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Pintar, tapar y repintar
Aunque la escena no exista, existe en su forma de ficción, y de ahí surge su potencia. Lo que sí existe, lo que permanece, es lo que todos ya sabemos y de lo que trata este libro: la censura. Pero antes, empecemos con una anécdota (como se acostumbra en las introducciones). Este libro nace de una incomodidad, que se hizo permanente al extenderse plagada de intuiciones. En el 2019, en el museo La Tertulia de Cali, mientras recorrimos en colectivo la exposición ‘El testigo’, de Héctor Abad Colorado, conversamos sobre la potencia de las imágenes. Al leer aquellas fichas dispuestas a los lados de las fotografías, nos preguntamos, ¿por qué no fotografió el rostro?, y su respuesta: un encuadre sin rostro salva vidas. La autocensura que cambia la composición de la fotografía, también permitió su existencia en la exposición.
Al salir del museo, de la exposición, imaginando más allá de la curaduría, pensamos en aquellas fotografías que no se hicieron y aquellas que sí, pero que no se mostraron en un ejercicio de autocensura. La conversación nos llevó a repensar la manera cómo la fotografía se convierte en una acción política. Discutimos la acción ofensiva. Discutimos las ofensas intensificadas que se convierten en un acontecimiento político. Discutimos la inhibición de las ofensas a través de la censura. Entonces vimos una censura distinta: La censura como una opresión velada. Opresión como una posibilidad para el activismo y velada en los dos sentidos de la palabra, como el ejercicio permanente de los censores de estar vigilantes, así como en la práctica de ocultar con el borramiento.
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En Colombia, comúnmente llamamos ‘tapar’ a la práctica de censurar murales. El verbo tapar, se siente violento, resuena en la superposición con nuevos muros, enfatiza en el recubrimiento. Tapar procesos creativos es cerrar los huecos, las fisuras que pueden significar un peligro, una ofensa y una alteración al orden. El prefijo re implica repetición, ir hacia atrás, intensificación, resistencia, oposición y negación. Repintar es, sobreponerse, reescribir después de una pausa o, en palabras de Catherine Walsh en su texto Notas pedagógicas desde las grietas decoloniales, «es pensar y actuar desde las fisuras». 17
Confiando en el supuesto que, a través de la narrativa gráfica, pueden las activistas y académicas moverse entre fisuras, decidimos hacer un esfuerzo colectivo por pensar, desde los paquitos, diferentes escenarios de censura. Asumimos entonces un rol de censor, de aquella que hacía el censo. Hicimos un censo de distintos procesos de censura, tratando de entrelazar el constante ejercicio de tapamiento que implica la censura.
La censura debe dejar de ser pensada como un único objeto y verlo como más de uno. La censura como fenómeno (no como categoría) es maleable y fluida, porque tiene la capacidad de asumir muchas formas, y de adaptarse a los tiempos porque carece de un canon orientador que pueda darle una consistencia que lo fije, lo estabilice. Es un agente estabilizador pero inestable. Entonces partimos que tapar y repintar son dos fuerzas de la censura, como movimientos complementarios. Con lo anterior no queremos proponer una oposición binaria para comprender, sino renombrar como un ejercicio de tachadura de la categoría y proponer una nueva significación de las existentes en el habla cotidiana. De esta manera mostramos nuestro interés por teorizar, por repensar las categorías, pero alejándonos del universalismo académico, presentando situaciones específicas, y con una apuesta por hacer filosofía desde el fenómeno (a manera de seguimiento). No estamos interesadas en la forma como la censura existe como categoría académica, sino más bien sobre la manera como el estado da forma a la censura en relación con las situaciones en las que se expresa. También sobre el proceso en el que el estado adquiere su forma apoyándose en la censura. Este libro trata entonces sobre prácticas de censura que dan forma a situaciones locales y experiencias colectivas específicas.
En este libro buscamos presentar una antropología de la censura atenta a la paradoja de la transición entre tapar y repintar los procesos creativos. Lo anterior exige una mirada etnográfica. La etnografía nos ha demostrado que, en la vida social, la censura desborda los dualismos y permite ver paradojas, contradicciones y giros inesperados de las situaciones. Permite evitar quedar atrapados en los enfoques que tienden a interpretar la censura exaltando las instituciones, las prácticas jurídicas donde el estado y sus agencias son protagonistas. También requiere evitar las posiciones dualistas que restringen la investigación al ponerlas en términos de sociedad versus estado, bueno versus malo, hegemonía versus resistencia. Sin embargo, es innegable que existe una relación histórica entre estado y censura en el sentido de la presencia que tiene la censura en los autoritarismos. En gobiernos autoritarios y corruptos la censura se hace más evidente, incluso alcanza una visibilidad institucional en la creación de instituciones censoras.
La intención de este libro se convierte en una apuesta por la deconstrucción y desestabilización de las censuras y, para esto, decidimos realizar una etnografía en viñetas que busca repintar, en clave de impugnación a la censura. Es una etnografía que no es neutral, pero que dialoga con censoras, funcionarios y operarios de instituciones privadas. Es una etnografía que colabora, desde la investigación, al señalamiento y el empoderamiento de los censurados. Una etnografía solidaria y comprometida con la transición. Transición entendida, desde lo propuesto por Aída Hernández en su texto Hacia una antropología socialmente comprometida desde una perspectiva dialógica y feminista, como la reflexión y deconstrucción dialógica encaminada a una agenda de investigación relevante para los actores con quienes colaboramos. Es una etnografía que se escribe a través del diálogo, donde nos incluimos y nos reconocemos como parte del diálogo, en alianzas colaborativas con curadores, colectivos, organizaciones y artistas. Esta sería una etnografía que no calla, que se agita y dibuja. Que se hace en colectivo y desde el colectivo. No hay un relato de autor sino un trabajo colectivo. Tanto los guiones como el dibujo fueron manoseados en colectivo. Por esto, cada capítulo corresponde a un ensayo gráfico que le apuesta a la literalidad del relato sobre el afuera teórico. Es una etnografía que se realiza en colaboraciones concretas desde la producción visual de paquitos que, a su vez, son formas de conocimiento y estrategias de lucha. Es imputación. Siguiendo lo propuesto por Joanne Rappaport en Visualidad y escritura como acción: Investigación acción participativa en la Costa Caribe colombiana, es imputación mediante «la combinación de datos históricos verificables con un trabajo imaginativo que diera carne al esqueleto de sus evidencias». Es una etnografía que se hizo en clubes de lectura y talleres de creación que aportaron a la construcción de estrategias de imputación de la censura. Los talleres no buscaron concientizar, porque abandonamos la idea de falsa conciencia, de tener verdades que compartir; y más bien participamos de espacios para incomodarnos, pensar, aprender y escuchar experiencias.
A lo largo del libro se intercalan paquitos, textos y subtextos en donde nos relacionamos con la historiografía de la censura mientras nos preguntamos sobre los referentes visuales que nos llevan a la localidad encarnada que se expresa en la narrativa gráfica. Se buscó que tanto los paquitos como el texto sean contingentes a la misma indagación sobre censura. Las lectoras acostumbradas a textos visuales encontrarán más fácil el libro que aquellos que no, porque pueden ir de atrás a adelante y nuevamente atrás para pensar con nosotras aquello que se narra. Otras tendrán que encontrar el aguante y su propia forma de leerlo. Aún así, puede también descartar alguna de estas dos formas expresivas, lo cual es también una decisión. Poco a poco el libro de paquitos, que surge de una investigación, adquiere su forma. Esta apuesta como paquito busca exponer a los personajes, las acciones, los argumentos, los conflictos subordinados y el propio ejercicio de ficción. Este proyecto está situado en Colombia, en escenarios complicados donde diferentes formas de censura modifican las realidades, borran intenciones, silencian las expresiones y generan nuevas luchas encarnadas en víctimas, organizaciones, movimientos, colectivos, artistas y funcionarios. Algunas censuras se instalan en lo que podría llamarse el campo del arte, aunque quienes lo realizan no siempre sean reconocidos o se reconozcan como artistas o su producción creativa no sea legitimada como arte. Este tipo de censura es indagada desde los regímenes estéticos de la política como lo planteado por Abélès y Badaró en el 20 libro Los encantos del poder: Desafíos de la antropología política. Es una reconstrucción de acontecimientos que se actualizan constantemente. A continuación se presentará la censura realizada a una canción, seguido por la censura a fotógrafos y fotografías; ambas asociadas a la explosión ocurrida en Cali el siete de agosto de 1956. Posteriormente se presentará la censura a la publicación de la correspondencia del escritor caleño Andrés Caicedo y a la exposición ‘Voces para transformar a Colombia’.
La elección de capítulos del libro siempre generará sospechas. Hacerlo en viñetas puede generar malentendidos. Y aquí estamos, justo en el comienzo. Los capítulos, son decisiones deliberadas que buscan traer a las viñetas la categoría de la censura, como un dispositivo que participa y se mantiene vigente. La censura en la narración gráfica permite verla en sus ritmos y repeticiones, en su diversa forma de ocupar las situaciones. Permite problematizar en circunstancias históricas concretas. Permite tener consciencia del tapamiento. Permite situarnos frente a ella y asumir el papel que nos toca desde los colectivos. Permite unirnos y promover oposición.
¿CAMEL? HACE RATO QUE NO LO PRUEBO. LA ÚLTIMA: ME VOY A VIVIR A AGUABLANCA. YA HASTA ENCONTRÉ DONDE QUEDARME.
¿Y ESO? ¿AL BARRIO?
SÍ. LO ESTUVE PENSANDO Y CREO QUE VOY A HACER MI TESIS EN ESE BARRIO. EN LA EXPOSICIÓN CONOCÍ A VARIAS PERSONAS QUE QUIEREN HACER COSAS.
ESTÁ CARGADO Y AMARGO ESE CAFÉ. VOLVIENDO AL TEMA. ¿POR QUÉ NO HACEMOS UN CÓMIC? SERÍA UNA CHIMBA. DEBERÍAS DIBUJAR MI TESIS.
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ESO NO ES ASÍ COMO ASÍ.
¿SI? YO ESCUCHÉ QUE QUERÍAN VOLVERLAS PATRIMONIO. ME GUSTARÍA DIBUJAR ESAS CASAS DE ALUMINIO ANTES QUE DESAPAREZCAN.
¿Y ENTONCES CÓMO? MIRÁ QUE AYER CUANDO ME MONTÉ AL TAXI, EL TAXISTA ME IBA A LLEVAR AL DISTRITO. Y NO ES LA PRIMERA VEZ QUE ME PASA. TOCA DECIR QUE UNO VA PARA COMFANDI DEL PRADO PARA QUE LO LLEVEN AL BARRIO.
ES QUE EL DISTRITO ES MÁS CONOCIDO DE NOMBRE.
AGUABLANCA FUE OLVIDADO, POR LA CENSURA DE ROJAS Y NECESITAMOS MOSTRARLO. LO QUE YO ESCRIBA NADIE LO VA A LEER. PERO SI LO DIBUJAS...
LA GRÁFICA TIENE MUCHAS FORMAS, UNA ES EL CÓMIC. ¿CÓMO SABES CUÁL ES LA MEJOR?
QUE BONITO. CASAS QUE BRILLAN. TENEMOS QUE HACER ALGO CON ESO. ¿QUERÉS UN CHICLE CON EL CAFÉ O MIEDO?
PUES NO SÉ. PERO NO TENEMOS QUE SABER TODO, HAY QUE IR HACIENDO. MIRA QUE LA EXPOSICIÓN, PERMITIÓ CONVERSAR SOBRE LAS MENTIRAS DE LOS PERIÓDICOS.
HÁGALE.
VÉ, ME ACORDÉ. UNO DE LOS SEÑORES DE LA JUNTA ME DIÓ UNA PUBLICACIÓN DONDE MENCIONAN AL BARRIO COMO LAS CASAS QUE BRILLAN. TE LA PASO DESPUÉS.
TENEMOS COMO TAREA LLEVAR LA EXPOSICIÓN AL BARRIO. VIENEN MÁS COSAS. POR ESO ME VOY PARA ALLÁ. YO HAGO LA INVESTIGACIÓN Y TÚ LA DIBUJAS.
PERO YO NO SOY BUEN DIBUJANTE, ADEMÁS NUNCA HICE UN CÓMIC.
AY NO SEAS CANSÓN, DEJA DE SACARME EL CUERPO, SIEMPRE HAS QUERIDO HACER UN CÓMIC. ¿YA NO QUIERES O QUÉ?
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ESTAS MANOS SON RESUAVES. DEBE SER CAMILA PORQUE NUNCA LAVA UN TRASTO.
ESA SOY YO.
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HOLA NOVIA MÍA.
¿POR QUÉ SUS BOCAS ME SABEN IGUAL?
ESTA LOCA. ME DEJASTE TODA ENMELADA.
ES CEREZA INTENSA.
INTENSA, INTENSA.
BUENO, AHORA SI. DÍGANME ¿QUÉ HAY PARA DAÑAR?
ESTOY CONVENCIENDO A EVA PARA QUE HAGA UN CÓMIC DE MI PROYECTO DE GRADO.
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USTEDES TODOS CANDY, CANDY. «LE GUSTA A LO KINKY, NASTY Y AUNQUE SEA FANCY» JAJAJAJA.
VE ¿POR QUÉ NO ME CONVENCÉS A MI? ESTE DIBUJA BIEN FEO.
QUE TAL ESTA.
ES MOLESTANDO ¿Y SOBRE QUÉ ES? ¿ES SOBRE ZOMBIS? HACE POCO ME LEÍ UNO BOGOTANO.
HOLA MOR. ¿DE CUÁL PROYECTO HABLAN?
UN CÓMIC DE AGUABLANCA.
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SEA EL TEMA QUE SEA, YA ESTOY DENTRO DE ESE PROYECTO.
¿POR QUÉ YO SIEMPRE TENGO QUE SER LA SENSATA EN ESTE PARCHE?
¿EN SERIO? TAN LINDAS MIS AMORES. SI USTEDES NO SABEN HACER CÓMICS.
YO SÍ. ADEMÁS, SI NO HACEMOS, ¿CÓMO VAMOS A APRENDER?
QUERIDAS, PRIMERO HAY QUE INVESTIGAR BIEN. CON LA EXPOSICIÓN, NOS DIMOS CUENTA DE MUCHAS COSAS PERO AÚN NOS FALTA HABLAR CON LA GENTE. ADEMÁS SON SESENTA AÑOS DE COSAS QUE PASARON.
POR ESO ME VOY A IR A VIVIR ALLÁ.
¿CÓMO ASÍ? ¿CUÁNDO? VE, SOY LA ÚLTIMA SIEMPRE EN ENERARME.
COMO YA NI SALUDAS BIEN.
LA GENTE QUIERE UN ABRACHITO.
NO MIJITA, USTED ES TODA BESUCONA. PERO NO ME DEJARON TERMINAR. TAMBIÉN ESTÁ LA FICCIÓN Y LA VISUALIDAD. LA REPRESENTACIÓN. ¿QUÉ QUIERE LA GENTE?
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TAN CANSONA.
NO ME CENSURES. DEJA QUE LIBERE MI EXPRESIVIDAD DE AFECTO.
TAN INTENSA, MOR. DÉJEME HABLAR CON MI MORE. ¿VA A HACER UNA ETNOGRAFÍA?
NO HAY NADA MÁS ABURRIDOR QUE ESTUDIAR, TODA ESA TRASNOCHADERA CITANDO AUTORES. PERO MIRA TODO LO QUE SABES CON SÓLO LEER CÓMICS.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230629161016-bc134e09929600679e37f66e0c03e517/v1/b09a44ee7e8ffa2ed97679cd5dad18ba.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
¿QUÉ?, ¿EL NOMBRE DE MÁS DE CIEN VILLANOS DE SPIDER-MAN?
ESO, ASÍ SE HABLA.
HAY QUE CELEBRAR. ¿Y QUÉ? ¿UN RON? INVITA CRISTIAN.
NO LE RUEGUEN MÁS, VA A TERMINAR ACEPTANDO. HASTA YO QUIERO SER PARTE.
SABÍA QUE DIRÍAN QUE SÍ
AY NO, ¿CÓMO ASÍ? YO PA’RON NO PONGO. INVITO MIMOSAS.
¿VES CÓMO ENCAJAMOS?
PERO ES PORQUE LA IDEA Y LAS RAZONES SON BUENAS.