Disímbolos

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Enrique A. Taboada Ortiz 2


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Derechos reservados conforme a la ley.

Primera Edición, 2013 ©2013, Enrique A. Taboada Ortiz

Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra –incluido el diseño tipográfico y la portada–, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el conocimiento por escrito del autor.

Primera Edición, 2013 ISBN: 978–607–00–7339–7 Hecho en México

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Dedico la presente novela a: Mi Madre y mi Esposa que han sido artĂ­fices y apoyos de mi vida.

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Contenido Prefacio ................................................................................................ 6 1. Cómo inició todo ........................................................................ 8 2. Quién soy ................................................................................. 14 3. Después de San Valentín y citas con Pilar .............................. 17 4. Viaje a San José ....................................................................... 25 5. Encuentros en la Red ............................................................... 31 6. El bar y Bellas Artes ................................................................. 33 7. Seguimiento estratégico en Miami......................................... 41 8. El apartamento ........................................................................ 45 9. Caso Armando ......................................................................... 52 10. Revelaciones ............................................................................ 55 11. Caso Eduardo ........................................................................... 58 12. El rio en su cauce ..................................................................... 67 13. Lo inesperado y lo esperado ................................................... 71 14. Participación de boda.............................................................. 80 15. Inesperado retiro ..................................................................... 84 16. Anunciación y cena con papás de Pilar................................... 87 17. Preparativos, boda y tornaboda ............................................. 97 18. Entrevista en Health Care ..................................................... 107 19. Reencuentro con Eduardo ..................................................... 109 20. Ángela en escena................................................................... 117 21. Oferta de trabajo................................................................... 120 22. Correo de Ángela ................................................................... 122 23. Fiesta de sobrino y encuentro con Luisa ............................... 125 24. Investigación caso Carlos ...................................................... 131 25. Navidad y regalos.................................................................. 137 26. Cena de año nuevo ................................................................ 141 27. Solidaridad familiar ............................................................... 146 28. Nacimiento de Regina ........................................................... 151 29. El divorcio y soltería .............................................................. 153 30. Vacaciones ............................................................................. 159 31. Renovado ............................................................................... 162 32. Eduardo, Pilar y Ángela ......................................................... 164 33. Visita a Ángela y Pilar ........................................................... 167 34. Noticia y nacimiento de Sebastián ....................................... 172 35. Aquí y ahora .......................................................................... 179

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Prefacio Estimado lector, te agradezco profundamente el haber abierto este libro que es producto de mi primera incursión en el género novelístico y espero sinceramente que no sea la última. Sin afán de disculpa o justificación alguna, declaro que no soy escritor de oficio, ni tengo estudios literarios, ni carrera del área de humanidades. Simplemente soy una persona que ha tenido la inquietud de escribir una novela sobre un tema del que ya se ha hablado y escrito mucho, el de los amantes que se atreven a cruzar una línea que la sociedad les ha impuesto como infranqueable, para entregarse sin importar consecuencias y vivir su amor en mundos disímbolos. Existen en la actualidad muchos amores anónimos, que por causas familiares, socioeconómicas, religiosas, culturales, ideológicas, étnicas o de preferencia sexual, tienen que soportar sobre sus vidas y en silencio, las discriminaciones y vejaciones de las sociedades tradicionalistas de todo el mundo. Vivimos en un mundo globalizado donde las fronteras se han ido eliminando y las comunicaciones han ido acercando a las personas, pero las sociedades no han evolucionado al mismo ritmo y siguen cobrando un alto precio a aquellos que se atreven a violentar sus reglas. Esas reglas que en la antigüedad tuvieron un propósito de supervivencia, de conservación y de protección, pero que en la actualidad la mayoría son anacrónicas. La historia se seguirá repitiendo inexorablemente bajo diferentes formas, como una mascarada que pareciera eterna, el ser humano es imperfecto por naturaleza. Sin embargo hay una luz que se empieza a encender en muchas partes del mundo a la que se le llama “Tolerancia” y cada vez tiene más adeptos en ciencia, conciencia y espíritu. Es la virtud de aceptar y respetar que no todos 6


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piensan igual o son iguales, pero trabajan, conviven, socializan, sufren y aman igual que todos, porque son seres humanos como nosotros en cuerpo y alma. La novela presenta y desarrolla la historia de un romance atípico de un hombre y una mujer, que pasa por un sin fin de aventuras amorosas, desdichas, intrigas, dramas y misterios, y al final, sus diferencias naturales terminan imponiéndose, pero no antes de generar una luz refulgente que guiará sus caminos y marcará sus destinos para siempre. Los protagonistas también se ven envueltos en un complot internacional en el que ella participa por convicción y él por mero accidente, como sucede a muchas personas en la vida real, que sin estar en sus planes, de repente se ven envueltos y arrastrados a dimensiones que ni quieren ni les corresponden y que sólo sus principios, capacidades, ideales y redes sociales les permitirán no claudicar y salir adelante. Este complot nos debe recordar, que cuando un sector de la sociedad tiene una necesidad y el resto de ella no escucha o se desentiende, tarde o temprano se puede generar un rompimiento de la misma, con repercusiones negativas para todos, en la que se pierde más de lo que hubiera costado resolver en conjunto la necesidad. De ahí la importancia de que el núcleo familiar, base de la sociedad, se mantenga, que la vida moderna no abone ni atente a su desmembramiento. Si está unida la familia, es capaz de soportar los vendavales de los malos tiempos, brindando refugio y ayuda a sus miembros más débiles o más expuestos por la vida. Estimado lector, si después de leer esta presentación sigues adelante con el resto del libro, espero sensibilizarte un poco en relación a la tolerancia que debemos tener con nuestro prójimo, y a la solidaridad que las familias y la sociedad deben manifestar hacia sus integrantes más necesitados, sin importar diferencias. Con ello habrá valido la pena el esfuerzo de este novel escritor, que más allá de convocar a un goce literario por la forma de mi primigenia pluma, intenta indagar en la conciencia como una forma de aporte a la cultura universal, lo cual someto a tu superior consideración. 7


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1.

Cómo inició todo

Salía yo de mi apartamento ubicado en un edificio de la colonia Condesa en la ciudad de México y me dirigía al elevador para iniciar un día más de trabajo, la única variante era que hoy se festejaba el día de San Valentín. Esperando por la llegada del elevador, salió de su apartamento mi vecino de enfrente, llamado Eduardo, que yo conocía poco, porque raramente coincidíamos en el pasillo, pero era una persona muy amable y educada, me saludó con una sonrisa en la boca y me deseó un buen día de San Valentín. —Por cierto— me dijo —hoy vienen algunos amigos a tomar una copa y charlar, ¿por qué no te unes al grupo? podríamos pasar una velada agradable, sería temprano como a las 7 de la tarde, porque mañana tendremos todos que trabajar—, —Me daría mucho gusto— contesté, —aunque llegaría un poco más tarde, hoy tengo una clase después del trabajo—, —No habría problema— respondió, —pienso que estaremos hasta las 11 de la noche—. Abordamos al elevador hasta la cochera y cada uno subió a su auto, para luego retirarnos con rumbos diferentes. Mi nombre es Mariano Santos Coy y Goríbar, esa “Y” entre los apellidos me ha dado muchos dolores de cabeza, pero ni modo así lo decidió el Oficial del Registro Civil y así está en el acta de nacimiento, soy originario de una ciudad del norte del país, Saltillo, famosa por sus sarapes, así que soy gente sencilla del norte, tengo 30 años y soy soltero. Nací y crecí en el seno de una familia tradicionalista y conservadora, con ocho generaciones de antepasados que habían radicado en la misma región por más de doscientos años –Hacienda de San Juan Bautista de Buenavista–, con una

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DISÍMBOLOS sólida base de principios morales que a mí y a mis hermanos nos inculcaron padres y abuelos. Mi padre Antonio es médico y mi madre Adelaida, “Yaya” para familiares y amigos, se ha dedicado siempre al cuidado de la casa, de los hijos y ahora de algunos nietos, mis hermanos Rafael y Carmen, yo soy el segundo en la dinastía, el sándwich, y mi hermana la menor. Mi infancia transcurrió sin mayor problema, educado en un colegio católico hasta el término de la secundaria, después la preparatoria la cursé en un Liceo muy reconocido en esta ciudad. La primera decisión importante de mi vida la tuve que tomar cuando definí la carrera que quería estudiar, mi padre quería que estudiara medicina para que continuara la tradición, ya que mi hermano Rafael no había querido, pero mi vocación no es para este tipo de trabajo, no me gustan los hospitales, así que estudié Ingeniería en Computación en el TEC de Monterrey, en esa ciudad vecina, lo que generó un drama familiar ya que tendría que vivir fuera del hogar, con todos los riesgos que esto implicaba para un joven de mi edad, aunado a la inseguridad que se percibía vivía esa ciudad. Una vez concluidos mis estudios en el TEC, con apoyo de mis padres y una beca, que todavía estoy pagando, me fui a estudiar la Maestría en Seguridad Informática a la Universidad de Texas.

Llegué a mi oficina que está ubicada en el sur de la ciudad de México, trabajo en una empresa que vende sistemas de información, asesorías y soluciones de seguridad en materia de Tecnologías de la Información. Ya me estaban esperando porque a uno de nuestros mejores clientes, Laboratorios Health Care, la noche anterior le habían atacado la seguridad de sus comunicaciones y penetrado el muro de fuego –firewall– que protegía la red de datos interna de la empresa. Dicho sistema está clasificado como B2, dentro del Libro Naranja, que lo define como un firewall de alta seguridad. De inmediato nos dimos a la tarea de revisar y analizar el problema. Para ello se formó un grupo de especialistas –computer emergency response team CERT–, tanto del despacho como del cliente, a efecto de identificar las motivaciones que pudieran haber tenido los violadores –hackers– para atacar la empresa, las 9


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causas técnicas que hicieron posible la penetración del muro de fuego y los posibles daños que pudieran haber causado a la empresa. La identificación de las motivaciones se las dejamos a los directivos de la empresa, nadie mejor que ellos pueden saber quiénes son su competencia, cuáles son sus secretos tecnológicos, quiénes son sus enemigos y quiénes, por cualquier razón, quisieran sacar provecho o hacerles daño. Nuestro papel como especialistas en seguridad fue simular el ataque y analizar el fenómeno ocurrido desde diferentes puntos de vista. Después de haber intentado todos los ataques conocidos y sugeridos, tanto por el propio proveedor del firewall como por algunos amigos de la comunidad de hackers, no logramos penetrarlo, llegando a la conclusión de que dicho acto había sido llevado a cabo por hackers de muy alto nivel tecnológico y que seguramente habían encontrado una falla –bug– no detectado por el proveedor, por lo que se le pidió al representante del mismo, Ary, lo escalara a sus oficinas centrales en San José, California para que estudiaran el caso y dieran una solución para que no volviera a suceder. Con relación a los posibles daños, se detectó que el atacante había consultado y extraído información financiera de la empresa, información tecnológica y científica de los principales productos y patentes, así como había consultado los correos electrónicos del Director General, de su asistente y de los Directores de las diferentes áreas de la empresa; para su fortuna, el atacante no había borrado o alterado las bases de datos, sólo borró, de manera quirúrgica, los mensajes del correo particular del Director General, mismo que tenía una clave muy sofisticada de acceso, así como la información del portal de Internet, dejando un corazón y la leyenda de Feliz día del Amor y la Amistad. Realizar este trabajo nos llevó todo el día, sin salir a comer y bajo mucha presión del cliente, que entre apanicado y enojado, quería resultados inmediatos. Antes de retirarme, alrededor de las 8 de la noche, por curiosidad volví a revisar, con mayor detalle, el correo particular del Director General que estaba vacío y encontré atrapado en el compartimento de “spam” un mensaje pequeño dirigido a Joel que decía: Je T’aime, Sophie, de hacía tres semanas, procedente de un correo fraise, de un servidor cuyo dominio estaba en Suiza, para terminar con mi curiosidad envié un correo a la dirección del mensaje, mismo que fue 10


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rechazado por no existir. Por esta tardanza ya no pude tomar mi clase, así que me fui a casa con la idea de comer algo e irme directo a la cama. Al llegar a mi apartamento escuché una gran algarabía y música enfrente y recordé la reunión a la que me había invitado Eduardo, que para mi desgracia salía en ese momento a despedir a un invitado. Al verme dijo: —Qué pasó Mariano, te estamos esperando—, —Estoy llegando— contesté, —en un momento estaré con ustedes—. Así que entré a mi casa, me quité el saco y cambié la camisa, me lavé la cara, peiné y puse un poco de loción, para luego irme al apartamento de Eduardo con muy pocas ganas de socializar. Eduardo Villalba es una persona de unos 40 años, de 1.75 metros de altura, tez blanca y esbelto, es Contador Público, con especialidad en finanzas, muy prestigiado en su medio, es socio en un Buffet de Contadores. Yo lo he tratado en juntas de vecinos y me ha parecido una persona muy formal, refinada y propia. Tiene fama de ser gay y ser un miembro influyente en esa comunidad.

Me abrió la puerta Eduardo, su apartamento era similar al mío, relativamente pequeño, luz tenue pero agradable, con una sala comedor y una cocineta integrada, luciendo una decoración y un mobiliario de muy buen gusto, en donde estaban todos los invitados, unos parados y otros sentados, platicando y tomando un trago, había un aparato de sonido con una música de jazz acorde con el ambiente, al entrar se hizo un silencio que no correspondía a lo que había escuchado y me introdujo con una presentación general. —Les presento a mi vecino Mariano, trátenlo bien para que no se queje en la administración por la fiesta—. La concurrencia estaba formada por tres parejas de hombres y dos de mujeres platicando entre sí, así como dos varones y una muchacha que se veían más aislados, yo opté por buscar un lugar junto a este último grupo y servirme un ron con cola para bajar un poco la tensión que todavía traía del trabajo.

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Después de escuchar y ver los ademanes de las parejas no necesité mayor análisis para deducir que eran de la comunidad gay, que para mí son personas muy respetables y en su mayoría muy refinadas y educadas como Eduardo, aunque no comparta sus preferencias sexuales. Ya con un poco de ron en la sangre recuperé fuerzas para platicar con Pilar, Luis y Paco, todos ellos muy buenos conversadores, bien preparados e informados de las noticias y actualidades nacionales e internacionales. Conforme pasaba el tiempo la alegría del grupo recobraba fuerza, supuse que el día de San Valentín era un día especial para la comunidad. Después de un rato de plática Paco se despidió y retiró, lo mismo hizo unos minutos después Luis, por lo que me quedé platicando con Pilar, que es una excelente comunicadora, dada su formación del área de humanidades. Una vez que nos quedamos platicando solos, la conversación se pudo personalizar, así que le comenté quién era, qué hacía y de dónde venía. Lo mismo pasó con ella, resulta que es una persona que proviene de una familia originaria de San Luis Potosí de apellido Mayo, al igual que la mayoría de las familias de abolengo son muy conservadoras, decidió venirse a la capital a estudiar Relaciones Industriales en una universidad ubicada en Santa Fe, con un posgrado en la Universidad de Lovaina Bélgica y trabaja como Gerente de Recursos Humanos en una empresa distribuidora de vehículos automotores en la zona de Polanco. Conforme transcurría la plática, encontré una gran empatía en lo que ha sido la vida de Pilar y la mía, ya que emigramos del hogar familiar muy jóvenes, venimos de familias de abolengo muy conocidas en la ciudad natal que nos daban gran cobijo, para buscar nuestra propia identidad, para lo cual hemos sorteado una infinidad de obstáculos y aunque de algunos hemos salido raspados, seguimos adelante con nuestros sueños. Pilar es una persona soltera de unos 28 años, alta para el promedio nacional, 1.68 metros, delgada, de tez blanca y cabello castaño claro largo, vive sola en un apartamento que renta en la zona de Polanco, donde hay grandes edificios departamentales, oficinas y elegantes boutiques. Le gusta salir a correr al bosque de Chapultepec por las mañanas y los fines de semana, lo que la hace sentirse libre, su pasatiempo favorito es escuchar música, en especial jazz, que le permite meditar si sus pasos han sido los adecuados y organizar sus ideas de

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DISÍMBOLOS las cosas que vienen por delante, haciéndola una persona sagaz, comprometida, calculadora, práctica y no complicada.

Cuando ya se acercaba el final de la reunión, le pedí su número telefónico y su correo electrónico para estar en contacto e invitarla a tomar un café, al principio ella titubeó un instante, a lo cual no le di importancia, pero accedió y nos despedimos con un beso en la mejilla, enseguida me despedí de Eduardo dándole las gracias por tan divertida velada, la verdad es que desde que me quedé charlando con Pilar mi mente se aisló, así que no supe más del barullo, quiénes eran ni qué pasó con el resto de los invitados, tampoco supe qué se hizo ni qué no se hizo durante el tiempo que duró la reunión, bueno sólo de vez en cuando llegaba a mí un ligero olor a petate quemado.

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2.

Quién soy

Criado en el seno de una familia católica me inculcaron valores morales que son los que han regido en mi vida, bueno los he ido adecuando pero sin cambiar el fondo de los mismos, sin embargo sigo siendo un hombre muy temeroso y a veces inseguro, lo que me hace medir y reflexionar cada paso que doy. Soy heterosexual, supongo que, porque así soy, nunca he tenido alguna tentación diferente, también soy tolerante y respetuoso de la gente que no piensa como yo, y además no tengo problemas para relacionarme con ellos, aspiro a ser un buen hombre equilibrado en las diferentes aristas que tiene la vida, no quisiera, ni estoy dispuesto a pagar el precio, ser un santo, los cuales siempre me han parecido personas extraordinarias, pero desequilibradas. Como la mayoría de los chicos tuve mis primeras experiencias sentimentales en la secundaria, nada fuera de lo común, de abrazar y besar a la novia. Ya en la preparatoria las cosas eran más formales pues me hice novio de una muchacha, Luisa, que era hija de unos amigos de mis papás, lo que me obligaba a portarme muy bien, para mi desgracia y la de ella, que en más de una ocasión, en el fragor de la batalla, me sugirió hacer el amor. En este sentido mis temores eran bien fundados ya que su papá era un abogado muy prestigiado y cualquier mal paso podría acabar con mi soltería, complicar mi vida y frustrar la realización de mis sueños. Mi vida cambió cuando me fui de casa a estudiar al TEC de Monterrey, las idas a la casa familiar se hacían cada vez menos frecuentes pues los estudios no me daban oportunidad y en esas circunstancias mi novia optó por no esperarme y buscar una alternativa, que encontró rápidamente con la cual al poco tiempo se casó. Él un joven abogado, bien parecido, de buena familia, socio del Buffet de su padre, yo sólo le deseé la mayor de las felicidades y por supuesto no asistí a la boda. Se puede decir que Luisa fue la última novia formal que he tenido, pues durante los años que estuve en el TEC y luego en la Maestría, salí con varias

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DISÍMBOLOS muchachas, con algunas tuve relaciones sexuales pero sin compromiso, ya que tanto ellas como yo perseguíamos un sueño al que no estábamos dispuestos a claudicar. Ya en mi vida profesional y sobre todo desde que radico en la ciudad de México, mis relaciones con el sexo opuesto se han incrementado, por lo que he tratado de aprender el comportamiento y la lógica de ellas. Desafortunadamente no he tenido mucho éxito y ya he desistido de ese propósito, sin embargo, en esa búsqueda, encontré similitudes en su comportamiento que me permitieron ubicarlas en tres planos: las que quieren ser amigas; las que se quieren casar; y las que se quieren divertir. De estos tres planos me gusta privilegiar a las que quieren ser amigas, son con las que puedes pasar un buen rato, ir a comer, al teatro, a una fiesta, platicarles tus penas y problemas, así como también te consuelan y dan ánimo cuando sientes que el mundo se te vino encima, a ellas no les mientes ni tienes que estar fingiendo para impresionarlas, les abres tu alma, no las celas cuando tienen pareja, y no te importan: su edad, sus rasgos étnicos ni sus preferencias religiosas o sexuales. En este sentido me debo sentir afortunado al tener amigas que están en este plano y las amo a todas ellas, si algún día me casara, me gustaría que fuera alguna mujer que primero haya sido mi amiga, pues ya me conocería y yo a ella para que no hubiera sorpresas. Trato de evitar o sobrellevar con mucho cuidado a las mujeres que quieren casarse, porque se vuelven muy astutas y no sabes cuándo tropiezas, te apendejas, caes en sus redes o te ponen una trampa. Una vez allí, te enamoran, te controlan, hacen contigo lo que quieran y ya te jodiste, generalmente terminando en la Oficina del Registro Civil, y yo todavía no estoy preparado para dar este paso. Como ejemplo de esta categoría, tengo identificada a la secretaria ejecutiva del Director General de la empresa donde trabajo, Mary, es una dulzura como me trata, me coquetea, inventa cualquier pretexto para llamarme a la oficina del jefe, hoy me dio unos chocolates en forma de corazón, me ha invitado en varias ocasiones al cine, al teatro o a alguna reunión con amigos, lo que me preocupa es que ya se me están acabando los pretextos; además ella tiene acceso a toda mi información personal que radica en los archivos de la empresa, lo que la hace más peligrosa, espero que pronto encuentre otra persona en quien fijar su mira. Las muchachas que se quieren divertir generalmente son independientes y no pretenden compromisos, te buscan cuando quieren ir a algún bar o reunión de

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DISÍMBOLOS amigos y no quieren llegar solas, independientemente de que ya en el lugar estén contigo o te ignoren. De este grupo de amigas, algunas con derechos o moral distraída, tengo varias conocidas, las cuales pueden pasar dos o más meses sin tener noticias de ellas, bueno por facebook puedo saber en qué locuras están metidas y luego cuando menos lo piensas te buscan. En la oficina trabaja una amiga, Lolita, es una muchacha Venezolana que vino a México buscando nuevos horizontes. Estudió en su país una licenciatura en Informática y a través del portal en Internet de la empresa se enteró de la misma y se contrató con ella. A Lolita le encanta el baile y lo hace muy bien, sobre todo los ritmos tropicales en los que se luce y presume su cuerpo trigueño y delgado con caderas muy bien torneadas. A mí me encanta ir con ella a fiestas o reuniones de paisanos a donde asisten jóvenes antillanos muy alegres, pues también me gusta bailar, beber mojitos y ron. En este contexto, creo que he organizado mi vida sexo-sentimental de una manera que no me ha creado compromisos, me ha permitido conocer mucha gente buena y no tan buena, que también me ha dado satisfacciones y decepciones, pero sobre todo me ha permitido que yo tome en mis manos el curso de mi vida. Este tipo de vida hubiera sido imposible que yo llevara si me hubiera quedado en mi tierra natal.

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3.

Después de San Valentín y citas con Pilar

Como cualquier otro día me levanté y llevé a cabo mi rutina matinal acostumbrada, con un poco de sueño pero un té negro me ayudó a despabilarme. Al llegar a la oficina nos llamó el Director General –Jorge– a una junta de trabajo urgente, así que tomé mi laptop y me dirigí a toda prisa a ella, ya en la sala de juntas, mientras preparaban el proyector, Mary me sirvió un té con la mejor galleta que tenían, yo se lo agradecí y ofrecí mi mejor sonrisa. En la sala de juntas estaba el equipo fuerte de seguridad, entre ellos Lolita, que torció la boca cuando me sirvieron el té, más dos personas que yo había visto el día anterior, lo que me hizo suponer que se trataba del caso de nuestro cliente al que le habían violado la seguridad en su red de datos el día anterior. Abrió la reunión el Director General presentando a los representantes del cliente, uno era Sergio, el Director de Sistemas y Seguridad en Informática y el otro Guillermo, el Director Jurídico de la empresa en cuestión. En seguida se nos planteó que todo lo que se tratara en esa junta y trabajos sucesivos con el cliente sería confidencial y que sólo este grupo podría intercambiar información del caso, una vez advertidos firmamos una carta de compromiso de confidencialidad. Se nos informó que el trabajo que se había realizado el día anterior había dejado al descubierto una situación muy grave y peligrosa para nuestro cliente, ya que se trataba de espionaje industrial y extorsión para los ejecutivos que allí trabajan. Dentro de la información que se sustrajo de la empresa, estaban fórmulas químicas de productos medicinales que se fabricaban en laboratorios de Francia y que se trasladaría su producción a la planta de México, así como medicamentos nuevos desarrollados en los laboratorios de investigación 17


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científica de Suiza, mismos que también se tenía previsto producir en las nuevas instalaciones en México, y de aquí distribuirlos a todo el mundo. Debido al percance que sufrieran las oficinas en México, llegó la instrucción de la matriz en Europa para que no se iniciara la producción de los medicamentos hasta saber los alcances y repercusiones que este lamentable incidente pudieran arrojar para la Institución a nivel mundial. Asimismo se dio la instrucción de hacer una revisión exhaustiva de la seguridad integral de oficinas y planta de fabricación. Pero el problema no topó ahí, por la noche el Director General de la empresa afectada –Joel–, recibió un correo electrónico amenazante, en el que le exigían el pago de 50 millones de dólares para no hacer públicas las fórmulas y patentes sustraídas. Posteriormente supimos, a través de una infidencia, que también lo amenazaban con hacer públicos ciertos correos electrónicos comprometedores entre él y su secretaria particular. Joel Suazo es de origen Chileno, tiene unos 55 años, lleva trabajando en Health Care Internacional 20 años y viviendo en México tres años.

Con el equipo de seguridad integrado –CERT–, al que se incorporó Hans, un especialista en seguridad enviado urgente y directamente de la oficina matriz de Europa, nos abocamos a hacer un análisis de riesgos y vulnerabilidades de toda la empresa, esto nos llevó el resto de la semana, el fin de semana y la siguiente semana, trabajando 16 horas al día, ya para el jueves de esa semana me acordé de Pilar y se me ocurrió enviar un correo electrónico para saludarla, mismo que no me contestó. La siguiente semana también fue de un trabajo de locos, ya que tuvimos que hacer presentaciones al cliente de hallazgos y áreas de oportunidad, resultado del análisis de riesgos. Al igual que la semana anterior, el jueves le mandé un correo electrónico a Pilar invitándola a tomar un café, mismo que tampoco me contestó. Ese fin de semana, ya menos presionado, Lolita me invitó a un bar, donde se junta la colonia Venezolana a cantar y bailar, así que pasé una velada muy chévere en la que terminé hablando con acento caribeño. Al salir del bar en la madrugada, en vista de que Lolita no llevaba coche, por temor al alcoholímetro, 18


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la invité a mí apartamento que está muy cerca del bar, caminamos unas seis cuadras tomados de la mano, brincando y bromeando de cosas chuscas de la reunión. Llegamos a mi apartamento y la besé hasta convertirnos en un solo cuerpo, recorrí con mis manos todo su ser y luego caímos en el sofá en donde hicimos el amor como dos locos apasionados hasta quedar exhaustos. Cuando desperté, ya Lolita, con lo poco que encontró en el refrigerador, había preparado un desayuno tipo su tierra que me supo a gloria. El resto del día lo pasamos caminando en el parque y en el cine, luego la llevé a su apartamento, agradeciéndole lo bien que la había pasado, ella se despidió con un beso en la mejilla diciendo —“anda ve con Dios chico, aquí no ha pasao naa”—. La siguiente semana fue un poco menos intensa, elaboramos y planteamos propuestas de solución para prevenir riesgos, mejorar vulnerabilidades y mitigar daños en caso de que se pudiera materializar algún riesgo. Para el jueves me había olvidado de Pilar, pero ¡oh sorpresa!, el viernes recibí un correo electrónico de Pilar disculpándose por no haber contestado mis correos y proponiéndome ir a tomar un café el sábado por la tarde en una cafetería muy conocida en la zona de Polanco, a lo cual yo accedí con más curiosidad que interés. Llegué a la cafetería puntual a la 5 de la tarde, había seleccionado mi mejor ropa casual y me había perfumado con mi mejor loción, eso me daba seguridad, era importante no llegar antes para no mostrar ansiedad por verla, lo que me hubiera colocado en un plano de debilidad en el encuentro. Al entrar a la cafetería busqué una mesa desocupada, sobre todo un poco aislada, sin darme cuenta que dos ojos aceitunados me vigilaban. Era Pilar que ya estaba sentada leyendo un libro y que al darme cuenta de su presencia emitió una leve sonrisa. Allí estaba, vestida con un pantalón verde olivo, un suéter beige, zapatos color miel, levemente maquillada, su pelo suelto y su cuerpo esbelto, se veía formidable. —Hola Pilar qué gusto de verte—, seguido de un beso en la mejilla, —¿Ya tenías mucho tiempo?—, 19


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—Sólo unos 15 minutos, se me hizo temprano pero me ayudó para avanzar con mi libro—. En seguida ella pidió un café capuchino y yo un té negro, con algunas galletas para compartir. Las primeras palabras para iniciar una conversación generalmente no son fáciles, algunos hablan del tiempo o el tránsito que cada vez está peor en la ciudad, pero a mí se me ocurrió iniciar comentando: —Ya soy tío por segunda vez, mi hermana Carmen acaba de dar a luz a una niña con lo que completa su pareja de niño y niña, mi mamá también está feliz pues de mi hermano Rafael y de mí no ve nada claro—. Pilar se conmovió de ternura diciendo: —Los niños son una bendición de Dios, yo también tengo un sobrino, hijo de mi hermana que radica en San Luis Potosí, los más felices con el niño son los abuelos tanto paternos como maternos—. Continuando con el tema familiar, comenté cómo mi hermano Rafael había tenido que emigrar, hace un par de años, a los Estados Unidos por amenazas que recibió de parte del crimen organizado. Decidió malbaratar su fábrica de productos químicos que tanto esfuerzo y trabajo le había costado levantar, después del secuestro y desaparición de su socio y primo Carlos Treviño, Ingeniero Químico, y de la amenaza que él sería el siguiente si seguía investigando el caso del primo. Mi primo Carlos es originario de Nueva Rosita, hijo de una prima de mi mamá y de la misma edad que Rafael, con el que se identifica más. Este tipo de prácticas las están llevando a cabo los narcotraficantes para cooptar y prácticamente esclavizar personas que les produzcan drogas sintéticas en sus laboratorios clandestinos. Salir de estos cautiverios es prácticamente imposible, y los que lo intentan generalmente terminan en una fosa apócrifa. Muchas familias en el norte del país han sido víctimas, de una u otra forma, de la violencia que ha acarreado el narcotráfico, lo que ha ocasionado que sus integrantes o los elementos más vulnerables, migren a los Estados Unidos, alimentando el fenómeno de familias viviendo en mundos disímbolos, el sajón y el latino.

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De ahí que tanto mi padre como mi madre hayan apoyado, con todo el dolor de su corazón, que Rafael se fuera a radicar a San Antonio Texas, lugar en donde tenemos algunos amigos y parientes que apoyarían a mi hermano a iniciar una nueva vida y un nuevo negocio. Después de estos lamentables hechos, Rafael no ha regresado a Saltillo, cuando mis padres quieren verlo viajan a San Antonio y en otras ocasiones cuando Rafael viaja a la ciudad de México por algún negocio, mis padres vienen también y ven a sus dos hijos

Por un instante creí que estaba aburriendo a Pilar con mi plática familiar, pero nada de eso, ella estaba muy atenta e interesada en mi charla. Seguimos platicando sobre la seguridad y el narcotráfico en México, que es un tema muy socorrido hoy por hoy, sin darnos cuenta que el tiempo había transcurrido y la noche había caído. Durante toda la plática los dos evitamos tratar temas relacionados con nuestra situación sentimental, nos veíamos como en medio de una isla hablando de otras personas pero donde sólo ella y yo existíamos. Le ofrecí llevarla a su casa pero declinó mi invitación. —Voy a hacer unas compras al Centro Comercial que esta junto— dijo. Por lo que nos despedimos con un beso en la mejilla y el firme propósito de volvernos a ver. Esa noche llegué a mi casa, me preparé un sándwich y me quedé meditabundo reanalizando lo que había sucedido esa tarde y con un sentimiento mixto de satisfacción y de preocupación. Yo ya había clasificado a Pilar en la plataforma de amigas y quería mantenerla en ella, sin embargo algo me empujaba y no sabía qué, ni para dónde. Las siguientes dos semanas, para variar, fueron de mucho trabajo implementando las soluciones de seguridad aprobadas por el cliente y viajando a los Estados Unidos para revisar con el proveedor del firewall el problema que nos ocupaba. 21


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Durante el viaje le envié a Pilar un mensaje comentando que, por razones de trabajo, estaba en el extranjero y me dolía no estar en la ciudad de México para invitarla esa semana a tomar un café, pero a mí regreso la buscaría para agendar una cita. Pilar me contestó escuetamente que con mucho gusto. A mi regreso del viaje envié de nueva cuenta un correo a Pilar invitándola a tomar un café el siguiente sábado en el mismo lugar y a la misma hora. No fue sino hasta dos días después que recibí respuesta aceptando y confirmando lugar, fecha y hora. Llegado el momento me dirigí a la cafetería con mí mejor ropa de marca y un presente que le había traído del viaje, una muñequita que repetía “remember me”. En contra de mí teoría llegué media hora antes a la cita y como no llevaba un libro o revista para leer, me leí diez veces el menú de la cafetería. A las 5 de la tarde, como reloj, llegó Pilar, esta vez vestía pantalón de mezclilla, una sudadera azul marino y tenis converse blancos, el pelo lo traía recogido con una cola de caballo y unas grandes gafas negras que le tapaban media cara, como decimos en mi pueblo: una chulada de muchacha. Nos saludamos como de costumbre con un beso en la mejilla y nos ofrecimos nuestra mejor sonrisa. Ella se quitó sus grandes lentes y nos sentamos en la mesa. El tema obligado fue mi viaje a Estados Unidos. —¿Cómo te fue en tu viaje?— preguntó Pilar, que se veía muy desinhibida y hasta en cierta forma contenta, —Muy bien—, mientras ponía azúcar a mi té le contesté, —estamos trabajando en un caso de espionaje industrial que sufrió uno de nuestros mejores clientes del ramo farmacéutico—. Cuando levanté la cara vi que la cara de Pilar había cambiado, yo le pregunté: —¿Te pasa algo?—, —No, creo que se me bajó un poco la presión, he tenido un día muy difícil en el trabajo, pero estoy bien—. 22


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Acto seguido saqué de la bolsa la muñequita diciéndole: —Te presento a Cuca—. Pilar se sorprendió, no esperaba ese detalle, luego me lo agradeció pero se quedó pensativa. Yo le platicaba que había ido a San José, California, al Valle del Silicón a trabajar con especialistas en seguridad informática para un problema que teníamos en México con su producto, un firewall, pero me di cuenta que me oía pero no me escuchaba, se veía como ida así que detuve mi plática, ella no reaccionó y siguió un silencio. De repente, como un rayo que rasga la noche, Pilar me pregunta a quemarropa. —Mariano: ¿tienes compromiso con alguien o tienes pareja sentimental?—. Me quedé mudo por un instante y reaccioné diciendo. —No, ¿me vas a presentar a alguien?—. Pilar sonrió y yo también, luego hizo una pausa y dijo. —No me malinterpretes pero estoy iniciando una relación y estoy muy entusiasmada—, —Te felicito, toda persona enamorada merecía mi respeto y admiración—. Luego le aclaré que más allá de sus compromisos sentimentales, mi interés con ella era hacerme merecedor de su amistad, que yo encontraba una gran empatía con ella y me gustaría ser el más humilde de sus amigos. Regresó el silencio, Pilar con los ojos clavados en la mesa y yo esperando una reacción, pero sin tener idea de cuál. Súbitamente Pilar se me acerca, me da un beso en la mejilla y susurra en mi oído: —“estás correspondido”—, sin decir más toma a Cuca, sus gafas y se retira. No me dio tiempo de reaccionar, me quedé clavado en la silla con la vista perdida en el horizonte, hasta que el mesero me regresó a la realidad. 23


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—Se le ofrece algo más joven— no, le dije —dame por favor la cuenta—. Salí a la calle y lo último que quería era llegar a mi apartamento y encerrarme, así que estuve deambulando por las calles viendo aparadores y cómo los jóvenes entraban y salían de los bares y restaurantes de la zona eufóricos de alegría, hasta que mi yo racional empezó a tomar control y mi yo emocional se retiraba exhausto. Ya más tranquilo llegué a mi apartamento y como un gato aporreado lamí mis heridas y me fui a la cama preocupado, porque me estaba dando cuenta que mis sentimientos por Pilar no estaban donde yo creía.

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4.

Viaje a San José

Llegué el siguiente lunes a mi oficina con la idea de revisar pendientes pues las últimas semanas habían sido muy pesadas y con los viajes se me habían acumulado documentos, llamadas telefónicas y correos de otros clientes. No terminaba de abrir mi escritorio cuando se hizo presente Mary, me saludó, me dio un beso en la mejilla y dijo: —El jefe te quiere en su oficina urgentemente—, eso significaba malos augurios. Llegué a la oficina de Jorge, estaba hablando por teléfono, pero me hizo una señal de que tomara asiento, mi mente empezó a generar escenarios catastrofistas que me ponían cada vez más nervioso, hasta que llegó Mary con un té, como sabía que me gustaba. Una vez que concluyó la llamada el Director General se me quedó viendo a los ojos y con voz pausada me dice: —El caso de Health Care está color de hormiga, así que ve tus pendientes urgentes y arregla lo necesario que mañana te vas otra vez a Estados Unidos—, —¡Ah! y no te puedo dar más información porque hasta a mi me la restringen— , —Con eso de la confidencialidad y compartimentación, tu tampoco me digas cosas que escuches que yo no deba saber—. En ese momento me quedé pensando en lo vulnerable que resultaba mi libertad, qué hubiera pasado si yo fuera casado y tuviera compromisos con mi esposa e hijos, o simplemente tuviera algo importante que hacer en mi vida privada.

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Salí a San José por la mañana y por la tarde ya estábamos en junta, la preocupación de Health Care era mayúscula y se reflejaba en la cara de la mayoría de los asistentes, en la mía no porque todavía no sabía qué pasaba. El grupo estaba formado por el Director General de la empresa proveedora del firewall, Ary su representante en México, Sergio y Guillermo de Health Care México, Hans el especialista en seguridad de Europa, así como dos personas que no conocía y que se presentaron como investigadores de un despacho muy prestigiado a nivel internacional, contratado ex profeso para este caso. Se nos recordó que todo lo que se tratara en la reunión tenía carácter de confidencial y que por ello teníamos firmado una responsiva que nos obligaba a mantener en secreto lo que se iba a tratar. El primer punto que se trató fue el de la falla del firewall que hizo posible que el ataque a Health Care tuviera éxito. Se dijo que después de cuatro semanas de estar revisando el código fuente del software y haciendo pruebas de todo tipo, detectaron un error que fue el causante, y que ya se había corregido para ser instrumentado de inmediato en todos sus sistemas que tenían instalados en todo el mundo. Como resultado de los trabajos de investigación y análisis de la falla del firewall, se llegó a la conclusión de que, quienes habían encontrado la falla en el código fuente, debieron ser hackers de un nivel tecnológico muy alto, con una gran capacidad de cómputo y en el que seguramente habían invertido mucho tiempo y dinero, por lo que no era un ataque ordinario sino uno muy bien planificado y ejecutado. La pregunta pasaba entonces a otro terreno, ¿quién o quiénes pudieran tener un interés tan grande en realizar este ataque y cuáles sus motivaciones?. No había respuestas, si acaso algunas especulaciones que después de un breve análisis no se sostenían. Fue en ese momento que entendí porqué estaban los investigadores participando en el caso y cuál era el papel que iban a representar. El siguiente punto que se planteó fue el de las amenazas. Se dijo que ya se habían recibido, vía correo electrónico, cuatro mensajes amenazantes exigiendo 50 millones de dólares, a cambio de no hacer públicas las fórmulas químicas de los medicamentos patentizados y en vías de serlo, por Health Care 26


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Internacional. Asimismo se amenazaba con hacer públicos comunicados comprometedores entre el Director General de los laboratorios en México, con altos ejecutivos de la empresa en Europa, que dañaría de manera muy importante la imagen y finanzas de la empresa a nivel mundial. En el último mensaje se informaba que se tuviera listo el dinero y que pronto recibirían las instrucciones para realizar el pago. Este tema planteó dos interrogantes. La primera que se refería a las investigaciones que se habían realizado para tratar de ubicar las direcciones en Internet –URL– donde se habían originado los correos amenazantes. En este sentido se informó que se había hecho una investigación exhaustiva al respecto y lo que se había logrado era identificar las direcciones de los servidores de correo de donde salieron los mensajes, uno en China y otro en Irán, sin poder ir más allá. La segunda interrogante era lo atípico de las amenazas, ya que generalmente en estos casos, se presenta una gran presión de parte de los extorsionadores para con sus víctimas, y en esta ocasión pareciera que no tenían prisa por cobrar el pago producto de la extorsión. Estos dos temas les fueron asignados a los investigadores que nos acompañaban, con la suposición de que todo indicaba se trataba de una extorsión del crimen organizado a nivel internacional. El último punto a tratar, que era el que me interesaba, eran las medidas de seguridad a instrumentar en oficinas y laboratorios de Health Care, en todas sus filiales alrededor del mundo. Los informes que se estaban teniendo con las investigaciones del caso, dieron como resultado revisar el dimensionamiento de la peligrosidad de los riesgos y enemigos potenciales a los que nos estábamos enfrentando, lo que nos obligaba a reanalizar lo que ya habíamos hecho y replantear nuevas soluciones de seguridad, más estrictas. Originalmente se diseñaron soluciones pensando básicamente en un enemigo exógeno, pero a la luz de las nuevas investigaciones no se descartaba que la organización pudiera haber sido penetrada y tuviéramos también enemigos endógenos. 27


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En los siguientes días Hans, Sergio y yo estuvimos visitando en Estados Unidos, proveedores y sus productos, así como estudiando tecnologías, procedimientos y metodologías de seguridad susceptibles de instrumentar en oficinas, laboratorios y plantas, para ayudar a mejorar la seguridad en las personas, información, comunicaciones e instalaciones de Health Care. Durante estos recorridos, aproveché también la ocasión para comprar algunos productos de software, de distribución restringida, para apoyar mi trabajo cotidiano. Durante mi estancia en Estados Unidos solamente le mandé un correo a Pilar diciéndole que por motivos de trabajo estaba yo fuera de México y que regresaría hasta la siguiente semana. A mi regreso al trabajo ya tenía agendada una reunión con mi jefe, y entre otros asuntos personales un correo de mi hermano Rafael, diciéndome que estaría en la ciudad de México el miércoles siguiente, ya que tenía una reunión en Pemex y que le gustaría comer conmigo. El negocio de Rafael de petroquímica había crecido mucho, gracias a contratos que había conseguido con Pemex y otras compañías petroleras de Texas. Debido a ese crecimiento tan fuerte, me había pedido que me asociara con él, que seguramente me iba a ir mejor. Yo le había dicho que lo iba a pensar, pero que él sabía que esa área no era mi fuerte. Con ese antecedente supuse que aprovecharía para volverme a insistir, y yo todavía no decidía nada al respecto. De todos modos para mí el ver a mi hermano era motivo suficiente para ir a comer.

A la hora señalada para la reunión con Jorge, ya estaba yo en su antesala. Como era costumbre Mary me recibió muy amable y acto seguido me preparó el té como a mí me gusta. Me recibió el Director General e hizo la pregunta de cajón. —¿Cómo te fue?—, —Yo le dije que muy bien—. Acto seguido le hice una narración de cómo había estado la junta, los participantes, los puntos tratados y acuerdos alcanzados, así como las visitas a 28


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proveedores. Le comenté que consideraba que toda esa información era importante que la conociera, además él había firmado el compromiso de confidencialidad. Como complemento a los temas tratados, le hice una serie de comentarios sobre las preocupaciones que expresaban los participantes y la de su comunicación corporal. Estuvimos de acuerdo que se trataba de un caso muy diferente, atípico a los que nos habíamos enfrentado en el pasado y me pidió no plasmar esta información en ninguna minuta o documento y sólo tratarlo con él. Con relación al análisis de riesgos que se había hecho para el cliente y a las propuestas de solución que se habían planteado, me pidió que los viera yo solo a la luz de esta nueva información y le hiciera alguna propuesta de cómo realizar la reevaluación y el rediseño. Llegó el miércoles, Rafael me llama y me comenta que está en unas oficinas de Pemex muy cercanas a la mía, que pasaría por mí a las 3 de la tarde para irnos a comer. Lo que siempre sucede, al cuarto para las 3 de la tarde me comunica Mary que el jefe quiere verme enseguida. Con todo el dolor de mi corazón me dirigí a la oficina del Director General. —Mary por favor, si llega mi hermano dígale que me espere que no me tardo—. —Mary respondió y ¿cómo lo reconozco?—, —Por intuición femenina, Mary—, luego sonrió coquetamente. Terminamos la reunión como a las 3:30 de la tarde y Jorge salió volando, pues también tenía un compromiso. Cuando llego a la antesala a ver si estaba Rafael, me encuentro que él y Mary estaban en tremenda plática al grado que no advierten mi presencia. Les dije: —Supongo que no hace falta presentarlos—, 29


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—No, dijo Mary, y a diferencia de usted que lleva dos años trabajando aquí, Rafael ya me invitó a comer la próxima vez que venga a México—. Yo solté una carcajada y dije: —No sabía que salieras a comer, pues llego y aquí estas, me voy y sigues aquí—. Mary frunció el seño y respondió: —No se haga el chistoso que no le queda—. Cuando Rafael salió de Saltillo tenía una novia y al igual que a mí, la distancia les afectó y terminaron por romper su relación. Posteriormente se juntó con una muchacha americana, –Linda–, de origen sajón con la que estuvo viviendo un año. Parecía que todo iba bien, cuando mis papás iban a verlo a San Antonio, ella los trataba muy bien y a ellos también les caía muy bien Linda, no se veían problemas para una futura boda. Sin embargo hará unos seis meses, Rafael nos dio la noticia de que su relación con Linda había terminado. Luego me confesó que no se pudo adaptar a una mujer fría como son muchas sajonas, que él extrañaba a las mujeres que les corre sangre por las venas, además que ella no quería tener niños y él se moría por un hijo.

Nos fuimos a comer, platicamos largo y tendido de la familia en Saltillo, de su negocio que iba viento en popa, yo también le platiqué de cómo me estaba yendo. De mi vida sentimental, algo le platiqué de Pilar, que era una muchacha que me gustaba mucho y llenaba mis expectativas pero que tenía pareja, Rafael se rio y dijo: —Dónde he visto eso de que a ti te guste alguien a quien le gusta otro y tú le gustas a alguien que no te gusta, pero si de verdad te gusta da la pelea, que después de Luisa no he visto que otra morra te llene el ojo—. En fin que se nos fue la tarde. Ya rumbo al aeropuerto me dijo. —Sigue en pié mi propuesta para que trabajemos juntos—. Yo se lo agradecí, y nos despedimos. 30


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5.

Encuentros en la Red

La siguiente semana fue, para variar de mucho trabajo, lo único motivante fue que el miércoles me mandó llamar Jorge a su oficina, para informarme que gracias al trabajo que estaba llevando a cabo con Health Care habían subido los ingresos de la empresa y eso significaba un aumento en mi salario. Había mandado un correo a Pilar para ver si nos veíamos en el café el sábado, pero me contestó que estaría de visita con su familia en San Luis Potosí. El fin de semana me pasé instalando el software que había comprado en mi pasado viaje a San José, en mi estación de trabajo –computadora–, la cual tengo en casa y es donde estudio los paquetes de sistemas que adquiero con mi dinero. La estación tiene un poder de cómputo respetable, ahí invierto mi superávit ya que no soy una persona con vicios ni con gustos caros y afortunadamente mis padres tienen recursos para vivir bien sin ayuda de sus hijos. Uno de los sistemas que adquirí me lo recomendó uno de mis amigos hackers y sirve para violar la seguridad de PC’s conectadas a Internet y navegar en sus archivos sin dejar rastro. Mi intensión no es ser hacker, sino conocer cómo funcionan estos sistemas para prevenir a nuestros clientes y establecer medidas de seguridad que los contrarresten, e impedir sean víctimas de hackers malignos. Cuando estaba probando el software, identifiqué cinco redes en mi edificio y decidí hacer la prueba. Una llamada –candy–, supuse de inmediato que se trataba de una mujer, ningún hombre pondría a su red ese nombre, bueno eso creo, así que eche a andar el sistema y en menos de cinco minutos ya había penetrado su seguridad y estaba viajando en sus archivos.

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Efectivamente, se trataba de la PC de la vecina del piso de abajo, una muchacha guapa que es aeromoza de una línea de aviación, que me saluda, pero no me presta la mínima atención, como se dice vulgarmente: no soy pulga que brinque en su petate. En su información encontré que se llama “Rosy”, así como correos comprometedores sobre otra actividad que realiza y le llaman “el oficio más antiguo del mundo”. También había una relación de nombres de personas, clientes, una agenda en la que mezclaba vuelos con citas. En dicha lista aparecían fotos y nombres de personajes conocidos tanto de la política, como en los negocios. Entendí porqué con un trabajo modesto viste a la moda con ropa cara de marca, trae buenas joyas y conduce un vehículo de lujo –BMW–. Dos redes más las accesé también con mucha facilidad, se ve que sus dueños no son nada cuidadosos, ya que aunque sean correos electrónicos de amigos y algunos archivos con información que sólo a ellos interesa, hay que instrumentar algunas medidas de seguridad en las computadoras personales, para evitar ser fácilmente vulnerables a curiosos o a alguien que les quiera hacer una maldad. Con las otras dos encontré serias dificultades para descifrar sus claves de acceso, pero mi mayor sorpresa fue encontrar que sus archivos estaban encriptados. En mi vida profesional me ha tocado trabajar con muchas empresas que debido a la importancia de la información que manejan, han establecido medidas de seguridad en donde se encriptan algunos archivos o bases de datos que son fundamentales para el negocio, con ello se protegen de hackers malignos y del espionaje industrial; pero es sumamente raro que un particular haga eso en su computadora personal y más aun que esto lo hagan dos vecinos en el edificio. Desencriptar un archivo no es cosa fácil ya que la llave que se requiere para ello puede tener millones o trillones de combinaciones –de 8 a 2048 bits–; para romperla se necesita generalmente software especializado, mucha capacidad de cómputo, tiempo y algo de suerte, cosas que no tenía yo en ese momento. Copié los archivos encriptados en mi estación de trabajo pensando en un futuro reto, cuando las condiciones y el tiempo lo permitieran, y terminé mi aventura, no sin antes verificar que no había dejado rastro, comprobando también que los programas que había adquirido funcionaban bien para este tipo de trabajos. 32


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6.

El bar y Bellas Artes

La reevaluación de los riesgos y vulnerabilidades de nuestro cliente Health Care me llevó toda la semana, y más que era un trabajo que tenía que hacer yo solo, al grado que levanté sospechas entre mis compañeros que entre curiosidad y un poco de envidia me hacían preguntas sobre lo que estaba haciendo. Lolita no se quedó atrás y en una ocasión en que me fui a preparar un té se me acercó y me dijo: —Porqué tanto misterio—. Yo le dije: —A ti no te puedo mentir, estoy haciendo un trabajo confidencial que por el momento no puedo revelar, cuando esto se enfríe te prometo que te platico todo—. Ella sonrió y me hizo unos ojitos coquetos, bueno eso me hizo recordar la velada que había pasado con ella, suspiré y hasta la mente se me nubló. El viernes, sin que yo tomara la iniciativa, recibí un correo de Pilar invitándome a ir a un bar el sábado. —¡Ah caray!— me dije, de un café estamos brincando a un bar, y aunque me sorprendió no lo pensé dos veces y le contesté que con mucho gusto ahí nos veríamos. Estaba yo emocionado como un quinceañero, pensando que a la mejor ya había roto su relación sentimental y me estaba dando una oportunidad. El bar estaba situado en la Zona Rosa de la ciudad, cerca de Paseo de la Reforma. Realmente yo conocía poco esa parte de la ciudad, no eran mis rumbos. 33


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Aunque la mayoría de los jóvenes hoy en día ya no usan traje para asistir a estos antros, yo escogí mi mejor saco sport, un pantalón de lana y una camisa que combinaran muy bien, quería sentirme seguro. Llegué al bar a la hora acordada y entré, se trataba de un local de unos 180 metros cuadrados, con una barra de madera muy bien trabajada, mesas altas en medio y unos compartimentos cómodos y discretos en las orillas. La luz era tenue, ámbar, pero se podía ver bien. Entré discretamente, había poca gente así que distinguí inmediatamente a Pilar que estaba platicando con otra muchacha en la barra con una copa de vino blanco en la mano. Pilar llevaba un vestido rojo, tipo chanel, zapatos de tacón rojos y su pelo suelto que combinaban perfectamente con su cuerpo espigado. No había un barón a la vista, cosa que me animó. Su acompañante, una muchacha de unos 30 años, un poco más alta que Pilar, muy blanca, pecosa, pelo rubio corto, ojos azules y cuerpo un poco llenito, no gorda, vestía pantalón azul marino, una blusa azul claro, un chaleco azul marino y zapatos azules de tacón bajo. En el trayecto de la puerta a la barra me vinieron una serie de pensamientos, los que me parecían más congruente era que Pilar había roto la relación con su pareja y quería iniciar una conmigo, o de plano me había tomado la palabra y me iba a presentar a una amiga. Llegué y saludé a Pilar con un beso en la mejilla, ella respondió diciendo. —Te presento a Ángela, Angy para los amigos—, —Angy, te presento a Mariano—, —Mucho gusto Ángela—, en seguida le di un beso en la mejilla. Se hizo un pequeño silencio que aproveché para pedir una copa de vino tinto. Ya los tres con nuestras copas pregunté: —¿Qué estamos celebrando?—.

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Se voltearon a ver Pilar y Ángela y se rieron, yo no entendía nada pero hice cara de inteligente y también me reí. De repente Pilar me dice: —Mariano, Angy es la persona de la que te platiqué—. En ese momento mi cerebro empezó a trabajar a velocidad de la luz y a relacionar conversaciones con personas, son de las veces que das gracias tener un IQ alto, llegando a la conclusión de que se trataba de la persona con quien Pilar estaba saliendo, en la madre ¡eran lenchas! De inmediato contesté: —¡Ah! si, las felicito hacen una magnífica pareja, brindemos por su felicidad—. Mientras chocábamos las copas, sentí cómo el mundo se me venía encima, nunca hubiera imaginado este escenario en mi lógica, si Pilar se veía tan femenina, y tenía además que ofrecer la mejor de mis sonrisas. Creo que no notaron mi descontrol porque yo seguía hablando, aunque por dentro me estaba consumiendo, era una situación que en mi vida me había pasado. Ángela me preguntó: —¿Tienes pareja?—. De inmediato entendí que creían que yo era gay, le dije: —No, como dice la canción, estoy desde hace tiempo sin amor—. Los tres soltamos la risa. Seguimos platicando de cosas sin importancia porque mi espíritu me había abandonado y mis sentimientos estaban deshechos, para colmo se acercó un amigo de ellas muy amanerado, las saludó de beso en la mejilla y dice: —Hay muchachas, preséntenme a esta guapura—. Los cuatro nos reímos y sólo dije: —Mariano—, a secas. 35


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Al no encontrar respuesta en mí, el amigo se retiró y yo sugerí sentarnos en uno de los compartimentos. Ángela era una muchacha de Puebla que había estudiado Relaciones Internacionales en una universidad de aquella ciudad y una Maestría en Comercio Internacional en Alemania, su apellido era Schmidt, ya que su padre era alemán y su mamá poblana, estaban divorciados y su papá radicaba en aquel país. Trabajaba como Directora de Mercadotecnia en una empresa fabricante de autopartes, radicada en Puebla y que exportaba a todo el mundo sus productos, así que viajaba mucho, aunque tenían sus oficinas en la ciudad de México. Vivía en un apartamento de lujo en la zona de Polanco y era una muchacha muy bien preparada y culta.

Seguimos los tres platicando y con otras dos copas de vino me fui serenando, al grado que ya éramos amigos o amigas. Yo trataba de convencerme que desde el principio había clasificado a Pilar dentro de la plataforma de amigas y ahora sumaba a Ángela a la misma. Ya en confianza Ángela comentó que su segundo apellido era Iglesias, una familia de prosapia en Puebla, y se me ocurrió bromear diciendo que Puebla e Iglesias era sinónimo de Cholula, una ciudad donde hay una iglesia para cada día del año, que a ella le deberían llamar así y reí. Ángela me miró y dijo: —Que chistosito—. Pilar que era muy seria, cuando estaba junto a Angy, se veía como nerviosa por las bromas que le estaba haciendo a su amiga-pareja. Ahí me di cuenta quién llevaba los pantalones en esa relación. Ya al calor de las copas y al ambiente, donde nos la estábamos pasando bien, me platicaron también cómo se habían conocido y algunas de sus aventuras. Pilar llevaba en San Luis una vida, digamos normal, estudió en una preparatoria mixta, en el tercer grado y con 18 años de edad era novia de un muchacho de 19 años, hijo de una familia de amigos de sus papás, así que le tenían toda la confianza cuando salían a una fiesta. Cierta noche después de una fiesta, su novio estacionó su coche en un parque a donde se iban todas las parejitas de enamorados a amarse. Después de una sesión de besos y caricias, el novio le pidió hacer el amor y ella lo rechazó, entonces él trató de abusar por la fuerza y rasgó su camisa, ella como pudo se soltó y salió del coche

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DISÍMBOLOS corriendo despavorida, este espectáculo fue observado por los ocupantes de los demás coches que estaban estacionados en el parque, por lo que se volvió la comidilla del pueblo. Desde ese día Pilar no volvió a ser la misma, rompió con el novio y no volvió a ninguna fiesta, incluida la de su graduación. Los padres preocupados le preguntaban qué le pasaba, pero ella guardó celosamente el secreto. Dado lo incómoda que se sentía en su círculo familiar y de amigos, decidió emigrar a la ciudad de México con una tía para cursar la licenciatura. En la universidad llevó una vida sin mayores problemas, usaba lentes y su vestuario era poco llamativo, pantalones de mezclilla y tenis, se volvió activista estudiantil, muy amiguera, pero evitaba relacionarse sentimentalmente con alguna persona del sexo opuesto. Al concluir su carrera obtiene una beca para ir a estudiar un posgrado a la Universidad de Lovaina y obtiene una visión más cosmopolita de la vida, ya no es más aquella chica provinciana. Su vida, cuando regresa de Bélgica cambia radicalmente, obtiene su primer trabajo, se empieza a relacionar con muchachos en la oficina, usa vestidos, se peina diferente, se opera los ojos y deja los lentes. Su nueva imagen se vuelve atractiva para los hombres que la empiezan a asediar, la invitan a salir, pero con nadie se compromete. La vida de Ángela ha sido diferente, su padre de origen alemán es enviado a la planta de automóviles instalada en la ciudad de Puebla, donde conoce a la Señorita Beatriz Iglesias de quien se enamora y desposa. De ese matrimonio nace Ángela. Cuando Ángela tiene 4 años regresan a su padre a trabajar a Alemania por lo que la familia se traslada a la ciudad de Múnich. Allí viven durante cinco años, hasta que su madre descubre que su papá tiene una relación amorosa con quien en el pasado, antes de ir a México, había sido su pareja. Ante esta situación viene el divorcio y Ángela y Doña Beatriz se regresan a Puebla. Este hecho, más la frustración de la madre por haberse sentido engañada, marcó fuertemente la vida de Ángela con relación a los hombres, al grado que durante la preparatoria no tuvo novio. Cuando Ángela se va a la universidad se hospeda en los dormitorios de la misma. Como compañera de cuarto le toca una muchacha con preferencias, así que no pasó mucho tiempo para que se hicieran pareja, misma que duró durante toda la carrera pero con gran discreción.

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DISÍMBOLOS Ya en la Maestría en Alemania, en una sociedad más liberal, Ángela tuvo varias experiencias y parejas lesbianas, las que terminó cuando regresó a México. Pilar y Ángela se conocen en una convención del sector automotriz en Puerto Vallarta hace seis meses, se tratan durante el evento, se caen bien y se hacen amigas. Después Ángela, que es la de experiencia, la invita a Bellas Artes a un concierto, lo que las acerca más ya que a las dos les encanta la buena música. La siguiente invitación de Ángela es a este bar y lo demás fue cuestión de tiempo.

En eso estábamos cuando veo entrar a Eduardo, mi vecino, con otra persona que se me hacía conocida, y sentarse en un compartimento de lo más discreto, a mi no me vieron y creo que no saludaron a nadie. En eso recuerdo dónde lo había visto, era el asistente ejecutivo de Health Care que había conocido unos días atrás y digo: —Qué chiquito es el mundo—. Pilar me sigue y dice: —Es Eduardo tu vecino—, —Y ¿quién es su acompañante? —pregunto, —Es Federico su pareja—, responde Pilar. No me cabía la menor duda, estaba yo en medio de la crema y nata de la comunidad gay y todo por asistir a la fiesta de Eduardo. Debo reconocer que para mí fue una nueva experiencia estar en medio de un grupo selecto de personas con preferencias sexuales diferentes a las mías y ver que en apariencia éramos todos iguales. El estereotipo del homosexual con tatuajes, ropa de cuero negra, pelos pintados color arcoíris y maquillados extravagantemente, que también deben existir dado que en todos los grupos sociales hay clases, no coincidía con lo que veía. La única diferencia era que en lugar de ver un hombre y una mujer estar tomados de la mano y besarse, estos eran dos hombres o dos mujeres.

Ahora mi dilema era si les decía a las muchachas que yo era heterosexual o seguía con mi mascarada. Opté por continuar con el juego, lo cual facilitó para 38


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que tanto Pilar como Ángela me contaran cosas y anécdotas que difícilmente lo harían en otras condiciones, yo evité hablar de mis relaciones amorosas y lo tomaron muy natural, como alguien que no ha salido del closet. En un momento en que Ángela fue al baño, Pilar me preguntó cómo iban los trabajos de investigación del cliente que había sufrido el ataque a sus comunicaciones e información, yo le contesté que tenía entendido que muy avanzadas, por la información que se ventilaba en las reuniones de seguimiento en Estados Unidos, que mi trabajo estaba centrado en instrumentar nuevas medidas de seguridad que evitaran se repitieran este tipo de problemas. Ya en la madrugada decidimos retirarnos los tres, yo ni les ofrecí llevarlas porque me imaginé que si Ángela acababa de llegar de un largo viaje, seguramente querrían pasar el resto de la noche y del domingo juntas, nos despedimos con un beso en la mejilla como tres grandes “amigas” y yo me fui por mi lado. Al llegar a mi apartamento me tiré en la cama y no me podía dormir, dándole vuelta a las citas que había tenido con Pilar, su comportamiento y lo que había sucedido esa noche en el bar; no sabía si reír o llorar o todo lo contrario, hasta yo me reí solo como loquito, diciéndome: ─si serás pendejo, cómo no te diste cuenta antes, tú que presumes de tu IQ, si hasta el dicho lo dice: “dime con quién andas y te diré quién eres”─. Despejé muchas incógnitas y detalles que había registrado en el tiempo de conocer a Pilar, los cuales ya se veían con sentido y claridad. Ahora mi dilema era ¿qué hacer?, pero eso opté por dejarlo para otro día, ya estaba muy cansado y no quería pensar más en Pilar y Ángela. La siguiente semana fue de mucho trabajo ya que debía tener una propuesta para Health Care para que me la aprobara mi jefe, dado que estaba programada una reunión en Estados Unidos, la siguiente semana y debía presentarla en el pleno. Lo único que hizo diferente esa semana es que recibí diario un correo de Pilar y uno de Ángela, en donde me decían que habían pasado una velada muy agradable y que yo era un buen amigo, no sé porqué, pues ya sin ningún interés 39


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amoroso en ellas me las vacilaba y le seguía llamando a Ángela “Cholula”, por lo que, según ella, se seguía enojando. ¡Ah! eso sí, yo sin salir del closet. Ya para el viernes, recibo de Ángela una invitación para asistir el sábado a un concierto a Bellas Artes, al que asistirían ella y Pilar. No teniendo nada mejor que hacer y después de una semana pesada acepté la invitación. Durante el concierto, ya más desinhibido, me divertí mucho pues las trataba como mis cuatachas, las abrazaba, las apapachaba, las besaba y eso les gustó, vieron que no todos los hombres somos malos o una amenaza para ellas. Al terminar el concierto me las llevé a comer tacos y a tomar una “chela” a un lugar mundano “El Paisa”, poco refinado, donde pasaron como cualquier fémina, excepto por el atuendo formal que llevábamos los tres. Posteriormente nos despedimos como de costumbre con un beso en la mejilla y les comenté que la siguiente semana no estaría en México, que estaría en Estados Unidos en viaje de trabajo. Pilar que estaba en todo me dijo: ─Suerte y que ya termines de arreglar ese asunto, luego nos cuentas tus peripecias secretas─. Angy se quedó de “what”, yo sólo sonreí.

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7.

Seguimiento estratégico en Miami

La reunión ya no fue en San José sino en Miami. Por motivos de seguridad y de logística cambiaron la sede a unas instalaciones de alta seguridad ubicadas en Miami, en donde el salón tenía una jaula Faraday –estructura metálica que impide la entrada o salida de ondas electromagnéticas– para evitar que entrara o saliera información en forma clandestina. Dicha reunión estuvo más concurrida, pues además de las personas que habíamos estado en la reunión anterior, se sumaron dos directivos que habían venido ex profeso de las oficinas centrales de Health Care y también otros dos investigadores especializados en espionaje industrial, que antes habían sido de algún servicio de inteligencia civil. Como de costumbre se nos advirtió que toda la información que allí se manejara tenía el carácter de confidencial y que todos habíamos firmado un compromiso al respecto. Esta vez también nos pidieron que dejáramos nuestro teléfono móvil afuera y que cualquier cámara, transmisor o grabadora también estaban prohibidos. El primer punto tratado fue que la nueva versión del firewall tenía mejoras que lo hacían mucho más seguro y que ya había sido sustituido en todos los sistemas instalados. En este sentido tanto Sergio como Ary y Hans confirmaron su instalación en México, así como la aplicación de una batería de pruebas exhaustivas, que incluía sugerencias de hackers profesionales, mismas que habían arrojado resultados satisfactorios. El siguiente punto, creo yo el más escabroso, era ver los resultados de las investigaciones sobre las motivaciones que pudieran haber existido para llevar a cabo este ataque, así como quiénes podían ser los responsables o estar detrás de este ilícito y cómo lo pudieron realizar. 41


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El tema, por ser tan amplio, lo dividieron en subtemas. El primero fueron las motivaciones, para lo cual los investigadores presentaron, a través de gráficos y vídeos por computadora, una serie de escenarios factibles, analizando exhaustivamente cada uno de ellos y ponderando, con base a la información recabada, la probabilidad de ser el motivante principal del ilícito. El escenario que obtuvo el mayor peso, sin descartar los demás, fue el relacionado con el espionaje industrial, para lo cual se había estudiado a las principales empresas competidoras a nivel internacional, así como las patentes de Health Care que pudieran ser más atractivas para la competencia en términos de: ingresos; prestigio; exclusividad; oportunidad; y tiempo de investigación en su desarrollo, entre otros. En este análisis no se descartó ni el crimen organizado, ni el narcotráfico, ni ecologistas y otros grupos que de una u otra manera han manifestado a nivel mundial su repudio a la ciencia, a los avances tecnológicos o a la sociedad moderna del conocimiento. El siguiente subtema era: ¿cómo pudieron llevarlo a cabo?, de la misma manera, los investigadores presentaron sus avances a través de una serie de escenarios que describían las posibles formas, participantes y tecnologías. Con el mismo modelo de presentación que la anterior, ponderaron con base a la información, la factibilidad de cada uno de ellos. Dentro de los componentes que se repetían en la mayoría de los escenarios estaban: quien lo haya hecho tiene ramificaciones, socios, agremiados o simpatizantes a nivel internacional. Cuenta con: recursos humanos tecnológicamente muy calificados; gran capacidad de cómputo; recursos financieros suficientes para costear esta operación; colaboración interna de parte de personal de Health Care; y además requirió mucho tiempo para planear y ejecutar este ataque. En este sentido se comentó que se tenía ya un cerco para saber de dónde había venido el ataque, de dónde salieron los correos amenazantes y se estaba investigando a una serie de empleados y exempleados de la empresa para saber quiénes pudieran estar involucrados en este ilícito.

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El otro subtema que se planteó, fue el análisis de porqué en México y porqué en estas fechas. Para el punto de ¿porqué en México?, Hans presentó un análisis comparativo entre los riesgos y vulnerabilidades detectados en las oficinas de México, que se basó en el trabajo que habíamos realizado conjuntamente, contra los detectados en las oficinas centrales en Europa, donde residía también toda la información de investigaciones científicas y patentes de Health Care, dando como resultado que las oficinas centrales eran más seguras. Este análisis no dejó ninguna duda de porqué se seleccionaron las oficinas de México para llevar a cabo el ataque. Con relación al porqué en estas fechas, se elaboraron también una serie de escenarios, mismos que se presentaron por parte de los investigadores y de los cuales no se pudo sacar una explicación convincente y más bien se convertía en una variable dependiente de las motivaciones. El siguiente tema tratado fue el de las amenazas y extorsión. Los investigadores analizaron y compararon las características de las amenazas, con otras que se habían dado a nivel mundial y coincidieron que eran atípicas y de la misma manera plantearon sus escenarios. El escenario con mayor peso fue el que planteaba que se podría tratar de una mascarada, para ocultar el principal motivo del ataque. Sin embargo los directivos de la empresa no ocultaban su preocupación por que se pudiera hacer pública información sensible o comprometedora, que pudiera dañar la imagen de la misma. En este sentido la amenaza de extorsión seguía tasada en 50 millones de dólares. Por último, lo menos importante, pero lo que me tenía en esa reunión, se presentó la propuesta del nuevo esquema de seguridad para oficinas, laboratorios y plantas de Health Care, en donde se ponía especial cuidado en la protección de: personas, información e instalaciones, de ataques cibernéticos o físicos que se pudieran originar tanto desde el exterior como desde el interior de la empresa. La propuesta del nuevo esquema de seguridad fue aprobada, aunque con cambios menores, lo que motivó que Hans, Sergio y yo saliéramos de la reunión realizados, felices. 43


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Durante el viaje aproveché mi aumento de sueldo para comprar refacciones para aumentar la capacidad de cómputo de mi estación de trabajo y algunos productos de software para romper llaves de encriptamiento de información, ya que por ahí tenía unos retos pendientes. Durante el viaje envié correos a Pilar y Ángela donde les avisaba que llegaba a México el viernes por la tarde. A su vez, Ángela me comentaba que ella saldría de viaje el fin de semana, que estaría unas tres semanas fuera y que el viernes por la noche irían al bar, ya conocido, por si quería alcanzarlas.

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8.

El apartamento

Llegué el viernes por la tarde, según lo previsto, a mi apartamento con ganas de no hacer nada. Supuse que Pilar y Ángela se encontrarían en el bar y francamente no tenía ánimos de fingir una homosexualidad que no compartía. Durante el viaje estuve pensando seriamente en la percepción que Pilar y Ángela tenían de mí y llegué a la conclusión de que ya era hora de que las sacara de su error y les dijera que yo era heterosexual. Prolongar esta mascarada no era digno de personas a las que yo consideraba eran mis amigas, mi única duda era cómo y cuándo decírselos. El sábado por la mañana, no teniendo algo mejor qué hacer, me puse a trabajar con mi estación de trabajo, ampliando la capacidad de procesamiento y cargando los programas que había adquirido en Estados Unidos. En eso estaba cundo recibí una llamada de Pilar invitándome a tomar un café, por la tarde, a su apartamento. No me sorprendió, pensé que se trataba de la despedida de Ángela por su viaje, así que le dije que estaría allí a las 5 de la tarde. Esta era una buena oportunidad para aclarar las cosas con ellas, por lo que preparé mi mejor discurso. Llegué como siempre, puntual a la cita, me abrió Pilar y nos saludamos con un beso en la mejilla. Estaba vestida con pantalones de mezclilla, jersey rojo, tenis y peinada con cola de caballo, no estaba pintada, daba la impresión que le había tocado hacer el quehacer de la casa. La vi con ojos un poco rojos así que pensé que la despedida había estado fuerte y apasionada. Entré a su apartamento, muy bien arreglado, cada cosa en su lugar, bueno no todo porque noté que un ramo de rosas frescas estaba en la basura, fuera de eso todo con muy buen gusto. En una mesa estaba muy seria Cuca, al menos no 45


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había terminado como la muñeca fea en un rincón, así que la tomé le apreté la barriga y repitió: “remember me”. Le pregunté a Pilar: —Va a venir “Cholula”—, Y me dijo: —No le digas así que no le gusta—. Yo contesté: —Pues es su culpa—. Tenía su aparato de música encendido con un disco de jazz, yo me quedé escuchando un momento y le dije: qué buen gusto tienes en la decoración de tu apartamento y en la selección de tu música. Tenía en una mesita una botella de vino blanco a medias, la tomé para ver la marca y el tipo de uva con que estaba hecho el vino y dije: —También en esto tienes buen gusto—. Pilar estaba terminando de hacer algunas cosas y cuando concluyó me dijo: —¿Te apetece en lugar del té una copa de vino?—, —Sólo que tú me acompañes—. Titubeó un poco pero fue por dos copas. Yo serví el vino y le di una copa a Pilar diciendo: —Brindo por ti y nuestra amistad, que sea muy duradera—, ella se sonrojó un poco, luego se rió y nos empinamos la copa. Nos sentamos en la sala, yo en el sillón individual y ella en el grande, nos separaba sólo una pequeña mesa esquinera donde había una lámpara y dejamos nuestras copas. Me preguntó cómo me había ido en Estados Unidos, yo le dije que bien pero que eran unos viajes muy estresantes, que estábamos trabajando en un caso muy

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complicado con implicaciones que podrían desatar un escándalo internacional. Me creerías, le dije: —No tuve tiempo ni de ir a un centro comercial para traerles a ti y a Ángela un pequeño presente—, ella me lo agradeció, al menos la intención. Se quedó muy intrigada, y preguntó: ─Cómo un problema de espionaje industrial podría generar un escándalo internacional, pues ¿qué se robaron?─. Me le quedé viendo a los ojos y le dije: ─Quisiera contarte todo pero no puedo por dos razones: una porque tengo firmado un documento de confidencialidad con sanciones muy fuertes para los que revelen información del caso; y la otra para protegerte, no me gustaría que por una infidencia mía te vieras involucrada en un problema que ni te va ni te viene─. Se me quedó viendo a los ojos, se me acercó y me dio un beso en el cachete diciendo: ─Eres un amigo de verdad, gracias─. Me excusé de no haberlas acompañado anoche al bar y me dijo: —De hecho no fuimos— y se soltó llorando. Pensé: ¿qué le pasa a esta güerca, estará en su mes o qué onda?, yo no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando pero trataba de consolarla. ─Discúlpame─, dijo: —Tú eres de los pocos amigos con los que puedo compartir mis penas—. En ese momento me dije: ─además de que me cree gay, esta pinche vieja cree que yo soy la Doctora Corazón─. —Me dejó Angy, me dijo que no quería volver a verme—, y volvía a llorar. Yo trataba de calmarla tomándola de las manos, ella se secaba las lágrimas con un pañuelo desechable que ya estaba empapado hecho girones. Saqué mi pañuelo, 47


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que estaba limpio, se lo ofrecí y me senté a su lado. Ella se me abrazó y volvió a llorar, yo le dije: —Dime qué pasó—. Se calmó un poco y me contó lo que había sucedido. Resulta que Pilar y Ángela habían quedado de verse a las 8 de la noche en el apartamento de la primera para luego irse al bar. Ángela llegó a las 7:30, se le hizo temprano y Pilar no estaba lista. Mientras termino, dijo Pilar, sírvete una copa de vino, me lo recomendaron, parece que está muy bueno. Acto seguido Ángela se sirvió el vino el cual en efecto estaba muy exquisito. En eso que suena el timbre del apartamento, Pilar le pide a Ángela que vea quién es, que no espera a nadie. Ángela abre y se encuentra con un mensajero con un ramo de rosas, las recibe y dice a Pilar que son unas flores, extrañada contesta que ella no pidió flores. Pilar sigue arreglándose, pero se hace un silencio en el apartamento, 10 minutos después Pilar sale de su recámara lista y se encuentra a una Ángela histérica que le empieza a gritar a Pilar, quien sorprendida le dice: —Qué pasa Angy—. —Eres una coqueta, una facilita, una mosca muerta, una mancornadora, estás jugando conmigo y eso no te lo voy a permitir ni a perdonar nunca—. Tiró la tarjeta que venía entre las rosas tomó su bolsa y saco y salió como alma que lleva el diablo. Todavía antes de subir al elevador Pilar le rogó que esperara, que no sabía a qué se refería pero que seguramente habría una explicación, pero Ángela no se dignó ni siquiera a voltear a verla y se fue taconeando los zapatos. Pilar regresó a su apartamento, recogió la tarjeta y la leyó: “Para la muchacha más linda que haya conocido y con la esperanza de que me dé la oportunidad de hacerla la mujer más feliz de la tierra”, firmaba Juan Pablo. Fue entonces que comprendió la causa de lo que pasó. Juan Pablo es el Gerente de Finanzas de la empresa en que trabaja Pilar y quien la pretende. Hace unos ocho meses, antes de que conociera a Ángela salió con él algunas veces a tomar un café, al cine o a reuniones de los compañeros del

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DISÍMBOLOS trabajo, pero ella nunca aceptó otra relación que no fuera la de amigos, sin embargo él seguía insistiendo, prueba de ello había sido el ramo de rosas.

Después de contarme, entre sollozos, lo acontecido volvió a abrazarme y a llorar desconsolada, yo trataba de calmarla diciendo que ya recapacitaría Ángela, regresaría y esto quedaría como una anécdota. —No Mariano—, comentó Pilar levantando un poco la cara de mi hombro,— no la conoces, a mi me platicó las razones y formas en que había terminado con sus otras parejas y créeme que no regresará ni me volverá a hablar, qué voy a hacer—, y volvió a llorar en mi hombro que a estas alturas ya estaba empapado de lágrimas y mucosidad. Yo insistí diciéndole que era una muchacha muy bonita, muy bien preparada, simpática y que seguramente encontraría una persona que la hiciera feliz, creo que me estaba proyectando. Siguió abrasada y llorando sobre mi hombro, yo la acariciaba tratando de calmarla pero ella se me apretaba cada vez más, además, de la primera vez que se me abrazó al de ahora, su cuerpo había aumentado entre tres y cuatro grados más de calor. De repente Pilar levanta su cara de mi hombro para decirme algo, sin dejar de abrazarme, en eso yo volteo a verla y chocan nuestras narices y quedamos sorprendidos los dos pero sin movernos, nos quedamos viendo con una gran ternura y poco a poco nuestros labios se fueron juntando hasta que se fundieron en un beso. Después ya no hubo palabras ni llanto, solo el silencio de dos enamorados que habían abandonado sus cuerpos y sus mentes para fundir sus almas en la dimensión que sólo ellas conocen. De mis caricias tiernas pasé a caricias de amor, escurrí mi mano debajo de su jersey y recorrí su esbelta espalda. Mientras tanto Pilar tenía rodeado mi cuello con sus dos brazos y seguía besándome amorosamente como nunca lo había sentido. Así estuvimos un rato hasta que Pilar da un vuelco y queda encima de mi cuerpo, ella seguía rodeando mi cuello con sus brazos y besándome, y a mí me quedaron sus caderas firmes a la mano, las cuales acaricio y exploro 49


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profundamente. Lo demás llegó por añadidura, habiendo terminado los dos exhaustos como enamorados que han entregado todo su ser, pero satisfechos y realizados. Lo que sucedió esa tarde y que es indescriptible, quedará sólo en la memoria de Pilar y en la mía. Ya que nos estábamos vistiendo Pilar me pregunta: —¿No eres gay?, —No—, le digo. —¿Porqué no me lo habías dicho?—, —Porque nunca me lo preguntaste—. No había más palabras, nos veíamos como incrédulos y temerosos los dos, no entendíamos lo que había pasado esa tarde ni porqué y menos lo que podría venir después. Pilar me acompaña a la puerta y al despedirnos de beso en la mejilla le digo al oído: —Te amo sin importar nuestras preferencias sexuales, ni que en tu corazón habite otra persona—, retirándome luego sin voltear la cara atrás, quería quedarme con esa imagen de Pilar. Esa noche llegué a mi apartamento incrédulo de lo que había pasado. Al salir de mi casa esa tarde, ni remotamente hubiera pensado lo que sucedería, no había ni una pizca de premeditación. Me preparé un trago y me tiré en un sillón a pensar, quería entender qué había pasado, bueno eso fue fácil, había hecho el amor como nunca lo había sentido, pues se mezclaban dos sentimientos que se aderezaron uno al otro, uno era el amor que sentía por Pilar y el otro el de comer la fruta prohibida. El siguiente cuestionamiento era, por qué había pasado. Aquí había que dividirlo entre las principales causas de cada uno de los actores. Respecto a Pilar, era obvio que tenía una gran depresión y decepción amorosa, que encontraba en mí a la persona que la pudiera entender, apoyar y consolar al creer que también era homosexual. Sin embargo al estarme abrazando y acariciando se le habían salido de control sus hormonas femeninas y se le había olvidado la imagen y el recuerdo de Ángela. Lo mío era más sencillo, yo amaba 50


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a Pilar y sin pensar en su situación emocional encontré en ese momento un terreno idóneo para demostrarle mi amor. La siguiente pregunta que me vino en mente fue: ¿qué va a pasar?. Lo que era un hecho es que yo había atravesado una línea que no debía, ya que le había ofrecido a Pilar que quería ser el más humilde de sus amigos, por lo tanto la había decepcionado, el costo podría ser que no quisiera saber más de mí. Reflexioné y pensé, si pudiera regresar el tiempo y me dijeran que ese sería el precio a pagar, lo volvería a hacer. Por lo que me convencí de que seguramente no la volvería a ver, pero que había valido la pena.

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9.

Caso Armando

El domingo lo ocupé para trabajar con los programas que había traído de Miami y probarlos con los archivos encriptados que había copiado de los vecinos. Ya con más capacidad de cómputo y el nuevo software inicié el proceso de desencriptación de uno de los archivos. Dejé trabajando la computadora mientras me bañaba y desayunaba, terminé y la computadora seguía trabajando. Como a las 2 de la tarde, 6 horas después, el sistema había resuelto el encriptamiento y tenía la información en claro. El archivo pertenecía a la computadora de Armando, un vecino del piso de arriba del mío. Conocía poco a Armando, era un chico de unos 23 años que estudiaba y trabajaba, tenía un acento norteño al hablar. Vivía modestamente, su coche era viejito, no se le veían amigos pues no hacía fiestas. Estudiaba una carrera de ingeniero en una buena universidad y tenía entendido que era becario. En las juntas de vecinos siempre se comportaba respetuoso aunque poco participativo y comunicativo, yo diría que llevaba una vida antisocial.

Pensé que sus archivos estaban encriptados por ser una persona que conocía de seguridad, así que no me extrañó. Leí un poco la información y ya estaba dispuesto a borrarla, ya había logrado mi cometido, cuando me empieza a brincar información que llama mi atención. Como una hora estuve leyendo y comprendiendo lo que pasaba con Armando, entendiendo y reflexionando sobre su comportamiento. Después de eso, me apresuré a borrar toda su información de mi computadora con un programa especial que impide cualquier recuperación. 52


DISÍMBOLOS Resulta que Armando es un chico del estado de Tamaulipas, que su nombre real no es con el que se presenta, que adoptó este nombre y falsificó toda su documentación porque es hijo de uno de los principales líderes del narcotráfico de esa región, que siendo muy joven abandonó su casa porque no quiso seguir los pasos de primos y hermanos y se desligó de ellos. Rechazó cualquier ayuda económica que proviniera de esa actividad y solo tiene contacto vía Internet con ellos, a través de una dirección −URL− enmascarada para no ser detectado ni identificado.

Después de este extraño e imprevisto acontecimiento, revaloré a Armando y le he ofrecido mi apoyo en lo que necesite y esté en mis manos ayudarlo, él lo agradeció sin saber por qué, pero ha mejorado mucho nuestra relación lo cual celebro. Las siguientes tres semanas fueron muy intensas en la oficina, así como reuniones de trabajo y de planeación con Sergio y Hans en las oficinas de Health Care. Por cierto que uno de esos días, me abordó el Director General, Joel, y me invitó un café en su oficina, me preguntó si era especialista en seguridad informática, lo cual confirme. Me dijo que si le podía ayudar con una pequeña investigación, que tenía un correo electrónico y quería saber de dónde era y si se podría identificar a quién pertenecía, con mucho gusto le dije, y acto seguido sacó del cajón de su escritorio una hoja con la dirección del correo que yo había visto atorado en el “Spam” de su correo electrónico particular, obviamente hice cara como si fuera la primera vez que lo veía. No podía mentirle, así que le dije que se trataba de un servidor ubicado en Suiza, que el dominio podría estar ubicado en cualquier parte del país Helvético, pero que éstos podían crearse y desaparecer sin dejar rastro ya que se creaban con datos falsos, además la persona que usó ese servidor de correo pudo estar en cualquier parte del mundo. Para comprobarlo basta enviar un correo y esperar respuesta, si se recibe existe, si no, lo rechaza internet por inexistente. Creo que lo convencí, así que me dio las gracias y me retiré. Ya con el modelo de seguridad aprobado, ahora había que definir los proyectos para cada uno de los componentes que integraban la solución. Para estos trabajos requería apoyo de parte de especialistas de la oficina, sin embargo Jorge me indicó que todavía no era tiempo de que abriéramos a otras personas información del caso. 53


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Intrigado por el mentado correo de Joel, le pedí a Mary que si me podía investigar con la secretaria del Director General de Health Care si él era casado y el nombre de su esposa. Ese mismo día tuve respuesta del estado civil de Joel, era casado, su esposa se llamaba Margarita Bachelet, era chilena de 50 años, tenían dos hijos uno de 29 años y una de 26 años. Era obvio que Joel había tenido un affair con una mujer de nombre Sophie, francoparlante, que lo había dejado enculado y que por lo visto, realmente no sabía quién era, y la estaba buscando como un loco enamorado. Aunque sabía que mi relación con Pilar era caso juzgado, como versa el dicho: “la esperanza muere al último”, así que envié un correo cada semana saludándola, sin hacer mención de nuestro último encuentro. De ninguno tuve respuesta. Igualmente no volví a saber nada de Ángela, no obstante que en las semanas previas al rompimiento me había estado enviando correos, y yo no quise tomar la iniciativa, realmente lo que me relacionaba con ella era Pilar. Durante este tiempo, en mis fines de semana libres, había intentado sin éxito romper la clave para desencriptar el otro archivo que tenía, así que le envié un correo a un amigo judío que era un magnífico hacker, en donde le explicaba mi caso y que me recomendara qué hacer, este correo por supuesto se lo envié encriptado con una clave asíncrona −clave pública y privada− lo que hace muy segura la comunicación.

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10.

Revelaciones

Para la siguiente semana, llegó la convocatoria para asistir a otra reunión en Miami en donde se revisarían avances del caso Health Care, así que salí el lunes de México para esa ciudad. La cita fue en las mismas instalaciones de la reunión pasada, por lo que las medidas de seguridad fueron otra vez muy estrictas. Los participantes en la reunión fuimos prácticamente los mismos, sólo se incorporaron dos ejecutivos más de las oficinas de Health Care Europa. Se siguió la misma agenda que la ocasión anterior, iniciaron los investigadores con sus avances a través de escenarios que proyectaron en una presentación multimedia. La información que fue una bomba, que dio un vuelco en las investigaciones y un parte aguas para el caso, fue que la semana anterior una empresa en Brasil, que se dedica a la producción de medicamentos, especialmente de genéricos, había patentizado y empezado a producir una medicina para el tratamiento del SIDA. Esta medicina tenía una formula química muy similar a una en la que Health Care había invertido tres años en investigación y muchos millones de euros. Esta información llevó a los investigadores a segmentar y focalizar los escenarios, lo que reducía las opciones y les permitía profundizar más en la investigación de cada una de ellas. Se había empezado a hacer seguimiento de los científicos que habían estado participando en el desarrollo de este producto, encontrándose que dos de ellos ya no trabajaban en la empresa, por lo que se dieron instrucciones de seguirles la pista. 55


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Igualmente, se descartaron muchos grupos probables que pudieran estar interesados en este fármaco, tales como: narcotráfico, ecologistas y otros, cobrando fuerza grupos como: Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja Internacional, Comunidad Gay u otros grupos que pudieran ser favorecidos con un medicamento mucho más barato que el que pretendía Health Care. El resto de la reunión giró alrededor de esta información y se dieron instrucciones precisas para resolver el caso lo antes posible, que por primera vez se veía una luz al final del túnel. Al concluir este punto, los ejecutivos de Health Care de Europa recomendaron mucho cuidado y prudencia ya que el intruso que penetró la seguridad también se había llevado otro tipo de información que pudiera comprometer las finanzas y confianza de la empresa en el mundo. Para finalizar, se trató el punto relacionado con la presentación del Programa de Trabajo, por parte de Hans y Sergio, para la instrumentación del Modelo de Seguridad aprobado en la reunión anterior, el cual pasó sin observaciones, más bien porque a nadie le interesaba ya. Se comentó que la siguiente reunión sería la próxima semana, pero que se llevaría a cabo en Suiza y solamente estaban convocados los investigadores y ejecutivos de Health Care, convirtiéndose el caso en un problema netamente de espionaje industrial, en donde la solución técnica de seguridad pasaba a un segundo plano y las investigaciones tomaban el papel de mayor relevancia. Regresé a la oficina el viernes, sólo para reportarme y comentarle a mi jefe los resultados de la reunión, con lo que yo consideraba terminaba nuestra participación en ese foro. Ahora, una vez aprobado el Programa de Trabajo en donde se nos asignaban una serie de proyectos, se requería integrar el equipo de especialistas que se encargaran de llevar a cabo los trabajos requeridos. En este sentido Jorge quedó de citar a junta, el siguiente lunes, a las personas indicadas, para lo cual yo tendría que hacer una presentación del Programa de Trabajo. Al revisar mi correo particular, encontré uno de Rafael en el que me comentaba que estaría en la ciudad de México el miércoles, aunque sabía que yo no estaría en ésta me mandaba saludar. De Pilar no había nada, lo cual no me sorprendió, sólo confirmaba mi teoría de que había perdido la guerra.

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Estaba yo metido en mis pendientes y preocupaciones cuando hace su aparición Mary con una taza de té: —Cómo está usted ingeniero, ¿cómo le fue de viaje?—. Realmente me sorprendió. —Bien Mary, y gracias por el té, no sabes cómo lo extrañé—. Acto seguido me dice: —Supo que vino su hermano Rafael a la ciudad de México—, —Sí, me acabo de enterar— y continúa: —Pues le fue muy bien en su reunión con Pemex—. Me volvió a sorprender. —¿Y usted cómo sabe?—. Con cara de coqueta me contestó: —Pues me fui a comer con él y viera qué simpático y buen conversador es, no como otros que conozco—. En seguida suelto la carcajada y digo: —Bueno es que él es mayor que yo, todavía no lo aprendo—, en eso recordé que cuando vino por mí la ocasión anterior, había conocido a Mary y la había invitado a comer. Luego se despidió Mary muy orgullosa y se retiró contoneándose. Terminado el día me fui a mi apartamento pues no me había recuperado del viaje y no tenía ganas de socializar, todavía padecía la resaca de Pilar.

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Caso Eduardo

El sábado volví a insistir con el archivo encriptado que no había podido abrir, ahora estaba probando con un programa que me había enviado mi amigo el hacker, así que eche a andar el sistema, me fui a correr un poco al parque y después a almorzar en un restaurante de la zona, pues se me antojaban unos huevos rancheros y esos no los hago yo en mi cocina. Satisfecho y cansado regresé al apartamento, me bañé y me eché una siesta. Como a las cuatro de la tarde me asomé a la computadora y ¡oh! Sorpresa, el archivo estaba abierto y la información en claro. Como en el caso de Armando, ya había logrado mi objetivo, pero por curiosidad le eché un vistazo a la información. Conforme leía, mi mente no daba crédito de la información que se desplegaba. Me quedé atónito y no sabía si seguir leyendo o borrar la información, para entonces ya llevaba dos horas leyendo. La computadora era de Eduardo y la información que tenía lo ubicaba e implicaba en un complot internacional, precisamente en el que yo estaba tratando de descifrar para Health Care. En la información aparecían nombres de personas, hechos, conversaciones y hasta copias de los mensajes de extorsión enviados a Health Care. Dentro del mundo de información que estuve revisando llamaron mi atención dos correos dirigidos a “Zeus”: uno decía “el bebé ya llegó al hospital”, había sido enviado desde el correo fraise ubicado en Suiza, cuatro días antes del ataque a Health Care y lo firmaba “Rubí”; el segundo decía “el chico norteño investiga al niño”, enviado desde un correo en Yahoo México, el día que tuve la primera cita con Pilar y lo firmaba también “Rubí”.

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Me quedé pensando y repensando durante un largo rato, “Zeus” era claro que fuera Eduardo, el aviso de “el bebé ya llegó al hospital” enviado desde el correo fraise, que coincidía con el correo de Joel lo enviaba “Rubí”, lo que hacía que “Sophie” y “Rubí” fueran la misma persona, el aviso de “el chico norteño investiga al niño” debería referirse a mí, dado que soy norteño, y se me nota, e investigo el caso del ataque y la única persona que lo sabía, fuera del CERT, era Pilar, ¡entonces ella era Rubí!, también había avisado de la llegada de la información a Health Care. Atando cabos deduje que esta canija de Pilar, para conseguir esta información, se hizo pasar por Sophie y enamorar a Joel, que se quedó prendado de ella. Sin salir de mi asombro me dije: ¡esta cabrona es una Mata Hari!, no lo puedo creer, tan modosita que se veía, que bueno que ya cerré esta historia y no tendré que ver nada más con ella, eso sí viva no se me fue la paloma. No sabía qué hacer, por un lado tenía yo información, de que las investigaciones de Health Care estaban muy avanzadas, y pronto se sabría quiénes habían sido los responsables de la violación a los sistemas de seguridad, del robo de información y de las extorsiones, por lo que podría venir una cacería de brujas. Por otro lado yo conocía a Eduardo, a Pilar y seguramente habría muchos implicados en el caso, con repercusiones que podrían terminar en la cárcel. Me quedé pensando un buen rato, la mente me daba vueltas y surgían en mí todo tipo de sentimientos. Pensaba yo en las implicaciones y riesgos si me involucraba ayudándolos, podría terminar mi carrera y en la cárcel también, estos investigadores que llevaban el caso eran especialistas muy experimentados y no tardarían mucho en conocer toda la verdad. Por otro lado, si no hacía nada podrían ir personas amigas a la cárcel y no me hubiera perdonado al pensar que yo los pude haber ayudado. Era claro que todo esto había sido maquinado, instrumentado y ejecutado por la comunidad gay, a la que yo no pertenecía ni pretendía pertenecer. Probablemente había sido por una buena causa y porque debieron haberse sentido faltos de solidaridad por parte de la sociedad, pero igual era un ilícito que la ley castigaba severamente. Puse en una balanza los dos sentimientos que me abrumaban con todos los ingredientes de cada uno de ellos y la balanza no se definió por ninguno, estaba yo como al principio. Entonces vino a mi mente el recuerdo de Pilar, que 59


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formaba parte de la comunidad gay y del escándalo, además del riesgo de ir a prisión, y la balanza por arte de magia se inclinó a favor de que los ayudara. La pregunta ahora era ¿cómo lo hago?, un mal paso y en lugar de ayudarlos los podría fundir, así que me dije: —Echa a andar tu IQ que tanto presumes y piensa algo inteligente y rápido—. Como lluvia de ideas empezaron a surgir en mi mente propuestas que eran analizadas a la velocidad de la luz, pero ninguna me convencía. Entonces cambié la estrategia y dije: ─piensa algo práctico y no complicado, ya que la solución no depende de ti─. Mi mente cambió sus variables y se me ocurrió enfrentar a Eduardo, él sabía más del problema así que seguramente entre los dos podríamos armar una estrategia más precisa y adecuada. Ahora mi problema se había simplificado y lo que tenía que resolver es cómo iniciar el enfrentamiento con Eduardo. En esa misma lógica de pensamiento, se me ocurrió imprimir algunas páginas, de las más comprometedoras, por supuesto no los correos de Rubí, para sentar a Eduardo y que no se me escurriera. Para ello tendría que tener a Eduardo a mi alcance, por lo que decidí dejarle un papel por debajo de su puerta diciéndole: ─Eduardo soy tu vecino Mariano y me urge hablar contigo, se trata de algo serio así que te espero mañana por la mañana en mi apartamento─. Después de eso borré el archivo de mi computadora con el mismo sistema que impide se pueda recuperar esa información del disco duro. Esa noche prácticamente no dormí dándole vuelta a mis ideas y a la información, ahora entendía la relación de Eduardo y Federico, con toda seguridad ambos estaban involucrados y era relativamente fácil que los identificaran como orquestadores del ilícito en México. Pero de Pilar, nunca lo hubiera pensado, y me dolía mucho porque todavía la amaba, no me la había podido quitar de la mente, seguramente le salió el espíritu de activista de la universidad y la enrolaron con el argumento de salvar a la comunidad, además haciendo el papel de francesa o de suiza −de Ginebra− para enamorar a Joel, que por edad bien podría ser su padre, y que tampoco era bien parecido o un hombre interesante. Debe hablar muy bien el idioma francés para que no notaran el fraude, bueno estudió en Bélgica; ya me la imaginaba 60


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diciéndome con su boquita trompuda “oui chéri”, además estoy casi seguro de que esta aventura de Pilar no la conoce Ángela, en ese tiempo estaba de viaje y conociendo su genio no lo hubiera tolerado. Ya en la madrugada el cansancio me venció y quedé dormido. Me levanté relativamente temprano, para ser domingo, me arreglé y me dispuse a esperar a Eduardo, con la esperanza de que hubiera dormido en su apartamento y leído mi nota, de otra manera la alternativa no sería nada halagüeña al dejar que las cosas siguieran su propio rumbo. Como a la 10 de la mañana llamaron a mi puerta y era Eduardo. Abrí y dije: —Discúlpame haberte molestado pero el motivo lo amerita, pásale—, —¿Te puedo ofrecer un café o té?—. Eduardo titubeó un poco y dijo: —¿Tardaremos mucho?—, Yo le contesté: —Depende de ti—, aunque le sugerí que si tenía un compromiso lo aplazara o cancelara. Mi respuesta lo confundió aún más pero accedió a escucharme. Preparé un café para Eduardo y un té para mí, luego me fui a sentar en la sala donde ya estaba Eduardo con una cara de ¿what? Empecé diciendo que lo que íbamos a tratar era estrictamente confidencial, que si estaba dispuesto a guardar el secreto y no revelar mi nombre para nada, porque me estaba arriesgando mucho y de su discreción dependía el que yo pudiera ayudarlo y no caer hasta en la cárcel por esta infidencia y osadía. La cara de Eduardo era cada vez más de una persona, no confundida, sino lo que le sigue, seguramente no tenía ni idea de lo que le iba a tratar, pero accedió y me dio su palabra de mantener nuestra conversación en el mayor de los secretos. Entrando en tema, le platiqué que trabajaba en un despacho de tecnologías de la información y que mi especialidad era la seguridad informática, que estábamos trabajando en un caso de espionaje industrial y extorsión a funcionarios de una 61


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filial en México de los laboratorios de medicamentos Health Care y que ¡él estaba involucrado en este caso!. Acto seguido le mostré las copias de la información que tiene en su computadora las cuales eran reveladoras de su participación. Dicho esto la cara de Eduardo se puso lívida y quería decir algo pero tartamudeaba y no podía hablar. Para tranquilizarlo le dije que esta información sólo yo la conocía y que mi intención era ver cómo lo podía ayudar a él y a seguramente mucha gente que él conocía; que por eso le estaba pidiendo la mayor de las discreciones. Se hizo un silencio, Eduardo bebió su café y reaccionó diciendo: —Mariano no sabes cómo te lo agradezco y mucha gente buena también. Se trata de una causa noble pero efectivamente se ha caído en la ilegalidad. Yo era de la idea de utilizar otros métodos, pero como en todos los grupos sociales existe el grupo de los duros y ellos lograron imponer sus métodos no muy ortodoxos para lograr el objetivo que se buscaba—. Eduardo me hizo una narrativa de lo que había pasado a efecto de que, si íbamos a pensar en una solución al problema, tuviéramos el mismo nivel de información, así como también su punto de vista y no sólo el de Health Care. Este problema viene desde hace varios años atrás, cuando el virus del SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) empezó a impactar a la comunidad gay internacional. En ese entonces la enfermedad no tenía cura y empezaron a morir muchos miembros por ese padecimiento. Los grandes laboratorios del mundo empezaron a desarrollar fármacos para combatir esta pandemia, sin embargo los que se desarrollaban eran poco efectivos y muy caros para la mayoría de los miembros de la comunidad. Los gobiernos del mundo estaban preocupados y hacían esfuerzos para combatir este mal que no respetaba fronteras y crecía rápidamente, sin embargo no eran suficientes. Por otro lado los grupos conservadores en el mundo occidental, poco solidarios, habían hecho creer a la población que este mal estaba focalizado en la comunidad gay y que no era justo que se subsidiaran estos tratamientos con recursos del Estado ya que eran muy costosos. Ante este escenario, hace unos tres años se reunió un grupo de notables de la comunidad para analizar la situación y establecer una estrategia para mitigar en la comunidad los daños que estaba causando este mal.

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DISÍMBOLOS El objetivo de este cónclave era que se desarrollara un fármaco que fuera efectivo en el combate a este padecimiento y a precios accesibles a la mayoría de las personas que lo requirieran. Para ello se estudiaron y analizaron las empresas farmacéuticas más importantes del mundo así como sus planes de desarrollo de este tipo de medicamentos. La empresa que presentó los mayores avances en el desarrollo de fármacos para combatir el SIDA fue Health Care, por lo tanto ya teníamos a la empresa objetivo. El siguiente paso era establecer la estrategia para colaborar en su desarrollo y buscar que el producto saliera en el menor tiempo posible y a precios accesibles. Encontramos que uno de los principales ejecutivos de la empresa formaba parte de la comunidad gay, así que se logró contactarlo, se le planteó el plan y estuvo de acuerdo en colaborar, aunque de manera secreta. Para ello se infiltraron dos científicos de la comunidad al grupo de investigadores que llevaban a cabo este proyecto dentro de Health Care. Todo iba muy bien hasta que hace como un año el alto ejecutivo que estaba apoyando el plan fue separado de la empresa, y al poco tiempo también los dos científicos que se habían infiltrado. Este hecho motivó que el grupo de notables se volviera a juntar, ya que el plan estaba en peligro. Con la información disponible se vio que Health Care estaba a unos ocho meses de sacar el fármaco al mercado, lo que era muy alentador, la mala noticia era que estaban planeando sacarlo a un precio que estaría fuera de las posibilidades de la mayoría de la comunidad que lo requiriera −$ 500 dólares la dosis, cuando el tratamiento era de al menos 12 dosis−. Ante esta situación se analizaron varios escenarios que tuvieran como resultado bajar el precio del fármaco. Dentro de estos escenarios se desecharon la mayoría por falta de sustentabilidad, quedando el más factible aquel que proponía que el fármaco lo produjese un laboratorio de genéricos, aunque ahora el problema era cómo hacer llegar las fórmulas químicas a ese laboratorio. Se habló con los investigadores que habían estado infiltrados y trabajando en Health Care en este proyecto, los cuales comentaron que si se les

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DISÍMBOLOS proporcionaran las fórmulas químicas del nuevo fármaco, en su última versión, ellos podrían incorporarle, en unos tres meses, alguna variante que permitiera registrar la patente como otro producto y de esa manera el laboratorio de genéricos no estaría en falta al producir el medicamento, el cual podría salir al mercado en máximo $ 50 dólares la dosis, que era un precio ya muy razonable. Esta opción fue muy bien acogida por el grupo de notables, quienes dejaron en otro grupo de especialistas la planeación y ejecución de las acciones necesarias para alcanzar este propósito. Este grupo de especialistas desarrolló el plan de trabajo con actividades, tiempos y responsables de manera muy precisa, incorporando en él a los miembros de la comunidad gay internacional mejor capacitados para cada uno de los temas y estableciendo procedimientos y mecanismos de comunicación y seguridad muy estrictos. El papel que correspondió a Eduardo, a Federico y a otros miembros de la comunidad gay en México, fue el de comunicar al grupo de especialistas los nombres de los principales funcionarios de Health Care en México, las características y vulnerabilidades de los sistemas de seguridad y de información, así como la fecha en que llegaría la información de las fórmulas químicas a los sistemas de México para iniciar la producción del fármaco en la nueva planta.

Quiero decir también que de Rubí no mencionó ni una palabra. Me explicó también que las amenazas de extorsión eran una mascarada, que habían planeado los duros para ganar tiempo y de esa manera los científicos pudieran estudiar y modificar las formulas químicas, para luego patentizarlas y empezar a fabricar el medicamento en Brasil. Con esta visión completa, le comenté que Health Care había contratado unos investigadores internacionales muy calificados en su materia, que estaban muy cerca de descubrir toda la trama y que se podría volver un escándalo internacional, en donde tanto la comunidad gay internacional como Health Care podrían salir muy lastimados, que mucha gente que había participado en las diferentes acciones también podrían ser perjudicadas, incluso podrían ir hasta a la cárcel.

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Eduardo estuvo de acuerdo en que la situación era insostenible y que se tendría que actuar con rapidez. Recordé que los ejecutivos de Health Care estaban muy nerviosos por la posibilidad de que se filtrara información clasificada de la empresa hacia medios de comunicación masiva o a WikiLeaks, supongo que tendrían algunos cadáveres enterrados en ella y por lo tanto estarían dispuestos a evitar a toda costa su publicación. Esto abría la posibilidad de negociar, cada parte tenía algo qué pedir, algo qué ofrecer y mucho qué perder. Le comenté a Eduardo lo nerviosos y preocupados que se habían mostrado los ejecutivos de Health Care ante la posibilidad de que saliera a la luz pública, información que se había sustraído, por lo que le sugerí que una negociación a muy alto nivel, entre algún integrante del grupo de notables y algún alto funcionario de Health Care pudiera resultar y parar las cosas, antes de que salieran perjudicados ambos, como dice el dicho: “más vale un mal arreglo que un buen pleito”. La idea le pareció estupenda a Eduardo quien me dio las gracias con lágrimas en los ojos y me dijo: —Mariano ¿por qué lo haces?—. Me quedé pensando y dije: —No lo sé, pero hay algo en mi interior que me dice que lo haga—. No podía confesar que ese algo en mi interior se llamaba Pilar. Me volvió a dar las gracias y dijo: —Me voy directamente a buscar a mis contactos para informarles lo que está pasando y para sugerirles lo de la negociación—. Me dio la mano, luego un abrazo y se despidió diciendo: —Esto queda, sólo entre tú y yo—. Al salir le recomendé que él, Federico y sus amigos que habían participado, borraran de sus computadoras personales toda la información relacionada al caso, más vale, luego nos reímos y se fue.

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El día se nos había ido, ya eran las 5 de la tarde y decidí irme a caminar un rato al parque México, buscando se me oreara un poco el cerebro y a comer algo. Entré a una pequeña cafetería, de esas que abundan en la zona, pedí una chapata −tipo de pan− de jamón con queso, un té negro y me puse a meditar. Recorrí mentalmente de nueva cuenta lo que había sucedido esa mañana con Eduardo y sentí un alivio, como si me hubiera liberado de algo, como si le hubiera pasado la estafeta a él y es que desde que me enteré de lo que estaba sucediendo con el caso Health Care, Eduardo, Pilar y la comunidad gay, mi alma no tenía paz.

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12.

El rio en su cauce

Como por arte de magia mi vida había vuelto a la normalidad, el caso Health Care dejó de ser un misterio en la empresa, se había integrado el equipo de trabajo y se habían asignado los proyectos a los diferentes especialistas, inclusive Lolita, con quien tuve que hablar después y explicarle el por qué había tenido que guardar silencio, lo entendió y volvimos a ser tan amigos como antes, al grado de que esa tarde la invité a comer y después de habernos tomado una buena botella de vino, terminamos en mi apartamento besándonos, acariciándonos, sobre todo esas caderas tan seductoras que siempre que entra a mi oficina me contonea, y amándonos como en los viejos tiempos. No cabía duda, había vuelto yo a ser el mismo. Debido al número de proyectos que se generaron de Health Care, de su duración de poco más de un año, y a la necesidad de coordinación, mi jefe me nombró Director de Proyectos, con lo que mejoraba mi posición en la empresa y mi sueldo. Otra consecuencia del volumen de trabajo, era que se requería contratar nuevo personal para que apoyara en los proyectos, así que pensé en Armando mi vecino como posibilidad y se lo propuse a Jorge, quien me dijo que si yo lo recomendaba adelante. Después de que mi jefe me daba carta abierta para contratar a Armando, me quedé pensando, yo que conocía su historia, ¿no me estaría metiendo en otro problema?, acababa de salir de uno y no quería comprar gratis otro. Después de pensarlo un rato llegué a la decisión de apoyar al muchacho, era más meritorio lo que había hecho por sí mismo que el lastre que pudiera tener de su familia.

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Por otro lado, mi relación con la comunidad gay había concluido con el encuentro con Eduardo, por lo que había decidido ya no enviar correos a Pilar, la Mata Hari, que dicho sea de paso, no me había contestado ninguno y no sería nada raro que también se estuviera escondiendo por aquello de que formaba parte del complot. Estaba yo en plena retirada de ese mundo y no quería voltear hacia atrás para no convertirme en estatua de sal. En el trabajo pedí un par de días de vacaciones y el siguiente fin de semana me fui a Saltillo a visitar a mis papás a mi hermana y sobrinos, hacía tiempo no lo hacía, no conocía a mi nueva sobrina, los extrañaba y también quería visitar a mis amigos de antaño. Llegué a Saltillo, feliz de estar otra vez en el terruño, mis papás estaban muy contentos, pues aunque nos habíamos visto en la ciudad de México, no era lo mismo, faltaba el ambiente que da la casa paterna, la misma casa colonial del siglo XIX que vio crecer a mi padre, abuelo y bisabuelo, así como a la gente y la ciudad en su conjunto. Para el sábado mis papás habían organizado una comida con la familia en lo que quedaba del viejo casco de la Hacienda de San Juan Bautista de Buenavista −emblema de la familia del siglo XVIII−, allí estaban los tíos −Francisco Benito y José−, primas y primos, hermana y cuñado y muchos sobrinos, tanto los hijos de mi hermana como de los primos, sólo faltaba Rafael al que se le extrañó. Como suele suceder en este tipo de reuniones, la conversación giró alrededor de las travesuras que habíamos hecho cuando éramos chavales, de las aventuras en la escuela, de los amigos y de las novias de juventud. Fue muy divertido charlar también con los primos, sobre lo que estaban haciendo, cómo les estaba yendo y de sus familias. En este sentido más de uno me preguntó sobre mi vida sentimental y yo les contestaba que aún no había aparecido en mi vida la mujer que se hiciera dueña de mis quincenas. Pues ya te estás tardando primo, me decían y luego reíamos. Yo les contestaba que lo único bueno es que todavía me mantenía muy machito, y volvíamos a reír. Al día siguiente mis amigos de primaria, secundaria y prepa me tenían preparada una carnita asada de “Angus” en el rancho de uno de ellos, acompañada de unas cervezas bien frías y una redova. Allí estaba mi excuñado Ramiro con quien llevé una gran amistad, hermano de Luisa y toda la banda 68


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−muchachas y muchachos, la mayoría casados−, con la que deambulé de fiesta en fiesta, terminando casi siempre en el parque para llorar, cantar, noviar y ver el amanecer. Al preguntarle a Ramiro cómo le había ido, me comentó que le estaba yendo muy bien en los negocios, que seguía soltero, que al igual que yo no había encontrado a la mujer que llenara sus expectativas; al preguntarle sobre Luisa, me dijo que tenía una hija muy bonita, que él y los abuelos la adoraban, pero que tenía entendido que su matrimonio no iba bien, que su cuñado ya no trabajaba en el Buffet de su papá, por lo que la mandé saludar, deseando que se resolvieran sus problemas y que fuera feliz. El fin de semana en Saltillo, en lugar de descanso, resultó demasiado agitado para mi humanidad, así que regresé a la ciudad de México igual o peor de cansado de como había salido, sin embargo me había servido mucho para recordar que había mucha gente que me quería y también me había servido para recargar mi ego que regresó al tope. Con el nuevo puesto, mi trabajo se diversificó mucho, ya no tenía que estar empujando tanto el lápiz como antaño, pero ahora tenía que lidiar con mucha gente a la que tenía que coordinar, además yo llevaba las relaciones de trabajo con Health Care, con Sergio en México y con Hans en Suiza. En esos días me encontré a Armando en el edificio, le pregunté de su trabajo y que si estaba a gusto en él. Me comentó que sí estaba contento, pero dado que estaba por terminar su carrera, había pensado buscar algún lugar donde tuviera mayor desarrollo y proyección. Yo le comenté la posibilidad de que se pudiera incorporar con nosotros en la empresa, para lo cual lo invité a que me visitara y le platicara las diferentes posibilidades en los proyectos que estábamos desarrollando. Tres días después de platicar con Armando me visitó en la oficina, le hice un tour por las diferentes áreas y le platiqué de los proyectos que teníamos. Ya con un panorama completo, se decidió por un proyecto que se implementará en Health Care, para: identificar, controlar el acceso y asignar recursos técnicos y sistemas a las personas, en función del perfil que se les haya autorizado. Este sistema considera elementos de seguridad sofisticados, ya que combina tres componentes para identificar a la persona: algo que sabe −una clave−, algo que es −un biométrico, en este caso la huella digital− y algo que tienes −una tarjeta 69


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de identificación con varios elementos de seguridad y un micro chip, que permite verificar si la persona que la porta es realmente quien dice ser−. Este sistema se instalará primeramente en México y luego en otras oficinas de la empresa. Ocho días después Armando estaba laborando con nosotros y empezó una amistad muy bonita, en la que él me veía como su hermano mayor o su mentor y yo como a un discípulo, por cierto muy aplicado, además dada su situación de aislamiento, no tenía amigos, por lo que también encontró en mí a quién platicarle sus penas y alegrías. Hablando de vecinos, había notado que Eduardo no había estado en su apartamento desde nuestro último encuentro y ya sumaban varias semanas, no lo había visto entrar ni salir, su coche no estaba en el estacionamiento y su correspondencia se acumulaba, me pareció extraño pero no le di mayor importancia, sabiendo en la bronca que estaba y que pudiera andar a salto de mata. Todo parecía que mi vida iba como miel sobre hojuelas: mi vida familiar bien, mi vida profesional bien, mis amigos y amigas bien, mi salud bien, mi situación financiera bien, mi autoestima bien, así que no tenía nada más que pedirle a la vida. En esas estaba cuando un jueves por la tarde recibí una extraña llamada de Pilar, que quería platicar conmigo, que si nos podíamos ver en el mismo café a la hora de siempre. Yo, confundido y sorprendido, le dije que sí, que allí nos veríamos. Me dije a mí mismo ─ya regresó la Mata Hari─. Esa llamada echó por tierra mi tranquilidad, ese remanso de vida a la que me empezaba a acostumbrar y no quería perder. Para variar no pude dormir imaginando lo qué me quería platicar. A lo mejor quería decirme que: la buscaba la policía; o ya había vuelto con Ángela; o dejaba la homosexualidad; o se regresaba a San Luis Potosí a vivir; o se había dado cuenta que me quería y que yo era el amor de su vida. Me preocupaba esta última opción, llevaba más de dos meses tratando de borrarla de mi memoria, de rehacer mi vida sentimental. Cuál sería mi reacción si me confesara su amor: la besaría inmediatamente, lo tomaría con mucha cautela, o de plano la rechazaría cerrando de una vez por todo este capítulo de mi vida. 70


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13.

Lo inesperado y lo esperado

Llegado el viernes, estuve todo el día en el trabajo ido, ni los tés de Mary ni el paso provocativo de Lolita por mi oficina me sacaban de mi marasmo. Tenía sentimientos encontrados, como la ilusión de la primera cita de amor o el temor que se siente cuando sabes que te dirán que todo se ha terminado. Llegó un momento en que estaba sudando frío por mis temores: qué iba a hacer cuando la viera, qué decir cuando la saludara, cómo sostenerme en pie cuando le diera el beso en la mejilla. El miedo al que yo temía era a mí mismo, me podría hasta autodestruir al verla si no me controlaba. Como no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se alcance, a las 5 de la tarde llegué al café, había comprado en el camino una rosa blanca que quería entregarle a Pilar como símbolo de paz. También me preocupé por vestir mi mejor traje y por ofrecer mi mejor actitud. Entré buscando en las mesas si ya había llegado Pilar, si no, para tomar una de las disponibles. Allí estaba en una mesa de las más apartadas, vestida como una ejecutiva, su pelo suelto y con unos lentes que le tapaban media cara. Me vio y sonrió, supongo que de satisfacción, yo la saludé como siempre con un beso en la mejilla, le di la rosa, esperando que ella interpretara el significado y comenté: —Te ves espléndida como una ejecutiva—, y se rio. Ella contestó: —Gracias por la rosa, siempre tan detallista y tú no cantas mal las rancheras con ese elegante traje—. Los dos reímos y nos sentamos. Ambos nos veíamos muy nerviosos, así que pedimos lo de siempre para bajar un poco la tensión del momento, −un capuchino para ella y un té negro para mí−. 71


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Yo no sabía cómo iniciar la plática, estaba peor que en mi primera cita de amor a los 13 años. Evité tocar el tema de Ángela y todo lo que la relacionara, así que le comenté que había estado en Saltillo, que hacía un buen tiempo no visitaba a los parientes y amigos, que estos viajes eran reconfortantes porque mejoraban tu autoestima, etc. Seguía platicando pero, Pilar ni los lentes se había quitado, aunque sonreía la sentía ausente, no era la misma que yo conocía, no decía nada, las manos las tenía cerradas y apretadas, algo pasaba y tenía el presentimiento de que ese algo estaba por venir. En efecto, levantó la cara y viéndome a los ojos me dijo: —Mariano, “estoy esperando un hijo tuyo”— e hizo una pausa. Sentí como si me hubieran dado un golpe en la cabeza y que nada me hacía sentido, me daba vuelta la cabeza y seguramente se me bajó la presión porque me sentía libido, supongo que como se puso Eduardo cuando le mostré los documentos de Health Care el otro día. Pilar notó mi descontrol y trató de suavizar la noticia diciendo: —No te sientas culpable, los dos somos responsables de lo sucedido, quise decírtelo porque tenías derecho a saberlo. Continuó: yo he decidido que el bebé nazca y no quiero que te sientas comprometido ni conmigo ni con el bebé, yo me haré cargo de él y sus gastos—. Reaccioné de inmediato y le dije: —Pilar, es un gran gesto de tu parte y de gran valor, te agradezco infinitamente que me lo hayas compartido. Estoy seguro que habrás valorado todas las opciones y decidiste por la vida, quiero que sepas que cuentas conmigo, de manera incondicional, para todo lo que tu decidas, si quieres nos casamos para darle formalidad legal al bebé y después hacemos lo que tú quieras. También entiendo que nuestras familias son tradicionalistas y si quieres cubrir formalidades estoy dispuesto a hacerlo en los términos y tiempos que tú decidas. Quiero que recuerdes siempre las palabras que te dije al despedirme la última vez en tu apartamento y ahora más que nunca no estás sola, hay alguien por venir que unirá para siempre nuestros mundos disímbolos—. 72


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No tenía que quitarle los lentes a Pilar para saber que estaba llorando, lo que no sabía era si lo hacía pensando en lo que vendría o de satisfacción por el apoyo que le estaba ofreciendo. Tomé una de sus manos entre las mías, con el temor a que me rechazara, pero no, me apretó las mías con fuerza, con lo que comprendí que estaba aceptando mi apoyo. Saqué de mi bolsa el pañuelo y se lo puse en la otra mano para que se enjugara las lágrimas, sollozó un poco y me dijo: —Gracias Mariano, siempre pensé que contaría contigo y aquello que me dijiste no lo he olvidado—. Dejé que Pilar se serenara un poco, mientras tanto seguía con su mano entre las mías, su suavidad y calor inspiraron en mí el deseo de besarla, así que suavemente la llevé a mis labios y le di un beso con mucha ternura. Ya más tranquila Pilar, le sugerí que hiciera todos los planes necesarios y que nos juntáramos la próxima semana, el día que ella dispusiera, para revisarlos y poner manos a la obra. Le sugerí que no se limitara, si quería que fuéramos a hablar con sus papás a San Luis Potosí, estaba yo en la mejor disposición. Estuvo de acuerdo, liquidé la cuenta, tomó la rosa y salimos juntos del café. Le ofrecí llevarla a su casa pero me dijo que prefería irse caminando, que no le quedaba lejos y le permitía airear sus ideas. Nos despedimos con un beso en la mejilla y se me quedó en la punta de la lengua decirle “te amo Mata Hari”. Llegué a mi apartamento y me eché al sillón. Mi vida acababa de dar un vuelco de 180 grados, mi mente y mi corazón no daban crédito a lo que me estaba pasando. De repente iba a ser padre y posiblemente casado en los próximos días. El origen de todo esto había sido no haber llevado ese día un pinche preservativo, pero ¿a quién se le ocurre llevar uno, a una reunión de amigos con dos lenchas?, pues a nadie, esa era mi lógica. Y ella, por qué no tenía un preservativo, tanta publicidad y cultura que hay al respecto: “protéjase”, “planifique su familia”, “sexo seguro”, etc., sería porque en su medio no se usan, ahora que, virgen no era. Pero bueno, como dice el dicho: “a lo hecho pecho”, tendría que prepararme: psíquica, física, económica y socialmente para este devenir, no podía olvidar que Pilar era lesbiana, espía, posiblemente prófuga de la justicia y que 73


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pertenecía a otro mundo que yo no conocía y al que no quería pertenecer. Pero las preguntas empezaron a llegar a mi mente: cómo decirles a mis papás y familia que me iba a casar, si hace unos días les había contado que ni novia tenía. La salida lógica era que, como hombre, estaba haciendo frente a un mal paso que había dado con una muchacha con la que estaba saliendo. Además, tendría que tener en el más absoluto secreto que mi futura esposa era lesbiana, porque eso si no era lógico. Había pensado mucho en mí, pero a ella no le estaba dando crédito. Seguramente pasó un infierno cuando supo que estaba embarazada, si estos casos de madre soltera son muy señalados en una sociedad heterosexual, ya me imagino este mismo hecho en una sociedad homosexual. Debo reconocer el valor de Pilar al haber antepuesto todo su mundo por la vida del bebé, no por mí, de verdad que esta mujer vale lo que pesa en oro, definitivamente es una gran pérdida para el sexo masculino, especialmente para mí, que entre más la conocía más la quería, para mi desgracia. Por otro lado, me quedé pensando en lo difícil que será para el hijo o hija por venir. Pilar viviendo en una sociedad de homosexuales y yo en una de heterosexuales, que hasta ahora son como el agua y el aceite, tendría que aprender, esta criatura, a amar en mundos disímbolos y a soportar los señalamientos sociales de ambos. El fin de semana fue para mí un purgatorio en donde estuve expiando mis culpas y flagelándome por mis pecados. El único momento de distracción lo tuve cuando Armando pasó por mí para ir a comer algo a un restaurante. Tratando de olvidar mis penas y entablar una charla, le pregunté a Armando cómo había llegado a la ciudad de México, que yo había leído en su solicitud de empleo que era de Tamaulipas (además su acento así lo delataba) y que estaba terminando sus estudios universitarios. Empezó un poco nervioso a contarme la historia de su vida, conforme lo hacía, yo fui identificando, por lo que había leído en su computadora, que la mitad era verdad y la otra su cobertura. Armando me platicó que era originario de un pueblito de Tamaulipas, perdido y en medio de la nada en una zona semidesértica, lejos de todos lados, como a tres horas de la ciudad de Reynosa, por caminos de terracería, incomunicado en tiempos de lluvia por los lodazales y arroyos que se forman en ese tiempo, en

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DISÍMBOLOS donde la población se dedica básicamente a la crianza de cabras, había una escuela primaria rural y que para estudiar secundaria tuvo que emigrar a Reynosa a vivir con una tía. Durante el tiempo que estuvo con su tía estudiaba y trabajaba en lo que se pudiera, para ayudar con sus gastos, ya que sus papás no tenían dinero para sostenerlo. Ya para la preparatoria, consiguió una pequeña beca del gobierno por sus buenas calificaciones y se vino a la ciudad de México a estudiar en una escuela pública. Igual que en Reynosa, aquí en la ciudad de México estudiaba y trabajaba en lo que encontraba para completar lo de sus gastos. Ya para la carrera profesional, aplicó en varias instituciones buscando que, por sus calificaciones y porque es bueno en el básquet bol, le dieran una beca, misma que le concedió la universidad en la que está. Ha seguido trabajando durante toda la carrera, con la suerte de que en su trabajo anterior, el dueño le había tomado como parte de su familia y le ayudaba mucho. De su familia, sus padres ya murieron y de sus hermanos sabe que se fueron a vivir a Estados Unidos y no tiene contacto con ellos, la única relación que mantiene de la familia es con su tía de Reynosa a la que le manda dinero cada vez que puede.

─Como podrás ver, me dijo, en esta situación no he hecho otra cosa que trabajar, estudiar y jugar básquet bol en la escuela, a mis 24 años no he tenido ni una novia ni dinero para gastarle y de amigos, los puedo contar con los dedos de una mano─. Después de narrarme esta historia le dije: —Armando, te felicito por lo que has hecho, debes de sentirte orgulloso de haber logrado tus sueños cuando tenías todo en contra, yo estoy seguro de que la vida te va a reconocer ese esfuerzo y recompensar, cuenta conmigo, con mi amistad y apoyo en lo que esté de mi parte—. Me levanté y le di un abrazo, él se sintió conmovido y se le salieron las lágrimas, pero me agradeció el gesto. Después de comer, nos regresamos caminando al edificio, platicando de cosas del trabajo, al llegar nos encerramos cada uno en su apartamento. Puse un poco de música y me disponía leer unos documentos de la oficina, ya que quería tener mi mente ocupada para no pensar en mi problema, entonces comencé a maquinar cuál sería la verdadera historia de Armando y maquiné lo 75


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siguiente: las familias de narcos en el norte del país, generalmente enrolan a toda la familia en sus operaciones ilícitas, hermanos, hijos, sobrinos, etc., así que no sería nada raro que el Armando original haya estado involucrado en este ilícito. Que en algún momento, cuando era muy jovencito, pudiera haber salido herido en un enfrentamiento a balazos, junto con otros amigos. Él, con la venia de la madre y el padre, hubiera decidido salirse del medio y perderse, dejando en los demás la idea de que había muerto. Pudo haber tomado la identidad de algún muchacho fallecido −porque su acta de nacimiento es buena−, que también trabajaba en ese negocio y que haya terminado como desconocido en alguna fosa común. Se vino a la ciudad de México con su nueva identidad y con un bajo perfil, limitó su contacto con los padres a un apartado postal, a donde le enviaban dinero para su manutención. Arregló los papeles de secundaria, comprándolos, y se inscribió en una preparatoria nacional. Terminó la preparatoria y se inscribió en la universidad en donde efectivamente obtuvo una beca por deportes, mide el muchacho alrededor de 1.85 metros es atlético, y supongo que cuando empezó a trabajar decidió prescindir del apoyo familiar. Su único contacto con sus papás ahora es por internet y lo tiene enmascarado para que no se lo identifiquen. El resto de su familia, inclusive sus hermanos deben considerar al Armando original muerto. No sé qué tanto haya atinado en mi historia, pero el muchacho tiene todo el mérito al haberse salido de ese medio, de haberse superado y de estar realizando su sueño, cuenta con toda mi admiración y respeto. La semana inició en la oficina sin mayores cambios, más bien como una continuación de las actividades que estuvimos realizando el viernes pasado. Era yo el que había cambiado radicalmente en este fin de semana. La vida me estaba poniendo una prueba para la que yo no me había capacitado. Cuando una persona se compromete con una pareja se planea, se van conociendo, se comparten sentimientos de amor, si las cosas van bien se comprometen en matrimonio, generan una gran actividad social para dar a conocer su amor y su matrimonio, luego se planean los hijos, se buscan, y se conciben. Todo eso lo hice yo en menos de un minuto y semiconsciente. Cómo no iba yo a estar preocupado con esta situación. El martes recibí un correo electrónico de Pilar, saludándome amablemente y esperando que hubiera ya asimilado la noticia, a mí me tomó un mes, decía. Me 76


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mandaba un archivo con la propuesta de actividades y fechas para que lo revisara y le diera mis comentarios. Como buena ejecutiva, era un proyecto −en Proyect− con las actividades, fechas, participantes, algunas observaciones, una ruta crítica y un diagrama de Gantt. Imprimí el proyecto para revisarlo con todo detenimiento en mi casa, lo único que revisé rápidamente era lo de la boda, efectivamente me había tomado la palabra de casarnos para que el bebé naciera en el seno de una familia “normal”, la cual había programado para dentro de un mes, para ser preciso, dentro de cuatro viernes. En el mismo correo me citaba para el miércoles por la tarde a su apartamento para revisar el programa y ponernos de acuerdo en las diferencias y en los detalles. Concluí el día de trabajo como cualquier otro, con la diferencia de que en menos de un mes yo ya estaría casado, lo cual no era un detalle menor. Ya en la tranquilidad de mi apartamento y un té negro bien caliente, me dispuse a revisar con detalle el programa. La precisión con la que estaba hecho era de admirar, allí estaba la visita de cada uno a sus padres para comunicarles la noticia de la boda, la visita de los dos a sus papás para presentarme, asumir mi culpa en el embarazo, limar asperezas y ofrecerles disculpas por la forma en que se estaba llevando las cosas. Estaba también todo lo concerniente a la boda, al embarazo, al nacimiento del bebé que ocurriría a mediados del próximo marzo – más menos dos semanas−, y un mes después el divorcio. Todo se veía bien dentro de mi lógica, excepto una cosa, no estaba contemplada la luna de miel. Supongo que en la lógica de Pilar eso no existía, así que decidí no observar este faltante que para mí hubiera redondeado muy bien el programa. Para hacer seguimiento y evaluar resultados del avance del proyecto, Pilar había dispuesto que nos reuniéramos en su apartamento todos los viernes en la tardenoche. Me quedé pensando un rato en lo que representaba para mí el programa de Pilar y llegué a la conclusión de que, así como los gusanos tienen integrado en su genética el programa de la metamorfosis para convertirse en bellas mariposas y luego de un tiempo determinado morir, así este programa era mi metamorfosis para convertirme de: un hombre felizmente soltero, en un hombre casado sin derechos y rechazado por un mundo que yo había construido, en un padre y luego de un tiempo determinado en un hombre divorciado, sin saber con qué 77


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responsabilidades, obligaciones, daños morales y sociales iba a cargar al final del programa. Durante todo el día miércoles estuve repasando mentalmente todo el programa y buscando que la letra chiquita no me fuera a comprometer más de lo que ya estaba, como dice el dicho “el que con leche se quema hasta al jocoque le sopla”. También llamé a Saltillo, a casa de mis papás, para avisarles que iría ese fin de semana, que había dejado unos pendientes y que quería arreglarlos, no los quería alarmar adelantándoles el verdadero motivo de mi visita. Rumbo al apartamento de Pilar pasé por mi casa para dejar mis cosas del trabajo, me quité el traje y me puse jeans, una sudadera, zapatos tenis y una gorra, total, ya nada me importaba. Cuando Pilar me abrió, me miró y sonrió diciendo: —Y ese atuendo, no te lo conocía—. Le contesté diciendo: —Este es mi verdadero yo, el otro es mi cobertura—, luego nos reímos. Ella también estaba con ropa casual, aunque todo se le veía bien. Nos saludamos como siempre con un beso en la mejilla, con ganas de mover mi cara hacia sus labios y besarla en la boca, pero me tenía que contener. Nos sentamos en una mesita que la usaba de comedor, para esto Pilar ya había preparado una taza de té para mí y un café para ella, así como unas galletitas, esta vez no había la opción de vino. Empezamos a revisar las actividades que se describían en el programa y realmente no tenía observaciones al respecto, había hecho un espléndido trabajo, además ella me iba explicando en detalle por qué lo había pensado así. Lo primero era hablar con nuestros padres, explicarles que teníamos algunos meses saliendo y que un mal cálculo motivó que Pilar saliera embarazada. Que habíamos valorado todas las alternativas y decidido que el bebé naciera. Que también decidimos casarnos, sin ninguna presión ni compromiso de alguno de los dos, que seguiríamos viviendo cada quien en su apartamento y que una vez que naciera el bebé decidiríamos lo conducente. Que el matrimonio sería, por lo pronto, sólo por el civil, de esa manera protegeríamos al bebé que era lo más 78


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importante por el momento. Que en la ceremonia de casamiento, que se llevaría a cabo en la Oficina del Registro Civil en la ciudad de México, nada más estarían presentes los papás, los hermanos y en su caso sus parejas. Al terminar de revisar el programa y decidir las actividades de ese fin de semana, nos quedamos platicando un rato. Le pregunté: —Además de nosotros dos, quién más sabe del embarazo—, —Sólo mi ginecólogo─, contestó. Yo quería averiguar si Ángela ya había aparecido en el escenario, pero aparentemente no. Nos despedimos como siempre con un beso en la mejilla, pero esta vez no me aguanté y le di un abrazo deseándole suerte con sus padres, ella lo aceptó bien y me deseó lo mismo. Me retiré emocionado por el abrazo y me pregunté: ¿qué ella no sentirá nada por mí?, ¿qué las lesbianas no sentirán nada ante el amor de un hombre?, no tenía respuesta a estos cuestionamientos, pero me propuse que algún día se lo preguntaría. El resto de la semana fue de mucho trabajo lo cual me sirvió de distracción para evadirme del futuro que inexorablemente se me venía, que como una bola de nieve amenazaba con envolverme y arrastrarme hasta no sé dónde. En esas estaba cuando recibí una llamada de Sergio, cosa que hacíamos con cierta frecuencia, pero esta vez me pareció extraña porque no hablamos de trabajo y sí me dijo que quería platicar conmigo, que si podríamos comer el próximo lunes, yo le contesté que con mucho gusto y nos pusimos de acuerdo en el restaurante y la hora.

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14.

Participación de boda

Tomé mi autobús el viernes por la noche y llegué a Saltillo por la mañana, ya mi mamá y papá me estaba esperando para desayunar una machaca con huevo y tortillas de harina hechas a mano. Estuvimos platicando sobre la familia, que es mucha, sobre los sobrinos que eran la adoración de mis papás y terminamos hablando del trabajo. Les propuse a mis papás que invitaran a cenar a mi hermana Carmen a su esposo y que llevara a los sobrinos, quería saludarlos y estar un rato con ellos, les pareció buena idea y dimos por terminado el desayuno como al medio día. Aproveché el día para ir a saludar a los amigos al club Campestre de tenis a donde sabía que se juntaban al término del juego. Después de pasar un buen rato con ellos, al salir me encontré a Luisa con su niña, la saludé de beso en la mejilla, se veía muy guapa, hacía unos tres años no la veía y estaba como el vino, cada día mejor. Le comenté: —Qué bonita está tu niña y qué grande, supongo que ya anda en cinco años—, —Siete—, me dice. —¡Ay Dios!, qué rápido ha pasado la vida—, y nos reímos. —Dichosos los ojos que te ven, ¿qué andas haciendo por acá?, hace tiempo no se te veía, bueno creo viniste hace unas semanas y viste a Ramiro—, —Efectivamente, estuve con él en una comida, vine básicamente a saludar a mis papás que los tengo muy abandonados—, —¿Cómo están tus papás?—, le pregunté. —Muy bien—, me dijo, 80


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—Salúdalos de mi parte, diles que los recuerdo con mucho cariño y que les mando un fuerte abrazo—. Nos despedimos como siempre, le di un beso a la niña y evite preguntar por su marido. Por la tarde me dormí una siesta, el viajecito de ocho horas en camión cansa y no se puede dormir bien. Ya en la noche hizo su aparición mi hermana, su marido y mis sobrinos. Saludé a los mayores y me quedé jugando con el niño y cargando a la niña, cualquiera pensaría que estaba practicando. Llegado el momento, nos sentamos en la mesa, cenamos y en el momento del postre les dije: —¡He venido a Saltillo porque quiero participarles algo muy importante!—, —Como ustedes saben yo no tengo novia, pero estuve saliendo con una chica con la que me llevo muy bien y por un mal cálculo o error, Pilar que es su nombre, resultó embarazada. Después de haber analizado todas las opciones, decidimos que el bebé debía nacer y para protegerlo jurídica y socialmente decidimos casarnos por el civil y vivir, por lo pronto, cada quién en su apartamento, después ya Dios dirá. Así que les vengo a participar dos noticias, una que me caso en tres semanas y otra que van a tener un nieto o nieta y sobrino o sobrina en unos seis meses, me gustaría mucho que me acompañaran a la boda que será en la ciudad de México—. Se quedaron los cuatro mudos, con una cara de incredulidad, no daban crédito a mis palabras y luego el silencio que se podía cortar con un cuchillo. Mi mamá empezó a llorar, lo cual ayudó a romper el silencio, y me dijo: —Ay hijito pues que Dios te ilumine, guíe tus pasos y esa criatura que está por nacer sea tu felicidad—. Luego intervino mi padre que con voz pausada comentó: —Los felicito por haber tomado la decisión de privilegiar la vida en lugar de evitar problemas, lo demás es lo de menos, estoy seguro de que los tres saldrán adelante, tú tienes la capacidad para eso y más, felicidades—. 81


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Tocó el turno a mi hermana diciendo: —Te felicito hermano, un Santos Coy no se echa para atrás ni para agarrar vuelo—. Por último mi cuñado, más escueto sólo me felicito y deseó lo mejor. Nos abrasamos y lloramos todos, con la promesa de los cuatro de acompañarme a la ceremonia de casamiento por el civil. Al día siguiente tomé el autobús en la mañana para llegar a buena hora a la ciudad de México. Durante el viaje seguí dándole vueltas a todo lo que me estaba pasando, sin embargo la idea de ser padre me empezaba a gustar. Me regresaba contento porque mis padres y hermana habían tomado la noticia de manera positiva y al final hasta felices habían estado. Sólo me faltaba hablar con Rafael y lo tendría que hacer esta misma noche antes de que se enterara por otro lado. Llegué a mi apartamento y lo primero que hice fue marcarle a Rafael. Afortunadamente estaba en su casa, así que contestó, nos saludamos fraternalmente, le dije que estaba regresando de Saltillo de un viaje relámpago en el que tenía que comunicar algo muy importante a mis papás y que ese mismo motivo era la razón por la que lo estaba llamando. Con voz entre curiosa y bromista me dijo: —Pues qué pasa güerco, no me digas que te vas a casar—, —Pues sí efectivamente, te acuerdas que te comenté que estaba saliendo con una muchacha que me gustaba mucho pero que ella tenía pareja—, —Sí me acuerdo—, dijo Rafael, —creo que se llama Pilar—. —Tienes buena memoria hermano. Resulta que terminó con su pareja y volví a salir con ella, solo que en esta ocasión un mal cálculo o mal paso y Pilar resulto embarazada, así que decidimos que el niño naciera y casarnos para proteger al bebé y a reserva de que hablemos después de mayores detalles, te participo que la boda será en la ciudad de México dentro de tres viernes a ver si nos puedes acompañar—, 82


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—Con todo gusto estaré con ustedes, no faltaba más que no estuviera en la boda de mi hermano, cuenta conmigo y si en algo te puedo echar la mano nada más dime—, —Gracias, ya tenemos todo bajo control, pero lo tomaré en cuenta—, —Pues que no se diga más, allá nos vemos—.

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15.

Inesperado retiro

Ya más tranquilo regresé al trabajo, sentía que el impacto original de la noticia de Pilar lo estaba asimilando, así que me sentía más optimista de cara a la vida. La mañana se desarrolló sin mayor contratiempo, con el té que tan amablemente Mary me ofrece, con la visita de Lolita para revisar cosas del trabajo, pero con un toque siempre coqueto que a mí me mueve el tapete y con el saludo de Armando que me preguntó cómo me había ido en Saltillo, lo cual le agradecí. Llegué al restaurante a la hora establecida para comer con Sergio, él ya estaba allí, así que me dirigí a la mesa. Nos saludamos, como siempre con un fuerte apretón de manos y nos sentamos. Quieres algo de tomar, me pregunta, una limonada nada más, él pidió un tequila lo que se me hizo extraño pero no le di mayor importancia. Hice la pregunta de cajón: —¿Cómo va la chamba?—, —De eso quería platicarte, me contestó, estoy entregando la oficina, esta es mi última semana de trabajo en los laboratorios—. Se le cortó un poco la voz, se empinó el tequila y luego me platicó lo que estaba pasando en Health Care. Resulta que como consecuencia del robo de información y extorsión a la empresa, las cosas se han puesto muy difíciles. A Sergio, siendo el responsable de los sistemas y de la seguridad informática no se la perdonaron y le habían pedido la renuncia. Federico, que era el Secretario Ejecutivo de la Dirección General, desapareció de la noche a la mañana. La Secretaria Particular del Director General fue dada de baja, y estaban muy fuertes los rumores de que el Director General también estaba haciendo maletas. Había una cacería de

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DISÍMBOLOS brujas, pues se detectó gente de Health Care involucrada en muchas partes del mundo y hay un gran hermetismo con relación a las investigaciones del caso. Todo se estaba llevando a cabo desde Suiza, aquí la única instrucción que se recibió fue empezar la producción de medicamentos en la nueva planta, con excepción del fármaco desarrollado para curar el SIDA.

Le pregunté: —¿A quién le estas entregando la oficina?—, —A Hans, y ya está al tanto de los proyectos que se están desarrollando, creo que no tendrán mayor problema, máxime que ya se conocen y han trabajado juntos en esto—. Sergio pensaba que Hans estaría en el puesto sólo mientras encontraran a su sustituto, así que sería por poco tiempo. Terminamos de comer y ya en la sobremesa Sergio pidió otro tequila, la caminera. Conforme seguíamos platicando del problema de espionaje industrial que había sufrido Health Care, Sergio, ya más desinhibido, me empezó a soltar información confidencial del caso. Me comentó que, por relaciones que él tenía en Suiza, se enteró que ya estaba plenamente identificado el grupo que había llevado a cabo el ataque cibernético, así como las motivaciones, que se trataba de la comunidad gay internacional. Asimismo se tenían plenamente identificados a los participantes de México, que uno de ellos era Federico y otros líderes de esa comunidad, algunos de los cuales eran personas con gran prestigio y reconocimiento a nivel nacional. Mencionó de las negociaciones, a muy alto nivel, que se estaban llevando a cabo en Europa para resolver el conflicto, así como la posición de la empresa, dominada por los directivos más radicales, de llevar el litigio hasta sus últimas consecuencias, al grado que ya se tenían las demandas judiciales listas para ejecutarse en México. Expresó su pesar por Federico, a quien estimaba y reconocía como una persona brillante, y hacía votos porque esta situación se resolviera en los mejores términos para ambas partes

Yo le pregunté: 85


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—Y a ti, por ser el responsable de la seguridad informática no te investigaron— —Claro que me investigaron, supieron de mi situación económica, desde que entré a trabajar a Health Care, de mis inclinaciones sexuales, de mis amigos, de mis debilidades y de mi familia, investigaron todo pero no encontraron nada que me pudiera involucrar en el ilícito—. Ya para finalizar la charla, me comentó, de manera muy confidencial, que los investigadores en México, le estaban siguiendo la pista a dos informantes que habían y estaban filtrando información clasificada de la empresa y de las investigaciones que se estaban llevando a cabo, a la comunidad gay en México. Dichos informantes se les conocía como “Rubí” y “Centauro” y le habían puesto precio a sus cabezas. Cuando escuché eso, me vino una descarga de adrenalina en todo el cuerpo y me tuve que contener, porque hasta nauseas me dieron, eso sí sin perder control. Con las piernas temblorosas me paré y nos despedimos con un fuerte abrazo, deseándole lo mejor y haciendo votos porque pronto se volviera a colocar en otro trabajo, ofreciéndole que si sabía de alguna oportunidad se la haría saber. Me regresé al trabajo y me quedé toda la tarde preocupado por lo que Sergio llamó cacería de brujas en todo el mundo y por los informantes “Rubí” y “Centauro”, que la primera era Pilar, pero el segundo pudiera ser yo. Con la desaparición de Federico y Eduardo no tenía yo más información de lo que estaba pasando y seguramente Pilar tampoco sabría nada y además yo no tendría forma de preguntarle sin hacer evidente que yo conocía su participación en el ilícito, secreto que me llevaría al otro mundo. Si se estaba negociando, como dijo Sergio, esperaría que Eduardo no hubiera cometido una infidencia con respecto a Pilar o a mí, o que como moneda de cambio en las negociaciones no se estuvieran sacrificando los peones y que Pilar o yo fuéramos uno de ellos. En ese caso cuáles serían las repercusiones: yo perdería mi trabajo, me demandarían, me meterían en la cárcel y no sé hasta dónde pararía; en el caso de Pilar, estaba peor, el bebé naciendo y viviendo en la cárcel, ¡qué futuro!. Total, que a mis preocupaciones de la boda, del nacimiento del bebe y a mi amor no correspondido, le sumaba un nuevo capítulo para hacer mi situación aún más tenebrosa. 86


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16.

Anunciación y cena con papás de Pilar

Con relación a la renuncia de Sergio, preferí no decir nada en la oficina, ya llegaría la noticia por los canales oficiales. Por la tarde me llamó Jorge, que quería comunicarme algo. Me comentó que le había llamado el Director General de los Laboratorios Health Care, que quería comer el viernes con él, por lo que requería lo pusiera al tanto del avance de los proyectos. También mencionó que no había sido yo requerido, no obstante que Jorge lo había sugerido, cosa que me extrañó ya que siempre había asistido con mi jefe a este tipo de reuniones. Me retiré prometiendo para el día jueves el avance de cada uno de los proyectos. Esta situación poco común de la reunión de Directores Generales en un restaurante no me agradaba y daba pié a pensar que algo malo flotaba en el ambiente, aumentando mi paranoia. Llegó el miércoles por la tarde, yo no había hablado con Pilar para platicar cómo nos había ido en las visitas a los papás. Me presenté con mi atuendo de jeans y tenis y llamé a su apartamento. Pilar abrió con una sonrisa en la boca, nos saludamos como siempre y nos sentamos a platicar en la misma mesa. Ya tenía preparado mi té, su café y unas galletas. Me ganó la pregunta: —¿Cómo te fue?─, preguntó. —Muy bien─ le dije, e hice una reseña detallada de cómo se habían dado las cosas, que la idea de ser padre cada vez me gustaba más. Cuando yo le pregunté: —Y a ti, ¿cómo te fue?—, su expresión lo dijo todo. 87


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—No tan bien como a ti—, me comentó que su mamá −Doña María Agüero− había entendido bien y que la apoyaba totalmente, pero su papá −Don Bernardo Mayo− se había puesto furioso y entre otras cosas culpaba a su mamá por haberla apoyado cundo decidió emigrar a la capital para estudiar. Después de esa experiencia, Pilar no estaba segura de que el ir los dos a platicar con sus papás, como lo teníamos planeado, fuera una buena idea. Yo le dije: —Al contrario, quiero dar la cara para que tu papá vea que no estás sola, que somos pareja y que sabremos responder a un bebé que viene, a nosotros mismos y a la sociedad que nos quiere—. Después de eso se puso a llorar, yo me tuve que sobreponer al deseo que sentía de abrazarla y consolarla, sólo la tome de las manos y se las besé tiernamente. Yo le dije: —Piensa en que tu papá esta chapado a la antigua, que sus tradiciones y la edad se vuelven una camisa de fuerza para aceptar nuevas formas de pensamiento y de vivir, yo estoy seguro de que el bebé lo hará cambiar de opinión, así que por lo pronto habremos de superar este vendaval unidos, yo no te abandonaré y menos en los momentos difíciles, como otros lo hacen −no me pude aguantar, me refería a Ángela−. Así que prepara lo necesario para cenar con tus papás el sábado por la noche. Por favor, tú que conoces la ciudad, resérvame un cuarto de hotel cerca de la casa de tus padres—. Pilar me comentó que ya había ido a la Oficina del Registro Civil, me pasó la relación de documentos y requisitos que se piden para la realización del acto solemne del matrimonio, la revisé y constaté que contaba con todos ellos, bueno sólo me faltaba la copia de la CURP −Clave Única de Registro de Población−. Quedamos en que pasaría por ella el sábado al mediodía y que nos iríamos a San Luis en mi coche, también le advertí que para guardar apariencias, en público la tomaría de las manos, la abrazaría y la besaría en la boca, ella estuvo de acuerdo sonriendo. Nos despedimos con un beso en la mejilla, un abrazo y una mirada que le decía “te amo”.

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El jueves, como estaba previsto, me presenté en la oficina del Director General con un documento que describía puntualmente los avances de los proyectos, los problemas que se habían presentado, la manera que se resolvieron y algunas situaciones que requerían una decisión de alto nivel. Ya con mi jefe, me dice: —Perdóname Mariano pero ayer en la tarde me llamó el Director General de los Laboratorios Health Care para comunicarme que lo habían llamado de imprevisto a Suiza para una reunión, que se posponía la comida para el siguiente viernes y se me pasó avisarte—. Pensé en ese momento avisarle de mi matrimonio, pero consideré que mejor me esperaba para una mejor ocasión. Mientras tanto, se prolongaba mi incertidumbre sobre la verdadera razón de la comida y algo me decía que yo estaba en el tema, máxime que ya no había tenido contacto con Sergio y de Hans no sabía nada. El viernes en la tarde todo en mí era nerviosismo y en esas estaba cuando recibí de Lolita dos llamadas telefónicas al móvil, al imaginarme que se tratarían de alguna reunión con sus amigos y amigas, las mandé al buzón con todo el dolor de mi corazón. Pasé por Pilar a su apartamento a la hora acordada, tomé su maleta y nos dirigimos al coche para emprender el viaje. Durante el viaje fuimos platicando largo y tendido del trabajo y de nuestras familias. Ahí me di cuenta que su papá siempre había sido un hombre de carácter muy fuerte, que no tenía la virtud de escuchar a otras personas y menos cuando no pensaban como él, eso me empezaba a dar una idea de lo que me esperaba en mi presentación familiar. Ya en más confianza, pregunté a Pilar: —En tu casa saben de tus preferencias sexuales diferentes— usé ese término para no caer en lo vulgar de: lesbiana, lencha, homosexual, gay u otras menos agraciadas. Ella se rio y dijo:

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—Qué bonito lo dijiste, pues mi papá no tiene ni idea, mi mamá lo sospecha y mi hermana si lo sabe—. También le pregunté: —¿En tu trabajo sospechaban de tu preferencia sexual?—. —No, contestó, me he mantenido muy discreta y de muy bajo perfil, por ello fue mi problema con Juan Pablo, además, yo acabo recientemente de salir del closet—. Yo le dije: —El bebé y la boda te van a servir, al menos por un tiempo, como cobertura ya después del divorcio tú decidirás tu mundo—. Con relación al ambiente que pudiera tomar la cena, le pedí que si su papá quería hablar lo dejáramos, que aguantaríamos estoicamente las recriminaciones que quisiera decir, pero que luego se llevara a su mamá bajo cualquier pretexto quince minutos y me dejara hablar a solas con él, te prometo no zarandearlo ni faltarle al respeto, luego los dos nos reímos. El resto del viaje fue muy divertido, nos reíamos de cualquier sonsera que veíamos o decíamos. Llegamos a la ciudad temprano en la tarde, la fui a dejar a casa de sus papás y luego me dirigí al hotel que estaba a unas cuatro cuadras, la cita a la cena era a las ocho de la noche, así que aproveché para comer algo ligero, darme un baño, echarme una siesta para estar relajado y agarrar valor. Me vestí con mi mejor traje sport −blazer azul y pantalón beige−, una camisa champaña y una corbata de seda rayada que combinaba muy bien, me sentía a gusto. A las ocho en punto estaba yo llamando a la puerta, me recibió Pilar vestida impecablemente con un vestido guinda, su cuerpo aun no mostraba el embarazo así que se veía esbelta, nos saludamos con un beso en la mejilla y entramos tomados de la mano a la sala. No me había equivocado cuando me imaginaba la casa, tipo colonial, cantera en la fachada, puertas grandes de madera sólida, balcones, techos muy altos con vigas, sala muy amplia, un candelabro de 20 luces, varios cuadros entre pinturas 90


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y fotografías antiguas de familiares, muebles antiguos pero bien conservados de maderas tropicales y por supuesto no podía faltar el piano y la chimenea. Pregunté a Pilar: —¿Tocas el piano?—, —No, por más que tomé clases mi aprendizaje fue básico, Rocío si lo toca muy bien y es la que ameniza las reuniones—. En esas estábamos cuando hace su aparición Doña María, una mujer de unos 50 años, muy blanca, esbelta y alta como Pilar, con el pelo recogido y de color castaño claro, bien conservada y vestida discretamente con una combinación falda-saco obscuros. Pilar nos presentó y le dije: —Es un placer conocerla Doña María—, —Igualmente Mariano, contestó—. Empezamos a platicar de las casas antiguas, le decía que me recordaba mucho mi casa paterna, también tipo colonial. Cuando Doña María me estaba explicando quiénes eran las personas que estaban en algunos de los cuadros, entró Don Bernardo a la sala y con voz muy solemne dijo: —Buenas noches—. Inmediatamente me acerqué a él para saludarlo y presentarme: —Buenas noches Don Bernardo, soy Mariano Santos Coy—, —Mucho gusto Mariano—. Era un hombre de mediana estatura −1.70 metros−, robusto y de unos 55 años, con cabellera rala y entrecana, gran bigote y barba de candado también entrecana, usaba lentes bifocales, vestía un traje obscuro con chaleco, no muy moderno que digamos.

Para romper un poco el hielo le dije: —Mi familia es de Saltillo con más de 200 años de estar viviendo en la región, originalmente se dedicaban a la agricultura, ganadería y hasta la política, pero 91


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poco a poco se han ido cambiando al comercio, a la industria y otras actividades profesionales, mi padre es médico. En algún tiempo algunos familiares –Don Mariano Cesáreo Taboada Goríbar y Doña Adelaida Santos Coy− vivieron en la ciudad de San Luis Potosí, me platicaba mi abuelo que formaban parte del Club La Lonja y que están enterrados en el panteón de “El Saucito”. Tengo entendido que sus antepasados venían de la zona de Matehuala y que se dedicaban a la minería— −todo esto lo había yo investigado, no porque Pilar me lo hubiera dicho−. Esto ayudó para cambiarle el semblante a Don Bernardo, que ya más relajado ofreció un aperitivo, yo pedí un oporto para entrar en calor y tomar valor. Confirmó que efectivamente su familia era originaria de Matehuala, pero al decaer la actividad minera de la zona cambiaron de giro y se dedicaron también al comercio y a la industria, que él había estudiado ingeniería y que tenía una fábrica de moldes industriales. Pasamos luego al comedor, mismo estilo, muebles muy amplios de maderas finas −caoba−. Se empezó a servir el primer platillo, riquísimo, luego vino el segundo, no se quedó atrás de lo delicioso, se hablaba de cualquier cosa excepto de la boda. Ya que se iba a servir el postre surgió el tema de la boda y allí se terminó la armonía en la mesa. Don Bernardo empezó diciendo: —Ustedes los jóvenes actuales han perdido los valores morales, confunden la libertad con el libertinaje, a Pilar le inculcamos valores cristianos, por su deseo de “independencia” se ha involucrado con cualquier gente, está llevando su vida a la ruina y está arrastrando también a su familia. Con qué cara nos vamos a presentar ante nuestra parroquia, ante nuestros amigos, ante la sociedad a la que pertenecemos, seremos los deshonrados, los apestados, los hazme reír—. Dirigiéndose a Doña María le dijo: —Ya ves lo que lograste con tu apoyo, tú que tan orgullosa estabas de tener una hija profesionista y exitosa viviendo en México, mira cómo te paga—. Luego siguió conmigo diciendo: 92


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—Usted joven, se ve que viene de una familia de moral cristiana también, cree que esta es la mejor manera de honrar a su padre y madre, a sus antepasados, con qué cara van ustedes dos a criar a su hijo, qué valores le van a inculcar, cuando ustedes saben que no respetaron los suyos—. Yo me estuve aguantando, con la cabeza baja, pero veía cómo lloraban en silencio Doña María y Pilar, entonces le hice una seña a Pilar para que me dejara con su papá y acto seguido inventaron un pretexto y salieron a la cocina. Ya solos los dos le dije: —Don Bernardo, con todo el respeto que me merece, le puedo hablar de hombre a hombre y si al final no le parece me iré de esta casa y no me volverá a ver jamás—. El hombre se estremeció y dijo: —Adelante, lo escucho—, —Usted alguna vez fue joven, con ideales, con deseos de construir su propia vida y alcanzar su propia estrella. La vida le dio opciones, generalmente las estrellas más lejanas, son las que nos atraen, son las más difíciles de alcanzar e implican mayores riesgos. En esos caminos hay más peligros y obstáculos, que unas personas están dispuestas a enfrentar y otras no, y eso no es criticable cada quien decide hasta dónde quiere arriesgarse—. En este contexto, continué,—para Pilar y para mi hubiera sido más sencilla y fácil la vida si nos hubiéramos quedado a vivir al amparo de nuestras familias, como usted lo hizo y lo hacen muchas personas más porque así lo decidieron. Pero tanto para su hija como para mí, nuestras estrellas estaban más allá del círculo de protección que nos ofrecían nuestras familias y tomamos la decisión de ir por ellas sin saber a qué nos íbamos a enfrentar, armados sólo de los valores morales que nos habían inculcado nuestros padres y abuelos—, —En esos caminos de la vida nos hemos tropezado y caído muchas veces, nos hemos lamido, curado nuestras heridas y después de llorar un rato solos, a veces con la mano de un amigo, nos hemos levantado y vuelto a seguir adelante. También nos hemos equivocado y cometido errores, pero sabe qué, hemos 93


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aprendido a enfrentarlos y resolverlos. Sólo aquel que no se atreve no comete errores y nosotros nos hemos atrevido—, —Es cierto que cometimos un error al no prevenir el embarazo de Pilar, pero que fácil hubiera sido para ella resolverlo, con una píldora al día siguiente o induciendo el aborto en las primeras semanas, ni yo lo hubiera sabido, y todo mundo tranquilo. Pero el valor de privilegiar la vida en lugar de los problemas, al decidir que el bebé naciera, hace a su hija diferente y especial, por eso me parece demasiado injusta la manera en que la ha denigrado e insultado, sólo ha pensado en usted y su tranquilidad, esa tranquilidad que una vez eligió y que siente que se la están arrebatando, eso es egoísmo y posiblemente rabia contra usted mismo por no haber tenido el valor, en su tiempo, de buscar y alcanzar su estrella. Quiero que sepa además, que amo a su hija ahora más que nunca, cuidaré y protegeré a Pilar y al niño o niña que lleva en su vientre, por cierto su nieto—. Después de eso se hizo un silencio que duró una eternidad, hasta que entraron Doña María y Pilar con el postre. Yo me levanté de la mesa y me excusaba por no probar el postre, que tenía que retirarme, iniciaba a despedirme cuando Don Bernardo me dice: —Siéntese por favor Mariano, les ruego a los tres que me escuchen—. Volvió el silencio, se notaba que Don Bernardo por dentro se estaba transformando, pero no sabía cómo emerger. Por fin salió un Bernardo que ni Doña María ni Pilar conocían, con los ojos llorosos y la voz entrecortada, diciendo: —Quiero pedirles perdón por haber sido siempre un marido y padre dominante, poco sensible y egoísta, nunca me detuve a entenderlas, siempre antepuse mis miedos y prejuicios—. Así estuvo un rato flagelándose hasta que Doña María y Pilar se levantaron lo abrazaron y lloraron los tres. Yo estaba con un nudo en la garganta, sin saber qué hacer ante ese cuadro conmovedor, hasta que las aguas volvieron a su cauce y aproveché para despedirme. Al hacerlo Don Bernardo me dio un fuerte abrazo y me dijo: 94


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—Gracias hijo, nos vemos en la boda—. Al salir a dejarme, Pilar me preguntó: —Qué le dijiste—. Yo sonreí y dije: —Sólo la verdad—, luego me despedí con un beso en la boca y Pilar ni pio dijo. Al llegar al hotel me quedé un rato despierto, repasando mentalmente lo que había sucedido y el beso que todavía sentía a flor de piel, pensando que le estaba dando una espartana batalla a Ángela, ella nunca hubiera enfrentado a Don Bernardo y menos en su cueva, ni hubiera hecho una defensa tan feroz por Pilar como la que acababa de sostener. Al día siguiente pasé por Pilar a su casa a las 9 de la mañana para irnos a desayunar. Salió a despedirse Doña María, que ya me amaba, también Rocío su hermana que estaba con el pequeño Emanuel, su hijo, a ella no la conocía pero me causó una grata impresión, muchacha guapa, hubo empatía de inmediato. Pilar me llevó a desayunar a un restaurante en el centro histórico de la ciudad, en donde se preparan las enchiladas potosinas más sabrosas de la región. Después de desayunar dimos una vuelta a pié por la Catedral y sus alrededores, siempre tomados de la mano como dos tórtolos, no sabía si era para disimular por si alguna persona la reconocía o porque realmente lo hacía de corazón, preferí no averiguarlo y hacerme las ilusiones de que por fin estaba penetrando en su alma. Después de eso tomamos el camino de regreso a la ciudad de México, yo me sentía satisfecho y muy liberado, como cuando terminas un examen de matemáticas al que le temías mucho y al salir del aula sientes que lo resolviste bastante bien, prueba superada me dije. Pilar también proyectó, durante todo el camino, una cara de tranquilidad y paz, esa que viene después de una tempestad, de la que has salido airosa. Durante todo el camino fuimos platicando y bromeando cosas sin mayor trascendencia y dando la sensación de que el mundo no nos importaba.

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En un momento del viaje salió a colación su estancia en Bélgica y yo le pregunté: —¿Tú hablas bien francés?—. Y ella me responde: —“Oui chéri”—, Ja, ja, ja, me vino un ataque de risa, efectivamente había hecho su boquita trompuda. Pilar sorprendida me dice: —¿Qué te pasa?—. —Me acordé de un chiste que no me sabía—, le dije, —Pues qué payaso—, me contestó. La dejé en su edificio, nos despedimos con un beso en la boca y quedamos de vernos el miércoles por la tarde, para hacer seguimiento a las actividades, que de acuerdo al programa, deberían solventarse esta semana.

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17.

Preparativos, boda y tornaboda

El lunes por la mañana el reclamo de Lolita no se hizo esperar, antes del té de Mary, ella hizo su aparición en mi oficina con un documento de trabajo, simulando que iba a revisar conmigo algunos pendientes. Entró, me miró y dijo: —¿Cómo has cambiado chico, algo grave te debe estar pasando, ya sabes que si necesitas a alguien a quién contarle tus penas o un hombro para llorarlas cuenta conmigo—. Continuó, —el viernes te dejé dos mensajes en tu teléfono y no tuve repuesta—. Me excusé diciendo: —Qué pena Lolita, el Director General me pidió una información de última hora y me ocupé en ello, después pensé que era muy tarde para llamarte—. —Pues de lo que te perdiste chico, hubo muy buen baile, mojitos, música antillana en vivo y unas paisanas que te podrían volver loco, por cierto Juanita la mulata, con la que bailaste muy acaramelado la última vez, preguntó por ti, ni te platico la minúscula falda que llevaba y el salero que traía—, —Ya ni me digas que me estás martirizando, pero ya sabes que te soy fiel—, y los dos reímos. Al irse Lolita me quedé pensando en los líos en que me estaba metiendo, de todo lo que me estaba perdiendo y lo que faltaba, por esta aventura en la que sólo estaba adquiriendo responsabilidades, ya me imaginaba lo que iba a pasar al saberse que me había casado y que estaba por ser padre, el desprecio de muchas muchachas y el hazme reír de muchos barones, además todo ello viajando en las redes sociales, vaya popularidad que me esperaba. Luego me cuestionaba si todo eso se compensaría al momento de ser papá, cuando pudiera 97


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tener en brazos a mi hijo o mi hija, porque por otro lado, de los beneficios y derechos del matrimonio no recibiría nada. De Health Care ni sus luces, entonces argüí llamar a Sergio a su oficina, como si nada hubiera pasado y argumentando cosas del trabajo. Contestó su secretaria, informándonos que Sergio había dejado de laborar en la institución, al preguntar quién estaba a cargo de la oficina, nos dijeron que temporalmente Hans, pero que estaba de viaje en Suiza con el Director General, que regresaba este jueves. Eso me dejaba igual, sólo me confirmaba lo que ya sabía. El resto de la semana sólo sirvió para aumentar mi presión arterial. La reunión con Pilar el miércoles afinando detalles de la boda por el civil, su visita al ginecólogo, que afortunadamente todo iba bien, aunque todavía no se sabía el sexo del bebé. Los asistentes a la boda serían sus papás, hermana y cuñado, y de mi parte mis papás, hermano, hermana y cuñado. La boda estaba planeada para llevarse a cabo a las 12 horas del día y terminar alrededor de las 13:30. Después del evento teníamos previsto un pequeño brindis y comida en el reservado de un restaurante de la zona de Polanco. El jueves regresé a la oficina de Jorge con la documentación de los proyectos de Health Care, para su comida con el Director General de esa empresa. En la plática con él le comenté: —Llamé a la oficina de Sergio para ver algunas dudas del trabajo y me informaron que ya no laboraba ahí, ¿tú sabes algo al respecto?—. Sorprendido me dijo: —No, qué bueno que me lo dices para preguntar quién va a ser nuestro interlocutor y esperemos que este hecho no afecte la buena marcha de los trabajos que tenemos con ellos—. Salí de su oficina pensando: —está peor que yo—. Por la tarde, al llegar al edificio me encontré al portero y le pregunté: —¿Sabes algo de mi vecino Eduardo?—, 98


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Me contestó: —No, pero está al corriente de sus cuotas de mantenimiento y no le han cortado la luz ni el teléfono, yo le guardo toda su correspondencia—. Bueno, pensé, al menos creo está vivo. Mi último fin de semana como soltero preferí pasarlo solo, se me hizo muy mala onda de mi parte invitar a Lolita a salir, aunque ganas no me faltaban, mi abstinencia se había prolongado más de lo acostumbrado. Le inventé a Pilar que me había llevado trabajo de la oficina a mi casa y quería avanzarle. Ella lo entendió y juzgó que no había necesidad de que nos viéramos, todo estaba bajo control. Para mí no había un aliciente, estaría como decía mi abuelo regando la plantita con mis lágrimas, sabía que más allá de un beso en la boca no había posibilidad de nada más, e invitarla al bar de la comunidad gay imposible, yo no quería volver a socializar en ese medio, al que no pertenecía, además del riesgo que corría, de que Pilar se encontrara con Ángela allí, qué escena se podría presentar, y yo en medio. Para el domingo invité a Armando a caminar al parque España y luego a comer una pasta con un buen vinito. Durante la plática le confesé: —Armando, me voy a casar el próximo viernes con Pilar, que está esperando un hijo o hija mía, por favor guarda el secreto hasta que sea un hecho—, por supuesto no le dije que la futura madre de mi hijo o hija era lesbiana. Se quedó con la boca abierta, seguramente esperando que yo le dijera que era una broma, pero al ver que era en serio y a pesar de su asombro, me dijo: —Felicidades, mis mejores deseos para los tres, ahora sí que me dejaste anonadado y no sé qué más decir, salud—. Chocamos nuestras copas y luego los dos reímos. Cambiando de tema, Armando me contó: —Fui a tomar un café con nuestra vecina la aeromoza, por cierto se llama Rosy, estuvo muy agradable la plática, ella es una muchacha de muy buena conversación, con eso que ha viajado por todo el mundo, está muy al tanto en política y otros temas de actualidad—. 99


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Yo le respondí: —Que bien que te relaciones con otras personas, que tengas amigas, te hace falta explotar tu juventud y tu sueldo, pero ten cuidado, no te vaya a pasar lo que a mí, Rosy tiene muchas horas de vuelo y eso la hace peligrosa para tu libertad—, y los dos reímos. —Sí dijo Armando, lo he notado en el ritmo de vida que lleva, pero aun esas personas que parecen tenerlo todo, a veces necesitan alguien con quién platicar sus cuitas, sus alegrías o un hombro en dónde llorar sus penas—. Le contesté diciendo: —Tienes mucha razón, toda la gente tiene mucho de bueno y partes obscuras, el chiste es compartir con los amigos lo bueno, lo obscuro que cada quién lo resuelva a su modo—. Llegó, como sentencia del destino, mi última semana de soltero, luego vendría el cadalso, ¿cuál debería ser mi última voluntad?: a lo mejor irme de retiro a un monasterio a expiar mis pecados; o irme de viaje a algún lugar que siempre había deseado; o una despedida de soltero en grande con mis amigos; o irme a la guerra de Afganistán buscando no regresar; o una última fiesta con Lolita, su música antillana y sus mojitos. Pero no, no había nada de eso, sólo resignación. Llegó Mary, muy sonriente y amable, con su té, informándome que el Director General me quería ver, que en cuanto tuviera un espacio me llamaba; “en la torre”, ya ni me acordaba del misterio de Health Care y mi posible implicación, qué le habrá dicho de mí el Director General de Health Care: ¿me irán a correr y ahora que voy a ser padre?; ¿me tendría que ir a vivir con Pilar como nana, yo cuidando el bebé y ella trabajando?, si es que a ella no la metían en la cárcel también, de plano yo no ganaba para problemas, quién me lo mandaba, además todos los había adquirido gratis, el 50% por metiche y el otro 50% por pendejo. Durante toda la mañana fue un suplicio, yo no estaba concentrado en el trabajo, sino maquinando los peores escenarios y sus consecuencias, adelanté un poco el purgatorio, espero que este tiempo me lo valgan y abonen cuando tenga que purgar el definitivo. 100


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Por fin llegó la llamada de Mary para avisarme que el jefe me recibiría, tome mi laptop y me dirigí a su oficina. Al entrar lo vi muy amigable y me dijo: —Siéntate Mariano, me sirvió mucho la información que me preparaste, debo decirte que el cliente está muy contento con tu trabajo—. Al decir eso me volvió el alma al cuerpo, esto no es lo que yo me había temido. —Tengo información buena y no tan buena, empezaré por la última. Resulta que deja su puesto el Director General de Health Care en México, las razones son especulativas así que no entraremos en ese terreno, lo importante es que quien venga continuará los proyectos con nosotros. La siguiente noticia es que efectivamente Sergio dejó la empresa y están buscando a alguien que lo sustituya, han pensado en ti, me preguntaron que si yo no me oponía, les dije que no, que sería cosa tuya, así que velo pensando, esto se tiene que resolver en un par de semanas, si quieres tu y yo luego platicamos de posibilidades—. Salí de la oficina de Jorge con otro semblante, Mary lo notó, diciendo: —Entró con una cara que parecía iba al patíbulo y sale con otra que parece le aumentaron el sueldo—. Yo me reí y le respondí: —Qué, ahora ya es hechicera—, —No, contestó Mary, pero tengo buena información, por cierto Rafael viene el jueves a México—, —Y usted ¿cómo sabe?—, Con una cara coqueta contestó: —Pues me invitó a cenar— Yo inmediatamente le contesté: —Por supuesto que no aceptó la invitación—. Se volvió a reír diciendo: 101


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—Lo estoy pensando porque aquí no se ve nada claro—. Solté la carcajada de plano y me fui pensando, ¡ay hermano! creo que estás cayendo en sus redes, “que Dios se apiade de tu alma”. Ya en mi oficina me sentía en otro planeta, mis temores de alguna infidencia que me involucrara en el caso de espionaje del cliente se desvanecían, y la posibilidad de irme a trabajar a otro lado era una alternativa, que me tranquilizaba por si las cosas se ponían difíciles cuando revelara mi matrimonio y mi paternidad. Podría ser como una nueva vida, como un reinicio, ¡qué gran posibilidad se me presentaba!, cuando pensaba que las cosas iban de mal en peor se encendía una luz en el camino. Llegó el miércoles, por la mañana lo único que hice diferente fue pedir el viernes a cuenta de vacaciones para arreglar cosas personales, lo cual no se le hizo extraño a nadie. Por la tarde acudí al apartamento de Pilar para revisar que todas las cosas fueran de acuerdo a lo planeado, además era nuestra última cita como “novios”, la siguiente vez, terminaríamos como marido y mujer. En la plática con Pilar me preguntó: —Mariano, durante este tiempo ¿no has tenido dudas con relación a lo que estamos haciendo?—. Yo le contesté: —Sí, muchas veces lo he pensado y me he cuestionado si este sacrificio de mi soltería, y todas sus consecuencias, valdría la pena hacerlo, y siempre llegué a la misma conclusión, que el bebé lo valía—. Ya en esos momentos de confesión mutua le pregunté a Pilar: —Tú no serías capaz de llegarme a amar, como una mujer quiere a un hombre—. Pilar se quedó muy seria y me dijo: —Mariano, si yo volviera atrás el tiempo y deseara tener un hijo, volvería a escogerte, creo que eres el mejor padre que pueda tener mi hijo o mi hija. Como 102


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mujer de preferencias sexuales diferentes, como tú dices, cuando se es, se es y no hay marcha atrás, si te hubiera conocido antes de salir del closet, a lo mejor me hubiera entusiasmado contigo porque tienes todo lo que yo quería de un hombre, desgraciadamente el ser humano no tiene la virtud de las campanas, que si algo no sale bien se pueden refundir—. Allí morían mis esperanzas de que Pilar me amara como hombre y dos lágrimas rodaron por mis mejillas, ella se enterneció y lloró junto conmigo, quedando abrazados los dos. Al despedirme le volví a decir: —Nunca olvides que en mi mundo siempre habrá alguien que te seguirá amando, sin importar nuestras preferencias sexuales, y nuestro hijo o nuestra hija será el catalizador de nuestros amores disímbolos—. Efectivamente Rafael llegó el jueves y aprovechó para ver unos pendientes con Pemex, luego nos fuimos a comer porque ya sabía que la cena la tenía comprometida. Durante la comida le platiqué a Rafael mi odisea sentimental que culminaría el día siguiente con mi matrimonio, dentro de cinco meses con un bebé y un mes después con el divorcio. Le pedí que mantuviera en el más absoluto secreto que Pilar era lesbiana y que éste se lo llevara a la tumba. Terminando nuestro encuentro con tal confesión. Me levanté un poco tarde, para mi costumbre, me arreglé con un traje obscuro que había comprado ex profeso para la boda, desayuné cualquier cosa y como a las 10 de la mañana fui a recoger a mis papás, hermanos y cuñado al hotel. Estaban terminando de desayunar, así que todavía alcancé a tomar un té y un pan. Salimos hacia la Oficina del Registro Civil y llegamos con una holgura de media hora, misma que sirvió para que les platicara un poco de la familia de Pilar. Yo veía a mis papás muy nerviosos, pues no se trataba de una boda común y corriente en donde hay hasta pedida de mano, nada de eso, en este caso no conocían ni a la novia, aunque sí las circunstancias que la rodeaban, bueno no todas por fortuna. A las 12 del día ya estábamos todos listos para la ceremonia, mientras esperábamos al señor juez mi papá se puso a platicar con Don Bernardo, mi 103


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mamá con Doña María, mi hermana y cuñado con Rocío y Emanuel, y Rafael y yo con Pilar. La ceremonia transcurrió sin mayor contratiempo, afortunadamente ya no leen la arcaica Epístola de Melchor Ocampo, así que el juez nos dirigió unas palabras, mismas que seguramente les dice a todas las parejas que casa, por lo que no son nada personalizadas. Pero en fin, muchas cosas que comentó tendrían sentido, si fuéramos una pareja ordinaria, pero no para una pareja, en donde cada uno vive en un mundo diferente, como la nuestra. Al final de la ceremonia el señor juez me conminó a besar a la novia, cosa que hice como un apasionado amante, sabiendo que del otro lado no había pasión, solo compromiso. De los asistentes sólo Rocío y Rafael tenían la película completa, así que fueron los únicos que entendieron lo que estaba pasando allí, los demás sólo un fragmento de la verdad. Luego nos trasladamos al restaurante para comer, por supuesto los brindis no se hicieron esperar y fueron a salud de los novios, de su eterna felicidad, los que conocíamos la verdad seguimos la corriente, así que todo transcurrió en una aparente normalidad de una pareja feliz. La presencia del invitado invisible no pasó inadvertida, mi papá y mi suegro dijeron unas palabras muy bonitas con relación a su futura descendencia y su próximo arribo a esta vida. Mi mamá y mi suegra tampoco se quedaron atrás con su discurso, aunque con un vocabulario muy amoroso que hasta a mi me conmovió las entrañas. Pilar no aguantó tanta emoción y soltó algunas lágrimas, era muy sensible y todos la apapachamos, esa fue la parte más real y bonita de lo que se dijo e hizo durante la comida. Al terminar los últimos brindis de la comida y ya entrada la noche, lo lógico era que los novios se fueran por su lado a gozar de sus derechos, así que me fui con Pilar a su apartamento para cubrir apariencias. Ya en el apartamento y después de tantas emociones, le sugerí a Pilar que se acostara en su cama y descansara, mientras yo me quedaba recostado en el sillón de la sala, cosa que hicimos y la cual iba a ser nuestro modelo de convivencia marital en adelante. Así concluyó la “noche de bodas”. Al lunes siguiente y en mi nueva condición de estado civil “casado”, pedí hablar con Jorge para comentarle lo que había pasado. Me recibió como siempre, 104


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pensando que se trataba de algo relacionado con el trabajo, así que cuando le platiqué lo que acababa de pasar con mi vida privada se sorprendió. Después de meditarlo un poco me felicitó, no por la boda, cualquiera se puede casar, sino por la determinación de hacer frente a las consecuencias, el bebé, sin importar las repercusiones que esto traería en mis relaciones interpersonales, ya que sabía de mis gustos por salir con diferentes amigas y divertirme evitando siempre adquirir compromisos. Para el día miércoles toda la oficina sabía de mi matrimonio y mi próxima paternidad, asimismo las consecuencias no se hicieron esperar, Mary ya no me ofrecía té, Lolita apenas si me dirigía la palabra para ver cosas del trabajo y por supuesto en las redes sociales se difundió a todos los conocidos y no conocidos la información, llegándome correos de todo tipo: bromas, insultos, insinuaciones, etc. Esta situación me llevó a un aislamiento social, en la oficina sólo me relacionaba en cuestiones estrictamente laborales, me quedaron pocos amigos, como Armando, por lo que volteé la vista a la familia y a mis viejos amigos de la juventud. Mientras tanto, de acuerdo al programa que regía mi vida sentimental, yo estaría viendo a Pilar los viernes por la tarde-noche en donde haríamos seguimiento al desarrollo del bebé. La sorpresa de la siguiente semana era que el ginecólogo le había informado a Pilar que el bebé era una niña, lo cual me hizo muy feliz e hice del conocimiento de mi familia. Con relación al nombre que se le pondría a la niña y a los padrinos de bautizo, había quedado con Pilar que ella los decidiera, era lo más justo y yo me despreocuparía de ello. Durante nuestra reunión Pilar me preguntó: —¿Cómo te fue en la oficina ahora que supieron de tu nuevo estado civil y que estás próximo a ser papá?—, —¡Uf!, inversamente proporcional a mi popularidad—, —Mi jefe me felicitó por hacer frente a las consecuencias y al bebé, pero en el resto del personal, especialmente con el sexo femenino ha sido catastrófico, las 105


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bromas y los desprecios se hicieron patentes y chocantes, échale un vistazo a mí perfil de Facebook y podrás darte una idea de lo popular que me he vuelto—. Al hacerle la misma pregunta a Pilar me contestó: —Me fue muy bien, todos me felicitaron, bueno con excepción de Juan Pablo, con quien tendré que hablar después, me dijeron que lo había tenido muy calladito y discreto, querían conocer al agraciado o sacrificado—, y los dos reímos. Luego un poco más serio, le dije a Pilar: —La cobertura de casada te protegerá hasta el día del divorcio, tendrás que planear y armar muy bien el papel que quieras representar después, como madre soltera y como familia, socializando en mundos disímbolos, ya sabes que tienes todo mi apoyo en lo que decidas—. Pilar lo agradeció y comentó: —Sí, ya lo he estado pensando y sé lo cruel que puede ser la sociedad conmigo y con la niña, agradezco tu apoyo porque sé que lo necesitaremos, espero que siempre estés cerca de nosotras, así que te mantendré informado—.

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Entrevista en Health Care

Después de dos semanas que Jorge había comido con el entonces Director General de Health Care nombraron a su sucesor, era una persona que venía de oficinas centrales en Suiza, de origen Argentino −Lionel−. Como parte de su presentación en el medio, tuvimos una junta con él, Hans, Jorge y yo, en donde le hicimos una presentación en multimedia del Modelo General de Seguridad que se había aprobado, los proyectos que se estaban llevando a cabo y sus avances, todo ello conocido ampliamente por Hans. Al finalizar la presentación Lionel se mostro satisfecho y Hans me pidió que lo acompañara a su oficina ya que quería mostrarme unas cosas del trabajo, mientras los dos Directores Generales se quedaron platicando solos. En la oficina de Hans, me comentó las razones por las que había salido Sergio, realmente no había sido culpable del problema, quien hubiera estado en el puesto le hubiera pasado exactamente lo mismo, por lo pronto él estaba a cargo de manera temporal de esa oficina, la cual estaba sufriendo una transformación, pues se convertiría en una Dirección a nivel Latinoamérica. La nueva oficina estaría ubicada en México pero el responsable tendría que estar viajando a todas las plazas en donde la empresa tuviera operaciones. Acto seguido me comunicó que la empresa estaba buscando a una persona que se hiciera cargo de esta nueva posición y que habían pensado en mí, pues conocía la empresa y todos los proyectos que se estaban desarrollando para la misma, además había demostrado gran capacidad, honestidad y confianza. Me adelantó que estaban preparando un paquete de prestaciones que harían muy atractivo el puesto, desde el punto de vista de desarrollo profesional, ingresos económicos y seguridad.

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Aunque yo tenía información de que estaban interesados en mí, la importancia de la nueva posición y sus beneficios se me hizo muy atractiva y más en este momento crítico, en que quería poner polvo de por medio con mi vida actual. Le dije a Hans que para mí había sido una sorpresa y no estaba preparado, en ese momento, para dar una respuesta a esta oferta tan importante, que me diera una semana para contestarle, le pareció razonable y dimos por terminada la reunión.

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Reencuentro con Eduardo

El viernes por la tarde-noche fui a cumplir mis obligaciones conyugales con Pilar, si a eso se le puede llamar así, note que la niña ya se empieza a manifestar en el cuerpo esbelto de su madre, lo que la hace orgullosa de su embarazo y muy interesante. Además hasta ese día su embarazo no le había dado problemas, todo marchaba sobre ruedas. La llevé a cenar cerca de mi casa y lejos de los rumbos de sus amigos, yo me sentía más cómodo sabiendo que estaba ella fuera de sus dominios. Estuvimos platicando de cómo se había difundido, vía las redes sociales, entre nuestros amigos y conocidos la noticia de la boda y el futuro nacimiento de la niña; como que no quiere la cosa, le pregunté si algún miembro de la comunidad gay se había comunicado con ella, yo pensando en Ángela, y su respuesta fue no, que era lógico porque ella era relativamente nueva en ese medio y no mucha gente la conocía. Le conté que mi ex novia de Saltillo me había mandado una felicitación por el matrimonio y la futura heredera, cosa que era cierto, pero quería medir en ella los celos. Para mi sorpresa reaccionó como toda mujer celosa, con ademanes y palabras típicas de que no le había agradado mi comentario. Yo me reí por dentro y me sentí contento al saber que si le intereso, aunque sea un poquito, como hombre. También le comenté que me estaban haciendo un ofrecimiento de trabajo para un puesto de Dirección para Latinoamérica en la empresa de Laboratorios Health Care, que me obligaría a viajar constantemente en la región y que lo estaba evaluando. Pilar me dijo: —Seguramente lo que decidas será lo mejor, nuestra futura hija se deberá sentir orgullosa de tener un papá: buen mozo, bueno, tierno y exitoso—. 109


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Con esas palabras me desarmó y se me hizo un nudo la garganta. Dejé a Pilar en su apartamento y al llegar a mi estacionamiento me percaté que el coche de Eduardo estaba en su lugar. Me animé a dejarle un recado bajo la puerta diciéndole: “bienvenido de regreso a casa”, yo pensaba que después de haber estado cuatro meses fuera, seguramente tendría muchos pendientes por atender y resolver. Cuál sería mi sorpresa que el sábado como a las 10 de la mañana alguien llamó a mi puerta y era Eduardo. Lo saludé con un abrazo, la verdad me dio mucho gusto verlo, le dije: —Si tienes tiempo te invito un café, creo que tenemos mucho que platicar—. Me aceptó la invitación y nos sentamos en la sala a platicar. Yo le comenté lo que sabía del caso y de las personas, lo cual era básicamente información abierta y lo que me había comentado Sergio, pero le ayudó a confirmar información que él tenía. Luego me hizo una narración de lo que había pasado con él, Federico y las negociaciones que se habían dado. Como a las dos de la tarde concluimos la charla y comentó que el siguiente lunes se reincorporaría a su trabajo, que seguiríamos platicando, pues este caso no estaba todavía cerrado del todo y que Federico había decidido quedarse un tiempo más en Europa. Cuando salí a despedirlo, no me pude quedar con las ganas y le pregunté si él había oído hablar de “Centauro”, me miró a los ojos, esbozó una leve sonrisa y se retiró. Esa expresión me tranquilizaba, ya que es una regla no escrita en el mundo del espionaje, que un enlace siempre mantiene en secreto la identidad de sus informantes. Posteriormente me platicó que después de nuestra conversación se fue a ver a Federico y le comentó todo lo que le había revelado, sin dar mí nombre, yo me volví “Zafiro”, cuando dijo eso me volvió el alma al cuerpo. Entraron en contacto con el enlace del equipo técnico en Europa y le explicaron lo que estaba pasando en México: con el grupo de investigadores; con los hallazgos que se tenían; y con el peligro de que se pudiera generar un conflicto de consecuencias incalculables, en el que tanto la comunidad gay internacional como la empresa saldrían perjudicadas.

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DISÍMBOLOS Les indicaron que salieran inmediatamente a una reunión urgente en Londres. Ese mismo día por la noche salieron a esa ciudad vía New York, arribando por la tarde del lunes. El martes se hizo una reunión del equipo técnico y analizaron la situación en todas sus aristas, llegando a la conclusión de que habría que abortar el operativo y buscar una negociación a muy alto nivel con la empresa. Esta decisión pasó la estafeta al grupo de notables, con toda la información recabada y el análisis de escenarios, con sus prospectivas asociadas. A Eduardo y Federico les indicaron que se perdieran por un tiempo hasta que se negociara y enfriara esta situación ya que eran muy predecibles en México. Las negociaciones entre los representantes, del grupo de notables y de la empresa fueron muy duras y ríspidas. Iniciaron con amenazas mutuas, en varias ocasiones se levantaron los participantes de la mesa de negociaciones, al grado que la negociación se rompió, por las condiciones leoninas que estaban imponiendo los negociadores de la empresa. Los investigadores que había contratado la empresa eran investigadores profesionales que habían formado parte de los servicios de inteligencia más prestigiados y temidos del mundo: la Agencia Central de Inteligencia –CIA– de Estados Unidos; el Comité para la Seguridad del Estado –KGB– de la extinta URSS; el Servicio Federal de Inteligencia –BND– de Alemania; el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales –Mossad– de Israel; incluyendo el Centro de Investigación y Seguridad Nacional –CISEN– de México. Con la experiencia de estos profesionales del espionaje, no les fue difícil investigar vida y milagros de todos los integrantes del grupo de notables, identificados como: Alfa, Beta, Gamma, Delta, Épsilon, Dseta y Eta, así como de los especialistas que conformaban el equipo técnico, a través de intervenir comunicaciones de todo tipo, instalar micrófonos y cámaras de vídeo en sus casas y oficinas, hacer seguimiento de las personas día y noche, comprar voluntades de personas cercanas a ellos y mil triquiñuelas más que suelen realizar estos sabuesos, la única limitante era que no podían poner en peligro la integridad física de sus objetivos. Además de las personas objetivo, los investigadores habían identificado y documentado el modus operandi de todo el plan, los lugares en donde se había llevado a cabo cada operación y los recursos utilizados para ello. Toda esta información había hecho que la posición de los negociadores de la empresa Health Care fuera intransigente y que sus demandas fueran radicales, querían un castigo ejemplar a todas luces.

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DISÍMBOLOS Las demandas que exigía la empresa a la comunidad eran: una indemnización por 250 millones de € para resarcir gastos de investigación científica y gastos derivados del ilícito; cárcel para los principales integrantes del equipo técnico, de los líderes responsables de operar el plan en cada país —en México Eduardo y Federico—, de los científicos que habían participado en modificar la formula química del medicamento, todos ellos plenamente identificados por sus servicios de espionaje; así como el desmantelamiento del laboratorio de Brasil que estaba produciendo el fármaco para el SIDA. A cambio de ello, Health Care solo se comprometía a no demandar y hacer público el ilícito como una conspiración de la comunidad gay internacional. De la misma manera —arrogante— con la que habían planteado las demandas, los negociadores de la empresa habían fijado como límite un mes para el cumplimiento de todas y cada una de las exigencias, adicionando la amenaza, que de no cumplirse cabalmente en tiempo y forma, integrarían a todo el sector farmacéutico del mundo, con su poderío económico, político y social, en una cruzada de desprestigio contra la comunidad gay internacional. Ante este escenario desolador, en el que no se tenían elementos de peso para negociar, la comunidad decidió llevar a cabo, de manera urgente, un cónclave internacional en Bélgica, para decidir qué iban a hacer. Después de dos días de deliberaciones, en donde se analizaron todos los escenarios, se evaluaron los posibles costos y se calcularon las posibilidades de éxito, se decidió dar la pelea en todos los frentes, el “orgullo gay” en todo su apogeo. Estaba por desatarse la tercera guerra mundial, menos sangrienta que las pasadas dos, pero con una participación de varios cientos de millones de personas y una cobertura globalizada, en todos los sectores: la social, la económica, la política, la científica, la cultural, la artística y la intelectual; muchos miembros prestigiados en cada uno de estos sectores formaban parte de la comunidad gay internacional. El plan incluía: la sustitución del grupo de notables por nuevos miembros que no habían estado expuestos; el establecimiento de procedimientos de seguridad de lo más estricto —de una sociedad secreta— para no ser detectados por los investigadores de Health Care; se instaló un salón de guerra con todos los adelantos tecnológicos y se puso al frente a un antiguo general de la OTAN, estratega militar, así como especialistas de todo tipo, en especial, manejo de crisis; todos ellos formaban parte del gremio y estaban comprometidos con la causa. Este mismo modelo se replicó en varias partes del mundo para coordinar

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DISÍMBOLOS acciones, el conflicto iba en serio, se sabría cuándo iniciaría, pero no cuándo ni cómo terminaría. Se formó un grupo que plantearía las movilizaciones que se llevarían a cabo en todo el mundo; otro grupo que estudiaría las diferentes opciones jurídicas para defender a los implicados, en caso que se materializaran las demandas; otro grupo que se encargaría de recaudar fondos para apoyar todas las operaciones; otro grupo que estudiaría y prepararía la estrategia y el programa de comunicación social que se desplegaría en todo el mundo, en el caso de que la empresa hiciera efectivas sus amenazas; y un último que se encargaría de estudiar las debilidades de los directivos y de la empresa. El equipo encargado de estudiar las debilidades, empezó por volver a revisar toda la información que se había sustraído de los sistemas de México. Habían encontrado, en esos cientos de Giga Bytes, básicamente información financiera, de recursos humanos y materiales, correos electrónicos con chismes de alcoba, información técnica y de operaciones que no servía para los propósitos, sin embargo, perdido en ese mar de información apareció un archivo, que hubiera pasado inadvertido, a no ser que estaba encriptado. Como rutina se pasó a los especialistas criptógrafos, quienes al verlo intuyeron que algo importante contenía ya que tenía una llave de 256 bits, algo totalmente inusual para información no militar. Para desencriptar este archivo se requería de especialistas de muy alto nivel técnico, programas de cómputo muy sofisticados, gran capacidad de procesamiento y tiempo. Dado que la premura era el principal enemigo en ese momento, se decidió dividir el trabajo en cuatro centros alrededor del mundo, donde se concentrarían los recursos necesarios, ellos fueron: Cupertino en el Valle del Silicón en Estados Unidos; Ámsterdam Holanda; Bangalore India; y Hong Kong China. Estos equipos trabajaron día y noche por diez días, hasta que el grupo de Hong Kong logró desencriptar el archivo. Inmediatamente la información fue enviada al salón de guerra a Bélgica con la mayor secrecía, en donde de inmediato se analizó por especialistas. El archivo relataba un programa experimental que Health Care había llevado a cabo en México. Este programa, de corto alcance y del cual no se dio aviso a la Secretaría de Salud de este país, buscaba probar las bondades de una nueva vacuna para la influenza, misma que había tenido éxito en laboratorio y en una

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DISÍMBOLOS comunidad en áfrica negra. Esta vacuna para la influenza virus A –subtipo H1N1–, se había diseñado para hacerla menos vulnerable y evitar nuevas mutaciones –cepas– del virus: con la producción de esta vacuna los volvería más competitivos en este mercado tan complejo, para ello se había incorporado material genético que actuaría sobre algunos aminoácidos del virus de manera controlada. El programa se echó a andar a través de organizaciones privadas de salud en varias partes del país, pensando que las pruebas serían rápidas, exitosas y contundentes. Sin embargo los resultados fueron otros. Posiblemente debido a anticuerpos desarrollado de manera particular entre la población mexicana y que no habían sido considerados en el desarrollo de la vacuna, se generó una nueva cepa de H1N1 muy agresiva, no prevista, que se empezó a trasmitir rápidamente de persona a persona, presentándose en muy poco tiempo una pandemia de influenza y sin una vacuna o medicamentos que permitiera combatirla de manera efectiva. Ante este fracaso y con el problema encima, Health Care dio por terminado el programa y sigilosamente se dedicó a borrar rápidamente cualquier vestigio que lo relacionara con el desastre. Los resultados de esta pandemia fueron desastrosos para México en materia de: salud, economía, imagen ante el mundo, política, turismo y generando malestar social entre la población, que la consideraban como una treta política del gobierno para desviar la atención de los problemas que se enfrentaban en el país. El costo, sólo económico, fue de más de diez mil millones de dólares, el turismo se vino abajo, la actividad económica disminuyó, varios países llevaron a cabo un cerco sanitario contra la población mexicana y sus productos de exportación y se tuvo que hacer un gran Gasto en medidas sanitarias y en la adquisición de decenas de millones de vacunas. El Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud de México, reportó, de abril del 2009 a abril del 2010, 72,504 casos confirmados de influenza A –H1N1–, así como 1,244 defunciones. Esta información daba un vuelco al diferendo, ahora si se tenía algo con qué negociar. En la mayor secrecía se citó al grupo de notables al salón de guerra, junto con el grupo de planeación estratégica y manejo de crisis, para decidir lo que iban a hacer. Después de plantear y analizar diferentes escenarios se llegó a un consenso, una opción de bajo perfil para negociar, que evitaba ser detectada

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DISÍMBOLOS por los sabuesos de la empresa y alertara a los Directores Generales, duros, de la empresa. Se recurrió a un Secretario de Estado de un país de la Comunidad Económica Europea, que sin salir del closet, era afín a la comunidad gay. Su misión era buscar una cita con el Presidente del Consejo de Administración de Health Care y presentarle una tarjeta donde se le planteaba que se tenía la información del programa de vacunación en México y que desatar una guerra no era conveniente para ninguna de las partes, lo único que se quería era negociar entre iguales. La reunión se dio, sin que el Presidente del Consejo de Administración tuviera idea del motivo y sin alertar los sistemas de inteligencia de la empresa. El Ministro se presentó como un embajador de paz, que la comunidad le había pedido su mediación ante el diferendo que mantenían y acto seguido entregó la tarjeta, cuando el Presidente la leyó se quedó lívido, y después de un momento de reflexión y titubeante comentó —yo no lo sabía—. Después de cambiar impresiones sobre el caso que los ocupaba, quedaron de acuerdo en reanudar las negociaciones en los mejores términos, con el único objetivo de llegar a acuerdos. Las negociaciones se reanudaron en medio de un ambiente hostil de desconfianza mutua, sin embargo se fueron dando acuerdos y cediendo posiciones que antes parecían irreductibles de ambos lados, más por miedo a las consecuencias que este problema pudiera acarrear a los involucrados, que por sentimientos humanitarios o de justicia social, lo que permitió el acercamiento, por aproximaciones sucesivas, de las pretensiones de las partes. Después de un mes de negociaciones diarias, se llegó a los siguientes acuerdos: Por parte de la comunidad gay: la extorsión de 50 millones de dólares, que era una treta para ganar tiempo, quedaba sin efecto; toda la información que se había extraído ilícitamente de las bases de datos de la empresa, sería destruida en su totalidad; la producción del medicamento genérico contra el SIDA, que se estaba llevando a cabo en Brasil, se suspendería en un lapso de tres meses; se haría una aportación de 50 millones de € a la empresa, para contribuir a los costos de investigación del fármaco contra el SIDA, mismo que se cubriría en tres años; la promesa de que no volvería a suceder una situación similar; y el establecimiento de una Comisión Bipartita que vería y decidiría sobre posibles diferencias futuras.

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DISÍMBOLOS Por parte de la empresa: detener las investigaciones y dar por cerrado el caso, sin dar aviso a las autoridades competentes; sacar el fármaco al mercado en un plazo de tres meses, a un precio no mayor a 100 dólares la dosis; detener cualquier cacería de brujas contra miembros de la comunidad gay a nivel internacional; participar en la Comisión Bipartita para dirimir diferencias y hacer propuestas que pudieran beneficiar a ambas partes en lo futuro.

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20.

Ángela en escena

Como todos los viernes en la tarde-noche acudí a mi cita conyugal con Pilar, al abrirme la puerta le noté una sonrisa de lado a lado, su cara irradiaba felicidad, —¡ah caray! me dije—, ahora sí que la impresioné, la intenté saludar como ya nos habíamos acostumbrado, con beso en la boca, pero me puso la mejilla, se encendió inmediatamente mi mecanismo de alerta, ¡algo pasa!, no tuve que esperar mucho, cuando Pilar me dice: —Tenemos visita—. Ahí estaba Ángela sentada en la sala, un ramo de rosas rojas y una pequeña muñeca. Yo seguramente cambié la expresión de la cara, pero la de Angy se transformó al verme, al grado que Pilar lo notó y trató de intermediar entre los dos con algunos comentarios. Yo saludé a Ángela, como siempre, con un beso en la mejilla y trataba de evitar proyectar lo que estaba sintiendo por dentro, supongo que Angy también estaba haciendo lo propio pero ella era más mala actora que yo. Pilar intervino para romper el diálogo mudo de reproches que se estaba dando, proponiendo que debido a que teníamos visita no saldríamos a cenar, que había preparado algo rápido para quedarnos a platicar los tres, que teníamos mucho que contarnos. Yo acepté de mil amores fingiendo una cara de gusto. Ángela no tuvo otra opción que agradecer a ambos por la invitación y hospitalidad. Para tranquilizarme un poco me entretuve poniendo las rosas en un jarrón, la muñequita junto a Cuca, sacando la botella de vino de la alacena de Pilar y sirviendo tres copas, mismas que ofrecí a las dos. Ya los tres armados con nuestras copas, sugerí un brindis por Pilar y la niña, cosa que no podía rechazar Ángela y que nos hizo abrasarnos los tres, yo me dije internamente: —hermoso 117


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triángulo amoroso—, supongo que Angy tuvo su propio pensamiento, y Pilar, que era la realizada por tener a sus tres amores reunidos: su marido, su amante y su hija, tuvo el propio. Estuvimos los tres compartiendo el pan, la sal y el vino, pero cada vez que Ángela podía ignorarme, lanzarme miradas como puñales o hacerme mala cara, lo hacía, de plano a mí ya me tenía caliente. Me sentía como en película de vaqueros, cuando está sentada la muchacha “chicha” en la cantina y los dos pretendientes junto a ella, esperando que alguno de ellos saque su pistola para acabar con el otro. Pilar lo había notado y trataba de darme mi lugar, pero conociendo el carácter violento de Angy, lo hacía muy sutilmente. En un momento que Pilar se levantó de la mesa y nos dejó solos, me arme de valor y le dije a Ángela: —Yo soy gente del norte y allá nos gusta hablar claro y de frente, así que lo voy a hacer contigo. Supongo que debes estar molesta por lo que sucedió entre Pilar y yo, no creo que haya culpables porque yo la amo y ella necesitaba cariño en ese momento que se sentía sola, pero si hubiera un culpable serías tú, porque con tu berrinche en el que no le diste oportunidad a Pilar de explicarte el origen de las rosas, la vejaste, la abandonaste y la lanzaste a mis brazos. Yo no estoy compitiendo contigo, porque sé muy bien que habitas en el corazón de Pilar y no lo puedo remediar, pero no se te olvide que yo habito en su vientre y eso tampoco lo puedes evitar, así que estamos en ella los dos nos guste o no, y por su bien y el de la niña, te pido dejes a un lado tu carácter virulento, egoísmos y arrebatos, que yo haré lo propio, para sumar esfuerzos en aras de esa felicidad— . Ángela no dijo nada, cuando regresó Pilar, amablemente se despidió y retiró pretextando cualquier cosa. Pilar se quedó sorprendida por la inesperada retirada de Ángela y me preguntó: —Qué pasó en mi ausencia—, yo le dije: — Nada importante o que te deba preocupar, sólo le dije sus verdades, ya verás como regresa y lo hará menos orgullosa y altiva—. Le pregunté a Pilar: 118


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—¿Cómo hizo su reaparición en escena “Cholula”?—. —Solamente me habló por teléfono esta tarde y me saludó como si nada hubiera pasado, me preguntó si iba a estar en casa por la tarde para pasar a visitarme, luego se despidió amablemente—, —Ella llegó como 15 minutos antes que tú con un ramo de rosas para mí y la muñequita para la niña, ya no supe cómo se enteró de lo nuestro—. Le ayudé a Pilar a levantar la mesa y lavar la vajilla, como lo hacía regularmente, y nos despedimos como siempre, con beso en la mejilla. La batalla por el amor de Pilar estaba perdida, Ángela había regresado para quedarse, así que tenía que digerir esta nueva realidad.

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21.

Oferta de trabajo

El fin de semana me sirvió para analizar detenidamente la oferta de trabajo que me había hecho Health Care. Tenía tres opciones que eran: permanecer en el despacho y hacer carrera en la consultoría, según me había insinuado Jorge, en una mejor posición que la actual; incorporarme al negocio con Rafael, de hecho ya era socio porque había invertido dinero en él; y la tercera que era hacerme cargo de la Dirección en Health Care. Si pensara sólo en mí, creo que me retiraría del Despacho a iniciar una nueva vida, ya sea viajando mucho, en un nuevo ambiente de trabajo y nuevas amistades, o de plano quemando naves y emigrando a Estados Unidos a una nueva sociedad, moral y forma de ver la vida. En mi situación actual me sentía muy herido, en el amor, en lo social y en otros aspectos que no lograba entender, pero que me molestaban mucho. Pero qué pasaría con mi hija, si me retiraba de plano la dejaba huérfana de padre y entonces para qué había valido mi sacrificio y todo lo que estaba haciendo por ella, crecería sin la figura y atención del padre que tanta falta hace a los niños en su formación. Si bien Pilar había decidido quedarse en el mundo de la homosexualidad, muy respetable, pero eso era para ella no para nuestra hija. Qué pasaría si la abandonaba y ella no tuviera tendencias homosexuales, seguramente el medio la absorbería convirtiéndola en una de ellas, sin serlo, y eso no me lo perdonaría nunca, tenía que darle la opción de que ella decidiera, por el mundo que quisiera, poniéndole a su alcance ambas posibilidades. Después de pensarlo y repensarlo cien veces, decidí que a pesar de mi malestar por la situación que estaba viviendo, mi hija valía este nuevo sacrificio, por lo que me quedaría cerca de ella para ayudarla a crecer, y aguantaría con la frente en alto las vergüenzas y humillaciones que todavía estaban por venir. 120


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Esta auto terapia que había tenido, me ayudó mucho para ver de otra manera mi vida, lo que me blindaría de cualquier ataque exógeno futuro. Tomada mi decisión todo era cuestión de tiempo para que se la comunicara a Jorge y a Hans.

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22.

Correo de Ángela

Definitivamente esta fue una semana diferente en mi vida, hablé con Jorge sobre mi decisión de quedarme en el Despacho, él me comunicó que el Consejo de Administración me había promovido a la categoría de Socio, con un nuevo paquete de beneficios, que me felicitaba y se congratulaba por mi decisión; nos abrazamos y deseamos lo mejor para mí y el Despacho. También le llamé a Hans y a reserva de irnos a comer para platicar, le comuniqué mi decisión de permanecer en el Despacho, agradeciéndole toda la confianza y apoyo que había recibido de su parte. Que lo hacía en este momento para no entorpecer la búsqueda y selección del nuevo candidato. Hans me lo agradeció y deseó lo mejor por mi decisión. Recibí una llamada telefónica de mi mamá, nunca me llama y menos a horas de trabajo, me comentó que había estado en San Antonio con Rafael, que había comprado algo de ropa para la niña, que cómo le hacía para enviármela. Como no tenía nada planeado para este fin de semana, mi vida social estaba devaluada, le dije que yo iría a recogerla. Le dio mucho gusto que fuera a verlos y me comentó que así estaría en la fiesta de 5 años de mi sobrino Alfonso, hijo de mi hermana, que la harían en casa de mis papás que tiene un jardín amplio. Pero lo más extraño fue un correo que recibí de Ángela, cuando lo abrí lo hice temeroso por lo que me pudiera decir, pero al leerlo no daba crédito de lo que estaba leyendo: Querido Mariano: Seguramente te va a extrañar lo que te diga, pero después de que me hablaste “de frente y sin tapujos”, caí en un estado de reflexión en el que vi cosas de las que no estaba consciente, pero que descubrí que las estaba haciendo.

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DISÍMBOLOS No soy una mala persona, la vida me ha lastimado mucho, desde mi niñez y juventud. Esto ha generado en mí un escudo de protección, que muchas veces no controlo y sí me controla sin darme cuenta. Mi berrinche con Pilar por las rosas es un ejemplo claro de ese fenómeno, no lo justifico ni mucho menos, pero créeme, yo sufrí igual o más por ese arrebato, yo también amo a Pilar y fue para mí un calvario el que padecí al sentirme fuera de su vida. Estuve viajando mucho, por mi trabajo, y creía que eso me permitiría olvidarla, pero al enterarme por las redes sociales de su matrimonio y embarazo, me quedé atónita, no daba crédito, si ella ya formaba parte de nuestro gremio, y que yo sepa, nadie se sale de él. Todavía llegué a la casa de Pilar con el sentimiento de que ella y tú me habían traicionado, pero cuando me hablaste con la verdad y el corazón en la mano, me di cuenta que estaba muy equivocada, que efectivamente yo había ocasionado, con mi berrinche, todo lo ocurrido. También es cierto que los dos estamos en ella, de diferente manera, y que dependerá de nosotros buena parte de su felicidad, por ello acepto de mil amores tu propuesta para entender nuestro papel y sumar esfuerzos para lograr ese fin. Quiero que sepas, que independientemente de que no seas gay, eres un gran amigo, que espero conservemos las dos, y que la hija de Pilar, que será también mía, no podría tener un mejor padre. Recibe un beso y un fuerte abrazo. Ángela (Cholula)

Me quedé pensando un buen rato, y no sé, si fue mi nueva forma de ver la vida, pero me congratulé que las cosas parecieran mejorar y sobre todo para Pilar. Ya con el ánimo renovado y actitud asertiva, me dispuse a contestar a Ángela diciendo: Querida Ángela: No sabes el gusto que me dio recibir tu correo, nunca lo hubiera creído, pero que grata realidad.

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DISÍMBOLOS Entiendo lo que me comentas que ha sucedido con tu vida, es más o menos lo mismo que nos ha pasado a Pilar y a mí, sin embargo no hemos perdido la fe en la vida ni en la gente y cuando nos hemos equivocado, buscamos arreglar los desperfectos y lavar heridas, para luego seguir adelante. Me encanta la idea de que mi hija tenga dos mamás, tengo plena seguridad de que la formarán como ser humano y mujer, ahora que yo estaré vigilando que así sea. Recibe un fuerte abrazo y un beso. Mariano

Para el viernes por la tarde-noche, acudí a mi cita conyugal con Pilar, por cierto que la niña ya se manifiesta de una manera más obvia en su figura, ya son más de 5 meses de embarazo. Le comenté, sin darle detalles, que había recibido un correo de Ángela, muy grato, y que me había parecido otra persona, que yo consideraba que el golpe que le dio la noticia de la boda y la niña fue para bien, que lo celebraba. Pilar también me comentó, que el día anterior la había ido a visitar Angy, que habían estado platicando largo y tendido, y que también creía había cambiado, bueno, creo que tú le diste una ayudadita, y nos reímos. Sobre las visitas “conyugales”, que de eso no tienen nada, le propuse que se organizara con Ángela sobre los días que se verían, que si quería cambiarme el viernes adelante. Me comentó que lo había platicado con ella y decidieron que se respetaría mí viernes, que si ellas quisieran salir lo harían jueves o sábado. Al despedirme, le dije a Pilar que iba a la estación de camiones porque salía a Saltillo, a recoger una ropa que mi mamá había comprado para la niña en San Antonio. Me pidió le diera las gracias a mis papás y saludara de su parte a Carmen y a Alfonso mi cuñado.

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Fiesta de sobrino y encuentro con Luisa

Llegué por la mañana a Saltillo, y para el desayuno mi mamá ya me estaba esperando con unas tortillas de harina, hechas a mano, y huevo con chorizo, — ¡no pues me dieron en mi mero mole!— Mi mamá para pronto que saca una maleta grande repleta de ropa de niña para 1,2,3,4,5,6,8 meses, y para 1 y 2 años, yo le dije: —¡Ay mamá!, ¿no crees que exageraste?—. Se rio y dijo: —Pues es que no la voy a ver muy seguido mijo—. La fiesta del pequeño Alfonso sería a las 13 horas, así que me fui a dar un baño y echarme una pequeña siesta, en esos autobuses no duermo bien. Salí al jardín a la fiesta y ya estaba toda la chiquillada corriendo, jugando y con un payaso, saludé a mi hermana y felicité al cumpleañero, le di su regalo que me había costado tres horas decidir, mismo que votó a los dos minutos. Mi hermana, que es alcahuete como todas, me dijo: —Te voy a llevar a tu mesa para que platiques—. En la última mesa del jardín estaba Luisa sentada, leía un libro, vestía impecable ropa casual de otoño y se veía hermosa, esbelta, de pelo largo suelto, le estaba sentando el divorcio. Así que llegamos, la saludé de beso en la mejilla y acto seguido Carmen se esfumó.

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Empezamos a platicar como si nada, de cualquier cosa, llegó su hija, que ya conocía y le pregunté: —¿Cómo te llamas preciosa?—, Y muy educada me dijo: —Isabella—, Qué bonito nombre le dije, y se volvió corriendo a donde estaba el payaso. Empezó Luisa felicitándome por mi boda y la niña, yo sonreí y le dije: —Supongo que Carmen ya te platicó todo—, lo cual confirmó con otra sonrisa. Reflexioné en voz alta y dije: —Cómo juega la vida con nosotros, cuando tú te querías casar yo no estaba preparado, cuando tú estás casada yo soy soltero, y ahora que yo me caso tú eres soltera— y los dos soltamos la risa. Luego comenté: —Desgraciadamente no me casé como a mí me hubiera gustado y a mis papás también, fueron las circunstancias y no la convicción lo que motivó todo, aunque la niña que viene resarcirá la parte negativa—. Se hizo un silencio y dije: —Te confieso que de hecho no tengo esposa, lo que tengo son acuerdos que cumplo porque así lo ofrecí, la verdad nadie me obligó, más que mi conciencia y principios—. —Que historias, no cabe duda que cada uno tenemos una que llevamos cargando a todos lados y sólo nosotros sabemos lo que pesa el costal—. —Platícame de ti, aunque no creas, mi hermana te es más fiel a ti que a mí, así que no conozco mucho de tu carga—, y reímos. Me platicó desde la terminación de nuestro noviazgo, su matrimonio, el nacimiento de su hija, los problemas con su esposo y su divorcio, luego se puso 126


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a llorar y a decir que había sido una tonta, pues no me había esperado como yo se lo había propuesto, y tuve que sacar mi pañuelo para enjugar sus lágrimas y consolarla, se me estaba haciendo costumbre. Cuando estaba yo en el tercer grado de la carrera, Luisa presionaba mucho para que nos casáramos, al fin nuestras familias tenían recursos y nos podrían seguir apoyando económicamente, yo me opuse, le dije que sería empezar con el pié izquierdo nuestra vida de casados si íbamos a depender de nuestras familias, que nos esperáramos dos años, al fin todavía estábamos muy jóvenes. Se enfrió la relación y llegó al Buffet de abogados de su papá un joven abogado, bien parecido y de buena familia, que acababa de regresar de cursar su Maestría en Estados Unidos, y ni tarde ni perezosa, Luisa le echo el guante y al año ya se estaban casando. Todo parecía que iba bien, Luisa seguía estudiando su licenciatura en Administración, encargaron a la niña y luego ella terminó sus estudios. Cuando la niña ingresó a la guardería, al año, Luisa quiso trabajar y su esposo se opuso, de acuerdo a su tradición la esposa debe estar en el hogar. Por fin logró convencerlo pero él nunca estuvo de acuerdo. Al tercer año de casada Luisa encuentra a su esposo tomado y besándose con otro hombre en su casa. Enfrentó a su esposo y éste le confesó que era bisexual, que lo había adquirido en su estancia en la universidad en Estados Unidos. Los dos temieron un escándalo mayúsculo, en el que saldrían dañadas las familias paternas, tradicionalistas por excelencia, su hija y su matrimonio, acordando guardar a piedra y lodo el secreto, con la condición de que él sería lo más discreto posible en sus relaciones, y ella no quería volver a saber nada de él, desde el punto de vista sexual. Así continuó su relación por otros dos años, él comportándose como un padre ejemplar y en público como un esposo amoroso. Luisa continuó trabajando y comportándose como una señora dentro y fuera de casa. Hace dos años su esposo se independizó del Buffet y puso su propio despacho de abogados, motivado principalmente por el sentimiento de culpa con su suegro. En su nuevo despacho le va bien, empieza a tener trabajo con empresas de Estados Unidos, que lo obligan a viajar mucho y a permanecer con cierta frecuencia en aquel país, lo que le permite tener grados de libertad para la práctica bisexual, pero que inexorablemente enfría aún más las relaciones como pareja.

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DISÍMBOLOS Hace un año, la pareja se separó y Luisa se fue a trabajar al Buffet de su papá, su esposo ya permanecía más tiempo en Estados Unidos que en Saltillo, sin embargo sus obligaciones como padre con la hija y económicas con la familia no las descuidaba. Esta situación se sostuvo hasta que, hace unos meses, de común acuerdo la pareja decidió divorciarse en los mejores términos para ellos, la hija y las familias de ambos. Fue un divorcio común y corriente, sin escándalos y terminando como amigos, sobre todo por el bien de Isabella.

Al concluir de enjugar sus lágrimas le dije: —Hay algo de mi costal que no te conté, porque me pesa mucho, pero al escuchar la honestidad con que me has hablado y abierto tu alma, quiero corresponder y abrirte de par en par la mía—. —Las circunstancias a las que me refería son, que mi esposa y futura madre de mi hija es lesbiana, cosa que yo no sabía cuando la conocí y me enamoré de ella. Por una decepción amorosa que ella tuvo y un descuido de mi parte, tuvimos como resultado un embarazo, al cual le estoy haciendo frente para proteger a la niña, pero una vez que nazca, de común acuerdo disolveremos el matrimonio, con garantías para la niña—. Y entones a mí se me derramaron dos lágrimas que Luisa me enjugó con el pañuelo. Nos quedamos viendo el uno al otro y sin darnos cuenta, con el pañuelo tomado por las manos de ambos, hasta que Carmen nos volvió a la realidad: — “La comida está en la mesa, a servirse”—, nos reímos y fuimos a comer. Al final nos despedimos con un beso en la mejilla, un abrazo y con la promesa de que una vez resueltos mis problemas nos volveríamos a ver. Al darle el beso me susurró: —“Esta vez si te esperaré el tiempo que sea necesario”—. Yo le sonreí de aprobación y dije me, —“donde hubo fuego cenizas quedan”—.

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En la tranquilidad de la cena, mi papá, mi mamá y yo, estuvimos platicando sobre la seguridad pública en Saltillo, comentando mi padre que la percepción de la gente es que siguen las cosas igual. Mi mamá comentó: —En la semana se llevó a cabo una misa en Nueva Rosita pidiendo por Carlos, que cumple tres años de haber sido secuestrado—. Yo pregunté: —Ha habido alguna manifestación de que está con vida—, respondiendo mi mamá que su prima le había comentado, que hará unos seis meses, había recibido una llamada telefónica muy extraña diciéndole que Carlos estaba con vida, lo que mantenía abiertas las esperanzas de que algún día apareciera. Al día siguiente tomé mi autobús de regreso a la ciudad de México, así que tuve ocho horas para estar pensando, sin molestia de nadie. Dos pensamientos dominaron mi atención. El automático, obviamente fue mi reencuentro con Luisa, se veía tan bonita, tan guapa que abrió mi mente y me transportó diez años atrás, cuando estaba yo profundamente enamorado de ella. Lo primero que me pregunté fue si podría llegar a superar el amor que sentía por Pilar, y ubicarla solamente en el nicho de madre de mi hija, la respuesta sólo la sabría con el tiempo. Recordé lo que alguna vez me dijo mi abuelo, cuando era un “güerquillo” y me iniciaba en estos menesteres, “el amor es como una plantita, a la que hay que estar cuidando y regando porque si no, se seca”. Pilar había sido muy honesta conmigo en el sentido de que no podría llegarme a amar como hombre, como su pareja, sólo como a un buen amigo y padre de su hija, lo que, de acuerdo a la teoría del abuelo, terminaría por secarse la plantita, para lo cual no debería yo aferrarme a un imposible y estar regando la plantita, de manera artificial, con mis propias lágrimas, porque lo único que lograría sería sufrir un mal de amores. El otro pensamiento era con relación a mi primo Carlos, realmente era una tragedia familiar, que debido a mi distanciamiento, no había valorado en su correcta dimensión, había yo estado ausente y poco solidario. Recordé todos los esfuerzos que había hecho Rafael, al grado que tuvo que dejar todo: familia, 129


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empresa, amigos y novia, y salir del país. Otro tanto habían hecho mi tío y primos, recorriendo todas las corporaciones policiacas e instancias gubernamentales a su alcance sin lograr nada. Si hubiera muerto Carlos, como muchos así lo sentíamos, seguramente toda la familia se hubiera resignado y hubiéramos guardado su recuerdo en lo más profundo de nuestros corazones, pero había la posibilidad de que estuviera vivo, ¿qué poder hacer para ayudar?. Era bien conocido que la fuerza pública estaba rebasada por el crimen organizado en esta parte del país, que reaccionaban, que contenían, que se defendían, pero no que avanzaran en la lucha. Las estructuras policiacas responsables de combatir el crimen estaban penetradas y no se sabía quiénes eran los buenos y los malos, por esa razón mucha gente ya no levantaba denuncias ante la justicia, resultaba peor el remedio que la enfermedad. Llegué a la conclusión de que solamente alguien que estuviera metido en ese ambiente podría hacer algo por él, y que yo sepa ninguno de la familia estaba en ese medio. Por eso eran sabias las familias de antaño, buscaban que un miembro fuera: cura para que intercediera ante el cielo por los demás; otro político; otro abogado; otro médico; y otro militar, cada uno intercediendo en su materia por los demás, pero ¡narco!, eso era algo nuevo, para lo que la familia no estaba preparada. Recordé que tengo un amigo que fue funcionario en el Servicio de Inteligencia Civil de México, él podría aconsejarme, de acuerdo a su experiencia, qué era lo más conveniente hacer en este caso.

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Investigación caso Carlos

Tal como lo había decidido en mi viaje de regreso, en cuanto tuve un tiempo libre llamé a mi amigo Alejandro para plantearle el caso del primo. Después de saludarlo afectuosamente, le comenté que quería platicar con él, porque tenía un caso familiar de secuestro que quería contarle para que me orientara de cómo manejarlo, y prefería no tratarlo por teléfono, por aquello de “los pájaros en el alambre”, se rió y me dijo: —Qué, ya eres paranoico—, —No, pero la vida nos está volviendo cada vez más precavidos—, quedamos en tomar un café por la tarde y allí platicar. El día transcurrió normalmente, Mary volvió con su té, ya no por interés en mí sino en Rafael, pobre hermano, ¡que Dios lo encuentre confesado! A Lolita ya la había reclasificado, del grupo de mujeres que se quieren divertir, la había cambiado a amigas, así que nuestro trato ya era diferente. Con el resto del equipo de trabajo mi trato era muy respetuoso y amable, sin problemas. Por la tarde me reuní con Alejandro, después de exponerle lo acontecido, se quedó pensativo y me dijo: —Desgraciadamente como el caso de tu primo hay muchos en esa zona del país y las autoridades no han podido hacer nada. Sí sería muy conveniente que tu tío levantara el acta de secuestro o desaparición, aun con los riesgos que esto implica, pero si por alguna razón las autoridades descubren el laboratorio y detienen a tu primo, que esté el antecedente que es un rehén y no un miembro de la banda—,

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—Te ofrezco buscar a mis contactos en Saltillo para ver si tienen alguna información al respecto, que pudiera darnos alguna luz sobre el paradero de tu primo—. Le agradecí a Alejandro el que me hubiera escuchado y lo que pudiera hacer para obtener información del caso. El resto de la semana transcurrió sin mayor problema en el trabajo y en mi vida sentimental, ahora era el caso del primo lo que me tenía impaciente y más que no había recibido noticias de Alejandro. El viernes acudí a mi visita conyugal con Pilar, le llevé la maleta de ropa que le enviaba mi mamá a la niña y lo mismo que yo dije, comentó: —¡Tu mamá se mandó!—, y nos reímos. Me platicó que había ido a ver al ginecólogo y que todo iba bien, ella y la bebé, pero que ya se cansaba mucho en el trabajo, que ya tenía seis meses y medio de embarazo y que estaba pensando pedir su incapacidad a los ocho meses para cuidarse el noveno. Le pregunté si ya había decidido quiénes serían los padrinos y el nombre de la niña, pensando que pudiera escoger a Ángela, cosa que no me gustaba. Con relación al nombre quería que yo también participara en su selección y elección, que buscáramos una terna y luego decidiéramos por uno, estuve de acuerdo. De los padrinos me sugirió que fuera alguien de la familia, lo cual me parecía muy razonable, que pudiera ser alguna de nuestras hermanas y esposo. Rápidamente me puse a pensar en pros y contras, por lo que me pronuncié por Rocío y Emanuel, Pilar se rió como diciendo, yo también lo había pensado así. Los dos de acuerdo, sólo faltaba preguntarles a ellos si aceptaban tal responsabilidad, para lo cual Pilar era la indicada. Después de ayudarle a levantar la mesa y lavar los platos le pregunté a Pilar que si sabía algo de Cholula, y me dijo que estaba de viaje, que sólo recibía correos y que regresaría a México para la época de posadas, lo que me recordó que el año estaba por terminar. Aprovechando la despedida le sugerí que pensara qué quería hacer y con quién en navidad y año nuevo, me contestó: —Sí, lo voy a pensar—. 132


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Con la proximidad del fin de año, la gente estaba muy contenta en la oficina, ya habían recibido sus aguinaldos y las comidas, fiestas e intercambio de regalos no se hacían esperar. Mi preocupación fue ahora, ¿qué le voy a regalar a Pilar en navidad?, no era mi amiga, no era mi novia, no era mi esposa en la realidad, era la madre de mi futura hija y no sabía qué hacer. En una de las reuniones de trabajo que tuve con Armando me comentó que aprovechando su aguinaldo quería cambiar su coche, el problema era que le pedían un fiador y no tenía, yo me ofrecí amablemente a ser su aval y quedó encantado, él iba a preparar todo el papeleo con el vendedor, para que el sábado fuéramos a firmar y a recoger el coche. Por fin recibí la llamada que estaba esperando de Alejandro, me comentó que quería platicarme lo que había investigado del primo, quedamos de vernos el jueves en el mismo café a la misma hora. Llegué impaciente a la cita, ahora había cambiado de preocupación, de la boda al primo. Nos sentamos a platicar y de entrada dijo Alejandro: —Las noticias no son buenas, efectivamente en Saltillo se conoce bien el caso de tu primo, incluso tu tío habló con el Gobernador y se han movido las influencias en las agencias policiacas y ministeriales de los tres órdenes de gobierno y no han habido resultados, todo parece que tu primo no está en Coahuila, podría estar en cualquier otro estado, lo que complica aún más la situación. Tampoco se ha identificado ningún cuerpo, de los encontrados en fosas clandestinas, con los rasgos o el ADN de él, lo que da esperanzas de que esté vivo—, —Me comentaron algunos de mis contactos, que se tienen antecedentes de personas secuestradas por narcos, que son muy útiles para sus negocios ilícitos, que llegan a un acuerdo de permanecer en cautiverio a cambio de que luego de algún tiempo los sueltan, podría darse esta posibilidad en el caso de tu primo—. Agradecí a Alejandro el esfuerzo y buena voluntad que había puesto en conseguir esta información y quedamos de mantenernos en contacto por si aparecía información adicional del primo.

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Llegué a mi casa totalmente desmotivado, estaba yo como al principio, me sentía impotente e incapaz para hacer algo. Por primera vez sentía en carne propia lo que miles de mexicanos estaban sintiendo por este cáncer que estaba padeciendo y carcomiendo nuestro país, pero mucha culpa la teníamos nosotros, por haber consecuentado esta situación por muchos años y no haber levantado la voz a tiempo. Me puse a despotricar contra esa gente que está metida en el narco y de paso me estaba llevando hasta a Armando, sin embargo reconsideré, ya que él también era víctima de este desastre social, no tenía la culpa que familiares estuvieran transitando por ese mal camino, y sí mucho mérito por su valor y determinación de no seguir esos pasos. Luego me puse a pensar, y si mi hipótesis sobre la personalidad original de Armando fuera correcta, —¿podría él abogar si mi primo estuviera en el área de influencia del grupo de su familia?—, pues nada perdería si mi hipótesis no fuera correcta, y tampoco si no estuviera bajo ese grupo. Pero en cambio si fuera correcta, no me perdonaría no haberlo intentado. Ahora mi problema sería: ¿cómo planteárselo a Armando?, no podía, por ningún motivo, insinuar que conocía su pasado, ese era un secreto que por ningún motivo podría revelar. El viernes acudí puntualmente a mi visita conyugal, ya eran posadas, así que Pilar arregló la mesa como si fuera posada, con unas piñatitas, colaciones, confeti, serpentinas y por supuesto no podía faltar el ponche. Estuvimos platicando de las fiestas y comidas de fin de año de nuestra juventud, de las que organizaban nuestros padres y ahora de nuestras oficinas, yo le ofrecí que si tenía alguna cena y quería que la acompañara, con mucho gusto lo haría, ella lo agradeció y tomaría en cuenta. Me comentó que había estado pensando, qué hacer para navidad y fin de año, y quería sugerirme que navidad la pasáramos con sus papás en San Luis Potosí, después sería difícil moverse, y año nuevo en su apartamento. Me pareció razonable, ya que sería la única que pasaríamos juntos como matrimonio, por lo que acepté y ella agradeció con una sonrisa. Le ofrecí que pasaría por ella el día 24 en la mañana, para llegar temprano a San Luis y pudiera descansar un rato antes de la cena, estuvo de acuerdo. 134


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Ya para retirarme, le pregunté a Pilar si tenía noticias de Cholula: —No, solo por correo electrónico y chateo. La he sentido ausente, creo que no entiende lo que me está pasando por el embarazo, y eso la trae fuera de onda, a veces me manda unos correos que no entiendo qué me quiere decir, cuando le cuento cómo me siento con la hija en el vientre, ella cambia el tema automáticamente, sin que ella lo diga, creo que eso del embarazo la tiene muy molesta—. Yo le dije: —Eso lo veo natural y seguramente cuando vea a la niña se le va a pasar y volverá a ser la de antes—. El sábado pasó por mi Armando para ir a la agencia de coches, nos fuimos en taxi porque regresaríamos en coche nuevo. Estaba muy emocionado, era la primera vez que compraba un coche nuevo, había escogido un azul eléctrico y ya se hacía sentado en él manejándolo. Mientras esperábamos por el papeleo, le estuve platicando de mi viaje a Saltillo, del reencuentro con Luisa y de la posibilidad de volver con ella, una vez que se concretara el divorcio con Pilar, de paso le comenté un poco de la tragedia familiar por la desaparición del primo Carlos Treviño. Luego vino la entrega del coche y todas las instrucciones que nadie entiende y que están en un manual que nadie lee, lo único importante es: cómo se abre; cómo se enciende el motor; y cómo se abre la tapa de la gasolina. Lo demás tendrá que irlo aprendiendo por el método científico, a prueba y error. Nos fuimos a comer, para festejar, durante la comida surgió otra vez el tema de Luisa y me vaticinó Armando que yo acabaría ahí, donde había empezado. Después tocamos el tema de la tragedia del primo y Armando me interrumpió diciendo: —¿Cómo dijiste que se llama?—, —Carlos Treviño, es originario de Nueva Rosita Coahuila pero vivía en Saltillo, es Ingeniero Químico, tenían una fábrica con mi hermano de productos químicos—. 135


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Yo percibí, o serían mis nervios, que puso mucha atención en esta información que le di, pero yo hice como si nada. Terminamos de comer y nos fuimos al edificio, luego cada quién a su apartamento, no sin antes volverme a agradecer que hubiera sido su fiador, yo en broma le dije: —Más te vale que lo pagues porque si no, me lo quedo, ya me gustó—, y reímos los dos.

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25.

Navidad y regalos

Siendo la última semana antes de navidad, todo mundo anda corriendo y comprando regalos como locos, yo me preguntaba: —¿cómo le hacen para comprar tantos?—, yo con uno no sabía que comprar a Pilar. Pregunté a algunas amigas a ver si me podían dar alguna buena sugerencia, pero todas las desechaba porque me parecían frívolas, poco prácticas o que no iban con ella, qué lio. Me iba a los centros comerciales a ver si se me ocurría algo y nada, me fui a la calle de Masaryk en Polanco que está llena de boutiques y nada me llamaba la atención, luego al centro de la ciudad de México donde hay muchas tiendas y era más de lo mismo. Me puse a deambular por las calles donde hay muchos edificios coloniales, algunos restaurados bellísimos y otros no, dando tristeza. En uno de los no restaurados leí un letrero que decía: “esta navidad regale amor” y luego: “haga un donativo para estos niños desamparados”, era una casa cuna para niños pobres. Esto es lo que le gustaría a Pilar. Entré y estaba una monjita sentada en un escritorio de madera de hace cien años, me invitó a sentarme y me dijo: —¿Le gustaría conocer las salas de cunas?—. Asentí con la cabeza y me llevó a una sala, si a ese cuarto se le puede decir así, donde había unas treinta cunas con niños recién nacidos o meses, una monja de unos 70 años cargando un bebé, una mesa vieja llena de biberones, pañales desechables y un cesto lleno de pañales sucios. Las cunas eran de todos los tipos: madera; mimbre; plástico; tela; etc., de donde se asomaban cabecitas de niños en su mayoría morenos.

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—Aquí los tenemos mientras sus mamás trabajan o un familiar los reclama, los que se quedan después se van a un orfelinato—. Esta escena me rompió el alma, y me recordó lo injusta que es la vida con muchos niños que llegan a este mundo totalmente desamparados. Según la ley: “todos somos iguales”, según la iglesia: “todos somos hijos de Dios” y según la antropología: “todos tenemos las mismas características físicas y sociales”, ¿dónde está el error o dónde nos hemos equivocado para que estos niños sean tratados o considerados de manera diferente, a los que están en cuneros del Hospital Ángeles?. Le dije a la monja que quería hacer unos donativos, y se le iluminó la cara, se fue corriendo por su bloque de donativos, y me dijo: —A nombre de quién le hago el recibo—, —Son varios: Pilar; Luisa; Adelaida; Antonio; Carmen; Doña María; Don Bernardo; Rocío; Jorge; Mary; Lolita; Armando; y Mariano—. A cada uno de ellos le asocié un monto de lo que pensaba gastarme en el regalo. El total representó una buena suma de dinero, todo mi aguinaldo, que la monja no podía creer, dándome las gracias mil veces a nombre de Dios y todas esas criaturas que esperan de este mundo un poco de cuidado y un poco de cariño. Tomé los recibos, a los que había pedido a la monja omitir el monto, y salí totalmente realizado, con la seguridad que tendría la aprobación de todos los donantes. Metí los recibos en unos sobres muy bonitos, les asocié un pensamiento alusivo que haría reflexionar a los destinatarios y los rotulé para cada uno de ellos. Había matado dos pájaros de una pedrada, una obra de caridad y resuelto el problema de los regalos. El día que se llevó a cabo el intercambio de regalos en la oficina entregué los sobres que correspondían a mis compañeros. Los recibieron como diciendo: — ¿y esto qué?—, pero al abrirlos y leerlos casi sueltan el llanto, diciéndome, no podría ser de otra manera, solo a ti se te puede ocurrir, luego nos abrazamos y deseamos lo mejor. 138


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Los de Saltillo los mandé por mensajería, todavía no tenía reacciones, y los de San Luis me los guardé para entregarlos personalmente en la cena de navidad. Las posadas me pasaron de noche, en la oficina hicieron una a la que me invitaron y no asistí, el problema era que no me sentía ni soltero ni casado, estaba yo en lo peor de ambos estados civiles y no me acomodaba en las reuniones. Lo mismo pasó con Eduardo, que me invitó a una reunión de amigos en su apartamento, inventando cualquier pretexto para no asistir. El día 24 pasé por Pilar en la mañana, llenó el coche de regalos y supongo que se le hizo extraño que yo no llevara ninguno, pero no comentó nada. Me fui manejando muy tranquilo, no quería que Pilar se moviera mucho ni que se asustara por alguna situación imprevista. Llegamos a San Luis a buena hora y nos esperaban para comer algo ligero, luego nos ubicamos en el cuarto de Pilar, querían guardar apariencias sobre todo con Don Bernardo. Pregunté a Pilar que si no se sentía a gusto pidiéramos la recámara de Rocío, pero prefirió que no, conociendo a su papá. La recámara tenía un sillón así que le dije que yo dormiría ahí. La cita para la cena era a las 8 de la noche, por lo que nos dio tiempo de descansar, platicar, bañarnos y arreglarnos. Saqué de mi maleta dos botellas de vino y un pequeño carrito eléctrico, supongo que Pilar pensó que mi maleta era una chistera de mago y seguiría sacando regalos, pero no, allí terminé y su cara se quedó sin entender, pero no comentó nada. Nos presentamos a la hora indicada en el salón que ya conocía, ya estaban todos reunidos, sólo faltábamos nosotros, nos ofrecieron un aperitivo y volví a pedir un oporto, era un hombre de costumbres. Brindamos por el año que estaba a punto de terminar, por la paz y la unión familiar, por la salud, especialmente la de Pilar y la niña, y así seguimos entre platicando y brindando todos por todo. Decidieron que el intercambio de regalos fuera antes de la cena, así que empezaron los suegros dando regalos a todos, siguieron Rocío y Emanuel, luego Pilar, de mí no veían claro. Tomé el carrito y se lo di al pequeño Emanuel, una botella de vino para Don Bernardo y otra para Emanuel, no había más regalos a la vista y todos sorprendidos. Saqué lentamente de mi saco los sobres y se los entregué a cada uno de los destinatarios, quienes lo recibieron con recelo, supongo que mientras lo abrían se hacían mil cuestionamientos. Una vez que lo 139


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leyeron se me quedaron viendo como incrédulos, Doña María fue la primera en reaccionar y se me abrazó diciendo que era el mejor regalo que podía recibir, Rocío hizo lo propio, Pilar se me abrazó llorando, luego mi suegro me felicitó por tan original regalo y acorde a lo que estábamos celebrando esa noche, sólo Emanuel no sabía lo que pasaba, hasta que Rocío le pasó su sobre entendió. Pasamos a la mesa en donde se sirvieron platillos típicos potosinos, deliciosos, realmente Doña María era una artista cocinando, todos la felicitamos por tan suculenta cena. A las 12 de la noche nos abrazamos y felicitamos todos, me veía perfectamente integrado a la familia, aunque la realidad era otra, porque así lo había decidido Pilar. Los primeros en despedirse fuimos nosotros, ya que Pilar estaba muy cansada por obvias razones, así lo entendieron los demás que nos dieron las buenas noches. Ya en la recámara me felicitó Pilar por el magnífico regalo, no cabe duda que sólo a una persona como tú se le puede ocurrir, me siento orgullosa por el padre de mi hija, yo la abracé, la besé y le dije que descansara que había sido un día con muchas emociones. Al día siguiente nos regresamos a la ciudad de México, no sin antes pasar a desayunar las famosas enchiladas potosinas. Al despedirme de Pilar en su apartamento le pregunté: —¿Qué te traigo para la cena de año nuevo?—, —Lo que te quieras tomar, sólo estaremos tú y yo, así que será algo sencillo, yo ya no aguanto las desveladas—.

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26.

Cena de año nuevo

La oficina había cerrado la última semana del año, así que me dediqué a arreglar papeles y cosas en mi apartamento, a escuchar música y a leer un buen libro. Había decidido no salir de vacaciones ya que son los días en que todo mundo sale, te dan mal servicio, te hacen esperar, te suben los precios y todo está lleno de gente, a mí me atarantan las multitudes. Vi que Armando tampoco había salido de vacaciones, así que era mi compañero para ir a comer tranquilos a los restaurantes de la colonia Condesa, al grado que ni los coches sacábamos, todo a pié. Me hubiera gustado invitar a Armando a la cena, estaba solo, pero Pilar había comentado que sólo estaríamos los dos, por lo que no lo consideré conveniente. Llegué a la cena como a las 9 de la noche, pensando que terminaríamos a las 11, con una botella de buen vino, total me lo iba a tomar yo, Pilar ya no tomaba por su estado. Al abrirme Pilar, noté que me saludaba con una sonrisa de lado a lado, inmediatamente puse a mis cinco sentidos en alerta. —Tenemos invitada para la cena—, comentó. —¡Hola Ángela, qué gusto!—, —No te hagas, si para ti soy Cholula—, y los tres reímos. Ya estaba la mesa puesta con tres lugares, eso quería decir que no llegó de improviso, yo puse la botella de vino en la mesa esperando le gustara a Ángela.

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La plática se puso buena, hablamos mucho de nuestros trabajos, de los viajes de Angy, de la cena de navidad en casa de los suegros, de los regalos, y en especial a los que repartí, por lo que Angy dijo: —¡Dime que no es verdad!, sólo a alguien como tú se le pudo ocurrir, estuvo buenísimo—. Después los tres estuvimos riéndonos de las caras que pusieron todos, incluyendo a Pilar, cuando les entregué los sobres. Durante la plática Pilar y yo evitamos hablar mucho del embarazo y la niña, recordando que a Angy le incomodaba ese tema, así que lo tocábamos muy suave. Pasamos a la mesa, para entonces Angy y yo ya llevábamos una copa de vino cada uno, que por cierto estaba muy bueno. Pilar había preparado una cena muy sencilla pero muy sabrosa, seguramente receta de doña María, que yo sepa, el arte culinario no es su especialidad. Traté de apoyar durante toda la cena, en traer y llevar platos, cubiertos o lo que hiciera falta a la cocineta, ya que Pilar, conforme pasaba el tiempo se veía más cansada. Apresuramos el postre con la idea de que se terminara la cena y Pilar se retirara a descansar, así que Angy se la llevó a su recámara mientras yo empezaba a juntar la mesa. Nos quedamos platicando Ángela y yo mientras terminábamos nuestras copas de vino, y para no molestar a Pilar, una vez que esta se acostó, Angy le cerró la puerta. Yo notaba a Ángela un poco diferente, sus ojos azules jugueteaban con los míos y coqueteaba como mujer, eso no era normal en ella, le dije: —Me da mucho gusto verte alegre, desinhibida, mira, te estás riendo y hace tiempo no lo veía con esa naturalidad en ti—. Me lo agradeció y comentó:

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—He tenido un año muy difícil en el trabajo que me ha exigido mucho y a veces me he olvidado de vivir, además mi problema sentimental, que tú conoces, terminó por complicarme aun más la vida—. Yo la atajé: —Tu problema sentimental lo tienes en tus manos, lo que necesitas es manejarlo bien—. Se nos fue el tiempo y en la TV que estaba encendida dieron las doce campanadas, nos levantamos y nos dimos el abrazo, yo sentí que me apretaba más de lo que acostumbraba y me deseaba lo mejor para el nuevo año susurrándome en el oído, yo le deseé lo mismo y acto seguido nos empinamos el vino que quedaba en nuestras copas. Nos fuimos los dos a recoger la mesa, ya en el fregadero la vajilla, ella se puso enfrente de la tarja y yo atrás de ella, sin tocarla, le dije: —Yo lavo y tú secas—, y metí mis manos al agua, ella dijo: —No, los hombres en la cocina sólo estorban—. Saqué mis manos del agua y las estaba secando en su camisa, por encimita, diciendo que de mejores cocinas me habían corrido. De repente ella toma mis manos con sus manos mojadas y dije: —Ya me las volviste a mojar—. Yo esperaba que me las quitara para que no la molestara al lavar. Pero no, las cruzó sobre su abdomen y quedé abrazándola, yo no sabía qué hacer, me fijé en el vidrio de la ventana que nos quedaba de frente, que estaba cerrando los ojos como gozando el abrazo, luego empezó a mover mis manos sobre su vientre y la base de sus senos, que por cierto eran unos senos grandes. Qué hacer me dije, no tenía respuesta, era miedo, bruscamente se volteó, me tomo el cuello con su mano izquierda, la cara con la derecha, me jala y me besa, pero con una fuerza que me empuja y me hace recular hasta la barra de la cocineta donde nos detenemos. No me daba respiro, de repente empezó a tomar mis partes nobles con su mano derecha y me dije, me quiere seducir, entonces pensé “cuando la violación es inminente gózala”. Tenía yo la barra clavada en la espalda, por lo 143


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que la abracé, la tomé por las caderas, ella levantó sus piernas y las cruzó sobre mis caderas, y sin dejar de besarme la llevé cargando al sillón donde había poseído a Pilar. Toda la iniciativa la llevaba ella, yo sólo la seguía, supongo que era su costumbre, me quitó la ropa y conforme lo hacía me miraba y me besaba el cuerpo, como una mujer amorosa común y corriente, eso sí daba la impresión de que era la primera vez que tenía a un hombre en esa situación. Se desvistió, mostrando un cuerpo muy blanco y pecoso, no podía negar su sangre teutona, luego hizo conmigo lo que quiso, era tal el movimiento, que yo esperaba que Pilar no se fuera a despertar. Hicimos el amor, con una vehemencia de parte de ella, que yo no había conocido antes en una mujer, parecía una conquistadora que a sangre y fuego quería dominar o vengarse del enemigo, que en este caso era yo, los surcos que hizo con sus uñas sobre mi espalda lo pueden atestiguar. Al terminar nos quedamos cayados y abrazados un rato. Pero no quedó allí, volvió a la carga sobre mí, exprimiéndome hasta la última gota de vida que me quedaba, luego, quedamos exhaustos y sudorosos los dos. Nos vestimos sin cruzar palabra, salimos del apartamento, la acompañé a su coche y nos despedimos con beso en la mejilla, yo sólo le dije: —“Cuídate”—, ella lo agradeció y deseó lo mismo. Llegué a mi apartamento a tratar de entender lo que había sucedido. Lo único razonable era que me había seducido, yo no había dado motivo alguno. Después de analizar todo lo acontecido, llegué a la conclusión que con premeditación, alevosía y ventaja me había llevado al tálamo. Desde que llegué al apartamento su comportamiento fue muy amable, para su estándar, durante la cena me sonreía, cosa que raramente hace, se llevó a Pilar a su recámara, le cerró la puerta, ya los dos solos, me mantuvo interesado en la plática mientras nos terminábamos la botella de vino, el abrazo apretado que me dio, el susurro sobre mi oído y el haberme tomado las manos cruzándolas sobre su abdomen, no eran otra cosa que rituales previos al apareamiento.

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A diferencia de lo que había pasado con Pilar, si pudiera volver el tiempo atrás, no hubiera ido a la cena. Decidí borrar esta noche de mis recuerdos y pensar como si nada hubiera pasado.

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27.

Solidaridad familiar

Iniciamos el año y regresamos al trabajo con nuevos deseos, nuevas esperanzas y nuevas ganas de hacer bien las cosas. Mis tres deseos fueron: “que naciera bien la niña y Pilar saliera bien del parto; que el primo apareciera; y que volviera a encontrar el amor”. Durante la semana comí un día con Armando, quien me platicó había pasado la cena de año nuevo en el apartamento de nuestra vecina la aeromoza, quien había invitado a unas amigas y amigos y había estado muy divertida la velada. Para mis adentros, hubiera deseado que me acompañara a la cena y de esa manera nada habría pasado con Ángela. También me preguntó que si tenía noticias de Saltillo sobre el primo, yo le comenté que no había hablado con la familia, que no sabía nada al respecto. En mi siguiente visita conyugal, Pilar me planteó tres nombres para escoger uno para la niña: Renata, Regina y Romina. Hicimos dos papelitos con los tres nombres y cada uno debía ponerles un valor del 1 al 3, luego comparamos las listas y el nombre que sacó mayor puntuación fue Regina, con esto la niña ya tenía nombre. También me comentó que había hablado con Rocío y Emanuel para ver si querían ser los padrinos, aceptando encantados y agradecidos por esta distinción. El fin de semana, como la mayoría desde que estaba casado, me la pasé en el apartamento leyendo y escuchando música para no aburrirme, el domingo por la tarde invité a Armando a comer y al teatro, estaba igual de aburrido que yo. De regreso, Armando me preguntó que si no le había hablado a Luisa para

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felicitarla, me recordó que “santo que no es visto no es venerado”, yo me reí y le dije: —Tienes razón, debo hacerlo—. Asegundó diciendo que de paso saludara a mis papás y pensé, eso lleva jiribilla. Cuando regresamos del teatro llamé a Luisa para saludarla y felicitarla. Se sorprendió de entrada, nunca la había llamado por teléfono desde nuestro noviazgo. Le dio mucho gusto mi llamada y además me dio las gracias por tan original regalo, era el que más le había alegrado esta navidad. Platicamos un rato y al despedirnos me dijo: —Qué bueno que toda tu familia esté de pláceme—. Me quedé callado un instante, porque pensé algo pasaba y no lo sabía, gracias le dije. Inmediatamente le llamé a mi mamá, ella era la que difundía todas las noticias de la familia, como un centro de información, de entrada le dije: —Qué pasa mamá que yo no sé—, —El jueves en la noche apareció Carlos en Saltillo, llegó a nuestra casa y pidió que a nadie le avisáramos, excepto a sus papás, tus tíos llegaron el viernes por la mañana y estuvieron hablando con él a solas. Por la tarde tu tío mandó por unos papeles a Nueva Rosita y compró un boleto de avión a San Antonio Texas para que Carlos saliera el sábado en la mañana, lo cual hizo a temprana hora. Fuera de nosotros y tus tíos el único que lo sabía era Rafael ya que él lo recibiría en su casa, así que hasta el domingo por la mañana se dio a conocer la noticia a la familia, y tú me ganaste la llamada—, —Esto ha sido un milagro hijo, esto ha sido un regalo de Dios—. Mi mamá estaba eufórica repitiendo que había sido un milagro y yo se lo confirmaba. Estuve pensando, todavía incrédulo, si mi hipótesis había sido correcta y la mano de Armando estuviera atrás de esto, cosa que no podría confirmar nunca pero sí sospechar, y eso jamás lo podría hacer del conocimiento de nadie, sería un secreto que no podría revelar. 147


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Esa noche me vino un sentimiento de satisfacción de haber cumplido con la familia, cosa que había descuidado, y empecé a llorar de manera inconsolable, hasta que las emociones me vencieron y quedé profundamente dormido. Ya después me enteré cómo había estado la liberación y la salida a San Antonio. Resulta que ese martes por la mañana le dijeron a Carlos en el laboratorio, donde lo tenían trabajando como rehén, que arreglara sus pocas cosas que tenía, que lo iban a trasladar a otro lugar, a él no le extrañó ya que lo había hecho otras veces con anterioridad. Le vendaron los ojos, como era costumbre, lo subieron a una camioneta y viajó unas seis horas entre terracería y pavimento. Lo llevaron a una casa de seguridad en algún pueblo y allí pasó la noche y buena parte del día miércoles. Por la tarde le dijeron que iba a platicar con una persona, le taparon los ojos y lo pasaron a un salón contiguo. En el salón había una persona que le preguntó si era Carlos Treviño de Nueva Rosita, él todo extrañado lo confirmó, la persona que lo interrogaba le dijo: —“Por órdenes superiores se te va a liberar”, pero estas son las condiciones e instrucciones, y si no las cumples te volveremos a agarrar y esta vez no habrá perdón, así que escúchame bien para que no se te olvide cabrón: no podrás hablar con la policía sobre tu cautiverio y lo que hacías; no mencionarás ningún nombre de persona ni de la organización con los que has estado trabajando; no hablarás con la prensa ni ningún otro medio de comunicación; te perderás cuando menos unos dos años hasta que se enfríe tu caso; pedirás a tus familiares máxima discreción porque puede haber represalias, incluso para ellos—. Por la noche lo vendaron y subieron a una camioneta en la que viajaron unas cinco horas por pavimento, llegando a otra casa de seguridad en Saltillo o sus alrededores, permaneciendo en ella hasta las seis de la tarde. Antes de salir de la casa para ser liberado, le entregaron su cartera con todas las cosas que llevaba el día del secuestro, así como su reloj. Salió vendado y lo dejaron en una colonia populosa de Saltillo, allí tomó un taxi que lo llevó a casa de mis papás, llegó en un estado deplorable, flaco, mugroso, barbudo, con ropa andrajosa y una gorra, cosa que impresionó a mis papás que no lo reconocían. Afortunadamente mis tíos tenían el pasaporte y la visa de Carlos, por lo que rápidamente le compraron un boleto para Estados Unidos y lo embarcaron.

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Ahora la consigna en la familia es no hablar del tema, con Alejandro no hay problema, simplemente no le digo nada, pero qué hacer con Armando, de alguna manera le tengo que decir sin poner en peligro la confidencialidad del caso. El lunes invité a Armando a comer, primero estuvimos hablando de trabajo y le dije: —Es muy probable que tengas que salir de viaje, así que ten listos tus papeles— . Se sorprendió y me dijo preocupado: —No tengo papeles de viaje, nunca he sacado pasaporte ni visa a Estados Unidos. Con el pasaporte no veo problema porque tengo todos mis documentos en regla para ello, pero con los gabachos no sé si tenga algún problema, ya sabes que en la Embajada son muy “exquisitos”—. Yo le comenté: —Pide una carta al despacho en la que manifieste que trabajas allí, cuál es tu sueldo y la necesidad que tienes de viajar a ese país, podría ser suficiente, bueno, no olvides los estados de tus cuentas bancarias—. Cuando estábamos en el postre le comenté que había hablado con Luisa, le había sorprendido gratamente mi llamada y yo me había quedado con un muy buen sabor de boca. También le dije: —Fíjate que en mi familia ha sucedido un milagro, ¿tú crees en ellos?—, —Sí, aunque no todo lo que es poco probable y sucede—, me contestó. Luego le cuestioné: —Has escuchado el evangelio del hijo pródigo—, —No voy muy seguido a misa pero, sí también lo he escuchado—,

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—Pues “eso mero” le dije—. Se me quedó mirando Armando y preguntó: —¿Es un acertijo?—, —Si—, le contesté, no le podía dar las gracias y abrazarlo, así que nos levantamos de comer y no volvimos a tocar el tema.

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28.

Nacimiento de Regina

El tiempo transcurrió, los preparativos para el nacimiento de Regina habían sido cuidados con toda precisión por Pilar: médico; clínica; cuna; ropa de cuna; ropa de bebé; biberones, etc., ella había decidido que los gastos del parto se cubrieran con nuestros dos seguros de gastos médicos mayores, así que lo más importante estaba resuelto. Para el día del parto estaríamos sus papás y yo, para el bautizo, que sería dos días después en la propia clínica, cuando ella saliera, estarían también mis papás, y los padrinos por supuesto. Dos días antes de que iniciaran las contracciones que preceden al parto, me fui a vivir al apartamento de Pilar, no queríamos correr ningún riesgo y estar disponible para llevarla a la clínica en cualquier momento, este sería el único tiempo que pasaríamos juntos como matrimonio. Las contracciones empezaron por la tarde, inmediatamente le llamó a sus papás y al ginecólogo, quien le dio instrucciones precisas para que se trasladara a la clínica, él daría indicaciones para que la recibieran, la internaran y la fueran preparando. El parto se presentó a media noche, a esa hora ya habían llegado sus papás, fue un parto natural sin complicaciones, las dos estaban bien, yo no quise entrar a la sala de maternidad, por eso no quise ser médico. Una vez pasados los tiempos de recuperación, llevaron a Pilar a su cuarto y a Regina a su cuna. Llegado el momento, llevaron a la niña con su madre para darle de comer y junto a ella Pilar puso a Cuca, lo cual me enterneció y pensé: “nunca lo hubiera creído”. Regina era una niña preciosa, comentamos mis suegros y yo que se parecía a su mamá. 151


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Los dos días en la clínica pasaron sin mayor problema, yo había pedido vacaciones así que estuve de tiempo completo con ellas acompañándolas y yendo al apartamento por cosas que quería Pilar. Las dos mujeres, madre e hija, fueron también visitadas por amigas y amigos de Pilar, sobre todo de su trabajo, de mi parte sólo Armando fue a felicitarme y a conocer a la niña. Todo estaba listo para el bautizo de Regina, ya habían llegado mis papás y los padrinos, nos reunimos todos con el cura en la capilla de la clínica, quien después de decir unas palabras alusivas y demás rito, le echo el agua bendita a la niña y oficializó, socialmente hablando, su nombre “Regina”. Ya las dos, Pilar y Regina, en el apartamento, terminó mi vida conyugal, quedándose unos días Doña María a acompañar y apoyar a su hija, lo cual agradecimos, ya que me facilitaba el trabajo de servidor incondicional de tiempo completo. Como dato curioso, Ángela no apareció por ningún lado ni Pilar preguntó por ella, lo cual se me hizo muy extraño, pues tenía entendido que habían regresado como pareja, pero en fin, no hizo falta, ella se lo perdía.

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29.

El divorcio y soltería

Apenas le habían quitado el cordón umbilical a Regina y nosotros ya estábamos hablando del divorcio. Queríamos que fuera un divorcio de lo más civilizado y sin problemas para la niña y las familias, así que la patria potestad quedaba en Pilar, sin ninguna restricción o condición de mi parte. Pilar insistía en hacerse cargo de todos los gastos, pero logré que aceptara que yo cubriría todas las colegiaturas y gastos de escuela de la niña, incluyendo la universidad. También quedamos que yo la visitaría cada quince días o cuando ella lo necesitara, y ya más grandecita, la tendría un fin de semana cada dos. Para las vacaciones, nos pondríamos de acuerdo para que cada uno la pudiera llevar por su lado. Algo que le pedí, fuera de lo común, fue que si llegado el momento en que Regina entendiera nuestros mundos disímbolos, si ella quisiera y decidiera vivir en el mío no se opusiera, lo pensó unos minutos y dijo: “si es por su felicidad, no me opondría”. Con eso dábamos por cerrada la negociación. Quince días después Pilar y yo formalizamos el divorcio, deseándole la mejor de las suertes en su nueva vida de soltera, ella agradeció el gesto deseándome lo mismo. Ahora yo también era un hombre libre, así que tendría que prepararme, reconstruir mi tejido social y pensar muy seriamente en ello, no quería salir a la calle gritando que era soltero, ya había sentido en carne propia las consecuencias de dejarme llevar sólo por mis instintos y de no haber actuado responsablemente. 153


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Lo primero que hice fue una pequeña campaña de difusión con mis familiares y amigos, compartiéndoles mi nuevo estado civil, mis padres lo lamentaron pero lo entendieron, a otros tuve que darles una pequeña explicación, sin entrar en detalles, como a Jorge y otros compañeros del trabajo. Me vino muy bien un viaje de trabajo a Suiza, para revisar con Hans los avances de los proyectos de Health Care. A este viaje me llevé a Armando, que a estas alturas se había convertido en mi brazo derecho. Pasamos diez días en Suiza trabajando y conociendo, dentro de lo posible ese país Helvético, fuimos a un centro de esquí, en una montaña cercana a nuestro centro de operaciones, conocimos y navegamos por algunos lagos, y Hans nos dio un tour por la ciudad, para Armando fue toda una experiencia que creo será inolvidable. En mi viaje compré una muñequita “Rapunzel” para Regina, así que a mi regreso fui, de acuerdo a mis citas programadas, al apartamento de Pilar para entregarla a la niña, que ya con dos meses de vida estaba muy crecidita y bonita. Una de esas mañanas leí en el periódico que había habido, como casi todos los días, un enfrentamiento armado entre dos grupos antagónicos del narcotráfico del Cartel de Tamaulipas que se había escindido, y que habían resultado muertos uno de los líderes y su hijo. Cuando leí el nombre del líder inmediatamente me brincó, se trataba del nombre que aparecía en el archivo de Armando y que aparentemente era su papá, por supuesto no comenté la noticia con nadie. Por la tarde que cité a Armando a mi oficina para revisar algunas cosas de trabajo lo vi muy achicopalado, discretamente le pregunté que si se sentía mal, lo cual me confirmó, por lo que le dije: tómate la tarde y vete a ver al doctor, a lo mejor te hace falta un descanso, me lo agradeció y se retiró. Después de ello me quedé pensando, definitivamente mi hipótesis era cierta, qué pena por Armando y qué suerte del primo, creo que aquí acababan las influencias que pudiera haber tenido Armando en ese mundo y por otro lado lo liberaba más del mismo.

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Después de ese incidente, Armando tomó unos días de vacaciones y desconozco qué hizo con ellos. La vida continuaba su curso, yo con mi trabajo muy ocupado, mis visitas periódicas para ver a la niña y darle su mamila, llamadas los fines de semana a Luisa y mis papás para saludarlos, y alguna invitación que me hacía Lolita, sólo como amigos, a escuchar música antillana, bailar con sus amigas y tomar mojitos, de vez en cuando irme al teatro o al cine con Armando. Todo parecía que la vida me había vuelto a sonreír, pero no, recibí un correo de Pilar que me pedía, escuetamente, le llamara esa noche a su casa, yo pensé que se trataba de algo con la niña, así que llamé temprano para ver qué se le ofrecía. Me contestó Pilar y de entrada me dijo: —No quiero volver a saber nada de ti y olvídate de Regina, no la volverás a ver, si antes me enorgullecía del padre de Regina ahora te aborrezco—. Yo me quedé frio, me senté y pregunté con voz meliflua: —¿Pero qué pasa?—. Y la respuesta no se hizo esperar, —Embarazaste a Angy en mi casa en la noche de año nuevo, ¿te parece poco?—, —Déjame te explico— pero no me dejó, diciendo: —La única explicación es que Angy tiene cinco meses de embarazo de un hijo tuyo, al que tampoco verás nunca—. Trate varias veces de explicarle lo que realmente había sucedido, pero siempre tuve una negativa de parte de ella, hasta que me harté y le dije: —Estás exactamente igual o peor que Angy cuando te hizo el berrinche de las rosas—, por lo que me colgó. Pinches viejas, ahora si se juntaron la Mata Hari y el Káiser para darme en la madre. 155


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Me quedé meditabundo y con un coraje entripado maldiciéndolas, otra vez por no llevar un puto preservativo, pero a quién se le iba a ocurrir, cuando menos no en mi lógica, que por lo visto con ellas no había funcionado, si Ángela ni siquiera estaba en mi horizonte, vamos no existía, y con Pilar no había manera, era como traer cargando un abrigo en pleno verano por si entraba algún norte frio por Veracruz. Volvió a mi mente la idea de la premeditación por parte de Ángela y ésta cobraba más fuerza, todo apuntaba a que quería, a como diera lugar, un hijo mío, supongo que eso emparejaba las condiciones con Pilar en su relación de pareja, los dos hijos de ellas, hermanos. Si eso fuera cierto, sería algo inconfesable por parte de Ángela, nunca lo reconocería. Pero por otro lado había una realidad, y esa era que iba a tener yo otro hijo, que por ningún motivo podría abandonar o desconocer, no en mi moral y responsabilidad como hombre y como padre, así que costara lo que costara y topara donde topara, me prometí que iba a pelear por mis dos hijos. Una vez que se me pasó el coraje, busqué a Pilar por teléfono a su casa y al trabajo, nunca quiso tomar mi llamada, fui a su apartamento y no me abrió, le mandé correos electrónicos y los mandaba a spam –la basura– en automático, me había cerrado todos los caminos. Intenté también comunicarme con Ángela y no hubo manera, se veía sin lugar a duda que se habían confabulado contra mí. Así estuve varias semanas, sin ver a mi hija, sin saber de Pilar y menos de Ángela y el bebé. Pensando y rompiéndome la cabeza día y noche en las opciones que podría tener al alcance para presionar una negociación con ellas, al grado que pensé hackear sus computadoras para saber qué estaban tramando y adelantarme o sacar ventaja de sus jugadas, pero desistí porque me pareció deshonesto de mi parte, hasta en la guerra hay valores. Analicé y reanalicé diferentes posibilidades, las de tipo: jurídico; las familiares; y las de amistades. Había decidido que las jurídicas fueran el último recurso, por las heridas que quedan y que tardan mucho en sanar, además yo no quería pleito, quería una negociación para que mis hijos no perdieran a su padre, que ellas hicieran lo que quisieran, no me iba a meter en sus vidas.

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De las otras dos opciones opté por empezar por las amistades, involucrar a las familias también tendría consecuencias, ya que saldrían a la luz situaciones que mantienen con mucha discreción Pilar y Ángela, que las dañaría y por consiguiente influiría negativamente en la relación con mis hijos. De las amistades mutuas que fueran serias, confiables y respetables no había mucha tela de donde cortar, hice un recorrido a lo largo y ancho de nuestras vidas, pensando y pensando, forzando mi IQ, hasta que me di cuenta que la respuesta estaba enfrente de mí, efectivamente la persona idónea era Eduardo. Me volvió el alma al cuerpo, si hay alguna persona que pueda interceder por mí, que crea mi verdad, que conozca el otro mundo, que Pilar y Ángela puedan escuchar, que confíen en él, que pueda llegar a una negociación razonable para ambas partes, pensando especialmente en la felicidad de los niños y que sea una persona respetable y honorable en ambos mundos, es Eduardo. Convencido de que era la persona idónea, puse manos a la obra y le dejé un recado bajo su puerta saludándolo y solicitándole nos reuniéramos para platicarle un problema personal que tenía y que quería su consejo. Quise ser muy específico que era mi problema, para no alarmarlo pensando que fueran secuelas del otro problema que nos había ocupado. El sábado temprano llamaron a mi puerta y era Eduardo, lo pasé, le ofrecí un café y yo me preparé un té, acto seguido le platiqué con todo detalle lo que había sucedido con Pilar y Ángela, así como mi problema y la súplica de que intercediera por mí ante ellas para llegar a una negociación, le dije que no quería involucrarme en sus vidas, pero que sí quería rescatar la paternidad y el cuidado de los niños, que en el caso de la niña había un reconocimiento jurídico pleno y que quería lo mismo para el niño por nacer de Ángela. Se río un poco Eduardo y me dijo: —“Vas a acabar con la comunidad lesbiana”—, —Ya ni me digas, además tú tienes la culpa por haberme invitado a la reunión del día de San Valentín donde conocí a Pilar, si no hubiera ido, nada de esto hubiera pasado y yo seguiría siendo un soltero feliz— y los dos soltamos la carcajada. 157


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Ofreció que con mucho gusto intercedería por mí, que me conocía, que era una persona buena y que tenía todo el derecho de rescatar a mis hijos. Yo le sugerí que empezara con Ángela, que allí estaba la clave y ella era el cerebro de toda esta maquinación, estuvo de acuerdo y nos despedimos con un abrazo, en esta ocasión al que se le rodaron las lágrimas y se le quebró la voz fue a mí.

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30.

Vacaciones

Estaba yo muy estresado y distraído en el trabajo, esta situación sentimental no me dejaba concentrarme, inclusive Jorge me dijo que si me pasaba algo, y le tuve que confesar que traía unos problemas personales que me tenían muy desubicado, preocupado y desvelado, por lo que me sugirió que tomara una semana de vacaciones, que eso me ayudaría. Le tomé la palabra a Jorge y decidí ir a visitar a mi hermano y al primo a San Antonio. Antes de irme le dije a Mary que iba a visitar a Rafael, que si se le ofrecía algo: —Qué envidia, me gustaría que me llevaras envuelta como para regalo— y los dos reímos. Llegué a San Antonio, no había ido desde que Rafael se mudó a esa ciudad, me recibió con pompa y platillos, le dio mucho gusto que eligiera ir con él a pasar unos días de vacaciones. Carlos también muy amable, estaba poco a poco superando sus traumas, físicos y psicológicos que le había dejado el secuestro, no quiso hablar mucho de su estancia con los narcos ni yo le preguntaba, conocía las condiciones y advertencias de su liberación. Me quedé pensando, si Carlos supiera que yo tuve que ver con su liberación, ahora estaría venerándome, pero no, era mejor así. Me enseñaron la fábrica y me dijeron que ya me estaban esperando, yo les dije que tendrían que esperar otro poco, pero que le siguieran echando ganas, y los tres reímos. En uno de los ratos en que estuvimos solos Rafael y yo, le platiqué lo que había pasado con Ángela y el bebé, nadie en la familia lo sabía, así como el problema que traía con las dos madres, se rió y dijo: 159


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—¡Ay hermano!, sólo a ti te puede pasar dos veces lo mismo, pues si que estás en un problema, pero si hay alguien que te pueda ayudar, creo que sí, sólo ese amigo Eduardo, que “Dios se apiade de tu alma”—, me reí y le dije: —Pensé lo mismo cuando tú saliste con Mary—. Pasé unos excelentes días en San Antonio, los dos fueron unos magníficos anfitriones, me llevaron a comer a buenos restaurantes, de compras y me dieron un tour por la ciudad, sin faltar el paseo por el rio. El último fin de semana decidí ir a pasarlo con mis papás a Saltillo. A mis papás también les dio mucho gusto que los visitara, eso es lo que necesitaba de estas vacaciones, una terapia de cariño, elevar la autoestima y recargar el ego. Mi querida hermana, desde que supo de la visita, como buena celestina, organizó una reunión en su casa para que yo estuviera con Luisa. Fue una velada llena de recuerdos y alegría, estuvieron con nosotros otras tres parejas de los amigos de antaño. De mi vida sentimental sólo se comentó que era divorciado y que tenía una niña, nada fuera de lo común, aunque Luisa y Carmen sabían algo más de la madre de mi hija. Al terminar la reunión, como a las dos de la mañana, me ofrecí a llevar a Luisa a su casa en la camioneta de mi mamá. Cuando salimos dijo Luisa: —Llévame a dar una vuelta al parque como hace diez años—. Yo le sonreí y me enfilé al parque, estacioné la camioneta en el mismo lugar que lo hacíamos hace diez años y empezamos a platicar nuestras quitas. Nos acordamos, de cómo hace diez años nuestros prejuicios y temores nos impidieron amarnos, pero que ahora nada se interponía entre nosotros, por lo que nos empezamos a besar y a acariciar como en el pasado, y como en aquel tiempo, me motivo a hacerle el amor, esta vez no hubo prejuicios ni temores que nos lo impidieran, eso sí, un poco de incomodidad, pareciera que me estaba especializando en condiciones poco normales. Nos amamos y cumplimos con una asignatura pendiente de hace diez años. Nos juramos amor y decidimos iniciar como pareja y visitarnos en Saltillo y la ciudad de México hasta que resolviera mis problemas personales, no me atreví a platicarle el caso de 160


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Ángela, pero si se resolvía uno se resolvían los dos. Mi amor por Luisa empezaba a renacer, como renacen las flores en primavera y por Pilar se empezaba a extinguir, como mueren las mismas flores en otoño, todo en la vida tiene sus ciclos. Esta vez no había olvidado el preservativo, algo había aprendido de mis descalabros anteriores.

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31.

Renovado

Definitivamente había regresado con otra actitud al trabajo, yo mismo lo notaba, mi asertividad había mejorado mucho, los problemas seguían siendo los mismos pero mi actitud hacia ellos era muy diferente, ya no los veía como irresolubles. Revisé mis correos para ver si encontraba uno diferente, como de Eduardo, Pilar o Ángela, pero no, todos eran de trabajo, así que me dediqué a revisar con Armando los avances de los proyectos, pendientes y problemas. Estábamos en eso cuando hace su aparición Mary con un té y unas galletas —Bienvenido Ingeniero, ¿cómo le fue?—, —Muy bien Mary, ya extrañaba este buen trato—, —El jefe le manda decir, que después de que revise sus pendientes lo vaya a visitar—, —Con todo gusto Mary, ya casi terminamos—, por supuesto algo le faltaba, —¿Y como está Rafael?—, —Muy bien Mary, la manda saludar y decir que pronto vendrá, que le mandará un correo para avisarle—, eso era lo que quería escuchar Mary, así que se retiró feliz. Una vez que terminé con Armando me fui a ver a Jorge. Me recibió con una gran sonrisa, y me preguntó: —¿Cómo te fue de vacaciones, recargaste pilas—, —Muy bien, fui a visitar familia y traigo el tanque del ego lleno—, 162


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—Se te ve otra cara. Qué bueno que vengas con nuevas energías porque quería informarte que tenemos un nuevo cliente, es una cadena de supermercados con más de cien establecimientos en México y un número menor en Centro América, se trata de una cuenta grande y de entrada quieren que les hagamos una propuesta para revisar la seguridad de sus instalaciones, procesos, sistemas e información, así que vete preparando porque te harás cargo de ello, te estaré enviando información para que te vayas empapando, ya se la pedí al cliente—. Regresé a mi oficina motivado por el nuevo reto que tenía en puerta y pensando que trabajo no me faltaría. Las dos siguientes semanas fueron de mucho trabajo, así que no había tenido tiempo ni de pensar en Pilar, a la que si extrañaba era a Regina, esa niña si me quitaba el sueño. El viernes cuando regresé del trabajo, encontré una nota de Eduardo diciéndome, que pasaría a mi apartamento el sábado por la mañana, que me tenía noticias. Inmediatamente el corazón se me agitó y no pude dormir esa noche.

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32.

Eduardo, Pilar y Ángela

Me levanté temprano ese día y lo primero que hice fue darle una arreglada al apartamento, luego preparé un café para Eduardo y un té para mi, estaba yo muy nervioso por saber qué noticias tenía de las madres de mis hijos. Eduardo llegó como a las 10 de la mañana, nos saludamos e inmediatamente lo pasé a la sala donde ya lo esperaba su café. Entrando en materia, me dijo que había sido muy difícil contactar a Ángela ya que viaja mucho, que después de varios recados que le dejó se comunicó con él y fijaron una cita para platicar. La cita fue en el apartamento de Ángela, ya era muy visible su embarazo, por eso no se exponía mucho en público, ella estaba intrigada por la insistencia de Eduardo, no tenía ni idea de lo que le iba a tratar. Eduardo inició diciendo que iba como un mediador de paz, que debido a que había sido imposible para mí comunicarme con ella, le había pedido a él que intercediera por mí, Ángela se puso nerviosa y frunció el seño pero aceptó tocar el tema. Eduardo le dijo que mi posición no era de confrontación, sino todo lo contrario de conciliación, lo que había pasado la noche de año nuevo sólo quedaría en nuestras conciencias, pero como había consecuencia yo quería hacerle frente como hombre y como padre a ese ser en gestación. Que yo le cedía, sin ninguna condición, la patria potestad del niño, pero que me permitiera darle certeza jurídica con mi reconocimiento ante el registro civil, que estoy dispuesto a participar en los gastos de su educación y le diera la oportunidad a su hijo de tener un padre que lo ame y le ayude en su formación. Eduardo le comentó que me conocía bien, que era una buena persona, trabajadora, honesta, a quien la comunidad gay le debía un gran favor, que no se lo podía comentar por cuestiones de confidencialidad, creo que es el padre modelo que muchas mujeres quisieran para sus hijos. Ángela soltó el llanto y le confesó a Eduardo toda la trama que había maquinado para recuperar su relación con Pilar y donde 164


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yo fui el instrumento. Estuvo de acuerdo en que yo la llamara y platicáramos los detalles sobre la vida de nuestro futuro hijo. Dentro de las cosas que le comentó Ángela a Eduardo fue, que después del embarazo de Pilar ella se sintió desplazada, pues sólo hablaba de sus cambios físicos, de la visita a sus papás para darles la noticia, de los preparativos de la boda, del nacimiento, etc., y no nada más eso, sentía que una vez que naciera la niña su relación con Pilar sería muy diferente y desequilibrada, ya que siempre estaría su hija por delante de su relación como pareja y eso la hacía sentirse muy mal, al grado que llegó a no soportar cuando Pilar hablaba de su embarazo o la niña, se le volvió algo obsesivo, enfermizo. Por primera vez sintió la soledad en su vida, esa sensación que no perteneces a nadie y nadie te pertenece, cuando puedes vivir o morir y nadie se entera o le importa. Esa soledad la pensó inclusive viviendo con Pilar, pues sentía que Regina ocuparía todo su amor. Fue entonces cuando Ángela ideó tener un hijo también, con eso estaría en condiciones similares con Pilar. Pensó en un embarazo inducido, que era lo más fácil y común entre las lesbianas, es más dentro de sus opciones, valoró con todo detenimiento pedirme el esperma, eso tendría ventajas ya que los niños serían hermanos, lo que las uniría más, que era su principal objetivo. Ahora el problema era cómo lograrlo, si nos lo planteaba abiertamente, era muy posible que Pilar o yo no estuviéramos de acuerdo, el plan se iría por la borda y ella quedaría en ridículo. Se presentó entonces la invitación a la cena de año nuevo con Pilar, a la que sabía que yo asistiría, por lo que analizó perfectamente todos los aspectos, incluso las fechas de su ovulación, y apostó a la posibilidad de que al calor de las copas de vino, la alegría de los abrazos y besos, y de que Pilar seguramente se retiraría temprano a su recamara por su embarazo, diera yo un mal paso motivado por ella, plan que le funcionó a la perfección para sus propósitos. Cuando comprobó que estaba embarazada y después de cinco meses, ideo el plan de decirle a Pilar que al calor de las copas y los abrazos yo la había orillada a hacer el amor en su apartamento, que fue lo que más enchiló a Pilar.

Eduardo después contactó a Pilar, fue más sencillo pues todas las tardes está en su casa después de recoger a Regina de la guardería, lo citó también en su apartamento ya que su movilidad dependía de la niña. 165


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Cuando Eduardo llegó al apartamento de Pilar se notó, sin que ella lo dijera, que ya sabía a lo que iba, lo trató muy cortésmente, era una persona muy respetada en el medio, lo hizo que cargara a Regina a la cual chuleó, y le ofreció un café. Eduardo le comentó que iba como emisario de paz, que yo le había pedido, en razón de que se me habían cerrado todas las puertas, intercediera por mí, que mi intensión no era interferir en su relación con Angy, sino asumir plenamente el papel de padre de Regina. Le comentó que tenía autorización de Angy, de decirle que había platicado con ella en los mismos términos, y estaba dispuesta a hablar conmigo, aclarar las cosas y llevar la fiesta en paz, lo hecho, hecho estaba y habría que ver para adelante por el bien de los niños. Pilar le confesó a Eduardo que estaba muy dolida por lo que había pasado en su apartamento, que sólo tenía la versión de Angy pero que entendía que no toda la culpa había sido mía, que cuando me llamó para reclamarme estaba fuera de sus casillas, pero que estaba dispuesta a platicar conmigo y limar asperezas, que la buscara. Para concluir, Eduardo me comentó que él sintió que lo peor ya había pasado, que seguramente entre ellas habían platicado ya con la cabeza fría, que vio en las dos disposición para conversar civilizadamente conmigo, creo que el futuro de sus hijos, que tengan un padre de verdad, que los ame, que les ayude en su formación, también las tiene preocupadas, lo justo es que si tú eres el padre biológico, ellas acepten tu ofrecimiento. Nos despedimos con un abrazo y un sin fin de gracias, Eduardo me guiñó el ojo y dijo: —“estamos a mano, Zafiro”—.

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33.

Visita a Ángela y Pilar

Ya con mi espíritu más tranquilo y la certeza de que Ángela no me rechazaría, a principios de semana la llamé a su teléfono móvil, yo había decidido tratarlas como si nada hubiera pasado y como si nos hubiéramos visto ayer. Me contestó muy amable y le dije que quería platicar con ella, que me dijera dónde y qué día le acomodaba, ella propuso el viernes por la tarde-noche en su apartamento, lo que yo acepté en seguida, nos despedimos deseándonos lo mejor. La semana transcurrió tranquila de emociones, aunque muy agitada en el trabajo por el nuevo cliente. En el plano sentimental lo más importante eran mis llamadas telefónicas, correos electrónicos y conversaciones vía skype con Luisa, no había duda que en las cenizas ya había fuego. El viernes por la tarde, antes de ir a mi cita con Ángela, compré un ramo de doce rosas blancas y unas galletas, por aquello de los antojos. Me vestí con mi mejor ropa casual y suficiente loción, que no hostigara. Llamé a su puerta y me abrió Ángela. Yo le dije: —¡Hola Angy!— y enseguida la saludé con un beso en la mejilla. Le di las rosas como símbolo de paz, entré a su sala y, ¡oh!, allí estaban Pilar y Regina en su bambineto. —¡Qué agradable sorpresa!—, también la saludé con un beso en la mejilla y acto seguido retomé las rosas las dividí en dos ramos y les di seis a cada una. —Los problemas hay que resolverlos sobre la marcha—, luego los tres reímos, buena señal.

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Antes de cualquier cosa me dirigí al bambineto y saqué a Regina, le di un beso y cargué diciendo: —“Ustedes disculparán pero esto es lo más importante”—. Nos sentamos los cuatro en la sala, yo cargando a mi niña, de entrada les pedí una disculpa por el procedimiento tan atípico para sentarnos a platicar. Les sugerí que dejáramos atrás lo que había sucedido y que viéramos para adelante, pensando siempre en la felicidad de los niños. Yo no voy a interferir entre ustedes les dije, es más, me interesa que formen una pareja sólida por el bienestar de nuestros niños, en lo personal quiero ser el más humilde de sus amigos, y el padre y cómplice de sus hijos. Ustedes me conocen como hombre, como ser humano y creo tener la autoridad moral para apoyarlas en la formación de estos niños. Contigo Pilar, mantengo los acuerdos a los que habíamos llegado en materia de patria potestad, el apoyo para sufragar los gastos de educación y la manera en que yo vería e interactuaría con Regina, mismos acuerdos que te propongo a ti Ángela para con el niño. Pilar tomó la palabra y comentó: —Me sentí muy ofendida por lo que pasó en mi apartamento en la cena de fin de año, pero por mi hija estoy dispuesta a darle vuelta a la hoja, espero que efectivamente tú, Mariano, estés a la altura de las exigencias que planteará Regina durante su formación—. Ángela pidió una disculpa a Pilar, y dijo: —Una enamorada que siente peligrar su amor, luego hace cosas sin pensar en las consecuencias. Cuando me sentí embarazada, vino en mí un descontrol psíquico y físico que no tenía previsto, me hizo internarme en una clínica en Alemania sola y mi alma, sin poder decir a mi mamá o a alguna persona de confianza lo que me pasaba. En esa desesperación, valoré de manera muy seria la posibilidad de abortar, pero me acordé del valor que había tenido Pilar para privilegiar la vida y eso me animó y dio valor para continuar con mi embarazo—. 168


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Continuó Ángela diciendo: —Mariano, conozco los acuerdos a los que habían llegado ustedes para participar en la educación y formación de Regina, y estoy de acuerdo en aceptarlos para con nuestro hijo—. Ya en confianza y con los nervios menos tensos, comenté: —Yo me enamoré de ti Pilar, sin saber que eras lesbiana, el amor se entrega, no pregunta y no entiende razones, para él no existen diferencias religiosas, ideológicas, culturales, étnicas o de preferencias sexuales, es por eso que cuando te tomé aquel día en tu desesperación, era sólo la expresión del amor, y en esos momentos jamás pensé en las consecuencias, como sucedió, con esta preciosidad que traigo en brazos. Muchas veces me he preguntado que si me arrepiento de ello y la respuesta siempre ha sido la misma, “no”—. Y continué: —Contigo Angy fue diferente, te estimo por ser la pareja de Pilar y ahora te querré como la madre de mi hijo, pero lo que pasó esa noche fue el resultado del instinto, esa información que tenemos en los genes que nos impulsa a reproducirnos, y al tenerte entregada a mí como mujer, salió el yo macho y te tomé, sin medir las consecuencias y sin hacer caso al yo racional. El resultado es obvio, pero sabré ganarme tu cariño como progenitor de tu hijo y hacer frente a mis responsabilidades como padre—. —Hay algo, que ya había platicado un poco con Pilar y quisiera retomar porque me parece de fundamental importancia para nuestra vida y la de nuestros hijos. Es indiscutible que tanto ustedes como yo vivimos en mundos disímbolos, el mundo homosexual y el mundo heterosexual, algunos nos hemos arriesgado a amar en los mundos disímbolos sin importar las consecuencias sociales que hay que pagar, en un mundo que no ha terminado de entender, que si bien todos somos iguales ante la Ley, e hijos de Dios de acuerdo a la religión, no todos pensamos igual o tenemos los mismos gustos, pero esas consecuencias han sido por nuestra decisión, por nuestro libre albedrío. Estos niños nuestros vivirán y amaran entre mundos disímbolos, el mundo de los heterosexuales, como sería yo, sus abuelos, tíos y primos, y el mundo homosexual, como serían ustedes y sus amistades, pero ellos no lo decidieron y sí pagarán consecuencias de tipo 169


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social, lo cual es totalmente injusto, por lo que les pido, que al llegar ellos a la edad en que puedan tomar sus decisiones, los apoyemos, y si quieren vivir en un mundo homosexual, pues que así sea, pero si quieren vivir en uno heterosexual que ustedes los apoyen, mi casa siempre será su casa, así que estarán abiertas las puertas para recibirlos, si ellos así lo deciden, y sin afectar el papel y responsabilidades de madre que ustedes deberán seguir teniendo—. Al terminar con mi retórica me di cuenta que los cuatro estábamos llorando, yo por la emoción que sentía por nuestros niños, Pilar y Angy porque entendieron el dilema, y Regina porque tenía hambre y quería que su madre le diera de comer, nos abrazamos los cuatro y la niña tomó el pecho de su mamá, presentándose una imagen que cualquier pintor italiano del renacimiento lo hubiera querido estampar en un lienzo, –Madonna e Figlia–. Para Angy y para mí, el café, el té y las galletas esperaban, así que no los hicimos esperar más. Conforme comíamos galletas, pregunté a Ángela si ya tenía nombre para el niño, y me comentó que tenía una terna que quería proponerme, que le había gustado el método que usamos para Regina. Los nombres eran Emiliano, Lorenzo y Sebastián, hicimos los papelitos y resultó con mayor puntuación Sebastián, el niño ya tenía nombre. Pregunté a Ángela que hasta dónde le había platicado a su mamá con respecto al embarazo y que si quería yo hablaría con ella, me dijo: —Es obvio que sabe de mi embarazo, pero no le he dado más detalles respecto al padre, después de este reencuentro le platicaré el resto a efecto de que esté enterada del padre de su nieto. Consideró que no es el momento para que tú hables con ella, ya con el niño en brazos seguramente será otra y se le ablandará el corazón—. Con relación a los gastos del parto, ella insistió en cubrirlos con su seguro de gastos médicos mayores y quedamos que yo estaría presente en la clínica el día del nacimiento. De paso le dije que pensara en quiénes podrían ser los padrinos de Sebastián, que los que ella decidiera para mí estaría bien, me contestó que ya estaba en eso. Ya era de noche, así que me despedí con un gran beso a Regina, que a estas alturas y después de comer estaba prácticamente dormida, así como con un beso 170


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en la mejilla para cada una de las madres, reafirmando que se reanudarían mis visitas a Regina cada quince días. Supuse que las tres se quedarían a dormir en el apartamento de Ángela, así que ya ni pregunté si querían que las acompañara a su apartamento. Me fui meditabundo, pensando en el cuadro familiar atípico que se había formado, bueno más bien en el triángulo equilátero con dos triangulitos internos. Ya en mi apartamento y recostado en el sillón, me puse a maquinar cómo les iba a explicar a mis papás, Luisa, familiares y amigos esta situación, lo menos que irían a pensar era que estaba loco, que era un pervertido sexual o un tonto de remate, no una víctima de las circunstancias, no, eso creo que nunca lo entenderían así. Me acosté a dormir, con la idea que la almohada me ayudara a desarrollar un razonamiento lógico, convincente, que me permitiera salir de este apuro mitigando daños. Mi último pensamiento fue: ¿qué estoy haciendo mal? Desperté el sábado con dolor de cabeza y tembloroso, después de tener una pesadilla que en nada ayudaba a resolver mis problemas. Soñé que era un jeque árabe y que tenía mi harén, Luisa, Pilar, Ángela y Lolita, así como tres hijos, que convivíamos en el mismo palacio, que las esposas siempre estaban peleando y no sabía cómo controlarlas, si una es difícil, imaginen la sinergia con cuatro, con mentalidad occidental, no musulmana o mormona.

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34.

Noticia y nacimiento de Sebastián

Toda la semana estuve pensando cómo darles a conocer la noticia a mis papás y Luisa, de mi próximo hijo, siempre estuve pensando en las consecuencias y se veían todas terribles, desastrosas, así que decidí ir a Saltillo y enfrentar las consecuencias, por lo que les avisé que pasaría allá el fin de semana. Llegué el sábado por la mañana, como de costumbre, y después de un delicioso almuerzo le pedí a mi padre que si podía hablar con él, le extrañó, frunció el seño y nos fuimos a su consultorio que estaba vacío. De entrada me dijo que si traía algún problema de salud, bueno le dije, salud física no, pero si salud mental, y si no resuelvo estos problemas, seguramente se convertirán en problema de salud física. En seguida le hice una narración de lo que había pasado con Pilar y luego con Ángela, pasando por el problema y conciliación que ya había resuelto con ellas, pero quedaba el problema de cómo comunicarle a mi mamá, a Luisa, a la familia y a los amigos lo de mi nuevo hijo. Había pensado en los peores calificativos y críticas que recibiría, esto me haría perder autoridad moral, porque nadie creería mi historia. Mi padre me había estado observando, incrédulo por todo lo que le estaba platicando, nunca me interrumpió ni me pidió mayor información, creo que le había hecho una buena reseña de mis síntomas y dolores. Cuando terminé seguía observándome, como haciéndome una radiografía con su vista y su mente. Cuando habló me dijo sonriendo: —¿Cómo le haces para meterte en tantos problemas hijo?—.

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Yo le contesté: —Pues creo que por tarugo, no encuentro otra explicación—. Y continuó: —He estado escuchándote y he notado que sólo le has dado importancia a las consecuencias, las causas de tus problemas las has comentado muy ligeramente, y si bien son importantes los efectos o síntomas, para resolver una enfermedad hay que hacer más énfasis en las causas. Tu mismo me has comentado que la razón, de lo que te pasó con Ángela fue porque ella quería tener un hijo tuyo, lo cual logró, y con ello mejorar o salvar su relación con Pilar. El método que utilizó fue el que te dañó y te trae muy preocupado, pero a quién le importa el método cuando se alcanzan los resultados deseados. Sólo tú estás preocupado y ¿porqué te empeñas en difundir el método utilizado?, ¿a Ángela le interesa?, no creo porque a ella también le debe afectar ante su comunidad. Si yo fuera ustedes, seleccionaría el método que menos daño les haga a los dos, al fin el resultado queda intacto, y ese método sería el embarazo por inseminación artificial, en donde tú, conscientemente, serías el donador del esperma y como tal estarías reclamando tus derechos y obligaciones como padre del producto—. En ese momento me di cuenta, que por preocuparme de las consecuencias me había dado ceguera mental y no le daba importancia a las causas del problema, la solución siempre había estado allí y no la veía, esa era la mejor propuesta, que además nos dejaba bien parados ante la sociedad de los mundos disímbolos. Le di un gran abrazo y un beso a mi papá y le pedí que no le dijera nada a mi mamá hasta que lo platicara con Ángela. Tomé el teléfono del consultorio y llamé al móvil de Ángela, me contestó y la saludé amablemente, extrañada me preguntó que si pasaba algo, nada de eso le dije. Le pregunté si ya había platicado con su mamá y me dijo que no, que pensaba hacerlo al día siguiente que estaría en Puebla. Le plantee que ya que habíamos resuelto nuestras diferencias, lo cual celebraba, ahora me había dedicado a pensar la manera de minimizar daños de tipo social para el niño y nosotros, que había pensado, que sin minimizar el éxito del producto, nuestro hijo, quería proponerle que manejáramos su embarazo como inseminación artificial, donde yo fui, conscientemente, el donante, de esa manera no 173


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tendríamos que darle explicaciones a nadie, y que yo había decidido hacer frente a mis derechos y obligaciones como padre, a lo cual tú habías estado de acuerdo por el bien del niño, ¿cómo lo ves?. Ángela se quedó callada un momento, seguramente pensando en mi propuesta, acto seguido dijo: —“Me parece muy buena tú idea”, como dices no tendríamos que dar mayores detalles, además es una práctica dentro de la comunidad gay, perfecto la acepto—. Luego me preguntó: —¿Quiénes saben la verdad?—, —Creo que sólo Pilar, tú, Eduardo y yo—, oculté que mi papá y hermano lo sabían. —Así que tú hablas con Pilar y yo con Eduardo—, entonces manos a la obra, dijo. Al despedirme le comenté: —Creo que ya te empiezo a querer—, su respuesta fue: —No seas payaso y cuídate, que mi hijo necesita un padre de verdad—. Después de la llamada le dije a mi papá que ya estaba acordado el método con Ángela, que guardara el secreto y que a la hora de la comida iba a comunicarles que serían nuevamente abuelos, que hiciera cara de sorpresa, mi papá se rió y me abrazó diciendo: —Felicidades hijo y gracias por este nuevo nieto, otro Santos Coy que preserve el apellido—. Antes de la comida me llamó Luisa para invitarme a cenar, no faltaba más le dije, yo te invito, no, me contestó, ya lo tengo todo preparado, así que me dio su dirección y acordamos la hora, era el momento que buscaba para platicarle de mi nuevo hijo. Llegó la hora de la comida, había invitados que yo no esperaba, mi hermana y cuñado, pero daba lo mismo, igual se iban a enterar. Transcurrió la comida muy 174


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afable, platicando de todo y de todos, entre los temas, les presumí que Regina ya estaba muy grandota, más de cinco meses, y les enseñé algunas fotos que traía en el móvil, clásico de papá primerizo. Al terminar la comida, al momento del aperitivo les dije que les tenía una noticia, que iba a ser papá de nueva cuenta, que Regina iba a tener un hermanito. Se quedaron todos pasmados y pensativos, todos sabían que me había divorciado, así que ¿de dónde?, hasta que mi hermana se atrevió a decir: —A ver, a ver, tú y Pilar ya están divorciados, además no creo que ella tenga dos matrices para usarlas indistintamente ¿cómo está eso?—. Ya que los hice pensar y sufrir un rato, les platiqué toda mi aventura con Ángela, que era la pareja de Pilar, por supuesto fue la versión del método de la inseminación artificial. Asimismo, les comenté mi decisión de reclamar la paternidad del niño, que por cierto se llama Sebastián. Pues si con la noticia habían quedado todos asombrados e incrédulos, ahora estaban peor, bueno sólo mi papá no, pero disimulaba. Después de pensarlo un momento, mi mamá preguntó tímidamente: —¿Y nosotros cómo quedamos?—. Yo tiernamente le contesté: —¡Ay mamacita!, pues como abuelos, mis hermanos y Alfonso como tíos, y sus hijos como primos, eso sigue igual que cualquier relación familiar, es mi hijo sin importar el método utilizado para su concepción—. Para romper un poco la estupefacción que había generado comenté: —Eso si mamá, antes de que nazca el niño, tienes que ir a San Antonio a traer otra maleta de ropa para Sebastián, no lo vayas a hacer menos—. Ahí soltamos todos la carcajada y terminamos brindando por el nuevo miembro de la familia. Por la noche me fui a casa de Luisa, bien vestido y bien perfumado, yo no estaba cierto en dónde íbamos a cenar, lo único claro era, que yo estaría allí a las 8 de la noche. Salió a recibirme a la puerta, estaba bella y con una cara de 175


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felicidad, entré a su apartamento, muy bien arreglado, con mucho gusto y con cada cosa en su lugar. Vi su mesita de la sala comedor y estaba puesta con dos cubiertos unas flores y dos velas, díjeme: —ya sé dónde vamos a cenar—. Pregunté por Isabella y me dijo Luisa que se había ido a dormir con su abuela materna, que lo hacía con cierta frecuencia los fines de semana. Encendí su aparato de música y vi que ya había seleccionado un conjunto de discos de Jazz. Nos sentamos a platicar, repetimos algunas cosas que habíamos hecho y que ya nos habíamos platicado por Skype, pero no nos importaba. Preferí platicarle el principal motivo de mi visita a Saltillo, aunque sospechaba que Carmen ya se me había adelantado, pero de cualquier manera quería aclarar todo y que no quedara duda. Empecé diciéndole que ya le había contado que la madre de mi hija Regina era lesbiana y que tenía su pareja Ángela, que a raíz del embarazo de Pilar las cosas entre ellas se habían puesto muy tensas, atribuyéndolo Ángela a que la niña hacía una diferencia y que su relación en esas condiciones siempre estarían desequilibradas. Entonces Ángela decidió tener un hijo, vía embarazo inducido, para estar en condiciones similares, planteándonoslo a Pilar y a mí, como la mejor opción para salvar su relación. En el análisis que hizo Ángela había varias opciones sobre el donante de la esperma, y encontraba muchas ventajas de que yo lo fuera, los niños serían hermanos genéticamente, así que nos lo comentó como posibilidad. Después de discutirlo entre los tres, estuvimos de acuerdo de que así lo intentáramos, por lo que le doné el esperma. Dejé de ver a Ángela por cuatro meses, creía que no había pegado el cultivo, sin embargo hace un mes ella nos comunicó a Pilar y a mí que iba a ser madre, que el embarazo inducido se había logrado. En ese momento me di cuenta que las cosas cambiaban radicalmente para mi, de una posibilidad, me convertía de hecho en padre de un niño y no estaba preparado psicológicamente para ello. Durante la plática donde analizamos las ventajas del donante, nunca se habló de la paternidad si se lograba el producto, sin embargo ahora el tema se convertía en fundamental para mí.

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Después de analizar concienzudamente la situación, decidí, con base a: mis principios, mi moral, mis responsabilidades e instinto paterno, reclamar la paternidad del niño, en los mismos términos que había asumido la paternidad de Regina. Esta decisión se la comuniqué a Ángela, quien aceptó y celebró mi decisión. Durante toda mi narración Luisa no dijo nada, luego vino un silencio, en el que yo estaba expectante de su reacción, pensé en un nanosegundo muchas posibilidades, entre ellas que me echara de su apartamento. Pero no, se me quedó viendo a los ojos y me dijo: —Te felicito por tu decisión, fue lo más valiente y honesto que pudiste haber hecho, por tu nuevo hijo, esa criatura te hará muy feliz; como te veo preocupado por mí, te puedo decir: “lo que no fue en mi año no fue en mi daño”, este es nuestro tiempo y nada ni nadie nos lo va a arrebatar—. La abrace, la besé y le dije: —Sabía que me entenderías, por eso te amo, has vuelto a encender la llama de mi amor por ti—. Pasamos a la cena, había preparado una deliciosa comida, acompañada de un muy buen vino. Disfrutamos cada bocado, cada sorbo de vino, nos reímos de todo y de todos, como dos adolecentes simples e irreverentes. La música seguía sin cesar, de repente escuché una melodía que me llamó la atención, era de nuestra época de novios, así que la invité a bailar. Bailamos esa, otra, otra y otra, era la primera vez que bailábamos y no teníamos testigos. Yo la besé en la boca, la nariz, los cachetes, los oídos, sus manos y no sé qué más. Cuando estábamos fundidos en el baile y jurándonos amor eterno me dijo al oído: —¿Quiéres quedarte esta noche conmigo?, a Isabella la recojo hasta mañana al medio día—. La tomé entre mis brazos y la llevé cargando hasta su recámara, la acosté y me acosté a su lado, besándonos y acariciándonos hasta que hicimos el amor como dos locos enamorados que se han deseado toda su vida. 177


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Amanecimos todavía abrazados, por cierto en cama, ya me había cansado de sillones y camionetas. Mientras me bañaba Luisa preparó un desayuno que sabía me gustaba, tortillas de harina hechas en casa y huevo con chorizo, me aclaró que las tortillas eran de la casa de sus papás, porque a ella no se le daba. Desayunamos con toda calma, quedando en que cuando naciera el niño, haríamos oficial nuestra relación y que fuera estudiando cuál sería la mejor forma y tiempo para casarnos, pensando también en Isabella ya que era un componente fundamental de la nueva familia. Yo por mi parte, empezaría a buscar algún apartamento, en la misma zona que el actual, en donde pudiéramos caber los tres, más mis hijos cuando me tocaran los fines de semana. Estuvimos de acuerdo en iniciar los planes y nos despedimos con un gran beso. A los nueve meses Sebastián exigía su presencia en este mundo. Los últimos días del embarazo de Ángela estuvo asistida por su madre, Doña Beatriz Iglesias. Yo también estuve al pendiente del desarrollo del embarazo y en algunas ocasiones visité a Ángela en su casa, en presencia de Doña Beatriz, por cierto que la señora me adoraba por haber sido el donante del esperma de su próximo nieto y estaba feliz también por mi reconocimiento de la paternidad, su nieto tendría un padre de verdad. En esos momentos pensaba: –si Doña Beatriz hubiera sabido que su hija se había embarazado por el otro método, seguramente me aborrecería y sería mi principal enemiga para que Angy aceptara mi paternidad–, qué sabio había sido mi padre al sugerirme privilegiar la causa y el resultado, sin dar importancia al método. Sebastián nació vía el procedimiento de cesárea, así lo había dispuesto Ángela, afortunadamente no hubo mayores complicaciones. Pesó tres kilos y medio, un niño muy blanco, con su pelo rubio, como su madre y sus ojos azules, como decimos en el norte: “un muchachio chiquio bonitio”. En la misma clínica se bautizó y se inscribió su nacimiento en el Registro Civil. Los padrinos de Sebastián fueron una prima de Ángela y su esposo que vivían en Puebla, yo no los conocía, pero había acordado que ella los escogiera, así que de mi parte no hubo objeción y ya eran mis compadres.

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35.

Aquí y ahora

El tiempo pasó, Luisa y yo nos casamos en Saltillo, fue la boda por el civil muy sencilla, a la que asistieron sólo familiares y amigos muy cercanos, la nota la puso Rafael, que tenía cuatro años de no ir a Saltillo y llevó de pareja a Mary, yo había invitado a Armando pero por alguna razón declinó la invitación. Después de mis descalabros sentimentales en la vida, mis papás estaban felices de que hubiera sentado cabeza con la mujer, que desde el principio, estaba destinada a ser mi esposa. Mis suegros también estaban felices porque me conocían desde niño, me vieron crecer como novio de Luisa y porque la veían a ella feliz. La única que tenía sus dudas, lo que era natural, fue Isabella, quería a su padre y no estaba en mis planes rivalizar en ese terreno, quería más bien ganármela como un amigo, como un cómplice. Pilar y Ángela también se casaron por el civil, fuimos invitados Luisa y yo, así como una mezcla muy singular de parientes y amigos de ambas. Allí estaban Don Bernardo y Doña María que me saludaron a mí y a Luisa muy amablemente, seguro que el viejo sufrió para aceptar la realidad de su hija, estaban también Rocío y Emanuel. Por otro lado estaba Doña Beatriz, que me amaba y no lo ocultaba, quien también saludó a Luisa muy decentemente. De los amigos sólo conocía a Eduardo y Federico, a los cuales también saludé afectuosamente y presenté a Luisa. Entre todos formábamos un cuadro muy poco común, por un lado dos lesbianas que contraían matrimonio con un hijo cada una, por otro estaba el padre de los hijos de ellas con su esposa, por otro los padres de ambas con costumbres conservadoras y tradicionalistas, a los que les debió costar mucho entender las preferencias sexuales diferentes de sus hijas, y donde seguramente los nietos fueron el catalizador más importante para aceptarlas. Asimismo estaba un grupo 179


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de parientes y amigos de ambos mundos: heterosexuales y homosexuales que complementaban el cuadro. Ahora, a más de dos años de matrimonio con Luisa, Regina tiene tres años, Sebastián dos y medio años e Isabella diez años, formamos cada quince días una familia completa de cinco miembros, en la que tratamos de comportarnos como una familia común y corriente, en un mundo de amor de: padre, madre, abuelos, tíos y primos, a sabiendas que en su casa materna su mundo era otro. Por su parte Pilar y Ángela formaron su hogar en el apartamento de Ángela, que es relativamente grande y caben muy bien los cuatro. Esto ha permitido que Angy pueda seguir viajando por cuestiones de trabajo, que Regina y Sebastián se vean como hermanos, que lo son, y que Pilar o algunas veces Doña Beatriz se hagan cargo de la casa. Regina y Sebastián serán parte de esa generación de niños que tendrán que desarrollarse, crecer y amar en mundos disímbolos, el heterosexual y el homosexual, y tendrán que pagar un costo social de rechazo y discriminación, por una decisión que no tomaron ellos, sino nosotros sus padres, con algunas facilidades de parte de la ley. Afortunadamente Pilar y Ángela, que son madres muy inteligentes, al igual que Luisa, conscientes de esta fobia social, nos hemos comprometido en hacer todo lo posible, para evitar estas consecuencias negativas en las vidas de Regina y Sebastián, tratándolos como niños comunes y corrientes, con padre y madre, evitando que en el medio social donde ellos estudian, hacen deporte y se desarrollan, sean señalados como atípicos. También hemos decidido, que llegado el momento en el que tanto Regina como Sebastián, estén en edad de tomar sus propias decisiones, en cuanto al mundo, heterosexual u homosexual, al que quieran pertenecer, respetarlos y apoyarlos, sin que haya sentimientos por parte de los padres y con el único deseo de que sean felices.

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DEL AUTOR ENRIQUE ANTONIO TABOADA ORTIZ  ACTUARIO de la Universidad Nacional Autónoma de México.  MAESTRÍA EN SISTEMAS de la Universidad Iberoamericana.  DIPLOMADO EN DIRECCIÓN DE EMPRESAS por el IPADE y el ITESM.  Desarrollo profesional en el sector público en programas y proyectos: Registro Federal de Causantes; Registro Nacional de Población; Sistema Nacional de Protección Civil; Centro de Investigación y Seguridad Nacional; Sistema Nacional e-México; entre otros.  Desarrollo profesional en la iniciativa privada, en compañías de alta tecnología y soluciones de seguridad informática.  Actualmente Consultor.

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TOLERANCIA TOLERANCIA “No estoy de acuerdo con lo que me dices, pero lucharé hasta el final para que puedas decirlo” Voltaire “Todos estamos modelados de debilidades y de errores. Perdonémonos las necedades recíprocamente”. “Tenemos que tolerarnos mutuamente, porque somos débiles, inconsecuentes y sujetos a la mutabilidad y al error” Diccionario filosófico

SOLIDARIDAD “Dar hasta que duela, y cuando duela dar todavía más” Madre Teresa de Calcuta “Conmovernos cuando alguien pasa por un mal momento y motivarlo a superarse, al mismo tiempo que proveerle recursos que le sean útiles en su situación” Definición

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