LEAN 5.1 Los orígenes del cristianismo (Enero - Febrero 2019)

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LEAN La Revista Título: Los orígenes del cristianismo Número: 5.1 Fecha: Enero — Febrero 2019

Comité editorial Shealtiel Durán Badillo — director y editor David Campos — director asociado LEAN La Revista busca divulgar y fomentar la reflexión teológica en la Iglesia cristiana a través de artículos que abordan cuestiones bíblicas, teológicas y ministeriales, a partir de un estudio académico riguroso. Los artículos son total responsabilidad de sus autores y LEAN La Revista no necesariamente comparte su opinión. La reproducción total o parcial de los artículos es permitida, siempre y cuando se otorgue el crédito correspondiente. Cada número de la revista puede ser adquirido en formato PDF por $50 MXN o $3 USD. Contacto Si deseas adquirir este u otro número de la revista, interactuar con los autores o enviar tus comentarios, puedes contactarte con nosotros a través de nuestros sitios en Internet: LEAN la revista LEAN La Revista LEAN con amigos y café

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Índice Presentación … 4 Escritores … 5 Deuteronomio y las guerras de exterminio: ¿Es posible legitimar o sacralizar la violencia? … 6 Por Jibsam Melgares La relevancia de la historia para entender la doctrina y la Iglesia cristiana … 16 Por David López Leer el Antiguo Testamento (en Griego): La Septuaginta. Edición de un lector … 20 Por William A. Ross La estrategia de misión global del Apóstol Pablo ... 24 Por Elvis Aguirre Invitación … 31


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Presentación Queridos amigos y ávidos lectores: Iniciamos un año nuevo con gran entusiasmo, pues Dios nos permite seguir con la publicación de esta revista, incluyendo a nuevos escritores y abordando temas de historia y teología principalmente. En este primer número de nuestro quinto año presentamos “Los orígenes del cristianismo”, pues queremos recuperar, de algún modo, la herencia que por muchos años, casi desde la Reforma protestante, ha quedado en el olvido: la historia mil quinientos años de la Iglesia. Las seis publicaciones de este 2019 estarán dedicadas a esta labor, aunque no dejamos fuera temas bíblicos, teológicos ni pastorales, pues todos estos se correlacionan. En este número contamos con los artículos de tres nuevos autores en la revista: En la sección de estudios bíblicos, especialmente en relación al Antiguo Testamento, Jibsam Melgares, comparte su estudio “Deuteronomio y las guerras de exterminio: ¿Es posible legitimar o sacralizar la violencia?”, ofreciendo respuesta a esta inquietante pregunta, proveniente tanto de no creyentes queriendo ser incisivos en sus argumentaciones, como de cristianos que genuinamente se topan con estas tensiones éticas en la Escritura y desean comprender su fe mejor. David López diserta sobre la cuestión de la historia en su ensayo “La relevancia de la historia para entender la doctrina y la Iglesia cristiana”, donde resalta la historicidad del cristianismo y por tanto, la necesidad de conocerla. Luego, ofrezco la traducción del artículo de William A. Ross, “Leer el Antiguo Testamento (en Griego). La Septuaginta. Edición de un lector”, presentación de su obra de dos volúmenes que acerca el texto griego de la LXX a pastores, estudiantes y académicos. Finalmente, Elvis Aguirre desarrolla una entrevista sobre “La estrategia de misión global del Apóstol Pablo”, extrayendo de ella algunos principios prácticos de la evangelización mundial, artículo que será de gran interés para aquellos involucrados en el ministerio misionero. Así, este año 2019 deseamos transmitir lo importante que resulta conocer e interpretar la historia del cristianismo para los creyentes de hoy. Gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo.

-Shealtiel Durán Badillo


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Escritores Jibsam Melgares Pastor general de la Iglesia Bíblica “Comunidad del Reino” de San Pedro Sula, Honduras. Ha impartido clases de Teología en varios seminarios de su natal Honduras. Licenciado en Teología por el Seminario Teológico Centroamericano (SETECA, Guatemala). Ingeniero en Sistemas computacionales (Universidad Tecnológica Centroamericana de San Pedro Sula, Honduras). Cristiano desde los 7 años, cuya pasión es, aparte de Dios, la reflexión y la educación teológicas.

David López Maestro de Inglés y Traductor jurado en Guatemala, también imparte cursos de Teología en distintos seminarios. Actualmente escribe su tesis para graduarse de la Maestría en Historia por la Universidad Francisco Marroquín. Es Licenciado en Teología por el SETECA.

William A. Ross Profesor asistente de Antiguo Testamento del Seminario Teológico Reformado en Charlotte, Carolina del Norte, EUA. Actualmente es candidato de Ph. D. por la Universidad de Cambridge. Cuenta con una Maestría en Divinidades por el Seminario Teológico de Westminster en Filadelfia. Junto con Gregory R. Lanier, es editor del libro Septuaginta: A Reader’s Edition.

Elvis Aguirre Director Nacional de Guatemala Deaf Ministries, Inc. Tiene una Maestría en Ministerio y es Licenciado en Teología con Énfasis en Ministerios Pastorales (SETECA). Es conferencista, también es docente en el Seminario Bíblico Guatemalteco, Extensión Jutiapa, Guatemala.

Shealtiel Durán Fundador y director de Clases de Biblia & Teología y de LEAN La Revista. Profesor del Seminario Teológico Presbiteriano de México (STPM). Licenciado en Teología con énfasis en Biblia y Teología (SETECA). Estudios en Biblia (Río Grand Bible Seminary, RGBS, Texas, EUA) y en Psicología (Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Universidad Nacional Autónoma de México).


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Deuteronomio y las guerras de exterminio: ¿Es posible legitimar o sacralizar la violencia? por Jibsam Melgares Introducción En todo el Pentateuco –y en el libro de Deuteronomio de manera especial– se señala repetidas veces que el pueblo de Israel, una vez entrado en la tierra prometida (Canaán), deberá exterminar completamente, por medio de la guerra, a todas las naciones que la habitan. Estos conflictos armados son, a su vez, convocados por Dios mismo, de ahí que se les dé el apelativo de “guerra santa”. Los desafíos que este tema plantea a la teología y ética cristianas son múltiples y complejos. ¿Acaso no es Yahvé el que le había dicho a Israel, “no matarás”, según las prescripciones del Decálogo? ¿No es exagerado tener que exterminar civiles, incluso, a los niños? ¿Cómo armonizar la imagen divina que dejan los textos aludidos con la imagen que presenta el Nuevo Testamento de un Dios que pide que se soporte al que es malo y que se ame y trate bien al enemigo? ¿Es posible legitimar o sacralizar, entonces, la violencia, aunque sea en ciertos casos? En el presente ensayo no se pretende dar una respuesta definitiva a estos asuntos, ni mucho menos. Pero sí se examinan algunas líneas de reflexión a partir del

libro de Deuteronomio, las cuales intentan abonar el terreno para proseguir con el estudio. Un aspecto importante del análisis será entender cómo se puede aplicar este tema a la vida actual. Las guerras de exterminio son de Yahvé En Deuteronomio, las guerras de exterminio son un asunto ampliamente establecido (cf. 1:19-46; 2:24-3:11, 18-22; 7:1-6, 16-26; 8:20-9:5; 11:22-25; 20:1-20; 23:9-14; 25:17-19; 33:27). Al leer los textos citados llama inmediatamente la atención que estos conflictos armados parten de la iniciativa divina. Más que de Israel, la guerra santa es de Yahvé. Él es su sujeto principal. Esto se advierte a partir de lo siguiente: 1. Dios es el que invita y ordena al pueblo israelita a exterminar a las naciones cananeas (1:21; 2:24; 7:1-6, 16; 25:19; 33:27). 2. Aunque Israel debe hacer su parte, es Dios quien peleará y derrotará a los habitantes de Canaán (1:21; 2:24-25, 33; 3:3; 7:1-2, 16-24; 8:20; 9:3; 11:23; 20:1, 4; 25:19; 33:27). 3. Existe un innegable ropaje religioso que envuelve a las guerras de exterminio. Esto se aprecia en el uso de la palabra “anatema”, que traduce el vocablo


7 hebreo jérem (cf. 7:26; 13:17). En la guerra santa todo debía ser consagrado al anatema, lo cual significaba “la destrucción total del enemigo (hombres, mujeres y niños) y de sus posesiones, como si se tratara de un sacrificio u holocausto dedicado a Yahvé”.1

El énfasis religioso se advierte, también, cuando se observa que los sacerdotes toman parte del liderazgo militar (20:2-4; cf. Jos 6:12-21) o cuando se pide a los combatientes israelitas que guarden las reglas de pureza y santidad en el campamento de guerra (Dt. 23:9-14).2 1

De León Azcárate, Juan Luis. (2009). Deuteronomio. Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén. Bilbao, España: Desclée De Brouwer. P. 54. En esta misma página, De León Azcárate señala que a veces se exceptuaba el ganado y el mobiliario (cf. Dt. 2:35) e incluso a las mujeres vírgenes, que se convertían en botín sexual de guerra para los israelitas (cf. Nm. 31:14-18). Ibíd. Por su parte, Walter Kaiser indica, respecto al anatema, que ningún israelita “debía tomar despojos ya que todo estaba bajo ‘prohibición’… [todo] era propiedad exclusiva del Señor; por lo tanto estaba totalmente destinado a la destrucción (Jos. 6:17-27; 1 S 15:3). Lo que no se podía quemar, como el oro, la plata o el hierro, se debía colocar en el santuario de Dios”. Kaiser, Walter C. Jr. (2000). Hacia una teología del Antiguo Testamento. Miami, Florida: Vida. P. 174. La desobediencia a las estipulaciones del anatema se pagaba caro. Un ejemplo es el caso de Acán en Josué 7 (cf. Dt. 7:25-26). 2 Edesio Sánchez enumera otras razones que respaldan el hecho de que la guerra santa es de Yahvé, las cuales encontramos fuera del libro de Deuteronomio. 1 - Israel, en el contexto de la guerra, se le nombra como “pueblo de Yahvé” (Jue. 5:13; 20:2), “escuadrones del Dios viviente” (1 Sm. 17:26) o “ejércitos de Yahvé” (Ex. 12:41). 2- Dios dirige la guerra y decide su curso (Ex. 14:24-31; Jos. 10:42; 11:6; Jue. 20:35; 1 Sm. 14:23). 3Por ser Yahvé el actor principal, la lucha involucra los poderes de la naturaleza (Jos. 10:11; 24:7; 1 Sm. 7:10) y Dios impregna a los enemigos con un pavor sobrenatural y un descontrol suicida (Ex. 23:27; Jue. 7:22; 1Sm. 5:11; 7:10; 14:15, 20). 4- La presencia del arca del pacto y las trompetas es crucial (Jos. 6:4-9; 2 Sm. 11:11).

Ahora bien, no se puede continuar con el estudio sin antes hacerse la pregunta: ¿Por qué? ¿Qué es lo que ha movido a Yahvé para que decida ir a la guerra en contra de las naciones cananeas e invite a Israel a que lo acompañe en dicha batalla? En Deuteronomio la respuesta involucra, al menos, cuatro aspectos diferentes: 1. La necesidad de purificar la tierra de Canaán de sus perversiones idolátricas y pecaminosas, a fin de proteger a los israelitas de la contaminación pagana o de cualquier forma de sincretismo religioso. 3 Esto explica el énfasis que se 5- Como la guerra es de Yahvé, la victoria no depende del tamaño y poder del ejército israelita. De hecho Israel carece de un ejército profesional. Sánchez, Edesio. (2002). Deuteronomio. Comentario Bíblico Iberoamericano. Buenos Aires, Argentina: Kairós. P. 315. Kaiser, por su parte, añade lo siguiente: 1- que las batallas de exterminio eran llamadas “las guerras de Yahvé” (1 Sm. 18:17; 25:28). 2- La guerra no se iniciaba sin antes consultar al Señor (1 Sm. 28:5-6; 30:7-8; 2 Sm. 5:19, 22-23). 3- Israel solo debe confiar, ser valiente y no temer (Jos. 1:6, 9; 6:2; 8:1; 10:8; 11:6). 4- Los hombres se “consagraban” al Señor porque su misión militar los apartaba de toda actividad mundana (2 Sm. 11:11). Kaiser, 2000, pp. 173-174. 3 Al respecto, Carlos Soltero señala que la guerra santa se presenta “como un medio para proteger la alianza y la santidad del pueblo de Dios y de Dios mismo”. Soltero, Carlos. (2005). Deuteronomio. Comentario Bíblico Latinoamericano. Tomo 1. Ed. Armando J. Levoratti. Navarra, España: Verbo Divino. P. 567. Por su par-


8 que es un pueblo terco (9:6-29, especialmente el v. 27; cf. Gn. 12:1-3). 4. La participación de Israel en las batallas de exterminio obedece, también, a una labor pedagógica por parte de Dios. Si el pueblo israelita no se mantenía fiel a Yahvé y a las disposiciones del pacto, sería destruido tal como les acontecería a los pueblos cananeos (Dt. 8:20). Las guerras de exterminio, caso especial y extremo en el Antiguo Testamento hace en la aniquilación total de los pueblos cananeos (20:16-18), en la destrucción de los lugares y objetos de culto pagano (7:5, 25-26; 12:1-4), y en la prohibición de establecer cualquier tipo de alianza con los habitantes de Canaán (7:2-4). 2. La guerra santa es el juicio que Dios ha preparado para los pueblos cananeos debido a su irremediable maldad (9:45; cf. Gn. 15:16). Israel se convierte así en el instrumento justiciero divino. 3. Las guerras de exterminio harían el camino expedito para que Israel poseyera la tierra que Dios le había prometido a los patriarcas de la nación (Dt. 9:5b). En línea con esto, a los israelitas se les aclara que la tierra es otorgada no por su rectitud o justicia –porque de hecho, ellos no eran tan diferentes de los pueblos cananeos– sino por el pacto antiguo (abrahámico) que Yahvé estableció con los padres de la nación. Detrás de esa alianza se encuentra un plan soteriológico mayor que Dios desea desarrollar a través de Israel y a pesar de De León Azcárate indica que, en Deuteronomio, “el anatema adquiere un sentido claramente religioso y profiláctico”. De León Azcárate, 2009, p. 54 (énfasis mío).

Muchos han catalogado al Antiguo Testamento de inmoral, debido a asuntos como la guerra santa. Sin embargo, como bien señala José Luis Sicre, el Viejo Testamento no se puede reducir solo a una serie de temas escandalosos; lo que predomina en él no es la inmoralidad sino la moralidad.4 Luego añade: Frente a unas leyes que nos resultan desconcertantes o injustas, existen otras muchas que hablan de amor incluso a los enemigos, de comprensión, ayuda mutua, fraternidad. Frente a relatos inmorales, hay muchos más que hablan de sacrificio, entrega al prójimo, espíritu de perdón. Esto es lo que predomina si tomamos el AT [Antiguo Testamento] en su conjunto.5 Se puede advertir, entonces, que temas como las guerras de exterminio se ubican en la historia, ética y teología antiguotestamentarias como casos especiales, excepciones a la regla, asuntos extremos. 4

Sicre, José Luis. (2000). Introducción al Antiguo Testamento. Navarra, España: Verbo Divino. P. 30. 5 Ibíd.


9 Es más, dentro de dichas situaciones excepcionales se aprecia “la influencia del espíritu moral de la religión israelita”.6 Por ejemplo, en lo que concierne a la guerra santa, ésta se reglamenta de tal manera que se aplaca todo brote de barbarie:7 por sentido humanitario, se exime de la guerra a ciertos israelitas (20:5-9); se ordena un trato diferente y más condescendiente con las ciudades que no son cananeas y que están en los márgenes de Palestina, a diferencia de los pueblos cananeos (20:10-15); se prohíbe, además, la tala forestal innecesaria e indiscriminada (20:19-20). Siguiendo en esta misma línea, se debe añadir que “[l]a guerra de Yahvé nunca es una guerra imperialista de conquista”.8 Se circunscribe solamente a las naciones cananeas y “es un concepto que sólo se aplica, una vez por todas, a la ocupación por Israel de la tierra que Dios les daba”.9 La legislación del anatema, por su parte, “pretende impedir que la guerra se convierta en medio de enriquecimiento”.10 Puesto que todo debía ser aniquilado, la campaña militar no repercutía en beneficio económico o de patrimonio para nadie.11 6

Brown, Raymond E. (1970). Deuteronomio. Conoce la Biblia: Antiguo Testamento 10. Santander, España: Sal Terrae. P. 112. 7 Ibíd. 8 Zimmerli, Walther. (1980). Manual de teología del Antiguo Testamento. Madrid, España: Cristiandad. P. 64. 9 McConville, Gordon. (2003). “Deuteronomio”, en Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno: Antiguo Testamento. Ed. G. J. Wenham, et al. El Paso, Texas: Mundo Hispano. Versión electrónica de Biblioteca Mundo Hispano, CD-ROM (2003). P. 494. 10 Sicre, 2000, p. 33. 11 Ibíd. Al respecto Walter Eichrodt indica que “precisamente la forma rígida del anatema debió de impedir bastante la declaración de guerra por codicia o avidez de botín”. Eichrodt, Walter (1975). Teología del Antiguo Testamento. Tomo 1. Madrid, España: Cristiandad. P. 127.

Por otro lado, las guerras de exterminio tampoco son batallas “que pretenden proteger unilateralmente a una nación, etnia o raza”.12 No existía ninguna animosidad perversa o sádica hacia los cananeos simplemente por no ser israelitas.13 Y si se les llama enemigos (cf. 1:42; 6:19; 20; 21:10; 23:9, 14), es porque han atentado contra la santidad y justicia divinas. El carácter excepcional de la guerra santa se puede apreciar, también, en su relación con el sexto mandamiento del Decálogo: “No matarás” (5:17). Aquí surge una aparente contradicción, ¿cómo puede ser posible que Dios presente esta estipulación y luego mande a los israelitas a aniquilar a los pueblos cananeos? Para responder a esto se debe señalar que el verbo rasáj (matar), usado en 5:17, no se refiere a cualquier tipo de muerte. Félix García Lopéz indica que de las 47 veces que se emplea el término en el Antiguo Testamento, nunca se relaciona con la pena capital ni con la acción de matar en guerra. Tampoco se usa para expresar una acción divina o en relación con darle muerte a un animal. Todos estos casos son descritos en el Antiguo Testamento a través de otros verbos.14 El sexto mandamiento, entonces, hace referencia a aquel tipo de muerte que se genera con premeditación y voluntad de propósito. De ahí que Mervin Breneman afirme que la traducción más exacta del verso debería ser: “No cometerás homicidio”.15 Se deduce, 12

Sánchez, 2002, p. 316. Dyrness, William. (1989). Temas de la teología del Antiguo Testamento. Miami, Florida: Vida. P. 143. 14 García López, Félix. (1994). El Decálogo. Cuaderno Bíblico 81. Navarra, España: Verbo Divino. P. 3637. 15 Breneman, Mervin. (1996). La voluntad de Dios para la vida diaria. Buenos Aires, Argentina: Kairós. P. 38. 13


10 pues, que las guerras de exterminio son un caso especial dentro del entramado éticoteológico antiguotestamentario y no forman parte de la semántica del sexto mandamiento. Otro aspecto a considerar es que la guerra santa se ubica en la línea de los grandes actos justicieros de Dios tales como el diluvio (Gn. 6-7) y la destrucción de Sodoma y Gomorra (Gn. 19). El exterminio total (hombres, mujeres y niños) siempre fue una medida extrema por parte de Dios y se presenta como el pago para aquellas sociedades que, a pesar de las advertencias, optaron por el camino de la maldad sin importar sus resultados.16 Interesantemente, el mismo pueblo de Israel sería objeto de ese celo justiciero divino cuando fueron avasallados por los asirios y babilonios debido a su infatigable perversidad. Ante todo, con estos actos Dios busca salvaguardar su santidad, justicia y soberanía, procurando allanar el camino para que su plan soteriológico avance y no dejando que su creación se desboque irremisiblemente.17 A su vez, la radicalidad de estos juicios busca sentar un precedente para las demás naciones a fin de producir un freno moral en ellas.18

Las guerras de exterminio y el progreso de la revelación Un error que se da comúnmente es tratar de encajar los eventos pasados en el molde de la mentalidad contemporánea. Esto explica porque algunos se escandalizan por ciertos hechos antiguotestamentarios que les parecen fuera de todo orden. Sin embargo, no hay que olvidar que cada suceso debe entenderse en los términos de su propio contexto histórico. Las guerras de exterminio, por ejemplo, son un fiel reflejo de los rudos códigos morales de los tiempos en que se dieron;19 tiempos en los cuales la guerra era un asunto común para dirimir conflictos de cualquier índole. Por otro lado, la Biblia es testigo de cómo el Señor condesciende con la humanidad y ajusta su plan salvífico a cada momento histórico particular, tomando al ser humano tal cual es, según su contexto de vida. En este sentido, cada generación carga con el lastre de las limitaciones de su propia época.20

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Para un ejemplo positivo, véase el caso de Nínive en el libro de Jonás, una ciudad que sí hizo caso a las advertencias y por eso se libró de la destrucción total. 17 “Cuando individuos y naciones desoyen la Palabra divina, someten sus vidas a otros dioses y oprimen, matan y destruyen a otros seres humanos y a la naturaleza, Dios se convierte en fuerza castigadora para someter de nuevo a los rebeldes a su voluntad, o para destruirlos si es necesario”. Sánchez, 2002, pp. 316-317. 18 Como se dijo anteriormente, el primer pueblo que debía aprender de lo que le pasaría a los cananeos era el mismo Israel. Si no quería que le aconteciera lo mismo debía mantenerse fiel a Dios y fiel a las estipulaciones del pacto. El compromiso generacional que

esto produce es bastante fuerte. La generación del hoy que escucha a Moisés debe de comprometerse a vivir bajo la cobertura divina e inculcarle eso a las nuevas generaciones para que el desenlace futuro sea exitoso para la nación. Por eso es que en Deuteronomio la instrucción de los hijos es medular (6:1-3, 6-9, 20-25; 11:16-25; 31:9-13). 19 Soltero, 2005, p. 567. 20 Ibíd.


11 Es dable considerar también que la revelación que Dios le había otorgado a la humanidad en tiempos de la conquista de Canaán era mínima. No se puede esperar, entonces, que ciertas estipulaciones y prácticas de esa época alcancen la altura moral que se reflejará luego en el Nuevo Testamento con Jesús y la Iglesia Primitiva. Tomando en cuenta que Cristo es la revelación definitiva de Dios, se podrá caer a la razón de que la moral del Antiguo Testamento es imperfecta en muchos aspectos, ya que Jesús “mismo se vio obligado a distinguir claramente entre las normas enseñadas a las generaciones antiguas y la moral nueva, típica del cristiano”21 (cf. Mt. 5:21 -48; 19:1-12). Las guerras de exterminio y el Nuevo Testamento Contrario al Antiguo Testamento, se advierte que en el Nuevo la terminología bélica adquiere un cariz metafórico. El pueblo de Dios ya no es convocado para realizar campañas militares en contra de personas o naciones. La guerra se libra ahora en el día a día desde el ámbito espiritual (cf. 2 Ti. 2:3; 1 P. 2:11). Los enemigos son el Diablo y sus huestes (Ef. 6:11-12) y la armadura militar consiste en el cultivo de virtudes internas y hábitos espirituales que permitan hacerles frente con efectividad (6:13-18), tratando de hacer mella en la esfera de influencia que su terrible reinado de maldad ejerce en el mundo.22

Esta nueva perspectiva sobre la guerra, y en general sobre el tema de la violencia, es consecuencia directa de la postura pacifista que Jesús desplegó en su vida, ministerio, pasión y muerte; la cual transmitió vívidamente a sus seguidores. La doctrina de la no-violencia de Cristo parte de la premisa de que el mal solo puede ser derrotado, de manera definitiva, por el bien (cf. Ro. 12:21). Por eso es que se les pide a sus discípulos que sean mansos (Mt. 5:5), pacificadores (5:9), que sufran la violencia (5:1012), que no sean vengativos (5:38-42) y que amen, inclusive, a sus enemigos (5:43-48).23

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Sicre, 2000, p. 33. Para un interesante tratamiento sobre la relación de la armadura del cristiano y el tema de la no -violencia ver Espinel Marcos, José Luis. (1992). El pacifismo del Nuevo Testamento. Salamanca, España: San Esteban. Pp. 171-190. 22

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Agustín decía que el cristiano debe amar a los demás, incluidos los enemigos, “no porque sean hermanos, sino para que lo sean”. Citado en Blank, Josef. (1984). “No violencia, guerra y servicio militar”. Selecciones de teología 89. Versión PDF. P. 4.


12 Para Jesús, la guerra solo puede engendrar más guerra y la violencia, más violencia (cf. Mt. 26:52). Por lo tanto, lo único capaz de romper con ese “ciclo infernal” de retribución infinita de “golpes” es pagar bien por mal.24 Con esto no se quiere decir que el objetivo de Cristo fuera desvirtuar las guerras de exterminio solicitadas por Dios al pueblo de Israel en su entrada a Canaán. Ya se dijo anteriormente que esos conflictos armados fueron un caso especial y extremo en la historia y teología antiguotestamentarias. Lo que Jesús busca realmente es evitar que las personas desarrollen una actitud guerrerista que haga de aquella excepción, la regla. En el Nuevo Testamento, la transformación de la realidad ya no se logra por medios violentos sino a través de las buenas obras del cristiano, lideradas por el amor (Mt. 5:14-16; Ro. 13:8-14; 1 P. 2:1125). La santidad ya no se facilita a través del exterminio del pagano sino rompiendo por completo con las fuentes que exacerban los malos deseos que están anidados en el corazón de todo ser humano (Mt. 5:27-30). Por otro lado, Dios sigue siendo quien castiga la maldad (1 P. 2:21-23), delegando parte de esa labor en las autoridades civiles (Ro. 13:1-4).

través de sus acciones y su ejemplo de vida pacífica, amorosa y santa. El creyente carece de la potestad de hacer justicia por sus propias manos. En todo caso, la única violencia que le está permitida es “la violencia del amor”.25 El Reino al cual sirve no se impone por la fuerza sino que invita espontáneamente a pertenecer a una sociedad alternativa, la sociedad de “la fraternidad libre de toda violencia”.26 Las guerras de exterminio y su mensaje hoy Más de alguno podría pensar que las guerras de exterminio son un asunto irrelevante y desfasado, carente de enseñanza para el ser humano de hoy. Sin embargo, una lectura cuidadosa del tema revela lo contrario. En primer lugar, el perfil divino que promueve la guerra santa complementa muy bien la imagen más difundida de un Dios perdonador, misericordioso y lleno de gracia. El Dios de las guerras de exterminio es alguien que castiga duramente la maldad y que pide de su pueblo santidad y fidelidad absolutas. Con el Señor no se juega. Él no es un ser bonachón y “sentimentaloide” que va a dejar pasar fácilmente el pecado reiterado o que va a 25

El llamado del cristiano y de la iglesia es, pues, poner en práctica una noviolencia activa que sirva a la sociedad y procure la transformación de la realidad a 24

Blank, 1984, p. 4. ¡Cuántos de los conflictos actuales se hubieran solucionado ya si se intentara poner en práctica esta enseñanza de Cristo! Se viene a la mente el caso del conflicto palestino-israelí, como muestra.

Beauchamp, Paul y Vasse, Denis. (1992). La violencia en la Biblia. Cuaderno Bíblico 76. Navarra, España: Verbo Divino. P. 51-52. 26 Moltmann, Jürgen. (1973). “Responsabilidad política y violencia”. Selecciones de teología 45. Versión PDF. P. 1. Cabe señalar que esta realidad solo se verá cumplida plenamente en el futuro. La historia de la iglesia enseña que en muchas ocasiones, demasiadas realmente, ésta ha usado la violencia como medio de legitimación de sí misma, de su misión o de su organización interna. Por otro lado, no son pocas las congregaciones que han sufrido una no-fraternidad, producto de las divisiones y peleas intestinas.


13 permitir sin reparos que su pueblo viva cómodamente en medio de una fidelidad dividida, con un ojo puesto en Él y el otro puesto en cualquiera de los ídolos contemporáneos (dinero, fama, consumismo, materialismo, etc.). Segundo, la metaforización que recibe el tema de la guerra en el Nuevo Testamento recuerda que el cristiano libra una batalla real y seria, no contra los “infieles” sino contra las huestes espirituales que los gobiernan y que intentan viciar la espiritualidad e influencia del creyente en el mundo. El cultivo diario del espíritu y la búsqueda incesante de la ayuda divina serán la clave para hacerles frente. Tercero, el carácter excepcional de la guerra santa hace afirmar que ningún país puede atribuirse el derecho de llamarse “nación de Dios” y aniquilar o dominar por ello a otros pueblos.27 Tampoco la iglesia puede utilizar la guerra “como método para extender sus fronteras, ganar adeptos o proteger su fe”28 tal como sucedió tristemente en el pasado con las cruzadas,29 la inquisición,30 o la conquista de América.31 27

Sánchez, 2002, p. 317. Un ejemplo de esto sería la doctrina política del Destino Manifiesto. 28 Ibíd. 29 El papa Urbano II “convocó la primera cruzada bajo el título ‘¡Dios lo quiere!’ y aseguró para los cruzados indulgencia plenaria”. Granados R., Juan Manuel. (2002). “‘Guerra santa’ en el Antiguo Testamento y en el Corán”. Theologica Xaveriana 141. P. 16. 30 “La maquinaria de la Inquisición [española] fue muy poderosa y de vasto alcance. Los sospechosos eran sometidos a tortura, juicio, confiscación de sus bienes y muerte en la hoguera. Durante el reinado de Isabel murieron unas dos mil personas bajo la Inquisición”. Herring, Hubert. (1992). A History of Latin America: From the Beginnings to the Present. Nueva York, EUA: Alfred A. Knopf. P. 76, citado en Deiros, Pablo. (1992). Historia del cristianismo en América Latina. Buenos Aires, Argentina: FTL. P. 223.

Cuarto, el estudio de las guerras de exterminio pone sobre la mesa la necesidad imperiosa de que el creyente y la iglesia de hoy presenten posturas claras y bien pensadas respecto a temas tan controversiales como la pena capital, la guerra justa, la intervención humanitaria y la participación de los cristianos en el ejército, en conflictos armados o en batallas de liberación; temas que por razones de espacio no podrán ser analizados en el presente escrito.32 En estos asuntos no hay espacio para respuestas fáciles o simples como a veces se pretende. Para efectos de ejemplo, se presenta la siguiente reflexión de John Stott respecto a los temas sobre la pena capital y la intervención humanitaria: Aquellos que hacen campañas en favor de la abolición de la pena de muerte bajo la base de que la vida humana (la de los asesinos) no debería quitarse tienden a olvidar el valor de la vida de la víctima del asesino [a los ojos de Dios, Gn. 9:6]… Y aquellos que hacen campañas en favor del pacifismo incondicional tienden a olvidar que, aunque la matanza y mutilación indiscriminada de civiles no se 31

“Uno de los más encumbrados defensores de la ‘guerra justa’ contra los indígenas fue Ginés de Sepúlveda (1490-1573). Según él, ‘la causa de guerra justa por derecho natural y divino es la rebeldía de los menos dotados que nacieron para servir, por cuanto recusan el imperio de sus señores; si no se les puede sujetar por otros medios, la guerra es justa’”. Deiros, 1992, pp. 261 -262. 32 Para un estudio de las diversas opiniones sobre estos temas se remite al lector a Nyenhuis, Gerald y Eckman, James P. (2002). Ética cristiana. Miami, Florida: Logoi. Pp. 271-285; Stott, John. (2007). Los problemas que los cristianos enfrentamos hoy. Miami, Florida: Vida. Pp. 95-130; McDowell, Sean. (2007). Éti-K. Nashville, Tn.: B&H. Pp. 133-145; y el número 290 de la revista Concilium que trata sobre el tema de la guerra justa.


14 puede defender de ninguna manera, Dios ha dado a la sociedad (fuere el estado o -por extensión- algún cuerpo internacional) el derecho y la responsabilidad de castigar a los malhechores [Ro. 13:1-4].33 Conclusión

¿Es posible legitimar o sacralizar la violencia desde el tema de las guerras de exterminio israelitas? Definitivamente no. La guerra santa fue un caso especial y extremo en la vida del pueblo de Israel y de ninguna manera sirvió –ni en aquel momento ni ahora– para justificar la violencia entre seres humanos. El cristiano y la iglesia son llamados a continuar con el estilo de vida no violento y pacifista de Cristo. Tampoco se debe olvidar que Dios juzga el pecado y lo hace directamente o por medio de las autoridades que ha delegado para ello. La guerra de los creyentes hoy en día es contra el Diablo y sus legiones malignas.

33

Stott, John. (1998). El Sermón del Monte. Barcelona, Buenos Aires, La Paz: Certeza Unida. P. 92.

Por otro lado, se espera que el quehacer teológico cristiano ofrezca líneas de reflexión y acción claras frente a los problemas de violencia que más aquejan a este mundo como suelen ser el alza de la delincuencia y el crimen organizado, el terrorismo o las dictaduras políticas represivas, los cuales han traído de nuevo a colación temas como la pena capital, la guerra justa, la participación armada o la intervención humanitaria; temas que, como se indicó, por razones de espacio y debido a su complejidad inherente, será necesario abordar en otros ensayos.


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Clases de Biblia & Teología La formación bíblica y teológica es de suma importancia para la Iglesia ya que provee a los creyentes fundamentos esenciales para comprender y vivir su fe de manera correcta. Fue San Anselmo de Canterbury quien expresó el lema que tomamos como nuestro: Fides quaerens intellectum, “la fe inquiere en el intelecto”. En otras palabras, la fe cristiana busca comprender. En ese mismo sentir, consideramos que el llamado de Dios requiere una preparación sólida para llevarlo a cabo, pero sabemos que no todos pueden contar con el tiempo o recursos para ingresar a un seminario. Por eso, nuestra misión es honrar a Dios sirviendo a pastores, líderes y hermanos de la Iglesia que ya cuentan con una responsabilidad ministerial o que desean profundizar en su fe, a través de cursos bíblico-teológicos, a un costo accesible y según la disponibilidad de horario. Así, esperamos servirte. Gracia y paz.

10° Aniversario Así es, ¡cumplimos 10 años de servicio! Ha sido un largo recorrido llegar a este punto, donde la experiencia se ha ido acumulando para poder ofrecerles cada vez una mejor formación teológica y bíblica. Agradecemos al Señor Jesucristo, quien nos ha llamado a esta labor docente y nos ha permitido ser parte de la educación de cientos de alumnos, algunos de los cuales ya están hoy sirviendo al nuestro Señor a tiempo completo.

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La relevancia de la historia para entender la doctrina y la Iglesia cristiana por David López Apenas si debo señalar que, desde el punto de vista de la ciencia y la historia, la imagen que nos ofrece el Museo de Antropología de nuestro pasado precolombino es falsa. Los aztecas no representan en modo alguno la culminación de las diversas culturas que los precedieron…La exaltación y glorificación de MéxicoTenochtitlan transforma el Museo de Antropología en un templo.1 Esta cita del notable Octavio Paz, tan reveladora del uso de la historia como herramienta política en el caso mexicano es fácilmente aplicable a todos los países

1

Paz, Octavio. (2004). El laberinto de la soledad (3ª edición.). México: Fondo de Cultura Económica.

iberoamericanos, y por qué no, también a las iglesias cristianas. Empero, no todos lo saben. No, la historia de México no es la que cuentan en los libros de texto escolares o los grandes museos nacionales. Y me permito añadir respecto a la iglesia: no, la historia de la iglesia protestante no comienza con la Reforma. Y no, los protestantes no vienen de un “remanente santo” que viene desde los discípulos de Jesús que nada tuvo que ver con San Agustín ni Santo Tomás de Aquino. Me explico. Estudio historia en la Universidad. Esto después de haber estudiado teología en un seminario. Muchas


17 veces converso con personas que me preguntan por mi ocupación. Cuando menciono que estudio historia, escucho respuestas variadas. “Ah” y un silencio incómodo suele ser la más común. No obstante, si hay algo que muchas de esas respuestas tienen en común es una enorme duda respecto a la utilidad del estudio de la historia. Verán, hay tanto que decir y tan poco espacio para comunicarlo. No obstante, permítanme compartir con ustedes una taza de café, y disfrutar una breve charla al respecto. Sí, al final prometo ser breve. Historia. ¿Por qué estudiar historia? ¿Para qué sirve? ¿No son sólo un montón de datos y fechas sobre personas y hechos del pasado? Nada más alejado de la verdad. Comencemos con la primera pregunta. Respondo lo siguiente: la historia no es una materia más. La historia es identidad. La historia es vital. Generalmente se considera que la historia es una disciplina poco relevante para la sociedad en general. Simplemente nos limitamos a utilizarla para darnos una breve idea de cómo llegamos aquí. Sabemos que no venimos de la nada, y queremos saber acerca de nuestro origen. Queremos, en pocas palabras, saber como es que acabamos aquí. Ese es nuestro primer error. José Ortega y Gasset comentaba que el hombre “no tiene naturaleza, sino historia”2. A lo que nos referimos con esto, es 2

Ortega y Gasset, José (s.f.). Historia como sistema. Recuperado de http://xabier.org/OFICIALWEB/recursos/descargas/H1xMKz80.pdf .

que como humanos, no podemos decir que somos ahora, sin referirnos a nuestro ayer. Una persona es, en otras palabras, el cúmulo de sus experiencias vividas en el pasado, el resultado de sus decisiones y el resultado que las mismas imprimen en sus esperanzas al futuro. Una persona sin pasado es una persona sin memoria. Una persona sin memoria no puede saber quién es hoy. Es por esto que es esencial entender nuestro ayer. Sin un ayer no podemos tener un verdadero hoy, ni un mejor mañana. Eso es lo que busca hacer la historia. En pocas palabras: sin historia no tendremos identidad. Aunque la diferencia parezca sutil, no lo es. La historia no es un cúmulo de datos que nos dicen cómo es que llegamos aquí. La historia es nuestra identidad. No son datos, es nuestro ADN. No es una materia más, es vital. Aclarado esto, vale también mencionar lo siguiente: un pasado limitado significa un presente torcido. En otras palabras, alguien que entiende su pasado de una forma incorrecta, no podrá entender su presente adecuadamente. Si volvemos al tema de los relatos nacionalistas, como el mexicano, podemos ver claramente cómo ha existido una utilización de la historia como herramienta de cohesión social y como, por qué no decirlo, aliada para legitimar al Estado. Los aztecas son el ejemplo del “paraíso perdido” que viene a ser recuperado por los héroes incólumes como Hidalgo, (cuya verdadera vida dista mucho de “héroe” tal y como atestigua Enrique Krauze), Allende, Morelos y Guerrero luego de la invasión y conquista española. Se olvidan a personajes como Iturbide, verdadero artífice de la Independencia, por no encajar correctamente en el relato a contar. Esto es valioso recalcar. Muchos de los libros de


18 historia que existen, incluso de historia eclesiástica, son relatos que responden a una inquietud. Y las preguntas que se le hagan a la historia se verán afectadas por esa inquietud. En otras palabras, los relatos históricos no son objetivos, sino altamente subjetivos. Llegados aquí surge la siguiente pregunta: ¿Existe la “historia” objetiva como tal? ¿Podremos saber a ciencia cierta lo que ocurrió? No. Al menos no al 100%. A pesar de ello, habrán relatos más acercados a la realidad, más factuales, más verídicos que otros. Es por eso que la investigación seria y rigurosa se hace cada vez más necesaria. No solo en la historia política (como en nuestros países de habla hispana), sino también en la historia religiosa. Aquí desearía detenerme por un momento, si se me permite. En una época en la que los hechos y datos son manipulados y utilizados a diestra y siniestra por políticos, reporteros, líderes de movimientos y demás, el estudio de la historia sigue clamando por gente que pueda preocuparse por la verdad. El interesado en la historia debe embarcarse en la ardua tarea de cuestionar su pasado, incluso cuestionar aquello que da por hecho y estar dispuesto a replantearse su propio ADN en caso de que así la evidencia lo mostrase. Es aquí que nuestros caminos se juntan con la historia y doctrina de la iglesia. La iglesia siempre ha pretendido defender “la verdad”. Esta verdad, como sabemos, es el hecho histórico de la Revelación de Dios en Jesús. Como resultado de la misma, la iglesia ha desarrollado a lo largo de los años lo que ha llegado

nosotros como “doctrina”. Muchas iglesias consideran “sana doctrina” aquello que han recibido, sin entender que esa “doctrina” tiene un proceso histórico. Las ciencias bíblicas buscan entender los textos bíblicos que, como mostró Santiago García-Jalón en su libro Lingüística y exégesis bíblica no se pueden abstraer de la comunidad que los consolidó ni de su subsecuente dotación de sentido anterior.3 Es decir, incluso el más puro biblista debe reconocer la tremenda importancia de la historia en su quehacer. Incluso el lenguaje como ente encuadrado en el tiempo, tiene pasado y presente. Cuánto más pasa esto en el ámbito de la dogmática cristiana. Podríamos pasar horas charlando respecto a la cristología y la importancia de la historia en la configuración de la misma, pero apremia la brevedad. Concluimos, pues, que la historia permite conocer nuestra identidad, y que una historia más apegada a los hechos será una historia que podrá responder mejor a mi presente. Relacionado a esto, en el ámbito eclesiástico que nos ocupa, al estudiar y entender la doctrina es también importante entender los procesos históricos que los configuraron de tal manera, para así poder distinguir entre lo esencial y céntrico de la fe de aquello que es más periférico. Entender la historia de las doctrinas y la iglesia nos permite entender que hay doctrinas nuestras que son relativamente nuevas y tienen una razón específica de ser, como el caso del rapto, o el caso de la práctica adoptada de la “oración del pecador”. No se me malinterprete, este artículo no pretende dar juicios de valor sobre esa práctica o la anterior doctrina tan difundida en la iglesia 3

García-Jalón. (2011). Lingüística y exégesis bíblica. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.


19 cristiana. Solo comento que al entenderlas como fruto de un período de la iglesia pueden entenderse en su justa dimensión. Ha habido grandes discusiones por temas como el momento en el que el mencionado “rapto” ocurriría, si antes o luego de la Tribulación. Al entender esta doctrina ampliamente presente en el mundo evangélico, y su desarrollo histórico reciente, se podría entender que no vale la pena crucificarse por algo que es periférico, y no central, en la fe cristiana. Finalmente, termino donde empecé. La historia es identidad. La iglesia que se siente “evangélica” y poseedora de la “verdad” y que mira a su contraparte romana con desdén, bien haría en primero estudiar la historia y comprobar si tal cosa es cierta. Nuestra iglesia no surgió del vacío. Tampoco surgió, como otros dicen, de la Reforma. Nuestra iglesia bebe también de la patrística (los primeros cristianos hasta el cuarto o quinto siglo), de San Agustín, de Santo Tomás de Aquino y de la

teología de los místicos como Tomás de Kempis. Es lamentable saber que muchas personas, por considerar a los anteriores autores como “católico-romanos”, los desecharon sin más, perdiendo la gran riqueza que los mismos pudieron encontrar en las Escrituras. Sabernos herederos de ellos nos permitirá enriquecernos de su teología y nos hará más cautelosos con aquellos que deseen engañar. Entender nuestra historia nos hará menos orgullosos y más cautelosos. De nuevo, entender nuestra historia nos permitirá dejar a lado las diferencias doctrinales que no son esenciales y nos permitirá trabajar en unión y cooperación con nuestros hermanos en Cristo. Sí, entender nuestra historia nos mostrará que algunas doctrinas diferentes no fueron sino distintas formas sutiles de interpretar la doctrina y las Escrituras. Entender nuestra historia…nos ayudará a saber quienes somos, de donde venimos, y hacia donde vamos. A fin de cuentas, lo que predicamos que ocurrió hace 2000 años es también historia, ¿o no?


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Leer el Antiguo Testamento (en Griego): La Septuaginta por William Ross* La Septuaginta no es algo que escuches muy a menudo. Aún en los círculos más académicos del cristianismo surge ocasionalmente, y allí es mencionada típicamente de pasada. Hasta cierto punto, eso es entendible y, probablemente, apropiado en muchos casos. Pero la Septuaginta está ganando mayor atención en estos días. ¿Por qué? Para dar respuesta, primero necesitamos entender qué es y por qué es importante. La palabra Septuaginta es una etiqueta anacrónica aplicada a más o menos una colección de antiguos escritos judíos en Griego. Cerca de dos tercios de esa colección consiste en traducciones griegas de la Biblia hebrea, o el Antiguo Testamento cristiano (específicamente protestante). El otro tercio esta conformado por libros comúnmente llamados Apócrifos (o Deuterocanónicos), tales como Judit, Tobit y 1 y 2 de Macabeos. Esos libros forman su propia categoría ya que fueron escritos originalmente en Griego o no fueron recibidos en la colección canónica. En conjunto estos libros forman lo que los académicos llaman La Septuaginta, la cual en diferentes maneras constituyó las Escritu*

Traducido por Shealtiel Durán con el permiso del autor. El articulo original en Inglés fue publicado el 11 de septiembre de 2018, en: https:// credomag.com/2018/09/reading-the-old-testamentin-greek-septuaginta-a-readers-edition/

ras tanto del Judaísmo antiguo como del Cristianismo primitivo. Una vez entendido esto, es fácil ver cómo la Septuaginta sería importante por razones históricas, textuales y lingüísticas relacionadas al estudio de la Biblia. Veamos brevemente a cada una de estas. La Septuaginta fue producida por judíos griego hablantes mayormente en Egipto entre el tercer siglo a.C. y el segundo siglo d.C. El tiempo exacto y el lugar de traducción o composición de cada libro está raramente fuera de discusión.

La imagen muestra un Fragmento de papiro de un rollo de Nahal Hever que incluye Habacuc 2:19, 20 está fechado entre el 50 a.E.C. y el 50 E.C.. Parte inferior de la columna 8 del rollo griego de los Profetas menores. La flecha señala el nombre divino en escritura paleo-hebrea. Recuperado el 3 de enero de 2019, de: http://www.eliyah.com/lxx.html. Dominio público: https://commons.wikimedia.org/w/index.php? curid=586109


21 Conforme el entendimiento académico de esta parte de la Historia mundial a progresado en décadas recientes, así también nuestro entendimiento del contexto en el que la Septuaginta se produjo. Traducir enteramente la Biblia hebrea al Griego fue una empresa mayor. No habría llevado tan solo una buena cantidad de tiempo y dinero, sino también el tipo correcto de educación y experiencia. La comunidad judía responsable de iniciar el proyecto debía, por tanto, tener no sólo los medios para hacerlo –en lo financiero y de personal– sino el deseo de usarlos. Hacer sus escrituras accesibles en un lenguaje que la comunidad conociera era claramente una cuestión de gran importancia. Aún cuando la porción más temprana de la Septuaginta (el Pentateuco) fue completado, ya se había desarrollado una tradición de traducir de manera que se siguiera de cerca el orden de las palabras correspondientes al texto hebreo. Este acercamiento, que era deliberado y requería una considerable habilidad lingüística, tuvo numerosas consecuencias y su razón fundamental aún es fuertemente debatida. Pero se convirtió en un estilo que podría, con ciertas excepciones y requisitos, caracterizar eventualmente todo el corpus de la Septuaginta, aun los libros que fueron escritos originalmente en Griego y que no eran traducciones de los originales Hebreos. Sin ahondar demasiado, es justo concluir de esta traducción –y de la actividad revisional que le siguió– que la comunidad judía quería una versión griega de las Escrituras que priorizaran una adherencia a sus originales. Debemos ser cautelosos de deducir demasiado de esto o de descartar otros factores motivantes; la producción y transmisión de la Septuagin-

ta es complicadamente intrincada. Pero en algunos aspectos, el resultado fue una traducción de la que debemos conjeturar la antigüedad y estabilidad del Texto hebreo masorético que se usó como la base para las biblias en inglés, lo cual es confirmado también por los descubrimientos de los Rollos del Mar Muerto.

Desde luego, la única manera de acercarse directamente a estos complejos problemas históricos y textuales es a través del idioma Griego. La Septuaginta es uno de los corpus más extensos del Griego post-clásico (el “Koiné”). Esta fue la fase histórica del lenguaje que se desarrolló después de que el mundo Mediterráneo fue helenizado y que duró a través de la era Bizantina. Tenía estilos elevados y bajos, literarios y comunes, sofisticados y rudimentarios. Toda esta variedad aparece en el lenguaje de la Septuaginta, trayendo consigo muchas curiosidades, preguntas y disfrutes. Uno de estos es el hecho de que es el mismo tipo de Griego que encontramos en el Nuevo Testamento. Y eso significa que si puedes leer el Nuevo Testamento en Griego, puedes leer también la Septuaginta. En la imagen puede verse la Cueva 4 de Qumran, donde se hallaron 90% de los rollos.


22 Si has llegado hasta aquí es porque estabas interesado en conocer la Septuaginta y quizás hayas considerado leerla. Ahora es el tiempo de que te ensucies las manos y caves más profundo. Leer la Septuaginta puede ser todo un reto, pero es uno que pronto se hará más manejable. En los últimos años he estado trabajando con Gregory R. Lanier. Profesor asistente de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Reformado (Orlando, Fl.), para producir un nuevo recurso llamado La Septuaginta. Edición de un lector. Se publicó el pasado Noviembre 2018 por la fina editorial Hendrickson Publishers, quienes han realizado un maravilloso trabajo cuidando meticulosamente la tipografía y uniendo los resultados en esta empresa masiva que se extiende a más de tres mil páginas divididas en dos volúmenes.

En años recientes, muchos ya se han familiarizado con otras ediciones lectoras. La idea es simple: Presentar el texto del Nuevo Testamento Griego o la Biblia Hebrea junto con información léxica estraté-

gica en un aparato al borde inferior de la página para facilitar la lectura sin tener que consultar otras fuentes. Aprender bien los idiomas y mantenerlos es un aspecto seminal del ministerio de la Iglesia. Una edición de un lector es una excelente manera de animar y capacitar pastores, estudiantes y académicos por igual para continuar (¡o empezar de nuevo!) con la lectura de los idiomas bíblicos con mayor consistencia y comprensión. La recompensa es significante para la alfabetización bíblica general, la exégesis, la preparación de sermones y aún para devocionales personales. En esta conexión, muchos han reconocido el valor y el gozo de una lectura del Hebreo, Arameo y Griego, de manera regular, enfocada y prolongada. Aún en esta era digital, la tendencia ha sido a hacerlo decisivamente en su forma impresa, como en toda la historia de la Iglesia, en lugar de hacerlo por medio de una pantalla. A pesar de que ya se han realizado otras opciones para la lectura del Antiguo y Nuevo Testamento en Hebreo y Griego, esta es la primera edición de lector para la Septuaginta. Comparte las características de otras ediciones de esta clase. Con el principal texto Griego –la excelente edición de Rahlfs-Hanharts– proveemos notas al pie señalando vocabulario no tan frecuente, definido como palabras que aparecen menos de cien veces, para las cuales es proporcionada información clave al borde inferior de cada página. Esa información incluye la forma léxica de la palabra, conjugación de verbos, y una o dos glosas contextuales en Inglés. Quizás, más importante para aquellos que desean leer la Septuaginta por sí mismos, es que deliberadamente


23 diseñamos esta obra para quienes han tomado cursos de Griego del Nuevo Testamento. Para hacerlo, integramos el vocabulario de la Septuaginta que proveemos en nuestro aparato con el vocabulario típico del Nuevo Testamento requerido en seminarios de todo el mundo. Así que si te acuerdas del vocabulario del Nuevo Testamento que aparece treinta veces, entonces puedes tomar la Septuaginta: Edición de un lector y comenzar a leerla. En general, erramos en ser demasiado generosos con las palabras que proveemos para los lectores. Pero cualquier palabra que no se encuentra al pie de página en el texto principal se halla en un glosario al final de cada volumen. En todo momento, nuestra meta fue facilitar una experiencia de lectura fluida y placentera para ayudar a nuestros lectores a enfocarse en comprender el texto.

Hay mucho más que podría decirse. Para facilitarlo publicamos un blog para la Septuaginta que puedes consultar en https://lxxre.wordpress.com/ Puedes leer mucho más acerca del proyecto en ese sitio y estaremos publicando más información a su debido tiempo.


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La estrategia de misión global del Apóstol Pablo por Elvis Aguirre Con el fin de proveer una base bíblica para la estrategia eclesiástica se hará una entrevista al Apóstol Pablo. En esta entrevista se aplicaran las 7 preguntas estratégicas de Simons, buscando en el apóstol Pablo respuestas que indiquen cómo fue y funcionó su ministerio en el primer siglo. La finalidad del estudio busca aprender lecciones prácticas de él y todos los relacionados en el influyente ministerio del Apóstol (cuyas respuestas y comentarios se hallarán en cursivas: nota del editor). Pablo, dígame: ¿A quién o a quienes consideró usted como su cliente principal entendiendo que es un siervo de Dios? Bueno, como siervo de Dios me es difícil usar la palabra “cliente” para referirme a mis hermanos. Usted ya conoce mi historia, no es nada de que sentirme orgulloso. En mi corazón y después de tener un encuentro personal con Jesucristo (Hechos 9:4 -5) yo no sabía qué hacer. Sin embargo, Dios me dio un propósito y me hizo entender que yo era, en sus manos, un instrumento útil. Se me dio la orden de llevar en presencia de los gentiles el nombre de Jesucristo (Hechos 9:15 y 13:47). Así que, si debo responder a la pregunta sobre quien es mi cliente principal, yo diría que los gentiles que Dios amó y ama.

Por lo que veo en su ministerio, también me parece que si tenía la oportunidad les hablaba del evangelio a judíos. Recuerdo que en una de sus conferencias dijo que “No se avergonzaba del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, -y agregó-, al judío primeramente”. (Romanos 1:16). Por supuesto.


25 ¿Cómo los valores fundamentales priorizan a los accionistas, asociados y clientes? Bueno, debo admitir que me debo en gran manera a mis accionistas. Quiero resaltar el corazón bondadoso de las iglesias de Macedonia (2 Corintios cap.8 y 9). Ellos invirtieron desde su corazón. Como socio quiero hablar de mi compañero Bernabé. ¡Qué gran compañero de batalla! Con Bernabé abrimos brecha entre los Gentiles y judíos. La poderosa mano de Dios nos acompañó (Hechos 14). Déjeme decir que todos son importantes, a todos Dios los usó para traer gloria a su nombre. Si usted conoce mi trabajo y ministerio no le será difícil comprender que mi cliente principal es mi prioridad. Por ellos hice largos viajes, el primer viaje (Hechos cap. 13 y 14), segundo viaje (Hechos 15:36-18:22) y el tercer viaje (Hechos 18:23 – 20:38). Todos están registrados en un documento escrito por mi amigo Lucas, quien me acompañó en algunos de mis viajes.

El mandamiento que Dios me dio es ir y predicar la salvación por medio de Jesucristo a los gentiles. Y yo me propuse predicar a Jesucristo en lugares donde no se hubiera predicado (Romanos 15:20-21). En todos y cada uno de mis viajes pasé sufrimientos, cárceles, fui apedreado, querían matarme. Entonces, me atrevo a decir que un valor por el cual usted prioriza a sus accionistas asociados y clientes es la obediencia al mandato de Dios, ¿es correcto? Usted lo dijo mejor que yo. Pero, ¿podría decirme que otros valores usted toma en cuenta para poner en un pedestal a los clientes? Con mucho gusto. Puedo mencionarle el sacrificio. Valoro el sacrificio por lo que vale la pena. Me gustan los retos y entre más glorifiquen a Dios cuanto más motivación recibo (Hechos 13:48). En uno de mis escritos


26 mencione que “apenas morirá alguno por un justo, con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno” (Romanos 5:7). Decidí entregar mi vida a la predicación de la justificación por fe en Jesucristo y eso me llevó a estar al borde de la muerte por los gentiles o mis clientes principales. Hasta ese punto los subí en su pedestal.

Ahora entiendo. Para usted ellos son asunto de vida o muerte. Una pregunta más: ¿Qué variables críticas de rendimiento usted siguió, es decir, cómo usted monitoreaba las metas de rendimiento?

porque todos los presos nos habíamos fugado. Cuando estaba para matarse le hablé y no permití tal barbarie. Él me preguntó qué debía hacer para ser salvo y fue el inicio de una nueva vida. De cruel a un ser amable, de hacer heridas a curar heridas, ¡imagina! Nos invitó a su casa y nos regocijamos de haber creído al mensaje de salvación de Dios (Hechos 16:23-34). Yo podía ver que las metas, poco a poco, persona a persona eran alcanzadas. ¿Qué limites estratégicos ha establecido?

Bueno, en el ministerio uno quisiera abarcar tanto lo cuantitativo como lo cualitativo. Dios estaba llevando el mensaje y su predicación a todo el mundo conocido. Yo podía ver que los judíos aceptaban a Jesucristo en masa (Hechos 4:32). Pedro, sin lugar a dudas estaba impactando con su poderoso mensaje y el Espíritu Santo apoyándolo. Por otro lado estaba yo abriendo camino entre los gentiles. Difícil tarea aquella. Nuestra meta era predicar a Cristo entre los gentiles, así que no perdíamos oportunidad para hablar sobre nuestro Señor. Cada predicación era un indicador que me decía ¡lo estamos logrando! Ya fuera una multitud o un individuo, el mensaje era el importante. Admiro mucho a Pedro por sus 3,000 o sus 5,000 conversiones, pero déjeme le cuento una de mis historias…

A nivel estratégico seguí de cerca los movimientos de Jesús. Leí que él cuando su vida o ministerio estaban en riesgo se movía a otro lugar (Mateo 12:15). Para mi entendimiento, Dios tiene todo bajo control, sin embargo, el mensaje que tenía era demasiado importante como para detenerlo en un solo lugar. O peor aún, morir sin acabar la misión que se me encomendó. Mi lógica es la siguiente: Yo ofrezco un servicio: el mensaje de Dios; tengo un cliente principal: los gentiles; un propósito: predicar a Cristo donde no ha sido predicado; una estrategia: la predicación (Hechos 9:20-22), la discusión (Hechos 13-13-52), reuniones informales (Hechos 17:18-34) y la formación de iglesias y liderazgo a todas partes donde iba. Pero todos los riesgos que asumí de alguna forma marcaron un precedente y establecieron límites de hasta dónde podía llegar con el mensaje.

Estaba con mi socio Silas en Filipos y por el mensaje que compartíamos nos azotaron y nos metieron en la cárcel. El carcelero era un hombre cruel, ¡aun puedo sentir su golpes! Pero con Silas nos pusimos a cantar himnos en la cárcel y por obra de Dios un terremoto abrió todas las puertas de la prisión. El carcelero pensó que iba a morir

Entiendo que no estaba dispuesto a que el mensaje fuera frenado por nada. Y que se largaba del lugar donde querían matarle. Aun asumiendo, en muchos casos, riesgos cuando usted lo consideraba necesario. Pero, ¿qué me dice de sus escritos? ¿Es una forma de innovación para llevar su mensaje?


27 Usted debe entender una cosa. “Yo sembré, apolos regó, pero el crecimiento lo da Dios”. Mi propósito con los escritos era alentar a las iglesias e individuos en su vida cristiana, que a veces era difícil. Exhortar, corregir e instruir. Fue el Espíritu Santo que sigue llevando su estrategia como él quiere. Para mí y mi humanidad le puedo mencionar muchos límites estratégicos, para Dios no hay nada imposible. A él sea la gloria. ¿Cómo está usted generando tensión creativa? O ¿Cómo alentó la innovación en tiempos difíciles para su ministerio?

Tengo una duda; ¿Le parece a usted que Dios, una vez más, estaba involucrado en este concilio?

Hay una idea que quiero compartir con usted y que tenía repercusiones inmensas en el fondo de mi estrategia. “El nacionalismo de Israel versus la universalidad del Señor”. El problema de esto era que el Señor le pertenecía a Israel y no se quería compartir. Este pensamiento es de siglos de historia en mi nación. Así que cuando entendí eso me di cuenta que el mensaje estaba en un tipo de meseta y estaba estancado en una sola nación. Nada estaba obstaculizando tanto mi ministerio como este asunto.

Absolutamente. Dios invita a todas las naciones, tribus y lenguas a reunirse, alabarlo, exaltarlo. No hay nación que pueda gloriarse de tener a Dios exclusivamente para sí. Él es universal.

De ese nacionalismo se pretendía imponer prácticas judías a los gentiles convertidos. Lo cual vi como una gran oportunidad para innovar. De allí, el concilio de Jerusalén (Hechos 15). Punto por punto y por la sola gracia de Dios llegamos a un acuerdo. No imponer ninguna carga más que estas: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre de ahogado y de fornicación (vv. 2829). Entonces, alentó la innovación reuniendo a los principales y apóstoles a un concilio para resolver la problemática y el estancamiento de la predicación.

¿Qué tan comprometidos estaban sus compañeros (empleados) para ayudarse unos a otros? Pienso en Bernabé, Lucas, Silas, Marcos, los ancianos que dejaba en las iglesias que formaba, Aquila y Priscila etc. y veo un gran equipo. Pero ¿cómo funcionaban? Sin lugar a duda, eran un gran equipo. Ya usted debe conocer mi analogía del cuerpo (Romanos 12:5). Allí expongo que todos funcionamos en diferentes áreas. Una uña, un ojo, un dedo y explico que todos somos importantes en el área indicada. Creo que en conjunto estaban comprometidos con el mensaje y ese era el ungüento que unía al equipo. Salvo un incidente por Marcos (Hechos 15:36-41). No estuvo de acuerdo a apoyarnos cuando más lo necesitábamos. Eso nos llevó a trabajar en la construcción del compromiso con él. Luego que Marcos entendió la importancia de su papel en la


28 entrega del mensaje estuvo dispuesto y fue muy útil para el resto del equipo. Bernabé no me dijo nada, pero creo que capacitó intensivamente a Marcos y lo llevó a ser el hombre que Dios quería que fuera dentro de un equipo (2ª Timoteo 4:11). Para concluir, permítame hacerle una pregunta más… ¿Qué incertidumbre estratégica lo mantenían despierto en la noche? Para ser honesto tenía muchas incertidumbres estratégicas. Por mencionar algunas: La organización de las iglesias ¿podrían los líderes adaptarse a los retos que la ciudad les presentaba? El tiempo de mi estadía en una iglesia en particular ¿era suficiente el tiempo que invertía en las iglesias que visitaba? Pero una en verdad me quitaba el sueño. Mis viajes misioneros. ¿Dios, me permitirás ir a España? (Romanos 15:24 y 28). Era el deseo de un corazón sediento por predicar a Cristo donde nadie lo hubiera predicado antes.

Lecciones aprendidas 1. Es importante seleccionar un cliente principal. 2. Permitir que los valores prioricen a quien merece estar en el podio. 3. Se debe monitorear las metas de rendimiento constantemente. 4. Es necesario conocer los límites estratégicos, establecerlos claramente. 5. Se debe mantener la innovación aprovechando la lectura de los tiempos.

6. Motivar las buenas relaciones entre empleados, de allí al compromiso. 7. Adaptarnos al cambio y soñar en grande.


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LEAN con amigos y café Nuestro canal está en YouTube, así que puedes seguirnos allí. Nuestro programa es un complemento a LEAN La Revista, donde presentamos conversatorios, entrevistas, reseñas y reflexiones teológicas con el equipo de escritores e invitados especiales. En el primer video ofrecemos algunas reseñas de libros. En los siguientes dos episodios presentamos la entrevista realizada al Profesor de Historia Eclesiástica y Nuevo Testamento, Guillermo McKernon, quien nos visitó desde su natal Nueva Zelanda. En los siguientes les damos algunos tips para formar su propia biblioteca teológica. Para los siguientes programas tendremos una reseña de las casas editoriales más importantes en la divulgación teológica. A través pues de estos programas buscamos profundizar sobre las temáticas tratadas en las publicaciones y responder a sus comentarios sobre las mismas u otros temas de su interés, por ello esperamos su participación. Si tienen alguna propuesta, ¡escríbenos!


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CB&T informa

El 2018 lo cerramos con gran intensidad: El 17 y 18 de noviembre en Veracruz, se presentaron las conferencias “Cómo estudiar la Biblia”, “Cómo aplicar el texto bíblico” y “La importancia del conocimiento del idioma Griego para el estudio del Nuevo Testamento”; fue un tiempo de gran regocijo junto con los hermanos de la Iglesia Bautista Independiente “Monte de los Olivos” (foto arriba). También durante el mes de noviembre terminamos el curso ‘Lectura instrumental del Griego bíblico’ y el de ‘Exégesis del Nuevo Testamento’ en la modalidad dual (en línea y presencial) en Morelia, Michoacán para el alumnado del programa de Estudios teológicos por extensión del Seminario Teológico Presbiteriano de México. Y en la Ciudad de México, el 11 de diciembre, concluimos el semestre de Griego I impartido a los alumnos de segundo año de esa misma institución (imagen a la derecha). Finalmente, se compartió la predicación “Sin Encarnación no hay salvación” en la Comunidad La Fuente, en Coyoacán, el 16 de diciembre. Agradecemos a Dios por cada una de estas oportunidades de servirle durante el año y nos mostramos expectantes y con gran ánimo de cara a las invitaciones para este 2019. Clases de Biblia & Teología


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Invitación Siguiendo con nuestra misión de fomentar la educación bíblico-teológica, ahora nos gozamos en presentar la modalidad a distancia de todos nuestros cursos y el nuevo blog personal “Shel verbum”, tanto en Facebook como en YouTube.

Empleando las Tecnologías para la información y comunicación (TIC) en la educación, estamos creando materiales audiovisuales para ofrecer nuestros cursos, incluyendo Griego del Nuevo Testamento. El programa de estudio es totalmente personalizado; más informes en: (55) 3190-9204

Shelverbum es un blog personal del director de esta revista donde compendia publicaciones tanto de LEAN La Revista, Clases de Biblia & Teología y reflexiones personales, donde se puede interactuar directamente con él.

En este canal podrás tener, de manera constante, reflexiones amenas y profundas sobre vida cristiana, espiritualidad, pastoral, historia, doctrina, exégesis, teología y mucho más. Shel verbum


LEAN Literatura que los haga reflexionar Escudriñen todo Apliquen lo bueno No se dejen bíblico-chamaquear

LEAN La Revista 5.1 Enero – Febrero 2019 LEAN La Revista ©


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