qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwer Título del escrito: Irónico ¿No? Tipo de escrito: Relato tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas Género: Ficción, fantasía Seudónimo: Lanabeji Edad: 15 años dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx Nacionalidad: Colombiana Publicado en: LeerLibrosOnline.es cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmrty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
Ir贸nico 驴no?
Irónico ¿no?
Todo era humo y luces a mi alrededor, nunca creí que fuera capaz de hacer algo como lo que hice, no era de los que quería el mal para los otros, bueno, no un mal que dejara daños permanentes, casi siempre buscaba la forma de dañarlos pero por el momento, algo que pasara, que solo los afectara un poco, era una de mis pocas distracciones, además ¿a quién le importaba si alguien se caía accidentalmente? escasamente a esa persona, no tendría mucha relevancia, o no por mucho tiempo, pero lo que había hecho hoy cambiaba todo. El carro, las casas y el edificio, hervían en llamas, de las ventanas salía un espeso humo, ascendía al cielo y contaminaba todo alrededor, las nubes ahora eran negras y la acolchonada nube en la que estaba, se estaba volviendo rígida. El césped y el cemento estaban cubiertos de un manto de cenizas iluminado por las grandes llamas. Las personas se empezaban a amontonar haciendo ese típico círculo invisible que no sé por qué razón se formaba cuando todas las personas venían a ‘’inspeccionar’’ que había pasado. El hecho era que había actuado por instinto, ni siquiera lo había pensado con profundidad, solo había cruzado por mi mente la idea de incendiar la casa de ese individuo que se había atrevido a desafiar los límites que supuestamente no debía superar, pero ahí estaba, intentando cruzar la línea, no entendía porque los humanos insistían en ser autosuficientes ni porque creían que tenían derecho de maltratar animales así, solo porque querían, ellos no entendían que no eran ellos l os importantes ni los inteligentes, eran los animales y la naturaleza lo que realmente importaba, ellos no, pero insistían en creerse más. Yo era el encargado de hacerme cargo, por así decirlo, de los que se pasaban en extremo ya fuera con otros humanos o con animales domésticos, a veces simplemente les daba una pequeña lección, algo momentáneo, pero cuando se excedían mucho, no podía responder por mis actos. No soy un ángel por el hecho de estar en las nubes, pero tampoco soy un humano drogado que piensa que está en las nubes, tampoco una mezcla de ambos, no puedo decir que tengo un cuerpo, sangre y músculos, pero no soy invisible, soy simplemente un ser, un algo, un algo en la nada. La policía no tardó mucho en llegar y al ver todo ese desastre comenzó a buscar insaciablemente al autor material de los sucesos, pero como era obvio, terminaron acusando a alguien inocente. El humano que había maltratado a su esposa y a su gato por placer, no había muerto pero no estaba bien ni física ni mentalmente, su esposa y su gato por desgracia habían fallecido y el individuo sintió remordimiento; como la policía pensó que habían muerto en el incendio, no le hicieron nada; ni por el hecho de haber ahogado a su esposa, ni por haberle causado una muerte cerebral al gato que se había reducido a cenizas.
Lo único que yo hice fue enviar una pequeña oleada de viento a los químicos que el humano escondía en el sótano del edificio para un nuevo compuesto que mezclaría dos razas animales; todo sucedió rápido, el compuesto reaccionó y estalló. Y ahí estaba otra de las razones por las que ese humano merecía un castigo. Primero, golpear brutalmente al gato; segundo, matar a su compañera; tercero, intentar crear una fórmula para una nueva raza. Definitivamente los humanos o se hacían los tontos o eran muy tontos, además comparaban su agresividad con la de un animal sin siquiera pensar que los animales eran pacíficos siempre y cuando no se metieran con ellos. Obviamente los animales no siempre fueron así, antes ellos podían pasear libremente por cualquier parte del mundo, hablaban entre ellos, jugaban, cuidaban de lo que les rodeaba, permitían a sus crías jugar con las crías de otros, todo era una armonía total; hasta que un infame día llegó lo peor que pudo haber llegado, y no, no estoy hablando de los animales carroñeros (que por cierto tampoco son tan malos), estoy hablando de ese simio mutado, no era ni un simio ni una simple masa de carne, era más bien una mezcla, aunque eran más grandes que los simios, eran débiles y cualquier ataque los dejaba al borde de la muerte, tampoco tenían pelaje, lo que los hacía una presa fácil para el frío, lo único bueno de esos seres era su capacidad de andar en manadas (o como ellos los llaman, familia) , hacían lo mismo que los animales, cuidaban de sus crías y sus compañeras. Al principio todos pensaron que ese nuevo animal sería un buen compañero, y lo fue, cuidaban de la tierra y de los animales, hacían todo lo mejor que podían, lamentablemente todo fue cambiando y los humanos que al principio eran buenos, llegaron a su extinción total, entonces todos lo humanos que andaban por el planeta tenían una mente malvada, solo pensaban en ellos mismos, dañaban el ambiente con sus creaciones, y lo peor, los buenos sentimientos que alguna vez habían existido en an taño, habían desaparecido, y los suplían esos deseos de poder y ser más que todos. Al transcurrir las décadas, en algunos humanos se había despertado una pequeñísima parte de sus ancestros, pero esas partes buenas, solo duraban máximo un día o dos y las ge neraciones que siguieron se vieron afectados por la falta total de buenos sentimientos. Estas generaciones atacaban a quienes alguna vez les habían dado acogida, aunque las generaciones de animales también cambiaron; los animales de antes eran grandes pensadores y ahora simplemente actuaban por lo que llaman instinto, los creían seres tontos, lo que en realidad no eran, el problema era que su parte filosófica se había quedado enterrada en algún lugar oscuro e interno. Un mes después de todo lo ocurrido aquel 24 de marzo, el humano sintió que ya tenía todas sus capacidades nuevamente. Salió del hospital en busca de una nueva vida, pero lo que vio era distinto a lo que pensó que habría. Las plazas públicas en donde antes vendían animales de contrabando ahora e staban desoladas, no había gente, animales o cualquier ser viviente, o al menos eso pensaba él. Al pasar un tiempo mirando a su alrededor, notó que no había sentido la luz solar, ni siquiera la luz del día, y él sabía que había salido de día.
Buscó a su alrededor por pistas, al alzar su vista hacia el cielo, una enorme criatura le devolvió la mirada, sus pies se clavaron en ese espacio pequeño de cemento en el que se encontraba, los grandes ojos verdes lo miraban detalladamente, intentado encontrar algo que el humano debía tener. Aquella criatura esbozó una diabólica sonrisa, sus colmillos sobresalieron, sus grandes orejas eran triangulares, su nariz era de un tono rosa extrañamente muy delicado para una criatura tan terrorífica, tenía pelaje de color ámbar, en ese momento, el humano se dio cuenta de algo que no había notado al principio y que por más que pensaba no hallaba el porqué no lo había notado antes, esa criatura gigante era el pequeño gato al que había asesinado tiempo atrás. Irónico, ¿no? El pequeño gato al que alguna vez maltrató por rabia ahora era mil veces más grande, este lo observaba y por sus ojos pasó un pequeño destello de compasión, que cada vez iba creciendo más y más, hasta que una lágrima brotó. El gato alargó la mano y colocó al humano en su palma, el humano aún estaba paralizado por el miedo, así que fue fácil llevárselo. La criatura se impulsó y saltó, iban a tal velocidad que no se diferenciaba lo que pasaba a medida que avanzaban, todo eran borrones. La nube en la que me encontraba se agitó un poco por el aterrizaje del gato, pero al girar mi cabeza el gato ya se había ido, solo el humano, atemorizado y agazapado. Mientras me acercaba a él, noté como su cuerpo se tensaba, ese humano sí que tenía miedo, no sé que estaría pensando de mi, si es que me veía al menos, lo único que se, es que parecía una tortuga intentado refugiarse en un caparazón que no tenía. Al hablarle de mi labor, el humano se dio cuenta porque estaba ahí, pero no entendía la desaparición de todas las personas, en ese momento recordó que cuando iba a salir del hospital, no había ninguna persona en el hospital ni afuera ni en alguna parte. -
Los humanos han sido malvados desde hace mucho tiempo , ya no queda ni una pizca de lo que eran en su pequeño y frágil corazón- dije
Yo y todos los otros encargados de las diferentes secciones, en las que unos defendían los animales salvajes, otros la naturaleza, otros ambos, y todo en general, nos habíamos reunido y decidimos que era hora de ponerle fin al problema, el principal problema: la humanidad La naturaleza había esperado bastante, los ataques que había mandado a la humanidad eran pequeños, nada comparado con lo que ahora tenía preparado. Pero si hacía algo gigante acabaría con los animales también, así que se les confirieron ciertas capacidades, todos en el mismo segundo crecieron y crecieron, el mundo se veía pequeño a sus pies, antes todo era grande para ellos, ya no más de eso, eran grandes ahora.
Los grandes ataques comenzaron, y los pocos humanos que habían presentido al go y que se habían escondido, estaban un poco a salvo, el resto había empezado a morir y a sufrir, los lugares donde estaban escondidos los otros fueron encontrados por la naturaleza, todo fue destruido, el momento de exterminio continuaba mientras el humano de mi nube seguía en estado de shock. El estaba observando desde las nubes, sabía que destino le esperaba. Al observar como él miraba todo, lo sostuve en mi mano, miré cada imperfecto detalle. El sentía que tenía una pequeña probabilidad de sobrevivir, hasta que sintió vértigo y notó que estaba cayendo, estaba cayendo a ese abismo donde sabía, sería destruido. Vi como caía, no sentí remordimiento, él y todos los humanos debían pagar por lo que habían hecho. Solo una pequeña porción de humanos se había aniquilado, pero en segundos todos ellos desaparecerían. El humano sintió cuando entró en contacto con la naturaleza y entendió lo valiosa que era, aunque era muy tarde para arrepentirse. Presencié cuando los últimos humanos dejaban de respirar. Y así, ese supuesto ser racional conoció lo que era el fin de su era.
Lanabeji
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