El secreto de una bella adolescente monserrat

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qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwer Titulo del escrito: El Secreto de Una Bella Adolescente tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas Tipo de escrito: Novela Corta Seud贸nimo: Matt Cervantes Edad: 17 A帽os dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx Nacionalidad: Mexicana Publicado en: LeerLibrosOnline.es cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmrty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc


Nunca hubiera creído que existía un lugar perfecto para mí, donde algún día encajaría, donde podría dejar de sufrir y encontrar el amor; algo absurdo de pensar, después de lo que me había sucedido en Marzo; de no haber sido por ese maldito, jamás lo habrí a conocido, de no haber sido por esos “problemas depresivos” jamás me habría dignado a aceptar la beca de la UPenn en Filadelfia. Y también, era una de las cosas que mi madre deseaba para mí, según ella que encontrara algo que hacer después de que terminara la secundaria. Aunque pensaba, seguía siendo una buena idea irme a Pennsylvania para olvidar todo lo sucedido de marzo en adelante. Mis padres, mis padres se iban a divorciar, mi prometido…preferiría no mencionarlo, mi hermana Charlotte se había ido a Inglaterra y mis hermanos, Caleb y Kevin se habían ido de excursión al Amazonas; toda una familia de prodigios, según lo que los amigos de la familia decían, y bueno en otro punto estaba yo. Miraba por la ventana del automóvil el paisaje que se encontraba a mí alrededor. Algunas cosas nuevas llegarían; eso era lo que más anhelaba; tratando de dejar atrás un doloroso recuerdo, ese 13 de marzo, una semana antes de mi compromiso.-Pensé para mis adentros. Una imagen de mí, en mi habitación, con toda mi ropa rasgada hizo que derramara una lágrima. Ya faltaban unos cuantos minutos para llegar al nuevo colegio, así que me propuse olvidar ese recuerdo, y enfocarme en mi llegada y en lo que me esperaba esos 4 años. -Leonard-le dije a mi joven chofer. -Si, Señorita Robinson –dijo, volteando de nuevo hacia adelante. -Podrías cerrar la ventanilla, por favor- el asintió, lentamente la ventanilla fue subiendo dejándome, encerrada en la parte trasera del coche. El era un joven de 27 años, de muy buen ver, pelo castaño y ojos color café oscuro, la verdad no era nada feo si no todo lo contrario. Olviden ese comentario.


Soy Siobhan Robinson-Shepart nací en Santa Barbará, California y pertenezco a una de las familias más importantes del país. Mi padre es dueño de innumerables cadenas de hoteles de California y EE.UU, y mi madre es una diseñadora de modas de una muy prestigiosa marca de ropa. El señor James Robinson y la señora Gemma Shepart forman parte de las mejores familias de la nación al igual que todos sus hijos, Charlotte de 28, los gemelos Caleb y Kevin de 23 años, y Siobhan de 21 años. Leí en una de las tantas revistas que veía en las tiendas departamentales. -Que equivocados están-murmure para mis adentros-si supieran que esta familia ya ni si quiera cena junta. El recuerdo volvió a mi mente, esa noche nadie se encontraba en casa, la luz estaba encendida, al igual que el televisor pero nadie se encontraba, mi cara estaba hinchada por tanto sollozar y llorar con demasiado aferro, necesitaba un abrazo, una palabra que me dijera que alguien estaba conmigo pero jamás sucedió, nadie me preguntaba nada, solo se escuchaban mis lamentos. Sin nadie que pudiera ayudarme. Todo era un maldito silencio que dejaba ver mi rabia, mi tristeza, y mis gritos desgarradores, cuando le gritaba a Daniel que ya no me tocara, que me dejara tranquila. Una capa nublada empezó a formarse en mis ojos y en un instante empezaron a salir lágrimas de ellos, recordando aquel momento que deseaba con toda mi alma que desapareciera, pero sin importar que hiciera jamás se iría, sería algo que me perseguiría por el resto de mi vida. Limpie mi cara, no quería que nadie me viera llorar; no era de ese tipo de chicas; y no quería seguir recordando. La ventana se abrió. -Señorita Robinson, hemos llegado- pude percatarme que noto mis ojos rojos e hizo una mueca. Vi un edificio enorme enfrente de mí, UPenn, este lugar seria mi nuevo hogar. Le pedí a Leonard que me esperara en el auto, mientras daba un pequeño recorrido por la Universidad y mientras darme un tiempo para pensar lo fabuloso que fue haber aceptado la beca, finalmente me decidí a buscar mi nueva habitación y conocer a mi nueva compañera, ya que había preferido compartir con alguien a estar sola con mis pensamientos suicidas, bueno creo que son depresivos solamente.


Rebusqué en mi bolso la mitad de una hoja en la que venían los datos en negritas:

“HABITACIÓN 401 EDIFICIO: MEDICINA” “COMPAÑERA: ELENA MONTGOMERY” En realidad, lo único que sabía de ella era su nombre y que estudiaba medicina, pero estaba muy decidida a saber con quién dormiría esa noche. Busqué dentro de la facultad de medicina el área de las habitaciones pero no encontré mi habitación. Así que me propuse a preguntar dónde era. -Oye, disculpa.- me dirigí a una chica, que estaba frente a una pizarra con datos (tal vez de la universidad). -Sí, que deseas.- me pregunto de una manera amable. -Busco el área de las habitaciones para los estudiantes de medicina, pero no lo encuentro por ningún lado y creo que ya me resigne.- le dije con una pequeña mueca y una cara de fastidio. -Yo me hospedo en esa área, si quieres te puedo acompañar.-se ofreció amablemente con una sonrisa en la cara, la verdad había sido muy amable conmigo. -Muchas gracias, mi habitación es la 401.- le dije sonriendo, parecía una chica muy amigable. -Entonces, tú debes ser Siobhan Robinson -me dijo seria, diablos pensé para mis adentros, entonces ¿todo el mundo me conoce aquí o qué?- Tú debes ser mi nueva compañera. -Oh, tu eres Elena Montgomery, oh pues mucho gusto.-daba la impresión que ella y yo seriamos buenas amigas. -No, el gusto es mío, tu chofer ya llevo las maletas a la habitación, si quieres podemos irnos ya- me dijo amablemente. -Oh, sí, no puedo creer que Leonard haya encontrado más rápido mi habitación que yoLeonard había subido mis pocas maletas mientras yo merodeaba por la Universidad, y cuando nos volvimos a encontrar, en el estacionamiento de las habitaciones, me menciono que el próximo fin de semana vendría a dejarme mi coche; un hermoso Audi R7 plateado; pues mi padre me había pedido, bueno en realidad me había exigido que si iría a Pennsylvania necesitaría un coche en que moverme o podría quedarse Leonard para que el me llevara a todas partes; no tuve más que aceptar el coche.


- Es muy lindo.- me dijo pícaramente mi nueva compañera.- Bien, andando, hay que ir a la habitación para ver donde dormirá cada quien.- caminamos por pasillo que nos dirigía a unas escaleras de madera, nuestra habitación se encontraba en el 4 piso, y cuando llegamos ahí Elena abrió la puerta de la entrada, entre y vi todo demasiado ordenado, una pequeña cocina, enfrente, una sala de estar con un televisor pantalla plasma y en medio una mesita de centro, enfrente, 3 pequeñas habitaciones, una a la derecha, una en medio que suponía era un armario y una a la izquierda. Elena se volvió hacia mí. -Ahora quiero saber… ¿Qué habitación elegirás?-me pregunto ansiosa mi nueva compañera. -Izquierda.- dije sin pensarlo. -Bien, yo tomare la otra recamara, bien pues ahí que desempacar y mañana iremos a comprar alimentos para la despensa.- me dijo como si estuviera molesta pero empezó a reír.- bueno, que descanses y no te duermas tan tarde.- tomo sus cosas y entro a su nueva habitación. -Buenas noches, Elena.- le grite a sus espaldas. Mis maletas estaban al lado de la habitación de la izquierda donde pasaría la mayor parte de mi tiempo desde ahora, era como si Leonard supiera que escogería esa habitación. Abrí la puerta, era mucho más pequeño que mi recamara en casa, era totalmente perfecto, así que puse mis maletas encima de mi nueva cama y empecé a acomodar, tome mi neceser de baño y decidí tomarme una ducha. TODO SE EMPEZÓ A TORNARSE DEMASIADO OSCURO -VAMOS CARIÑO, VAMOS.-una voz de hombre, un tanto ruda se dirigía hacia mí. Camine hacia esa voz que me arrastraba hacia unas escaleras, llegamos a la puerta de mi habitación, abrió y enseguida me empujó hacia dentro, se acercó a mí y me tomo para besarme, poso sus manos sobre mi espalda, pero empezó a bajarlas. -ESPERA POR FAVOR, ESPERA DANIEL.-le decía, pero no me hacía caso, y seguía teniéndome con mucha fuerza cerca de su cuerpo. -NO ESTOY LISTA, POR FAVOR, NO ESTOY LISTA.-le decía, me empujo sobre la cama, y me tomo con fuerza.


-VAMOS SHIV, SE QUE TE ENCANTARA TANTO COMO A MI.-, dijo un tanto enfadado, deseoso, lleno de no sé qué, pero era demasiado extraño, yo tenía miedo… -DANIEL, TE EH DICHO QUE NO, DÉJAME, POR FAVOR -grite, lo empujaba y lo empujaba, pero él no se quitaba, el llevo sus manos hacia mi pecho, beso mi cuello, desgarro mi blusa y me tomo aun con más fuerza. -NO POR FAVOR, DETENTE…-gritaba lo más que podía, necesitaba quitármelo de encima pero no podía. Suplicaba y suplicaba pero él no me dejaba. -AYUDA, AYUDAAAA.- me observaba con una asquerosa mirada de deseo. -COMO SE SIENTE BEBE, AHORA SOY TUYO Y TU MÍA, ¿NO ESTAS FELIZ? -me decía molesto, me zafe de su mano y le pegue en la entrepierna y cayó al piso y corrí, pero él se levantó en un brinco y salió tras de mí, jalo mi cabello y me abofeteo. -MALDITA PERRA, NO TE LIBRARAS DE MI TAN FÁCIL.-solo logre escuchar esa oración y después todo mi mundo se volvió oscuro, perdí la conciencia de lo que él hacía. Desperté agitada, llena de sudor, una voz me llamaba, pero no lograba saber quién era. -TRANQUILA, TRANQUILA.-pero no podía. -AYÚDAME, POR FAVOR.- le gritaba, me sentía sucia, sentía que el volvería y me tocaría de nuevo, que sus sucias manos estarían sobre mí de nuevo. -Tranquila, yo te ayudare.-ella me hablo dulcemente y me dio un fuerte abrazo; algo que no recibía hacía tiempo atrás; era una gran persona y no merecía tener de compañera a una traumada y desorientada chica, pero agradecía fuertemente, que ella fuese mi compañera, sabía que no estaría sola. Aun así tenía miedo, de que esa historia se volviera a repetir, que el volviera para hacerme daño y lo odiaba, me había quitado la única cosa hermosa que me quedaba, mi felicidad.


Después de la pesadilla y de tranquilizarme, Elena se fue a su habitación, un tanto preocupada para volver a retomar el sueño, cuando estaba sola, supe que no podría dormir ya, así que decidí tomar otra ducha, estaba demasiado sudada, sería una muy buena opción. Mi mente quería borrar lo que sucedió, pero no podía, sabía que aunque pensara miles de cosas, jamás se iría, pero, podría disminuir el dolor. Al pasar las horas, el sueño retorno a mí y se hizo cada vez más pesado, y así poco a poco me adormile. Al día siguiente me desperté cerca de las 10:30 a.m., para ser sincera, en realidad no sabía cuántas horas había dormido, Elena ya estaba en la cocina, preparaba el desayuno, unos huevos revueltos y jugo de naranja, y un recipiente con frutas frescas. -Buenos días.- me dedico una enorme sonrisa. -Buenos días.- le conteste un poco apenada por lo sucedido la noche anterior, por mi culpa había tenido que despertarse a mitad de la noche y le había interrumpido el sueño. -¿Te encuentras mejor?- me pregunto un poco triste, como si ella hubiera estado dentro mi sueño. -Sí, muchas gracias por preguntar y enserio te pido una enorme disculpa, te desperté, y me encuentro muy apenada.- le dije. -No te preocupes, pero disculpa la indiscreción, ¿Qué te sucedió anoche?... estabas demasiado alterada.- me pregunto un poco angustiada. -Fue solo un mal sueño, no hay nada de qué preocuparse.-le dije, la verdad no quería que nadie se enterara, y me tuviera lastima o asco, tal vez algún día con el paso del tiempo le contaría.-debemos comprar alimentos, ya mañana entramos a clases, y no tendremos tiempo.- le dije cambiando un poco de tema. -Oh, sí claro.- entendiendo mi indirecta. -Bien, Leonard traerá el coche en unas horas, lo esperamos y nos vamos… ¿te parece la idea?- le dije tomando un vaso del gabinete de la cocina.


-Si, estupendo, bueno nos vemos en un rato, me iré a duchar.-me dijo caminando hacia su habitación. -De acuerdo, nos vemos.- ella asintió, y cerró la puerta a sus espaldas. Luego de 3 horas, Leonard llego, llamo por el teléfono de la recepción, bajamos para encontrarlo y que nos diera las llaves del Audi para irnos al supermercado, cuando estábamos ahí, Elena me hizo una seña, para que le presentara a mi guapo chofer. -Leonard, ella es Elena, mi nueva compañera de cuarto.- le dije guiñándole un ojo. -Ohm, mucho gusto, señorita.- le dijo un poco enfadado, y una sonrisa fingida, como si no le hubiera caído muy bien. -El gusto es mío, soy Elena Montgomery.-le dijo con una sonrisa de oreja a oreja, parecía no percatarse del cambio de voz de mi chofer. -Bueno, me retiro SEÑORITAS.- haciendo gran énfasis en esa palabra. Elena y yo fuimos a comprar los alimentos y después al centro comercial, ella estaba volviéndose loca, viendo y comprando, y yo, estaba un poco fastidiada y cansada, solo quería irme a casa. Después de tal vez unas 4 horas de compras, regresamos. Acomodamos la comida e hicimos algo sencillo de comer, pollo frito con una ensalada, platicamos de nuestras familias, y de nuestra vida; bueno en realidad, ella hablo sobre la suya ya que la mía era un poco desagradable; ella decía que su padre era un empresario y su m adre era dueña de un restaurant en Madrid, y que tenía un hermano demasiado guapo y que me lo quería presentar, pero no me parecía muy buena idea. Cerca de la media noche me despedí de ella, tome una ducha y me cepille los dientes, y apenas toque la cama, y quede profundamente dormida. Cuando desperté, agradecí a Dios de no haber soñado lo de la noche anterior, eran cerca de las 7:40 a.m. y me duche, lavé mis dientes y me cepille un poco el cabello, me puse un pantalón muy cómodo, una blusa a cuadros color azul y mis VANS, mi primer clase empezaba a las 8:30 así que tenía tiempo, fui a la cocina y prepare el desayuno, después de 5 minutos salió Elena, con un pantalón negro, una blusa color rojo escarlata, fajada y un cinto, el pelo recogido en una coleta y unas botas altas negras, dijo que su primer clase iniciaba a las 8:00 a.m., así que comió lo más rápido que pudo


y se fue, lave mis dientes nuevamente y me apresure a salir del departamento, tenía que hablar con el profesor, tome mi coche y me fui directo al estacionamiento de la facultad, era enorme, color blanco con grandes ventanales color marrón ;gran parte de los muebles que se encontraban ahí de era de caoba; fui a las oficinas principales a hablar con una de las secretarias para informar mi nuevo ingreso, me dieron un largo calendario de escuela. -Señorita Robinson, bienvenida a la Universidad Upenn, aquí esta su horario de clases, la primera será con el Profesor Miller, pida que cuando termine la clase le firme estas hojas de enterado, es para empezar a utilizar su beca en la universidad.- me dijo muy amablemente la mujer, hubiera deseado que ella fuera mi madre, parecía tener la misma edad que Gemma.- Es solo un requisito, y bueno bienvenida, estamos muy contentos de que haya aceptado venir.- me sonrió. -Muchas gracias, hasta luego.- me despedí y le dedique una amplia sonrisa, todos parecían ser muy amables en esta escuela. Seguí caminando por el pasillo, aunque me sentía de nuevo frustrada por no encontrar la dichosa aula, le pedí a un joven que se encontraba de la misma manera que yo me ayudo un poco. -Disculpa, me llamo Siobhan y la verdad estoy perdida, no sabes dónde se encuentra el aula 321, con el profesor creo que es Miller.- le dije en un tono amable, aunque no me daba confianza. -Si claro, voy a su clase, sígueme.- me dijo en tono de seriedad, le sonreí de la manera más amable posible y camine detrás de el por el largo pasillo. -Bien es aquí, nos vemos.- entro y se sentó en la primer mesa disponible junto a una chica y le dedico un ligero beso en su mejilla, ella se sonrojo y le dijo algo en su oído o tal vez le dio un beso en él; desconozco lo que hizo. -¿Profesor Miller?- le dije amablemente. -Si, que desea.- me dijo observando unos papeles que tenía en sus manos. -Bueno, creo que, lo principal, soy Siobhan Robinson y quería preguntarle, si podría estar sin compañero, trabajo mejor sola…-le dije en tono de súplica.- Por favor. -Lo veremos luego.- me contesto un poco enfadado.


Toco el timbre y mis nuevos compañeros comenzaron a entrar al aula, me senté en la última mesa que estaba al fondo de la enorme habitación, probablemente tenía alrededor de 60 alumnos, nadie se sentó junto a mí, gracias a Dios, entonces el profesor se dirigió a nosotros. El aula era asombrosa, tenía mesas con gabinetes y sillas altas, teníamos diferente utensilios en los gabinetes color plateado, probablemente eran de aluminio. -Mucho gusto, soy su Profesor Richard Miller, y el asiento que tomaron lo tendrán todo el año en cada materia, así como el compañero que tienen a su lado. -Muchas gracias, señor Miller.- dije en voz baja, solo para mí. -Bueno, comencemos.-cuando iba a comenzar lo interrumpió una voz masculina. -¿Puedo pasar?- dijo en un tono suplicante hacia mi nuevo profesor favorito. -De acuerdo, pero que no se vuelva a repetir, ¿entendió joven?- dijo en un tono de enfado. -Sí, es que tuve que ir a la oficina principal, tenía que recoger papelería de una beca, tome.-vi cómo le extendía una hoja parecida a la mía. Yo me concentre en leer mi libro favorito “Orgullo y Prejuicio” y no me percaté de que el chico se sentaba a mi lado. -Hola que tal, soy Eleazar.-dijo, sonriendo brillantemente hacia mí, parecía un verdadero ángel.- ¿Cómo te llamas? El era un chico alto, su cara era demasiado hermosa, unas cejas tupidas pero perfectas, sus ojos eran color azul, y sus labios rosados, con una nariz muy graciosa, cabello oscuro y un corte que le favorecía mucho a su rostro angelical, de piel muy blanca era demasiado hermoso, pero obviamente no era para mí. Yo jamás permitiría que alguien me amara de nuevo ni yo lo haría, pero que estoy diciendo solo me pregunto mi nombre. -Disculpa, me llamo Siobhan.- le dije con un fingido todo de enfado y volteando mis ojos en cada instante que lo sentía cerca.- Y en este lugar no te puedes sentar.


-Pues lo siento, no lo sabía.- me dijo con una sonrisa de picardía. Tenía que mantenerlo lo más lejos posible de mí, no quería que arruinara lo que llevaba preparando hacia unos meses. Todo iba lo había planeado, no tener nada que ver con un chico. Él me estaba empezando arruinar todo. -Profesor Miller, podría decirle a este joven, que no se puede sentar aquí.- le dije en un fingido tono de enfado, mientras observaba la cara risueña de Eleazar que sonreía aun mas, que hermoso nombre. -Lo siento jovencita, pero no hay cambios, ese lugar será suyo por el resto del año.me dijo con una cara de enfado, maldito maestro, le pedí solo ese favor y ni siquiera pudo ayudarme. Después de todo mi numerito de niña mimada, el Profesor Miller explico de que se trataría su clase y nos dio una lista de útiles y libros, teníamos que conseguir todo eso para la próxima semana que era cuando de verdad comenzaban las clases, Eleazar se puso muy rígido y no me veía directamente, solo de reojo, yo por mi parte, ni siquiera lo observaba ni una palabra dirigida hacia él. Toco el timbre de la primer clase, tome mi mochila pero observe que nadie se levantaba de sus asientos, le di una mirada a mi nuevo horario y note que teníamos dos horas con el Señor Miller, el me daría clase de medicina interna, ahora mismo quería matarlo, y me importaba un demonio lo que tan interno quería hacerle, por culpa de mi profesor tendría que estar junto a este… hermoso ángel ;aunque odiara la palabra así era, era totalmente perfecto aunque ya lo hubiera pensado más de 4 o hasta 10 veces. -Bueno muchachos, ya están más enterados de que será mi materia, así que ahora quiero que conversen un poco con su nuevo compañero, y que se conozcan, será como su sombra todo el año.-trate de mirarlo fulminante, pero creo que en lugar de verlo así, pude hacer una mirada un poco estúpida.-Eso será lo que harán el resto de la clase.maldito, maldito, maldito de ahora en adelante será el maestro que más odie en esta facultad. -Bueno, ya escuchaste al profesor, tenemos que conocernos “más” aunque creo que por lo que acabas de hacer te conozco lo suficiente, como para decir que este año será


un maldito problema.-me dijo Eleazar clavando la vista en su carpeta y después hacia el frente, tal vez estaba muy enfadado conmigo, pero así debían ser las cosas.-Bueno, ¿Y se puede saber de dónde vienes o esa pregunta también hace que te molestes?-soltó una risita aunque me pregunto amablemente, aun con la vista hacia el pizarrón blanco y un poco sucio por la tinta del rotulador que ocupaba mi ahora más odiado profesor. Aunque me comportara de una manera grosera, no podía contestarle de la misma manera. -Que importa, eso no interesa.- le dije haciendo un tono fingido de enfado. -Mira, yo no sé cuál sea tu problema o que fue lo que te hice, hasta lo que yo sé no te eh hecho nada, así que señorita berrinchuda no sé, porque tu grosero comportamiento.- me dijo con cara de enfado, la verdad no se miraba nada mal, pero tenía razón en estar de ese modo; yo estaría peor. -Pues te sentaste a mi lado sin pedirme permiso.- era la excusa más estúpida que había dicho en toda mi vida, la verdad no se me ocurría nada mejor.-aparte no soporto a los hombres.- el miro alrededor buscando una respuesta congruente. -Eres una niña mimada, riquilla y grosera, ni siquiera me conoces no hay razón para que digas que yo también te caigo mal.- me miro fastidiado, demasiado fastidiando.- y lo siento tendrás que aguantarme todo el año, ya que no podremos cambiar de lugar.miro fulminante mi libro, tenía un enorme remordimiento por haberlo tratado de esa manera, tan asquerosa y no de mí. Me voltee y no respondí nada, la verdad ya no quería pelear en ese momento, el me miraba enfadado y buscando una respuesta. Tocaron el timbre y suspire, era un alivio salir. Casi salía corriendo del salón, dejando atrás a mi compañero. En el largo pasillo me encontré a Elena, acababa de salir de su clase, ella cursaba su segundo año de medicina. -¿Que tal, como te fue en tu primer día?- me dijo animada con una enorme sonrisa de comercial de dentífrico. -Mal, muy mal conocí a un chico odioso- le dije mintiendo, en realidad el había sido


amable con migo al principio. -Solo ignóralo, no vale la pena que te enfades por una persona como esa- respondió llevándose un Starbucks a la boca y con una sonrisa media chueca. El no era un fastidio, yo era el fastidio, pero para mí era necesario verlo así, y entre menos el me hablara todo estaría mucho mejor, tenía que alejarlo lo más que pudiera de mi, y tenía que buscar la forma, y que el creyera que yo era una maldita, perra chiflada, era la solución. Tocaron el timbre para la siguiente hora, ya no vería a Elena hasta la hora de comida, así que me despedí de ella y me dirigí a mi salón, el ya estaba sentado en la mesa así que me senté a su lado. No me miraba era como si no existiera ya, no cruzamos palabra alguna, después de esa discusión seguía mirando muy molesto, yo me sentía culpable, de que ese bello rostro, estuviera enojado, pero tenía que hacerlo. -Perdón, por tratarte de esa manera, pero es lo mejor… no soy una buena persona y por eso, por eso tienes que alejarte de mí – le dije tratando de sonar razonable y hasta un poco altanera. -Bueno, déjame decidir por mí mismo si quiero o no hacerme tu amigo – me dijo con una pequeña sonrisa torcida y guiñándome un ojo, lo había hecho apenas dos veces y ya estaba olvidando mis planes. Este año sería más difícil de lo que pensé.


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