Un viaje al mundo de lux

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Un viaje al mundo de Lux.

Thori Cabrera.

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I E

ra un día como cualquier otro, un aburrido y rutinario día. Y por eso

miraba con aburrimiento a la profesora de Prácticas del Lenguaje, como si con eso lograría que se callara y les diera hora libre. Pero como eso no iba a pasar decidió echar su cabeza sobre el escritorio y hacer como que escuchaba. No es que lo hiciera siempre pero, ese día se había tornado tan aburrido que hasta sueño le había dado. Su compañera de banco, algo mas resistente que ella (al menos en esos momentos, claro), la miro de soslayo y como vio que el profesor no se daba cuenta, no la despertó. Después de todo, Anthonette era Anthonette, con todo y sus manías. Y no quería despertarla, para que su compañera ni le hablara después. Con catorce años, su compañera era bastante neurótica.

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II L

a clase siguió con relativa normalidad, hasta que el sonido de la campana

despertó a Anthonette. Asustada, se levanto de golpe y noto que estaba sola, excepto por un pequeño gato morado que le miraba fijamente. Devolviéndole la mirada, se levanto de su asiento y comenzó a caminar por el salón. Silencio, paz y tranquilidad, sonaba a gloria. Miro de vuelta al minino, escudriñándolo, y se agacho, apoyándose en la mesa para que sus miradas quedaran conectadas. -

¿De donde saliste amiguito? Si no te apuras, llegare tarde. ¿De que hablas?-vacilo un momento, y la expresión de su rostro cambio a una completamente asombrada- ¿¡puedes hablar!? Eso no importa.- iba a recriminarle, pero el gato no se lo permitió- Si no te apuras, llegare tarde. ¿Para que?

El gato morado, viendo que Anthonette no iba a dar su brazo a torcer y seguirlo, tomo un muñeco que la chica tenia sobre la mesa. Esta al ver como el ser morado salía corriendo con su muñeca de edición limitada de Hamish (una de las protagonistas de sus videojuegos), esa por la que había ahorrado un año, comenzó a correrlo a máxima velocidad tras el. -

¡Espera!

Pero el gato no menguaba y ella comenzaba a cansarse, hasta que se tropezó con una raíz de un árbol. No recordaba que esa raíz estuviera ahí, ni que el patio de su colegio fuera tan escalofriante, pero no le importo cuando vio que frente a ella había un gran pozo. Miro hacia delante, el pequeño minino morado la miro a ella desafiante y luego tiro el muñeco hacia el pozo. Todo a su alrededor se había vuelto demasiado sombrío, y su acompañante no parecía darle tregua. Hasta que la voz del otro ser la despertó de sus cavilaciones. -¿No piensas ir por el? Y esa fue la gota que derramo el vaso, si bien Anthonette era de pensarse las cosas (al menos por dos segundo), esa vez solo actuó. Se tiro dentro del pozo, sin comprender muy bien porque había hecho semejante locura.

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III E

l pozo le parecía infinito, aparte de húmedo. Toda su uniforme, que

consistía en una pollera gris y una camisa blanca manga corta con los bordes de las mangas grises, se había estropeado casi por completo (ya se estaba imaginando el castigo que recibiría, ay pobre de ella si llegaba así a su casa) y no podía dejar de caer. A su alrededor había de los objetos mas extraños, pero a ella se le hacían comunes. Lo mas raro que vio, fue un reloj cucú (de esos donde sale un pajarito cada hora) que tenia dentro un enorme felino color marfil. Y ahora se preguntaba qué ocurría con los felinos, no era muy normal que estuvieran en todas partes. Cuando el pozo término, cayó de cabeza sobre una enorme pantalla plana, miro un poco hacia los costados en esa posición, hasta que logro darse cuenta de que estaba de cabeza así que se levanto. Supuso que habría algún interruptor, pero no podía encontrarlo, así que decidió caminar para encontrarlo. Toda su ropa se encontraba sucia, rota y desalineada. Su cabello, por otro lado, se encontraba limpio y bien peinado. Suspiro fuertemente, la próxima sabia que hacer para domar su extraño cabello rubio. -

¿Qué desea jovencita?

Pego un grito bajo, y comenzó a rascarse la mano derecha. Su madre había insistido es que ese era un gesto muy raro, pero era su gesto para decir que tenia miedo desde pequeña y esa maña ya no se la iban a poder sacar. Sonrió de medio lado y se dignó a contestar, tenía modales aunque no pareciera. -

-

-

Saber donde estoy, eso seria un buen comienzo. Eso es sencillo…- un enorme rostro, que le hizo acordar a su amigo de la infancia y actual mejor amigo, se apareció de repente en la enorme pantalla, solo que este era totalmente diferente a como sabia era su mejor amigo- estas encima mio. Ups, lo siento. El que debe disculparse soy yo jovencita,- todo su cabello azul, su voz mecánica y esos extraños modales comenzaban a asustarla (su amigo no era así, disfrutaba verla rabiar)- olvide presentarme: Mi nombre es Xavier y soy el guardián de las puertas. ¿Puertas? ¿A dónde conducen? Mundos que ni tu conoces, mundos que podrían helarte la sangre y otros que podrían hacerte olvidar tu propio mundo por lo preciosos que podrían llegar a ser.

Trago duro, esa explicación no le había agradado, para nada. Pero quería irse de ahí, con o sin su muñeca, así que volvió a establecer conversación con la pantalla. -

¿Y como hago para irme de aquí? 4


-

-

Debes elegir una de estas seis puertas.- todo el lugar se ilumino mostrando que la habitación tenia forma de hexágono y en cada pared había una puerta completamente diferente a la otra- Y casi lo olvidaba, solo tienes una oportunidad. ¿¡Que!? ¿Alguien te dijo que es de mala educación gritarle a la gente sin motivos o con ellos?

No contesto su pregunta, realmente no le interesaba seguir escuchándolo parlotear. Primero porque le daba miedo y segundo, porque se había quedado mirando una puerta color blanco. Era muy hermosa, brillaba por sobre las demás y no tenia ni un solo raspón, ni siquiera tierra. Tomo el pomo, cuando se dio cuenta que no sabia como había llegado tan rápido hasta ahí. -

Veo que te has interesado en la puerta de Lux.

No le contesto, estaba ocupada intentando abrir la puerta pero esta no cedía por mas de que hiciera fuerza. Comenzó a gruñir por lo bajo, cuando la voz de Xavier resonó sobre el silencio de la habitación. -

Hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: "Hale y Empuje".

Anthonette suspiro molesta, comenzaba a exasperarse pero de todas formas hizo lo que la pantalla parlante le indicaba. La puerta cedió al instante y una sonrisa cínica apareció en su rostro. No era su hogar, eso estaba claro, pero talvez ahí encontraría alguna manera de volver. Miro hacia atrás y la pantalla se encontraba apagada, bien al menos Edgard dejaría de parlotear. Suspiro por enésima vez en el día y salio afuera.

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IV T

odo era de un pulcro color blanco, incluso los arboles. Todo parecía un

paisaje invernal. Comenzó a caminar, talvez encontraría una salida de ese lugar. Sonrió para si misma, dándose ánimos. Al menos estaba ahí y no en la clase de la profesora Roca, detestaba las matemáticas (que era la hora que seguía a Practicas del Lenguaje). Pero eso no la hizo sentirse mejor, solo empeoro el asunto, Quería regresar a casa, y parecía que no iba a poder. Unos ruidos se escucharon desde un arbusto cercano, comenzó a apurar su paso sin saber bien porque. Estaba alterada, seguía escuchando esos ruidos solo que cada vez se escuchaban mas cerca. -

¡Hola!

Dos voces se escucharon, y dos chicas casi idénticas se pararon frente a Anthonette. Asustada por la repentina aparición, la pobre cayo de bruces al suelo. Ambas le ofrecieron una mano para levantarla, y la chica no queriendo ser muy hostil acepto el gesto. - Yo soy Lorelaine y ella es Coraline.- hicieron una reverencia, su cabello las tapo por un momento- Y somos las Twin Bright. Ambas tenían el cabello negro y unos hermosos ojos rojos, a Anthonette le pareció que descolocaba mucho con lo blanco de piel y de sus vestidos. Ambas parecían de mármol, y realmente lo eran (se notaba por como brillaban, era un lindo espectáculo.). Les sonrió, y continúo con su camino. -

¿Y tu como te llamas? Anthonette, aunque prefiero que me digan Toni. Eres muy hermosa, tu cabello es de un color muy extraño. –Coraline se le acerco y comenzó a toquetear el cabello, poniendo nerviosa a su dueña No es un color que se ve todos los días, eres muy afortunada.

No les contesto y siguió caminando. Aun así las chicas no dejaban de seguirla, como si no tuvieran nada mejor que hacer. Eran dos chicas muy parlanchinas, pero la hacían acordar a dos de sus compañeras. Falsas e insoportables, solo se le acercaban para pedirle algo (siempre diciéndole que su cabello era hermoso, o que sus ojos brillaban, cosas de ese estilo). Sonrió victoriosa, sabia como sacárselas de encima. -

¿Qué quieren? Que te quedes con nosotras. Tengo que encontrar una manera de regresar a mi casa, en otra ocasión será.

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Cuando Toni se disponía a seguir caminando ambas chicas la tomaron de un hombro, la giraron y la sentaron en un tronco enorme. La rubia resoplo y las miro rendida, no perdería nada quedándose un rato. -

¿Quieres que te cantemos una canción? De enserio debo irme chicas, pero agradezco su oferta…- cuando hizo el ademan de levantarse y seguir su camino, ambas chicas la tomaron de los hombros y la obligaron a sentarse.- Esta bien, pero que sea rápido. No te arrepentirás.

Ambas chicas comenzaron a hacer su número, con cada estrofa la canción se tornaba cada vez más siniestra y Toni comenzaba a asustarse otra vez. Cuando vio la mirada asesina que Coraline y Lorelaine le dirigieron, comenzó a pararse aunque las Twin Bright no le daban tregua. En un momento dado, dio un golpe a cada una y ambas cayeron al piso, destrozándose en el acto. Asustada comenzó a correr lejos de ahí, hasta que estuvo lo suficientemente lejos no menguo la velocidad. Eso si que la había asustado mucho.

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V P

aro cuando vio una pequeña casa de color gris, aunque más bien parecía

una cabaña en un muy excelente estado. Comenzó a caminar hacia la puerta, talvez encontraría a alguien ahí y ese alguien le ofreciera respuestas. Todo dentro de la casa era de color beige excepto los muebles que eran de un gris plomo, todo parecía ambientado en una vieja y extraña película sepia. Comenzó a caminar dentro de la casa pero no encontró a nadie, hasta que el gato morado apareció en la ventana de la habitación donde se encontraba, que al parecer hacia de habitación principal. - ¡Tu! ¿¡Como hiciste para aparecer aquí!? - La pregunta correcta seria “¿Cómo hiciste para entrar en mi casa?” - ¿Tú casa? - ¡Si mi casa! ¿¡Como hiciste para entrar!? - ¡Estaba abierta! El pequeño gato dejo de gritar, y ahí fue que Toni pudo notar que estaba vestido con una chaqueta color blanco con una rosa bordada con hilo negro, como accesorio traía un sombrero de copa blanco con una cinta negra. -

¿Qué es lo que te trae por aquí, Anthonette? Tu fuiste el que me trajo aquí… -lo señalo acusadoramente con el dedo y luego se cruzo de brazos, como queriendo dar a entender que estaba muy enojada- y este lugar es muy tenebroso. Lo se… pero el hogar no se elije ¿no es así? Supongo que eso es cierto.

El minino morado miro el reloj que se encontraba en su pata trasera, un hermoso reloj de plata, y comenzó a correr frenético por toda la habitación bajo la atenta mirada gris de Toni. -

Ya que estas aquí…- vacilo por un momento, como si estuviera pensándolo¿podrías alcanzarme mi monóculo* que esta en la otra habitación por favor?

Rodo los ojos y fue hacia la otra habitación con un gesto cansado. No podía regresar a su casa y encima ese gato morado muy bien vestido le pedía su monóculo, como si fuera su sirvienta. Encima la había tratado de inútil, quería irse corriendo de ahí. -

No soy un completa inútil…- resoplo abatida, estaba completamente cansada de la situación- por lo menos sirvo de mal ejemplo.

Cuando entro en la habitación, no pudo evitar recordar la habitación de su mejor amiga. Era pequeña, con pocos muebles y todo estaba completamente ordenado. Lo único que no coincidía con la habitación de su amiga eran los colores, todo era de un 8


horrible gris topo y los muebles eran de color crema. Comenzó a inspeccionar la habitación hasta que encontró un hermoso vestido blanco, que por una extraña coincidencia era de su talla. Se saco su uniforme todo sucio y se puso el hermoso vestido. Como era de baja estatura (muchos se confundían su edad, llegando a decir que tenia trece años cuando en realidad tenia quince) el vestido le quedaba hasta las rodillas. Realmente le quedaba precioso. Se ajusto con cuidado la cinta del vestido, que era de raso color azul grisáceo e hizo el nudo correspondiente. Se miro en un espejo de cuerpo completo y se ruborizo. Parecía una muñeca de esas que tenia su hermanita de seis meses. El vestido tenia enagua por lo cual la pollera se levantaba un poco, y con su cabello suelto completaba el look. Sonrió y continúo buscando el monóculo. Cuando lo encontró se dirigió a la otra habitación y se lo entrego al gato. Este le asintió en agradecimiento y, alegando que era tarde se fue corriendo dejándola sola. Camino un poco mas por la casa y se fue. Aun debía encontrar la manera de regresar a su hogar, su madre debía estar preocupada.

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VI C

uando salió de la casa comenzó a caminar sin rumbo, mirando hacia todos

lados. Ese lugar era hermoso, aunque las criaturas que vivían allí no lo eran tanto. Paro en seco cuando escucho una canción de cumpleaños, que sonaba horrible (por que mas que dar buenos deseos, deseaban todo lo contrario) y se vio a si misma llendo a investigar. Era un campo de flores, en el que abundaban las rosas blancas y negras; allí había tres personas sentadas alrededor de una mesa, dos hombres y una mujer, celebrando lo que parecía un cumpleaños. Aunque sus caras mostraban una absoluta tristeza y a su alrededor había muchas sillas vacías. Uno de los hombres la miro y sonrió, como si su presencia le alegraría el día. Ella simplemente dio un paso decido hacia atrás, no le había ido bien con los demás habitantes del lugar y no quería tener que sufrir otro susto. -

Tranquila Anthonette, estábamos esperándote. ¿A mi?- pregunto asombrada, mirando a quien le hablaba con absoluto interés. Por supuesto pequeña, nos faltaba la cumpleañera. Pero yo no… ¡Entonces lo celebraremos por adelantado!

Su grito había sonado desesperado, como si temiera que Toni se fuera a ir. La rubia asustada por el repentino cambio de actitud, que le recordó a otro amigo suyo, se sentó en una de las sillas y no hablo. Mientras los dos hombres entonaban la canción, la mujer tocaba el violín haciendo un colchón para que los chicos cantaran con más facilidad. La canción tenía esta letra: Hoy es un mal dia Algo se te acerca Es la muerte a tus espaldas Ya se te acerca No se te ocurra escapar Seguro ni lo lograras. Que tengas un buen cumpleaños Tal vez sea el último Sonríe porque se te acaba el tiempo Deja de contar los momentos La muerte se te acerca Comienza a resignarte, amigo mío.

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Se tomo ese momento para mirar atentamente a los chicos. Los tres eran tenebrosos, pero no le producían temor ni asco. El hombre que la invito era alto, delgado, su piel era blanca como el papel (parecía estar echo de papel realmente, aunque Toni no podía asegurarlo en ese momento) y su cabello era de color azabache intenso y muy bien peinado. Lucia un elegante esmoquin color crudo con un corbatín de moño color negro y un sombrero de copa del mismo color del traje… realmente le hacia acordar a su otro amigo, Nicholas. El y ella habían sido muy unidos, ahora eran solo simples amigos, más que nada por un cambio en sus sentimientos. El otro chico no parecía tan tenebroso pero tenía lo suyo. Su cabello no era tan azabache pero si estaba muy desordenado, su piel era tan blanca que parecía un diamante y sus ojos eran de un gris mucho más oscuros que los suyos. El vestía un traje completamente desaliñado y sucio que parecía ser de color marfil, no tenía corbata ni mucho menos sombrero. Le hacia acordar a su hermano mayor, Benjamín, solo por lo desaliñado. La chica con el violín era demasiado bella, aunque sus ojos le causaban espanto. Parecía estar echa de trapos que iban del blanco mas claro hasta el gris y su vestido era de raso color negro. Su cabello, de color negro desgastado, estaba hecho de lana muy mullida por lo cual tenia mucho volumen. Sus ojos eran un par de botones de color gris platinado y su boca estaba cosida con puntadas simples y desalineadas. Cuando terminaron de cantar la triste canción de cumpleaños, Toni los aplaudió por pura cortesía y se levanto para despedirse, cuando la chica la detuvo y el hombre que se encontraba mejor vestido comenzó a hablar. -

¿Ya te retiras? No hemos siquiera podido presentarnos. Claro, lo siento- se sentó otra vez, y miro a todos mientras se sentaban- Yo me llamo Anthonette, aunque prefiero me llamen Toni. Un gusto Toni…- Se saco su sombrero y, en un gesto delicado, lo dejo sobre la mesa.- Mi compañero se llama Benjamín y mi hermosa compañera se llama Cinta, mi nombre es Sir Nicholas y somos Los Drepessant*. Un gusto conocerlos pero debo irme, aun no encuentro la manera de volver a casa y yo pensaba… ¡Aun no puedes irte!

El grito de Sir Nicholas la dejo inmóvil en su lugar y comenzó a dar pasos lentos hacia atrás, así al menos no se notaria que ella se estaba llendo. Aunque su plan no funciono, porque enseguida Cinta la tomo del brazo y la obligo a sentarse. Benjamín la miro enojado y cruzado de brazos, para luego comenzar a gritarle lo maleducada que había sido su actitud y harta de todo ese griterío, Toni decidió actuar. -

¡Ya basta! ¡Este lugar me tiene arta!- señalo al hombre desalineado y dirigió su mirada exclusivamente a él- ¡Y tu no eres nadie para gritarme y yo ni siquiera quiero estar aquí! Pues si quieres irte, bienvenida eres a retirarte si gustas Anthonette. ¡Eso era lo que quería oír!

Se levanto de su asiento y enfilo camino en dirección contraria del grupo, paro en seco cuando oyó hablar a Cinta, su voz sonaba muy melodiosa. -

¡Feliz cumpleaños! ¡Estas un año más cerca de la muerte! 11


Apuro el paso y se alejo lo mas posible de Los Drepessant, sonrió para si misma cuando se vio lo suficientemente lejos del grupo y se sentó bajo un árbol para calmar sus emociones. Abrazo sus piernas y comenzó a llorar, estaba demasiado asustada y no veía la hora de encontrar la manera de ir a casa.

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VII C

uando se levanto vio un enorme castillo de mármol negro y en la puerta se

encontraban dos enormes mamuts blancos junto con dos tigres también blancos. Camino hasta encontrarse con ellos y como vio que la dejaban pasar, siguió camino. Adentro se podía apreciar una especie de campo de tiro, ya que había varios blancos pintados en las paredes y muchas flechas se encontraban en ellos. Su prima Loreto era amante del tiro, tanto que lo practicaba una vez a la semana y era la mejor de su clase. Pego un grito cuando se choco con una chica, aparentemente de su edad, que llevaba un gran vestido negro que la hacia lucir como una reina. La miro de arriba abajo, mientras el extraño personaje le hacia los mismo. -

¿Quién te crees que eres para chocar con la Reina Oscura? Lo siento su majestad.- rápidamente se inclino, intentando disculparse con la reina. Tu disculpa será aceptada si tu aceptas una competencia de tiro contra mi. Supongo…- arreglo una mecha de su cabello, que debido a su corrida se había salido de lugar- que eso será si yo gano, ¿Qué pasara si yo pierdo? Te convertirás en uno de mis ciervos y jamás podrás volver a tu hogar.

Toni estaba sorprendida, ¿Cómo sabia ella de su deseo de volver a casa? La respuesta era simple: No solo la tierra era lugar de chismeríos. Asintió aceptando sus términos, aunque no era muy buena en tiro (su propia prima no dejaba de decírselo cada vez que la acompañaba a sus clases, obligada claro.) y su suerte no había sido la mejor. Pero se tenía fe, aparte de que era obstinada y muy terca cuando quería algo. Y realmente quería volver a casa. -Bien, le pediré a Las Gems que vengan a preparar todo…-con un chasqueo de dedos cinco chicas, que no debían tener mas de diez años, se acercaron a ellas y comenzaron con su trabajo- mientras tu y yo tendremos una charla, preséntate ante tu reina. - Mi nombre es Anthonette Santana Rogers, me dicen Toni. - Yo soy la Reina Loreto Joselline Andrade- Toni se rió por lo bajo, hasta que el ceño fruncido de La Reina la puso en alerta- Pero me nombraron como The Dark Queen. Mientras ambas mantenían una conversación, Las Gems terminaban de arreglar la pista. Las chicas eran completamente idénticas, aunque con estaturas diferentes. En total eran cuatro, o eso parecía porque se movían muy rápido para ser niñas normales y no podía contarlas. Las cuatro tenían el cabello blanco, una gran diferencia con los demás habitantes de Lux, y sus ojos parecían gemas translucidas. Su piel era de porcelana que, aunque claro, exhibía un color rosáceo. -

El juego puede comenzar Anthonette. 13


-

Por supuesto.

Se hizo un silencio sepulcral en el improvisado lugar de tiro y ambas se miraban de reojo intentando no enfrentarse a la otra. Toni no era buena en tiro, estaba demasiado nerviosa. Sabia lo que se estaba jugando, y sabia que no debía perder. Así que, llego a la conclusión de que lo mejor seria armar un plan. -Es tu turno Anthonette, sabes lo que esta en juego. -Claro que lo sé, Dark Queen. Tomó el carcaj de flechas entre sus manos y sonrió un poco nerviosa, se tomó su tiempo para pensar lo que haría y espero a que la convicción llegara a ella. Con coraje tomo el arco, empuño una flecha con firmeza y, con gesto serio, apunto al rostro de la reina… y disparó.

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Epílogo. N

(Narrado por Anthonette).

unca gane nada, supongo que nunca tuve la convicción. Supongo que es

porque soy negativa, aunque tal vez sea porque nunca me hice a la costumbre. Por eso siempre mantengo un plan b, un plan que me ayude para huir de las peores situaciones. Supongo que es parte de mi naturaleza, supongo que es mejor así. Las chicas, las Gems, me miraron de reojo, como si supieran lo que planeaba. The Dark Queen me contaba sus conquistas, sus aventuras y desventuras mientras empuñaba el arco y la flecha. Yo solo asentía, como para que se pensara que le estaba prestando atención y seguía pensando. -Es tu turno Anthonette, sabes lo que esta en juego. -Claro que lo sé, Dark Queen. Supongo que en ese momento solo me cruzo por la mente empuñar el arco y encajarle una flecha en medio del pecho, para salir corriendo sin mas, seguidas de las Gems. Mire hacia atrás un momento y pude ver como todas habían cambiado su aspecto. Eran cinco niñas hermosas, muy hermosas. Las cinco me sonrieron, con agradecimiento y dulzura, eran libres gracias a mí. Yo solo atine a hacer un movimiento con mi mano, como reatándole importancia, y a seguir corriendo. Quería huir de ahí, sabia que nos estaban siguiendo. Ellas me miraron con un gesto triste y me empujaron, yo solo atine a gritar y a cerrar los ojos. Solo me sentía caer.

C

uando llegue a la superficie, pude ver al pequeño gato morado esperarme con una

sonrisa. Yo solo le quite mi muñeco con gesto cansino y le tire un flechazo, el pequeño felino solo las esquivo. Yo solo resople, supongo que solo fue adrenalina lo que me hizo ser tan buena en tiro. Sonreí. 15


Me di la vuelta y me fui por el camino. Supongo que nadie me creerá, pero no es algo que me importe... Lux existe, y cada día recordaré las miradas de las Gems, que me recuerdan la peor de mis pesadillas… una pesadilla que no quiero volver a soñar nunca más.

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Lux es un mundo diferente donde nada es lo que parece. Eso lo descubrir叩 Anthonette, una peque単a de catorce a単os, A la que le va a tocar vivir su peor aventura. 多Te animas a vivirla con ella?

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