Corazón de cristal

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Corazón de cristal Una persona normal y sin timidez debe de conseguir siempre lo que quiere, en este caso no, en mi caso no. Ir perdiendo cosas por la vida y auto-culpándose por las cosas que pasan accidentalmente, sintiendo dolor a cada rato durante todo el dia. Mirarme al espejo y observar en mis ojosla frialdad que tengo y que he conseguido al pasar de los años, ¿sera solo simple autoestima baja que me ataca constantemente como un balazo? Ir caminando por la calle, imaginando como seria el mundo si las personas fueran personas, si hicieran buenas acciones por los demás, pero no, la sociedad ya es así, consumida por el consumismo de tener mejores cosas materiales, de tener el mejor celular, de ser mas “lindo” que los demás, de que sean más “populares”, la envidia y el consumismo directamente están empezando a liquidar a las buenas personas. Todo es superficial en este mundo nuevo. Pero la frialdad por dentro es así, una negatividad constante por haber rechazado una simple petición que de seguro me hubiera cambiado la vida entera. Era solamente verla en fotos, cuando escuchaba su nombre, cuando la veía a lo lejos, era ver esa especie de luz que me tenía tan afectado emocionalmente hacia esa persona. Solo era imaginar una vida juntos, la ilusión cada dia crecía al igual que cada vez que hacia algo malo que la moleste. Luego de un tiempo me di cuenta que no seria para mí, que ella seria infeliz a mi lado, en realidad creo que nadie sería muy feliz a mi lado. Y así empezaron mis días de frialdad, no sonreír, no hacer nada por nadie, no hablar con nadie, estar solamente encerrado en esa “caja” de culpabilidad que me había inventado. Ya no soportaba más el mundo como era. Mis amigos empezaban a abandonarme, hablando mal de mí, odiándome, fue cuando me di cuenta que es más fácil ganarse el odio de una persona que su aprobación, empecé a entrar a los vicios, drogas, alcohol, pastillas, pero nada solucionaba mi dolor. Sentía verdadera felicidad cuando recordaba su sonrisa, pero como lo dije, solo recuerdos, nada más que eso, la timidez no me permitía mas que llegar a lo que de verdad quería tener, y no quería tener otra cosa más que su amor, lo deseaba con todo mi corazón.


Abandone los vicios, no soportaba ver a mi madre llorando en su mesita de luz por las noches, empecé a estudiar lo que debía, termine, nunca vi a mi madre tan orgullosa empecé a volver a sentirme bien conmigo mismo. Decidí buscar trabajo, me había recibido como Psicólogo Psicoanalista en la Universidad Nacional, con tanta frialdad y tristeza no habría dejado de estudiar como las demás personas. Mi vida al parecer empezó a tomar rumbo pero era inevitable cada noche soñar con esa persona a la que nunca pude tener. Empecé a tener más dinero pero no importaba, el dinero no importaba el dinero hacia destruía todo lo bueno de la poca bondad que habitaba en las personas. Lo único que me importaba era ella, volver a verla aunque sea, volver a robarle su mirada, volver a observar su sonrisa. Ya han pasado más de 5 años de que tengo mi propio consultorio y no me va nada mal, mi secretaria, Alejandra era mi única amiga que no me había abandonado, solo que ella por problemas familiares tuvo que abandonar secundaria, hasta entonces éramos los mas unidos, todos pensaban que éramos novios pero no podía pensar en ella como algo más que una amiga ya que solamente pensaba en la otra chica. Cuando finalice mis estudios empecé a buscar secretaria pues la necesitaría, en una ciudad como esta no hay muchos psicólogos con consultorio propio. Puse un anuncio en el periódico y ella lo respondió, al llegar juro que no la reconocí, era diferente a la amiga de secundaria, pues ahora habrá tenido unos 60 kilos menos, ella de joven sufría obesidad, y con eso Bullying al igual que yo por parecer medio “gay”, por eso éramos inseparables y buenos amigos. Ella entro al consultorio y se presento, al principio no me reconoció pero yo la llame por el nombre con el cual la llamaba en secundaria. -Alita, te extrañe muchísimo, por supuesto que tienes el trabajo.-Le dije abrazándola. Empecé a sentir un líquido cálido sobre mi hombro, eran sus lágrimas. -¿Eres tu Sebastián?, ¿sabes cuánto tiempo espere poder reencontrarte de nuevo, por todo lo que pase y todo lo hubiera querido que me acompañaras? -Si ya lo sé, desde que te obligaron a cambiarte de escuela me sentí mal. -Perdóname por no haber tratado de hablar con vos desde que nos separamos, te extrañe mucho también.


-Necesitaba de tus cariñosos abrazos cuando estaba mal por no haber tratado de hablar con Nadia, vos sabias mejor que nadie que estaba completamente enamorado de ella. -Pues ahora me vas a tener mucho tiempo, por que voy a cancelar las demás entrevistas, gracias por aceptarme como tu secretaria. -Decía ella mientras me abrazaba. -De nada, y sabes que siempre te haría un favor por mas difícil que sea. Y así empezó de nuevo mi vida, dio un cambio completo, me sentía feliz, me sentía acompañado, me sentía con ganas de vivir, ahora me preguntaba a mi mismo de noche, ¿Qué hubiera pasado si me hubiese suicidado?, y volví a recordar y salió de nuevo su nombre, Nadia era la chica con la que sentía más que un simple “gusto” con ella sentía una conexión que no habría sentido con nadie antes. Ver esa sonrisa a lo lejos, o sus simples y hermosos ojos marrones claros, para mi ella era la más hermosa de todas, la más decente y buena persona que pudo haber existido en la sociedad, pero era por el hecho de estar enamorado de ella que la notaba “perfecta”. Estaba muy equivocado, pero aun así, y con todos sus defectos empecé a amarla en secreto, simplemente la amaba, deseaba tanto poder llamarla y decirle el gran “Te Amo” que siempre lo tuve oculto en mi interior. Mis días fríos empezaron a hacerse más constantes, pero la gente necesita un psicólogo. Había llegado una chica a mi consultorio, habría pedido una sesión conmigo, a los 5 años de haberme recibido ya era un psicólogo con mucha “clientela” si se le pudiera llamar así. En mi escritorio, llame al teléfono a mi secretaria. -Alita, que pase Estefanía por favor. Su historial clínico me tenía algo preocupado, la chica al parecer intento varias veces suicidarse, las razones eran tan estúpidas, se quería matar por que su novio la habría dejado. Era tan idiota pensar así pero recordé que en un momento yo también tuve pensamientos suicidas y no la pude juzgar. Ella entro, y se me hizo inevitable recordar a Nadia, era igual, de seguro Estefanía era su hermana. Le dije que empezara desde un principio, ella empezó a relatarme todas las cosas buenas que ella hacía con el supuesto “amor de su vida”. Al cabo de una hora empezó a llorar y a gritar, diciendo que odiaba la vida y a todos también.


Que nadie se preocupaba por ella, entonces decidí abrazarla, a veces las personas no necesitan psicología para recuperarse, solo necesitan un abrazo. La tranquilice y ya había terminado su horario, le di un horario semanal todos los días durante un mes. Y Estefanía se marcho, ella me hizo acordar y me hizo ver lo mal que estaba cuando había arruinado la pequeña chispa de amistad que pude iniciar con Nadia. El dia había terminado ya en mi departamento miraba unas fotos por internet, de cómo era de feliz Estefanía con su novio, ella se veía tan feliz, en cambio su novio no mucho. Y vi una foto de la actual Nadia, no había perdido en nada su hermosura, ni el brillo de sus ojos, ni lo radiante de su sonrisa. Empecé a sentir algo, lo mismo que sentí de adolescente, al parecer empezaba a enamorarme de nuevo, y para peor, de la chica que me alegraba la vida y de la que por culpa mía no pude tener nunca. Al dia siguiente volvió Estefanía, pero diferente, se veía con más vida. Pero aun así, se le notaba en los ojos que había estado llorando. La segunda sesión empezó, no me di cuenta cuanto tiempo paso ahí ella llorando y contándome sus cosas, hasta que alguien golpeo la puerta de mi oficina, era Alita. -Sebastián, la hermana de Estefanía vino a buscarla, la sesión debió terminar hace ya más de 3 horas. -¿La hermana?, ya voy a hablar con ella a ver que quiere. Al llegar a la sala de espera casi me desmayo, era Nadia, tan hermosa como siempre lo fue, tarde en reaccionar, pero aun así ella me hablo primero. -Hola, ¿usted es el psicólogo que atiende a mi hermana? -Hola, si claro, ¿Por qué pregunta? ¿Acaso hubo algún problema en su casa anoche con ella? -Ella volvió de su sesión y se encerró en el baño, me asuste mucho por que pensé que finalmente se suicidaría pero ella estuvo llorando y cortándose las muñecas, quiero decirle que si usted hace algo para lastimarla psicológicamente perderá su carrera. -Pero yo no hice nada mal, yo la escuche y la hice sentir más segura de sí misma, la contuve, que es lo que su familia debió hacer antes de enviarla conmigo.


-Usted no entiende nada, perdí a mi familia, mi padre se suicido, y mi madre no soporto la soledad y se caso con otro hombre y nos dejo, estamos solas y yo no puedo contenerla mucho tiempo, debo trabajar o sino moriremos de hambre las dos. Me daba mucha pena la situación en la que se encontraban, me dieron ganas de llorar con ella y abrazarla, pero debía comportarme de manera profesional. Decidí llamarla por su nombre, pues estaba molesta y de seguro se sentiría más escuchada. -Nadia, si vos y tu hermana tiene problemas financieros yo los voy a solucionar quédate tranquila, y tu hermana está bien acá, está recibiendo mucha ayuda. -Bueno me quedo más tranquila entonces, pero entiéndalo, si la pierdo me quedo sola y ya mi vida no valdría nada, hasta ahora ella es la única familia que me queda. Entonces la hice pasar a mi oficina a Nadia y allí estaban las dos, abrazadas y llorando, les pregunte si quisieran que las acerque hasta su casa y accedieron. Al llegar me sorprendí mucho, ellas tenían una familia adinerada, su padre era uno de los mejores ingenieros del país, pues de seguro al suicidarse no le dio tiempo de escribir un testamento para dejar su herencia o quizás se la llevo toda su esposa. -Tengo un departamento, no sé si quieren pasar unos días ahí, pues su casa se ve bastante insegura. -No se preocupe mas por nosotras doctor, estaremos bien. -Vamos Nadia, no podemos pasar una noche más en esa casa, ya sabes que anoche volvieron a andar esos tipos borrachos tratando de entrar. -Bueno está bien, pero no queremos hacerle molestias a usted doctor. -No importa, el departamento nadie lo ocupa, y no me molestaría si las tuviera más cerca de mi casa, se sentirán más seguras ahí. -Está bien, pero bajaremos aquí a tomar algunas cosas. -Bueno, las esperare. Unos 10 minutos después ellas volvieron al auto, ambas sonriendo capas que en mucho tiempo se habrán sentido solas y sin nadie que las escuche. Las lleve a mi departamento y se acomodaron, les dije que se pongan cómodas y lo hicieron, pedí unas pizzas a uno de los mejores restaurantes y comimos los tres, yo me sentía muy bien, comiendo con el amor de mi vida, aunque ella no lo sabía todavía.


Luego de la cena, se marcharon a dormir, primero Estefanía que se durmió rápido, entonces llame a Nadia para conversar. -Nadia, espero se sientan bien en mi departamento. -Si, de seguro si, gracias por todo doctor. -Llámame Sebastián mejor, y de nada, haría de todo por una vieja amiga. -¿Amiga? -Si, fuimos juntos los primeros años de secundaria, de seguro no me recuerdas como Sebastián, sino mejor por cómo me llamaban todos en forma de insulto.- y algo avergonzado le dije. –Yo soy a quien todos llamaban “mariposon”. -¿Eres tú?, pues estas bastante cambiado, pareces menos frio que cuando eras adolescente. -Si, siempre creí que me recuperaría pero aun hay una parte para completar mi vida, siempre estuvo en secundaria pero nunca me anime a hablarle, además era demasiado hermosa para mí. -Pues aún puede conseguir a esa chica, de seguro ella también sentía algo por usted doctor, digo, Sebastián. -Espero que sí, yo no pude enamorarme de otra chica más que ella, sentía algo tan grande por ella que si mi vida no la terminaba con ella, no la terminaba con nadie. -¿y cómo se llamaba esa chica? -Esa chica era…-Empecé a ponerme nervioso.- Esa chica… -¿Quién era? -Eras vos, pude haber hecho de todo para conseguirte y lo puedo seguir haciendo, te amo Nadia, estuve esperando más de 20 años para decírtelo, y pudiera gritarlo, te amo con todo mi corazón, siempre pensé que había algo así como un escudo que nos separaba siempre quise ser tu amigo, quise estar en tu vida de cualquier forma, pero siento algo feo, y menos popular que los demás pues nunca tuve una oportunidad de hablarte, deje la escuela por qué no soportaba verte con tu novio además estaba mal por ser tan tímido y callado, te amo y te voy a amar por siempre Nadia, siempre te quise decir estas palabras y mucho mas, nunca te olvide, estuve al borde del suicido por no tenerte. La miraba estaba muy confundida, pensé que de alguna forma u otra se sentiría ofendida por lo que le dije, note que estaba por empezar a llorar, entonces dijo.


-Esteban, también me gustabas, y tan solo debías hablarme, me canse de las estupideces de los demás chicos que te maltrataban y ofendían, yo siempre quise que estés más cerca de mí, quería que conmigo fueras como con tu amiga, Alejandra, no te separabas de ella y la defendías cada vez que la insultaban, ¿Dónde estuviste todo este tiempo? -Tratando de recuperarme por la tristeza que me causo no poder tenerte, sos el amor de mi vida Nadia, te juro que ahora no te vas a separar de mi.-Fue entonces cuando me dio un beso, mi primer beso fue con ella, fue lo más tierno que me paso, lo mas amoroso, mi vida se estaba completando de nuevo, entonces paro y me dijo. -Fue el mejor beso que he dado, y te cuento algo, yo salí con ese chico por que quería estar contigo y quería dejar de pensarte pero no pude. -Creo que debo irme, mañana debo trabajar temprano. -Espera.-y me dio otro beso.-No quiero que te vayas, ahora no quiero que me dejes. Me decía mientras empezaba a llorar y me abrazaba, me sentía tan feliz y emocionado que lloraba con ella también, decidí quedarme. Mi vida empezó a cambiar, mi vida estaba completa, al fin era con Nadia lo que siempre quise, ahora somos “nosotros”, ahora somos dos personas que se aman mutuamente. Espero terminar mi vida con ella, mis ilusiones se reavivaron y mi vida también, al fin Nadia y yo éramos lo que ambos siempre quisimos ser, felices por siempre.


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