aRTeKilTrO
REVISTA DIGITAL DE LETRASKILTRAS
Año I - Número 5
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Subida a los 4 puntos cardinales Jeroni Mira
NÚMERO ESPECIAL REVISTA ENSAMBLADA NATURALEZA - MEDIO AMBIENTE
J. M. W. TURNER: UN PINTOR QUE SE ADELANTÓ A SU TIEMPO – Liz Hentschel ALGUNAS PALABRAS SOBRE EL HAIKU. APUNTES PARA LA TERTULIA – Alejandro López Palacios
Día del Poeta Virtual Taller de Cuento Fantástico El Minotauro – Mónica Gómez
Artistas de LetrasKiltras Año I / Número 5 / Octubre 2010
aRTeKilTro es una publicación de LetrasKiltras Todos los derechos reservados CORDINADORA: Natalia Gaete
Columnistas en esta edición:
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Liz Hentschell
aRTeKilTro
Alejandro López Palacios
Colaboración especial de Taller de Cuento Fantástico El Minotauro dirigido por la escritora Mónica Gómez.
Colabora
Créditos:
Andrea Arco Blanco - Carlos López Dzur - Toni Prat Jorge Jiménez - DamasArt -Liz Hentschel - Fernando Omar Vecchiarelli - Julia del Prado - Luis Roberto Makianich - Ximena Gautier Greves - Alejandro López Palacios - Jeroni Mira - María Oreto Martínez Sanchis -Patricia Viot - Marquesa Luna - Marino Rossetti Karol Arcique - Rose Marie Parra - Nelson Urra - Clea Imagina - Arnoldo Rodríguez Cabrera – Mónica Gómez - Alicia Fontecilla - Loreto Espinoza - Eduardo Álvarez - Ximena Campodónico - Nat Gaete – Michael Jastremsky
Fondos obtenidos de recursos gratis disponibles en internet
EDITORIAL
En nuestros días la naturaleza adquiere cada vez más importancia en la creación artística , no solamente debido a que los creadores se han vuelta a encantar con ella como fuente de inspiración sino también como una tendencia por la lucha de conservación del medio ambiente que nació junto a grupos ecologistas que enarbolaron la bandera de la protección y el llamado de conciencia hacia cómo el hombre usaba y abusaba de la tierra, convirtiéndose desde la revolución industrial en un depredador de los recursos naturales, los animales e incluso, desde antes, de los pueblos originarios a quienes la “civilización” apartó cruelmente quitándoles las tierras y arrojando al olvido la sabia cultura de los nativos que siempre veneraron a la madre tierra e hicieron uso de sus recursos con un sentido de renovación y respeto. Hoy artistas desde las diferentes disciplinas que procesan comprometen su arte con el planeta para llamar la atención, inculcar en los niños y generaciones nuevas la consciencia ecológica, el compromiso del hombre con el planeta que lo alberga y la aceptación de que es el único hogar que poseemos como especie.
Desde el compromiso social por lo que nos rodea hasta la visión propia en que la naturaleza se hace presente de una u otra manera, aRTeKilTrO dedica este ejemplar de revista ensamblada a este tema.
Nat Gaete Cordinadora
Subida a los 4 puntos cardinales Jeroni Mira
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Ramito de violetas
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Andrea Arco Blanco
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Carlos López Dzur
AVISO DE TRES DIAS DE TINIEBLAS 1. «El Señor le dijo a Moisés: 'Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar'... Y Moisés levantó los brazos al cielo, y durante tres días todo Egipto quedó envuelto en densas tinieblas»: Éxodo 10:21-22.
Sepan que primero, aún para el más humilde de los peces bajo las charcas de lotos y a ras de superficie, a flote en tránsito por pantanos, la tiniebla prevalece y son tres días en lucha con los egos de las sombras, tres días antes que haya un libro de zóhar que se deshoje con sus esplendores, tres días antes que se unja el Mishkan, alma por tabernáculo, en el corazón humano. No diga ninguno que conoce la luz hasta que venga aquel que levanta los brazos al cielo y digno es que se lo llame Cohen Hagadol, el sumo varón que abre arca sagrada en el cuerpo y de cada célula de la piel forma su Aron Hakodesh, espacio perfumado donde no hay moscas ni hedor de sangre pudrida ni pez hediondo, aunque su carne sea blanca y tierna como el pescado fresco. No hay luz sin tinieblas y tres días con oscuro sol son imprescindibles para quien anhela renacer y escribir su nombre en el Sefer Ietzirá. Prepárate a ver tu casa en el silencio total, aclimatado en zozobra, a no saber cuál es tu voz en la noche y no saber ni la hora y no acertar tocar tu nariz con el dedo. Prepárate en las tinieblas de tres días, cauteloso en la historia, porque lo que has llamado el Mundo / el reino / Malkut / sociedad / civilización es madriguera y lobo es el hombre para el hombre y hay un faraón iracundo, a veces invisible, pero siempre traicionero que no desea que vivas ni veas el Olamot de cuatro mundos, dimensiones de la realidad donde no hay esclavitud ni llanto Cuídate con el silencio de los tres días de Tinieblas porque vendrá la escisión, espada de faraón para ahogar a todos los varones en el Nilo. Tres días de tiniebla tienes para saberlo en lo Alto y en lo Bajo de Egipto, saberlo entre los reptiles y entre las serpientes que se enrollan en la vara para tu esperanza.
Jardín de las delicias El infierno El Bosco
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4. AVISO PARA CUANDO VUELVAS AL CARBONO Antes que regreses a la vida que fecunda a las madres con esencia de Min, con pan de sexo santo, vive en esta tierra negra, donde la oscuridad reina, y regocíjate en el dolor de tu paradoja porque en Mar Rojo morirá el que te oprime. En Mar de Juncos quedará si cadáver. Divinas son las aguas y las que son para tí hoy son interiores: VVV, agua fluyente del ideograma sagrado de Luna. Mujer y Origen. Regocíjate, hijo de Be-hema, ya no serás la bestia, y tu carbono ha de ser puro y tu incienso de diez especias y la mayor del Ketoret o aceite que te unja será el jelbená, primario olor de quien Te Hizo beit haMikdash desde la carne y Aron Hakodesh, en el arca sagrada de Tu Alma. Las medidas de Tu Unción son 368 maneh del año solar, una medida por día, media en la mañana y media en la noche y tres que el Cohen Hagadol dará como expiación en doble ración en rito de Iom Kipur. Cuando sea el día y veas muerto al faraón y sus sicarios en retirada, sacarás la cabeza, mirarás por primera que el Cielo resplandece y cantarás la canción de la marcha porque irás, no al exilio, sino al regreso al verdadero Carbono, a la verdadera biología, a la que se vivirá en libertad. A Tierra prometida. Plegaria de ofrenda que sea agradable y aceptable para Dios, canta, porque ya no eres de la Bestia ni del Lashon Hará que te tuvo maldito en agravio y en anulación.
Detalles de El jardín de las delicias (El infierno) El Bosco
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Toni Prat
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El espantapájaros Jorge Jiménez - Jota
Cierto día el espantapájaros se cansó de su trabajo. La soledad le gustaba, la disfrutó mucho durante sus primeros años, pero ahora que sabía que le quedaba poco tiempo, buscaba la nueva experiencia de compartir. Desde su pequeña loma divisaba siempre a los animales que pastaban a la distancia, al principio con curiosidad, pero en los últimos tiempos, con envidia. Ellos se movían, conocían a otros individuos, compartían. A esos animales no les permitían el paso a los sembradíos que nuestro amigo resguardaba, hablar con ellos sería imposible. Aunque en algunos cuentos se les presente como sabios consejeros, la verdad es que los grillos y otros insectos son completamente estúpidos, no saben hablar. Muchos años lo intentó el espantapájaros sin ningún resultado. Es probable también que ellos sean tan inteligentes como para querer parecer estúpidos ante un ser como el espantapájaros, quien debe parecerles un personaje patético. La única posibilidad que vislumbró nuestro amigo, fue intentar comunicarse con las aves, justo aquellas a las que debía espantar. Obviamente él se daba cuenta perfectamente de esta contradicción, pero el avance en las construcciones de condominios era muy rápido, sabía que su pequeña loma desaparecería en poco tiempo, y no le importaba hacer mal su trabajo durante su último período, si gracias a ello lograba su ansiado sueño de entablar amistad con otro ser. Comenzó por cambiar su vestimenta. Se quitó la ropa que parecía amenazadoramente humana y se mostró desnudo al nuevo amanecer. Cambió también su grave expresión por una amistosa sonrisa. A las pocas horas, a media mañana con el fuerte sol dando justo sobre su descubierta cabeza, un cuervo se acercó a la loma y se posó a sus pies, en busca de algún retazo de sombra. - ¿Buen día, amigo cuervo? - le dijo amistosamente el espantapájaros, mientras el ave daba un brinco y despegaba asustada unos centímetros del suelo. - No te asustes, por favor. Tan sólo soy un espantapájaros que se cansó de su trabajo y quiere buscar amigos durante sus últimos años. ¿Podrías ser mi amigo? - Me pides algo muy difícil espantapájaros. No conozco ninguna historia acerca de espantapájaros y aves que sean amigos. ¿Por qué debería confiar en ti? - Mira por sobre esa cerca hacia el sur. ¿Ves esas máquinas amarillas? Son la señal de que muy pronto todo lo que ves acá desaparecerá, incluyéndome a mí. Ya no tiene sentido cuidar el sembradío, si de todas formas va a desaparecer. - Lo siento amigo, no sabía que eso es lo que te espera. - No te preocupes amigo cuervo, sólo deseo tener algunos amigos antes de retirarme para siempre. Esa misma tarde el cuervo llevó a toda su bandada a la loma del espantapájaros, celebraron una animada fiesta, arrasaron con el sembradío, contaron historias y hasta cantaron junto al espantapájaros retirado. La sonrisa con la que él se durmió esa noche no fue dibujada por ningún humano, y sólo pudo ser apagada por la máquina que destruyó la pequeña loma a la mañana siguiente.
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Aprendiendo a volar
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DamasArt
J. M. W. TURNER: UN PINTOR QUE SE ADELANTÓ A SU TIEMPO Liz Hentschel
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"El encuentro con el mundo de las imágenes creadas por un pintor es a la vez un encuentro con su imagen del mundo" (Bockemühl) Cuando uno mira esta imagen, lo primero que viene a la mente es que se trata de alguna pintura moderna, del siglo xx... o incluso más reciente. La economía de trazos, el juego de contrastes, la independencia del color, la pérdida de las formas... ¿no nos habla todo ello de una pintura abstracta o quasi-abstracta? Pues bien, el autor de este espléndido cuadro, Joseph Mallord William Turner, nació en 1775, en pleno siglo XVIII. Increíble, ¿no? Es considerado el mejor pintor que ha dado Inglaterra en todos los tiempos. Su talento se mostró desde que era muy joven: comenzó desde niño a practicar y dominar el dibujo, tanto de la figura humana como del paisaje o la arquitectura. Se cuenta que ya desde los 14 años gustaba de vagar por toda su comarca, haciendo bocetos continuamente. A los 15, exhibió por primera vez en la Royal Academy, y a los 17 ganó su primer premio por una de sus precoces acuarelas.
Sus dibujos eran como Diarios: bosquejaba libremente su propia experiencia. Siempre demostró ser muy inquieto y muy intenso para su quehacer pictórico. Aunque sus primeros trabajos eran bastante realistas --estaba bajo la influencia de Constable y Sir Joshua Reynolds--, pronto empezó a mostrar una tendencia hacia el abandono del seguro camino de la tradición académica. Tenía una especial predilección por observar los efectos atmosféricos, tales como las nubes o las brumas.
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Las nubes siempre siguieron siendo un tema predilecto para él: tanto, que llegaron a tener un significado simbólico en su obra. Si eran blancas, denotaban paz y tranquilidad; si eran oscuras, discordia; si rojas, destrucción. Poco a poco, fue aumentando su interés por el espacio que se encontraba entre las cosas, más que por las cosas mismas. Para Turner, el espacio era una extensión infinita, animada por la agitación de grandes fuerzas cósmicas, de tal manera que las cosas se veían envueltas en torbellinos de aire y de luz y acababan por ser reabsorbidas y destruidas en el ritmo del movimiento universal. Tuvo la oportunidad de viajar a Venecia, en donde llevó más y más lejos su capacidad de observación de los tonos, los reflejos acuáticos de los edificios o la luz. Siendo Venecia la cuna de la escuela pictórica de las veladuras (Veronés, Giorgione), él las retomó dentro de sus acuarelas y óleos, pero bajo un nuevo lente. Aunque sus obras realizadas en esta bella ciudad empezaron como representaciones realistas de lo que veía, con el paso del tiempo se acercó más y más a un minimalismo, basado más en impresiones de lo que veía. Con ello, fue destruyendo la realidad objetiva y cambiando insólitamente sus pinturas. La siguiente secuencia de imágenes nos da una idea del revolucionario proceso que siguió durante sus estancias en Venecia:
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Los momentos de la aurora y el ocaso le fascinaban. Como buen representante del Romanticismo que le tocó vivir, buscaba rendirle culto a la naturaleza, especialmente a esos fenómenos que nos empequeñecen y nos pueden causar miedo o admiración, su carácter grandioso, agreste u hostil. Al igual que Goethe o Lord Byron, William Blake, Hölderlin o Beethoven, todos contemporáneos suyos, quiso plasmar, más allá de una imagen "moderada" y "racional", la fuerza de los sentimientos que nos inspira esa misma imagen. Se podría afirmar que el logo de la época romántica era "Siento, luego existo". En todos ellos, al igual que en Goya, Schiller o Schubert, bullía una búsqueda interior del individualismo y la libertad, una libertad creativa. Turner, dentro de la pintura, mostró una originalidad tan notable, que podría decirse que fue un visionario: prefiguró al Impresionismo por muchas décadas, e incluso fue un pionero de la pintura abstracta que se adelantó por más de cien años a Kandinsky o Klee. Pintó en un estilo absolutamente fuera de su tiempo.
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Para representar la totalidad de su paisaje, le bastaban pocos objetos. Más bien, le interesaba buscar lo sublime, lo ilimitado, lo grandioso. La suya es una visión emocionante:el ambiente natural suscita una reacción pasional. Transfigura la naturaleza en un sentido poético. Ruskin, el más importante crítico del romanticismo inglés, observó que los cuadros de Turner nos hacen ver el mundo de un modo nuevo, llevándonos a "recuperar lo que pudiéramos llamar la inocencia de los ojos,... a ver manchas de colores sin saber lo que significan, a la manera infantil, tal como los percibiría un ciego al que le fuera repentinamente devuelta la vista."
Para mirar su obra, tenemos que convertirnos en espectadores activos; ya no semos simples testigos de una escena, sino que hemos de poder sentir e interpretar lo que estamos mirando. Turner nos da acceso directo al carácter visible de la naturaleza, alterando la percepción visual paulatinamente al introducir cada vez más y más "imprecisiones" en sus cuadros. Pero dichas imprecisiones, lejos de ser producto del azar o el descuido, son el resultado de una detenida observación de los fenómenos naturales.
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Y así, va liberándose de las formas tradicionales para irle dando cada vez mayor independencia al color y mayor importancia a los efectos fugaces de la luz. Esa luz, a su vez, simboliza sentimientos avasalladores, movimientos interiores del espíritu. Su color no es arbitrario o meramente "decorativo", sino que él busca la Verdad a través de sus sensaciones ópticas: entre menos definidas sus formas, más reflejan el sentido de verdad en la naturaleza. La naturaleza del color, plasmada en la obra pictórica, es el "misterio patente" de la obra de Turner. Al describir un paisaje pintado, suele olvidarse que lo que vemos allí no es la naturaleza; lo que el espectador tiene delante de sí no está constituido por elementos orgánicos y físicos puramente, tal como acontece con un paisaje verdadero. La fuerza que organiza los colores y las formas, dándoles el lugar que les corresponde, no puede ser otra cosa que la acción del artista. Es él quien configura las constelaciones de los objetos dentro del cuadro de acuerdo con la idea de su conexión mutua: y en ello aplica su libertad creativa. Lo que logró este genio de la historia del arte fue inaugurar la "pintura abierta", que nos abre varias posibilidades de interpretación. Dio un paso espectacular más allá de lo que era usual en su tiempo, es decir, presentar cuadros "acabados", figurativos y realistas.
Terminaremos con una cita de Ruskin: "And Turner -glorious in conception- unfathomable in knowledge -solitary in power-, with the elements waiting upon his Hill, and the night and the morning obedient to his call, sent as a prophet of God to reveal to men the mysteries of the universe, standing, like the great Angel of the Apocalypse, clothed with a cloud, and with a rainbow upon his head, and with the sun and stars given into his hand..." (Bibliografía: Bockenmühl, Michael. J. M. W. Turner: El Mundo de la Luz y del Color Benedikt Taschen, Köln, 1992 Clarke, Kenneth. Civilization. Harper & Row Publ., N. York, 1969
Sólo 33 Fernando Omar Vecchiarelli
Sólo treinta y tres hombres saben cómo es el momento de nacer. Sólo uno supo del amor inconveniente. Sólo uno supo que ya no era extranjero en el fondo de la tierra. Sólo alguien sintió el orgullo de presidir un país que lo recibió temblando. Sólo un desconocido supo cual era su tarea en este mundo. Sólo un grupo supo que eran un equipo. Sólo algunos sintieron que esperar da verdaderos frutos. Sólo alguien se sintió culpable de tanto inocente. Sólo algunos rezaron con verdadera Fe. Sólo treinta y tres hombres confiaron en muchos que confiaban. Sólo algunos pocos dudaron. Sólo uno primero. Sólo uno último. Sólo 33. Solos. Solo. Chi. le
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De Provenza / De Cezanne Julia del Prado
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Amanezco, abro la ventana en esa Provenza / con su Dios de paz en sábanas extendidas de lavanda. Salgo, estoy en esos campos cobijo mi agenda debajo de un ciprés Y casi cerca diviso a Cezanne con su caballete tímido al encuentro de azules y violetas Afectos tirados en sembríos de lavanda Mi sonrisa esa paz Mi resonancia ese canto Sueño, libros marroncillos encima de mi rostro para que arropen silencios en paisaje tendido de acertijos Vuelo, en ese cielo que me habla al oído de esa capa leve en senda azul / violeta de Provenza / de Cezanne.
La Tribu
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“Tribulaciones Tribales” Pintura digital de Luis Makianich, 2009
Los leños colorean con fuego sus arrugados rostros al caer la noche; múltiples ojos chispean concéntricos un solo sueño, una esperanza, un deseo. Corazones como tambores resuenan al ritmo de sus mentes; sumidas en un vuelo humeante como mariposas nocturnas estrellándose contra el vidrioso velo de su desaliento. Las llamas esculpen la historia en sus largas cabelleras; trenzando sus demonios con sus espirituales ancestros, y convocándolos al rito de sus etéreas plegarias, hasta hoy dormidas en la madera quemada. El más anciano se encuentra sentado con sus piernas cruzadas y la mente en suspenso sobre sus cabezas, que sienten su aura candorosa y quieta, como el tenue brillo del lago y la luna besándose a oscuras de miradas discretas. La tribu presiente en un solo suspiro que las épocas tristes se irán desvaneciendo, con solo ver la hoguera alimentando sus almas y acelerando su pulso en el fragor de la danza. Las llamas chispean su alegría ignifuga desafiando su aliento de inocente osadía, creyendo en un sueño de hambruna y miseria; bailando su pena de lluvias sin trigo, de humo sin fuego y de dolor sin llanto. Con fe en la memoria de sus antepasados, que vivieron del bosque y de sus riquezas; alimentando el suelo con sangre y su carne, se lanzan en busca del precioso tesoro, de cazar su dieta con arcos y flechas. Pero el monte ahora es otro, y ya no se oye en la noche, ni el ave en vigilia ni la presa asustada, porque durante el día, cuando nada duerme, se escuchan las sierras que talan su alma.
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La caída de un árbol
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Nat Gaete
Visual basada en fotografía de Mylene Bressan bajo CC Atribution Non Comercial
Poema Nº 17 Ximena Gautier Greves
© LAS HORAS DEL MAL por XIMENA GAUTIER GREVE. Derechos reservados. Reproduccion autorizada con crédito a la autora.
Del Libro "AMPARO MAPUCHE (Plaidoyer por los indigenas de Chile), poema n°17" (Los hechos que trata este poema, son reales y han sido publicados por los media del mundo entero. El Sur de Chile y de Argentina sufren una invasión de capitales transnacionales. Los españoles destacan en la apropiación del agua. Noruegos y americanos prosperan con la anuencia de terratenientes locales. Los indफgenas no tienen nada que esperar de estas implantaciones industriales pesadas. La muerte de los cisnes blancos de cuello negro del Santuario de la Naturaleza "Carlos Anwandter" (Valdivia), se debió a la polución industrial del río Las Cruces, que alimenta el humedal y el lago. Otras catástrofes ecológicas afectan a los mapuche del Cono Sur).
© LAS HORAS DEL MAL (en 2 partes). I. En estos días el sufrimiento es el reloj del tiempo. Los caídos marcan el paso de las horas, maltratos y enfermedades hacen cuenta larga, Por la mañana el hambre aprieta, asedio de gendarmes y balacera mueven la tarde, a medianoche allanamientos, destrozo de útiles y enseres, detenciones inhumanas, interrogatorios, torturas, montajes, leyes anti-terroristas, condenas injustas:. defender techo, familia y clamar hambre: los derechos naturales ahora son delitos terroristas.
En los territorios indígenas, puntal del Sur clama el fuego vivo que no da ceniza. Sobre el suelo quemado con ácidos. no se oye un trino. Las avecillas comieron bayas marchitas, los zorrillos cazaron conejos emponzoñados.. Perecen las águilas, los pumas... y los indios. Toda la cadena alimentaria envenenada. Imposible plantar: todo seca y si crece, mata. En los paisajes del agua, el agua no se bebe. Ductos y vertederos contaminan napas y pozos. Ríos y lagos reciben residuos industriales.
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¡Vengan a examinar los niños enfermos! ¡Vengan a contar los peces boqueando por miles sobre oleajes de rápidos envenenados arrastrandolos hacia estuarios y deltas! ¡Vengan a oír el canto de los cisnes expirando por centenas!
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Criminal productividad. Rendimiento máximo. Que la naturaleza y sus hombres mueran, no importa. Pero al mismo tiempo que ocurren estos crímenes en los territorios indígenas, allá, en los rascacielos de Santiago o Nueva York levantan la pierna, la nariz y el codo algunos esclavos sexuales frente a los "tigres" chilenos, americanos y extranjeros portafolios, banca y bolsa. Corre el whisky el dólar, la droga, los negocios, la intriga las carcajadas omnipotentes, el saqueo de millones de millones de millones arrebatados a la vida de ríos, lagos, animales minas, océanos, bosques, desiertos, glaciares y hombres:
El dinero del mal va contra la vida. Contra la vida va. Contra la vida va. ¡Contra la vida,... él va!
NOTAS: 1.- Los cisnes solo cantan una vez, al momento de morir. La muerte de los cisnes del Santuario de la Naturaleza "Carlos Anwandter", clasificado por Naciones Unidas, es una catástrofe ecológica, provocada por los residuos industriales vaciados en el Río Las Cruces. 2.-La aceleración de la economía emergente de Chile aprecia el epíteto “Tigres del Cono Sur” Antes gorilas, luego tigres. ¡Qué fauna!
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ALGUNAS PALABRAS SOBRE EL HAIKU. APUNTES PARA LA TERTULIA. Alejandro López Palacios
. Me piden escribir algo sobre el haiku (léase “Jaiku”, aunque también lo he escuchado llamar “Jaikú”: de japonés no tengo idea y no sé si seré la persona más indicada para tratar el tema, habiendo tanto entendido en la materia). Mi conocimiento sobre esta antiquísima forma se limita a mi experiencia de lector que ha tropezado algunas veces con fascinantes piezas que en su minúscula extensión brindan un flash, una imagen o algo que despierta repentinamente los sentidos: una especie de epifanía encerrada en tres versos cortos. La primera vez que supe de la existencia del haiku fue durante la lectura de una novela de Jack Kerouac, Los vagabundos del Dharma (una maravillosa apología de la filosofía Zen), en que los protagonistas los componían mientras escalaban una montaña. En la obra de Kerouac es frecuente encontrarse con estas composiciones breves que él llama haikus, aunque no respeta en absoluto el esquema métrico 5/7/5 que algunos puristas han pretendido imponer aplicando directamente la receta nipona (el cómputo silábico en japonés –idioma muy lleno de matices- difiere en varios aspectos de lo que aplicamos en nuestra lengua materna) y que muchas veces resulta forzada – la métrica, cuando no da vida, mata, podríamos decir, parafraseando a Vicente-. No pretendo discutir acerca de la procedencia de un dibujo métrico rígido porque, como tantas veces sucede en esto de la poesía, hay tantas opiniones como poetas. Sin ir más lejos, mientras autores como el mismo Kerouac plantean que no es posible replicarlo en nuestra lengua occidental –tan dada a los ornamentos y gongorismos, agregaría yo-, Octavio Paz posee acertadísimas traducciones de las obras de Bashô observando fielmente el conteo de sílabas original, y Mario Benedetti rescata sólo el metro para dar una vuelta de tuerca a la temática, incorporando a sus creaciones imágenes urbanas de nuestro mundo cotidiano: aRTeKilTro oscuro unánime sólo queda un farol que pide auxilio
Necesito aire Jeroni Mira Galmés
Lo cierto es que quien quiera adentrarse en el tema tropezará con diversas concepciones en muchos casos radicalmente opuestas, desde los que pretenden reducirlo a un conjunto de reglas casi axiomáticas, hasta los partidarios de la libertad absoluta en forma y fondo. Convengamos entonces que el haiku, en su idea original (hablamos del siglo XVI) corresponde a un poema breve, de 17 sílabas distribuidas en versos de 5, 7 y 5, libre de todo truco o recurso poético (metáforas, aliteraciones, anáforas, etc): ante todo es un poema sencillo, contemplativo e íntimamente ligado a la naturaleza. Es un instante del devenir natural atrapado en este exiguo formato, algo así como una diapositiva del paisaje y de lo que ocurre en él ante los ojos del poeta. El resto lo hace la misma naturaleza, sin requerirse más adorno. Citando nuevamente a Kerouac, debe “crear una breve imagen y, sin embargo, ser tan airoso y gracioso como una pastorella de Vivaldi Tomemos por ejemplo algunas de las com_
1
Ver, por ejemplo, “Some western haikus”, recopilados en el volumen “Scattered poems”, City Lights books, 1970. 1
Benedetti, Mario: “Rincón de haikus”, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
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posiciones de Bashô, a quien muchos consideran el creador de este arte: La camelia del árbol cayó vertiendo su agua
La luna clara sobre las flores se retrasa un instante 22
Canto de cigarra Aunque no lo parece pronto morirá ¡Se va la primavera! Gime el pájaro y el pez llora O estos otros de Issa: Camina la luciérnaga evitando el viento de otoño Incluso en mi corazón nieva la nieve de Shinano Mañana despejada Crepitar de madera Que arde alegremente En síntesis, opiniones y argumentos hay para todo. Y quizá al mismo haiku ni le interese. Humildemente pienso que vale la pena su lectura por parte de los poetas de hoy, que a veces livianamente dejan caer versos torrenciales sobre el papel. Lo demás que se pueda decir es acompañado: poemas tan maravillosos no merecen discusiones bizantinas. Es poesía y punto.
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Las traducciones que se presentan (que no necesariamente respetan la métrica) están tomadas indistintamente de los libros: “Haijin. Antología del jaiku”(Ed. Hiperión, Madrid, 1997) y “Haiku. Poesía del deleite” (Ed. Cuatro Vientos, Santiago, 1997).
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El naranjo enfermo María Oreto Martínez Sanchis
EL NARANJO ENFERMO 24
Naranjo enfermo de sed a las orillas del Júcar, ¡quién pudiera darte a sorbos toda el agua que reclamas! Tus hojas amarillentas son la insignia que delata el maltrato que la sequía inflige a tu pobre vida. Tu tronco, antes erguido, soberano y caprichoso, sollozando y suplicante, sin fuerzas suelta a sus hijos. Pobres frutos esparcidos sobre la tierra agrietada, que llora, clamando a gritos, toda el agua que le falta. ¡Pobre mi tierra del Júcar, explotada y humillada por aquellos que te quitan el agua que te sobraba!
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Burocracia del invierno Humus José Ramón Huidobro
Bosque de granito Fotografía José Ramón Huidobro
Burocracia del invierno Hombres con ventiladores a la espalda. El brazo armado paralelo al húmero y radio y dirigido por las falanges apunta a discreción contra las hojas del otoño. Se esconden bajo los autos aparcados y se adhieren como lapas al asfalto. Hay un manto ocre con destellos de lluvia bajo los pasos de solitarios con gabardina. Las hojas muertas se resisten a abandonar el contacto con el alquitrán. Los operarios, uniformados de verde y ámbar reflectante, cumplen órdenes precisas. Silban susurros rasantes asustan restos suicidas suelos sin sueños. Un pecíolo se derrite. El viento artificial le arrastra al recuerdo. Danza en la plaza de parking. Anima a otros cadáveres que resucitan por un instante. El tornado amarillento desplaza los metros precisos las siluetas marcadas de los cuerpos renacidos. Un camión oficial, buitre en las laderas del bordillo, acecha papeles mojados. Traga certificados de defunción.
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Érase una vez el compromiso Fotografía José Ramón Huidobro 26
Humus
Desde que broté la savia me descifró la letra pequeña del contrato. Morirás con los primeros fríos. Me aferré a una rama que siempre decía lo mismo. Disfruta ahora que el tiempo se agota. Era un brazo fuerte y nudoso. En este parque somos bienvenidas. Los hombres pasean su soledad bajo la sombra que les fabricamos. El tronco, incluso, tiene cicatrices de idilios imposibles. Las raíces perforan la tierra embarrada y se atreven con el asfalto que todo lo mata. Yo siempre sufrí de vértigo. Miraba de frente a la luz en un eterno desafío a lo que no podía ser. Crecía y crecía con la rebeldía de un preso que siempre tiene un plan para escapar. Bebía la lluvia y me agitaba ante las brisas que advertían mi debilidad. Por un lado yo era brillante y por el otro era de color tristeza. Sufrí, todavía lo recuerdo, una crisis de identidad. Odiaba ser simétrica. Mis nervios nacían oblicuos de una columna vertebral que no zigzagueaba. Envidiaba a esas otras compañeras perforadas por un rayo de sol impaciente en el acto supremo del amor. Otras se dejaban mordisquear por insectos pagando el precio de la amistad. En cambio, yo era solitaria y no deseaba emprender el vuelo hacia el fin. Comenzaban los aguaceros insistentes y el verde de la copa se teñía del ocre de la derrota. El viento conocía su papel. El censor de la belleza sabía que cuando nos arrugáramos y replegáramos sobre nosotras mismas no debía perdonar. Nos daría un beso de judas y nuestros dedos resbalarían sin resistencia. De esta forma sucedió. El vuelo fue hermoso. La rendición fue victoria. Así, en la vejez, me expresé como la bailarina que nunca pude ser. Comprendí para qué había existido: el tesoro de la caducidad. Dormía para siempre entre miles de cadáveres que crujían al desentendimiento. Un zumbido ahogó el silencio. Unos hombres bailaron en círculo alrededor de la fosa común y nos apilaron en montones sin personalidad. Los suelos pelados rodearon al tronco humedecido que se tatuó un anillo más. Estaba desnudo y no mostraba curiosidad.
Escapando… Patricia Viot
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Vuelvo a sentirme pequeña en un mundo de gigantes… Vuelvo a perderme en la inmensidad de estos parajes... Vuelvo a cobijarme en los silencios… a conceder poder a la soledad para gobernarme… Vuelvo a perderme… Vuelvo a extraviar las ganas de encontrarme…”
El bosque Marquesa Luna
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EL BOSQUE Los estorninos han emigrado porque el aire estĂĄ contaminado y el bosque se ha puesto a llorar desde que no los oye cantar. El cielo mira perplejo a las copas de los pinos y la luna se ha dormido detrĂĄs de un sol aturdido. Ya no hay ranas en las charcas ni grillos en las madrigueras no hay colores ni matices en la flora de los bosques. Se ha convertido en desierto como un otoĂąo sin hojas donde subsisten las ninfas vestidas de desconsuelo.
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Marino Rossetti
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Ferita
“…huellas del paso del tiempo o de las variaciones que ese impone, residuos de un transcurrir de lo que somos parte pequeña”. Marino Rossetti
Terra bruciata
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Balam Kin Karol Arcique
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Cada Color y cada cosa (Luz y flor) Alejo Urdaneta
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Iris Liz Hentschel
CADA COLOR Y CADA COSA. (Luz y flor) Todo te dice de mi amor: La luz, el péndulo, la hiedra, el arrecife y hasta el espejo del mar al contemplarte.
Todo está, Amor, en las maneras que tengo de encontrarte entre las cosas. Te lo dice la sombra del ciprés y el repicar de las campanas en el templo. Lo repite el mar, verdor inquieto, sus caracoles.
El pez que salta te lo dice, y el boleto viejo en las alforjas, y el reloj ansioso por tenerte.
Telegrafía del universo en la espiral perfecta de los vientos, donde tu nombre amanece en estas letras, guerrero, glorioso: Amor de entrega y sortilegio.
31 de octubre Día del Poeta Virtual
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Rose Marie Parra
Por segundo año consecutivo el 31 de octubre se está celebrando en internet el Día del Poeta Virtual. Esta conmemoración nació de la mano de Rosemarie Parra, poeta uruguaya, quien quiso así celebrar a todos aquellos poetas que desarrollan su actividad creadora principalmente utilizando el espacio cibernético con todas las ventajas que éste da, ventajas que adquieren sentido relevante cuando el poeta - a quien constantemente las editoriales tradicionales, los medios masivos de comunicación, las organizaciones culturales (elitistas y clasistas en su inmensa mayoría) le cierran continuamente las puertas a su trabajo creativo- puede consolidar su obra en un medio libre y masivo. Mucha gente se pregunta si el sentido y objetivo de institución de esta efeméride es válido, pero más que estar cuestionando su validez se debería apoyar toda intervención y acto que difunda el arte en todas sus manifestaciones. En “ENSAYO SOBRE LITERATURA REAL Y VIRTUAL” de CARLOS LOPEZ DZUR (Revista Sequoyah Virtual), podemos leer: "(2) El poeta virtual e intelectual virtud es un batallador contra intereses creados y el «status quo». Cada digitalización de los buenos libros y poetas clásicos debe agradecerse; lo mismo que colocar lo mejor de la música y las bellas artes, en la gran biblioteca de las Pantallas Virtuales. Y la alianza de todo tipo de artistas, con los escritores, aplaudirse. Todos son procesadores de miel y traen su polen, su saliva, sus dulcificadores instrumentos."
"(3) El poeta virtual de hoy es un privilegiado porque la tecnología le permite salir de los escondites y le asigna el orgullo de autoexpresión. A su disposición hay muchas herramientas educativas y más recursos de acceso y aprendizaje que nunca antes y, por tanto, tiene la responsabilidad de crecer, madurar y dar lo mejor de sí, en áreas de arte, que son para los amorosos y los disciplinados y donde elitismos intelectuales quedarán expuestos ante muchos ojos... y con los moscas sobre el pastel, no hay engaños. Lo insincero es como la sonrisa verdadera que no se puede fingir ni ocultar."
LetrasKiltras se une a la propuesta de Rose Marie Parra y lo hace por medio del poema que Nelson Urra ha creado especialmente para esta oportunidad.
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Homenaje al poeta virtual Hermanados en la virtualidad de nuestras pantallas Obviando distancias y husos horarios Mujeres y hombres de buenas costumbres Entonan desde distintas trincheras-patrias Nuevas buenas en la esperanza de un mundo mejor Acudiendo a la cita obligada, que sin previo aviso Jubilosos y ansiosos presentamos a nuestras amistades Esparcidas sobre la faz de este planeta, llamado Tierra. Al compás de las horas, las ventanas se van cerrando. Pueblos del lado Atlántico y más allá del Pacífico Obsequian, a través de la pluma, un poema de sus raíces Envian mensajes, entregan un lazo, emiten comentarios Todos Somos Poetas Virtuales. No hay banderas, ni fronteras Abrigamos la Paz, como único camino de convivencia. Ventana que me brindas la posibilidad del viaje virtual Invitación que no permite un mañana, el hoy es cierto y Real, sin tapujos, ni máscaras, sin mezquindad, ni rabia. Trazando el compás abierto, viajo en los hemisferios Uniendo la Patagonia con el Báltico, tribus milenarias y Ancestrales con la tecnología de los Nortes poderosos. Lagos del desierto, Dunas en la Selva, Amén de tus labios.
Nelson Urra Silva
aRTeKilTrO
JardĂn de fractales Clea Imagina
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Domo y Lituche Creación del mundo, leyenda mapuche
. Hace una infinidad de lluvias, en el mundo no había más que un espíritu que habitaba en el cielo. Solo en la inmensidad decidió un día crear la vida. Para ello, primero abrió los ojos y de sus brazos hizo nacer una criatura vivaz e imaginativa, a la que llamó Lituche, en mapudungun significa “hombre del comienzo”. Entonces quiso enviarlo en seguida a la tierra, pero lo lanzó con tanta fuerza que se golpeó contra el suelo. Al escuchar sus lamentos su madre abrió una ventana en el cielo para mirarlo. Ella es Kuyén, la luna y desde entonces vigila el sueño de los hombres. Ngñechén también quiso saber lo que acontecía y para observarlo abrió una ventana, Antú (el sol), que da luz y calor a los seres vivos. Desde la tierra, Lituche clamó al cielo: - Padre ¿por qué he de estar solo? En realidad, necesita una compañera –pensó Ngenechén; y tomando una estrella modeló a Domo, la mujer. Luego con gran delicadeza la dejó caer sobre la tierra. Domo comenzó a caminar y para que no se dañara los pies, Ngenechén, hizo crecer a su paso la hierba y las flores. Y de su boca nacieron insectos, pájaros y mariposas. Así fue como Domo llevó a Lituche el armonioso sonido de la naturaleza. Se miraron con gran curiosidad y comprendieron que juntos llenarían el vacío de la tierra. Los hijos de Domo y Lituche, los mapuche, se multiplicaron y aprendieron, que los frutos del Pewén eran su mejor alimento. De él sacaron harina y cocieron su pan en las cenizas. Domo cortó la lana de una oveja, la hiló y la tiñó con raíces vegetales. Después la tejió en un telar de cuatro palos, al que llamó witral. Mientras Domo y Lituche construían su hogar, la ruka, el cielo se pobló de nuevos espíritus, los Cherrüfes, muy temidos por la comunidad. Y aún hoy, este pueblo respeta la naturaleza y mira al wenumapu, el cielo, buscando la protección de su creador, el Chau Ngenechén.
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Arnoldo Cabrera Rodríguez
AÑORANZAS DE UN PASADO LEJANO, EL AVANCE DE LOS TIEMPOS, O COMO UN BOSQUE, SE CONVIERTE EN UN PRADO. Traigo a mi mente recuerdos de un lejano pasado. Era un palmeral inmenso. He vuelto a visitarles nuevamente, pasada la juventud, algunos años más tarde. ONÍRICA ILUSIÓN, y me trajo a la mente antiguos recuerdos, cuando recorríamos el sendero, cogidos de la cintura, las manos enlazadas, con el amor manifestado. En medio del palmeral una ERMITA, y allí en presencia de la virgen, nos dijimos cuanto iba a durar nuestros encuentros. Estábamos de acampada, misas de campaña, fuego de campamento, cuentos, canciones, marchas, bosques protectores, sombras. Caminos cómplices de travesuras, tiendas de lona, vegetación inmensa, se perdía en la distancia, dátiles amarillos, de sabor dulce y fuerte, rasposa la garganta. Al pasear nuevamente por allí me preguntaba? Donde se han ido los recuerdos, y me dije a mi mismo: al cementerio del olvido. Un depósito inmenso, de todo los que ha sucumbido, con el cruel avance del progreso. Espacios perdidos añorados. Ya estamos en el siglo XXI. ¿VOLVERÁN A RECREARSE NUEVAMENTE? Y una voz me dice al oído, volverán a recrearse, de forma diferente, y serán los jóvenes visitantes, que lo han de recorrer a través de la red en espacios virtuales, en espacios abiertos, en fantásticos viajes, en espacios no hollados, pero al regreso del mágico viaje descubrirán que a su alrededor a disminuido el espacio de su realidad cotidiana.
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Taller de Cuento Fantástico El Minotauro Mónica Gómez, escritora.
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¿Porqué hacer un taller de literatura en tiempos de desastre? – dirán. Porqué hacer escritores cuando se habla de fin de la historia, pérdida de utopías, guerras religiosas, destrucción y caos. Por suerte para nosotros los que creemos en la literatura, en la palabra como la más poderosa de las armas de entendimiento entre los hombres, esta pregunta ya se encargó de responderla Friedrich Hölderlin cuando expresó su horror ante los holocaustos y a lo que él consideraba consecuencia del alejamiento del hombre de lo divino. “Son ellos, los escritores y los poetas, semejantes a los sacerdotes del Dios del vino que van en el curso de las noches, de país en país, de voz en voz, recuperando el testimonial histórico y el valor de la palabra como un don divino”. Nos toca presenciar un país fragmentado por las catástrofes que tendrá que reconstruirse con todos sus pedazos en esta dolorosa cartografía donde los chilenos nos reencontraremos. De pérdidas e imaginaciones, de deseos y olvidos, de fantasías y memoria, de miedos y mitos el grupo del Taller de Cuento fantástico El Minotauro logró terminar triunfalmente ocho meses de intenso trabajo. Sabemos que la literatura no es un éxito social pero comprobamos en esta experiencia que si es un triunfo personal. Será entonces la tarea de estos talleristas multiplicar las voces, crear nuevas voces, para hacer que la palabra se ejerza no sólo como encantamiento, como contentamiento sino que de un lenguaje caído, mentido, sin sentido, humillado por las demagogias, pase a ser lengua recobrada, de imaginación, de habla y de liberación. Termina la primera experiencia del Taller de Cuento Fantástico El Minotauro, gracias a sus participantes, al Café Literario Parque Bustamante y a la directora de Letras Kiltras Nat Gaete quien siempre nos dio un espacio de difusión. No veremos pronto en algún otro espacio en que nosotros los escritores logremos que por la magia de la literatura nuestras imaginaciones se hagan tan fuertes que logren empoderarse.
Mónica Gómez Escritora Santiago, Octubre, 2010.
Selección de trabajos Taller de Cuento Fantástico El Minotauro
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Posesión Alicia Fontecilla
Echado a lo largo de la cama, el hombre observaba abiertamente a la mujer que comenzaba su inmutable rutina mañanera. Con los ojos aún cargados de sueño, ella se estremeció ligeramente al sentir la frescura de la mañana. Abrió la llave de la ducha y dejó correr largamente el agua por su cuerpo. Le gustaba sentirla tan caliente como podía soportar la piel, que poco a poco iba adquiriendo un tono rojizo. Salió del baño envuelta en una afelpada toalla blanca. El hombre pensó que parecía una ofrenda, un regalo de los dioses, un afortunado golpe de suerte que coronaba con belleza y gracia los últimos hechos que le habían acaecido. Llevaba tanto tiempo esperando y aprendiendo que le parecía inverosímil aún que pudiera existir y que estuviera destinada a él. Admiró su cuerpo desde todos los ángulos posibles: tenía las piernas largas y flexibles, el talle fino y elástico, las manos eran prontas y hábiles para desarrollar las labores hogareñas, y –él imaginaba– debían serlo también en aquel lugar donde ejercía su profesión de arquitecto. ¡Deseaba tanto poseerla completamente! Hasta ahora había sido un tira y afloja entre ambos. Entraba en ella por momentos y podía sentir cómo se acoplaban a la perfección, pero hasta ahora la mujer no había permitido que permaneciera todo el tiempo que él hubiera querido. Sin embargo, cada experiencia era más larga que la anterior, sabía que la resistencia iba desapareciendo lentamente, su obstinada perseverancia iba conquistándola poco a poco.
Esa noche intuyó que, por fin, el momento que tanto esperaba había llegado. Ella no había tenido un buen día, había pasado un mal rato en su trabajo y aún venía cargada de resquemor y agotamiento. Decidió tomar un baño largo y aromático para relajarse, él estuvo completamente de acuerdo. La ayudó en lo que pudo, tratando de no perturbarla. Cuando abrió el cajón del velador en busca de un somnífero, él sonrió comprensivamente. Se metió en la bañera rebosante y perfumada de sales. Apoyó la cabeza en el reborde y cerró los ojos. Las paredes se cubrieron de humedad, el vapor volvía el aire caliente e irrespirable, como en el interior de un sauna. Ajena a todo, ella se sentía deslizar en el sensual placer del agua espumosa. Él se acercó, no se sentía afectado por el sofocante ambiente a su alrededor. Se sentó en el borde de la tina, acercó una mano sin tocarla y, cuando el cerebro de ella cayó en un sueño intermitente, empujó su cabeza con suavidad, observando cómo se hundía sin ruido en el líquido fragante y tibio. Mantuvo la presión calculando el tiempo justo para que pasara de una inconsciencia leve a una más profunda, parecida a un estado comatoso. Retiró la mano y permitió que la cara de la mujer emergiera del agua, estaba lívida, pero después de unos instantes volvió a respirar espontáneamente. En ese momento y como si fuera un atleta de nado sincronizado, saltó hacia su cuerpo con impecable precisión, penetrándola limpiamente. Sintió como iba llenando los espacios internos con su propia energía, desplazando la de ella hasta el rincón más oscuro de su mente primigenia. Pasado unos instantes, abrió los ojos de golpe y se puso de pie salpicando agua y jabón por todos lados, estaba ansioso por probar este cuerpo maravilloso ¡hacía tanto que deseaba participar nuevamente del estado sólido! Se miró las manos delicadas y hábiles, probó el talle fino y elástico, estiró las piernas largas y flexibles. El pequeño detalle del cambio de sexo no lo molestaba en absoluto. Apenas una minucia comparada con las maravillosas ventajas de formar parte del mundo de los vivos otra vez.
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El brazo torcido Loreto Espinoza
Era la belleza misma al observarla, mientras no se moviera. Estática, como una foto guardada en un baúl de recuerdos, parecía el ser más hermoso que había visto hasta entonces, sin embargo, al hablar, al moverse, al caminar, perdía todo el encanto abstracto que emanaba de su intensa figura. Aún así decidió seguirla. Quedó absolutamente trastornado con su cara fascinante, mezcla de inocencia eterna y candente lujuria. Llegó hasta la reja de un edificio antiguo y la vio esfumarse entre escalones grises y paredes manchadas, rápidamente. Se soltó el segundo botón que abrochaba su camisa, miró la hora y se apoyó ofuscado sobre el muro del edificio. Desde ese día la esperó todas las tardes a la misma hora en la vereda del frente, para observarla. Algunas veces con más suerte que otras. Con el pasar de las semanas iba aumentando su interés por esa extraña desconocida que sin saberlo se había convertido en el centro de su vida. Examinaba sus zapatos, su forma de vestir, sus peinados diversos y ese vaivén de caderas que tanto lo trastornaba. Sin proponérselo conscientemente, comenzó a idear la forma de trasformar a esa mujer en un ser humano perfecto, que conjugara su imagen estática con el movimiento exacto que necesitaba para unificar en un solo ente la exquisitez absoluta. Pensaba en ella día y noche, la dibujaba en distintas posiciones, la imaginaba caminando por su departamento de distintas formas y él a su vez deambulaba por su habitación tratando de imitar con delicadeza el suave ritmo que debería tener su pulcro andar. En un intento casi maquiavélico, estudió uno tras otro sus movimientos equivocados, y cuando sintió que su análisis estaba terminado, se propuso enfrentarla. Ese día llegó un poco más tarde que de costumbre, sabía que los martes ella llegaba a las seis al parecer por el atuendo deportivo que siempre traía puesto y que le pareció ideal para lograr su objetivo. Subió atolondradamente los escalones, uno tras otro, cada vez más exaltado por la difícil prueba que le tocaría enfrentar. Lo tenía todo planificado, segundo a segundo escrito en su desequilibrada cabeza, pero cuando ella abrió la puerta y lo miró interrogativamente con su perturbadora belleza por un instante que le pareció infinito, solo atinó a abalanzarse sobre ella y tratar de disfrutar por la fuerza aquello que por naturaleza no le pertenecía.
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Comenzó de a poco, suave, acariciando su mejilla con una mano, mientras que con la otra sujetaba su cuello y su espalda con tal rigidez, que no le permitía ningún movimiento. Al principio pensó que sería difícil, pero luego se dio cuenta que aquella mujer no le ponía resistencia alguna, lo que aumentó su pasión súbita por poseerla después de recostarla sobre la alfombra. Disfrutaba cada caricia que le regalaba con su aliento tibio, ansioso por sentir los sabores nuevos que le ofrecía ella con su cuerpo entregado, pero repentinamente comenzó a sospechar de la docilidad inesperada con que se aferraba ella a su cuello. Sintió que los labios de la mujer se acercaban con ímpetua su boca dubitativa, y como un rayo de luz que ilumina a una mente cansada, de pronto sus ojos vieron a la mujer más demacrada, oscura y horrible que hubieran visto nunca, posada sobre él. Intentó zafarsecasi desesperado de ese cuerpo frenético que se balanceaba sobre él con una fuerza descomunal, luchó por un par de segundos sin lograr desprenderse, mientras ella se mecía con ese vaivén impúdico que tanto lo había obsesionado, hasta que con un fuerte impulso logró empujarla hacia atrás. Cuando se sintió liberado se incorporó violentamente, pero se dio cuenta que una mano húmeda se aferraba obstinadamente a su brazo izquierdo, mientras escuchaba una carcajada grosera.
El cuento Ximena Campodónico
Soñaba con crear un cuento lo suficientemente bueno como para publicarlo, pero no encontraba un tema apropiado, probablemente porque su vida le impedía concentrarse en eso. No es que su vida fuera gran cosa, simplemente había vivido cincuenta años creyendo que vivía su vida y había descubierto que era una extraña quien la vivía. Ahora debía conocer a esa extraña, entenderla, perdonarla y convencerla de que abandonara su vida y le dejara a ella, el lugar que le correspondía por legítimo derecho. Era eso lo que la distraía y le impedía encontrar un tema para su cuento. Algún día lo encontraría.
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La casa no tomada Eduardo Álvarez Sánchez
Ricardo y yo le dábamos vueltas a la idea de marcharnos antes de que muriera el dueño de casa. Es difícil darse cuenta del carácter de un lugar con sólo verlo una vez. Lo que finalmente nos había llevado a decidirnos por éste fue la conveniencia del precio, total que entre estudios y trabajo sólo llegaríamos para dormir. Y claro, el trajín de la ciudad me absorbió de inmediato y pasaron uno, dos, tres meses. Ahora ya se había cumplido el cuarto y esperaba una respuesta distinta a las de los otros. –María, ¿a qué hora viene don Medardo?, quiero pagarle el arriendo. –Él se acuesta temprano, búsquelo en otro momento. –Y será posible darle a usted el dinero y que luego me entregue el recibo. –No, esos asuntos trátelos directamente con él, yo sólo hago la limpieza. No deseaba pasar una noche más aquí, pero María no aparecía por ningún lado, ella que siempre está rondando los pasillos o regando las plantas. ¿Vamos a buscar a María para pagarle?, le dije a Ricardo que estaba recostado, me dijo que prefería esperar ahí, que iba a ir alistando las cosas para irnos de inmediato a una pensión, tampoco soportaría más tiempo, padecía de pesadillas. Entonces me di cuenta que estábamos viviendo en una casa llena de rincones. Era como ir desdoblando un papel que no para de extenderse a lo largo de la incertidumbre, a la vez era tan pequeño que resultaría ridículo pensar que entre sus paredes se fuera a respirar miedo. Las maderas crujían a cada paso y yo intentaba moverme con levedad, imaginando a la esposa de don Medardo enferma y sensible al menor ruido… esto en caso de que don Medardo tuviese esposa y de que esta esposa padeciera una enfermedad. Es posible que María me hubiese comentado algo al respecto y también que me estuviera armando una historia a partir de las paredes, de su olor a vejez. Un estremecimiento disipó las dudas, me dije: aquí hay una mujer enferma y un hombre calvo y sin ojo, y ese hombre era don Medardo. Bastaba atisbar los costados para darse cuenta: una persona dormía debajo de las gradas, envuelta en una frazada, otros bebían de botellas plásticas en torno a unos leños recién apagados, ¿cómo conquistaron espacio para todo esto? ¿Dónde cabía tanta mugre moviéndose? Ni pensar en lo que uno podría encontrar mirándolos de frente. Busqué algo que me pusiera los pies en la tierra, pensé en el dinero, en pagarlo e irme. Había un mundo real ahí afuera, esperándonos. Palpé los billetes como tentando un posible pasamanos en la oscuridad, pero me di cuenta de que no había a quién darle los billetes y de que el espacio era insuficiente para cualquier pasamanos. Al final de cuentas no conocía a don Medardo y me inspiraba desconfianza pasarle la plata a un hombre calvo y sin ojo, seguramente alcoholizado. Tuve miedo. Lo que sí quedaba claro es que no podíamos irnos sin pagar la cuenta.
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Caballito
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Bardellini
Tepoztlรกn Nublado
aRTeKilTro
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Liz Hentschel
aRTeKilTro
aRTeKilTrO
Creación del mundo - Leyenda maya
Antiguamente, no había sobre la tierra ningún hombre, ningún animal, ni árboles, ni piedras. No había nada. Esto no era más que una vasta extensión desolada y sin límites, recubierta por las aguas. En el silencio de las tinieblas vivían los dioses Tepeu, Gucumats y Huracán. Hablaban entre ellos y se pusieron de acuerdo sobre lo que debían hacer. Hicieron surgir la luz que iluminó por primera vez la tierra. Después el mar se retiró, dejando aparecer las tierras que podrían ser cultivadas, donde los árboles y las flores crecieron. Dulces perfumes se elevaron de las selvas nuevas creadas. Los dioses se regocijaron de esta creación. Pero pensaron que los árboles no debían quedar sin guardianes ni servidores. Entonces ubicaron sobre las ramas y junto a los troncos toda suerte de animales. Pero éstos permanecieron inmóviles hasta que los dioses les dieron órdenes: -Tú, tu irás a beber en los ríos. Tú, tu dormirás en las grutas. Tu marcharás en cuatro patas y un día tu espalda servirá para llevar cargas. Tú, pájaro, vivirás en los árboles y volarás por los aires sin tener miedo de caer. Los animales hicieron lo que se les había ordenado. Los dioses pensaron que todos los seres vivientes debían ser sumisos en su entorno natural, pero no debían vivir en el silencio; porque el silencio es sinónimo de desolación y de muerte. Entonces les dieron la voz. Pero los animales no supieron más que gritar, sin expresar ni una sola palabra inteligente. Entristecidos, los dioses formaron consejo y después se dirigieron a los animales: - Porque ustedes no han tenido conciencia de quiénes somos, serán condenados a vivir en el temor a los otros. Se devorarán los unos a los otros sin ninguna repugnancia. Escuchando eso, los animales intentaron hablar. Pero sólo gritos salieron de sus gargantas y sus hocicos. Los animales se resignaron y aceptaron la sentencia: pronto serían perseguidos y sacrificados, sus carnes cocidas y devoradas por los seres más inteligentes que iban a nacer.
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Lake Clouds
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REVISTA DIGITAL DE
LetrasKiltras
aRTeKilTro permite su difusión sin derechos comerciales ni derivaciones de contenido. Año I / Número 5 / Octubre 2010