LA BIBLIOTECA
La Biblioteca de la Huebra es fruto de un esfuerzo enorme y prolongado durante los últimos 7 años por rescatar y dignificar la literatura en la Sierra de Huelva, desde el rigor y la independencia. Desde 1999, la Biblioteca, que nació con el modesto propósito de dar a conocer a unos autores en gran medida desconocidos o cuyas obras no estaban al alcance de los lectores actuales, ha pretendido crear un tejido literario que, en definitiva, hable del carácter y la singularidad de una tierra que ha vivido gran parte de su historia aislada, lejos de la rutas de la cultura, ensimismada y siempre desconocida para los demás. En este viaje apasionante y apasionado por su literatura hemos querido llamar a las puertas de las gentes sin voz, de las anónimas gentes que nutren nuestra riquísima tradición oral. Voces de la Sierra (Bca H, 8), libro preparado por el incansable especialista en tradición oral Manuel Garrido Palacios, nos aproximó a un legado ya en vías de extinción, pero que aún, milagrosamente, conserva gran parte de sus sólidos fundamentos. La obra del higuereño Manuel Ordóñez (1927-1993) que Rafael Vargas antologó con el título de Posos y granzas (Bca. H, 5), supone una transición entre la oralidad y la escritura, con una obra de signo panteísta en la que la observación de la Naturaleza es su principal virtud, como no podía ser de otra forma. Con el heterodoxo y políglota Benito Arias Montano (1527-1598), comienza propiamente nuestra tradición literaria conocida y uno de sus más claros especialistas, el aracenés Carlos Sánchez, nos acerca su obra en una antología, (Cierta luz que me alumbraba, Bca. H, 14) que, aun mínimamente, recoge el carácter y el saber del erudito nacido en Fregenal de la Sierra. Sor María de la Santísima Trinidad (1604-1660), no incluida propiamente en la Biblioteca por su escasa obra, pero rescatada para este trabajo compilatorio, es un ejemplo de la poesía femenina del XVII, cuya existencia quedaba reducida al ambiente conventual y a los estrictos caminos de la mística; de ella, Mario Rodríguez ha rescatado sus seis textos conocidos en un libro que tituló acertadamente Al fuego que la abrasa (Bca. H, 24). El siglo XVIII no ha dejado, que sepamos, ningún autor ni ninguna obra conocida en la comarca. Tampoco el siglo XIX fue especialmente fructífero, aunque cabe anotar la figura de Gualberto González Bravo, nacido en Encinasola, amigo y protector de Bécquer, ministro en varias ocasiones, ocasional poeta y excluido en la Bca. por carecer de textos suficientes. El siglo XX comienza con un hito importante, cual es el sonado triunfo de Las tres cosas del tío Juan, relato de José Nogales que encarna y acaso inaugura el espíritu