Capítulo 1
Eres de la realeza
querido hijo:
Tú importas. Importas más de lo que piensas. Y por eso quiero hablar contigo de tu dignidad delante de Dios, de su valor y de cómo te da el poder para cambiar el futuro. ¿Crees en tu propia nobleza? Sí, eres un buen chico. Pero ser un chico bueno y amable difícilmente se eleva al estándar de tu verdadero destino. Hace mucho tiempo, un líder cristiano llamado Irineo fue directo al punto: «La gloria de Dios es un hombre completamente vivo».1 Yo creo eso. Yo creo eso de ti. Y lo que digo es esto: Veo a un nuevo tú, en el futuro no demasiado distante, un tú con una chispa en la mirada y una alegría en su caminar y una voluntad de hierro, un tú más completamente vivo de lo que jamás has estado. Y, mientras más se muestra este nuevo tú, más vivo se vuelve el mundo entero. ¿Podemos pensar juntos en las implicaciones de esto? 1 Esta
es una paráfrasis de la redacción literal de Irineo: «La gloria de Dios es un hombre vivo». Ver John Keble, trans., Five Books of S. Irenaeus: Against Heresies (London, 1872), 369.
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