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José Escamilla
Modelo epic COACHING DE ALTO RENDIMIENTO PARA TI
CONGRUENCIA:
EL ARTE DE PONER FRONTERAS SALUDABLES Y VIVIR TUS VALORES
Marco Mejía, Coach en Alto Rendimiento - Irradiate More
@IrradiateMore marco@irradiatemore.com
Imagina que decidiste comprometerte contigo a dormir ocho horas, a hacer ejercicio una hora todos los días y a entregar el reporte de resultados del mes al siguiente día. Todos son compromisos importantes y relevantes para ti. Sin embargo, derivado de la carga de trabajo y de algunos imprevistos, sabes que no te queda tiempo suficiente para hacer todo lo que quieres. Puedes trabajar en el reporte, pero el costo sería que no puedas dormir más de 6 horas y definitivamente el ejercicio queda descartado. ¿Con qué decides ser congruente? ¿Con dormir? ¿Con tu trabajo? ¿Qué hay del ejercicio?
ESTE ES EL TIPO de situaciones que enfrentamos todos los días. Pensamos que podemos lograrlo todo si acomodamos “bien” los pendientes en la agenda. Creemos que solo nos falta aprender alguna técnica secreta para poder lograr todo lo que queremos. Lo que muchas veces termina pasando es que nos sobre comprometemos sin realmente considerar el impacto o el costo del esfuerzo individual necesario para hacer que todo lo que queremos que suceda.
En mi experiencia, ser congruente es uno de los atributos más complejos que podemos tener. Entre la cantidad de compromisos a los que accedemos, los retos de cada día y las expectativas que tenemos de nosotros mismos, puede ser sumamente desafiante mantenernos en alineación e integridad con todo lo que queremos ser y hacer.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, congruencia quiere decir coherencia, que a su vez significa una actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan. En otras palabras, congruencia quiere decir que actuamos en concordancia o coherencia con lo que creemos o con lo que decimos que vamos a hacer. No sé cómo te suene esto, pero me recuerda mucho al concepto de integridad. ¿Cuántas veces no te has observado molesta o molesto por no haber cumplido tu palabra y no haberte mantenido en congruencia e integridad contigo? Tal vez te comprometiste a compartir la cena con tu pareja, solo para darte cuenta de que decidiste atender alguna emergencia en el trabajo y por ende no llegaste a tiempo. Una parte de ti puede que crea que fuiste congruente con tu trabajo y completar lo que prometiste. Sin embargo, hay otra parte de ti que siente que fallaste por no haber sido coherente con tu pareja.
Es precisamente aquí donde resulta tan importante darte el espacio para reflexionar exactamente con qué quieres comprometerte y qué estás dispuesta o dispuesto a dejar de lado. Siempre hay un costo de oportunidad en todo lo que estamos haciendo, nos demos cuenta o no, y es fundamental que lo tengas presente para comenzar a vivir al nivel de tus compromisos.
Ten presente que si decides comprometerte con tu salud, por ejemplo, ser congruente va a implicar decir “no” a ciertos compromisos o actividades que podrían alejarte de ese objetivo. En la medida en la que tengas claridad de los costos e implicaciones de tus metas y objetivos, más sencillo te será mantenerte en integridad y coherencia con el camino que estás eligiendo.
Por si fuera poco y para hacer las cosas más complejas, hay dos factores que muchas veces están presentes en la forma en la que nos percibimos:
1) Comúnmente no nos valoramos lo suficiente. Es decir, no reconocemos nuestros esfuerzos tanto como para saber que hicimos lo mejor que podíamos. En ocasiones pensamos que el impacto de lo que estamos haciendo no vale lo suficiente o que nuestras acciones pasarán desapercibidas y sin dejar el legado que nos gustaría construir cada día.
2) Sabemos que podemos dar más de nosotros. Nos enfocamos en lo que nos falta y no en lo que hemos recorrido, por lo que no estamos satisfechos. Eso genera un sentimiento de culpa que en mayor o menor medida estamos cargando todos los días. Sentimos que pudimos haber hecho más, que nos pudimos haber comprometido mejor o que pudimos haber generado una mayor diferencia.
La pregunta es: ¿con cuál de los dos puntos previos decidiste ser congruente? ¿decides ser congruente con esa emoción de sentirte menos en ciertas ocasiones? si es así, el ser coherente con esa creencia puede limitar fuertemente tu desarrollo y aspiraciones para crecer. Si por el otro lado decides ser congruente con saber que pudiste dar más, nunca será suficiente, por lo que estarás constantemente en un estado de infelicidad.
De aquí que ser congruente puede resultar toda una aventura. Ser congruente implica dejar de buscar culpables por las cosas que están pasando a tu alrededor y hacerte responsable de hacer que las cosas pasen. Ser congruente es estar atento a lo que dices para vivir bajo la misma vara con la que mides a otras personas. Ser congruente quiere decir que vives al servicio y en alineación con tus palabras.
Hoy en día, el mundo necesita de más congruencia; de más personas que actúen basadas en lo que dicen, sienten y piensan. Se necesitan líderes que no solo tengan valores y principios claros, sino que además sean coherentes con ellos. Al final del día, son tus acciones y no tus intenciones las que hablan por ti. ¿Qué estás diciéndole hoy al mundo?