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ISBN: 978-1-4300-9497-5
Ítem: 005847553
Clasificación decimal Dewey: 223.2
Título del tema: RELACIONES / AMOR / ESTUDIOS BÍBLICOS
EQUIPO EDITORIAL LIFEWAY® RECURSOS
Giancarlo Montemayor Vicepresidente, Lifeway Global
Carlos Astorga Director editorial, Lifeway Recursos
Juan David Correa Editor general, Lifeway Recursos
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Impreso en los Estados Unidos de América
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3.
Contenido
INTRODUCCIÓN
EL PODER REDENTOR DE LA HISTORIA
RESTAURAR es devolver algo que se había perdido. A lo largo de la Escritura, Dios restaura la posición, el poder, la tierra y los reinos. Devuelve el consuelo a los afligidos y la esperanza a los desesperados. Restaurar también puede significar reparar lo que está dañado. La Escritura describe a Dios restaurando la salud, las relaciones, los corazones y el alma de Su pueblo. Dios elige una herramienta inesperada para darse a conocer y mostrarnos cómo restaura: utiliza historias.
Durante su estancia en la Tierra, Jesús principalmente comunicaba verdades a través de historias. No se limitó a dar instrucciones morales, sino que contó parábolas sobre agricultores, banqueros y reyes. Nuestro Salvador habló de situaciones cotidianas con las que Sus oyentes podían conectar: el cultivo de cosechas, el matrimonio, la búsqueda de ovejas perdidas y la inversión de dinero. Hizo algo más que transmitir conocimiento. Jesús cautivó los corazones y la imaginación de la gente con imágenes terrenales que revelaban realidades eternas.
¿POR QUÉ HISTORIAS?
Ya sea que estés superando situaciones difíciles de tu pasado, quizás abrumado por el presente o buscando crecer como discípulo, el viaje en Restaurados te ayudará a permanecer en el amor de Cristo en cualquier circunstancia. Esto será a través de un formato de estudio para ayudarte a interactuar tanto con tu historia como con la historia de Dios mediante reflexiones. Lo ideal es que primero trabajes cada lección de Restaurados por tu cuenta y luego también la analices en un grupo pequeño, para que puedas compartir tu historia y aprender de las historias de los demás.
Las historias no son solo entretenimiento ni ficción. Las historias son una de las herramientas más poderosas e importantes para contar la verdad. He aquí algunas razones:
• Dios eligió la historia. De todas las maneras en que Dios podría haberse revelado a nosotros, eligió compartir Su historia. La Biblia contiene muchas historias, y todas ellas forman una gran historia: la historia de quién es Dios y de lo que ha hecho por nosotros.
• Las historias nos muestran el panorama general. Nos proporcionan una manera de ver nuestro pasado, vivir nuestro presente y construir la esperanza en el futuro.
• Las historias crean comunidad. Están hechas para ser contadas. Cuando contamos nuestras historias, construimos una relación con quienes las comparten y escuchan.
Pero la historia de Dios es diferente de todas las demás. Más allá de ser simplemente verdadera, la historia de Dios es una historia no solo para ser contada, sino para ser vivida. En ella descubrimos a Aquel que nos restaura a pesar de cómo el mal ha marcado nuestro camino con quebranto, vergüenza y trauma en nuestra vida. Esta historia muestra cómo Dios cumple Sus promesas de redimir cada aspecto de nuestra historia mediante Su poder y presencia. De manera íntima y personal, nos invita a caminar con Cristo en los valles oscuros, en las cumbres de la vida y en todo lo que hay en medio. La vida, el amor, la libertad y el gozo encuentran su plenitud cuando nos sumergimos en la historia de Dios.
HISTORIAS ENTRELAZADAS
El día en que Jesús resucitó de entre los muertos, se apareció a dos de Sus discípulos mientras iban caminando. Los dos hombres intentaban comprender todo lo que había sucedido en los últimos días. Al principio no reconocieron a Jesús. Así que, cuando les preguntó: «¿Qué pláticas son estas que teneís ente vosotros mientras caminaís?» (Luc. 24:17), ellos le contaron lo que había estado consumiendo sus pensamientos: la crucifixión de Jesús y Su supuesta resurrección.
Jesús empezó a viajar con ellos. Mientras avanzaban por el camino, Jesús compartió cómo la historia de Dios, contada a través del Antiguo Testamento, apuntaba hacia Él. Más tarde, después de que Jesús partiera, el Espíritu de Dios abrió los ojos de los discípulos, y ellos vieron cómo el Salvador resucitado entrelazaba personalmente la gran historia de Dios con la suya. El gran relato de Jesús los conmovió tan profundamente que dijeron: «¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y nos abría las Escrituras?» (Luc. 24:32).
Dios quiere que tú, al igual que esos viajeros, veas cómo Su historia se entrelaza con la tuya. Esto le da sentido a nuestras propias vidas. Nuestras historias, al igual que la gran historia de Dios, tienen a Jesús como eje central. En Él, tu historia adquiere su significado más profundo. Él es el protagonista principal en la verdadera historia de nuestra redención y restauración.
El viaje que estás a punto de iniciar abordará tu propia historia mientras te ayuda a conectarla con la historia de Dios. Descubrirás, entonces, cómo el amor de Dios te sostiene en momentos difíciles, te guía cuando estás confundido y te consuela en momentos de sufrimiento. La historia de Su amor te impulsará a vivir para Él.
¿CUÁL ES TU HISTORIA?
Como primer paso, debemos explorar nuestras propias historias. Puede que conozcas bien tu historia o puede que no sea así. Quizás hayas trabajado grandes partes de la historia de tu vida, mientras que otras permanecen inexploradas. El tiempo de Dios para esto es perfecto. En Su gracia, Dios nos prepara para conocer y trabajar más en nuestras historias. Tomemos como ejemplo a Alexa. Tenía poco más de treinta años cuando Dios la impulsó a empezar a enfrentarse a los abusos sexuales que había sufrido de adolescente. Al finales de sus treinta, mientras estaba en su cocina, Dios la ayudó a ver la conexión entre su «necesidad» de orden en casa y el desorden que había padecido durante una infancia caótica. No fue hasta principios de los cuarenta cuando Dios le dio el valor y la gracia para restaurar una relación rota con su madre.
El objetivo de Restaurados no es resolver toda tu historia de una vez. Sin embargo, es importante que explores las partes que han influido en tu manera de relacionarte con Dios y con los demás, y que han moldeado tu manera de ver la vida y el amor. Al explorar tu historia, también podrás ver cómo Dios ha estado, y seguirá estando, presente en tu vida. Al repasar tu vida, Dios quiere que veas y experimentes más de Él.
Dios no quiere que te pierdas en una reflexión interminable de ti mismo, pero sí te invita a enfrentar los aspectos de tu historia que te han impedido conocerlo a Él y ser conocido por los demás. Él trabaja incansablemente para liberarte de las ataduras, deshaciendo lo que ha sido enredado por tu propio pecado, los pecados de otros y el deterioro espiritual y moral de este mundo.
CONOCE AL AUTOR DIVINO
Dios conoce cada detalle de tu historia. Conoce toda tu vida desde antes de que nacieras. Y quiere que lo conozcas más plenamente a través de tu propia historia, no a pesar de ella.
Dios es el autor divino de tu historia. Esto no significa simplemente que tenga autoridad soberana sobre tu vida de un modo en el que tú no tengas elección. Más bien, Dios se involucra creativamente en tu vida, transformandola de manera continua. Aquí algunas cosas que deberías saber sobre el Autor de tu historia:
• Él es el autor de la relación. Dios no quiere simplemente enseñar a Su pueblo para que cambie su comportamiento. Quiere acercarse a Su pueblo para que lo conozca y lo siga.
• Él es el autor de los detalles, el Dios de las pequeñas cosas. Dios utiliza a las personas, los lugares y las cosas que otros pueden considerar sin importancia para Sus grandes propósitos.
• Él convierte los finales en comienzos. Justo cuando crees que algo ha llegado a su fin, Dios empieza algo totalmente nuevo.
EL OBJETIVO DE DIOS: RESTAURAR TU ALMA Y REDIMIR TU HISTORIA
Si estás distraído por las luchas y exigencias de la vida, Dios quiere que te dejes atraer por Su gloria. El quiere que encuentres descanso y alivio en Él. Si tu esperanza está en que tus circunstancias cambien, Dios te pide que encuentres tu esperanza en Su amor eterno, incluso cuando esto signifique que tus circunstancias nunca cambien.
Si tu has negado las dolorosas realidades de tu historia, Dios te invita a afrontarlas con Él, en el refugio de Sus poderosos brazos y el consuelo de Su tierna misericordia.
Si te sientes abrumado por la maldad, la injusticia y la tristeza de tu historia, Dios quiere que dirijas tu mirada hacia Cristo para que veas cómo tu historia puede ser transformada por Su gran historia de amor constante y redentor.
Dios te conoce y se preocupa por ti. Tu dolor le duele. Tus anhelos son importantes para Él. Él utiliza cada parte de tu historia para acercarte a Él. Quiere fortalecer tu dependencia de Él y ayudarte a regocijarte en Su consuelo. Quiere que te sientas impulsado por Su amor, de modo que ya no vivas para ti mismo, sino para Él.
Dios quiere que veas que está contigo en tu historia y que se preocupa por ti y te cambiará a través de tu historia. Al fin y al cabo, cualquier historia contada por Dios, es la historia que querrás compartir con los demás, una historia de esperanza.
Dios te llama a vivir como nunca antes has vivido. Él desea que tu vida esté libre de miedo paralizante, fantasías que roban vida, vergüenza sofocante, culpa abrumadora, ira destructiva y tristeza desesperanzadora. Dios estará contigo mientras estés profundizando en tu historia. Mientras exploras las grietas oscuras e incluso desconocidas de tu vida, Él también quiere que experimentes la amplitud, profundidad, altura y anchura de Su amor.
Puede que sea la primera vez que analices tu historia de manera intencionada. Es posible que te sientas abrumado cuando pienses en sumergirte en algunas partes de tu vida.
Anímate. Tu historia no es una cosa más que tengas que hacer bien. No necesitas que todo este resuelto al final de este viaje. Relájate
y presta atención a lo que Dios te esta hablando. Asimila tu historia como lo harías con una gran película o un buen libro. A medida que lo hagas, Dios hará una obra hermosa y transformadora en tu corazón y en tu vida.
Puedes confiar en que Dios transformará tu manera de ver y experimentar la vida, así como tu manera de ver y experimentar más de Él. Cristo restaurará tu alma cuando permanezcas en Su amor y encuentres descanso en Él. Dios redimirá tu historia al tomar lo que estaba destinado al mal y lo utilice para liberarte, para que lo ames y vivas para Él. Mirarás hacia atrás y verás cómo la historia de Dios ha envuelto la tuya mientras que la oscuridad se desvanece, los miedos disminuyen, las cadenas se aflojan y la tristeza se convierte en alegría. De un modo inimaginable, al mirar hacia atrás en tu historia puede que ya no desees reescribir las partes inesperadas y no deseadas, puesto que habrás visto cómo Dios ha utilizado cada aspecto de tu historia para atraerte hacia Su amor y hacerte crecer en Cristo.
¡Que el Señor bendiga tu viaje!
¿CÓMO USAR ESTE ESTUDIO ?
FORMA TU GRUPO
Esta guía de estudio Restaurados se ha utilizado principalmente en contextos grupales: grupos de discipulado, grupos comunitarios semanales y grupos ministeriales semanales, ya sea en una iglesia local o en el campo misionero. Puedes trabajar este cuaderno tú solo, pero sacarás el máximo provecho a este material si compartes tus reflexiones con otra persona después de cada lección. Reflexionar en voz alta con otras personas siempre aporta ideas o establece conexiones que podrías haber pasado por alto al trabajar solo, por lo que tu viaje mejorará si eliges trabajar con este cuaderno de ejercicios en grupo. Siempre aprendes y creces mucho más cuando escuchas e interactúas con los miembros de tu grupo semana tras semana, porque Dios nos creó para experimentar la vida en comunidad unos con otros.
Si decides emprender este viaje con otras personas, planea reunirte con ellas al menos durante trece sesiones. Cada participante debe tener su propio cuaderno de ejercicios y trabajar cada lección por su cuenta antes de que se reúna el grupo. Tienes muchas opciones en cuanto a la composición del grupo. Dios actúa de forma asombrosa en todo tipo de grupos. Aquí tienes algunas cosas a tener en cuenta mientras oras sobre quiénes serán los integrantes de tu grupo.
• Si deseas que tu grupo tenga la libertad de compartir toda la gama de luchas en detalle, considera formar un grupo de mujeres o de hombres. Si optas por esta opción, recuerda que, aunque Restaurados puede ser útil para grupos formados en torno a una lucha específica (como el duelo, la pornografía, el abuso de sustancias, el abuso sexual, divorcio, etc.), no está diseñado para lidiar con luchas específicas.
El inconveniente de utilizar cualquier material para luchas específicas es que tal énfasis puede llevar a (1) identificarse en exceso con la lucha particular, (2) pensar que necesitas estar en un grupo específico para abordar esta lucha, y (3) pasar por alto otras áreas igualmente importantes de tu vida en las que no confías ni sigues a Cristo. Es cierto que cada lucha tiene sus matices particulares, pero la belleza de Restaurados es que la historia de Dios aborda todas las maneras en que nos vemos afectados por el mal y cómo respondemos a él. Sea cual sea tu lucha, permanecer con Cristo siempre será la clave no solo para perseverar en los problemas de la vida, sino para florecer por el poder de Su Espíritu.
• Si decides tener un grupo mixto de mujeres y hombres, sé sensible a las realidades de las personas solteras y casadas. Ten en cuenta también las dinámicas poco útiles entre hombres y mujeres, como los estereotipos de género, los prejuicios culturales, coqueteos o las dinámicas de poder que podrían generar tensiones entre ambos sexos. Procura no proporcionar detalles explícitos de pecado o abuso sexuales, para no provocar vergüenza o incomodidad adicionales.
• Si decides tener un grupo de matrimonios, asegúrate de que tanto el esposo como la esposa hablen durante las reflexiones del grupo, de manera que uno de los cónyuges no domine ni hable por el otro. Anímalos también a centrarse principalmente en sí mismos, en lugar de centrarse en el otro con culpa y amargura. Siempre que una esposa o un esposo reflexionen sobre lo que Dios les está mostrando, pregunta: «¿Lo has compartido con tu cónyuge?». Estas preguntas sirven para recordar que toda pareja necesita compartir sus corazones y que, al hacerlo, crecerán en unidad. Da oportunidades para que ambos compartan entre sí durante el tiempo de grupo, según sea necesario. En el ajetreo de la vida, la mayoría de las parejas no se toman tiempo para compartir a nivel del corazón. Además, muchas parejas afirman que no saben cómo compartir más allá de los asuntos superficiales o rutinarios.
QUÉ ESPERAR EN CADA LECCIÓN
Antes de tu tiempo en un grupo pequeño, lee y reflexiona sobre estas secciones: «Idea principal», «Mira hacia atrás», «Trasfondo» y «Actividades de reflexión» varios días antes de la reunión. Si esperas hasta el día de la reunión, no tendrás espacio ni tiempo para empaparte del material y podrías perderte lo que Dios tiene para ti. Durante cada sesión de grupo, pasarás alrededor de una hora y treinta minutos trabajando en cada lección, compartiendo reflexiones y animándose unos a otros. Las asignaciones de tiempo que figuran en las lecciones indican cuánto dedicarás a cada actividad durante el grupo. Esto es lo que incluye la mayoría de las lecciones:
Idea principal: Se trata de una frase inicial que resume el punto principal de la lección.
Mira hacia atrás: (15 minutos). Cada semana, el grupo comienza con una invitación para que los participantes resuman sobre cómo Dios les ha permitido vivir de manera diferente, basándose en la lección de la semana anterior. Este momento brinda a las personas la oportunidad de celebrar cómo Dios ha obrado en sus vidas y también sirve para que se rindan cuentas mutuamente.
Trasfondo: (20 minutos de lectura y reflexión a solas y 10 minutos de lectura en voz alta en grupo). Cuando leas el trasfondo antes de la reunión de tu grupo, te animo a hacerlo despacio y en oración, subrayando o destacando las palabras, frases o verdades que más te llamen la atención. Evita la tentación de pasar por alto una frase o saltarte un pasaje bíblico porque crees que ya lo conoces. Recuerda que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y Dios la utilizará en tu vida. Cuando algo capte tu atención, tómate un momento para reflexionar sobre ello y hacerte una idea de cómo responde tu corazón. Puedes anotar esas reflexiones en los márgenes. Observa cómo Dios te invita a acercarte a Él en busca de refugio, esperanza y amor.
Mientras estés en el grupo, te animo a que leas en voz alta cada artículo de la clase anterior como repaso para los que ya hayan
completado la lección y para los que no hayan leído el material. Leer la lección en voz alta no debería llevar más de diez minutos.
Actividades de reflexión: (15–30 minutos por tu cuenta y 20 minutos de debate en grupo pequeño). Después de cada lectura, tendrás la oportunidad de responder a preguntas basadas en el material. Completa estas actividades antes de la reunión de tu grupo. Las preguntas están hechas para que puedas mejorar la perspectiva de cómo tu historia ha impactado tu relación con Dios y las personas y ha resultado en patrones de cómo vives y amas. Las preguntas también te ayudarán a conectar las verdades y las temáticas de la historia de Dios con las temáticas y las luchas de tu propia historia. Algunas personas solo anotan sus respuestas en el libro de estudio y a otras les gusta tomarse más tiempo y escribir reflexiones mas largas en un cuaderno personal. Con estas notas, podrás cada semana comprobar la manera en que Dios ministra y experimentas Su amor. Esto te ayudara a testificar a otros el poder y amor de Dios, a medida que restaura tu alma y redime tu historia.
Mientras estés en el grupo, tómate tiempo para compartir lo que Dios te está mostrando a través de Su Palabra y para escuchar los testimonios de cómo la Palabra ha transformado la vida de los demás. A menudo, Dios te anima y te habla a través de las experiencias de los que te rodean.
Lee y medita: (15 minutos de reflexión personal durante la reunión del grupo, y 20 minutos de diálogo en grupo pequeño). La parte más significativa de cada lección consiste en mostrar el poder transformador de Dios a través de un pasaje de la Escritura. Esta es una gran oportunidad para escuchar el corazón de Dios a través de Su Palabra. En esta sección, (1) empezarás abriendo tu corazón a Dios. Luego (2) anotarás verdades del pasaje, (3) reflexionarás sobre cómo tu corazón lucha por recibir esas verdades, (4) verás cómo Dios habla directamente a tu historia, luchas y temas, y
(5) sentirás cómo te invita a confiar en Él y obedecerlo para que puedas amarlo a Él y a los demás.
Mira hacia delante: (5 minutos). Cada persona compartirá cómo intentará vivir de manera diferente durante la próxima semana al invertir tiempo y permanecer en la lectura de Su Palabra.
Oración: (5 minutos). Termina tu tiempo dando gracias a Dios mediante la oración, por Su fidelidad y el amor que has experimentado durante la lección y el tiempo en grupo pequeño. Pide a Su Espíritu que te capacite para poner en práctica lo que te está enseñando, de modo que puedas vivir y amar de manera diferente.
OBJETIVOS DEPENDIENTES DEL ESPÍRITU
Aunque Dios utilizará este estudio para abordar las luchas de tu vida, no lo veas como un recurso de autoayuda. Evita también la tentación de completarlo solo para obtener más información académica o para tachar una lista de discipulado. Más bien, aprovecha cada lección como una oportunidad para permanecer en el amor de Cristo a medida que conoces, oras y vives Su Palabra.
Tómate un momento para revisar estos objetivos dependientes del Espíritu. En oración, marca aquellos que anhelas que Dios cumpla en tu corazón y vida.
Reposa en Dios y encuentra descanso en Él.
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación.
Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi refugio, ¡jamás caeré! (Sal. 62:1, nvi).
Recuerda de dónde proceden tu ayuda y tu esperanza.
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra (Sal. 121:1-2).
Reinterpreta cómo ves tu historia y tus luchas a la luz de la historia de Dios.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef. 6:12).
Restaura tu alma mientras recibes consuelo de Dios y experimentas Su amor.
Jehová es mi pastor; nada me faltará; En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma (Sal. 23:1-3).
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios (2 Cor. 1:3-4).
Recupera la confianza en Dios.
Ahora bien, la fe es tener confianza en lo que esperamos, es tener certeza de lo que no vemos (Heb. 11:1, nvi).
¡Alabado sea el Señor !
¡Qué felices son los que temen al Señor y se deleitan en obedecer sus mandatos! A estas personas no las vencerán el mal. Los rectos se los recordará por mucho tiempo. Ellos no tienen miedo de malas noticias; confían plenamente en que el Señor los CUIDARÁ (Sal. 112:1, 6–7, ntv).
Reaviva tu amor por Dios y por los demás.
Jesús le contestó: «Debes amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente». Éste es el primer y más grande mandamiento. El segundo es igualmente importante: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Toda la Ley y todas las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos» (Mat. 22:37–40, ntv).
¿Cuántos de estos objetivos crees que Dios cumplirá durante tu viaje por Restaurados? Lo creas o no, Dios se deleita en hacer realidad cada uno de estos objetivos cada día mientras vives la vida con Él en Cristo.
SEMANA 1
REINTERPRETA LA REALIDAD A TRAVÉS DE LA CAÍDA
IDEA PRINCIPAL
Para comprender tu realidad, necesitas comprender las luchas comunes que forman parte de la vida en este mundo debido al pecado.
MIRA HACIA ATRÁS (15 minutos )
Antes de comenzar tu viaje a través de Restaurados, puede ser útil que te tomes un tiempo para reflexionar sobre tus cambios. Muchas personas se sorprenden al ver, después de Restaurados, las numerosas maneras en que Dios ha trabajado en sus vidas. Dedica unos minutos para orar y pídele a Dios que te muestre lo que desea que veas y comprendas durante este viaje. El Salmo 62:8 nos recuerda que Dios es nuestro refugio y que podemos derramar nuestro corazón ante Él.
¿Qué aspecto de tu vida te causa más preocupación, es persistente o doloroso? Tómate un momento para pensar lo que ocupa tu corazón y tu mente. Puede ser que estés recordando algo del pasado, ansioso por algo del presente o inquieto por algo del futuro. Escribe lo que te venga a la mente.
¿Qué ocurre en tu corazón y en tu alma? Puedes responder a esto reflexionando sobre tus pensamientos, emociones y deseos relacionados con tu situación actual.
• Mis pensamientos (¿En qué pienso continuamente o qué me quita el sueño?).
• Mis emociones (¿Qué siento o experimento en mi corazón y en mi alma?).
• Mis deseos (¿Qué deseo o anhelo?).
¿Qué ocurre en tu cuerpo? Tu realidad afecta tanto a tu cuerpo como a tu alma. Puede que tu respiración, sueño, alimentación, tensión, dolores de cabeza, presión sanguínea, etc. se vean afectados por lo que te está pasando.
¿Cómo influye tu situación actual en tu relación con los demás? Tal vez te sientas retraído o tiendes a culpar a otros. Puede que te cueste confiar, amar y perdonar a los demás.
¿Cómo influye tu situación actual en tu relación con Dios? Puede que sientas que Dios está distante. Quizás estés pasando por una etapa de sequía espiritual mientras luchas por amar, confiar y obedecer a Dios.
¿Qué esperas experimentar o conseguir a través de Restaurados?
EL TRASFONDO DE NUESTRAS LUCHAS COMUNES
(10 minutos: Leer en grupo en voz alta)
La vida es difícil. El trabajo puede parecer exigente e insatisfactorio. La vida familiar puede ser agotadora. Criar a los hijos requiere todo lo que podemos ofrecer. El dinero parece escaso. Mantener vivo un matrimonio es algo que hay que trabajar. Los amigos y los familiares nos fallan y nos hacen daño. Las circunstancias difíciles y las relaciones problemáticas hacen que la vida sea una lucha. No es casualidad que Pablo describa nuestra vida como una batalla de la fe (1 Tim. 6:12).
Para complicar las cosas, tu historia y tus luchas son únicas. Tienes un ADN único. Tu vida no puede ser vivida por nadie más. Solo tú has pasado por el dolor y la oscuridad de tu propia historia.
Sin embargo, tu historia también tiene otros aspectos comunes. Como toda persona humana, estás hecho a imagen de Dios, y formas parte de Su historia. Lo creas o no, las luchas que enfrentas también las experimentan otras personas. Incluso las tentaciones que enfrentas no son únicas. Otros también las experimentan. Pablo nos recuerda: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana» (1 Cor. 10:13).
Nuestras luchas comunes tienen sus raíces en el primer pecado de la humanidad.
La historia de Dios, y en particular la parte de la historia de Dios de Génesis 3 que leerás a continuación, te ayudará a replantear cómo ves y experimentas tus propias batallas. Serás más consciente de las luchas comunes de tu corazón y de tu alma, y empezarás a descansar al descubrir
que todas las personas luchan de manera similar, quizás por primera vez te daras cuenta que no estás solo.
Más adelante, en Restaurados, explorarás con más detalle la historia a la que nos referimos como la caída, pero por ahora recuerda que la caída se produjo cuando el primer hombre y la primera mujer introdujeron el pecado en el mundo al elegir no confiar en Dios ni obedecerlo. A partir de ese momento, toda la humanidad se ha enfrentado a algunas luchas comunes. Las luchas comunes simplemente describen cómo respondemos al mal cuando vivimos en un mundo caído. Estas luchas no son una mera reacción pasiva, sino que también pueden ser una respuesta activa que nacen en nuestros pensamientos, emociones y deseos. Dios nos creó para relacionarnos y responder a las personas y circunstancias que nos rodean. Veamos cómo surgieron estas luchas comunes en torno a la rebelión de Adán y Eva contra Dios. Mientras recorremos el relato de la caída, por un lado mira a Adán y Eva, y en cómo puedes ver esas mismas luchas en tu propia vida.
Luchas comunes vistas en la historia de la caída
Dios creó a Adán y Eva y les dio total libertad para vivir una vida abundante en Su presencia y gozar de todas las provisiones en el jardín del Edén. Dios solo les prohibió una cosa, pero ya sabemos lo que ocurrió después.
Fantasía (Gén. 3:1–6). Satanás, disfrazado de serpiente, tentó a Adán y Eva para que imaginaran una vida en la que pudieran ser como Dios y no tuvieran que obedecer la Palabra de Dios. La serpiente engañó a Adán y Eva. Les engañó haciéndoles creer que, cuando Dios les ordenó que no comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal, les estaba apartando de una vida mejor. Fantaseaban sobre la bondad y la sabiduría de manera contraria a Dios y a Su Palabra. Fantasear es negarse a aceptar o abordar tu situación real, y buscar en su lugar una realidad diferente que te ofrezca una escapatoria o esperanza imaginarias.
Culpabilidad (v. 7). En cuanto Adán y Eva rechazaron a Dios y a Su mandato al comer del fruto prohibido, se sintieron culpables.
Habían rechazado la Palabra de Dios y desobedecido Su voluntad. La culpa es el dolor que te produce algo que has hecho mal.
Vergüenza (v. 7). Adán y Eva también sintieron que algo iba mal en ellos. Experimentaron vergüenza y pudor por su pecaminosidad. La vergüenza es un dolor que proviene de quién eres o de quién crees que eres.
Temor (vv. 8–10). Adán y Eva oyeron pronto a Dios caminando por el jardín. Dios les gritó: «¿Dónde están?». ¿Cómo respondieron?
En lugar de seguir la voluntad de Dios como se les había ordenado, se escondieron de Él porque tenían miedo. El miedo es una anticipación ansiosa de algo que se percibe como amenazador o peligroso. Debido a su culpabilidad ante Dios, Adán y Eva miraron a su amoroso Creador como una amenaza para sus vidas.
Ira (vv. 11–13). Cuando Dios preguntó a Adán y Eva qué ocurría, él respondió con culpa y amargura: «La mujer que me diste me obligó a hacerlo». La ira es un fuerte sentimiento de desagrado u hostilidad en respuesta a alguien o algo que se opone a lo que valoras. La ira fluye cuando nos disgustan las personas (Dios, uno mismo, los demás) o las circunstancias de nuestra vida. Adán y Eva se enfurecieron cuando Dios los persiguió, culpando a Dios y a los demás de su propio pecado.
Tristeza (vv. 16–24). Adán y Eva sintieron dolor y vergüenza debido a su culpa ante Dios y al juicio que Dios pronunció sobre ellos. Sintieron gran tristeza cuando fueron expulsados del jardín. El dolor es una profunda tristeza o desesperación, que suele ser consecuencia de una pérdida. Como consecuencia de sus elecciones pecaminosas, Adán y Eva ya no pudieron habitar en la presencia de Dios. Fue una pérdida inmensa.
Las luchas comunes no deben tomarse como pecados. Jesús mismo enfrentó algunas de las luchas comunes en Su vida terrenal, y estaba libre de pecado. Sin embargo, las luchas comunes se vuelven pecaminosas cuando nos impulsan a vivir alejados de la fe, y cuando dan lugar a la preocupación por nosotros mismos más que a amar a Dios y a los demás. Las luchas comunes se vuelven pecaminosas cuando son más importantes que Dios y nos llevan a vivir de manera contraria a cómo Dios nos creó para vivir.
Las luchas comunes coexisten y se juntan
Es importante comprender cómo se manifiestan las luchas comunes en tu corazón y en tu alma. Piensa en un iceberg. Lo que ves por encima de la superficie del agua es solo una pequeña parte de lo que hay realmente. Del mismo modo, las dificultades a las que te enfrentas en tu vida diaria pueden ser una extensión de las luchas comunes que hay bajo la superficie. Cuando tus luchas comunes dominan tu vida, pueden causar estragos en tu corazón y en tu alma, afectando a tu relación con Dios y con los demás.
ANSIEDAD
DEPRESIÓN
ADICCIONES
SOLEDAD
CONFLICTOS MATRIMONIALES
AUTOLESIÓN
PORNOGRAFÍA
ABUSO
VERGÜENZA
FANTASÍA MIEDO IRA TRISTEZA CULPA
También es importante saber que las luchas comunes no vienen solas o como resultado de un estilo de vida. No podemos trazar una línea recta del miedo a la ansiedad o de la ira al maltrato. Por el contrario, las luchas se combinan unas con otras para producir uno o más problemas. Podemos pensar que las luchas diarias son como los colores primarios. Puedes crear cualquier tono de color a partir de varias combinaciones del rojo, azul y amarillo. De modo similar, los problemas de tu vida pueden tener su origen en una combinación de las luchas comunes. Por ejemplo, tu tristeza y tu vergüenza pueden producir soledad, depresión y adicción. Los problemas matrimoniales de una pareja pueden estar impulsados principalmente por la fantasía y la ira de uno de los cónyuges y por la vergüenza y el miedo del otro.
Las luchas comunes conducen a luchas relacionales Estas luchas comunes pueden abrumar tu alma e influir en tu manera de relacionarte con Dios y con los demás. Considera algunas de tus posibles luchas relacionales:
• Una lucha con la fantasía puede alimentar el descontento con tu cónyuge. Puede llevarte a escapar de la realidad y de tus responsabilidades mediante alguna manera de distracción o la droga que elijas.
• La lucha contra la culpa puede paralizarte por el arrepentimiento. Centrarte en lo que podrías haber hecho y el castigarte por no haberlo hecho mejor te roba el gozo.
• La lucha contra la vergüenza puede hacer que te alejes de Dios y de los demás porque te sientes indigno, incompetente o fracasado.
• La lucha contra el miedo puede dejarte ansioso y paranoico. Puedes tener miedo de decir o hacer algo mal. Puedes tener miedo de que los demás conozcan tu verdadero yo.
• La lucha contra la ira puede herir a las personas que quieres. La ira mantiene alejados a los demás.
• Una lucha con la tristeza puede mantenerte viviendo en el pasado, impedirte disfrutar del presente o robarte cualquier deseo de vivir en el futuro.
Las luchas comunes pueden conducir a la ruptura relacional. Aunque así sea, el simple hecho de que estas luchas sean comunes a la humanidad debería darnos esperanza. Las luchas comunes no toman a Dios por sorpresa. Como dijo el sabio: «La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada realmente nuevo bajo el sol» (Ecl. 1:9, ntv). La historia de Dios aborda todas las luchas comunes. Cuando te enfrentes a la fantasía, la vergüenza, el miedo, la culpa, la ira y la tristeza, puedes saber que no estás solo. Dios conoce tus problemas. Está contigo en ellos, y tiene un plan para utilizarlos y hacer que te asemejes más a Cristo. Y lo que es más importante, Dios te ha dado a Su Hijo para que sea tu refugio y tu esperanza en medio de todas estas luchas.
ACTIVIDADES DE REFLEXIÓN (20 minutos)
Aquí tienes una selección de preguntas y actividades diseñadas para ayudarte a reflexionar profundamente en las verdades presentadas en esta lección. Escribe tus respuestas y reflexiones antes de la reunión de grupo y prepárate para dialogar juntos.
1. ¿Qué luchas comunes puedes identificar en tu corazón y en tu vida? Marca todas las que correspondan en la lista que aparece a continuación. No te sorprendas si encuentras más de una lucha presente.
r Fantasía: Puedes luchar contra el descontento y depositar tu esperanza en «lo que vendrá». Puede que evites los conflictos o las situaciones dolorosas, que sueñes con distintas maneras en que la vida puede ser mejor, o que busques escapar de la realidad a través del trabajo, los videojuegos, las aficiones, la bebida o las drogas.
r Culpabilidad: Puedes luchar con un sentimiento de arrepentimiento, de que deberías o podrías haber hecho las cosas de otra manera. Puede que te cueste perdonarte por lo que has hecho. También puedes luchar contra la idea de que no puedes hacer nada bien o de que siempre metes la pata y tomas decisiones equivocadas.
r Vergüenza: Puede que te sientas diferente de los demás. Puedes luchar con la sensación de que nunca serás lo bastante bueno,
de que no vales ni tienes valor. Puedes sentirte poco querido o pensar que no mereces que te quieran.
r Miedo: Puedes temer que Dios no está contento contigo. Puedes pensar que necesitas ganarte Su amor o creer que te condenará a pesar de que hayas confiado en Cristo. Puede que tengas miedo de lo que los demás piensen de ti, preocupado porque, si conocieran tu verdadero yo, te rechazarían. Puede que te encuentres lleno de ansiedad o preocupación, obsesionándote constantemente con los peores escenarios.
r Ira: Puede que estés lleno de amargura hacia quienes te han hecho daño, te han olvidado o no han cumplido tus expectativas. Puede que te encuentres juzgando y culpando a los demás. Puede que seas cínico o sarcástico con los demás, incluso con Dios, porque la vida no ha resultado como habías previsto o esperado.
r Tristeza: Puede que te estés consumiendo en la desesperación, convencido de que tus circunstancias nunca cambiarán. Puede que te desesperes y pienses que Dios no se preocupa por ti. Quizá pienses que tus oraciones sin respuesta demuestran que Dios no se preocupa por ti. Puede que te llenes de tristeza al reflexionar sobre lo que nunca será o lo que debería haber sido. Tu tristeza puede ser abrumadora al enfrentarte a la pérdida de un ser querido o de un sueño anhelado.
No te sientas abrumado si te identificas con muchas o incluso con todas estas luchas comunes. La mayoría de la gente se encuentra en la misma situación. No estás solo.
2. Escribe algunas de las dificultades específicas a las que te enfrentas en tu vida cotidiana en este momento. ¿Eres capaz de verlas como una prolongación de las luchas comunes?
3. Al considerar cómo tus problemas pueden estar enraizados en las luchas comunes que todos afrontamos como consecuencia del primer pecado de la humanidad, ¿te sientes más ansioso o más aliviado? Anota algunos pensamientos que te vengan a la mente, o escribe una oración a Dios.
4. Guion gráfico: Tómate un momento para reflexionar y, a continuación, anota un breve resumen de lo que Dios te está enseñando a través de esta lección. Anótalo al principio de tu guion gráfico, que encontrarás a partir de la página 184. El guion gráfico te permitirá ver cómo actúa Dios en ti a través de cada lección. Podrás ver las maneras sutiles pero significativas en que Dios está redimiendo tu historia a lo largo de tu viaje en Restaurados.
LEE Y MEDITA GÉNESIS 3
(15 minutos de reflexión personal, seguidos de 20 minutos de diálogo en grupo)
Aquí es donde te acercas a Dios a través de Su Palabra. En cada sección «Lee y medita», leerás un pasaje bíblico y reflexionarás sobre lo que Dios dice que es verdad. Tu propósito es mirar más allá de tus luchas diarias, para que veas y creas en la grandeza de Dios y lo sigas.