"Políticas para construir ciudad, no para hacer casitas" _ Jorge Jáuregui y el programa Favela Barrio, de Río de Janeiro. Entrevista: Marcelo Corti Una de las experiencias urbanas y arquitectónicas más estimulantes de América Latina en la actualidad es el trabajo de Jorge Jáuregui para el programa Favela Barrio, de Río de Janeiro. En sucesivos números de nuestra revista, varias notas lo han mencionado por su particular acercamiento al problema de los barrios marginados de la ciudad. café de las ciudades entrevistó a Jáuregui en una reciente visita a Buenos Aires. La sugestiva atmósfera de la recepción del Hotel Castelar, en la Avenida de Mayo, fue el marco adecuado para nuestro encuentro. Jáuregui accedió gentilmente a nuestro pedido, facilitando la reunión y la producción posterior. Su único pedido fue el de usar una mesa para fumadores (especie a cuya vertiente más radicalizada pertenece Jáuregui). cdlc: Se te conoce especialmente por Favela Barrio, pero nuestros lectores querrán saber algo de tu trayectoria anterior. ¿Podés contarnos algo sobre esta? JJ: Yo vivía en Rosario, Argentina. Era militante político de la Juventud Peronista y al producirse el golpe militar de 1976 tuve que exiliarme. El país más cercano era Brasil, al que pensé irme por poco tiempo (solo el necesario para poder volver). Pero en Argentina las cosas demoraron más tiempo: cuando hice proyectos para volver bastante más adelante, en la época de Alfonsín (1983 - 1989), ya tenía todo resuelto y encaminado, pero la hiperinflación lo imposibilitó. Desde ese momento no pensé más en volver a la Argentina y me fui acostumbrando a que me iba a quedar definitivamente en Brasil. Desde que llegué, como todo argentino que arriba a un lugar, había organizado grupos de estudio. En arquitectura son más difíciles de organizar que en otras disciplinas, porque los grupos de estudio tienden a dispersarse cuando no hay un objetivo inmediato como hacer un proyecto. No sucede lo mismo en otras profesiones, como la filosofía o el psicoanálisis, donde los grupos de estudio se mantienen a lo largo del tiempo aunque no tengan una aplicación directa. Incluso, en el caso del psicoanálisis la tienen, ya que el psicoanálisis no es algo institucionalizado (por lo menos no se lo enseñaba en la Facultad hasta hace muy poco tiempo), y por eso hay una necesidad de encontrarse y dar cuenta de cómo se trabaja, presentar casos y tener interlocución. En el caso de la arquitectura, en general los arquitectos trabajan en la Universidad y se supone que eso elimina la necesidad de intercambio. Yo armé grupos de estudio, que en general no duran más de un año y en esa época también comencé a hacer mi pasaje personal, de arquitecto político - técnico que era en Argentina, al rol de técnico con algún interés en la política (sobre todo porque no entendía muy bien la práctica política local...). cdlc: ¿Eras político - técnico solo por la militancia, o porque tenías alguna función pública? JJ: Por la militancia y porque trabajaba en la Universidad de Rosario en el Instituto de Planificación Territorial y Vivienda, con el que llegamos a formular la propuesta urbana y el programa político para acceder al gobierno en las elecciones de 1973. Ya en Brasil me transformé en técnico político, y volví a leer mucho de arquitectura y urbanismo. Hice mi pasaje de la modernidad al "después" de la modernidad: en Argentina me formé con arquitectos modernos y tomando como referencia los maestros modernos, en Brasil leí a Aldo Rossi, Robert Venturi y toda la crítica a la modernidad. Bastante más adelante llegué a la filosofía, y comencé a frecuentar grupos de estudio filosóficos (en Río hay una muy buena