Revista La Libélula No. 18

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(…) cada muerte prematura individual más, cada etnia extinguida más, cada propuesta ahogada más nos priva de una faceta de nuestro mundo posible (…) El desorden social no es natural, no es destino, sino establecido y mantenido y porque tan poco se trabaja para afinar el análisis desde abajo, desde la raíz de la utopía. Esteban Krotz

No. 18 La Libélula Revista de carácter crítico cultural. 2


Sumario A MANERA DE PRESENTACIÓN MARTÍN

SIN TITULO Carlos Alfredo de Regil Salazar Padilla

ENTREVISTA / RUBÉN BONIFAZ NUÑO

RELATOS DE LA CASA DE ROCA Enrique Paul Estrada Santos Gaona

TIEMPOS Y ESPACIOS Ángel Sáenz LA RAÍZ LIBERAL EN MÉXICO Leyla Andrea Carrasco ALFRED HITCHCOCK O EL MITO DE LA PROMOCIÓN Alejandra Lomelí

A LA VIDA DE AYER Vladimir Villalobos SONETO Abraham Peralta Vélez SIN TITULO Emmanuel Moreno Hernández

DE CARA A LO OBSOLETO Edmundo Arana

INVENCIONES DE UN PERFIL Julio E. Ruiz Monroy

MARÍA Marina Salazar Baena

BIENES SEPARADOS ugesaurio

Y SI LA VIDA NO FUERA SINO LA COMPRENSIÓN César Abraham Navarrete Vázquez

LA ÚLTIMA CANCIÓN DE LA TARDE Natasha Olivos

AMANDA Silvia Pirillo

DEL FUEGO, EL AMOR Y OTROS ANHELOS EN LA NOCHE DE LOS SETENTA AÑOS Jesús Hernández Villafuerte

ALMA DE CIGARRO Sin Remitente

ENERO Y ABRIL Arturo Contreras

MIRADA Ricardo “Dracir” García

LA ENEMIGA Fernando Sánchez Clelo

RIMAS Jorge Luis Caloca

METRO - I J. Andrés Herrera

MÍSTICA MONÁSTICA Greg Diggle

PARALELOS Mariano F. Wlath

MORIR DE DÍA Juan José Enríquez Rivera (Fenrir)

MOM NOM Jorge Regula


A manera de presentación En este número, como de costumbre, contamos con una interesante y cada vez más amplia compilación de literatura de excelente calidad, así como las secciones ya conocidas de música, crítica social y pensamiento. De la misma forma, como muchos lectores estarán informados, el pasado 31 de enero falleció el poeta Rubén Bonifaz Nuño, traductor de clásicos como Virgilio y Ovidio y pilar de la literatura mexicana, particularmente de la poesía, por lo que no queremos quedarnos sin rendirle su pequeño, pero merecido homenaje. En agosto de 2005 en la revista “Polaris”, dirigida por quien les escribe, publicamos una entrevista realizada al poeta un par de meses antes por nuestros amigos Juan Pablo Suárez y Gabriel Ochoa, conductores del programa de poesía “Punto Neutro”, transmitido en la extinta Órbita 105.7 FM y que fue cedida en su brevedad e integridad a su servidor para ser publicada, la reproducimos en las primeras páginas de esta edición, esperando la disfruten.

A sólo tres meses del cambio de régimen en la República Mexicana –cambio para seguir igual, o más, para empeorar-, la situación se agudiza irremediablemente. El partido en el gobierno demuestra de manera descarada su hipocresía y desfachatez: no sólo constituye un gabinete con viejos conocidos de las prácticas más criminales del antiguo PRI y sus grupos de poder (Atlacomulco, Sonora, et al), también se apresuran en deshacer todas las trabas que le permitan continuar con la inserción de políticas propias del neoliberalismo que legalicen el -ya de por sí generalizado- saqueo a la nación y la ampliación de la brecha social, ricos cada vez más ricos, pobres cada vez más pobres. Mientras tanto el teatro del estado trata de legitimarse por medio de puestas en escena como la detención de la lideresa del SNTE, cuestión risible, un secreto a voces. Comenzamos el tercer año de La Libélula en medio de la reflexión cada vez más necesaria acerca de los procesos inherentes al capital que violentan al grueso de la población y continuamos con la estafeta del arte y la información como método de resistencia y concientización.

Gracias a todos los que han hecho posible estos tres años de concientización y difusión del arte subversivo y autogestivo.

MARTÍN @PobrecitoSrX

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Rubén Bonifaz Nuño

12 Noviembre de 1923 • 31 Diciembre de 2012

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Actualmente cómo ve Rubén Bonifaz el trabajo poético de los jóvenes, de los nuevos escritores. ¿Se ha trabajado en poesía? ¿Es buena?

No sólo está Vicente Quirarte, por ejemplo está también Marco Antonio Campos, Sandro Cohen, son de géneros diferentes, todos grandes poetas. Todos ellos lo que escriben me agrada mucho, haciendo concretamente cosas buenas. Los poetas son buenos cuando escriben de otro modo lo que los demás han dicho a su manera antes. Todos ellos están explorando nuevas experiencias, nuevos campos de acción de la palabra y todos lo están encontrando.

¿Usted tomó la decisión de ser poeta?

Sí, tome la decisión de ser escritor cuando estaba en la escuela preparatoria, en la clase del maestro Castellanos Quinto, por el mismo maestro y por las gentes que me acompañaban entonces, como Ricardo Garibay, Jorge Hernández Campos. Entonces empezamos a escribir juntos y tomamos de esa manera la decisión de serlo.

¿Se puede vivir de ser poeta? Claro que no se puede vivir de ser poeta. Mire usted, Ricardo Garibay por ejemplo, que se ganó la vida, como siempre dijo, de escritor, no es totalmente cierto. Garibay fue de todo, actor, empleado de gobierno, escritor de guiones de cine, fue todo y por eso naturalmente cobró y eso que cobró fue precisamente lo que le permitió ser escritor. Después le pagaron lo que estaba él escribiendo, seguramente no como él pensaba que le pagaran pero sí se lo pagaron, por ejemplo, sus guiones de cine, sus diálogos de cine, fueron muy bien pagados en su tiempo. “La Cucaracha”, una película donde sale María Félix y Dolores Del Río, el diálogo lo hizo Garibay, cobró muchísimo por él. En lo que a mí toca, pensé que iba a vivir de la literatura, lo intenté, seguir siendo escritor. Le contesté que sí, pero no para vivir de ello, yo he vivido siempre de mi trabajo, viví algunos años de mi profesión, que es la de Licenciado en Derecho y después tuve que tomar otra para poder seguir escribiendo y fue la de maestro en la Facultad de Filosofía y Letras durante poco más de veinte años.

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¿Cuál fue el proceso de escribir cuando era joven?

Mi proceso de escribir se desarrolló a base de ir adquiriendo cultura e ir quitando la vergüenza de decir las cosas que había aprendido. Todo eso me sirvió para ir perfeccionando una técnica, no se puede decir nada si uno no tiene un modo preciso de decirlo, entonces lo primero que me llevó a hacerlo a los veinticinco años fue verificar ya correctamente a la manera tradicional y entonces empecé a buscar maneras de escribir que no fueran tradicionales, decir otra vez, un modo distinto de decir las mismas cosas.

¿En qué momento sintió que empezó a valer para otros lo que escribía? Prácticamente después de publicar mi primer libro, “Imágenes” de 1953, en el Fondo de Cultura Económica, hubo un crítico, se llamaba Pedro… gringoide, no, no recuerdo en este momento su nombre, escribió una nota que empezaba diciendo “Auténtico poeta es este”. En ese momento me percaté de que ya lo de afuera estaba viéndome.

¿El poeta nace o se hace?

Todos somos poetas pero unos aprendemos a escribir, los otros simplemente saben sentir. Y platicar con su novia.

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¿Qué ha significado a lo largo de su vida la poesía?

Libertad. Todo lo demás en mi vida ha sido estar sirviendo a los demás, por ejemplo en mis trabajos universitarios, es decir, en cierta forma es un deber, un deber muy grande por servir, mientras que en la poesía lo primero es lo que le dije, quitarme la vergüenza. De la poesía he tomado esa herramienta como un acto de libertad.

¿La mujer en su poesía?

Es lo mismo, la mujer es el objeto del amor y del desamor. La mujer es la criatura de la cual dependemos todos los hombres, los hombres no podemos vivir sin la presencia de la mujer o sin la ausencia de una mujer, en esto tenemos que fiar el desarrollo de nuestros años.

Rubén Bonifaz es una persona muy admirada. ¿A quién admira Rubén Bonifaz?

A todos. A todos los que viven, a todos, por ejemplo los jóvenes como ustedes, más que a nadie porque están viviendo un mundo horrible que les hicimos los viejos, les estamos dejando, no digo un mundo demasiado petulante, les estamos dejando un México, me fijo más en una Ciudad de México verdaderamente lamentable, una Ciudad de México llena de mezquindad, de hambre, de crímenes, cómo no los voy a admirar si lo están resistiendo y todavía tienen ánimo y están hablando de poesía al venir a entrevistarme. El hecho de que ustedes vengan a entrevistarme me parece lo más admirable y hermoso porque están demostrando ustedes un interés espiritual, un interés secreto que quieren hacer público.

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¿Será que a nuestros políticos les falta poesía?

No maestro, a nuestros políticos les faltan leyes y les falta historia, aparte de que son ignorantes en todo lo demás. Si supieran derecho y supieran historia no se portarían como se portan, lo importante no es que Fox diga que se “traducieron” en lugar de “tradujeron”, lo importante es que diga que estamos mejor que nunca o que estamos peor que nunca, es decir, faltan hombres que sepan leyes y que sepan historia para que traten de decir la verdad.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

No me importa maestro. No sé si quisiera ser recordado maestro. Dicen que nuestro sol va a llegar a su fin alrededor de unos, no sé si quince mil o veinte mil millones de años, se van así maestro, de tal manera que no seré recordado por mucho tiempo. No me interesa.

Hay un libro de usted que se llama “El manto y la corona”, el cual desde la primera hoja, con la dedicatoria me bastó para pensar en lo que venía después. ¿Quién es “Aquí debería estar tu nombre”?

Le voy a dar un consejo maestro, nunca hable de mujeres, nunca diga nombres de mujeres en una entrevista.

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La Universidad Nacional Autónoma de México ¿qué ha significado para usted?

La universidad ha sido para mí más que mi casa, todo lo que he podido hacer se lo debo a la universidad, yo nunca he tenido, digamos, puesto local en la universidad, siempre he tenido protección de la universidad hacia lo que soy, es mi mayor objeto de gratitud en este mundo.

¿Algo que quisiera comentar a los jóvenes de México?

Defiendan a México.

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Tiempos y Espacios. Ángel Sáenz “La revolución será microscópica” Misael.

Parece que irremediablemente vivimos en una sociedad donde el poder se presenta de forma polifacética y natural, donde la relación con la “naturaleza” está mediada por una suerte de tensión dialéctica, y donde las relaciones con los otros aparecen –o se ocultan, el caso es que se dan- en forma jerárquica, pero estas relaciones no funcionan por sí mismas, están, a su vez, sujetas a ciertas normas para poder ser ejercidas. Está el caso, por ejemplo, de las relaciones de pareja –ya sean de “amor” o en su práctica sexual- donde la relación se presenta en primera forma como atracción, le sigue -ya concretada esa atracción- normalmente, una forma de dominio, este dominio puede también presentarse de diferentes formas y maneras, pero siempre se presentará en un lugar y tiempo específico; si es por ejemplo, la relación sexual, esta deberá realizarse en una cama, de noche, en forma privada y preferentemente con las luces apagadas. Lo mismo ocurre en nuestras relaciones de amistad, para que estas ocurran –digamos en forma de fiestaya está predispuesto en el sistema capitalista/moderno de qué forma será y bajo qué parámetros (si el fin es el hedonismo puro es la hiperbolización del goce), cuándo empezará y cuánto durará (para el sistema capitalista es conveniente dictar fechas específicas para la fiesta, ya sean fechas en el calendario o como vulgarmente se dice: fines de semana), quienes son los sujetos que tienen el privilegio de la misma y con qué fin (no todos los sujetos en el sistema capitalista tienen el derecho a la fiesta); así, la fiesta –que se pretende como ruptura según Bolívar Echeverría- en el sistema capitalista/moderno también está travesada por el poder ejercido en la realización de la misma. Otro ejemplo es la generación de conocimiento; en el sistema capitalista/moderno la generación de conocimiento será sólo válida si se hace en lugar específico (academias, uni-

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versidades, etc.) y para un fin específico (incursionar con un producto en el mercado -el producto puede ser el pensamiento mismo-), de otra forma el conocimiento generado en otras fuentes o de diferente manera, será rechazado. Si seguimos la misma línea, seguramente encontraremos muchos más ejemplos de cómo en todas nuestras relaciones, aparte de nuestro poder mismo, es ejercido un poder externo que determina nuestra forma de ser y comportarnos en dichas relaciones, lo curioso aquí es que podemos encontrar puntos que son comunes a todas las formas del poder externo, estos son: El poder necesita de un espacio físico específico, este puede ser por ejemplo el cuerpo; y sobretodo el poder necesita de un tiempo específico, es obvio que el poder se ejerce en un determinado tiempo, pero lo que quiero decir aquí es que necesita de una concepción de nuestro tiempo de vida, para asignar nuestro tiempo de goce, tiempo de trabajo, tiempo de estudio, etc., etc. Entonces, una vez que el poder traza sobre nuestra vida un telos (fin) puede administrarla de mejor manera, pero una vez que traza su propio telos (digamos que aquí fue el progreso) todas los demás quedan subsumidos a éste.

...en todas nuestras relaciones, aparte de nuestro poder mismo, es ejercido un poder externo que determina nuestra forma de ser y comportarnos en dichas relaciones...

Mi objetivo aquí no es satanizar nuestras formas de relacionarnos, es más bien visibilizar la naturaleza de las mismas para dar cuenta que el poder es ejercido incluso ahí, en la forma más simple o en la más compleja, pero el poder no es de ninguna forma absoluto, no hay sumisión total, si hay poder oprimiendo es porque hay poder resistiendo, de otra forma no podría ser, entonces, poniendo la premisa de que es imposible escapar al poder, mi propuesta estribaría en romper, no con las relaciones mismas, no con las formas mismas, sino en lugares y tiempos no asignados para ello, salir a la calle –Diría Boaventura de Sousa que las calles son posibilidad porque no están colonizadas por el capital financiero-, sustituir el lugar de las relaciones sexuales con la calle, sacar la fiesta a las calles, sacar el conocimiento y los debates a las calles, romper con los horarios establecidos por el sistema capital/moderno, significaría también romper con su propio telos, ahí se rompe el tiempo lineal que tenía asignado y se abre uno nuevo, un tiempo de subversión, un tiempo de revolución.

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La raíz liberal en México Leyla Andrea Carrasco El liberalismo como forma doctrinaria del Estado y como ejecución gubernamental en la que él se consolida a sí mismo a través de su sistema económico, su fuerza y solidez, se establece en cada nación a partir de ciertas condiciones. En el presente texto se explicará cómo es que esta doctrina se establece en el país que hoy conocemos como México. Uno de los primeros requisitos que se necesitan para esta consolidación es el nacionalismo que las personas dentro de un territorio en específico enaltecen como anclaje mental e identitario, lo que Benedict Anderson llama “comunidad imaginada”, es decir el constructo mental llamado Nación. La consolidación del nacionalismo mexicano se dio a partir del reforzamiento de instituciones que trajeron consigo la ideología capitalista y la liberal, por un lado la iglesia con su represión de las garantías individuales y favorecedora de las decisiones que tomaba el Estado para su propio beneficio, el establecimiento de un nuevo lenguaje articulado, con el consiguiente cambio de significaciones, además de la nueva forma de repartir la tierra, y por lo tanto una nueva división del trabajo. El liberalismo pretende la separación de los individuos de lo social y exalta esta individualización que él llama “la forma de la libertad”. Aunque esta individualización que se nota en la división del trabajo por ejemplo; rompe la colectividad en la que el indígena acostumbraba trabajar la tierra, así la propiedad es dividida y el campesino al no poder mantenerla, la perdía, así pues quien tiene los medios para poder adquirir y conservar estas propiedades las compraba, el campesino lo único que puede vender -ahora despojado de su tierra- es su fuerza de trabajo, el latifundista compra a la vez la libertad de sus subordinados y la hace suya.

...lo que Benedict Anderson llama “comunidad imaginada”, es decir el constructo mental llamado Nación...

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Esta doctrina que suele ser la bandera del capitalismo salvaje y que lleva implícita una aversión hacia la acción social, ve a las actividades grupales culturales -como las tradiciones y costumbres que, aunque establecen patrones sociales, también unifican a los grupos que las practican- como negativas, por lo tanto el liberalismo se encarga de destacar las nuevas ideas y las formas de llevar a cabo las acciones, el sistema de prácticas se diversifica y de esta manera se fracciona al grupo social, ya que según la uniformidad atenta contra la individualidad, aunque el establecimiento de estas reglas universales sólo pueda ser posible a través del poderío que te otorga la propiedad y la defensa que se pueda tener de ella.

...El mexicano se vuelve incapaz de controlar su vida al percatarse de su imposibilidad de ser libre porque no tiene los medios suficientes para comprar una propiedad y por lo tanto la libertad... Todas estas condiciones ideológicas, sociales, políticas y económicas permiten que el terreno esté preparado para la producción ilimitada, el mercantilismo libre y sin restriccions, la explotación del hombre sin derechos –dada su carencia de propiedad más allá de la fuerza de trabajo-, las políticas económicas que permiten el desarrollo de los líderes del liberalismo económico y el consumismo que representa la única forma de obtención de bienes. El mexicano se vuelve incapaz de controlar su vida al percatarse de su imposibilidad de ser libre porque no tiene los medios suficientes para comprar una propiedad y por lo tanto la libertad, ver que su trabajo es fraccionado, darse cuenta de que sus tradiciones y costumbres se desquebrajan para dar paso a la nuevas ideas y al “progreso”, su gobierno es utilizado para beneficio de pocos, las leyes de México manipuladas para exaltar una individualidad e igualdad que por supuesto no todos pueden alcanzar, entre otras condiciones que hacen que el mexicano no tenga más esperanzas que “vivir lo mejor que se pueda” dentro de su cruda realidad. Así, el mexicano entra fácilmente a la mecánica del consumo, el último eslabón de esta cadena por la que el liberalismo pugna, y que sostiene a todo el sistema desde las bases, los productos comprados llenan vacíos creados por esa imposibilidad de controlar la vida y de darse cuenta que el concepto de libertad no es un privilegio de todos sino uno que se tiene que ganar, no es nato, que es equivalente a la propiedad física que se posea, y sin embargo no se dan cuenta de que ese consumo es precisamente el causante de la gran mayoría de sus males, vacíos e incertidumbres.

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Alfred Hitchcock o el mito de la promoción

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Alejandra Lomelí (@alejandra_diva)

aestro indiscutible del cine y reconocido como primer “autor” por los jóvenes críticos/cineastas de la Nueva Ola Francesa liderados por François Truffaut, Alfred Hitchcock es una figura clave en la historia del cine. Las contribuciones que Hitchcock legó al cine van desde la parte técnica, la puesta en escena, la iconografía de los créditos iniciales pero principalmente, él veía al cine como un oficio y una forma de arte: Hitchcock era un artesano del cine en los tiempos en que la figura del director era secundaria, vamos, el director no existía. Es considerado maestro y autor porque todas sus películas están impregnadas de su esencia, de sus obsesiones y su huella inconfundible, su trabajo ha trascendido el tiempo y el espacio y hoy, todo aquello que es hitchcockiano es porque tiene una enorme resonancia en el suspense, un recurso narrativo que desarrolló el cineasta de forma inigualable y perfecta. Traigo a colación la figura de Sir Alfred Hitchcock en esta ocasión porque hoy parece estar más presente que nunca, a finales del año pasado la película “Hitchock” de Sacha Gervasi se estrenaba en los cines de Estados Unidos mientras que “The Girl” (La Chica) de Julian Jarrold, otra película que tiene como objeto la figura del rechoncho cineasta, se lanzaba en la cadena televisiva HBO. La película de Gervasi llegó a inicios del mes de febrero a México bajo el título “Hitchcock el Maestro del Suspenso” y decir que el año pasado la película “Vértigo” (Hitchcock/1958) se colocó como la número uno de las mejores cintas de todos los tiempos según el ranking que publica la prestigiada revista de crítica cinematográfica “Sight and Sound”, desplazando a “Ciudadano Kane” de Orson Welles que durante muchos años ocupo el ansiado primer puesto. Así que Hitchcock está y seguirá estando presente. Este texto no abordará los elementos característicos en la filmografía de Hitchcock ni pretende ser una semblanza de su obra –temas apasionantes y que posteriormente serán abordados en otra colaboración-, en esta ocasión me enfocaré a la labor de promoción que realizó el cineasta para uno de sus filmes, un elemento importante de la etapa de postproducción, vital para el éxito comercial de la cinta y que de una forma paralela trastoca la cinta de Gervasi.

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Las películas de Alfred Hitchcock son esas raras excepciones en que se conjuga el éxito comercial y el éxito artístico, “Hitch” siempre impuso sus formas y los estudios lo dejaron actuar hasta que su película “Intriga Internacional” (1959) supuso un enorme fracaso para la Paramount. En la búsqueda de su siguiente proyecto y tras rechazar varias propuestas, muchas que llegaron por intervención de su esposa Alma Reville, Hitchcock decidió adaptar la novela de Robert Bloch “Psicosis”, una historia que entremezcla el terror, el misterio, el suspenso, los desordenes psicológicos y el asesinato. La Paramount se negó a financiar el proyecto ya que consideraban la historia turbia y oscura y por si fuera poco, el guión fue rechazado por varios estudios; para Hitchcock esto constituyó el reto de su vida ya que no sólo no tenía el soporte de su estudio sino que algunos críticos decían que estaba en “bloqueo” y, por otro lado, estaba su edad, muchos pensaban que lo mejor que podía hacer el cineasta era retirarse. Ahora “Psicosis” (1960) es una de las obras cumbres de Hitch, de las primeras películas “independientes” del cine –ya que el director tuvo que financiarla por sí mismo con la hipoteca de su casa- y una pieza magistral del poder de la música en el cine. No es para menos ya que la sola escena de la regadera es estudiada en múltiples escuelas de cine y es en sí misma, una clase de edición, iluminación, sonido y tensión.

“nadie… PERO NADIE… será admitido en la sala después que la nueva película de Alfred Hitchcock ‘Psicosis’ inicie”

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Pero, si el estudio no apoyó al cineasta en la producción del filme menos lo haría para su comercialización, entonces ¿qué haría Hitchcock para que el público fuera a ver su nueva película? pues lo que mejor sabía hacer, crear suspenso a la audiencia: Hitchcock era tan meticuloso que no dejó que nadie supiera el final de “Psicosis” ni el más mínimo detalle de la historia, para lograr este objetivo mandó comprar todas las copias existentes del libro de Bloch y se rodeó de gran hermetismo durante su filmación. Cuando la obra estuvo terminada, Hitch elaboró una serie de carteles promocionales en los que se podía leer: “nadie… PERO NADIE… será admitido en la sala después que la nueva película de Alfred Hitchcock ‘Psicosis’ inicie” (imagen incluida en este texto). A esta campaña se le sumó el trailer de más de 6 minutos de duración en el que el propio Hitch hacía una presentación en la locación principal de la cinta e iniciaba a hablar acerca de los aterradores crímenes que se llevaron a cabo en el “Bates Motel”, ahora “la escena del crimen”; claro, siempre dejando intrigado al público. El resto es historia: de los poco más de 800 mil dólares con que se financió, la película recaudó en taquilla 32 millones de dólares lo que la convirtió en uno de los éxitos comerciales más grandes de sus tiempos, extendiendo así su astucia e inteligencia a los terrenos de los estudios y distribuidoras. Como decía al inicio del texto, son muchas las contribuciones que Alfred Hitchcock hizo al cine, su figura así como cada una de sus películas merece un análisis individual y detallado. Conocer los recovecos por los que pasó una película tan compleja desde el momento de su producción como fue “Psicosis”, sólo viene a reforzar el estatus de maestro que sigue ostentando Hitchcock así como una muestra de perfecta armonía entre el arte y el éxito comercial de una película.

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De cara a lo obsoleto Edmundo Arana

Es placentero encontrar buenas propuestas musicales hechas en casa, seamos realistas: la escena mexicana está acaparada por promotores, estaciones de radio y bandas que perpetúan un sonido, el que esté de moda, el que sea más “digerible” para el público. Esto nos ha llevado a años y años, bandas y bandas, que quieren sonar parecido a la que más gente atrae. Por eso cada que uno encuentra un sonido tan peculiar e inconfundible como el de Lorelle Meets The Obsolet, agrupación originaria de Guadalajara, hay que mencionarlo. Fue gratificante encontrarlos al vagar por Internet, al primer acorde se establecieron de lleno en mi gusto musical, algunos amigos me los recomendaron, pero fue cuando los vi en vivo que comprendí de lleno que Lorelle es de esas, cada vez más, bandas mexicanas que le apuestan a una propuesta propia, ecléctica y fuera de los clichés de la música mexicana. En septiembre pasado cerraron el “Festival Antes De Que Nos Olviden”, tarea que se presentaba difícil después de la presentación de Motorama, sin embargo los tapatíos hicieron lo que mejor saben, con una mezcla de shoegaze y noise lograron atmósferas que hipnotizaban a los presentes, de lo mejor que se presentó esa noche.

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...bandas mexicanas que le apuestan a una propuesta propia, ecléctica y fuera de los clichés de la música mexicana...

Lorelle ofrece una propuesta que recuerda los momentos más experimentales de Sonic Youth, capaces de ofrecer temas llenos de distorsiones que logran construir armonías complejas, esta característica es más evidente cuando uno los escucha en vivo, momento en el que logran externar su creatividad y energía. Es esta complejidad lo que lleva a la agrupación a rodearse de invitados de calidad durante sus presentaciones en vivo, mismas en las que los instrumentos son llevados a su límite logrando producir un sonido psicodélico muy peculiar, posiblemente por esta razón NME los describe como garage rock pasado por un filtro de peyote. Efecto propiciado en gran medida por el binomio creado entre la guitarra y la voz femenina encargada de entonar las líricas. Con tres materiales Lorelle y The Obsolete transforman el camino seguido por la música nacional, On Welfare del 2011, Ghost Archives del 2012 y Corruptible Faces del 2013, este último producido por Cooper Crain de Cave, todos estos discos publicados por Capcha Records, disponibles en el perfil de Bandcamp de la banda. Los de Guadalajara han encontrado el sonido que les sienta perfecto, ese sonido que evolucionará y llegará a ser uno de los más representativos del rock hecho en casa. Sin duda una propuesta que es altamente recomendable pasar por sus oídos, las atmósferas construidas por las notas de los Lorelle los lograran aislar de la monótona variedad de propuestas que nos ofrecen muchas de las bandas que gozan de gran popularidad.

+ http://obsoletelorelle.tumblr.com http://obsoletelorelle.bandcamp.com http://www.twitter.com/obsoletelorelle

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María Marina Salazar Baena* Altiva, blanca, suave y sencilla, así era la imagen proyectada por la frágil figura de María; angelicales pasos la deslizaban por encima de la acera, que era honrada por el paso gentil de aquella dama. Sin embargo, su corazón, el de María, estaba gravemente lastimado dentro de su sensible pecho, casi literalmente, luchaba por sentir la inspiración para seguir vivo, buscando mil y un maneras de no morir aplastada por el peso del deber ser. Lo anterior no era visto desde afuera, los demás observaban firmeza y arrogancia, no alcanzaban a percibir esa sombra llamada soledad que siempre iba a su lado, fiel, infatigable, nunca quedándose, ni siquiera un paso, atrás de ella, siempre con un silencio casi siniestro… Y ella se preguntaba en dónde y en qué momento de su vida había estado el error, recordaba haber seguido al pie de la letra y de manera estricta las enseñanzas familiares: que había que ser buena, servicial, protectora, recatada, amorosa. Sin embargo, le parecía que algo, algo muy grande, no concordaba con esa desagradable sensación de vacío en el alma. Fue así que, con el corazón roto, la dulce joven se refugió en el conocimiento, leyó por noches y por días que fueron formando semanas, meses, años… Y andando en

esas aventuras, escuchó algo que le hizo renacer la esperanza: temas como equidad y género; entonces tuvo la posibilidad de creer que sí podía cambiar su propia historia. Siguió leyendo, aprendió, practicó, y entonces, la luz se hizo dentro de su mente y las ideas de cambio comenzaron a brotar cual colibríes en primavera. Le fue posible reconocer que esa soledad la acompañaba, y que el vacío en su alma se había formado por una serie de mensajes equivocados que había escuchado durante su existencia, a su alrededor, en su familia, en la calle e incluso en la escuela, enseñanzas erradas, sin mala fe, claro. Así le fue posible mirar dentro de sí misma y concluyó que su paso por el mundo no era sólo para servir y ayudar a los demás, ni para ser una “buena mujer”, que también se valía buscar su bienestar y tranquilidad, es decir, reconoció su derecho a ser feliz. Desde entonces, la que había sido sólo una frágil mujer, dejó salir a la valiente guerrera que siempre había estado escondida por el miedo a parecer mala o desconsiderada, o quizás cosas peores… Y, guiándose más por sus deseos que por los de los demás, aprendió a amar en libertad de cuerpo, mente y alma, y a compartir, sin pena alguna, pensamientos, caricias y sueños…

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Fragmento por fragmento, reconstruyó su corazón dolido, y fue sanando así, casi sin darse cuenta, en ese tiempo perfecto que no siempre tiene que ver con la cronología del reloj o el calendario, creados por la mente humana. Ahora, María comparte lo aprendido, trabaja por lograr la equidad entre mujeres y hombres, viviendo en armonía y sin violencia, para que ambos géneros puedan mirarse los unos a los otros como complementos perfectos en todos los ámbitos de la vida, para, así, poder interactuar como compañeros solidarios, erradicando la insana educación que hasta ahora los ha llevado a mirarse, en la mayoría de los casos, como acérrimos enemigos. El motivo por el cual comparto con ustedes la historia de María, que igual podría ser la historia de cualquiera de los millones de mexicanas es porque, en la actual situación de violencia dentro de la familia y con feminicidios aterrantes en la sociedad, hace falta que unamos fuerzas para erradicar

la fuerza bruta, como una grotesca forma de control social, sobre el género femenino. Es urgente, no sólo necesario, reeducarnos en relación a la convivencia armónica en las familias, de tal manera que de ellas surjan individuos diferentes, capaces de vivir en dinámicas sociales de respeto y solidaridad, los unos con los otros, ya que pareciera que la falta de valores y la ola de crímenes de hombres y mujeres en nuestra sociedad se debe, más que nada, al aprendizaje de violencia y enfrentamiento que a niñas y a niños les toca vivir dentro del ámbito familiar con sus propios padres. Probablemente hayamos estado buscando solucionar esto desde arriba, mirando sólo lo evidente y hace falta más trabajo en las bases, en el refuerzo de la sana interacción dentro del sistema familiar.

Marina Salazar Baena

Lic. en Psicología marinasalazarba@hotmail.com

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¿Y si la vida no fuera sino la comprensión de golpe, en un solo pensamiento, de que jamás volaremos? La impotencia de recordar que alguna vez dispusimos de la fuerza necesaria para apretar aquel puño de tierra. Quizá respirar sólo sea resignarse a hacerlo: tal como aceptamos que los seres que nos heredaron su carne en el nombre pertenecen al suelo, no al cielo.

César Abraham Navarrete Vázquez (1981, Tlalchapa, Guerrero). @caesarisnv

Mirada Me perderé en tu mirar En tus ojos he buscado más que un corazón He seguido, en ellos, el rastro de tu cuerpo y alma. Tu mirada anclará mis sueños, en un mar de cielo azul; mis ojos, ebrios por tu mirada Tendré, al recordar tu mirada, un recuerdo de las estrellas. Tu mirada, será parte de un lenguaje mudo, un lenguaje que sólo tú podrás entender; tu sonrisa provocará ecos en la vida y en tus labios eternos, tu sonrisa, un corazón Con cada beso: sabrás qué es lo que busco; besaré tu vida, tus sensaciones Espero que cuando tus ojos parpadees, tengas una imagen de mí, donde la inquietud que los perturbe sea el deseo de soñar y viajar.

Ricardo “Dracir” García

dracirseek85@gmail.com

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AMANDA Silvia Pirillo Camina por una calle de adoquines grises con su boina gastada por los días. Entra a un bar y pide un café, derrama su tristeza en el pocillo. De pronto, por un haz de la ventana, ve a un niño que llora, sale, se agacha, le habla. El niño sonríe con toda su cara, ella ya sonríe en la mirada.. Amanda Amaneció. lloró, suspiró, gritó, miró, observó, aprendió, gateó, balbuceó, caminó, habló. Admiró, amó, rió, bailó, cantó. Atrapó, alejó, aleteó, alucinó.

y voló!

Amaneció, miró, vio, soñó

Amanda Y sigue su andar, algo lento, aún. aromas de las flores camina No se detiene, por el momento…

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Entre los


Alma de cigarro Para inventarme como soy me bastaría entender el ciclo vital de un buen tabaco, parafrasearme entre los dedos de un pianista y mis sueños de Chopin vayan cantando, que me fumen entre la cerveza y el tequila, como se recorre una legua a nado, quizá así, capa sobre capa mi ceniza puedas respirarme hondo y claro, como cuando niña respirabas el alba o esperabas al ratón de los dientes aquel que te trajo a tu muñeca Clara, así en voluta, hermana del aire, camines sin cuidado por la calle y te topes con mi alma de cigarro no una ni dos, sino tres veces, y me leas por los poros, no por las letras me respires sin que te de pendiente, me reconozcan todas tus entrañas, tus sueños, el ritmo de tu vientre, en tus ojos de Balcón presidencial comenzar mi discurso por tu boca y terminarlo con tu ropa en el sofá. Hablándote en idioma de tabaco muy fino Inventarme, qué sé yo, por triplicado, y seas Tú el sur y yo tres nortes para que me encuentres en todos lados, y decirte en tres gargantas muy bajito: Je t’aime, t’estimo, te amo.

Sin Remitente

http://www.facebook.com/sinremitenteac

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Rimas Jorge Luis Caloca @antorchaveraz

¿Dónde está el sueño? ¿dónde está el vuelo? Todo queda en el suelo ¡cómo un consuelo! *        *        * Nadie sabe, nadie supo, si algún sueño disfruto. Escribo a cierta musa en algún punto, aunque en la ignominia es injusto. *        *        * Dicen que miento y finjo lo que escribo, ¡pues bien! Me arrodillo y suplico como cuál mendigo *        *        * Traslúcidamente vagan los sonidos sobre olas, de los amantes fervorosos cuándo lloran. Y en la arena sobre playa a besos se despojan.

Mística monástica Greg Diggler La mariposa de la muerte pasea sobre tu pecho, ofrenda inmersa en llamas Reposa en tu vientre, manantial turquesa. Duerme para mutar en sueño viviente Para renacer en el alba divina Revolotea en los restos de los caídos Anhelo aspirar la sangre consagrada Yo quebré su yugular, tú inmovilizabas Malabares con las astillas de hueso Tejías una máscara de cráneo, somos comunión de polvo antiguo y agua nueva Peregrina de la noche y la mañana.

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Un amor y un jaque mate En despedida. Hoy no es día de sonreír, no estoy de gana para el buen humor ni estoy de humor para ser feliz. Me incomoda mi trabajo, me canso de la soledad caminaré a tu lado, persiguiendo tu paso a la orilla de tu sombra, me lastimo de amarte tanto. Nadie importa solo tú, tacho nombres de mí lista y despido a Paul, a Lillian a Jean, a Marian y al fin sigues tú, me abalanzo sobre tu cuello, mi mano en tu pecho, acaricio tu brazo y comenzamos a temblar.

Oprimo tu garganta Y exhalas un grito que mi boca apaga, el tiempo se detiene con el último beso, Te abrazo a mi pecho y tu respiración cesa me adueño de la luz que tus ojos despiden te tengo y me aferro a tu alma, quisiera llorar como te he visto hacerlo, también quisiera llorar. Esta mi labor vacía, Y en éste espacio maldito de nombres donde se acaba el tuyo con el trazo decadente de mi sentencia. Te amo, esto es culpa mía, estabas en mi lista esto es culpa de Dios.

Carlos Alfredo de Regil Salazar Padill (Kiratro, nov. 92) trovohemio@outlook.com

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Morir de día Cuando estamos en silencio luna de olvido la pasión da marcha atrás el tiempo y mi vida… El azul lucero se extingue con mi demonio de cristal que no sonríe más… Se esfuma la nube del deseo… La noche de ensueño… Los dos… Se ocultó el sol que acaricia… Aun así todo estará bien… Seré cielo… Seré mar… Seré viento…

Juan José Enríquez Rivera

(Fenrir) finisterrax@hotmail.com

Soneto Abraham Peralta Vélez El amor se columpia en tus pupilas. En tus pasos camina hacia el jamás. Es el beso al que siempre tornarás. Sonríe en la hierba. Ríe flores lilas. Cabalga en las alas intranquilas de una gota de sangre, al compás. Él fluye en ti, en ti late, detrás. En tu epidermis nacen clorofilas. No hay odio que pueda acallarlo. Es mentira la llaga de la luna, pero qué cierto el rayo de su herida. En la luz de la cruz, testimoniarlo. El amor en la muerte presentida: las olas de la miel mecen mi cuna.

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Relatos de la casa de roca I (Negra inocencia) Mi abuelo era una sabia planta que crecía en oscuras bibliotecas, se arraigaba cada vez en la silla, mi madre lo regaba con cuidado se aseguraba de mantenerlo fresco; de él heredamos la casa de roca. La casa de roca no tiene patios es una dura fortaleza contra el mundo, sólo entra la gente que le agrada a la Reina, a veces yo me quedo a dormir afuera. Hay hombres que traen mujeres a nuestra casa y duermen con ellas y pagan alquiler y la casa de roca ahoga sus gritos. También hombres misteriosos como sombras, que vienen disfrazados de amabilidad pero lloran de noche amargamente incomprendidos. Ya tarde, regresan todos al refugio con sonrisas malas en los ojos, a la hora que, los bandidos salen a jugar a la luz de la luna, felices con sus navajas.

Enrique Paul Estrada Santos Gaona

(1991) chencha46@hotmail.com

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A la vida de ayer Vladimir Villalobos

A ti, la muerte que resisto. Hoy canto a la vida de ayer, al recuerdo de lo que fue, al ya no más, al quizá, a pausas, puntos sin final. Qué sonrisa, qué belleza, cada instante obra maestra; no sé, trato de contarlo y me encuentro solo, callo: ¿sería tremendo sueño? ¿Sólo eso? (anoche), tiemblo. Repaso: la palabra llega al origen del universo, ahí te miro, descomunal galaxia de mi verso. ¿Realmente existes o eres implosión a punto del cenit? ¿Estoy o soy apenas quien te inventó del miedo, quien te cantaba ayer con insolente frenesí, el que te extraña, al que nostalgia vuelve contra sí? Ya no canto, perdí voz ni alzo la vista, terror. Pero estás y estoy, a veces, la golondrina canta epitafios, palidece, y comprendo que cada fin es dolor mujer, mas temporal, así que partid, …volved.

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Soneto “estas son mis letras, tómalas y comienza a hacer con ellas recuerdos que quieran ser vividos”

-Ya para mañana La noche aún fluye por entre sus dedos y sus labios murmuran que la vida será a partir de mañana sólo un intento de los días pasados… que la vida a partir de mañana será un cascajo viejo y roto de ilusiones dañadas por la realidad. La noche le entró en los ojos, le despintó los sueños y la hizo correr contra su tiempo… nada quedaba ya de lo que recordaba haber sido, junto a la puerta sólo había una silla muy falta de él. Y apenas era martes, apenas era enero, apenas era una niña… y sin embargo sintió lo que todos dicen extrañar cuando llegan a viejos… ya había querido y comenzaba a olvidar, a olvidarse, a deshacerse entre recuerdos. No quedaba mucho ya para mañana, los sentimientos eran ya todos viejos, ya para mañana sólo le esperaban los recuerdos del ayer, de un ayer que no pierde la fuerza con los días… de un ayer que por siempre querría volver a recordar.

Emmanuel Moreno Hernández divicion01@hotmail.com

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Invenciones de un perfil El aire aparece entre dos cuerpos. Se habitan disimulados uno del otro, emulando mensajes ligeros, bengalas y nubes: Señales. Tiene la gracia de ser quietud sobre la calma, de estar amparada en lo inasible de la imagen, de habitar el cielo bajo de nubarrones idílicos; fantasías septentrionales. Aparece porque es otra; árbol con hojas como plumas de ave ultramarina, y se pregunta si lloverá. Hay una suerte en ser viaje, ser vértigo, ser fisura en un espejo, de sentirse pájaro haciendo rizos inmóviles en el aire. Esta mujer tiene la mitad de su rostro hundido sobre la nada. Esta mujer, tiene la mitad de su rostro por hallar. Esta mujer es un colibrí que vuela sobre un otoño, y tiene frío. Esta mujer son las dos entidades que mencionó Gelman. Esta mujer usa un pendiente. Esta mujer lleva apenas fracciones de una diadema. Esta mujer es la luna encaprichada; porque no está llena. Esta mujer es sonido; eco marino que naufraga sobre la popa de un barco que partió, y que seguro, traerá una joya en su nombre. Hay un aire en esta mujer que huele a playa, al racimo del ayer, a un río, a lluvia quieta. Esta mujer se alza como medio faro. Esta mujer es un cíclope, mirando medias horas en un reloj. Esta mujer es un alcatraz, que un día creció como los cerezos de un poema argentino. No puedo mirar a esta mujer sin escuchar la voz del poeta, del poeta que la dibuja; que le traza su perfil, su brazo izquierdo, su mano izquierda, su pie izquierdo, su pierna izquierda, su seno izquierdo, su corazón y cadera; para que ande y nade en los mares del numen. Hay un aire que sale de su boca y silba. Esta mujer, bebe del silencio su aroma, y yo, la luz de sus ojos que escapa entre sus párpados.

Julio E. Ruiz Monroy @Julio_Uzri

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Bienes separados A nadie sorprendió el divorcio de Matilda y Gonzalo: no a sus padres, a quienes casi nunca les contaban de su vida; no al padre, que confesaba a Matilda con irregular frecuencia; no a los alumnos de Gonzalo, de los últimos dos ciclos escolares, ni a sus colegas; y ciertamente, no a sus vecinos, que más de una vez los habían visto pelear, espiando interesadamente desde su ventana. A menos que adoptásemos una visión más heracliteana de la vida, su divorcio definitivamente hubiera sorprendido a los Matilda y Gonzalo de hace seis años, nueve meses, tres días, en medio de sus vacaciones en una pequeña cabaña rentada en la sierra cercana a Monterrey, y la idea jamás cruzó la cabeza de los Matilda y Gonzalo de hace once años, ocho meses y veinte días, cuando ambos se tomaron como marido y mujer, respectivamente; sin embargo, hubiera sido algo imposible de imaginar para los Matilda y Gonzalo de hace treinta y dos años, cuando ella terminaba el jardín de niños y él estaba por empezarlo. Éste sería un buen momento para tomarse un segundo y reflexionar qué podría estar haciendo su futura pareja. No siendo, pues, el caso del triunfo de Heráclito sobre sus contemporáneos ‒especialmente Parménides‒, sostengo que a nadie sorprendió el divorcio de Matilda y Gonzalo. Dice Bajtin que nos concebimos como un continuo, pero al otro siempre ya definido, estático. Por eso nosotros entramos y no entramos en los ríos, pero el otro es siempre ése que no quiso entrar al río aquel hermoso día de verano, cuando andábamos de vacaciones por el sur. La separación había sido algo similar a un acuerdo mutuo, si es que tal cosa alguna vez puede darse. El enamoramiento bajo el que casi todas las parejas contraen matrimonio, y la muy parecida situación económica de entonces, los motivó a ni siquiera considerar los bienes separados y, por eso, ahora deben dividir su patrimonio a la mitad, para que ella conserve la mitad más grande, y él lo restante, según lo estipula la ley. Aunque de verdad lo quisieron, y en otras circunstancias no sería la palabra correcta, afortunadamente nunca tuvieron hijos y ambos tuvieron empleos estables durante todo el matrimonio, por lo que no había que considerar pensiones sino únicamente su patrimonio que, como nunca tuvieron hijos y ambos tuvieron siempre empleos estables, no era pequeño. Acordaron que Matilda conservaría la casa donde, hasta entonces, ambos habían vivido, para que Gonzalo tomara posesión del pequeño departamento, cerca del centro, que compraron de recién casados y todavía estaban pagando. Quedaron en que de las ocho semanas al año que les correspondía la casa de playa, a cada uno le tocarían cuatro: una en tem-

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porada alta, una en temporada media y dos en temporada baja. Por último, el terreno que tenían en la salida a México sería vendido, y el dinero repartido en partes iguales; establecieron un plazo de tres meses durante el cual, cualquiera de ellos podría decidir conservar el terreno, tendría que comprar la otra mitad, respetando el precio por metro cuadrado que pagaron originalmente. Con los autos no hubo problemas: cada quien tenía el suyo desde tiempo atrás. La posesión de la casa incluía los muebles y electrodomésticos de su interior, exceptuando la ropa, artículos de higiene personal, los cubiertos de plata, ciento sesenta y cuatro libros, una computadora, tres revistas escondidas, una foto y el exprimidor de naranjas; además, Matilda quiso conservar todos los suéteres de Gonzalo y Gonzalo aceptó porque esto ocurrió durante el verano. El mayor problema, quizás, fue la línea telefónica: la compañía requería tantos y tan complicados trámites y papeles, que lo mejor fue conservar el número y la línea, incluso si nadie los usaba. Por algunos meses, al inicio de la separación, se reunían para ponerse al corriente, bajo la excusa de pagar el teléfono; después, ambos domiciliaron el pago a una tarjeta de crédito para no verse de nuevo. Cuando llegó la hora de dividir las memorias, Matilda expresó su interés en una división tajante, por lo que pidió quedarse con todos los malos recuerdos que incluían las veces que Gonzalo la llamaba Matilde, los breves periodos de dificultades económicas y muchos sábados por la noche encerrados en casa sin hablar; Gonzalo obtuvo lo buenos recuerdos y, como material de reflexión, quisiera destacar que esta división no es mutuamente excluyente, pues Gonzalo recordaba con gusto situaciones que a Matilda le dolían sin remedio. Incluso todavía, años después del divorcio, algunas de las memorias fueron cambiando de dueño. Algunas palabras quedaron como propiedad exclusiva para alguno de ellos, bajo la condición de que sólo sintagmas nominales podrían reclamarse como propios o prohibidos. Enlisto brevemente: Noche estrellada, Tregua, Caramelo de limón, Cigarros mentolados y Yegua blanca. Decidieron no respetar los donativos, expropiaciones y conquistas corporales, pues de nada le servía a Gonzalo conservar en alcohol los pechos de Matilda que declaró como suyos, ni los ojos o piernas que le fueron regalados; de la misma manera, para que Matilda pudiera reclamar la propiedad de los brazos de Gonzalo, tendría primero que aceptar entregar, al menos, sus manos. Con los órganos vitales, la situación era claramente más compleja, considerando especialmente que no eran compatibles para trasplantes, o que un corazón del tamaño de Matilda, no podría bombear la suficiente sangre a las extremidades de Gonzalo, sobre todo porque estarían en posesión de Matilda misma.

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La ciudad se partió casi como Berlín, estableciendo fronteras infranqueables para ambos y lugares seguros, donde uno de ellos no podía aparecerse bajo ninguna excusa. Se decidió compartir el uso de las vías rápidas, aunque se estableció un horario; cada uno conservó un parque y un centro comercial, y no hubo restricciones sobre hospitales ni oficinas de gobierno. El resto del país obedeció una suerte de analogía con la supuesta ‒aunque en este caso concreto, inexistente‒ fertilidad de la mujer y la Mesoamérica marcada en el libro de Historia y Geografía de quinto año de primaria. Así pues, Gonzalo tendría que renunciar a su sueño de conocer Buenos Aires, pero Matilde nunca podría viajar a Nueva York. Según Matilda, Aridoamérica iba bien con el carácter de Gonzalo. Se vieron tentados a dividir al mundo por hemisferios o meridianos, pero prefirieron sortearse los cuatro colores necesarios para colorear cualquier mapa, y usaron el que venía en la National Geographic de septiembre del año anterior. Era muy complidado quedar contentos con una división al azar, pero no querían perder más tiempo en ello. Acordaron no influir de manera alguna en los territorios sobre los que ejercerían propiedad, para mover la política o economía internacional, en perjuicio de las naciones que el otro había recibido. Quedaba sólo pendiente el asunto de las estrellas y la Luna. A excepción del Sol, cuya propiedad sería siempre compartida, aceptaron una sugerencia para utilizar el plano imaginario que describe el Ecuador de la Tierra como frontera: en todo momento, las estrellas que se encontraran en el espacio del mismo lado del plano que el Polo Sur, serían propiedad de Matilda, las demás de Gonzalo. La Luna no se discutió pues siempre fue de Matilda. Quienes suscribimos este documento, damos fe del acuerdo y deseamos lo mejor.

@ugesaurio

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La última canción de la tarde …my troubles seemed so far… La música dejó de escucharse. Abrí los ojos. Las baterías se habían descargado. Me levanté del sofá y me dirigí al cuarto de mi padre, sabía que guardaba paquetes de pilas en su buró. Tomé dos y dejé las usadas (a él le disgustaba que hiciera eso). Regresé al sillón, coloqué las pilas y le puse play de nuevo a mi viejo casete de The Beatles. Now it looks as though they’re here to stay… Era sábado, uno muy caluroso. Tenía la boca seca, mucha sed. Estaba un poco crudo y, también, algo drogado (eso también le disgustaba a mi padre). Me gustaba el walkman de mamá, había muerto antes de poder comprarse un discman, los ipods no existían. Quizás hubiera sido difícil para ella aprender a utilizarlos, eso siempre les pasa a los viejos de ahora; aunque era muy entusiasta, y yo hubiera podido enseñarle. …Suddenly… El claxon del auto de mi padre sonó una y otra vez, odiaba su costumbre de pedir las cosas. Llegó del trabajo como siempre, es decir, de mal humor. No había comida, el refrigerador estaba lleno de cervezas, la casa sucia, basura en todos lados: como todos los días. …I’m not half the man I used to be… Mi padre ahora es taxista; antes era un maestro excelente, eso decían las mamás de sus alumnos; hasta que un día, mi padre me golpeó en la escuela, primero me dio una bofetada, luego me rompió la nariz; el motivo: le había robado setecientos pesos…el director lo despidió enseguida, a mí me llevaron a la enfermería. …Why she had to go? Entró en la casa y se acercó a mí. Se veía viejo, cansado; pero a la par se notaba enojado. Me miró largo tiempo, luego se fue sin decirme nada: con la misma cara de molestia, con el mismo andar de viejo. Lo vi entrar en el cuarto donde guardaba sus herramientas y luego lo vi salir con una pistola en la mano. Entró. Se acercó de nuevo a mí. Su cara vieja, su cuerpo cansado, la ira en los ojos…comencé a ponerme nervioso, aunque no me levanté. Me miraba. ―Estoy harto de ti―, escuché por encima de la música…

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…now I long for yesterday… Mamá me llevó a mi primer día de clases. Me abrazó cuando la primera niña que me gustó me rechazó. Me defendió de mi padre cuando me emborraché en la secundaria, recuerdo que me escribió una carta donde se leía su preocupación. Mamá murió y su última palabra fue mi nombre. Mi padre y yo estábamos ahí. Con mi nombre en sus labios, ella murió. …Yesterday… Escuché el disparo sordo…vi su cara muchas veces; lo vi multiplicarse, eran muchos padres con rostros violentos, muchas armas en las manos, muchos viejos cansados disparándome…cerré los ojos. No vi a mi madre, ni a otro muerto. No vi el túnel de luz, ni escuché voces… el pecho me ardía, el último sentido que se pierde al morir es el del oído, era verdad… …Now I need a place to hide away…

Natasha Olivos

METRO - I

Y así, su cuerpo se vuelve una quemadura, todo, con las rodillas flexionadas a la altura de la cara. Se suceden estelas llameantes. Siente la vibración del piso, suspendido en vértigo, flotando a 80 kilómetros por hora. Una roca incandescente su existencia, penetrando el túnel oscuro como misil. Abre los ojos y el pasillo se alarga infinitamente. Nada ocurre más que lo inmediato. Todo se repite en una segunda narración del mundo. Se reinventa este placer, esta sensación de este placer, esta sensación de este placer, esta sensación de incendio; y entre ambas rodillas mete la cabeza. Nada pasa en el silencio. De pronto, como colibrí estampándose contra el concreto, una seca desconexión del vuelo. Un derrame a tropel. Diez mil hojas muertas cayendo al mismo tiempo. Se estira. Alzando la cabeza, mira todo. Recorre el lugar. Lo siente revelarse en profundidad y superficie. Apoya la espalda casi recta. Aprieta el puño. En la palma quema la humedad. Un zumbido, como hormigueo, vibra en su piel, asciende hasta los oídos. El chirriar del movimiento, el romperse de las cosas. Lleva el puño a la nariz. Cierra los ojos. Inhala.

J. Andrés Herrera (Cuernavaca, 1990). http://poesiamaconha.blogspot.comcom

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Del fuego, el amor y otros anhelos en la noche de los setenta años

Afuera el mundo desangra, se hincha de muerte y se alimenta de terror, pero tú y yo desnudos, nos amamos sin importar el mañana, ese ya no alcanzó; sabemos de las revoluciones que acechan, de los gritos y los sollozos, de las madres que lloran y las metralletas que se disparan, pero a nosotros sólo nos urge hacer el amor. Se escuchan las granadas estallar, acompañan tu orgasmo, tu placer, mi calor, la entrega de dos amantes durante la revolución. La sangre tapiza las calles, pero tú y yo morimos en satisfacción, tus uñas en mi espalda no son reflejo del miedo, sino de la pasión. Nos duele, sin embargo, que no podemos hacer nada afuera, no ahora, en este momento sólo podemos entregarnos a la carnalidad, al desenfreno de las emociones, del corazón apabullado, de aquel noble sentimiento que llamamos amor. Aun se vislumbran estrellas, pero el llanto inunda el pavimento, tus gemidos me devuelven a tus labios, al candor de tu mirada, a la perversidad de tus senos, pero, en especial, al desenfreno de tu cadera... Los cuerpos caen, las balas los pervierten y los transportan a la morada de los inmortales, pero tu cuerpo se entrega únicamente a mí, te penetro a fondo, cargando con el dolor de mi cultura, con la excitación que logran tus besos en mi cuello. Fugazmente, como si fueran las ráfagas de fuego que hieren a mi pueblo, pienso, siento, anhelo, ganas de morir en tu cuerpo, en tus piernas que se aferran a mi cadera una vez más. Quiero morir en un orgasmo, que sea al lado de la Luz de tus ojos, esa que las estrellas envidian. Creo que las estrellas nos inspiran, que las granadas que revientan nos obligan a entregar el alma en cada arrebato de tu cintura. En mi corazón sólo cabe la indignación y el desprecio, en mi piel nomás cabida para tu piel, para tus caricias. Siento ganas de llorar, la historia de este pueblo me condiciona, me limita, me degrada; siento ganas de eyacular y olvidar que el mundo está en emergencia, justo al borde de la locura, mi anhelo es morir abrazado a ti, olvidar el mundo y esta fatalidad que ensombrece a los amantes de la verdad.

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Tu cuerpo eclipsa mis sentimientos, me hunde en el placer; mientras tus piernas me aprisionan se seca mi consciencia, a fin de cuentas, qué es lo que puedo hacer ahora, mi labor es distinta: llego a la conclusión de que también es guerrillero quien se ve obligado a buscar la paz, la justicia, la dignidad; también es guerrillero el que se manifiesta con la bandera de la salud y el conocimiento. Hoy, como nunca, me reconfortan tus besos, tu lengua que pasea sobre mis hombros y tus manos que se aferran a mi espalda. Cierro mis ojos y me pierdo entre el sudor y el olor a gardenias que guarda tu cabello, quizá haya que soñar mil veces más, hacer el amor la vida entera, morir una y otra vez entre tus piernas, y pensar que la única imposición es la de tus ojos en mi corazón, al menos ese es mi deseo para esta noche, la interminable noche de los setenta años. Dedicado a una patria que amo, que me rompe el alma, que me obliga a luchar y llenarme de ilusiones, pero, en especial, dedicado a la mujer que me acompaña de la mano en mi anhelo de un mundo mejor, gracias Andaluz, mi hermosa musa de olor a vainilla y gardenias.

Jesús Hernández Villafuerte @jesushdzv http://miyoliterario.blogspot.mx/

LA ENEMIGA Adormilada en un sillón seboso, Julia espera junto a la ventana, donde sólo se puede ver la bruma. Chucho no llegó a dormir, y sobre la mesa están la cazuela de lentejas y la olla con el café ya frío. Entre sueños, siente que un animal le muerde el cuello. Despierta sobresaltada. Aprieta el interruptor del foco de luz pálida que ilumina el cuarto pequeño. Cubre su pecho jalando las solapas de la bata raída y ve a su perro blanco dormir a sus pies. Las manecillas del reloj en la pared marcan tres veintisiete de la madrugada. Sus ojos desvelados, enrojecidos, luchan contra el cansancio. Ella sabía que Chucho era un sinlugar, un misántropo, un nómada. Recuerda las primeras parran­ das, las salidas inesperadas, las borracheras y el hedor a marihuana con que llegaba. “Todos tenemos errores, cambiará”, pensó antes de casarse. No sabe ahora cómo soportar el miedo y los golpes. Se levanta entumida de las piernas. De su librero, lleno de carpetas de encaje y figuras de porcelana, agarra un casete que mete en una grabadora gastada. Suena un acordeón y la voz de una mujer. Se cautiva con la fuerza de las palabras cuando escucha esa cinta, pero un ahogo atraviesa su garganta al imaginar el cuerpo gordo de Chucho haciéndole el amor a otra mujer. Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho.

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El canto que sale de la bocina aminora su amargura. El perro se levanta meneando la cola. La música hechiza a Julia y canta entre sollozos, desafinando con los acordes de las guitarras. Maldita sanguijuela, maldita cucaracha, que infectas donde picas, que hieres y que matas. Un destello de valor surge en ella. Coge la chamarra de policía municipal del respaldo de una silla y la arroja al sillón. Como si fuera Chucho, le grita rencorosa lo que ha callado. ¡Rata de dos patas, te estoy hablando a ti! Porque un bicho rastrero, comparado contigo, se queda muy chiquito. Siente un aire helado en las pantorrillas. Sosteniéndose en el quicio de la puerta, Chucho la observa. Cierra de un empujón. Se acerca a ella. Su mirada es turbia, el aliento pestilente. El perro se esconde gruñendo bajo una silla. Julia palidece, no siente el tiempo. Chucho toma a Julia de los cabellos y la avienta al suelo. Agarra la grabadora y la azota contra la pared. Empuja la mesa de una patada y se desparrama la comida. Chucho empieza a tambalearse, logra alcanzar la cama y se derrumba. Ensucia su uniforme y las cobijas con su vómito; se queda dormido. Arrodillada, Julia mira agradecida a la Virgen de Guadalupe del altar. En el suelo se mezclan sus lágrimas con el café, las lentejas y los pedazos de barro. Se acerca el perro y se acurruca junto a ella. Julia llora en silencio. Se duerme, cansada de la zozobra. Con la luz del alba, mira sus ojeras en un espejo de mano. Reconoce las cicatrices que su marido le ha hecho los últimos meses. Desde un callejón, llegan los primeros ecos de unos pasos. Escudriña silenciosa entre los restos de la grabadora, rescata su casete de entre cables y engranes de plástico, y lo oculta entre su ropa. Busca qué comer, pero ya no hay nada para desayunar. Se acerca a Chucho, trata sigilosamente de sacar la cartera del pantalón. Él se reincorpora rápido, la mirada turbia otra vez. El tiempo se detiene. Chucho suelta un puñetazo y Julia cae pesada junto a los restos de comida y acalla su grito para no irritarlo. Chucho se vuelve a recostar. Ella se levanta sobándose el golpe, se le acerca. Su mejilla punza. Lo mira un momento. Cariñosa, le besa la frente.

Fernando Sánchez Clelo (Puebla, 1974).

Es egresado del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica y de la Maestría en Estética y Arte de la BUAP. Ha publicado los libros Ficciones a contrapunto (BUAP, 2012), No se acaban las calles (BUAP, 2011), Cuentomancia (BUAP, 2008), Jauría (Universidad Veracruzana, 2007) y No es nada vivir (BUAP-Siena, 2005). Ha participado en antologías como El libro de los seres no imaginarios (Minibichario) (Ficticia Editorial, 2012), Historias de Las Historias (Ediciones del Ermitaño, 2011) y Piezas cambiantes: Escritores en Puebla frente al siglo XXI (SC, 2010). Fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla en 2006 en la disciplina de cuento. Contacto: juglarnegro@gmail.com

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ENERO Y ABRIL Ya es casi media noche y apenas me armé de algo de valor para escribirte un poco. Quiero narrar todo lo que ha pasado acá desde que te fuiste, y tratar de dejarlo todo claro, con el único objetivo de que me creas un poquito más. Desde el día en que te fuiste, no he podido salir a las calles y sentir ese calor veranero que siento cuando estamos juntos por tu casa, sin importar que noviembre reine y que tenga que soportar esas tremendas temperaturas, tan dignas de tu noreste mexicano. Lo extraño mucho, y extraño es sentir esta necesidad de querer buscar algo que sé que nunca encontraré aquí: la compañía a tu lado y su necesario calor humano bajo el pecho, así como la piel chamuscada de tanto caminar por el centro. ¿Por qué, si te esmeras tanto en escribir algo que crees necesario que lea, no lo mandas como envío urgente o algo más efectivo? Alguna forma que haga la explicación de una manera más ordenada, y no como esos gritos desesperados que resuenan por el teléfono y que parecen ser los últimos, para poder morir de coraje y decepción. Quisiera creer y decir que me equivoco con cada uno de los malos pensamientos que tengo para ti, en verdad que trato pero, ejemplos como: «y sentir ese calor veranero que siento cuando estamos juntos por tu casa», parecen formar una buena y rebuscada frase, seguida de: «tener que soportar esas tremendas temperaturas tan dignas de tu noreste mexicano», pero no, sólo dejan a flote el repugnante punto de vista de mi zona geográfica y los buenos deseos que construyes y destruyes, cada que llego ansioso por querer estar más tranquilo. A estas alturas, debes estar terminando de desempacar en tu pieza. Seguramente te encuentras exhausto por haber llegado temprano a la ciudad, y por tener que ducharte para ir a presentarte en ese empleo que tanto detestarás y que tomas, por también haber tomado esta especie de responsabilidad, taciturna, pero necesaria y que, de los dos, sólo tú ibas a poder hacer. He quedado un poco malhumorada con la última discusión que tuvimos, pero también creo que estoy mucho mejor acá, alejada de lo que pueda pasar si fallas y terminas por desquitarte conmigo. No es que sea cobarde, pero creo que te estás yendo a la grande, y eso ahora no es tan necesario. Claro que iba a ser yo el que tomara el trabajo pesado, el que pondría en riesgo su estabilidad emocional y financiera al tomar un empleo como ése, además de saber que lo lograría y que tendría que pasar un tiempo acá, una vez más, para poder tener un poco de mejores bases, y poder vivir mejor que el día-a-día, al pedo, que tanto apesta ya. Sabes refugiarte bien, en esa zona de confort que tanto idolatramos y perseguimos los dos, y que sólo tú sabes aprovechar, querida; pero ah, Tania, el trabajo lo tengo y a ti ya no te tengo nada segura.

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Por ahora me he encontrado un poco más tranquila, desempeñando mi papel de buena ama de casa sin marido que atender, hijo que criar ni trabajo que renegar, tengo que esperarte para emprender lo que, ya sabes, tengo en mente, y estoy aquí nuevamente sola frente a mis libros y ese montón de tiempo de sobra, que a veces tanto derrocho en estas fechas. Conocí a la vieja señora del departamento de arriba, ayer en la entrada del edificio, y resultó ser gran aficionada a los juegos de mesa y el té con galletillas de mantequilla empacados; ya sabes, algo que se me puede acomodar entre seis y siete de la tarde, mientras te encuentras en camino a tu casa y mis lecturas vespertinas llegan a su fin. Es buena gente la vieja, y no deja de darme gusto el hecho de que su hermano, y la mujer que amaba, hicieron algo parecido a lo nuestro y resultó, un poco como ellos querían y un poco como el tiempo se los dio; y digo, bueno, a fin de cuentas obtuvieron algo de recompensa y ahora, justo ahora, me siento como esa protagonista de película americana que aprieta el pañuelo pañoso (de tanta transpiración) de su hombre y suspira, discretamente, mirando hacia la esquina superior derecha de la pantalla en tecnicolor. Al menos me entero de que estabas mejor, tranquila como nunca y disfrutando mi ausencia como se aprovecha la lluvia en el verano, sin nada que pensar para mañana, Tania, que es lo que siempre quisiste. A veces te imagino escribiendo estas cartas llorando, y después te visualizo con un gotero en la mano calculando el lugar exacto en donde derramar las falsas lágrimas que tanto me entristecerán al verlas. ¿La vieja del 56? Pensé que la odiabas, recuerdo que hasta le llegaste a robar los recibos de su buzón, casi asegurando que sería el fin de los tiempos si alguien llegara a cartearla, pero bueno, al menos estoy más tranquilo al saber que puedo pensarte junto a ella, mientras me encuentro de regreso a casa dentro del camión lleno de gente harta de vivir. Y bueno, Tania, a final de cuentas, esta será una más de las cartas que redactas en tus cuadernos de cuadro chico y que escribes con diferentes tintas femeninas, y que, como las anteriores, serán una muestra de ese amor que tanto recibo y que, poco a poco, puede llegar a matarme mientras camino del baño a mi habitación. ¿Habrás visto las películas de la nouvelle vague que te dejé?, lo dudo. «Il pleure dans mon cœur / Comme il pleut sur la ville», extraño no poder sentir ese calor que te acompaña a donde quiera que estás, me aterra tener que pasar un día más, y otro, sin él, sin ti, sin esa parte de mí que me recuerda que estoy viva, y que puedo ser un asco total o un alivio para cada uno de tus tropiezos. Pero acá estoy, con lo que en verdad merezco, con los bolígrafos llenos, tristes e inservibles, con las palabras menos llamativas de las enciclopedias, con ese pensar y querer adivinar qué nos depara el mañana.

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Tania, tú y tu amor por la verga de Verlaine en el fino culito de Rimbaud, podrían haber venido, esperarme acá, en el departamento que tuve que alquilar para no ver a mi familia, hablar de lo que no hice en el trabajo, de las ideas para los fines de semana, y un poco de sexo tras la jornada; pero no, según tú, merecías un poco de tu espacio para releer los libros de siempre y codearte con una vieja que ni siquiera sabe que su hermano era el más marica de todo el barrio.

Arturo Contreras @absurdisimo

loslunesnotienenlaculpadenada.blogspot.com

M O M N O M Tu nombre es un palíndromo fallido. No puedo decirlo con armonía, como la que tienen tus ojos. A veces quisiera que las estadísticas me ligaran directamente a lo negro de tu cabello. Hay tantas cosas que no se ti y el destino siempre se pone en su plan. Debo admitir que la primera vez que te vi a cierta distancia, no pude evitar una cierta indiferencia. La idea me ha estado rondando en la cabeza, y cuando por fin me he decidido, parece que tu número telefónico es un capicúa. Desde pequeño he tenido una especie de obsesión, para mi esos números representan un microcosmos. He tenido una tarde agitada, después de todo, es la emoción de la vida que toca a mi puerta. No soy un experto en gramática, pero me gusta leerte. Leerte en cada una de las formas que adoptas, que son infinitas. Me gusta, por ejemplo, leerte cuando estás distraída, leerte cuando estás feliz, un placer culposo sería leerte cuando estás triste, pero mi favorito es leerte entre líneas. Leerte como nadie te lee, aunque pudieras ser del tipo de chicas que no les gusta que las lean y andan por el mundo como escondiéndose, lo cual sólo complicaría las cosas porque yo también me estoy escondiendo.

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Ucronía Creo que la Escuela es una ucronía, para todas las personas, o al menos debería serlo. Los arboles de decisiones que se desentrañan, por el simple hecho de una elección que no está en tus manos. Como se alteran los resultados de nuestra “vida” con base en un evento clave, por ejemplo tú. Justo ahora dejas de tener tus características humanas y vivientes, para convertirte en una ucronía. Podría ser un sábado por la mañana, con algo de desvelado, hojarascas y familiares. Tú eres el suceso clave de todo lo que viene, o de lo que puede no suceder. Cuando me suceden cosas como estas, me gusta dividir la vida en dos:

Ficción Qué son todas las cosas que pasan un martes cualquiera mientras regreso a casa. Breves momentos donde coincidimos en algún pasillo olvidado de la escuela. La lluvia que llega sin remordimiento. La lámpara de seguridad que está en el parque detrás de mi casa. La música incidental mientras esperamos la siguiente función del cine. Las labores domesticas y tareas diversas, mientras me preparo antes de salir. Los regresos después de una fiesta, con el alcohol aún en el cuerpo y la visión algo nublada. El volumen de la televisión, exagerado por la resaca.

No ficción Tus manos rondando por la ciudad, guardadas en algún bolsillo. Tu lectura nocturna. Unos bocadillos entre párrafos. Las conversaciones antes de dormir. Algunos versos espontáneos que piensas al ver a través de la ventana. Las cartas incesantes. Las madrugadas en vela y los sonidos nocturnos. El café a las 12:15, justo antes de comenzar una película. Las tardes en casa, mientras todos salen. Los bailes en la fila del supermercado. El adiós a los transeúntes mientras vienes en el autobús. Las llamadas inesperadas. Las situaciones incomodas en espacios conocidos. Los dos chicos del colegio que solían decir cosas sin sentido y ahora son mis compañeros en la oficina. El antiguo pretendiente que solía escribirte poemas sin que lo supieras. Las fotografías que te dedico, los textos breves y las noches en vela.

Jorge Regula 24 años. Regiomontano

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PARALELOS “Dios es un geómetra.” Platón ―En geometría afín, dos líneas son paralelas si tienen un mismo vector director… Él era profesor en una preparatoria al norte de la ciudad. Era un hombre solitario, de gustos sencillos y vida monótona. Pasaba la mayor parte del tiempo sumergido en exámenes de geometría y trabajos escolares. Disfrutaba leer novelas históricas, escuchar a los Beatles y ver películas cursis de países extraños. Por las noches salía a caminar y tomaba café en un pequeño local, a dos cuadras de su casa. Ella era maestra de historia en la Universidad. Deprimida por un violento divorcio, se refugió en el cine y libros de arquitectura. Todas las mañanas tomaba una taza de café y corría cinco kilómetros. Los fines de semana los pasaba en la biblioteca investigando, sobre la guerra cristera, para un proyecto de novela que tenía en mente desde hacía varios años. Él, todos los sábados, iba a jugar dominó con un grupo de profesores e investigadores. Mientras todos bebían cerveza, él tomaba un refresco de manzana y devoraba los cacahuates de la botana. Su soltería no era un tema popular, sin embargo nunca faltaba alguna mención mordaz, o un comentario envidioso, por parte de sus compañeros de juego. En la semana, ella compartía las tardes en la cafetería de la universidad con otras maestras. Platicaban de la política académica y se quejaban de sus alumnos, maridos y ex-esposos. El tiempo de ella sin una relación era un tema frecuente de conversación. La mayoría de sus amigas le aconsejaban salir con alguien pero nunca mostraba interés, hasta que una de ellas logró convencerla de haber encontrado a su hombre ideal. Él recibió una llamada y fue al café de siempre para ver a su amigo. Fue el tipo de plática que empieza con: “mi esposa tiene una amiga”. Él no pareció entusiasmado pero siguió el juego. Cualquier oferta era más tentadora que otra noche compartida con la soledad. Él era un hombre promedio, sin grandes defectos ni un gran atractivo. Ella tenía la cara de un ángel, los ojos pícaros y varios kilos de más. Él se vistió con traje y corbata. Ella se puso un vestido, ni muy formal ni muy atrevido. Él usó colonia, ella perfume. Él compró una rosa. Ella agarró su bolso y caminó a la estación. Él tomó el metro hacía el sur. Ella abordó rumbo al norte. Ambos subieron en la misma estación. —En geometría clásica…‒Dijo él, ante un grupo de jóvenes distraídos, sin darse cuenta de la melancolía en sus palabras‒, las líneas paralelas son las equidistantes entre sí y, por más que las prolonguemos, nunca van encontrarse.

Mariano F. Wlathe @Wlathe

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DIRECCIÓN, EDICIÓN Y CORRECCIÓN DE ESTILO Martín Alejandro Del Carmen

CONSEJO EDITORIAL Emilia Perujo Lavín Edmundo Arana Estrada Vladimir Villalobos López

DISEÑO GRÁFICO (VERSIÓN WEB) Violeta Juárez García Alfonso Z.

PORTADA Miguel Jesús Escalona Bernal http://www.facebook.com/escabernal

COLABORAN Ángel Sáenz/ Mariana Salazar Baena / César Abraham Navarrete Silvia Pirillo / Sin Remitente / Alejandra Lomelí/ Ricardo ‘Dracir’ García / Leyla Andrea Carrasco Jorge Luis Caloca / Gregg Diggler / Carlos Alfredo de Regil Enrique Paul Estrada/ Emmanuel Moreno Hernández Abraham Peralta Vélez / Julio E. Ruiz / Ugesaurio Natasha Olivos / Arturo Contreras / Jesús Hernández Villafuerte / Vladimir Villalobos Juan José Enríquez Rivera / Fernando Sánchez Clelo J. Andrés Herrera / Mariano F. Wlathe / Jorge Regula.

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