1er Encuentro de Literatura Infantil y Juvenil en Venezuela

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Ministro de la Cultura Francisco Sesto Novás Viceministro de Identidad y Diversidad Cultural Rosángela Yajure Santeliz Viceministro para el Fomento de la Economía Cultural Enma Elinor Cesin Centeno Viceministro de la Cultura para el Desarrollo Humano Iván Padilla Bravo Presidente del Instituto Autónomo Centro Nacional del Libro Ramón Medero Dirección de Promoción del Libro y del Autor Thady Carabaño Agencia Literaria Lizmar Núñez Presidente de la Editorial “El Perro y La Rana” Miguel Márquez Casa Nacional de las Letras "Andrés Bello"

Presidente Luis Alberto Crespo Gerente General Héctor Velazco Coordinadora General de Programas María Ramírez Delgado Coordinación de Literatura Infantil Laura Antillano Sistema Nacional de Talleres Literarios Raquel Molina Victoria Ardito

Comité Organizador del Encuentro con la Literatura Infantil en Venezuela:

Coordinación General: Laura Antillano Concepto de Diseño Gráfico: Coralia López Gómez Comité Ejecutivo: Johanna Vegas Omira Bellizzio José Antonio Rosales Julia Antillano Jesús Urdaneta Rita Fernandes Neiza Peraza Oswaldo Blanco Juan Núñez Ramón Núñez Alejandra Seijas Sandra Lozano Yunilda Arias Richard Sirit Nallibir Rivero Cleopátra Duvén Liyesmiss Rozo Coordinación de Escuelas Bolivarianas José Gregorio Bravo Centro Cultural Eladio Alemán Sucre Esteban Simonetti Biblioteca Manuel Feo la Cruz José Félix Peraza Rafael Pineda Universidad Bolivariana de Venezuela Sandra Lozano Memorias

Coordinación Laura Antillano Diseño Coralia López Gómez Corrección Ramón Núñez Impresión Ediciones Anauco Impeso en Caracas, Venezuela

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MEMORIAS 28, 29 y 30 de septiembre de 2006



Palabras para el inicio Laura Antillano Coordinadora de Literatura Infantil Casa Nacional de las Letras Andrés Bello

Muy buenos días a todos, gracias a los invitados expositores que acudieron a nuestro llamado y están aquí con nosotros, gracias a ustedes, interesados en estos temas de la literatura para niños y niñas, llamados por la curiosidad y el deseo de hacer sus tareas de padres, madres y maestros lo mejor posible. Pedimos disculpas por el retraso de inicio, pero, como ustedes mismos presenciaron, nuestras expectativas de asistencia han sido totalmente rebasadas, esperábamos cincuenta inscritos y han resultado ¡doscientos treinta y cinco! Pues, muchísimas gracias por estar aquí. Este encuentro es una iniciativa de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, y ha contado con el apoyo de las editoriales oficiales del Ministerio de la Cultura, la Coordinación de Escuelas Bolivarianas de Carabobo, la Universidad Bolivariana de Venezuela, la Biblioteca Pública Manuel Feo la Cruz, y el Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, además de unos cuantos de nuestros amigos periodistas de distintos medios. Desde aquí, en estos tres días, queremos hacerle homenaje a una tradición de escritores que han creado el camino de la literatura para niños en Venezuela, a veces escribiendo con el propósito de dirigirse a la infancia y otras veces no, pero produciendo textos dignos de niños y niñas, desde el mismo siglo XIX con el nacimiento de la nación, desde Amenodoro Urdaneta, y más tarde Alejandro Fuenmayor y una larga lista de escritores entre quienes es imposible ignorar a Manuel Felipe Rugeles, Olivares Figueroa, Rafael Rivero Oramas, Aquiles Nazoa, Orlando Araujo, Blanca Graciela de Caballero, Ana Teresa Hernández, Morita Carrillo, Carlos Izquierdo, Ligia Bianchi, Velia Bosch, Jesús

Rosas Marcano, Efraín Subero, Marisa Vannini, Josefina Urdaneta, Carmen Mannarino, Beatriz Mendoza Sagarzazu, Flor Roffé, María del Pilar Quintero, el mismo Salvador Garmendia y cuantos otros cuya obra editada para niños merece múltiples reediciones para que cada generación de venezolanos que nazca los conozca y los reciba. A todos ellos dedicamos este evento, para compartir con ustedes, la literatura y su relación con la infancia en Venezuela. Paralelamente a los foros que en este espacio del Centro Cultural Eladio Alemán Sucre realizaremos, tenemos visitas de los escritores a las escuelas; escuelas en las que los niños y niñas los esperan con anhelo puesto que los maestros les han hecho una programación de lecturas preparatorias y saben a quién llevarán. Esperamos también una sustanciosa comunicación en esos espacios, cuya memoria quedará en la publicación de las crónicas respectivas. Ahora, sin más preámbulos iniciemos este Encuentro con la Literatura Infantil en Venezuela, nada menos que con la voz y la palabra del poeta Luis Alberto Crespo, Presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello; seguidas de las palabras del escritor Miguel Márquez, presidente de las Fundación editorial El perro y la rana.

Migue l Márquez , Laura Antillano, Luis Alberto Crespo y Antonio Truji llo.

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La literatura, una necesidad desde la infancia Simón Rodríguez: "Inventamos o erramos" Luis Alberto Crespo

Este encuentro es de una importancia histórica. Es una convocatoria con los que se ocupan y se han ocupado de la literatura infantil en todos sus niveles. Su importancia es una revisión de para qué y cómo se debe escribir la literatura para niños, y cuál es el niño de hoy. ¿A qué niño estamos nosotros dirigiendo la escritura o la motivación a la lectura? Un niño de esta época, ¿es el de hace 5 años?, ¿el de ayer? Los niños cambian su imaginario con la misma celeridad con la que cambian los juegos cibernéticos en el mundo y por lo tanto sabemos que las trasnacionales se ocupan de imponerle al niño un imaginario o una fantasía, que puede resultarnos absolutamente ajena o extraña, pero que podría tener pertinencia si se cumplieran en ella con los elementos necesarios, porque a veces un juego es un estímulo a la fantasía, pero el que se le impone sólo lo lleva a través de la violencia, de la supervivencia de una persona, o sea, a partir del principio de la individualidad. Si yo estoy bien los demás deberían estar bien. Ese es un principio del neoliberalismo. No es el juego de la solidaridad colectiva. No se le da al niño un espíritu de solidaridad en esos juegos de la cibernética. ¿Cómo hacer para crear una ofensiva cultural para crearle a los niños una visión distinta que les permita tener otros valores, y que pueda servir de rectificación o de confrontación de estos programas que reciben los niños y que son producto del consumo, como existe el consumo de los enseres, de ciertos gustos, que a veces consumimos sin ninguna necesidad? Ese es un espíritu que me llena de preocupación. Se trataría de la lectura necesaria, de educar al 6 e nc ue nt roc o nlalit e ra tura inf a nt ile nVe nez ue la

niño para retomar también la lectura y el encantamiento que conlleva el encontrarse con los grandes personajes de los mitos universales, de la historia, de la literatura, pero en un lenguaje contemporáneo. Es decir, tomar las líneas de la gran empresa de los juegos cibernéticos y aportarles un contenido más sano, más humanista, sin que nosotros tengamos el peligro de que sean desestimados esos juegos, porque ellos tienen ya un patrón, un esquema, que podemos estudiar para ver cómo puede servirnos. Pero no es posible que las nuevas generaciones ignoren que existe la escritura humana desde siempre, que tenemos el deber de animar a los niños desde pequeños a defender nuestra memoria colectiva, la cual existe desde esos mitos, grandes mitos. Esta reflexión que hago es un tanto genérica, y no quiero cometer injusticia alguna con la cantidad de escritores que han elaborado una literatura infantil que va, sin duda alguna, en ese camino, por el cual yo quiero caminar. Pero este Encuentro permite un debate, una temática de enorme pertinencia, con una fundamentación teórica y práctica de lo tratado. Creo que este encuentro contiene la posibilidad de editar posteriormente la discusión que nos permitirá realizar la lectura y difusión de lo expresado aquí. La importancia de este evento produce la necesidad de continuar, de que este sea el primero de muchos encuentros de esta índole patrocinados por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, y de las otras instituciones que participan, y espero yo que se le dé a este encuentro un peso particular por su diversidad. Tenemos aquí gente que se ocupa de lo audiovisual, del cine, de las ilustraciones, del teatro, de la escritura, del cómo hablarle al niño. Porque es evidente que hoy hay otros lenguajes, diferentes a los del tiempo atrás, y ni


siquiera de hace mucho tiempo, sino de hace poco tiempo, porque el niño está cambiando con las necesidades creadas por el mundo del consumo, y tiene una percepción que rechaza el diminutivo, la concepción primaria, puesto que ese niño hoy de 9 ó 10 años es capaz de reflexionar seriamente sobre el miedo, la injusticia, o el vacío, o la plenitud, o sea, es un niño que sin duda alguna tiene un lenguaje distinto, de ideas y de pensamientos, y por lo tanto no es ese niño que se encantaba con el jueguito simple del niño de otros tiempos. En este momento el niño recibe información por muchas vías, está más al día con relación al mundo complejo en el cual vivimos. Este niño tiene un conocimiento, por ejemplo, del sexo, que el niño de antes no tenía, o lo tenía de un modo muy primoroso. Este niño es más universal, manipula internet, maneja páginas web y juegos cibernéticos. Entonces, ¿cómo seducirlo por la literatura, por la construcción de imaginarios y pensamientos que le acompañen en su modo de reconstruir el mundo y a la vez vivir el rescate de los grandes temas, la justicia, la solidaridad? Por ese camino la literatura infantil podría hacer grandes avances en su lucha contra la deshumanización que nos persigue cada vez más en todos los ámbitos. Tenemos que armonizar los lenguajes literarios. Un libro no puede ser una cosa muerta en una biblioteca, debe ser vivo, y por ese camino podemos enfrentar al otro, al de la luz y la cibernética, eso sí: que sea el niño el que enfrenta su propio destino. Porque somos nosotros, los adultos, los que hemos abandonado nuestra memoria, hemos destruido nuestra memoria física, no sabemos qué pasó hace un rato, no tenemos soberanía cultural, y este ensayo, de todo un gobierno, está haciendo lo posible por rescatarlo. Yo no quiero decir que antes no se haya hecho pero en este momento hay una incorporación de venezolanos que antes no sabían leer o escribir, y ahora son muchas voluntades institucionales y un mundo de actividades por

esa vía, concursos, editoriales, el conocimiento de los mitos indígenas, nuestra historia. Estamos inventando un país al modo en que lo dijo Simón Rodríguez: “Inventamos o erramos”.

El perro y la rana Miguel Márquez

Mi presencia aquí fundamentalmente tiene que ver con ofrecerles a ustedes: escritores, profesoras, lectores de literatura infantil, los espacios del Perro y la Rana para que sientan allí una editorial cercana. La creación de esta editorial, que comprende 14 colecciones de diversos temas, es un proyecto del Estado venezolano para facilitar y promover libros, lo que permitirá el acceso a la lectura a todo el pueblo venezolano. Los escritores nos hacen llegar sus manuscritos, tenemos los comités de selección por cada colección y luego desde la unidad editorial que son los encargados de seleccionar los libros que van a ser publicados; una vez leídos, son transcritos, luego pasan a corrección y, ya digitalizados, van a la unidad de diseño que se encarga de diagramarlos y de enviarlos a la imprenta, luego de su distribución se encarga la Distribuidora Venezolana del Libro y la red de librerías KuaiMare. Esta tarde, Dayana Díaz, editora de la colección de literatura infantil “Por los caminos del sur” de El Perro y la Rana, les hablará de las diversas posibilidades que existen para publicar sus textos, para prologar textos que necesitamos, para generar también una literatura de tipo de investigación que necesitamos todos y también para darle curso a muchos trabajos de este tipo, que no han tenido salida, muchas veces por falta de editor. También queremos recordarles, que desde el Perro y la Rana hemos llevado adelante una colección que se llama “Estrategias de Lectura”, uno de esos libros es de Laura Antillano, se llama La Aventura de Leer y esta aquí en los enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 7


estantes de la fundación Kuaimare en esta carpa de la terraza, en esta librería y en esa colección hay cinco libros mas, uno de Juan Antonio Cal- zadilla, que es una belleza sobre el trabajo de la creatividad fundamentalmente o de la creatividad como una forma de la promoción de la lectura, otro libro de Luís Darío Bernal Pinilla, otro de Prieto Figueroa, famoso, que se llama La Magia de los Libros, el cual hemos reeditado, y que será muy útil para el trabajo de maestros y promotores de lectura. Asimismo, viene pronto un libro de Juan Calzadilla, el gran poeta y pintor, padre de Juan Antonio, que es un libro sobre los talleres literarios que él mismo dirigió; esta colección sigue abierta para publicar allí diversas experiencias o producciones de teoría acerca de la promoción de la lectura y la escritura como forma de expresión y creación. Ahora estamos en posibilidad en Venezuela de editar millones de libros, que permitirán el acercamiento de muchos venezolanos excluidos de la lectura.

Luis Alberto Crespo (Carora, 1941) Periodista, traductor, ensayista y documentalista. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura con su libro Costumbre de Sequía (1977) y es autor, entre otros poemarios, de Si el verano es dilatado (1967), Cosas (1968), Novenario (1970), Rayas de lagartija (1974), Costumbre de sequía (1976), Más afuera (1990), Duro (1995) y Solamente (1996), Lado(1998), Tórtola de más arriba (2005). Ha escrito, además, numerosos guiones literarios sobre la extensa geografía de nuestro país, su libro: "EI país ausente" (2004) recoge crónicas sobre Venezuela y su circunstancia de una notable belleza poética y demostrando el pulso de un excelente periodista. Crespo es actualmente Presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

Miguel Márquez (Caracas, 1955) Licenciado en Filosofía, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. En 1980 funda junto a otros jóvenes poetas el grupo literario "Tráfico" Ha sido promotor cultural, lector, corrector y editor, colaborando con la Biblioteca Nacional, Monte Ávila Editores entre otras instituciones. Como funcionario de la administración pública cultural presidió la Fundación Kuaimare y fue director de Literatura del Conac. Se desempeñó como Investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, miembro fundador de la Red de Escritores de Venezuela y colaborador del Festival Mundial de Poesía de Venezuela. Ha publicado Cosas por decir (Premio Fernando Paz Castillo, 1982);Soneto al aire libre (1986); La casa, el paso (1991); Poemas de Berna (1992); A salvo en la penumbre (1999) y Linaje de ofrenda (2004).

Luis Alberto Crespo

Miguel Márquez.

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Literatura y oralidad: De la palabra dicha a la escrita Ponentes: AntonioTrujillo, Luis Cedeño, Moderador: Oswaldo Blanco.

Rafael Rodríguez Calcaño, Omira Bellizzio.

Cabuyita Antonio Trujillo

Cabuyita no es un cuento de alguien, es un cuento colectivo, que vivió por muchos años en la memoria de arrieros, floricultores y campesinos de los Altos Mirandinos y de los Valles del Tuy. Es la historia de un hombre del pueblo que tenía poderes, en tiempos del General Juan Vicente Gómez, quien quiso conocer personalmente a Cabuyita para ver con sus propios ojos cómo era el mago cuando atajaba las balas con su sombrero. Esa historia pasó del imaginario popular a las páginas de Trapos y Helechos, una revista donde los viejos comuneros de San Antonio de los Altos, escriben hablando sus “Testimonios de la niebla”. Por mi parte, insistí en guardar y contar esa historia, dándole morada al mago en los adentros de su propio sombrero. Desde ese mundo, él vigila la tierra y nos habla de una floración permanente, allí el tiempo se mide por las aguas, y el árbol que nadie alcanza.

CABUYITA

El Mago de la vuelta de los mangos Antonio Trujillo A Cirilo Leal Mujica Militante de la memoria ese precioso metal del hombre

El sombrero de Cabuyita tenía dentro de su copa haciendas, una iglesia y caseríos antiguos, mientras guardaba la virtud de ser por fuera un

sombrerito, uno más sobre los rostros mestizos de los arrieros que subían de El Valle o bajaban las picas de los Altos de Caracas. Mirando los árboles y flores que vivían en los adentros del sombrero, Cabuyita marcaba las estaciones del año divididas en el invierno y el verano de los trópicos. Una cinta de flores diminutas y amarillas, con taras, capín melao y el ocre de las majaguas en las paredes de fieltro y una flor roja le anunciaban la pascua. Era diciembre dentro del sombrero, y nacía un azul de piedra sagrada que tienen la luz y los días sobre estos valles cuando hablan del nacimiento de Dios. En enero caían cabañuelas en los valles del sombrerito, un vitral de lluvia que ocurre en el último y primer mes de los años y dice el contenido de los inviernos que vendrán. La naturaleza hablaba dentro del sombrero, eran voces de ramas, pájaros y nacientes, un sonido entregando hojas en el aire interior de aquella copa cuando el color de los bucares era otro marzo en las manos del hombre. Aquel sombrero escondía un calendario con signos de lirios y moras silvestres por donde Cabuyita miraba el país que su reliquia guardaba. Una vez, por mayo, oyó dentro del sombrero floreando unas ramas de café, y como Cabuyita quería mucho a ese tiempo siempre en flor, se fue caminando dentro del sombrero hasta unos pueblos que él conocía desde niño, porque en el fondo de aquella reliquia Cabuyita era un arriero feliz, contando y cantando historias por los pueblos y rancherías donde él y su sombrerito eran siempre un día de fiesta. En el valle lo vieron venir y lanzaron cohetes enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 9


por la alegría de verlo y poder preguntarle por esas cosas que él sabía leer en las cabañuelas, marcadas en un botalón atado a la parte alta del sombrero. Y los niños encantados oyendo las cosas de Cabuyita mientras hablaba mirando fijo, como si allá adentro todo fuera infinito. Un agosto, en Charallave por la fiesta de Santa Rosa de Lima, alguien le pidió unos remedios para cierta dolencia y Cabuyita sacó del sombrero unas hojas de la botica que estaba detrás de la iglesia, casi lindando con la cinta azul, que a veces era el arcoiris del sombrero. De pronto el nido, así llamaba a su sombrero, era puras nubes y días de sólo niebla allá adentro; una espiga blanca en el corazón del tiempo, y cabuyita en la creencia de sus mayores, pensando que esas nubes eran de cal, una pintura hervida y blanca que Dios usa cuando pinta el cielo de aquí y otros que tiene más allá de este universo. La gente decía que aquello no era un sombrero, sino el reflejo de un planeta, una ermita puesta sobre la cabeza de un niño, en El Pozo de los Pájaros, por unos ángeles que iban de a pie hacia los Valles del Tuy. ¿Usted se imagina esa herencia, semejante fuerza rural y mística? Quiero decir; del campo con palabras de Dios en las manos de aquel hombrecito. Con razón era invencible. A Cabuyita no lo vencía nadie, ni siquiera aquel día en El Valle cuando le dispararon a quemarropa y él empezó a sacar las balas del sombrero, una por una, y la gente abismada sin poder explicar el misterio que miraba. Entonces fue cuando el General Juan Vicente Gómez lo mandó a buscar, y Cabuyita tuvo que atajar unas balas delante del General, y devolvérselas en aquella mano enguantada. Y ocurrió lo que Cabuyita no quería, le ofrecieron comprar el sombrerito y él les dijo que aquello no era un sombrero, sino un sagrario que salvaba por oraciones, y que allí adentro quien

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realmente protegía era la Virgen del Carmen y la Santísima Trinidad. Y con ese poder lo dejaron ir, además a Cabuyita no le interesaba la guerra, ni siquiera vencer a nadie. Él era él y su sombrero y un caballito bayo trotando los tres por esos pueblos. A pesar de eso, un guerrero llamado Picai- juye lo convidó a una guerra en Los Ocumitos y cuando sonaron los primeros escopetazos, en vez de hombres lo que veían sus ojos eran nubes de pájaros que salían perdidos de los árboles y del fondo de unas quebradas. Ni Cabuyita ni los pájaros entendían lo que estaba ocurriendo debajo de aquellos cielos, mientras Picaijuye en sus delirios daba órdenes y gritaba avanzando hacia unas colinas donde otro grupo disparaba impidiendo que Picaijuye y sus hombres les quitaran aquellos montes, aquellas alturas. En plena guerra unas guacharacas confundidas por tanto estruendo volaban de un ejército a otro, hasta que alcanzaron las ramas de unos árboles llamados cimarrones, de color verde castaño que tienen una copa redonda como si fueran celosías del aire. Y allí se quedaron como si estuvieran viendo a Picaijuye peleando por unas colinas que al final fueron más de los pájaros que de los hombres. A Cabuyita no le gustó eso, que unos hombres de aquí, les dispararan a otros de aquí, y como Cabuyita no quería que muriera nadie estuvo hasta entrada la noche en las dos tropas recogiendo balas. Y como nadie moría en esa guerra, los que la inventaron estaban derrotados. Y los soldados, campesinos en su mayoría, cantando porque en ese campo de batalla la muerte no existía. Fueron tantas las balas amontonadas por la gracia del sombrero, que los soldados del Servicio de Ingeniería Militar las usaron para construir un puente del color del bronce de las balas que nunca mataron a nadie y por ese puente las tropas de un bando y otro regresaron a sus casas.


Cabuyita se quedó sólo, mirando el puente, era como un espejo dentro de los árboles mientras se miraba en la luz del bronce. También vio el reflejo de unas ramas de saguareque, un árbol que florece como una lámpara de lanzas al revés, y desquiciadamente amarillo, hablando de un tiempo que sólo él conoce sobre estos montes oscuros. Y más al fondo vio caminar una colina poblada de árnicas y gladiolas, la tierra era un altar, algo sagrado estaba ocurriendo ante sus ojos. Cabuyita supo que era septiembre por el saguareque y las árnicas que en ese mes de tan amarillas se ven rojas de lejos, y se dijo a sí mismo; dentro de esa luz amable hay un Dios moviendo la tierra. A veces salía de los valles del sombrero tan ensimismado, tan de él, que no le provocaba mirar el mundo de afuera. Eran días para sentarse en el ala del sombrero, con los pies hacia la copa. Y se estaba mirando tardes enteras aquel paisaje que los ángeles le dieron cuando era niño. Afuera, las cosas y la tierra cambiaban de un día a otro, pero allá adentro, los bosques eran antiguos y pájaros que ya no existen volaban por las quebradas del sombrero a posarse en los pies de Cabuyita. El ala del sombrero era una colina infinita por donde Cabuyita pensaba cuando no quería estar allá adentro ni andar en el mundo de afuera. Era un mundo intermedio, una frontera entre el sueño y la vigilia. Toda el ala de aquel sombrero eran caminitos blancos, sobre una tierra inocente, alumbrada por un mar de espigas ocres y salvajes. Una vez se perdió por uno de esos caminos y Cabuyita tuvo que bajar a lo más profundo del sombrero. Quería saber hacia cuál pueblo iba y se puso a jurungar debajo de unas espuelas que él guardaba y encontró un mapa antiguo y rural, tan rural era que no tenía caminos sino picas, un claro que le nace al monte por el paso

de los hombres y las bestias. Y se vio dentro del mapa oyendo el sonido que hacen los pájaros carpinteros cuando insisten en hacer sus casas en la savia de los árboles. El pico en la corteza de los árboles y aquel sonido eran música y queja sobre los campos. Oración del árbol, las aves y el aire. Y Cabuyita pudo sentir que estar solo no es andar sin nadie y que un niño o un hombre pueden caminar días enteros conociendo los abismos de su región en la clara compañía que guardan los misterios de la tierra. Y de aquel sonido de los pájaros en las maderas del bosque caminó a otro lenguaje del viento dentro de unos bambúes dorados, que el agua viva bajo la tierra mantiene como un trofeo de las hojas sobre la arboleda que siembran las aves. Cabuyita sabía desde niño que los pájaros sembraron los árboles primero que los hombres. Y es que el sombrero era el alma de Cabuyita, esa pradera de flores diminutas, por donde a veces ni él mismo se veía; en verdad Cabuyita era otra flor de Dios lanzada sobre estas colinas, a veces vista por el amor de algunos hombres. Él vivía en eso de soñar y proteger lo que nadie protege, aquello que nace por mano de Dios o suelto cuando palpita en los caminos infinitos del ala de todos los sombreros que luchan sobre los hombres iluminados. Otra vez decidió navegar dentro del sombrero sobre una hoja de yagrumo, por unos lagos blancos que amanecen en las quebradas de esta selva húmeda. Y apenas cayeron las primeras lluvias la hoja tomó un verde antiguo de árbol que brilla sobre los montes, como si el sol tallara sus rayos sobre ella. Flotando sobre la niebla el vientre de la hoja era de un color cenizo, como si guardara en la savia (su única memoria) los fuegos del relámpago y los incendios del hombre. Cabuyita estuvo mirando con mucho entusiasmo mientras navegaba, aquella hoja que de tan grande y fuerte que era él y su caballo podían enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 11


viajar sobre ella sin tener que salir del sombrero. Dicen que en esa hoja llegó hasta Altagracia de la montaña, allí tenía un pariente con quien Cabuyita gustaba de contar y oír historias; ese pariente era primo lejano de su mamá, nacido aquí mismo en la Quebrada de los Indios. El primo, como le decía, era la única persona capaz de leer en las piedras de esa quebrada, unos petroglifos, piedras pintadas por los primeros habitantes de estos valles, conocidas con el nombre de Las Caritas. Ese pariente hablaba de los indios que vivían en aquellas piedras como si fueran familia suya; para él aquellas caras y las piedras donde viven eran un pueblo mirando y oyendo el rumor de la historia. Ese pariente, Sandalio Cabuya era su nombre, solía llamar a la lluvia con el nombre de hombre, y eso Cabuyita no lo había oído nunca. Apenas asomaban nubes anunciando agua y el aire olía a tierra moviendo las hierbas más ocultas, el pariente decía mirando al cielo “allá viene el hombre del caballo rucio”. Y recogía los animales de su afecto de aquella intemperie, mientras las mujeres volaban por unas ropas tendidas, espantando las aves de la tierra a su paso. A Cabuyita le gustaba aquella casa, dentro y debajo de unos árboles, era el recuerdo.de unas mujeres brillantes, recién salidas de un río, que parecían astros sobre las piedras. Y la sangre de Cabuyita como un río aguas arriba en aquella memoria que nunca pudo olvidar. Se sabe que algún poder guiaba el espíritu de Cabuyita, hablando en su sombrero secretos que nadie conoce. Son cosas que pasan por el cielo y tocan la vida de algunos seres, cuando andan por la tierra dentro de esa religión invisible que profesan los pájaros. Cabuyita era, y es, en los comentarios de las constelaciones y grandes helechos el apamate blanco que sueña la tierra.

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Notas

1. (Del quechua tara), f. Bol. y Perú. Arbusto de las Leguminosas, con hojas pinadas, flores amarillas y legumbres oblongas y esponjosas. Se usa como tinte. 2. (Del port. capim—melado). m. Ven. Hierba forrajera perenne de las Gramíneas, viscosa al tacto y con olor particular e inflorescencia de color púrpura 3. Rio de Venezuela localizado en el centro-norte del país. Tiene su nacimiento en el pico Godazzi de la cordillera de la Costa, a 1.700 m de altitud, en el oeste del estado de Aragua. 4. Juan Vicente Gómez (1857-1935), militar y político venezolano, presidente de la República (1908— 1913; 1922-1929; 1931-1935) y máximo dirigente del país desde 1908 hasta 1935. Gobernó de forma dictatorial, tanto en sus tres mandatos presidenciales y cuando la presidencia de la República fue ejercida provisionalmente por políticos afines. 5. (Voz cumanagota). f. Col. y Ven. Ave vocinglera del orden de las Galliformes. 6. tr. coloq. Ven. hurgar (revolver en el interior de algo). 7. Especie de árbol maderable, llamado cedro dulce, jarillo o apamate, que habita en las selvas nubladas de las cordilleras de la Costa y de los Andes, así como en las serranías. AntonioTrujillo (San Antonio de Los Altos,Miranda,Venezuela, 1954) Director de la revista literaria Trapos y helechos. Ha publicado en poesía: De cuando vivían los pájaros (1984), De cuando vivían los pájaros y otros poemas (1989),Vientre de árboles (1996),Taller de cedro (1998), Alto de las yeguas (antología personal) (2002) Premio Municipal de Literatura Mención Poesía de la Alcaldía Libertador (2003), Blanco de orilla (2003). Es el cronista de San Antonio de los Altos (estado Miranda) y miembro del Consejo Directivo de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

Miguel Márquez,Laura Antillano,Luis Alberto Crespo y Antonio Trujillo.


Eco infinito: la oralidad Luis Cedeño

Intentaré hablar aquí, en vez de esforzarme en escribir como hablo. Hablo que una vez cada sábado, cuando yo tenía diez años, escuchaba a los amigos de mi papá hablar. Me recuerdo parado inmóvil en un lugar de la sala, oyéndole a los cazadores todo lo que decían. A los diez años no había leído libros. A esa edad leía los cuerpos y los sonidos salidos de la boca de quienes congregados en torno a la presa contaban sus acciones particulares y las colectivas ocurridas durante la cacería. Nunca en la escuela ni en otra parte escribí una palabra de lo que contaron los cazadores. Escribir palabras fue para mí una cosa difícil. Lo contado por los amigos de mi papá, yo lo almacenaba en la espalda que es lo más ancho que tengo, y cuando se llenaba seguía escuchando y guardando en cada parte del cuerpo. Cuando los cazadores se rascaban con guarapita, yo me iba con lo que había oído, porque así, borrachos ellos, no hablaban claro, me despegaba de la pared y salía a la calle a jugar con mis primos y con los hijos de los amigos de mi papá Guataco por las orejas. Cansado y con sueño no me dormía. En mi cama se oía el escándalo de los cazadores. Entonces ponía a desfilar por mi mente sus cuerpos y sus voces, sus cuerpos y sus voces, sus cuerpos y sus voces... Por la mañana era el sufrimiento: no había hecho la tarea o la tarea está mal hecha. Yo hacía con dificultad la copia del pizarrón, la copia del libro. Nunca terminaba el dictado del maestro. Por la tarde, los lunes y los demás días hasta los viernes escuchaba hablar a mi papá de su parte en la cacería. Lo contaba para nosotros, que le creímos que toda su palabra era verdad. Mi tío Mario es un viejo de 93 años. Pero cuando yo anduve entre los diez y los trece

años él era un hombre arreglador de planchas, barbero, vendedor de perfumes y viajero. Los cuentos de sus trabajos venían a dar a la casa, porque él se los traía a su hermana. Y ahí estaba yo, entremetío, escuchando. Un día mi tío se fue a vivir a una montaña, en una hacienda llamada “Las Marías”. De ese caserío fue el maestro y administrador de la bodega. Después supimos que fue curandero, rezandero, sembrador, músico y contador de cuentos. Mi tío bajaba de la montaña y me llevaba con él. Con nosotros iban mis primos, Armando y Ángel. Por el camino era yo quien le oía, mis primos iban lanzando piedras. Yo empecé a decir en la escuela que tenía un tío, algo así como... yo tengo un tío mágico. Un tío que afeita suavecito, que habla con las planchas de planchar y las arregla, que vende perfumes buenos, un tío que era viajero por toda la tierra y trae de regreso los cuentos de todo el mundo. A mi tío le gustaba que yo lo oyera, y a mi me gustaba oírlo. Si yo no andaba por ahí, me mandaba a buscar. Al mismo tiempo en la escuela no estaban sucediendo grandes cosas conmigo, excepto el recreo. La poderosa vida de mi mamá, me medio asistía con las tareas de la escuela. El tiempo que más recuerdo de ella era un período de llanto y de palabras: mi hermano mayor estaba preso, el que le seguía se había ido con los comunistas, el otro estaba recluido, enfermo en el hospital de tuberculosos de Bárbula. A mi me quedó escuchar su palabra dolorosa, contándome las diligencias y percances con mis hermanos. El día que aprendí a escribir fue estudiando en la Normal “Simón Rodríguez”. Por esos días, 1968, fue que yo empecé a leer. Después vino la literatura en mis 18 años. No creo ser escritor como consecuencia de la oralidad. La oralidad ocasionó sí, en que yo sea un contador o cuentero. Este cuentero que enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 13


soy va paralelo al escritor. No cuento los cuentos que escribo. La mayoría de los contadores no escriben y los escritores no cuentan oralmente. De la oralidad a la Literatura, pareciera suponer, que de la oralidad se llega a la literatura, y no es cierto: la oralidad es un latido de vida, la literatura es un dato cultural, determinado, preciso, que puede incluir o no a la oralidad. Pero como nadie escribe como habla, queda claro que de la oralidad no proviene la literatura. La historia vive en la palabra oral, y cabalga en un eco infinito. En la literatura la historia se fija como objeto, anuncia sus alcances, sus parámetros. Luis Cedeño (Valencia) Cuentacuentos, maestro, fotógrafo, narrador y poeta, egresado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo. Ha publicado: Gatero y yo (ediciones La Letra Voladora), Pensamientos de los pájaros tiernos (poemas), Soy la muchacha que desvalija carros en la Calle B (Mención Cuento 2do.Concurso Literario Arístides Rojas 1999,Contraloría General de la República).

Rafael Rodríguez Calcaño, Oswaldo Blanco, Luis Cedeño y Omira Bellizzio.

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Del habla a la tabla: el paso de la oralidad a la escritura Rafael RodríguezCalcaño

Este título hace referencia al paso de la comunicación verbal a las primeras formas de escritura pictográfica y más tarde ideográfica, hace ya más de 5.000 años en la región Meso- potámica, asentadas sobre tablillas o láminas de arcilla, bastante quebradizas por cierto. No sería por tanto de extrañar que, en aquellos tiempos, más de un poeta viese a sus queridos poemas convertirse literalmente en añicos. Aunque sabemos que los primeros signos grabados en aquellas tablillas tuvieron una finalidad algo más mezquina que la de plasmar inspirados poemas, como lo fue llevar las cuentas de los negocios y dejarlas asentadas para que no hubiese lugar a dudas. Pero muy pronto los seres humanos comprendieron el enorme valor que encerraba el descubrimiento de la escritura... Mas no se trata en esta breve exposición de hacer un recorrido por las numerosas peripecias que vivieron los signos hasta llegar a transformarse en los alfabetos fonológicos que hoy día conocemos, en los cuales cada letra representa un sonido. Tampoco de discutir sobre la pertinencia o no del concepto “literatura oral”, ni de analizar las intrincadas relaciones entre narrador y narratario, o de estudiar la caracterización de ese género mixto conocido como literatura infantil, que por cierto incorpora muchos elementos del estilo discursivo oral responsables de ese particular binomio semántico “lo leo como si me lo estuvieran contando” o “lo oigo como si lo estuviera viendo”, tan propio de los cuentos para niños. La intención aquí no es otra que compartir la experiencia obtenida desde el inicio de la Colección Warairapano, de Monte Avila Editores, y exponer las dudas y dificultades que


el equipo multidisciplinario de antropólogos, lingüistas, escritores y editores que conforman el comité editorial de esa Colección ha tenido que resolver en aspectos relacionados precisamente con el paso de la oralidad a la escritura. Tales dificultades se deben en buena parte a que, para la mayoría de las culturas indígenas venezolanas, la creación y desarrollo de un alfabeto resulta una innovación relativamente reciente, lo que implica no pocos aspectos que analizar y resolver a la hora de plasmar en forma de escritura, en ambas lenguas —español y la lengua indígena en cuestión— relatos que desde siempre han sido transmitidos oralmente, de generación en generación, por los ancianos de sus comunidades. Por ello, buena parte del reto involucrado en ese proyecto editorial, diseñado para la difusión de las lenguas y las culturas indígenas, ha consistido en resolver puntos todavía no muy bien definidos ni lingüística ni editorialmente, en aras de plasmar adecuadamente esas versiones orales. En ese sentido, puede afirmarse que el trabajo editorial de la colección ha permitido, en ocasiones, aportar de manera paralela nuevas pautas y normas en esos sistemas alfabéticos indígenas, introducir nuevos signos lingüísticos y fonológicos, reconstruir lenguas en vías de desaparición (a partir de un determinado relato que va a ser publicado), revisar la morfología y la tonicidad de algunas palabras, etc. Entre los obstáculos que el equipo editorial de la Colección ha tenido que solventar, todos estrechamente relacionados con el paso de la oralidad a la escritura, podrían citarse: 1. Hasta qué punto las versiones de mitos, leyendas y relatos, registradas en lengua indígena, narradas por hablantes indígenas, son fieles a las narraciones originales. Entre los factores que intervienen en este aspecto y que deben tomarse en cuenta para determinar el grado de fidelidad de la versión contada por el hablante a la tradición, tenemos:

- Aportes de la propia creatividad e imaginación del. - Capacidad de retención del narrador indígena. - Mayor o menor facilidad narrativa del hablante. - Dominio de su propia lengua, tanto oral como escrita (en caso de que sea él mismo quien transcribe la versión oral a la escrita). - Circunstancias personales del momento y del entorno (sueño, lapsos, incoherencias y otras alteraciones producidas por la bebida o el cansancio, inhibición ante la grabadora). - Deseo de callar partes sagradas o íntimas de la cultura (autocensura) 2. Tomando en cuenta las incoherencias, omisiones, repeticiones y saltos en las versiones registradas por los factores mencionados anteriormente, surge entonces la necesidad de hacer un trabajo de mejoramiento de texto (un editing más o menos profundo) sobre las versiones escritas y transcritas al español y a la lengua indígena. Pero, ¿hasta qué punto editorializar o adaptar las versiones con el fin de hacerlas más literarias y universales? No olvidemos que uno de los objetivos de la colección es dar a conocer las culturas indígenas a los niños no indígenas de Venezuela y Latinoamérica, y que por lo tanto las versiones deben ser lo suficientemente atractivas para poder captar el interés de éste inquieto público lector. Este punto fue objeto de largos debates entre antropólogos y editores. Los antropólogos sostenían que habría que dejar las versiones tal como habían sido recogidas oralmente, para que transmitieran esas culturas indígenas con total autenticidad, y los editores y especialistas de literatura infantil afirmaban que, para que esos relatos fuesen más universales y atractivos para los lectores, se hacía absolutamente necesario adaptarlos, aunque muy cuidadosamente para no distorsionar el significado de los mitos. enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 15


Finalmente triunfó la posición de los editores, pero con la condición de que las adaptaciones fuesen revisadas detalladamente por los antropolingüistas y los mismos autores indígenas cuando los hubiese-, y, de ser posible, hasta por los ancianos de las comunidades, no fuera a ser que con el trabajo de adaptación se suprimiese inintencionadamente algún elemento fundamental para el mito o relato. 3. Esto también implica determinar en cada versión hasta qué punto algunas supuestas inconsistencias del relato realmente no lo son, sino que se trata de formas intrínsecas a esa cultura indígena en cuestión y a su manera de entender y narrar el mundo; o sí, por el contrario, han sido causadas por los factores mencionados en el primer punto. 4. Problemas relacionados con la equivalencia de la versión en lengua indígena con la versión en español, ya que la idea de la Colección es que ambas versiones se correspondan pelo a pelo (en la medida de lo posible) la una con la otra. Esto se dificulta si consideramos que las versiones en español son adaptadas a un lenguaje universal, más literario si se quiere. Por lo tanto hay que adaptar también la versión en lengua indígena y esto requiere de especialistas para cada lengua. 5. Necesidad de reconstruir lenguas que están ya casi desaparecidas o en vías de extinción (añu, mapoyo, entre otras). 6. Pertinencia de utilizar o no en la escritura indígena signos empleados en el idioma español: exclamación, interrogación, comillas, guiones de diálogo, etc. Finalmente, se decidió utilizarlos de manera equivalente al español. 7. Decisión editorial sobre el título del libro (muy importante si consideramos que va en la portada y las connotaciones que puede tener): - Yadakaadu, el sobrino desobediente (título compuesto: se mezclan ambos idiomas). - Yadakaadu 16 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

El sobrino desobediente (títulos separados, aunque no equivalentes: en el primero, Yadaakadu, es el nombre propio del sobrino; en el segundo, “El sobrino desobediente”, es el tema del cuento, no tienen el mismo significado); - Poner el título completo y equivalente, por separado, en cada idioma: Wäwäpü tjäda La abuela de las garzas Hasta ahora han prevalecido las dos últimas opciones 8. Conveniencia de conservar un elevado número de vocablos indígenas en la versión en español para niños. ¿Desestimulará la lectura del texto por parte de los jóvenes lectores? O, al contrario, ¿esas curiosas palabras de extraña sonoridad estimularán su interés? 9. Resolver expresiones que no tienen sentido en alguna de las lenguas, o que lo tiene en la versión oral más no en las escritas. 10. También se debatieron y tomaron decisiones editoriales con respecto a otros detalles no menos importantes como: - Poner, o no, los nombres propios de personajes indígenas, o de objetos, siempre en cursiva en el texto en español (con lo cual, en lugar de hacer que esos vocablos, provenientes de otra lengua, resulten más cotidianos, acercándolos al joven lector, se acentúa la impresión de extrañamiento, o se produce una apariencia demasiado académica o culta para un libro infantil). - Traducir o no los nombres propios para crear más familiaridad (por ejemplo, en lugar de emplear Kai, utilizamos su traducción: La Luna). No olvidemos que una de las características del género “literatura infantil” es el empleo de un lenguaje cotidiano, del entorno, familiar al niño. ¿O más bien, como dijimos anteriormente, estas palabras sonoras, curiosas o extrañas llamarían más la atención del lector? - La existencia de dos o más alfabetos en una


misma lengua indígena, ¿Cuál utilizar? Esta situación produjo que en algunos títulos de la colección se haya publicado la misma versión en lengua indígena escrita en dos alfabetos, el que se usa comúnmente en las escuelas, o en determinada comunidad, y el alfabeto oficial (ALIV). Éstas que hemos mencionado serían sólo algunas de las interrogantes y dificultades que se plantean con el paso de un registro a otro, es decir, del registro oral al registro escrito (o viceversa), ya que cada una de estas expresiones tiene sus propios requerimientos. Quizás lo menos acertado sea pretender imitar en uno las particularidades del otro (tal como sucede en algunos diálogos pretendidamente realistas de ciertas novelas costumbristas), a menos de que se trate de una parodia o de una creación artísticamente muy bien lograda que logre desplazarse, con maestría de equilibrista, por la cuerda floja. Rafael Rodríguez Calcaño (Caracas, 1952) Licenciado en Letras (UCV) y Master en Lingüística (Escuela de Altos Estudios Sociales de París). Mención Especial para la Lengua Española en el II Concurso Internacional de Literatura Infantil de la Biblioteca Saint John Perse de París (1989), Premio en la I Bienal de Literatura Infantil Contraloría General de la República (2001).Se desempeña en la edición de libros para niños. Títulos publicados: El hombre que durmió a su sueño (cuento).Caracas, 1998. La grandilocuente historia del gigante Noctambul (cuento).Caracas, 1998. La rebelión de las abejas (cuento).Caracas,2001.El abecedario del abuelo (poemario).Caracas, 2003. La Pelucha del sexto y su gata Leticia (cuento).Caracas,2005.Una oveja llamada Dolly (libro de información).Caracas, 2005. Algo pasa en la nevera (novela juvenil).Quito,2005.Un encuentro inesperado (relato). Caracas, El perro y la rana, 2006.

Jesús Rosas Marcano: De la voz noticiosa a la poesía infantil Omira Bellizzio Poyer

DIALOGUILLO -Cuando crecen las gafas parecen bicicletas. Cuando cantan las flores, cuando adornan los pájaros... -Oye, oye, que te has equivocado. Las flores no cantan, los pájaros no adornan, ni las gafas parecen bicicletas... Pero, tú... ¿quién te crees que eres? -¿Yo? El poeta.

Gloria Fuertes

Jesús Rosas Marcano (1931- 2001), fue y es el poeta. El poeta para niños y de los niños, con el que jugaban, reían, cantaban, inventaban, dibujaban, soñaban, hablaban y escribían en la búsqueda de la opinión libre. Ese ejercicio de expresión de la palabra, está recopilado en Martes Infantil encarte del diario tabloide La Voz de Catia(1976- 1977), cuyo contenido participó en el Encuentro Internacional sobre Infancia y la Poesía en Bruselas, Bélgica en el año 1977 o en La Pájara Pinta, suplemento infantil del diario El Nacional (1979-1981), que desarrolló con niños de distintas escuelas públicas de Caracas a través de sus talleres de expresión y de periodismo escolar. Los poemas de Jesús Rosas Marcano poseen una gran visión crítica del mundo para quienes lo contemplan. En las distintas composiciones poéticas para niños que expondremos en la presente ponencia se vislumbran 3 momentos claves como escritor, que se concentran

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en representar situaciones de la vida real, a partir de un hecho desencadenante. En el poemario La ciudad (1968), la comunicación como fin periodístico, persigue una posición clara de los hechos, de contar con originalidad y concisión las relaciones domésticas del día. Un suceso común, que es parlante en el hogar, en la escuela, en el autobús es la capacidad que tienen los organismos públicos de recoger la basura. De esa manera la poesía de Jesús Rosas Marcano, apunta vivencias de la urbe, que en ocasiones reflejan un carácter de denuncia, con alto contenido social, cultural e histórico, iniciando al infante a la comprensión de los problemas que lo rodean.

El Aseo Urbano

Los zamuros limpiaron la ciudad. Llevan el traje oscuro para que no se les mire el sucio Presentado por Miguel Otero Silva, el poemario Así en la tierra como en el cielo. (1976). Rosas Marcano recrea un acontecimiento histórico social: el lanzamiento el 11 de abril de 1970 en Cabo Kennedy, Estados Unidos, del cohete Saturno 5, portador del cohete Apolo 13. Ese proceso de transformar el hecho noticioso en poesía para niños, tiene como objetivo fijar memoria e interés colectivo en un proceso de transmisión de ideas, de conceptos, de pensamientos. De la palabra que va de boca en boca y que llega a los oídos de los niños, despertando curiosidad sobre un episodio mágico y fantástico, como es el universo: los planetas, el viaje del hombre a la luna, la nave espacial y el astronauta. Cabe destacar que este evento, fue trabajado con niños franceses cuando cursaba estudios de postgrado en la Universidad de la Sorbona (París, Francia).

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En sus poemas está muy marcada la humanización de los planetas, en “Saturno y su hoyo”, por citar alguno, se aprecia la ingenuidad de un niño cualquiera que entabla una conversación con una persona adulta, desenvolviéndose con naturalidad en busca de respuestas.

Saturno y su hoyo

Mi señor Saturno, verdad que usted es un grano de arena que rodó una vez no se sabe cuando, como ni por qué como una pelota de golf y al caer hizo un primer hoyo y se quedó en él. El señor Saturno Responde: - ¡Así es! En “Saturno el fumador”, el poeta proporciona una enseñanza moralizante a los pequeños: el no fumar.

Saturno el fumador

No fumes, Saturno, no ves que el aliento se te pone oscuro, los pulmones negros y el corazón duro. Y el sigue en su punto mostrando al que pasa sus rueditas de humo. Jesús Rosas Marcano en el ejercicio del periodismo alzó la voz sin restricciones, se inmiscuyó en política, fue crítico, hizo uso de la denuncia y reveló los hechos con su estilo parti


cular: la crónica en verso, en distintas columnas. Sin embargo, “Capilla Ardiente”, ha sido la más recordada sección humorística, aparecida por más de 20 años en el diario El Nacional, bajo el seudónimo de Cirio. En su columna en verso, “Capilla Ardiente” (El Nacional), del miércoles 28 de agosto de 1985, escribe sobre los juegos de azar. Rosas Marcano, informa sobre un comentario público. Cualquiera de sus lectores se verá reflejado en el verso, pues es una vivencia continuamente presente. Esa conciencia temporal de la crónica versificada del periodista opinativo, demuestra su capacidad de recrear distintos escenarios y temáticas del diario, que se traspola del plano oral al escrito.

Juegos que Tientan

Jugar es correr riesgos simple y puramente, caro lector, que el azar fía ¡Cómo evitar esa agresión del día que empuja en cada esquina a su aventura! Rifas que nos seducen en la vía y uno dos fuertes en su cesta apura; cuadros de ciegos que es la suerte oscura.... Y esas chicas que venden lotería. Todos sabemos que es un vicio el juego y a uno lo atrapa su invisible fuego, porque uno vive en la esperanza trunca. Y yo les juro, sin temor ni grito, que cuando pegue mi primer cuadrito, por esta cruz, no jugaré más nunca. En definitiva, Rosas Marcano aborda la poesía infantil, como si estuviera desmenuzando un suceso, lo informa, lo interpreta y emite su opinión para que el lector viva la noticia. En el poemario El agua cotidiana (1981), se devela otra realidad social venezolana. La exactitud de los hechos que narra el poeta, la viven frecuentemente los habitantes de los cerros caraqueños. El camión es llamado milagrero,

porque es el que le soluciona su problema de falta de agua y aun así implica una odisea el bajar del cerro a buscar el vital líquido. Aquí Jesús Rosas Marcano proporciona un elemento de interés en el niño reflejado en sus propias experiencias. Esa relación del lenguaje conciso y natural, rítmico y sonoro, atractivo y detallista son cualidades del estilo periodístico y literario del autor.

El Camión de Agua

El camión del agua llegó a Barrio Unión, llegó a Gato Negro, llegó al Pescozón. Y cuando la gente del barrio lo vio, bajó la tinaja, bajó el tinajón, bajó la ponchera, bajó el garrafón e hicieron la ronda detrás del camión Y valía la pena ver a ese señor llenando la lata llenando el perol, como un milagrero que anda por Tazón. Pero aquí yo pienso Que sería mejor que allí arriba donde no llega el camión poner una pila con su surtidor. Y así uno no tiene que pedir favor a ese milagrero multiplicador que va a Gato Negro y va a Barrio Unión

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Jesús Rosas Marcano, reinventa la noticia, con singularidad, con humor y veracidad, su opinión diáfana lleva al lector mayor a recrearse con la palabra que escenifica un episodio actual o lejano, transformado en poesía. Esa característica es imagen de su poesía infantil encontrada también en: •Proclama de la Espiga. 1958. •Cotiledón, cotiledón la vida..., 1965. •Manso Vidrio del Aire. 1969. •El Mago del Cuento. 1988. •Siempre Amanece. 1998. Si recordamos que la poesía infantil en un inicio era canción, Jesús Rosas Marcano evoca ese sentido integrador de la música y de la poesía. Los arrullos de cuna, los galerones que escuchó frente al mostrador de la pulpería de sus padres en La Asunción (Isla de Margarita), marcaron también su trabajo literario infantil. Todos hemos escuchado: “Viva Venezuela”, “Botaste la Bola”, “Quién ha visto negro como yo”, definitivamente canciones populares, poesía para todos, cantadas por todos. Iniciándonos en el siglo XXI, la vigencia poética infantil de Jesús Rosas Marcano, no debe quedar engavetada, todo lo contrario. Sus ediciones por demás extintas deben ser recopiladas para deleite del lector menor, aún cuando una de sus alumnas del taller de expresión dijera: “_¡ Que pava Jesús, eso de poesía infantil es fu. Vamos a jugar más bien “¿Qué te dijo el fantasma?”, el teatro que te enseñaron los niños de Argelia, como hiciste con los varones. Y todo el mundo por el suelo. Anda Jesús, di que sí.” Rosas Marcano no declinó en su afán por el despertar creativo y la expresión libre de sus pequeños alumnos y determinó como regla lo siguiente: “Karla, con una sinceridad sin copia, tiraba por la borda mis treinta años dedicados a la literatura infantil. Y desde entonces fijé esta advertencia en mi biblioteca: Karla ha determinado que es chimbo hablarles de poesía infantil a los niños sin haberlos consultado previamente. 20 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Pero yo persevero, porque todo lo relacionado con los niños y la expresión es para mí un vicio impune”, p. 62 El Periódico en la Escuela y desde la Escuela. (1996). A pesar de los comentarios que se suscitan en una ronda con niños, es gracias a ese contacto continuo que el poeta se dio cuenta de la conveniencia de compartir con los infantes. En consecuencia, esa experiencia constructiva, dinámica y consecuente garantizó su creación literaria infantil. Bibliografía del autor

ROSAS MARCANO, Jesús. (1996). El Periódico en la Escuela y desde la Escuela, Caracas: Ediciones de la Fundación de los Trabajadores de Lagoven. (1958). Proclama de la Espiga. Caracas: Editorial Fantasías Gráficas. _____________ (1965). Cotiledón, cotiledón la vida..., Caracas: Imprenta Universitaria. _____________ (1968). La ciudad. Caracas: Editorial Arte. _____________ (1969). Manso Vidrio del Aire. Caracas: Biblioteca Infantil Venezolana. INCIBA Editorial Arte. _____________ (1976). Así en la tierra como en el cielo. Turmero: Ediciones del Centro de Capacitación Docente “El Mácaro”. _____________ (1981). El agua cotidiana. Caracas: Ediciones IPAS-ME. _____________ (1988). El Mago del Cuento. Caracas: Con fotografías de Freddy Reina. Editorial Arte, bajo patrocinio de INDULAC. _____________ (1998). Siempre Amanece, Edo. Nueva Esparta: Colección Madre Perla Fondo Editorial FONDENE.

Omira Bellizzio Poyer (Maturín Edo. Monagas, 1970) Licenciada en Estudios internacionales de la UCV.Con Maestría en Literatura Venezolana de la Universidad de Carabobo (tesis en elaboración). Participó en talleres literarios con los escritores Miguel Márquez, y Jesús Rosas Marcano. Ha publicado Llegó la Navidad (Publicación Institucional de la Fundación Policía Metropolitana).Su poemario"Los Secretos de la Luna"es premio Certamen de las Artes y las Letras"Cada Día un Libro"año 2004, auspiciado por el CONAC.


¿Cómo se escribe literatura infantil? Ponentes: Armando Sequera, Mercedes Franco, Carlos lldemar Pérez, Laura Antillano. Moderador:

Jesús Urdaneta.

Ni más ni menos Armando José Sequera

Como se sabe, la literatura para niños y jóvenes es más un producto editorial que una categoría literaria. Por tal motivo, no puede hablarse con absoluta propiedad de una narrativa, una poesía o una dramaturgia infantil o juvenil, sino de narrativa (novela o cuento), poesía y dramaturgia sin más, una parte de las cuales hacen suya los lectores de menor edad, se edite o no para ellos. Un cuento, un poema o una pieza teatral para niños y/o jóvenes es un texto literario como cualquier otro, ni más ni menos, y, como tal, debe ser elaborado por sus autores. En su confección, se deben emplear las mismas técnicas, tener el mismo cuidado con el lenguaje y asumir el mismo respeto hacia los lectores que al producir una obra dirigida a adultos. Sólo en lo que se refiere al tratamiento de los temas podemos señalar alguna diferencia. Y ello no porque los niños o los jóvenes sean incapaces de entender, sino porque la forma de abordar ciertos temas puede resultar contraproducente para la formación de quienes vienen creciendo. Ahora bien, es preciso dejar claro que, al apuntar lo anterior, no quiero indicar la existencia de temas tabú, en los textos que se escriben y editan para niños y jóvenes. Y es que tal como en el resto de la literatura, cuando se hacen libros para quienes está en etapa de formación personal no hay ni puede haber temas prohibidos. Durante las décadas del siglo XX en que predominó el enfoque pedagógico y moralista de la literatura infantojuvenil, se consideró que los libros destinados a niños y jóvenes debían ser

asépticos, libres de conflictos y absolutamente fantásticos. Los animales, las plantas, los astros y los niños que protagonizaban tales textos, jamás padecían dolores de muelas, nunca perdían a un ser querido, ni sus padres tenían la menor desavenencia. Los personajes habitaban un mundo irreal en miniatura, en cuya descripción imperaba el diminutivo. Allí no había casas, sino casitas; no había caballos, sino caballitos; existían las ballenitas, los elefantitos y los dinosauritos, así como los hombrecitos, las mujercitas y los niñitos. Tal situación condujo a una minusvaloración académica de los libros editados para niños y jóvenes y al rechazo a priori, por parte de los demás escritores y los estudiosos del hecho literario, de los autores que hacían libros para públicos infantiles o juveniles. Tal rechazo se repartía por igual entre quienes mancillaban la escritura con su ignorancia del hecho literario y quienes procuraban hacer un trabajo serio que se editara para pequeños y adolescentes. De hecho, se veía a ambos grupos de autores con asco o lástima, como si quienes hacían literatura infantil transmitieran el virus de la más deshonrosa mediocridad. Ello condujo a un abandono académico del hecho literario cuyo destinatario era el niño o el joven. Algo absurdo, por cierto, habida cuenta de que la toma de la literatura para niños y jóvenes por la pedagogía era un hecho relativamente reciente, pues venía de poco más de la mitad del siglo XX. Antes, la literatura para niños y jóvenes no fue mal vista, ni tampoco sus autores. ¿Una prueba? Ofreceré dos. En primer lugar, debo señalar que cuatro de enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 21


los más celebrados ganadores del Premio Nobel de Literatura son más recordados por sus libros destinados al público infantil o juvenil que por el resto de su obra. Tales los casos de Rudyard Kipling, Selma Lagerlöf, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez. Segunda prueba, ésta más próxima: cuando en 1950, el poeta tachirense Manuel Felipe Rugeles publicó por primera vez su poemario ¡Canta, pirulero!, se pudieron leer en la prensa de la época más de cincuenta notas, firmadas por los más destacados escritores venezolanos y por algunos nacidos fuera y residenciados en Venezuela, debido a exilios políticos, como Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias. La totalidad de estas notas celebraba tanto la aparición del libro como el hecho de que un poeta sumamente reconocido destinara parte de su tiempo a escribir para niños. La literatura infantil y juvenil pasó a ser mal vista por los demás escritores, intelectuales y académicos a mediados de los años Sesenta del pasado siglo XX, cuando gran parte de los autores en nuestro continente y en Europa provino del campo docente. Entonces, se establecieron cánones y fórmulas de elaboración de los libros para niños y jóvenes, provenientes no del campo de la literatura sino del de la pedagogía, lo cual condujo al aislamiento al que antes hemos hecho referencia. Se llegó incluso al exabrupto de repudiar las técnicas literarias, porque lo que se buscaba era transmitir un mensaje o una lección, no escribir una obra para ser leída y disfrutada. Tal hecho, adjunto al auge de los medios radioeléctricos de comunicación masiva, condujo a la pérdida campal de lectores que aún padecemos escritores y editoriales, especialmente en Latinoamérica. Fue en ese tiempo cuando la televisión inició su conquista del público infantojuvenil ávido de entretenimiento y las pésimas lecturas que 22 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

se le proponían a dicho público no pudieron contenerla. En la actualidad, el péndulo está llevando a muchos autores al otro extremo. Los protagonistas de los textos para niños y jóvenes son niños o niñas rebeldes -obviamente incomprendidos- que, pese a sus debilidades o delitos, se redimen y alcanzan el nivel de héroes o heroínas. Esto no está mal, salvo que representa un nuevo ropaje de la moraleja que, como se ha demostrado hasta la saciedad, empobrece a un texto, al proponer una única lectura, un cauce único por el que el lector es conducido hasta determinado final, casi siempre con connotación moral. Y como todo extremo tiende a aproximarse a su opuesto, no me extrañará leer cualquier día de estos una obra protagonizada por un joven que, para comprar las medicinas que requiere su agonizante madre, se dedique a le venta de estupefacientes. O un libro titulado El pequeño sicario, que cuente las vicisitudes de un adolescente que crece a costa de la muerte y el dolor ajenos. Tal obra destinada al público adulto sería bienvenida, si estuviese bien escrita, pero dudo que resulte apropiada a niños o a jóvenes. Llegados a este punto, parece asomarse en mi texto una contradicción: ¿no puede haber temas tabú en la literatura para niños y jóvenes, pero hay cosas que resultan inapropiadas para estos últimos? No hay contradicción si señalamos que, aunque no haya temas tabú, si hay tratamientos de algunos temas que no convienen al lector en formación. Un tema como el consumo de drogas, por ejemplo, es difícil -no imposible-, de ser llevado a un libro-álbum, para ser entregado a niños que comienzan a leer. En este caso, no podemos hablar propiamente de literatura ya que, como es sabido, el libro-álbum, por su condición de obra híbrida texto e imagen o imagen y


texto-, no puede considerarse como parte de la literatura, sino como un producto editorial que se auxilia con la literatura. De este tema, en cambio, puede hablarse en un libro para niños y/o jóvenes, obviamente, dependiendo de cómo se trate. No cabe, por supuesto, una apología de tal consumo, ni la elevación a la condición de héroe o heroína de quienes manifiestan su rebeldía social del modo más enfermo posible. Tampoco puede hacerse un retrato amable del vendedor o el traficante, pues ambos son conscientes del daño que hace su comercio. Alguien dirá que qué necesidad hay de tocar éste u otros asuntos similares en un texto literario para niños o jóvenes, pero cómo eludirlo si forma parte de la cotidianidad de millones de nuestros niños latinoamericanos, cuyos padres muchas veces se encuentran envueltos en él y de la peor manera posible. Tampoco temas como la muerte, el divorcio de los padres, la prostitución y la pornografía infantiles, la forma terrorista de actuar de quienes dicen combatir al terrorismo, el despertar sexual, la primera menstruación, la explotación de un hombre por otro, la contaminación de los ríos, mares, lagos y el aire por la avaricia humana, entre otros-, pueden ni deben evitarse en los libros para niños. Son cosas que forman parte de la cotidianidad informativa de hoy y nuestros niños oyen hablar de ellos y se hacen preguntas. Preguntas que, por lo general, no tienen a quiénes hacérselas y se responden por simple sentido común, el cual no siempre es acertado. Muchas veces, las respuestas vienen de otros niños tan mal informados como los que preguntan. Un texto -de ficción o no-, que hable sobre cualquiera de tales temas es pertinente, claro está si no confunde más a los lectores. Y aquí entra un aspecto que tiene que ver con la ética del escritor y es que, cuando se escribe y se publica un libro destinado a niños y

jóvenes, debemos evitar hacer daño a terceros, no sólo si se trata de nuestros lectores en crecimiento, sino también de personas de cualquier edad. Tal es también una condición de cualquier hecho humano, no sólo literario, y lo indico porque hay quien confunde libertad de expresión con la posibilidad de agredir e irrespetar a los demás. Ningún tema que forme parte de la vida cotidiana de los seres humanos puede dejar de tratarse en la literatura para niños y jóvenes, por la sencilla razón de que, en nuestros días, se habla abierta o veladamente en la calle, los colegios, las casas y, por supuesto, a través de los medios de comunicación, de todos los temas habidos y por haber. Un tema como la muerte, que fue tabú para niños y jóvenes hasta hace unos años, hoy forma parte de su cotidianidad, gracias a la televisión, el cine y, sobre todo, los video juegos. No en balde, nuestros niños y adolescentes viven matando terroristas árabes, orientales o latinos en los video juegos; cortando la cabeza de asiáticos expertos en artes marciales o disparando desde helicópteros, cual rangers estadounidenses, para liquidar a toda una aldea de presuntos guerrilleros u opositores al orden internacional promovido por Washington. Los niños y los jóvenes de hoy están diez o más veces más informados que los adultos de hace unas pocas décadas y eso hace que escribir para ellos resulte fácil por una parte y difícil por la otra. Fácil porque, al leer un libro, el niño o el joven no se estará enfrentando a un tema del que ha oído hablar y, lo más seguro, es que no sabe nada. Fácil también porque hay una mayor apertura editorial en nuestros días que hace poco más de una década. Difícil porque tanto el niño como el joven de nuestros días se ha criado bajo un bombardeo informativo que, cuando no le impide pensar,

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lo induce a la apatía pues, al no poder discernir qué es importante y qué no, prefiere la inacción y la indiferencia. La persona sobreinformada no sabe valorar las cosas que se le dan a conocer. ¿Y cómo hacerlo si el divorcio de una diva de la canción o el cine tiene la misma o mayor importancia que una tragedia colectiva ocurrida en cualquier país del mundo? Nuestros medios de comunicación dan cabida al chisme de farándula o de política, como si se tratase de asuntos históricos trascendentales y luego hacen creer que saber tales chismes es estar al día y es estar informado. Con tales valores, cualquier niño o adolescente del mundo oye hablar de conflictos y problemas terribles en el mundo, y le parecen normales, es decir, que forman parte de su cotidianidad. Y es allí donde la literatura escrita y editada para ellos puede intervenir, especialmente al tratar tales temas. Si quien escribe sabe lo que hace, puede lograr que, mediante una historia de ficción, el lector comprenda mejor un problema que leyendo un tratado al respecto. Por último, quiero hacer una breve acotación acerca de un temor que me han manifestado algunos autores de libros para niños y jóvenes, si sus libros se reciben académicamente como obras literarias y no como textos dirigidos a un público específico. Sobre esto debo señalar que, igual que cualquier otro texto literario, el que se escribe y publica para niños y jóvenes es susceptible de ser apreciado académicamente, bajo la óptica de cualquiera de las múltiples teorías literarias que abruman e inflaman a las escuelas de Letras. Esto, por supuesto, deja y dejará mal parada a la mayoría de las obras que, en los últimos 50 ó 60 años se han elaborado para público infantil o juvenil, en todo el mundo, no sólo en Venezuela o América Latina. 24 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Tal decantación —o, más propiamente, tal extinción masiva-, no es ni será exclusiva de la literatura para niños y jóvenes. La factura de malos textos también ocurre y, lamentablemente, seguirá ocurriendo en los otros campos del quehacer literario, especialmente en los de la poesía y el cuento, en los que la superproducción de textos de mala y pésima calidad va camino a producir un colapso en los lectores. Así que si un autor no quiere que sus libros sean humillados hoy por la crítica literaria y mañana por el paso del tiempo, es necesario que se esmeren en hacer buenos textos; que aprendan y apliquen las técnicas de elaboración de cuentos, poemas u obras dramáticas y que, antes que todo, sean honestos consigo mismos y con sus lectores. Ni más ni menos. Armando José Sequera (Caracas, 1953) Escritor y periodista venezolano, autor de libros,la mayoría de narrativa.Licenciado en Comunicación Social. Ha obtenido quince premios literarios,entre ellos el Casa de las Américas (1979) por Evitarle malos pasos a la gente. 1996 Diploma de Honor de IBBY (Internacional Board on Books for Young People,Basiiea,Suiza,1996). Premio de Literatura para niños y jóvenes"Rafael Rivera Oramas" (mención Libro Informativo) del Ministerio de Educación (Caracas 1997). Su libro de cuentos para niños Teresa recibió el Premio de la Bienal Latinoamericana "Canta Pirulero" del Ateneo de Valencia.


Aprender la belleza Mercedes Franco

¿Cómo se escribe literatura infantil? Bajo el signo de tan difícil interrogante nos hemos reunido aquí en Valencia, autores, docentes, lectores y todos aquellos que nos sentimos atraídos por este género literario, concitados por el notable poder de convocatoria de Laura Antillano, virtuosa de la literatura infantil y juvenil. Virtuosa, porque si la palabra es instrumento, capaz de ejecutar la melodía del pensamiento, quien sepa pulsar este cordaje, interpretar ese instrumento con brillo y armonía, bien puede llamarse virtuoso, como los mejores concertistas de violín, piano o guitarra. Este en sí es un ejemplo de cómo se escribe literatura infantil: se escribe tocando con sutileza y excelencia ese maravilloso instrumento que es la palabra, con la finalidad de transmitir a los lectores la belleza. Muchos han insistido en ver a la literatura infantil como una forma de ejercer la pedagogía. Nada más reñido con la literatura, con cualquier género literario, que la pedagogía. El mejor mensaje que podemos transmitir a los niños es la belleza. Si aprenden a apreciar la belleza del lenguaje, y además la belleza del mundo, en un texto que logre expresarla, podemos darnos por satisfechos. La literatura, bien sea infantil, juvenil o para adultos, no puede tener una intencionalidad. Así como resultaría falsa y hasta ridicula una novela escrita para mujeres, o un cuento escrito para hombres, resulta falso escribir “para” los niños. Lo ideal más bien, si es que nos inspira el mundo infantil y deseamos escribir para este sector del público lector, es escribir “desde” la infancia. Restablecer el hilo perdido, ese hilo que nos ataba a las cosas puras, bellas y mágicas de la infancia. Si nos atrevemos, tendremos que echar mano de los sabores perdidos, recobrar la intensidad de la dulzura. También es preciso

rescatar los olores de la mañana y de la lluvia, salir al paso de aquellos sonidos que hoy no escuchamos: el diálogo de los cristofués con los tordos, el paso suave y firme de los perros. Habría que retomar el calor escurridizo de la arena, la alegre picazón de la hierba en las piernas. ¡Ah! Y no estaría de más volver a reparar en imágenes que creíamos perdidas: las formas que asumen las nubes en días veraniegos, la misteriosa mirada de los cangrejos. Si queremos transmitir un “mensaje” a los niños procuremos escribir desde la infancia, no “para” ella. Y el mejor mensaje que podemos transmitir a los niños es recordarles dónde está la belleza. Los libros que los niños más aprecian y que tienen un éxito intemporal, son libros escritos sin intencionalidad, sin estar “dirigidos” a ningún tipo de público: Las Mily una Noches, las Aventuras de Tom Sawyer, Moby Dick, Los viajes de Gulliver, las Leyendas de los Hermanos Grimm. Estos libros presentan al niño y a quien los

lea, una compleja pero diáfana visión del mundo y sus personajes, con un lenguaje transparente, hermoso, sutil. Y algo muy importante, que tal vez pasábamos por alto: son libros que despiertan la imaginación. Cuando un texto logra estimular la fantasía, detonar el vuelo del espíritu, motivar los sueños, el lector es cautivado, se produce el hechizo, la magia de la escritura, se da la perfecta interacción entre el lector, de cualquier edad, y el libro. ¿Cómo no se escribe para niños? Lamentablemente, con el auge de la literatura infantil y la proliferación de buenos textos en el mercado, mucha gente desea escribir para niños y cree sinceramente poder hacerlo. Un diminutivo aquí, otro más allá, y un chorro de tonterías que baja y se pierde. No. Eso no es literatura infantil. La literatura infantil no es un texto donde los personajes sean niños. No basta con rememorar

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como era de traviesa nuestra hermana, ni las aventuras de nuestro tío cuando éramos niños. Tampoco basta con recurrir al ambiente escolar, a los amiguitos, y contar cuentos sonsos de perritos, ni luceritos. Si me fuese dado señalar las fallas de textos que pretenden aspirar a lectores tan exigentes como los niños, la lista sería muy larga. Pero el principal vicio a evitar es la egolatría al escribir. Muchos autores creen que sus “aventuras” cuando eran niños, escritas insulsamente y sin brillo, bastan para constituir un texto infantil. Nada más lejos de la realidad. Nuestras memorias de niño, si no son emocionantes y para colmo no están escritas con brillantez, se convertirán en un texto fastidioso para los niños, aburrido, y aunque las maestras intenten que los alumnos lo lean, casi a la fuerza, jamás será el libro preferido de los pequeños lectores. A este punto es necesario hablar de las dificultades en la escritura. Todo texto debe pasar, si desea ser un buen texto, por una primera escritura. Una primera escritura donde vertemos todo ese caudal imaginativo y creativo, que deseamos poner por escrito. Después, y este es un gran después, viene, amigos, una segunda escritura. Es en esta parte donde “pulimos” el texto. Y no es un trabajo de carpintería, como decía alguien por allí: es un trabajo de orfebre. Con muy buena vista y mucha sutileza debemos decantar lo mejor del texto, sacar brillo, buscar reflejos y eliminar las impurezas. Esto parece algo obvio, pero es alarmante el número de escritores que no “limpian” ni decantan sus textos. Sorprendentemente, algunos llevan nueve libros al año a las editoriales, lo cual significa poco más de un mes para cada texto, cuando en realidad, el trabajo de escritura lleva como mínimo de seis meses a un año, sobre todo, si se trata de un libro para niños, donde debemos exigirnos más. En el afán por publicar, en esa carrera por darnos a conocer y acumular libros, lo que estamos dando a los niños son libros 26 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

fastidiosos, opacos, que más bien los alejan del hábito de la lectura. ¿Qué hacer si deseamos escribir libros para niños que puedan orientarlos, darles virtudes, mostrarles el camino correcto en la vida? ¿cómo escribir este tipo de textos? Esta última consideración va dirigida a los docentes, a las maestras y profesoras que quieren escribir para niños, transmitirles principios morales, educar por medio de la literatura. Pues la única forma en que podrían hacerlo es a través de un texto mágico, hermoso, pleno, que logre atrapar al pequeño lector, que pueda despertar su sentido artístico, su sensibilidad, que lo tome de la mano y lo asome a ese mundo inigualable que es el mundo de los niños y que ellos saben reconocer. Hablemos a los niños en su propio idioma, el idioma de la fantasía, de la magia, de la belleza. Es preciso plantearnos, colegas profesores y profesoras, si en verdad tenemos virtudes que enseñarles a los niños, si no será más bien al revés. Los niños son de por sí puros, auténticos, solidarios, no conocen la traición, la codicia.¿Qué podemos enseñarles? Aprendamos de ellos ese sentido de pureza y espontaneidad, y seamos auténticos, escribamos para nosotros mismos, es decir, para ese niño que tenemos por dentro. Escribamos esos textos que hubiésemos querido leer cuando niños, esos textos hermosos, emocionantes, intensos, fantasiosos, de lenguaje pulcramente cuidado, dignos de lectores tan importantes y exigentes como son nuestros niños. Mercedes Franco (El Tejero, Estado Monagas, Venezuela, 1948) Licenciada en Letras,egresada de la Universidad Central de Venezuela, docente, productora de programas de radio.La Academia Nacional de la Historia reunió sus crónicas en el libro Cantos de Sirena (1988) y su novela La Capa Roja (1992), mereció el Segundo Premio del Concurso de Novela Miguel Otero Silva de la Editorial Planeta (1991).Otros libros publicados son: Los Cuentos del Taller y Vuelven los fantasmas. Premio Universidad de los Llanos, Fantasmas clásicos de la Llanura (Cojedes,2000), La piedra del duende (Alfaguara 2000).


Literatura infantil como poética autobiográfica Carlos lldemar Pérez

Si existen libros de provecho, pienso que los más provechosos son los poéticos; digo poéticos tomando este vocablo en su sentido más amplio, es decir, libros destinados a estimular la imaginación, ya sean éstos de prosa o de verso. Ahora bien, ninguna estima tengo a la poesía que, después de leerla y meditarla, no deja en el ánimo del lector un sentimiento noble que, por media hora, le impida tener un pensamiento vil o realizar una acción indigna. (Leopardi, citado por Giuseppe Ungaretti) I

El turpial entraba al nomeolvides y se posaba a mirar el cielo en una de esas ramas que parecía una atalaya, un rato antes el colibrí había estado manoseando los colores solares del anaranjado. Todo eso ocurría en el instante exacto de siempre, cuando me sentaba en el frente de la casa, a que la tarde pasara por el bajaraque con la caballerosidad de un gato callejero. En ese momento, yo no me sentía que estaba ni dentro ni fuera de mí, porque solamente estaba como dentro del vientre de mi madre, es decir, era el ser más feliz que podía existir, y todo gozaba de la armonía perfecta para que las palabras atraparan al turpial y al nomeolvides y los conjugara en imágenes, imágenes, y más imágenes. Según parece, lo único cierto en la historia de la literatura es que, tarde o temprano, el escritor termina por recuperar su infancia, o en todo caso, la infancia. Y esto es bastante común entre aquellos escritores que han llegado al dominio pleno de su oficio, de sus capacidades y talento. Supongo que esta necesidad literaria de estos grandes escritores atenta y cuestiona muchos equívocos tradicionales, distorsiones o malentendidos que generalmente provienen de la mentalidad educativa anclada en una visión

positivista, que han sabido obligar a razonar la experiencia infantil o bien la vida infantil, como una etapa inconclusa colmada de inmadureces, tras lo cual se afirma que la infancia se trata de una etapa de la vida del hombre, que debe ser superada a fuerza de aprendizajes cerrados, sin importar lo unívoco y frustrantes que éstos puedan representar para el crecimiento intelectual y el espíritu crítico de los niños. II No es que el zapato me ladre, sino que me calzo los dos perros y para que no se me salgan al correr, hago un nudo con sus orejas tan bien hecho, que ni Mandrake el mago puede desatarlo. El problema no es que la flor hable hasta por los codos de las cosquillas que las hormigas le hacen cuando le dan azúcar a los pétalos, el problema tampoco es que yo puedo entender clarito el idioma en que esa flor habla; el asunto está es que ocurriendo esa situación con la mayor de las naturalidades, sea una verdadera lástima que tan pocos seres humanos sepan que fueron niños alguna vez. Por lo general, la experiencia de la escritura propone la desocialización, y en el caso particular de la creación infantil, por lo que a mí respecta, sostengo que implica una tarea muchísimo más ardua aún, porque solicita del escritor ir aprendiéndolo todo nuevamente, en un esfuerzo de desaprendizaje despierto y agudo. Poema, cuento, narración, teatralidad, son conclusiones y puntos de llegada de los desaprendizajes, cuyas libertades responden a los llamados del amor y la ternura. III La arepa se ríe con sus dientes de queso, y tiene ella una lengua de tomate que parece un platillo volador intentando aterrizar en la gruta marina que hoy me amaneció hambrienta debajo de la nariz. Por su parte, el vaso de leche ha sufrido un percance inesperado, se ha derrama

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do sobre la mesa por estar peleando con la arruga del mantel, señora temible mejor conocida en los bajos del fondo de las ollas con el apodo de Zapata, la que si no la gana la empata. Hace tiempo estaba viendo una película de la que no recuerdo el título, cuando uno de los personajes empezó de pronto a citar algunos versos del poeta Robert Frost, donde este escritor norteamericano ya en avanzada edad, poetizaba sobre el hecho de que había pasado su larga vida intentando llegar de nuevo al chirrido y vaivén mágico de los columpios que había poblado su niñez. Lo primero que pensé fue que la escritura infantil no está en el pasado, mucho menos en el futuro, su realización responde a la consecuencia de una aquí continuo, de allí que el turpial y el nomeolvides que me habitan no fueron ni serán, son lo que son en su ser aquí como lo puedo vivir en la plenitud de mi imaginación, que significa la duración mientras existo. Escribir literatura infantil, por lo que tiene de pureza y decantamiento, implica una suerte de atemporalidad, como ocurre con cualquier obra de arte auténtica. IV El alma del sol gira en la punta de uno de mis dedos, yo la aprovecho para alumbrar algunos escondites tenebrosos a los que temo de noche, eso me pasó cuando iba caminando por la orilla recogiendo conchas de nácar y cangrejos que parecían piedritas, de pronto sentí un peso raro en el cuerpo y era que el lago en toda su inmensidad y profundidad había decidido dar un salto y mudarse a uno de los bolsillos de mi pantalón. Esa tarde, el lago y yo, aprendimos a descubrir que el agua de coco era el mar más dulce que podía haber en la tierra. El resto del tiempo lo pasamos mordiéndole los cachetes a todos esos mangos picaros, que andaban abrazados como bailando en ramilletes, y que estaban pegados a los nubes, igual que ocurre con la multitud de gotas de agua cuando llueve.

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Me parece que están equivocados aquellos que aseveran que la imaginación significa sólo un asunto externo y pasajero en la vida del niño. Que en el mejor de los casos su presencia, dura sólo lo que dura la niñez. Pero cada vez me aferro más a la idea de que el niño es el resultado activo, una consecuencia lógica de la imaginación, por decirlo de otro modo, se trata de algo así como que el niño representa el sujeto de estudio predilecto de la imaginación, su tema sagrado y exclusivo, su única realización posible. En todo caso, la tarea grande de la literatura infantil, y que sin duda garantiza mejor su trascendencia, consiste en la afirmación y la demostración sostenida de la relación indisoluble del niño y la imaginación. Es también pertinente decir que la imaginación no responde a los dictados artificiales de recetas, modelos o conceptos estereotipados, ésta más bien deriva, nutriéndose a la vez, directamente de la vivencia en proceso, es decir, la imaginación asumida como una forma de vida, bastaría añadir entonces que entre este modo de asumir la existencia y la creación literaria no caben ni las diferencias ni los límites. Siempre que escribo algo, que pienso en escribir algo, recuerdo de inmediato a André Bretón cuando dijo “que el miedo a la locura no nos va a hacer bajar las banderas de la imaginación”, esas palabras parece que fueran, por lo menos para mí, como la dignidad de la literatura infantil, la dignidad de lo que yo pienso y creo que debe ser la justa escritura de la literatura infantil. V Me despierto con alas, con viento en las espaldas, mis ojos aéreos miran hacia abajo los mapas peinados y llenos de cuadros verdes y marrones en que se han convertido los bosques y las ciudades. Paso rasante, soy una pirueta de luz con brazos y piernas. Mis huesos están llenos de aire, y voy flotando como una mota de algodón. Aunque mis alas son de cartón y están forradas de fieltro azul, no importa, me sirven


para pasármelas superbien de pájaro perfecto. Lanzo mis plumas al aire para verlas caer convertidas en hojas de otoño, en soles emplumados, y sonrío transparente como el cristal de una cascada montañosa, porque ciertamente estoy protegido por el corazoncito de Dios. Con el trajinar sorprendente de las palabras, con la brega cotidiana de las invenciones, uno empieza poco a poco a comprender que hay tantas literaturas infantiles como infancias puedan haber, y esto lo podemos corroborar deslizándonos por el cuerpo del poema o del cuento, universos en los que se dice hasta qué grado lo personal se perfecciona en su subjetividad. Escribir literatura infantil dista mucho de escribir sin son ni ton, por eso la inteligencia de la literatura infantil rechaza que se le escriba sólo por escribir, quien así la practica traiciona el poder de la creación y la empobrece de lugares comunes. Por el contrario, en el rigor expresivo de la literatura infantil, cualquiera sea el genero que estemos leyendo, asistimos a la recuperación de la condición originaria del lenguaje, en el que la palabra puebla al mundo como cualquier otro ser viviente, donde las palabras no son ya sólo palabras sino que se metamorfosean en río, en animal sabio, en relámpago enamorado... quizás de aquí resulte fácil llegar a la conclusión de que en la literatura infantil, como en ninguna otra escritura artística, el futuro de la poesía está asegurado. VI Cuando yo tenía siete años de edad dibujé este elefante, que ahora te lo describo. Tiene una trompa que da vueltas como las aspas de un helicóptero. Calza unos zapatos de payaso con los que se tropieza a cada rato. Un resorte ocupa el lugar del rabo, excelente para dar brinquitos mientras está sentado comiendo helados con maní. Las orejas son dos semáforos que se han vuelto locos de remate. Mi elefante parece una orquesta del disparate, me dicen cuando lo saco a pasear. Este elefante hace las veces de un cajón de sastre, en

el que voy guardando las cosas que han llamado poderosamente mi atención, y me han gustado tanto, que para no olvidarme de ellas las dibujo en el elefante. Ah, se me olvidaba, la cara del elefante se parece bastante a la de mi papá, con el bigotito de Don Juan y todo. Cuando se escribe literatura para niños, la de verdad verdad sin medias tintas, se está tan cerca de la inocencia, que uno puede hasta llegar a sentir el ensimismamiento de lo espiritual, hallazgo que está cubierto de soledades. Es cierto que las palabras son hijas y vecinas de la soledad, las palabras se cierran y se abren en el reino de la soledad. Los adultos, al parecer, han sabido robarse la soledad en un acto de egolatría y vanidad, y han privado al niño de los goces de uno de los principios afectivos y pasionales que mejor conceptúan la condición humana, el sofisticado ejercicio de libertad de encontrase uno a solas consigo mismo. El niño a solas con el niño, el niño en busca de su espiritualidad, el niño dialogando con su interior, como si éste desempeñara el papel de otro compañerito más de juegos. Justamente, la literatura infantil está escrita y se escribe, entre otros metas nobles, para que el niño crezca frondoso, imperturbable, valiente, no para los demás o para afuera, sino para descubrirse a sí mismo, para descubrir su adentro de más fineza y profundidad, valorada, por ejemplo, por una sensibilidad celestial como la de Jesucristo. Por lo tanto, al escribir literatura infantil, o al leerla, no hacemos más que encontrarnos con la intuición lúcida de la sabiduría del espíritu, cuya materia prima no puede ser otra que la atemporal niñez.

Carlos lldemar Pérez (Maracaibo,1964) Poeta, ensayista, titiritero, profesor universitario (director actual de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia),entre sus libros publicados:Olas para niños navegantes, Los poetas del Lago, Sermones para vivir aquí, Papá civil.

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Escribir para niños Laura Antillano

¿Por qué se escribe? un impulso emocional, un estímulo o varios, hay una necesidad en juego. La percepción y la memoria, los sentimientos, la escena, el suceso, el recuerdo, el presente. Un aroma, un tacto. Acaso una melodía, la hoja de un árbol, una gota de sangre, cuántas cosas pueden convertirse en un resorte que abre compuertas y nos lleva a la escritura. Después viene “la carpintería”, el lenguaje, la construcción del texto, las decisiones de léxico y gramática, la formulación semántica. Escribir para niños no es diferente del escribir en general. En mi caso ha significado la escogencia de protagonistas más jóvenes, niños o adolescentes en cuentos o novelas. Mi padre me decía, ya al final de su vida, que el cuerpo envejece la imaginación no, solo necesita de un resorte, un breve impacto, una motivación y allí se abre la ventana y estalla la refulgencia. Hoy entiendo la certeza indiscutible de tal idea. Insisto: la literatura tiene que ver con los sentimientos, con marcas indelebles, con eso de lo que estamos hechos. El niño tiene todo ello a flor de piel, no se enmascara. Katherine Paterson, una escritora de libros para niños a quien admiro, ha declarado en una entrevista lo siguiente: “(.. ,)creo que si uno escribe para niños el primer lector es el niño que uno solía ser, es el niño que uno lleva consigo siempre.(...)Conservo el recuerdo de los sentimientos tan fuertes que tenía de niña, entiendo que los niños tienen sentimientos muy profundos y creo que si escribo para los niños, esa parte interna de niña es la parte más importante, la parte que muchos adultos dejan de lado”(Paterson,2003,p.41) Con frecuencia pensamos en la literatura para niños en términos pedagógicos y psicologi- zantes, pero la literatura es siempre literatura, a lo mejor “la loca de la casa”, y esa es su esencia. 30 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Fui una niña tímida y una lectora voraz, quizá lo uno tuvo que ver con lo otro. He escrito desde muy temprano, pero el interés en escribir para niños estuvo ligado en principio con el ejercicio en el teatro de títeres, y en segunda instancia con el nacimiento de mis dos hijos. El teatro de títeres fue una actividad fundamental para mí durante los años de la adolescencia en el liceo y los años universitarios, de hecho fundamos el teatro de títeres Chimpete Chámpata de la Universidad del Zulia y estuve allí durante una década. Solíamos adaptar cuentos de autores, textos ya conocidos y también hacer ejercicios de improvisación de los que surgían historias. Fue un tiempo que disfruté particularmente, y que me enseñó muchas cosas sobre la complicidad de esos pequeños espectadores críticos. Inventar historias para niños, o inventar historias con niños protagonistas, me sitúa en la óptica del otro, intento hablar desde él o ella. Cuando pienso en los protagonistas de mis libros para niños, por ejemplo Diana y Juyá de “Diana en la tierra wayúu”, siento niños normales, con sus debilidades, miedos, inseguridades, Diana vive con su abuelo y su madre, con su mascota, un gato, tiene problemas como niña alta para su edad, y de paso usa anteojos, y sufre una maestra demasiado rígida; Juyá, es su compinche, insertado en el corazón de una cultura ahora híbrida, en donde los elementos de la tradición wayúu definen el contorno de su destino. Se parecen ambos a muchos niños que he conocido, tienen curiosidad y alegría, propósitos en construcción, ternura y deseos de crecer. Emilio, de “Emilio en busca del Enmascarado de Plata” es un niño de Maturín, con una madre que trabaja, unos compañeros traviesos, pendencieros a veces, pero profundamente solidarios, sus anhelos son también los de un niño que conocí. El protagonista de “¿Cenan los tigres la noche de Navidad?” también es un niño que hace preguntas, que participa y observa su entorno,


que busca la armonía sin saberlo al conmoverse por unos felinos cachorritos y proponer su ingreso al espacio sagrado del pesebre. En “Narcisa ha desaparecido” una niñita busca a su gata perdida y va haciendo recuento en la travesía de su propia identidad. Estos protagonistas no están rodeados de entornos perfectos, sus carencias pueden producir miedo, y viven en un mundo, el nuestro, donde las apariencias, con frecuencia, responden a insólitos disfraces. Pero también tienen satisfacciones, conocen la alegría intermitente, descubren la amistad, la camaradería y la fortaleza de definir sus propósitos. Creo que en la vida es importante aprender a enfrentar las dificultades y los contrasentidos. El poeta cubano Eliseo Diego escribió que todos los cuentos cuentan un solo cuento: la historia de un joven que lucha contra las tinieblas. Reflexionando sobre ello pienso que un escritor o escritora es un observador, y privilegio el paisaje humano. El ejercicio de escribir tiene, en esencia, a la escritura misma como meta. Es para otros, pero no podemos dejar de hacerlo, de escribir, digo. Sin entrar en la discusión del por qué Kafka no quemó el mismo sus manuscritos si no suponía un lector. La literatura es una forma de contemplación compartida, tanto leerla como escribirla. Como seres vivos en movimiento, continuamente nos hacemos preguntas, cuando leemos la formulación de hipótesis es una condición normal del pensamiento, cuando escribimos estamos construyendo posibles respuestas, que a su vez abren puertas, preguntas, al lector, quien parte de su propia experiencia de vida para confrontarla con el libro. De allí nacen empatias y rechazos. Aidahn Chambers, un conocido autor inglés de libros para niños y adultos, señala que “no sabemos lo que pensamos hasta que no lo hemos expresado en palabras”, nos habla de una lectura autobiográfica de lo literario, donde la

propia experiencia define el encuentro emocional con el texto. Xulio Ricardo Trigo, autor catalán de libros para niños, con relación a la dicotomía entre escribir para niños o adultos nos dice:” (...)Creo que la literatura para jóvenes ha aportado a mi obra espíritu de juego, voluntad de riesgo, una cierta irresponsabilidad imprescindible para escribir ficciones(...)”Narrar es sinónimo de descubrir”. Creo en esa cierta “irresponsabilidad imprescindible” a la hora de escribir literatura porque si nos atamos de primera mano con preceptos morales o pedagógicos la historia no fluye, la invención se sujeta a una camisa de fuerza. Aquiles Nazoa fue un escritor cuya obra, con frecuencia, es publicada en ediciones para niños. Le conocí de cerca porque tenía una profunda amistad con mis padres desde sus tiempos de muchachos, recuerdo, con especial veneración, una oportunidad en que nos visitó en Maracaibo, para leernos su cuento “Historia de un caballo que era bien bonito”, escrito hacía pocos días. Con mucha solemnidad nos reunió a todos, grandes y chiquitos, en la sala e hizo su lectura en voz alta, dando entonación y gestua- lidad a su bello texto. Todos disfrutamos esa lectura inolvidable. Este cuento es como un clásico en Venezuela, escenificado y musicalizado. Hay hasta una versión en cine de animación. Creo que Aquiles Nazoa no lo concibió específicamente para los niños sino para todo el mundo, de cualquier edad y eso conlleva una libertad particular en el momento mismo de crearlo. Se dice que los cuentos de Orlando Araujo, desde El niño y el caballo a los relatos de Miguel Vicente Pata Caliente, fueron escritos pensando en sus hijas. Bellos relatos en su dimensión de humanidad, nos impactan a los adultos con la misma emoción y en igual grado. No hay concesiones, el autor escribe lo que quiere decir. La emoción de los caballos en su estampida enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 31


salvaje, acelerada y violenta, la ternura de ese niño durmiendo al lado del caballo, conmueven a todo lector. ¿Qué pensamos que no debe ser la literatura para niños? Lo atiborrado de estereotipos, el mal gusto, la lluvia de diminutivos, lo que llamó, abiertamente, la gran poetisa Gabriela Mistral: la ñoñería. Eso no es literatura infantil o mejor no es literatura. El texto que ponemos en manos de los niños debe ser genuino, incluirlo todo como la buena literatura, para que la lectura sea realmente un bálsamo, la lectura reparadora, como señala Michel Petit, o la lectura para “construir personas pensantes, capaces de emitir juicios críticos y de protestar y organizar esas protestas en entidades de resistencia” como señala la escritora argentina Sandra Comino. Escribir y leer son procesos simbióticos con frecuencia, siendo lectores nos convertimos en escritores. No hay recetas.

Bibliografía

COMINO, Sandra (2003)Infancia y desigualdad, la lectura como resistencia en tiempos de crisis. Revista En julio como en enero No. 15, La Habana, p.51-58 TRIGO, Xulio Ricardo(2002) Tinta Fresca. Revista Clij julioagosto 2002, año 15 número 151, Barcelo- na.p.37 SERRANO, Anne (2002) Cómo hacer lectores, un proyecto de Aidam Chambers. Revista Clij, julioagosto 2002, año 15 número 151, Barcelona, p. 23-27 Laura Antillano (Caracas 1950) Licenciada en Letras Hispánicas.Magísteren Literatura Venezolana. Escritora y docente. Escribe cuento, novela, poesía, ensayo y narrativa infantil. Ha publicado una novela para niños: Diana en tierra Wayúu, 1992,1993,1994, 1997,2002,2004) y tres juveniles: “Las aguas tenían reflejos de plata"(Caracas,2002), Emilio en busca del enmascarado de plata (Caracas,2005),Si tú me miras (2006).Cuentos para niños: ¿Cenan los tigres la noche de Navidad? (Caracas, 1991,2005) La Vaca Querida (México, 1996). En poesía: El verbo de la madre (Mérida, 2005).Guionista de cine, televisión y radio,coguionista del film"Pequeña Revancha"dirigido por Olegario Barrera.

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Jesús Urdaneta, Carlos lldemar Pérez, Mercedes Franco, Laura Antillano y Luiz Carlos Neves.


Nuevos autores y nuevas perspectivas de enfoque Ponentes: Xavier Sarabia Mariche,Carolina Rodríguez, Fedosy Santaella, Dayana Díaz. Moderadora: Laura Antillano.

Por qué estoy aquí Xavier Sarabia Mariche

Con Laura Antillano me une una amistad prolongada y profunda. Una amistad que se ha nutrido de afecto y cariño recíprocos. Para Laura, quien es escritora, y para mí, que soy lector, la lectura es uno de los disfrutes más importantes. De hecho, nos conocimos en un evento que convocaba escritores y lectores, en Maracaibo, en la década de los años ochenta del siglo pasado, si mal no recuerdo. Cuando Laura me invitó a este Encuentro con la Literatura Infantil en Venezuela, le advertí que no soy escritor, y que, por lo tanto, declinaba la invitación. Pero Laura argumentó que yo escribí un libro y que entonces soy escritor. Es cierto que escribí un libro, el cual hasta ganó un concurso; sin embargo, no creo que eso me haga escritor. De cualquier modo, estoy aquí porque Laura me invitó, porque escribí once pequeños cuentos para niños y por sobre todas las cosas porque soy un lector que ama la lectura y los libros. Un lector que escribió un libro y quien tal vez lo intente de nuevo.

¿Por qué escribí “El Capitán y otros cuentos”?

Es una pregunta que me he formulado varias veces. La respuesta la he encontrado en mi padre. Precisamente, en el menos lector de mi familia, cuyas únicas lecturas se redujeron al periódico y al diccionario, pero quien siempre me proveyó de libros, quizá por aquello de que algunos padres impulsan a los niños a hacer y lograr lo que ellos no han conquistado.

Mi padre es la respuesta que me he dado, pero no por qué yo haya intentado emularlo en eso de leer, crédito que en honor a la verdad más le concierne a mi madre, gracias a quien fui un niño lector. Mi padre es la respuesta porque “El Capitán y otros cuentos” es una forma de recuperarlo, o al menos un firme intento por hacerlo. Desde agosto hasta diciembre de 2006, cuando supimos de su enfermedad y luego murió, y también desde antes, las relaciones con el viejo no fueron las mejores, su primera enfermedad nos separaba. Él no se reconocía enfermo y yo no sabía cómo tratarlo. Si bien no murió por su afición a las bebidas espirituosas, para decirlo con un eufemismo, lo cierto es que cuando lo hospitalizamos para curarlo de la dolencia que se lo llevó, sus síndromes de abstinencia nos colocaron en situaciones muy opuestas, marcadas por la desesperación, la impotencia y la incomprensión. Pero hubo momentos de sosiego en las largas noches, cuando me tocó acompañarlo y velar su escaso sueño. Fueron momentos de recuerdos, en los cuales ambos recordamos mi niñez. Ambos nos devolvimos a la felicidad pasada en un intento, que no fue vano, por instaurar una felicidad presente. El viejo se moría a los 74 años, y ambos lo sabíamos. Ambos luchábamos, yo contra su muerte y el por el descanso, temeroso, pero dispuesto a rendirse. Como fue. Y cuando aún no me recuperaba de la derrota que significó la muerte del viejo, apareció el Concurso de Monte Ávila Editores para premiar las obras de autores inéditos. enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 33


Con algunos borradores y otras ideas que ya tenía, tomé la decisión de hacer un viaje a mi niñez, para recuperar al autor de mis días. Así que escribí dieciséis cuentos pequeños, de los cuales once fueron reconocidos en la mención literatura infantil, y heme aquí echando el cuento de mis cuentos.

¿Sobre qué escribí el libro?

“El narrador de estas historias es el niño que sigue viviendo en el adulto...” reza parte del texto de la contraportada de “El Capitán y otros cuentos”, así es. Este libro trata de mi niñez y de mis niños, de mis gustos infantiles y de los queridos pequeños espacios de mi ciudad. Decidí fabular sobre mis felicidades infantiles, en los escenarios donde sucedieron, sobre mis mayores queridos y de mis niños a quienes consiento. Cada cuento es una anécdota real, contada sobre la base de mis recuerdos. Cada cuento es una versión de una realidad vivida, tamizada por mi memoria y por lo que he aprendido leyendo y viviendo. No puedo decir que esté inspirado en un libro o en un autor determinado, se basa, repito, en mis lecturas, más disímiles, tanto literarias como audiovisuales. No copia un estilo y tampoco sé si parece al de algún escritor. Este libro es una declaración de amor, tal vez tardía para mi viejo y otros viejos quienes ya se me fueron, pero válida para quienes me quedan y para quienes me sobrevivirán. El libro también es sobre Caracas, y el Prado de María, y la Plaza Bolívar, y la UCV, porque esos son mis espacios. Y el amor tiene un espacio y un tiempo. En una biblioteca, en el estadio de béisbol, en un teatro o en el cine, así como en la escuela, pasan las cosas que he querido contar. Acaso sea sobre mí el libro, sobre mi búsqueda de la felicidad que me dio el viejo. Acaso sea para que eso no se me olvide. Acaso sea para declararlo y compartirlo. 34 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Así escribí “El Capitán y otros cuentos”, sin formula alguna, tal cual un amateur.

¿Para quién y con quién escribí el libro?

Si algo es cierto es que siempre me ha atraído la cotidiana medianía que produce el anonimato, entonces escribí este libro para y con los niños más normales. Para esos niños y niñas que se desenvuelven en la medianía, para esos niños y niñas cuyas aventuras nacen en lo cotidiano, en el día a día. Para los niños de la escuela pública, los del abuelo fabulador, los de la madre ama de casa, los del boleto más barato para entrar al espectáculo, los de las plazas públicas. Todos esos soy yo, entonces escribí ese libro sobre mí y también para mí, pero sobre todo para mis niños. Así lo escribí con ellos, con mis hermanos, todos menores que yo, con los hijos de mis hermanos, con mis hijos, con el nieto de mi hermana, ellos son los protagonistas, de ellos tomé la voz y las anécdotas. Pero no sólo con mis niños y mi niñez escribí el libro. También lo escribí con mis mayores, porque de cierto modo el libro y sus historias son un espiral ascendente. Allí están el abuelo, mi madre, mi padre, los tíos. Ya sabemos que no hay niñez sin juventud y adultez, pero también viceversa. A esos adultos les ofrecí (me ofrecí) el homenaje de la felicidad que me ofrecieron, hecha transparencia, imperceptible, felicidad sin sospecha, sin artificio, cotidiana, caraqueña, posible.

¿Qué hago yo aquí?

Vuelvo a repetir que no soy escritor. Tampoco soy experto en literatura para que lean o le lean a los niños. Soy, eso sí, y no ceso de repetirlo, un lector, un lector desordenado. Leo política, matemática, libros de la llamada “tercera cultura”, biografías, novelas y sobre todo cuentos y poesía. He escrito guiones para video, ponencias sobre audiovisual y sobre educación


matemática, comentarios de cine y también informes y memorandos. Y aquí estoy en una mesa donde debemos conversar sobre las nuevas tendencias de la literatura infantil en Venezuela. Entre autores reconocidos y jóvenes. Qué puedo aportar, más allá de mi experiencia ya narrada en las líneas anteriores o el propio libro que me trajo aquí. Sé que no represento ninguna tendencia ni vieja ni nueva. Tal vez mi aporte sea que cualquiera puede escribir, si tiene el impulso afectivo, cierta cercanía y amor por la palabra, la confianza que da el saber, que no habrá maña en la decisión de los jurados para decidir que se publicará tu libro y sobre todo amigos que lo lean con cariño.

Xavier Sarabia (Caracas, 1953) Presidente de la Cinemateca Nacional, productor y director audiovisual, comentarista de cine en publicaciones nacionales, profesor, licenciado en matemáticas, ganador del Premio para autores inéditos de la editorial MonteAvila 2004 con su libro de relatos para niños: El Capitán y otros cuentos.

Cosa venturosa

El viernes 29 de septiembre, un día después de leída la “ponencia”, fui a la Escuela Bolivariana “Próspero Reverend”, en Puerto Cabello. Allí compartí con las niñas y niños de la escuela, así como con los maestros. La maravillosa experiencia de conversar con ellos sobre “El Capitán y Otros Cuentos” y mi “oficio de escritor”, me lleva a pensar que tal vez siga haciéndolo. Los niños y niñas y también los docentes, sus opiniones y críticas, sus formas de entender los cuentos y, mejor, sus formas de explicarlos, de interpretarlos, me dicen que si yo quiero seguir leyendo, que si quiero que mis niños sean lectores, debe haber más escritores y más libros. Por ello, he decidido intentarlo de nuevo y participar del hermoso círculo virtuoso que constituyen lectores y escritores. Después del 29 de septiembre de 2006, agradezco más la invitación de Laura y sé un poco más por qué escribí “El Capitán y otros cuentos”.

Miguel Márquez, Laura Antillano, Fedosy Santaella, Carolina Rodríguez y Xavier Saravia.

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Por un pelo, mi primer cuento Carolina RodríguezTsouroukdissian

I. La barriga fría

Siempre había soñado con escribir algo, una buena historia, pero no me había decidido a hacerlo porque me daba flojera. Sin embargo, sabía que un día me animaría. Y así sucedió. Un día me animé. Recuerdo muy bien ese día. Estaba sentada frente al computador de mi casa escribiendo un reportaje sobre várices -en aquel entonces trabajaba como colaboradora a distancia de un diario venezolano- cuando de repente me llegó un e-mail. Era un boletín electrónico con información de interés para comunicadores sociales. Lo abrí y, cuando llegué al último ítem, sentí un frío en la barriga y me quedé inmóvil durante unos cinco minutos. Cinco minutos inmóvil, la barriga fría, viendo la pantalla. Se trataba de la convocatoria al concurso de autores inéditos de Monte Avila Editores 2005. Durante esos minutos decidí que lo quería hacer, que quería participar, que me iría para la guerra (así se sentía). Nada como la expectativa de un premio para romper con la flojera. En dos meses tenía que consignar cuatro copias de mi supuesta obra a Monte Ávila y no sabía de qué hacerla. Sólo sabía que quería concursar en la categoría Cuento Infantil, pues en medio de mi ignorancia, me pareció la opción más fácil. El único problema era que jamás había escrito una historia para niños (ni para adultos). Les explico un poco lo que fue este primer intento. Aparté dos semanas para pensar en un punto de partida, pero esas dos semanas me pasaron por encima como una aplanadora. Y llegó marzo. Me quedaba un mes y medio para escribir el cuento y todavía no sabía de qué hacerlo. Nada se me ocurría. Mi cerebro se había convertido en un paisaje de invierno, que se empeñaba en 36 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

hacer silencio. Puro blanco. Y entonces vino la rabiecilla y la rabiecilla resultó una excelente fuente de inspiración. Sí, una cierta rabiecilla hacia las musas, hacia ese gremio de mujeres voladoras, que no me querían ayudar, que no me daban ni una idea. No importa si existen o no, el hecho es que me empeciné contra ellas y les inventé un enemigo. Así fue como surgió Nu Petane, uno de los personajes del cuento, que además de oler a gaveta vieja, es el saboteador número uno del trabajo de las musas. Todos sabemos lo que hacen las musas: regalar buenas ideas a las personas que piensan mucho. Pero lo que no todos saben es que hay otro ser que se roba esas ideas de nuestras cabezas, haciendo que se nos olviden. Lo otro que la gente ignora es que este ser se lleva todas esas ideas a su taller y las mete en miles de frasquitos curiosamente numerados. Ya tenía mi punto de partida: un ladrón de ideas. Ahora necesitaba a una víctima, alguien a quien Nu Petane pudiera quitarle un pensamiento. Así nació Javiera, el personaje principal del cuento. La historia había comenzado a existir y esto lo sabía porque, como un bebé hambriento, me comenzaba a pedir personajes, situaciones, conflicto.

II. El pequeño intruso

Que Nu Petane nació de la rabiecilla es un hecho y que Javiera es casi un subproducto de Nu Petane también, pero hay personajes que no sabes de dónde salen, pero salen y te toman por sorpresa y te revuelven todo. Ése fue el caso de Pancito. Pancito es un pájaro pequeño que tiene cara de pan y que se rehúsa a volar, porque está un poco desanimado. Pancito vino a mi mente un día mientras manejaba por la autopista. Se apareció en toda su pequeñez y yo no supe qué hacer con él. Pan- cito me trastocó. Me enamoré de su flojera y de su cara de pan. Sabía que ya no lo podría dejar. Pero no hallaba cómo meterlo en la historia. Ya la había empezado a escribir.


La secuencia iba así: Javiera tendría una idea, luego la olvidaría y se preguntaría por qué la olvidó. Después, ella concluiría que existe una criatura, llamada Nu Petane, que se roba las ocurrencias de las personas. También descubriría que esa criatura vive en sus sueños. Convencida de esto, cada vez que duerma, la niña tratará de dar con el paradero de este ser. Finalmente, por una extraña situación que involucra un pelo, Javiera lograría encontrar a Nu Petane, quien le devolvería la idea. ¿Qué papel podía jugar Pancito en todo esto? No lo sabía, pero igual lo metí en la historia. Metí al pequeño intruso. No podía no meterlo. ¿Qué se suponía que le dijera? ¿Llévate tu cara de pan para otro lado? No pude. Imposible. Entonces no me quedó otra que analizar el cuento y ver si había algún hueco en donde meter a este personajito. Y, literalmente, encontré un hueco. Se me ocurrió que podría meterlo en el basurero de Javiera. Y así sucede en la historia. Un buen día la niña llega a su cuarto y encuentra a un pajarito en su cesto de desperdicios. A partir de ese momento, Pancito se convierte en su pequeño amigo del basurero. Su pequeño amigo que no quiere volar. Su amigo con cara de pan. Pero Javiera no puede parar de preguntarse por qué su compañerito se niega a volar si está sano y completo, y se le ocurre la forma de animarlo. La idea era magnífica. Pero vino Nu Petane y se la robó. Y fue así como Pancito pasó de ser un problema técnico a constituirse en una de las columnas vertebrales de la historia, pues todos los esfuerzos que hace Javiera para recuperar la idea, tienen como fin último ayudar a este pajarito a volar otra vez. Ahora sí, el cuento comenzó a poblarse de seres. Pero todo llegaba en desorden. Como dije, el primero en aterrizar fue Nu Petane, sin ser el personaje principal. Y la protagonista del cuento, Javiera, llegó después, por necesidad, porque Nu Petane necesitaba molestar a

alguien. Y Pancito, el personaje del cuento que saca lágrimas (siempre necesitamos que haya uno), me llegó en medio de la autopista cuando ya tenía un tercio del cuento escrito.

III. La alfombra

Lo primero que hice fue trazarme un cronograma de trabajo, ya que apenas tenía un mes y medio para crear el cuento, es decir, seis semanas. Me propuse dedicarle cinco a la redacción de la historia, y una a la revisión, impresión y envío de los ejemplares. Al cabo de los primeros días de trabajo, me di cuenta de que mi ritmo de escritura era de cuatro páginas por semana (espacio sencillo, Times New Roman, tamaño 12). Esta estadística personal me permitió predecir que el cuento no tendría más de veinticinco folios. No me daría tiempo de hacer más. Pensando en cómo lograr la fluidez del relato en ese espacio, imaginé que el argumento era como una alfombra enrollada, que tenía que desenrollarse a una velocidad constante hasta quedar extendida. Para lograr esa velocidad constante necesitaba dosificar la historia a lo largo de esas veinticinco páginas y, por ello, la dividí en seis capítulos. No quería que la trama se concentrara en grumos, pues los grumos o, lo que es lo mismo, el exceso de trama en ciertas partes de la historia, puede cansar; al igual que las burbujas, es decir, el déficit de trama. Tampoco quería so- brepoblar el relato de personajes, hay un asunto demográfico que cuidar Ya tenía una especie de plan, una estructura. Ahora, escribir, era otro problema. Uno nunca sabe lo que va a terminar poniendo en el papel. Y ese no saber me causaba nervios. Caminar desde mi cuarto hasta la sala de la computadora era un evento que me llenaba de ansiedad todas las mañanas. Algunas de las ideas me llegaban cuando me tomaba un descanso e iba, por ejemplo, al baño. en cu ent rocon la literaturalnf ant i lenv en ez u ela 37 f


Pulga Jazz, uno de los personajes, fue concebido una tarde de marzo mientras estaba sentada en la poceta. Sin embargo, el resto de las criaturas y situaciones del relato se me ocurrían simplemente mirando la pantalla de la máquina. Mirándola muy fijamente. A veces salían toda clase de cosas. Otras veces no salía nada.

I. El experimento de la noche

Sin duda, el comienzo es lo más difícil, sobre todo cuando quieres evitar el famoso “érase una vez”. Al respecto, uno de mis escritores favoritos, el periodista Ryszard Kapuscinski, dice lo siguiente: “Escribir no es más que encontrar la primera frase, digna del más elemental libro para niños. En ella está la salvación: tirará de las siguientes”. Pero a mí me pasó al revés: no fue la primera frase la que jaló al resto del cuento, sino el resto del cuento el que me pidió la frase inicial. El primer párrafo fue lo último que escribí, junto al título. Teniendo el tiempo tan limitado, muchas veces me veía obligada a escribir más allá de la inspiración, es decir, sin estar inspirada, y me di cuenta de que no es una pérdida de tiempo. Es más, la mayor parte del cuento la redacté sin estar bajo los efectos de la inspiración. Éste fue un cuento escrito bajo los efectos de la presión del tiempo, una sensación que puede llegar a ser tan motivadora como la inspiración. Pero el proceso, tal y como lo había intuido, es desquiciante. Desde la tesis de grado no se me había caído tanto el cabello. Generalmente escribía de día. Tres horas en la mañana, tres horas en la tarde y luego trotaba para sentirme cansada en la noche. Las noches las usaba para revisar lo que había escrito en el día y sentirme cansada era un requisito para esta labor de escrutinio. Si estando agotada leía lo que había escrito y lo entendía a la primera pasada, eso quería decir que el texto era apto para un niño. Asumía que mis niveles de concentración, al final de la noche, 38 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

eran equivalentes a los que podría tener alguien de diez años cuando lee. Si tenía que ojear una frase dos veces para entenderla, no servía. Esta metodología de trabajo me permitió limpiar la redacción y dotarla de la claridad y simplicidad que reclama la mente de un niño, además de filtrar el material. Sólo se quedaron los personajes, situaciones y diálogos que sobrevivían a esa mente nebulosa que tenía al final de la noche, los que de alguna manera me seguían causando gracia a pesar de que tenía el cerebro molido. Todo lo que, en ese estado mental, me parecía aburrido o confuso lo quitaba. Y esa labor de edición es una de las tareas más difíciles. Al principio, crees que todo lo que escribes es muy original, hasta que entiendes que la mitad es basura y empiezas a cortar. Y cortas y cortas y cortas y lo que queda tampoco se salva porque todo lo vuelves a escribir con otras palabras. Creo que en las veintidós páginas que tiene el cuento no hay ni una frase, ni un diálogo, nada que no haya sido sometido a la reescritura. Por eso cerrar cada capítulo, aunque ninguno tuviera más de cinco páginas, me tomaba una semana entera. Hasta escoger el nombre de los personajes era trabajoso. Javiera, antes de llamarse Javiera, se llamó Margot, Liana, Blanca, Martina, Ivi, tuvo al menos trece nombres. Con Nu Petane pasó lo mismo. Algunos intentos fueron Bru Petane, Topane, Petane Trajine, Nu Topane.

II. Lo que creo que funciona

En todo el cuento no hay ni una oración que tenga más de dos líneas corridas. Me planteé escribir con muchos puntos desde un principio, consciente de que las construcciones largas y plagadas de subordinaciones pueden cansar al niño (y a mí también). Este escribir pespunteado es una práctica difícil. Es un estilo que pone a prueba el ritmo y la musicalidad que uno como escritor debe tener. Yo no sé bailar muy bien, por lo que me costó bastante.


A propósito de este tema del ritmo, el periodista Ryszard Kapuscinski dice que si él no logra dotar de musicalidad sus frases prefiere abandonarlas. Debe ser por eso que cuando agarro uno de sus libros no puedo parar. Otra de las complicaciones del género infantil, según descubrí mientras escribía, es que lo que dices tiene que seguir sonando interesante a pesar de que estás usando una redacción básica. En literatura infantil hay que tener muy buenas ideas. Ellas solas, sin mucho adorno, deben funcionar, ya que el exceso de detalle aburre al niño (y a algunos adultos también). ¿Pero qué es una buena idea? Supongo que algo que capte la atención del niño. ¿Y qué capta la atención del niño? A veces basta con decir “pupú”. Apelar a lo escatológico sin abusar es un recurso que yo personalmente rescato, aunque no es el único, claro está. Cuando era chiquita me encantaba hablar de los gases, de los ruidos que hace la barriga, de que cuando la sopa está caliente sale agüita por la nariz, bajar la palanca de la poceta era una de mis actividades preferidas. Por ello, inventé a Pulga Jazz, en el cuento ella dice que la inmundicia es tan natural como el más verde vegetal. Creo que las onomatopeyas también pueden prestarle un buen servicio al cuento. Si alguien va a llorar es divertido saber cómo llora. ¿Cómo suena el llanto de un segundero solitario como el señor Tic? Tomar este tipo de decisiones cuesta. Resolví que fuera “auuuuu”. También me tocó definir cómo era el llanto de una pulga. Resolví que fuera “Tec-tec-tec”. Y la risa de un ser que roba ideas. ¿Sería jaja, jeje, jojo o juju? Resolví que fuera “juju”. Asimismo, hablar como los niños le da mucho color al relato. Ellos hacen comparaciones tan clarividentes. Recuerdo que cuando tenía diez años mi amiga Cristina me dijo “ese señor habla como un pato viejo”, refiriéndose a un hombre que estaba sentado frente a nosotras en el patio del colegio. Nunca he escuchado a

un pato entrado en años, pero sí sé cómo suena un pato y definitivamente puedo imaginarme cómo sonaría un pato viejo y la verdad es que no se me ocurre una mejor forma de describir la voz de aquel sujeto. Pero mi parte favorita es tratar no de hablar, sino de pensar como los niños y crear trama desde esa arena ¿Por qué no decir que todas las ideas olvidadas por los humanos descansan en miles de frasquitos en el taller de Nu Petane, que esos frasquitos están numerados según el número de veces que la persona se rascó la cabeza para que se le ocurriera la idea o que Nu Petane le ha robado ideas a personas importantes como Mendel y Pitágoras? Mentira, mi parte favorita es poner el punto y final. Pero bastó que lo pusiera para que montones de dudas comenzaran a acumularse en mis sienes. Una de ellas era que no sabía cuál era el mensaje del cuento, pues no escribí pensando en que quería transmitir una moraleja. Me consolé diciéndome a mí misma que si el autor era buena persona, los mensajes buenos irían saliendo de “retruque”, sin que se lo propusiera. Mi mamá dice que hay dos mensajes: uno sobre el amor y la libertad que se evidencia en la relación entre Javiera y Pancito; y otro sobre la apertura mental, ya que la niña termina confiando en Nu Petane, a pesar de que es un ladrón que huele mal. Pero... En esta historia nadie derrota a nadie, ya que Nu Petane le devuelve la idea a Javiera en una negociación en la que él también se beneficia y, de hecho, terminan siendo amigos. Cuando me percaté de esto, de que protagonista y antagonista terminan riendo juntos, de que mi personaje malo es, de hecho, encantador, temí que ésta fuera una historia muy ambigua para un pequeño de diez años. Y entonces me asaltó la otra duda: no estaba segura de que éste fuera un cuento para niños. De repente se me ocurrió que era para adultos infantiles.

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Hay muchas cosas que no sé y que iré sabiendo poco a poco. Lo único que puedo decir es que cuando tenía nueve años, tuve un pensamiento, era algo con una casa y que me hacía sentir inmensamente feliz, pero de repente lo olvidé y más nunca lo volví a recordar y todavía, dieciséis años después, me sigo preguntando qué era. Ahora todo lo anoto. Carolina Rodríguez (Caracas, 1980) Licenciada en Comunicación Social,graduada con honores,ganadora del Premio para Autores Inéditos de la editorial MonteAvila 2004 con su novela para niños: Por un pelo.

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Yo sólo sé que escribo para chamos Fedosy Santaella

Hace un par de años, en el primer día del taller de literatura infantil de la editorial Monte Ávila, el instructor nos dijo que NO estábamos en un taller de literatura infantil, sino en un taller de literatura. Aquel instructor era nada más y nada menos que el maestro Armando José Sequera. Dijo Armando muchas cosas que nunca olvidaré, pero entre todas, esta viene perfecta para iniciar la conversación con ustedes. Porque eso es lo que quiero, que conversemos. Porque las personas que conversan están vivas y transcurren en los tiempos presentes. La literatura, que no es una exposición de historia universal o venezolana, ni mucho menos un conjunto de preceptos morales, transcurre también en los tiempos presentes. Porque la escritura es un acto creativo, es imaginación, ingenio, y sobre todo, libertad. Sí, también recuerdo que Armando nos dijo que cuando escribiéramos literatura para niños, temamos que pensar que escribíamos, precisamente, para niños, y eso matiza un poco el asunto. Pero no nos limita. Todo lo contrario, creo que la literatura dirigida a niños y jóvenes nos lleva hacia un mundo repleto de fantásticas posibilidades. Un mundo forjado en la mente de esos lectores que anhelamos. Ahora, hagamos algo. Intentemos por unos instantes imaginar ese mundo. Eso sí, sin prejuicios, desde una perspectiva sana y abierta, que es lo más sensato que podemos hacer. Porque vamos a estar claros: aunque algunos pretendan ser los Bin Laden de la imaginación, nunca podrán ponerle una bomba a lo que no les gusta. Porque todo está allí, en la mente, y la mente es libre, y la de los niños, mucho más. Así que, si llegamos a ver alguna bestia pertubadora, sólo debemos ser más inteligentes que ella, e incluso pelear con sus propias armas.


Pero yo, queridos amigos, les soy sincero, no veo ni un solo enemigo contra quien pelear. Yo estoy fascinado, e intento pertenecer. Espero que sin mucha dificultad. Porque yo soy de estos tiempos, porque veo Cartoon NetWork, Jetx, Boomerang, Nickelodeon y Discovery Kids, porque leo a Hellboy y a Sandman, al Batman de Frank Miller y al Incal de Moebius, a Neil Gaiman, Elsa Bornemann, Armando José Sequera, Mireya Tabuas, Lewis Carroll, R.L. Stine, J.K. Rawling, Elvira Lindo, Roald Dahl, L. Frank Baum, Gilíes y Betrand Gauthier, Michael Ende, Edgar Alian Poe, Mary Shelley, y a Bram Stoker, entre otros. Yo sólo sé que me quiero divertir en ese mundo. Yo sólo sé que escribo para chamos, y no para los censores horroríficos. Yo sólo sé que quiero divertir con mi escritura, y que los lectores más exigentes del mundo —es decir, los chamospasen un buen rato. Que se admiren, que se asombren, que sonrían, incluso que tengan miedo. ¿Quién no quiere tener miedo cuando es chamo? ¿Quién no ha disfrutado de un buen cuento de terror bajo las sábanas? Eso es lo que yo estoy escribiendo. Estoy escribiendo lo que me gusta, y lo que creo le podría gustar a mi lector. A ese muchacho que, sin prestarle atención a premios, prestigios, normas de urbanidad, moralinas, controles de censura y otros corotos, despreciarán tu libro desde la primera página e irán a jugar Playstation o a ver el show del gran Bob Esponja. Es un reto, es todo un reto, y en especial un honor, que el hijo de mi amiga Aída lea mi cuento y se quede allí, en el sitio, durante unos buenos minutos, sin recordar que afuera están el juego de video y el canal de cable. Para lograr ese instante de mágica atención, debemos empezar a escribir pensando en los niños de hoy en día, y hacerlo con la inteligencia, el humor, el desenfado y la “maldad” que los caracteriza. Debemos pertenecer a su mundo, y no al mundo de quiénes quieren controlar su mundo.

Por cierto, ¿dónde están los lectores de más de nueve años? ¿No crecen, o empiezan a leer a Coetzee cuando llegan a esa edad? ¿Por qué es tan difícil encontrar literatura vernácula para jóvenes? ¿Acaso basta con Harry Potter, con las Crónicas de Narnia o con los Escalofríos de R.L. Stine? ¿O más curioso aún, será que la literatura para jóvenes son los cuentos de Edgar Alian Poe que con justicia ellos han traído a su terreno? ¡Qué curioso, ¿no?! Los controladores no dejan pasar el virus de un buen cuento de terror -uno que asuste de verdad- escrito por un venezolano, pero en las librerías, en la sección de literatura para jóvenes, están Edgar Alian y Bram Stoker. ¿No es eso curioso? A lo mejor me equivoco. A lo mejor no tengo experiencia suficiente y hablo por hablar. No sé. Sólo les puedo decir que cuando yo escribo, no pienso en los terroristas de la imaginación, sino en los chamos, y esa es la literatura que a mí me gusta escribir y leer. Y este punto, como ya no se me ocurría más nada, opté por leerles un cuento. Es un buena manera de rellenar espacios, y de poner en claro todo lo que antes dije. Así que, aquí les va el cuento.

Yoamoatodoelmundo dice

Aquella noche, frente a su computador, Sebastián se aburría, y ya su mano buscaba el mousse para salirse de la página de conversación cuando alguien que acababa de entrar le escribió. Yoamoatodoelmundo dice: Hola ¿cómo estás?

El largamente fastidiado rostro de Sebastián se iluminó y, aguijoneado por el sugerente apodo cibernético, fue directo al grano. Contra Master dice: ¿Eres masculino o femenina? Hasta hacía poco, para Sebastián y sus amigos, el chat sólo había servido para seguir

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conversando fuera de la escuela y para burlarse de los nuevos que entraban a aquella página de conversación, de la cual ellos eran los amos y señores. Pero un día, sus amigos empezaron a darle un uso diferente. A través del chat habían conocido chicas y se habían citado en centros comerciales. De esos encuentros habían surgido historias divertidas (más de una resultó ser una chica fea y latosa), o amorosas (la chica no resultó para nada fea). Sebastián no había tenido esa fortuna. Claro que había conocido a unas cuantas chicas, cuatro en realidad. Dos de ellas lo rechazarón de tajo, diciéndole que ellas no entraban al chat para hacer amistades reales sino virtuales; a la otra nunca le habló de un encuentro, porque desde el comienzo se mantuvo ajena a sus insinuaciones; y la cuarta, con la que tuvo buena química, le dijo que vivía en una lejana cuidad del interior. Hoy, a la búsqueda de mejor suerte, había ingresado tarde en la noche, momento en el que quizás entraban chicas más atrevidas. Una hora después nadie se había metido en la página, y él estaba a punto de salirse cuando llegó el saludo. ¿Sería esa su oportunidad de vivir una aventura como la que algunos de sus amigos había vivido? ¡Claro que sí! Si el tonto de Richard, que ni siquiera sabía escribir, había salido con una chica del chat, él que sabía expresarse y escribía sin errores ortográficos, no iba a fallar en sus planes de conquista. Pasados unos minutos, apareció una respuesta bastante extraña. Yoamoatodoelmundo dice: Tu prefiere yo femenino.

Sebastián, emocionado por aquel primer contacto, dejó pasar la sintaxis incongruente y siguió como si nada. Contra Master dice: Dime tu edad. De nuevo pasaron unos minutos, hasta que por fin apareció la contestación. 42 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Yoamoatodoelmundo dice: edad mía¿? dime tu edad para mi¿?

Sebastián se molestó un poco y, acostumbrado a hacer lo que se le antojaba con la gente del chat, no dudó en responder de un modo categórico y directo. Contra Master dice: Oye, idiota, no te entiendo. ¿Qué te pasa, no sabes escribir? Pasaron unos cinco minutos y no hubo respuesta; pero Yoamoatodoelmundo seguía en línea. Sebastián se sintió burlado. Contra Master dice: Si no respondes te va a ir muy mal en la vida. No hubo respuesta y Sebastián decidió utilizar una de sus técnicas de ataque preferidas. La repetición. Contra Master dice: Responde, loca Contra Master dice: Responde, loca Contra Master dice: Responde, loca Contra Master dice: Responde, loca Contra Master dice: Responde, loca Contra Master dice: Responde, loca Contra Master dice: Responde, loca Y así escribió unas treinta veces. Pero del otro lado, nada pasó. Cansado ya de lidiar con el enigma, Sebastián decidió salirse de la página, no sin antes soltar unas últimas palabras. Contra Master dice: Te voy a bloquear, loquita. La respuesta no tardó en llegar. Yoamoatodoelmundo dice: Sí desconecta_por favor bloquea. Contra Master dice:

¡Ah, ahora sí me respondes! Yoamoatodoelmundo dice:


Sí bloquea_por favor desconecta mí Contra Master dice:

¿Pero qué te pasa, por qué escribes así? Sebastián imaginó que del otro lado había una chica loca. Sí, una chica que había crecido con problemas mentales, toda despeinada y en bata verde; una chica que alguna vez vio a su hermano frente a la computadora, conversando en el chat y tuvo curiosidad. Con voz torpe, entrecortada, quizás ella le había preguntado qué hacía, y el hermano, rudimentariamente, le explicó y le enseñó. Ahora, la chica loca usaba el chat, y los familiares la dejaban porque se quedaba tranquila y no gritaba y no lloraba, aunque fuera por unos instantes. Toda aquella historia era divertida, pero al final le resultó aterradora. Sebastián siempre había tenido la sensación de que el chat funcionaba como una especie de telepatía cibernética, algo como entrar con la mente en la mente de otra persona. Si esto era así, entonces la locura de la chica había estado dando vueltas por la cabeza de él y, como un virus, se había incubado en algún oscuro rincón de su cabeza, desde donde se expandiría a todo su ser, volviéndolo loco, totalmente loco... Nervioso y apresurado, Sebastián se salió de la página de conversación. ***

Una semana después, recibió un mensaje de la misma persona. Yoamoatodoelmundo dice: Hola_ cómo estás?

Sebastián se sobresaltó, pero como Richard se encontraba de visita, se sintió envalentonado y dispuesto para las burlas. -¡Mira, mira, la loquita de la que te conté! dijo Sebastián. Richard se acercó y leyó el mensaje. -Salúdala -dijo su amigo con sonrisa siniestra. Sebastián comenzó a teclear. Contra Master dice:

Epa, loquita, ¿en qué andas? Yoamoatodoelmundo dice: Yo mujer_a ti gusta yo femenina. Contra Master dice:

Claro que gusta tu a mí, ricura. Esta respuesta hizo reír a Sebastián y a su amigo, al mismo tiempo que chocaban las palmas, satisfechos y cómplices. Esperaron las palabras de vuelta, pero al cabo de unos minutos sin señales de vida, Sebastián volvió a escribir. Contra Master dice: ¿Oye, loquita, tú tienes alguna enfermedad mental o algo así? La respuesta no tardó en llegar. Yoamoatodoelmundo dice: Disconecta sí por favor bloquear_ adiós. Contra Master dice:

Desconectate tú sola. Yoamoatodoelmundo dice:

No, sólo tú desssconecta mí, por favor bloquear_ adiós. Contra Master dice:

Desconectate tú sola, ¡LOCA! Yoamoatodoelmundo dice: No habla así para mi tú. Contra Master dice:

¿Qué pasa loquita, tienes miedo de enfrentar la realidad? ¡Loca, loca, eres una loca! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAAJA! Yoamoatodoelmundo dice: No diga eso para mí, disconecta sí por favor bloquear bloquea tú para mí por favor Contra Master dice:

La loquita le tiene miedo a la verdad, jajaja- ja. Pues déjame decirte que eres una triste loca, que nunca tendrás novio y que siempre vivirás con tus padres o metida en clínicas. Yoamoatodoelmundo dice: Disconect por favor Contra Master dice:

Seguro que todavía usas pañales, porque te haces en la ropa, y ni siquiera sabes comer sola. Yoamoatodoelmundo dice:

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No hable tu así, por favor Contra Master dice:

Seguro que te levantas por las noches, pegando gritos y llorando, porque estás loca. JAJAJAJAJAJAJAJAJA. ERES UNA POBRE LOQUITA. Yoamoatodoelmundo dice: por favor, no más_ Yoamoatodoelmundo dice: por favor... Sebastián no paró de lanzarle cosas desagradables, pero Yoamoatodoelmundo no volvió a escribirle. Unos minutos después, al no recibir respuesta, los amigos se aburrieron y se salieron de la página de conversación. Tres noches después, Sebastián recibió el saludo ya familiar. Yoamoatodoelmundo dice: Hola_cómo estás?

Esta vez no tuvo temor al contagio de la locura, quizá porque la vez anterior había tratado tan mal a la chica que ahora se sentía superior y hasta de buen humor. Contra Master dice: ¡Hola, loquita! ¿Te molestaste el otro día? Sebastián se imaginó a la chica loca en otra parte de la ciudad. Era curioso, se dijo, pero desde el primer momento, cuando pensó que podía ser una conquista, la imaginó rubia, hermosa y con el cabello muy largo. Después que descubrió sus particularidades, la siguió imaginando rubia y hermosa; pero demacrada, despeinada y con bata de hospital. Sebastián la dibujó en su mente frente a la computadora: allí, cabizbaja, el cabello sobre su cara, su mano pálida sobre el teclado, presionando sin fuerza, pasando con lentitud de una tecla a la otra, tratando de enviar un débil mensaje (¿qué tipo de mensaje?) a través de cientos de kilómetros de distancia, a través de la niebla de la locura... De esa locura contaminante en la que ahora volvía a pensar...

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Yoamoatodoelmundo dice: Sí molesté un poco.

Sebastián quiso pedirle disculpas, pero le pareció más de chico duro escribir algo desagradable. Estaba a punto de comenzar a teclear, cuando las palabras que leyó evitaron que lo hiciera. Yoamoatodoelmundo dice: No gusta tú ríe tu con amiggo, sí

¿Había leído bien? Pestañeó, volvió a leer. Sí, había leído bien. Pero, ¿cómo podía saber la loquita que Richard había estado a su lado en aquella ocasión? Quiso escribir algo, pero apareció otro texto. Yoamoatodoelmundo dice: Hola... tu nombre...

Yoamoatodoelmundo dice: TU SER...

(Las frases ahora entraban una tras otra, aceleradas, como si las estuviera escribiendo una máquina demencial). Yoamoatodoelmundo dice: Hola_ TU SER...

Yoamoatodoelmundo dice: Hola_ tú nombre...

Yoamoatodoelmundo dice: Hola_ Sebas.

Sebastián sintió que le estallaba un bomba en el pecho y, de un modo casi automático, atacó el teclado. Contra Master dice: ¿Cómo sabes mi nombre si no está en mi perfil ni en mi correo electrónico? ¿Cómo sabes mi nombre, loca? Tres horas más tarde aún no había respuesta y Yoamoatodoelmundo seguía en línea. ***

Su vida se volvió un infierno. No dormía, empezó a sacar malas notas en el colegio, se apartó de sus amigos —desconfiaba de ellos-, no comía y se la pasaba la mayor parte del tiempo en línea, frente al computador, sin escribir y a la


espera de que Yoamoatodoelmundo ingresara. Estaba obsesionado y lleno de rabia. ¿Realmente una persona desconocida había escrito su nombre en el chat? ¿Lo había imaginado acaso? ¿Había empezado a crecer la locura de la chica en su mente? En el fondo, estaba seguro de que así era y, en una lucha contra sí mismo, trataba de buscar explicaciones racionales a todo aquel asunto. Llegó a la conclusión de que alguien había estado jugando con él. Quizá se trataba de sus antiguos amigos y de alguna chica que no era loca, sino alguna malvada que le gustaba jugar con los demás. Sí, se trataba de una chica frívola que estaba aliada a sus ex amigos. Y él no estaba loco, porque nunca había existido una muchacha loca. ¡Ah, pero cuando ella volviera a ingresar en el chat, él la descubriría y como en los viejos tiempos se burlaría de ella! ¡Sí, lo más importante ahora era la venganza, y por eso, su nuevo apodo era EL VENGADOR!

Sí, tu me hiciste quien soy.

***

-.. .entonces dejé de amarte-dijo una voz de niña a sus espaldas. Sebastián giró su cuerpo a una velocidad tal que casi se cae de la silla. Frente a él, estaba una niña rubia, vestida con una bata verde de hospital y, aunque hermosa, tenía una expresión oscura, dura y llena de maldad y tristeza al mismo tiempo. -Ahora ya no amo a todo el mundo, ¿sabes? - dijo la niña. Sebastián, paralizado del miedo, mascullaba algunas palabras: -Yo no sabía... yo... yo... por favor... -Por tu culpa -la niña lo señaló y avanzó hacia él, jamás podré amar ni ser feliz. Una mano pálida y fría rozó la cara de Sebastián. Él pegó un grito y la pantalla de la computadora se sacudió. De pronto, aquel grito

Una de esas noches de espera, le llegó el mensaje. Yoamoatodoelmundo dice: ¿Hola, cómo estás?

Sebastián tecleó rápidamente la respuesta. El VENGADOR dice: NO TAN BIEN CÓMO TÚ. Yoamoatodoelmundo dice: ¿Y por qué, te ocurre algo? El VENGADOR dice:

¡AH, AHORA VEO QUE ESCRIBES MUY BIEN! Yoamoatodoelmundo dice: Sí, ahora escribo y hablo mejor, todo gracias a ti. El VENGADOR dice:

¿GRACIAS A MÍ? La respuesta se repitió varias veces y de un solo golpe. Yoamoatodoelmundo dice:

Yoamoatodoelmundo dice: Sí, tu me hiciste quien soy.

Yoamoatodoelmundo dice: Sí, tu me hiciste quien soy. El VENGADOR dice:

¡DEJA YA DE JUGAR CONMIGO! Yoamoatodoelmundo dice: Yo no estoy jugando contigo. El VENGADOR dice:

¡CLARO QUE SÍ, MALDITA, CLARO QUE SÍ! De golpe, entró un párrafo largo. Yoamoatodoelmundo dice: La primera vez que hablamos, yo era nada más que un soplo de energía en la red y te amaba, porque tú habías sido destinado a ser mi creador. Yo estaba, digamos, ‘‘vacia’’,y existía con un grado mínimo de pensamiento y expresión. Después, tú me fuiste creando. Me convertiste en una niña linda y rubia,y también fuiste moldeando mi mente. Cada vez que hablábamos, yo aprendía y crecía. Pero un día, me di cuenta de que la niña rubia en realidad se había convertido en un ser muy feo, que se formó en tus humillaciones y en la locura que tú le insuflaste...

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se opacó, como si lo hubieran metido dentro de algo, como si lo hubieran lanzado a un abismo.

Edición de libros para niños y jóvenes Dayana Díaz

Minutos después, en el monitor de Richard alguien entraba al chat y lo saludaba. Niña rubia dice: ¿Hola, cómo estás?

Richard sonrió y comenzó a teclear. Fedos y Santaella (Puerto Cabello,Edo.Carabobo,1970) Licenciado en Letras de la UCV. Es productor creativo y dicta talleres para ICREA. Es autor de los libros de cuentos"Cuentos de cabecera" (Comala.com,2001 )y"EI Elefante"(COÑAC), Premio de Narrativa en la Bienal José Rafael Pocaterra, bienio 2004-2006 por su libro de cuentos "Posta les sub solé" Mantiene un blog literario: www.fedosysantaella.blogspot.com

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Deseo saludar y expresar mi más sincero agradecimiento a los organizadores de este encuentro por extender esta invitación a quienes formamos parte de la Fundación Editorial El perro y la rana. El motivo de mi intervención es, básicamente, exponer la experiencia que hemos tenido como institución en relación al proceso de edición de los libros para niños y jóvenes. En este sentido, es importante mencionar que el espacio que brinda la Fundación para nuevos autores, bien sean inéditos o de trayectoria, representa un hecho de relevancia en el actual proceso por el que atraviesa nuestro país, en tanto proponemos vías de expresión artística como venas por donde fluya la sangre que hace viva nuestra cultura. Los manuscritos que recibimos a diario reciben un tratamiento especial. Lecturas cuidadosas y análisis profundo forman parte de la rutina de nuestro trabajo, que busca valorar y difundir la palabra hecha para los niños y jóvenes de nuestro país. Considero propicio en esta oportunidad, invitar a todas aquellas personas que están trabajando en la literatura infantil y juvenil, a los maestros de aula y a todos aquellos que se relacionan con los niños y jóvenes, a que recuerden que éstos poseen la fuente más rica de creatividad y por ello le debemos un trabajo lleno de posibilidades de interpretación de los mitos y leyendas que comprenden nuestro imaginario, así como de una poesía llena de juegos y palabras divertidas para introducir al niño en el maravilloso acto de aprender a leer y disfrutar de la lectura para toda la vida. La Colección Caminos del Sur, espera recibir manuscritos de todos los venezolanos. Para ello, contamos con un comité editorial asesorado por especialistas en la materia, res-


ponsables de seleccionar el material a publicar. También tenemos en proyecto crear talleres de mejoramiento para transmitir herramientas de corrección, estilo y manejo de la escritura y así motivar al autor con el objetivo de rescatar ese imaginario y esa palabra escrita que para nosotros es de vital importancia. En este sentido, invitamos a todos los escritores consagrados ya por años de escritura y publicaciones a colaborar con la colección aportando sugerencias y nuevas ideas... Por otra parte, y refiriéndonos al resultado de este primer año de trabajo, contamos con doce títulos, de los cuales ya tenemos cuatro impresos y ocho en arte final; también tenemos once títulos de la Colección Cada día un libro producto de la participación masiva a la convocatoria del Certamen mayor de las Artes y las Letras 2005. Formamos un equipo interdisciplinario de lectores, correctores y diseñadores, con jóvenes talentos y de trayectoria en la ilustración obteniendo resultados satisfactorios, producto de este proceso de encuentro, intercambio y crecimiento. Por todo lo anterior, y a partir de esta experiencia sin precedentes en nuestro país, es que debemos resaltar en este encuentro que la literatura infantil debe contar con el interés de todos, así como del esfuerzo compartido para avanzar y consolidar uno de los procesos más importantes en la vida del individuo: la formación del hábito de la lectura, todo ello con libros que aviven la creatividad y proporcionen diversión sana y enriquecedora desde la niñez y para el resto de la existencia.

Dayana Díaz, Miguel Márquez y Laura Antillano.

Dayana Díaz (Caracas, 1975) Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Desde el 2004 se desempeña como promotora de lectura, desde la Dirección de Literatura del CONAC en los proyectos Circuito liceísta de las Letras,y la Comunidad y su escritura. Actualmente es lectora y editora de la colección Caminos del Sur de la Fundación Editorial El perro y la rana.

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La promoción de la literatura para niños en la radio

Ponentes: Armando Carias, Jesús Urdaneta, Simonny Azul Urdaneta, Edith Fuentes, Teresa Carrillo. Moderadora:

Johanna Vegas

Tres experiencias en RNV-Activa 103.9 FM Armando Carias

Introducción

Antes de referir la experiencia que me ha tocado transitar en el terreno de la literatura infantil y su difusión a través de la radio; considero necesaria una breve reflexión acerca de las características de este medio como herramienta masiva de comunicación, con rasgos que lo singularizan y diferencian de otros medios electrónicos. Es necesario señalar que, pese a su similar condición de recursos orientados a la masificación de sus contenidos; radio, televisión, Internet, videos y otras expresiones derivadas de los avances tecnológicos, no necesariamente responden a los mismos principios de la comunicación ni se ubican en la misma valoración en la percepción de las personas. La radio es un medio abierto, que exi ge la presencia de “un otro” que complemente su discurso.

Su condición sonora la hace esencialmente participativa, ya que solicita de quien la escucha una posición activa, complementaria, creadora. No así sucede con la televisión y otros medios que transmiten sus contenidos, fundamentalmente por vía visual y en los que lo sonoro es, acaso, un complemento reforzador de mensajes que llegan y se instalan por vías que dejan poco espacio a la continuación del discurso por parte del receptor. En estos casos hablamos de medios cerrados, en los que se le exige al receptor, no atención, sino entrega absoluta e incondicional disposición a ser invadido sensorialmente, sin 48 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

requerimientos de reflexión ni de análisis. Por eso no es justo ni correcto meter a la radio y a la televisión en el mismo saco a la hora de juzgarlas en su dimensión técnica como medios de comunicación. Cuando nos referimos a la radio estamos hablando de un medio que dialoga, que invita, que integra; cualidades que hereda de la palabra, su más preciado recurso. Expresión de oralidad y con ésta de las pausas y de los silencios, la radio es también efectos, música, sonidos, matices y sugerencias que nos remiten al territorio de las imágenes. De allí deducimos que es, en efecto, la posibilidad de provocar la creación de imágenes en el receptor, la más noble de las cualidades de la radio, circunstancia que hemos venido estudiando y sobre la cual experimentamos a diario desde nuestro rol como comunicadores radiales. Para hablar de ello, del papel que la radio puede jugar en relación a la literatura infantil y de los hechos que han motivado una actividad que deseamos compartir con los asistentes a este evento; estamos aquí en representación de un grupo de valiosos compañeros y compañeras. Lleguen hasta ustedes estas modestas ideas en el ánimo de que, junto a las otras vivencias que conoceremos en esta reunión, nos permitan avanzar en la aproximación al tema que da origen a la convocatoria de este foro y sirva de motivación para quienes deseen acercarse a la literatura infantil desde y a través de la radio.

Antecedentes

Dos afortunadas e históricas circunstancias, la entrada en vigencia de la Ley de Responsabilidad


Social en Radio y Televisión y la creación del canal juvenil de Radio Nacional de Venezuela, me permiten referir la experiencia que desde un año a seis meses he logrado acumular en relación a la utilidad de este medio en la creación, difusión y promoción de la literatura infantil. El primer evento, la LEY RESORTE, introdujo en su artículo número 14, referido a la democratización de los servicios de radio y televisión, la obligatoriedad de producir y transmitir diariamente, al menos tres horas de programación dirigida a niños, niñas y adolescentes. Esta Ley, nacida al abrigo y como expresión y consecuencia directa de la Revolución Boliva^ riana y de su Constitución, privilegia el derecho de la infancia a ser receptora y emisora de mensajes elaborados desde el respeto, la creatividad, la inteligencia, la sensibilidad y, sobre todo, desde la defensa de nuestros valores, nuestra cultura y nuestra identidad como pueblo. El segundo acontecimiento, surgido en similar escenario, concatenado con las políticas comunicacionales del Estado y vinculado con dos herramientas legales potenciadas por el Proceso Bolivariano, la Ley de Juventud y la LOPNA, es el nacimiento de RNV-ACTIVA 103.9 FM, el canal juvenil de Radio Nacional de Venezuela. Junto al canal informativo, el canal clásico, el canal musical, el internacional y su página web, RNV-ACTIVA 103.9 FM conforma el circuito Radio Nacional de Venezuela, una institución que cumple y celebra en este 2006, “siete décadas de historia” y “siete años en revolución”. En este contexto: proceso revolucionario, Constitución Bolivariana, política comunicacional del Estado y ordenamiento legal; surge un canal que, estando dirigido a la juventud, hace extensiva su propuesta comunicacional a niños, niñas, adolescentes y al núcleo familiar, desmontando el esquema de una radio juvenil

consumista y comercial, asociada a la banalidad y al exceso, promoviendo una relación honesta y solidaria con sus usuarios y usuarias. Así el 12 de mayo de 2005, en acto celebrado en el Teatro “Teresa Carreño” de Caracas, nace RNV-ACTIVA 103.9.FM, el canal juvenil de Radio Nacional de Venezuela.

Primera experiencia: El Despertador

Al día siguiente del nacimiento de RNVACTIVA, el 13 de mayo a las seis de la mañana, sonó por primera vez “El Despertador” un programa “acurrucado y empijamado”, pensando en aquellos niños y niñas “que les cuesta pararse de la cama”. Uno de los paradigmas que rompe “El Despertador” es el del horario de los programas infantiles de radio, tradicionalmente ubicados en la tarde o los fines de semana, justamente en los momentos en que sus potenciales oyentes están en la escuela, haciendo tareas, en las fiestas de cumpleaños, en un paseo. Es decir, haciendo de todo, menos escuchando radio. ¿Qué hacen la mayoría de los niños y las niñas a las seis de la mañana, de lunes a viernes? Por regla general y ahora más que nunca, van a la escuela. Se levantan, se visten, desayunan, se preparan para salir, se trasladan y llegan a clases. Ese suele ser el rito de la infancia de los dias de semana, rito que se comparte con papá y con mamá, quienes también se levantan muy temprano, se visten, desayunan y se preparan para iniciar la jornada laboral. A esa hora, cuando la ciudad se despereza, “El Despertador” abre la programación de RNVACTIVA y a lo largo de 120 minutos (6 a 8 de la mañana), su conductora y productora Yaraiví Alcedo, actriz y locutora de RNV-AC- TIVA desarrolla una fluida dinámica con sus “despertactivos y despertactivas” oyentes, generando cuentos, poesías, adivinanzas y juegos enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 49


de palabras que nacen y se crean “en vivo y en directo” ante los micrófonos, en interacción telefónica, por correo electrónico o mensajería de texto, ya sea desde la casa, el carro, el transporte o la escuela. Al contrario de la generalidad de los programas mañaneros, “El Despertador” no ofrece estridencia, noticias, ni horóscopos. Solo música, música muy, muy suave, palabras para comenzar el día, mensajes que estimulan el estudio, consignas que fortalecen valores y que invitan a la creatividad. De este modo, poco a poco, con las primeras llamadas el estudio se va llenando de voces infantiles que van poblando el espacio y que son hiladas con respeto y sensibilidad, hasta convertirse en pequeñas creaciones literarias que pasan a formar parte de los contenidos permanentes del programa, bajo la figura de micros, promociones y otros formatos radiales. En algunos casos estos textos elaborados “en caliente” abren y cierran su ciclo en un solo programa. En otras oportunidades, se trata de creaciones que pueden durar días o semanas, siendo complementadas y enriquecidas con la participación espontánea de otros niños, en una suerte de creación colectiva. Una vez al mes, aproximadamente, se les convoca a una sesión de grabación (por regla general los sábados), en la que se produce un verdadero “cambóte creativo”, con los niños y sus representantes haciendo voces, efectos, musicalizando, cantando y dándole expresión sonora a sus creaciones. En la actualidad el programa ha logrado nuclear a un número significativo de niños y de niñas (y sus papas y mamás), quienes se asumen como parte esencial de la familia de “El Despertador” , se reúnen en parques, hacen fiestas, bautizan muñecas, intercambian materiales educativos; construyendo una relación que trasciende el programa en sí mismo y que da sentido a dos de las palabras que brillan en 50 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

nuestra Constitución: Participación y Prota-

gonismo.

Segunda experiencia: Cajita de música... y de palabras

Como decíamos al principio, la palabra es el recurso fundamental de la radio. La oralidad es la madre de este medio y de ella recibe su esencia comunicacional, su ternura y su inagotable capacidad afectiva. Por eso decimos que la radio es arte sonoro, arcilla que se modela entre silencios y pausas, entre ritmos y matices, con las múltiples formas y herramientas que el medio genera como expresión y como lenguaje. Esta circunstancia tan cercana a la intimidad, al disfrute de la soledad, le confiere a la radio un rasgo similar al de la lectura. Leemos en soledad y escuchamos radio, también en soledad. Aun estando rodeados de personas, en un carrito o en la casa; libro y radio exigen de lectores y escuchas atentos, concentrados, sensibles, entregados a la comunicación. En alguna medida, éste es el principio sobre el cual se construye el segundo de los programas infantiles que traemos como experiencia, cuyo vínculo con lo literario hace apropiada su mención en este encuentro dedicado a la literatura que se produce para la infancia. El sonido de una cajita que ofrenda canciones y poesías es el referente de este espacio que privilegia el trabajo de quienes dedican su obra a la niñez. Gabriela Mistral, Luíz Carlos Neves, Antonio Machado, Velia Bosh, Blanca Graciela Arias de Caballero, Víctor Valera Mora, Manuel Felipe Rugeles, Jesús Rosas Marcano, Marisa Vannini, Nicolás Guillén, Miguel Otero Silva, Dora Alonso, Luís Mariano Rivera, Rafael Salazar, Federico García Lorca, Pablo Neruda, han sido algunos de los autores que Mireya González, responsable de la selección de los contenidos poéticos y musicales, ha puesto al


alcance de los oyentes que sábados y domingos a las ocho de la mañana, se tropiezan con un programa en el que se defiende el sentido de la ternura y se jerarquiza la palabra. La voz amorosa de Nahir Borges, actriz, madre y locutora de RNV-ACTIVA, complementa con cálida disposición el sentir de un espacio que expresa su intencionalidad en su lema: “el sonido de los sueños”.

Tercera experiencia: Superconejo

Cerramos este apretado inventario de tres de los espacios que el canal juvenil de Radio Nacional de Venezuela destina a sus usuarios y usuarias infantiles, con un programa que nació como respuesta a la necesidad de formular una opción de héroe infantil que, como expresión de nuestros valores y cultura, se distanciara de los trillados estereotipos de consumo masivo. Así surgió Superconejo, un superhéroe criollito, que se alimenta con tortas de casabe y que lleva en su mapire todos los secretos que nuestros ancestros aborígenes y africanos depositaron en él, al ungirlo como defensor de nuestra identidad y nuestra soberanía. Obviamente que nuestro superhéroe no es otro que Tío Conejo, cuya identidad secreta de nada le sirve al momento de intentar ocultar sus grandes orejas. Los domingos a las seis de la tarde (otro intento por revertir los “horarios infantiles” de la radio), Dewis Durán, papá actor y locutor de RNVACTIVA, convierte el estudio en una acogedora madriguera desde donde, entre zanahoria y zanahoria, despacha los cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo, los mismos que el inolvidable Tío Nicolás, Rafael Rivera Oramas, recopilara y regara por toda Venezuela, allá por los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. También forman parte de su repertorio los relatos, mitos y leyendas indígenas, los de la tradición oral, de la picaresca latinoamericana y

alguna invención propia. Cuentos como “La Piedra del Zamuro” y “El Ojarasquerito del Monte”, entre tantos otros, viajan en el mapire de este orejudo juglar que asume como grito de batalla la sublime expresión de Aquiles Nazoa, en su credo y que Superconejo invoca ante la adversidad: “¡Por los poderes creadores del pueblo!”.

Conclusiones

Estos tres ejemplos de programas infantiles producidos y transmitidos por Radio Nacional de Venezuela a través de su canal juvenil, permiten elaborar algunas reflexiones que pueden hacer de esta ponencia algo útil para quienes se sientan motivados a utilizar la radio como vehículo de expresión, creación y difusión de la literatura infantil. La primera de estas reflexiones, es la constatación del inmenso potencial de nuestros niños y niñas para la creación literaria y su disposición a aceptar la invitación y la motivación que se les de para lanzarse a la aventura de la invención de sus propias historias. La radio (arte sonoro), hace de la palabra herramienta cotidiana de trabajo, sus voces la moldean, la acarician, la miman y se la entregan a un oído que, en el caso del niño, es un oído sensible, en proceso de formación y adiestramiento. Permitirle al usuario(a) que se inicia en el mundo de las imágenes sonoras, la confabulación (fabular en conjunto) para hacer de lo literario una aventura que bien puede comenzar con una llamada telefónica o un rutinario mensaje de texto; es hacer del medio radio algo más que ondas que viajan por el aire. Acercar a esa niña o a ese niño a la expresión poética, invitarlo a escuchar, a valorar el silencio y la intención de cada punto suspensivo; es alimentar en ellos su calidad como personas sensibles. Rescatar para la infancia de hoy lo hermoso y trascendente de la niñez de nuestros padres enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 51


y abuelos y obsequiárselo con voces y remedos que les hablen de seres y cosas lejanas en la memoria y cercanos en el corazón, es insistir en la impostergable tarea que tenemos de darle sentido a la palabra identidad. Para alcanzar tales propósitos y darle direccionalidad y efectividad a estas reflexiones, es necesario que quienes nos sentimos movilizados por el tema cultural para la infancia, asumamos el compromiso de fortalecer y apoyar todo el basamento legal que desde el Estado se ha ido creando para hacer del principio de prioridad absoluta de la niñez, un hecho concreto, real y cotidiano. La Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión es tan solo un primer paso, una herramienta que nos ha permitido adelantar en menos de dos años lo que durante décadas jamás se pudo. Como creadores, comunicadores y ciudadanos, tenemos la tarea de redoblar nuestro esfuerzo para que la infancia, su literatura y todos sus sueños, se escuchen en cada rincón de nuestro país, En

horario todo usuario, supervisado o adulto, con o sin la supervisión de sus padres o representantes, con elementos de lenguaje, salud, sexo y violencia A, E,I, O, U.

Armando Carias (Caracas) Creador del Grupo de teatro El Chichón de la UCV, director de teatro,dramaturgo, periodista. Actualmente dirige Radio-Activa de la Radio Nacional.

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El trabajo radial para niñ@s: La experiencia de lo incierto Jesús Urdaneta Simonny Azul Urdaneta

“La infancia entendida como algo otro no es lo que ya sabemos, pero tampoco es lo que aún no sabemos” Jorge Larrosa, (2000 ).Pedagogía Profana. En el viaje que emprende semanalmente El Globo Azul hemos adoptado como brújula, entre otros, el pensamiento de Jorge Larrosa (2000). Pues, con la certeza de la incertidumbre debemos asumir responsablemente el trabajo para l@s niñ@s. La ciencia se ha encargado de orientar el conocimiento, las instituciones y las accionasen esta área del quehacer humano. Con este acervo, los adultos pretendemos nombrar, explicar y acoger la infancia, es decir, intentamos saber, lo que son los niños desde las teorías. Sin embargo, tal como lo expresa Larrosa (2000), la infancia es además lo otro. Y el encuentro con eso otro es lo que nos lleva a cuestionar las prácticas tradicionales; pues, la infancia elude siempre cualquier intento de sujeción. La infancia escapa a cualquier objetivación. La otredad de la infancia nos lleva a una región no tutelada por el cartabón de nuestro saber y nuestro poder. La infancia, en virtud de “... que encarna la aparición de la alteridad, no es nunca lo que sabemos... no obstante, es portadora de una verdad.(Larrosa. 2000,167). El encuentro con esa verdad requiere: •Deponer la arrogancia y disponernos a escuchar. •Aguzar nuestra iniciativa, pues la infancia no está en el corral donde creemos haberla encerrado. •Abrirle un espacio dentro de nosotros donde ella pueda habitar. Encaminarnos, de esta forma, al encuentro


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con los niños, hace posible que la infancia recupere su carácter enigmático, ese algo misterioso que al acercarnos arrolla nuestras expectativas por ser novedoso, por sobrepasar aquello que nuestra lógica, a priori, había puesto allí. Esta propuesta de acercamiento a la infancia, está en franca concordancia con lo postulado por Gianni Vattimo (1995): la verdad no se posee, se descubre, se habita. Se puede alcanzar a través de acuerdos. Sin una relación con el otro no hay una verdad hermenéutica. Asumir el trabajo radial con y para niñ@s desde esta orientación ha concedido hallazgos importantes como un sólido basamento para el respeto al niñ@ actor y al niñ@ receptor, la tolerancia a la diversidad y el amor al prójimo; factores indispensables para la construcción y solidificación de la democracia. ¿Quiénes somos?

El 28 de septiembre de 1995 se inaugura la emisora de la Universidad de Carabobo, FM, UC. Una semana más tarde sale al aire. “El Globo Azul”, con un contenido extraído fundamentalmente de la literatura para niños. Desde entonces hasta ahora adivinanzas, trabalenguas, poesía, fábulas, cuentos, mitos y leyendas se han seleccionado bajo criterios de calidad estética y tomando en cuenta el perfil del nuevo ciudadano capaz de construir la sociedad que todos queremos. Desde nuestros inicios el diseño de la programación responde a la visión del niñ@ como sujeto de derecho, constructor de su propio conocimiento e inserto en un contexto socio-cultural latinoamericano. Esta visión se ha redimensionado con el pasar del tiempo gracias a la impronta que ha dejado, en el equipo de producción, el encuentro con la infancia. En 1996, El Globo Azul asume el reto de abrir un concurso de cuentos con la finalidad de estimular la creación literaria para un lector- escucha infantil. El concurso recibió el nombre

del protagonista del conocido cuento del escritor carabobeño José Rafael Pocaterra: “Panchito Mandefuá”. Se realizaron cuatro ediciones de las cuales han surgido las publicaciones de dos libros y un CD de los cuentos premiados. En el marco de la celebración del XX Aniversario de Cecodap (2005), a El Globo Azul recibe el Premio “Rafael Ángel Rama” XI edición, como reconocimiento a la labor desempeñada.

La radio como escuela sonora

El medio radial tiene un encanto especial. Siempre se pensó que con el desarrollo de la televisión y el cine la radio perdería su poder de convocatoria. La realidad nos ha mostrado lo falso de tal circunstancia.

Antillano (1998) El Proyecto Educativo Nacional define la educación en función de una visión de una Sociedad y un País en construcción. Esta educación debe estar inmersa dentro de una política de democratización orientada hacia una permanente convivencia entre la práctica comunitaria y los medios de comunicación social. A pesar de que ningún medio fue inventado con la finalidad de educar y su uso histórico ha ratificado esta postura, es indudable la capacidad que poseen los medios de comunicación de generar respuestas en la población y servir como instrumento en el ámbito educativo. Los nuevos hallazgos científicos han invadido todos los espacios del quehacer humano generando cambios que debemos orientar hacia nuestros objetivos pedagógicos. Nuevos ambientes para la enseñanza se han gestado a partir de los avances tecnológicos sin perder de vista la importancia de la voz y el potencial mediador de los docentes. La participación del docente es fundamental para “hacer de la escuela un centro de comunicación dialógica y convertir a los medios de comunicación en escuela participada” (Gutiérrez. 1976:49). La práctica pedagógica debe propiciar

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ámbitos específicos para que niños y niñas vivan experiencias significativas que les permitan vivenciar procesos creativos de aprendizaje (Sánchez, 2000). En tal sentido, la radio puede llegar a convertirse en una estrategia eficaz para el docente en su labor como formador y promotor cultural. “La escuela, cada día más, ha sido desplazada en su papel de informante por los medios externos. La educación asistemática ocupa por tanto un papel predominante” (Antillano. 2004: 52). Este fenómeno constituye un síntoma de la globalización cultural, generada, en parte, por el desarrollo tecnológico. Este poder de seducción de los medios los ha transformado en los portadores de una educación informal que muchas veces atenta contra toda axiología humanizadora. Por esta razón, se hace impostergable el reto de crear y fortalecer programas que desarrollen una relación voluntaria, consciente y permanente con los libros y la escritura; programas para lectores “... críticos, selectivos, autónomos y universales que transformen la información en un recurso para el desarrollo individual y colectivo...” (Betancur, 1998: 17). El fortalecimiento de vínculos afectivos y efectivos con la lectura y la escritura se hace indispensable para que el ser humano logre la edificación de la condición de ciudadano capaz de volcar su praxis liberadora sobre su entorno con miras al fortalecimiento de la identidad cultural. En este sentido, los medios de comunicación, la radio específicamente, deberían tener como norte la difusión de los valores y la cultura de los pueblos. Por otra parte, consideramos que la escuela puede tener objetivos más altos que el simple adiestramiento y que la lectura literaria debe tener cabida como experiencia estética humanizadora, más allá de los conocimientos, destrezas o valores que pueda lograr en el lector porque “lo importante es que por medio de la

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ficción se asienta y crece el alma. Y sin alma de nada sirven los conocimientos ni destrezas...” (Savater, 1998: 13). Sin lugar a dudas, Fernando Savater (1998) es realmente certero al aseverar que la educación es muy necesaria, ya que sin ella los recursos de la subjetividad no se aprovecharían adecuadamente, pero que la literatura es verdaderamente imprescindible, pues, sin la ficción literaria no podría haber subjetividad. La presencia de la palabra, la música, el efecto sonoro y los silencios en la voz del cuentacuentos o en la radio, puede hacer que el oyente evoque y reconstruya mundos posibles. ...una palabra lanzada al azar en la mente, produce ondas superficiales y profundas... una serie infinita de reacciones en cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente,

Rodari (1976)

La palabra, la voz, la radio: un viaje en la nave El Globo Azul

“con palabras nada más, con el aire que salía de la boca de mi abuela, se construía algo esperado, algo que no formaba parte del mundo de las cosas naturales"

(Montes. 1999)

El globo Azul, tiene un contenido extraído fundamentalmente de la literatura: adivinanzas,

trabalenguas, poesía, fábulas, cuentos, mitos y leyendas. Esta estructura se ha enriquecido con el

transcurrir del tiempo, algunas secciones salieron del aire mientras que otras se incorporaron. En Traba-traba-trabalenguas y Adivina-adivinador se trabaja lo que Elsa Bornemann denomina poesía lúdica. Mundo Curioso, es un acercamiento ameno a las curiosidades de la ciencia. Te cuento un cuento, espacio en el que se han recreado poco más de 400 cuentos de diferentes autores desde nuestros inicios hasta la actualidad. En Cocina-cocinero, los niños leen textos instruc-


dónales con el toque fantástico y humorístico del cocinar dentro de una cabina radial. Mundo de sueños, nos acerca a la poesía y sus autores. También, Mundo del Misterio, Mundo de fábula, Mitos y leyendas se han mantenido durante 11 años. La entrevista imaginaria, que consiste en un viaje imaginario que ha hecho posible encuentros con personajes que vivieron en otras épocas y El niño periodista salen al aire eventualmente desde los inicios del programa. Otras se secciones se han sumado al vuelo de cada sábado; Lo Verde del Globo Azul, que reflexiona en torno a temas ecológicos y ambientalistas; Oye papá, Oye mamá, micro que tiene como bandera el amor y el respeto en la relación entre padres e hijos; y La pequeña Palabra, micro que brinda orientaciones sobre actividades de iniciación lectora de cero a tres años. El Globo Azul se reinventa cada vez, en su interés por llevar a los niños de edad y espíritu un mensaje que pueda devenir en la construcción un país mejor para todos y en la defensa y preservación de nuestro planeta hogar: ese globo

RODARI, G. (1994). La Gramática de la Fantasía. Barcelona: Axioma. SAVATER, F. (1998). Lo que enseñan los cuentos. Ronda de libros para un aula libre. 1 (5), 12-13. Caracas: Ministerio de Educación. VATTIMO, G. (1995). Más allá de la interpretación. Barcelona: Páidos. Simonny Azul Urdaneta Licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura, egresada de la Universidad de Carabobo.Tesista de la Maestría en Lectura y Escritura de la Universidad de Carabobo. Profesora de Literatura para niños y Teatro en el Dpto.de Pedagogía Infantil y Diversidad, F.A.C.E, Universidad de Carabobo. Co-productora del programa radial para niñ@s "El Globo Azul"Universitaria 104,5 FM. Poeta.

Jesús Urdaneta Licenciado en Educación, menciónTecnología Educativa, egresado de la Universidad de Carabobo.Tesista de la Maestría en Lectura y Escritura de la Universidad de Carabobo. Profesora de Teatro en el Instituto Universitario Tecnológico de Valencia. Director y productor del programa radial para niñ@s "EI Globo Azul" Universitaria 104,5 FM.Tallerista de la Fundación La Letra Voladora y escritor de Literatura para niñ@s.

azul llamado tierra.

Referencias bibliográficas

ANTILLANO, L. (1998). Cuentos para El Globo Azul. Valencia: Publicaciones UC. ______________ . (2004). Elogio a la comunidad. Caracas: Biblioteca Básica Temática, Ministerio de Educación Cultura y Deporte, CONAC. . (1997). Apuntes sobre la literatura para niños y jóvenes. Valencia: Secretaría de Cultura del Estado Carabobo. BETANCUR, A. (1998). La biblioteca pública y su desafío frente a la globalización. Hojas de LECTURA. 50. 13-21. BORNEMANN, E. (1980). La poesía infantil: estudio y antología. Buenos Aires: Latina. GUTIÉRREZ, F. (1976). El

Yamia Gamarra, Jesús Urdaneta,Simonny Azul Urdaneta, Edith Fuentes, Armando Carias,Teresa Carrillo y Johanna Vegas.

lenguaje total. Pedagogía de los medios de comunicación.

Buenos Aires: Editorial Humanitas. LARROSA, J. (2000). Pedagogía Profana. Argentina: Ediciones Novedades Educativas-Comisión de Estudios de Postgrado. Facultad de Humanidades y Educación. UCV

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La radio: un intermediario útil en la producción de textos escritos Edith Fuentes

“El ser humano aprende mucho más construyendo, elaborando personalmente, que repitiendo lo que otros dijeron”. Kaplún. El uso de la radio como instrumento motivador en la producción de textos escritos no posee un enfoque teórico-metodológico que lo determine. Sin embargo, desde el punto de vista de redacción y de marcas textuales existen elementos psicológicos, pedagógicos y comu- nicacionales que confluyen en la búsqueda de propuestas educativas e interactivas a la luz de los nuevos tiempos. En este sentido, desde el mes de enero hasta el 15 de agosto de este año se realizó una investigación acción participante con los estudiantes del 6to grado de la Unidad Educativa “El Socorro”, ubicada en la zona sur de Valencia y; durante las 8 sesiones, que tuvieron como escenario el aula de clase y la Radio Universitaria de la UC, se conjugaron una serie de teorías como el interaccionismo simbólico de Blumer y las del aprendizaje constructivista con aportes de Piaget, Bruner, Vygotski y Ausbel para producir una experiencia de carácter pedagógico, en la cual el educando ejerció el rol activo-cognitivo como intérprete y constructor de cultura. Los registros de observación participante, los diarios de campo descriptivos, las fotografías y las grabaciones que se hicieron tanto en el aula como en la radio, dan fe de que los niños formularon sus propias hipótesis creativas y que el proceso de escritura estuvo motivado hacia la producción de un programa radial y todo lo que ello implica. Es decir, la realización del guión de contenido, guión técnico,

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musicalización, grabación, edición y transmisión del programa. Para la producción de textos se diseñaron 2 actividades que les permitieron descubrir no sólo el tema, sino también la función social de lo que iban a escribir. Les correspondería además, resolver las incógnitas de “qué y para quién voy a escribir” y luego realizar las adaptaciones para transmitirlas a través de la radio. La primera actividad fue elegir el tema que más les gustó de todos los Proyectos de Aula vistos durante el año escolar. Por unanimidad escogieron el proyecto “La paz y la juventud caminan juntos hacia la democracia de la república escolar”. Y el área de interés que predominó en el grupo, fue el tema sobre la sexualidad. Entraron en la fase de escribir, reescribir, revisar, corregir, hasta llegar al trabajo final de su composición escrita. En esta fase fue de especial ayuda la intervención de los adultos del hogar, ya que en el salón de clase se elaboró el primer borrador; pues el objetivo central de la investigación, más que formar escritores competentes, era motivar su capacidad para desarrollar conciencia de que escribir es un proceso complejo y creativo que requiere de lectura y ejercitación práctica. Los niños cuentan que los adultos les hacían indicaciones sobre los errores de ortografía o de redacción y hasta les aportaban ideas para mejorar sus producciones. Al leer en su casa el primer borrador hecho sobre el tema elegido, venían a su mente historias escuchadas en el barrio, o ideas que les provocaba escribir y esto, les llevó a hacer otros borradores, volver a leer para agregar, cambiar o corregir, hasta llegar a la composición final. Se inclinaron por la redacción de textos narrativos; inventaron personajes y escribieron historias sobre los riesgos que se corre al mantener relaciones sexuales sin preservativos y; al final, la mayoría de los cuentos tenían moraleja sobre la necesidad de aprender a convivir en


una sociedad donde hay hijos que se educan sin recursos económicos y en muchos casos, sin el apoyo de la figura paterna. La segunda actividad realizada para estimular sus habilidades como escritores, estaba dirigida hacia el contacto con la literatura venezolana. Se les entregó el cuento “Como besar a un sapo“de la periodista y escritora venezolana Mireya Tabúas, para que lo leyeran en su casa. También se les suministró una hoja con una serie de preguntas relacionadas con el texto, dirigidas a estimular su imaginación y sus conocimientos previos. Luego, toda esa experiencia la compartieron en el aula. Todos participaron. Manifestaban sus impresiones y lo sorpresivo de que el sapo nunca se convirtió en príncipe. Se les pidió escribieran una nueva historia, que fuera libre. Podían inspirarse en el cuento de Tabúas o por el contrario, crear una historia que no tuviera ninguna relación con lo leído. Se observó que todos leyeron, y la forma de presentar los textos fue más variada que en la primera actividad. En esta oportunidad hubo composiciones poéticas, canciones, cuentos y, de acuerdo a la interacción con el grupo, se apreció que la mayoría hizo textos con rasgos biográficos y soñadores. Al igual que la primera actividad, el proceso de revisión de los textos y de corrección se realizó en sus hogares con la ayuda de los adultos. En algunos casos, hubo participación de abuelos quienes a su vez contaron historias y estas fueron dichas en clase logrando divertir al grupo. Correspondió iniciar la etapa de selección de guiones. Ellos mismos elegían cuál de sus trabajos estaba más apto para ser grabado. Posteriormente se realizó la visita a la radio. Un autobús de la UC los recogió y entre cantos y juegos llegaron con sus composiciones a la radio. En pequeños grupos recorrieron la emisora. Conocieron el área de musicalización, escucharon efectos especiales, y hasta participaban

asesorados por el musicalizador en la selección de temas para sus trabajos. Posteriormente cada uno procedió a grabar su composición. Se acercaba la fase de producción final y salida al aire, que por cierto coincidió con el período de vacaciones escolares, así que solo trabajó un pequeño grupo de estudiantes. Ellos fueron 3 veces más a la emisora y escucharon todo el material grabado, lo separaron por tópicos, seleccionaron el orden en el que se transmitirían las composiciones, distribuyeron el libreto, construyeron junto con su docente investigadora el guión final que quedó conformado por 4 segmentos, “compartiendo lo que aprendimos”, “nuestras reflexiones” "nuestras composiciones ” y "nuestros sueños”. El programa se grabó el 10 de agosto y se transmitió el 13 de septiembre en el marco de regreso a clase. Teóricos como van Dijk, Flower y Hayes, Rosenblatt, Krashen, Bereiter y Scardamalia, han sido soporte fundamental para motivar el proceso de producción de textos, ya que los participantes descubrieron que la producción escrita es un proceso mental de maduración, en el que debe haber cursividad y flexibilidad en quien se forma como escritor. Esta experiencia permitió que los niños incursionaran en un proceso de socialización e interacción que iba más allá de escribir, narrar o disertar sobre algún tema conocido, fue una experiencia creativa que les permitió codificar, descodificar, interpretar y reinterpretar el mundo, partiendo de su propia forma de verlo. Ellos como escritores construyeron significados en un contexto determinado y buscaron bajo sus propias motivaciones, estrategias para resolver los problemas a los cuales se enfrentaban al momento de redactar. Además de comprender que permanentemente realizan transacciones del ambiente personal, social y cultural que les rodea. Sin duda alguna, la radio además de ser un medio de comunicación sonoro de largo alcan enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 57


ce, es un intermediario útil y pedagógico en el fortalecimiento de la lectura analítica, la formación del gusto literaria y la producción de textos escritos y este uso permite rescatar la interpretación activa y crítica que deben tener los usuarios de los medios, al tiempo que reconcilia la misión educadora del mismo en función de contribuir con el desarrollo de sus comunidades. Edith Fuentes (Maracaibo) Licenciada en Comunicación Social,Magíster en Lecto-Escritura (tesis en proceso), Coordinadora de producción de la emisora 104,5 FM de la Universidad de Carabobo.

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La radio: un medio para promover la lectura Teresa Carrillo

La radio es una alternativa que permite estimular la práctica de la lectura en los niños (as). Los estudiantes al participar en un programa radial se sienten impulsados a crear el hábito por la lectura. Teniendo en cuenta que los pequeños radiodifusores deben efectuar una buena pronunciación, entonación de las palabras y las pausas correspondientes en los signos de puntuación. Por lo antes manifestado, se puede decir que los alumnos asistentes al programa de radio “Tiempo de Aprender” realizan lecturas constantes de un tema, sin aburrirse, asumiendo una actitud de inquietud ante las palabras desconocidas; en otras palabras se convierten en seres investigadores, capaces de autoevaluarse, durante las sesiones de prácticas o después de haber finalizado el programa de locución. El programa radial, conducido por los niños y niñas de la Unidad Educativa “Teolinda Romero de Díaz”, transmitido todos los miércoles de 3 a 4 de la tarde, promueve la lectura de diferentes tipos de contenidos, por ejemplo cuentos (un resumen de ellos), valores, temas ecológicos, biografías de los héroes, escritores y hasta han llegado a presentar los diferentes proyectos de aula. Dentro de este marco de ideas, la radio es promotora del ejercicio de la palabra, como cualquier actividad educativa, es un recurso que permite el acto de leer para la comprensión del mundo. La formación de lectores “se hacen”, y para ello el programa de radiodifusión, ya que leer no se aprende solo, y para mejorar la capacidad lectora en los estudiantes este es un buen medio a emplear por los docentes. Ya que pueden animar a los estudiantes hacia la lectura, de una forma no mecánica. Es aprovechar la emisora radial para promover la lectura como práctica


sociocultural, guiada de manera individual, y significativa para el individuo. Es, sin duda, una relación dinámica, voluntaria de los estudiantes entre el guión de locución, los contenidos de lectura los cuales van generando cambios de opiniones en cada uno de los participantes como pequeño radiodifusor. En otro orden de ideas, este medio comunicativo de masas puede generar la promoción de la lectura en el ambiente familiar. Pues los padres en sus hogares se encargan de vigilar la actividad lectora y la correcta pronunciación de las palabras por parte del niño (a) que participe en el programa. En consecuencia, los padres también están involucrados en el acto lector de manera indirecta, es la relación padre -hijo -interactuación con la lectura compartida. Al mismo tiempo, el proyecto radio “Tiempo de Aprender” en la escuela potencia la expresión oral y la capacidad lectora. En consecuencia la herramienta “Radio” ayuda en la formación de la personalidad en los alumnos, estos son seres más críticos, autónomos, con libertad de participación y expresión, además de ser promotores de lectura. Por consiguiente, la radio en la escuela es un recurso educativo, un refuerzo didáctico; es un modo diferente de promover la lectura. Este medio tecnológico abre posibilidades de reivindicación de la palabra y alcanza a llevar al niño, niña y adolescente a realizar la acción de leer. En otras palabras, el lector infantil pone de manifiesto su creatividad, donde el lenguaje, la voz y efectos sonoros se conjugan para hacer posible “la magia entre el mensaje, locutor y el sujeto receptor”. Un ejemplo de ello es “Canteo”, el personaje un perro que cuenta las dificultades por las que ha pasado para llegar a la escuela (transporte, cobro del pasaje, mal trato a los estudiantes y otros problemas de la comunidad o localidad). Así ese alumno (a) debe escribir el guión respectivo, lo discute con mi persona para darle el visto bueno.

Por lo tanto, este medio de comunicación sirve primero para estimular a los participantes a la lectura; en segundo lugar, crear la práctica de la lectura y la escritura, tercero es un recurso para los maestros; donde puede seleccionar lecturas adecuadas a la edad de los estudiantes, y por último promueve la lectura en el hogar involucrando a los familiares. Además de observar el medio que le rodea y reclamar sus derechos. Como diría Ester Jacop: “Leer es dialogar, como sintonizar con los pensamientos de otros, es comunicarnos con los demás y con espacios, tiempos, lugares diferentes.”

En fin, el pequeño radiodifusor asume una gran responsabilidad, al desempeñar el rol de locutor para dar a conocer una diversidad de temas, libros, autores y presentación en vivo de los talentos vernáculos de nuestro municipio, ya sean escolares o no. La ejecución de esta actividad ayuda a los pequeños lectores a compenetrarse aún más con la lectura, escritura de posibles preguntas al entrevistado y elaboración del respectivo guión de la semana. Se puede decir que es la educación desde el medio radial, para enriquecer los conocimientos de los participantes y no participantes, pues a esa hora los estudiantes del turno de la tarde sintonizan la emisora Aborigen 101.3 el programa “Tiempo de Aprender” y todos escuchan contenidos para ese día. Tenemos efemérides, la Entrevista Imaginaria esta es( de acuerdo al mes, día, se realiza un cuestionario de preguntas, puede ser hombre o mujer, héroe de la patria o no) para dar a conocer lo más relevante de la vida del personaje. En otras palabras, es un recurso transformador de las actividades educativas, del entorno social y familiar. Como lo expresó Bruno Betelheim y Zela: (1981) “Leer abrirá ante el niño un mundo de experiencias maravillosas, que le permitirán despojarse de su ignorancia, comprender el mundo y ser dueño de su destino”.

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Se puede resumir que la experiencia vivida en la Unidad Educativa Teolinda Romero de Díaz, permite dar credibilidad de lo expuesto. Pues participan en el programa radial “Tiempo de Aprender” en la Emisora Comunitaria Aborigen 101.3 en Frecuencia Modulada, y se transmite todos los miércoles en vivo, el horario comprendido de 3 a 4 de la tarde. Los alumnos en la escuela a esa hora escuchan el mencionado espacio radial; ya que existe un pequeño radio en todas las aulas de la institución. El día jueves, los que fungen como locutores, y muchos de los estudiantes piden las lecturas correspondientes para el próximo espacio. Pero la condición para participar en el programa es “leer bien”, realizar constantes prácticas de lecturas. Asisten alumnos desde el tercer grado, de ambos turnos; cada semana. Se puede decir entonces, leer es recrearse y tener nuevas experiencias. La lectura encaminada hacia los intereses de los estudiantes, donde ellos sienten la necesidad de leer y el compromiso del acto realizado. Vale decir, la promoción de la lectura a través de la radio es un elemento innovador, es un modo diferente de interactuar con otros modos de lectura, los cuales permiten a los educandos un acercamiento voluntario hacia el acto lector. Teresa Carrillo (Güigüe-Carabobo) Maestra en ejercido, licenciada en Educación, Magíster en Ledo-Escritura,(tesis:"La cultura lectora en el Proyecto de Aula de Cine para Pequeños Creadores"), productora radial de la emisora comunitaria Aborigen 101.3 FM, programa Tiempo de aprender.

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Johanna Vegas y las niñas Mariángela Rodríguez y Victoria Farfán.


¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Ponentes: MireyaTabuas, Luiz Carlos Neves, Rosario Anzola, María Elena Maggi, Avilio González. Moderadora:

Elisabel Rubiano.

Presentación Elisabel Rubiano

A Rosario Anzola, oriunda del estado Lara, sus amigos la recuerdan como la “reina del folklore de Barquisimeto”, es escritora, cantautora de música para niños y niñas y profesora de literatura. Ha escrito cuentos, poemas y canciones que son referencia obligada en la literatura venezolana como “Siete cuentos en voz baja”, “El niño que soy”, “el monólogo del árbol”, y canciones para jugar, entre otros. Actualmente es vicepresidente de la Fundación Cultural Provincial y Coordinadora del Proyecto Papagayo. Su escritura está cargada de expresividad y musicalidad, pulso a pulso va cantando los contenidos de la vida. Sus producciones son como caricias a la escucha porque alguna vez se subió a una torre de bahareque desde donde se veía el pueblo entero, se observaban los campos y se veía desde más cerca el cielo, cuando bajó lo hizo entonando canciones, “eran acordes solemnes que se desprendían de su interior y que se iban fundiendo con su semblanza mística hasta desaparecer en la mirada misteriosa y profunda con la que respondía a quienes les dirigía una frase. Jamás volvió a hablar sólo cantaba, cantaba y cantaba... ” (Fragmento tomado del cuento “Torre de Bahareque”) Los niños la presentan así después de leer algunas de sus producciones:

Ella se inspiró en sus abuelos, o tal vez vivía con sus abuelos y le gusta el mar, las maracas y la mazorca y el tambor. Le gusta el maíz. Le gusta la naturaleza y le gusta mucho la

raza humana a los abuelos de razas distintas. Le gusta cantar. Mireya Tabuas

Nació en Caracas, es periodista, dramatur- ga, narradora y guionista. Ha sido distinguida con premios de gran relevancia en Venezuela como el de Aquiles Nazoa en dramaturgia infantil por “El mercado de la imaginación”, el de la I Bienal de Literatura “Mario Picón Salas” con “Gato Encerrado” y el de Canta Pirulero con su cuento “¿Cómo besar a un sapo?, sus obras están llena de humor y tremenduras, hacen un juego infinito entre la realidad y la ficción. Es posible, quién sabe, si cuando era niña no le creían nada por lo que se empeñó en practicar día a día todos los trucos y actos de magia necesarios para convertir con la palabra todo lo intangible, lo que habita la imaginación, en cuentos para que ya nadie pueda dudar de que existen en la realidad. Los niños al conocerla la presentan:

Es una mujer imaginaria, muy soñadora, a lo mejor tiene hijos y le cree a los niños, o a lo mejor cuando era niña creía creía que debajo de la cama había un monstruo. Es muy miedosa porque los amigos le dicen cosas espantosas y las cortinas se mueven para allá y para acá. Cree en los niños, sueña con los duendes, con los fantasmas y le gusta escribir libros, es famosa y es agradable. Es muy pensativa, miedosa y le gusta leer a escondidas, tal vez cree en los fantasmas. Le gusta imaginarse cosas a escondidas y se inspira en fantasmas y le gustan los animales. enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 61


Le gusta estar sola para poder leer y pensar en sus libros, que por cierto, aquí tengo uno de sus libros “Cuento para leer a escondidas”, es un libro muy bueno en especial para los niños que le gusta leer. Se escucha simpática, tiene muchas imaginaciones, seguro le gusta la aventura. Es muy famosa, le gusta estar sola. Le gusta estar escondidas y le gusta besar a los sapos. María Elena Maggi

Es licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela, una de las más reconocidas editoras de libros de literatura infantil, lleva en su haber la edición de libros de los más reconocidos escritores venezolanos de literatura infantil, la reconocemos como una de las creadoras que conoce con mayor profundidad los orígenes y el desarrollo de la literatura infantil en Venezuela. Ha publicado compilaciones de textos infantiles y recientemente el libro ¿A quién no le gusta leer? Para el proyecto Papagayo dirigido por Rosario Anzola. Ha sido presentada como una especie de Midas femenina porque parece ser capaz de convertir en oro cuanto libro le llega a sus manos, para comprobar esto sólo basta ver las colecciones que ha dirigido en dos importantes editoriales de literatura venezolana como son Monte Ávila y Playco. Después de los niños observar los libros que ha editado la presentaron así:

Es agradable, sincera y le gusta corregir cuentos. Cuando el escritor lo escribe ella le repara los cuentos. Cuando estaba pequeña ella le gustaba corregir a las personas y se inspiró en corregir. Le gusta corregir los cuentos de los cochinitos. Es pensativa, corrige las palabras, los personajes y la escritura. Tiene una amplia carrera como correctora de libros. Es muy interesante su carrera y tam

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bién difícil, porque leer un libro y corregirlo y como darle un poco más de vida y alegría, y son muy cuentos, los recomiendo. Avilio González

Editor, recopilador, bibliotecario escolar y maestro. Se ha dedicado la edición de libros para niños y jóvenes, una de su producciones más importantes fue las ediciones realizadas en la Editorial Santillana, es uno de los responsables de la calidad que tienen todas las bibliotecas de aula distribuidas en el país porque participó en la evaluación y selección de los libros de la biblioteca de aula y escolar del Ministerio de Educación y Deportes. Ha publicado ¡A qué no me adivinas! un repertorio de adivinanzas iberoamericanas. Ha participado en infinidad de talleres con maestros, para promover la lectura y literatura venezolana. Cada vez que dentro de las más recónditas escuelas venezolanas se lee un cuento para soñar, para disfrutar, para llorar, que un niño ríe con el goce de descubrir la incógnita de las adivinanzas o se alegra el espíritu con el canto de las palabras, allí, en ese espacio, en ese tiempo y en esa atmósfera se encuentra un hálito del espíritu de Avilio recorriendo en forma incógnita la vida de los niños, por eso ellos hoy no te presentan aunque sin saberlo te conozcan. Como vemos ellos se han ocupado profusamente de la literatura. Han vivido en la literatura, ahora vienen hablarnos no sólo de la ocupación de ellos sino de lo que se ocupa la literatura infantil en Venezuela como una de las producciones culturales más importantes con las que contamos. Luiz Carlos Neves

Así lo describen los niños: Tiene experiencia desde pequeño, después de que se acostumbró, después le gustaban los sapos, después hizo un libro de los sapos, después se decidió un libro que se llamaba currucucú. Es simpático e ingenioso.


Hace cuentos y pregunta a la naturaleza, y le gustan los animales, le gusta los sapos y las ranas. Le gustan los sapos y le gusta ir al zoológico. Es creativo le gusta los animales y en especial las ranas, me gustan mucho sus libros como Cururú y el amor. Muchos niños lo leen. Créditos:

María Alejandra Vega Maestra de 5to. Grado Alumnos de la sección 5to D de la Escuela Básica Monseñor Gregorio Adam: Jesús Samuel, José, Carleidys, Ana Graciela, Cristian, Kimberling, Naitza, Roxana, Alejandro, Yahiger, Virginia, María Alejandra, Edgar, Daivis, Andrys y José Gregorio.

121 años no son nada Luiz Carlos Neves

Cuando era niño tomé en mis manos el libro “Los viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift. Poco después de haber empezado su lectura, la maestra me dijo que ese libro estaba prohibido. Le pregunté a la maestra quién lo había prohibido. -Ah, ese es un tal Index Librorum Prohibitorum... -¿Cómo? -Para evitar más preguntas, escribió en mi cuaderno “Index Librorum Prohibitorum”. -¿Y qué quiere decir eso? Yo no sé latín. -Eso significa el “Indice de los Libros Prohibidos”. -¿Y quien tiene ese libro? -El cura... Más tarde fui a la casa del sacerdote. -Señor cura... Y él me recibió con un golpe de nudo franciscano en la cabeza. Aquel nudo de tres vueltas, con los tres votos, castidad, obediencia y pobreza. -¿Qué quieres? Le expliqué mi situación, yo quería leer a Gulliver, pero el libro estaba prohibido por el (y ahí saqué mi cuaderno) Index Librorum Prohibitorum. -¿Y entonces? -Es que, señor, yo quisiera leer el Index para saber qué libros puedo leer y cuáles libros no puedo leer. -¿Y tú no sabes que el Index es un libro de lectura prohibida? -¿O sea, que yo no puedo leer el Index? -No. Me quedé de tal manera perplejo que me fui a casa...Caminando, caminando, por el camino de los escolares, ese que es dando vueltas y más vueltas por el pueblo, antes de llegar al destino. ¿El motivo? Qué pudiera existir un libro enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 63


sobre las prohibiciones, hasta ahí yo entendía la cuestión... Pero, ¿cómo podía existir un libro de prohibiciones que era, él mismo, prohibido? Imaginaba el libro, muy grande, de tapa de cuero, con la inscripción INDEX, y un poco más abajo, en latín, para que nadie pudiera entender, que decia “índicis sobres los librus prohibidus, inclusus estu libru está prohibidu” Ante la imposibilidad de resolver aquella cuestión, regresé a la lectura de Gulliver, ahora con dos problemas: ¿qué contenía el libro para que lo hubieran prohibido? Y el otro, común a todos los niños y a todos los gatos: si está prohibido, es mejor... El problema siguiente fue también con el diccionario... En mi casa pueblerina había un Diccionario Larousse. Yo detestaba los diccionarios. Eran demasiado gordos, eran varios voluminosos volúmenes, eran demasiado grandes... Pero había palabras que yo no entendía, y mi maestra me contestaba: -Si no entienden una palabra, vayan a buscar el diccionario. Y yo allá sufriendo con el Larousse. Hasta que me dijeron que también estaba en el Index. Eso me convino. Así, yo tenía que abrir aquellos volúmenes gordos... Pero, al mismo tiempo, si estaba prohibido era por algo, vamos a ver porqué... Y pasaba horas abriendo las hojas del diccionario, viendo los sinónimos y -sorpresa- las ilustraciones... Había una que me gustaba mucho, y me gusta todavía, que era una pintura de un pintor impresionista, Edouard Manet, de nombre Olympia. Ese pasó a ser los volúmenes más consultados por mí. La M de Manet, y la O de Olympia. Ella, desnuda, mirándome a mí, con los senos al aire y la mano izquierda suavemente posada en sus entrepiernas. Así que pasaba horas consultando el diccionario enciclopédico, a sabiendas que me iría al infierno por mis prácticas literarias, esa de estar buscando sinónimos en un libro prohibido, y co

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mo si fuese poco por mis pláticas con Olympia. Después cayó en la mano otro libro prohibido. Pero este no estaba en el INDEX. Pero lo supe porque cuando me vio leyendo ese libro, alguien me comentó: -No lo puedes leer. Es un libro malo. Está prohibido. -Ah, no, este no está en el Index. ¿Qué index ni qué index? Ese está prohibido porque no es bueno para nuestra iglesia. Quien me había dicho eso era una de las hijas del pastor protestante. Yo le di mucha importancia, porque me habían dicho que los protestantes, los masones y los espiritistas iban al infierno (lo que representaba más o menos la mitad de la población de mi pequeña ciudad). Y empecé a leer aquel libro. Y como hasta el momento he escapado del infierno, lo sigo leyendo y releyendo. Ahora las relecturas las hago en español, tanto las traducciones de España como la de Argentina. Por lo menos estoy seguro de que otro escritor se irá al infierno, y ahí nos encontraremos, pues la traductora es Graciela Montes. Y seguramente, una traductora tiene más culpa que un lector, pues la traducción es un hecho doloso, con alevosía. Así que la pena de Graciela Montes será peor que la de mis relecturas. Allá nos veremos, Graciela... El otro argentino impenitente, que ya debe estar ardiendo es Jorge Luis Borges, pues ese señor confesó que ese libro fue el primero de su vida... Era el año 1885. Ha sido publicado Huck Finn. Sin embargo, tan pronto salió a la luz, en los Estados Unidos, llegó a la Biblioteca Pública de la ciudad de Concord, a unos treinta kilómetros de Boston. La directora de la Biblioteca Pública de Concord era la autora de Mujercitas y de Hombrecitos, la escritora Louise May Aleott. Aquí es necesario hacer un paréntesis: Concord era el sitio intelectualmente más importante de aquel país. Ahí residían varios escritores Henry David


Thoreau y Ralph Waldo Emerson, entre otros... El Comité de Selección de la Biblioteca Pública se reunió bajo la dirección de Louise May Alcott y de Rahlph Waldo Emerson hijo y decidió que “si el señor Clemens no puede pensar en algo mejor para decir a nuestros niños y niñas de mentes tan puras, él debería dejar de escribir para ellos.... Y continuaba: eso es basura y sirve sólo para los barrios pobres.” Y el Comité de Selección impidió que ese libro infame entrara al sacrosanto lugar que era la biblioteca pública. Ese señor Clemens era un alborotador de pelo alborotado que se hacía llamar “dos brazas”. Ese era su seudónimo literario: “dos brazas”. Eso era lo que gritaban los marinos que medían la profundidad del río, para el que barco no se encallara: dos brazas. Y como el escritor ese era del Sur y tenía vocación de marino de agua dulce, adoptó ese grito marinero que controlaba la profundidad del río caprichoso: “dos brazas”, o sea Mark Twain. El libro censurado tan pronto fue publicado era Huck Finn, o mejor, las Aventuras de Huckleberry Finn, un niño de doce años de edad. Eso fue en el año 1885. Si sacamos la cuenta ya van 121 años. ¿Qué diablos estoy yo hablando de una censura que ocurrió hace 121 años...? Ojalá fuese así... Según la Asociación Americana de Bibliotecas, Huck Finn es el libro más censurado en la historia de los Estados Unidos. Esta Asociación congrega a los bibliotecarios de las todas las bibliotecas estadounidenses, y aunque las bibliotecas individualmente vetan libros, la Asociación lucha por la libertad de expresión. En la lista de los 100 libros más censurados de ese país, Huck Finn está siempre entre los primeros diez, hasta el presente momento. Voy a hacer algunas observaciones sobre el libro, aunque haya una amenaza (otra) en mi contra. Mark Twain escribió como epígrafe:

“Serán procesados quienes intenten encontrar una finalidad a este relato; serán desterrados quienes intenten sacar del mismo una enseñanza moral; serán fusilados quienes intenten descubrir en él una intriga novelesca.” Condenado por condenado, sigamos adelante... En nuestras traducciones se pierde todo el trabajo de Mark Twain al utilizar algunos dialectos (por lo menos seis) del Sur de los Estados Unidos. Como lenguaje, la traducción queda truncada. Pero ya en el primer momento, el personaje muestra su desparpajo ante la vida y a los valores de la sociedad de aquel entonces. Huck Finn está en un hogar adoptivo, y en el momento de la cena dice: “Ya estábamos sentados a la mesa; pero no había que pensar en poner inmediatamente a comer; era preciso esperar a que la viuda inclinase un poco la cabeza y mascullase no sé qué palabras acerca de la comida, cosa rara, porque no había reparo que ponerle... “Después de la cena, sacó su libro y me enseño quién era Moisés y qué eran los juncales; yo rabiaba por saber todo lo referente a él; pero, poco a poco, se fue poniendo en claro que Moisés había muerto hacía muchísimo tiempo; de modo, pues, que ya no me preocupé por él, porque no me tomo interés en los muertos.” En el capítulo 24, habla sobre Salomón, al saber que tenía en un harén un millón de esposas, que debe decidir sobre dos mujeres que se disputan sobre un niño. El rey, al sugerir partir en dos al recién nacido, descubre quien es la madre verdadera. Dice Huck: “Fíjate, en un hombre que sólo tiene uno o dos hijos. ¿Sacrificarías así como así a un niño? No. ni mucho menos; no sería capaz, porque él sabe lo que valen. Pero figúrate a un hombre que tuviese alborotando en su casa a cinco millones de niños. Eso es distinto. Cortaría en dos a un niño con la misma tranquilidad que enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 65


a un gato. ¡Le quedan aún tantos! Niño más o niño menos, ¿qué le importaba a Salomón?” En el capítulo 17 hace referencia a unos versos muy buenos dedicados a un niño muerto, porque había caído en un pozo. La oda había sido escrita por una niña, Emmeline, que se especializaba en epicedios o poemas fúnebres. El tratamiento de la muerte es así: Ni el desdén de la que él más quiere su cabeza rizosa hirió: tampoco el cólico miserere al joven Esteban tumbó. Nada de eso. Escuchen llorando el destino que tuvo el mozo: su alma salió de aquí volando porque Esteban se cayó a un pozo. Lo sacaron, y lo vaciaron: era tarde, todo fue en vano. Los angelitos se lo llevaron al reino del divino arcano. Y Huck comenta: Si Emmeline era capaz de hacer versos como estos antes de cumplir los catorce años, ¿qué no habría podido hacer cuando fuese mayor? En el capítulo 18, al reconocer la imposibilidad de vivir en tierra, por las persecuciones de su papá y el problema de Jim, el esclavo cimarrón, narra: “No acabé de tranquilizarme hasta que nuestra balsa estuvo a dos millas aguas abajo, navegando por el centro del Misisipi. Entonces izamos nuestra linterna de posición y nos creimos libres y a salvo una vez más. Yo no había probado bocado desde el día anterior; de modo que Jim sacó algunos pasteles de maíz, leche descremada y cerdo con coles y verduras... el plato más sabroso del mundo cuando se cocinan bien sus ingredientes... Mientras yo cenaba, conversábamos y éramos felices. Me sentía

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extraordinariamente alegre al huir de las venganzas de familia, y Jim se felicitaba de escapar de la ciénaga. Después de todo, nos decíamos, no hay hogar como una balsa. En otros sitios se siente uno como entumecido y asfixiado; no así en una balsa. En una balsa se siente uno completamente libre, suelto, cómodo.” Y eso me hizo ver más tarde, en otro texto literario, la libertad del agua, en el cuento “La tercera margen del río”, del escritor brasilero, João Guimarães Rosa: e, eu, rio abaixo, rio afora, rio a dentro — o rio. Y yo, río abajo, río afuera, río adentro —- el río. Pero para mi, el libro me paraliza en el capítulo 31, Huck, niño blanco, se metió en una balsa con un esclavo cimarrón. Según las normas de su país, debe devolver ese esclavo. Son los valores de su país. Además hay una recompensa para ello. Sin embargo, Jim, el esclavo, es mejor que su papá, es un verdadero papá, con cariño, con diálogo, sin palizas. Huck decide entregar a Jim. Para eso escribe una nota: “Señora Watson. El negro Jim que se le ha fugado se halla aquí, dos millas más abajo de Pikesville, y quien lo tiene es el señor Phelps. Este lo entregará a cambio de la recompensa. Firmado: Huck Finn.” Pero el personaje titubea y piensa: “Mi situación era difícil. Agarré el papel y lo sostuve en la mano. Yo temblaba: tenía que decidir para siempre entre dos cosas, y me daba perfecta cuenta de ello. Medité un momento, conteniendo la respiración, y de pronto, me dije: “Bien, en ese caso iré al infierno. E hice añicos el papel.” Para mí es el momento clave de la novela. El arriesgarse la vida, el arriesgarse el paraíso, por una relación afectiva hijo-padre, de colores distintos, de mundos distintos, desobedeciendo a la teología racial, que justificaba y bendecía la esclavitud, desobedeciendo a las normas legales que imponían el apartheid en todos los niveles, Huck Finn se adelantó en casi un siglo a los movimientos por los derechos civiles de los Estados Unidos, de los años sesenta.


Pero estamos en un encuentro de literatura infantil. Y debo regresar a mis cauces. Es una novela para niños, estupendamente escrita desde el punto de vista infantil. Me han preguntado sobre los llamados temas tabú. El niños puede ver Internet y estar conectado a cuantos video-juegos haya en el mundo. Puede usar celulares para fotografiar y ver imágenes. El niño hoy tiene mucho más espacios de libertad que los pobres abuelos atados a los simples textos impresos en libros. El niño no conoce el tabú. Esa no es su área. El niño no es censor. El censor es el adulto. El tabú pertenece al adulto que hoy, en los comités de selección de las bibliotecas públicas siguen censurando a Huck Finn. No se trata de 1885, sino de 2006. ¿Por qué la censura? Porque por más que evolucionemos en el mundo de la ciencia, de las artes, de las comunicaciones, hay aspectos de la cultura humana que son infinitamente resistentes al cambio. Al escritor cabe decidir si quiere ir al paraíso resultante de la obediencia o al infierno resultante de la libertad de pensamiento. Mi propuesta es que los autores presentes en este encuentro escribamos una carta común, apoyando la ALA, Asociación de Bibliotecas de los EUA, mostrándole nuestra posición frente a la censura de Huck Finn. ¿Ciento veintiún años no son nada?

Luiz Carlos Neves (Brasil, 1945) Reside en Venezuela desde 1983. Cuentista, dramaturgo, poeta,cuentacuentos y abogado especializado en Derecho Ambiental. Escribe para niños en los géneros poesía,cuento,teatro y novela. Para adultos tiene cuatro libros de ensayo sobre Literatura Infantil y Juvenil. Es profesor de Literatura Dramática en el Instituto Universitario de Teatro. Formó parte de una comisión venezolano- cubana de escritores, para la edición actualizada de La Edad de Oro, publicada en 1998 por la Editora Isabel De Los Ríos, en Venezuela. Ha publicado 31 libros, varios con premios. Entre sus obras se encuentran:Marita y el globo, La gótica testaruda y otras fábulas, Hazañas del sapo Cururú, Amigo es para eso. Obtuvo el Premio de Literatura infantil Luis Bouquet en 1989.

¿De qué se ocupa la literatura infantil? Mireya Tabúas

Introducción

Quería asistir hoy al evento de Valencia. Sin embargo, me fue imposible. La mamá que soy se impuso sobre la escritora que quería compartir con sus amigos. Mi hija menor entró en séptimo grado y se negó a faltar un día a su escuela nueva para asistir a un foro de escritores para niños a 3 horas de Caracas. “Si vas me voy a poner brava”, sentenció, la también hoy cumpleañera y me obligó así a obedecerle. Es por eso que me quedé. Soy una mamá que se deja mandar. Principalmente iba a hablarles de los temas tabú en la literatura infantil. Yo soy de las que cree que nada es tabú, porque para los niños nada es tabú. Somos nosotros con nuestros prejuicios de adultos los que nos autocensuramos a la hora de escribir para niños y los que decidimos crear mundos casi siempre perfectos para ellos que viven en un mundo imperfecto. Quiero compartir hoy con ustedes, a través de la voz de uno de mis amigos más admirados, Fedosy Santaella, una reflexión que escribí hace unos meses sobre la literatura infantil que tiene relación con ese tema y un cuento que escribí hace pocas semanas. En realidad mi ponencia en el encuentro iba a girar en un debate basado en el cuento La fórmula de la felicidad, ojalá ese debate pudiera darse. Especialmente quisiera que escucharan el cuento, porque ha sido un cuento que ha generado una polémica sobre los finales felices. Muchas veces tocamos un tema tabú como la violencia, la muerte, la tristeza, pero terminamos compensando ese “hueco” con un final que recompone el mundo negativo y lo llena de flores. Presento ante uds. mi cuento. Mi hijo mayor cuando lo leí me dijo que yo era una sádica, mi hija sintió que los niños podían ponerse más tristes al leerlo, una amiga psicóloga aseguró que lo pegaría en la recepción

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de su consulta, otros amigos se han enamorado del personaje, a mi se me quiebra la voz cuando lo leo en voz alta. Quiero que me digan qué sienten por ese cuento triste sin final feliz. Pero antes, vamos a reflexionar sobre eso que llaman literatura infantil.

Contra la literatura infantil Mireya Tabuas

A mi amigo Fedosy, que me pidió este sacrilegio

Cuando veo un diminutivo soy Herodes. Me gustaría asesinarlo, retorcerle el pescuezo, desmembrarle el ito que le sobra, destripárselo, extirpárselo, hacerlo trizas. Lo mismo me sucede cuando veo un arcoiris que danza (porque los arcoiris nunca faltan), un conejo que canta, una mariposa enamorada de la luna (porque la luna nunca falta), un ratón encorbatado. Todos. Todos al crematorio. De la literatura infantil se duda que sea literatura. Y muchas veces con razón. Y cuando se refiere a ella con el sustantivo literatura, pues se acompaña siempre además -inevitablemente, compasivamente- con el adjetivo infantil, como para aclarar, como para distinguir, como para nivelar -o desnivelar-, como para sacudírsela, pues. Para marcarla. De esta línea no pasas. Nosotros aquí. Ustedes por allá. A la literatura infantil se le ponen además, como añadidura, como deslave, el sagrado deber de educar, orientar, qué se yo, llevar al niño por el camino de un bien que el adulto cree necesario. Es entonces cómo, antes que poetas o escritores, los primeros jurados -una suerte de filtro- que tienen casi todos los concursos literarios internacionales de esa categoría son un grupo de docentes -bien derechitos ellos, con lupas-, filtrando marranadas, filtrando la palabra “culo”, que está mal dicha en un cuento, aunque los niños la digan en el recreo, filtrando dudas, tristezas, extravíos, filtrando lo

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que ellos creen que los niños no van a entender, adultos limitados de infancia. Los niños siguen siendo, para la mayoría de las editoriales, pulcros alumnitos sentados en primera fila. Y si no lo son porque seguramente no lo son los hijos de los editores- pues entonces hay que llevarlos por el carril con las letras. O disfrazarlos -es más fácil- de animalitos que cantan en el bosque, de monigotes sin vida real, sin calle, sin acera, sin apartamentico de 50 metros cuadrados. O también, otra aberración -que además incluye otra variante: el no pago de derechos de autor- está el facilismo de agarrar los relatos indígenas y “limpiarlos” de impurezas que alguien delimitó así y lanzarlos asépticos, esterilizados, desinfectados al mercado. Eso sí, con muchos dibujos, con tapa dura, a todo color. Porque hay quien dice que hay que hacer los libros para los papás que los compran, para los colegios que los ponen en la lista de útiles escolares, para el Ministerio de Educación que los exige en el programa escolar. No para los niños. Para los niños nunca. ¿Y de qué hablan los niños en el recreo? ¿Qué miran por Internet? ¿Qué ven en la televisión? Los niños hablan de violencia y hablan de sexo y se cuentan historias de terror y hablan de rabias y hablan de dolores y hablan de los divorcios de sus padres y hablan de las tetas de silicona de sus madres y de la muerte de los abuelos. Sí. Hablan de eso. Ah, y de política. Que si Chávez. Que si las ocho estrellas. Y ven en Internet páginas pornográficas, porque las ven, y juegan Counter Strike donde destripan a cuchilladas o muelen a balazos al enemigo. Y ven las películas de los canales de cable, incluso esos canales que los padres aseguran con claves siempre fáciles de descubrir. Ese es su mundo. Y mientras, mientras, la literatura infantil les dice lerolero, la fiesta de los ositos panda, el baile de los hipopotamitos, la princesa y el rey. Cuando en este país ni hay ositos panda, ni hipopotamitos, ni princesitas, ni reyecitos, ni un carajo. Y después los papás se quejan: Es que le


compré un librito precioso, puras maripositas de colores y el carajito ni se lo leyó. Los niños de ahora no leen, culpa de la televisión. Mejor le compro un nintendo, qué voy a hacer. Creo que la literatura es un espacio para la representación, la ficcionalización, la revelación del si mismo, para lo lúdico y también para lo doloroso, para el miedo, para la felicidad y la infelicidad. Para la vida. Incluso para la muerte. Y un libro es para tenerlo al lado, para que sea tu pana. Creo que bajo esos parámetros debe verse la literatura infantil. No es que ahora vamos a lanzarles un Counter Strike en cuatro tomos o una página porno versión papel. No es eso -así me reducirán los más conservadores, he ahí la perversa que quiere malograr a los carajitos-. No. El caso es que hay que pensar que ésos -los chamos que se ladillan un domingo porque tienen que ir a casa de la tía- son los niños que quieren leer y para que los libros los sientan como parte de ellos deben acompañarlos en el mundo en el que viven, deben ser sus cómplices. ¿Qué buscan los niños en Internet, la televisión, el recreo? Compartir con sus pares, en primer lugar; reírse (aman el humor, aman el doble sentido); entender (por eso el interés por la sexualidad); asustarse (les encanta una película de miedo); querer y ser queridos -gustar y ser gustados-; sentir el placer de la aventura y el riesgo (por eso el regusto por la violencia); enfrentarse a un sonido que les acecha, que oyen en los pasillos, en la cocina, a escondidas, ese rumor de la muerte. Son y quieren ser seres humanos completos y complejos, como somos los adultos. Con contradicciones, con peos. Por eso yo digo. No escribo literatura infantil. Estoy en su contra. No me pidan diminutivos ni frases cortas ni lunas niñas que van al encuentro de nubes que han caído en el río. Yo escribo. Y tengo la suerte, la magnífica suerte, de que los niños me leen. Y que se enrojecen, se entristecen o se cagan de la risa con mis cosas. Gracias.

La fórmula de la felicidad Mireya Tabuas

Quiero hacer una bomba. Lo confieso públicamente. Si me arrestan, lo diré ante los policías y lo repetiré ante el juez si es preciso. Quiero hacer una bomba, señores. Si quieren lo pongo por escrito. Hago mi testamento, que quede certificado ante la ley de la selva. No vayan a acusar a nadie más, yo soy el autor intelectual. Quiero hacer una bomba, sí señor. Pero no deseo que muera nadie. En realidad los quiero. A ambos. Sólo quiero hacer una bomba para que me dejen tranquilo. No quiero más crisis en Ciudad Gótica. No quiero estar más en medio de la tercera guerra mundial. No quiero hacerme más ... (pipí, qué pena) en la cama por eso. Ya tengo 9 años. Tengo que tomar las riendas de mi vida. Soy grande. Quiero fabricar un arma para volverlos buenos. En realidad, no sé, eso hay que explicarlo mejor. Ellos son buenos, superbuenos, tienen trabajos importantes, les gusta comer sushi, compran galletas de las que me gustan, saben nadar, sólo que no se pueden juntar porque estallan. Quiero fabricar un arma para que sean pacíficos, para que saquen la banderita blanca y se saluden, como saludan a los vecinos aunque les caigan mal o a mis abuelos aunque a veces les fastidien porque siempre hablan del dolor de espalda. Un arma que no estalle, pero que los aleje. Que los calme. Que haga shhhhhhhhhhhh. No quiero una bomba nuclear. No quiero acabar con el mundo entero. Con las bombas nucleares se mueren los malos, eso sí y está muy bien porque uno podría acabar de una buena vez con el Guasón para que deje de fastidiar a Batman, pero también se mueren los niños y los perros chiguaguas y las señoras que venden chucherías en la avenida. Se morirían mis pericos y las vacas -no habría hamburguesas-, y eso sería muy malo porque no me ganaría los juguetes que vienen con las hamburguesas. Sólo sobre enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 69


vivirían las cucarachas. A mí me da igual salvar a las cucarachas, uno no puede jugar con ellas porque le dicen a uno cochino. Claro, mi mamá me agradecería. Las odia. Ah, probablemente también sobreviviría mi bisabuela porque tiene casi 100 años y ella dice que es inmortal y yo le creo. Yo le pedí su secreto porque también quiero ser inmortal y saludar a mis tataranietos. Se lo dije la última vez que fui a verla a la casa ésa donde ella vive, donde guardan a los viejitos. Casi todos allí están chuecos. Menos mi bisabuela, porque ella es inmortal, ya lo dije. Ella me explicó, me dijo que era inmortal porque había vivido la guerra española y también porque después comió mucho jamón serrano. Yo como mucho jamón serrano. Y también sé de guerras. Así que puedo ser inmortal como ella. Yupi. Quiero ser inmortal cuando crezca. Claro, con una bomba nuclear moriría de una vez por todas el coyote y dejaría tranquilo al correcaminos y eso es bueno para la salud de la naturaleza y para hacer fracasar el negocio de Acme. Pero insisto. No quiero acabar con el mundo. Es un bonito lugar. Por ejemplo están las cebras, rayadas, libres, vegetarianas, corriendo por la selva sin meterse con nadie. Me caen bien las cebras. Los seres humanos deberían venir así, a rayas. Están los helados de chocolate, preferiblemente con una cereza arriba, que preparamos en casa. Y también están los carritos que venden helado con su musiquita y está el abuelo Lelé que le compra a uno la barquilla más grande. Están los dientes blanquitos de Eloísa, la muchacha del tercer piso que ya está en bachillerato, y que me saluda en las mañanas aunque yo sólo esté en cuarto grado. Claro, están las clases de inglés de la ticher Jelen que le echan a perder a uno el amor por el planeta Tierra y sus alrededores, pero tampoco hay razones para acabar con la humanidad porque ella le ponga a uno 06 en los exámenes y lo dejen a uno castigado en el cuarto todo el fin de semana por eso. El mundo 70 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

vale la pena. Claro que sí. Tengo a mi tortuga Arena, por ejemplo, que es la reencarnación de un pirata porque tiene un ojo sí y el otro no. Suerte que tiene Arena que carga su propia casa a cuestas y se encierra dentro de ella y no se entera de nada de lo que aquí pasa. Claro, ella no es inmortal. Mi bisabuela y yo sí. Quiero crear una fórmula para evitar la guerra. Una bomba sólo frena-rabiosos. Que se queden como si estuviesen jugando a la ere paralizada pero sin que nadie les toque jamás. Paralizadas las bocas, eso es importante. Paralizadas las bocas. Quizás si uno junta miel y leche condensada y crema batida y todo lo mete en una pistola de agua y va y los inunda con esa mezcla, pase algo —aparte del castigo-. Algo muy dulce debería acabar con las batallas, porque las batallas son saladas, estoy seguro, porque se parecen a cuando uno llora, que también es salado. Entonces no habría guerra aquí. Y todo olería a torta recién salida del horno como cuando voy a casa de la abuela Tina. Ya sé, eso sonó como a fantasía de niñito de primer grado. A quién se le va a ocurrir que el azúcar es tan poderoso, que acaba con el odio que sabe a remedio para la fiebre. Y a caca. Aunque nunca he probado la caca. Asco. Una fórmula para que no se vean. Eso puede ser. Una goma de borrar gigante que borre a uno del mapa cuando aparezca el otro. Un muro alto como una montaña donde no puedan trepar. Una cárcel de ésas donde encierran a los criminales más buscados y les ponen la comida por debajo de la puerta -claro, una celda para cada uno-. Una jaula de zoológico y que haya público y los vea y les dé pena, o mejor una pecera, para que no puedan hablar. Sobre todo para eso, para que no hablen. Yo los iría a visitar, lo prometo. Les llevaría eso tan asqueroso que tanto les gusta: salsa inglesa, aguacate, pimientos picantes, ensalada de palmito. Eso sí, cero cigarrillos. Prohibido fumar. O una fórmula para que huyan de mí. Para


que no me metan en sus cosas. Podría llamarse la fórmula guácatela. Puedo comprar peo líquido en la casa de bromas y echármelo encima para que no aguanten el olor y salgan espantados. O regar sobre mí el bote de basura que está en la cocina y frotarme duro los pedazos de cebolla podrida o de huevo. O mejor dejo de bañarme. Más nunca. Eso sí me gusta. Dejo correr la regadera y espero afuera y listo. Comenzaré a oler. Así no querrán estar conmigo. Así no me halarán del brazo. Así no me preguntarán ni me pondrán a escoger. Claro, son tan torpes que se pueden confundir y echarme por el bajante del edificio con las sobras de la comida. O una fórmula para la invisibilidad. A veces quisiera ser sordomudo. No oírlos, porque ya lo otro lo logré, ya ni hablo, así que en mudo sí me convertí, soy un mudo tan buenísimo que nadie se entera ni cuando me hago pipí encima (qué pena) ni cuando estoy llorando. Pero no quiero escucharlos. Inventaré unos tapaoídos especiales, que transformen los gritos en notas musicales. Y ya no pueda oírlos decir esas palabras que yo no puedo decir y que cuando José Alfredo las dijo en la clase, la maestra lo mandó a la Dirección. Esa palabra con c. que suena con rabia podría ser un do sostenido, esa palabra con p. que da como un golpe podría ser un si bemol. Porque ahora pasa que yo también ya las quiero decir a veces, y esas palabras se meten hasta en la clase de música y transformo la melodía en rabia y el profesor me llama malcriado. Pero claro, siempre me han gustado sus voces, bueno, la verdad es que entonces, cuando me gustaban, era chiquito y me dormía con cosas como esas, ya saben, las canciones de cuna, los cuentos, esas cosas que ya no escucho. Que no me hacen falta porque estoy muy grande. Creo. Sólo quiero que ella deje de llorar y de culparlo. Sólo quiero que él deje de gritar y de acusarla. Que al menos hoy pueda soplar las velas y picar la torta de mi cumpleaños con ellos.

Quiero que mi papá y mi mamá dejen de pelear por un día. Por un solo día. Quiero inventar la fórmula de la felicidad. Pero ellos no me dejan.

MireyaTabuas (Caracas, 1964) Periodista,dramaturga, narradora y guionista.Ganó el Premio Aquiles Nazoa en dramaturgia infantil por El mercado de la imaginación (1985),Premio de Literatura Infantil Mención Narrativa de la I Bienal de Literatura Mariano Picón Salas en 1991 con Gato encerrado. Su literatura para niños se caracteriza por la agilidad y un sentido del realismo no despojado de humor y fina gracia. Su cuento ¿Cómo besara un sapo? forma parte de un volumen con el cual se hizo acreedora del Premio Canta Pirulero otorgado por el Ateneo de Valencia.

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¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Rosario Anzola

Desde la segunda mitad del siglo XIX comienzan a publicarse en Venezuela libros de autores venezolanos dirigidos a la infancia. Esta literatura -básicamente didáctica- estaba volcada a la iniciación de la lectura, a lecciones de urbanidad, consejos morales, educación religiosa... hasta que aparece Amenodoro Urdaneta, quien se distingue de la rígida tradición de lecciones para “educar y enseñar conocimientos, deberes y obligaciones”, desde el título mismo de la obra editada en 1865, “El libro de la infancia” con el sugestivo subtítulo “Por un amigo de los niños”. Abre Amenodoro Urdaneta un camino para abordar lo que debe ser la “ocupación” de la literatura infantil: acercarse amigablemente a los niños, en una amistad que describe Jesualdo, respondiendo precisamente a la pregunta que nos reúne en este Foro: Aparte de estos problemas generales que entraña la función de la literatura infantil, ella de por sí es la reveladora en el niño de intereses adormecidos que esperan esa especie de varita mágica para despertar aspectos de la experiencia que está viviendo; actúa sobre aquellos poderes del intelecto, como la imaginación y sus sentidos estéticos, que necesitan el empuje de corrientes exteriores para adquirir todo el desenvolvimiento en su evolución psíquica. A este trabajo, que se denomina “educación de la sensibilidad” y que es tan esencial en la vida del niño, debe agregarse el propósito nato de la asignatura que explica Torner: llevarle a distinguir lo valioso de lo que no lo es y hacerle gustar de lo primero es decir, educar el sentido apreciativo de la belleza que encierra una palabra o una imagen determinada en función de su concepto. (*1) 72 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Posteriormente y ya en el siglo XX, comienzan a aparecer autores que recorren este camino placentero y gozoso para los pequeños lectores: Luisa del Valle Silva, Morita Carrillo, Ana Teresa Hernández, Conchita Osío de Bello, Blanca Graciela Arias de Caballero, Rafael Rivera Oramas, Rafael Olivares Figueroa, Irma De Sola, Carmen Delia Bencomo, Alarico Gómez, Lola de Angelí y Manuel Felipe Rugeles. Los libros escolares estaban urgidos de textos venezolanos, entonces más de una maestra (aficionada incluso) se atrevió a llenar estos vacíos. Apenas estábamos en las primeras estaciones, la mayoría de los libros de literatura infantil venezolana aún permanecían neonatos. Cuando me dispuse a incursionar en el estudio y oficio de la literatura infantil venezolana, hace unas décadas, no era fácil ni siquiera encontrar libros y referencias de los autores. Recuerdo que compraba libros para compartir con mi hija mayor, casi todos obras españolas, por lo que María Elisa comenzó a expresarse en un lenguaje que reflejaba el poder de esas lecturas, un día cuando planificábamos un paseo con algunos amiguitos, me preguntó: -Mamá, ¿vamos a buscar a los chicos en el coche? Sin ningún tipo de localismo mezquino y limitado, porque preconizo la universalidad del conocimiento, me intrigaba pues dónde estaba la literatura de venezolanos para venezolanos y de qué se ocupaba más allá de las páginas de los textos escolares. 1978 me dio la primera clave, con la creación de la Asociación Venezolana de Literatura Infantil y juvenil (AVELIJ) que abrió el panorama de caminos hacia otras perspectivas. ¿Recuerdan las frases “Hacia un niño creador, crítico y participativo” y aquello de “el desarrollo bio-psico-social”? Frases como estas marcaban el inicio de una visión multidisplina- ria en torno a la literatura infantil venezolana. En las programaciones se debatían los eternos temas de la literatura para niños, pero esta vez


a la luz de la venezolanidad: la escuela, los docentes, los padres y sus niveles lectores, la lectura funcional, la enseñanza de la lengua y la literatura, los materiales impresos, el papel de los medios de comunicación, el niño como lector y productor de textos, etc. etc. etc. La celebración, en 1979, del Año Internacional del Niño, fue una ocasión propicia para promover encuentros, foros, seminarios y reuniones, a donde no sólo acudían escritores sino que se iba diversificando el temario en función de otros interesados. De esta manera pudieron reencontrarse ilustradores, editores, investigadores, periodistas, bibliotecarios, docentes y hasta niños. Me sumé, también en Barquisimeto, al “Movimiento Nosotros con el Niño”, fundamos el Grupo de Educación Creativa, levamos las anclas de “Barquito”, el encarte infantil dominical del diario “El Impulso” y, en los eventos, temarios y boletines que, como miembro, ya me vinculaban a AVELIJ, reuní un directorio de mucha utilidad en los años siguientes. En esa época yo comenzaba a trabajar con niños y dirigí los trabajos que me solicitaban en el post-grado de Docencia Universitaria a la literatura infantil venezolana, una buena excusa para sumergirme en el tema que me apasionaba. Fue imprescindible ubicar entonces los estudios de Efraín Subero, quien se había dedicado (como aún se dedica con mérito y ahinco) a investigar y compilar la obra de quienes trajinaban este camino de aventuras, incluso los que recién formaban filas. Mis indagaciones no fueron mucho más allá, porque había realmente poquísima obra registrada y publicada, entonces contacté a Velia Bosh, Jesús Rosas Marcano, Beatriz Mendoza Sagarzazu, Carmen Delia Bencomo, Aquiles Nazoa, Mariela Arvelo, Marisa Vannini, Carlos Izquierdo, Carmencita Mannarino y Ligia Bianchi, les hice algunas entrevistas y, además de lograr un panorama de lo que se estaba haciendo, todos ellos se quedaron arraigados en mis afectos.

Desde esa época se comienza a desarrollar, con acuciosa y reconocida responsabilidad de oficio, la tarea de los actores de la literatura infantil venezolana. Cósimo Mandrillo, Carlos Noguera, Aurora Lacueva, Manuel Bermú- dez, Cecilia Cuesta, María Luisa Lázzaro, María Elena Maggi, Griselda Navas, Norma Odremán, Laura Antillano, Norma González Viloria, desde una perspectiva académica, se dedican a sentar fundamentos que conforman los lincamientos teóricos que otros han continuado, bien sea en estudios de investigación, iniciativas editoriales o programas de promoción de lectura. Virginia Betancourt, Carmen Diana Dearden, María Beatriz Medina se encuentran en el proyecto del Banco del Libro. El Mácaro se constituye en un centro referencial para que maestros y bibliotecarios asimilen y divulguen estrategias de promoción de lectura. Javier Villafañe, María del Pilar Quintero, Pilar Almoina, entre otros, se dedican a recopilar tradiciones orales para volcarlas literariamente. Enriqueta Torres, Ivonne Rivas, Fanuel Díaz, Blanca de González y yo, viajamos por todos los rincones del país, como una troupeé de juglares de la palabra, brindando Talleres de Literatura Infantil a maestros, promotores de lectura, recreadores y bibliotecarios. Armando Carias se toma en serio el espectáculo para niños, basado en verdaderos guiones literarios y con su “Chichón” asume la paternidad de un trabajo teatral y musical sin precedentes. Y gracias a los esfuerzos editoriales de difusión y divulgación de la obra de autores venezolanos, los ilustradores, diseñadores y diagramadores -ya formados profesionalmente- ocupan dignamente su espacio y contamos con hermosas e impecables colecciones y ediciones de literatura infantil. Mis queridos entrevistados de años atrás (los que ahora escriben desde las nubes y los que nos siguen acompañando), están en mi ya abultado directorio de creadores venezolanos (muchos de los arriba mencio enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 73


nados) y a la par de escritores cautivadores como lo son Armando José Sequera, Mercedes Franco, Luiz Carlos Neves, Yolanda Pantin y otros más recientes como Jacqueline Goldberg, Carlos Ildemar Pérez, Mireya Tabuas y Rafael Rodríguez Calcaño. Los pequeños lectores tienen hoy, además, la oportunidad de “hacerse amigos” de autores consagrados como Salvador Garmendia, Caupolicán Ovalles, Adriano González León, Orlando Araujo y Eugenio Montejo, por la iniciativa de editoriales que han publicado sus textos para ponerlos en las manos y en los sueños de los niños. Asistimos con entusiasmo al encuentro con las generaciones de relevo, algunos de los cuales nos acompañan en este Foro. Xavier Sarabia, Carolina Rodríguez, Fedosy Santae- lla, Tomás Onaindia, Slavko Zupcic, Sashenka García y Marianela Balbi. Con idéntica fruición vemos a la literatura infantil ocuparse de la radio, las revistas (impresas y electrónicas), la prensa, el cine, la animación y el ciberespacio, como debe ser. Debe abordarse, sin tardanza, la música para niños. Tenemos valiosos antecendentes, como la experiencia de Ana Mercedes Asuaje, quien musicalizó poemas del poeta Rugeles; igual acierto ha tenido el maestro Alberto Grau musicalizando, para grupos corales, letras de reconocidos poetas venezolanos que han escrito para la infancia y, más recientemente, la agrupación El Taller de los Juglares, dirigido por Bartolomé Díaz, musicalizó los poemas del libro “Chamario”, de Eugenio Montejo. Mi propia experiencia con cuentos, adivinanzas y poemas convertidos en juegos musicales y canciones, partió de la necesidad de propiciar un acercamiento a la dimensión mágica de la palabra a través de la música y afirmo -con toda certezaque ha sido gratificante y provechosa, para los niños y para la literatura. Música, letra, lectura y re-escritura permite a los pequeños iniciarse como lectores y creadores a través de 74 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

una vivencia lúdica, sensible y socializadora. La tribuna de este encuentro valenciano ha servido para intercambiar ideas con los escritores y editores asistentes, surgiendo un planteamiento singular: visto que tenemos extraordinarios músicos (en su mayoría egresados del movimiento de orquestas infantiles y juveniles) ¿por qué no promover concursos para que los músicos conviertan en cantos y canciones algunos cuentos y poemas de nuestros escritores dedicados a la infancia? Bien ocupada está y estará la literatura infantil venezolana ya en el siglo XXL Ocupada, como quizá pensó Amenodoro Urdaneta, en “amistarse” y “ganarse” no sólo la buena voluntad de la infancia lectora, sino también el futuro que estos niños van a construir, por la gracia del sentido revelador y mágico del Verbo que conjuga con amor, humor, suspenso y poesía la sensibilidad hacia los seres, el mundo y el cosmos. Gianni Rodari, en el prefacio de su “Gramática de la fantasía” menciona “el valor de liberación que puede tener la palabra”, la apropiación de las palabras, bien sea al leerlas o al escribirlas, al recrearlas o reinventarlas, al padecerlas o gozarlas. Rodari se refiere al acierto de los niños que juegan, juegan yjuegan siempre, sensorializados y sensibilizados consigo mismo y con su entorno. Quiero soñar, extendiendo la noción de Rodari, referida a la escritura creativa y afirmándola en la ocupación que nos lleva a ocuparnos de la literatura infantil venezolana: sus actores ejercemos la palabra “No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”. Y, por último, reciban mis disculpas si en este “paneo” he obviado algunos nombres, pero el título del tema a desarrollar desbordó mi memoria y fue inevitable recordar a quienes se han ocupado de la literatura infantil en Venezuela. Con mucha admiración y con mucha esperanza.


Notas

(*l)Jesualdo, La literatura infantil. Editorial Losada S.A. Buenos Aires, 1982. Séptima Edición. Pág. 30

Poesía venezolana para niños. Breve paseo temático

Bibliografía

María Elena Maggi

Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Ediciones Colihue/ Biblioser, Buenos Aires, 1996, 2da. Reimpresión.

Rosario Anzola (Barquisimeto- Edo. Lara, 1950) Escritora y profesora de Literatura,especialista en Literatura Infantil y cantautora de música para niños y niñas. Ha ejercido la docencia en todos los niveles de la educación. Actualmente es Vicepresidenta de la Fundación Cultural Provincial;Coordinadora del Proyecto Papagayo. Autora de: El niño que soy (Fondo Editorial Orlando Araujo, 1989),¡Encontré una moneda! (Publicaciones Banco Central de Venezuela, 1991), El niño de las calas (Editorial Arte, 1991 ),Chirriquiticos (Taller de Ediciones Rayuela, 1998),Canto a los niños del tercer milenio. (Fundarte, 2001), en lo relacionado con su obra discográfica resaltan las producciones: Rosario Anzola canta cosas de los niños (Producciones Musicarte, 1987), Rosario Anzola, canciones para jugar (Producciones Musicarte, 1988). Cóctel de frutas. USIACURÍ. Caracas, 2004.

Uno de los temas y de los géneros de los que se ocupa la literatura para niños es el de la poesía, un tema y un género que, entre nosotros, ha sido y es hoy un tanto soslayado, desprestigiado, asociado a la cursilería, la mojigatería, la rima fácil, pero que también es, seguramente por éste y otros motivos, de los menos conocidos. Justamente por eso y porque durante los últimos meses del año pasado, pude concretar una vieja aspiración de preparar una pequeña antología de bolsillo, de poesía para llevar en el bolsillo, que he querido abordar aquí y compartir con ustedes: un breve paseo temático por la poesía para niños escrita en el país. Su gestación, producto de años de gozosa lectura e investigación, se debe tanto a la pura y simple intención de celebrar la palabra poética, como a una preocupación y necesidad de responder a realidades confrontadas en el medio educativo, al trabajar con docentes y bibliotecarios de nuestras escuelas públicas. La primera de ellas es la opinión un tanto generalizada, de que no existe poesía venezolana para niños, la segunda: la afirmación, en mi opinión más equívoca aún de que a los niños no les gusta la poesía, que es un género que no les interesa; la tercera y la cuarta -según mi punto de vista más cercanas a la verdad, lo que seguramente ha alimentado las dos afirmaciones anteriores se resumen en la carencia de libros sobre el tema, y en el poco espacio que se da a la poesía en nuestras aulas, a veces por falta de material, y otras, por el desconocimiento o por el temor de muchos docentes que se sienten poco preparados para abordarla y entregarse a su lectura con libertad, fuera del dictamen o dictadura de un programa de estudio, un libro de texto o una guía de interpretación. enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 75


Y es que ocho años de trabajo con escuelas públicas del país a través del Proyecto Papagayo de la Fundación Provincial nos han demostrado (a todo el equipo de facilitadores) no sólo que a la mayoría de los niños les gusta la poesía, y que a muchos maestros -tal vez a más de los que suponemos- también, sino que tal y como lo han afirmado grandes poetas y pensadores: la poesía es un ingrediente imprescindible para sensibilizar, expresar, comunicar, dialogar, compartir, interiorizar, reflexionar, confrontar, examinar, crecer y madurar, en fin, que es un alimento necesario, según muchos imprescindible, para la vida, pues como dice George Jean en su conocido libro sobre la imaginación infantil, son esos “sueños activos de los poetas" los que permiten “una aprehensión más viva de la realidad múltiple del mundo por parte de los niños y los hombres” (1). Los estudiantes participantes de Papagayo muchachos entre los 9, 10 y 11 años la mayoría, pero que pueden llegar a los 15 y 16 - leen poesía, y no sólo leen sino que escriben una gran variedad de textos o composiciones líricas: además de los juegos de palabras y divertimentos como trabalenguas, retahilas o rimas cómicas, a los que de por sí y naturalmente se inclinan, escriben adivinanzas de una gran diversidad y belleza, cultivan con entusiasmo nuestras composiciones tradicionales como las coplas, las décimas y los corríos, escriben conjuros o sortilegios, canciones y rap, han inventado también sus propias fórmulas casando algunas de las anteriores como las “coplaadivinanzas” o los “versicuentos”, y escriben muchísimo poemas -entre los que abundan los dedicados al amor- apropiándose también de formas que podríamos considerar un poco más sofisticadas como son los ideogramas, los caligramas, los aforismos las greguerías, y llegando a expresarse con verdadera sutileza, tal como la que puede verse en el poema titulado Los sueños de Brenda Barito, una niña de una escuela de Carayaca, de once años de edad:

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Los sueños son como gotas de rocío que caen y se esparcen, dándole alegría a los días y dejando a las flores suspirar. (2) Adolescentes que a través de la poesía abordan temas como el paisaje, la vida rural, los animales, la familia, el amor, pero que también hablan sobre la las necesidades, el hambre, la droga, la violencia, la muerte, que muestran su preocupación y sentido de pertenencia en textos como “Hechizo para hacer una Venezuela mejor” o “Brebaje para tener a nuestros héroes en el corazón”. Y que al ser entrevistados sobre su experiencia de escritura, responden frases como ésta de Verónica, una estudiante del estado Anzoátegui: Aprendí el valor de la escritura, el poder expresar mis sentimientos por medio de las letras, poder decir todo lo que tú sientes... escribir algo es como hablar con una persona, contar todas tus cosas ¿no? es como hablar con alguien que te escucha, que te escucha calladita y comprende todo lo que dices, que no te critica nada, eso es lo que más me quedó, el poder valorar la escritura (Anzoátegui, V V, 1 0 EMD, Ganadora

nacional 1998/1999). Entonces últimamente más estimulada por esta experiencia de contacto con niños y jóvenes que acogen la poesía con entusiasmo y de maestros que desean contar con un mayor repertorio de poesía venezolana para niños, preparé una selección de poesía a la que he dado el título de A la una la luna (3), primer verso de Letras para mi primera lección de piano del admirado poeta venezolano Aquiles Nazoa, fundamentalmente porque reúno allí poemas breves -de una, dos estrofas a media cuartilla la mayoría- que tienen también un acento musical. Son setenta y dos poemas de treinta y seis autores -treinta y uno de ellos venezolanos y cinco nacidos en el extranjero, pero


que han publicado y hecho vida en el país-, agrupándolos en secciones temáticas, a través de una experiencia editorial en la que los textos prácticamente se fueron organizando ante nuestros ojos, según los contenidos más frecuentes, es decir, de acuerdo a los temas con los que evidentemente nuestros poetas se han sentido más afines a lo largo del tiempo, y que en principio nos conduce a nueve áreas temáticas: - El paisaje: lagarto verde, gris... (título tomado de un poema de Angel Miguel Queremel) reúne versos sobre el paisaje y los elementos de la naturaleza: la luna, la madrugada, las estrellas, la lluvia y el verano, de autores como el propio Queremel, Velia Bosh, Efraín Subero y Miguel Ramón Utrera. - Para los árboles y las flores: tal como lo dice el enunciado, son versos a la amapola, al espino, la hierbabuena y los árboles, de Rafael Olivares Figueroa y Carlos Augusto León, entre otros. - Del mar y los marineros: canciones o breves versos sobre la arena y las olas, el puerto, la partida, los temporales y los animales marinos, de poetisas como Esther María Osses y Beatriz Mendoza Sagarzazu. -Juegos, rondas y risas: juegos de palabras y temas como las diversiones infantiles y el humor, entre los que destacan los poemas de Eduardo Polo y de una novel autora como Marina Araujo. .- En la cocina: textos que hablan de la cotidianidad de la comida y de los ingredientes o los oficios de la cocina, de autores algo olvidados como Morita Carrillo y de otros todavía poco valorados como Jesús Rosas Marcano. - En el país de las maravillas: poemas protagonizados por los personajes de los cuentos de hadas, magos, duendes, príncipes, sapos y brujas, entre los que se incluyen escritores tan distantes en el tiempo como Andrés Bello y Marielba Núñez. - Esos señores los animales: por supuesto, una de

las secciones más ricas, con poemas en la que se canta tanto a los pequeños insectos del jardín, la tara, la hormiga o el ciempiés, como al rabipelado, el mono y la pereza, y que incluye también cuentos en verso de autores como Francisco de Sales Pérez, Fanny Uzcátegui, Aquiles Nazoa y Rosario Anzola. - Bajo la estrella encendida: la Navidad: textos que celebran la festividad más importante entre nosotros, entre los que brilla especialmente Manuel Felipe Rugeles. - Para finalizar con la sección ¿Y el amor? que incluye este tema universal y eterno, en las voces de los contemporáneos Luiz Carlos Neves, Jacqueline Goldberg y Montserrat Rull, que nos hablan de miradas, pensamientos, novias y claveles. Temas que, a su vez, esconden o asoman otros temas, como el de la infancia, la nostalgia, la paternidad, el tiempo, la eternidad o la muerte, bajo una gran diversidad formal y estética que abarca desde la poesía clásica o tradicional, escrita bajo estrictas leyes estróficas y métricas, y el legado del romancero, hasta la poesía de verso libre, el aforismo y el haikú. Con la intención de ofrecer un tipo de acercamiento más informal y lúdico, nos ceñimos a un orden temático y no al cronológico de autores, pero sin embargo, tal y como se puede comprobar por los escritores mencionados y las notas bibliográficas que aparecerán al final de la obra, la selección comprende desde autores que marcaron los orígenes de la literatura venezolana hasta escritores contemporáneos. Textos de un poeta clásico del siglo XIX como Andrés Bello y de quienes publicaron a partir de las primeras décadas del siglo XX, como Jacinto Fombona Pachano, Angel Miguel Queremel, Rafael Olivares Figueroa, Luis Barrios Cruz y Manuel Felipe Rugeles, Poetas que publicaron a partir de los años sesenta y setenta, más conocidos por su obra para adultos, como: Alberto Arvelo Torrealba, Miguel Ramón Utrera, Car enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 77


los Augusto León, Andrés Eloy Blanco, Vicente Gerbasi y Fernando Paz Castillo, e incluso de un escritor más conocido como narrador como es Oscar Guaramato. Textos de un grupo de mujeres como Morita Carrillo, Luisa del Valle Silva, Ana Teresa Hernández, Carmen Delia Bencomo, María Esther Osses, Flor Roffé, Beatriz Mendoza Sagarzazu, Marisa Vannini, Josefina Urdaneta y Fanny Uzcátegui que impulsaron el género. De autores más conocido por sus estudios sobre Literatura Infantil Venezolana y Latinoamericana como Efraín Subero y Velia Bosch, y de destacados poetas como Jesús Rosas Marcano y Aquiles Nazoa, que hoy en día se revelan como máximos exponentes de nuestra poesía infantil, en textos, a veces líricos, a veces humorísticos, que en parte han sido rescatados por los editores para este público específico. A ellos se unen nuevas voces poéticas como las de Rosario Anzola, Luiz Carlos Neves, Montserrat Rull, Marielba Núñez, Marina Araujo, y Eduardo Polo, que según nota bibliográfica es un joven licenciado en letras que trabaja en la Unesco, pero que a decir verdad es un nuevo heterónimo utilizado por nuestro reconocido poeta Eugenio Montejo, para firmar su Chama- ño, libro en el que nos ofrece poemas ingeniosos, divertidos y hermosos, construidos a la manera de los Limerick ingleses, que nacen, como gran parte de nuestra última poesía infantil, bajo la influencia de puros y grandes líricos (Olivares Figueroa, Rugeles, Utrera) y la confluencia del juego y el humor, como bien lo reflejan los poemas con cuya lectura queremos concluir:

La pereza

Hija de un bostezo nieta de una almohada la pereza cuelga bajo la enramada. En un mismo sitio duerme todo el día, 78 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

igual si es de noche o si es mediodía. No sale a pasear ni a ver las estrellas. Sólo ronca y ronca La pobre doncella.

Fanny Uzcátegui

La bici sigue la cleta

La bici sigue la cleta por una ave siempre nida y una trom suena su peta... ¡Qué canción tan perseguida! El ferro sigue al carril por un alti casi plano, pero el pere sigue al jil y el otoño a su verano. Detrás de hori va el zonte, detrás del ele va el fante, corren juntos por el monte y a veces más adelante. Allá se va la canción en un aero, todo plano, y con ella el corazón escrito en caste muy llano. Eduardo Polo (Eugenio Montejo)

Cuento de la risa

Voy a contarte estos cuentos, que oí por casualidad tienen como condimento mucha risa y bla, bla, bla. Estaba en un hoyo un oso buscó sacarlo un rajá, pero el rajá cayó al foso, que risa me dio ja, ja.


Corté la pata a la mesa y por eso me alejé cayó el plato, ¡qué sorpresa! que risa me dio je, je.

3. A la una la luna. Poesía venezolana para niños. Edición y

selección de María Elena Maggi, de próxima publica ción bajo el sello Zaratán Libros.

Puse una trampa con agua y un amigo se mojó, mejor busco mi paraguas, que risa me dio jo, jo.

María Elena Maggi (Caracas) Licenciada en Letras de la UCV, hizo cursos doctorales en Literatura Española en Barcelona (España). Fue directora de la colección Primera Dimensión de MonteAvila,y de las ediciones infantiles de editorial Playeo. Está dedicada a la investigación de los orígenes y el desarrollo de la Literatura Infantil en Venezuela y también a la edición de libros para niños. Autora de: ¿A quién no le gusta leer? (2005).

Le pregunté cómo estaba y me contestó ummju, el pobre no entendió nada, que risa me dio ju, ju. Es mejor tomar el té dije un día que me aflijí, pues puse sal al café, que risa me dio ji, ji. Se acabaron estos cuentos mejor continúas tu, ya no tengo más inventos deja,je,ji,jo, niju. Marina Araujo

Fedosy Santaella, Rosario Anzola, María Elena Maggi, Avilio González y Elisabel Rubiano.

Nuestra invitación es para que los adultos maestros, padres, abuelos, promotores y animadores de lectura-, compartan la lectura de la poesía con los niños y jóvenes de la manera más espontánea, natural y placentera, es decir, que vivan de la mano de nuestros poetas, de los que escribieron antes y de los que escriben hoy, la experiencia única de encontrarse, reencontrarse y reencontrarnos en uno de los mejores lugares posibles: el lugar de la poesía. Notas

1 .Jean, George. Los senderos de la imaginación infantil. Los cuentos, los poemas, la realidad. México: Fondo de Cultura Económica. 1990. 2. Lo que escriben los niños. Caracas: Fundación Provincial. 2003.

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¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Avilio González

¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Vale decir qué escriben los que escriben deliberadamente o no para niños, niñas y jóvenes, de allí que si hacemos una visión panorámica -para no entrar en la génesis de la literatura infantil venezolana- podemos observar que si bien en sus inicios se ocupó del didactismo y la lectura obligatoria escolar, en la actualidad se observa un giro en la narrativa venezolana, diversos autores y autoras nos han sumergido en temas sobre la muerte, el abandono y la realidad de la familia, sobre el amor, el sexismo, otros que rayan en el realismo social, de la reescritura de nuestras leyendas populares tradicionales, así como también la ficción histórica. Ante lo expuesto y dada la invitación a reflexionar sobre el tema de la Mesa, quisiera hacer un breve panorama de diferentes obras, donde autores diversos han tocado temas que por su originalidad en el tratamiento del mismo nos pueden abrir un camino para que en un futuro y con investigaciones y ensayos sobre la literatura infantil venezolana que están por realizarse puedan colocar a nuestros autores en el lugar que le corresponde en el ámbito internacional y así hablar de un canon literario de la literatura infantil venezolana con identidad propia. Lo anterior nos lleva a reflexionar y delimitar lo que es una obra para que esta sea literaria, por tanto esto nos cierra el corpus de lo que comúnmente “pasa” como literatura infantil y que en realidad no lo es, tenemos entonces que una obra es literaria “cuando abandona su carácter de instrumento para transformarse en un fin en sí misma.” Más aún “Es literaria toda lectura no funcional, la que satisfaga una necesidad 80 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

cultural no utilitaria” (Escarpit, 1962), la reproducción de mundos imaginarios es la base que puede sustentar cualquier intento implícito que se establece en la relación (autor) obra - receptor y sus efectos transformadores. No se trata de un género menor.

El mundo editorial, lo que hay y lo que no existe...

Considero también que antes de preguntarnos de qué se ocupan los autores, hay que pasar revista al mundo editorial, este sector es en definitiva el que marca pautas en lo que consideran debe publicarse, allí hay un vacío -pese a los intentos que se están haciendo- la producción aún es escasa, las grandes editoriales que manejan el mercado del libro arrastran también las ventas de títulos de sus fondos ya sea infantil o juvenil, en su gran mayoría traducciones, a ello se le suma los pocos concursos y Premios que se realizan, a la fecha sólo dos tienen ya una data histórica el de la Fundación Cultural Barinas y el “Canta Pirulero” del Ateneo de Valencia, de allí han surgido publicaciones muy bien cuidadas de autores noveles y otros conocidos. Más recientemente el Premio Salvador Garmendia auspiciado por Playeo Editores, también ha dado buenas obras, conocemos el largo peregrinaje de autores cuyas obras duermen en los archivos de muchas editoriales. En la actualidad las iniciativas que ha lanzado la recién creada editorial El perro y la rana en su colección infantil inicial y posteriormente la de Caminos del sur representan un esfuerzo editorial en la promoción de nuevos autores e ilustradores, ese esfuerzo se une al relanzamiento de la Colección Primera Dimensión de Monte Ávila al editar en los dos últimos años un significativo número de títulos que abren perspectiva para el análisis y estudio del panorama actual en el mundo de la literatura infantil y juvenil venezolana.


Sobran también las buenas intenciones que no pasan más allá de un sinfín de publicaciones de poca calidad literaria, y que bajo la vieja conseja de “que se vende” y eso es lo importante, o bien la que dice “Bueno, es su primer libro”. Y los autores qué...

Los autores venezolanos, de lo que hay y se encuentra... En los años ochenta Ediciones Ekaré asume la edición de obras que de muchos autores que habían realizado un trabajo encomiable en la recopilación de cuentos y leyendas populares, entre las que se destaca las obras de Rafael Rivero Oramas, Pilar Almoina, así como también la del entrañable Aquiles Nazoa, esfuerzo editorial que se unía a las ya clásicas narraciones indígenas. Entrada la década de los noventa se percibió la existencia de varios autores que comenzaron a conocerse a través de las editoriales como Monte Avila y otras de las autollamadas alternativas, aparecieron nombres como los de María del Pilar Quintero en la desaparecida Tinta, Papel y Vida con Ar- calía, la gran tejedora y Uribe, la madrina de las palabras, obras arquetípicas de la imagen femenina, posteriormente se conocieron otras narraciones a través del sello Nuestra América, de igual manera la Editora Isabel de los Ríos insurge con la publicación de Luiz Carlos Neves, ganador en ese período de casi todos los premios que se convocaron en narrativa, poesía y teatro, al igual que las de Armando José Sequera, ambos han continuado su producción y publicado numerosas obras en distintos sellos editoriales. Y que decir de la poesía, esta espera por un resurgimiento para no decir que resucite, a no ser por el poemario Chamario de Ediciones Ekaré, de Eduardo Polo que no es otro que Eugenio Montejo, atrás quedaron en nuestra memoria, los poemas del poeta Jesús Rosas Marcano, de Manuel Felipe Rugeles y su Canta Pirulero.

El teatro tiene dos exponentes en la actualidad Luiz Carlos Neves con un sinfín de obras para representar, muy originales, divertidas y que recrean el mundo cercano de los niños y niñas, y Henrriette Arreaza con las obras que han bebido de nuestros pueblos indígenas, al igual que los Teatritos Cuatro obras para un teatrito y Pollito Pito para hacer teatro, ambos seleccionados para Bibliotecas de aula y bibliotecas escolares de 2006-2007 por la Secretaría de Educación Pública de México. Es importante destacar el trabajo de recopilación de obras de teatro para niños realizado por un equipo bajo la coordinación de Armando Carias, una antología publicada por el FIDES y distribuida el 2005.

La vieja discusión entre realidad y fantasía...

“La fantasía no está en oposición a la realidad, es un instrumento para conocer la realidad, es un instrumento que hay que dominar. La imaginación sirve para hacer hipótesis y también el científico necesita hacer hipótesis, también el matemático lo necesita y hace demostraciones por absurdo. La fantasía sirve para explorar la realidad, por ejemplo para explorar el lenguaje, para explorar todas las posibilidades para ver qué resulta cuando se oponen las palabras entre sí.” (Gianni Rodari, Gramática de la fantasía)1 La existencia de dos polos en la actualidad es evidente, mientras hay autores en los que podemos conseguir una producción continua, permanente y sostenida, donde predomina el hecho literario, hay otros -mayoritariamente diría yo- en los que rinden culto al cultivo de la literatura como género menor, allí encontramos lugares comunes sobre: cuentos ambientalistas, la familia, personajes planos, poca originalidad, estereotipados, temas banales, lecturas que lo dicen todo... enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 81


Breve panorama sobre obras paradigmáticas... Viajes y aventuras Las aventuras de Miguel Vicente Pata Caliente. Orlando

Araujo. Monte Avila Editores. Caracas. 1997. [1ra edición 1977] “Esta es la historia de Miguel Vicente un pequeño limpiabotas muy caminador y amigo de conversar con todo el mundo. Miguel Vicente “Pata Caliente”, le decía en el barrio donde habitaba, un cerrito lleno de ranchos desde el cual se veía Caracas, allá abajo, con sus grandes edificios, sus quintas rodeadas de árboles y su inmensa montaña que se tragaba las nubes allá arriba. Esta obra paradigmática de Orlando Araujo, se asienta en los sueños de Miguel, en sus aventuras y viajes que

La muerte

Una señora con sombrero. Jacqueline Goldberg.

Monte Avila Editores. Caracas. 1993. “I

La muerte es una señora pequeña que columpia su sombra bajo las matas del patio No tiene voz sus ojos son relámpagos en la casa de mis sueños II Entra despacio se quita el sombrero su cabellera baja por todos los ríos Nadie pensaría en tenerle miedo Con sólo mirarla el mundo es una caja de joyas en la soledad de la noche” 82 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Las aguas tenían reflejos de plata. Laura Antillano. Alfaguara. Caracas. 2001. Novela de ficción histórica, antes Diana en la tierra wayuú que ya pasa de mas de 20.000 ejemplares vendidos.

Realidad social / La familia

Emilio en busca del enmascarado de plata. Laura Antillano. Monte Ávila Editores. Caracas. 2005. Novela que se adentra en la realidad de la familia, el abandono, y de cómo Emilio tiene presente siempre la figura del padre ausente y quiere ser escritor. Una novela que no sólo por lo conmovedor del relato, aborda un tema difícil de educación ciudadana y moral, desde la narración de un diario, el protagonista va construyendo con la palabra y fabulando un retrato de la familia en su realidad, donde predomina la estética literaria...

Realidad social

El hombre de las almohadas. Antonio Castro. Vicepresidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas. 2001. Ira edición 1996. “Érase una vez un hombre que vendía almohadas. Ese era su trabajo. Así se ganaba honradamente la vida. Cuando salía a la calle sólo se le veían los pies, las manos y la cabeza. El resto de su cuerpo desaparecía debajo y tras las almohadas...”

Estas obras marcan un hito en la literatura infantil venezolana, hoy avanzan las editoriales nacionales oficiales y privadas en la edición y creación de nuevas colecciones que nos hace pensar en un futuro promisorio para nuestros narradores, poetas y dramaturgos que asuman la responsabilidad de escribir para niños, niñas y adolescentes una literatura sin hacer concesiones a lo realmente literario. Y terminaría expresando un deseo, me gustaría leer de los escritores(as) que se ocupan de la literatura infantil, novelas de ficción


histórica que recreen episodios y epopeyas de nuestra gesta heroica, de las culturas de nuestros pueblos indígenas, eso sí, nada de maniqueísmo y/o panfleto, obras que contribuyan a forjar nuestra identidad, de igual manera para recrear y gozar la lectura, me divertiría leyendo novelas y cuentos policiales, enigmáticos, de terror con nuestro encanto y embrujo caribeño, obras para todos los gustos. “Las aventuras que intenten encontrar un motivo en esta narración serán procesadas; las que intenten encontrarle una moraleja serán desterradas; las que intenten descubrirle una trama serán fusiladas”. (Mark Twain en Las aventuras de Huckleberry Finn, 1885.)

Bibliografía

Colomer, Teresa (2005) Andar entre libros. Fondo de Cultura Económica. México. Miretti, María Luisa (2004) La literatura para niños y jóvenes. El análisis de la recepción en producciones literarias.

Rosario (Argentina). Homo Sapiens. Avilio González Tineo

(Caracas, 1953) Editor, maestro, bibliotecario escolar, recopilador. Se ha dedicado a la edición de libros para niños y jóvenes. Participa en procesos de evaluación y selección para biblioteca de aula y escolares del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Ha publicado: ¡A que no me la adivinas! Repertorio de adivinanzas iberoamericanas (México,2005).

“La comunicación literaria se produce desde el inicio y lo que progresa es la capacidad de construir sentido a través de las vías señaladas. Ello sostiene la idea educativa de que la formación lectora debe dirigirse desde su comienzo al diálogo entre el individuo y la cultura, al uso de la literatura para contrastarse uno mismo con ese horizonte de voces, y no para saber analizar la construcción del artificio como un objetivo en sí mismo, tal como señalábamos antes. El trabajo escolar sobre las obras debe orientarse, pues, a desentrañar su sentido global, la estructura simbólica donde el lector puede proyectarse. La literatura ofrece entonces la ocasión de ejercitarse en la objetivación de la experiencia y aumenta la capacidad de entender el mundo. Tal recompensa es lo que justifica el esfuerzo de leer” (Colomer, p.84) Notas

(1) Conferencia “Scuola di Fantasía”, 17 de abril de 1974, publicada en Riforma alla scuola, vol. 27, N° 5, pág. 24. Traducción de Odette Smith. Texto citado en “Gianni Rodari: valores democráticos, realismo y fantasía", por Odette Smith. En Espacios para la lectura N° 3-4, pág. 12. Desde ahora VDRF. enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 83


Teatro como literatura para niños Ponentes: Rodolfo Porras, Moraima Rodríguez, Freddy Torres, Marcos Montero, Osvaldo Blanco. Moderadora: Rita Fernandes.

Lo efímero y la caducidad Rodolfo Porras

El teatro es y debe ser un arte que descansa en lo efímero, en lo que no se repite. Según esta afirmación, el hecho teatral en el siglo XXI agoniza entre paradojas insalvables. La tecnología (que dejó de ser un recurso para transformarse en un discurso insoslayable y tiránico) genera una serie de aparatos (Cámaras de video, de fotografía, grabadoras y hasta teléfonos celulares) al alcance de todo el mundo, destinados a perpetuar los acontecimientos, sean estos cotidianos o trascendentales. Aparatos que le otorgan un carácter uniforme al complejo devenir de la humanidad y le asigna destinos bastante inciertos. Estas máquinas dan la falsa sensación de apuntalar los recuerdos y hasta de suplir la memoria. Las nuevas tecnologías audiovisuales llevan consigo un mensaje explícito de progreso, adelanto, avance. Todo en ellas grita innovación, nuevos tiempos. Una expresión acabada de era tecnológica que define nuestros días. Quien no las utiliza es un dinosaurio. No hay celebración, viaje, ceremonia, espectáculo que no esté invadido por fotógrafos, camarógrafos de video y grabadoras digitales; que limitarán la percepción de la experiencia inmediata en función de recordar, más adelante, eso que no percibimos a plenitud, sino por retazos debido a que estos mismos aparatos robaron parte de nuestra atención. Asimismo pareciera existir un axioma que reza: sin multimedia cualquier evento es pobre y aburrido. La fotografía, el cine y el video han resultado enriquecedores para la humanidad. En muchas

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oportunidades se realizan en estos campos arte profundo y conmovedor. Comunican un universo prodigioso, pero ninguna de estas expresiones sirve piara apuntalar a los recuerdos y mucho menos para suplir la memoria. Son harinas de costales muy diferentes. La naturaleza de cada uno puede que se roce en algún momento, pero su andar es más bien paralelo. Ante esta tecnología los recuerdos desaparecen y se pliegan al testimonio impreso o audiovisual. En vez de memoria pasamos a tener registros documentales. El recuerdo es lo que filtra y alimenta los acontecimientos, de manera que siempre son dinámicos, se transforman, van adaptándose al devenir, a la valoración del entorno, a los anhelos y temores del individuo. Adquiere colores y matices nuevos mientras el tiempo transcurre. Los recuerdos tienen una vida propia que alimenta y texturiza la psique para abordar nuevos acontecimientos que luego, también serán recuerdo y que conforman la memoria de lo que somos y hemos querido ser.. El ladrillo que tramado junto a otros conforma el universo teatral, está hecho de la misma materia que conforma el tramado de la memoria y el recuerdo. El escritor teatral toma de la vida un acontecimiento y lo filtra, lo alimenta con otros acontecimientos que le son afines, va transformando los hechos lo adapta al devenir, a la valoración particular que le dicta su conciencia, su inteligencia y su sensibilidad; a través de sus propios recuerdos, de su propia memoria le va suministrando colores y matices, les insufla una vida propia. De manera idéntica actúa el director con el texto del dramaturgo: lo filtra, lo alimenta, va transformando los hechos... también el actor, a través de su personaje y de la


relación que establece con su entorno, realiza el mismo recorrido, filtra, alimenta, matiza, interpreta, transforma la propuesta del escritor y del director, otro tanto pasa con la música, la escenografía, la iluminación. Así se crea una red llena de imágenes que vienen de la memoria y hacia la memoria van. Todo está en función de establecer un vínculo con el público de una manera que con otro medio no se puede hacer. El fenómeno de comunión que genera el hecho teatral, ese momento en el que un grupo de espectadores, un grupo de actores, entran en un contacto íntimo, que permite el reconocimiento del otro, y sobre todo la percepción de uno mismo, es posible gracias a que lo que ocurre, ocurre en vivo. Lo que va a pasar -bueno o malo- va a ocurrir aquí y ahora. Nunca más se va a repetir. El espectador percibe la respiración, el sudor, el palpitar de esos actores, vive el desaliento de un traspié, la angustia de un parlamento olvidado, se recrea en la mirada de aquel que asumió un riesgo y salió bien parado, sintió un parlamento, un gesto, una situación o un silencio. El espectador sabe que la gente que lo rodea está sintiendo cosas similares. Comparte con ellos la exclamación callada, la risa franca y hasta alguna lágrima de compasión o de arrebato estético. Es la misma vivencia del actor. Sabe que su grito de triunfo no convenció a nadie o que su amenaza terrible pasó a ser parte del patrimonio del colectivo que asistió a la función. Ambos, actores y público, están haciendo fiesta de la memoria y construyendo juntos un recuerdo que será distinto para cada uno los presentes y que se irá transformando, enriqueciendo, matizando a medida que su devenir así lo disponga. Tenemos entonces que el teatro vive la paradoja de permanecer a lo largo de los siglos justamente por su carácter fugaz. El teatro responde a necesidades de lo humano muy particulares. Decimos que una

novela, un poema, una pieza cinematográfica o un retrato nunca es el mismo para alguien que vuelve a entrar en contacto con la obra. Aunque eso es completamente cierto, también lo es que esa mutabilidad se debe exclusivamente a la subjetividad del receptor. El texto literario, la película o la pintura -contengan la carga sujetiva que sea- no mostraran ningún cambio. Con el teatro es diferente, una función jamás será igual a otra. Si el espectador regresa, se enfrentará a otra obra por partida doble, la que ha transformado su subjetividad, su recuerdo y la que se ha transformado como consecuencia de la subjetividad de los actores. Y es allí justamente en donde descansa la máxima riqueza del teatro, lo que está aconteciendo es agua viva y única. Es la experiencia que se hace al alimón entre el público y los actores. Lo efímero como puntal de lo teatral, entonces, pareciera acercarse más a la economía de lo desechable que a la vieja producción de objetos, que se hacían para que fueran duraderos. Hoy “Todo es desechable y provisional” como asegura Serrat en una canción. Aquellas navajas de cacha nacarada, con las que el barbero solía acariciar una tira de cuero, eran compradas una sola vez en la vida, lo que significaba que el diseñador se pusiera metas de muy largo alcance, tratando de permanecer en la memoria del usuario aunque sea por lo bonito o clásico del modelo. Quien se decidía a formalizar su relación de pareja, bien frente a las leyes religiosas, bien la las leyes del estado, cogía un impulso que le permitiera la permanencia en el tiempo. Una vivienda era para toda la vida, igual que ciertos abrigos, ollas y vajillas. Sin embargo, la maquinaria de productos en serie, capaz de producir cientos de miles de lo que sea en poco tiempo, podía agotar la demanda muy pronto. Hacer objetos que duraran mucho condenaba a la inmensa producción en serie a permanecer en los almacenes ya que el consumidor no iba a volver a comprar lo que tenía en su casa vigente enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 85


y en buen estado. Así que nació el maravilloso mundo de lo desechable, maravilloso para los fabricantes -se entiende-, que vieron primero doblar y luego multiplicar por cien sus fortunas. El consumo, como eje central del capitalismo moderno, descansa en la caducidad de todo lo que produce. Desde la industria de la hojilla de afeitar, el automóvil, la computadora, pasando por la de la ropa, la manera de llevar el cabello, hasta llegar a las teorías políticas, económicas, artísticas y religiosas, generan productos que al salir al mercado ya están sentenciadas a perder vigencia, bien porque en cola ya está el modelo que lo sustituye o bien porque su atractivo es justamente su carácter desechable. Esto va conformando una visión generalizada de que todo dura y debe durar poco, y uno tiene que apañársela para adquirir el objeto sustituto, so pena de quedar varias generaciones atrás de cualquier cosa. Una vieja versión cinematográfica de la novela de HG Wells, utilizaba como recurso para mostrar el paso acelerado del tiempo, un maniquí que iba cambiando de forma de vestir aceleradamente, marcando el paso del tiempo con los cambios de la moda. Hoy no solamente cambian aceleradamente de ropa los maniquíes, sino que los mismos maniquíes cambian de diseño con períodos de caducidad cada vez más cortos. Y mientras más rápido ocurren los cambios el tiempo nos dura menos. Frente a esta esclavitud de lo desechable, el cine y el video, que son promesas de la perpetuidad, aparecen como opciones liberadoras más contundentes que el teatro. Sin embargo, esto es solo de manera aparente. Sin negar, y más bien celebrando, las enormes posibilidades que brindan estos medios, no podemos obviar que su carácter tecnológico media de manera indisoluble en su expresión. El lenguaje audiovisual se ha ido adecuando a las innovaciones técnicas. Así los primeros cineastas tuvieron que abandonar el lenguaje del cine mudo, más

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adelante tuvieron que abandonar la magia del blanco y negro. Y ahora se está abandonando el celuloide para darle paso al video digital. También en la temática comienza a tener un peso los efectos especiales, nos topamos a cada rato con películas que fueron escritas para poder utilizar el último grito de la tecnología. Por su lado el montaje cinematográfico le imprime a la historia un ritmo cada vez es más rápido. Tanto que a veces un plano de un segundo ya parece demasiado largo. Lo que nos hace ver que el cine y el video también han caído en la vorágine de lo desechable, de la caducidad, del cambio acelerado. Por la misma naturaleza del teatro, cualquier recurso tecnológico, está al servicio de la obra y casi nunca al contrario. De hecho, mucho alarde en esta materia suele generar sobre el escenario un matiz de artificialidad no siempre grato. Sea el público infantil o adulto, estamos hablando de una experiencia vital, en donde el ser humano constituye la materia prima, no el texto, no la escenografía, no los recursos técnico ni tecnológicos, es el espectador y es el actor. Lo demás funciona si está al servicio de esta relación, de lo contrario es completamente prescindible. El escritor del texto teatral tiene que tomar en cuenta esta relación casi religiosa entre el actor y el público. Cuando se escribe teatro no se está haciendo literatura, se está elaborando un texto al servicio del arte de lo efímero y de lo irrepetible. El director también tiene que tomarlo en cuenta, mientras más artificios agregue, mientras más se soporte en una parafernalia escenográfica y tecnológica, más lejos se coloca del fenómeno de lo teatral. Muchos escritores, productores y escritores han caído en la tentación de incorporar recursos audiovisuales, grandes escenografías y tecnologías de última generación, para competir con el cine y la TV y lo que han hecho es rendirle tributo a estos medios soslayando la verdadera


fuerza y atractivo del espectáculo teatral. Que es la sencilla y efímera relación humana de la que hemos venido hablando. Así cuando pensemos en teatro, bien para asistir a un espectáculo, bien para producirlo, dirigirlo o escribirlo, pensemos en lo efímero, en lo irrepetible no por novedoso sino por experiencia viva. Ese es el universo que convoca y al que no debemos desaprovechar.

Rodolfo Porras (Caracas) Director y productor teatral, articulista. Coordinador de Teatro de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, Creador de la puesta en escena de la gala inaugural en el XXV Festival de la Música del Caribe celebrado en Santiago de Cuba dedicado a Venezuela. Dirige la puesta en escena de"Tiempos de Maisanta" Ha publicado:Teatro Negro (2003).La lectura de lo cotidiano (Ensayo,Revista Nacional de Cultura 2004).

En cada palabra* una sonrisa, un canto Moraima Rodríguez Luis Rojas

Estos respiraderos se lo dedicamos a todos los niños y niñas de nuestra comarca visible, Aragua, para quienes la escritura es el río de sus sonrisas. Detrás de las palabras estamos. Ellas nos avistan, nos pronuncian y nos pronuncian desde adentro, nos destilan el agua del cuerpo. Las palabras se hacen labios y visiones entre las ventanas, calles y zaguanes. Un castellano fosforescente, como un pez, estrena nuestros sueños. Las palabras se abren desde el corazón dulce como la sonrisa de los niños a la hora del recreo, cuando la maestra con la voz del deseo, comparte, avisa la llegada de un nuevo día para sonreír en ese espacio donde las sonrisas no desaparecen jamás: La escuela. A veces guardamos silencio, porque detrás emergen las palabras, se asoman para dejarnos el más cálido deseo de emitir un saludo, un hasta luego, un adiós... Es cuestión de comprender que desde las palabras, el hombre reivindica la tan desgastada palabra amor, en nuestros niños y niñas cada día somos palabras como un credo, de nuestra boca pueda que salgan palabras para enternecer o para castigar. Tenemos una boca sólo para decir que nuestro alimento diario sin duda alguna, es la palabra. Con las palabras construimos un espacio cósmico para la conversa, para orientar el peregrinaje de los niños y niñas, que cada día esperan oír de nuestros labios, que vale la pena querer a este país que fue y está hecho de dulces y combatientes palabras, para redimirnos ante el pecado original de entender y comprender enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 87


que respiramos en la palabra, que sin ellas ningún espacio puede ser habitado. Con esta reflexión me atrevo a compartir la experiencia literaria que vivimos en el Estado Aragua con la puesta en marcha de los talleres de expresión literaria dictados en las escuelas y comunidades de nuestro estado. Es importante resaltar la importancia que ha tenido para nosotros la implementación de un taller denominado títeres y poesía para la viday la libertad. Se preguntarán porqué esa compañía, más adelante se darán cuenta. Les compartiré, que hoy contamos con 100 escuelas y sus centros de lectura, las cuales asesoramos cada quince días, compartiendo el trabajo literario y el teatro de títeres, realizado por los niños y niñas después de recibir el taller antes mencionado y 10 comunidades que también reciben el taller y el mismo asesoramiento, los fines de semana, el resultado ha sido la recopilación de textos literarios en un pequeño libro llamado “Palabras de Sonrisas, Vida y Libertad” el cual hoy presentamos como una muestra del trabajo amoroso y arduo con los maestros, niños, niñas y adolescentes de nuestras escuelas y comunidades. Ahora bien nuestro proyecto después de compartir los textos de Laura Antillano en cuanto al discurso literario de los niños y niñas, al igual que los de Luiz Carlos Neves, Mercedes Franco, Josefina Urdaneta, María Elena Maggi, en cuanto a la promoción de la lectura a través de la creación literaria, entramos en una nueva etapa después del Taller de Promoción de la Lectura, realizado en la ciudad de Maturín, con los poetas Luis Darío Bernal y Juan Antonio Calzadilla, con quienes compartimos la experiencia de la expresión literaria desde los libros Degustando la Lectura y

Modulo para talleres de Expresividad Literaria y poética, los cuales fueron y son herramientas complementarías para nuestro trabajo creativo en pro de contribuir, con la propuesta de la

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creación literaria, el enriquecimiento del gusto por la lectura y el amor por la palabra oral y escrita, para hacer de este mundo un lugar más querible, aceptable. Estoy escribiendo esta parte de la ponencia y por mi memoria transita el recuerdo de una mañana o tardecita cualquiera, en donde las palabras como las olas del mar y el golpe del río, tropiezan con esa página en blanco para darle vida a un morenito llamado Rony de la E.B.E. Inocencio Utrera, ubicada en una población del Edo Aragua llamada La Villa de San Luis Rey, que con tan solo 8 años escribe un cuento de cómo alimentaba su cotejito, para luego contar su historia a través de un títere, o a Ángela Sofía de la Escuela Estado Guárico de la población de Palo Negro y su cuento sobre la Abuela, o a Luna, es decir el poder decantador de las palabras de estos niños y niñas han logrado reivindicar un poco el discurso literario en la infancia, Las palabras son oleajes que se dejan venir desde la memoria y en voz alta como el trino de un pajarito, surcando el infinito cielo de nuestros afectos, por estas razones tangibles procuramos no fallar en el sencillo oficio de andar y cabalgar como el Ingenioso Hidalgo y Sancho Panza, en una Brasilia Negra. Año 76, emulando a Rocinante, La Babieca, la Poderosa, por cada escuela o comunidad, donde nos sonríen unos carajitos, habitantes de un país bonito, lugar donde cada día florecerán las sonrisas dejando por fin sepultados el egoísmo y la amargura. Parece un poco difícil esto lo del afecto, la palabra, los títeres y el gesto, sin embargo creo darles una salida, fíjense bien al mediodía, y cuando el sol camine hacia delante persiguiendo a las siemprevivas, allí encontrarán sonriente a Higinio, quien con esa mirada buscando una estrella en el infinito cielo te preguntará por Luis y los títeres, o a José Miguel, papagayo reluciente, dándome un beso oloroso a florecitas recién cortadas cuando vamos a visitarlos a su casa bonita la Escuela de Educación Especial,


si son especiales, y saben por qué: en todos ellos Higinio, José Miguel, Teresa, María Gabriela... los colores son, anillos mágicos del agua, es la tierra en sus manitas que como aves con flores y con frutos florecen en la grama de los parques, nuestras vidas, en ellos, son las trinitarias, las rosas, las violetas, la lluvia, las estrellas. Dejen algún día que las palabras escritas por sus manitas, toquen el anillo de sus vidas y fecunde el amor. Mil gracias a Orlando Araujo, Aquiles Nazoa, Don Julio Garmendia, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Jesús Rosas Marcano, Salvador Garmendia, Antonia Palacios, Andrés Eloy Blanco, Teresa de la Parra, Juan Sánchez Peláez, Aly Pérez, Laura Antillano y a todos aquellos por enseñarnos que el gesto más amoroso surge de las palabras. Y ahora pongámonos en marcha, porque la palabra sin los pasos es una palabra muerta, se refería Alí a la palabra militante, a la palabra de compromiso con la vida, ¿podrán existir dos tipos de palabras? Estoy convencido que toda palabra milita en algo, o en alguien, compromete y se compromete a sí misma. Va y viene, traída por los labios en apenas un susurro, en un potente grito, en una canción, en un poema, en la palabrota del hombre y de la mujer sencilla de ese pueblo que se despierta antes que el sol, en la frase amorosa, en el ayayay, que me muero de media noche en la hamaca de Andrés Eloy Blanco. Cuando nombro la poesía, nombro al hombre, vale decir el hombre es poesía, y si ésta es palabra, el hombre es su palabra; la escribe, la suelta al viento, o se la guarda en su corazón, pero aún en ese íntimo espacio, es palabra, es el Arlequín y la Colombina. Mientras hablamos de la palabra, intentaremos hacer con estos inocuos materiales un títere ya que al fin y al cabo, para hablar de la palabra y los títeres fue que me invitaron este día de hoy, donde me iba a encontrar con todos los aquí presentes.

Los materiales dispuestos en esta mesa, representan para un titiritero, lo que para un escritor representa una hoja de papel en blanco, esta por sí sola puede hablarnos de árboles derribados, de naturaleza, pero necesita de la palabra escrita para trasladarnos a la utopía, a El Quijote, al bíblico Cantar de los Cantares de Salomón al: ¡Ay, qué trabajo me cuesta...quererte como te quiero!.... Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero. Tan Garcíalorquiano ¡Tan español!. Pudiéramos usar la palabra, para hablar de los títeres y escribir tesis sobre “los títeres en la educación”, “El títere como herramienta pedagógica”, “El títere como asistente terapéutico” o sería mejor decir “titeroterapia” , como elemento recreativo, como propuesta plástica, “El teatro de títeres como medio para impulsar el nuevo pensamiento político ideológico, en tiempos de cambio (na'guará de largo). Como han cambiado los tiempos desde aquellos en el que un artículo del Derecho Administrativo Español aconsejaba: No ver en los titiriteros sino a infelices que mendigaban pan, pero a los cuales por la ley de buena administración era necesario alejarlos, o en los que hermanos de desventuras, incluido el manco de lepanto, el hombre de la dulce sinrazón escrita, en un tiempo llegó a sostener: “Los titiriteros decían mil males, que eran gente vagabunda y que trataban con indecencia de las cosas divinas”, más tarde el mismo autor reivindicaría el arte de los títeres describiendo en el ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha, las aventuras y padecimientos del titiritero Maese Pedro, alias Ginesillo de Pasamontes con estas palabras “este es un famoso titiritero que anda por esta Mancha de Aragón, enseñando un retablo de Melisandra libertada por el famoso Don Gaiferos, que es una de las mejores y mejor representadas historias que de muchos a esta parte se ha visto. La imaginación se alborota cuando hablamos de Federico García Lorca y sus títeres de enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 89


Cachiporra, el mismo de los amores de Doña Rosita, cuando conversamos acerca de Mané Bernardo, con eso de los títeres fabricamos una “realidad del sueño poético”, en el momento que mencionamos a Fabián de León, con sus marionetas, y se sigue alborotando con sólo recordar al viejo Luis Lucsik, o a Javier Villafañe, todos ellos seres hermosos que nos enamoraron, para que continuáramos comunicándonos y por qué no, para que siguiéramos jugando con muñecos. Un títere sin la mano de un titiritero es sólo un muñeco, particularmente no me agradan las exposiciones de títeres porque son simplemente exposiciones de muñecos, es parecido a cuando pasamos frente a las exhibiciones de trajes para novias, los vestidos son hermosos, pero más hermosos serían con la novia adentro. “El guiñol es la expresión de la fantasía de los pueblos y da el clima de su gracia y de su inocencia”según Federico García Lorca y su palabra debe ser sencilla, dicharachera, vivaz, debe trasmitir el sentir de las gentes, debe procurar el encuentro íntimo entre él y el pueblo que lo nutre, imaginemos por un momento a un títere en su pequeño teatro, y que de repente se le olvide el parlamento, que le toca decir, que se le extravíen las palabras, que no encuentre un solo vocablo, sería como si de golpe enmudecieran los pueblos, como si huyeran los pájaros en silencio, como si dejara de sonar el río en su cascada y como si el viento dejara de silbar. Para que nunca enmudezcan los títeres, para que continué el canto. Dice una canción española, cantada en medio de la guerra civil de ese país. Pueblo de España, ponte a cantar. Pueblo que canta, no morirá, para que nunca mueran los pueblos, vamos a dotar a este muñeco, del verbo, para deleitarnos de títeres y palabras en maravillosa simbiosis y cual sería la palabra adecuada, exacta, pueblerina, cual sino la de un hombre nacido en Calderas, el más Barinés de los pueblos de Barinas un poquito más arribita 90 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

de Altamira de Cáceres subiendo por Barinitas, allá por donde la palabra Variná sobresaltaba al español. Con la palabra sencilla de Orlando Araujo, un cuento extremadamente cercano a un poema. El Patio de la Abuela. Moraima Rodríguez Tenias Narradora, titiritera y cuentera nacida en el Estado Aragua, directora de la agrupación Vuelo de Palabras y Cafetera de Hojalata. Ha publicado el libro"Ese País de Soledad"Premio en Narrativa Pedro Buznego,año 2000, Palabras de Sonrisa, Vida y Libertad (Premio CENAL en mejor libro de literatura infantil y juvenil,año 2005) tiene un libro de cuentos inédito Memorias de un Cuerpo Imperfecto. Organiza y Coordina el Festival Escolar de Títeres Claudio Castillo, Actualmente es Coordinadora de Literatura y artes Escénicas de la Secretaría Sectorial de Educación del Estado Aragua

Luis Rojas Nacido en Caracas, titiritero marionetero y narrador, con una experiencia en el Teatro de Títeres por más de 30 años. Director de la agrupación Taller Itinerante de Títeres, Director de la Revista Festival Escolar de Títeres. Creador del Festival Escolar de Títeres Claudio Castillo.

Rodolfo Porras,Oswaldo Blanco, Freddy Torres, Rita Fernandes, Marcos Montero,Moraima Rodríguezy Luis Rojas.


El teatro como literatura Freddy Torres

El texto teatral y la sociedad siempre han estado en un eterno conflicto que se manifiesta en la disyuntiva entre teatro vivo versus teatro muerto. Bertold Brecht decía que el deterioro del público en nuestros teatros se debe a que ni el teatro ni el público tienen una idea clara de lo que debe acontecer. Todos sabemos que el teatro es un fenómeno complejo porque implica aspectos intrínsecos tales como la literatura teatral en sus dimensiones artísticas y temáticas, montajes, dirección y factores extrínsecos como el público, sociedad, políticas y economía. Para esclarecer la relación entre teatro y literatura considero que es de vital importancia partir del binomio texto-espectáculo, porque ambos términos inciden en lo que se dado en llamar crisis del teatro. No olvidemos que el teatro es un fenómeno colectivo y, como tal, sujeto a las variables de tiempo y lugar. Esta variabilidad espacio temporal esta sujeta y en dependencia de cambios sociales que afecta a lo que se dice, es decir, al mensaje y a su presentación espectacular. En consecuencia, mi disertación se centra en los dos extremos de la ecuación: el teatro como literatura dramática y representación y la sociedad como dinámica histórica cambiante bajo una interrelación que vista desde la actualidad, llamamos conflictiva. Así que el papel del dramaturgo en una sociedad como la nuestra, en crisis ideológica, social y política, ya implica el reconocimiento de la dimensión activa del teatro y, por consiguiente, del autor teatral en el entorno de su época. Se sabe que el teatro reproduce lúdicamente los mitos, creencias de una comunidad hasta el punto que es difícil distinguir el rito y la celebración colectiva.. En ocasiones, incluso, algunos textos teatrales han llegado no solo a niveles de paradigma o

síntesis de toda una concepción mitológica sino que también expresan misterios profundos del ser humano. Por ejemplo Edipo Rey y Antígona de Sófocles, El Ollantay de la cultura Quechua o el Rabinal Achí del ceremonial Maya. Desde una perspectiva histórica, el teatro ha ido amoldándose a lo que cada sociedad demanda, ya sea planteando sus acuerdos, también oponiéndose, exponiendo sus discrepancias y disidencias con el sistema imperante. Como bien sabemos, el mundo no es homogéneo ni marcha a la misma velocidad y los creadores han asumido con cuidado el papel que deben representar en una sociedad en transición como la nuestra. Esta situación no existía hasta hace poco cuando el mundo estaba escindido en dos bloques antagónicos. En todo caso, de lo que se trata es, de cuestionar esas ideologías y replantearnos nuestros propios problemas desde la óptica del teatro que se sirve de la literatura para expresar la complejidad del ser desublimado como se descubre a pesar de si mismo en este tiempo histórico. El sentimiento sublime en la acción teatral es una afección fuerte y equívoca, conlleva a la vez placer y pena. Mejor: el placer procede de la pena. Y el conflicto procede de la facultad de concebir algo y la facultad de presentar algo. Hay placer estético para el espectador si el enunciado es inteligible y si puede extraer sabiduría de la experiencia concreta a nivel dramatúrgico. Existe belleza en la literatura para el teatro si el sentimiento de placer independiente de todo interés llama a un consenso universal que da lugar a un juicio reflexivo y puede ser experimentado en la forma de placer. Entonces, lo sublime es otro sentimiento que se produce cuando la imaginación fracasa en la presentación de una idea que la relación con la premisa de la obra. Tenemos la idea filosófica pero no podemos ilustrarlo con un ejemplo palpable. Sabemos que las ideologías no se eliminan por decreto ni por el candoroso deseo que plantean el fin de la historia y la desaparición de las divisiones y conflictos sociales como enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 91


reconocen los estudiosos de la historia; en nuestra sociedad todo esta empapado de ideología, a pesar de lo cual seguimos mostrando en los diversos escenarios del mundo nuestra visión de selectividad, prejuicios, discriminaciones y distorsiones sistemáticas como la idea de “normalidad”, “verdad”, “objetividad”, y realidad científica. Por otro lado, estamos atrapados por la tesis de Patrice Pavis sobre lo que él llama el debate en escena sobre modernidad y posmodernidad “entendido como la controversia de una época que se siente en mutación de referencias, debilidad de certezas, y proyectada hacia una barbarización de la historia, ya sea por carencias y miserias socio humanas, ya sea por su contraparte: la aceleración de la abundancia para un futuro definitivamente deshumanizado. Jurgen Habermas piensa que si la modernidad ha fracasado, ha sido al dejar la totalidad de la vida quebrarse en especialidades autónomas, abandonadas a la competencia extrema de los expertos mientras que el individuo concreto vive el “sentido desublimado” y”la forma desestructurada” no como una liberación, sino a la manera de ese inmenso aburrimiento del ser en el tiempo que Baudelaire describía hace mas de un siglo. El remedio que lucha el teatro por encontrar a esa parcelación de la cultura y su separación de la vida solo puede provenir de un cambio de status de la experiencia estética cuando esta ya no se expresa ante todo en los “juicios de gusto” tan superficiales, sino que el arte del teatro debe ser utilizado para explorar una situación histórica de la vida, es decir cuando el teatro y la literatura se les pone en relación con problemas de la existencia. Lo que exigen los teóricos de la filosofía del arte como Adorno y Benjamín es que la experiencia que en el caso del teatro proporciona al espectador, es en resumen construir un puente por encima del abismo que separa el discurso del conocimiento del ser social del de la ética y la política, y abrir así el paso a una unidad de la experiencia en el acto de contemplar. Lo que

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hay que precisar es saber en que clase de unidad sueñan estos filósofos. ¿Acaso el fin hacia el que tiende el proyecto posmoderno es la constitución de una unidad socio-cultural en cuyo seno todos los elementos de la vida cotidiana y del pensamiento vendrían a encontrar su sitio como un todo orgánico?¿0 hay que buscar definitivamente otro orden que produzca una síntesis definitiva? Pienso que hay que seguir llamando a la experimentación artística y al mismo tiempo al orden, al estudio, al deseo de unidad, de identidad, de seguridad y de acceso al público. Es preciso hacer entrar a los creadores del teatro en la ronda de la responsabilidad social, de su integración a la comunidad o, por lo menos, si se la juzga enferma, darles la responsabilidad de curarla. Por supuesto que el texto para teatro con toda su compejidad descrita exige a gritos un cambio de enfoque y de óptica pues, la verdadera tragedia surge de seres sumergidos en las mas elementales carencias de necesidades primarias, ignorados por esa absurda división que se ha establecido en la sociedad capitalista. La misión del nuevo texto teatral es la de reflejar en sus propuestas las desigualdades que ésta no resuelve, pero que ampara injusticias y disparidades escandalosas bajo un disfraz de un discurso que rompe con sus referentes y crea su propio universo fantástico: un nuevo orden mundial.

Reflexiones sobre el teatro como literatura en el pequeño grupo de Mérida

Resulta problemático proponer una definición del texto, pues la tendencia actual es la de reivindicar cualquier texto para una puesta en escena eventual como lo plantea Pavis y lo que hasta el siglo XX se consideraba como característico de lo dramático (diálogos, el conflicto, y la situación dramática, la noción del personaje escénico) ya no resulta condición sine qua non de la nueva dramaturgia. Lo que si luce interesante son las características que producen la teatralización de textos como modificacio


nes del tradicional concepto de teatralidad. Y esa experiencia la hemos vivido en el Pequeño Grupo de Mérida con diversas propuestas de montaje , especialmente cuando abordamos la historia como tema, la ciudad como pretexto de caracterización y los autores universales trabajados para un público estudiantil conformados por los liceos de la periferia de Mérida. Por supuesto que en nuestra agrupación teatral fundada de 1972, con mas de sesenta espectáculos llevados a escena, no hemos escapado a la problemática de la pieza teatral como texto literario, en el que interfieren elementos de complementaridad y planificación. El teatro como literatura implica índices inscritos en la misma puesta en escena y su actualización para un espectador no avisado y carente de tradición. Descubrimos que no solo los diálogos orientados para ser producidos por interlocutores dentro del campo deíctico orientan al espectador, sino que exigen la compañía de otros códigos significativos como el kinésico, gestual, caracterizador, lumínico para lograr la plenitud teatral. A veces, acompañan didascalias al texto literario con la finalidad de ofrecer una caracterización. También subsiste un teatro poético en nuestras producción, donde de alguna manera, las acotaciones son texto artístico y cuando abordamos las obras clásicas observamos que carecen de indicaciones escénicas, si bien en su época disponían de convenciones sociales que posibilitaban la interpretación. El Pequeño Grupo de Mérida comenzó como elenco estable de teatro profesional en la década de los setenta y tuvo como misión llevar a escena un teatro de arte y ensayo y no consiguió su propio lenguaje hasta 1977 cuando monta A... P...Tiene visita de Freddy Torres que da cuenta de la violencia policíaca que se vivía en la ciudad, los disturbios estudiantiles y la represión policial en contra de la universidad. Después nos ocupamos de poner en escena autores como Al- bee, Cervantes, Pavlosk, Koppit,Jarry, O'Casey, Posteriormente aparece la primera trilogía de

Mérida compuesta por Cuatro Piedras(l 982), El Mercado Principal(1984), Pensión Pico Bolívar (1986), que asume el entorno mítico y personal de la ciudad como tema para convocar a una inmensa cantidad de público ávido de ver en escena su propia historia. Acto seguido versioné la novela de don Mariano Picón Salas, Viaje al Amanecer, que ilustra los acontecimientos de una familia que vive en 1911 en una etapa de transición. Se va Cipriano Castro y llega Juan Vicente Gómez y con ellos los andinos al poder y la modernidad en Venezuela. Esta es una experiencia sui géneris para nosotros pues partimos de un texto hermoso y lleno de poesía para convertirlo a través del lenguaje de la nostalgia y el fracaso en un suceso teatral. Inmediatamente después reconstruimos en escena la vida íntima de un autor antifeminista como Strindberg como excusa para hablar de las dificultades que existe para un autor que tiene que convivir con su familia en escena y trata de hacer arte con las contrariedades, traiciones, descubrimientos sublimes y la militancia teatral por encima de las pequeñeces de la cotidianidad: la vida se desdobla en las tablas y tiene al espectador como confidente. En la década de los noventa el Pequeño Grupo asume la historia como revulsivo escénico y se propone la tetralogía formada por El Día que Bajaron los Cerros (1992): una reflexión política sobre la violencia del estado tomando como epicentro técnico los postulados de Brecht. En esta obra se tomó el modelo textual de Marat Sade de Peter Weiss sobre la época dorada del gobierno de Lusinchi y el barraganato que vivió su esplendor en una visita oficial que hicieron a la Comunidad terapéutica de Mérida para repartir canastillas para los enfermos crónicos. En 1994 llevamos a escena Colombeia que surgió del legado biográfico de Miranda en la monumental obra antes citada. Solo que esta versión de detiene especialmente en la Revolución Francesa y la agonía del Generalísimo que se enfrenta a un tribunal compuesto por Robespierre y Fouché, enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 93


sus amores con la Marquesa Delfina de Custine y el terror de la guillotina. Aquí también se parte de la literatura para producir el descubrimiento de un hombre que deambuló por Europa con un proyecto para los americanos y su tarjeta de presentación era: Francisco de Mirada, caballero de la libertad. La tetralogía continúa con Rumba sobre el Cielo de Mérida (1998) y El Capitán de la Capa Roja(2001). En la primera pieza se comenzó con un taller de investigación dramatúrgica sobre la nocturnidad de la ciudad, los personajes, la droga, la alineación, la soledad, el turismo sexual y un lugar emblemático donde ocurren las historias de estos seres desarraigados y perdido en la lúgubre noche serrana. La segunda propuesta indaga sobre los pormenores que rodearon la conquista de la Sierra Nevada de Mérida por el sanguinario Capitán español Juan Rodríguez Suarez. Su periplo descubridor se inicia en Pamplona y culmina en el Valle del Miedo ajusticiado por Guaicaipuro. Una pieza teatral que surge de la indagación en los archivos históricos de Bogatá y Mérida que muestra el choque de culturas, los mitos y leyendas de los expedicionarios así como el primer asilo político conferido a Rodriguez Suares por Diego García de Paredes en Trujillo. De nuevo el recurso prestado del maestro Brecht, las canciones, los coros y el efecto del distanciamiento para que los espectadores asuman la historia como un hecho vivo y de diagnóstico de la verdad. En el nuevo siglo que comienza el Pequeño Grupo de Mérida atraviesa por una crisis de público que se observa en el Teatro Latinoamericano en general y recurre a los liceos para iniciar una nueva etapa que se relaciona con el proyecto de Licenciatura en teatro que presentamos al Consejo Nacional de Universidades. El viejo Teatro Universitario de la Universidad de los Andes recargado de talleres de iniciación teatral se convierte en una escuela de formación actoral que nos permite a nosotros desempeñar el doble rol de profesores y trabajadores del teatro. Iniciamos el proyecto Los Liceos 94 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

van a Teatro con la puesta en escena de algunos textos versionados de autores como Goethe, Gogol, Moliere, Benjonson,Moliere y Shakespeare. La idea es de llevar a la comunidad estudiantil de educación media al teatro en un horario particular, a las 10 a.m., acompañados de sus profesores y representantes donde con una breve introducción se le solicita a los alumnos una reseña sobre lo que vió, lo que le gustaría ver, cómo recibió el trabajo propuesto y si está dispuesto a formar un grupo teatral en su comunidad. Los espectáculos presentados fueron:”Tierra Firme(2002), Abrir de Golpe(2003), Volpone Resucitado(2004), Yo Moliere(2005), Calibanliberado(2006). Finalmente, estamos convencidos por la práctica diaria de la docencia y la experimentación escénica que la búsqueda en el área de teatro está amenazada doblemente por la política cultural de los gobiernos regionales enfrentados al estado, la contrarrevolución disfrazada de gobierno revolucionario, de una parte, y por el mercado de teatro y su lucha de sobrevivencia, por la otra. Lo que sí sabemos es que tenemos que proporcionar obras que tengan que ver con temas que existan en escena, a los ojos del público al que están destinadas, y en segundo lugar que estén realizadas en tal forma que ese público reconozca de que se trata, comprenda lo que significa, pueda con todo conocimiento de causa darle o negarle su asentimiento, e inclusive si es posible, pueda extraer algún consuelo de aquella que acepta. Si aprende algo es mucho mejor.

Freddy Torres (Mérida,1949) Dramaturgo, director,actor, profesor y productor de teatro. Miembro fundador de El Pequeño Grupo de Mérida. Columnista de teatro y música, ha publicado diversos textos sobre el teatro, entre los que sobresale:"EI teatro en Mérida 1950-1990 "Entre sus obras de dramatur- gia:Cuatro piedras, El mercado principal, Pensión Pico Bolívar, El día que bajaron los cerros, Bolívar vuelve, Colombeia, El Capitán de la Capa Roja, La condenación del Almirante,y Abrir de golpe.


La dramaturgia para niños Marcos Montero

Escribir para niños o dirigido a los niños es para mí una forma de experimentar la libertad. Es poder tener la posibilidad de atreverse a exponer cualquier idea o situación escénica sin ninguna atadura. En el teatro para niños experimento la posibilidad de salir de la caja, del recinto de seis lados y lanzarme al vértigo de la creatividad, donde nada es seguro, donde no hay fórmulas, donde te encuentras solo con tu fe, con esa fe en ti y en lo que la vida te ha permitido aprender. Sé que el común de la gente le teme al proceso creador, le teme al riesgo, tiene terrible temor al fracaso. Como diría Ibsen “Tenemos un miedo mísero a la luz”. A lo único que hay que temer es al miedo... y en fin ¿Por qué temer? Eso es algo sin sentido. Algunos se llenan de temor al ridículo, al fracaso, al que dirán, y es común ver a muchos que viven en la apariencia. Estos son elementos que coartan la libertad, el atrevimiento... la fe. Existimos en soledad al momento de sentarnos frente al papel y tenemos la dicha de entregarnos al proceso de pensar, sentir, imaginar y soñar, virtudes estas propias de la dramaturgia para niños. Esbozamos ideas, pretextos para crear anécdotas, historias, pero son los impulsos con objetivos los primeros que comienzan a moverse y a empujarnos para caer fuera de la caja. Escribir teatro para niños, para mí, tiene las mismas consideraciones que escribir teatro para adultos, solo que el primero exige la libertad total, la visión ilimitada de situaciones, espacios, personajes, tiempos, libres de cualquier convencionalismo. Pero eso sí, hay que entender que una vez creadas una gran cantidad de situaciones, tiempos, personajes, estos se convierten en leyes que debemos respetar... a menos que la libertad se imponga nuevamente y sea capaz

de crear sobre lo creado rompiendo cualquier convencionalismo recién nacido. ¿Ven? En el teatro para niños no hay ataduras. En una oportunidad Rodolfo Santana, en un ciclo de charlas con dramaturgos, nos decía a un grupo de jóvenes, que a veces escribimos obras ya escritas. Esto me dejó pensativo por un tiempo, pero luego me dije: “Si en algún momento escribo obras ya escritas, pues bienvenidas sean, porque he llegado a pensar como otros dramaturgos sin haber leído sus obras y esto me parece un buen proceso. Malo sería plagiar deliberadamente

En otra ocasión, el profesor José Napoleón Oropeza, en un taller de animadores socioculturales, nos indicaba que todos los temas están escritos, que lo importante es parodiar, reinventar. Partiendo de allí ¿cuál es el temor de escribir algo ya escrito? Existen millones de formas de decir una misma cosa. Las posibilidades de originalidad están en la forma de hacerlo. Para el niño lo importante es que la obra esté hecha de acuerdo a su mundo, un mundo que no sabe de malabarismos intelectuales, un mundo lleno de sensaciones, impulsos, movimientos, sonidos e imágenes, un mundo donde los ángeles logran bajar sin ninguna dificultad. Decir que me convierto en niño para escribir sería decir una gran mentira, solo se trata de mantener la fe en la existencia de un mundo interior que debe enriquecerse siempre. Hay que reconocer que el dramaturgo, debido a su posición ante el mundo, es atrapado por una necesidad de decir algo, el mundo que rodea al dramaturgo lo obliga a tocar temas y en la búsqueda de formas de decir su palabra comienza a crear anécdotas. Anécdotas que en ese momento no terminan de plasmarse con gran claridad, pero que en ese juego, en constante movimiento, va creando perlas que constituirán el pretexto para iniciar la obra. Para mí, la anécdota no es definitiva. Creo que ella se va definiendo a sí misma, en el transenc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 95


currir, en el depurar, y en el desarrollo de sus personajes se abre camino. Creo que hay un momento en el que la obra se nos comienza a independizar, y es aquí donde debemos dejar el egoísmo, la posesión, y permitirle ser como ella en definitiva a decidido ser. Violentar este proceso, para mí, es intervenir y castrar la magia por autocracia de autor. En algunos momentos he oído a mis amigos William Urdaneta y Oswaldo Blanco hablar sobre la dificultad de escribir el final de una obra. He pensado a menudo en sus reflexiones y entiendo sus posiciones, tal vez yo voy más allá al considerar que el final, así como el comienzo y la obra toda son impredecibles. Sé que hay amplias posibilidades de un desenlace por ejemplo, pero este nunca es seguro. Creo en las reflexiones de nuestro maestro Roberto Blanco, el cual nos decía: “Cada obra dice como debe ser montada”, esto lo extiendo al proceso de escribir la obra. Tal vez parezca contradictorio en algunas reflexiones, ya que en definitiva quién escribe la obra es el dramaturgo, y como dice el maestro Néstor Caballero, los dramaturgos somos mounstricos que nos la pasamos interviniendo todo para llegar a la fibra del ser humano. Estas son consideraciones que no debemos olvidar a la hora de escribir teatro para niños. Pensar por ejemplo que es más fácil escribir para niños que para adultos es una muestra de subestimación que conllevaría al fracaso en este intento de capturarla atención y estimación del niño. Una de las partes donde la fantasía, la capacidad de pensar, sentir, imaginar y soñar debe imponerse es en la creación de la anécdota, ella es punto de partida, ella nos indicará el camino a seguir, el espacio, el tiempo, los personajes, las tareas escénicas, las diferentes situaciones y tramas colaterales, los conflictos, fuerzas en pugna, las acciones... en fin, un mundo cargado de imágenes sin lo cual sería imposible crear la obra de arte. 96 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

Cuando creamos personajes creamos las diferentes posibilidades, visiones, posiciones ideológicas, roles, puntos de vista, de una problemática determinada a plantear en la obra. Por esa razón nuestros personajes debemos conocerlos lo mejor y ampliamente posible. Siempre digo que “equivocarme, para mí, es un derecho”, ya que una obra solo puede ser escrita cuando ya existe, esta existencia como accidente es la que nos da la posibilidad de comenzar a corregir, redefinir, retomar... comenzar a ver ese mundo que solo los magos pueden ver, traerlo de lo inexpresado, darle existencia palpable y regalarlo a la humanidad. Existen niveles en el camino de la dramaturgia, de la iniciación a la maestría hay toda una vida, todo un mundo. Es una escala cromática donde sé que ocupo un color, un lugar. Marcos Montero (Valencia) Titiritero, actor, director, dramaturgo. Dicta talleres de producción teatral e introducción a la dramaturgia. Ha realizado adaptaciones de cuentos infantiles tradicionales al teatro. Ha publicado: El Invierno llegará, La familia Chichones, El lindo ruiseñor, Historias de princesas, Marca comercial, Ritual, entre otras piezas teatrales.


El teatro para niños: Un enfoque dramatúrgico como obra de arte Oswaldo Blanco

Como es sabido, la literatura destinada a los niños, por lo general y con sus excepciones, es hecha por quienes ya transitaron esa etapa temprana de la vida, lo cual representa un desafío a la hora de vencer el fantasma de los prejuicios y la excusa de estar “grandecitos para la gracia”. En ese sentido, escribir teatro para niños supone un reto para el dramaturgo, si la intención es producir textos que trasciendan la inmediatez de lo celebratorio, las efemérides y el eventismo, cuestión que lo ha expuesto a la subutilización y a la subestimación, permaneciendo, en un alto porcentaje, encasillado en el actoculturalismo típicamente escolar o en la cantera simple de los “mensajes” moralizantes y ejemplarizantes. Claro, ello quizá se deba a la efectiva cualidad del teatro como herramienta pedagógica cuando la teatralidad, con su componente lúdico, interviene en la solución de problemas o en el mejoramiento del proceso enseñanza-aprendizaje, la comunicación, la terapia colectiva, la integración, el impulso a la imaginación y a la creatividad, entre muchas otras aplicaciones. Bueno, por lo tanto, es no confundir ambas cosas. De allí, la importancia de asumirla como una actividad exigente y compleja, para bien del arte teatral y de sus hacedores. Comencemos, entonces, a delimitar los campos: una cosa son los juegos dramáticos y el teatro escolar de aplicación y orientación específicas y otra el teatro infantil (dramaturgia, en este caso) considerado como expresión literaria, cuya estructura del relato soporte el ácido del tiempo y del análisis riguroso como obra de arte. Sólo con lo segundo es posible darle la justa dimensión a la dramaturgia para niños, reconociendo, por supuesto, que nada nuevo se

señala aquí, pues, otros ya han sido pioneros en esta cruzada. Otra aclaratoria que es necesario hacer antes de continuar es la de diferenciar la literatura dramática propiamente dicha de las puestas en escena que parten de un texto proveniente de la narrativa, la oralidad u otra fuente ajena al teatro convertido en espectáculo para niños, tal como lo hacen algunos grupos profesionales en Venezuela y otros países del área y del mundo. Se trata, concretamente, de esbozar una propuesta metodológica para contribuir con el crecimiento y la consolidación de la dramaturgia infantil y su difusión por los caminos del intercambio de saberes, la formación, la creación, la edición y, consecuentemente, la representación. Menester es comprometerse con una metodología determinada, sea cual fuere la tendencia o preferencia del dramaturgo, y tener conciencia del fin utilitario de un texto dramático: la teatralidad o representación, ya que, éste no cumple, por sí mismo, un rol definitivo en el lector, sino que se proyecta a un lenguaje escénico que trasciende lo expuesto en el papel. Otros elementos insoslayables en este oficio, como en cualquier otro, son el talento y la voluntad de producir para un ser de veloz crecimiento físico y emocional y de etapas sucesivas de cambio en las que las transformaciones se dan con suma rapidez. De manera que, otro escollo se presenta: ¿Para cuál o cuáles edades escribir? Es posible que, atendiendo a esto último, una obra multiplique su espectro, según la cantidad y cualidad de los recursos empleados (musicales, coreográficos, etc.) y la estructura multidireccional del relato. He ahí que la creatividad, la imaginación, la capacidad lúdica del hombre también requieran de una ponderada decantación y de una adecuada aplicación de técnicas cuando la intención y la decisión es verterlas a la moldeadura de una obra de arte, categoría ésta debe adjudicársele, sin ambajes, a una pieza del llamado teatro infantil o, mejor aún, teatro para niños. enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 97


Como propuesta concreta en la presente ponencia, se expondrá un modelo para producir textos dramáticos, el cual resume la experiencia no sólo de quien escribe estas líneas, sino de un colectivo conformado por los miembros del Tecnológico Para Las Artes Escénicas y el Espacio Cultural Alternativo ‘José Ignacio Cabrujas” (Centro Cabrujas), quienes, tras años de investigación y práctica teatral, han revisado y aplicado hallazgos como los de Edgar Alian Poe en su Método de Composición de El Cuervo; John Howard Lawson en Teoría y Técnica de la Dramaturgia; Edilio Peña en Trama (Proceso y Construcción de la Obra Teatral); Rodrigo San Martín Garate en La Actividad Lúdica y Los Niños; Velia Bosch en A Bordo de la Imaginación, entre muchos otros. Justo es aclarar que no se trata de un modo exhaustivo de este quehacer sino, por lo contrario, una forma más de buscar en el difícil mundo de la dramaturgia (...para niños, en este caso) con el mayor grado de compromiso posible y el reconocimiento de arriesgarse a pisar terrenos pródigos en tremedales y caminos pedregosos si no se sabe escoger o calzar las botas pertinentes para esos viajes o, en consonancia con el tema, no se sabe pulsar y usar la pluma para escribir. Los pasos sugeridos y esbozados aquí, previos a sentarse a desarrollar los diálogos y las didascalias del texto, son los siguientes:

a) Tener claro el pretexto o idea preliminar, lo cual se define como la premisa dramática. Esta debe contener los elementos iniciales, patrones y recursos que puedan configurar la naturaleza de la historia. Esto debe servir como herramienta básica para la construcción del argumento que viene a ser la estructura del relato. En el pretexto se pueden distinguir algunos elementos como la paradoja (situaciones contradictorias como punto de partida de un conflicto ingenioso, no, fácil de solucionar). El escritor levanta su hipótesis de construcción 98 e nc ue nt roc o nlalit e rat ura inf a nt ile nVe ne z ue la

del argumento, pudiendo, incluso, tener dos o más para comparar. Antes de continuar, lo ideal es decidirse por uno solo. Aquí se presentan situaciones determinadas o circunstancias dadas (“¿Qué sucedería si...?”), es decir, las probabilidades situacionales que orientan hacia la fluidez de los acontecimientos y la manera de ser y pensar de los personajes. Estas figuras ofrecen patrones estructurales que definen el planteamiento del conflicto aún sin desarrollarse. El relato debe recibir un nombre y hay que precisar si la obra es, por ejemplo, un musical, una propuesta mixta con el uso de muñecos u otros recursos, una tendencia a lo real maravilloso, etc. Dichas circunstancias dadas (también conocidas como ámbitos espaciales, patrones de conductas y círculos de atención) deben desarrollarse de manera lógica y progresiva sobre las insoslayables unidades de tiempo y espacio. Esto refleja el marco de la acción dramática, la cual es conducida por la voluntad consciente de los personajes inmersos en el conflicto (todo personaje debe saber con claridad qué busca, cómo y por qué).

b) Seguidamente, se desarrolla el argumento. En él se establecen todas las etapas previstas en el pretexto, definiendo y delimitando el conflicto y con ello la propiedad de elaborarlo de principio a fin. Se trata, aquí, de la composición literaria de la acción, la cual representa el movimiento total del drama (dinámica de las circunstancias conflictivas). El conflicto (enfrentamiento de fuerzas en oposición en la búsqueda de objetivos determinados) debe hallar en el argumento su explicación exhaustiva en cuanto a las situaciones que lo producen, así como en los caracteres y objetivos enfrentados, lo cual apuntala la acción dramática. Esto es lo que se conoce como el discurso dramático. Como todo discurso, los eventos, acontecimientos e incidentes que lo constituyen deben estar concatenados lógicamente con los objetivos y las intenciones


de los personajes. Por lo tanto, el argumento debe elaborarse hasta su desenlace, conservando la relación causa-efecto (consecuencia, causalidad, continencia de causa). Entendiendo, sobre todo, que su desarrollo no ha de ser lineal sino paradójico, sinuoso y, a la vez, indetenible, generando tensiones y distensiones hasta alcanzar su punto máximo (clímax) y revelar el desenlace (feliz, triste, inesperado, cómico, etc.) c) Convertir el argumento en un esquema relacional de sucesión y logicidad de escenas (tipo mapa conceptual), precisando cuál o cuáles acontecimientos se desarrollarán en cada una, su duración aproximada y el aporte de valores dramáticos para el despliegue y crecimiento del conflicto hasta el final. Según la cantidad de escenas y la complejidad o sencillez de las mismas, se podrá calcular la duración de la obra. Si al dramaturgo se le ha ocurrido una idea fuera de serie que lo seduce y obnubila, pero que enrarece y entraba el normal desarrollo del argumento, este sería un buen momento para reconsiderar esa idea “genial” (esto puede ocurrir, principalmente, cuando lo fantasioso ronda el conflicto).

dable) su consecuente montaje. La representación (lenguaje escénico independiente) dirá cuán bien (o no) estuvo concebida la obra en el papel. De notársele fallas, es aconsejable volver sobre el texto. Obviamente, no siempre las decisiones que se tomen en torno a un montaje tienen porqué afectar la visión dramáticoliteraria del autor. Finalmente, un dramaturgo, cuando escribe, nunca debe pensar como director, aun cuando él o ella sea quien a lleve a escena sus textos.

Oswaldo Blanco (Montalbán,Edo. Carabobo, 1958) Actor,directorydramaturgo. Licenciado en Educación, Magíster en Literatura Venezolana con tesis dedicada a la obra de José Ignacio Cabrujas. Dirige teatro en instituciones docentes.

d) Una vez realizados los tres pasos anteriores, puede el dramaturgo sentarse a escribir la obra como tal. Es decir, permitirle a cada personaje expresarse a través del diálogo, manteniendo en cuenta que ellos son seres independientes a la necesidad de la palabra del autor y a la tentación de su intromisión en sus vidas. La autonomía de cada personaje o grupo de personajes deriva de su construcción previa desde la premisa y el argumento (obedecen a una línea de conflicto específica y, por lo tanto, piensan, sienten y se expresan de acuerdo con su propia naturaleza). e) El paso a seguir, una vez escrita la obra, es su lectura en colectivo y (sumamente recomenenc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 99


La literatura y el cine de animación en Venezuela Ponentes: Armando Arce, Alvaro Cáceres. Moderador: Xavier Sarabia.

El cielo se llama Kahuña Armando Arce

“Dedicado a esta jungla de creadores de literatura infantil”. Comenzaré echándoles un cuento, hace ya varios años, de cuyo número no quiero acordarme, y trabajando en el departamento de cine de la ULA en el último día de montaje de la posproducción de una película, en este caso era “WANADY”, la cual verán dentro de poco en esta pantalla; basada en un cuento de origen Yekuana, comunidad que posee una de las tradiciones orales más ricas y hermosas de nuestro extenso legado indígena, la historia narra el nacimiento del mal para los Yekuanas. Recuerdo que en aquellos años finales de la década del setenta, era muy difícil encontrar literatura sobre nuestras culturas originarias y mucho menos literatura infantil. Hoy para mi asombro me encuentro que en los últimos ocho años han crecido de manera impresionante los títulos de obras infantiles de todo tipo, nunca en las historia de este país floreció tanto la literatura infantil, no sólo la hecha por adultos sino también la realizada por los propios niños, obras no solamente de temática indígena, sino de una innumerable cantidad de géneros, ya sentía uno la necesidad de hacer películas, pero el primer escollo a resolver era el guión, o en todo caso el cuento inicial para ser llevado posteriormente al cine de animación. Un día, en una acera de Caracas, un vendedor ambulante exhibía su mercadería de libros. Me acerqué y descubrí un libro publicado por Monte Ávila, que me llamó mucho la atención, el libro era WATUNNA

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de Marx de Civrieux, antropólogo de origen francés, pero con muchos años de vida entre nosotros, y otro tanto investigando dentro de las comunidades indígenas de nuestra amazonia, el sentir y pensar de nuestras raíces. Abrí pues el libro y comencé ojeando algún cuento elegido al azar, recuerdo que el cuento era Wanady y comienza diciendo la narración:

Antes el cielo se llamaba Kahuña

no había separación entre el culo y la tierra, no habían puertas para entrar al cielo, los dioses no estaban separados de los hombres sino que vivían con él...

Cuando me di cuenta, estaba leyendo la última línea del cuento. Así era la gente de antes, hace mucho... mucho tiempo.

Con el corazón a brincos y las lágrimas a punto de brotar, tuve la certeza de haber encontrado el cuento para lanzarme en la primera aventura de hacer una película en dibujos animados, yo no sabía nada de esta técnica de animación, salvo lo deducido como asiduo espectador de cinemateca donde veía y reveía las películas animadas que en aquella época se proyectaban una y otra vez en un interminable sinfín, los domingos infantiles. Mi conocimiento del género de animación era, pues, casi intuitivo o en la mayoría de los casos deductivo, pues lo que teníamos como campo de experimentación, máximo, llegaba a una cámara súper 8 silente que nos rotábamos y que generosamente nos prestaba Iván Zambrano,


un recordado formador de cineastas, donde yo hacía peripecias para lograr por medio de figuras recortadas en cartulina y luego filmadas cuadro a cuadro, mis primeros movimientos de cine de animación. Recuerdo que “Wanady” fue entonces mi primer intento de mover figuras frente a una cámara. Mas tarde la ULA me llamó para fundar el departamento de animación, y la película ya comenzada e inconclusa, pasó a formar parte de mis recuerdos como animador. Hice pues “Manzanita”, cuento tomado de una recopilación de cuentos de Don Julio Garmendia, recuerdo que ese cuento era obligatorio en el pensum de estudio en la escuela primaria en Venezuela. Valmore Gómez hizo el guión, y me dijo un día, estirándome unas diez cuartillas de papel hechas en su máquina de escribir portátil, o como dirían hoy los chamos, una computadora sin pantalla y que funciona sin electricidad ni baterías, y que además no usa impresora: “Toma - me dijo Valmore - haz una película animada con este cuento y te harás famoso y rico”. De riqueza monetaria nada, salvo la incalculable riqueza que dan los abrazos afectivos, besos y bendiciones que he recolectado dentro y fuera del país cuando la gente conoce en persona al realizador de “Manzanita”; esa película la realicé allá por finales de los setenta, hoy treinta y pico de años después es inevitable voltear cuando alguien me llama por el sobrenombre más hermoso de la ristra de apodos que cargamos los cineastas encima, “Epa, Manzanita”. Ya me desvié de la historia que les estaba contando, les confieso que soy mejor jugando con plastilina que echando cuentos. Una vez recién estrenada “Manzanita”, tenía que realizar la siguiente obra, entonces encontré los dibujos iniciales de “Wanadi”, por allí, entre libros y corotos de recuerdo; así renació mi primera película en dibujos animados, claro, esta vez tenía los recursos necesarios para hacerla, la falta de conocimientos, los cortos presupuestos que

en esa época teníamos, convertían la realización cinematográfica en un verdadero vía crucis para nosotros, pero a pesar de todas las vicisitudes, esa generación tuvo el coraje de asumir una cinematografía que en los certámenes tanto dentro como fuera del país, era reconocida. Debo decir aquí que si a alguien se le debe el desarrollo del cine en nuestro país es a su propio pueblo, a esa gente de los más apartados rincones donde íbamos con un proyector al hombro, muchos de nosotros perseguidos por los cuerpos policiales de la época, y a otros, que a pesar de las torturas y vejaciones, como el caso de Jesús Mujica a quien la Digepol encarceló y luego le desapareció su trabajo cinematográfico sobre Gego, la escultora, hecho en medio de tanta precariedad. Ese pueblo que recibía a sus creadores con amor y esperanza, nos mantenía la creación en vivo, eran esas muestras de cariño de la gente, de los incipientes grupos de trabajadores culturales, que se mantenían encendidos como brazas en los escombros del incendio al que sometieron a la cultura, los infames gobiernos de esa época. Recuerdo una vez que fui invitado a dictar un taller en una ciudad del interior y el plan era que después de ver “Manzanita” se repartía plastilina entre los niños y ellos reproducían los elementos recién vistos en la película, resulta que lo único que se encontró en toda la ciudad eran unas escasas barras de plastilina, pues se agotaron con las atropelladas compras de última hora en las dos únicas librerías que había en aquel lugar, ante ese inconveniente, no me quedó más que apelar a la medida salomónica, creía yo, de distribuir las escasas barras de plastilina entre un atiborrado salón de clases lleno de niños y para colmo de los hermanos, hermanas, madres, padres y abuelas de los niños asistentes, estaban tan emocionados de lo que acababan de ver en la pared de la escuela que todos querían jugar con plastilina, alguien dijo que no valía la pena hacer la actividad con solo migajas de plastilina, otro protestó que los adultos quisieran enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 10 1


quitarle la actividad a los niños, hasta que una madre intervino, y dijo una de las cosas más sabias que yo haya oído en los talleres que siempre doy, la señora dijo: “-pues si no hay plastilina, por qué no hacemos los muñecos con harina y cola plástica que de eso si hay bastante”. Así, mi salomonismo quedó hecho trizas, alguien salió y regresó cargado de varios kilos de harina pan y un pote de cola plástica que al mezclarlo dio una excelente pasta de modelar, algún infante creativo mezcló su pasta con pintura de agua y produjeron unos muñecos multicolores, para mí, los mas hermosos que he visto en el ilusorio desierto de la precariedad. Así es la creación en los niños, y en los adultos que no pierden la capacidad de seguir siéndolo, ayer mismo en el hotel, Luis Alberto Crespo nos echó un cuento que demuestra una vez más, que los niños son los verdaderos creadores de literatura infantil, y que los adultos lo somos también, sólo cuando sacamos a pasear de vez en cuando ese niño que llevamos adentro, en algunos casos castigado en algún rincón de nuestra alma. Nos contó Luís Alberto que un día llegó de vacaciones al llano con su familia, llegaron de noche bajo un reguero de estrellas, se bajaron del carro y su hijo Sebastian, clavados los ojos en el firmamento le preguntó: - ¿Papá uno puede agarrar unas estrellas? a lo que Luís Alberto contestó:

-No hijo, las estrellas están muy, muy lejos- muchísimo más allá de lo que podamos imaginar.

El niño miró alrededor, vio un gran árbol en medio de la noche y replicó.

-Papá y si me subo en aquel árbol ¿tú crees que las pueda agarrar?

Luís Alberto respondió.

-No, no puedes, están muchísimo más allá de la copa del árbol, tan lejos, pero tan lejos, que no creo que haya algo en lo que te puedas subir para alcanzarlas. -Yo sí puedo Papá, Contestó su hijo Sebastian- tú no puedes porque no eres niño. 102 e nc ue nt roc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne zue la

Hijo de poeta caza estrellas, digo yo. Otro amigo me contó que en el pasado mundial de fútbol su hija hacía las tareas escolares mientras él veía un partido en la televisión, ella insistentemente le hacía alguna pregunta que a él, el balón le impedía responder, en medio del nerviosismo del frustrado gol se volteó y le preguntó a la niña que cuál era su pregunta, ella le respondió: -Papá, ¿por qué la palabra abreviatura es tan larga?

Hablando de abreviar, me volví a perder en el camino de los cuentos, pero ahora sí voy a terminar con el que les estaba contando. Resulta que cuando terminé de montar la película Wanady, después de casi dos años de trabajo y en el último día de revisión, ya listo para entrar el negativo en laboratorio para su copia definitiva, Yolanda Sarcos, la secretaria del departamento de cine, me llama para decirme que hay un señor en recepción que me quiere ver, me acerco hasta allí y un joven de mi edad, me saluda estirando su mano mostrando una enorme y blanquísima sonrisa que aún hoy después de tantos años la guardo tan reciente como aquel día, era un hombre de mi edad, de ropa sencilla, su piel bastante oscura aunque no negra, su cabello negrísimo y liso. -Me llamo Tenene Chapanare- me dijo, vengo del Territorio del Amazonas, estoy llegando en autobús desde allá, vine para hablar con usted.

Inmediatamente pasamos a la sala de montaje y me explicó la causa de su viaje. - Vengo a verlo porque nos estamos reuniendo las comunidades indígenas de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela y me han delegado para observar en persona los trabajos que se están haciendo sobre nuestras culturas.

Me quedé boquiabierto, pensé que esto que estaba escuchando ese día, se debió de hacer años atrás, así el saqueo cultural a nuestras et- nias hubiese sido, si no, detenido, por lo menos


disminuido en gran medida. Tenía ante mí a un indio de carne y hueso, un guerrero de esta época reclamando su justo derecho a ver lo que después sería una película sobre su propia etnia. Mi reacción inmediata fue de pánico, yo no conocía ningún territorio indígena que no fuera en los mapas y en una que otra película antropológica de indios en blanco y negro. Lo invité a ver el trabajo, prendí la moviola, apagué la luz del cuarto de edición y eché a andar la máquina, sigilosamente salí del cuarto con la boca reseca del miedo dejando allí, solo, a Tenene viendo lo que vino a ver desde tan lejos. Les aseguro que hoy, a casi treinta y cinco años después de este suceso, nunca en un acto creativo me había sentido tan desolado, tan perdido, tan lleno de incertidumbre, estaba a punto de echarme a llorar o de gritar cuando escuché tras la puerta del cuarto de edición la última frase de la película narrada en off por Julio Mota.

-El error que usted tiene en su película es que el cielo no se llamaba Kahuña; El cielo se llama Kahuña, cuando nosotros alzamos los ojos hacia arriba no vemos cielo, sólo vemos Kahuña.

Armando Arce (Caracas) Productor de cine de animación. Ha transitado con éxito el camino de la pintura, la escultura y el cine. Entre sus trabajos de animación: Manzanita (1978), Wanady (1981), El sueño de los hombres (1986). Actual director del Museo de Historia del Cine.

Así era la gente de antes, hace mucho... macho tiempo.

Abrí la puerta y Tenene me esperaba sentado frente a la moviola, se levantó con sus gestos de selva y me soltó su sonrisa a quemarropa: “Está bien la película- me dijo, -no tiene malas intenciones, sólo que

Armando Arce.

tiene dos equivocaciones normales y un error. Se ve que usted tío conoce la tierra de nosotros, porque puso unas matas que no son de allá cuando el niño camina en la selva, la otra es que nosotros no hacemos vasijas de barro con las manos, esas son cosas que por allá no se ven. Pero sí tiene un error. ” me

dijo.

En ese momento me derrumbé, bajé la cabeza y lloré. - Cuando al comienzo de su película la voz dice: Agregó Tenene:

Antes el cielo se llamaba Kahuña no había

separación entre el cielo y la tierra, no había puerta para entrar al cielo los dioses no estaban separados de los hombres sino que vivían con él... enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 10 3


Nuevos proyectos de animación en Venezuela Alvaro Cáceres

En Venezuela hay un trabajo en animación que se hace desde los años 60 y 70, y por diferentes razones económicas y de otra índole, no se ha afianzado una estructura de producciones audiovisuales para niños, dibujos animados, lo suficientemente sólida como para producir de manera masiva. Es decir, lo que se ha hecho es trabajo desde el punto de vista individual de artistas que han desarrollado su obra desde el punto de vista audiovisual en la parte de animación, pero no como se ha hecho en otros países, que han sido seriados, que han sido obras que llenan pantallas de cine o que llenan pantallas de televisión. Son realmente cuentos o historias muy sencillas, algunos son adaptaciones de historias o adaptaciones de textos de escritores como Laura Antillano, Luiz Carlos Neves y otros escritores, y otras son historias propias de mi equipo. Albatros Producciones C.A. inicia sus actividades en el año 2000 con el diseño y desarrollo de contenidos Todo Público para televisión, específicamente documentales y dibujos animados para el público infantil. En el año 2001, gracias al respaldo de La Fundación Para El Arte de la Alcaldía del Municipio Libertador del Distrito Capital, desarrolla la maqueta de la serie de dibujos animados La caja que cuenta cuentos. Durante los años 2002 y 2003, de manera simultánea con el desarrollo de proyectos de contenidos para Televisión y cine, Albatros Producciones lleva adelante servicios de producción realizando campaña publicitarias y de información para diferentes entes públicos entre las que destacan las ‘"Campaña de Radio y Televisión Comunitaria” y “Ley Resorte” para CONA- TEL, y la serie de micros para radio y televisión

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“Hablemos del Alca” para el Ministerio de Producción y Comercio”. En el año 2002 Albatros Producciones se hace merecedor de un financiamiento por parte de El Fondo Iberoamericano de ayuda Ibermedia 1 para desarrollar el proyecto Bugo la hormiga, una serie sobre fauna, ecología y conservación desde una perspectiva Suramericana. En el 2004 firma un convenio de Coproducción con la Corporación Venezolana de Telecomunicaciones y su canal de señal abierta público y nacional Vive, para la producción de tres series audiovisuales: Creadores, trece capítulos sobre artistas populares venezolanos, La caja que cuenta cuentos, nueve capítulos de dibujos animados con historias infantiles “coloreadas” con elementos culturales venezolanos y latinoamericanos y Bugo la hormiga una serie documental pionera en su género en toda Suramérica, tanto por el público al cual está orientado como por las técnicas usadas para su producción y la manera como se enfocan los contenidos. La producción de la serie Bugo la hormiga ha significado el desarrollo de un importante producto conexo: El Banco de Imágenes de Naturaleza Suramericana, producto único en el mundo de un altísimo valor comercial, cultural y científico, que pronto estará disponible a través de Internet para cineastas, canales de televisión, periodistas y casas de producción de cine, televisión y publicidad de Norteamérica, Europa y Asia. En el año 2005 firma un Convenio de coproducción con el Ministerio de Cultura de Venezuela lo que da inicio a la segunda temporada de La caja que cuenta cuentos; Serie animada en 2D, que consta de 12 capítulos de 24min. c/u. Actualmente tenemos los siguientes proyectos en desarrollo:

Llanero. Documental histórico. 90min 16 mm o Video Digital. Una historia de Caballos y Libertad.


La pluma de los cuatro colores. FicciónAventura. 90 min. Video. Animación 3D. Un pueblo del

Caribe, a finales del siglo XVIII, decide enfrentar las injusticias de la tiranía imperial, su única arma será: La Pluma de los cuatro colores.

2da temporada de Bugo la hormiga

Documental de Naturaleza para Niños. 2 4 min x 12 capitules. Video Digital, Animación 3D. Bugo, la

hormiga nos lleva en un emocionante recorrido por Suramérica, donde conoceremos a los seres más exitosos de la historia de la naturaleza: los Artrópodos.

Alvaro Cáceres.

Samuel y las Cosas. Documental para niños. 24 min x 12 capítulos. Video Digital, Animación 3D. Con Samuel

descubriremos cómo funcionan las más importantes invenciones de los seres humanos, le seguiremos la pista a un grano de bauxita desde la mina hasta el ala de un avión, conoceremos por qué vuelan los aviones, cómo podemos ver los más distantes planetas, por qué un barco tan pesado no se hunde y en fin, entenderemos las cosas más útiles que hemos creado los seres humanos.

Nota 1

El Programa Ibermedia forma parte de la política audiovisual de la Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica (CACI), creado en noviembre de 1997 sobre la base de las decisiones adoptadas por la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Margarita, Venezuela, relativa a la ejecución de un programa de estímulo a la coproducción de películas para cine y televisión en Iberoamérica; al montaje inicial de proyectos cinematográficos; a la distribución y promoción de películas en el mercado regional y a la formación de recursos humanos para la industria audiovisual. Alvaro Cáceres (Caracas, 1965) Egresado de la Universidad Central de Venezuela en Computación y Física. Ha cursado talleres y cursos de varias especialidades cinematográficas desempeñando luego diversas funciones en largometrajes,cortometrajes y documentales.Como director ha realizado los cortometrajes: Sepia, Cero y Uno. Recientemente incursionó en la animación con la obra El Rey de Lara (2002), obra que concursó en el festival Del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba. Productor de cine de animación creador de La caja que cuenta cuentos, programa de animación para niños transmitido por la emisora VIVE TV.

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La experiencia de los ilustradores Ponentes: Carlos Zerpa,Mónica Piscitelli, Coralia López Gómez, Oswaldo Rosales. Moderador: Carlos lldemar Pérez.

Colección de literatura infantil Caminos del Sur Carlos Zerpa Mónica Piscitelli

En la colección Caminos del Sur se ha dado una interesante coincidencia: Autores inéditos, diseñadores e ilustradores novatos, y, lectoreseditores acompañados de asesores especialistas en la materia. Partiendo de semejante iniciativa se abre la posibilidad de plantear nuevos panoramas en el mundo de la edición. El formato y la tipografía son las llamas que dieron luz a nuestro trabajo, por cuanto son elementos orgánicos. La colección tiene como base una estructura de formatos y modos tipográficos que definen cada una de las series que la disponen. Así bien, para la serie Verde (de 0 a 6 años) y la Amarilla (de 7 a 11 años) se asumió un formato apaisado de 20 x 17.2 cm. La selección de la tipografía fue pensada contemplando las distintas variantes que ésta contiene, así como el juego de pesos y contrastes a nivel visual que se derivan entre ellas. Tomando en consideración que cada serie está dividida en géneros (poesía con todas sus vertientes entre ellas la tradición oral, cuento, teatro y novela), se les atribuyó características específicas con respecto a la disposición y distribución de textos y espacios, para responder al ritmo de lectura que éstos exigen. La relación entre texto e imagen varía de acuerdo a la serie: en la serie Verde la ilustración tiene un carácter referencial, puesto que los libros están dirigidos a niños en la etapa del reconocimiento de la imagen y el sonido, puesto que las ilustraciones son el percutor que disparan la creatividad de los pequeños que 106 e nc ue nt roc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne zue la

se iniciaran en la lectura. En la serie Amarilla la ilustración funciona como complemento del texto equilibradamente y es en esta etapa donde se juega con distintas técnicas gráficas y conceptuales como el libro álbum y el comics. En la serie Naranja la relación de las imágenes y el contenido discursivo es metafórica, con la intención de llevar al lector a una interpretación que se alcance a través de referentes y símbolos. Se estableció un sistema de trabajo con el ilustrador, definido por pasos a seguir dentro de los cuales está determinado el proceso a nivel de bocetos, para atrapar el concepto general del libro y la correspondencia imagen-texto; esta interrelación estudia la composición narrativa y las proporciones del dibujo, aquí surgen diversas aristas, tantas como libros se editen; hay textos que aislados de otros dentro de una misma obra nos narran una sola historia, entonces cada uno de ellos se convierte en una unidad en la que las ilustraciones son eslabones de la cadena-libro; en otros casos un mismo personaje determina la obra. Una vez desarrolladas las ilustraciones, nos entregamos al proceso del color; la no digitalización es nuestro criterio, es decir, se respeta a plenitud el trabajo manual que realiza el ilustrador y la multiplicidad de técnicas que aplique (óleo, creyón, pasteles, tinta, etc.). Las series Verde y Amarilla exigen las imágenes a todo color, no así la serie Naranja que está determinada a dos tintas, de esta manera la colección Caminos del Sur establece en el plano del formato y el color la diferencia que marca la transición de niño a adolescente.


Carlos Zerpa (La Victoria, 1984) Diseñador gráfico. Realizador del concepto de diseño del Festival Mundial de la Poesía 2006. Actualmente se desempeña como coordinador de arte de la Fundación Editorial El perro y la rana.

Ménica Piscitelli (Caracas, 1978) Realizó estudios de diseño gráfico y cine documental, ha trabajado con fotografía y actualmente es diseñadora y diagramadora de las colecciones de la Fundación Editorial El perro y la rana.

Libros de la colección "Caminos del Sur"y"Cada día un libro" editados por la Fundación El perro y la rana.

Oswaldo Rosales, Carlos lldemar Pérez, Mónica Piscitelli y Carlos Zerpa.

Ilustrar: más que dibujar Coralia López Gómez

Voy a comenzar con un lugar común: “yo dibujaba desde que estaba chiquita”, lo que por supuesto producía grandes elogios -sobre todo de mis padres- pero nunca, jamás, hasta el punto de pensar que dibujar podía ser una profesión, o una manera digna de ganarse la vida. De hecho, de niña ni siquiera sabía que existiera una carrera llamada diseño gráfico ni que a las personas que hacían los dibujos que aparecen en los libros se les llamara ilustradores. Entonces, y como era de esperarse, al graduarme de bachiller ingresé a la universidad para estudiar una carrera tradicional, que en este caso fue ingeniería. Pero realmente nunca me fue muy bien allí en lo académico, en lo que realmente me destaqué era sobre todo haciendo los dibujos para las carteleras. Me encontraba entonces tratando infructuosamente de obtener las notas que me permitieran avanzar de trimestre cuando se abrió en Valencia una extensión del Instituto de Diseño de Caracas, y apenas lo visité supe que era eso lo que quería estudiar. Entonces recibí -aunque a duras penas por supuesto- el apoyo de mis padres, para abandonar una prestigiosa universidad por hacer un “cursito” de diseño, no sin que antes ellos me preguntaran, con lógica preocupación y decepción, que qué iba a hacer yo después con lo que allí aprendiera, si es que aprendía algo útil. Yo misma no tenía idea, pero con el tiempo supe que fue una decisión acertada y aunque todavía mis padres, al igual que muchos, no saben exactamente a qué se dedica un diseñador gráfico ni cuál es su trabajo, casi 20 años después de aquella decisión están más tranquilos porque, a pesar de que donde se me ocurrió estudiar después, fue en la escuela de artes plásticas, finalmente senté cabeza y terminé una carrera universitaria que les permite responder cuando

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algún viejo amigo les pregunta por mí: -Bueno, ella es periodista-. Pero realmente yo me siento sólo una diseñadora gráfica. Y dedicándome a esto -al diseño- he pasado la mayor parte de mi vida profesional. Mi experiencia corresponde principalmente al área editorial, y si bien es cierto que algunas veces cuando necesitaba ilustrar un texto, yo misma hacía los dibujos, esto era algo esporádico en mi actividad cotidiana y realmente nunca pensé en ilustrar libros para niños. Pero, en en el año 1997 trabajando para un medio impreso donde Laura Antillano coordinaba el suplemento cultural, fui asignada a diseñar e ilustrar una página ideada por ella, llamada La escuela viva, dirigida a padres y maestros y encargada -por supuesto- de promover la literatura infantil. La oportunidad no pudo ser más reveladora. Me encantó el reto de que la página -que sale semanalmente- debía ser ilustrada, lo que me permitía desarrollar mi habilidad del dibujo, que estaba prácticamente abandonada, pero lo más importante no fue eso, sino que los textos que se publicaban muchas veces eran reflexiones sobre literatura infantil, donde también se tocaba el tema de la ilustración. Leí entonces con avidez a Rosario Anzola, María Elena Maggi, Velia Bosh, Elsa Bornemann, Graciela Montes, Monika Doppert, Mireya Tabuas y a la misma Laura Antillano, entre otros autores e investigadores. Y aunque siempre había comprado libros para niños, que realmente eran para mí, fue a través de las páginas de La escuela viva que conocí los mundos de Roald Dahl, Anthony Browne, Tommy De Paola, Ana María Machado, Mau- rice Sendak, etc. Quedé atrapada y fascinada en ese mundo que rodea el hecho de la literatura para niños y jóvenes y en el que, durante los nueve años que hice la página, estuve hurgando con la consecuencia de que pude ver las cosas desde otra

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perspectiva y aprendí datos muy importantes en lo que a ilustración se refiere, como que: Definitivamente no es lo mismo dibujar que ilustrar. Una premisa que no me ha abandonado y que ha hecho que trate de sacar -a veces sin éxito- al ilustrador que todo dibujante lleva dentro. Luego, en el año 2000, motivada e impulsada también por Laura, asistí con ella al Congreso Internacional del IBBY realizado en Cartagena de Indias donde conocí a algunos de los autores que recién acababa de descubrir, y conocí también a ilustradores muy admirados por mí como Morella Fuenmayor, Angela Lago y Anthony Browne. Esa experiencia de una semana viendo cientos de libros para niños, hablando todo el día de cómo se escribe y cómo se ilustra para ese público, sus mitos, sus realidades, etc., me hicieron pensar en la posibilidad de que, ya que me gustaba dibujar, podía intentar convertirme en ilustradora. Entonces en el año 2001 Avilio González me dio la oportunidad de ilustrar mi primer libro titulado “¡A que no me la adivinas!”, un repertorio de adivinanazas iberoamericanas, donde la ilustración no debía ser obvia, en cuanto a la solución del enigma, sino que debía limitarse a dar pistas sobre las posibles respuestas, siendo a la vez divertida. Avilio se preocupó no solamente por hacerme críticas y darme consejos sobre cómo resolver las ilustraciones, sino que me suministró material bibliográfico sobre ilustradores lo que continuó enriqueciendo mis conocimientos sobre el tema, aparte de significar por supuesto la primera experiencia real del proceso que significa ilustrar un libro. Al año siguiente La Fundación La letra voladora editó un libro de Luis Cedeño llamado “Gatero y yo” compuesto por poemas sobre gatos que tuve el placer de ilustrar y diseñar; y aunque nunca me habían gustado mucho estos felinos, el hecho de hacer este libro me llevó


a observar a estos misteriosos animalitos con más atención, a mirarlos más de cerca, y hasta tocarlos, cosa que nunca había hecho en mi ya larga vida. Luego vino la experiencia de los libros “De la escuela salen los caminos” también editados por La letra voladora en los cuales además de resolver “gráficamente” las ilustraciones fue necesario tener presente que uno de los objetivos de estos libros es que el niño y la niña reconozcan su entorno, se identifiquen con una visión positiva de su comunidad y reconozcan también el universo que los rodea en cuanto a geografía, fauna, flora, ambiente natural y artificial. Lo que por supuesto significó para mi misma aprender más sobre las tradiciones y costumbres de las regiones a las que se les ha dedicado cada capítulo. El año pasado ilustré algunos libros para la colección Brújula de papel del diario El Nacional, que también son libros de texto. Lo novedoso aquí es que son ilustraciones que deben estar listas en una semana lo que ha hecho que deba “pensar más rápido”, resolver cada página, olvidándome también de que pueda ganarme algún reconocimiento, o ser nominada a la lista de Los mejores del Banco del Libro con el resultado de este trabajo. Pero consciente de que es un ejercicio buenísimo para experimentar técnicas y ver cómo se comportan al momento de imprimir, no pude despreciar el aprendizaje que significó para mi esta oportunidad. Los resultados de estas pocas experiencias en el mundo de la ilustración de libros para niños han sido como “arranacados de las páginas de la vida misma” a veces buenos, otras no tanto y hasta he hecho cosas muy malas de las que no me gusta ni acordarme. Pero soy optimista, porque ilustrar es una experimentación constante, un trabajo muy motivador, que quiero seguir haciendo, a pesar de que entro en shock cada vez que se me asigna algo para ilustrar y veo con pánico la página en blanco frente a mí.

Pienso que siempre valdrá la pena el intento porque en el caso que nos ocupa, el de la literatuara infantil, está dirigida a los seres más impresionantes, maravillosos y encantadores del mundo: los niños. Coralia López Gómez (Valencia, 1966) Diseñadora gráfica e ilustradora. Es egresada de la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena y licenciada en Comunicación Social. Diseñó e ilustró la pá- gina "La Escuela Viva" publicada semanalmente en el diario Notitarde (1997 2006). Ha ilustrado los siguientes libros: Gatero y yo, de Luis Cedeño (La Letra Voladora, 2002); De la escuela salen los caminos Bejuma,Miranda,Montalbán (La Letra Voladora, 2002); De la escuela salen los caminos (Puerto Cabello, Juan José Mora,2006);¡A que no me la adivinas! de Avilio González (Yo sí leo editores,México 2005) y varios libros para la colección Brújula de papel del diario El Nacional. Autora del concepto gráfico de este evento.

Ilustración de Coralia López,

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Mi profesión de ilustrador Oswaldo Rosales

Buenos días. Soy Oswaldo Rosales, licenciado en artes egresado del Instituto Universitario de Artes “Armando Reverón”. Les voy a hablar y mostrar algo de mi trabajo como ilustrador. Comencé en la carrera de diseño gráfico en 1990, cuando entré a trabajar en el diario Notitarde. Esa fue mi primera experiencia con el mundo del diseño visual y la ilustración. También fue mi primer contacto con las computadoras Apple y los maravillosos programas para diseño gráfico. Un par de años después decidí irme a Caracas a estudiar arte en el Instituto Universitario de Artes “Armando Reverón”. Mientra estudiaba arte conocí personas que me introdujeron al mundo de la ilustración para niños. Primero con la Editorial Romor, para quienes hice muchos textos escolares. Y luego conocí a la editora Isabel de Los Ríos, con quien comenzó lo que ahora considero una carrera: La ilustración. Tengo aproximadamente nueve años trabajando como ilustrador, pero lo asumí como profesión hace unos cinco. He ilustrado gran cantidad de libros, por ello, en esta ocasión sólo les voy a mostrar algunos de los trabajos que he hecho estos últimos tres años. Comenzaré hablando del libro “Coctel de Frutas”, escrito por Rosario Anzola y publicado por la editorial “Usiakuri”. Se quería que las imágenes y el color reflejaran el ambiente tropical y festivo del poema. En el poema las frutas son seres animados y hacen cosas, tales como vender collares de cuentas. Para ilustrar esas frutas quise alejarme de la tradicional fruta dibujada con ojos, bocas y extremidades, y en su lugar se me ocurrió hacer personas cuyas ropas evocaran (mediante en color y la forma) la fruta que representaban. Es uno de primero libros que hice coloreados en el computador. 110 e nc ue nt roc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne zue la

El siguiente libro es “Huellas en el Aire”, escrito por Diana Abreu, y publicado por su editorial “Artemis”. Son veinte poemas de veinte aves de la geografía venezolana. Este libro tomó una año para desarrollar las ilustraciones, pues en cada poema se refiere a un ave muy específica, y por ello había que investigar la apariencia, costumbres y hábitat de cada una de ellas, para ilustrarla siendo lo más fiel posible a la realidad. Fue un uno de los trabajos más interesantes pues también tuve la oportunidad de explorar otro tipo de ilustración, una donde la línea y los colores son muy limpios y donde se usa el recurso de repetición de patrones de imágenes para crear texturas visuales. Seguimos con Belinda, también escrito por Diana Abreu y publicado por “Artemis”. Y como pueden ver, se trata do otro estilo de ilustración. Yo no tengo un estilo definido. El estilo de un libro viene dado por lo que el texto cuenta y como lo cuenta el autor. A partir de la “voz” del texto comienzo a buscar el estilo de ilustración que acompañe mejor esa “voz”. En el caso de “Belinda”, que es un cuento de realismo mágico, opté por un estilo medio de arte ingenuo, con aires de estampita o postalita de un lugar pintoresco. El siguiente trabajo son ilustraciones del cuento “Una Navidad hecha a Mano” publicada por el diario “El Nacional”. De nuevo trabajé con ilustraciones hechas a mano, pero coloreadas en computador. Pero en este caso se me pidió que el acabado de las ilustraciones no se viera tan “computarizado”, así que tuve la interesante tarea de investigar cómo hacer que las ilustraciones coloreadas en computador parecieran coloreadas a mano, para lo cual usé, por supuesto, un programa de computación para añadirles accidente humano. El siguiente trabajo es “Kane'wa, el árbol que dada sed”, escrito por Miguel Angel Jusayú y publicado por Monteávila Editores. Hacer este libro fue un experiencia maravillosa.


Tuve la oportunidad de ir a la Goajira, enviado por la editorial, acompañado por la antropólogo y co-directora del proyecto Beatriz Bermúdez. Allá tuve la oportunidad de conocer al escritor, a quien introduje en la última ilustración del relato. Esté libro me enseñó lo delicado y serio que es ilustrar (y producir) cuentos indígenas. Y que uno sólo está preparado para hacerlo una vez que ha visitado y tenido contacto con la gente de donde el cuento nace. El siguiente trabajo fue la honorable tarea de ilustrar un “Don Quijote de la Mancha” versión niños hecha por Armando José Sequera, y publicado por Alfaguara. Este trabajo fue un reto, no por el personaje en cuestión, sino por el poco tiempo que tuve para hacerlo. Ilustré tres libros (18 ilustraciones por libro) en menos de dos meses. El resultado fue satisfactorio para la editorial, no tanto para mí, pero fue sorprendente descubrir todo lo que puedo hacer en tan poco tiempo, si hay un estímulo tal como “bautizar los libros el día de la celebración del 400 aniversario de nuestro amado Don Quijote”. Después viene, “ABZOO del arca de Noe” escrito por Javier Mirada Luque, y publicado por San Pablo Editores. Aquí quiero que vean otro estilo de ilustración y la relación de la ilustración y la distribución de los textos, la cual también estuvo a mi cargo. El siguiente libro es “La verdadera historia de Florindo y Dorabella”, escrito por Diana Abreu, y publicado por “Artemis, fondo editorial”. Este libro es una obra de títeres para niños, así que se me ocurrió mostrar a los títeres en acción teniendo el teatrino como marco. Los personajes fueron enteramente construidos en la computadora, y sus partes son movibles, de manera que siempre en cada ilustración usaba el mismo personaje, y sólo debía cambiar su posición... casi como si fuera un títere real. Se nos ocurrió añadir al final del libro los elementos de la obra (fachada del teatro, telones, personajes y accesorios) recortables y las instrucciones para armar el teatrino.

En enero del 2005 comencé a ilustrar la primera biblia para niños hecha en el país. Se llama “Mi primera Biblia”, versión de Milagros Moleiro, editada por San Pablo Editores. Fue un trabajo arduo que duró seis meses. Período durante el cual hice más de 200 ilustraciones y el montaje (diseño y diagramación) del mismo libro. El resultado fue hermoso satisfactorio para mí, pero aún así, al ver los libros impresos, siempre tengo la sensación de que pueden ser mejor. Y tiendo a pensar “tal vez, si tuviese más tiempo para dedicarles... etc”, pero el rimto del mundo editorial es vertiginoso y uno como ilustrador hace lo que puede, lo mejor que puede. Lo que va de este año 2006 he ilustrado un par de libros para San Pablo Editores, de los cuales el más interesante e nivel visual es “El álbum fotográfico de Jesús”, del Padre Bazarra. El libro cuenta muy resumidamente 22 escenas de la vida de Jesús, y se refiere a ellas como si de un álbum fotográfico se tratase. Así que diseñé el libro como un álbum de fotos antiguo, de esos donde las fotos están sujetas por sus cuatro puntas. Hice un tipo de ilustración de estilo ingenuo, con mucho uso de transparencia, para darle una atmósfera ligera, como de acuarela. Ahora, les quiero mostrar un trabajo que no es un libro para niños, pero que tiene que ver con la ilustración y es para niños. Es un trabajo hecho para PDVSA, el cual está próximo a ser publicado y consiste en una serie de modelos de cartón para armar, didácticos, con el tema petrolero. Los niños tendrán la oportunidad de armar y a aprender sobre: el camión explorador de ondas sísmicas, la torre de perforación, el balancín, la refinería, el tanquero y la estación de servicios. Y para finalizar con mi exposición, deseo mostrarles un trabajo personal en el cual vengo trabajando desde hace unos años. Se llama “Cosmogoninas” y es una serie de cinco muñecas de papel, que representan distintos grupos culturales (la indígena latinoamericana, enc ue ntroc o nlalit e ra t ura inf a nt ile nVe ne z ue la 11 1


la oriental, la europea, la africana y la hindú). Cada muñeca posee vestidos fantástico-poeticos que representan algún aspecto de su cultura. Es una serie aún en proceso, con la cual deseo celebrar el ser humano y la maravillosa manera como manifiesta sus diferencias a través del traje. Oswaldo Rosales Artista plástico, ilustrador y diseñador gráfico venezolano. Licenciado en Artes,egresado del Instituto Universitario de Artes"Armando Reverón", en Caracas. También se ha desempeñado como ¡lustrador de libros de textos, revistas y periódicos. Ha ilustrado libros para niños para editoriales como San Pablo,Isabel de los Ríos, Florilegio, Editorial Usiakuri, Fondo editorial Artemis, MonteÁviia editores, Publicaciones de El Nacional y Alfaguara infantil en Venezuela,y High Seas Publishing,en Colorado, EUA.

Ilustración de Oswaldo Rosales.

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LOS ESCRITORES EN LAS ESCUELAS


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El Capitán y otros Cuentos Experiencias derivadas de la visita del Escritor Xavier Sarabia a nuestra Escuela Nallibir Rivero

Comenzar el nuevo año escolar, ya es motivo de alegría. Se trata de volver a mirar esas caritas las que ya están y las que llegan- aventurándose una vez más o por primera vez a un año lleno de experiencias significativas, como la que nos proporcionó Xavier Sarabia el primer viernes luego de comenzar las clases con los niños en nuestra escuela. El

antes:

El 29 de Septiembre sería la visita, los muchachos se integraban apenas ese lunes 25. Llenos de una angustia placentera los maestros ya esperaban preparados para iniciar el acercamiento. Se trataba de un autor nuevo y desconocido para los niños, en donde habría que comenzar por narrarles su historia, o por lo menos darles una idea de lo que hasta el momento de este autor visitante ya se conocía. Se repartieron sus cuentos, por no disponer de mucho material, de su libro se hicieron copias, muchísimas, que fueron a parar a una población de 506 estudiantes. Cada aula por grados afines tomó uno en particular que luego sería reseñado durante la visita. Armaron equipos en representación de cada grado, estos serían sus voceros a la hora de la entrevista. Subrayaron palabras no conocidas y todo aquel detalle que les causara gracia. Creatividad fue lo que abundó. Los maestros, insignes ingenieros del saber se dejaron llevar por la emoción de lo esperado, así que, entre dibujos, cuentos y canciones, se fueron haciendo espacio entre los cuentos leídos del personaje visitante. Estando todo listo, la escuela esperaba con vehemencia.

El visitante perfecto

Ya estábamos pues sobre la marcha, llegó el día 29. Las sillas afiladas en un pasillo de la escuela, lucían engalanadas, acompañadas de una hermosa cartelera de bienvenida y de un micrófono que no fue para nada necesario. Lleno de expectativas llegó el nuevo escribiente, quien de primeras lució atrapado por los encantadores gestos de la población de pequeños curiosos que hacen vida en la escuela. Pegado a mí, como quien realiza un atractivo tour por una gran ciudad, no hacía más que mirarme con una cara de “no te alejes, quédate aquí cerquita que estos muchachos me comen”. Y se lo comieron. Desde el principio devoraron sus cuentos uno a uno. Preparándose para recibir a este nuevo “héroe” de la literatura infantil que bien supo llenar sus expectativas. Para Xavier todo esto era nuevo, confesó que nunca el miedo se apoderó de él estando en público, no creyó que tratándose de un cambio de escenarios, donde ahora los jueces eran los niños, pudiera llegar a sentirse amenazado en su discurso. Y es que la amenaza se hizo creciente en la medida que estos jóvenes lectores en cada pregunta proporcionada, le demostraban al escritor lo fascinantes que le habían parecido sus cuentos, entre ellos: El capitán, Camino a la escuela, Arco iris y Gusano de leña. No dejando de lado la realidad de que como lectores críticos allí había cosas que no les “parecían”, como dijera un alumno de 5to. grado quien en forma muy sincera le expreso: “ A mí nunca se me habría ocurrido escribir sobre piratas, ya eso está pasado de moda. Aquí en Puerto Cabello lo que reina son los pescadores. Yo escribiría sobre ellos y sus aventuras”. Xavier atento y astuto les aclaraba las dudas: “Yo no conté aventuras de piratas, fue sobre un capitán, un capitán que era mi abuelo...” y por allí se desataba embelezado a conversar con un animado grupo de niños que se sentía en casa con la compañía de Xavier.

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Una niña se identificó con su cuento:” Camino a la escuela”, diciéndole que a ella también le parecía que la hermana de Xavier tenía razón, pues le resultaba “Patética la idea de ir cantando camino al colegio”. Xavier no pudo evitar reír, emocionarse, bajar al nivel de ese grupo tan simpático que estaba desbordando sus ya ganadas intenciones de seguir escribiendo. Nos prometió su segundo libro, que nos hará llegar aún sin editar. El cierre Paseó por los pasillos, entró a las aulas, visitó la biblioteca, conversó con los maestros, les hizo otra promesa: Voy a regresar, voy a regresar a seguir degustando del exquisito placer de la lectura. Los niños felices le regalaron una pequeña muestra de su afecto, una placa de arcilla con su nombre grabado. Adiós Xavier, los niños y maestros de la Próspero Reverend, esperaremos el regreso de nuestro simpático amigo.

Xavier Saravia con los niños de la escuela Próspero Reverend.

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Antonio Trujillo en la Escuela Básica Bolivariana Juana García de Ladera Yunilda Arias

Todo empezó en “La Letra Voladora”, sitio de reunión de un grupo de Docentes interesados en la escritura de cuentos infantiles, bajo la asesoría de la profesora Laura Antillano, quien de manera muy sabia riega estas inquietudes y hace que crezca en cada uno de nosotros la confianza de los frutos que podemos dar. Luego de la profesora Laura plantearnos gentilmente la participación como asistentes y colaboradores en dicho evento, nos propone llevar un escritor a algunas escuelas, es así como escogimos para Puerto Cabello a: Armando José Sequera en la E.B.B. Juan José Flores; Xavier Xaravia en la E.B.B. Próspero Reverend; y a Antonio Trujillo en la E.B.B. Juanan Gracia de Ladera. Al llevar la propuesta a la Directora de la Escuela, Morela Castro, hubo una gran receptividad, se involucró a los docentes de las diferentes etapas para que le hablaran a los niños de Antonio Trujillo, sus cuentos y poemas. El apoyo de la Bibliotecaria María Castañeda y su asistente en la programación a realizar para ese gran día (29-09-2006). Como encargada de la actividad en la escuela, comencé a indagar más sobre nuestro escritor Antonio Trujillo, primero lo conocí en una foto que tiene la profesora Laura colgada en una pared de su apartamento, aunque ahí tiene una barba blanca, algo larga. Ya tenía su cuento “Cabuyi- ta” que fue un obsequio en el Taller “Escribir es una Ciencia” por lo tanto ya mis niños conocían también el cuento. Un dato importante obtenido fue que Antonio Trujillo aparte de ser escritor le gusta la carpintería, comprendí la relación tan bella que tiene con los árboles y la naturaleza en su libro de poesías “Taller de Cedro”. Preparamos para él una pequeña recepción algo formal, ¡nada se cumplió!, todo cambió en el momento en que pisó nuestra escuela, su

personalidad es tan sencilla, espontánea, humana y dulce que se rompió toda la programación. Nos hizo correr, brincar, fue todo tan natural como si tuviéramos años conociéndolo, los docentes asombrados, los niños encantados de tener un escritor de tú a tú. Se le observó muy complacido al oír algunos de sus versos en voces de los niños. Luego surgieron muchas preguntas sobre “Cabuyita”, el sombrero mágico, los meses, las estaciones, herramientas de carpintería, los nombres de los árboles y sobre todo el tener en nuestras instalaciones un Apamate de flores moradas el cual sirvió de sombra para conversar con los niños y conocer lo desconocido “El Apamate de Flores Blancas”, ahora sabemos que sí existe. No atendió a un solo grupo de niños ¡Recorrió todos los salones! Los llevó a un árbol de Framboyán donde compararon los beneficios de las obras de Dios y las obras del hombre. Quedó fascinado con nuestra escuela, la vista del paisaje pintado por nuestro creador, la emoción de nuestros alumnos de aprender de él, no lo podía ocultar, la expresión de su rostro lo delataba, no fingía, era verdad. Siempre recordaremos a Antonio Trujillo. La Imaginación de un Carpintero. El personal Directivo, Docente, Administrativo, Obrero y muy especialmente los niños de la Escuela Básica Bolivariana Juanan Gracia de Ladera, ubicada en el Barrio Libertad, Municipio Puerto Cabello del Estado Carabobo. ¡Gracias por compartir un día de su vida con nosotros!

Antonio Trujillo en su visita a la escuela Juana García de Ladera.

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El escritor Rodolfo Porras en la Escuela Bolivariana "La Estación NER-262" Alejandra Seijas

El día 29 de septiembre del año en curso, se recibió la visita del escritor Rodolfo Porras a la Escuela Bolivariana “La Estación NER- 262”, ubicada en el sector 18 de octubre del municipio San Joaquín, estado Carabobo. Esto con la finalidad de compartir con los alumnos, personal docente, administrativo y obrero de la institución, así como invitados especiales de otras instituciones educativas del municipio lo que ha sido su experiencia como escritor. Luego de su presentación formal, los alumnos realizaron una dramatización del cuento La gallina fantasma, de la escritora Mercedes Franco. Seguidamente, Rodolfo Porras hizo una reseña autobiográfica, mediante la cual los presentes pudieron conocer su labor como actor y director de teatro, pero también como escritor de novelas de investigación policíaca. Esto dio inicio a una ronda de preguntas por parte de los alumnos y docentes, con la intención de indagar un poco sobre el porqué decide ser escritor, a qué edad escribió su primer cuento y sobre qué le gusta escribir, entre otras preguntas de interés colectivo relacionadas con el teatro y su papel como actor. El escritor compartió algunas ideas sobre la importancia de las artes escénicas en la vida humana y la gran oportunidad que ellas brindan para expresar sentimientos e ideas. Para este encuentro literario los alumnos escribieron una serie de cuentos sobre fantasmas los cuales fueron expuestos al público. Esta estrategia de elaboración de cuentos impulsó la creatividad de los niños, a su vez los invitó a la lectura. Como cierre y tomando en cuenta la importancia de las composiciones narrativas de los alumnos, el escritor Rodolfo Porras hizo una actividad para integrar la experiencia de los

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niños y niñas y su labor como actor y director de teatro, para tal efecto los invitó a reunirse por grupos para dramatizar sus propias creaciones o aquellas que fueran de su interés. Para finalizar, es importante destacar el interés de los niños y niñas por conocer personalmente a un escritor y poder expresar sus ideas a través de la escritura de cuentos. Esta fue una experiencia enriquecedora, que deja ver el compromiso de la escuela y las instituciones, en este caso la Gasa Nacional de las Letras Andrés Bello, para fomentar la lectura y el interés por la literatura infantil venezolana.

Escenificando Franco.

el

cuento

¡na fantasma" de Mercedes

Rodolfo Porras en la ronda de preguntas con los alumnos y docentes.


Carolina Rodríguez en la U.E. Instituto Experimental "Simón Bolívar" (Apucito) Elibey Sequera

Lectura: “Por un pelo” Autor: Carolina Rodríguez. Etapa: I y II Etapa. Grado: 3ro y 4to. Actividades:

- Se propuso a los alumnos leer el texto de Carolina Rodríguez titulado “Por un pelo”. - Se buscó información (en Internet) sobre la autora a trabajar. Nota: al realizar la búsqueda, sólo pudimos conocer que la escritora había ganado el Concurso de Autores inéditos de Monte Ávila, sin dar mayores detalles de su vida y su obra. Por lo tanto, revisamos el cronograma del Encuentro de Literatura Infantil a realizarse próximamente en la ciudad y allí pudimos conocer su año de nacimiento, profesión y textos publicados. Luego de leer la información a los alumnos, les pedimos que dibujaran a la escritora como ellos se la imaginaban y la describieran. - Se leyó el texto a los alumnos y luego se intercambiaron ideas sobre los personajes, los lugares que visitaba la protagonista de la historia en sus sueños, qué les pareció Pancito, Nu Petane, Pulga Jazz y sobre cómo Javiera hizo para recuperar su idea y poder ayudar a Pancito. - Al finalizar el intercambio de ideas, se les propuso hacer cartas y dibujos de los personajes. Muchos quisieron hacer las cartas, pero para la escritora y algunos dijeron que iban a realizar invitaciones para que niños de otros grados leyeran el cuento con sus maestras (y así lo hicieron). - Cuando se le comentó a los niños que la escritora iba a venir a conversar con ellos, se

emocionaron mucho y practicaron una canción para darle la bienvenida y entregarle los dibujos y actividades que habían realizado. - La conversación con la escritora fue muy significativa, ellos la sintieron muy allegada (compararon los dibujos que le habían hecho con ella y se divertían al ver qué tan distinta era a como se la imaginaron o qué tanto se acercaron en su descripción) y no sólo surgieron preguntas sobre la lectura, sino que también muchos niños comentaron que les gustaba escribir y le preguntaron cómo hacía ella para inspirarse, cuándo prefería escribir y si soñaba mucho. A los alumnos les encantó ver los dibujos que Carolina tenía sobre sus personajes y los comparaban con los que ellos habían hecho. - Al finalizar el encuentro, cada alumno le entregó personalmente su trabajo a la escritora.

Alumnos de la U.E. Instituto Experimental “Simón Bolívar" durante la visita de Carolina Rodríguez.

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Carolina Rodríguez estuvo en mi escuela Johanna Vegas

Durante el desarrollo del Encuentro con la Literatura Infantil en Venezuela, los días 28, 29 y 30 de septiembre de 2006, algunos de los escritores invitados, dedicados a crear obras para niños, tenían como actividad paralela a dicho evento visitar algunas escuelas de la ciudad para compartir sus muchas experiencias con la palabra pensada para niños y jóvenes en especial. Por ser maestra de aula y por haber tenido el privilegio de participar en la organización de este evento, yo tuve la oportunidad de llevar a mi escuela, la U. E. C. Dr. Leopoldo Yanes, de Fe y Alegría, a la joven escritora Carolina Rodríguez, autora del ameno y cautivador libro titulado “Por un Pelo”, obra con la que ella se ganó el premio para autores inéditos que promovió la editorial Monte Avila Editores en el 2004. Su libro “Por un Pelo” lo conocí en manuscrito, gracias a la Prof. Laura Antillano, quien me lo facilitó para que yo también disfrutara de esa historia muy ocurrente y llena de imaginación, en donde una niña emprende una aventura para recuperar una de sus mejores ideas, que le ha sido arrebatada por un ser muy curioso llamado Nu Petane. Desde el mismo momento en que leí la obra, sabía que debía compartir esta lectura con mis alumnos del 3 er. Grado, así que desde el segundo día de clases comencé a leerla con los niños, a ganarlos para la historia, de manera que cuando ella estuviera en el salón con ellos, se pudiera dar un animado intercambio de opiniones, que ellos pudieran hacerles preguntas acerca de su libro, de sus personajes, de cómo se los había imaginado. Y la experiencia realmente fue memorable, toda vez que ellos, los niños, estaban muy ilusionados con la presencia de ella dentro

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de su salón, les emocionaba mucho la idea de conocer a la persona que escribió la novela que ellos recientemente habían leído y disfrutado tanto. La llegada de Carolina los llenó de alegría, era verdad, ella iba a venir, porque resultó que nos tardamos en llegar esa tarde del día 29, por el tráfico, así que cuando los niños vieron llegar, por fin, a su maestra y a la escritora, se pusieron a aplaudir para darle una calurosa bienvenida. Después ella se presentó y ellos comenzaron a hacerle preguntas acerca de ella: qué hacía, de cómo se le ocurrió escribir esa historia, de cómo se imaginaba ella a uno de sus personajes principales, a Nu Petane, que si se lo imaginaba gordo o flaco. Es bueno aclarar que para ese entonces, ellos no habían visto el libro publicado, sino la fotocopia de su manuscrito y por eso no tenían las imágenes dadas por los diseñadores, sino las que ellos mismos se imaginaban, y es que todos se habían imaginado gordo a Nu Petane, hasta yo. Pero Carolina nos sorprendió a todos mostrándonos lo que ella llamaba el primer dibujo que se había hecho de Nu Petane, hecho por un amigo de ella, y que lo mostraba distinto a como ellos lo habían pensado, un tanto sicodélico, como un arlequín, y no esa imagen de un gordo chifludo y maloliente que ellos tenían. De igual manera le mostraron ellos sus cuadernos, en donde habían ido dibujando a los personajes de la historia a medida que la íbamos leyendo en clase y escribían también su opinión acerca del capítulo leído. Y, por supuesto, ellos aprovecharon la oportunidad para que ella les diera su autógrafo. La despedida fue también muy calurosa, todos, niños, escritora y maestra, salimos muy satisfechos por la experiencia que acabábamos de vivir. Y me atrevo a decir lo mismo acerca de Carolina porque ella igualmente dijo sentirse muy complacida, se había sorprendido principalmente por el hecho de que los niños le explicaban, con mucha seguridad, el porqué del


nombre del libro, detalle que no puede saberse sino hasta el final de la obra, en donde cada lector va a decir, muy sorprendido por la ocurrencia: “¡Ah, con razón se llama Por un Pelo!”. También estaba sorprendida por el hecho de que los niños le contaran, con tanto detalle, aspectos de la novela, que le hablaran de Pancito el pajarito que no quería volar, de las aventuras que vivía Javiera en sus sueños, de Pulga Jazz y, claro, siempre del misterioso Nu Petane. Todo esto conmovió mucho a Carolina, quien al principio se había imaginado que cada niño tenía un ejemplar propio del libro, y no que todo aquel entusiasmo había nacido de su manuscrito, de su lectura durante nuestras clases por la tarde, de la copia de su libro que había enviado al concurso de Monte Avila, sin ilustraciones y, sin embargo, tal útil para una maestra que quiere estimular la imaginación de sus alumnos y el gusto por los buenos libros.

Moraima Rodríguez y Luis Rojas en Escuela Básica Bolivariana Cayaurima en Las Trincheras Haydée Polo

El teatro y la literatura infantil

En el marco del Encuentro de Literatura Infantil en Venezuela se seleccionó un grupo de escuelas que tuvieron la grata oportunidad de contar con la visita de los diferentes ponentes participantes en dicho encuentro. La Escuela Bolivariana Cayaurima contó con la visita de Moraima Rodríguez y Luis Rojas quienes llevaron varias horas de entretenimiento y alegría a un grupo de 30 niños y niñas desarrollando estrategias que pusieron de manifiesto la importancia que tiene el teatro, en especial las obras de títeres para niños y niñas en la promoción de la literatura infantil. Al inicio existió mucha incertidumbre sobre el material a utilizar para la elaboración de los títeres, sin embargo la sorpresa empezó allí, el acto de integración de los niños y niñas a la actividad fue cargado de alegría, espontaneidad, canto y juego, donde a través de la dramatización fueron llevados al mundo del cuento y la imaginación. Se leyó el cuento Mi amigo y yo escrito por un niño de 13 años y que forma parte del libro Palabras de sonrisas, vida y libertad que es parte del trabajo literario llevado a cabo por este equipo de docentes en las escuelas del estado Aragua. Luego de la lectura del cuento se dividieron a los niños y niñas en grupo y se les entregaron diferentes figuras como muñequitos, carritos, animalitos y otros, con los cuales los niños y niñas construirían otro cuento incorporando al cuento leído los personajes representados en dichas figuras. Cada grupo leyó su cuento y seguidamente pasaron a la elaboración de los

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títeres, actividad que fue muy animada gracias a la capacidad interactiva de los facilitadores que lograron llamar la plena atención de los niños y niñas. Un títere sencillo con material de provecho como una botellita de plástico, una media, un guante blanco, marcadores, trozos de telas, se convirtió en una estrategia donde el juego, la imaginación y la interacción de grupo pueden hacer volar la capacidad creadora de chicos, chicas y hasta los adultos. La estrategia motivadora de los facilitadores pone en evidencia la gran importancia que tiene la dramatización y un recurso casi olvidado como el títere para despertar en los niños y niñas el interés por la lectura. El rescate del teatro de títeres para la promoción de la lectura se hace cada día mas urgente en el aula y exige el compromiso de docentes con una gran voluntad de trabajo donde la gracia, la alegría, la disposición permanente estén al servicio de la construcción de espacios para el amor la paz y la convivencia plena entre los individuos y que sólo en la escuela podremos construir, enfrentando así a un mundo que se empeña en destruir los sueños y fantasías de nuestros niños y niñas.

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Experiencia con el escritor Carlos lldemar Pérez Liyesmyss Rozo

En el marco del Encuentro de la Literatura Infantil en Venezuela que se llevó a cabo en septiembre pasado, la Escuela Bolivariana Carmen Norte contó con la visita del Profesor Carlos lldemar Pérez escritor y poeta. Él realizó un taller con alumnos de 3o, 5o y 6o grado que tuvo como finalidad motivar a los niños a que escribieran tomando como fuente de inspiración su fantasías, pero siempre tomando en cuenta que la lectura es la base que ellos tenían para desarrollar su imaginación, además esto sirvió para que el profesor Carlos compartiera su experiencia profesional, ya que los alumnos tenían preguntas acerca de su trabajo y de cómo él creaba sus cuentos y poemas. Para que los niños tomaran confianza inició una actividad que les permitió utilizar su imaginación con libertad, les pidió que nombraran diferentes palabras y ellos las fueron asociando, formando analogías y los niños las copiaban en el pizarrón, del mismo modo el profesor realizaba lecturas breves de material creado por él para que los niños tuvieran una idea de lo que ellos podrían lograr. Estas lecturas eran discutidas por el grupo, esto logró que aumentara el interés por parte de los niños hacia el trabajo que realizaba el profesor, luego que todas las frases estaban copiadas en la pizarra se realizaban lecturas uniéndolas, buscándole un sentido poético a lo producido por los niños. Seguidamente los alumnos realizaron preguntas de título personal y profesional al profesor, situación que motivó a los niños, ya que estos no habían tenido la posibilidad de compartir una experiencia de este tipo.

Las frases que fueron producidas por el grupo son las siguientes: @

La flor estaba en la ventana hablando con su amiga rosa. La casa del gusano es el zapato y también es su carro para ir a la escuela. •

El lápiz usaba pantalón porque le daba frió de estar desnudo. •

El ventilador parece un remolino que se disfrazó para secuestrar a la muchacha. •

La bandera baila con el bombillo como si fuera un zorrillo. •

La puerta se pone un anillo para un pitillo que se la da de chiquillo. •

La pluma le hace cosquillas a la chapa que estornuda rompiendo la botella de la doncella.

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El titiritero hace reír a la luna para comprarle una cuna y dormir a una fruta que se la da de bruta. •

El marciano se lleva la silla a su planeta para convertirla en una nave espacial.

Carlos lldemar Pérez con los niños de la Escuela Bolivariana Carmen Norte.

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Luis Alberto Crespo visitó la Escuela Bolivariana Pedro Castillo Richard Sirit

Luis Alberto Crespo, poeta nacido en Carora y orgullo de Venezuela, visitó nuestro recinto escolar “Escuela Bolivariana Pedro Castillo” en el marco del I Encuentro Nacional con la Literatura Infantil. Su visita fue precedida de un trabajo colectivo, puesto que todos los alumnos desde Preescolar hasta 6to grado investigaron sobre su vida y obra, realizaron composiciones escritas, leyeron e interpretaron su trabajo, de tal manera que cuando llegó a nuestra escuela, hubo una conexión espiritual con él, creo que fue mutua, puesto que el encuentro estuvo lleno de alegría y mucha motivación. Luego de la actividad con los docentes y alumnos del 4to, 5to y 6to grado, 300 alumnos aproximadamente, el escritor se dirigió a la biblioteca en donde se dispuso a dictar un corto taller sobre Poesía a 30 alumnos de 5to y 6to grado, donde nos sentimos agradados y doblemente sorprendidos. En primer lugar por la forma en que se dictó el taller: logró que los alumnos se expresaran desde lo más profundo de su ser, hubo risas, alegrías, pero también llantos, lágrimas de emoción que rodaron por las mejillas de alumnos y maestros quienes frente a la sensibilidad manifiesta quedamos mudos, puesto que un nudo en la garganta nos impidió hablar, por otro lado, la capacidad poética de nuestros alumnos, que frente a las herramientas correctas y la motivación adecuada, son capaces de lograr expresarse por medio de las palabras y plasmar sus sentimientos en obras literarias. Agradecemos el interés del poeta, Luis Alberto Crespo, ya que su visita estaba prevista para el día jueves, pero también quiso acompañarnos el día viernes. Consideramos muy importante

su presencia porque permite acercarnos, no sólo a la obra, sino a la motivación inicial de la obra: su autor, y así el aprendizaje se hace más significativo y trascendental. Rogamos a Dios que estos eventos sigan realizándose por el bien y la proyección de la literatura infantil venezolana.

Luis Alberto Crespo durante su encuentro con los niños de la Escuela Bolivariana Pedro Castillo.

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Proceso de inscripción al evento.

AntonioTrujillo, Miguel Márquez, Laura Antillano y Edith Fuentes.

AntonioTrujillo y Luis Alberto Crespo.

Johanna Vegas, Armando Arce y Omira Bellizzio.

Armando José Sequera con Sofía.

Carlos lldemar Pérez.

Luis Cedeño.

José Antonio Rosales, Coralia López, Julia Antillano, Omira Bellizzio, Yunilda Arias, Laura Antillano, Johanna Vegas y Alejandra Seijas.

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Niños pertenecientes al grupo de teatro de Oswaldo Blanco.

Público asistente a la Biblioteca Manuel Feo La Cruz.

Victoria Ardito y Rodolfo Porras.

Grupo de Títeres "Chamito" de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo.

Xavier Sarabia y Patricia

Julia Antillano y Juan Núñez. Sánchez.

Los participantes al evento en el Centro Cultural Eladio Alemán Sucre.

Carlos lldemar Pérez, Laura Antillano, Oswaldo Blanco, Carolina Rodríguez, Fedosy Santaella, Rafael Rodríguez Calacaño, Jesús Ur- daneta, Avilio González, Johanna Vegas, Omira Bellizzio, Liyesmyss Rozo con su hijo Marcos,María Elena Maggi, Marcos Montero, Dayana Díazy Julia Antillano.

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Participantes durante el encuentro.


Xavier Saravia.

Luis Alberto Crespo y Edith Fuentes.

Patricia Sánchez con la autora de"Por un pelo"Carolina Rodríguez.

Rosario Arsola

Luiz Carlos Neves.

Laura Antillano y María Elena Maggi.

Avilio González, Rafael Rodríguez Calacaño, Fedos y Santaella, Armando José Sequera, Elibey Sequera, Julia Antillano y Carolina Rodríguez.

Johanna Vegas y AntonioTrujillo.

Luis Alberto Crespo, Laura Antillano, AntonioTrujillo y Omira Bellizzio.

Coralia López y Oswaldo Rosales.

Laura Antillano,Carlos lldemar Pérez y Avilio González.

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D I R E C T O R I O

Mercedes Franco

0212-8608541 0414-1163845 Caracas. mercedesfranco@cantv.net Mireya Tabuas

0212-2889937 mtabuas@yahoo.com Caracas. Carlos Ildemar Pérez

0261-7480620 ildemarpe@hotmail.com Maracaibo. Rosario Anzola

0212-2644966-0414-1359023 ranzola@bolivar.com. rosanzola@cantv.net Caracas.

Antonio Trujillo

casadebello@cantv.net (Atención Antonio Trujillo) 0212-3711134 Dayana Díaz 0414 2482549 Caracas. El perro y la rana. shekina80@yahoo.com Migue! Márquez

Caracas. El perro y la rana.

elperroylaranaedidones@gmail.com

miguelmarqueza@cantv.net Carlos Zerpa

Armando Sequera

0416-7155953 armandosequera@hotmail.com Caracas. Luiz Carlos Neves

curum@cantv.net Caracas.

Rodolfo Porras

0414-2594502 Caracas.

Armando Carias

armandocarias@cantv.net Caracas.

Va l enc ia Laura Antillano

laura.antillano@gmail.com

josearosale@yahoo.com

José Antonio Rosales

globoazul2006@yahoo.com Omira Bellizzio Poyer

omirabell@hotmail.com Teresa Carrillo

Armando Arce

teresac_9@hotmail.com Luis Cedeño

Moraima Rodríguez

0414-3435998 lunadecanela@hotmail.com Maracay. Luis Alberto Crespo

0414-1291529

luistecuenta@yahoo.com Oswaldo Rosales

oswros@mail.com

Oswaldo Blanco

blancoswal@hotmail.com Johanna Vegas

casanacionaldelasletras@gmail.com

Caracas.

lyva2768@yahoo.es NallibirRivero

Rafael Rodríguez Calcaño

0414-1707244 0212-7826349 rafe@cantv.net Caracas. Raquel Molina y Victoria Ardito

0416-7178557 Caracas.

colourdanet@gmail.com Simonny Azul Urdaneta

Alvaro Cáceres

Carolina Rodríguez

0412-9840234 xsarabia@gmail.com Caracas.

maggi37@cantv.net memaggi@cantv.net Caracas.

fedosy@hotmail.com Caracas.

Fedosy Santaella

ararce@yahoo.com Caracas.

Xavier Sarabia

Maria Elena Maggi

Jesús Urdaneta

Freddy Torres

calorod4@hotmail.com Caracas.

aviliogonzalez@yahoo.com Caracas.

Caracas. El perro y la rana. zerpavienearrecho@yahoo.com

0416 2077643 alvarocq@gmail.com Caracas.

0274-2527378 Mérida.

Avilio González

nallibirrivero@hotmail.com Alejandra Seijas

seimar29@hotmail.com Liyesmiss Rozo

liyesmiss@hotmail.com Yunilda Arias

yunildarias_odi@hotmail.com Marcos Montero

marcoskanhya@hotmail.com Coralia López Gómes

c.oralialg@yahoo.es

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ÍNDICE Palabras de Laura Antillano

5

La literatura, una necesidad desde la infancia Simón Rodríguez:"lnventamos o erramos". Luis Alberto Crespo El perro y la rana .Miguel Márquez

7

Literatura y Oralidad: De la palabra dicha a la escrita Cabuyita. Antonio Trujillo Eco infinito: la oralidad. Luis Cedeño Del habla a la tabla: el paso de la oralidad a la escritura. Rafael Rodríguez Calcaño Jesús Rosas Marcano: de la voz noticiosa a la poesía infantil. Omira Bellizzio

9 13 14 17

¿Cómo se escribe literatura infantil? Ni más ni menos. Armando Sequera Aprender la belleza. Mercedes Franco Literatura infantil como poética autobiográfica. Carlos Ildemar Pérez Escribir para niños. Laura Antillano

21 25 27 30

Nuevos autores y nuevas perspectivas de enfoque Por qué estoy aquí. Xavier Sarabia Manche Por un pelo, mi primer cuento. Carolina Rodríguez Yo sólo sé que escribo para ch amos. Fedosy Santaella Edición de libros para niños y jóvenes. Dayana Díaz

33 36 40 46

La promoción de la literatura para niños en la radio Tres experiencias en RNV-Activa 103.9 FM. Armando Carias El trabajo radial para niñ@s: la experiencia de lo incierto. Jesús Urdaneta y

48 52

Simonny Azul Urdaneta

La radio: un intermediario en la producción de textos escritos. Edith Fuentes La radio: un medio para promover la lectura. Teresa Carrillo

56 58

¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Presentación. Elisabel Rubiana 121 años no son nada . Luiz Carlos Neves ¿De qué se ocupa la literatura infantil? Mireya Tabuas ¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Rosario Anzola Poesía venezolana para niños. Breve paseo temático. María Elena Maggi ¿De qué se ocupa la literatura infantil en Venezuela? Avilio González

61 63 67 72 75 80


Teatro como literatura para niños Lo efímero y la caducidad. Rodolfo Porras En cada palabra, un canto, una sonrisa. Moraima Rodriguez y Luis Rojas El teatro como literatura . Freddy Torres La dramaturgia para niños. Marcos Montero El teatro para niños: Un enfoque dramatúrgico como obra de arte. Osvaldo Blanco

84 87 91 95 97

La literatura y el cine de animación en Venezuela El cielo se llama Kahuña. Armando Arce Nuevos proyectos de animación en Venezuela. Alvaro Cáceres

100 104

La experiencia de los ilustradores Colección de literatura infantil "Caminos del Sur". Carlos Zerpa y Mónica Piscitelli Ilustrar: más que dibujar. Coralia López Gómez Mi profesión de ilustrador. Oswaldo Rosales

106 107 110

Los escritores en las escuelas El capitán y otros cuentos. Experiencias derivadas de la visita del escritor Xavier Sarabia a nuestra escuela.

Nallibir Rivera

115

AntonioTrujillo en la Escuela Básica Bolivariana Juana García de Ladera.

Yunilda Arias

117

El escritor Rodolfo Porras en la Escuela Bolivariana "La Estación NER-262".

Alejandra Seijas

118

Carolina Rodríguez en la U.E. Instituto Experimental "Simón Bolívar"(Apucito).

Elibey Sequera

119

Carolina Rodríguez estuvo en mi escuela.

Johanna Vegas

120

Moraima Rodríguez y Luis Rojas en la Escuela Básica Bolivariana Cayaurima en Las Trincheras.

Haydée Polo

121

Experiencia con el escritor Carlos Ildemar Pérez.

Liyesmyss Rozo

123

Luis Alberto Crespo visitó la Escuela Bolivariana Pedro Castillo.

Richard Sirit

125

Directorio

131


Este libro se termin贸 de imprimir en los talleres de Anauco Ediciones en el mes de Marzo de 2007 en Caracas Venezuela Se imprimieron 500 ejemplares.


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