Revista teológica latinoamericana 4.1
Mayo — Junio
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LEAN La Revista Título: Escudriñen todo Número: 4.2 Fecha: Julio — Agosto 2018
Comité editorial Shealtiel Durán Badillo — director y editor David Campos — director asociado LEAN La Revista busca divulgar y fomentar la reflexión teológica en la Iglesia cristiana a través de artículos que abordan cuestiones bíblicas, teológicas y ministeriales, a partir de un estudio académico riguroso. Los artículos son total responsabilidad de sus autores y LEAN La Revista no necesariamente comparte su opinión. La reproducción total o parcial de los artículos es permitida, siempre y cuando se otorgue el crédito correspondiente. Cada número de la revista puede ser adquirido en formato PDF por $50 MXN. Contacto Si deseas adquirir este u otro número de la revista, interactuar con los autores o enviar tus comentarios, puedes contactarte con nosotros a través de nuestros sitios en Internet: LEAN la revista LEAN La Revista LEAN con amigos y café
Diseño de portada: Ángel Barrón Diagramación: Shel LEAN La Revista © 2018
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Índice Presentación … 4 Escritores … 5 Razonemos nuestra fe … 6 Por Brian A. Tendilla Metamorfosis … 11 Por Elvis Aguirre En Espíritu y en verdad … 17 Por Humberto Medina Cómo elegir un seminario … 20 Por Shealtiel Durán
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Presentación Queridos amigos y ávidos lectores: Este año 2018, siendo el relanzamiento de LEAN La Revista, tratamos nuestro acróstico, LEAN: “literatura que los haga reflexionar”, “escudriñen todo”, “apliquen lo bueno” y “no se dejen bíblico-chamaquear”. En la publicación pasada abrimos con la primera línea. En esta ocasión se aborda la cuestión de ‘escudriñar’. Para ello, tenemos el gusto de contar con la participación de nuevos escritores. Así, Brian Tendilla, introduce al lector al deseo que tenemos como revista, ofreciendo algunos puntos clave en “Razonemos nuestra fe” al presentar un estudio de 2 Tesalonicenses 5:2022. Luego, Elvis Aguirre presenta un análisis morfológico al versículo de la Epístola de Pablo a los Romanos 12:2 en su artículo “Metamorfosis”, resaltando tanto la obra divina como la responsabilidad del creyente en la transformación de su intelecto, requisito para el acto de escudriñar. Humberto Medina, en su artículo “En Espíritu y en verdad” expone el texto de Juan 4:20-24, demostrando la relación entre la reflexión teológica y la vida en el Espíritu en la adoración. Por último, presento una guía práctica de “Cómo elegir un Seminario”, pues las inscripciones están abiertas para el siguiente ciclo escolar y la elección de una buena escuela para prepararse y servir al Señor debe hacerse tras una evaluación concienzuda. Como nota adicional, en el proceso de edición tuve a bien ofrecer una transliteración entre paréntesis de los términos griegos para favorecer la lectura, considerando que no todos conocen el idioma Griego. Esto se realizará cada vez que se emplee algún término griego o hebreo. Para mí ha sido un placer leer estos artículos en el proceso de edición y diagramación de la revista y estoy seguro que serán de bendición para cada uno de ustedes, queridos lectores. Además, me gozo en contar con el aporte de viejos y grandes amigos, creyentes comprometidos con la enseñanza teológica y la pastoral de servicio. A ustedes, amigos, gracias.
-Shealtiel Durán Badillo
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Escritores
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Brian A. Tendilla. Profesorado en Biblia y Teología por el Seminario Bíblico Tierra Alta, Morelos, México. Estudios en Arquitectura en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP; México), y en Teología en la Universidad Madero de Puebla (UMAD), a través del Seminario Teológico Alétheia. Sirve en diversos programas a la comunidad migrante en Washington, D.C.
Elvis Aguirre. Director Nacional de Guatemala Deaf Ministries, Inc. Maestría en Ministerio por el Seminario Teológico Centroamericano (SETECA; Guatemala, Guatemala). Licenciatura en Teología con Énfasis en Ministerios Pastorales (SETECA). Conferencista, docente en el Seminario Bíblico Guatemalteco, Extensión Jutiapa, Guatemala.
Humberto Medina. Pastor general de la Primera Iglesia Bautista de Mandeville, Louisiana, EUA. Plantador de Iglesias, docente en el Centro de Extensión, NOBTS. Doctorado en Ministerio, Ministerio Pastoral por el Seminario Teológico Bautista de Nueva Orleans (NOBTS; Louisiana, EUA). Maestría en Divinidades (NOBTS). Licenciatura en Estudios bíblicos por Seminario Bíblico Río Grande (RGBS; Texas, EUA).
Shealtiel Durán. Director y fundador de Clases de Biblia y Teología y de LEAN La Revista. Profesor invitado en el Seminario Teológico Presbiteriano de México (STPM). Licenciado en Teología con énfasis en Biblia y Teología (SETECA). Estudios en Biblia (RGBS) y en Psicología en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FES-I, UNAM).
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Razonemos nuestra fe por Brian A. Tendilla En octubre del año pasado, se conmemoraron 500 años de un evento trascendental que marcaría el rumbo de la sociedad occidental durante los siglos siguientes. Un monje agustino llamado Martín Lutero, profesor de teología, clavó un documento en las puertas de una iglesia alemana, donde exponía sus argumentos e invitaba a sus oponentes a debatir sus ideas. Este suceso marcaría el inicio de la hoy conocida como Reforma Protestante. Se ha dicho mucho acerca de Lutero como reformador, héroe y campeón de la fe bíblica; pero también como un hereje y un monstruo que destruiría la unidad de la iglesia. La verdad es que Lutero únicamente respondió a las necesidades de su época como lo hicieron muchos otros cristianos del Viejo Continente, que le precedieron. Ellos, desde varios siglos atrás y motivados por el estudio de las Escrituras, también externaron sus deseos por reformar la Iglesia, pero sus ideas no pudieron llegar tan lejos como lo hicieron los escritos de Lutero porque carecían de medios de difusión masiva. La imprenta se convirtió en una herramienta fundamental para el triunfo de la reforma luterana. El movimiento debió ser maravilloso en su época, en el sentido de que, por primera vez después de mucho tiempo, los fieles cristianos veían doctrinas confrontadas. Se veían expuestos a una teología diferente que se esparcía rápidamente por todo el continente.
Además, a la par de los escritos e himnos de Lutero, la circulación de la Biblia en alemán hacía esta experiencia mucho más enriquecedora. La gente común por fin podía ir a la “fuente de toda doctrina” y determinar quién tenía la razón. Todos tenían que tomar parte en alguno de los dos bandos, pero nadie podía permanecer indiferente.
Lamentablemente, sólo una pequeña parte de la sociedad alemana sabía leer, y aunque hubo muchas personas que procuraron hacer el bien a través de la predicación y enseñanza de las Escrituras, hubo otros que se aprovecharon de la situación. Pronto llevaron la discusión teológica que comenzó en los salones de clase a las calles e impulsados por el nacionalismo alemán, convirtieron la causa en una revuelta social que, incluso, cobraría la vida de miles de personas. Se apropiaron tanto de Lutero y el luteranismo, que tan pronto se levantaba alguien más para intentar corregirlos,
7 era condenado y censurado. El espíritu crítico que caracterizaba el pensamiento reformador, pronto se convertiría, para algunos, en la misma cerrazón de sus oponentes. Es triste, pero este fenómeno no es ajeno a nuestros tiempos. A pesar de que han pasado quinientos años donde los índices de alfabetización han mejorado y a través de los medios la información está al alcance de todos, el espíritu “nacionalista” se sobrepone a nuestra búsqueda por la verdad. Viviendo en la era de la información, nos hemos quedado con lo que nuestros pastores han dicho desde el púlpito, pero no hemos ido más allá. Tomamos como verdad todo lo que sale de la boca de nuestros predicadores favoritos y no nos atrevemos a cuestionarlo. Ni siquiera nos tomamos la tarea de preguntar cuáles libros usaron nuestros maestros para preparar sus clases. Al contrario, sacamos nuestras espadas cada vez que alguien intenta contraponer sus ideas a las nuestras y nos cerramos al diálogo. Tenemos miedo de que alguien nos deje al descubierto o nos confronte para saber qué tan certero es lo que pensamos. Damos la espalda antes de ser confrontados. Preferimos declararnos opositores de “esta” o “aquella” idea, sin antes evaluar su razón de ser y lo que tiene que decir a sus opositores. El Pastor Jonathan García lo ilustra muy bien en la frase de uno de sus artículos: “nos han enseñado a ser anticatólicos, antiliberales, anti izquierdistas y anti todo, pero no nos enseñaron a argumentar y discernir”. La ausencia del pensamiento crítico dentro de la Iglesia, hacen que el mandamiento del apóstol Pablo a los Tesalonicenses cobre mayor relevancia en nuestros tiempos, cuando escribe: “No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Abs-
teneos de toda clase de mal.” (1Tes 5.2022 RVR60) La primera parte de este pasaje es esencial para entender el mandamiento: Pablo pide a la Iglesia no menospreciar las profecías. Si se toma en cuenta que la primera carta a los Tesalonicenses es considerada, por fecha, el escrito neotestamentario más temprano,1 este mandato tenía mucha importancia. La iglesia crecía y no se contaba con una Biblia tal y como la tenemos ahora. La enseñanza doctrinal se impartía de forma verbal, a través de la predicación. Efesios 4 habla sobre los dones que Dios ha dado a su Iglesia para la perfección de los santos entre los cuales se encuentra el de profeta.
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Carson, D. A., & Moo, D.J. (2008). Una Introducción al Nuevo Testamento. Barcelona, España: Clie. P. 468. Existe un consenso respecto a la fecha de redacción de la epístola, situándola en el segundo viaje misionero de Pablo hacia el año 50 d.C. Aunque se cree que antes de 1 a los Tesalonicenses pudiera haber más cartas circulando.
8 La profecía en la iglesia primitiva era el discurso de predicadores carismáticos con respecto a los misterios divinos, la voluntad salvífica de Dios, acontecimientos futuros y asuntos del momento.2 Es importante recordar que los escritos de Pablo eran respuestas a las necesidades inmediatas de la iglesia, por lo que su exhortación seguramente se debía al desprecio que había en Tesalónica a la profecía, propiciada por los falsos profetas. Sobre esto, William Hendriksen escribe: “Doquiera que el Espíritu capacita a determinados hombres para realizar sanidades milagrosas, el maligno distribuye sus maravillas mentirosas. Y doquiera que el Paracleto coloca en escena un verdadero profeta, el engañador presenta su falso profeta. La más fácil -pero no la más sabia - reacción a este estado de cosas es menospreciar todas las profecías.”3 Por eso Pablo pide a la Iglesia hacer uso de uno de los más grandes regalos que Dios ha dado al ser humano: el razonamiento. Como líder de la iglesia, Pablo podría haber dicho lo que muchos de nuestros Pastores dicen a sus rebaños sobre no escuchar a “tal” o “cual” persona, no leer ciertos autores o asistir únicamente a eventos cristianos que sean, por cierto, de la misma denominación. El Apóstol lleva a la Iglesia a otro nivel y pide que ejerciten su capacidad de examinar y emitir un juicio. El término griego usado en este mandamiento es δοκιμάζω (dokimadzo), que proviene de la raíz griega δοκή (doké) “vigilancia”, y quiere decir “examinar o 2
Kittel, G. & Friedrich G. (2002). Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío. P. 745. 3 Hendriksen, William. (2007). Comentario al Nuevo Testamento: Exposición de 1 y 2 Tesalonicenses. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío. P. 114.
probar”, en el sentido de determinar si algo es auténtico o no. La palabra αδόκιμος (adókimos) que comparte la misma raíz y significa “probado”, también es traducida como “precioso o valioso”. Así que el resultado de esta acción es encontrar algo precioso.4 El segundo mandamiento que Pablo ordena a los Tesalonicenses es retener lo bueno. Esta es la recompensa de evaluar la profecía. Para poder determinar qué es bueno y qué no, o más bien, qué es auténtico y qué no, el creyente debía conocer bien la enseñanza de la Iglesia. La iglesia apostólica, a pensar de ser tan diversa y no estar institucionalizada, preservaba la fe cristiana como un tesoro. Dios en su soberanía cuidó y brindó los medios necesarios para que esto sucediese mientras se cerraba el canon. Aunque la profecía jugó un papel de suma importancia para lograr este objetivo, la historia indica que la figura del profeta fue perdiendo prominencia a medida que se desvanecen los dones carismáticos y los falsos profetas continúan atrayendo descredito a la profecía. Ireneo, por ejemplo, asegura tener dones proféticos, pero da prioridad a los obispos, presbíteros y diáconos. Tertuliano valora a los profetas montanistas, pero no les otorga ningún papel decisivo en las iglesias; los oficiales y las Escrituras los sustituyen.5 La respuesta esperada por el Apóstol está incluida en el tercer mandamiento: Absténganse de toda clase de mal. Incluso de aquellos que los falsos profetas anunciaban como bueno. A pesar de que el Canon ya se ha cerrado y contamos con la Palabra profética más segura, como cristianos debemos seguir ejerciendo nuestra capacidad de análisis en los asuntos de la fe. 4 5
Kittel & Friedrich, (2002), p. 182. Ibíd., p. 942.
9 A diferencia del siglo XVI, donde la voz de Lutero fue una de las pocas que se levantó contra la del Papa, nosotros, por la Internet, estamos expuestos a escuchar cada vez más y más voces de personas que tienen algo que decirle al mundo, algo que decirle al cristianismo. Ante esto, nosotros podemos tomar diferentes posturas. Podemos cerrarnos y mandar a la hoguera a todos aquellos que difieran de nuestra forma de vivir la vida cristiana, pero también podemos poner atención a su protesta, evaluar sus argumentos y determinar qué tan cierto o incierto es lo que están diciendo. De no haber habido abusos dentro de la Iglesia católica, Lutero nunca hubiera levantado la voz.
Como revista, nuestra invitación a la comunidad cristiana seguirá siendo la misma, lean literatura que los haga reflexionar y examinen su contenido. Escudriñen qué es lo que tiene que decirle a nuestra fe y qué es lo que nuestra fe tiene que responder a sus argumentos. Por eso, a continuación, enlistaré algunos puntos para tomar en cuenta al momento de examinar aquello que se lee:
1. El primero de ellos es, obviamente, conoce la Escritura. Léela y estúdiala diariamente. Llénate lo más que puedas de ella, y, con la ayuda del Espíritu Santo, hazla una realidad en tu vida. Como acabamos de ver, el conocimiento que la Iglesia poseía de Cristo y sus enseñanzas fundamentales, eran de suma importancia para poder determinar si la palabra del profeta era auténtica o no. Mientras más conozcamos de la Escritura, más sencillo nos será hacer un examen de aquello que estamos leyendo, aquello que nos están enseñando. 2. Conoce la fuente de la que proviene. La cantidad de información que circula en internet es inmensa, y mucha de ella proviene de sitios poco confiables. De ser posible, búscala en libros o en sitios web que ofrezcan más información sobre su proyecto. Además, busca más artículos que hablen al respecto. Compáralos. Si puedes hacerlo, trata de buscar el artículo en el idioma en el que fue escrito y tradúcelo personalmente. 3. Conoce al autor. Es de vital importancia conocer quién está detrás de la información que adquirimos. Conoce su trayec-
10 trayectoria académica, los lugares en donde ha trabajado. Los reconocimientos que ha recibido, pero también sus críticas. Conoce su trasfondo, quién lo ha influenciado, qué escuela está siguiendo, en qué ha basado su investigación. 4. Conoce su contexto. Esto es muy importante, especialmente para nosotros los latinoamericanos que recibimos literatura, en su mayoría, de autores y editoriales norteamericanas. Como ya hemos visto, cada escrito responde a un contexto específico, el cual muchas veces difiere del nuestro. Por eso, conoce el país donde nació el autor, la iglesia a la que asiste, hacia qué público en específico está escribiendo y por qué lo hace. 5. Examina lo que dice. Tomando en cuenta lo anterior, ¿podemos entender mejor el escrito? ¿Qué nos dice acerca de la sociedad en la que vive? ¿Cuáles son los problemas que está tratando? ¿lo está haciendo de una manera adecuada? ¿cuáles son los puntos fuertes y débiles en su argumentación? ¿cuánto se parece su contexto al mío?
6. Elabora un juicio. Reflexiona en el punto de vista que sostiene el autor, evalúa sus argumentos bíblico-teológicos y responde a ellos. Entra en conversación con él y toma en cuenta lo que tiene que decir a tu fe. Infórmate sobre lo que otros cristianos también han hecho en respuesta. De ser necesario, reformula tu pensamiento. Procura hacerlo constantemente. Examínate. Madura, Crece. Enriquécete. Finalmente, no te confundas, no estoy hablando de que adquieras un pensamiento ecléctico. Sólo espero que, como Iglesia, podamos adquirir y ejercitar la capacidad para razonar y evaluar diariamente nuestro pensar acerca de Dios, darnos cuenta de que además de nuestra tradición y nuestras formas, hay muchas otras personas diferentes que comparten nuestra fe, y tiene algo que decirnos, al igual que nosotros a ellos. Vamos a escucharnos, a platicar y a enriquecernos mutuamente en el amor de Dios.
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Metamorfosis por Elvis Aguirre La Biblia, en una de sus cualidades literarias, es normativa. La Escritura proyecta dar consuelo al desconsolado, afirma al débil, amonesta al de ánimo áspero y rectifica a quienes en la senda han perdido el rumbo. Sin embargo, “el anuncio del mensaje bíblico parte de la comprensión y traducción del texto bíblico”.1 Hacer que lo normativo de la Escritura penetre la mente y el corazón del espectador, no es, en términos generales, una tarea sencilla. El río de la traducción del texto, a lo largo de la historia ha desembocado en un mar de traducciones y versiones de las Escrituras. No es para menos, ya que introducirse a tal tarea requiere de elementos fundamentales2 y muchas veces, toma de decisiones. Como paso fundamental en la traducción hace su aparición la morfología. El sintagma de una oración es formado bajo el cuidadoso análisis de la morfología. Por ejemplo, el texto sobre el cual se reflexiona en esta oportunidad es Romanos 12:2. El corazón de la reflexión se centrará en el término μεταμορφοω (metamorfoo). La morfología, como paso imperante en la traducción bíblica, desglosará el modo, la voz y el tiempo en la cual el hagiógrafo plasmó una imagen en el término μεταμορφουσθε 1
Coenen, Lothar. (1990). Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Vol. I. Salamanca España: Ediciones Sígueme. P. 14. 2 Por ejemplo, la morfología que atiende una palabra en modificaciones hacia su propio interior. Los círculos hermenéuticos completos, los métodos teológicos y su punto de partida.
(metamorfústhe). Una comparación en las versiones bíblicas sobre la traducción de este término en Romanos 12:2 ayudará al lector: • • • •
Reina-Valera 1960 = “Transformaos”. Dios habla hoy = “Cambien su manera de pensar”. La Biblia Peshitta = “Transfórmense”. Nueva Versión Internacional = “Sean transformados”.
El estudio comparativo de estas versiones no debe interpretarse como una lucha en forma negativa, más bien, se deben apreciar los esfuerzos que se realizan por explicar un término y traer a la vida practica del creyente una exhortación pensada. Así, regresando al termino analizado, metamorfoo, “es el mismo que aparece en el relato de la transformación de Jesús (Mateo 17:2; Marcos 9:2).3 Sin embargo, como nota Kittel al estar en contexto escatológico: “lo que se les promete a los creyentes ya tiene lugar para Jesús como portador de un llamado singular …por lo que concierne a los creyentes, la transformación comienza ya en esta vida”.4 Dado que la transformación tiene su promesa en Jesús, es imperativo que el creyente pare de acomodarse a este mundo. La exhortación negativa μη συσχηματιζεσθε (me susjematídzesthe: 3
Cevallos, Juan Carlos. (2006). Comentario bíblico Mundo Hispano. Tomo 19. El Paso, Texas: Mundo Hispano. P. 204. 4 Kittel, Gerhard. (2002). Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío. P. 596.
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“paren de acomodarse”) antecede al verbo en estudio y ratifica la existencia de una práctica al acomodo por parte del creyente en Roma. Sin embargo, el adversativo αλλα (allá: “en contraste”) pone de manifiesto que el creyente no debe encaminar sus pasos al acomodo. Existe una mejor manera de vivir el reino de Dios en justicia y actitud positiva. Para que la exhortación de Pablo se realice en la vida práctica es necesaria la obediencia. El escudriñar las Escrituras requiere oración y esfuerzo. Como afirma Hendriksen, “es importante prestar mucha atención a la forma exacta en que el apóstol Pablo se expresa en esta exhortación”.5 Después de todo, lo normativo de la Escritura ha llevado a sistemas teológicos completos a dar un dictamen sobre un texto. Y así, ha nacido la praxis de iglesias bien intencionadas, pero alejadas de la Escritura. Por tal razón, uno de los grandes retos del pastor, maestro o educador cristiano debe ser el buen ejercicio del análisis morfológico. 5
Hendriksen, William. (2006) Comentario al Nuevo Testamento. Romanos. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío. P. 448.
¿Cómo se debe traducir entonces el verbo μεταμορφουσθε (metamorfústhe)? ¿Existe alguna versión de la biblia correcta y otra incorrecta? Llegados a este punto, se puede iniciar la búsqueda de la riqueza morfológica en el término, no sin antes escuchar las palaras brillantes de Douglas Moo: “‘La renovación de vuestra mente’ es el medio por el que se lleva a cabo dicha transformación. ‘Mente’ traduce una palabra que Pablo utiliza sobre todo para referirse a la ‘razón práctica’ o ‘conciencia moral’ del individuo. Los cristianos deben ajustar su forma de pensar sobre todas las cosas a ‘novedad’ de su vida en el Espíritu (comp. 7:6). Esta ‘reprogramación’ de la mente no tiene lugar de la noche al día, sino que es un proceso que dura toda la vida, mediante el cual nuestra manera de
13 pensar se parece cada vez más y más a la manera en que Dios desea que pensemos .”6 El modo imperativo El imperativo del verbo μεταμορφουσθε (metamorfústhe) “es el modo de la intención. Se da generalmente como el mandamiento de un superior a un inferior en rango”.7 El modo imperativo que usa Pablo tiene enormes implicaciones para el creyente. La palabra toma la posición de jefe y ordena que el creyente se transforme. Es decir que “los creyentes no son completamente pasivos. Su responsabilidad no queda cancelada. Deben permitir que el Espíritu haga su obra en sus corazones y en sus vidas. Su deber es cooperar hasta el máximo de su capacidad”.8 Una manera de traducir el modo imperativo entonces vendría a ser: hagan todo lo que esté a su alcance para transformarse. El hacer todo lo que esté al alcance debe ser de manera intencional, programada, y con mucho trabajo. El modo imperativo no permite que el hijo de Dios se “siente en sus laureles”. El carácter, la renovación de los pensamientos, esa conciencia moral del creyente debe ser formada con sudor. Como afirma Holloman en su excelente libro La bendición olvidada: “Nuestro desafío es despojarnos del viejo hombre y revestirnos del nuevo hasta que solamente Cristo sea manifestado por medio de nuestras vidas”.9 6
Moo, Douglas. (2014). Comentario a la Epístola a los Romanos. Terrassa, España: CLIE. P. 622. 7 Morales, Nelson. (2007). Notas de clase de Griego IV. Guatemala: Seminario Teológico Centroamericano. P. 5. 8 Hendriksen. (2006), p. 449. 9 Holloman, Henry. (2002). La bendición olvidada. Puebla, México: ELA. P. 53.
Una y otra vez la Escritura amonesta al creyente imperativamente. Una y otra vez, en la historia bíblica, su pueblo decide no seguir el camino de la obediencia. Por allí se escucha el grito desgarrador de pastores que sufren a sus ovejas en el extravío; en espera de una metamorfosis automática y casi mágica. Nada mas alejado de esa idea el modo imperativo. La renovación de la mente viene por el concienzudo acercamiento a la Palabra de Dios. Porque ella tiene el poder de transformar. Para pensar…
Decida hoy aceptar la responsabilidad de su propia transformación. No dé lugar a la procrastinación en sus horas que el Señor le concede. Haga todo lo que esté a su alcance para transformarse.
La voz pasiva La voz pasiva del verbo es, ciertamente, la actividad que ha inundado los púlpitos dentro de los templos. Resulta cómodo para el creyente entender que exista un agente que realice la acción de la transformación. La anterior afirmación de entrada aplaude la traducción del verbo como lo hace la NVI, “sean transformados”. O la versión en inglés del rey Jacobo, “be ye transformed”. De esta realidad del texto es que habla Hendriksen cuando afirma, “Pablo no dice: ´transformaos’, sino ‘dejaos transformar’”. 10 El lector, en este punto, notará que existe una tensión morfológica entre el modo imperativo y la voz pasiva. Para expresar en unidad esa tensión se ofrece las dos traducciones bíblicas en este artículo: 10
Hendriksen, (2006), p. 449.
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Peshitta Modo Imperativo = “Transfórmense” NVI Voz Pasiva = “sean transformados”
De esa tensión se puede afirmar que, la actividad exegética reducida únicamente al campo de la morfología es limitada. Eso, para nada afecta el hecho de la enorme importancia que tiene como paso fundamental en la exégesis. El reto del interprete de las Escrituras es el de “intentar recomponer en unidad la doble dimensión de la exégesis: ser crítica y teológica a la vez”.11 Para ser estrictos morfológicamente, el modo imperativo y la voz pasiva pueden dejar al creyente en el dilema: Debo trabajar y sudar por mi transformación o espero que me lleve el agente transformador. Morfológicamente, o es uno o es otro, sin embrago, teológicamente es una unidad que lleva a la interpretación de déjense transformar. Es la acción de dar permiso para que el agente pueda realizar en nosotros su transformación completa. Se debe comprender que ese déjense transformar es de por sí una obediencia al mandamiento explícito en el modo imperativo. La realidad que vive el creyente es una macro bendición por la cual debe agradecer. El agente transformador puede llevarle a comprobar cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ese agente es para el creyente un compañero de viaje que le instruye y lo lleva por la senda de la voluntad de Dios. Para Hendriksen el agente es el Espíritu Santo. Obedece su identificación a toda la Escritura desde el momento en que Jesús envía al Paracleto. Sin embrago, resulta instructiva la llamada de atención que hace Stott cuando habla de una doble etapa de transformación. 11
Carbajosa, Ignacio. (2011). De la fe nace la exegesis. Navarra, España: Verbo Divino. P. 16.
“Primero, la mente es renovada por la Palabra y el Espíritu de Dios; luego estamos en condiciones de discernir y desear la voluntad de Dios; y entonces somos progresivamente transformados por ella”.12 Para pensar…
Piense en la Escritura como un agente que puede transformar sus pensamientos. Permita que el Espíritu Santo lo transforme a la imagen de Cristo. No crea que por sus propios medios se podrá transformar.
El tiempo presente El tiempo presente del verbo μεταμορφουσθε (metamorfústhe) es igual de importante que el modo y la voz. El aquí y ahora sobresale en el tiempo presente. Sin embargo, un aspecto clave para el entendimiento del tiempo es acuñado por Roberto Hanna cuando afirma: “normalmente, el tiempo presente en el modo imperativo se utiliza cuando el autor quiere llamar la atención a los detalles o al proceso de la acción”.13 Entonces, el tiempo presente del verbo es usado por Pablo con toda la intención de señalar la idea de proceso. “Por ello esta transformación no debe ser un asunto de impulsos: a veces si, a veces no. Debe ser continua”.14 Una traducción posible en el tiempo que expresa el verbo μεταμορφουσθε (metamorfústhe) vendría a ser, continúen transformándose. La vida del creyente no puede depender de impul12
Stott, John. (2007). El mensaje de Romanos. Buenos Aires, Argentina: Certeza Unida. P. 376. 13 Hanna, Roberto. (2000). Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego. El Paso, Texas: Mundo Hispano. P. 88. 14 Hendriksen, (2006), p. 449.
15 sos. El tiempo presente dirige al creyente a vivir bajo la perspectiva de una vida en transformación. Si en este punto se pregunta ¿para que es necesaria la transformación continua? La respuesta en el contexto inmediato a Romanos sería porque: El creyente debe aprender a amar a su hermano a tal forma de ser un solo cuerpo, al cual no pensaría en dañar (Romanos 12:5). Porque el creyente a de respetar a las autoridades que vienen de Dios (Romanos 13:1). Stott citando a Karl Barth dice que “la ética cristiana produce una gran perturbación, por cuanto desafía, interrumpe y trastorna tan violentamente la tranquilidad del statu quo”.15 El tiempo presente impulsa al creyente a vivir hoy poniendo todo esfuerzo para transformarse. Esa transformación continua trastorna el statu quo y puede transformar culturas pecaminosas. Como la opresión a la joven adivina, o el malvado carcelero de Filipos en Hechos 16. La transformación del creyente debe ser hoy, mañana and the day after tomorrow. Para pensar…
Viva hoy su propio proceso de transformación. Impacte su cultura mostrando cambios que violenten para bien el statu quo. No pare ni pierda tiempo en cuanto a su continua transformación.
Entonces, para tomar las particularidades que sobresalen en el término μεταμορφουσθε (metamorfústhe) en cuando a la traducción del modo, la voz y el tiempo; el intérprete o traductor de la Escritura necesita traducir algo como lo siguiente: 15
Stott, (2007), p. 375.
Hagan todo lo que esté a su alcance para transformarse dejando que el agente Espíritu Santo y Escritura los transformen de forma continua y permanente. Conclusión “En las religiones comparadas. Una creencia religiosa común es que los dioses pueden cambiar y asumir otras formas …En los misterios implica el ser liberado del cuerpo, y la deificación”.16 Para Franz Kafka, la metamorfosis es descrita en términos de la transformación de Gregorio Samsa a un horrible escarabajo.17 En total contraste con las ideas mencionadas, la metamorfosis de la que se argumenta en las páginas de la carta a los Romanos, no tiene nada que ver con el concepto griego o místico de deificar a los humanos. Está por demás alejada de la idea de que un humano se convierta en un escarabajo como en la alegoría de Kafka. Tampoco acompaña la razón de que los creyentes tengan una idea camaleónica de la metamorfosis. En las ciencias naturales, la metamorfosis de una mariposa pasa por el esfuerzo de la oruga. Esos movimientos fuerzan a la vieja piel a desplazarse. Para el creyente esos movimientos que fuerzan al viejo hombre a desplazarse lo ejemplifican el modo, la voz y el tiempo del término μεταμορφουσθε (metamorfústhe). En consideración al proceso morfológico de este verbo, vale la pena manifestar que la riqueza encontrada es capaz de mostrar al creyente lo que es bueno, agradable y perfecto. 16
Kittel, (2002), p. 596. Kafka, Franz. (1915). La metamorfosis. Praga, Republica Checa: Cosmos-Cultura. Se ha tomado el concepto de metamorfosis que es el punto central del libro. 17
16 No importa la situación que enfrente el creyente, apegado al Espíritu Santo y la Palabra, poniendo diligencia constante y viviendo en un proceso de transformación continuo; el Dios de toda gloria le guiará en su transformación de gloria en gloria a la misma imagen de su hijo Cristo (1ª Corintios 3:18).
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La adoración en Espíritu y en verdad por Humberto Medina La adoración es el reconocimiento de que Dios es digno de ser adorado. Es la respuesta humana a la naturaleza divina. El corazón del culto cristiano es la adoración, la devoción más abnegada de la cual el hombre es capaz. Parte de la misión de la iglesia es reconocer la necesidad de cultivar en sus miembros el espíritu de reverencia y respeto que conduce a la adoración. ¿Hay ideas falsas y erradas en las iglesias? Para responder a ello es necesario escudriñar, evaluar, nuestra adoración a la luz de la Escritura, lo cual veremos específicamente en el Evangelio de Juan 4:20-24. La adoración no está limitada geográficamente (v. 20) Dios demandó a sus antepasados a buscar un lugar para adorarle, un lugar en un solo lugar de todas las tribus para que Dios pudiera morar en ese lugar. Los judíos concluyeron que el lugar de adoración debía ser el templo de Jerusalén. Salomón, construyó el templo donde Dios haría morada. Sin embargo, con el tiempo, los sacrificios fueron sancionados, debido a la falsa adoración de la nación de Dios. Luego Zorobabel reconstruyó el templo, después el templo fue destruido, luego embellecido por Herodes. Pero los Samaritanos no reconocieron ninguno de los templos construidos en Jerusalén. La religiosidad de los samaritanos era contrario a lo establecido por Dios; opuesto a lo que Dios le había revelado a
la nación de Israel. Ellos eligieron su propio lugar de adoración, el lugar llamado Monte Gezirim. Los samaritanos consideraban su monte como el más alto y el más santo, creían que ese lugar era exclusivo para adorar a Dios. Un entendimiento limitado, creer que Dios sólo está en un monte, sin comprender que Dios es omnipresente, está en todo lugar. Los samaritanos consideraban un lugar geográfico como algo santo y donde ellos llegaban solamente a adorar a Dios. ¿Puede haber creyentes como la mujer Samaritana, que crean que uno debe adorar a Dios solamente en un edificio, considerar el edificio santo y no entender que el templo es el creyente? Muchos creyentes alejados de las Escrituras forman sus ideas falsas acerca de la adoración, en este caso, creen que la adoración está limitada al templo. La adoración debe ser con conocimiento bíblico (vv. 21-22) Jesús corrige a la mujer samaritana (v. 21) de manera tierna: “créeme mujer, se acerca el tiempo”, refiriéndose a la persona de Jesús, su ministerio, su muerte en la cruz, resurrección, y exaltación. La intervención y manifestación de Cristo marcaría una nueva etapa en el ministerio de adoración. Cristo vino a redimir a los perdidos,
18 estas personas son perdonadas, luego son transformadas por el Espíritu Santo. La adoración genuina a Dios no se centra en templos como el de Jerusalén o el monte de Samaria, porque el creyente es el mismo templo de Dios, donde habita Dios mismo a través de su Espíritu. Jesús responde: “viene la hora que no van adorar ni en este monte ni en Jerusalén.” Durante el ministerio de Jesús hubo mucha falsa adoración, creían que ser rico era sinónimo a ser amado por Dios, que la enfermedad era una maldición, que ser extranjero era sinónimo de ser condenado por Dios, hicieron del templo un mercado, una tienda de cambios y venta de animales para obtener ganancias y sacarle dinero a la gente, ¿parece esto una novedad? El templo se convirtió en un fetiche: creer que cierto objeto tiene poder. Jesús le dice a la mujer (v. 22): “ustedes adoran lo que no conocen”. Esto se refiere a los samaritanos que tenían un sincretismo o una mezcla de creencias, cosas bíblicas y cosas humanistas y paganas que lo fusionaron para formar su propia doctrina de adoración. Esto no se refiere a que los samaritanos no tuvieran la revelación de Dios, sino que ellos rechazaron la revelación de Dios, por ende, no conocían a Dios que se reveló o manifestó. Ellos rechazaron los libros proféticos y poéticos de la Escritura (el Antiguo Testamento), libros donde uno puede conocer y saber más de Dios, porque es su palabra inspirada y revelada. “adoráis lo que no conocéis”, esto es, un ser creado por su imaginación. Cuando Jesús dijo “la salvación viene de los judíos”, no quiso decir que todos los judíos fueran salvos, porque muchos creen que por ser judíos son salvos y no necesitan de Cristo.
La salvación es para todos, no importa la nación o etnia. “La salvación viene de los judíos” se entiende en el sentido de que está disponible a través de Jesús, que nació de la simiente de Abraham. Jesús nació en Israel, de nacionalidad judía, para que desde ese lugar el evangelio se extendiera. La adoración debe ser en Espíritu y Verdad (vv. 23-24) La adoración a Dios es iniciada en Cristo y será perfeccionada el día de la redención final llamada glorificación, el día de la consumación de las cosas. En Mateo 27:51, se lee “en ese momento la cortina del santuario del templo se rasgo en dos, de arriba abajo” y con eso marca el final de la adoración limitada a un lugar, ahora en Cristo todo creyente tiene acceso directo a Dios. La adoración en espíritu y la verdad se basa en cómo los creyentes adoran a Dios intelectualmente en la comprensión de la verdad, el mensaje del Evangelio. Además, el espíritu del creyente ahora ha renacido puede adorar a Dios. La adoración es posible por la presencia del Espíritu Santo en cada creyente, que trae el conocimiento de Dios a través de la revelación de su Palabra. De la misma manera, la adoración en espíritu y verdad puede ser posible si el espíritu del hombre ha renacido y puede realmente entender a Dios. Por otro lado, la mente natural que no entiende las cosas de Dios y no puede adorar a Dios porque espiritualmente está muerta. Aunque la persona esta muerta espiritualmente, puede lograr buenas intenciones pero erradas. La adoración en espíritu y en verdad está determinada por la doctrina bíblica o
19 teología que es la manifestación de la revelación de Dios, las Escrituras. Del mismo modo, la adoración es una reacción o respuesta de los creyentes al plan redentor y al amor de Dios, hecho en Jesucristo, quien redimió a los creyentes. Del mismo modo, los creyentes adoran al Dios que es tres personas en uno, porque Él se ha revelado expresamente para salvarlos. La manifestación de Dios en tres personas nunca puede ser abstraída de su obra redentora. La Trinidad debe estar siempre presente durante el servicio de adoración para garantizar la adoración en "espíritu y verdad". La redención es una obra trinitaria: Cristo murió en la cruz por nuestros pecados como sustituto de todas las iniquidades; la justicia divina del Padre fue satisfecha y los pecadores fueron declarados libres de cargos y del castigo; así, el Espíritu Santo mora en cada creyente que es el templo de Dios. El servicio de adoración tiene que ser una celebración de la obra de Cristo, de su muerte, su resurrección y su segunda venida. Al mismo tiempo, cada creyente expresa individualmente la adoración en el conocimiento teológico basado en la Palabra de Dios. Por lo tanto, la práctica de la adoración saludable debe incluir la fe y las doctrinas bíblicas de los creyentes que adoran a Dios. La adoración sana no es sobre el rito religioso o el estilo de cantar, la adoración es sobre el diseño original del Génesis cuando Dios creó al hombre ya la mujer.
Las congregaciones hispanas han sido influenciadas por movimientos carismáticos o el movimiento de la fe. Esos grupos están invadidos por la música contemporánea y la televisión. Esto ha reemplazando la adoración sana en "espíritu y verdad" de las congregaciones hispanas de origen hispano y generado barreras. Una de las tantas barreras, es la falta de comprensión de los principios de la Escritura concerniente a la adoración. Las congregaciones asocian la adoración con los ritmos de la música y lo ponen sobre las Escrituras. Por otro lado, la doctrina de Dios es necesaria para tener una verdadera adoración personal y corporativa. Algunos miembros adoran lo que piensan que es Dios, adorando a un ídolo creado por ellos mismos sin buscar la Palabra de Dios, pero piensan que están adorando a Dios. Del mismo modo, las congregaciones ponen énfasis en la preparación de cómo tocar instrumentos musicales, pero no están considerando su preparación teológica.
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Cómo elegir un seminario por Shealtiel Durán A través de predicaciones, lecturas o experiencias, Dios llama a jóvenes y señoritas para que le sirvan con toda su vida. Ellos escuchan, algunos batallan con ese llamamiento como lo hizo el profeta Jeremías mientras que otros responden de inmediato sin titubeos, comprenden el propósito de su vida y se disponen a hacerlo. Algunos saben que deben prepararse primero para hacerlo, otros ponen manos a la obra y ante las dificultades propias del servicio se dan cuenta de las carencias que tienen y la necesidad de estudiar para cumplir con su llamado adecuadamente. Entonces surge la gran interrogante: ¿dónde he de realizar mis estudios? ¿A qué seminario me meto? Responder a esta pregunta es de suma importancia. Primero, porque es parte de la respuesta que se da al llamado, cómo me preparo para cumplirlo, qué seriedad le doy a mi preparación. Segundo, porque es entrega de tiempo de vida al estudio, por lo menos durante cuatro años. Tercero, porque también es una inversión monetaria considerable. Decidirse por un seminario requiere escudriñar diversos aspectos. De manera que a continuación ofrezco una guía práctica, a fin de que, si has recibido el llamado del Señor y quieres prepararte para servirle eficazmente, puedas considerar puntos importantes, evaluar tus opciones y tomar la mejor decisión en este emocionante camino que apenas comienzas.
Corriente Teológica Se debe empezar conociendo cuál es la teología que se enseña. Por lo general, esto puede leerse en el nombre que lleva, ‘Seminario Presbiteriano’, ‘Bautista’, ‘Luterano’, etc., o en su estatuto doctrinal. Aunque en este caso, si su confesión de fe es muy ambigua o si no se tiene el conocimiento necesario para evaluar los enunciados, suele ser un poco difícil determinar a qué corriente teológica se apega. Es necesario prestar atención a los detalles, puede decir: “Creemos que la tierra fue creada en seis días literales de 24 horas” o “creemos en el rapto”. Si tales enunciados se encuentran en su estatuto, significa que son importantes para ese seminario. Desde mi punto de vista, ello presentaría una interpretación muy reducida del texto bíblico y al mismo tiempo, un desbalance teológico, ya que se ponen estos enunciados como elementos centrales de la fe. Ahora bien, este punto, resulta de suma importancia debido a que ¡es lo que beberás día tras día durante cuatro años de tu vida! Lamentablemente, a veces es una bebida amarga.
21 Esto no significa que solamente se deba escoger el seminario de la misma denominación a la que se pertenece, aunque por lo general así se elige. Sino que debe tenerse en cuenta desde el inicio del proceso de admisión, para no tener “desilusiones” después. He tenido alumnos que vienen de denominaciones completamente ajenas a la corriente teológica de los seminarios donde he enseñado; sin embargo, ingresaron con pleno conocimiento de la doctrina diferente enseñada y su contacto y diálogo con otros tipos de pensamiento ha sido enriquecedor para todos. Pero también, he tenido otros alumnos que piensan que su denominación es la sacro santa y todas las demás son heréticas, lo cual ha provocado dolores de cabeza y fuertes altercados entre los mismos estudiantes e incluso con profesores. Los choques teológicos son inevitables, por eso se requiere de madurez y apertura para entrar en diálogo con otras posturas, más aún cuando ingresas a seminarios ajenos a tu denominación. ¡Ojalá encuentres un seminario que posea una rica teología donde puedas robustecer tu fe!
Costo Su importancia se hace manifiesta al meter tu mano al bolsillo y hacer cuentas. Los seminarios no son baratos debido a que son instituciones privadas. Muchos dependen de otras organizaciones o iglesias y eso hace que su supervivencia siempre esté condicionada a la matrícula de alumnos o a terceros. Según lo que he visto, a la fecha, las mensualidades a pagar van desde $1500 hasta $5000 en México. En relación al ámbito educativo nacional, están por debajo de lo que cobran las escuelas privadas, pero si se compara a los $200 de inscripción anual que se pagan en la UNAM, entonces sí que pesa. Los costos de los seminarios en el extranjero es otra cuestión, pues con la devaluación del peso frente al dólar habrá que revisar bien los tipos de cambio de cada moneda. Para solventar tus gastos, considera el aporte familiar. Tus padres bien pueden decirte con cuánto pueden apoyarte. Por otro lado, tu pastor puede presentar tu necesidad a la Iglesia para que te apoyen. Algunas Iglesias dan libremente, otras requieren que sirvas allí al terminar tus estudios. Como sea, si te dan ese apoyo, aprovéchalo sabiamente y sé agradecido. También puedes buscar apoyo de otras familias y amigos. Las ofrendas que puedan darte, sea mucho o poco, siempre serán de gran bendición. Algo más a considerar aquí, es cómo se desglosa lo siguiente: créditos, hospedaje y alimentación. En la mayoría de los seminarios, cada crédito tiene un costo: Algo así, si ‘Introducción a la teología’ es de 3 créditos, y cada crédito cuesta $150, tendrías que pagar $450 por esa asignatura; si llevas 6 materias de 3 créditos cada una, estarías pagando $2700 al trimestre o semestre, según sea el caso, de puros créditos.
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De igual manera, que un seminario te ofrezca hospedaje, es importante. Algunos tienen las instalaciones adecuadas para hacerlo y lo mejor es estar dentro del seminario. Sobre todo cuando no conoces bien el lugar donde se ubica o si sabes que está en una zona peligrosa. Si cuentan con dormitorios para alumnos, averigua si este costo está incluido en la cuota mensual o si se paga aparte. En caso de que no ofrezcan hospedaje o no tengan espacio para ti, tendrás que considerar otras cuestiones tales como renta de cuarto o apartamento, ubicación, tiempo de recorrido al seminario y costo de pasajes. Respecto a la alimentación, porque no sólo de la Palabra vive el hombre, casi todos los seminarios cuentan con servicio de comedor. Algunos dan opciones de pagar por cada comida, o te ofrecen paquetes, por ejemplo: a) completo, tres alimentos diarios; b) comidas y cenas de lunes a viernes; c) sólo la comida de lunes a viernes, etc. A veces, haciendo tus compras y teniendo tu despensa, puedes ahorrarte algunos pesos. Otros gastos serían recreación y sobre todo, libros y copias. A propósito, has un esfuerzo y ve formando tu biblioteca personal con los textos que requiere cada materia y adquiere, en la medida de lo posible, fuentes adicionales. Finalmente, has bien la cuenta. Y recuerda la sabiduría popular: “Lo barato sale caro”.
A veces, por querer ahorrarse algunos pesos, se termina por entrar a una escuela patito. Con esto, no quiero decir que lo caro sea garantía de una buena educación. Todo esto ha de analizarse en conjunto; en otras palabras, el costo no debe ser determinante. Con todo, es necesario que des pasos de fe. Te platico mi caso: Mis papás pagaron mis estudios, primero, año y medio en Río Grande Bible Seminary (RGBS, Texas, EUA), y luego, en el Seminario Teológico Centroamericano (SETECA, Guatemala) dos años estudiando soltero y dos años ya casado. No era que fueran ricos, tenían lo necesario pero hicieron grandes sacrificios para apoyarme. Al principio, la Iglesia donde me reunía se comprometió a apoyarme, pero surgieron varios inconvenientes en los que había desacuerdo entre varios hermanos allí, por lo que decidí mejor no pedirles ni un quinto; fue una situación difícil pero tomé la mejor decisión. A veces me mandaba dinero mi tía Tirci, mi bisabuelita Mamá Dulfita, hermanas de la iglesia, tíos y tías. También amigos y amigas me daban algún apoyo; recuerdo con mucho cariño a mi amiga Chaiks, quien antes de irme al seminario me compró un traje de vestir completo. Varias veces, siendo estudiantes mi esposa y yo nos encontrábamos con que alguna persona misteriosa nos dejaba amablemente una bolsa de 10 kilos de verduras frente a nuestro pequeño apartamentito.
23 La licenciatura la obtuve del SETECA, así que los costos no eran ni tan elevados ni tan accesibles. Hay seminarios mejores y que cuestan más, pero de acuerdo a las posibilidades que tuve, sé que fue la mejor opción. En todo momento, el Señor proveyó. El Señor cuida de sus hijos y provee para sus necesidades: Lo hizo conmigo en mis tiempos de seminarista y lo hace ahora en el ministerio con mi familia; seguramente lo hará también contigo. Confía en él.
Ubicación ¿Te has preguntado por qué los centros educativos de renombre y con mayor impacto se encuentran en ciudades? Precisamente porque son centros en los que el crecimiento y el alcance es contundente. A propósito, el Apóstol Pablo lo fue mostrando en el cumplimiento de la misión: se ubicaba en la polis, la ciudad, estableciendo iglesias y siempre regresando a centros misionales, también en ciudades. Allí el impacto social se da naturalmente, se solidariza con el contexto, se sienten las necesidades de la gente y se busca saciarlas, se crean ministerios. Hay un gran flujo migratorio que sirve para la proclama del Evangelio de aquí para allá. Matrimonios, amas de casa, jóvenes que estudian otra carrera, hombres que trabajan y pastores, tienen fácil acceso a la formación brindada por estos centros académicos.
Un seminario en el "desierto" busca ascetas, monjes, como si así fueran a vivir para siempre. Aunque hay jóvenes que efectivamente quieren eso. Recuerdo a un chico que quería ingresar al seminario y pedía que todo el tiempo hubiera actividades, sin ningún tiempo libre para que no tuviera tentaciones ni ocasión de pecar, ¡si tan sólo supiera los problemas y pecados en la vida monástica! La cuestión es que Dios nunca nos llamó al retiro, sino a ser luz precisamente en medio de las tinieblas. Si estás considerando servir a la gente y la Iglesia, no será buena idea meterte a uno de esos lugares. Necesitas empaparte de la realidad sociocultural a la que sirves. Dentro de esta misma cuestión, deberás considerar el distanciamiento de la familia, iglesia o amistades. Si eres muy hogareño y te da “mamitis” vas a sufrir yéndote lejos. Será todo un reto, pero vale la pena. Te servirá para “cortar el cordón umbilical” por fin. Si, de plano, esto es algo que te atemoriza, tal vez no sea una buena idea irte tan lejos, al menos, no por el momento; un seminario cerca sería lo mejor para ti. Otro elemento a considerar es la necesidad de que haya bancos y tiendas cerca del seminario. Esto es importante, sobre todo, cuando estás lejos de casa. Te recomiendo que si no tienes una cuenta bancaria, entonces la abras. Así te podrán depositar o hacer transferencias. Teniendo un banco cerca podrás disponer de ese dinero cuando lo requieras. Algunas tiendas te permiten retirar cierta cantidad de dinero cuando haces tus compras. Si estás pensando en estudiar en el extranjero revisa esto previamente. Materias ofertadas Antes de ir a un seminario, revisa su plan curricular, es decir, qué
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materias imparte. Si tiene materias como ‘Liderazgo’, ‘Administración’, ‘Iglecrecimiento’, etc., y no imparte ‘Cristología’ o ‘Pneumatología’, cuidado: presenta una carencia teológica. Recuerda que a un seminario vas a estudiar de Dios, de su Palabra y del servicio, no a aprender cómo ser un gerente o un CEO de una empresa o negocio. A veces, algunos seminarios te tratan de vender un programa de estudios medio chafa, pero lo cubren metiendo materias de relleno y apantallantes, como ‘Diaconía’ o ‘La oración apostólica’. Si ya cuentas con estudios de un seminario y te cambiarás a otro, averigua si hay revalidación de materias. Sobre todo si ya has avanzado bastante. Aunque también, si reconoces que lo estudiado al momento ha sido muy básico, entonces empieza otra vez; claro, siempre y cuando el nuevo seminario ofrezca mayor calidad. Al revalidar estudios te encontrarás con algunos problemas: 1) Las licenciaturas en teología de los diferentes centros académicos no están homologadas, en otras palabras, no todos los seminarios ofrecen las mismas materias o las distribuyen de igual manera. Aunque ya hayas cursado varias materias, no es garantía de que todas ellas sean revalidadas. 2) Aunque todas sean revalidadas no significa que ahorres tiempo. Esto se debe a que las materias que se ofertan en tal semestre, tal vez ya las hayas cursado; por lo cual, quizá sólo
puedas tomar dos o tres materias, mientras que otros semestres debas cursar seis o siete. A mí me pasó así. Estudié en RGBS año y medio y en SETECA me revalidaron casi todas las materias, pero a fin de cuentas, estudié cuatro años allí. En total, me pasé estudiando cinco años y medio. ¡Casi el tiempo de una maestría! Por eso, debes buscar que puedas contar con continuidad curricular, donde no tengas que invertir más tiempo del debido. Validez Secretaría de Educación Pública Recientemente, algunos seminarios están ofreciendo la licenciatura en teología por parte de la SEP. Esto lo logran a partir de vinculaciones con algunas Universidades. Si esto es importante para ti, adelante. El único problema es que los seminarios con validez oficial son contados, tus opciones se reducen y no siempre ofrecen la calidad teológica que se requiere. Por otro lado, sí es una gran ventaja contar con título y cédula profesional, al menos para encontrar trabajo en instituciones u organizaciones fuera del ámbito evangélico y para continuar estudios de maestría en otras áreas del conocimiento o en lugares donde lo requieren. Sin embargo, en las iglesias u organizaciones cristianas evangélicas es bien sabido que, generalmente, los licenciados
25 en teología no cuentan con reconocimiento oficial. Por lo cual, no contar con la validez oficial de la SEP no es un impedimento para que te desarrolles ministerialmente. Aunque sería bueno que la tuvieras. Cuerpo docente Cuando eres nuevito en estos menesteres será difícil que conozcas profesores que marcan la diferencia en la educación teológica. Para eso puedes preguntarle aquellos que ya han egresado si tuvieron buenos maestros o si recomiendan tomar clases con algunos en particular. Como diría mi buen maestro McKernon: “La calidad del Seminario se observa en dos aspectos: sus profes y su biblioteca.” A veces, los sitios web de los seminarios tienen una sección en la que dan a conocer una síntesis del Curriculum Vitae de cada profesor. Viendo en dónde han estudiado ellos, te dará algo de luz sobre su formación. Esto es necesario actualmente, pues luego hay quienes se jactan de tener licenciatura, maestría o doctorado, pero proceden de “seminarios patito” o aunque ostentan una maestría o doctorado en teología su formación de licenciatura es en cualquier otra área de estudio, teniendo así un gran vacío teológico rellenado con un título. A propósito de ello, si ya cuentas con una licenciatura y estás considerando ingresar a un seminario, mi recomendación es que te inscribas a la licenciatura, comienza desde el principio, no quieras saltarte tan valiosa formación sólo por un título. Reconocimiento académico teológico Si deseas salir con una buena formación teológica, debes buscar un seminario que cuente con este reconocimiento. Si bien, la trayectoria histórica no es garantía de que tal o cual seminario
actualmente ofrezca educación de calidad, sí te puede dar una idea de lo que podría ser. Para este punto, puedes recurrir al anterior: los maestros que tiene ahora. También, puedes notarlo a partir de tres aspectos puntuales: 1) años en funcionamiento y desarrollo en su oferta educativa (si cuenta con programas adicionales de maestría y doctorado o estudios por extensión); 2) vinculación a otros centros de estudio de talla internacional u organizaciones que regulen la calidad educativa (por ejemplo, AETAL); 3) el mismo reconocimiento que pastores, iglesias y otros seminarios le dan.
Beca Cuando tienes un presupuesto inferior a los costos del seminario, esto te ayudará mucho. Hay varios tipos de beca, entre ellas: 1) por desempeño académico, según tu promedio; 2) por servicio ministerial, si tienes algún cargo en tu iglesia; 3) por trabajo dentro del mismo campus del seminario, en áreas de mantenimiento, limpieza, cocina, etc.; 4) por evaluación de tu situación socioeconómica; o 5) por ser extranjero. La oferta de becas va a depender de cada seminario, a veces tienen cierto número de becas, por lo que deberás hacer tu solicitud lo más pronto que puedas. En caso de que no puedas conseguir una beca, evalúa si tendrías oportunidad de trabajar
26 en otra cosa para generar recursos, si es que lo necesitas. Ha habido alumnos, que aunque no necesitaban dinero se dedicaron a trabajar para obtener dinero, les ganó la ambición -incluso en el ministerio, claro que se da- e hicieron a un lado sus estudios. Considera que estudiar y trabajar a la vez es muy agotador y requerirá que seas disciplinado y tengas un balance apropiado. Recuerda que tu objetivo principal no es hacer dinero sino educarte. Si te vas al extranjero la opción de trabajar se complica. Por ejemplo, si estudias en EUA contarás con visa de estudiante, con la cual no tienes autorizado trabajar formalmente. Cuídate, no querrás que la migra te retache por andar trabajando en vez de estar estudiando. Por otro lado, es común que haya hermanos o iglesias que remuneren los servicios de los alumnos con ofrendas.
Ten cuidado de ir a un seminario sólo porque el chico o la chica que te gusta está allí o porque se trata del amor de tu vida. Nunca ha sido una buena razón para ir al seminario. Tampoco lo contrario: en cierta ocasión una joven que tenía el deseo de ingresar al seminario, después de pedir informes y asistir a un propedéutico, me dijo que había decidido finalmente no inscribirse que porque su novio, que ya era estudiante allí, le dijo que mejor no entrara ¡porque iba a ser de tentación para él! En otras palabras, que tu decisión no se base en otra persona.
Presencia de amistades o de pareja A veces contar con alguien cercano, un amigo o amiga de la iglesia en el seminario es bueno. Cuando tienes un noviazgo, debes considerar qué pasará si te vas lejos. Los amigos permanecen aún a la distancia y puedes desarrollar nuevas amistades en el seminario. Es de lo más lindo. Pero una relación de pareja a la distancia es muy complicado: El romance y la pasión también se inflaman, por lo que los breves momentos entre vacaciones pueden ser muy peligrosos para la pareja que se desea mutuamente. Los malos entendidos, las discusiones o los problemas se magnifican por la falta de comunicación. Bien puedes llevar la relación de noviazgo a la distancia pero requerirá mucho esfuerzo y atención, energía que no dedicarás a tus estudios.
Apoyo familiar y/o pastoral Si tu familia y tu pastor y tu iglesia te apoyan emocionalmente, en oración y/o económicamente en la decisión que has tomado, ¡vete! En línea La educación ha distancia, por medio de la Internet, se ha vuelto una opción. Varios seminarios ya cuentan con esta oferta educativa. Aunque, por un lado se tiene la posibilidad de continuar haciendo otras actividades a la par, por otro lado, se pierde el aprendizaje dado por la interacción con docentes y compañeros del sistema presencial a tiempo completo. Y esta es una experiencia que no obtendrás en ningún campus virtual.
27 Finalmente, les dejo un recuadro a manera de ejemplo, donde puedes apuntar y evaluar las opciones que tienes. Siempre, teniendo las cosas por escrito es más sencillo visualizar los diferentes aspectos importantes y tomar una decisión bien pensada. Posteriormente, sería lindo saber por cuál seminario te decidiste. Características Corriente teológica Costo Créditos Hospedaje Alimentación Ubicación Cercanía a tiendas y bancos
Materias ofertadas
Revalidación Continuidad de plan curricular Validez oficial SEP Cuerpo docente Reconocimiento académico teológico Beca Oportunidad de laborar Presencia de amistades o de pareja Apoyo familiar/ pastoral Otro 1: Otro 2:
Opción 1:
Opción 2:
Opción 3:
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Clases de Biblia y Teología La formación bíblica y teológica es de suma importancia para la Iglesia ya que provee a los creyentes fundamentos escenciales para comprender y vivir su fe de manera correcta. Fue San Anselmo de Caterbury quien expresó el lema que tomamos como nuestro: Fides quaerens intellectum, “la fe inquiere en el intelecto”. En otras palabras, la fe cristiana busca comprender. En ese mismo sentir, consideramos que el llamado de Dios requiere una preparación sólida para llevarlo a cabo, pero sabemos que no todos pueden contar con el tiempo o recursos para ingresar a un seminario. Por eso, nuestra misión es honrar a Dios sirviendo a pastores, líderes y hermanos de la Iglesia que ya cuentan con una responsabilidad ministerial o que desean profundizar en su fe, a través de cursos bíblicoteológicos, a un costo accesible y según la disponibilidad de horario. Así, esperamos servirte. Gracia y paz.
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