia y fricción de dos entornos, conceptualmente tan distintos, ha dado los indicios de un nuevo entorno. A este incipiente y aún frágil entorno lo llamamos “Entorno-Ciudad 3.0”, y representa ya no solo el devenir rebelde del conjunto de ciudadanos cansados de los atropellos institucionales, o bien la suma de las partes asiladas en pos de un reclamo justo y digno como los realizados por las multitudes inteligentes, sino que aquí se ha ido un poco más allá. Viene a ser la consecuencia digerida de los demás entornos plasmada en el territorio, es decir, son las muestras físico-cognitivas con las que la inteligencia colectiva ha configurado nuevas bases socio-espaciales que sirven de referencia y apoyo para la concreción de lo nuevo, de lo que viene. “Allí donde los seres humanos se organizaron por primera vez en asentamientos que se parecían a las redes líquidas, se habría producido inmediatamente un gran brote de innovación”1. Este entorno quizás sea el más difícil de caracterizar, ya que apenas ha echado raíces y requiere de un esfuerzo conjunto para que se afiance. Es el mundo de las ideas, de las voluntades, del altruismo y probablemente el más inmaterial de todos, por estos motivos es que corre con un alto riesgo de ser fagocitado con facilidad tanto por las estructuras férreas y los Sujetos de Poder, como por el constante caldeo que implica la propia lucha en un proceso de cambio. Es justamente transitar este borderline lo que lo hace tan fértil como frágil, es esta característica innovadora la que lo expone y potencia al mismo tiempo. “El informático Christopher Langton observó hace varias décadas que los sistemas innovadores tienen tendencia a dirigirse hacia el “borde del caos”: esa zona fértil que separa el demasiado orden de la demasiada anarquía”2.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner. 2 Idem
El “Entorno-Ciudad 3.0” aquí desarrollado, tiene como característica principal el de ser una ciudad de código abierto, una ciudad por construir, en donde los intercambios de energías y de materias se promueven constantemente para alcanzar entornos innovadores a partir de las redes de microconductas realizadas por los distintos actores sociales que lo componen. Así es como en este nuevo, pero muy fértil, humus socio-espacial nos dirigimos “hacia nuevos modelos de gobernanza” (Layer 3.1) con el cual configurar “La ciudad híbrida” (Layer 3.2) en la cual se interconectan las ideas de forma abierta dando lugar a “La batalla de las ideas” (Layer 3.3). La ciudad de código abierto es una ciudad con potencial informativo de carácter subpolítico y para que ella exista es necesario recuperar y luego ejercer el derecho a la ciudad, incluso cuando esto se hace a partir de los intersticios excluidos de todo tipo de dominio, los intersticios alegales pero territoriales del tejido socio-espacial. “En los entornos densos de las primeras ciudades, las buenas ideas tenían ya propensión natural a ponerse en circulación. Se diseminaban y, gracias a esa diseminación, quedaba constancia de ellas para las futuras generaciones…las redes líquidas de alta densidad fomentan el que se den las innovaciones, pero también cumplen con la función esencial de almacenarlas. Antes de la escritura, antes de los libros, mucho antes de Wikipedia, la red líquida de las ciudades guardaba el saber acumulado de la cultura humana”1
“CREAR ES RESISTIR. RESISTIR ES CREAR” Stéphane Hessel
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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Modelo de gobernanza de la ciudad de código abierto
Layer 3.1 Modelo de gobernanza de la ciudad de código abierto. A partir de las crisis surgen las reacciones, y en donde ya no había creatividad surgen nuevas ideas que rompen los esquemas. Es así, que teniendo como escenario el aislamiento y la fragmentación socio-espacial heredados del espectáculo que prima en la configuración de la ciudad contemporánea y, mediante un impulso social de características colectivas, hemos podido advertir una serie de hechos ocurridos a nivel global para intentar recuperar la ciudad. Dichos hechos, surgidos gracias a un fuerte proceso de cambio asociado indefectiblemente al despertar ciudadano, ofrecen como resultado una compleja transformación urbana que requiere el replanteo de las bases políticas y gubernamentales. En el espectáculo característico del “Entorno-Ciudad 1.0” las relaciones sociales y la vitalidad urbana son cada vez más escasas, llegando a situaciones extremas de indiferencia ya no solo en los espacios públicos urbanos sino con nuestros vecinos más cercanos, acentuándose aún más este aislamiento en modos de habitar tan próximos entre sí como los edificios de departamentos. Es así que la comunidad, ya por definición, no es entendida a partir de la relación establecida entre los sujetos, tampoco como un sujeto amplificado, sino como el ser mismo expresado en la propia relación con los demás. Como anverso interior de la misma esfera y, por ende, como contrapartida de la exposición social a la que se ve obligado el ser en comunidad, el hombre desarrolla cierta inmunidad.
Una inmunidad a cargo de salvaguardarlo de la presión amplificada que supone la propia construcción de la comunidad, es decir que “si nos atenemos a su significado originario, la comunidad no es aquello que protege al sujeto clausurándolo en los confines de una pertenencia colectiva, sino más bien aquello que lo proyecta hacia afuera de sí mismo, de forma que lo expone al contacto, e incluso al contagio, con el otro…También en este caso, la etimología ayuda a comprender el sentido: si la communitas es aquello que liga a sus miembros en voluntad de donación hacia el otro, la immunitas es, por el contrario, aquello que exonera de tal obligación o alivia de semejante carga. Así como la communitas remite a algo general y abierto, la immunitas reduce a la particularidad de una situación definida precisamente como algo que se sustrae a la condición común”1. Aquí se podría abrir el debate sobre la histórica dicotomía encarnada en el binomio naturaleza y cultura, pero a fin de no extenderme sobre cada una de las polarizaciones que abordan a la humanidad, lo cual abriría aún más a las regiones conceptuales aquí tratadas, tomaré como propio el siguiente posicionamiento al respecto de dicho enfrentamiento: “la batalla naturaleza versus cultura puede tener muchos incidentes controvertidos, pero hoy en día solo un acérrimo antiesencialista estaría en desacuerdo con la premisa de que somos animales sociales por naturaleza, la gran mayoría de las poblaciones humanas en todo el mundo, tanto modernas como “primitivas”, viven en grupos extensos y forman complejos sistemas sociales”2.
1 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barce: Herder 2 Johnson, S. (2003). Sistemas emergentes :Lo qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Madrid: Turner.
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Layer 3.1
El intento por conectar los fragmentos socioespaciales del archipiélago territorial en el que vive la sociedad contemporánea se establece como una compleja tarea que debe ser promovida a través de diversos medios. En este proceso se debe instrumentalizar el uso de las múltiples herramientas al servicio de la participación ciudadana, por lo que la calidad del espacio público es de relevante importancia. La participación ciudadana se pone de manifiesto de forma plena, en tanto y en cuanto la red de espacios públicos ofrezca equipamientos colectivos con cualidades democráticas y humanas, esa es la única manera de promover de forma fehaciente la participación ciudadana de carácter vinculante con los órganos administrativos del aparato político que los representa en el Estado, y para que esto suceda es necesario que estos equipamientos sean concebidos “no solo como instrumentos de lucha, de elaboración y de participación popular en las decisiones políticas”1 sino de nutrición cultural de la propia sociedad. Dirigirse hacia una nueva gobernanza significa dejar de lado el discurso ciego, sordo y mudo que prima en las esferas políticas dominantes para abrirse a los nuevos ágoras de código abierto, los cuales se constituyen como un entorno devenido del soñado desarrollo ininterrumpido del antiguo ágora griego territorializado en un modelo de ciudad culturalista contemporáneo.
En ciertas oportunidades, las administraciones públicas fomentan en los espacios públicos actividades culturales abiertas a la ciudadanía, de forma tal que a través de propuestas artísticas, literarias, lúdicas o musicales, se intenta asumir el rol de un trabajo social de carácter democrático y participativo de la sociedad. Las prácticas planteadas en estos términos, muchas veces centralizadas y con una frecuencia de realización intermitente, no dejan de ser simplemente una insuficiente aproximación al carácter plural que debe tener el espacio público. Este tipo de acciones realmente distan bastante de las prácticas que verdaderamente legitiman la pluralidad como atributo de la red espacial de espacios públicos urbanos, es decir que poco tiene que ver con la verdadera democratización del espacio público entendido en plenitud desde su configuración reticular, y distan aún más de la producción de entornos creativos e innovadores, ya que no solo carecen de una real participación ciudadana producida por flujos provenientes de feedbacks, inputs y outputs, sino que además no se destacan acciones vinculantes que alteren las decisiones políticas en la gobernanza del propio espacio público. Dentro de las herramientas que se presentan como alternativas hacia una nueva gobernanza, es la Internet una de las opciones a destacar; si bien aún hay cierta reticencia a su uso instrumentado para este tipo de funciones socio-espaciales, no podemos desentendernos de las nuevas y crecientes dinámicas comunicativas que a través de ella se desarrollan.
1 Campos Venuti, G. (1981). Urbanismo y austeridad. Siglo veintiuno.
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Modelo de gobernanza de la ciudad de código abierto
“Hay ambientes que aplastan las nuevas ideas, mientras que en otros parecen florecer sin esfuerzo. La ciudad y la red han sido de estos últimos -verdaderos generadores de innovación-…ambos son entornos poderosamente bien preparados para la creación, la difusión y la adopción de buenas ideas…la ciudad como Internet poseen, de manera innegable, un largo historial en cuanto a la generación de innovaciones”1. Ignorar el flujo informativo que discurre en las redes sociales y las consecuentes materializaciones en el espacio físico que de ellas se desprenden, sería tan nocivo como pecar de tecnócratas al sobredimensionar la existencia de la propia tecnología, asignándole propiedades sociales que per se no tienen, lo cual llevaría a las relaciones interpersonales a un estado de terrorismo intelectual que ya ha imperado durante mucho tiempo sobre el propio espacio. “La presión ejercida por la técnica, los técnicos y los tecnócratas, la epistemología, las investigaciones de orden puramente técnico y epistemológico, desemboca en un terrorismo intelectual. La burocracia siempre da pie a que reine un cierto estado de terrorismo”2.
El nuevo entorno, definido por las redes de espacios públicos urbanos democratizados y la red informativa abierta y pluridireccional ofrecida por la diseminación de la Internet en el espacio abierto, reduce catastróficamente la influencia de los oligopólicos medios de comunicación masivos, en lo que es a las claras una decisión política que afecta tanto al Sujeto de Poder, al cual se le recortan sus abusivos privilegios, como a la ciudadanía toda, en tanto y en cuanto se reconfiguran las bases territoriales de código abierto. Por ende, ante la emergencia de un escenario en el que la información trasvasa constantemente a través del espacio, los administradores públicos se verán obligados a relacionarse con este nuevo tipo de comunicación, dejando ya de centrarse en las piramidales relaciones de poder que establecían con el establishment para descender en busca de información viva a las arenas de los ágoras contemporáneos, con características horizontales, conectados entre sí por redes esparcidas por todo el territorio, esto es centro y periferia. La participación en su estado más pleno se alcanza cuando las oportunidades son las mismas para todos y permanecen latentes allí en el espacio creativo común, lo que también se conoce como espacio idea. El espacio idea es “un conjunto de herramientas, creencias, metáforas y objetos de estudio. Una tecnología nueva que se desarrolle en un espacio-idea puede migrar hacia otro espacio-idea gracias a esas conexiones de larga distancia; y en el nuevo entorno, la tecnología puede revelar algunas propiedades que nadie hubiera esperado, o puede dar pie a una conexión que lleve a un descubrimiento nuevo”1. El camino hacia una nueva gobernanza para la ciudad de código abierto requiere una mayor cercanía entre los administradores locales y los ciudadanos, para de esta forma encaminar, de un modo fiable, los reclamos sociales a las acciones gubernamentales, y en consecuencia, y de forma independiente al poder de los medios de comunicación oligopólicos, esbozar sus estrategias políticas.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner. 2 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península
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1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
Layer 3.1
La dimensión espacial de una ciudad nunca es totalmente aprehensible, se sucede como una secuencia de fragmentos que se van concatenando mediante el recorrido perceptivo del vector espacio-tiempo. De la importancia de dicho vector es que surge la vital noción perceptiva que alimenta la relación entre el paisaje y el viaje, es decir con la manera en que se hace el recorrido en el territorio. Al referirnos al concepto de paisaje como aquella parte del territorio tal como es percibida por los ciudadanos, estamos haciendo referencia al bagaje cultural con el que el hombre percibe los espacios, tanto en esencia como en sustancia, de forma tal que la velocidad y la observación son los vectores que dirigen la imagen percibida hacia una evocación cultural que carga de significado al espacio. “Al ver, hacemos muchas cosas más: experimentamos lo que está ocurriendo de una manera directa; descubrimos algo que nunca habíamos percibido o posiblemente ni siquiera mirado; nos hacemos conscientes, a través de una serie de experiencias visuales, de algo que eventualmente llegamos a reconocer y saber; contemplamos cambios mediante la observación paciente”1. La fragmentación socio-espacial de la ciudad contemporánea y los vehículos tecnológicos que sirven como medios de transporte, tanto a nivel territorial como ciberespacial, están generando un desfasaje de la antigua concepción del binomio espacio-tiempo, de forma tal que su relación se está reconfigurando constantemente de manera acelerada conforme los avances tecnológicos alternan la percepción del tiempo y modifican las unidades de medida de la propia velocidad. Una de las consecuencias que se desprende de este desfasaje es un grado cada vez mayor de autonomía del espacio respecto del tiempo y viceversa. Otra consecuencia, en este caso desprendida de la reconfiguración constante del binomio, es la aparición de nuevas unidades de medida temporo-espaciales. El paradigma tecnológico trajo consigo unidades de velocidad como Mega bytes por segundo (Mb/S) y unidades espaciales como Giga Bytes (Gb), ambas representan unidades virtuales con las cuales la relación espacio tiempo se dilatan y se contraen, licuando las fragmentaciones territoriales en los flujos comunicativos y la red económica global.
1 Dondis, D. A. (2011). La sintaxis de la imagen :Introducción al alfabeto visual (1a , 22a tirada ed.). Barcelona: Gustavo Gili.
El modo de vida actual y su forma de materialización espacial promueve una lógica de movilidad en la cual grandes masas de personas cotidianamente se desplazan grandes distancias para realizar diversas actividades: laborales, recreativas, educativas, etc. La ansiosa celeridad con la que se lleva a cabo la operativa vida del hombre multitarea de la sociedad contemporánea, asistida por los avances tecnológicos que apuestan a la economía del tiempo como eje de innovación, incrementa la importancia y la magnitud del vector velocidad, lo que afecta incluso a la dimensión espacial del propio binomio espaciotiempo, de forma tal que la distancia entre estos dos puntos empieza a ser medida en tiempo. Este trasvase de unidades conlleva un desinterés manifiesto por el propio recorrido, lo que sucede entre el punto A y B no es lo trascendente, de esta manera la alterada percepción del hombre reduce el paisaje a un aspecto estrictamente funcional y referencial, del cual solo sirven aquellas coordenadas que proporcionen información territorial de por dónde se puede transitar para ganar tiempo. Es decir que el paisaje configurado por la exaltación del vector velocidad y el desfasaje del vector espacio-tiempo es el paisaje sensacional dado por los servicios informativos del tránsito vehicular, es decir, un paisaje de información y de datos. “el nomadismo de este tiempo tiene que ver ante todo con la transformación continua y rápida de los paisajes científicos, técnicos, profesionales y mentales…el conjunto caótico de nuestras respuestas produce la transformación general”1. La ciudad, nunca aprehensible en su totalidad, va perdiendo su característica de fragmentos no totalizables, unidos por el recorrido del vector espacio-tiempo, para transformarse en una estructura reticular de nodos conectados entre sí formando una red territorial.
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
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Modelo de gobernanza de la ciudad de código abierto
Ante esta lógica de los fragmentos asociados, los nodos se hacen cada vez más fuertes y autónomos, de forma tal que bien definidos, organizados y eficaces se vuelven en una nueva centralidad con sus nuevas periferias y su propio metabolismo social, pero en esta oportunidad centro y periferias están conectados mediante la red de espacios públicos. “Para hacer ciudad sobre la ciudad hay que hacer centros sobre los centros y también crear nuevas centralidades y ejes articuladores que den la continuidad física y simbólica, estableciendo buenos compromisos entre el tejido histórico y el nuevo y favoreciendo la mezcla social y funcional en todas las áreas”1.
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“La alternativa, pues, es el replanteamiento del gobierno y de la política para crear gobiernos y organizaciones abiertas, atemperadas por opiniones públicas mucho mejor informadas y por empresas con conciencia social, todos ellos enfrentados cara a cara con las consecuencias de sus acciones, de las que en el momento actual están, en buena medida, divorciados”1.
Las distintas escalas de la ciudad fragmentada, que tanta marginalidad y exclusión produce mediante la egocéntrica existencia de centro y periferia, encuentran en el paradigma de los fragmentos asociados mediante la red reticular de nodos una nueva base territorial, la cual representa una oportunidad de integración social, que debe ser llevada a cabo mediante un nuevo modelo de gobernanza. Es una propuesta muy similar, pero actualizada, al concepto de Elinor Ostrom rescatado por David Harvey de “Gobernanza policéntrica de sistemas económicos complejos”, en el cual se esgrimen algunas soluciones para las cuestiones de los bienes comunes a varias escalas, pero básicamente la noción de este concepto dice que “cuando un recurso común está estrechamente relacionado con un sistema socioecológico más amplio, las actividades de gobernanza se organizan en capas múltiplemente anidadas, pero sin recurrir…a ninguna estructura jerárquica monocéntrica”2. Esa nueva gobernanza debe ser consciente de que la calidad de los espacios públicos urbanos de esos nodos son el germen de la significación socio-política de dichos espacios, allí es donde los que permanecían aislados en periferias inconexas encontrarán el máximo nivel de representatividad, en donde se gestionan verdaderamente las relaciones sociales. La nueva gobernanza a la que hacemos referencia entiende que la legitimación de su gestión depende directamente de la democratización de los espacios públicos y la participación ciudadana de carácter horizontal.
Tal como he mencionado anteriormente, la calidad de los espacios públicos que garantizan la sociabilidad es dada por la democratización de los espacios públicos y la apertura a la libre información, de forma que facilitando el libre uso de tecnologías comunicativas de bajo coste en los espacios públicos, tales como Internet y telefonía, se configura un entorno participativo e innovador en pos de la interconexión de los fragmentos. Esta red de nodos democratizados e informados es el nuevo ecosistema en el cual nace la ciudad de código abierto, una ciudad que se vive en el espacio público y que por más dependencia histórica que tenga con el centro, ha dejado de ser su olvidada periferia para tomar posesión en un nuevo escenario territorial sociopolíticamente trascendente y activo. El paradigma de los fragmentos asociados al que hago referencia y la nueva gobernanza que allí germina y crece corren los riesgos propios de la fragilidad con la que la emergencia empieza a brotar, es decir que la ciudad código abierto perteneciente al “Entrono-Ciudad 3.0” existe con el riesgo latente de ser fagocitada por los comportamientos parasitarios de otros entornos con los que cohabita en el territorio, dado que fundamentándonos en la historia de la innovación en su acepción más amplia, por lo cual se incluye a la ciudad, “podríamos afirmar que cualquier sistema complejo que posea un contenido de información lo bastantemente elevado y la capacidad de explotar recursos externos para sobrevivir será susceptible de ser parasitado por alguna entidad de menor complejidad, incapaz de emplear eficientemente los mismos recursos pero capaz de extraerlos de su sistema huésped. Esta definición abstracta de parasitismo incluye como casos especiales los virus y bacterias patógenos y abre la puerta a una clase adicional de criaturas: los virus digitales”2.
1 Borja, J. (2003). La ciudad conquistada. Madrid: Alianza. 2 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España. 2 Solé, R. V. (2009). Redes complejas :Del genoma a internet. Barcelona: Tusquets.
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El desarrollo y el fortalecimiento de los nodos se enfrentan también al riesgo que significa la pérdida de heterogeneidad y de complejidad, es decir que se puede hacer presente allí aquel terrorismo intelectual al que ya hicimos referencia creando nuevas marginalidades, nuevas fracturas y desigualdades sociales producto de la “fractura digital entre las áreas bien conectadas telemáticamente…y entre los sectores sociales que disponen de los medios para usar las actuales TIC”1. Por lo tanto la nueva gobernanza debe tener como objetivo esencial ampliar la matriz socio-espacial hacia una pluralidad de voces, para que el constructo social nacido de las diferencias sea el equipamiento colectivo que conecte a la propia red de espacios públicos urbanos, y de esta forma evitar por una parte la marginación social y por otra, caer en la vieja obsesión de implementar equipamientos colectivos de poder para lograr el control social homogeneizador. “Las burocracias férreamente verticales siguen siendo un agujero negro para la innovación. Pero, por suerte para nosotros, no tenemos que elegir entre mercados descentralizados o estados de “ordeno y mando”. Gran parte de la historia de los logros intelectuales de los últimos siglos se ha desarrollado en espacios que no encajan en ninguno de esos dos moldes: en los cursos de posgrado, en los cafés, en el laboratorio casero que se ha montado un aficionado, o en los boletines de información digital…la innovación no sigue una formula única, y que las maravillas de la vida moderna no surgieron exclusivamente a partir del impacto entre empresas privadas y empresarios, sino que lo hicieron también de las redes abiertas”2.
Oportunamente he señalado, que el recorrido entre los archipiélagos de la ciudad fragmentada a distintas escalas queda claramente disminuido al carácter funcional de una herramienta a perfeccionar, en pos de vencer todo tipo de obstáculo que demore el desplazamiento territorial. A esto habría que añadir, que la solución no pasa solo por interconectar mediante transporte público eficiente los diversos puntos y reducir la presencia del vehículo privado, nadie niega que se deba seguir insistiendo en dicha política de movilidad, lo que aquí se plantea es el fortalecimiento general de cada uno de los nodos, dotándolos de la suficiente autonomía para el desarrollo colectivo y personal de la sociedad, de modo que se evita una innecesaria hípermovilidad, esto debe ser llevado a cabo sin caer en una apología de los límites y las fronteras. “Un lugar con mucha gente que interactúa cara a cara...una concentración de puntos de encuentro”, donde “lo primero son las calles y las plazas, los espacios colectivos, y solo después vendrán los edificios y las vías”1. Cada nodo urbano tiene su identidad y sus múltiples funciones sociales, muchas de ellas institucionalizadas, de esta forma todo parece estar más organizado. Sin embargo, en tanto y en cuanto debamos movilizarnos hacia otro nodo para establecer cualquier tipo de vínculo y así suplir las carencias del nodo propio, estaremos nuevamente cayendo en una tendencia hacia la hipermovilidad. En este sentido, la gobernanza de una ciudad de código abierto debe ser lo suficientemente flexible para crear un entorno en donde colisionar y recombinar distintas ideas, de modo tal que se pueda a bajo costo encontrar soluciones alternativas, incluso a viejos problemas heredados de la fragmentación socio-espacial que configura el territorio. Un ejemplo de esto sería un plan de educación abierto, público y gratuito ofrecido a todos los niveles a través de Internet, con el cual no solo se evitaría la hípermovilidad sino que también se democratizaría el conocimiento, en lo que podría ser una verdadera revolución socio-cultural. “El liderazgo político implica una serie de elementos que no pueden externalizarse hacia una red líquida: la capacidad de tomar decisiones y la de hacer buenos discursos. Pero un buen gobierno es también un gobierno capaz de dar soluciones innovadoras a los problemas de sus ciudadanos, o a los problemas con los que se enfrenta el propio aparato estatal”2.
1 Borja, J. (2003). La ciudad conquistada. Madrid: Alianza. 2 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
1 Julio Cortázar 2 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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Modelo de gobernanza de la ciudad de código abierto
La gobernanza de la ciudad de código abierto debe entender la complejidad y la riqueza de la hibridación de los espacios, hibridación que configura las nuevas bases territoriales y los posteriores escenarios. Los vecindarios se conectan y desarrollan mediante las redes de espacios públicos con temáticas propuestas, modificadas y nacidas, tal vez, en el ciberespacio, funcionando este como una alternativa espacial válida en donde la construcción social heterogénea llegue a catalizar las dinámicas participativas que antes eran aún más difíciles de coordinar. De este modo “la diferenciación entre espacios y comunidades físicas y virtuales está ya superada. Asistimos a un proceso de hibridación que modifica nuestras identidades individuales, comunitarias y territoriales. Internet ha facilitado el desarrollo de redes globales, pero paradójicamente se ha reconocido menos su influencia en los entornos locales. Sin embargo las tecnologías digitales modifican radicalmente la forma en que nos relacionamos y organizamos en nuestro entorno de modo que vivimos ya en territorios en que lo digital es tan relevante como lo físico. Las redes híperlocales y los espacios públicos híbridos son las nuevas realidades a las que nos enfrentamos con la irrupción de Internet y la cultura digital en el entorno local”1. Así es que las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) no representan en absoluto la solución a los problemas urbanos, sino que su eficiente instrumentalización ofrece una oportunidad para mejorar la capacidad de gestión del territorio, dado que se aprovecha su enorme capacidad de procesar y descentralizar la toma de decisiones. Un ejemplo de esto puede ser la gestión participativa de la red de espacios públicos inteligentes, los cuales a través de la monitorización de procesos urbanos, tales como niveles de ruido, contaminación, uso vehicular, densidad en el espacio público, etc., realizado a través de sensores tecnológicos dispuestos en la ciudad, ofrecen datos que son volcados en plataformas virtuales constantemente actualizadas y abiertas a la ciudadanía. De esta forma la ciudadanía puede no solo elegir en tiempo real que hacer o dejar de hacer en la ciudad, sino que también puede participar de la gestión del territorio mediante la vinculación de las propuestas ciudadanas con los procesos de diseño y concursos públicos.
1 Domenico Di Siena: Ciudades de Código Abierto. Hacia nuevos modelos de gobernanza local, Ciudades creativas, Creatividad y Sociedad, 2011
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"La participación demanda, de un sistema de información, de un observatorio y de unos indicadores, que reflejen periódicamente la situación de aquellas variables que estimemos como claves para establecer nuestra evolución y que sean accesibles y comprensibles por los ciudadanos"1. Debe quedar claro aquí que quienes promovemos y esbozamos una nueva gobernanza para una ciudad de código abierto apostamos al uso de todo tipo de herramientas, incluidas las TIC, para el fortalecimiento de la sociedad civil en su totalidad, y es por ese motivo que se destaca el potencial inclusivo que conlleva la nueva cultura de Internet, lo que ya hemos definido oportunamente como cibercultura. “No tiene sentido usar Internet para el entretenimiento. Desarrollar una dimensión más social y política, tampoco es cuestión de incrementar el tiempo de uso. Tenemos que ir más allá y preguntarnos por la arquitectura del sistema. Ni la educación ni la política lo van a hacer por nosotros, ni mucho menos el comercio. El debate sobre la vertiente sociopolítica se suele reducir a cuestiones como el voto electrónico. En este caso, por ejemplo, estoy totalmente en contra. El voto electrónico mecaniza el concepto de participación, haciendo más corrupto al sistema. Tenemos que entender que Internet, por sí solo, no va a mejorar los niveles democráticos. Debemos tener cuidado con esas traducciones mecánicas porque van en nuestra contra. El proceso político que se tiene que dar en Internet no va en esa dirección. Lo que realmente interesa es reflexionar sobre la arquitectura under the line. No tiene sentido pensar que porque estamos conectados somos amigos. Pero la máquina ya lo ha decidido. Tenemos que estar en alerta ante esas implicaciones, pues nos afectan directamente”2.
1 Agustín Hernández Aja,Cuadernos de investigación urbanística, ISSN 1886-6654, Nº. 42, 2004, págs. 13-28 2 Entrevista a Geert LOVINK en Diagonal. Periódico quincenal de actualidad crítica. Número 75. 3 - 16 de abril de 2008
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Las redes sociales asociadas a las nuevas tecnologías tienen un gran potencial comunicativo, pero en su anverso también tienen un gran riesgo: convertirse en un nuevo mecanismo de control social. Con la apertura de datos biométricos a los que accedemos cada vez que nos logueamos en una nueva plataforma, estamos a su vez accediendo a una apertura, de lo que hasta aquí creíamos que era nuestra privacidad, y a un cuerpo colectivo de receptores anónimos, los cuales se configuran como un nuevo control descentralizado de valiosa información que se escapa de nuestro dominio. Dicho cuerpo es operado por una pluralidad de “individuos independientes que colaboran utilizando capacidades repartidas y móviles, de cálculo y de comunicación”1. En este sentido, ya no solo Facebook puede llegar a conocer al detalle nuestras prácticas y a nuestros conocidos más íntimos, sino que también, al alimentar a diario la actualización de datos, sean estos localización, estado de ánimo, relaciones nuevas, etc., estamos trabajando gratuitamente para la red social, que en definitiva nunca ha dejado de ser la base de datos más grande y valiosa del mundo. Su potencial no tiene precedentes a nivel global ya que hemos accedido de forma consensuada y gratuita a que nuestro anonimato se transforme en un perfil precisamente definido de consumidor o votante a captar, lo cual significa un control descentralizado sobre las voluntades de las masas ya no anónimas. Los nuevos modelos de gobernanza deben trabajar de forma inteligente y equilibrada, para lograr una estructura de gestión urbana en donde las herramientas de control estén dispuestas a proteger las identidades individuales y colectivas, desarrolladas en un entorno de autoorganización vinculante creativo y libre, de manera tal que la integración de tecnologías digitales en el espacio físico fomente el desarrollo de nuevas dinámicas de comunicación y relaciones sociales, sin que sus partes estén expuestas al riesgo latente que implica la pérdida de privacidad o ser objetos de mercantilización.
1 Domenico Di Siena: Ciudades de Código Abierto. Hacia nuevos modelos de gobernanza local, Ciudades creativas, Creatividad y Sociedad, 2011
Resulta oportuno aquí señalar, tomando como referencia el trabajo de Domenico Di Siena1, que dos componentes del modelo de comunicación y dinámica de gestión que podrían ser tomados como referencia para la construcción de la nueva gobernanza son el concepto de Accountability y el movimiento Open Data. En una aproximación al concepto Accountability, cuyo término literal puede ser traducido como responsabilidad o transparencia, se esboza un sistema de comunicación que permite al ciudadano exigir responsabilidades a las administraciones, de forma tal que los aparatos intermedios de control son descentralizados y se mecanizan las acciones ciudadanas participativas, en cierta forma, hacia una nueva gobernanza plural, de cargas y responsabilidades más repartida y, por ende, más democrática. Nuevamente, la información democratizada posibilita el desarrollo de un sistema abierto a la sociedad, que permite la libre combinación de variables e ideas, dando como resultado una ciudad participativa, activa y propositiva, es decir una ciudad más humana hecha por y para el hombre. Este sistema de información acumulada y abierta responde a la lógica de las plataformas, en donde se deposita la información sin rupturas, sin vacíos temporales, de todos aquellos datos susceptibles de ser transcriptos como la eficiencia de los recursos y, en consecuencia, de las gestiones gubernamentales. Capas sobre capas de información fértil y ágil, que pone de manifiesto la tan deseada transparencia gubernamental, basando su funcionamiento en la utilización de Internet como yacimiento arqueológico urbano.
1 Domenico Di Siena: Ciudades de Código Abierto. Hacia nuevos modelos de gobernanza local, Ciudades creativas, Creatividad y Sociedad, 2011
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Modelo de gobernanza de la ciudad de código abierto
“Las burocracias estatales tienen una larga y bien merecida reputación de entorpecimiento de la innovación, pero poseen cuatro elementos clave que pueden permitirles beneficiarse de la fuerza innovadora de una plataforma emergente. En primer lugar, son depositarios de una vasta cantidad de información y de servicios que potencialmente podrían ser de utilidad para el ciudadano, si pudieran organizarse mejor. En segundo lugar, el ciudadano normal siente un inmenso interés por el tipo de información que maneja el gobierno, serán los datos sobre polígonos industriales, los servicios de la sanidad pública o los índices de delitos. En tercer lugar, es ya una larga tradición el que algunos ciudadanos dediquen tiempo y energía intelectual a resolver problemas que afectan al bien público. Por último, el hecho de que los gobiernos no sean empresas privadas implica que no sienten ninguna presión por parte de la competencia para mantener sus datos secretos”1. Para completar el funcionamiento instrumental del concepto de Accountability debemos apoyarnos en el movimiento Open Data, el cual se basa en un llamado a la sociedad civil para el monitoreo parlamentario a distintas escalas (nacional, subnacional, etc.), lo cual genera un mayor compromiso con la transparencia y la participación ciudadana en el trabajo parlamentario. Como ejemplo de esto tenemos a la plataforma OpeningParliament. org que ayuda a conectar a las organizaciones civiles alrededor del mundo que participan en el seguimiento, apoyo y apertura de los parlamentos de sus países, así como de las instituciones legislativas.
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Como consecuencia de esta cumbre, el 15 de septiembre del mismo año se dio a conocer “La Declaración sobre la Transparencia Parlamentaria”, la cual tiene dentro de sus objetivos más destacables promover una cultura de transparencia, ya que la información parlamentaria pertenece al público, de forma tal que los parlamentos deben adoptar políticas que garanticen la publicación proactiva de información parlamentaria periódicamente, a fin de aprovechar las buenas prácticas que vayan emergiendo. Otro de los objetivos a los que se apunta es a facilitar el acceso a la información Parlamentaria, de modo que sea ampliamente accesible a todos los ciudadanos indiscriminadamente a través de múltiples canales, incluyendo observación en primera persona, la prensa escrita, la radio y las transmisiones en vivo y bajo demanda y streaming. Finalmente se debe ofrecer el acceso electrónico y el análisis de la información parlamentaria en forma de datos en línea en formatos abiertos que permitan a los ciudadanos analizar y reutilizar la información. “La pantalla informática es una nueva «máquina de leer», el lugar donde una reserva de información posible se realiza a través de la selección, aquí y ahora, de un lector particular. Toda lectura en ordenador es una edición, un montaje singular”1.
La plataforma web fue una iniciativa colaborativa de varias entidades y fundaciones tras una conferencia internacional celebrada el 30 de abril de 2012 en donde se reunieron organizaciones que monitorean el parlamento de 38 países de todo el mundo para facilitar la discusión de las estrategias internacionales para mejorar el acceso a la información parlamentaria utilizable, así como el intercambio de buenas prácticas en la promoción de la trasparencia parlamentaria y en la supervisión parlamentaria2.
La nueva gobernanza debe implementar estos mecanismos de transparencia de los datos abiertos a todas las escalas, imaginarlo a nivel local nos conduce a una imaginación de carácter horizontal y participativa en la cual las redes de espacios inteligentes, informados, plurales y democratizados son los ágoras de la ciudad de código abierto en donde la ciudadanía se organiza y ejerce un constante e intenso control descentralizado sobre los administradores locales, lo cual realmente implica que el cuerpo colectivo social no pierda su capacidad política el día en que se confina al sufragio y delega sus responsabilidades a un mandamás político de ocasión. Por el contrario, en este modelo de gobernanza el poder sigue estando presente en la sociedad a lo largo de las gestiones, ya que se basa en un modelo de sociedad construida por y para el hombre de la ciudad humana.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner. 2 openingparliament.s3.amazonaws.com/docs/declaration/1.0/spanish. pdf - 11/10/14
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
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Lo expuesto en este layer no trata de ser futurología, simplemente nace del estudio permanente de las condiciones urbanas que nos han asistido a lo largo de la historia, incluso la más reciente, dado que los avances tecnológicos, los desfasajes temporoespaciales, la aceleración del vector velocidad y la alteración de la percepción de los fragmentos son bases territoriales que están desarrollándose a diario, con las cuales debemos configurar nuestros escenarios tanto del presente como del futuro. Es por eso que este ejercicio escrito basa su aspecto más abstracto en la simple concatenación de los hechos ocurridos a partir de las irrupciones urbanas ya sucedidas y sus consecuencias, se trata pues de un ejercicio de la condición ciudadana plenamente consciente de que es necesario implicarse en la construcción de un modelo de gobernanza que garantice una ciudad abierta, catalizadora de las múltiples propuestas surgidas de las distintas miradas y percepciones sociales.
“Cualquier profesión se ve hoy obligada a desarrollar una particular anticipación del futuro, a gestionarlo hipotéticamente y sobrevivir en medio de tal invisibilidad. Ya no es esta una actividad monopolizada por quiromantes, ufólogos, videntes, forecasters y futurólogos de todo tipo. Son muchos los que han aprendido que el futuro es demasiado importante como para dejarlo exclusivamente en manos de los futurólogos”1.
1 Innerarity, D. (2004). La sociedad invisible (2ª ed.). Mad: Espasa Calpe.
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Layer 3.2 La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida En el layer anterior he hablado de la nueva gobernanza que debe conducir de forma flexible el carácter de una ciudad de código abierto, en ese apartado apareció una vez más el término de hibridación, pero ¿qué es, o, a que nos referimos realmente cuando hablamos de hibridación en la ciudad? La hibridación, ciertamente asociada a un uso peyorativo en la esfera política, hace frente a quienes ostentan el poder, de modo tal que en un entorno de resistencia y cambio podríamos estar hablando, en un primer acercamiento, de una cultura híbrida como “a book in search of a method”, en la medida en que intenta construir un pensamiento “not corsetted into false oppositions such as high or popular, urban or rural, modern or traditional”1. En este, sentido para poder hablar de una cultura híbrida, o de la hibridación como resultante de la búsqueda de un método, debemos reconocer la necesidad de un cambio que nos lleve de un paradigma ortodoxo de la tolerancia de lo heterogéneo a la plural hibridación, de manera que conceptualmente seamos capaces de transitar del multiculturalismo a la transculturalidad incluso, como diria Carlos Tapia en Hibridación y Transculturalidad2, a riesgo de ser tildados de imprudentes. Esta “imprudencia” merece ser llevada a cabo en tanto y en cuanto la conceptualización híbrida no supone para su desarrollo el deterioro de lo natural o de lo propio, sino que corresponde a una realidad compleja y abierta, ubicada en el paradigma de la integración que promueve una nueva sensibilidad amplificada, nacida de la propia mixtura. Las distintas disciplinas tales como la arquitectura, la antropología, la sociología y la comunicación, entre otras, que trabajan en la búsqueda de una metodología de la hibridación, son partes aún aisladas, de un todo que se debe conectar de forma compleja a fin de potenciar la propia hibridación como proceso de mixtura.
1 García Canclini, N. (2007). Culturas híbridas :Estrategias para entrar y salir de la modernidad (1ª , 2ª reimp ed.). Buenos Aires etc.: Paidós. 2 Tapia Martín, C., & Varona Gandulfo, M. (2010). Hibridación y transculturalidad en los modos de habitación contemporánea : El territorio andaluz como matriz receptiva. Sevilla: Universidad de Sevilla, Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
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Esta misma mixtura es de la que he hablado anteriormente al referirme a espacios públicos plurales e inteligentes que no fomenten, en absoluto, el terrorismo intelectual, de lo que la implementación de los devenires tecnológicos es constantemente acusada sin reparar en que justamente la asimilación de dichas tecnologías requiere de un abordaje de mayor trascendencia y que la estigmatización de este proceso produce fracturas incluso en la asimilación orgánica de los beneficios, riesgos y contraprestaciones que se suscitan inevitablemente. Desde esta perspectiva, hacemos referencia a la hibridación como el o los procesos socio-espaciales de recombinación y mixtura cultural, en los cuales las diferencias de conocimientos, creencias, arte y costumbres, entre otras, que poseen las partes que interactúan en dichos procesos, son la materia prima básica para nuevas prácticas, es decir para la hibridación. “La hibridización es una política de diferencias realizada, poniendo en acción a las diferencias a través de los límites, mediante algo que llamamos transculturalidad”1. La mixtura, necesaria como caldo de cultivo para la hibridación, denota la misma pluralidad reclamada en los espacios públicos como dinamizador para las acciones ciudadanas que dan lugar a la significación política del espacio puramente formal. El espacio no es un objetivo científico descarriado por la ideología o por la política; siempre ha sido político y estratégico…El espacio ha sido formado, modelado, a partir de elementos históricos o naturales, pero siempre políticamente. El espacio es político e ideológico”2.
1 Tapia Martín, C., & Varona Gandulfo, M. (2010). Hibridación y transculturalidad en los modos de habitación contemporánea : El territorio andaluz como matriz receptiva. Sevilla: Universidad de Sevilla, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. 2 Lefebvre, H. (1976). Espacio y política :El derecho a la ciudad. Barcelona: Península
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La ciudad de código abierto es justamente la sensibilidad amplificada hacia la transformación, es decir, una materialización del proceso de cambio que va de lo multi a lo trans. Código abierto significa una constante reconfiguración y actualización de sus componentes, por lo tanto esta ciudad es una ciudad plenamente dispuesta al intercambio de energía y materia, el cual provee, sobre las bases de lo existente, una reinterpretación consciente del modelo participativo socio-espacial en constante acción. Por lo tanto la ciudad híbrida viene a ser el resultado y expresión territorial de la transformación generada a partir de la mixtura dada entre las distintas formas urbanas complejas y heterogéneas, poseedoras de diversas condiciones socioculturales, económicas y ambientales, a su vez sujetas a cambiantes dinámicas territoriales intrínsecas. Bajo el paradigma de la red de fragmentos asociados -en el cual los nodos dispuestos en la configuración reticular del territorio, hasta aquí fragmentado, se interconectan en lo que se reconoce como una coexistencia continua de ciudades a diversas escalas y con distintos códigos genéticos urbanos en un continuo intercambio y actualización de información temporoespacial -la conceptualización de la hibridación en la ciudad permite una acepción multiescalar del término, de forma tal que partiendo de la multitemporalidad percibida desde lo local se tiende a una integración de carácter global. A esta búsqueda de equilibrio en la relación que se da entre lo local y lo global la hemos llamado hasta aquí “glocal”, término que ha sido usado para un constructo conceptual muy útil, pero que hoy nos exige pasar a una nueva etapa, a una región conceptual más diversa y compleja, en definitiva híbrida. “La aceptación del concepto de “glocal” como realidad de cualquiera de nuestras acciones y pensamientos se ha convertido en una banalidad, aunque ha servido para constatar que los conceptos de pureza y verdad de la modernidad han sido sustituidos por los de hibridación y pluralidad de destino de nuestra contemporaneidad”1. Es decir que estamos haciendo referencia a una hibridación llevada a cabo mediante la construcción de una inteligencia colectiva urbana, la cual se alimenta de multitudes inteligentes colaborativas reconfiguradas constantemente a través de las redes de espacios públicos democratizados e informados, situación compleja que ofrece como resultado nuevos códigos urbanos con fuertes relaciones internas.
1 Tapia Martín, C., & Varona Gandulfo, M. (2010). Hibridación y transculturalidad en los modos de habitación contemporánea : El territorio andaluz como matriz receptiva. Sevilla: Universidad de Sevilla, Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
La hibridación representa así una multiplicación de las partes y no una suma lineal1, lo cual pone en tensión de manera permanente la capacidad de absorción y asimilación de las transformaciones. “Los significantes urbanos son percibidos, usados y apreciados de modos diferentes por los variados grupos que en ella habitan: cada grupo les otorga significaciones no coincidentes y a veces muy distintas que varían en función de sus códigos culturales de clase, de etnia o de generación”2 Esta concepción multiescalar de la hibridación, y por tanto de la ciudad híbrida, nos ha llevado por una parte a referirnos a un nuevo modelo de gobernanza que aún debe ser delineado con mayores precisiones. Aunque ya hemos esbozado unos primeros indicios al respecto, debemos ser conscientes de que es necesaria una mirada holística global que no quede paralizada ante el pánico que puede representar enfrentarse a las escalas más grandes, y por ende más difíciles de abordar. El innegable carácter globalmente sistémico de ciertas decisiones localmente llevadas a cabo, lo que Ulrich Beck define como la sociedad del riesgo global, requiere de una política planetaria que no puede quedar plenamente materializada en limitadas herramientas, incluso ambiguamente planteadas, como lo puede ser el protocolo de Kyoto. Se necesita de una política planetaria realmente amplia y plural que parta de la base consciente de que la sociedad del riesgo global es compleja y heterogénea, ya que en ella caben desde los movimientos demográficos diarios de cientos de miles de refugiados víctimas del terrorismo, hasta los bombardeos étnicoreligiosos realizados en oriente y financiados por la doble moral occidental, o incluso el constante riesgo latente de nuevas catástrofes nucleares.
1 Ridderstrale, J., & Nordström, K. (2006). Funky business :El talento mueve el capital. Madrid: Pearson Education. 2 Margulis, L., & Campos, V. (2002). Peces luminosos :Historias de ciencias y amor. Barcelona: Tusquets.
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La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida
“Dentro de esta conciencia posmoderna de que todos habitamos el mismo planeta parece que la hibridación está siendo utilizada por la política en un mundo que “se politiza con todos los problemas ligados a nuestra época planetaria de la interdependencia mutua”… Sin duda, hace falta una política planetaria, un lugar común donde la igualdad de los desiguales y la aceptación de lo híbrido sean más potentes y menos políticamente correctos. Donde afloren los conflictos y la cooperación”1. Problemas y cooperaciones que requieren de una política planetaria conjunta e inmediata, muchas veces plagadas de extremados protocolos que definen la propia vida o muerte de una población, son de la incumbencia y de la responsabilidad de todos, sin distinción. Ejemplo de esto es el actual brote de Ébola con foco en Sierra Leona que afecta a la humanidad completa, cuya contención escapa de las siempre limitadas acciones aisladas y segmentadas del nihilismo internacional. “El nihilismo no es la expresión, sino la supresión de la nada en de la nada en-común. Ciertamente, esto tiene mucho que ver con la nada, aunque como su aniquilación. El nihilismo no es la nada de la cosa, sino de su nada”2. Nihilismo que es rescatado, puesto a prueba y fortalecido por el poderoso oligopolio de medios de comunicación, los cuales cíclicamente realizan el tendencioso ejercicio de destacar la erupción sensacional de un fenómeno, exponerlo en todas sus formas de aparición hasta el agotamiento, para luego sentirse libres de digerirlo rápidamente dando paso de esta forma a otro hecho sensacional; hecho que seguramente lleva años gestándose en un caldo de cultivo de condiciones perturbadoras, pero que a nadie le interesó mostrar mediáticamente hasta que una vez colapsado su umbral de resistencia, explota de la condición de peligro latente censurado y sale a la luz renovando el funcionamiento del mecanismo mediático.
1 Tapia Martín, C., & Varona Gandulfo, M. (2010). Hibridación y transculturalidad en los modos de habitación contemporánea : El territorio andaluz como matriz receptiva. Sevilla: Universidad de Sevilla, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. 2 Esposito, R. (2009). Comunidad, inmunidad y biopolítica. Barce: Herder.
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Para el planteamiento concreto de una política planetaria, dentro de la cual uno de sus objetivos sea prever o dar respuesta a los efectos colaterales que conllevan las acciones a nivel global, debemos tener en cuenta tanto la heterogeneidad de intereses como las voluntades encontradas, que nos lleven a planteamientos hipotéticos acerca de las consecuencias no previstas y no deseadas de dicho planteamiento global. Aquí se presenta el problema mayor, dado que en tanto las estructuras estatales sigan siendo debilitadas y erosionadas por el neoliberalismo, con él se alienta el capitalismo de Estado; lo más probable es que se surja la “fachada cosmopolita” con la cual legitimar cualquier tipo de nueva atrocidad, una retórica dualidad cuya característica es la habilidad con la “que el juego de poder imperial pueda coexistir en armonía con una misión cosmopolita, pues la subordinación de estados débiles a las instituciones de la “gobernación global” crea en realidad el espacio para estrategias de poder disfrazadas de intervención humanitaria”1. En este contexto de un complejo entendimiento global, la ciudad de código abierto es por definición una ciudad híbrida, que surge de la mixtura cohesiva de los fenómenos contemporáneos que han pasado de lo multi a lo trans, las condiciones socio-espaciales de la ciudad se han transformado de modo tal que empezaron a asomarse ciertos ensayos urbanos asociados a términos como smart cities, slow cities, green cities; incluso la propia ciudad de código abierto aparece como latiguillo de innovación.
1 Beck, U., & Alborés, J. (2009). La sociedad del riesgo global (2ª , 2ª imp ed.). Madrid: Siglo XXI de España.
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Las terminologías utilizadas tienen la inmediatez de la era de la comunicación instantánea en la que estamos, sus nombres han resultado atractivos y son lo suficientemente familiares para llegar a imponerse en el imaginario colectivo como un camino a explorar, una alternativa. La distinción que me gustaría hacer aquí es que en el planteamiento que hago de la ciudad híbrida se reconoce en primera instancia un origen y no se traza un techo encerrado en un slogan, es decir, que en primer término se acepta lo existente como base territorial a reconfigurar de donde surgen las motivaciones por hacer ciudad de forma participativa. Ese es el punto de partida desde el cual, mediante el aprendizaje que se suscita de los intercambios sociales y las mixturas, se nutre el bagaje cultural de la comunidad, lo cual modifica la percepción social del entorno y refuerza los vínculos con el lugar. En este sentido, para hablar de ciudad híbrida debemos sumar a nuestra región conceptual el término de cultura híbrida, ya que lo que se propone es una reconfiguración socio-espacial atravesada por los vectores culturales que modifican nuestra percepción en pos de una nueva forma de hacer ciudad, una forma participativa y abierta. “Esa es la atmósfera ciudadana que puede liberar verdaderamente a la gente; pero exige una revolución en el pensamiento y la práctica anticapitalistas. Las fuerzas progresistas anticapitalistas pueden saltar más fácilmente a través de las redes urbanas hacia coordinaciones globales que aun siendo jerárquicas no sean monocéntricas, corporativas y aun así democráticas, igualitarias y horizontales, sistémicamente anidadas y federadas…, internamente discordante y cuestionada, pero solidaria frente al poder de la clase capitalista, y sobre todo profundamente comprometida en la lucha por socavar y finalmente derrocar el poder de las leyes capitalistas del valor en el mercado mundial para dictar las relaciones sociales bajo las que trabajamos y vivimos”1.
“Sin discusión, nuestros mayores modernizadores fueron los dialécticos, tanto más poderosos cuanto que en efecto parecían recoger la totalidad del saber y del pasado y cruzaban todos los recursos de la crítica. Pero los cuasi-objetos seguían proliferando, esos monstruos de la primera, de la segunda, de la tercera revolución industrial, esos hechos socializados y esos humanos convertidos en mundo natural. Los fines de la historia, a pesar de todo, daban curso a la historia”1. Es justamente por eso que el término de hibridación adquiere sentido solo si lo abordamos dentro de una región conceptual amplia en la que se incluye modernidad, globalidad, desigualdad, heterogeneidad, multitemporalidad, transculturalidad y aprendizaje, entre otros. Por lo tanto la hibridación no debe ser tomada como las estructuradas prácticas sociales que de forma discreta se combinan para dar algo nuevo y eso nuevo ser simplemente un hallazgo funcional que se agota en su fin mismo, tal como sucede con una mula. La hibridación es riesgosa y es distinta a la hibridez, ya que conlleva en su interior el impulso cargado de intención de reivindicación, de transformación, un impulso fértil hacia lo fructífero, de modo tal que se subleva contra la ostentación del poder y, por ende, es político. El riesgo está latente y es propio de los procesos de hibridación, no olvidemos que los sistemas abiertos de los entornos innovadores operan más allá de los incentivos clásicos del capitalismo y de la propiedad intelectual patentada, pero coexisten con la complejidad de un ecosistema más amplio, de forma tal que “en sí mismos, estos sistemas no son producto de los incentivos mercantiles, pero muchas veces dan pie a unos entornos en los que florece la empresa privada, un fenómeno al que alude Lawrence Lessig cuando habla de la “economía híbrida”, donde se mezclan elementos de las redes abiertas que caracterizan a la creación intelectual comunitaria con otros aspectos propios de la esfera privada, léanse las barreras y las tarifas”2.
Todo tipo de trasvase genera fricción y es normal que así suceda, las grandes revueltas y revoluciones han dejado a lo largo de la historia huellas culturales, hibridaciones producidas a través de contradicciones y conflictos, en consecuencia no podemos entender a las culturas de forma museificada.
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
1 Latour, B. (2007). Nunca fuimos modernos :Ensayo de antropología simétrica. Madrid: Siglo Veintiuno. 2 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida
La obsolescencia urbana e hibridación El problema de la vivienda al que he hecho referencia en el “Entrono-Ciudad 1.0”, tal como lo vienen argumentando distintos autores a lo largo de la historia, forma parte de un problema mayor, un problema de modelo y sistema en el cual se inscribe, no solo el problema de la vivienda como tal y la consecuente degradación de la vida del hombre en búsqueda de las supuestas seguridades a atesorar, sino que, si nos permitimos una ampliación de la mirada hacia un cambio de escala aun mayor, vemos como dentro de la lógica territorial de centro y periferia, con la que en definitiva se han configurado distintos modelos de urbanismo produciendo una fragmentación socioespacial, aparece el problema de la obsolescencia. Los espacios degradados, en desuso, abandonados, o incluso aquellos que sufren de la degradación permanente aun cuando están siendo habitados, este variado crisol en su totalidad configura una base territorial que mucho dice del modelo dominante al que asistimos, es decir, del problema mayor. Los esfuerzos del capital urbanizador principalmente “se han encaminado a mejorar la <<escena>> urbana sirviéndose en primer lugar de proyectos tan emblemáticos como discutibles…”operaciones que “han contribuido a la paulatina mercantilización del espacio público, convertido progresivamente en soporte publicitario y en espacio de control de las inseguridades ciudadanas. El resultado ha sido un nuevo proceso de teatralización y museificación del centro urbano”1. En este sentido, cabe aquí destacar la pertinencia de tener en cuenta el gran potencial que tienen los fragmentos obsoletos cuando hablamos de procesos de hibridación, ya que ante un escenario crítico, en donde la lógica del uso del suelo habitable y las familias hipotecadas están siendo un commodity a nivel global, la obsolescencia representa una oportunidad de cambio flexible, colaborativa y de bajo costo, en definitiva sostenible.
1 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona.
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La sensibilidad que aflora en el tejido social al abordar un proceso de hibridación a partir de la reapropiación de aquellos espacios oscurecidos y degradados por un olvido intencionado, es el impulso inicial necesario para despertar todas aquellas iniciativas que tengan como propósito trabajar sobre los aspectos socio-espaciales inherentes a las distintas formas del hábitat humano, de forma tal que los diversos actores sociales se ven atraídos hacia la participación de dicho proceso. Administraciones, universidades, organismos públicos y privados, intentan involucrarse en esta nueva oportunidad que promueve y requiere, desde ya y sobre todo en sustancia, de la multiplicidad colaborativa y los beneficios de la pluralidad, pero que a su vez en esencia, y de forma imperiosa, necesita de una clara convicción de transformación social que se superponga por sobre cualquier lógica inmobiliaria especulativa como fin último camuflado. En este sentido, Mike Davis nos ofrece una mirada transversal, sintética y clara respecto de las distintas intenciones latentes en los actores sociales ante las oportunidades de transformación, señalando a modo advertencia que: “eso presupone una buena disposición radical para pensar más allá del horizonte del capitalismo neoliberal hacia una revolución global que reintegre el trabajo de las clases obreras subempleadas, además de a los pobres del campo, en la reconstrucción sostenible de su entorno y del modo de ganarse la vida. Por supuesto que eso es un proyecto totalmente irreal, pero o bien uno se embarca en un viaje de esperanza, creyendo que la colaboración entre arquitectos, ingenieros, ecologistas y activistas puede desempeñar un papel pequeño, pero esencial, en la creación de un altermonde más posible, o bien uno se entrega a un futuro en el que los diseñadores solo son los asalariados que imaginan existencias elitistas alternativas”1.
1 Smith, N. (2009). Después del neoliberalismo :Ciudades y caos sistémico. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona.
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En este contexto el proceso de hibridación desarrollado a partir de lo obsoleto es, sin lugar a dudas, un cuestionamiento político del modelo, en el cual la capacidad de transformación de las distintas disciplinas asociadas, es decir de la transdisciplinaridad, opera desde un acto creativo y social hacia el desarrollo humano pleno, lo que Manfred Max-Neef define como: “el desarrollo en las necesidades humanas”. Dicho concepto de desarrollo se basa en el postulado de que el verdadero desarrollo se refiere inequívocamente a las personas y no a los objetos, por lo tanto es considerado desarrollo aquel proyecto que eleva la calidad de vida de las personas, la cual depende de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales1. La obsolescencia espacial existe en la ciudad tanto en el centro como en los distintos radios de periferia, pero en el modelo espectacular de centros museificados, modelo que prima en gran parte de Europa, el vector espacio-tiempo con el cual se llevan a cabo las múltiples movilidades desempeña un papel clave. De modo que, conforme la dependencia histórica de las periferias al epicentro del imán ciudad se intensifica, también se intensifica el aislamiento socio-espacial de los fragmentos situados en dichas periferias y, en consecuencia, la obsolescencia periférica se ve retóricamente acentuada en el olvido de lo invisible, como si allí nunca hubiese habido vida. “Ángeles vacíos, criaturas sin creador, médiums sin mensaje, caminamos por el abismo. Nuestra marcha, que bien podría haberse detenido ayer, o hace años, ya no tiene razón de ser e ignora cualquier necesidad salvo la contingencia. Es una erranza que nos lleva desde lo mismo a lo mismo a través de los senderos de lo idéntico: dondequiera que vayamos, llevamos en nosotros mismos el desierto del que somos ermitaños”2.
La potencia de los procesos de hibridación en torno a la obsolescencia pueden ser inimaginables, dado que desarrollada en su plenitud excede los límites y las cotas que trazan las acciones socio-políticas contenidas o los slogans del marketing urbano. Es verdad que el acto político, ya hemos demostrado que la hibridación es uno, necesita de un impulso inicial con objetivos, en principio inmediatos, que le garanticen la acción y reacción necesaria para el primer movimiento. Es decir, que a tal fin, se trazan de forma consiente esas primeras postas a realizar que darán pie a más acciones, en lo que será un enriquecido constructo social nutrido de aquellos devenires espontáneos con que cada una de esas postas se reconfigura una vez convertidas estas en emergentes plataformas de despegue para nuevos impulsos. Dichos impulsos, son insurrectos, no detallados, quizás inciertos, son la esencia de la hibridación en su plenitud participativa. En este sentido, el par de vectores acción-reacción se compensa de forma tal que la incertidumbre de los hechos futuros que guiarán el nuevo rumbo de las cosas, queda equilibrada en tanto y en cuanto descansa en la tranquilidad consciente que brinda la hibridación como acto político que se subleva ante la opulencia del poder absoluto y que, en consecuencia, descentraliza la toma de decisión, la gestión de los espacios y el control político de la ciudadanía involucrada.
1 García Camarero, J. (2010). El decrecimiento feliz y el desarrollo humano. Madrid: Catarata. 2 Silvia Nasi, M., Díaz, J., & Meloni, C. (2005). Teoría del bloom. Barcelona: Melusina.
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La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida
Cabe aquí tomar prestado, una vez más, un párrafo de Mariano Pérez Humanes que me permite llevar al llano la mecánica socio-política con que se canalizan determinados flujos urbanos, es decir energías, materias y voluntades provenientes de las interacciones entre los distintos actores sociales en torno a la ciudad: “ante estos problemas de división, segregación y marginación, la política se siente impotente tanto más en cuanto que es presa de la productividad económica y del desarrollo ininterrumpido del neoliberalismo. Por esta razón, sus medidas nunca son estructurales ni integrales sino aquellas que permitan un equilibrio, siempre inestable, entre el control de los flujos y el desarrollo del capital. Sorprendentemente el mecanismo de estas grandes ciudades acaba desde la acción espontánea de sus ciudadanos solucionando más problemas que creándolos. Así, cuando los flujos se desbordan aparecen nuevos asentamientos, nuevos usos del suelo y de los vacíos urbanos e incluso nuevas profesiones o actividades que la población propone con su lucha creativa por la supervivencia. Las administraciones funcionan así como una oficina de legalización de aquello que los ciudadanos han constituido con grandes dosis de ingenio”1.
1 Tapia Martín, C., & Varona Gandulfo, M. (2010). Hibridación y transculturalidad en los modos de habitación contemporánea : El territorio andaluz como matriz receptiva. Sevilla: Universidad de Sevilla, Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
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La ciudad de código abierto encuentra en torno a la obsolescencia la función no menor de recuperar los fragmentos sitos en un olvido errante del limbo n-dimensional urbano, muchas veces periférico, el impulso inicial para comenzar el proceso de transformación, y que, sin trazarse techos, es decir límites, queda abierta a un constructo social constante, que guiado por la reapropiación vive, modifica y resignifica el espacio ya no obsoleto. La complejidad urbana se compone de una urdimbre pluridireccional formada en gran parte por las conexiones y relaciones de actores sociales diversos y medios físicos con latentes significaciones, de modo tal que la ciudad no es simplemente productiva mecanicista, aunque nos quieran configurar como hombres cronometrados existentes en un soporte físico eficientemente (dis)funcional al servicio del desarrollo, por el contrario, si hablamos de máquinas debemos recordar ante todo que “la ciudad es una máquina informativa que codifica y descodifica los flujos de energía, conecta la potencia productiva del trabajo social mediante operaciones de juntura, de mezcla y de reconexión de los procesos de producción de todo tipo”1. La ciudad de código abierto es trans no multi, es productora del saber y la información, es ciudadana y social, es política, ¿aún quedan dudas de que es híbrida?
1 Fourquet, F., & Murard, L. (1978). Los equipamientos del poder :Ciudades, territorios y equipamientos colectivos. Barcelona: Gustavo Gili.
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La obsolescencia como recurso para hibridación Al hablar de procesos de hibridación y de código abierto con frecuencia recurrimos rápidamente a una asociación directa con el uso de las nuevas tecnologías como la herramienta más destacable para llevar a cabo dichos procesos, asociación no del todo cierta pero propia de la era digital en la que vivimos. Es innegable que la irrupción de las TICs ha marcado un punto de inflexión en nuestra forma de comunicarnos y de informarnos, de hecho asistimos hoy a una nueva etapa de alfabetización del espacio basada en la reconfiguración cultural de nuestra percepción, aumentada e intensificada por los medios tecnológicos, es decir una versión acentuada de la intensificación de la vida nerviosa a la que hacía referencia Simmel, de forma tal que el individuo social personaliza su modo de vida en base a un aprendizaje constante en los distintos entornos, sean estos físicos o digitales. Este planteamiento no debe ser asumido aquí como una contradicción sino como parte de una realidad compleja que cohabita en las propias dinámicas sociales contemporáneas, de hecho este trabajo tiene gran parte de sus líneas dedicadas al tema en cuestión, pero tal como he intentado señalar en más de una oportunidad, la implementación del potencial que tienen las TICs no deja de ser una herramienta, muy potente, al servicio de la sociedad. A lo largo de la historia, el hombre se ha servido de distintas herramientas y sus aportes se han espacializado en las ciudades, de forma tal que los entornos son productos complejos surgidos de múltiples aportaciones, trasvases e interacciones, es decir que son un producto híbrido. En este sentido, y en pleno auge tecnológico-digital, quisiera equilibrar la balanza discursiva, de modo tal que en este trabajo conviva de forma consiente lo análogo con lo digital como parte de un proceso de hibridación, ambos al servicio de la sociedad. Al hablar de análogo a secas peco de inexacto, pero en un entorno abierto como el “Entorno-Ciudad 3.0” debemos entender que el uso de este término hace referencia a una intención de rescatar, o mejor dicho de destacar, vectores muy importantes que no habían sido abordados hasta aquí pero que funcionan como una herramienta más para los procesos de transformación, pudiéndose armar nuevas configuraciones a partir de las relaciones que entre las distintas herramientas surjan y sin que ninguna sopese sobre la otra, en definitiva es un entorno abierto y creativo.
“Las cualidades afectivas, a causa de la implicación recíproca entre una subjetividad y su mundo, también dependen de las cualidades del entorno, un medio exterior que no cesa de ofrecer nuevos objetos, nuevas configuraciones prácticas o estéticas para invertir. Así, a priori, ya no existen más límites para la eclosión de nuevos tipos de afectos que los de la producción de objetos o paisajes inéditos. Incluso se podría hablar de una inventiva afectiva. Por tanto, la clasificación ordinaria de las emociones (miedo, amor, etc.) solo ofrece una lista restringida y muy simplificada de los tipos de afectos”1. Los vectores a los que hago referencia son el arte y la naturaleza, los cuales recombinados en torno a la obsolescencia incrementan de forma exponencial el potencial socio-espacial de los procesos de hibridación. Podemos encontrar un ejemplo de esto en distintas intervenciones, algunas destacarán más un aspecto que otro, pero en definitiva resultarán ser procesos participativos de reapropiación y resignificación de los fragmentos, en lo que es una vertiente más del paradigma de los fragmentos asociados a los que ya he hecho referencia. Dentro del proceso de alfabetización en el que estamos, se desarrollan cada vez más organizaciones en red de carácter horizontal, las cuales ponen en evidencia las limitaciones de las estructuras verticales autoritarias , un ejemplo complejo de esto del que solo haré esta simple mención es el fenómeno sucedido en la ciudad de Detroit en donde se llevó a cabo un fuerte proceso de transformación pasando de la obsolescencia en su máxima expresión como escenario cotidiano ciudadano a una red de espacios reapropiados y autogestionados en los que se combina naturaleza, arte y verdaderos procesos participativos como una nueva forma de hacer ciudad. (Ver video Urbanized)2
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós. 2 www.teledocumentales.com/urbanized/
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La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida
Las redes sociales, y no hablo solo de las digitales, son desde siempre los sistemas de comunicación e interacción donde surgen nuevas problemáticas, afloran diferentes sensibilidades colectivas y, en definitiva, inducen a los impulsos que promueven los cambios. En dichas redes, la subjetividad ciudadana sobre los acontecimientos locales, tantas veces minimizada y desestimada, es la compleja conjunción producida por una potente configuración instantánea de un medio constantemente cambiante que le pertenece, atravesada por la percepción cultural propia, la cual evoca el bagaje histórico-afectivo de la persona con el territorio. Ergo, la subjetividad ciudadana es el baremo de legitimación con el que las acciones llevadas a cabo en el territorio refuerzan o no los lazos de la sociedad con el lugar, de forma tal que cada acción que reconfigure el paisaje cultural de la sociedad supone la indisociable inmediatez subjetiva de una interioridad orgánica que es, a partir de ahora, transportada al exterior. Dicha situación asume la existencia de un posible fin trágico en tanto y en cuanto no logre la deseada reapropiación, es decir, y en palabras de Pierre Levy que “por contrapartida, a causa de una especie de espiral dialéctica, la exterioridad técnica a menudo no adquiere su eficacia hasta que se interioriza. Para utilizar una herramienta hay que aprender gestos, adquirir reflejos, recomponer una identidad mental y física. El herrero, el esquiador, el conductor de automóvil, la segadora, la tejedora o el ciclista han modificado sus músculos y sus sistemas nerviosos para integrar los instrumentos en una especie de cuerpo ampliado, modificado, virtualizado. Y como la exterioridad técnica es pública o compartible, contribuye, a cambio, a forjar una subjetividad colectiva”1.
Como vemos a la luz de lo expuesto, la subjetividad no puede ser minimizada o despreciada, de hecho esta subjetividad colectiva del entorno cambiante que he tratado de argumentar es uno de los pilares donde se apoya el crecimiento sin límites de los procesos de transformación. A fin de poder brindar una conceptualización más explícita y clara, que ayude a completar esta región conceptual en la que la obsolescencia urbana es entendida como una posibilidad de cambio en las dinámicas sociales, incorporaré el proyecto llevado a cabo en la cuenca del Ruhr en la región del estado federado de Renania del Norte-Westfalia en Alemania como ejemplo de una intervención urbana compleja, e incluso ambigua, derivada de la psicología social, el arte, la ecología, la participación ciudadana y el paisaje cultural. Las artes en general han sido sin duda un motor en el cambio de la percepción, de forma tal que se ha familiarizado su presencia en la propia calle. El arte urbano representa una participación activa, a veces anárquica, de los ciudadanos en procesos creativos de la vida urbana, dando paso así a una tendencia de configuración del entorno físicourbano ya no solo exclusivamente arquitectónico. Esta tendencia activa de constante reconfiguración mecaniza y activa la alfabetización espacial basada en la subjetividad colectiva y sensible a las condiciones del entorno. La reorganización y reutilización de los datos cognitivos que brotan de las distintas propuestas emergentes ofrecen transculturaciones, es decir “nuevos relatos, modos diferentes de experimentar y visualizar la ciudad; se exploran espacios indeterminados creando lugares en el acto de desplazarse, alterando las trayectorias habituales, guiando a los viandantes hacia nuevas “derivas” y visualizando nuevas “situaciones”. Los ciudadanos actúan habitualmente como intérpretes y gestores de información generada y compartida con medios y herramientas que ellos mismos eligen o diseñan”1.
Mecanósfera: Félix Guattari – Caosmosis 1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
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1 Angelique Trachana,La ciudad híbrida. La mediación de las TIC en la experiencia de la ciudad (2014)
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El proyecto desarrollado en la cuenca del Ruhr ha surgido tras un período de fuerte desindustrialización que dejó un importante pasivo socio-ambiental en el territorio. La degradación de la biosfera y la obsolescencia industrial, ambas debidas a la explotación económica de la minería, configuró el escenario de partida para la transformación que se llevaría a cabo. El sistema fluvial de río Ruhr, el cual da nombre a la cuenca, funcionaba en base al abastecimiento de agua limpia en la región a través del propio Ruhr, a modo de arteria, mientras que ríos de menor trascendencia como el Emscher, funcionaban como vena secundaria del sistema fluvial, utilizándolos durante más de cien años como canal de vertido de aguas residuales.
El proyecto del Ruhr conecta las voluntades del pasado y del futuro sin los límites de su alcance dando como resultado un proceso en constante transformación en un territorio cargado de significado, una complejidad a la que Hannah Arendt hace referencia al decir que: “en la Antropología, la memoria, la facultad de «representarse lo pasado» se analiza al mismo tiempo que la «facultad de prever», que hace presente el futuro. «Ambas se fundan en la asociación» —a saber, relacionan el «ya no es» y el «todavía no es» con el presente; y si bien no son ellas mismas «percepciones», «sirven al enlace de las percepciones en el tiempo»—La imaginación no necesita ser guiada por esta asociación temporal; puede, a voluntad, hacer presente lo que quiere”1.
Las propuestas que forman parte del proyecto apelan a una estrategia de reapropiación socioespacial multiarticulada mediante la restauración ambiental del territorio, en la cual aparecen nuevos usos recreativos, culturales y empresariales como parte de un modelo que intenta combinar los intereses de los diversos actores sociales de la región. A tal fin, las infraestructuras obsoletas en las áreas industriales de la región fueron creativamente reutilizadas y recicladas aprovechando su potencial tanto objetivo como subjetivo para generar una serie de nuevos usos del espacio, cargándolo de significación al acudir a la memoria emotiva ciudadana, que puede ver cómo tras el olvido de lo que alguna vez fue el motor económico y social de su lugar surge una manera diferente de hacer ciudad reforzando, a través de la exaltación de su cultura industrial, los lazos de los ciudadanos con el territorio, o mejor dicho del hombre con su lugar. Las distintas propuestas llevadas a cabo allí se concilian en una estrategia integral del paisaje cultural, en el cual las infraestructuras en desuso desempeñan un rol clave en la configuración del paisaje tanto subjetivamente como funcionalmente. Es decir, que en este proceso de hibridación cohabitan en un mismo entorno diversas evocaciones espacio-tiempo que logran cristalizarse físicamente en planes de conservación del patrimonio industrial, un funcionalismo dotacional público-privado que permite la integración de los distintos intereses y una fuerte atmosfera artísticanatural, que a modo de entidad omnipresente tiene la función perceptiva de enlazar las partes mediante el arte y la implantación articulada de vegetación acorde a un naturalismo cuidadosamente estudiado.
La recuperación de los parques fluviales y los corredores verdes asociados a la reapropiación de un oxidado y obsoleto gran sector de la ciudad ha despertado socialmente una nueva sensibilidad hacia lo común, incluso cuando esto es lo obsoleto o lo degradado. Es decir, una nueva construcción intelectual, un nuevo paisaje cognitivo que dio paso a nuevos relatos surgidos a partir de la reflexiva experiencia espacial y la subjetividad colectiva. La obra, su representación, la acción y la ficción respecto de la multisimultánea realidad perceptiva de la transformación desdibujan los límites y el alcance de la hibridación. A lo que De Certau se refería diciendo que “sin los relatos los nuevos barrios quedan desiertos. Por las historias los nuevos lugares se tornan habitables. Habitar es narrativizar. Fomentar o restaurar esa narratividad es, por tanto, una forma de rehabilitación. Hay que despertar a las historias que duermen en las calles… Son las llaves de la ciudad”2. Estos registros socioespaciales, desprendidos de una realidad compleja ya mencionada, entretejen la urdimbre subjetiva encargada de reforzar los lazos individuales y colectivos de las distintas partes del subconjunto pueblo, en lo que se percibe como común a todos, es decir en la victoria de la reapropiación. De modo tal, el cuerpo colectivo de la comunidad lleva a cabo las distintas experiencias del individuo en el espacio reconfigurado a partir del arte, el recupero de la biodiversidad, la creatividad, el respeto por lo heredado como punto de partida y el activismo ciudadano, en lo que podríamos considerar un recupero de las bases sociales que dieron origen a la región.
1 Arendt, H., & Beiner, R. (2003). Conferencias sobre la filosofía política de kant. Barcelona: Paidós. 2 de Certeau, M., Giard, L., & Pescador, A. (2000). La invención de lo cotidiano (1ª reimp ed.). México, D.F.: Universidad Iberoamericana. Departamento de Historia.
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La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida
Siguiendo adelante con esta tesitura, vemos como esa regresiva e incesante búsqueda de su origen que lleva a cabo el hombre, guarda una lógica de esencia natural y existencial, de modo que apoyándonos en la perspectiva de Arendt, la sociabilidad del hombre no es solo su fin último sino que también es su origen, en la medida en que los hombres pertenecen esencialmente al mundo y son “criaturas ligadas a la tierra, viviendo en comunidades, dotadas de un sentido común, sensus communis, un sentido comunitario; no son autónomos, se necesitan unos a otros incluso para pensar”1. La transformación de la cuenca del Ruhr, conocida tradicional y popularmente como Ruhrpott y Revier, inspiró por contagio a las regiones vecinas afectadas por el histórico desarrollo industrial, e incluso las acciones inherentes a la arquitectura del paisaje cobraron en toda Alemania un renovado impulso. Las chimeneas y altos hornos siempre encendidos de la región industrial alemana más importante, se han convertido en un ícono a lo largo de la historia, tanto cuando funcionaban en su plenitud productiva, como cuando se convirtieron en los fragmentos obsoletos a recuperar del oxidado olvido y la degradación. En este sentido la trasformación socio-espacial llevada a cabo allí se ha proyectado a nivel internacional como un modelo digno de ser mencionado, al menos, cuando se habla de innovación e hibridación. La cuenca del río Ruhr está mostrando en sus cambios estructurales y desarrollo de las últimas décadas un espíritu de renovación inusitado que ha despertado el interés mundial.
En la actualidad, este enclave del paisaje alemán sabe combinar distintas funciones, de forma tal que se ha convertido en una capital cultural de gran relevancia afectando simultáneamente a un territorio de grandes aglomeraciones urbanas y a los distintos centros de desarrollo industrial que aún persisten, todo esto con la particularidad de cohesionar las partes con una portentosa y renovada capacidad artística sita en su atmósfera. El lema que acompaña el recorrido es “el cielo azul sobre el Ruhr”, un nuevo y alentador relato que se vive y se hace común a todos; todos tenemos el mismo cielo en la región del Ruhr, uno nuevo y ahora es azul. “Los seres humanos pueden actuar en tanto que seres políticos porque pueden situarse en los potenciales puntos de vista de los otros; pueden compartir el mundo con los otros al juzgar aquello que tienen en común, y el objeto de sus juicios, en cualidad de seres políticos, son las palabras y las acciones que iluminan el espacio de aparición”1. Las intervenciones llevadas a cabo en este ambicioso proyecto integran múltiples usos, de forma tal que muchas de las instalaciones mineras han sido convertidas en museos y escenarios para espectáculos públicos. Los antiguos escoriales y cerros de carbón se transformaron en verdes colinas, parques y pistas de esquí. La maquinaria pesada y los centros fabriles caducos se convirtieron en galerías de arte, auditorios de música, despachos de arquitectura, de diseño y en talleres de artistas plásticos, mientras que las torres de extracción en desuso son utilizadas como atalayas desde donde observar de forma panorámica el paisaje reconvertido. A distintos niveles los ciclistas, senderistas y excursionistas se dan cita en los caminos que se entrelazan en los parques fluviales y los corredores verdes. Esta paradigmática reconfiguración urbana territorial requirió de la fuerte presencia de un Estado proveedor y administrador de recursos, en la que se aglutinaron intereses varios, tanto públicos como privados, y ha generado una nueva y radiante dinámica social en la cual se creó una numerosa cantidad de puestos de trabajo mientras que artistas provenientes de las distintas ramas le dan rienda suelta a su fantasía, en un enclave en donde convergen el interés y una conciencia renovada de 5,3 millones de habitantes provenientes de distintas naciones.
1 Arendt, H., & Beiner, R. (2003). Conferencias sobre la filosofía política de kant. Barcelona: Paidós.
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1 Arendt, H., & Beiner, R. (2003). Conferencias sobre la filosofía política de kant. Barcelona: Paidós.
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He señalado al comienzo de este texto la característica ambigua que puede tener este proyecto. Dicha ambigüedad convive en la propia génesis de aquellos modelos que busquen una integración de carácter plural. Como a menudo sucede con los modelos de reconfiguración urbano de este tipo de magnitud, responden a un modelo público-privado que tiene dentro de su cristalización un potencial turístico que requiere de una mención o análisis, en este sentido el proyecto del Ruhr no es la excepción. Como sabemos, en la sociedad del espectáculo el tiempo libre significa un flujo económico a recuperar por parte del capital, por ese motivo los esfuerzos del espectáculo se dirigen, en parte, al mercado del ocio y, en consecuencia, al mercado de la cultura, o mejor dicho a la instrumentalización de un mercado alrededor de la cultura. Sin calar demasiado hondo en este tema, ya que puede ser propio de todo un trabajo, diré que la carrera por atraer turistas a un territorio viene de antaño y representa, en la contemporaneidad más que nunca, una mercantilización de espacios fragmentados que poco tienen que ver con el proceso de hibridación de forma directa. En general las administraciones a cargo de los distintos procesos de reconfiguración urbana contemplan este vector como un medio productivo con el cual financiar o recuperar, en un sentido estrictamente técnico, el dinero invertido en el desarrollo del proyecto.
Es así como dependiendo de la intensidad con que dicho vector se manifieste en el desarrollo del proyecto, se verá acentuada la aparición riesgosa de los que llamamos parques temáticos, los cuales significan una reducción sintética de la cultura de un lugar a una temática especifica acorde al paquete turístico a ofrecer. Dicho en otras palabras y a modo de ejemplo, se utiliza a la cultura como producto a promover, vender y recoger en las estanterías de lujo que son las ciudades renovadas y reconfiguradas, proceso por el cual no solo se mercantiliza a una ciudad sino que también se soslaya cualquier tipo de cultura en pos de la exaltación tematizada y digerida de los aspectos más atrayentes para las reglas del mercado. Podemos ver en palabras de Mike Davis cómo esta lógica capitalista se involucra y domina los aspectos espectaculares de la cultura hecha ficción, “los grandes promotores y sus socios financieros, junto con unos pocos magnates del petróleo y del espectáculo, han sido la fuerza motriz de esta alianza público-privada para construir una superestructura cultural con vistas a la proyección de Los Angeles como <<ciudad internacional>>…Se han involucrado tan totalmente en la organización de la alta cultura, no a causa de una filantropía pasada de moda, sino porque la <<cultura>> se ha convertido en un componente importante del proceso de desarrollo de las inversiones inmobiliarias, así como en una instancia crucial en la competencia entre diferentes elites y centros regionales”1.
1 Davis, M., & Reig, R. (2003). Ciudad de cuarzo :Arqueología del futuro en los ángeles. Madrid: Lengua de Trapo.
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La ciudad de código abierto: la ciudad híbrida
Ante este habitual escenario considero que la verdadera hibridación, lo verdaderamente trans del proyecto del Ruhr en particular, no es justamente la explotación turística que surge a partir de él. Con un sinfín de matices de por medio para su análisis, el proyecto paisajístico alemán no se caracteriza por haber caído ante la tentación de la búsqueda de los íconos espectaculares que lo pongan en el mapa, como algunas veces sucede. Lo que aquí se destaca fue la hibridación realmente producida por la mixtura de las partes y una configuración abierta a la constante actualización socio-espacial. No obstante, resulta oportuno dejar planteada de forma abierta una cuestión en torno a la hibridación y la mercantilización, de modo que pueda ser desarrollada y abordada con mayor dedicación en otro momento por quien lo desee: “la pregunta que dejamos para el debate es si este modo de producirse la oferta y la demanda del turismo favorece la hibridación de las culturas, o está ocultando un fenómeno mercantil que sólo prima la acción de compra y venta de servicios. ¿No es hasta cierto punto cierto que nunca ha viajado tanto el ser humano como ahora, y que nunca se ha mezclado menos con los hombres de las tierras que visita?”1 Si bien me he posicionado brevemente al respecto, no deja de ser pertinente fomentar futuros esfuerzos para avanzar en este poliédrico debate. A quien quiera leer más respecto de la mercantilización cultural, lo invito a ver mi anterior trabajo llamado “Imagen e identidad urbana, el uso de la arquitectura de autor en los procesos de reconfiguración urbana en la ciudad contemporánea”, donde me he enfocado de forma concreta en el uso y explotación de la imagen y la cultura como herramientas de la perturbadora apología de la marca ciudad2.
1 Tapia Martín, C., & Varona Gandulfo, M. (2010). Hibridación y transculturalidad en los modos de habitación contemporánea : El territorio andaluz como matriz receptiva. Sevilla: Universidad de Sevilla, Escuela Técnica Superior de Arquitectura. 2 issuu.com/leandroirigoyenblumenkamp/docs/tfm_issuu
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Las dinámicas sociales producto de la recuperación de los espacios y la reconfiguración de nuevos relatos en torno a lo común, es decir a la victoria común que significa el cielo ahora azul del Ruhr, son los principales aspectos que se destacan de una cultura de la reapropiación que allí se generó mediante un proceso de hibridación. La transculturalidad como forma de hacer ciudad se basa en los fenómenos crecientes del árbol cultural cuyos frutos provienen de contactos e intercambios recíprocos entre las distintas culturas que convergen en la significación del espacio, dicha modalidad sobrepasa todas aquellas pautas instrumentalizadas con las que se ha intentado fundar y establecer los hábitos culturales de cualquier sociedad. Esta forma de hacer ciudad dota de infinitos matices al espacio y genera una reflexión social en torno a la reapropiación, de forma tal que la subjetividad colectiva renueva el compromiso comunitario, el cual es en definitiva el lazo más fuerte entre el hombre y el lugar, ya que es el compromiso de vida.
Layer 3.3 La batalla de ideas: en el espacio liminal de código abierto En este layer aparecen una serie de propuestas acordes al “Entrono-Ciudad 3.0” que ejemplifican perfectamente y a distintas escalas hacia dónde se dirigen los planteamientos que he hecho aquí, es decir, son los esbozos activos de una ciudad de código abierto. He utilizado la palabra “batalla” para titular este apartado, no porque exista una pelea entre las propuestas que veremos a continuación, sino que el uso de este término hace mención a la constante lucha por recuperar la ciudad que cada una de estas propuestas, ya sea de forma separada o bien en su conjunto, lleva a cabo. “Los bienes comunes no son, por tanto, algo que existió en otro tiempo y que se perdió, sino algo que se sigue produciendo continuamente, como los bienes comunes urbanos. El problema es que también siguen siendo continuamente expropiados por el capital en su forma mercantilizada y monetizada, aunque sigan siendo producidos continuamente por el trabajo colectivo”1. Una lucha explícita, que da un paso más y se atreve a proponer y a ejecutar, dando como resultado una marcada influencia sobre la reconfiguración de las bases territoriales, la cual, en consecuencia, expone a las manifestaciones arquitectónicas a un rol relevante en donde convergen los relatos, los posicionamientos, los vecinos; es decir que en cada propuesta se puede respirar la política, o lo que quizás es más exacto la subpolítica surgida de la comunión de seres apolíticos.
Ciudad análoga - Aldo Rossi
1 Harvey, D. (2013). Ciudades rebeldes :Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Tres Cantos Madrid: Akal.
La batalla de las ideas, es el título con el que Aldo Rossi denominó su activa participación en proyectos y escritos con los cuales expresaba su deseo de contribuir con su arquitectura al debate cultural de la época. De allí sale el nombre de este layer, al igual que Rossi y salvando las enormes diferencias, este trabajo en general y este apartado en particular se ven inspirados en el mismo espíritu de debate cultural de la época que nos toca vivir. Las obras elegidas para el desarrollo conceptual de este apartado son solo algunas de la gran cantidad de acciones y procesos que se están llevando a cabo constantemente alrededor del globo, por dicho motivo el criterio para la elección de las mismas se acentúa en la multiespacialidad geográfica no lineal, en la que se ponen en relación y contexto las distintas dinámicas sociales emergentes de la contemporaneidad, una contemporaneidad espectacular que tiene a la democracia como sistema paradigmático a alcanzar y luego a defender, esa democracia que tanto disfrutamos y padecemos con sus debatibles elementos de progreso, contradicciones, libertades y privaciones es la imperfecta mejor versión que conocemos de la política institucionalizada del hombre y, en consecuencia, contextualiza los propios debates culturales de la época que nos tocó vivir. Por lo tanto, cabe señalar aquí lo que Arendt nos recuerda al respecto de nuestra condición humana y pública no cosificada: “La pluralidad no es, pues, simple alteridad, pero tampoco equivale al mero pluralismo político de las democracias representativas: la función del ámbito público es…iluminar, los sucesos humanos al proporcionar un espacio de apariencias, un espacio de visibilidad, en que hombres y mujeres pueden ser vistos y oídos, y revelar mediante la palabra y la acción, quienes son. Para ellos la apariencia constituye la realidad, cuya posibilidad depende de una esfera pública en que las cosas salgan de la oscura y cobijada existencia. Lo público indica, al mismo tiempo, mundo común, entendido como comunidad de cosas, que nos une, agrupa y separa, a través de relaciones que no supongan la fusión…La condición indispensable de la política es la irreductible pluralidad que queda expresada en el hecho de que somos alguien y no algo”1.
1 Arendt, H. (1997). ¿Qué es la politica?. Barcelona etc.: Paidós etc.
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La batalla de ideas: en el espacio liminal de código abierto
Para adentrarnos en la cristalización de las propuestas que supone este layer, con el cual se termina de esbozar de forma permeable el “Entorno-Ciudad 3.0”, quisiera primero hacer una breve mención a los espacios urbanos que se encuentran vacantes en un espacio n-dminesional de la alegalidad urbana, es decir a aquellas parcelas que son consideradas vacíos urbanos generalmente dentro del espacio público. Estos espacios han estado siempre latentes allí, incluso en la estricta edificación arquitectónica, la cual más allá de encontrarse plenamente normada no está exenta de la liminalidad. Toyo Ito nos muestra con su proyecto de la mediateca de Sendai cómo ciertos intersticios pueden pasar de ser considerados residuales a espacios de sociabilización y de encuentro, invirtiendo así cualquier ecuación icónica hacia los aspectos sociales de la arquitectura. Allí donde el espacio obsolesce, en lo invisible, aparece el hombre en sociedad.
Podríamos buscar algún antecedente de esto ya a nivel urbano y no tanto a modo de génesis sino como referencia, en la obra de Gordon Matta Clarck y el movimiento artístico Anarchitecture llevado a cabo en Nueva York, quienes mediante sus obras pretendían activar la memoria y hacer una lectura positiva de los residuos y fragmentos urbanos obsoletos y omnipresentes en toda la ciudad, reaccionando ante la coyuntura social correspondiente. Este movimiento artístico se creó como un espacio de discusión acerca de alternativas conceptuales a la arquitectura, cuestionando el lenguaje establecido de la propia disciplina, el origen y el significado de la arquitectura de forma tal que pretendían investigar y dar a conocer lo oculto de la ciudad y de los espacios, lo invisible y lo censurado.
Las expresiones artísticas realizadas apelaban a una mediación de la experiencia espacio-temporal a través de técnicas rupturistas, de forma tal que intervenciones y composiciones abstractas, tales como extraer fragmentos de edificios abandonados del Bronx convirtiéndolos en objetos de exposición o convertir la propia representación de estos fragmentos y sus instalaciones en fotografías, pretendían demostrar el papel que juega la representación de un espacio en la experiencia que tenemos del mismo en lo cotidiano. Matta Clark se refería a esos espacios como “interrupciones” de los movimientos diarios incluso desde el punto de vista de la percepción, de forma tal que la ambigüedad con sus manifestaciones artísticas se hacían presente en el escenario arquitectónico urbano introduciendo la noción de espacio liminal. Dicho concepto hace referencia a esos espacios en movimiento que no han sido registrados por la lógica inmobiliaria, es decir espacios sobrantes, ilegibles y cinéticos, cuya apropiación, en suma, representan un gran espacio público alegal pero que de manera separada se dispersan, como un sinfín de fragmentos obsoletos dispuestos en la trama urbana, configurando un paisaje latente en constante obsolescencia como devenir de la coyuntura actual de la época, razón por la cual esta breve referencia al movimiento Anarchitecture resulta pertinente para avanzar en la batalla de las ideas; conquistas que no hacen más que luchar por el derecho a la ciudad y reforzar el paradigma de la economía de la abundancia que las propias ideas y la emergencia representan. “Desde hace algunas decenas de años, y probablemente cada vez más en el futuro, los principales medios de producción serán las ideas, un conjunto de signos, de disposiciones y de competencias, resultado del trabajo y de la formación”1.
1 Lévy Pierre, El anillo de oro: Inteligencia colectiva y propiedad intelectual
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El espacio liminal para la transformación Los espacios liminales a los que hacía referencia Matta Clark son huecos o vacíos dispuestos en el tejido urbano como entidades no edificadas dentro de la propia trama construida y consolidada, en esta noción no se incluyen los parques, las plazas o las áreas destinadas a usos públicos en general, de forma que estos solados vacíos, sean privados o públicos, se encuentran en desuso en relación al tipo de uso de suelo establecido por la ordenanza correspondiente. Aunque a simple vista no se nos venga a la cabeza la presencia abundante de los espacios liminales en el tejido urbano, si realizamos el ejercicio de búsqueda y registro correspondiente podremos encontrarnos con estos espacios mucho más a menudo de lo que imaginamos. Si observamos detenidamente en los centros de las grandes ciudades, veremos como allí existen estos vacíos, los cuales generalmente se sitúan entre medianeras con sus límites claramente definidos y, si bien su superficie no suele ser muy grande, representan una gran posibilidad para los procesos de transformación tales como la propia hibridación. Esta lógica residual, con la que emergen los espacios liminales, se pone de manifiesto incluso en zonas urbanas, ya no solo en centros neurálgicos, donde las administraciones no han llevado a cabo o autorizado el desarrollo pleno de proyectos originalmente asignados a esos solares, dando paso de esta manera a un proceso de abandono y obsolescencia en tiempo real, y creando en consecuencia una situación de parálisis e inhabitabilidad incierta que puede durar años.
Estos espacios a los que venimos haciendo referencia son intersticios fértiles que no solo conllevan en su esencia el potencial transformador necesario para pensar una ciudad de código abierto, sino que también son una manifestación constante de liberación en pos de una sostenibilidad fuerte, es decir representan un grito de recupero de la ciudad en pos de oxigenar el propio tejido urbano tanto a nivel físico como mental. Esta oxigenación promueve la diversificación y el contraste del escenario urbano de forma tal que retrotrae al ser urbano a sus aspectos más naturales, a una ruptura de la monotonía individualizada del centro urbano saturado y acelerado hacia esa, aunque a veces idílica, esencia social a la que hacía referencia Arendt. En las palabras de Simmel podemos atestiguar la necesidad histórica del hombre por los espacios de sociabilidad: “con el cruce de cada calle, con el ritmo y diversidad de las esferas económica, ocupacional y social, la ciudad logra un profundo contraste con la vida aldeana y rural, por lo que se refiere a los estímulos sensoriales de la vida psíquica. La metrópoli requiere del hombre –en cuanto criatura que discierne– una cantidad de conciencia diferente de la que extraer la vida rural. En esta última, tanto el ritmo de la vida, como aquel que es propio a las imágenes sensoriales y mentales, fluye de manera más tranquila y homogénea y más de acuerdo con los patrones establecidos”1. La sobre exigida densidad edificatoria de las ciudades lleva a cabo una destrucción y reducción constante del patrimonio natural, situación por la cual los espacios liminales urbanos resultan zonas perfectamente integradas en la trama urbana donde se pueden desarrollar diversas actividades que devuelvan a los entonos urbanos y al hombre un carácter primitivo de sociabilidad. Nuevamente los procesos de hibridación aparecen para marcar el ritmo de una dinámica social que se reconfigura más allá de un planeamiento urbano estricto y egocéntrico, creando así una serie de nuevos espacios colectivos en donde se desarrollará una nueva forma de hacer ciudad.
1 Simmel George, La metrópolis y la vida mental. Bifurcaciones: revista de estudios culturales urbanos, Nº. 4, 2005
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La batalla de ideas: en el espacio liminal de código abierto
La legislación de los vacíos urbanos Las administraciones públicas definen a los solares urbanos de forma muy general, aunque cada una tiene sus propias legislaciones al respecto, como una parcela edificable que dispone de los servicios urbanos mínimos marcados por el planeamiento urbano, de forma tal que el solar queda perfectamente definido con sus límites y regulaciones. Los propietarios de los solares son los responsables de su limpieza y mantenimiento, sin que su falta implique un perjuicio para la ciudad y su ciudadanía, es decir que sus dueños deben mantenerlos libres de escombros, materias orgánicas, residuos, asegurando su higiene y seguridad, en consecuencia, el incumplimiento de dichas normas supone una sanción. Debido a la aplicación de estas ordenanzas encontrarnos en el tejido urbano solares vacíos bien limitados exteriormente, que con el paso del tiempo se han ido llenando en el interior de deshechos, basura, flora y fauna urbana, transformándose así en un lugar oculto tras las tapias que intenta esconder su marginalidad en el propio núcleo urbano. El énfasis de algunas administraciones está puesto en que esos solares no sean reconocidos o vistos, sin importarles la fuerte degradación socio-ambiental que allí se cultiva, de forma tal que el olvido y la falta de voluntad política son las herramientas con las que, muchas veces, se intentan gestionar estos espacios obsoletos y fragmentados por la propia negación de su existencia. Sin embargo, y en contraposición, se pueden destacar otras alternativas impulsadas desde las propias administraciones, tales como el uso provisional de esos solados ya sea para estacionamiento vehicular, para destinarlo a espacio público con el fin de esponjar la trama urbana, descanso y estancia de personas, recreo de la infancia, esparcimiento con instalaciones provisionales de carácter desmontables o huertos urbanos. Este tipo de gestión, poco usual, gestiona y compatibiliza inteligentemente usos temporales de los solares con las ordenanzas municipales, logrando así un proceso de transformación en el que ciertas zonas marginadas se conviertan en nuevos puntos de interés para la ciudad.
Esta lógica de hibridación motiva la reapropiación de la ciudad y resignifica los espacios en una nueva forma de hacer ciudad. El Objetivo del uso público del suelo privado descansa en la función social de la propiedad del suelo, siendo así los Planes de Ordenación Territorial, de naturaleza normativa, un instrumento jurídico que permite intervenir en la propiedad privada. A tal fin, el planeamiento urbano puede adoptar para el uso público de solares privados distintas fórmulas tales como: la reducción de las tasas de construcción para permitir su uso público durante el período de tiempo estipulado previo a la construcción, agilizar todo tipo de trámite municipal para la licencia de edificación, la permuta por el sustitutivo económico del porcentaje, la cesión obligatoria y gratuita al que está obligado el propietario, la redacción de las ordenanzas municipales que permitan un aprovechamiento urbano de los solares, o bien, el uso temporal de los solares a cambio de no pagar las multas por infracción urbanística que cometa la propiedad. En definitiva, la gestión inteligente de los recursos disponibles evidencia el espíritu y la voluntad de hacer ciudad, es decir un modo de ser de las administraciones, en consecuencia su falta de destreza también marca a las claras las pautas que han de primar, ya que un mismo objeto técnico, en este caso los espacios liminales, puede suponer distintas formas de usarlo, distintas intenciones y modos de ser. “Como problematización, desterritorialización, paso a lo público, metamorfosis y recomposición de una función corporal, el objeto técnico es un operador de la virtualización. Cuando se lo considera como memoria de la invención del martillo, vector de un concepto, agente de la hibridación del cuerpo, cualquier martillo virtualiza. Entonces, el martillo existe y hace existir. En cada golpe de mazo o de mandarria, el martillo virtualizante, testigo hoy de aquello que un día fue la aparición de un nuevo método para golpear, se actualiza. Actualizando, el martillo conduce a la acción. Esta configuración, la hibridación de ese cuerpo, llega efectivamente a través del martillo, aquí y ahora, y cada vez de un modo diferente. Cada golpe de martillo es un caso, un intento de resolución de un problema a escala molecular, que, además, a veces fracasa: se puede golpear mal, muy fuerte o en un costado”1.
1 Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona etc.: Paidós.
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De lo liminal al código abierto mediante el proceso de hibridación Como corolario de este layer he de exponer aquí brevemente una serie de proyectos que han de representar claramente a qué nos referimos cuando hablamos de la batalla de las ideas. En consecuencia, cada uno de estos proyectos representa una pieza neuronal clave de la amplia inteligencia colectiva, piezas que se conectan, aunque sea conceptualmente, en red y llevan a cabo un proceso completo de recupero y reapropiación de la ciudad, es decir que han transitado un camino de fricción y contacto con los diversos entornos hasta cristalizarse en una materialización concreta del “Entorno-Ciudad 3.0”; ideas hechas realidad en entornos abiertos y creativos fértiles para la reivindicación del derecho a la ciudad, a una ciudad de código abierto. “La arquitectura física de nuestro entorno de trabajo puede tener un efecto transformador en la calidad de nuestras ideas. La forma más rápida de congelar una red líquida es meter a la gente en despachos privados, con la puerta cerrada. De ahí que tantas empresas de la era de Internet hayan diseñado los puestos de trabajo alrededor de zonas comunes, donde la gente puede mezclarse informalmente, y se produzcan charlas interdepartamentales…el truco, claro está, es encontrar el equilibrio perfecto entre orden y caos”1.
1 Johnson, S., & Sierra Gutiérrez, M. (2011). Las buenas ideas :Una historia natural de la innovación. Madrid: Turner.
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Esta Es Una Plaza, Madrid www.estaesunaplaza.blogspot.com Esta es una plaza es un proyecto de autogestión vecinal de un solar urbano del centro de Madrid. La intervención consiste en trasformar un solar abandonado en un espacio público abierto a todos los vecinos. El proyecto surge tras una etapa de consultas abiertas ciudadanas de las cuales se dedujo la falta de espacio verde, de forma tal que en base a la demanda existente y ante la situación de abandono de distintos solares se llevó a cabo la propuesta, que en principio fue promovida por 15 personas de distintas nacionalidades, procedentes de áreas como la arquitectura, el arte, el diseño, la biología o el medio ambiente y con una común inquietud por la reutilización de espacios públicos en desuso. Con este impulso inicial y de la mano del colectivo Urbanacción, especialistas en estas intervenciones y dirigidos, en la práctica, por un resolutivo grupo de acción urbana, Esterni, procedente de Italia, la Junta Municipal de Distrito, ofreció la posibilidad de intervenir un abandonado solar urbano, situado en la calle Doctor Fourquet nº 24, del barrio de Lavapiés, en Madrid. Como acto seguido a la asignación de la parcela tuvo lugar una etapa de información acerca de las
preferencias y necesidades concretas de los vecinos del barrio, de forma tal que mediante entrevistas a pie de calle se detectó que las demandas más populares eran: un lugar de encuentro vecinal donde hacer deporte, jugar, organizar eventos culturales, estar en contacto con la naturaleza, intercambiar tiempo y objetos, ver arte y por supuesto conocer a otras personas. Por las grandes dimensiones y características especiales del solar se comprobó que era factible llevar a cabo una intervención de bajo presupuesto que brindara a los vecinos ese espacio que tanto necesitaban, una alternativa verde ante tantas duras e inhóspitas plazas secas. Así fue como se empezó a planificar la estrategia y a construir entre todos los cada vez más involucrados, un huerto, una zona de deporte, un mercado para el trueque, un teatro al aire libre, senderos, zonas verdes y de descanso. El proyecto fue llevado a cabo de forma artesanal con estructuras temporales y desmontables, tratando de utilizar el material encontrado en el solar, reciclando de la calle y gestionando donaciones altruistas, a lo que cabría sumarle el trabajo desinteresado de muchas manos vecinales que se ofrecieron voluntarias para trabajar en el solar y que enseguida consideraron el proyecto como algo que les pertenecía.
Aldo Van Eyck, Amsterdam Dijkstraat playground El arquitecto Aldo Van Eyck, perteneciente al Departamento de Desarrollo Urbano de Ámsterdam, impulsó el uso temporal de los vacíos urbanos de la ciudad con el objetivo de crear nuevas zonas de juego con jardín para niños. Así entre 1947 y 1955 diseñó y construyó 60 parques bajo una propuesta llamada Dijkstraat playround, cuyas intervenciones intentaron recuperar y devolverle a la ciudad los espacios con vida que habían sido destruidos por la guerra. Como consecuencia de esta propuesta sostenida en el tiempo se produjo un efecto contagio que dejó para el año 1978 un saldo de más de 700 zonas de juego en todo Ámsterdam y sus alrededores, los cuales tuvieron sin dudas una aceptación social manifiesta colmando esos solares en sitios llenos de niños, bancos y árboles. Con el paso del tiempo las presiones inmobiliarias han jugado un rol fundamental en la merma de dichos espacios y actualmente quedan aproximadamente 90. Los parques de juego fueron diseñados para la ciudad pero también diseñaban a la ciudad, transformaron por completo los espacios marginados de la ciudad en zonas vivas y de confluencia, de forma tal que la simbiosis que se produjo reforzó el concepto de la arquitectura como elemento de cambio en el tejido urbano y dinamizador de los vínculos sociales. El propio arquitecto Van Eyck consideró que los parques de juego eran acciones en los espacios que ocurrían donde y cuando fueran necesarias.
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Proyecto Green Guerrillas, Nueva York www.greenguerillas.org Green Guerrillas es un grupo fundado por la artista Liz Christy en el año 1973 que surge con el objetivo de transformar los solares cerrados llenos de escombros y residuos en jardines de la comunidad que se encontraban en la zona de Lower East Side de Manhattan en un estado de degradación y abandono. Su forma de operar se basaba en la utilización de bombas de semillas de fabricación casera para hacer florecer en estos espacios de abandono la vegetación deseada. Como resultado de sus intervenciones, surgieron los llamados huertos urbanos, donde se plantan no sólo vegetales sino también se busca un nuevo núcleo verde con flores y árboles, creando conjuntamente un jardín de la comunidad, situación por la cual los huertos urbanos se convirtieron en un dinamizador social, generando espacios de reunión y de educación juvenil. El Ayuntamiento accedió a esta propuesta por un dólar al mes y bajo el nombre de “Bowery Houston Community Farm and Garden”. La localización de estos espacios suele ser en barrios marginales de Nueva York donde la participación ciudadana es mayor, lo cual es fundamental para el fortalecimiento del proyecto y su condición de autoorganización y autogestión, al margen de los poderes centrales. 131
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Mil Plazas, Chile www.milplazas.cl Mil Plazas fue una propuesta surgida de un taller que se inició como una práctica académica y que trascendió las clases de la Universidad de Talca, dicho trasvase se llevó a cabo mediante la construcción de 7 plazas con el fin de recuperar diversos espacios dentro de la ciudad. El trabajo de recuperación de los espacios fragmentados y obsoletos de la región Del Maule, Talca, se desarrolló a partir del diseño, la gestión y la posterior realización de plazas, las cuales fueron en su mayoría construidas con materiales de reciclaje, pallets de madera, tubos de PVC, cañas, etc., lo cual permitió acciones muy significativas con un reducido presupuesto. El uso que le dan los habitantes a esta red de espacios públicos y su buen funcionamiento ha generado un impacto social positivo, lo cual fomentó distintos tipos de aportes de diversas instituciones municipales.
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Proyectos tales como “Cubierta de paraguas” son obras que se plantean una instalación temporal y efímera que puede albergar distintos tipos de eventos desde culturales hasta publicitarios. Otras intervenciones a destacar son “La Plaza de Pallets”, proyecto que surge directamente de los alumnos de la Universidad y que quieren poner en uso 150 pallets donados por una empresa frutícola de la región y el “Colín” cuya intervención consolida un peladero de una hectárea a través de la implantación de 3000 varas de coihues a modo de bosque artificial, en lo que es la reconfiguración del paisaje del ramal Talca-Constitución. Esta serie de intervenciones busca asociar los fragmentos en una red de espacios públicos que son recuperados de la marginalidad y devueltos en plenitud creativa y social a la ciudad.
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Recetas Urbanas, Sevilla www.recetasurbanas.net Recetas Urbanas, a cargo de Santiago Cirugeda, lleva desarrollando manifestaciones arquitectónicas mediante procesos de hibridación, en espacios liminales o en vacíos urbanos desde hace más de una década. En cada proyecto o intervención llevada a cabo se percibe un espíritu político y transformador de la realidad urbana, de forma tal que mediante el uso de la arquitectura efímera y el reciclaje, se plantean continuas estrategias de ocupación de espacios públicos. La premisa de la arquitectura y el diseño de estos espacios es la de velar por la mejora de las condiciones sociales a distintas escalas, siendo la innovación y el uso de sistemas poco convencionales que van desde contenedores hasta la construcción de prótesis en fachadas, patios, cubiertas o incluso en solares, los medios físicos con los que se materializan las distintas manifestaciones socio-espaciales.
Otras de las características de las intervenciones que involucran a Recetas Urbanas son, por una parte la constante interacción entre la legalidad y alegalidad en la que se inscriben los proyectos, mientras que por otra parte es la fuerte aceptación y participación ciudadana en los procesos de toma de decisión sobre asuntos urbanísticos. Dentro de su espectro de trabajo a nivel urbano podríamos destacar proyectos realizados en Sevilla tales como la instalación de contenedores con vegetación en calle San Luis en 1997 y la ocupación de solares con arquitectura mobiliaria en calle Sol en 2004, entre tantas otras expresiones arquitectónicas. El reclamo constante y manifiesto de una revisión urgente de los órdenes que rigen la planificación de la ciudad a la que apela Recetas Urbanas es un reclamo que se extiende en distintos sentidos y direcciones, formando parte así de una demanda más amplia de diversos colectivos del territorio español.
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Camiones, Contenedores y Colectivos www.recetasurbanas.net ‘Camiones, contenedores y colectivos’ nace desde la obsolescencia que significó para el Ayuntamiento de Zaragoza el desmantelamiento de una serie de contenedores que sirvieron como asentamiento temporal de vivienda social en dicha ciudad. Con la premisa de que esos contenedores sean usados sin fines de lucro el Ayuntamiento contacta a Santiago Cirugeda por su reconocida asociación con la arquitectura emergente en la que prima el aspecto social, situación que desembocó en la movilización de docenas de colectivos a los que se le donaron 45 contenedores a reciclar, los cuales a la postre formaron una red de espacios auto-construidos y auto-gestionados distribuidos por todo el territorio español. La idea de este proyecto, basada en la recuperación y reutilización para funciones sociales de cuerpos técnicos y físicos que son los contenedores, supuso la apertura de un abanico de situaciones experimentales muy diversas, en las cuales se implicaron colectivos y cooperativas vinculados a distintas actividades tales como la educación alternativa, asociaciones de artistas, activistas y estudios de arquitectura. La expansión viral de la propuesta es a las claras una manifestación política ciudadana, que entiende que se puede hacer ciudad de otra forma más allá del aparato de control, ya que basando sus iniciativas en la pluralidad de actores intervinientes, esto es tanto en propuestas ciudadanas como en proyectos vinculados a instituciones que han apostado por la creación de espacios cedidos a la ciudadanía, y mediante los procesos de autogestión que promueven el trabajo social, las acciones desencadenadas a partir de “Camiones, Contenedores y Colectivos” han reivindicado el derecho a la ciudad, a una ciudad de código abierto en constante proceso de hibridación. (Ver video En La Red)1
1 www.teledocumentales.com/enlared/
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REFLEXIONES DE CÓDIGO ABIERTO
â&#x20AC;&#x153;Los grandes conocimientos engendran las grandes dudasâ&#x20AC;? AristĂłteles
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Reflexiones abiertas
Reflexión abierta En la parte final de este trabajo de investigación, y entendiéndolo sólo como el final de una etapa en particular que puede ser retomada y reconfigurada, quisiera dejar algunas reflexiones abiertas que permitan un entendimiento pleno y transdisciplinar de las distintas regiones conceptuales esbozadas en relación a los tres entornos ciudad que he distinguido. Esta complejidad, a la que hago mención una vez más, requirió que el trabajo se estructurara mediante una matriz reticular puridireccional que permitió recorrer las múltiples geografías y espacios de la contemporaneidad de forma simultánea. Este necesario abordaje da cuenta de la relación sistémica y no lineal que tienen los hechos en la actualidad y su crítica existencia. La contemporaneidad en la que vivimos se nos presenta generalmente como un legado histórico con el cual debemos lidiar, algo atesorado y adquirido por un antepasado ya fallecido que de forma sanguínea nos involucra en su funesta historia, de forma tal que hoy pertenecemos a ella y debemos darle respuestas. Este tipo de manipulación histórico-discursiva tiene una doble función, ya que por una parte intenta imponer en el subconsciente colectivo social una responsabilidad existencial que excede a su propia generación, es decir un inevitable origen existencial adeudado, por el cual estamos condenados a pagar absolutamente todo (sanidad, educación, vivienda, etc.,), mientras que por otra parte disimula la mutante transfiguración que sufren los Sujetos del Poder a lo largo de la continuidad histórica cíclica, en la cual se esconden las explícitas intenciones y acciones llevadas a cabo por las castas para mantener sus faraónicas y genealógicas pirámides en constante crecimiento. Con esto, intento marcar que la crítica situación actual, tanto política y económica como ambiental y social, no es el simple y consecuente devenir de un legado provocado por malvados del pasado ya extintos, los cuales nos dejaron un inevitable escenario al cual debemos restaurar, sino que es la permanencia transfigurada de los mismos que alguna vez excluyeron al ciudadano de los círculos políticos para aplicar todo tipo de medidas de control y desregulación en pos del capital y que hoy intentan seguir haciéndolo con mutilados y maquillados discursos neoliberales, los cuales, escondidos detrás del Estado de Bienestar, en el caso de occidente, aplican todo tipo de recortes al subconjunto pueblo mientras sigue el despilfarro, la contaduría paralela y los convenios oligopólicos de carácter privado de unos pocos. Ante esta situación, vemos como Occidente se iguala en ciertos aspectos, aunque con una suavizada y democrática doble moral a cuestas, con la tirana gerontocracia Oriental más auténtica que, sin resquemores y matices, aplica descarados y sangrientos mecanismos de control social en pos, ellos también, de la acumulación de capital y poder. El control conseguido por la atomización y el nihilismo mediante la omnipresente política del miedo hacen que la compleja y poliédrica posmodernidad tienda a converger y a unificarse en la cosificación, a ser un objeto y no un sujeto, a no pensar, a ser, quizás en el mejor de los casos, multi y no trans. De modo tal que una vez perturbados, fragmentados y aislado se nos impone la cultura de la exaltación del espectáculo y la acumulación, instrumentalizando así una mecanizada homogeneización evangelizadora del neocapitalismo, cuya sede central se sitúa en el propio Estados Nación. De aquí que la crisis a la que me refiero, no es solo una crisis financiera, la cual pasará cuando vuelva la bonanza del dinero fácil y la sobre explotación de la renta del suelo de un modelo que ha demostrado sus catastróficos límites. Es algo aún más amplio, y si bien no hay objeción alguna sobre los alarmantes índices de desempleo y todas las consecuencias, no solo económicas, que esta situación conlleva, debemos tener en claro que la crisis financiera es solo una parte de un problema mayor, así como demostramos que lo es la vivienda. En este sentido, y tal como hemos visto en el trabajo, se evidencia que el problema mayor es el capitalismo de Estado reinante a nivel global, que mediante diversos mecanismos de control y opresión, muchas veces tamizados por las coyunturas locales, impone al desregulado neoliberalismo como actor social omnipresente. Quiero decir con esto que, cíclicamente, pocos serán los que se beneficien cuando el grueso de flujos del capital y los especulativos commodities retornen de su periplo asiático para hidratar los canales económicos occidentales que hoy se encuentran en constante desertificación. En el democrático capitalismo de Estado en el que vivimos, los únicos beneficiados cuando la marea está alta son los que tienen sólidos mecanismos de explotación y capitalización de los recursos, es decir, los poderosos, el resto somos simples pescadores con redes de trama ancha a punto de caernos de nuestras improvisadas balsas económicas en la búsqueda cotidiana de la subsistencia.
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Reflexiones abiertas
En este contexto, y ante la mutación tentacular de cada uno de los miembros que conforman el cuerpo evangelizador de carácter sectario del capitalismo de Estado han surgido, desde el interior del mundo del espectáculo y desde las zonas marginales de las ciudades, sublevaciones sociales, alzamientos espontáneos que entienden la complejidad del caos reinante y la incesante vulnerabilidad a la que están expuestos ante este único estilo de vida, el neocapitalista. Estas revueltas, expresadas no por casualidad en distintas partes del globo, son la irrupción del letargo que recupera el sentido de la polis y, en consecuencia, el de la política como ámbito amplio perteneciente a todos los agentes de la propia polis. Los estallidos sociales reclaman eso que alguna vez les fue quitado y entregado a unos pocos poderosos con la fuerza y rebeldía suficiente para la resignificación sociopolítica de los múltiples espacios. Esta reconquista se dirige al recupero del derecho a la ciudad en su acepción más amplia y plural, es decir que es una reapropiación que incluye, quizás como innovación, a la red espacios híbridos configurada por los procesos de transformación que brindan la mixtura entre entornos online y offline, de forma tal que calle, plaza y ciberespacio son ciudad, sean estos en Oriente u Occidente, eso ya da igual. Ante este escenario, no es de extrañar que las distintas sublevaciones sociales a nivel local correspondan a un conjunto de reclamos de igual esencia y sustancia en contra, justamente, de los atropellos y sin sentidos globales que se llevan a cabo en pos del capital y al amparo de los distintos sistemas políticos, situación polarizada entre el Estado y el no Estado por la cual históricamente mueren miles de personas a diario, siendo estos siempre los más vulnerables y los más vulnerados. En este sentido los Indignados del 15-M, Anonymous, el movimiento Occupy Wall Street y las distintas revueltas árabes comparten un mismo impulso, una misma búsqueda reivindicativa de igualdad y liberación social, su apasionada acción y reacción son la expresión política ciudadana cristalizadas en manifestaciones del cuerpo social en torno a la ciudad. Por tanto, representan un proceso de transformación y cambio que se fue gestando con el paso del tiempo y que encontró, en uso fluido de los TICs, la instrumentalización descentralizada de ciertos procesos colectivos de tomas de decisión, en lo que puede ser considerado una insinuación del espacio democratizado de características reticulares en donde igualarnos. Esa insinuación no deja de ser una aproximación, que de mantenerse aislada, obsolece como un fragmento, ya que forma parte de un todo mayor, un espacio político con la capacidad plena de ofrecer igualdad social y ese espacio es la ciudad democratizada en su sentido más amplio, que por más difícil que resulte lograrla en su plenitud, y hasta a veces pensarla, no debemos renunciar al deseo de conseguirla y es por eso que debemos luchar colectiva e individualmente. Las diversas y matizadas situaciones que he mostrado en el trabajo como parte y caracterización de los entornos esbozados, han servido para demostrar que pese a recorrer las kilométricas distancias que separan los hechos mencionados y las diversas culturas que allí se desarrollan, yendo desde los Estados Unidos hasta Egipto o bien desde Chile hasta Holanda, las distintas realidades forman parte de una misma realidad, una realidad planetaria que verifica el hecho de que no estamos equivocados al decir que el problema es mayor y es de sistema, de forma tal que todo aquel juego de palabras en el que caemos, y me incluyo, cuando parafraseamos entre local, global y glocal resulta completamente mudo si no entendemos el carácter complejo de la realidad ecosistémica de la que el hombre como especie forma parte. Hoy más que nunca debemos asumir que cuando hablamos de sostenibilidad hablamos de la urgencia de un cambio de paradigma que se expresa a gritos en la interacción y cohabitación simultánea de, al menos, los tres entornos ciudad que aquí fueron presentados. El problema es mayor, es sistémico y es de sistema, quien no quiera asumir el compromiso que implica la aceptación de esta realidad crítica y compleja estará aceptando conscientemente refugiarse en la segmentación maquillada y superflua del espectáculo neocapitalista, confinando su existencia a la parte más anestesiada y mercantilizada de una realidad multifacética.
“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo” Julio Cortázar
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“Si supiera qué es lo que estoy haciendo, no lo llamaría investigación ¿verdad?” Einstein
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IDEA - Not Secret
IDEA: NOT SECRET Este apartado final tiene por objeto configurar a modo de contextualización previa el entorno en el cual se inscribió el TFM, es decir que representa justamente el caldo de cultivo en el cual se han gestado las ideas abordadas en este trabajo de investigación. Durante la cursada continua del máster en cada asignatura se nos pidió una conceptualización final respecto de las temáticas tratadas, de modo tal que este trabajo de libre abordaje representó para mí una posibilidad, de ejercitar mediante la escritura una tamización de la información dada por los distintos profesores que se veía atravesada oportunamente por la lectura y filmografía, con las cuales intenté nutrirme constantemente en las diversas temáticas.
Es probable que en este cuerpo teórico se adviertan errores de sintaxis, de gramática o incluso conceptuales, y de verdad eso no es justamente lo que quiero destacar al presentar este material abiertamente, sino que lo que resulta pertinente a mi entender, es poder mostrarle al lector de qué manera se fue construyendo el cuerpo y alma de este TFM a lo largo del año y cuales han sido los posicionamientos e intereses que se terminan sintetizando en la materialización del propio TFM. Es probable que algunos errores, contradicciones o, incluso, incongruencias puedan ser encontradas en los siguientes folios, motivo retórico por el cual quiero alentar a todo aquel que lea este trabajo a que se equivoque, a que haga y cambie de parecer, a que intercambie con los demás la cocina de sus propios pensamientos para que de esa manera aparezca el error como fuente de recursos inagotable de nuevas ideas de forma tal que podamos entre todos seguir aprendiendo.
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IDEA - Not Secret
A1. Introducción a la sostenibilidad De manera conceptual, el recorrido de la Asignatura 1 pone de manifiesto la complejidad de la sostenibilidad y por consiguiente de su abordaje. Resulta oportuno remarcar las bases de lo que creemos entender por “sostenibilidad”, estas bases se fundan en “3+1” patas. Es decir, las 3 patas “clásicas” (para llamarlas de algún modo) con las cuales se desarrolló el primer concepto de sostenibilidad, estas serían ambiente, economía, sociedad y la cuarta pata que se suma desde el seno del máster que es la cultura. Sumar la cultura al concepto implica una complejidad que lejos de distanciarnos de la problemática nos acerca. Nos invita, y porque no decirlo nos obliga, a ampliar la mirada de una manera holística y transdisciplinar. Esto enriquece el concepto, ya que la variable cultural y el trabajo desde las bases de distintas disciplinas es lo que nos permite tener en claro el sistémico conjunto de actores que conforman el ecosistema y como cada una de las acciones llevadas a cabo por un actor inciden y repercuten sobre otro componente de dicho sistema. Nos encontramos en un contexto actual crítico y muchos indicadores, de datos duros y cuantitativos, dan cuenta de ello, pero me gustaría poner el acento en que principalmente nos encontramos ante una crisis cultural, de paradigma. Desde las múltiples actividades a las que nos debemos, incluyendo nuestras cotidianidades, seguimos un modelo que ha dado muestras sobradas de que aboga por el derroche de los recursos y nos entiende como consumidores, la sociedad del consumo (Simmel), guiada por la expansiva ola de la moda (Kracauer), discurre su vida en los decorados montados para el espectáculo (Guy Debord) alimentando una potente cultura de lo visual. Dicha cultura entiende y responde a la ideología de la acumulación del capital como expresión de poder y existencia: “…existe lo que se ve, lo que se ve existe…”. Es por eso que la cultura forma parte ineludible de la sostenibilidad. En tanto y en cuanto no cambiemos el modelo de vida “desarrollista” (si es que alguien puede considerarlo desarrollo, al menos yo no lo hago) será imposible cambiar el destino rumbo de nuestra existencia en el único planeta que nos acepta como seres vivos, el cual, conto con un inmenso reservorio de recursos…pero es eso, a este ritmo solo podemos hablar en pasado, “conto”1. En este panorama y con la coyuntura actual, nos encontramos con ciudades cada vez más atractoras, hemos superado la cantidad histórica de habitantes en la ciudad focalizando y reforzando el agujero negro que esto significa. Las ciudades sobre dimensionadas y en constante demanda de recursos para su existencia generan un impacto que tiende a ser atendido, en términos de sostenibilidad, desde los aspectos más tecnocráticos de la materia. Esto implica una grave falla en la cual los únicos beneficiados son las industrias que desarrollan dichas “soluciones”. Este enfoque tan sesgado, que incluso requiere de una revisión de cada una de las intervenciones que la industria propone, es lo que hemos de llamar en el máster “una sostenibilidad débil”, un modelo que se establece desde lo económico. Considero que desde el máster abogamos por un entendimiento mucho más amplio en el cual la igualdad social y el desarrollo cultural sean parte fundamental del cambio de modelo. Justamente desde mi enfoque, resulta importante entender que este, necesario y complejo, abordaje de la sostenibilidad no nos tiene que enfrentar a los desarrollos técnicos que ha realizado la industria, los cuales, en muchas oportunidades son mostrados como la solución sostenible de un proyecto, sino que debemos poder “engranar” 2 dichos conocimientos con lo que creemos nosotros “un cambio de paradigma”.
1 Davis, M., & Reig, R. (2003). Ciudad de cuarzo :Arqueología del futuro en los ángeles. Madrid: Lengua de Trapo. 2 Venturi, R., Izenour, S., & Brown, D. S. (2008). Aprendiendo de las vegas :El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica (1a , 8a tir ed.). Barcelona: Gustavo Gili.
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El hombre como primer responsable del cambio debe entender cuál es el impacto de su modelo de existencia actual sobre el planeta, una “sostenibilidad fuerte” basada en los recursos de un planeta que está “abierto a las energías y cerrado a la materia”. No soy muy amigo de los fríos números, del dato fuerte, pero he de admitir que muchas veces son representativos, y este es el caso del cálculo de la huella ecológica. Considero que el aporte realizado en el máster con la temática de “la huella ecológica”, cuya ecuación que es: “Consumo = Producción + Importación - Exportación” (hay que aclarar que esta fórmula no tiene en cuenta variables de carácter intangible, lo cual la hace un reduccionismo de la mirada y resulta un tanto incompleta), nos permite reconocer a las claras los límites de la biosfera y consecuentemente acceder a un variado número de proyecciones futuras, basadas en el modelo de vida existente, que nos alarman y nos llevan a la reflexión. A modo de cierre de esta reflexión abierta que he realizado, debo decir que tenemos en nuestro poder muchas herramientas, tanto técnicas como teóricas, para alinearnos en un modelo de pensamiento que abogue por un modelo de vida con el menor de los impactos, esto no debe sonar tibio, debe ser radical. No podemos seguir así, cada uno de nosotros, en lo que le compete, de manera abierta y transdiciplinar, debemos saber que el cambio depende de nosotros mismos. No nos podemos desalentar por creer que el modelo ideal y utópico está lejos, o nos resulta inalcanzable, debemos saber que la solidez con la que aportemos nuestro grano de arena o pequeña piedra será la base para las generaciones venideras que se apoyarán en ella y seguirán fuertemente la misma línea de pensamiento con la cual nosotros hoy proponemos un cambio de paradigma.
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A2. Contexto científico de la sostenibilidad El contexto científico de la sostenibilidad es un campo muy amplio en el cual se están realizando variados aportes desde distintas perspectivas y requiere una mirada desde la complejidad. Dichos aportes nos permiten reflexionar sobre los vínculos existentes entre la cultura, los espacios, los recursos y la forma de hacerse de los mismos. Hemos visto durante el módulo algunas de las forma con las que el hombre como especie intenta paliar mediante el uso de la técnica cualquier tipo de crisis que ponga en riesgo su “estilo de vida” (Simmel), el cual nace desde la concepción del modelo neoliberal reinante. Esta situación no puede ser entendida de manera aislada o como un simple hecho asociado a un determinado país o región, de manera que cabe destacar que asistimos a una crisis de carácter sistémico, que requiere un cambio radical en nuestro de pensamiento. El modelo de sociedad en el que nos encontramos ha puesto el acento en la emancipación del hombre por sobre el territorio, una independencia anfibia de la “caja ambiental”. Una forma de relacionarse en la cual el hombre propone su propia burbuja o esfera (Sloterdijk) protectora donde sentirse a salvo, protegido de todo mal que provenga de afuera. Esta concepción “fülleriana” del entorno conlleva a lo que hemos llamado la “paradoja del bien estar”, dicha paradoja aboga por un ecosistema global cuyo paisaje se ve cada vez más sometido a presiones y transformaciones. Como resultado de esta independencia, quisiera destacar por una parte la falta de cohesión social, lo cual acentúa las diferencias y la segregación, y por otra la puesta en uso de las herramientas actuales al servicio de los más pudientes para alimentar sus “esferas”, espacios sin identidad o “no lugares” (Mac Auge) en los que “yo soy mi propio donde”. Esta densa esfera que le propone al hombre una “defensa” (concentraciones urbanas) genera una alta necesidad energética, la cual es principalmente satisfecha por la combustión de hidrocarburos no renovables como el petróleo y el carbón. Aquí es donde se nos presenta, a mi entender, uno de los principales problemas a enfrentar, la matriz energética.
A3. La transdisciplinaridad para la sostenibilidad Esta asignatura nos plantea el desafío de poder abordar a la sostenibilidad de una forma holística, abierta y sistémica, lo cual con el propio desarrollo de la materia, hemos de ratificar. Es que debemos ser conscientes de que no podemos hablar de sostenibilidad si no ampliamos la mirada, el pensamiento y la reflexión. Hemos ya desarrollado anteriormente (en las asignaturas 1 y 2) los conceptos necesarios para hacer una introducción a la sostenibilidad, ver la complejidad que requiere dicho concepto, los actores involucrados, el rol que desempeña la ciencia y cuál es la coyuntura actual, lo cual nos llevó a concientizarnos de que la crisis actual requiere de “un cambio radical de paradigma”. Dicha crisis, excede los términos económicos, netamente cuantitativos con los cuales se miden los parámetros que marcan en este mundo capitalista el “desarrollo” de un país y de una sociedad. Cuando hablamos de crisis nos referimos a algo más profundo que los aspectos económicos de una realidad global, nos referimos a ella como una crisis ambiental que conlleva consecuencias directas sobre las sociedades, sobre sus economías y sus culturas. Una crisis de lo más profunda, que llega a alterar y a atormentar al hombre hasta en su interior, en sus creencias, en su fe, en sus valores, ya que lo esclaviza al capital y al sistema dominate, redefiniendo así los valores que dominan su vida y colocando como prioridad y punta del iceberg la misma coyuntura que criticamos. Este círculo vicioso de carácter global nos involucra a todos y requiere de un complejo cambio radical de la totalidad de las partes que comprenden el todo en su conjunto. Situación que puede ser definida de forma precisa si se utiliza el título de un conocido libro: “Después del neoliberalismo: ciudades y caos sistémico”1. En este caos al que hacemos referencia se nos ofrece una mirada sistémica sobre la realidad actual, en la cual una antropización tan fuerte y dominante como la que predomina en nuestros tiempos ya no solo ha de configurar el entorno construido, el cual tiene su máximo exponente en las ciudades, sino que somete al ecosistema en su totalidad y las intervenciones generadas en él afectan de manera sistémica al archipiélago de partes que conforman el todo.
1 Smith, Neil, Después del neoliberalismo: ciudades y caos sistémico 2009, 7, 105, Universitat Autònoma de Barcelona
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Mucho pudimos hablar del cambio de paradigma, al cual adscribo, pero resulta otro gran desafío para el hombre la diversificación energética con la cual proyectarse. Sabemos que, al menos en términos energéticos, las condiciones que prestan el petróleo y sus atributos son irremplazables. El desafío, por parte del contexto científico y normativo, está en la investigación, adaptación y ampliación de la matriz energética a diversas fuentes, una matriz en la que convivan lo renovable y lo no renovable, donde se tracen las prioridades y jerarquías de las fuentes energéticas que alimentan los distintos usos de las mismas. Las proyecciones futuras, a las que hicimos ya referencia, no son alentadoras al menos en términos energéticos. Resulta muy difícil disminuir el consumo mundial aunque ese debe ser uno de nuestros objetivos. Más allá de esta dificultad, el problema se acentúa en cuanto confinamos nuestro modo de vida al uso exclusivo de un recurso fósil agotable y tan contaminante como lo es el petróleo. De ahí que, casi sin excepción, debemos articular el uso de distintas alternativas: energía fotovoltaica, eólica, termoeléctrica solar e hídrica como matriz de posibilidades con las que el hombre debe enfrentar esta etapa de transición, la cual requiere de un constante desarrollo en materia de investigación e innovación. No puedo obviar aquí una breve pero firme mención al desprecio absoluto que me genera, al menos como actor social, la idea del uso de la energía nuclear como fuente generadora de energía para encaminar el “cambio de paradigma” al cual adscribo. Es por eso que, aunque se use y desarrolle en la actualidad, no la incluí en la matriz energética anteriormente planteada. Las cuatro “R” de la sostenibilidad, a las que hace mención Richard Rogers (2005) son: reducir, reciclar, reutilizar (rehabilitar) y repensar. Esto debe formar parte de las premisas con las cuales debemos enfrentarnos a una crisis global que acelera y favorece un cambio climático que nos confina como especie. Debemos corrernos de la concepción superficial sobre la ecología con la cual el hombre, de manera antropocéntrica, se posiciona por encima de la naturaleza, dándole a la misma una valoración únicamente instrumental, y abogar por una sociedad viva que pase a la acción con hechos radicales de manera responsable y consiente, alimentados por el deseo de una sociedad plural, heterogénea y con igualdad de posibilidades.
Este escenario complejo, en el cual el hombre se potencia como un “productor de artificialidad”1 solo puede ser analizado de una forma transdisciplinar. El entendimiento de este abordaje transdisciplinar requiere definir el concepto y marcar las diferencias necesarias de término similares, y a menudo utilizados con el mismo sentido, como lo son la interdisciplinaridad, la multidisciplinaridad y la pluridisciplinaridad. En este sentido diremos que entendemos a la transdisciplinaridad desde un enfoque que pone el acento en la búsqueda de elementos comunes en diferentes disciplinas, involucrando de esta forma a los distintos actores sociales y sus mentalidades. Este proceso, que aboga por el crecimiento de los saberes colectivos de nuestra época, concierne simultáneamente lo propio de cada disciplina, entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina2. Una inteligencia colectiva que cuestiona el proceso de babelización de los saberes sectorizados e intenta derribarlos, ya que estos acentúan los fragmentos y deja a la sociedad en una situación de riesgosa incompetencia y desprotección. La transdisciplinaridad y el desarrollo de este complejo saber colectivo, tienen como objetivo “la compresión del mundo presente”, y es por eso que necesitan de la armonía de las mentalidades y los saberes para entrelazar las disciplinas en pos de la unidad de un conocimiento que se apegue a las necesidades de una sociedad global en situación crítica con sus distintos niveles de realidad.3 El caos sistémico, al que hicimos referencia al principio, conlleva un común denominador que domina la escena global, este es el cambio climático. El hombre como generador de artificialidad está llevando al mundo, con una velocidad y una aceleración cada vez mayor en el transcurso del tiempo, al máximo de su capacidad de carga. La humanidad como raza, es la única especie de este complejo ecosistema que es dueña de su propia existencia, aún no existe especie que la haya logrado someter. Así y todo, es una especie que conspira contra sí misma, puesto que, somos dueños de nuestro propio destino y no reconocemos los límites de un mundo finito. 1 Alfredo Rubio, Seminario: Cuadro de mandos. 2 Carlos Tapia, Seminario: Evidencias de lo transdiciplinar. 3 Basarab Nicolescu, Extracto del libro LA TRANSDISCIPLINARIDAD-Manifiesto, de Éditions du Rocher - Collection "Transdisciplinarité",Traducción del Francés Consuelle Falla Garmilla
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El desarrollo y la aplicación de este potente tándem, compuesto por las regiones conceptuales y la transdisciplinaridad, tienen una repercusión directa en el ecosistema y su emergente reconfiguración socio espacial. Los flujos e intercambios presentes en la configuración del entorno, con los que el ecosistema de relaciones entre las especies, interactúa y se engloban en un contexto complejo de orden y caos, escenario en el cual instituciones, administraciones y ciudadanos deben buscar la compleja combinatoria entre organización y prudencia, aspectos propios del orden, con la flexibilidad y adaptabilidad, características intrínsecas del caos.1 El ejemplo ilustrativo aquí utilizado corresponde a los trabajos realizados por alumnos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca de Chile, y es un ejemplo muy elocuente de esta corriente transdiciplinar de pensamiento en la cual el espacio, el territorio, el paisaje y el patrimonio se ven reconfigurados a partir de una propuesta austera2, concreta y socialmente activa. Este tipo de propuestas hemos de considerarlas como una manifestación o una “réplica cultural”3 en la cual se “remarcan las cicatrices”4 de un territorio y se confía en el diseño de elementos que aportan a la percepción, vertebrando y asentando los espacios dentro del patrimonio colectivo de una sociedad. Los bienes culturales, así como los materiales y los inmateriales, también son parte de esta réplica cultural abordada desde la transdisciplinaridad. Dentro de ellos, los espacios públicos se abren a una resignificación, a una hibridación urbanística y arquitectónica con diversidades tipológicas y volumétricas que aportan al crecimiento heterogéneo, a un crecimiento desde las diferencias, contribuyendo así al desarrollo espiritual, material e intelectual de una sociedad. Es aquí donde, en base al concepto de mecanósfera5, hemos de decir que los espacios virtuales forman un dinámico y potente enclave, en el cual los grupos sociales subalternos que se forman intervienen en el territorio. Como medio y flujo de interacción, las redes sociales forman una parte importante y uno de los rasgos distintivos de nuestra sociedad, representando así una herramienta que contribuye al cambio de paradigma al que venimos haciendo referencia. En este sentido hemos de señalar que la jornada de “Ciudad Viva” celebrada en el MCAS es una muestra del potencial que el espacio virtual nos ofrece. Ya a modo de síntesis de esta reflexión abierta, con la que intento exponer mi mirada respecto de la asignatura 3, quiero dejar esta cita lo suficientemente elocuente para reflejar mi posición al respecto: “Abandonadas a la funesta política del presente, claro está, las ciudades de los pobres se convertirán casi con seguridad en ataúdes de la esperanza; pero por esa misma razón debemos empezar a pensar como Noé. Dado que la mayoría de los árboles gigantes de la historia ya han sido cortados, el nuevo Arca tendrá que construirse a partir de los materiales que una humanidad desesperada encuentre a mano en comunidades insurgentes, tecnologías pirata, medios de comunicación pirateados, ciencia en rebeldía y utopías olvidadas”
“¿Quién construirá el arca de Noé? El imperativo utópico en la Era de la Catástrofe” Davis
Mecanósfera: Félix Guattari – Caosmosis 1 Claudia Zavaleta de Sautu 2 Concepto de austeridad desarrollado por Giuseppe Campos Venuti: Proyecto de austeridad que no quiere ser un listado de necesidades y objetivos o un programa puramente económico, sino una propuesta que contenga también valores morales e ideales, capaz de reclamar no solo el interés, sino también el entusiasmo y la tensión espiritual de los trabajadores, de las mujeres y, en especial, de los jóvenes: Urbanismo y austeridad. 3 Claudia Zavaleta de Sautu 4 Pedro Górgolas Martín 5 José Pérez de Lamas, Seminario: Modelos para ciudades más sostenibles medio ambiente, flujos electrónicos y territorio.
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A4/5. Bases territoriales, urbanas e infraestructurales para un habitar sostenible y Nuevos Escenarios Arquitectónicos A mi entender, ambas asignaturas se encuentran íntimamente ligadas y relacionadas, son complementarias, una hace a la otra y viceversa. Tanto es así, que son las bases territoriales tierra fértil para que se desarrolle el germen de la inercia propositiva y la inventiva, con el cual surgen los nuevos escenarios arquitectónicos. En consecuencia, son estos nuevos escenarios los que configuran y configurarán parte de las renovadas y complejas bases territoriales. Un espiral ascendente en el cual las propuestas emergentes desarrollan un rol fundamental e innovador, en ellos suele estar la raíz de una propuesta sostenible, o al menos que intenta serlo. A esto corresponde sumarle la oportuna aclaración, de que no siempre dichos escenarios abogan por una “sostenibilidad fuerte”, la cual pone al hombre como primer responsable del cambio, obligándolo a entender cuál es el impacto de su modelo de existencia actual sobre el planeta, a sabiendas de que los recursos son finitos y de que el planeta está “abierto a las energías y cerrado a la materia”. Por el contrario, oportunamente en la contemporaneidad, asistimos a la presentación de propuestas cuya esencia esconde los resabios de un modelo neoliberal que necesita de la expansión para seguir existiendo, a tal fin y sin perder la posibilidad, veo oportuno teñir sus proyectos de verde y promoverlos como el camino hacia un “desarrollo sostenible”, término que en sí mismo guarda una fuerte contradicción. A caso, ¿quién dijo que el desarrollo de una sociedad o de una región está basado en un modelo de rutas, autovías y espectaculares “green buildings and skyscraper” productos del urbanismo privado y la industria?
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A esto es a lo que debemos estar atentos, ya que, este modo de producir ciudad está latente, en constante expansión y no permitirá alteraciones máximas a su “modus operandi”, y mucho menos permitirá un cambio de paradigma radical que ponga freno al obsoleto modelo neoliberal. En este sentido - y a sabiendas de que la sostenibilidad es una región conceptual amplia, inacabada, que intenta subsistir y proliferar en medio del caos sistémico de una realidad compleja – el término sostenibilidad se vuelve manipulable, desdibujable y redefinible según la intención de quien lo use. Tanto es así que podríamos decir que el modelo dominante intenta, por momentos con mucho éxito, aprovechar la amplia y compleja región conceptual de la sostenibilidad para autoincluirse en ella y optimizar los esfuerzos invertidos en la propagación de dicho concepto. Por consiguiente, donde vaya cualquier acción motivada y enfocada por la “sostenibilidad fuerte”, la cual reconoce en la desigualdad social el principal escollo, allí también puede aparecer el capital. Es por eso que hablo de estar atentos, nosotros formamos parte de esta confusión y muchas veces de la propia contradicción. Como arquitectos, contamos con la fatal posibilidad de ganar mucho dinero en base a unas pocas obras, pero también nos han contado en algún momento de la carrera y casi al pasar que la arquitectura conlleva históricamente una función social a la cual se debe atender. Entonces, en este escenario global de caos sistémico, neoliberalismo y desigualdad social ¿es posible conjugar las ambiciones y necesidades económicas de los profesionales que ven en el desarrollismo la seguridad de su futuro personal, mientras abogamos por una sostenibilidad que apele a combatir la batalla de la desigualdad social? Esta es al menos una de las contradicciones a la que asistimos y por la cual debemos debatir de qué hablamos cuando hablamos de sostenibilidad. En el curso de los seminarios hemos abordado diferentes temas con sus respectivos tópicos, los cuales aunque sea de forma no tan articulada y lineal cabrían destacar. En primer término resulta muy apropiado rescatar aquella cita del “ser vivo como pedazo de materia que tiende a mantener una complejidad que le es propia, independientemente de la incertidumbre de su entorno”. Poner el acento en esto no debe ser entendido como una simplificación con la cual se desasocia al hombre del lugar, por el contrario acentúa la inmensa complejidad que el ser humano conlleva en sí mismo. Es así como la ciudad, entendida como un mosaico heterogéneo y variopinto, representa una base territorial compleja, compuesta por seres complejos y sus interrelaciones. Una red de relaciones que configuran la trama social que se desarrolla en el entono construido y/o natural, siendo así, la ciudad de las relaciones una parte fundamental del paisaje, lo transforma, le dan significado, interactúa con él, lo perciben y transmiten generación tras generación las características y evocaciones que a lo largo del tiempo alimentan el sentido de pertenencia, permitiéndole a los territorios ser parte de un “lugar”. A lo largo del tiempo esta ciudad de relaciones y sus paisajes se han reconfigurado más de una vez, generando una dinámica de momentos en la que oportunas acciones se sumarían como parte de la compleja trama existente, aportando así a estos intersticios vacantes o de oportunidad las características de su propia participación. Esto es una constante que se sigue viendo en la actualidad, mas allá de la intención de las acciones mencionadas, hemos de reconocer que estos espacios de oportunidad que surgen a lo largo del tiempo, sean físicos o sociales, han sido la cuna de fenómenos y nuevos escenarios arquitectónicos, los cuales a su vez influyeron sobre las bases territoriales. Un ejemplo claro de esto en Europa son los procesos que han vivido los centros históricos y el rol que desempeñan en la actualidad. En este ejemplo encontramos una sucesión de hechos que dan como resultado un centro histórico en el que se relaciona lo antiguo con lo contemporáneo, dando como resultado una mixtura de usos y estética, que se enfoca en la propuesta turística y en la imagen saneada de una ciudad de “calidad”. Uno de los mecanismos que se aplican para alcanzar esta “ciudad de calidad” es el proceso de gentrificación, el accionar de dicha lógica a lo largo del tiempo logra expulsar hacia las periferias a la clases menos pudientes y a los viejos usos comerciales informales. De esta forma quedan fuera de circuito turístico determinados actores sociales asociados a la actividad informal y no estructurada del comercio, generándose así una periferia con una creciente etnización de los espacios. Esta periferia se vuelve aún más marginal cuando la gobernanza pone sus esfuerzos y recursos de manera prioritaria en dotar de infraestructuras de primer orden al casco antiguo y a su entorno inmediato. Nuevamente vemos como la segregación y la inequidad social se ven acentuadas y motivadas por un modelo de gobernanza que aboga por la “ciudad de calidad”, por la “ciudad museo”, generando espacios de marginalidad y marginalidad en el espacio.
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Resulta muy difícil poder hablar de sostenibilidad en estos términos, determinados modelos y paradigmas deben ser revisados constantemente. Garantizar una ciudad de calidad poco tiene que ver con expulsar a la periferia a los sectores más desfavorecidos, ese tal vez sea el camino más efectivo para asegurar el buen funcionamiento de una lógica neoliberalista que encuentra en una gentrificación, hábilmente respaldada por la normativa y la gobernanza, el mecanismo de presión necesario para que consecuentemente el capital actué como regenerador urbano y nos brinde un paisaje urbano controlado, esperado, comercialmente activo, atractivo y museificado, dejando a la ciudad de las diferencias y de las relaciones fragmentada y en la periferia. En la misma línea de pensamiento he de señalar otro punto álgido del cual los arquitectos, junto con otros profesionales, debemos reflexionar. En oportunidades la carrera, la necesidad económica o la propia voluntad de ejercer nos plantea llevar a cabo trabajos que responden a encargos provenientes de actores sociales directamente ligados con el capital asociado al contradictorio concepto de “desarrollo sostenible”. Este tipo de situaciones son las que exponen la complejidad del mundo en el que vivimos. Para graficarlo podemos hacer mención al caso de Cabo Delgado en Mozambique, donde las bases territoriales son muy complejas, ya que por una parte conservan una atractiva riqueza de recursos naturales como los hidrocarburos (en este caso el gas), y por otra parte se encuentra una sociedad muy castigada, de las más pobres del mundo, con un alto índice de mortalidad infantil (10%), una natalidad de más de 5 niños por mujer, un alarmante índice de analfabetismo y un 10% de portadores del VIH en la población comprendida entre los 15 y los 49 años. En este caso podemos ver un claro ejemplo de la contradicción a la que hacía referencia. La empresa italiana ENI ha negociado la explotación del gas encontrado en las costas de ese país y a cambio ha planteado el desarrollo de una serie de proyectos y obras con el objetivo de favorecer el “desarrollo” de la población. A tal fin y con un objetivo netamente desarrollista, se esgrime haber analizado la cultura local y haber detectado las necesidades locales. Este hallazgo analítico es, según el grupo de técnicos a cargo, el germen de un planteo “sostenible”. Nuevamente asistimos a la intencionada confusión de los términos. Si bien nadie es dueño de la verdad, me atrevo a decir que el sentido que se le da al uso de la palabra en esta oportunidad dista bastante del sentido que el mismo término tiene para la “sostenibilidad fuerte”, siendo ambos sentidos antagónicos, el desarrollismo se ubica en la acera opuesta a la del cambio de paradigma del cual hablamos. En este sentido, hemos de notar aquí como una vez más ante los espacios vacantes y de oportunidad, y ante la desesperación de una sociedad hambrienta (en muchos sentidos), aparece el accionar del capital, que teñido de verde y con la confusión del caso, reacciona de manera activa, impone sus condiciones y avanza. Más allá de esta hipócrita mascara verde con la que el capital gira alrededor del mundo, lo que se cuestiona aquí no son las acciones planteadas por los técnicos a fin de mitigar el accionar de un empresa que quiere extraer recursos en África para poder asegurarles la mantención del estilo de vida a sus clientes europeos. Tal vez encontramos sano que alguien intente mitigar el impacto de dicho acto. Lo que se cuestiona es que, una vez más, alimentemos la confusión y lo resolvamos a través de la simplificación, tanto que en lugar de plantear las contradicciones y los conflictos de intereses que nos abordan como parte clave del problema, propio del mundo complejo que conformamos, se opte por mostrar el uso de esta lógica, y de toda la mecánica asociada a ella, como una deliberada y unilateral aceptación de “desarrollo sostenible”. Este tipo de situaciones ya han sucedido anteriormente y conocemos cuales son las consecuencias que vendrán una vez acabado el ciclo activo de los yacimientos (¿15 años?). Esto dejará como resultado una base territorial degradada con infraestructuras obsoletas y abandonadas, en un paisaje fuertemente antropizado en medio de una sociedad que nunca se empleó para tal emprendimiento y por consiguiente no sabrá como cargar con dicha cruz. A esto deberíamos sumar el riesgo que supone una intervención de estas características y su posible impacto ambiental, ya que, dependiendo de la calidad de la técnica de extracción del gas el territorio puede sufrir diversas consecuencias1. ¿Eso puede ser Nuevamente insisto en
abiertamente que debemos
mostrado como sostenible? estar atentos y ser reflexivos
1 www.teledocumentales.com/la-guerra-del-fracking/
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En este apartado quisiera destacar el aporte reflexivo que han brindado los seminarios correspondientes a la temática de género y espacio. En ellos, más allá de los aspectos normativos, hemos analizado el “espacio de marginación” con el cual a lo largo del tiempo fueron configurados los escenarios arquitectónicos, asignándole a la mujer espacios controlados y meramente funcionales. Esta forma de producción del espacio ha dejado a la mujer en una situación de exclusión, relegándola a una posición frágil dentro de la estructura social y dejándola expuesta a un entorno hostil diseñado bajo conceptos machistas. Por lo tanto, al hablar de sostenibilidad resulta oportuno hablar del diseño del espacio público como un instrumento más en la cohesión social, en el cual, la participación y la cabida del género femenino no sea la de un decorado para el deleite del ojo masculino. El acoso en las calles es una de las formas más dominantes de violencia y se constituye como un método de segregación social, el cual provoca un miedo a la libre circulación por parte de la mujer. De esta forma, solo algunos sectores, horarios y usos son para ambos géneros. En el mismo sentido, otro vector importante a destacar dentro de la temática de sostenibilidad y género es el aislamiento en el espacio doméstico que sufre la mujer. Es así como, la falta de movilidad y de mixtura de usos expone a la mujer a una dependencia del transporte público para poder llevar a cabo el precepto de garante de la reproducción social, situación que disminuye la calidad de vida del género femenino sometida a un constante estrés. Consecuentemente, la imperante fragmentación espacial con la que se erigen constantemente nuevos, pero no innovadores, escenarios arquitectónicos que responden a la lógica inmobiliaria de country, barrio cerrado o club de campo funcionan como un fuerte eslabón de la segregación y el aislamiento. Ya carente de todo contacto con la “ciudad de las relaciones”, espontánea y mixta, la mujer se sitúa en un montaje inanimado, en un medio dueño de una abrumadora batería de reglamentaciones privadas y en el confortable aburrimiento de una parquizada escenografía.1 Dentro de los nuevos escenarios arquitectónicos que se nos presentan está tomando cada vez más fuerza el concepto de “proyecto participativo”. El desarrollo y aplicación de este concepto lleva consigo una serie de distinciones que son necesarias de abordar y entender a fin de realizar un riguroso proyecto de carácter participativo. Esta metodología de trabajo se basa en la complejidad de los sistemas que asisten a la producción del espacio y el hábitat, teniendo como premisa principal la participación del mayor número de variados actores sociales, lo cual genera una complejidad aún mayor que debe ser entendida y encaminada con la finalidad de lograr una mayor cohesión social, reforzar el sentido de pertenencia sobre el lugar y la búsqueda del bien común de las distintas partes. El proyecto participativo puede dar grandes resultados pero también puede ser un simple término ilustrativo que coloree y maquille las mismas acciones de siempre, es por eso que no se puede basar la metodología de trabajo simplemente en una mayor captación de interesados. A esto también debemos estar atentos. El trabajo en sí está basado en la teoría de la complejidad, la cual cuestiona de raíz el método cartesiano y lineal, y debe responder a los principios de diálogo, a la recursividad (círculo vicioso) y los principios hologramáticos (glocal). Dichos principios teórico-prácticos se estructuran en el eje mitológico de la participación social enfocada en el proceso y la gestión del hábitat. En este sentido, las primeras preguntas que debemos hacernos para poder enfrentar un desafío tan complejo son ¿para qué?, ¿para quién?, ¿por qué? y ¿cómo?, así nos enfrentaremos a un largo y variado proceso, en el cual los resultados obtenidos pueden sorprendernos y debemos estar dispuestos a aceptarlos como conclusión de un trabajo que de raíz fue oportuna y democráticamente planteado. Debemos ser conscientes de que según el actor social a cargo de la transformación tendrán prioridades algunos aspectos por sobre otros.
1 www.youtube.com/watch?v=V4UWxlVvT1A
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Si el trabajo está bien planteado debemos saber que en una metodología participativa se va de menor a mayor, de lo individual a lo colectivo, iniciándose en la incertidumbre pero con método alcanzando un horizonte. Es un constante clima de negociación y probable tensión en el cual los problemas deben ser resueltos de manera integrada holística y sostenible, conjugando constantemente proceso y resultado. El proceso participativo es una alternativa que refuerza el sentido de pertenencia, alimenta la solidez de las raíces de la ciudad y de la sociedad para con el “lugar”. Por tanto este nuevo y complejo escenario arquitectónico cuenta con una fuerte relación con el término de sostenibilidad al que abogamos, participación social, autoconstrucción, economía sostenible y medio ambiente duradero es el resultado al cual aspiramos al llevar a cabo un proceso de estas características. A tal fin, la gobernanza tiene un rol clave, la normativa, los recursos y el capital humano deben mostrar el mismo o incluso mayor grado de compromiso que los propios ciudadanos. El aparato gubernamental no puede deslindarse de esta responsabilidad y debe mantenerse presente en todo momento de manera enérgica, concreta y flexible Finalmente vemos como de lo más variado, pero
los nuevos escenarios arquitectónicos son en esta oportunidad he destacar dos grandes grupos.
El primero es el grupo que se alinea con propuestas que pueden ser en mayor o menor medida el resultado de un trabajo continuo, el cual se fue desarrollando a lo largo tiempo, y despierta nuestras miradas en la escena actual por su carácter innovador a la hora de responder a las necesidades planteadas en la actualidad. En este grupo he de incluir propuestas que se orientan a la producción de un hábitat flexible, armónico, sano y que da respuesta de manera concreta a la necesidad de habitar. En este sentido hago referencia a los escenarios arquitectónicos derivados de la reutilización de estructuras pre existentes y, en menor medida, al desarrollo de sistemas modulares de construcción. En el otro grupo de nuevos escenarios arquitectónicos quiero destacar una línea propositiva emergente de carácter experimental asociada a propuestas contemporáneas que bajo el paradigma de la “sostenibilidad fuerte” aprovechan la era digital y los recursos disponibles, e investigan de manera multi y transdisciplinar la construcción del hábitat. En este grupo me refiero a aquellas propuestas que abogan por el uso de recursos vernáculos de un lugar asociados a la investigación e innovación. Aquí quisiera destacar tanto las propuestas como el camino por recorrer de estos nuevos escenarios arquitectónicos, en los cuales se establece una relación, por ejemplo entre la biotecnología y la arquitectura, la naturaleza y la cultura1. Una forma de maximización de los recursos y optimización de los esfuerzos asociada directamente al cambio de paradigma y a una “sostenibilidad fuerte”.
1 www.youtube.com/watch?v=WgrIhbuneSI
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A6/7. Sostenibilidad Urbana y Territorial A mi entender el módulo 5 mantiene una línea argumentativa coherente con la del módulo anterior (4): “Bases territoriales y Nuevos escenarios arquitectónicos”, de manera tal que los conceptos se concatenan y continúan la concepción y el armado teórico conceptual con una misma perspectiva, que cabe aquí desarrollar. La obsolescencia se nos presenta como un proceso y acontecimiento urbano latente, asociado a la cultura del “usar y tirar” con la cual se desarrolla una economía global de lógica y carácter capitalista industrial, nos aparece en términos socio-territoriales como la síntesis de la decadencia de dichos procesos anteriormente experimentados, configurando así nuevas bases socio-territoriales y los paisajes urbanos circundantes. Nos toca asistir así a un escenario en el cual la obsolescencia urbana debe ser entendida como la necesidad y la posibilidad de trabajar con estos fragmentos en constante degradación, los cuales se encuentran disociados de manera muy tajante de la trama socio-espacial. Dichos fragmentos requieren de una propuesta compleja e íntegra en la que se inste a una reinserción y revitalización de los espacios degradados, en tanto que la sostenibilidad urbana y territorial de la que hablamos en este módulo, y a la que apostamos, se hace cargo de este legado y maximiza sus esfuerzos en el recupero de la energía y los recursos alguna vez invertidos en la construcción de dichos escenarios. Cuando hablamos de obsolescencia urbana podemos pensar y asumir, aunque desde otra perspectiva, el termino de “espacios de oportunidad”, dicha expresión tan íntimamente asociada al desarrollo capitalista dominante, el cual justamente se aprovecha de esta oportunidad e induce a los más necesitados al desalojo de dichos espacios para sacar provecho, tiene una cabida plena, aunque con otro significado, dentro del paradigma de la “sostenibilidad fuerte”. Ya hemos hablado en los anteriores dossiers de la región conceptual con la que trabajamos la idea de “sostenibilidad fuerte”, ahora debemos clarificar esta nueva región que podría ser llamada “espacio de oportunidad”, es decir el espacio que nos permite reflexionar, repensar, reutilizar y reciclar, las 4 R de las que habla Richard Rogers1, acerca de las propuestas que vienen a revertir situaciones de abandono. En este sentido esta región conceptual es aún más amplia, ya que esta oportunidad conlleva horizontes de prosperidad. En la actualidad estamos atravesando una crisis global y de recursos, una crisis compleja cuya coyuntura política a distintas escalas ha jugado con las sociedades y ha hipotecado no solo su futuro, sino que también su presente. Esta situación ha calado fondo en países como Islandia, Portugal, Grecia, Italia y España, entre otros. Dentro de la complejidad del caso, hemos visto como el motor económico que representó el mundo de la construcción hasta ese entonces, se vio afectado de manera brutal provocando un efecto dominó de carácter sistémico afectando a toda la red de economías asociadas. Este colapso tuvo dentro de sus consecuencias la detención inmediata de obras en plena ejecución, dejando como legado una cantidad de proyectos inacabados en distintas etapas, algo así como una “obsolescencia en tiempo real” que se sumaría automáticamente al gran compendio de espacios degradados preexistentes. En esta situación está la clave en la que se descubren los “espacios de oportunidad”, vemos como ya teniendo infraestructuras erigidas en diversos momentos de la historia reciente hemos continuado construyendo a riesgo de “obsolescer” en tiempo real. Pues a partir de aquí tenemos una oportunidad vital de establecer para nuestras transdisiciplinares asociaciones profesionales y sociales nuevas formas de imaginar el desarrollo de un futuro común, la obsolescencia de este sistema y la lógica dominante nos han mostrado a las claras que un futuro próspero para nada se parece a la construcción constante de nuevos escenarios, tal y como hasta aquí se venía “entendiendo”, sometiendo así a “Gaia” a la presión constante y global por la extracción de sus recursos y a una excesiva y deficiente metabolización de toda aquella exudación proveniente de ese modo de existencia de carácter desarrollista.
1 Rogers, R., & Gumuchdjian, P. (2008). Ciudades para un pequeño planeta (1a , 5a tirada ed.). Barcelona: Gustavo Gili
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Como síntesis de lo anteriormente expuesto diremos que en este repensar, reutilizar y reciclar hemos descubierto la oportunidad de abrirnos una mirada creativa que nos da la posibilidad de asumir el gran trabajo que requiere enfrentar la obsoletas bases territoriales degradadas en las que se incluyen los tejidos socio espaciales, como punto de partida de cara a un futuro que esperamos dé mejores resultados. Oportunidad, del latín “opportunitas”, se define en el diccionario de la RAE 1 como: “Sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar” y hace referencia a lo conveniente de un contexto y a la confluencia de un espacio y un periodo temporal apropiado para obtener un provecho o cumplir un objetivo. Las oportunidades, por lo tanto, son los instantes o plazos que resultan propicios para realizar una acción. En este sentido, asumir este nuevo punto de partida bajo el paradigma de la “sostenibilidad fuerte”, a sabiendas de que no podemos seguir creciendo de la manera en que lo estábamos haciendo al menos en términos físicos, representa para nosotros un amplio campo de desarrollo futuro. La toma de decisiones ya no se debe hacer sobre fantasiosos espacios vírgenes, flexos o con la menor de las restricciones y/o condicionantes, por el contrario, tenemos mucho trabajo por hacer desde que entendimos que, al menos en Europa, el grueso del trabajo ya está hecho, que ya disponemos de todas aquellas infraestructuras edilicias que necesitamos, es solo cuestión de repensar, de poner el ingenio y la creatividad en su máxima performance al servicio de la transformación de un proceso de intercambio de energías, de pasar de las sombras con la que lo obsoleto deprime regiones socio-espaciales completas, a lo activo, dinámico y desafiante que representa el recupero de antiguas y oxidadas materias estancas conservadoras de gran parte de la energía alguna vez utilizada con la que se han configurado nuestros paisajes. Cabe aclarar aquí, como parte de este importante punto de inflexión paradigmático, los matices y las diferencias con los que se insta al uso de los términos tales como “crecimiento” y “desarrollo”, que en el fondo, al igual que sucedía con los “espacios de oportunidad”, han sido y siguen siendo asociados al capitalismo. Esto no nos debe limitar a utilizarlos, no podemos estar constantemente renunciando a toda aquella acción o intención, definida mediante una palabra, con la que se encierran una relación de diferentes conceptos, tanto es así que como diría Ignacy Sachs2: “Puede que haya llegado el momento de proponer una revolución semántica, y de volver al término desarrollo sin ningún calificativo, con la condición, evidentemente, de redefinirlo en tanto que concepto pluri-dimensional. Es la ocasión de profundizar en el concepto de desarrollo”. Justamente al trabajar con regiones conceptuales debemos estar abiertos al intercambio de información, a la interacción transdisciplinar y dinámica de las significaciones y sus consecuencias. Es por eso que para marcar la convivencia y definición tanto de “crecimiento” como de “desarrollo” me apoyaré en este caso en un extracto escrito por Julio García Camarero3 en el cual se plantea la dicotomía entre ambos conceptos, preguntándose si: “¿son sinónimos?, ¿son contrapuestos?, ¿son compatibles?”, a lo que el propio autor responde: “la palabra crecimiento a secas supone una evolución prominentemente cuantitativa. En un principio se nos presenta como un término un tanto ambiguo que puede tener diversas y opuestas interpretaciones. Pero, pese a todo, el concepto de crecimiento no implica que este tenga que ser necesariamente indefinido. Llega un momento en el cual el crecimiento tiene necesariamente que cesar para que comience una etapa –no indefinida- de desarrollo, etapa que consiste en una evolución, en un cambio cualitativo. Es decir, se da un cambio de lo cuantitativo a lo cualitativo”, y continúa, “En el punto maduro del crecimiento, un desarrollo sin crecimiento es posible, y supondría un desarrollo maduro y sostenible”. Aquí podríamos entrar nuevamente en el debate de qué se entiende por “desarrollo sostenible”, situación que derivaría en el corrimiento de la intención de este dossier. Por lo tanto y como síntesis de lo anteriormente expuesto, quisiera rescatar la idea de que nuestro desarrollo como sociedad ya no tiene que ver con el crecimiento de nuestro entorno físico, sino que se hace inteligible en la medida que sepamos reconfigurar lo existente en pos de realizar cambios radicales en nuestra forma de existir, de despojarnos de la cultura del “usar y tirar” para encontrar el desarrollo pleno en el crecimiento cualitativo de las cosas.
1 lema.rae.es/drae/?val=oportunidad Consultado 11/07/2014 2 Ignacy Sachs 3 García Camarero, J. (2010). El decrecimiento feliz y el desarrollo humano. Madrid: Catarata.
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Siguiendo esta línea de pensamiento, aparece el concepto, o mejor dicho la región conceptual, de “decrecimiento”, fenómeno del que habla Bernardo Secchi1, quien asegura que dicho proceso se viene dando desde hace tiempo en la base de un urbanismo que debe aumentar la calidad de vida desde los aspectos (o variables, si es que se pudiera hablar de variables) de carácter cualitativo, para lo cual se plantea (al menos a grandes rasgos) una lógica del desarrollo socio-espacial mediante un decrecimiento fundado en: frenar el crecimiento interior, una política del suelo que promueva la utilización del suelo construido ya existente dentro de la ciudad y, por último, la refuncionalización y reutilización de las bases territoriales heredadas. Como vemos, la obsolescencia, el desarrollo, el crecimiento, la sostenibilidad y el decrecimiento son algunas de las regiones conceptuales asociadas que deben interactuar en pos de una comprensión compleja de la realidad, entendiendo y distinguiendo desarrollo de desarrollismo, lo cual nos permite acciones prospectivas en las que se integren los distintos actores sociales en los “nuevos” reciclados entornos para su desarrollo humano y humanístico, los cuales han sobrevivido al desarrollismo de intenciones ilimitadas. En esta misma perspectiva adoptaré una definición de Manfred Max-Neef 2 en la cual el desarrollo se plantea “el desarrollo en las necesidades humanas”, y ofrece tres postulados: 1) El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos. 2) El mejor proceso de desarrollo es aquel que permita elevar más la calidad de vida de las personas. 3) La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales. La obsolescencia entendida como la posibilidad de un cambio creativo, que promueve una ruptura del viejo paradigma neoliberal hacia una reutilización de lo existente, hacia un desarrollo humano mediante una “sociedad alternativa a la sociedad de mercado”3, constituye, en un sentido más amplio, una subversión cognitiva como condición previa de los cambios políticos, sociales y culturales. Esta subversión resulta obligatoria en la medida que queramos, por un lado, salir del camino que llevamos hacia la destrucción definitiva de las condiciones de vida sobre la tierra, y por el otro sacar a la humanidad de la miseria psíquica y moral. Al respecto de esta rebelión y a la búsqueda de una justicia social reivindicativa dice Latouche: “Se trata de una verdadera descolonización de nuestro imaginario y de una deseconomización de los espíritus, necesaria para cambiar verdaderamente el mundo, antes de que el cambio del mundo lo haga por nosotros, condenándonos al dolor. Debemos comenzar por ver las cosas de otro modo para que ellas puedan devenir otras, para que puedan concebirse soluciones verdaderamente originales e innovadoras. Se trata de poner en el centro de la vida humana otras significaciones y otras razones de ser que la expansión de la producción y del consumo”. Las acciones nacidas a partir de la obsolescencia urbana y con una perspectiva del decrecimiento han tenido diversos impactos sobre el territorio y han reconfigurado las arterias y los órganos de ciudades que funcionaban como cuerpos enfermos. Ya sea desde un enfoque privado, público o bien de gestiones mixtas, en cada caso podríamos incluso advertir distintos intereses, las propuestas y planteamientos realizados han reconfigurado los espacios e incidido sobre la percepción paisajística que los miembros de la sociedad tienen sobre dicha área o región. Sabemos que la percepción juega un rol clave en la construcción social del paisaje y que los paisajes “per se” comunican mediante su imagen una información sobre la constitución de sus elementos a través de la transformación de la energía y la materia en el tiempo y en el espacio, causada por la evolución natural y por la intervención del hombre y si bien la ciudad no es abarcable en su totalidad se la reconoce, al menos desde lo aspectos físicos, como un sinfín de fragmentos arquitectónicos cuya percepción se asume solamente a través de largas secuencias temporales.
1 Secchi, B., & Mazzeri, C. (2002). La città europea del XXI secolo :Lezioni di storia urbana. Milano: Skira. 2 Max Neef, M. (1998). Desarrollo a escala humana :Conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones (2a ed.). Barcelona etc: Icaria, etc 3 Latouche, S. (2009). Decrecimiento y posdesarrollo :El pensamiento creativo contra la economía del absurdo. Barcelona: El Viejo Topo.
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Dichas secuencias requieren de un entendimiento holístico, el cual pone de manifiesto la complejidad con la que el hombre configura, mediante su percepción plurisensorial, los paisajes urbanos. Kevin Lynch dice al respecto: “Las secuencias son inversas, interrumpidas, abandonadas, cortadas, según las ocasiones y los individuos que las perciben”1. La percepción del hombre representa el nexo entre el hombre y el espacio, es el vínculo con el cual se establece la relación entre la formación cultural del ser y el entorno físico que lo rodea. Esta relación, tan íntimamente ligada al concepto de paisaje, se reconoce con un papel clave en la propia definición de paisaje que ofrece el convenio Europeo de Paisaje, la cual en su primer apartado dice que: “por «paisaje» se entenderá cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos”2 Es así como vamos percibiendo una modificación de la sensibilidad social que se ve alterada y transformada a través de intervenciones arquitectónicas y artísticas sobre el territorio, proceso con el que las ciudades superponen capas sobre capas de información, de momentos, de coyunturas, creando un palimpsesto de intervenciones que configuran la construcción del paisaje. La ciudad superpuesta que asume el fragmento obsoleto y que pone en marcha “una nueva administración de la creatividad y el deterioro”3, es una ciudad innovadora en la que cohabitar un paisaje asociado a la renovación arquitectónica, es una experiencia directa y cotidiana, en la que se vive así la oportunidad que da la obsolescencia, el decrecimiento y la creatividad de generar una propuesta que refuerce los tejidos sociales. Desde esta perspectiva, una vez más, se vuelve esencial entender que esta sucesión de información, estas capas y sus sedimentos, solo podrán cohabitar un mismo tiempo y lugar histórico de forma armónica en la medida que el hombre, como ser que habita en sociedad, sea el objetivo de dicha la propuesta. En palabras de Mumford expresamos nuestra aceptación del recurso humano como raíz profunda de las bases sociales en un determinado territorio y como significación distintiva entre los conceptos de territorio y lugar: “La creación de un medio circundante lo suficientemente rico en recursos humanos como para que nadie piense en abandonarlo voluntariamente, ni siquiera para realizar un crucero astronáutico, sería el objetivo que permitiría modificar el esquema completo de establecimiento humano”4. Esta línea de pensamiento complejo tiende a una aplicación menos técnica de la ecología y lógicamente de la sostenibilidad en su sentido más estricto, es una vertiente híbrida que actúa como eslabón entre ecología y ciudad, que al ser atravesada por el pensamiento complejo en búsqueda de una alternativa a lo global se propone objetivos tales como hacer más con menos, ser duradero, adaptable y con posibilidad de cambio futuro, la flexibilidad y la creatividad son rasgos distintivos de las expresiones alternativas ante los escenarios de crisis y obsolescencia.
1 Lynch, K. (2004). La imagen de la ciudad (1a , 6a tirada ed.). Barcelona: Gustavo Gili 2 Cortina, A., & Queralt, A. (2008). Convenio europeo del paisaje :Textos y comentarios. Madrid: Centro de Publicaciones, Secretaría General Técnica, Ministerio de Medio Ambiente. 3 Profesor Placido Gonzales. 4 Mumford, L. (1945). La cultura de las ciudades. Buenos Aires: Emecé.
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Como resumen final de este dossier quisiera hacer una breve mención, al menos como disparador, a un proyecto que intenta sintetizar de forma muy concreta el concepto de obsolescencia y su potencial de transformación paisajística, en su concepción más amplia. La cuenca del río Ruhr en Alemania es un territorio con más de 170 años de historia en la explotación de carbón, industria altamente degradante del ambiente y de la salud de sus operarios, en la que tras el colapso industrial, la cual tuvo su último agónico respiro en 1986, la sociedad entró en un proceso de profunda crisis acentuada por un legado de pasivos ambientales que confinaban la vida ciudadana a un estado de depresión y desolación en medio de la insalubridad. A este contexto territorial se le una arquitectura de posguerra de grandes superficies, 275.000 personas desempleadas, casi 200 pozos de extracción completamente inactivos que se establecían en 53 ciudades a lo largo de 4.435 kilómetros cuadrados entre Hamm y Wesel. Ese fue el punto de inflexión para el cambio de paradigma y desde el cual se estableció un largo y continuo periodo de cambio, en busca de una identidad compartida que hiciera mención a la historia minera en común de la región del Ruhr. Es así como entre los años 1989 y 1999 surge el proyecto del IBA Emscher Parkes, que es el nombre dado a la metamorfosis de la antigua región industrial del Ruhr, el cual nace con la voluntad explícita de esta búsqueda de una identidad común y dota a la población que vive allí de zonas recreativas, deportivas y culturales, creadas en base a la recuperación las viejas instalaciones industriales. En ella se crea un gran parque territorial implicando a más de 80 comunidades convirtiéndose en un símbolo y en un estímulo para el cambio urbano, económico, social y medioambiental el cual los habitantes pueden usar y disfrutar en lo que sería una muestra práctica y concreta de los conceptos anteriormente trabajados en un espacio físico real.
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BIBLIOGRAFÍA FILMOGRAFÍA
â&#x20AC;&#x153;...el conocimiento pertenece a la humanidad, y es la antorcha que ilumina el mundoâ&#x20AC;? Louis Pasteur
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