RETO DE LA CREACIÓN
LetrasKiltras 2014
© Grupo Reto de la Creación LetrasKiltras 2014
Imagen de la portada: Collage 1—Romy Riquelme Diseño y maquetación: Nat Gaete Una publicación de Editorial Digital LetrasKiltras Todos los derechos reservados
RETO DE LA CREACIÓN
La presente recopilaci贸n de creaciones literarias corresponden a una selecci贸n de trabajos escritos especialmente para el grupo Reto de la creaci贸n, dirigido por la escritora Liliana Marengo, durante el ciclo de actividad que dicho grupo tuvo el a帽o 2014.
Rolando Correa
Alas Fue el lenguaje inapelable de sus ojos (¿Existe acaso alguno más inapelable?), más que las palabras de un diálogo ficticio. O fue la música del agua derrochando notas en la fuente. O tal vez la primavera buscando libertad desde el otoño de las pieles. Fue todo eso, o quizá un encuentro algo tardío, pero cierto: la oportunidad, la esquina del tiempo y del espacio donde —en ciertas ocasiones— se da la convergencia. En definitiva fue el amor y las palomas confundiendo sus alas en el cielo.
Laura
Amor otoñal Siempre me emocioné imaginando este encuentro, porque llevo soñándolo toda una vida. Fue en la Fontana de Trevi, aunque pudo haber sido en cualquier otro escenario. Tú y yo frente a frente, alma con alma, sintiendo cada sístole y diástole como nunca antes. Quizás, con menos furor que en la adolescencia, mas con la intensidad de aquello que se forja con verdadero amor. Si bien nuestras primaveras florecieron en otros brazos, otros labios añejaron nuestros besos y otras pieles se guardaron nuestro aroma… nadie pudo apropiarse de los sueños que ambos gestamos a lo largo del tiempo. Y en esos sueños el otoño nos sorprendía juntos, reconociéndonos entre una multitud. Porque para cada alma existe otra afín, capaz de superar distancias geográficas, étnicas, religiosas y de cualquier otra índole. Y en esa sublime instancia, en la cual uno respira el aliento del otro, nada importa más que el eco profundo de un Te Amo.
Carmen Celia Álvarez
En el tiempo... ¿Cuándo el sueño es sueño? Cuándo se posa en mí como un anhelo, cuándo se adorna con los deseos, cuándo a través del tiempo se renueva en la sonrisa del recuerdo, ¿cuándo? Ser protagonista de una imagen que me enamoró. Hacerme dueña del momento, sentir qué sintieron los que la vivieron, ¡vivir en mis latidos sus latidos! y en un pasaje de tiempo colocar todo como era, para que todo sea como fue. ¿Cuándo el sueño es sueño? ¿Ayer en su génesis u hoy que lo revivo?
Marquesa Luna
El último sueño Era el último tranvía que pasaba por la estación de la senectud cuando las luces de sus vidas estaban oscilando. El amor los sorprendió con las defensas desvencijadas por el paso de los años, en esa edad en la cual todas las emociones se estremecen con ahínco. Una brisa turbulenta agitó las terminaciones nerviosas de sus cuerpos, pidiendo a gritos vivir ese último sueño… Esos últimos flecos de felicidad que la vida envuelve en papel de regalo. -Él la miró a los ojos mientras le decía: Mi vida, mi aliento… quiero soplar contigo la llama de este ensueño para prolongarlo a la eternidad. -Llevo esperándote toda la vida –respondió ella.
Salma Hassan
Confesión Llueve tras la cortina de un beso que el alma aguanta. Y "en un momento dado" la soledad que apremia, se desnuda, se mojan las piernas y las dudas y el amor, sin tiempo, con un espacio etéreo entre las gotas espesa los oídos de una niebla, de una niebla única que abraza y se desgrana en las notas de un "te amo"...
Ángeles Charlyne
AcorDe Mitómana de la noche… Mixtura…, -de besos y promesasNo te rindas…! No te vayas…! No existe oscuridad posible; la enfermedad es un demonio, vencido, en un abrazo! Ríete cascabel! Sueña…! pequeña cenicienta, y lanza una moneda al agua!. Acuéstate de lunas, de vientos, y llamas. Levántate mujer! Engáñame de a ratos! Se… vida, amor, música, felicidad… esperanza!
Nat Gaete
Eternos Palomas blancas el color gris del tiempo no pudo ajarlas
Rolando Correa
Ave de paso Sentí su temblor y, sin necesidad de verle el rostro, sabía que lo recorría una lágrima. A nuestro alrededor, cada pareja viajaba en su propio mundo mientras los zapatos describían figuras parecidas sobre el lustre del piso. La melancolía del tango atravesaba los rincones secretos de las almas de los bailarines y ataba un nudo invisible en mi garganta. —Tú eres un camino de ida. Siempre de ida — me dijo con ese acento que tanto me gustaba y que me hacía olvidar que el extranjero en esas tierras era yo. La abracé con más fuerza y no respondí. Ella tenía razón. Esa sería mi última noche en aquella ciudad y ese país. Mi última noche con ella. Nunca creyó que me quedaría, pese a que se lo prometí convencido de que era eso lo que deseaba y haría. Te amo —le susurré al oído—. Hoy cantaré para ti —añadí mientras mis labios buscaban su piel. Seguimos bailando en silencio. La amaba. Nunca me había pasado, por eso lo supe. Un mes fue suficiente. ¿Acaso hay normas para el amor? ¿Acaso debe respetar plazos, reglamentos…? Bastó ese escaso tiempo en ese lugar hasta entonces desconocido, bastaron sus ojos negros y su pelo suelto, bastó su voz, su delicadeza, su ternura. Bastó la increíble pasión que me ató a su habitación y a su existencia. Cuando, al finalizar aquella primera noche de actuación se presentó para decirme que le encantaba el tango, que había vivido un año en Buenos Aires, que había aprendido a bailarlo, y que nuestro cuarteto le pareció estupendo, tuve la extraña sensación de que había algo diferente en ella, algo sutil, una especie de magnetismo del que no podía escapar. Y ahora bailábamos nuestro último tango. No lo
dijimos, pero ambos lo sabíamos. —Es mi turno —le dije, mientras la acompañaba a la mesa. Bebimos una copa de vino y brindamos sin decir palabra—. Esta noche será para ti. Los muchachos arrancaron con el primer tango y me acerqué al micrófono. Desde allí la veía. Era como un resplandor en la penumbra del salón. Canté como nunca lo había hecho mientras sentía crecer el desgarro en mi interior. Fueron unas quince interpretaciones. El último título era ―Ave de Paso‖, la magnífica inspiración de Charlo y Cadícamo. “Ha llegado el momento querida / de ausentarme quién sabe hasta cuando…‖ Ella seguía allí. No podía apartar los ojos de su figura. Nuestra presentación llegaba a su fin. “Perdona mi promesa morena / olvida mi locura de amarte…‖ Fuimos al camarín, guardamos los instrumentos y salí de prisa. Ella ya no estaba. Corrí a la puerta. Afuera lloviznaba y hacía frío. La vi subiendo a un taxi y quise correr tras ella, pero algo me detuvo. Después… No… no recuerdo más. La historia quedó congelada en esa imagen. Han pasado no sé cuántos años. Muchos. Anduve escenarios, ciudades, milongas, pieles y alcobas. Siempre de ida, como ella me había dicho. Pero nada fue igual desde entonces. Algo quedó roto definitivamente en mi interior. Algo muerto camina conmigo. Miro mi vaso en el que el whisky apenas ha dejado un rastro debajo del hielo. Me acerco a la ventana y veo el desfile interminable de autos. Entonces siento que no son los vehículos ni la gente. Soy yo quien siempre se va.
Laura
Encuentro A la sombra de un tango dos almas solitarias entretejen su historia con la luz de sus tacos.
Marquesa Luna
Entre algodones Era una pelota de ping pong. Una semana con papá y la siguiente con mamá, y entre medio en casa de los abuelos. Suplían las carencias afectivas con regalos materiales. Él caminaba complacido y seguro por un sendero sin escollos ni maleza. Era un sendero liso con sutiles aromas, iluminado por luces halógenas y toda clase de focos artificiales. Distinguía las sombras, y danzaba con ellas al son de un ritmo sin acordes, sin compases, sin partitura, sin directrices. Un corte de energía emocional lo dejó bailando solo en la más absoluta oscuridad, y se perdió para siempre en el espectro de la sombra prolongada de su inherente desorientación. Se adentró en un mundo turbio e irreal del que jamás pudo salir hasta que una jeringuilla contaminada, expandió por sus venas una ponzoña mortal. En esos tres últimos minutos en que la conciencia alcanza su punto álgido para después desvanecer, vio pasar su vida en fotogramas. Y pensó que le gustaría tener otra oportunidad. Pensó que la vida debería comenzar al revés: hacer siendo viejo y morir siendo un bebé.
Angeles Charlyne
Beso de tango… delirio de arpa Gimió un bandoneón bajo el asfalto y el grito se hizo charco en la vereda... Un arpa, cómplice del eco... acompasó, con un murmullo... de aletargadas cuerdas... Calló la luna... latió una estrella... murió la noche... nació el poema...
Romy Riquelme
Tú y yo Tú y yo jugamos a que no sabemos nada una hora, una acaricia, una palabra y chas!!! cambia el ritmo de las letras y nos encontramos perdidos en el rito de la noche podemos creer que ha sido un sueño y el vaivén de tu cuerpo es solo la inflexión del tiempo me voy riendo mientras hablas el lenguaje de la ciudad somos ladrones de momentos por herencia imaginaria somos una extraña esencia de sombras, zapatos y otras rabias.
Nat Gaete
Dirty girl Taco de aguja a 15 centĂmetros del suelo se vende el alma.
Seleccionados
Rolando Correa Laura Carmen Celia Ă lvarez Marquesa Luna Salma Hassan Ă ngeles Charlyne Romy Riquelme Nat Gaete
Ars longa, vita brevis
Una publicaci贸n de Editorial Digital LetrasKiltras 2014