Asociación Cultural LIEVA
Tercera Época
Rumor de Aguas Número 5
Diciembre 2011
Casinos de la Sierra Miguel López Mojarro
Rumor de Aguas
Tercera Época nº 5
CASINOS DE LA SIERRA DE HUELVA ALMONASTER Actualmente la sociedad local se ve representada fielmente en el casino, ya que ha desaparecido aquel tinte elitista que lo generó. Hasta el punto de que, hace pocos años, se realizó una importante obra para facilitar el acceso al bar desde la calle, de todo el que quisiera tomar algo, siendo socio o no.
Entrar en Almonaster es sentir el deseo impaciente de subir al castillo. No solo por su deliciosa mezquita, sino por el entorno verde que se goza, desde la piedra roja de la muralla a la verde promesa del monte de San Cristóbal.
Tiene en su interior una hermosa colección de acuarelas, del pintor Francisco García Gómez, que son la joya de la que se sienten orgullosos los que gustan de esta parcela del arte. Son realmente un placer para la vista, de quien entre con criterio exigente. ¡Magníficos!
No es de extrañar que aquel Miguel Tenorio de Castilla, buen secretario y se supone mejor amante real, se erigiera en primer presidente del Casino, como institución que mejor serviría a su causa epicúrea. Porque un casino es eso, un palacio del placer, pero sin nada que ocultar ni que mancille la imagen de sus socios.
Mi nuevo amigo Marcos me enseñó el camino y cada vez que vuelvo a Almonaster, que son muchas las veces, antes de la tapa en el bar, paso a saludar a García Gómez y disfrutar un rato con sus cuadros. Y a pedirle perdón por no haberlo conocido antes.
Su nombre fue una verdadera paradoja: Siendo el casino de “los ricos”, dio en llamarse “Unión Amistosa”, pareciendo que no era precisamente unión lo que se pretendía, sino mas bien crear un espacio que facilitara las relaciones comerciales y sociales. Allí se contrataba, se hacían transacciones, se planificaban las tareas, ….. y se jugaba de vez en cuando una partida, para alternar trabajo y placer. La entrada como socio requería el aval de dos que ya lo fueran, para que se considerara deseable al aspirante. Mi amigo Ricardo, socio antiguo donde los haya y memoria histórica viviente, posee una antología de anécdotas que para sí quisieran muchos casinos de mas renombre. Almonaster es especial, porque por sus calles quedan aun roces y huellas de la presencia de alcurnias de todas las épocas y todas las razas.
De esa reforma profunda que se hizo en el edificio, queda un recuerdo triste: La desaparición de los zócalos de azulejos, que daban al salón de socios un aspecto de rancio origen y estética propia de la estirpe de los casinos del Sur. Pero alguna fotografía conservada en la colección de algún viajero curioso, puede dar vida a ese recuerdo de las paredes adornadas con el atuendo mas preciado de los casinos: La cerámica. Los 200 socios actuales, son una cantidad que se mantiene y que un sociólogo diría que es la adecuada para que la curiosidad personal lo controle. El famoso número de Dunbar, que establece el ámbito de las relaciones individuales. En Almonaster han logrado estabilizar tal número en ese templo del placer que es el Casino. Pero con una variedad, que poco a poco va siendo cada vez menos novedad: Las mujeres, ya tienen voz y voto, porque pueden acceder a la calidad de socias.
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En la pared, un rótulo cerámico en el que figuraba un nombre: Casino Arias Montano. Hoy, años después, mi primer saludo es para mi amigo Juan Manuel, compañero de estudios al que encontré como socio del casino en una de mis visitas. Un café con él y a charlar sobre las tapas deliciosas que se pueden tomar en el propio casino.
En los últimos años, unos preciosos rótulos de cerámica en la puerta de algunos establecimientos, identifican su carácter. El Casino no iba a ser menos y en su puerta luce su identidad en una caligrafía con encanto: Sociedad Unión Amistosa, fundada en 1901. Me falta el billar, pendiente de terminar una obra en la parte alta. Ese día, me llamará mi amigo Rómulo y jugaremos una partida, para celebrar la recuperación del chasquido entrañable del marfil. Bueno, ya no son de marfil las bolas de billar. Eso es una cuota que hemos pagado al progreso.
ARACENA La primera vez que entré en Aracena, caminé hacia lo que parecía ser el corazón actual de Aracena. Desemboqué en una hermosa plaza rectangular, abierta, que superaba la inclinación del terreno con un alzado que ponía horizontal la amplia explanada central. Me llamó la atención que no hubiera, como en todas las plazas mayores, una iglesia y un ayuntamiento. Aunque sí una amplia perspectiva que la convierte en una plaza atractiva y seductora.
Después, una “sentada” en la puerta, junto a esos socios veteranos que saben gozar de la sombra mañanera de Aracena. Es una atalaya privilegiada para disfrutar de tres atractivos motivos: El sosiego de una sombra que acaricia, el ir y venir de cuantos entran y salen por esa esquina de lujo y la lectura de la recién llegada prensa del día, sobre los veladores que Juan Manuel ha colocado nada mas llegar.
En su lienzo mas alto, en la esquina mas dominadora, había un edificio blanco, arrogante, prometedor, que parecía llamar a quienes estábamos a sus pies, en el rectángulo de la plaza. Al acercarme, observé que su puerta estaba bien guardada por una fila de sillas, a lo largo de la acera, que cubría toda la fachada. En ellas unos señores que me miraron al unísono mientras me acercaba.
No es extraño que el salón interior ande escaso de moradores durante los días en los que el buen tiempo tienta al uso de ese gran salón que es la calle. Algunos casinos tienen un salón urbano, si el espacio de la acera, la sombra mañanera y la brisa de la noche se lo permiten. Ese es el caso de los de Aracena, El Repilado, … y tantos otros del Sur. Mientras, dentro, la chimenea espera, atractiva, otros tiempos mas propicios a la estancia en el interior. Los butacones sugerentes la acompañan y un techo engalanado mira pacientemente en espera del otoño.
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televisión y café. Ya casi no se escucha el golpeteo de las fichas, las bolas de marfil y el silencio tenso de una baraja sobre el tapete verde. Pero el casino de Aracena tiene dos encantos de los que presume: La altanera fachada blanca y la sombra humilde con los veladores, en la mejor esquina de la Sierra.
AROCHE Hablar con Ramiro es un placer, por lo que tiene de recuperación del entusiasmo por su lugar. Aroche es un lugar al que se va la primera vez, porque uno decide conocerlo. La segunda vez, porque uno recuerda la serena paz del castillo, el bullicio cercano de sus mañanas o el paseo por la carretera cuando el sol se despide. Es un lugar que engancha. Por eso Ramiro habla con entusiasmo de lo que se está haciendo en Aroche, de sus calles y de sus actividades sociales. Pero sobre todo, del Casino. El resurgir económico, por el desarrollo turístico de la zona, ha propiciado una actividad comercial y productora que alejan la necesidad de un lugar de encuentro y de relaciones como son los casinos. La vida actual no es precisamente la mejor aliada para que los casinos sean objeto de deseo de los hombres al final del día o en las fiestas. Pero el casino de Arias Montano, sobre la hermosa plaza del Marqués de Aracena, reina soberbio. Sin que los poderes tradicionales de Iglesia y Estado le quiten protagonismo a su presencia impresionante en la asombrosa esquina. Inaugurado como sociedad en 1910 y construido por el andaluz Aníbal González, debe su existencia como joya arquitectónica al patrocinio de aquel Marqués de Aracena que impulsó tantas obras emblemáticas de la localidad. Y a la visión monumental neomudéjar de Aníbal. Su cúpula es lo único que se rindió del espléndido edificio. Juan Manuel, con la taza ya vacía, mira con una cierta nostalgia el ventanal airoso que nos deja gozar de la luz de la plaza. ? Fue el casino de “los ricos”, donde se hacían los negocios y tratos. Había otro casino “obrero”, situado en la misma plaza, que desapareció en los años 70, incorporándose algunos socios al actual. Ya no hay esa separación de clases de antes. La vida aquí es muy distinta de los años de la postguerra.
Delante de un café que nos sirve Mario, Ramiro cuenta avatares del Casino, primero con cierta reticencia, pero termina por aparecer el entusiasmo.
Cerca de 300 socios, de mas de 50 años casi todos ellos, no dejan de tener el Casino como su casa de todos los días, mas allá de los temas familiares.
En Aroche, “lo de antes” renace también en el salón luminoso del Casino, en su bar amplio que se ha convertido en la sala de bienvenida y en el entorno de la chimenea, que guarda los secretos no confesados.
? Pero ya no se juega a casi nada. Solo prensa,
Es joven este casino. Heredó de su mayor el sentido de
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su existencia y las partidas. Pero ganó en espacio y en prestancia para la misión encomendada, tras su portada original de casa señorial.
Hay dos factores que condicionan la vida de un casino y en Aroche se dan los dos: ? Que satisfaga las necesidades de una nueva sociedad, sin renunciar a las de siempre. ? Un bar atendido de manera que genere satisfacción para los socios y atracción para captar a los que no lo son.
Un 28-F nació para la causa. En casa comprada por el Ayuntamiento para dotar al pueblo de un espacio social que albergara actos que requerían de lugares comunes y amplios. Y cubiertos. Con la discreción de la casa de uno y la libertad de estar fuera de ella. Antes, enfrente, un bar hacía las veces de ese lugar imprescindible de los pueblos del Sur, para las charlas, las partidas y los vinos. Pero Aroche, en su evolución, ha cubierto la necesidad de los hombres de tener una casa, mas allá de la propia, en la que poder desarrollar esas tres necesidades no regladas: Charlar, beber y jugar con los iguales. Por eso, en ese no lejano 1979, la casa señorial de la calle Real, se abrió a una sociedad en la que no se cumplía una de las características de los orígenes de los casinos: Las diferencias sociales entre los de dentro y los de fuera.
En el bar, Mario me sirve una manguara y charlamos de “asuntos”, que para eso están los casinos.
Mas de 12 horas de actividad diaria convierten al Casino en un lugar de encuentro común. Abierto. Incluso referente para los de fuera.
Amable, dinámico, identificado con su tarea de dar vida al Casino, … . Porque un casino es hijo también de la actitud del repostero. El socio debe sentirse bien atendido y eso no siempre es fácil.
Ramiro saca el amor por el Casino cuando me comenta las muchas actividades culturales que se generan en él.
Desde 1980 Aroche es Conjunto Histórico. Pero eso no es suficiente. Hay que tomarse una palomita mientras se juega una partida a lo que sea: Dominó, cartas y billar siguen vivos en Aroche.
? Tienes que venir a la Semana Cultural de noviembre, ….. O a los actos gastronómicos. O a las exposiciones. O a las conferencias. El día que vino Matías Prat ……. Hay una mezcla de satisfacción y orgullo cuando me cuenta las actividades que hacen del Casino el catalizador de la vida cultural del pueblo.
CORTEGANA SOCIEDAD NUEVO CASINO
No está anclados en una actividad propia de tiempos en los que la sociedad no tenía otras necesidades, además de estar a cubierto en invierno y jugar en verano en la terraza cuando se pone el sol.
Yo tenía un amigo en la Sierra. En el Casino de Abajo, de Cortegana. Tomaba con él alguna palomita mientras me contaba cosas del casino. Un día de invierno, frío, plomizo y desapacible, entramos Nieves y yo, deslumbrados por la belleza de sus zócalos. Era la primera vez que me enfrentaba al interior del casón que domina la plaza, con esa serena belleza que seduce e invita. Allí renació mi soterrada tendencia al espacio de los placeres nunca confesados. Y me perdí entre sus columnas, admirado de que existiera aún algo tan cercano a nuestra historia pasada y tan sugerente ….
Pero en su salón de abajo, una mesa de billar, bien cuidada, con sus lámparas obligadas de techo y pantalla, espera que alguien recupere el tiempo perdido en una hora de olvido del exterior.
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que, siendo considerado anterior, es varios años mas joven que éste.
Minutos después, José Manuel, repostero con encanto y eficacia, había preparado un brasero de cisco en la tarima de una mesa camilla para que nos recuperáramos del frío de fuera. Nieves revive ese detalle de mi amigo José Manuel como el recuerdo mas preciado de los casinos del Sur. Cada vez que voy a Cortegana, entro a tomar un café, pero José Manuel, repostero de pro y alma del Casino, ya no está tras la barra del bar. Su recuerdo impregna cada azulejo de los zócalos y la preciosa barandilla de la escalera. Tantas veces he traspasado su puerta, que ya tengo amigos que me invitan a palomitas y se sientan conmigo en alguna mesa para compartir una tertulia de enamorados del Casino. Los lienzos de un zócalo bien distribuido en cuarterones diferentes, se ofrecen como una exposición asombrosa de cuadros impíos, provocando sentidos mas allá de los existentes.
? Pero ya no es así. Los socios de los dos son tan pudientes o tan pobres como los del otro. La cosa ha cambiado y en Cortegana ya no hay esa diferencia de posibilidades, que hacían necesarios dos casinos. La única diferencia es que en éste, mas cercano a la entrada al pueblo y en el paso casi obligado hacia todas partes, hay gente mas joven y mas animación en verano en la terraza de la puerta. Por eso del espacio.
Cada lienzo de los zócalos del salón, es distinto. Cada uno con su estilo gráfico, pero hijos todos del mas exquisito diseño de Mensaque, incluso los que posteriormente se han incorporado en obras de remodelación y mantenimiento. Cenefas exteriores bajo el alerón, lámparas en el techo del salón, azulejos que conocieron charlas cuando no estaba la televisión enfrente, sala de lectura con un suelo que invita a pensar mientras la vista sigue sus trazos geométricos de casa bien, sus tonos sacados de tintes de la tierra, ……
700 socios hablan del auge de la Sociedad Nuevo Casino. Sus tapas, dicen cuál es uno de sus encantos mas preciados. Y si unimos los tres, tapas, zócalos y amigos … Si uno se deja seducir por la tentación de subir por la escalera que surge junto a la barra del bar, entra de lleno en uno de los corazones de un casino: La sala de billar. Ésta es amplia, luminosa, atractiva y provocadora.
Alberto me explicaba un día, lleno de orgullo, la recuperación de la cerámica de la chimenea, verdadera obra de arte, conservada tras avatares en épocas pasadas, en las que fue encalada para tapar un escudo constitucional que hay en su frente. Hoy luce sencilla y vanidosa. Recibiendo a quienes entran en el hermoso salón con su mejor sonrisa. Alberto, conocedor y culto (que no es lo mismo), me dice, como el que no da importancia al hecho: ? La chimenea es original. Procede del Ayuntamiento. Hay una copia en el Museo de Sevilla. Cándido me comentaba en otra de mis visitas, que éste era el “casino de los ricos”, en oposición al de arriba,
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Posee un suelo coherente con su función de acompañante lúdico, dos lámparas que iluminan sin sombras el verde tapete y una barandilla delicada y soberbiamente diseñada para ser compañera que prestigia. Pocos casinos pueden alardear de haber superado con tanto donaire los cambios sociales de los años 30, de la Guerra Civil, de los años duros posteriores y haberse erigido en el mas hermoso representante de la vida social moderna en Cortegana. Yo sé la causa, las causas. Me las contó mi amigo José Manuel, mi repostero favorito, mientras nos tomábamos la última palomita de aquel día. Conserva el Casino documentación que acredita su origen, desde aquella sesión de la primera junta directiva de 1901. Alberto, mientras me la muestra, acaricia con sus dedos el papel, como tratando de sacar de él la realidad de aquellos días.
El “Casino de Arriba” parece el “viejo” por su estilo retro, pero es posterior al otro. Su origen en 1920, casi no es conocido por algunos socios. Estar en zona mas recoleta, le aporta ese carácter de “mayor”.
Hoy el “Casino de Abajo”, la Sociedad Nuevo Casino, es un orgullo para Cortegana, compartido con el otro casino, la otra joya de Cortegana.
Mi buen amigo Saulo comparte conmigo el peregrinaje por los casinos de la sierra y mas allá. Con el café delante, comenta algo que no pasa desapercibido para cualquier visitante
Y para los que en él hemos recuperado el placer no confesable de beber, jugar y hablar con los amigos.
? En Cortegana tenemos a gala dos casinos con categoría. Podrá haber sitios en los que tengan dos casinos, pero como estos……..
CORTEGANA SOCIEDAD GRAN CASINO
El día que entré por primera vez en el “Casino de Arriba” me sorprendió la alta calidad de sus salones, su exquisita decoración en rojo, la cristalera de la entrada, digna de cualquier casa noble, … pero, sobre todo, lo diferente de los estilos en ambos casinos, como si un iluminado hubiera diseñado dos paradigmas del placer. ¡Pero que hermosos los dos! Vanidosos ambos de su color, presumidos en su vida intima, altivos en casas de impresionante atractivo.
La gran sorpresa de Cortegana. El contrapunto grato al “Casino de Abajo”. La nota señorial en el lugar previsible: En una plaza preciosa y cerca del poder eclesiástico. No siempre coinciden en el lugar, pero es frecuente ver ambas fachadas, vigilantes de los respectivos parroquianos. En un casino del Sur (¡Como no!) me comentaba un amigo, mientras jugábamos una partida: ? Tengo que irme pronto, que quiero llegar a casa antes que mi mujer. ? ¿Dónde está tu mujer? ? En su casino, en la iglesia. Con independencia del matiz peyorativo que pueda tener el comentario, no deja de ser un rasgo propio de una sociedad de postguerra, en la que las mujeres perdían de vista al marido cuando éste marchaba al casino una vez terminada la jornada laboral. El “Casino de Arriba” tiene su mejor vista de fachada en el alto de la iglesia, que permite ver el esquinazo completo del magnífico edificio blanco. Algo hay en este edificio que me recuerda algunas edificaciones de la vecina Portugal. También los azulejos que engalanan el zócalo de los salones. Salvo un saloncito pequeño, hoy sede del televisor, que tiene modelos del tipo sevillano de inspiración árabe, el resto de los zócalos luce un hermoso dibujo colorista, de formas no geométricas, pero simétricas, con su dominante azul y oro.
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localidad. Algunas fotos no las identificaba casi nadie. Hay multitud de sitios, objetos, detalles, que no son apreciados por lo habitual de su presencia.
Saulo, como muchos socios de este casino, lo es también del de “Abajo”. ? Vamos a los dos, porque ambos son un orgullo para Cortegana. Habrá unos 250 vecinos, económicamente solventes, que somos socios de los dos. Muchos de los socios son ya forasteros, porque viven fuera y vienen en las fiestas o en vacaciones a ver a sus familiares.
Algo así ocurre con los casinos de Cortegana. Cada detalle, cada baldosa, cada ventana, cada mesa, … son obras de placer. Sentado en una de sus mesas, envueltos en el sosiego de sus rincones perdidos, se percibe el aliento de una estética que en Andalucía alcanza su versión mas entrañable: La cerámica.
Son un orgullo también para los que venimos de mas allá de las dehesas. ? En el de “Arriba”, los socios son unos 350 actualmente. La edad, en consonancia con el sitio del pueblo en el que está enclavado, menos cercano al centro comercial, es ampliamente superior al de “Abajo”. En general son mayores de 50 años, de un perfil social variado y asistencia diaria de pocos. Me enseña la parte alta, con una espectacular salita de billar y otra de juegos, cuya luminosidad invita a quedarse. ? Aquí tenemos una ventaja: El edificio es propiedad de personas que lo han heredado de sus abuelos, que fueron los propietarios fundadores. Eso nos evita el lastre del alquiler. Por eso nos mantenemos con nuestros fondos, aunque se echa de menos una ayuda institucional que permita ir mas allá en la organización de eventos culturales.
Si en los exteriores aportan una fama merecidísima a la arquitectura del Sur, en los salones y en las salitas de las casas señoriales y de los humildes lugares, nivelan la categoría social de sus moradores.
Saulo no se priva y me conduce a la barra del bar. ? Vamos a tomar una “manguara”. ? ¿Y eso que es? ? De los ingleses, “agua de hombre”, evolucionado a un andaluz chapucero. Aguardiente con agua. Lo que tu llamas “palomita”.
La cerámica, junto al búcaro y la luz, son patrimonio libre en los pueblos del Sur. Nieves me decía un día:
Cogemos los vasos, cada uno dos, aguardiente y agua, buscamos parejas y nos sumergimos en esa actividad excitante que es el dominó, sobre mesa de mármol. Como Dios manda.
? Yo tenía que haber nacido en un casino de Cortegana. Siendo un casino, ya es bastante. Siendo de Cortegana, es un privilegio
CUMBRES MAYORES 1910 es un año clave en la historia de los casinos del Sur. Eran años en los que reinaba Alfonso XIII y Canalejas gobernaba. En los pueblos del Sur los trabajos del campo andaban un poco en horas de actividad poco reguladas y los tratos necesitaban el amparo de lugares adecuados. ? Así nacieron los casinos, por eso se pudo unir el interés de muchos, para vender, comprar, tratar, acordar…. Y de camino una partida y un vino. Como en las ferias. Pero todos los días.
Saulo, como socio inmerso en potenciar actividades culturales, me comenta una curiosa anécdota:
.Juan Pedro, un vejo amigo, comenta cómo fueron lo tiempos primeros.
? Hace poco convocamos un concurso fotográfico, sobre el tema de lugares u objetos poco vistos en la
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? Esto no se ha perdido y se mantiene, a un nivel menos intenso que antes.
Aquellos años 90, en los que la localidad se estancó en su desarrollo económico, dejaron secuela en el Casino.
Junto a baldosas de antes, en colores de la tierra.
Juan Pedro, sigue recordando….. ? Durante la guerra civil, fue ocupado por los milicianos y convertido en cuartel. Pero por poco tiempo. Antes fue “Círculo Radical Rebollista”, en homenaje a Rebollo, del Partido Unión Republicana. Es como si hubiera sido ayer. Lo narra con esa frescura que tienen los socios de los casinos cuando ponen encima de la mesa nueva los recuerdos de otros mármoles.
Pero el cerdo, esa maravilla serrana, ha recuperado el protagonismo y Cumbres sigue teniendo la actividad de mataderos que son su referente.
? Hubo otro casino llamado “Círculo La Unión”, de intelectuales e industriales, bastante exclusivo, como respuesta de las clases influyentes. El actual es mas popular y abierto.
Ahora casi no se juega. La prensa, la televisión, la charla con los amigos, el bar y frecuentes eventos que se celebran en sus salones, han sustituido a otras actividades clásicas.
Ya tenemos 100 años. Una fiesta por todo lo alto, recordaron el cumpleaños feliz y afianzaron la intención de seguir siendo el templo de los placeres mas antiguos de los hombres: Hablar, jugar y beber.
Años atrás hubo bastante actividad en juegos de mesa. Su recuperación es posible mientras haya una casa con el nombre de “Casino” en su fachada. Pero el camino de su recuperación se ha iniciado, con el empuje de Juan Pedro, David, Andrés, …. Y algo haremos los amigos que vamos a Cumbres Mayores, aunque no sea de paso a ninguna parte, solo por estar sentado en la misma mesa que ellos.
Juan Pedro, David y Andrés, son de generaciones distintas, pero están por la labor: Actualización de estatutos, dedicar el 30 % de las cuotas a mantenimiento y mejoras, dinamización de actividades y gestión mas activa. Esto es su programa de directiva, de socios comprometidos. Una de las claves.
Juan Pedro apostilla, con esa convicción que da saber las cosas:
Un edificio propiedad favorece la tarea, porque la mayor losa que pesa en muchos casinos es un alquiler que cada día es más difícil de sostener, por las cuotas bajas y el número reducido de socios. Pero en Cumbres, un plan de captación de hijos de socios está dando resultados, por lo que hay cierta renovación de edades.
? Para eso son los casinos….
EL REPILADO Los 444 metros de altura son los adecuados para gozar del aire libre en verano y en invierno. Pero al final siempre termino en el Casino, dándole al dominó y con una manguara que nos pone Bautista.
Aquí, en Cumbres Mayores, había unos 250 socios antes de 1.980. Hacia 2.005, quedaban 65. El plan puesto en marcha con motivo del centenario con el proyecto de la nueva directiva, empieza a dar resultados: Son 200 los que están inscritos en las listas de esa sociedad que no quiere dejar de tener sobre los veladores un periódico mas interesante que el que se compra en el kiosco.
Antonio, con su pelo rubio destacando, se pavonea de ser nieto del socio que trajo un día a Gálvez, el campeón de billar, a tomar algo con los socios y darles envidia con
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Lo que sí ha cambiado es la presencia de camiones y furgonetas, que han tomado el relevo para traer y llevar, por esa carretera, que ya no es, como antes, polvorienta y estrecha.
el manejo del taco. Hacía carambolas casi sin mirar a las bolas. ¡Que tiempos… ¡ Ahora la mesa de billar no tiene tanto sobo como antes. Pero de vez en cuando alguno le da con un estilo que no ha perdido. Eso nunca se olvida. Al fondo del salón, el tapete de la esplendida mesa de billar, se mira en un espejo, que desde siempre le dice que ella es la mas bonita de todas.
En El Rompido casi todo permanece. Sobre todo el Casino, gracias al buen hacer de Bautista y la presencia de Federico y sus amigos, que por la tarde pueblan la alta terraza y tocan la melodía mas bonita que se escucha en los casinos de la Sierra: El golpeteo sonoro de la ficha de dominó tras un cierre a pitos. Desde aquel 1924, la Sociedad Club Serrano se convirtió en ese lugar de encuentro que tiene a gala ofrecer un colectivo de socios que no rompe con la estructura social de la localidad. Pobres, ricos, trabajadores y propietarios, mayores y jóvenes, se esparcen por las calles y por los salones del casino. Incluso hubo una época en la que la necesidad de algunos habitantes del pueblo llevó a los socios a realizar colectas para ayudar a los vecinos en esa situación de penuria. ¡A ver quien puede decir lo mismo…
Arriba, tras una pequeña puerta al fondo del enorme salón de juegos, una joya: Un enorme proyector de cine de 35 milímetros, de los usados en los años 50 y 60 en todos los cines de los pueblos de España.
En ese momento de sabor a palomita, entra un señor con un bastón colgado del brazo, como alardeando de no usarlo. Alto, delgado, ligeramente encorvado, … Bautista me comenta que es uno de los socios mas antiguos. Estaba en el casino un día que vino Machín. Éste tomaba algo y alguien se puso a cantar en el salón. Machín, ni corto ni perezoso, se unió a él y cantó como si fuera una reunión de amigos. Y es lo que era, una reunión de amigos en el casino.
Me parece estar viendo la película “Cinema paradiso”. Con este proyector al fondo, el salón lleno, una pantalla grande, … . Y aquel ruidito continuo que hacía la película al pasar por el proyector. Era como un gustito a paz, a domingo y aventura. Es asombroso el aspecto de la cámara, arrinconada, pero altiva, elegante, impresionante, …… En su cuerpo metálico, negro y poderoso, se puede leer en letras orgullosas: PERGAN – nº 6602.- Hispania Radio S.L. “Echaban” lo que tocara ese domingo y sólo tenía uno que ir y sentarse con los amigos o con la novia, que para eso estaba también el cine. Y para comer pipas. Este salón tiene muchos recuerdos pegados a la pared. ¡Si hablara, cuantos achuchones contaría! Ya en el salón de abajo, me llama Bautista desde el bar. En el mostrador, un vaso pequeño, con un contenido transparente hasta un tercio de su atura. A su lado, otro vaso, con agua hasta la mitad. Son los componentes de una de las bebidas mas entrañables de la sierra y de la cuenca minera. La “manguara” de los mineros o la “palomita” de los serranos.
Bautista trae una tapa de carne con tomate que me obliga a renunciar a cualquier intento de fuga. Un bar atractivo y “sabroso” es el mejor reclamo para que los socios lo busquen como pretexto para estar con los amigos. Y cerrar a pitos. Estar con los amigos es el deseo oculto de los hombres de un pueblo y por eso se inventaron los casinos.
Bautista es un hombre peculiar. Bajito y fuerte, con sonrisa de buena gente, mirada de saber, socarrón como socio de casino (porque él es socio también) y, según me cuenta Federico, una de las mejores voces que cantan fandangos en la zona.
JABUGO Mi amiga Romina, desde su ordenador y su voz amable siempre, es mi enlace en la zona, gracias a la cual he podido sobar el mármol de más de una mesa de dominó. Siempre hay una mujer detrás de una buena estrategia. Su buen hacer me permitió entrar en contacto con Pepe, eficaz, cercano y buen amigo tras un día de disfrute juntos.
Hay cosas que la evolución social no ha podido cambiar. Siguen los mataderos dando vida al lugar, la estación dando sombra por la tarde a la gente que charla sentada a su puerta y el olor a guarro manufacturado con el esmero que nunca se perdió.
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Un casino tiene la virtud de generar amistades en grupo, en racimo, como me dijo Genaro una tarde cálida en Galaroza: ? “En el Casino no puedes hablar siempre con tu mejor amigo, porque se mosquea el personal. Hay que jugar a todo y con todos. Y perder de vez en cuando”. La enorme mesa del salón central del Casino de Jabugo da cobijo al coloquio de grupo. Alrededor de la mesa y su tarima de brasero hay miradas de regusto cuando te dejan decir, porque saben que ellos también podrán decir lo suyo. Siento esa sensación inconfesa de desear poseer cada día el goce de ese entorno, mientras comento con Juan Marín y Pepe la carambola que no salió.
Juan Martín me recuerda ese personaje prudente de la Iliada, Ulises, que sabe lo que habla y solo habla cuando sabe:
Las paredes, renovadas en cerámica hace 30 años, visten de tradición lo que no había nacido cuando cerámicas Mensaque reinaba en los casinos.
? “Ca uno es ca uno y tiene sus caunadas, pero no se saca fuera lo que es de dentro”. Genaro me decía un día en Galaroza:
Javier me cuenta una anécdota que habla de la disciplina que enriquece los estatutos de los casinos.
? “No es lo mismo hablar aquí con los amigos que hacerlo …..”
? “Hace algún tiempo, dos socios se pelearon en la puerta y fueron sancionados con tres meses de baja en el Casino. Uno de ellos, pasó los tres meses sentado en ese banco de la plaza, frente al Casino, hasta el día que, cumplido el exilio, entró de nuevo a charlar con sus amigos de dentro. Eran los mismos que fuera, pero dentro es distinto. El otro sancionado, no volvió al Casino”.
Casino Central, dice el rótulo de la fachada de un edificio construido para casino. Allá por 1930. Sólo de ricos. Exclusivo y elitista. Privado, por supuesto. Bueno, ahora también es privado, pero se puede acceder como socio sin ser del grupo fundador. La evolución de la sociedad se produjo cuando los tiempos demandaban una mayor liquidez para afrontar los gastos.
La plaza es tan armoniosa como el caserío de alrededor. Luminosa, equilibrada, osada. Porque solo los espacios osados se atreven a tener en su cuerpo los dos referentes de la ambición: El poder y el placer.
Actualmente los socios han pasado de una veintena a 360. Pero el lastre de la edad también aquí marca pautas. La poca asistencia de jóvenes, hace que algunas actividades se resientan. Por ejemplo el billar, anteriormente demandado, tiene un escaso uso a pesar de lo agradable de la salita en la que la mesa espera. Confortable, acondicionado para calores y fríos. Luminoso y limpio. Sosiego por la mañana y bullicio por la tarde. Igual que hace 50 años en todos los casinos del Sur. En tiempos llegó a haber bailes organizados en el casino. Eran los días en los que el baile era esperado con impaciencia, para legitimar el roce y probar la aceptación de alguna joven deseada. Javier, Pedro y Ramón me enseñan el ambiente agradable. Pepe me insiste en que haga una foto al techo, con pinturas originales, realmente hermosas. Pocos casinos gozan de un techo tan pulcramente adornado, signo de su origen elitista.
Enfrentados, en lados opuestos de la plaza, Ayuntamiento y Casino se miran alardeando de sus valores. Retándose. Ochenta años enfrentados. O tal vez no.
También son originales dos espejos esplendidos que guardan gestos y miradas que fueron, un tapiz que preside y vigila, mientras las lámparas de techo hablan de una vocación vanidosa.
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. . . Y GALAROZA No sé que fue antes, si Genaro o el casino, pero ambos eran motivos para subir las cuestas del pueblo hasta llegar a la plaza de los Jarritos. Genaro, por la amistad, soldada partida a partida. El Casino, por habernos dado cobertura para nuestros dos vicios: Charlar con los amigos y jugar con los rivales. Eran los mismos, pero, una vez sentados y enfrentados en la mesa, nos poníamos la ropa de rivales. He vuelto al Casino y he visto su puerta cerrada y Genaro
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Genaro siempre tuvo muy claros los colores y las formas de los ritos de su libertad: Rojo y blanco sobre la superficie asombrosamente dura y esférica de las bolas de billar. Blanco y negro en la erótica suavidad de las fichas de dominó. Barroco y colorista en el tacto untuoso de la baraja…. ? Es glorioso eso de poder “cerrar” cuando te vienen buenas y tienes pocos puntos. Ese es el café mas hermoso que uno toma.
Genaro sonrió y comentó para sí, como si no le importara que yo estuviera a su izquierda y pudiera oír lo que decía.
no estaba sentado en la acera. Allí me hablaba de sus orígenes en el casino y el tránsito a la vida adulta, con su primera cuota de socio y el primer cigarro no clandestino. Tras la puerta cerrada, me parece ver el salón de abajo, iluminado por la luz del sur que entra por el ventanal del fondo. ? Es curioso (Me decía un día)… Siempre hay unos tiempos que permanecen: Billar por la mañana, partida después de comer y tertulia al final de la tarde. Pero la partida y el café eran sólo un pretexto para ir al casino. Habría ido, aunque no hubiese café.
? No es lo mismo hablar con Aurelio sentados en los caños o en la azotea de su casa, que hacerlo aquí … Soy socio. Es mi casa, más allá de la que tengo con mi familia. ¡Es distinto…..! De pronto se fijó en mí, hizo un gesto de curiosidad imperativa y me espetó: ? ¿Tú sabes si aún hay casinos en otros pueblos? Otros pueblos del Sur. Porque Genaro no cuenta con que haya pueblos que no sean del Sur. Si, Genaro, todavía quedan casinos. Con ese aire de liberad que se toma en vena cuando se entra. O tal vez sea cuando se escapa uno del exterior.
Este trabajo es parte de la investigación que en Evaluación y Proyectos (www.evalucionyproyectos.com) y Fotoespacios (www.fotoespacios.com) estamos realizando sobre los casinos en los pueblos de Andalucía, de próxima publicación. Asociación Cultural LIEVA
Asociación Cultural Lieva Abajo, 68 - Galaroza - 21291 Tfno: 654 53 38 48 www.asociacionlieva.blogspot.com
Nuestro agradecimiento a Antonio Fernández Tristancho, por su profundo y solvente conocimiento de la Sierra, a Miguel Saura, por su aportación inestimable en caminos y salones, así como a los socios de los casinos, colaboradores de valor, que se han convertido en amigos.