MÉXICO, SU CULTURA COMO SEGURIDAD…
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Este ensayo busca a través de la historia de la cultura mexicana y su gran riqueza, entender cómo fue su desarrollo. Para después comprender de qué manera puede contribuir con la seguridad nacional. Esto al analizar como en los últimos años la seguridad se convirtió en tema de actualidad.
"Educar quiere decir fortificar."
Dando paso así a una reflexión profunda de cómo ambos temas se entremezclan y dan fruto a una nueva combinación dentro de la política exterior.
Justo Sierra
Que se convierte en instrumento clave y poco utilizado para el beneficio de México.
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN HISTORIA CULTURAL MEXICANA SEGURIDAD NACIONAL CULTURA Y SEGURIDAD CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA
GOBIERNO Y POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO
ENSAYO FINAL
LIGIA IBARRA GONZÁLEZ
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MÉXICO, SU CULTURA COMO SEGURIDAD… INTRODUCCIÓN
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ás allá de los límites de las naciones se encuentran tradiciones y costumbres que separan y unen a los pueblos. Que les confieren características especiales que no se deben quedar arrinconadas y limitadas por las fronteras.
La cultura debe servir de lazo de unión para los pueblos, sin importar las diferencias que existan, por el contrario esas diferencias son las que enriquecen y aportan a la diversidad, además de contribuir a crear nuevos valores basados en la tolerancia. México no es la excepción en contar con una cultura milenaria, beneficiada por la mezcla de dos culturas históricas; la indígena y la hispana, haciéndola un crisol de colores, sonidos, olores, sabores y texturas. Es esta cultura la que actualmente puede ser utilizada, a la vez que rescatada del olvido para ayudar en la lucha contra la inseguridad, para constituirla como el pilar que le dé una esperanza en medio de la violencia y el miedo al pueblo mexicano.
HISTORIA CULTURAL MEXICANA La historia mexicana se remonta a un periodo ya muy distante de nuestros días; es tanto lo que se puede contar y analizar que muchas serían las páginas necesarias para lograrlo. Desde la ya lejana época prehispánica, pasando por la colonización española hasta nuestros días. La época prehispánica nos recuerda a nuestros antepasados indígenas, desde los guerreros aztecas, pasando por el gran desarrollo científico de los mayas, la arquitectura de los zapotecas, la brillantez del pueblo totonaca, sin olvidar a los rarámuris, los huicholes, los nahuas, los otomíes y tantos grupos valiosos que le han dado un sello único a México. Es así como ésta vasta gama de pueblos, tan parecidos y a la vez tan diferentes le dan una sello a los mexicanos, pero también los constriñen a una lucha interna para definir su identidad; pueblo indígena, mestizo o ambos… Este gran aporte cultural de los pueblos indígenas se vuelve borroso durante la época colonial, los conquistadores españoles buscaron a cualquier precio suprimirlo, enterrarlo en lo más profundo de 4
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las selvas y los bosques. Que no surgiera su recuerdo en la mente del pueblo mexicano que era adoctrinado bajo la religión católica y las costumbres españolas, que se quedara guardado en las leyendas y que el tiempo lo convirtiera en mitos. Así la conquista llega y “civiliza” al pueblo mexicano, le obliga a adoptar una nueva identidad, la cual se mezcla con la anterior, lo confunde y lo hace perder su centro de referencia; sus dioses, sobre los cuales giraba su vida y su existencia, son eliminados de golpe, ya no existe el dios del agua, o la diosa de la luna, o el dios sol o el de la tormenta, todos fueron sustituidos por un dios que no se identificaba con ellos, uno que no tenía la piel de su color. Pero si el colonialismo sepultó por siglos la cultura indígena y también trajo consigo una serie de costumbres ricas y diferentes; las fiestas religiosas católicas, las grandes iglesias y catedrales, plazas, palacios municipales y una nueva cultura. Llena de letras y sonidos extraños, pero mágicos; instrumentos musicales nunca antes escuchados, libros y representaciones teatrales, cantos y pinturas, esculturas y poesía. Aunque la fuerza de la cultura indígena fue como la humedad, apareciendo de donde se le había quitado y penetrando poco a poco, a la vez que se abría paso a través de las nuevas costumbres. Es así como surge una nueva cultura, una mezcla de lo indígena con lo español, la que da lugar a una cultura mestiza, la cual le da una riqueza única a México. Así se desplaza México en el tiempo a través de un conjunto de memorias que se entrelazan y dan vida a esta nueva nación, que sigue buscando su identidad. Pasa la etapa de la independencia y con ella una serie de conflictos que van mermando a la cultura, se vuelve por un siglo en un tema de segunda importancia para muchos. La estabilidad y legitimidad del país toman control del quehacer domestico, dejan de lado el valor de la educación y el desarrollo de la cultura. Sólo pocos siguen luchando por darle a la enseñanza el realce que se merece, pero sus esfuerzos se ven aplastados ante la necesidad de consolidar un gobierno, de crear leyes para todos y de unir en un Estado al pueblo mexicano. Con esto se puede ver como las etapas prehispánica y de colonización dieron rumbo a la identidad actual de los mexicanos; una identidad que se ha visto envuelta en grandes debates a partir del siglo
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XX. Lo que ha llevado incluso a una división en la nación, aunque esta confrontación va más allá de cuestiones étnicas y culturales, por lo menos en la actualidad. Lo único cierto es que la cultura mexicana es una gama enorme de sonidos, colores, texturas, sabores, olores, cantos, pinturas, paisajes, monumentos… que nos llevan por un viaje sin paralelo a través de la historia, dándole a la experiencia un carácter sublime, que le confiere al país su forma singular de observar, representar, compartir y enseñar sus costumbres al mismo tiempo que fortalece sus tradiciones. Precisamente este pasado cultural es el que da pie a un gran intento de reforma en el siglo XX, primero con la instauración de la educación pública por parte de Justo Sierra y después con la reforma educativa más grande y controvertida de la historia moderna de México con José Vasconcelos. Con Vasconcelos en 1921 se inicia una cruzada por la educación en México, la cual vislumbra no únicamente llevar conocimiento a más personas, sino el intento de llevarlo a todas. Se busca crear infraestructura acompañada de una educación igualitaria. Era creer que esta época es como nos dice Enrique Florescano fuera: “La confirmación de que los mexicanos podían pensar y realizar empresas de este tamaño…” (Florescano, 2006 , pág. 344) Con una idea adelantada a su tiempo ve en la integración cultural un medio para que la nación avance, además de darle un lugar importante a la mujer como ser humano productivo y capaz de hacer una labor por su nación. Vasconcelos veía a la universidad no sólo como centro de estudio, sino con la obligación de ir mucho más allá, de ser un lugar que creara conocimiento y donde la investigación fuera primordial. Además de convertirse en: “…centro rector de la investigación y creación de conocimientos sin cortapisas…” (Florescano, 2006, pág. 308). Otro aspecto básico era que la cultura o arte iba de la mano con la educación, no debían estar separadas. Además de que aprovecha la coyuntura y el contexto histórico que marca la Revolución mexicana para poder hacer cambios y que la población oprimida los aceptara, como confirma Florescano: “…Vasconcelos se distinguió por tener el apoyo del Estado”. (Florescano, 2006, pág. 302).
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Pero es aquí donde se cuestionan muchas de sus estrategias y planes, como se lo menciona al decir que la labor del maestro rural era: “…la salvación de la pequeña comunidad indígena…” (Florescano, 2006, pág. 350), lo que confirma que se le ve al indígena como un ser necesitado de ser protegido y civilizado. Como si el indígena necesitara cambiar sus enseñanzas de siglos por la educación “revolucionaria” para superarse, una actitud completamente soberbia por parte de los reformadores educativos. Como si estos cambios después de 100 años realmente hubieran sacado de la miseria a los indígenas. Con él llegan una serie de personajes dentro de la cultura mexicana, en una época en que se destaca la cantidad, pero sobre todo la calidad de estos. Aunque con una perspectiva muy debatible al basarse en una ideología de izquierda o marxista y antiestadounidense, que es el reflejo de una generación de intelectuales de la época y no del sentir de la nación. Un nacionalismo mal entendido, si se buscaba darle unidad a la nación y crearle una nueva identidad, la idea de cambiar al indígena nunca debió ser incluida. Se aprecia un conjunto de brillantes pensadores, que explotaron sus habilidades para expresarse a través de las distintas expresiones artísticas, pero siempre anteponiendo ideologías personales, el pueblo mexicano no odiaba a los estadounidenses como lo hacia este grupo, a quien se le culpaba de los problemas era a los caciques, a los malos gobernantes y hasta los españoles que se robaron gran parte de la riqueza de los indígenas. Esto lo confirma Abelardo Rodríguez Sumano al decirnos que en México se sigue: “una política ambivalente bajo la bandera del nacionalismo y el reproche hacia su vecino del Norte…” (Rodríguez, 2009, pág. 39). Cabría entonces cuestionarse la razón para imprimir en los murales ese sentimiento anti-yanqui, la creación de un enemigo común para culparlo de todo los males del país. Esto es claro al leer: “Rivera hizo pública su adhesión al pensamiento de Carlos Marx…”. (Florescano, 2006, pág. 338). Así un sinnúmero de murales causan controversia por los temas tocados, pero de igual manera representaron la historia de México, un cambio a partir de la Revolución Mexicana, la nueva corriente de pensamiento que nace con la lucha armada de una nación. Aunque es obvio que no todo fue negativo se le dio reconocimiento a lo nacional, lo que identifica al pueblo y lo intenta unir. Se le otorgó un apoyo real a las artesanías mexicanas y a las artes populares,
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pero sobre todo el darlas a conocer. Y con esto la Secretaría de Educación Pública (SEP) se convierte en guardián y benefactor de la cultura tradicional mexicana. Así el arte de ésta generación representa la nueva manera de un pueblo de expresarse, de dar a conocer no solamente su historia, sino sus “entrañas” más profundas, sus odios, sus miedos, sus deseos y sus anhelos. Expresan los sentimientos de un pueblo, destacando la manera en que el mexicano se burla de las desgracias y encara la vida con alegría. A partir de esta época son pocos los esfuerzos magnos que se han hecho para darle a la cultura un impulso total, se realizan eventos, exposiciones, conciertos, etc., pero esto no ha sido suficiente para estimular el talento creativo de los mexicanos, por el contrario las necesidades económicas apagan los sueños de los artistas. Se puede culpar al pueblo mexicano del poco interés que tiene por la cultura, pero la realidad es que tampoco el gobierno y los miles de funcionarios que ha pasado por sus oficinas de todos los niveles, se encuentran interesados o han priorizado las necesidades educativas y culturales de la gente. El pueblo tiene hambre de conocimiento, lo denotan las exposiciones que se hacen en plazas públicas y que son admiradas por el mexicano común y corriente, sólo hay que llevarle la cultura y la ciencia a donde puedan asistir, sin tanto esplendor y requisito.
SEGURIDAD NACIONAL El tema de seguridad nacional se ha vuelto importante y recurrente en los últimos años para los mexicanos. Pero durante muchas décadas no lo fue, México siempre ha estado al cobijo y resguardo de los Estados Unidos, nadie puede hasta la fecha pensar que algún país pueda ser tan osado como para atacar a los mexicanos. Así a través del siglo XX la seguridad fue una situación que pasaba desapercibida como lo menciona Arturo Sotomayor al referirse a la labor de las fuerzas armadas mexicanas: “en México las fuerzas armadas, en especial el ejército, han sido utilizadas para una plétora de actividades, aunque la defensa no ha sido la misión primordial.” (Sotomayor, 2009, pág. 215).
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Y para que adiestrar las fuerzas armadas en la defensa de la soberanía nacional, cuando por casi un siglo esta no ha sido amenazada. Es a partir del surgimiento de pequeños grupos guerrilleros, pero sobre todo del narcotráfico que se comienza a hablar del tema de seguridad, no lo fue por los ataques del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, difícilmente se le ve como un hecho que se pudiera repetir en suelo nacional, sino como un acontecimiento muy debatible como resultado de la política estadounidense. Tampoco lo ha sido el problema de migración, el imaginar que esto se pueda convertir en una complicación mayor y atentar contra la seguridad nacional suena fantasioso, el decir que los 400 o 500 migrantes que fallecen cada año al cruzar la frontera norte es darle una relevancia que no se la ha dado el gobierno en los últimos 30 años. Un caos sería para México que le regresaran a todos los inmigrantes ilegales o que no se dejara que enviaran ya más las remesas, situaciones ambas que son muy poco probables, así que la migración no ubicó el tema de la seguridad en la agenda. Entonces regresando a los temas importantes; grupos guerrilleros y narcotráfico, aparece realmente ahora si el argumento de la seguridad nacional. México se ha caracterizado por la falta de planes y estrategias en todos los ámbitos de política pública, por lo que la seguridad no es la excepción, como es costumbre la característica es solucionar las dificultades y no preverlas como nos dice Abelardo Rodríguez: “Gracias a la impunidad y a la corrupción, el gobierno mexicano extravió la posibilidad de anticipar problemas.” (Rodríguez, 2009, pág. 40). México ante la nula necesidad de un plan de seguridad nacional se vio envuelta en una serie de intentos desastrosos por ponerse de acuerdo, así lo destaca Abelardo Rodríguez: “…la resistencia al cambio se agudizó cuando se promovió la reforma y se intentó introducir una visión de Estado en la seguridad nacional.” (Rodríguez, 2009, pág. 40). Sin una definición clara de lo que es la seguridad y como realizar un plan nacional, los grupos del crimen organizado aprovecharon la coyuntura para afianzar y extender sus posiciones. De la tan sonada transición democrática y una política ambivalente en el sexenio de Vicente Fox, se entra a un nuevo régimen cuestionado por la falta de claridad después de unas elecciones controversiales. Esto no abona para que las instituciones del país retomen fuerza y confianza en la sociedad mexicana, por el contrario se les cuestiona con cada decisión tomada.
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Ante el asombro de muchos el nuevo presidente se embarga en una misión al estilo Hollywood, sin una táctica definida, con mucha publicidad y sacando después de muchas décadas a las fuerzas armadas a las calles para una lucha cuerpo a cuerpo en contra del ”narco”. El resultado más visible es una escalada de violencia en muchas ciudades, en especial cerca de la frontera Norte; secuestro, tortura y violentos asesinatos son noticia recurrente a lo largo y ancho del país. Así: “…dentro y fuera del Ejecutivo Federal no existe una idea precisa y compartida acerca de qué es, para qué es y cuándo se debe evocar a la seguridad nacional.” (Rodríguez, 2009, pág. 42). Pero si parece ahora urgente hacerlo, ante los continuos ataques de la prensa internacional, sobre la falta de seguridad, el cuestionamiento continuo de los Estados Unidos acerca de la filtración del narcotráfico en todos los niveles de gobierno y en especial el reclamo de la sociedad sobre la escasez de resultados positivos, se convierte en urgente idear y organizar una estrategia que reconozca amenazas y debilidades y rescate fortalezas y oportunidades. Donde una de las grandes fortalezas y que ha sido muy poco empleada es la CULTURA.
CULTURA Y SEGURIDAD Mucho se habla del poder blando, de la posibilidad por otros medios que no tienen nada que ver con las capacidades militares o económicas, lograr persuadir a otros actores para que realicen ciertas acciones o para llegar a acuerdos, quizás uno de los más importantes y a la vez más olvidados en México son: la cultura, valores e instituciones que estimulan el asombro y respeto en otras culturas alrededor del planeta. Si aprovecha la cultura milenaria mexicana como instrumento de la política exterior mexicana, puede resultar en una forma de contrarrestar los problemas de seguridad, a la vez que se mejore la imagen del país. Como lo afirma el ex canciller Jorge Castañeda al hablar sobre México: “…construir una imagen de un país seguro, honesto y en paz” (Castañeda, 2000, pág. 335). Donde el primer paso debe de ser: “…reconocer la realidad para empezar realmente a transformarla…” (Castañeda, 2000, pág. 335) y teniendo esto como base iniciar un gran esfuerzo al estilo de Vasconcelos, pero ahora con el fin de cambiar la imagen de México y sacarle provecho.
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Entender que la cultura es: “…un pilar de la política exterior y una tarea fundamental de Estado” (Cesar Villanueva, 2009, pág. 14), que se debe ver que la diplomacia reside como: “…un dialogo entre culturas.” (Jorge A. Lozoya, 2009, pág. 257). No se podría haber dicho mejor que como la establece Cesar Villanueva al comentar que: “…uno de los objetivos de la política exterior es el fortalecimiento y la consolidación de una imagen de México positiva y diversa” (Villanueva, 2009, 253). Si todo esto se puede conjuntar, se podría al menos mitigar el pobre perfil que se da al exterior, para con esto recuperar el turismo que se ha perdido y en especial las inversiones por la inseguridad. Buscar ayuda de los estadounidenses para compaginar el esfuerzo contra el narcotráfico y la entrada de armas al país, haciéndoles comprender que los mexicanos pueden ofrecer no solo violencia, drogas y secuestros, sino por el contrario una nación llena de sabiduría, historia y tradiciones. En la cual la educación puede hacer que se supere una etapa turbulenta de terror, que ha invadido las calles, esto a través de una recuperación de valores y la concientización de que es un problema de todos; sociedad y autoridades. Pero el cambio debe de ser resultado de un consenso general, no de decisiones unilaterales, para que los triunfos y fracasos en el camino se compartan. Que lleve a la cultura a convertirse en un gran pilar para la seguridad nacional, aportándole los elementos necesarios para revertir la situación actual.
CONCLUSIONES Como se aprecia la situación de México frente al mundo es complicada, se tiene por un lado una terrible imagen con violencia, narcotráfico, secuestros e inseguridad y por el otro un pasado cultural histórico impactante y rico. Si a esto se le agrega una serie de gobiernos que difícilmente muestran consistencia en sus políticas públicas, donde las prioridades varían de acuerdo a los antojos y caprichos de los gobernantes. Resulta en una política exterior sin rumbo, sin una meta definida y en especial condicionada a la guía de un Canciller, que lo mismo puede “intentar” trabajar, que perderse en la burocracia política.
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Algunas de las posibles soluciones para cambiar la situación de México podrían ser: Definir un plan de trabajo que implique la participación de autoridades y sociedad civil. Concretar el plan nacional de seguridad. Escoger los mejores elementos para que representen en el exterior al país. Implementar programas culturales a partir de la identificación de nichos de mercado. Mejorar mecanismos anticorrupción. Impulsar proyectos humanitarios a nivel mundial. Participación activa en los organismos internacionales. Promover al país por sus capacidades culturales mediante eventos, exposiciones y ferias. Realizar acuerdos de intercambio y colaboración buscando el beneficio de México. Incrementar la movilidad estudiantil a nivel internacional. Utilizar adecuadamente los recursos en pro del desarrollo cultural y la imagen del país. Explotar la ayuda de organismos como la UNESCO y el Patrimonio Mundial. Educar a las nuevas generaciones con valores y fomentarles el orgullo por el país. Realizar campañas para dar a conocer los sitios históricos y turísticos.
En resumen cumplir con la famosa frase de Felipe Calderón de: “Más México en el mundo y más mundo en México”
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MÉXICO, SU CULTURA COMO SEGURIDAD… BIBLIOGRAFÍA Castañeda G. Jorge, “Apuntes de Política Exterior para el gobierno de Vicente Fox 2000-2006” en Carlos Elizondo y Luis Maira, Chile-México Dos Transiciones Frente a Frente, CIDE-GRIGALBO, 2000, p.333-378 Calderón Hinojosa, Felipe, “La guerra al crimen organizado”, en Benítez Manaut, Raúl, Rodríguez Sumano Abelardo, Rodríguez Armando Luna, Atlas de la Seguridad y la Defensa de México, 2009 Colectivo de Análisis de la Seguridad y la Democracia, A.C., 2009 pp.17-21. Extraído el 12 de julio del 2009 disponible en: http://www.seguridadcondemocracia.org/atlas_2009/analisis_de_seguridad_1.pdf Calderón Hinojosa, Felipe, "Más México en el mundo y más mundo en México". Disponible el 19 de julio 2009 en: http://www.mexicodiplomatico.org/art_diplomatico_especial/mexico_mundo_exportacion.pdf Cruz Vázquez, Eduardo, “Sumas y restas de la diplomacia y la cooperación cultural mexicana(1998-2008). Revista Mexicana de Política Exterior, N.85, Febrero 2009 Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores pp.245-251. Fierro, Garza, Alberto, “La diplomacia cultural como instrumento privilegiado de la política exterior” Revista Mexicana de Política Exterior, N.85, Febrero 2009 Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores p.23-28 Florescano, Enrique, Imágenes de la Patria, Taurus, 2006, pp.301-405 Ortega Guerrero, Carlos, “La cultura como ámbito e instrumento de las relaciones internacionales de México” Revista Mexicana de Política Exterior, N.85, Febrero 2009 Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores pp.167-206 Rodríguez Sumano Abelardo, “México: ausencia de una política de Estado en la seguridad nacional” en Atlas de la Seguridad y la Defensa, pp.37-44. Extraído el 12 de julio del 2009 disponible en: http://www.seguridadcondemocracia.org/atlas_2009/poder_ejecutivo_2.pdf Sotomayor Arturo, “Seguridad, Defensa y Relaciones Internacionales en México” 2009 en Atlas de la Seguridad y la Defensa, pp.215-218. Extraído el 12 de julio del 2009 disponible en: http://www.seguridadcondemocracia.org/atlas_2009/dimension_internacional_9.pdf Villanueva, Rivas Cesar, “Las diplomacias pública y cultural: estrategias de inclusión y convergencia en el nuevo milenio” Revista Mexicana de Política Exterior, N.85, Febrero 2009 Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores, 7-21 “Cooperación y diplomacia cultural: experiencias y travesías” Revista Mexicana de Política Exterior, N.85, Febrero 2009 Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores p.253-267
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