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ENFÓCATE Y TERMINA
Estamos rodeados de distracciones. Todo lo que está a tu alrededor está diseñado para atrapar tu atención. Desde las notificaciones en tu celular, computadora o reloj inteligente, hasta los anuncios en radio y televisión, tu jefe o los asuntos de tus correos electrónicos, todo quiere tener tu atención.
DE ACUERDO CON el Flow Research Collective, tenemos al menos 56 interrupciones por día en una jornada laboral. Eso quiere decir que si trabajas ocho horas, cada ocho minutos y medio estás siendo interrumpido por algo. Más interesante aún resulta saber que 44% de esas distracciones son autoinflingidas, lo que se traduce en que casi la mitad de tus desatenciones son generadas por ti, ya sea de forma consciente o inconsciente.
Esto tiene un impacto enorme en tu productividad y tu capacidad de terminar lo que empiezas. Si a esto le sumamos todas aquellas excusas que nos inventamos para postergar las cosas, eso explica porque constantemente estás detrás de tus metas y no sobre ellas.
Hoy quiero que revisemos siete estrategias para apoyarte a completar todo lo que empiezas, a que cortes con la procrastinación y te deshagas de las distracciones. No tienes que seguir todos los puntos. Te invito a elegir cuál es el que más te resuena y que comiences por ahí. Ve implementando cada uno a lo largo de los próximos días y en menos de lo que crees, estarás avanzando a la velocidad que te gustaría.
3 Planea tus días y respóndete, ¿cuál es la cosa más importante que tengo que lograr en las próximas 24 horas? Si no estás planeando para triunfar, estás planeando para fracasar. Es importante que tengas claridad de cuál es la cosa más importante de tu día y que te encargues de que ocurra. Conozco a muchísimas personas en el mundo corporativo que trabajan mucho durante el día solo para darse cuenta de que no avanzaron en ninguno de sus asuntos importantes por estar atendiendo los temas de alguien más. Si no dedicas tiempo a trabajar en lo más importante para ti, siempre te vas a dejar en segundo lugar.
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Escribe tus prioridades y pendientes. El primer gran paso para moverte hacia adelante es tener claridad de todo lo que tienes que hacer. Por muy buena memoria que tengas, escríbelo. Cuando lo dejas en tu mente, es fácil que brinques 15 veces entre tus pendientes y te sientas sobrepasado por ello. Cuando los escribes, te das cuenta de que solo eran cuatro cosas. Escribirlo te da claridad del universo completo de lo que tienes que completar y te prepara para hacerlo.
2 Ten razones de peso. Una de las principales razones por las que postergas las cosas es porque en el fondo no son lo suficientemente importantes para ti. Si fueran de vida o muerte, ya las habrías hecho. Siéntate a revisar lo que tienes que hacer y ten clara la razón por la que eso es importante. Si no tienes una razón de peso para hacerlo, invéntatela. Puedes elegir ponerte una recompensa en cuanto logres un número determinado de pendientes, por ejemplo.
4 Delega todo lo que puedas a tu entorno. Muchas veces pensamos que si tuviéramos más fuerza de voluntad, las cosas serían más sencillas y podríamos conquistar lo que fuera. Lamentablemente, la famosa fuerza de voluntad es finita. Por eso es que en las noches de días muy pesados es cuando tomas tus peores decisiones. Ya no tienes esa fuerza para decidir lo que es mejor para ti. Por eso es que es importante que le delegues tanto como puedas a tu entorno para mantenerte con el enfoque que quieres. Elimina las notificaciones de tu computadora, celular o reloj inteligente que no te suman (no, no tienes que enterarte de cada like que recibes al instante). Crea un entorno que favorezca tu enfoque. Quizá quieras recoger tu escritorio, quitar distracciones o incluso bloquear ciertos espacios para no recibir llamadas. Si se lo delegas a tu entorno, no tienes que decidir si aceptas o no cada distracción que te llega.
5Si no está en tu agenda, es solo una buena idea. Este es un error muy común que veo en mis procesos de coaching. Las personas decimos querer hacer algo, pero si no le ponemos día y hora, las cosas no pasan. Para cada punto que quieras lograr hoy, encárgate de reservar el tiempo para que ocurra. Esto también va a ayudarte a no sobre comprometerte, ya que el día tiene solo 24 horas y no vas a poder poner tareas más allá de ese tiempo. Prepárate para sorprenderte.
6 Administra tus prioridades, no tu tiempo. Probablemente la frase “no tengo tiempo” es la más utilizada para justificar porqué no hacemos aquellas cosas que son importantes para nosotros, como cuidar más nuestra salud o pasar más tiempo con nuestros seres queridos. Mucha gente me cuenta sobre sus problemas para administrar el tiempo. La realidad es que el tiempo se ha administrado muy bien por si solo desde el inicio de la humanidad y no nos necesita para eso. Lo que queremos manejar de una mejor manera son nuestras prioridades. Así que si ya hiciste el punto uno de estas ideas, ahora compleméntala poniéndole el número de prioridad a cada elemento. Solo puede haber una prioridad más importante, después una segunda y luego una tercera. Si solo estás enlistando aquello que es muy importante para ti, no vas a saber por dónde comenzar. Define un orden y prioridad y enfócate en avanzar en ese orden.
7 Deja la perfección de lado. Una de las mayores razones por las cuales no comenzamos y/o terminamos las cosas es por nuestra idea de perfección. No damos ese primer paso si no tenemos claridad de todo el recorrido que vamos a dar. No terminamos porque todavía no es lo suficientemente bueno y pensamos que si le dedicamos más tiempo, tendremos algo de mejor calidad. Si bien siempre podemos mejorar, hay un punto en el que esa perfección nos frena y no nos permite avanzar. Deja tu perfección y regálate el comenzar y terminar aquello que es importante para ti.
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